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FONDO HISPANICO DE LINGUISTICA Y FILOLOGIA Vol. 10 Colecci6n dirigida por Juan Pedro Sénchez Méndez & M? Teresa Echenique Elizondo & PETER LANG ‘Bera Berlin = Bruxelles: Prankfure am Matn » New York » Oxford - Wien Me Teresa Garcia-Godoy (ed.) El espasiol del siglo XVIII Cambios diact6nicos en el primer espafiol moderno & PETER LANG Bern * Betlin - Bruxelles“ Frankfurt am Main - New York * Oxford - Wien Bibliographic information published by dic Deutsche Nationalbibliothek, Die Deutsche Nationalbiblihck lite this publication in the Deutsche National biblograes dele bibliographic dara is available on the Internet at hep:/tdnb.d-nb.de, ISSN 1663-2648 ISBN 978-3-0343-1058-1 © Pecet Lang AG, International Academic Publishers, Bern 2012, Hochfeldstrese 32, CH-3012 Bem, Switzerland infogpetelang-com, www peteang.com All eights reserved. All parts of cis publication are protected by copyright Any utilisation ouside the sit Limits af the copyright law, without che permission of the publisher, is forbidden and lable to prosecution, “This applies in particular to reproductions, translations, microfilming, and storage and processing in eletronic rival systems Printed in Switeand A Marta, por una década Papagena indice M® Teresa Garcta-Govoy Introdueci6n . I. Periodizacion CaRLos SANCHEZ LANcIs Periodizacién y cambio gramatical: el siglo XVIII, éftontera temporal del espafiol? I, Léxico Josera GOMEZ DE ENTERRIA SANCHEZ El vocabulario médico de los novatores en el siglo XVII ...... 55 I. Morfosintaxis Rosa M® Espinosa ELORzA Novedades del siglo XVIII en aspectos relacionados con los cambios gramaticales . : M® Teresa Garcia-Gonoy El tratamiento de merced en el espafiol del siglo XVI ........ 111 ELISABETH FERNANDEZ Manrin Vosotros/ustedes. Estudios del tratamiento plural en el espaiiol dieciochesco .... “ wee 153 FRANcIsca MEDINA MoraLes Los titulos de tratamiento en la Espafia del siglo XVII: Ia preceptiva de los tratados de cartas ilustrados . . wens 195 8 fndice IV, Variedades diatépicas MiGuet CALDERON CAMPos Variaciones grdficas y fonéticas del espaiiol del site XVII en tres corpus hispanicos .... wees 221 ConcerciOn Company Company El espafiol del siglo XVIII. Un parteaguas lin entre México y Espafia . tico ise ss BOB! José Luts Ramirez Luenco Una aportaci6n a Ia historia de la lengua espafiola en Nicaragua: algunos datos sobre el siglo XVIII ..-...-+. +++ 293 M® EsTHER Vivancos MULERO El sufijo -ico/-iquio como catacterizador dialectal del espafiol murciano (siglo XVIII) « 313 - 333 indice de materias Introduccién M® Teresa Garcta-Gonoy El siglo XVIII en la Edad Moderna de Ja lengua espafiola La etiqueta moderno resulta controvertida en Ia historia del espafiol, Diacrénicamente, se reconoce una gran importancia a los procesos de modemizacién de las lenguas en el contexto europeo de la Hustracién, Pero esos procesos resultan atin hoy bastante desconocidos en la histo- ria de la lengua espafiola, si exceptuamos el plano Iéxico. Principal- mente, la delimitacién de la Edad Moderna del espafol se sustenta en la idea de fijacién idiomética, valorada de muy distinta manera en la his- toria externa y en la interna. En la perspectiva extralingiifstica, se magnifican los hechos histéri- ‘cos ¢ institucionales que conducen a la regulacién normativa del espa- fiol, méximo indicio de modemnidad. Por el contrario, para la historia interna, la estabilizacién del espatiol moderno supone el cese de los grandes cambios lingiifsticos y el arranque de un periodo poco interesan- te, desde el punto de vista diacrénico. Como es sabido, a mediados del siglo XVII se consideran finalizadas las grandes revoluciones linguist as del espaol. A partir de ese momento, los tinicos cambios diacréni os relevantes parecen limitarse al plano léxico, muy afectado por las transformaciones hist6ricas y por los paradigmas culturales extranjeros (Lapesa 1966-7/1996: 11~42; Alvarez de Miranda 2004: 1042-1048). Entre los indicadores de Ia estabilidad del espafiol moderno se vienen destacando dos hechos histéricos relacionados con la institucionaliza- cién del idioma. Por una parte, la fundacién de la Real Academia Espa- fiola (1713) y, por otra, la publicacién de las primeras herramientas oficiales del idioma: Diccionario de Autoridades (1726-1737), Ortogra- fia de la lengua castellana (1741) y Gramética de la lengua castellana (1771) (Lapesa °1985: 418-419, Marcos Marin 1979: 96-97, Cano Aguilar 1988: 255). Periodizacién y cambio gramatical: el siglo XVII, {frontera temporal del espafiol?! CaRLos SANCHEZ LaNcIs Universidad Auténoma de Barcelona 1. Periodizacién y lengua espafiola El concepto de periodizacién, es decir, el establecimiento de lapsos de tiempo, de épocas, en los que se puede dividir el eje temporal de una lengua desde un punto de vista hist6rico, representa un nexo de unién entre dos disciplinas aparentemente diferentes como son la historia de Ja lengua y la gramética hist6rica. A la hora de dar cuenta de una evolu- cidn o un cambio lingtifstico, tanto Ia historia de la lengua como la gramética hist6rica necesitan situarlos temporalmente dentro de un de- terminado periodo. Por ello, es posible considerar Ia periodizacién como tun punto de encuentro de dos enfoques distintos, pero a su vez comple~ mentarios, de cara a asumir los estudios de tipo historico. Sin embargo, por lo que respecta, en particular, al espaiiol y, en ge~ neral, al resto de lenguas roménicas, el establecimiento de etapas hist6- ricas ha sido una tarea desempefiada fundamentalmente por Ia historia de la lengua. Ello se debe a que la gramética hist6rica se ha dedicado Principalmente a la descripcién y, en algunos casos, 1a explicacién del cambio lingiistico, por lo que se ha limitado a dar por buenos y hacer ‘suyos los periodos establecidos por la historia de la lengua? Por consi- guiente, no es de extrafiar la inexistencia de una uniformidad de criterios 1 Lapresente investigacin a sido parcialmente financiada con una ayuda del MEC 1 FEDER (0° de ref. HUM2006-13295-CO2-02 y FFI2008.00948/FILO) y de la CIRIT del Comissionat per Universitas i Recerca de la Generalitat de Catalunya (af de ref, 20098GR 1067). 2 Para un estudio do las periodizaciones hechas por las distintas gramticas histri- case historias de Ia lengua espaiola,véase también Martinez Alealde / Mercedes Quilis (1996), 225 Cantos SANCHEZ Lancts cen cuanto al tema de la periodizaci6n en las principales graméticas his- tricas del espafiol o manuales que tratan estos aspectos, como sucede en Hanssen (1913/1945), Menéndez Pidal (1940), Garcfa de Diego (1970), Lathrop (1980/1984), Resnick (1981), Lloyd (1987/1993), Penny (2000/2004 y 2002/2006) o Company Company / Cuétara Priede (2008), con la excepeién de Echenique Elizondo y Martinez Alcalde (2000). En todos ellos se habla del paso del latin al espafiol en general, 0 como ‘mucho se divide el espaiiol en antiguo o medieval y clisico, sin definir laramente las fronteras temporales de dichas etapas, aunque a veces se alude a un determinado siglo para dar cuenta de la existencia de un cierto cambio Tinguistico. ‘Como antes se ha dicho, las historias de la lengua espafiola presen- tan un comportamiento totalmente diferente en relacién al tema de la periodizacién, ya que, en principio, todas establecen con gran precisién tuna serie de etapas hist6ricas, como se puede constatar, por ejemplo, en Lapesa (1981), Cano Aguilar (1988), Alatorre (1989), Medina Lépez (1999), Cano Aguilar (2005), Menéndez Pidal (2005), Pharies (2007) 0 Abad Nebot (2008). Lo mas curioso del caso es que la mayorfa de las historias de la lengua espafiola coinciden en especificar précticamente los mismos periodos. Por ejemplo, Lapesa (1981) sefiala las siguientes cinco etapas hist6ricas: 4) Laépoea de los origenes del castellano (el primitivo romance hispGnico de los siplos 1X al XI): bb) elcastellano medieval (siglos XII al XIV), que se subdivide en arcaico 0 prealfonsf (XII-XI), alfonsf siglo XIU) y el del siglo XIV (al que habria que aadir también una gran parte del siglo XV); {6} eLespafol preclésico (1474-1525), finales del siglo XV y prineipios del siglo XVI, 6poca de tansiciGn del espaol medieval al clisico: 4) 1 espaol elisico (sighos XVI y XVID, el del Siglo de Oro: €)_yelespaol moderno, que comprende desde el siglo X VIII hasta nuestros das. Los criterios que han seguido las historias de la lengua espaftola para establecer las distintas etapas hist6ricas no son puramente lingtifsticos. Segiin Marcos Marin (1992: 603-607), éstos esponden en su mayoria ahechos externos y no internos a la propia lengua, como serfa de espe- rar y desear. Asf, por ejemplo, la diferenciacién entre el espaiiol medie~ val y el espatiol elisico obedece a criterios externos de tipo hist6rico, hist6rico-literario o hist6rico-social, como son la conquista de Granada en 1492, el fin de la literatura medieval con La Celestina en 1499 y el Periodizacién y cambio gramatical 23 descubrimiento de América en 1492, respectivamente, De este modo, los elementos hist6rico-literarios han predominado basicamente sobre Jos histérico-lingtifsticos en los manuales de historia de la lengua espa- ola, por lo que la historia de la literatura espafola ha determinado las fronteras histéricas del espafiol. Ademds, por razones més culturales que no reales, ya que responde simplemente a una forma establecida y asumida de c6mputo, se ha realizado una divisién por siglos de la his- toria de la lengua en general que, como indica Menéndez Pidal (194% 47-48), no refleja una realidad lingistica, sino una mera divisién “c6- moda” decidida de antemano, por lo que tendrfamos que plantearnos lapsos de tiempo mucho més restringidos para conseguir “una estima- cién més precisa del factor temporal, que nos pueda encaminar hacia individualidades hist6ricas més reale El empleo de criterios extralingtifsticos y no meramente linglfsticos en la periodizacién de la lengua espaiiola ha sido puesto en evidencia también por Eberenz (1991). Este autor rechaza la simple divisién en- tre castellano antiguo (desde los origenes hasta finales del siglo XV) y espafiol moderno (desde el siglo XVI hasta nuestros dfas) asumida en parte por la filologfa hispanica, por no reflejar, por ejemplo, los cam bios en el sistema fonolégico del espaftol, los cuales son anteriores 0 Posteriores a 1500, ¢ incluso se desarrollan durante todo el espafiol clisico, Por todo ello, este lingiista considera que: La meta principal de una historia interna de la lengua consiste, por tanto, en re- ‘onstruir ls fases evolutivas, basando el andlisis en una seleccin de pardmetras esenciates; lo cual implica que procutemos conocer con precisin Ins épocas en {que se generalizaron los distntos cambios, para veriicar en una segunda etapa los Aecenios o sigs en que tales alteraciones fueron particialarmente numerosas. Slo asi llegaremos a saber por fin sila evolueién de la lengua se produce a un Fitmo siempre igual o si, por el contrario, los cambios se acumulan en determinadas Gpocas. (Eherenz 1991:92-93), Los pardmetros esenciales que sefiala Eberenz serian los parimetros fonéticos, morfol6gicos, sintécticos 0 léxico-semnticos en el estudio 3° Deaht a propuesta de existencia de un espafiol denominado prectisico por parte de Menéndez Pidal (1942), asumida més tarde por Lapesa (1981), que apenas abarcaria medio siglo; o de una época llamada “de los novatores”, segtin Alvarez 1043), caballo entre Jos siglos XVII y XVIM, para estudiar el 24 Cantos SAscHez Lancs de un determinado corpus histérico*. A partir de los datos que se obtu- vvieran del andlisis de este corpus, se podrfan establecer periodos hist6- ricos de una determinada lengua, los cuales equivaldrian a “lapsos de tiempo en los que, después de un reajuste acelerado de las estructuras, se observase una prolongada fase de estabilidad.” (Eberenz 1991: 93). De este modo, si se aplican los criterios anteriores a los resultados ob- tenidos en el estudio de los distintos cambios que ha experimentado la lengua espafiola en su historia, se pueden establecer tres etapas hist6ri- cas, que corresponden, segin Eberenz, (1991: 105-106), a: 8) Una fase antigua de estabitidad, de 1200 a 1450; b) una etapa media de transformacién de los parimettos fonolégicos y morfosintieticos, de 1450 a 1650; y ) una fase modema de establidad, no coneluida, ineiada a partir de 1650, que Noga hasta la actualidad. Por supuesto, esta periodizacién habrfa que considerarla aproximada, ya que serfa mucha coincidencia que las diferentes etapas del espafiol acostumbraran siempre a iniciarse o finalizar justo a mitad de siglo, es decir, en los afios cincuenta. A pesar de ello, esta nueva clasificacién ‘supone un paso adelante, ya que, por una parte, se abandona totalmente tanto el empleo exclusivo de elementos hist6ricos externas como el ‘concepto de siglo para constituir periodos en la historia de la lengua ‘espatiola; y, por otra parte, se reconoce por primera vez el valor funda- ‘mental de la historia interna, en definitiva, de los cambios recogidos y estudiados por la gramitica hist6rica en la cuestién del establecimiento de lapsos lingtifsticos de tiempo. Por ello, no es de extrafiar que se hayan realizado, con posterioridad 2 la publicacién de los anteriores trabajos (sobre todo Eberenz. 1991; y Marcos Marin 1992), intentos de periodizacién basados tnica y exclu- sivamente en aspectos internos. Una de estas propuestas es la de Mar- cos Marin (1995: 327-328), el cual s6lo tiene en cuenta los siguientes criterios: el documenta, el fonemético y el de planificacién linglfstica En primer lugar, el criterio documental se basa en los datos grificos 4 En Siinchez Lancis (2009) se demuestra que el andlisis gramatical de corpus lingUtsticos, por ejemplo, el Corpus Diaerdnico del Espatiol (CORDE) dela Real ‘Academia Espaviola, puede ser de gran ayuda para establecer la periodizacién de Ta lengua espaol, Periodizacién y cambio gramatical 25 que aparecen en los textos 0 documentos escritos, por lo que, si se ana- lizan los de las distintas épocas del espaitol, se pueden establecer cua~ ‘ro grandes periodos: a) una primera etapa de documentacién en latin desde el siglo IX hasta el siglo XIII, en donde la presencia de elemen- tos roménicos presenta una diversa y progresiva variacién; b) un se- gundo petiodo que se inicia hacia 1250, en el que la documentacién real esté escrita en castellano con el sistema gréfico alfonsf, el cual se ‘mantienc hasta finales del siglo XV esponténeamente, aunque se alarga de forma artificial por presién escolar hasta 1726; c) una tercera etapa desde 1726 hasta 1815-1817, con el sistema grifico académico; d) un cuarto y tiltimo periodo desde 1815-1817 hasta hoy dia, con el sistema grafico actual, que ha suftido pocas variaciones. En segundo lugar, el critetio fonemético se fundamenta en la progresiva adecuaci6n de las sgraffas al sistema fonolégico, por lo que permite constituir cinco eta- pas: 1) prealfonst, hasta 1250; 2) alfonsf, hasta 1499; 3) clésica, desde 1499 hasta 1726; 4) de fijacién académica, desde 1726 hasta 1815— 1817: y 5) contemporénea, desde 1815-1817 hasta la actualidad. Y. por ‘timo, en tercer lugar, el criterio de planificacién lingiifstica, que tiene ‘en cuenta las reformas y modemnizaciones que ha sufrido el espafiol a lo largo de su historia, por lo que se podrian fijar cinco periodos a partir de las siguientes cuatro reformas y modetnizaciones: la primera, la re- forma alfonsi (hacia 1250); la segunda, denominada humanistica (se- ‘gunda mitad del siglo XV); la tercera, llamada académica (1714); y la cuarta, la contemporiinea (a partir de 1965). Si bien los rasgos graficos hallados en los textos y los documentos, Ja relacién entre graffas y fonemas que se produce en ellos, y las re- formas y modernizaciones de una lengua (que en definitiva vuelven a incidir en los mismos aspectos gréficos y fénicos), son ciertamente cri- terios més internos que los histéricos 0 los literarios, segiin nuestra consideracién creemos que no son suficientes por sf solos para estable- cer etapas hist6ricas. A pesar de que estos periodos, surgidos hasta cier- to punto a partir de distintos criterios, vienen a coincidir en gran medi- a, opinamos que es necesario recurrir, como sefiala Eberenz (1991), al ‘empleo de otros elementos lingliisticos internos complementarios, ba- sados en los diferentes componentes de la graméttica hist6rica, con el fin de confirmar la existencia 0 no de dichas fronteras temporales. 26 ‘Cantos SANcitEz Lancis 2, Del espafiol medieval al espafiol clésico En el paso del espafiol medieval al espafiol clésico, se produce una reestructuracién del sistema lingiistico peninsular sin equivalente en otras lenguas roménicas. Se trata de un period de transicién en donde confluyen aspectos tanto externos como intemnos, que ha recibido el nombre de espatiol preclisico. Segtin Lapesa (1981: §71), las caracte- risticas mds notorias de esta etapa serian las siguientes: 18) Abandono de los rasgos medievales (Sobre todo en el nivel gritico-fonético,e {incluso en cl gramatical, como serfa el caso de a périda de la combinacién de artculo con posesivo en el habla cults); bb) asentamiento de las bases del espaol clasico con la unificacinlingnstc ¢) establecimiento y generalizacién de la norma, gracias en gran parte ala ayuda e laimprenta, Como se puede apreciar, se trata de una serie de criterios tanto de tipo interno (los rasgos lingiiisticos medievales y el asentamiento del espa- fol cldsico) como externo (Ia imprenta como difusora de la norma) que en principio nos deberian permitir separar con claridad Ia lengua me- dieval de la clésica. Sin embargo, el problema que se nos plantea es saber hasta qué punto todos estos criterios lingifsticos obedecen a una realidad hist6rica 0 se buscan para justificar una divisién temporal ar- bitraria. Por ello, son muy interesantes las observaciones que realiza Gutiérrez. Cuadrado (1994: 227) al respecto: 18) Se coneibe la norma linghftiea de finales del siglo XV a partir nicamente de la informacién aportada por fos textos literarios; b) se olvidan los textos manuseritos (propios del lenguaje téenico, facultative y Juridico) ante Ia extensién de la imprenta ©) Por ello, “la lengua de los siltimos aos del siglo XV (y, en gran parte la del siglo XVI) nos parece més regular y moderna de lo que era en realidad. 4) Sélo tenemos una visi6n parcial dela norma gramatical, que nos hace olvidar ‘nos del estudio de otras normas locales tan generals y eultas como I anterior. Por su parte, Cano Aguilar (1992: 183), denomina este periodo tempo- ral de cambio como la época del Descubrimiento y 1a caracteriza como tuna etapa de transicién, en donde “los rasgos més hirientes (a nuestra sensibilidad) del XV se suavizan, 0 incluso desaparecen, y se puede ver ya cémo se va configurando la lengua “clésica”, aquélla en la que el Periodizacién y cambio gramatical 0 idioma parece por primera vez. encontrarse a sf mismo.” Durante esta etapa se produciria la culminacién de una serie de cambios, tanto en el plano fonolégico (la difusién de la aspiracién de F- inicial latina, por ejemplo), como en el plano gramatical. De hecho, se dardn cita fen6- menos opuestos, ya que frente al establecimiento de nuevas oposicio- nes surgird la neutralizacién de antiguas estructuras, lo cual conllevard la simplificacién de la gramética de la lengua medieval como nota do- minante en el siglo XV. Ciertamente, de lo que no va a haber dudas, es de que en el paso del siglo XV al XVI se va a producir la confluencia de una gran variedad de cambios gramaticales (morfol6gicos, sintécticos ‘0 morfosinticticos), los cuales originarén un reajuste gramatical en la lengua. Segdn Cano Aguilar (1991), se debe renovar los estudios de sintaxis historica del espaitol para pasar tanto: {...]aun andliss global y sistemstico de cambios que, supuestamente @ por datos ccomprobables, deberfan investigarse como manifestaciones diversas, en sectores diferentes de laestructura gramatial, de un solo cambio profundo, de una modifi- ccaeén basiea de fa gramtiea de una iengua {..]; como a wn entento por determi- nar si ciertos cambios sinteticos ola conjuncin de varios de ellos, son capaces de defini fases en la historia del espaol, del modo en que se habla, p. ej, de 1a “revoluciGn fonolégica” del Siglo de Oro, (Cano Aguilar 1991: 80, $3.3; el texto en cursiva os nuestro). Sin embargo, no se trata de una observacién nueva, ya que Ridruejo (1989) habia incidido en lo mismo al sefialar que el estudio de la si taxis histérica del espafiol constituye una herramienta de suma impor- tancia para marcar diferentes estadios de una lengua. B incluso Lapesa (1970) habfa explicitado Ia existencia de relaciones o conexiones entre Aistintos cambios gramaticales: Come he dicho antes, estudio primeramente la evoluci6n sintéetica por fendme- ‘nos, pero sin entender aislado cada uno, sino en conexién con otros fenémenos concomitantes. Esto es necesario para poder determinarsi son manifestaciones de luna misma tendeneia, si han contribuido a crearla suméndose uno a lo que en otro i se han estimulado w obstaculizado mutuamente, te. De esta manera Podremios quia sefala ls corrientes profundas que han actuado en ellos, y a la ver a trabazén de unos hechos con otros, afin de remontares a las relaciones que ‘cxistan entre sus respectivas estructuras. (Lapesa 1970; 202). Asi, un estudio de Ia evolucién de ciertas estructuras sintécticas puede portar datos suficientes para corroborar la existencia de fronteras entre 28 ‘Cantos SAncitsz Lanets diversas épocas y, de este modo, earacterizar, por ejemplo, el espaiiol precliisico como una etapa de confluencia generalizada de cambios gra- maticales, 0 al menos una etapa de transicién entre dos épocas muy diferentes lingiifsticamente. Si esta hipétesis se logra confirmar, segdin Ridruejo (1993): [Lock la existencia de tal reajuste sinidetica serfa un dato importante para la periodizacién histérica del espaol, y ademas, obligara a preguntamos, desde el ‘punto de vista dela historia interna de la lengua, sobre las condiciones y los meca- nismos que dan lugar a tal coalescencia de cambios en un intervalo de tiempo relativamente reducido, (Ridrugjo 1993: 50). ‘Veamos, por consiguiente, si es cierto o no que en el paso del espaiiol ‘medieval al clésico, 0 al menos durante Ia etapa de transicién denomi- nada espafiol preclisico, se produce un ntimero suficientemente impor- tante de cambios gramaticales que permitan establecer esa tan asumida frontera lingilistica temporal®, Y si esto es asi, seria de esperar que las siguientes etapas hist6ricas lingiifsticas sufrieran en mayor 0 menor medida un proceso parecido. Para ello nos vamos a ocupar de identificar yrecogerlos cambios gramaticales, tanto morfolégicos comosintacticos, {que se dan en esta etapa preclisica con el fin de ver posteriormente si algo F se origina en el paso del espaiiol clésico al moderno®, 2.1 Cambios morfoldgicos que suceden en el paso del espaol medieval al clasico 2.1.1 Morfologia nominal 4) Enrelacin con el género,culmina la generalizacicn del femenino con la adi ig del morfema -@ en los adjtivas terminados en -o7 -An: by) empleo de la forma de plural para el pronombre relative quien; ©) introducci6n del sufij -isimo para la formacién del superlative en detsimento de la construceién analitica con muy; 5 Paraladelimitaciéndeestaetapa denominadaespatol prelisico mediante Gnicamen- te cambios gramaticales, véase, entre otros, Sinchez Lancis (1997-1998, 1999 y 2001). 6 —Laobra de Keniston (1937) sports una gran canticad de datos sobre la sintaxis del ‘espaol del siglo XVI, por lo que resulta de gran utilidad para contrastar ambos petiodos; otro rabajo de gran interés para observar la transici6n dela lengua entre eI XV y el XVI através del personaje lterario es el de Bustos Tovar (2006). Periodizacion y cambio gramatical 29 © ano dea fomascompuestas de los pronombes ics persons de * 17 person de lal (oars vox ote nas ines formas Sn of oy acne tie rol vor el mite ©) Ec delfomsoe pecs 2 pnp ap 1) eolcin dea oma ncn dl rome pond 3" pesos > de su forma dtona ge > se; ne e ee ea 2) config dlc de poseivos ona gnralizcinde somes - ‘enias nu paramos gern, pein ls formas maclina o)S ty si ene som loon ages /este aust ee cone poser ito dla formas eves iy Slut dorm del ae fl, onetda cn el nso antro Stal de invari ancina dla por alma rear Gide nero fomenine (el espa >In espa) tena ane suns an por vocal ania (tana) 2.1.2 Morfologia verbal 9) Bvolucién de la I persona del singular del presente de indicative de los veil ser, estar dar, ir (s0 > soy, esto > estoy, do > doy, vo > voy) y adicién del elemento a a forma impersonal hay; by mutacidn de la desineneia de 2 persona dol plural (-ades > -dis ds: -edes > <éis, és; -ides > -fs), primero en palabras paroxitonas y posteriormente en formas proparoxilonss: ©) pérdida de los imperfectos y condicionales en -/, sustiuidos por -a; 4) abandono de las formas analiticas del futuro y el condicional, debide en gran Parte a la gramaticalizacién del verbo haber como auxi ©) evolueién de la forma verbal -ra de pluscuamperfecto de indicativo a imper- feeto de subjumtvo: 1) inicio dela decadencia del futuro de subjuntivo; 8) pérdida de ls partcipios en -«do de los verbos de la 2* conjugaciéa, 2.1.3 Preposiciones, adverbios y conjunciones 4) Pérdida de preposiciones (so, cabe), adverbios (y, ende, suso, uso, luefe, ‘agora) y conjunciones, tanto causales (ca), concesivas (maguer (que), pero ‘que, comoguier{a) que), como temporales (cada que, desque, de que), ')gramaticalizacion del elemento léxico mente como sufij en la formacion de adverbios de modo; (©) cteacién de nuevos nexos conjuntvos a partir dela gramaticalizacién de par- Licipios de pasado (puesto que, dado que) y de presente (na abstante que, no embargante que). 30 ‘Cantos SANciiE2 Lancs 2.1.4 Morfologia derivativa 8) Introduceidn de la formaci6n del diminutivo nite eco en detrimento dela forma medieval illo. 2.2. Cambios sintdcticos que suceden en el paso del espaiiol medieval al clasico 48) Anteposicién del adjetivo ant el sustantivo (omne pobre / pobre ome); +) desgramaticalizacién de lx construcci6n anfculo + posesivo + sustantvo (la sue muger ~ su muger > *la su mujer f su mujery. 16) aparicion de casos de lest (le wo ~ lo wio) y Tafsmo (la divo ~ fe divoy, 4) desgramaticalizaci6n de la estructura con interpolacin de elementos entre el ‘pronombre personal étono y el verbo (lo no dixo ~ no lo dixo > *lo no dso ¢ no to dixo). ‘Sin dnimo de ser exhaustivos, los 24 cambios gramaticales que aqui se relacionan (20 morfol6gicos y 4 sintécticos) vienen a caracterizar un estado muy conereto de lengua, el espafiol medieval, diferente al de la etapa siguiente, el espatiol clisico. Por otra parte, no todos estos cam- bios culminan ni mucho menos a finales de este periodo (como sucede, por ejemplo, con Ia desinencia de 2 persona del plural o con el abando- no de las formas analiticas para el futuro y el condicional, que se acaba- rin de implantar posteriormente); algunos se producen en fechas relati- vamente anteriores (Ja generalizaci6n analégica del género femenino en ciertos adjetivos y la pérdida de los participios en -udo de los verbos de la 2* conjugaci6n); y otros coinciden a finales de esta etapa, el siglo XV (la desgramaticalizacién de la construccién articulo + posesivo + sustantivo y también de la estructura con interpolacién de elementos entre el pronombre personal étono y el verbo). Con todo, lo més signi- ficativo es que estos elementos gramaticales, antes de evolucionar, han convivido conjuntamente en una determinada etapa hist6rica de la len- gua espafiola, el espafiol medieval. Si esto es asf, podemos afirmar que a finales de esta época se ha producido, después de un largo periodo de difusién, una estabilizacién en Ia gramitica del espafiol, que ha ocasio- nado, por un lado, Ia desgramaticalizacién 0 pérdida definitiva de una serie de estructuras (por ejemplo, la combinacién del articulo y el pose- sivo ante el sustantivo, y los casos de interpolacién entre el clitico y el verbo) 0 de ciertos elementos lingiifsticos (adverbios, preposiciones y Periodizacién y cambio gramatical 31 conjunciones); por otro lado, la aceptacién y normalizacién de otras construcciones més innovadoras (la anteposicién del adjetivo al sus- tantivo) 0 que simplifican determinados aspectos de la gramética (los casos de leismo y laismo). Esta extrafia confluencia de distintos cambios gramaticales en un mismo periodo de tiempo (finales del siglo XV, principios del XVI) nos permite hablar de la existencia de una etapa de transicién en la historia de Ia lengua espafiola (denominada espaitol preclisico), de una clara frontera linglifstica establecida tinica y exclusivamente mediante datos Tingifsticos, sin necesidad de recurrir a aspectos de tipo extra- lingiifstico como son los argumentos histéricos, literarios 0 sociales, los cuales, a partir de ahora, ya no son absolutamente necesarios para la periodizacién, 3. El siglo XVIII: ;frontera temporal del espafiol? El principal problema que se nos plantea a la hora de considerar el siglo XVIII como una frontera temporal del espaiiol, como el inicio del deno- minado espafiol moderno, es el de probar la adecuacién de los criteri empleados por las distintas historias de la lengua y graméticas histéricas. En resumidas cuentas, si la caracterizacién de esta etapa histérica se fundamenta principalmente en principios de tipo lingiistico, internos, 0 si nuevamente los elementos extemnos a la propia lengua han sido deter- minantes para su definicién. Los diferentes estudios realizados sobre este periodo parecen combinar hasta cierto punto ambos procedimien- tos, ante la aparente ausencia de claros cambios lingiifsticos, como se vVerd mis adelante, Un primer aspecto que hay que abordar es si realmente el considerado espaiiol moderno comienza a principios del siglo XVIII. Como antes se ha sefialado, la divisi6n por siglos no responde a una realidad historica (véase Menéndez Pidal 1942), por lo que resulta muy curioso que se Produzca un cambio de lengua tan importante justamente al acabar ¢l siglo XVI, el cual formaba parte del espaiiol clisico. De este modo, Podemos encontrar autores que aluden en general al siglo XVII sin establecer una fecha precisa de su inicio, como serfa el caso de Lapesa 32 ‘Cantos SAncitez Laxcis (1981:418), para quien “el siglo XVIII marca una quiebra de Ia tradicin hispdnica y un auge de la influencia extranjera”, y asi se analiza en un extenso esiudio sobre! espafiol modemo y contempordneo (véase Lapesa 1996). Tal vez, a tenor de lo que indica este lingtista, se produce cierta- mente una raptura, al menos por lo que respecta al pensamiento de la época en relacién a la lengua, aunque este hecho no dejaria de ser un elemento de tipo extemno: “Nunca, en verdad, estuvo mis justificada que en el siglo XVIII la preocupacién por el idioma.” (Lapesa 1981: 424). Sin embargo, tenemos que preguntarnos si esta indefinicién tempo- ral no responde en realidad a una ausencia generalizada de estudios lingiifsticos sobre este periodo, como sefiala Lézaro Carreter (1949/ 1985), para quien el siglo XVIII serfa el gran olvidado: Por una especie de alvido, de desprecio ode conjura, la critica ha desvindo conti ‘nuamente suatencidn del siglo XVIlespafol, Creemosqueconello shacometido tunainjusticiaeon na época que, en todos losrdenes,consttuye lalinea de parti delacultura modema, En linglistica,concretamente, se desarrollaunaextreordinaria actividad cndiverses érdenesd>fnvestigaclones, queconatituyen otros tantos puntos Ge vistaen In consideraci¥n del lenguaje, (Lazaro Carreter 1949/1985: 39-40), Y como sefiala también este autor, habria que ver hasta qué punto los factores de tipo externo Hegaron realmente a condicionar ¢ influir en los aspectos internos de Ia lengua, Cabe recordar en este momento que una de las caracteristicas del cambio lingUfstico es precisamente su inconsciencia (Ridruejo 1989: 7), junto a su gradualidad e impredecibil dad. Antes hemos visto que en e paso del espafiol medieval al espafio! clésico se produjo tal cantidad de cambios lingtisticos internos (todos, inconscientes, gradvales e impredecibles) que permiten justificar por sf ‘mismos el establecimiento de una frontera temporal entre ambas épo- ‘cas. Por ello, la pregunta que nos tenemos que hacer ahora es si un hecho similar se produce en el paso del espafiol clisico al espaiiol mo- derno, lo cual seria esperable si se dan cambios nuevos, evoluciones lingitisticas que por su propia naturaleza deberfan presentar otra vez las ‘mismas caracteristicas de inconsciencia, gradualidad e impredecibilidad. O tal vez no, ya que, si se admite que los cambios que se producen en el paso del siglo XVII al siglo XVIII son esencialmente conscientes, fruto de una voluntad normativa externa, resultarfa entonces que el peso de los factores internos se podria alternar con los externos a lo largo de la historia de una lengua, aunque fuera de manera excepcional: Periodizaci y cambio gramatical 33 Lequesupone enauesi as contt, ue hy qe sr pao ela valorcn de Iatfienta qu pean ener la isa acerca dea lengin qe cst na égocapocean, sobre llenguaisna, sditellqveunhetho peace, dena Tez an libre yeapnténea come esa expresi ose Yea slanzao pr una sormaisnextrn de ndonlectual Stnembarg, lilo XVII fue ese tal Fe tn sgo que eeyéen ins els, ena nomacion ar ue oni la Ciencia conoinienfo, sno que ua conus onfome a lac prpia ‘da Hy pes mios toes para sspecharquecstefendmeno que ala al {eeniodasus formas, operéambidnenlnexpesinidamica, (Laer Cameet, iasonges: 39-40), Sin embargo, resulta diffcil de creer a priori que justamente una época tan poco estudiada desde el punto de vista del cambio lingifstico sea precisamente Ia que contradice uno de sus principios fundamentales. Por ello, como se verd mas adelante, se hace imprescindible comprobar Ia existencia 0 no de un ntimero suficiente de cambios internos que puedan dar lugar y justificar esta nueva frontera temporal, por lo que serd necesario caracterizar ese denomintado espaiol clésico y ver las diferencias que presenta con el periode que aqut nos ocupa. En Cano Aguilar (2005), la parte asignada a “el espaiiol en la época moderna” (caps. 35-44)" viene después de Ia dedicada a “Ia lengua en Ja Espafia de los Austrias” (caps. 26-34)8, en donde en mas de una ‘ocasién se hace referencia a los siglos XVI y XVII 0, curiosamente, a “La Espafia moderna (1474—1700)" (cap. 26), si s6lo se tienen en cuen- ta aspectos de tipo histérico®. Si nos atenemos, en teorfa, exclusiva 7 Lostitulos de los diferentes apftulos de esta parte resultan muy significatives para ver las principales temiticas que se tienen en cuenta ala hora de estudiar y carac~ terizaretapas tan amplias, Asi se dedican los dos primeros capitulos a aspectos ‘externas como “La actuacién de las Academias en lahistoia del idioma" (cap. 35) y ‘Las regulaciones legales de Ia lengua (del espatoly las otras lenguas de Espaa ¥ América)” (cap. 36); los tres siguientes alos aspéctosinternos, como son los "Cambios vivosenel plano fénicadelespanol: varacion dialectal ysociolingistica”™ (Cap. 37) 1os*Cambios y tendencias gramaticalesen el espaol moderna” (cap.38) y"Elléxico espatol,desdeel siglo X Vil hasta hoy” (cap. 39); para pasar finalmen- te. deseribir la situacion del espafiol en las diferentes comunidades aut6no! (caps. 40-42), e1espafil de Amética (cap. 43) y el judeoespafol (cap. 44) nesta parte, los cambios internos ocupan los ues tltimos capitulo“ Cambios en a fonologta del espaiiol durante los siglos XVI y XVII" (cap. 32), "Cambios gra Inaticales en los Siglos de Oro" (cap. 33) y “Catubios en el Kéxico del espaol durante la época de los Austrias” (cap. 34), 9 Como se puede observar, el empleo del adjtivo “moderne” no queda muy claro, ‘yaque tanto se aplica a los Siglos de Ore como al espaol que va del XVIIL al XX. 34 (CaRtos SANCHEZ LANCIS mente a los cambios gramaticales que suceden en los Siglos de Oro, ‘como asf nos haria creer el titulo de su capitulo, Girén Alconchel (2005) establece unas claras fronteras para esta época que van de 1492 a 1726, basadas justamente en aspectos hasta cietto punto externos, como son la publicacién de dos obras consideradas fundamentales para la lengua espafiola en su historia: Con este sintagma {*Siglos de Oro"] designamos aqu’la época comprendida entre la Gramatica de Nebrija (1492) y el Diccionario de Auioridades (1726). (.-)- Desde el punto de vista linghstico es un perfodo de transicign desde el espaol ‘medieval al moderno, Por eso se le ha llamado “espaol medio” (entre et ‘gu0" y el “modemo”) y, con més frecuencia, “espaol clisieo” (porque coincide ‘nla 6poca de clasicismo literati de nuestra lengua). Es un perfodo caracteriza~ ‘do por una evolucin lingUfstica muy intensa. [...]. Durante ese largo periodo tiene lugaruna labor de seleccin y fijacidn que va adar como resultado el espaol rmodemno y que es producto de dos Factores, principalmente: la imprenta y la codi- feacién gramatical ogramatizacién. (Girén Aleonchel 2005: 859-860). Son varios los aspectos a tener en cuenta a partir de los criterios expues- tos por este autor. En primer lugar, como ya se ha expresado anterior- mente, resulta bastante discutible marcar con tanta precisi6n las fronte~ ras temporales de un determinado periodo hist6rico y més basdindose en Ia publicacién de dos obras fundamentales para la lengua espafiola, pero cuya incidencia directa e inmediata en Ja lengua oral de la época no resulta tan clara. Cuesta creer, por un lado, que la Gramatica de Nebrija (1492), obra dirigida, como se sefiala en su prélogo, a la enseftanza del espafiol a hablantes no nativos, implicara un cambio lingifstico tan significativo como es el fin del espafiol medieval y el inicio del espaiiol clisico; y, por otro lado, que el Diccionario de Autoridades de la Real ‘Academia Espafiola (1726-1737) supusiera a su ver el final del espafiol clasico y ¢l comienzo del espafiol modemo, cuando contamos a su vez en fechas anteriores con otra obra lexicogrifica de gran peso en nuestra historia como es el Tesoro de Covarrubias (1611). En todo caso, habria que pensar aqui en la coincidencia de la publicacién de esas dos obras con ladifusién y adopci6n de unos determinados cambios lingUfsticos”, Por otra parte, ja caracterizacién con criterios internos que se realiza de 10 Sobre Ia importancia de distinguir la innovaci6n de Ia difusién y Ia adopeién en el ‘cambio gramatical de cara Ia periodizacién de la lengua, véuse Buenafuentes (2o02a y 20028). Periodizacin y cambio gramatical 35 este periodo resulta un tanto indefinida, ya que se alude a la existencia deeste “espatiol medio"! como una etapa de transicién entre dos perio- dos, el medieval y el moderno, en la que Ia lengua sufre una gran evolu- cidn. Es decir, tal y como seitalaba en cierto modo Eberenz (1991: 105~ 106), este espafiol medio tendria la funcién de hacer de puente entre dos tapas de gran estabilidad, la medieval y la moderna, y su funcién serfa Ja de despojar a la lengua de ciertos rasgos propios del periodo antiguo y dotar a la modema de otros nuevos. En este sentido, sf puede ser relevante, desde un punto de vista externo, aunque con algunas reservas, el papel de la imprenta como elemento grifico regulador y el de Ins sgraméticas, ladenominada gramatizacién, en la codificaci6n gramatical. Acontinuacién, Girén Alconchel (2003 y 2005: 885) distingue aproxi- madamente tres subperiodos en el espaiiol clisico. Segtin este autor, el primero irfa desde 1492 hasta 1555.0 1556 (desde el final del reinado de los Reyes Catdlicos, la Gramdtica de Nebrija y la Celestina a la abdica- cién de Carlos V, la Gramdtica de Villal6n y el Lazarillo); el segundo desde 1556 a 1648 (inicios del reinado de Felipe Ml, las Gramdticas de Lovaina y el Lazarilfo a los Tratados de Westfalia, Ia Gramdtica del P. Villar y Gracin); y el tercero desde 1648 a 1726 (Final del reinado de Felipe Il, el P. Villar y Calderén al primer Borbén, Ia Real Academia Espafiola y Feijoo). Como se puede constatar con facilidad, se trata de ‘nuevo de criterios de tipo externo, basados principalmente en la politica, las ideas lingtifsticas y la literatura, por lo que se echa en gran falta la aportacién de datos meramente lingiifsticos para caracterizar estas eta- Pas, a menos que éstas solo tengan una existencia fuera de la propia lengua, por lo que carezean de ellos, __ Sin embargo, este autor también considera la presencia de criterios internos para caracterizar toda esta época: BL gran lapso temporal que va deste 1492 a 1726, en su conjunto, ns ha permitide observa c6mo se ha estabilizado e] miclea duro de la gramtiea (Ia morfologta) y ccémo se van estabilizando ~en procesos ain no concluides del todo~ las zonas {ntermedias entre el ncleo y la prifera (gramaticalizacién de los tiempos com- uests, determinaeién del SN, mareacién de las principales funciones oracionales, te). (Girén Alconchel 2005: 885) 11 Creemos que el eoncepto de “espaol medio” puede resultar mucho ms aeertado para caracterizar esta etapa histGrica situada entre el espatiol medieval y el espa- ol modem, ya que queda totalmente desproviste de las connotaciones externas Ae tipo literario que impliea el empleo del tsrmino “elise”, 36 ‘Cantos SANCHEZ Lanets De todo lo anterior, lo que nos interesa ahora es ver, desde un punto de vista interno, en qué consiste esa evolucién (an activa que sufre la len- gua entre 1492 y 1726, de tal modo que nos permita justificar la exis tencia de una etapa media entre la antigua y la moderna, Por lo que respecta a los cambios lingiifsticos que suceden, Girén Alconchel (2004) destaca por encima de todo la importancia de los procesos de gramaticalizacién: Por tanto, son cambios quo suponen una gramaticalizacin creeiente un emerger considerable de lasintaxisacostade lacorrespondientereducciéndelaorganizacién pragmitica de discurso, En este sentido de gramaticalizacidn creciente es decir. fe un modo més sintético y menos pragmétieo- entiendo Ia estandarizacion del castellano entre finales del XY y principios del XVIII, (Girén Alconche! 2004 86) Si se realiza un repaso de los cambios gramaticales recogidos en el apartado 2.1, del presente estudio, en donde podemos observar cuales eran las diferencias entre el espafiol medieval y el espaiiol clisico, cier- ‘tamente se consiata ina clara conctecién de los aspectos morfol6gicos, tanto los nominales (generalizaci6n de las terminaciones del género basadas en la oposicién -o para el masculino y ~a para el femenino; extensién del plural a formas que no lo tenfan claramente especificado, ‘como sucede con el pronombre relative quien(es); triunfo de las va~ riantes compuestas gramaticalizadas del pronombre personal de I* y 2° persona nosotros y vosotros; generalizaciGn de las formas breves del demostrativo de |* y 2° grado este y ese); como los verbales (mutacin de la desinencia de 2* persona del plural en los paroxitonos -dis, -éis, is; extensiGn de la terminacién -fa para los imperfectos y los con- dicionales; y, como aspectos mas caracteristicos y definitorios de este periodo, tendriamos, en primer lugar, la adici6n de la terminacion -y a la I* persona del singular del presente de indicativo de los verbos ser Goy), estar (estoy), dar (doy) € ir (voy): y, en segundo lugar, el triunfo de las formas sintéticas en el futuro y el condicional gracias a ta grama- ticalizacién del verbo haber como auxiliar), En relacién a las preposicio- nes, adverbios y conjunciones, es ficil ver la desgramaticalizacién de una serie de elementos medievales, algunos de los cuales serdn reempla- zados por otros nuevos, fruto de un proceso de gramaticalizacién, so- bie todo en los nexos conjuntivos. En el caso de Ja morfologfa deriva- tiva, la formacién del diminutivo distinguird claramente lo medieval illo) de lo elisico (-itol-ico). Periodizacién y cambio grammatical 37 Por lo que respecta a la sintaxis, si algo tiene de particular el orden de palabras en este periodo es, por un lado, justamente por lo que ya no se encuentra, como son las tipicas estructuras medievales de interpolacién de elementos entre el clitico y el verbo, y la construccién de articulo + posesivo + sustantivo; y, por otro lado, por lo mas innova~ dor, como son los casos de anteposiciGn del adjetivo ante el sustantivo, orden de palabras contrario a la tendencia de las lenguas roménicas en las que el complemento aparece a la derecha del niicleo, y tos cambios de preposicién en el régimen de algunos verbos. A todos éstos se podria afiadir, segtin Gizén Alconchel (2002 y 2004), una serie de evoluciones que afectan a la extensién de los usos del articulo; el empleo de uno con valor impersonal; la creacién de la impersonal activa con se; Ia paulati- na generalizacién de la preposicién a con el complemento directo de persona; la extensién del lefsmo, el lafsmo y el lofsmo; el cambio pro- _gresivo enel orden de los pronombres étonos en la oracién (de la enelisis medieval ala proclisis moderna); Ia evolucién del esquema de las cons- trucciones condicionales: etc. Sin embargo, a pesar de toda esta lista de cambios, seguimos sin tener un conjunto significativo de evoluciones gramaticales que real- mente definan y caractericen este espaffol medio al igual que sucedia con Ia etapa anterior. Ello se debe al hecho de que la mayoria de estos cambios ya se inicia en la época medieval, aunque culmina en la etapa clisica, por lo que la forma innovadora, marcada, convive durante bas- tante tiempo con Ia variante antigua, no marcada, como sucede, por ejemplo, con las formas breves y compuestas del pronombre personal 0 del demostrativo de 1° y 2° grado o con las variantes sintéticas y anali- ticas del futuro y el condicional. También puede ocurrir que la etapa lésica sea simplemente un periodo mis, de paso, en el proceso de pro- Pagacién y adopcién de un cambio, como de hecho sucede con la ex- tensién de los casos de lefsmo, lafsmo y lofsmo, con la insercién de la Preposicién a ante el complemento directo animado 0 con Ia variacién de orden de los pronombres personales dtonos en Ia oracién, cambios iniciados mucho antes y no todos concluidos en la actualidad. Por con- Siguiente, todo esto avalafa la idea de que el espafiol clésico 0 medio Se caracterizaria justamente por ser una etapa de transicién entre dos estados hist6ricos de la lengua, el espaiiol medieval y el espatiol mo- demo, por concluir unos cambios (por ejemplo, Ia interpolacién y Ia combinacién del articulo ante el posesivo y el sustantivo, asi como la 38 Cantos Sncitez LaNcis sgramaticalizaci6n del verbo haber en el futuro y el condicional) ciar y ayudar a extender otros (por ejemplo, la preposicion a ante el complemento directo animado y el leismo, el Iaismo y el lofsmo). ‘Una vez asumida la existencia de dos periodos hasta cierto punto tan dispares como son el espaiiol medieval o antiguo y el espafiol clésico 0 medio, el primero caracterizado como una etapa de estabilidad y el segundo como una época de transformacién y, sobre todo, de transicién entre dos estados distintos de lengua, resulta necesario constatar si el periodo denominado espafiol moderno responde a una nueva etapa his- t6rica al presentar un ntimero suficiente de cambios lingilisticos, rasgos propios definidores de tipo interno, y si st inicio se da justamente en el siglo XVIII, Como anteriormente se ha explicado, el concepto de espa- fiol modemo asf como su extensién en el tiempo han sido aceptados sin problemas, como se puede ver, entre muchos otros, por Cano Aguilar (1988), el cual titula explicitamente el capitulo VILI como “El espaiiol moderno (siglos XVIII a XX)" y Io caracteriza de la siguiente manera: Con el siglo XVIII puede decirse que concluyen los grandes procesos histéricos| constitutivos de la lengua espafola. A panir de entonces, no slo estamos ante el “espaol modema”, sino, sobre todo, ante una lengua que ha aleanzado su estabill- dad: por un ado en lo que hace a su difusi6n geogrific ...}: por oto, las grandes Tineasde laestritutaidiomética nohan variado: nienel plano féniconienel morfo- ‘intictico puede sefialarse en este periodo ninguna alteraci6n fundamental, y el ‘vocabulario bésico sigue siendo, en general, el mismo. (Cano Aguilar 1988: 255). Por consiguiente, estarfamos ante una nueva etapa de estabilidad, tras ‘nade transicién y evoluci6n, caracterizada precisamente por no experi- mentar cambios linglifsticos destacables y por presentar, en teoria, dife rencias con el periodo anterior. Si esto es asf, el establecimiento y del mitacién temporal del espafiol modemo estarfan justificadosen principio porhaber ocurrido la culminacién de una serie de evoluciones anteriores justo en el paso del siglo XVII al XVIII. Sin embargo, nos vuelve a resultar sorprendente que la frontera entre dos periodos histéricos de la lengua espafiola coincida de nuevo con el cambio de siglo, medida tem- poral que, como se ha demostrado antes, no responde a una realidad linglistica, Por ello, no es de extrafiar que los criterios de tipo externo, ante Ja ausencia de los de tipo interno, hayan vuelto a tener un peso considerable en la caracterizacién de esta nueva etapa, como asf parece desprenderse de las siguientes consideraciones de Marcos Marin (1979): Periodizaci6n y cambio gramatieat 39 L...]enelespaiiol hay, a lo largo del tiempo, una costumbre de reforma, en cierto modo periddica: cada dos o tes siglos nuestra lengua sufte una modernizacién suffcientemente profunda como para marcar una diferencia entre el perioda ante- rior y el siguiente, si bien, de modo en ciero sentido paradéjico, la hima gran reforma especifica parece ser la del XVII, [..) (Marcos Marin 1979: 85), Segtin este autor, la reforma del siglo XVIII es una reforma institucional, levada a cabo por la Real Academia Espafiola, cuya actividad sanciona el rey Felipe V (en clara correspondencia con la del siglo XIII, en don- de intervino directamente el rey Alfonso X con Ia escuela real, relacio- nado con la Escuela de Traductores de Toledo). A pesar de este cardcter institucional, el cual no implica necesariamente su éxito, considera que 1 triunfo de esta reforma estriba en el hecho de ser abierta ala sociedad y de tener en cuenta rasgos lingtifsticos populares: [...] un rasgo externo caructerstico de Ins roformas espafolas es su cardeter $o- cialmente abierto[..]-ELXVII podria tener, de acuerdo con el talante general de |e época, unas pretensiones ms aristociticas: pero, en la préctca, se mucve guia Jo pur el use, que no 9¢ init «Tas autoridades det idioma, sino que se Jaca de recoger expresiones tradicionales y sabe ver en el pueblo el depositaro del len= {Buaje, que no se confunde con el vulgarismo, en contraste antitético con el ‘cademicisme, [..]. ELXVII, ademds, ve el fin dl latin como lengua cientifica [..-Jky el definitive triunfo del eastellano en los campos limitadas donde ain no se habia impuesto. (Mareos Marin 1979: 96-97). Ciertamente, uno de los hechos externos considerado unénimamente por los distintos historiadores de la lengua espafiola como fundamental para caracterizar linglifsticamente el siglo XVIII, en particular, y el inicio del espaiiol moderno, en general, es la fundaci6n de la Real Academia Es- Paiiola en 1713 (véase Lépez Morales 2005), ya que aella se le atribuye Ja labor tanto de unificar el idioma como de normativizar la lengua a Partir de esta poca. De ahf, la gran importancia que se asigna a la Publicaci6n del Diccionario de Autoridades (1726-1737), la Ortografia de la lengua castellana (1741) y la Gramatica de la lengua castellana (171), ya que dotan al idioma espanol de las herramientas bisicas imprescindibles para su unificaciGn y normativizacién!?, Sin embargo, si como se ha dicho antes, el espafiol del siglo XVIII era una lengua ya de por sf lingdfsticamente estable por lo que respecta al cambio lingtifs- 12 Resita muy significativo cl hecho de que primero se publicara el diecionatio, después a ortografa y finalmente la gramatie, por este orden, . 40 ‘Cantos SAncitez Lancs tico, tras la etapa de transicién de los siglos anteriores, tendrfamos que ‘cuestionamos hasta qué punto factores de tipo extemno como la funda- cci6n de la Academia fueron realmente tan determinantes en la configu- raci6n y estabilidad del idioma, al menos en relacién a su evolucién internal, Debemos tener en cuenta, segtin Cano Aguilar (1988), que: Una vee consolidada la estructura del idioma en tos siglos XVI y XVI, las alters ciones mis notables ocurridas desde entonces se refieren a aspecios extemos como la onografa,o la continua incorporacién de elementos léxicos de origen foréneo: ‘como veremos, ciertos problemas gramaticales o las preferencias en determina- dos procedimientos de formacién de palabras no pueden entenderse sin referencia al extranjerismo, (Cano Aguilar 1988: 260)" Acontinuacién se relacionan, tal y como especifica Cano Aguilar (1988: 260-266), los denominados “problemas lingtifsticos del espafiol mo- demo”, es decir, los cambios més importantes'® que sufre la lengua ‘espafiola en su paso del espafiol clisico al espafiol moderno, lo cual no significa en absoluto que se trate de evoluciones ya terminadas, sino que muchas de éstas todavia siguen en la actualidad sin haber sido total- ‘mente adoptadas por Ia mayoria de hablantes. 13. Girén Aleonche} (2008: 2244) considera las reformas y modernizaciones de la Tengus asf como la “gramatizacién” (Auroux 1994), entendida esta dltima como laredaceign de diccionarios, orcogralias y graméltieas, erterios mixtos (i exter- ‘os ni intemnos), que deben ser tenidos muy en cuenta por los historiadores de la lengua, Sin embargo, Eberenz (2009: 193) sostiene que se sobrevalora la influen- cia social que pudieron ejercer las gramsticas, al menos las anteriores ala funda cig de la Real Academia Espaviola, en la evolucién fijacin de la lengua de los siglos XVII y XVIII 14 Ademis, en esta época, a la hora de realizar cualquier estudio lingfstico, habré {que tener en consideracién las caraetersticas propias de la lengus literaria del siglo XVIII segdn este avtor, ya que ésta presentars, por tn lado, restos de los ‘modelos del Baeroco junto a aspectos més innovadores del Neoclasicismo y. por ‘otro, contrapondeé una influencia galeista que alteraba las structures del ‘aun fuerte sentimiento “purists”. 15 Se realiza una seleccién por nuestra parte. En este caso, s¢ incluyen no sélo los ‘cambios gramaticales, sino también los cambios ortogriticos,fonicos y léxicos, ‘que no se han tenido en cuenta en la configuracién de las anteriores etapas (espa fil medieval o antiguo y espaol eldsieo o medio). Ello se debe, por un lado, a las caracterfsticas tan peculiares que posce el espafiol modemo y, por oo, al tra rmiento que he reeibido por pare de las distinas historias de la lengua a la hora de su exracteizaciéa, eriodizacién y cambio gramatieal 41 3.1 Cambios ortogréficos que suceden en el paso del espaiiol clasico al espaiiol moderno a) Reparto de y (amaba vivir); ) restauracién de In ch-> latina, procedente de Wy F (hombre [hio}: ©) distribucién complementaria do las grafias / (hacer zapato); 4) liminacin de <-ss-> y procedente esta ltima de /x/s ©) conservacién de ante vocal palatal < 2-+¢, i (garage / garaie); 1). recuperaciGn de grupos cultos:

, , , , (< fk}; 8) liminacién de grupos eultos: , , cn helenismos (philasophiays 1h) regularizacin de a grafia (euando y no quando), 3.2. Cambios fonicos que suceden en el paso del espaiiol cldsico al espafiol moderno a) Yefsmo VAs> fi); ) sincopa de ©) no propresin del sesco y la aspiracisn, 3.3 Cambios gramaticales que suceden en el paso del espaitol clasico al espafiol moderno 3.3.1 Morfosintaxis nominal 4) Formacién del plural en los extranjerismos; ') empleo del ordinal adjunto especficativo del nombre propio sin arfeulo (don Jaime el primero > D. Alfonso VI de Castilla, ©) lefsmo, laismo y lofsmo (uso etimoléico frente a uso analdgico basado en el ‘g6nero), con a condena det lafsma en 1796 y del lofsmo en 1874; 4) ‘imcremento de Ia difusién de la forma de tratamiento usted a finales del siglo XVI y principios del XVI 3.3.2 Morfosintaxis verbal 4) Fin de la mutacin de Ia desineneia de 2* persona del plural (ades> dis, «ds; sedes > -is,-é5; sides > is) em ls formas proparoxttonss; >) recuperaciGn culta de Ia forma verbal -ra de impertecto de subjuntivo como pluscuamperfeeto de indicativo; ©) uso del presente o imperfecto de indicative en las condicionales ‘creas? (si tenfa dinero, me iba de vacaciones /xi lo sé, no vengo). a2 ‘CARLOS SANCHEZ LANCIS 4) establecimiento de la oposicién pretéritoindefinida/pretéito perfecto cativo (cantélhe cantado); ©) dosgramaticalizacin del futuro de subjuntivo; ) oxtonsin del complemento directo con la preposicién 2) difusidn de elitico duplicador del complemento indirecto (le dio un regalo a Juan, hh) introducci6n del dativo inanimado (la muerte del padre puso térnino a sus cestudios eldsicas). 3.3.3 Preposiciones, adverbios y conjunciones 4) Presencia/ausenecia de Ia preposicién de, con la consiguientealternancia de sintagmas preposicionales/aposiciones (la calle de Balmes#lacalte Batmes). 3.3.4 Morfologta derivativa 48) Aumento de las formaciones compuestas 3.4 Cambios léxicos que suceden en el paso del espafiol clasico al espartol moderno a) Batrada de cultismos (amputacién): ') introduccién de galicismos (jefe). De todos los cambios anteriores, debemos distinguiz, en primer lugar, los que son externos a la propia lengua, como consecuencia de un pro- ceso regulador y normativizador en el caso de la reforma ortogréfica impulsada por la Academia, 0 simplemente por el influjo cultural de tuna lengua extranjera o antigua considerada de mayor prestigio, como ‘ocurre con la incorporacién al idioma de cultismos y galicismos, Se trata, como se ha dicho, de elementos externos que se han dado en otras épocas y que creemos que por sf solos no son determinantes para esta blecer periodos histéricos de una lengua. Con todo, este tiltimo aspec- 10, el del Iéxico, ha recibido una gran atencién en este periodo, ya que, por ejemplo, Alvarez de Miranda (2005: 1049) considera que “con el siglo XVIII se abre una etapa de intenso enriquecimiento del 1éxico intelectual y cientifico [...].” O, como sefiala Narbona (2005): Que et siglo XVII esté mareado por una “quiebra de Is tradicin hispSnies y un auge dela influencia extranjera” (Lapesa 1980: 418) resulta patente en el vocabue Periodizacién y cambio gramatical 43 lario. En las voces y expresiones que, con cl fin de vencer la pobreza y el mal ‘gusto, aeogen o rechiazan nuestros eseritores neoclisicos se refieja una especie de ‘movimiento pendular entre la inclinaci6n a imitar los modelos griegos y latinos y ‘mirar fuera (a Francia, especialmente), por un lado y Ia reaccin purisiay defen- siva ante Io que consideran eorrupeién, por oto. (Nartona 2005: 1023), Respecto al resto de cambios indicados, tas evoluciones fénicas reflejan fenémenos que se han ido extendiendo, pero que se iniciaron en fechas anteriores, por lo que no pueden ser considerados ni mucho menos como definidores de este periodo. Y en relacién a los cambios gramaticales, tampoco parece existir un conjunto de evoluciones coincidentes en el tiempo que caractericen suficientemente esta etapa. Asi, en el caso de la morfosintaxis nominal, la difusién del lefsmo, el lafsmo y el lofsmo se remonta, como ya pudimos observar, al espaiiol medieval; en cambio sf se podria tomar como propio del siglo XVIII el incremento de Ia difu- sién de la forma de tratamiento usted (aunque de nuevo se trata de un fenémeno anterior). Y con la morfosintaxis verbal ocurre lo mismo, ya ‘que, por ejemplo. sin énimo de ser exhaustivos, la generalizacién de la preposicién a ante el complemento directo animado sigue sin estar ter- minada, por lo que las formas modernas de la desinencia de la 2* persona del plural del verbo serfa uno de los rasgos mas actuales junto con la desgramaticalizacién del futuro de subjuntivo, cuyo uso se ha conserva- do en cierto modo en el lenguaje jurfdico hasta fechas recientes. Por ‘timo, el incremento de construcciones apositivas debido a la sincopa de la preposicién de en ciertos sintagmas preposicionales en funci6n de ‘complemento del nombre es una evolucién bastante reciente, por lo que ho resulta un cambio significativo para el siglo que nos ocupa. Laclara ausencia de cambios gramaticales destacables viene a corro- borar, desde un punto de vista exclusivamente interno, la caracterizacién del siglo XVIII, en particular, y del espafiol moderno, en general, como luna etapa de gran estabilidad de la lengua, tal y como ha vuelto a destacar Tecientemente Eberenz.(2009), el cual expresa sus problemas para poder fijar una fecha de inicio de este nuevo periodo histérico!®: ‘Como se ve, el final del periodo medio resulta ditteil de determinar con eriterios ‘morfosintéticos. Propusimos el ao 1650, pero pensanclo més bien en la reorgani- ‘zacién de las estructuras fonol6gicas, sobre todo del subsistems de las sibilantes 16 Este autor no deja nada claro este aspecto, ya que sita su limite “hac algo ms tarde” (Eherenz 2009: 188188). ‘Cantos SANCHEZ LANeIs Reconocemos que fue desafortnado ealficar de reauste alos cambios ocurridos cena morfosintaxis y que la mitad del siglo XVII nose justifiea como término del periodo medio; en primer lugar, porque no se produce por aquellos ais un cam bio de paradigmas culturales con un impacto en In lengua elaborada como el que seda después de 1450. (...]la tansformaciones no se presentan ya como ruptora sino dentro de un continuum diacrénico.[...]. Se produce, pues, una progresiva cstabilizacién de las estructuras morfosintéctieas a lo largo de los siglos XVI, XVI y comienzos del XVII, Este movimiento se debe a un mayor contro! yalainstitucionalizacin de la lengua, fendmeno carsctertstico de todas las socie- ddades modemas. (Fherenz 2009: 188). Esta estabilidad parece quedar suficientemente demostrada en el mo- ‘mento en que los hablantes del espaiiol actual no parecen tener serios problemas a la hora de leer e interpretar una obra de este siglo, por mucho que hayan transcurrido casi trescientos afios, Io cual no sucede con las de épocas anteriores, como asf sostiene Narbona (2005): Preferencias estilistiens al margen[...J al lector actual no exirafa précticamente rhada de ls textos del siglo XVIII. Es mas, se considera a Feijoo nuestro primer ensayista modemo (y padre de los escritores del 98); y el mismo téxmino, moder- ro, se utiliza profusamente para caracterizar el estilo de Jovellanos 0 de Cadalso, el teatro de L, Feriindez de Moratin, etc, (Narbona 2005: 1023). Hay que tener en cuenta que los argumentos expuestos hasta aqui estén basados en estudios realizados sobre el espafiol en general, por lo que el anzlisis de algunas variantes dialectales podrfa hacernos ver un com- portamiento distinto del cambio linglifstico en esta época que ocasio- nara una periodizacién totalmente diferente en determinads zonas. Asi parece suceder, segiin Company (2007a y 2007b), en el espafiol de México, en donde se produce una gran concentracién de cambios en el siglo XVIII, por lo que propone que a partir de ahora se deberfa tener también en consideracién los estudios de dialectologfa'” hist6rica del espaiiol de cara al establecimiento de las etapas de la lengua: ” Para un estudio general de lox cambios sinticticos que sue el espariol de Amécien ‘lo largo de su historia en comparacién con el espaiiol peninsular, véase Kany (1963/1969); y también, aunque no se hace de manera exhaustiva,peto no por ll0 resulta menos sti, ls volimenes publicados hast la fecha de la sintaxishistriea dirigida por Company (2006 y 2008). Ademés, hay que tener en cuenta larealiza- cign ditimamente de interesantes trabajos sobre el castellano de algunas zonas de Espafa en el siglo XVIII, que aportan nuevos datos al ema en euestion (wéase ‘Gémez Selbane / Ramirez Luengo 2007); 0 sobre la lengua de autores concretos ‘deesa 6poca, como ocurre con Esteban de Terreros(véase Ramirez Luengo 2008). Periodizacién y cambio gramatical 45 EI planteamientoo hipstesis es que el paralelismo cronol6gico de estos cambios todos concentrados en el siglo XVII, algunos pocos en la primera década del XDG no puede deberse al xzar © a mera coineidencia, sino que requiere de una cexplicacién, que, en mi opinién, debe ser buseada en la historia social, étnica y ‘econémica de México en ese periodo, explicaci6n respaldada y motivada, sin ie ‘gar a duds, por el proceso interno, lento y gradual propio de cualquier cambio Tingistico. (Company 2007s: 18). Por tiltimo, algunos investigadores han cuestionado en los tiltimos afios Ja supuesta estabilidad del espaiiol modemo, ya que sostienen Ia exis- tencia de cambios que repercuten en la estructura gramat al de la len- gua en un determinado siglo, Este es el caso de Melis/Flores/Bogard (2003), los cuales proponen una periodizacién diferente del espafiol al hacer terminar la etapa clésica en el siglo XVIII inclusive y empezar la Jengua moderna en el siglo XIX. Para ello, se basan en la existencia de tres pardmetros que justificarfan la configuracién de esta nueva etapa que comprenderia los siglos XIX y XX: 8) Bxistoncia de nuevas estrcturis actancisles en tos verbos causativus de cue id (me gusta su sonrisa) by proliferacisn de las perifrass de futuro ira + infinitive (vamos a ral campo): ©) duplicacién del complemento indirecto (le hizo un regato a Maria) Sin quitarle ningtin mérito al estudio realizado, en primer lugar, la exis- tencia de s6lo tres cambios no justificarfa una nueva divisién del espa- fiol, como asf lo expresa Eberenz (2009: 194); y, en segundo lugar, las evoluciones clegidas y analizadas tampoco son representativas 0 exclu- sivas de la nueva etapa propuesta, como prueba Girén Alconchel (2008): 18 {...}lostres cambios considerados paradistinguir el comienzodelespaitol maderno cen el siglo XIX tienen un origen amiguo (los dos ultimos, antiquisimo), estén {odaviacn la fasede *adopei6a” no han legadon! mismo grado de“consolidacién” ¥ presentan grados de difusi6n distntes;[...] debemos aceptar que son cambios heterogéneos y poco apropiados para establecerperiodos en la historia de nuestra lengua. Sin embargo, noes dificil adherirsealaideade que hay un corte a principios dol siglo XIX. Ahora bien, hasta ab no legal espaol clésico, El espatol clésico ‘habia terminado en 1726, con el Diecionario de Awcoridades como simbolo de st final. ¥ lo que hay entre 1726 y 1815 podemos lamarlo espatiol de la época “de fijacién académica” (MarcosMarin 1992: 603) "primer espaiiolmoderno” (Octavio de Toledo 2007), a falta de un nombre mejor. (Girdn Alconchel 2008: 2248)'*, Pa la caracterizacin de ese ‘primer espaiiol moderno”, véase también Octavio de Toledo (2008). 46 ‘Cantos SAncitez Lanes Para Girén Alconchel (2008; 2251-2252), el periodo comprendido en- tre 1726 y 1815 seria simplemente una etapa de transiciGn entre el es- pafiol clisico y el espafiol modemo no del todo homogénea, en donde se podrfa constatar la existencia de dos subperiodos, uno més proximo alla lengua clsica (1726-1771) y otro més cercano a la lengua moder- na (1771-1815). Sin embargo, lo que no nos acaba de convencer es que el argumento bisico para diferenciar esta época tan determinada sea el criterio mixto de Ia gramatizacién, es decit, de Ia publicacién de dos obras académicas, como son el diccionario y la primera gramitica. 4. Conclusiones Al inicio del presente estudio nos preguntabamos si el siglo XVIII po- ‘fa ser considerado una frontera temporal del espaol debido a la @ tencia de cambios gramaticales, es decir, criterios de tipo interno, que Jo caracterizaran como tal. Después de examinar las distintas historias de la lengua y las gramiticas hist6ricas, asf como los diferentes traba- jos que han mostrado un cierto interés por el andlisis linglistico de esta époea, se constata que constantemente se recure a criterios externos 0 mixtos para justificar tanto el inicio (el siglo XVID como Ia existencia de una etapa en nuestra lengua denominada espaftol moderno. Este hecho viene a corroborar, por una parte, que estamos ante un periodo de clara estabilidad del espafol, lo cual se confirma precisa- ‘mente por Ia aparente inexistencia de un conjunto de cambios gramat cales propios y exclusivos que lo definan; por otra parte, que los crite- tios externos a la propia lengua siguen teniendo un peso excesivo en las obras y estudios anteriores a la hora de periodizar. Si realmente el espa- fiol modemo carece de cambios gramaticales destacables, la definicién y caracterizacién de esta época debe hacerse més a partir de lo que no es que de lo que es. En otras palabras, el siglo XVIII y, por consiguien- te, el espaiiol moderno deberian definirse como un periodo en el que dejamos de tener definitivamente una lengua de transiciGn, el espaiiol lésico o medio, la cual representaba una gran ruptura con la etapa an terior, el espaiiol medieval o antiguo. Hay que tener muy en cuenta que para la historia del espaol, en general, y para sus hablantes, en particu- Periodizacion y cambio gramatical 47 lar, el contraste que suponen los rasgos medievales para la lengua ac- tual minimizan las posibles diferencias que pueden hallarse en el siglo XVIII ¢ incluso antes en el espafiol clésico, por lo que no se debe olvi dar que dado el continuo lingiifstico, este siglo viene a ser simplemen- te, desde un punto de vista interno, la continuacién del anterior y el predmbulo del siguiente. Sin embargo, el hecho de no poder presentar un ntimero importante de cambios lingitisticos que caractericen el siglo XVIII (toda lengua natural esté en continuo cambio), nos hace pensar que tal vez.el peso y las propiedades de la lengua literaria de In época, asf como la importan- cia que se ha dado desde un primer momento a la incidencia social en el idioma de ciertas instituciones como Ia Academia, haya hecho olvidar © considerar innecesarios estudios internos como los que se incluyen en el presente libro, que paradéjicamente arrojan luz a un siglo tan “oscuro” desde el punto de vista de la lingitistica diacrénica. Referencias bibliograficas Abad Nebo, Francisco (200 Lo Blanch, ‘Alatone, Antonio (1989): Las 1001 aos de a eng . aos dela lengua espaol. 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