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EL HOMBRE ANTE UN PROBLEMA:

¿QUIÈN SOY?

Al paso de los años se observa como las generaciones de personas van


manifestando que los tiempos van cambiando; el ser humano de ahorita se da
cuenta que su actualidad es muy diferente a años anteriores, hasta pareciera que
la vida transcurre más aprisa cada vez. El hombre actual tiene necesidades
diferentes a las que tenía tiempo atrás. La tecnología, la ciencia y la preocupación
por el futuro son elementos que tienen un papel importante en esta
transformación. Ante esto, pareciera que el individuo también se ha motorizado,
que va a la carrera a la par de los avances, sin embargo ya empieza a surgir en él
un agotamiento físico, mental y emocional que lo lleva impedir su desarrollo en sus
diferentes actividades.

Cada día existen más cursos, talleres, diplomados, disciplinas, terapias, etc.,
que invitan a la persona a centrarse en ella, a encontrarse consigo misma, a
identificar su ser y su hacer y encuentren una estabilidad personal. Así mismo, se
ve que las personas asisten a este tipo de eventos con un solo objetivo: querer
ser felices, vivir su vida de manera auténtica y esto solo tiene una causa: la
insatisfacción personal. ¿Pero que lo lleva a esta insatisfacción? ¿Cuándo se da
cuenta que el hombre de que no es feliz? ¿En qué momento le surge la duda
sobre su existencia y su identidad en la vida? Algunas de las ideas presentes en
este ensayo podrían hacer reflexionar sobre estas cuestiones y preguntarnos por
qué en ciertos momentos de la vida el ser humano experimenta crisis que tengan
que ver con la propia existencia.

Una de las principales causas que le genera al hombre confusión e


insatisfacción personal es la pérdida de la identidad de su ser, pues este ha
perdido el sentido de la existencia, de su propia esencia, y esto debido al no saber
cómo llegar exactamente a aquello que desea o aspira, la meta personal a la cual
quiere llegar: La felicidad. El hombre tiene tendencia a ser feliz a realizarse como
persona, sin embargo ha descuidado, o quizá no ha sabido encontrar el verdadero
objetivo de su vivir, llevándolo eso a preguntarse quién ¿Quién soy?

¿Cuál podrá ser la causa de esta insatisfacción? Pudiera ser que la vida tan
acelerada y automatizada en la que se ve inmerso en la actualidad el hombre es
un detonante que lo lleva a centrarse más en las acciones que tiene que cumplir
en la familia, en el trabajo, en la sociedad, que a disfrutar su vida accionando en
estos campos, siendo de esta manera que el propio hombre va generando esta
situación en el mismo. Gevaert (1976) dice: “No es en primer lugar el hombre el
que suscita problemas; es el propio hombre el que se hace problemático debido a
la vida y a la condición en que vive” (p14). El autor aquí nos lleva a reflexionar que
es el mismo hombre el que se pierde de su objetivo, es él mismo que se desvía de
aquello que lo hace feliz. Ahora me pregunto ¿Cómo es que se da esta confusión?
¿Qué es realmente lo que lleva al hombre a sentirse así?

Día con día la vida se vuelve más compleja, más difícil de vivir; problemas en el
trabajo, diferencias en las relaciones familiares, malos entendidos en la dinámica
de pareja, la rutina del día, la tarea de educar y socializar, etc. Todos estos
factores al no ser bien manejados por la persona, desencadenan un problema:
una serie de conflictos personales de los cuales en su mayoría de veces el ser
humano se vuelve preso de ellos, y es así como este se va envolviendo en una
desgastante enajenación que muchas de las veces no le permite ver con
claridad o pierde totalmente el sentido de la existencia y su realidad. Gevaert
(1976) afirma:

La mayor parte de las veces la problemática antropológica no surge ante una


contemplación serena. Muchos hombres viven absortos en sus empresas
exteriores o en la superficialidad de una vida de masa que se muestra poco
inclinada a la reflexión. Solamente entran dentro de sí en el choque con la
realidad, estos es, en la experiencia de la frustración, del fracaso o de la
derrota. (p15)

Cuando el hombre se enfrenta a la frustración y a la desilusión de aquello que


esperaba y no llegó o al dolor que le puede provocar una pérdida, viene entonces
un choque con la realidad, un confrontarse su propia vida y es en este momento
donde le surge la pregunta ¿Quién soy? ¿Cuál es el objetivo de vivir?, es en este
impacto cuando sale de la enajenación y en automático se cuestiona acerca de su
existir y de la misión que tiene en esta vida, siendo claro entonces que la
cotidianidad y la prisa de la vida no le permiten reflexionar sobre aquello que dice
desear.

Esta pérdida de identidad del hombre es algo que sucede de manera global,
pues en su mayoría, las personas refieren y manifiestan problemas que dicen les
impiden ser felices, pues viven inconscientemente sumergidos en la rutinaria
dinámica de la vida y dejándose llevar por las ocupaciones y tareas múltiples que
les toca desarrollar, actuando de manera robotizada, y es entonces cuando se
refleja un malestar emocional que aqueja toda la sociedad manifestándose en un
vacío existencial y aparece la falta de significado a la vida propia. Geavert (1976)
ya lo decía:

El hombre vive alienado, como número en medio de una gran masa


impersonal, que lo explota sin tener en cuenta sus problemas personales. O
bien corre detrás de valores engañosos, orquestados por una pérfida
publicidad, olvidándose de los verdaderos problemas. Y sucede que todo este
conjunto llega el momento en el que no solo no ofrece ninguna satisfacción,
sino que se hunde dejando aparecer el vacío y la nada. (p16)

Está visto que es entonces toda esta alienación humana que lleva al hombre a
experimentar el fracaso ante la vida, a sentirse insatisfecho personalmente, a no
encontrar el sentido de su existencia, naciendo por lo tanto en él, la necesidad de
preguntarse quién es y por qué motivo está aquí, siendo estas preguntas que
podrían impulsarlo a su autorrealización.

Podría concluir diciendo que el hombre es consciente de su proceso de


desarrollo de vida y esto lo hace responsable ante la forma en la que quiera vivir,
así como diseñar objetivos de vida enfocados a proyectos con aspiraciones y
metas propias, ante los cuales él mismo se sienta satisfecho. Sin embrago
asevero también que es inconsciente, pues el ritmo de vida con el cual se
desenvuelve y que día a día es más acelerado, lo hace olvidarse, o más bien ni lo
hace pensar en este tipo de situaciones encaminadas a la realización personal,
pues vive más bien ocupado en cumplir las exigencias y demandas que la
sociedad le va imponiendo.
BIBLIOGRAFÍA

Gevaert, J. (1976), El problema del hombre, España, Ediciones Sigueme.

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