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Ciencia - Conducta - Humana - Skinner - Caps 3-4 PDF
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Skinner
CIENCIA
Y
CONDUCTA
HUMANA
(Una psicología científica)
Barcelona 1971
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II. UNA CIENCIA DE LA CONDUCTA
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por sí mismos. No deberíamos preocuparnos si nos faltan los instrumentos
familiares al estudia un nuevo campo. Tampoco la ciencia debe ser identificada
con una medición precisa o con cálculos matemáticos. Es mejor ser exacto que
inexacto, y gran parte de la ciencia moderna sería imposible sin observaciones
cuantitativas y sin los instrumentos matemáticos necesarios para convertir sus
informas en proposiciones más generales; pero podemos medir o ser
matemáticos son ser en absoluto científicos, de la misma forma que podemos
ser científicos de una forma elemental sin estas ayudas.
La ciencia es una disposición para aceptar los hechos aun cuando éstos
se opongan a los deseos. Quizá los hombres prudentes han sabido siempre
que estamos predispuestos a ver las cosas tal como queremos verlas en lugar
de como son, pero gracias a Sigmund Freud somos hoy muchos más
conscientes del <<pensamiento de deseo>>. Lo opuesto al pensamiento del
deseo, es la honradez intelectual, cualidad extremadamente importante para el
científico eficaz. Los científicos no son por naturaleza más honestos que los
demás hombres pero, como Bridgman ha señalado, la práctica de la ciencia
premia de manera excepcional la honradez. Es característico de la ciencia que
cualquier falta de honestidad conduce inmediatamente al desastre.
Consideramos, por ejemplo, un científico que lleve a cabo una investigación
para probar una teoría por la cual ya es famoso. El resultado puede confirmar
su teoría, contradecirla o ponerla en duda. Venciendo cualquier posible
tentación, debe notificar tanto una confirmación como una contradicción, ya
que, si no lo hace, alguien lo hará en un plazo de semanas, meses o como
máximo, de unos años, y esto será más perjudicial para su prestigio que si lo
hubiera comunicado el mismo. No existe una presión semejante donde lo
acertado y lo erróneo no puedan discriminarse tan fácil y rápidamente. En
último término el éxito no depende tanto del prestigio personal como de la
eficacia del procedimiento. Los científicos han descubierto simplemente que ser
honesto, tanto consigo mismo como con los demás, es esencial para el
progreso. Los experimentos no dan siempre los resultados previstos, pero los
hechos deben quedar en pie y las esperanzas caer. Lo que cuanta son los
hechos, no el científico. Las mismas consecuencias prácticas han creado la
atmósfera científica en la cual las afirmaciones están constantemente sujetas a
prueba, donde nada existe superior a una descripción precisa de los hechos y
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donde éstos son aceptados sin importar los desagradables que puedan ser las
consecuencias momentáneas.
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un sistema, no solamente predecimos, controlamos: <<hacemos>> que un
hecho ocurra o asuma determinadas características.
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Estos relatos tienen sus ventajas. Amplían la experiencia de quienes no
han tenido acceso directo a datos de este tipo. Pero constituyen solamente los
comienzos de una ciencia. Independientemente de lo preciso o cuantitativo que
pueda ser, él informa sobre un caso aislado es solamente un paso preliminar.
El siguiente, es el descubrimiento de algún tipo de uniformidad. Cuando
contamos una anécdota para poyar un argumento, o relatamos un caso
concreto para ejemplificar un principio, damos por sentada una regla general,
aunque la expresemos muy vagamente. El historiador raramente se contenta
con la mera narración, cuanta sus hechos para poyar una teoría-de ciclos,
tendencias o modelos de historia.- Al obrar así pasa del caso particular a la
regla. Cuando el biógrafo señala la influencia de un acontecimiento infantil
sobre la vida posterior de un hombre, trasciende el simple informe y afirman, no
importa con qué grado de seguridad, que una cosa ha causado otra. Las
fábulas y alegorías son algo más que cuentos si implican alguna clase de
uniformidad en la conducta humana, como generalmente ocurre. Nuestra
preferencia por la <<coherencia de carácter>>, y nuestro rechazo de
coincidencias inverosímiles en literatura, muestran que confiamos en el
cumplimiento de leyes. Los <<los hábitos>> y <<costumbres>> de que nos
habla el sociólogo y el antropólogo nos informan sobre la conducta general de
grupos de personas.
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ALGUNAS OBJECIONES A UNA CIENCIA DE LA CONDUCTA
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La suposición de que la conducta es un dato científico sometido a leyes
encuentra a veces otra objeción. La ciencia está interesada en lo general, pero
la conducta del individuo es necesariamente única. El <<historial>> de un caso
concreto posee una riqueza y un énfasis que están en franco contraste con los
principios generales. Es fácil convencerse a sí mismo de que existen dos
mundos distintos y de que uno de ellos está fuera del alcance de la ciencia.
Esta distinción no es privativa del estudio de la conducta, sino que puede
establecerse siempre en los primeros pasos de cualquier ciencia, cuando no
está aún muy claro lo que se puede deducir de un principio general con
respecto a un caso concreto. Lo que la física dice sobre el mundo le parece
confuso y descolorido al estudiante novato cuando lo compara con su
experiencia diría, pero más tarde descubre que es realmente una descripción
más incisiva aún del caso concreto. Cuando queremos tratar eficazmente este
caso concreto recurrimos a la ciencia en busca de ayuda. El argumento
perderá fuerza a medida que una ciencia de la conducta progrese y que las
implicaciones de sus leyes generales vayan perfilándose. Un argumento
comparable contra la posibilidad de una ciencia médica ha perdido ya su
importancia. En guerra y paz, Tolstoi escribió sobre la enfermedad de uno de
los principales personajes en estos términos;
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puede o no puede llevar a cabo en el futuro. Los cálculos anticipados de los
límites de la ciencia han demostrado ser, en general, inexactos. La conclusión
es, en última instancia, pragmática: no podemos afirmar nada hasta que lo
hayamos puesto a prueba.
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No podemos evitar los problemas que suscitan una ciencia de la
conducta negando simplemente que los factores condicionantes pueden ser
controlados. De hecho, existe ya en la actualidad un grado de control
considerable. En instituciones penales y organizacionales militares el control es
amplio. Controlamos el medio ambiente del organismo humano en el parvulario
y en instituciones que cuidan de aquellos para quienes las circunstancias del
parvulario continúan siendo necesarias posteriormente. Un control bastante
amplio de los factores importantes que influyen en la conducta humana se
mantiene en la industria en forma de salarios y condiciones de trabajo, en las
escuelas en forma de grados y condiciones de rendimiento, en el comercio por
quien posee mercancías o dinero, por parte del gobierno a través de la policía y
el aparato militar, en la clínica psicológica a través del consentimiento de la
persona controlada, etc. Un grado de control efectivo no identificado tan
fácilmente queda en manos de artistas, escritores, anunciantes y
propagandistas. Estos controles que, a menudo, resultan demasiado evidentes
en su aplicación práctica, son más que suficientes para permitirnos extender
los resultados de una ciencia de laboratorio a una interpretación de la conducta
humana en la vida diaria, ya sea con fines teóricos o prácticos. Puesto que una
ciencia de la conducta continuará incrementado el uso eficaz de este control,
es ahora más importante que nunca comprender los procesos implicados en
ello y repararnos para afrontar los problemas que con toda certeza surgirán.
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una discusión informal se utilizan los términos <<causa>> y <<efecto>>,
siempre que se esté dispuesto a sustituirlos por términos más exactos.
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Cuando descubrimos o creemos haber descubierto que algunos rasgos
físicos importantes explican parte de la conducta de un hombre, es tentador
suponer también que otros rasgos menos importantes explican otras partes.
Esto queda sobreentendido en el aserto según el cual el hombre se comporta
de una manera determinada porque <<nació así>>. Contradecir esto no
significa afirmar que la conducta nunca está determinada por factores
hereditarios. La conducta requiere un organismo actuante que es el producto
de un proceso genético, las grandes diferencias en la conducta de las distintas
especies muestran que la constitución genética es importante, bien se observe
desde el punto de vista de la estructura corporal del individuo o se deduzca de
su historia genética. Pero la teoría de <<haber nacido así>> tiene poco que ver
con hechos demostrados. Generalmente, es una apelación a la ignorancia.
<<Herencia>>, tal como el profano utiliza el término, no es más que una
explicación ficticia de la conducta que se le atribuye.
CAUSAS INTERNAS
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una explicación de este tipo tenga nada de malo, pero es muy posible que los
hechos situados en el interior de un sistema resulten difíciles de observar, y por
esta razón nos inclinamos a atribuirles propiedades sin justificación alguna.
Peor aún podemos inventar causas de este tipo sin temor alguno a la
contradicción. El movimiento de una piedra se atribuyó alguna vez a su vis viva;
se creía que las propiedades químicas de los cuerpos provenían de los
principios o esencias de que estaban compuestos. Se explicaba la combustión
por el flogisto que estaba contenido en el objeto combustible, se curaban las
heridas y los cuerpos crecían a causa de su vismedicatrix. Ha resultado muy
tentador atribuir la conducta de un organismo viviente a la conducta de un
agente interno, como pueden mostrar los ejemplos siguientes:
Causas nerviosas
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como <<neuropsiquiatrico>>; el prefijo parece mostrar una permanente
repugnancia a abandonar explicaciones basadas en hipotéticos trastornos
nerviosos.
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se le puede multiplicar a voluntad. Se ha alegado que un solo organismo físico
es controlado por varios agentes psíquicos, y que su conducta es la resultante
de los diversos deseos de estos. Los conceptos freudianos del yo, súper yo y
ello se utilizan frecuentemente en este sentido; con frecuencia se les
considerar seres inmateriales a menudo enfrentados violentamente y cuyos
fracasos o victoria conducen a la conducta correcta o incorrecta del organismo
en que residen.
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veces no hay nada en lo que dice porque le faltan ideas. En conjunto, resulta
obvio que la mente y las ideas, junto con sus características especiales, han
sido improvisadas sobre la marcha para proporcionar <<explicaciones>>. Una
ciencia de la conducta no puede esperar mucho de un método tan superficial.
Si además se afirma que los hechos mentales o psíquicos carecen de las
características de una ciencia física, tenemos otra razón adicional para
rechazarlos.
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un ejemplo adecuado. Podemos describir los pormenores de la conducta de tal
manera que un ejemplo concreto pueda ser identificado bastante fielmente por
cualquier observador calificado. Supongamos que llevamos a alguien a una
habitación y que colocamos un vaso de agua ante él. ¿Beberá? Parece que
hay sólo dos posibilidades: o bien beberá o no lo hará, pero hablemos de las
probabilidades de que beba y este concepto puede ser perfeccionado para uso
científico. Lo que queremos valorar es la probabilidad de que el sujeto beba, y
esta puede oscilar desde la certeza absoluta de que beberá hasta la certeza
absoluta de que no lo hará. Más adelante discutiremos el importante problema
de cómo calibrar tal probabilidad; por el momento nos interesa ver cómo se
puede incrementar o disminuir esta probabilidad.
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eliminar de la situación los factores sociales debemos entonces conocer la
historia de sus relaciones con personas que se parezcan al experimentador. En
toda ciencia una predicción adecuada requiere información sobre todas las
variables relevantes y lo mismo exige el control de una materia para fines
prácticos.
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El segundo eslabón resulta inútil en el control de la conducta a no ser
que podamos manipularlo. Por el momento, no conocemos la manera de alterar
directamente, en el momento apropiado, los procesos nerviosos en la vida de
un organismo activo, ni se ha descubierto la manera de alterar un proceso
psíquico. Generalmente llegamos al segundo eslabón a través del primero;
hacemos que un animal tenga sed, ya sea en un sentido fisiológico o psíquico,
privándole de agua, dándole sal para comer, etc.; en este caso el segundo
eslabón no nos permite, desde luego, pasar por alto el primero. Aunque algún
nuevo descubrimiento técnico nos capacitara para fijar o cambiar directamente
el segundo eslabón, tendríamos que enfrentarnos aún con grandes áreas en
las cuales la conducta humana es controlada manipulando el primer eslabón.
Una técnica que permitiera influir sobre el segundo incrementaría nuestro
control de la conducta, pero aun así tendríamos que seguir analizando las
técnicas que se han desarrollado hasta el momento.
UN ANALISIS FUNCIONAL
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Las variables externas de las cuales la conducta es función, proporciona
lo que podemos llamar un análisis causal o funcional. Nos proponemos
predecir y controlar la conducta del organismo individual. Esta es nuestra
<<variable dependiente>>, el efecto del que vamos a averiguar la causa. Las
<<variables independientes>> - las causas de la conducta-, son las condiciones
externas de las que la conducta es función. Las relaciones entre ambas – las
<<relaciones causa-efecto>> en la conducta-, son leyes científicas. Una
síntesis de estas leyes, expresadas en términos cuantitativos, proporciona un
cuadro completo del organismo como un sistema de conducta.
Hay que hacer esto dentro de los límites de una ciencia natural. No
podemos suponer que la conducta tiene unas propiedades peculiares que
requieren métodos únicos o tipos especiales de conocimiento. Se dice con
frecuencia que un acto no es tan importante como la <<intención>> que hay
tras él o que solamente puede ser descrito en términos de lo que
<<significa>>para el individuo que lo lleva a cabo o para aquellos a quienes
pueda afectar. Si afirmaciones de este tipo resultan útiles para fines científicos
tienen que estar basadas en hechos observables y podemos limitarnos
exclusivamente a tales hechos en un análisis funcional. Veremos más adelante
que aunque en términos como <<significado>> e <<intención>> parecen
referirse a propiedades de la conducta, generalmente encubren referencias a
variables independientes. Lo mismo ocurre con <<agresivo>>, <<amable>>
<<desorganizado>>, <<inteligente>>, y otros términos que parecen describir
propiedades de la conducta pero que en realidad se refieren a las relaciones
que la regulan.
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aquéllas antes de ponerlos en práctica, hemos de identificar también los
hechos físicos a través de los cuales se dice que una <<fuerza social>> afecta
al organismo antes de que podamos manipularla con el fin de controlarlo. Al
tratar los datos directamente observables, no necesitamos referirnos ni a un
estado interior ni a una fuerza externa.
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En algunos puntos de la investigación experimental de la conducta
humana no es tan extensa como sería de desear. No todos los procesos
de conducta son fáciles de determinar en el laboratorio y la precisión de
unas valoraciones se obtiene, a veces, solamente al precio de la
irrealidad en las condiciones. Aquellos a quienes les interesa
principalmente la vida diaria del individuo se inquietan con frecuencia
ante estas artificiosidades, pero desde el momento en que unas
relaciones importantes pueden salir a la luz bajo control experimental, el
laboratorio ofrece la mejor probabilidad de obtener los resultados
cuantitativos necesarios para un análisis científico.
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en la conducta humana; por ejemplo, podemos variar los estados de privación
según una amplia gradación. Estas son ventajas que no deberían ser olvidadas
al considerar la objeción a priori de que la conducta humana pertenece
inevitablemente a un campo distinto.
La sección III da una visión más amplia del organismo como un todo. Se
consideran ciertas disposiciones complejas en las que una parte de la conducta
del individuo altera algunas de las variables que son función de otras partes.
Constituyen las actividades que nosotros describimos diciendo, por ejemplo,
que el individuo <<se autocontrola>> que <<piensa cómo resolver un
problema>> o que <<es consciente de su propia conducta>>.
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información que posee está lejos de ser la adecuada, y con frecuencia es
mucho más difícil para él que para el físico confesar su ignorancia.
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