El ser humano está continuamente indagando sobre las diferentes realidades de la
naturaleza, de las leyes que la rigen y determinan su desarrollo, de manera análoga sucede con la realidad social, de donde podemos ir determinando que cuando una sociedad comienza a manifestar ciertas características es síntoma que vendrá pronto un fuerte cambio para el bien de los miembros que la conforman o una fuerte crisis que lleva a una ruptura de esquemas, de normas, como de paradigmas que se fueron desarrollando por los mismo seres humanos
La búsqueda de la verdad del ser humano, llega al mismo punto de donde
comienza, nos preguntamos por qué estamos acá, somos el fruto del cambio, de la transformación, al encontramos en nosotros y en el entorno, y al descubrirla nos cuestionamos del porqué de este cambio constante, tendrá un fin, un hasta aquí, o será un continuo devenir. “el nacimiento de los fenómenos se explica por la unión temporal de los átomos y la muerte, por la separación de los mismo. De modo semejante, existen dos tipos de conocimiento: el conocimiento sensorial (doxa u opinión) nos permite conocer las cualidades de los objetos y fenómenos de la naturaleza, a partir de los órganos sensoriales: vista, oídos, olfatos, gusto y tacto; y el conocimiento racional (ciencia) como una forma mas sutil de conocer: el entender, y constituye un nivel superior y mas profundo de conocimiento, que complementa al conocimiento sensorial y nos permite comprender la verdadera realidad, que no es más que la unión del ser y el no-ser, es decir, los átomos y el vacío.” (Buch, S. R. M. (2008))
Cuando hablamos de la unidad de todo, lo relaciona con el fuego infinito, Heráclito
duda, de que exista algo para ser creado y lo que se crea no debe ser creado, sino que creación no tiene dueño, ni evolución, que ay existía, llamado para el un fuego infinito. nosotros como humanos le hemos dado protagonismo a los dioses, y hasta al mismo hombre. El “Logos” es para Heráclito lo único que da la “verdad”. La razón suprema que da la unidad. Solo el “Logos” es la verdad. para Heráclito es la premisa mayor de sus ideas, sobre como poder afrontar la verdad mediante la sabiduría, y las acciones del pensamiento humano. y en tu argumento sobre Heráclito, también lo tomo como afirmativo, al verlo como un toque de la palabra fe, siempre estamos en la búsqueda de lo que no conocemos, pero al final mediante las investigaciones y el cuestionamiento logramos obtener lo que no se veía. “el hombre puede llamarse niño en comparación con el ser divino (daimon), asi como el niño en comparación con el hombre. Es preciso saber que la guerra es común (a todos los seres), y la justicia es discordia, y todas las cosas se engendran por discordia y necesidad.” (Buch, S. R. M. (2008)) Todo tiene un inicio como todo tiene un final, el destino se da a partir de los patrones que uno le dé, o los rumbos mediante la experiencia y la vivencia vaya dando sus pasos. Mediante el mito buscaban dar razón a lo que no tiene razón, las historias de dioses y anécdotas que nos ayudan imaginarnos un mundo, o una realidad no verídica. ya como lo mencionaste filósofos como Hegel citaba el ser o no ser, encontrándose en la negatividad del ser. todavía nos preguntamos de dónde venimos, sin tener una razón concreta, y por cultura creyendo lo que la experiencia humana nos brinda mediante la razón y la cultura.
El ser humano es un ser que por naturaleza y esencia ha venido cambiando,
transformándose y adaptándose a las diferentes realidades que se le van presentando en su entorno, ya sea adverso o favorable para la consecución de sus metas u objetivos, por lo cual en esa transformación que muchas veces comienza en el interior de pensamiento, de su objetividad, de su racionalidad, también implica y conlleva una transformación de todo su entorno inmediato en el cual se ven inmiscuidos sus realidades materiales, sociales, políticas, económicas, familiares e incluso espirituales.
Concluyo con un cita de William Shakespeare, en su escrito de Hamlet, “¡Ser, o no
ser, es la cuestión!—¿Qué debe más dignamente optar el alma noble entre sufrir de la fortuna impía el porfiador rigor, o rebelarse contra un mar de desdichas, y afrontándolo desaparecer con ellas? Morir, dormir, no despertar más nunca, poder decir todo acabó; en un sueño sepultar para siempre los dolores del corazón, los mil y mil quebrantos que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiara concluir así! Morir... quedar dormidos... Dormir... tal vez soñar!—¡Ay! allí hay algo que detiene al mejor.”