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La colonia en América se inició con la conquista europea a partir del siglo XV, que impuso su moda

en ese lugar del mundo.

En pleno Renacimiento, se utilizaban atuendos lujosos y bordados. Los hombres usaban trajes
cortos, sombreros elegantes y zapatos con puntas. Las mujeres, usaban faldas que se ensanchan
hacia los pies, con grandes encajes, que incluían la camisa. Debajo de esta se usa un jubón, para
realzar el busto. Se utilizaban para su confección, la seda, la lana de oveja y las pieles.

Luego de la Revolución Industrial, la industria textil cobró gran auge. Hubo mayor producción de
telas, a precios accesibles.

Las ropas típicas masculinas, del antiguo régimen eran los pantalones cortos y ajustados, y las
prominentes pelucas. Los sans culottes de de la Revolución Francesa impusieron el pantalón largo
y dejaron de usarse las pelucas. Los nobles y burgueses, para sus reuniones sociales usaban frac, y
como ropa de calle, la levita, consistente en una chaqueta larga, ajustada al talle. Pegada al cuerpo
usaban camisas, de lienzo, más gruesas para diario y más finas, para vestir en grandes ocasiones.
Todo atuendo se acompañaba de bastón. La cabeza era cubierta con un sombrero de copa
redondeada, alto, y de alas abarquilladas, que en Argentina, Chile y Uruguay, recibió el nombre de
galera. Las medias se reemplazaron por botas.

Las pelucas también fueron abandonadas por las mujeres, que comenzaron a recoger sus cabellos,
adornándolos con alguna joya, cintas o con peinetas de carey o metal para sostener los rulos o
bucles. Estas peinetas fueron haciéndose más grandes hasta configurarse el peinetón. Sobre estos
elevados peinados, se colocaban cofias o mantillas. Sus vestidos eran vaporosos, de amplias faldas,
que aumentaban su volumen con el uso del miriñaque, una enagua sostenida por arcos metálicos,
que se colocaban debajo de la falda, y de talle alto. Las mujeres de la nobleza y la burguesía
usaban corsé, para estrechar su cintura.

Las mujeres del pueblo vestían simplemente faldas largas, blusas con altos cuellos, y como abrigo,
un mantón.

En las colonias, las familias más adineradas e influyentes, imitaron las costumbres y la moda
europea, adaptándolas a la idiosincrasia local, siendo la ropa uno de los modos de mostrar el
status social, al que la persona pertenecía..

Así, a mediados del siglo XVIII las damas de la colonia, pertenecientes a la elite, a la usanza
europea, cubrían su cuerpo con una camisa sumamente adornada con encajes, con mangas
amplias y volados, sujeta por un corcé, que estrechaba la cintura. Sobre ella se colocaba el jubón,
especie de chaleco, que llegaba con sus mangas hasta los codos, con amplio escote, y adherido al
cuerpo, destacando sus líneas. Sobre éste se colocaba la cotona, de tela transparente, que unía la
parte delantera y la trasera con cintas atadas.
Todavía para ser más suntuosa la vestimenta, se colocaban collares de perlas, muchas veces con el
símbolo de la cruz. Bajo la falda llevaban enaguas, a veces más de una o dos, con volados y
puntillas en la parte inferior, que se apreciaban al levantarse la pollera o faldellín, sumamente
adornada.

La última prenda que se destacaba sobre la pollera, era el delantal, muy trabajado, generalmente
en forma coincidente con los ornamentos de las mangas.

Toda la parte inferior del atuendo era levantada por el miriñaque. Sobre la cabeza y los hombros
lucían un manto o chal. El calzado era de tela muy fina, como sedas, con hebillas, y con detalles en
hilos de oro o plata. Las medias eran de seda, y llegaban hasta encima de las rodillas. Para
sostenerlas usaban porta ligas.

Los cabellos con rizos, bucles y/o trenzas se ornamentaban con cintas, alfileres de plata, flores
frescas y el peinetón, que sujetaba este elaborado peinado, que a su vez era sostenido por el
manto.

Los hombres también adoptaron la moda europea, a veces usando colores que mostraban su
filiación política. De todos modos, aunque recargada, las prendas masculinas permitían mayor
posibilidad de movimientos, ya que debían caminar y montar a caballo, por lo cual los pantalones
eran generalmente anchos y el calzado eran botas. La ropa masculina que describimos antes
propia de la usanza europea, se reservaba para grandes ocasiones.

En el campo, la indumentaria era mucho más sencilla, tanto el estanciero como sus peones usaban
camisas, sobre las cuales colocaban un poncho para resguardarse del frío. Sus pantalones eran
anchos, llamados calzones, y usaban botas de potro.
Los Sans-Culottes

Con esta denominación se identificaban las clases medias y bajas, pero no indigentes, de la
sociedad francesa, miembros del tercer estado o estado llano. El estado estaba integrado por
sectores populares, no privilegiados, pero con distinta capacidad económica. Los había ricos
(burgueses: comerciantes y banqueros) de clase media (artesanos, pequeños comerciantes,
profesionales independientes) y los pobres (obreros y mendigos). Todo el tercer estado oprimido
se uniría en un principio reclamando la abolición del absolutismo monárquico y los privilegios
feudales, pero pronto, dentro mismo del tercer estado los humildes sans-culottes, usados al
principio como cuerpo armado de la revolución, serían luego descartados por los ricos burgueses,
que consideraban que sus riquezas les otorgaban derechos políticos, que no pensaban resignar.

Las damas de la época colonial, no se vestían como se ve en el siguiente óleo de Carnacini o en


dibujos de revistas infantiles (con faldas anchas, con volados y miriñaque, grandes mangas y
peinetones), eso fue posterior para 1830 época de Rosas.

En la colonia año 1810, las damas de clase alta “decente”, adoptaron la sencillez de la Francia
revolucionaria, con colores muy pálidos, marfil o blanco, el corte debajo del busto estilo imperio
con grandes escotes y telas muy finas y transparentes como la muselina, (aún en invierno debajo
de los vestidos solo tenían una enagua de la misma tela, de allí que la enfermedad mas común
entre las señoras era “el mal de la muselina”, bronquitis fuerte).

A veces le bordaban mostacillas.

Tampoco usaban peinetones, sólo la pequeña peineta española (tipo teja) caladas y talladas en
carey. Para ir a misa, sobre la peineta se colocaban la mantilla española, el misal y el infaltable
abanico.

Los peinados estilo romanas, con pequeño


rodete alto, rizos a los costados y todo
adornado con perlas y collares.

Los zapatos eran de tela, generalmente blancos


o negros, ellas mismas los cosían y bordaban
con mostacillas, luego los zapateros les
colocaban las suelas, sin tacón.

Los caballeros se vestían al estilo inglés combinaban chaqueta oscura, con ceñidos calzones cortos
en blanco, natural o amarillo.
Debajo medias de seda blancas. Las camisas con cuello “palomita” y yabot o pañuelo de seda,
terminaban en mangas rematadas con puntillas.

Era de gran elegancia llevar galera y bastón, los funcionarios del cabildo usaban pelucas blancas
entalcadas, estilo francés.

Los paraguas eran muy pocos, solo algún que otro representante del cabildo lo poseía, en el
Museo de Historia Nacional hay uno perteneciente a un cabildante. Los zapatos se importaban de
Europa y tenían grandes hebillas de bronce, eran muy costosos.

Los niños vestían casaca, calzón corto y chaleco. Las niñas vestían como las señoras.

En la Buenos Aires de la colonia no todas las mujeres podían vestir a la moda de las cortes
europeas. Muy pocas podían comprar peinetas y perfumes de fuerte aroma. Todas usaban faldas
muy largas, que se ensuciaban o embarraban todo el tiempo. El talle imperio que se usaba en el
Río de la Plata, era más corto, dejaba ver los tobillos y se le adosaba una mantilla.

Los esclavos usaban la ropa vieja de sus amos. La ropa era muy cara, por eso entre la gente pobre,
formaba parte de la herencia.

Las "negritas" no usaban las polleras rojas a lunares blancos. Más bien utilizaban vestimentas con
telas lisas o a lo sumo a rayas. La tela con lunares llega aproximadamente hacia 1900, es decir 90
años después de la Revolución de Mayo.

Aristocracia
Campesinos

Estancieros

Atuendos de otras clases sociales

En cuanto a las personas de las clases más bajas vestían con trajes mucho más sencillos que solían
estar elaborados con telas de algodón. Dependiendo de la zona climática podían también
confeccionarse prendas con lana de oveja o de llama, como era el caso de los ponchos.

Las mujeres campesinas solían usar atuendos que recuerdan la sencillez del quitón griego.
Mientras los labradores criollos solían utilizar jubón con mangas, calzas y botas altas de cueros de
venado. Lucían la clásica golilla y una faja para ajustar el jubón.
En el caso de los esclavos, los hombres llevaban camisola de algodón con tres aberturas para la
cabeza y los brazos, esto era muy típico de haciendas y plantaciones. En el caso de las criadas
negras debían llevar vestidos de manga larga, sin adornos y que tapara del cuello a los pies.

Atuendo militar

Uno de los trajes más usados en la época colonia es sin duda el del ámbito militar. En la primera
etapa de la conquista era común el uso de armadura completa, indumentaria que se usó alrededor
de 1580. Se conformaba de morrión con plumero, gorguera de encajes, calzón corto abullonado y
porta espada al cinto.

Posteriormente, las tropas y suboficiales solían usar atuendos similares como altos chacós con
penacho y visera, guerrera cotas con bandas cruzadas al pecho que eran distintivas, y pantalón
ancho entubado. Estos eran los trajes propios de húsares, lanceros y carabineros de la época.

Los oficiales superiores solían vestirse con casaca ceñida a la cintura que cubría una camisa con
cuello alto y un chaleco con 5 o 6 botones. La casaca tenía charreteras aborlonadas y solapas
galoneadas amplias, en forma de escudo heráldico. Además solían usar un corbatín negro.

Negros

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