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INHABILIDADES-Intemporalidad
Magistrado Ponente:
Dr. JAIME CÓRDOBA TRIVIÑO
SENTENCIA
El Congreso de Colombia
DECRETA:
(…)
ARTÍCULO 4º...
Parágrafo 2°. Quien haya sido condenado penal, disciplinaria o administrativamente por
conductas lesivas del patrimonio del Estado o por faltas como Notario consagradas en el
artículo 198 del Decreto-ley 960 de 1970 no podrá concursar para el cargo de notario.
II. LA DEMANDA
III. INTERVENCIONES
V. FUNDAMENTOS DE LA DECISIÓN
1. Para el actor la regla de derecho demandada establece un trato desigual no
justificado que les impide a los notarios interinos que han sido sancionados
disciplinariamente participar en el concurso de méritos para acceder al cargo
en propiedad. Es una norma discriminatoria porque crea una inhabilidad que
sólo afecta a los notarios interinos. Así, si el sancionado disciplinariamente
fue un notario en propiedad no va a ser desvinculado del servicio, en cambio
si se trata de un notario interino en ningún caso podrá concursar para el cargo
que está ejerciendo. Además, servidores públicos que han sido sancionados
por las mismas faltas no estarán inhabilitados para concursar. Por otra parte,
se trata de una norma que le da importancia a la sanción y no a la falta y que
le impide al notario interino participar en el concurso independientemente de
la naturaleza de la falta cometida y de la sanción impuesta. Finalmente, como
se trata de una inhabilidad en la que se incurre por faltas cometidas en
cualquier tiempo, se le está dando el carácter de imprescriptible y por ello
también viola la Carta.
Por ello, tras verificar que más de siete años después de la entrada en vigencia
de la Constitución Política de 1991 la designación de notarios venía
haciéndose en las mismas condiciones en que se hacía en el antiguo régimen,
declaró un estado de cosas inconstitucional y ordenó la convocatoria a
concurso para la provisión de los cargos de notario2; resaltó la legitimidad
1
Es de advertir que en la Sentencia C-097-01, M. P. Fabio Morón Díaz, la Corte declaró la exequibilidad de
varios apartes demandados de los artículos 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 10 de la Ley 588 de 2000. No obstante, en esa
oportunidad no se demandó el parágrafo segundo del artículo 4° y en esas condiciones la Corte se encuentra
habilitada para abordar el estudio de fondo de la demanda interpuesta por el actor.
2
Corte Constitucional. Sentencia SU-250-98, M. P. Alejandro Martínez Caballero. En este pronunciamiento
la Corte determinó el alcance del artículo 131 de la Carta y precisó cuál era la situación laboral en que se
hallaban los notarios, distinguiendo entre aquellos que se encontraban en propiedad antes de la Constitución
de 1991, aquellos que venían siendo calificados como en propiedad y estaban amparados por el período de
cinco años y aquellos que eran interinos antes de la vigencia de la Carta de 1991. En ese pronunciamiento la
constitucional de la carrera notarial y la contrariedad existente entre tal
legitimidad y la distinción entre notarios de servicio y notarios de carrera 3;
precisó el carácter público, abierto, riguroso y objetivo del concurso a
adelantarse4; advirtió la incompatibilidad existente entre la Carta y la facultad
de designación de notarios prescindiendo de la selección de candidatos
mediante concurso5; reiteró que la actividad notarial constituye una función
pública y no el ejercicio de una profesión legalmente regulada 6 y advirtió que
el concurso debía adelantarse en condiciones de igualdad7 e incluyendo entre
Corte encontró que “Como no se ha convocado a concurso para la designación de notarios en propiedad, lo
cual ha debido hacerse en toda la República, se llega a la conclusión de que se está dentro de un estado de
cosas abiertamente inconstitucional” y por ello ordenó que en el término de seis (6) meses, contados a
partir de la notificación de la sentencia se proceda a convocar los concursos abiertos para notarios. En el
mismo sentido, Sentencia T-576-98, M. P. Alejandro Martínez Caballero.
3
Corte Constitucional. Sentencia C-741-98. M. P. Alejandro Martínez Caballero. En este pronunciamiento
la Corte concluyó que el servicio notarial es no sólo un servicio público sino que también es desarrollo de una
función pública; que la carrera notarial tiene legitimidad constitucional; que la Carta ha adoptado un modelo
que privilegia la prestación de este servicio por notarios en propiedad, nombrados por concurso y que hacen
parte de la carrera notarial; que la diferenciación entre notarios de servicio y notarios de carrera era
inconstitucional porque limitaba el carácter obligatoriamente abierto de los concursos para acceder a la
carrera notarial; que el artículo 164 del Decreto 960 de 1970 se encontraba vigente pues no fue expresamente
derogado por la Constitución y no es materialmente incompatible con los mandatos superiores y que las
expresiones “y el Tribunal Disciplinario” y “de la Administración de Justicia”, esta última contenida en la
denominación “Consejo Superior de la Administración de Justicia”, estaban afectadas por
inconstitucionalidad sobreviniente. Además declaró exequible el artículo 161 del Decreto 960 de 1970,
subrogado por el artículo 5° del Decreto 2163 de 1970, excepto las expresiones “intendentes y comisarios” y
“para períodos de cinco años”, los que declaró inexequibles.
4
Corte Constitucional. Sentencia C-153-99. M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz. En este fallo la Corte reiteró
la compatibilidad de la carrera notarial con la Carta Política, el derecho de los notarios a permanecer en el
cargo una vez han ingresado mediante un concurso ajustado a los parámetros legales y constitucionales y la
necesidad que tal concurso sea público, abierto, riguroso y objetivo. Por ello, encontró que era un requisito
desproporcionado la realización de un concurso cerrado para acceder al cargo en propiedad y remitiéndose a
la inexequibildad dispuesta por la Corte de la figura de los notarios de servicio, declaró la inexequibilidad de
los apartes de las normas demandadas que hacían referencia a esa figura, al concurso cerrado para acceder a
la carrera, al ingreso a ella, a su reelección indefinida, a su confirmación a la expiración de cada período y a
los términos “de la Administración de Justicia” contenida en la expresión “Consejo Superior de la
Administración de Justicia”.
5
Corte Constitucional. Sentencia C-155-99. M. P. Vladimiro Naranjo Mesa. En esta sentencia la Corte
declaró la inexequibilidad parcial del artículo 146 del Decreto 960 de 1970 pues encontró que la posibilidad
de que la postulación y la designación de notarios pueda hacerse prescindiendo de la selección de candidatos
mediante concurso cuando no se haya realizado y cuando se haya agotado la lista de quienes lo aprobaron,
vulneraba el inciso segundo del Artículo 131 de la Carta y que si bien podía entenderse que aquella norma
había sido derogada por ésta, la concurrencia de diversas interpretaciones sobre ese punto imponía su
declaratoria de inexequibilidad. En ese fallo la Corte indicó que “...todos los notarios que ejercen
actualmente el cargo en propiedad, pero que accedieron a él sin el agotamiento del concurso que exige la
constitución vigente, independientemente de la fecha en que hayan sido nombrados, si quisieran continuar en
el ejercicio, tendrían que participar en el nuevo concurso que sea convocado para la provisión del cargo de
notario en propiedad que actualmente desempeñan y, naturalmente, ganarlo”.
6
Corte Constitucional. Sentencia C-399-99. M. P. Alejandro Martínez Caballero. En este pronunciamiento
la Corte estableció que la actividad notarial en sí misma considerada no constituye una profesión legalmente
reconocida sino una función pública que implica el ejercicio de la fe notarial y que por ello no era posible que
los notarios se asociaran en un colegio profesional. Por ello declaró la inexequibilidad de los artículos 191,
192 y 193 del Decreto 960 de 1970; la exequibilidad del artículo 194 de ese decreto en el entendido de que
los notarios podrán organizarse en asociaciones y la inexequibilidad de la expresión “el Colegio de Notarios”
consignada en el artículo 7° y del artículo 8° de la Ley 29 de 1973.
7
Corte Constitucional. Sentencia C-647-00. M. P. Fabio Morón Díaz. En este fallo la Corte declaró
fundadas las objeciones presidenciales formuladas contra el último inciso del artículo 2° y contra el artículo
6° del Proyecto de Ley No.148 de 1998 del Senado de la República y 221 de 1999 de la Cámara de
Representantes “Por medio del cual se reglamenta el ejercicio de la actividad notarial”. La Corte encontró
que la primera de esas disposiciones, al limitar la inscripción únicamente a uno de los concursos y someter a
los cargos a proveer aquellos ocupados por notarios no designados mediante
concurso, así hayan sido designados en propiedad8.
En ese contexto se ubica el parágrafo 2° del artículo 4°, de acuerdo con el cual
quien haya sido condenado penal, disciplinaria o administrativamente por
conductas lesivas del patrimonio del Estado o por faltas como Notario
consagradas en el artículo 198 del Decreto 960 de 1970, no podrá concursar
para el cargo de notario. Como se advierte, esa norma consagra una
inhabilidad para acceder a ese cargo.
los aspirantes a una espera de un año para aspirar a otra notaría, comportaba una violación del derecho a
concursar en condiciones de igualdad y que la segunda norma vulneraba el artículo 131 de la Carta en cuanto
permitía el ingreso a la carrera notarial de notarios que habían sido nombrados en propiedad sin concursar
para el cargo.
8
Corte Constitucional. Sentencia T-1695-00. M. P. Martha Victoria Sáchica Méndez. En este
pronunciamiento la Corte tuteló el derecho fundamental a la igualdad de los actores, derecho que había sido
vulnerado por el Consejo Superior de la Carrera Notarial al expedir los acuerdos 7 y 9 de 1999, mediante los
cuales se convocaba a concurso para la designación de notarios excluyendo del concurso algunas notarías
cuyos titulares, pese a estar nombrados en propiedad, no accedieron al cargo mediante el sistema de
concurso. La Corte advirtió que “...no es lo mismo concursar para el ingreso a ciertas notarías que tener la
oportunidad de hacerlo para todas las existentes en el país, pues es evidente que se abre el espectro de
posibilidades para los aspirantes, acorde con el mandato superior”. Por ello le ordenó al Consejo Superior
de la Carrera Notarial convocar a un concurso general y abierto para conformar las listas de elegibles a la
totalidad de los cargos de notario público en el país.
9
Corte Constitucional. Sentencia C-702-99. M. P. Fabio Morón Díaz.
10
Corte Constitucional. Sentencia C-845-99. M. P. Fabio Morón Díaz.
4. En materia de inhabilidades para acceder a cargos o funciones públicas, la
Corte en reiterados pronunciamientos ha precisado puntos como los
siguientes:
...Es obvio que la reglamentación legal del servicio público de la actividad notarial,
contiene la facultad implícita del legislador para establecer y precisar, tanto los
derechos de éstos, sus funciones específicas, la organización a nivel nacional, la
provisión, permanencia y periodo de los notarios, el alcance y límite de sus
responsabilidades, el manejo de la vigilancia y control de su gestión, como también, el
régimen de incompatibilidades de sus funciones con el ejercicio de otras actividades.
Como es fácil admitirlo, esta regulación constituye un componente necesario de la
actividad notarial, que de omitirse dejaría incompleto el diseño jurídico aplicable al
manejo de una función del Estado.
18
M. P. Jairo Charry Rivas. En este fallo la Corte declaró la exequibilidad de la incompatibilidad entre el
ejercicio de la función notarial con toda intervención en política, distinta del ejercicio del sufragio, prevista
en el artículo 10° del Decreto 960 de 1970.
Finalmente, en la Sentencia C-1212-0119 la Corte declaró la exequibilidad de
las inhabilidades intemporales para ser designado como notario consagradas
en los numerales 6 y 7 del artículo 133 del Decreto 960 de 1970 y que recaen
sobre los funcionarios o empleados de la Rama Jurisdiccional o el Ministerio
Público que por falta disciplinaria hayan sido destituidos, o suspendidos por
segunda vez por falta grave, o sancionados tres veces por cualesquiera falta y
sobre quienes hayan sido destituidos de cualquier cargo público por faltas
graves. En este pronunciamiento se enfatizó que la inhabilidad no constituye
una pena y se precisó que por ese motivo a las inhabilidades no les es
aplicable el mandato de imprescriptibilidad de las penas dispuesto en el
artículo 28 de la Carta. Se dijo:
19
M. P. Jaime Araújo Rentería.
20
Este Decreto, que ha sido objeto de varias modificaciones y derogatorias, en nueve Títulos regula la
función notarial, el ejercicio de las funciones de notario, la invalidez y subsanación de los actos notariales, los
libros y archivos que deben llevar los notarios, la organización del notariado, la responsabilidad de los
notarios, los derechos notariales y la vigencia del Estatuto. En los capítulos 2 y 3 del Título VI se regulan las
faltas y las sanciones imponibles a los notarios. El texto de las disposiciones correspondientes es el
siguiente:
CAPITULO 2º
De las faltas
Artículo 198. Son conductas del Notario, que atentan la majestad, dignidad y eficacia del servicio notarial, y
que acarrean sanción disciplinaria:
1. La embriaguez habitual, la práctica de juegos prohibidos, el uso de estupefacientes, el amancebamiento, la
concurrencia a lugares indecorosos, el homosexualismo, el abandono del hogar, y, en general, un mal
comportamiento social.
- 2. El reiterado incumplimiento de sus obligaciones civiles o comerciales.
- 3. Solicitar, recibir, ofrecer dádivas, agasajos, préstamos, regalos y cualquier clase de lucros, directa o
indirectamente, en razón de su cargo o con ocasión de sus funciones.
- 4. Solicitar o fomentar publicidad de cualquier clase, respecto de su persona o de sus actuaciones, sin
perjuicio del derecho de rectificar o aclarar informaciones o comentarios relativos a ellas.
Como se puede advertir, la regla de derecho demandada consagra una
inhabilidad para quien aspire a desempeñar la función pública de notario en
aquellos eventos en que el aspirante ha sido sancionado por una falta
disciplinaria cometida en ejercicio del cargo. En virtud de tal inhabilidad,
cualquier notario interino que haya sido condenado por alguna de las faltas
previstas en los 15 numerales del artículo 198 no podrá participar en el
concurso convocado por el Consejo Superior de la Carrera Notarial.
De acuerdo con esto, la Corte modulará los efectos del fallo para circunscribir
la inhabilidad a aquellos notarios que han sido sancionados con penas de
destitución o suspensión y para excluir de ella a los notarios que han sido
sancionados con multa. De esta manera, se excluirá del ordenamiento jurídico
una interpretación de la norma que resulta contraria a la Carta por desconocer
la relación de proporcionalidad que debe existir entre los medios configurados
para realizar el fin estatal de asegurar la excelencia e idoneidad en la actividad
notarial y los derechos de los aspirantes a notarios como son los de acceder al
desempeño de funciones públicas, el derecho al trabajo y el de libertad de
escoger profesión u oficio.
10. Por otra parte, el actor plantea que la norma demandada vulnera el
derecho de igualdad por cuanto se presenta un tratamiento diferenciado entre
un notario en propiedad que ha incurrido en una falta disciplinaria y un
notario en provisionalidad que ha cometido esa misma falta pues mientras
aquél únicamente debe sobrellevar la sanción disciplinaria que se le imponga,
éste no solo debe sobrellevar tal sanción sino que además queda inhabilitado
para concursar para el cargo.
No es cierto entonces, como sostiene el demandante, que la única causal que implica
una inhabilidad permanente sea la estatuida en el artículo 122 de la Carta Política,
pues el legislador tiene una amplia libertad de configuración de inhabilidades
intemporales que no estén expresamente consagradas en la Constitución.
Sumado a lo anterior, dicho régimen permite que los notarios gocen de suficiente
credibilidad y confianza por parte de la comunidad, en especial si se tiene en cuenta la
particular función que cumplen: dar fe pública de los actos sometidos a su
consideración. La comunidad debe tener la certeza de que quienes ostentan tal cargo,
poseen unos antecedentes y una hoja de vida sin tacha, factores que permiten predecir
la excelente conducta, profesionalismo y ética con que desarrollarán dicha función.
Con tal fin, es indispensable que quienes aspiren a desempeñarla, cumplan con dichos
requisitos para asegurar sus aptitudes.
Con fundamento en lo anterior, se puede concluir que las inhabilidades bajo estudio,
entendidas como requisitos que debe cumplir quien aspira a acceder al cargo de
notario, tienen un propósito moralizador del Estado y de la función notarial, lo cual
justifica la intemporalidad en su aplicación. Así pues, con la vigencia indefinida de
tales inhabilidades se busca atender y satisfacer el interés general, en vez de castigar
ilimitadamente al funcionario, como considera el actor21.
21
Corte Constitucional. Sentencia C-1212-012. M. P. Jaime Araújo Rentería. En este pronunciamiento los
Magistrados Rodrigo Escobar Gil y Rodrigo Uprimny Yepes salvaron su voto reiterando el carácter de pena
de la inhabilidad derivada de la comisión de un delito, la facultad privativa del constituyente para establecer
una inhabilidad intemporal derivada de la comisión de un delito y la inexequibilidad de una inhabilidad
intemporal derivada de una falta disciplinaria.
Ya que esa regla de derecho se obtiene con la sola integración de enunciados
normativos entre los que existe una relación intrínseca, que las faltas
disciplinarias consagradas en los numerales 1° y 6° del artículo 198 ya citado
presentan serias dudas de constitucionalidad y que tales dudas se extienden a
las inhabilidades para el cargo de notario configuradas a partir de tales faltas,
es posible que la Corte extienda su pronunciamiento para valorar la
contrariedad existente entre el Texto Superior y los citados numerales pues de
acuerdo con la doctrina de esta Corporación ese es uno de los eventos en que
el control constitucional, en aplicación del principio de unidad normativa,
puede extenderse a normas no demandadas por el actor22.
22
Esta Corporación ha elaborado una clara doctrina en torno a los eventos en los cuales es posible que la
decisión se extienda a normas no demandadas por el actor en aplicación del principio de unidad normativa.
En la Sentencia C-539-99, M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz, se enunciaron así tales hipótesis:
"Excepcionalmente, la Corte puede conocer sobre la constitucionalidad de leyes ordinarias que no son
objeto de control previo u oficioso, pese a que contra las mismas no se hubiere dirigido demanda alguna. Se
trata de aquellos eventos en los cuales procede la integración de la unidad normativa. Sin embargo, para
que, so pretexto de la figura enunciada, la Corte no termine siendo juez oficioso de todo el ordenamiento
jurídico, la jurisprudencia ha señalado que la formación de la unidad normativa es procedente,
exclusivamente, en uno de los siguientes tres eventos. En primer lugar, procede la integración de la unidad
normativa cuando un ciudadano demanda una disposición que, individualmente, no tiene un contenido
deóntico claro o unívoco, de manera que, para entenderla y aplicarla, resulta absolutamente imprescindible
integrar su contenido normativo con el de otra disposición que no fue acusada. En estos casos es necesario
completar la proposición jurídica demandada para evitar proferir un fallo inhibitorio. En segundo término,
se justifica la configuración de la unidad normativa en aquellos casos en los cuales la disposición
cuestionada se encuentra reproducida en otras normas del ordenamiento que no fueron demandadas. Esta
hipótesis pretende evitar que un fallo de inexequibilidad resulte inocuo. Por último, la integración
normativa procede cuando pese a no verificarse ninguna de las hipótesis anteriores, la norma demandada se
encuentra intrínsecamente relacionada con otra disposición que, a primera vista, presenta serias dudas de
constitucionalidad".
desconocimiento de la función social que le incumbe al servidor público o al
particular que cumple funciones públicas23.
14. De allí que los distintos supuestos de hecho que se enuncian como
constitutivos de falta disciplinaria en el numeral 1° y las cláusulas generales
de responsabilidad disciplinaria que se enuncian en la parte final de ese
numeral y en el numeral 6° del artículo 198 del Decreto 960 de 1970, y que a
la vez concurren a integrar la regla de derecho que inhabilita al notario que
haya sido sancionado por ellas para participar en el concurso de acceso a la
función notarial, desconozcan el fundamento de la imputación del ilícito
disciplinario y sean contrarias a la libertad como valor superior, como
principio constitucional y como derecho fundamental.
23
En reiterados pronunciamientos esta Corporación ha resaltado que la órbita de injerencia del derecho
disciplinario se circunscribe al comportamiento de los servidores públicos en ejercicio de sus cargos. Por ello
se ha expuesto que “El derecho disciplinario comprende el conjunto de normas, sustanciales y procesales,
en virtud de las cuales el Estado asegura la obediencia, la disciplina y el comportamiento ético, la moralidad
y la eficiencia de los servidores públicos, con miras a asegurar el buen funcionamiento de los diferentes
servicios a su cargo”. Corte Constitucional. Sentencia C-341-96. M. P. Antonio Barrera Carbonell. En el
mismo sentido, se ha indicado que “El Código Disciplinario Único comprende el conjunto de normas
sustanciales y procesales, con las que el legislador pretende asegurar la obediencia, la disciplina, la
eficiencia y el adecuado comportamiento de los servidores públicos en el ejercicio de sus cargos”. Corte
Constitucional. Sentencia C-712.01. M. P. Jaime Córdoba Triviño.
Ello es así porque del reconocimiento de la dignidad del ser humano como
fundamento del orden constituido se sigue el reconocimiento de éste como un
ser libre, esto es, como un ser con capacidad de autodeterminación y con
legitimidad para exigir la protección de esa capacidad24; como un ser
susceptible de trazarse sus propias expectativas, habilitado para tomar sus
propias decisiones25, legitimado para elegir sus opciones vitales26 y capaz de
actuar o de omitir de acuerdo con sus necesidades y aspiraciones 27; en fin,
como un ser que se sabe amparado por una cláusula general de libertad 28 y
dispuesto a hacer uso de ella para realizar su existencia.
ámbito de libertad personal que tiene carácter prima facie, en el cual resulta menester armonizar
debidamente las exigencias individuales y las comunitarias. Tratándose de este ámbito de la libertad, las
exigencias sociales sólo podrán restringir válidamente la libertad si su finalidad se ajusta a la Constitución,
si la medida legal es idónea respecto del fin pretendido, si la restricción es necesaria por no existir
alternativa razonable menos limitativa de la libertad e igualmente eficaz y, finalmente, si el sacrificio a la
autonomía resulta adecuado y estrictamente proporcional en relación con la finalidad pretendida”. Corte
Constitucional. Sentencia T-067-98. M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz.
32
“Si bien el libre desarrollo de la personalidad encuentra sus límites en los derechos de los demás y en el
ordenamiento jurídico, también exige de la sociedad una manifestación clara de tolerancia y respeto hacia
aquellas decisiones que no controvierten dichos límites y son intrínsecas al individuo. Por esta razón, la
represión legítima de una opción personal debe tener lugar exclusivamente frente a circunstancias que
generen violaciones reales a los derechos de los demás o al ordenamiento jurídico, y no simplemente frente a
vulneraciones hipotéticas o ficticias. Para "que la limitación al libre desarrollo de la personalidad sea
legítima, por lo tanto, no arbitraria, se requiere que goce de un fundamento jurídico constitucional. No basta
que el derecho de otras personas o la facultad de la autoridad se basen en normas jurídicas válidas sino que
en la necesaria ponderación valorativa se respete la jerarquía constitucional del derecho fundamental. En
consecuencia simples invocaciones del interés general, de los deberes sociales, o de los derechos ajenos de
rango legal, no son suficientes para limitar el alcance de este derecho." Tampoco estas restricciones pueden
llegar a anular totalmente "la posibilidad que tiene la persona de construir autónomamente un modelo de
realización personal. De allí el nexo profundo que existe entre el reconocimiento del pluralismo y el libre
desarrollo de la personalidad, ya que mediante la protección de la autonomía personal, la Constitución
aspira ser un marco en el cual puedan coexistir las mas diversas formas de vida humana”. Corte
Constitucional. Sentencia T-124-98. M. P. Alejandro Martínez Caballero.
permiten condicionar la viabilidad del reproche disciplinario a la
configuración de un ilícito sustancial de esa naturaleza.
16. La extensión del poder sancionador a conductas como esas quizá era
explicable en otras épocas, cuando se estaba ante regímenes que no se habían
comprometido con la defensa de la dignidad del ser humano y que no lo
habían concebido como un ser libre, capaz de trazarse sus propios ideales de
excelencia.
tanto en virtud de la fuerza normativa de la igualdad como por la consagración del derecho al libre
desarrollo de la personalidad. Todo lenguaje tendiente a estigmatizar a una persona por su orientación
sexual es entonces contrario a la Carta y es explícitamente rechazado por esta Corporación. En ese mismo
orden de ideas, toda diferencia de trato fundada en la diversa orientación sexual equivale a una posible
discriminación por razón de sexo y se encuentra sometida a un control constitucional estricto... No existe
ninguna justificación para que se consagre como falta disciplinaria de los docentes la homosexualidad. La
exclusión de los homosexuales de la actividad docente es totalmente injustificada, pues no existe ninguna
evidencia de que estas personas sean más proclives al abuso sexual que el resto de la población, ni que su
presencia en las aulas afecte el libre desarrollo de la personalidad de los educandos. Además, el propio
ordenamiento prevé sanciones contra los comportamientos indebidos de los docentes, sean ellos
homosexuales o heterosexuales. Normas como la acusada derivan entonces de la existencia de viejos y
arraigados prejuicios contra la homosexualidad, que obstaculizan el desarrollo de una democracia
pluralista y tolerante en nuestro país. Por ello, la Constitución de 1991 pretende construir una sociedad
fundada en el respeto de los derechos fundamentales de las personas y en donde la diversidad de formas de
vida no sean un factor de violencia y de exclusión sino una fuente insustituible de riqueza social. La
diferencia y la igualdad encuentran sus lugares respectivos en esta Constitución que pretende así ofrecer las
más amplias oportunidades vitales a todas las personas”. Corte Constitucional. Sentencia C-481-98. M. P.
Alejandro Martínez Caballero.
34
“Toda persona, en razón de su libertad, y en ejercicio del derecho constitucional que le asiste a desarrollar
su personalidad sin más limitaciones que los derechos de los demás y el orden jurídico (art. 16 C.P.), puede
adoptar, sin intervención del Estado ni de particulares, y sin la presión de la institución educativa a la que
pertenece o de la empresa para la cual trabaja, las decisiones relacionadas con el futuro desenvolvimiento
de su vida particular y familiar. La intromisión de otros en aspectos tan esenciales como la escogencia del
estado civil (casado o soltero), la determinación acerca de si se constituye o no una familia -por vínculo
matrimonial o de hecho-, la selección de la pareja, la decisión acerca de si ésta quiere o no procrear, la
planeación sobre el número de hijos y en torno a la época en que habrán de ser engendrados, la resolución
de dar por terminado el matrimonio o de poner fin a la unión de hecho..., implica sin lugar a dudas una
limitación de la libertad no consentida por la Carta Política ni por los tratados internacionales sobre
derechos humanos, y respecto de ella cabe acudir al amparo judicial, según las reglas contempladas en el
artículo 86 de la Constitución”. Corte Constitucional. Sentencia T-813-00. M. P. José Gregorio Hernández
Galindo.
como punto de referencia el decoro en sí mismo y no el cargo o la función
notarial, impide determinar parámetros que permitan precisar cuáles son los
comportamientos que se reputan incompatibles. Semejante concepción del
ilícito disciplinario desvirtúa la cláusula general de libertad contenida en el
artículo 16 de la Carta y le reconoce a la autoridad una potestad que no tiene
cabida en el constitucionalismo: Adecuar a cláusulas generales todos aquellos
supuestos que no se enmarcan en otros ilícitos disciplinarios y que no
interfieren en los deberes funcionales del notario.
DECISIÓN
RESUELVE:
Fecha ut Supra,
RODRIGO ESCOBAR GIL
Magistrado
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En la sentencia C-952 de 2001, la Corte señaló, en relación con la naturaleza jurídica de las inhabilidades
intemporales para ser alcalde a quien ha sido condenado a pena privativa de la libertad mediante sentencia
judicial, que están concebidas no como penas sino como “una garantía a la sociedad de que el
comportamiento anterior al ejercicio del cargo fue adecuado y no perturbará el desempeño del mismo, así
como que el interés general se verá protegido y podrá haber tranquilidad ciudadana acerca de la idoneidad,
moralidad y probidad de quien ejercerá en propiedad el referido cargo”.
Así mismo, en sentencia C-212 de 2001 señaló con relación a las inhabilidades concebidas como penas, que
“Si bien es cierto que, de conformidad con el artículo 28 de la Constitución Política, no pueden existir penas
ni medidas de seguridad imprescriptibles, esta norma solamente es aplicable a los casos de sanciones
penales, por lo que se hace necesario distinguir estas últimas de otras sanciones como las disciplinarias,
pues tiene origen, modalidades y fines diversos.”
En consecuencia, concluyó que las disposiciones que consagran una inhabilidad intemporal para ser notario, a
quien hubiese cometido determinadas faltas disciplinarias, no vulneran la Constitución, al representar un
instrumento razonable y proporcionado para proteger la idoneidad de la función notarial.