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La bacteria Escherichia coli fue inicialmente aislada y descrita por el pediatra alemán Escherich en

1885, quien demostró su existencia como huésped habitual del intestino. La denominó Bacterium
coli commune, que puede traducirse como “bacteria común del colon”.

Fue en 1919 cuando Castellani y Chalmers le dieron su denominación definitiva en homenaje a


Escherich. Escherichia se convirtió rápidamente en el género típico de la familia de las
Enterobacteriaceas y E. coli en la especie más conocida de este género.

Escherich_Theodor

Theodor Escherich (Ansbach, 1857 – Viena, 1911) Bacteriólogo alemán.

Características de Escherichia coli.

E. coli se caracteriza por poseer bacilos Gram negativos, no esporulante, producción de indol a
partir de triptófano, no utilización de citrato como fuente de carbono y no producción de acetoína.
Además, fermenta la glucosa y la lactosa con producción de gas.

Como todas las bacteria Gram -, la cubierta de E. coli consta de tres elementos: la membrana
citoplasmática, la membrana externa y, entre ambas, un espacio periplásmico constituido por
péptido-glucano. Esta última estructura confiere a la bacteria su forma y rigidez, y le permite
resistir presiones osmóticas ambientales relativamente elevadas.

E. coli es una bacteria mesófila, su óptimo de desarrollo se encuentra en el entorno de la


temperatura corporal de los animales de sangre caliente (35-43 ºC). La temperatura límite de
crecimiento se sitúa alrededor de 7 ºC, lo que indica que un control eficaz de la cadena de frío en
las industrias alimentarias es esencial para evitar el crecimiento de E. coli en los alimentos. La
congelación tiene pocos efectos sobre la población de E. coli en el alimento, y no garantiza la
destrucción de un número suficiente de bacterias viables para asegurar su inocuidad. Sin embargo,
E. coli es sensible a temperaturas superiores a 70 ºC, a partir de la cual son fácilmente eliminadas;
por ello, es muy importante la pasteurización de alimentos como la leche, zumos, etc., para
garantizar su eliminación.

Además de la temperatura, el pH y la actividad de agua pueden influir en la proliferación de E. coli.


Las condiciones óptimas de desarrollo para estos parámetros son de 7,2 y 0,99 respectivamente. El
desarrollo de E. coli se detiene a pH extremos (inferiores a 3,8, o superiores a 9,5), y valores de aw
inferiores a 0,94. Por ello, el grado de acidez de un alimento puede constituir un factor de
protección y garantizar su seguridad.

E. coli presenta múltiples características y facetas, y constituye el taxón bacteriano mejor


estudiado, aunque el conocimiento de las cepas salvajes es aún parcial. Parece, que las facultades
de adaptación de esta bacteria son poco comunes, debido a la adquisición de nuevos genotipos a
partir de plásmidos, bacteriófagos, y otros elementos que transmiten su material genético.
Además, su conocida capacidad de ubicuidad favorece la aparición reiterada de cepas con nuevas
propiedades, incluyendo capacidades patógenas no fácilmente reconocibles.

Mecanismo de adhesión

La caracterización de serotipos es la primera técnica que ha permitido diferenciar las cepas


patógenas de las comensales, se realiza mediante el estudio de las propiedades de virulencia que
están directamente ligadas a la capacidad patogénica de E. coli. Se han descrito numerosos
factores que intervienen en el poder patógeno de E. coli, entre ellos se encuentran los factores de
adhesión. En la adhesión viene determinada por la presencia de fimbrias, que proporcionan a las
células la capacidad de fijarse de forma específica a un receptor celular. Las fimbrias son finos
filamentos de naturaleza proteica dispuestos alrededor de la bacteria y con una terminación que se
adhiere al receptor celular. Esta adhesión se realiza por una proteína de la membrana externa
denominada intimina, que tiene un papel esencial en el anclaje de E. coli en las células epiteliales
de mamíferos, propiciando la primera etapa de la colonización.

La bacteria se adhiere primeramente a una célula intestinal blanco uniéndose y encajando con su
receptor, llamado receptor translocador de intimina (Tir, por sus siglas en inglés), situado en la
membrana de la célula epitelial huésped. La bacteria se une a las células intestinales al unir sus
proteínas intiminas a las proteínas Tir insertadas. Se ha observado que el complejo proteico
presenta prolongaciones rígidas con estructuras de sujeción situadas en el extremo de la intimina,
que se estiran para asir al receptor. Los brazos de la proteína están doblados de tal forma que son
capaces de aferrar la bacteria a la superficie de la célula intestinal. La estructura cristalográfica
demuestra que cada Tir consiste de dos unidades, que forman una estructura llamada dímero. Esa
dimerización entrecruza al sistema, como las superficies de un cierre que se pegan una con otra.
Cuando se tiene un solo par de puntas entrecruzadas, la fuerza del cierre es débil, pero si se tiene
todo un grupo de ellas se logra una buena adhesión. Al unirse a la célula intestinal, la bacteria
utiliza probablemente innumerables uniones entre intimina y Tir, y puesto que E. coli es una
bacteria de gran tamaño, cuando se tienen muchos de estos complejos uniendo la bacteria a la
superficie se consigue, dada la resistencia de estos elementos, una fuerte adherencia.

Patogenicidad de E. coli

Existen numerosas cepas de E. coli que se pueden encontrar en patología humana y que presentan
una virulencia marcada. Son conocidas como agentes responsables de gastroenteritis infantil,
especialmente en países en vías de desarrollo, causando la muerte de cerca de un millón de niños
cada año debido a deshidratación y a otras complicaciones. Esta familia de patógenos también
incluye a E. coli O157:H7 que en USA causa al menos 20.000 casos de diarrea sanguinolenta y más
de 200 muertes al año, debido a insuficiencia renal que ocurre especialmente en niños pequeños y
ancianos.

Los principales patógenos intestinales, que se describen en función de los síntomas clínicos que
generan y de los factores de patogenicidad que se expresan son los siguientes: E. coli
enterotoxigénicas (ETEC), E. coli enteropatógenas (EPEC), E. coli enteroagregativas (EAggEC), E. coli
enterohemorrágicas (EHEC) y E. coli enteroinvasivas (EIEC).

Factores de patogenicidad

La patogenicidad es función de algunos antígenos superficiales y de las toxinas que generan. Así,
las fimbrias actúan aportando su capacidad de adherencia, los antígenos O y K presentan
propiedades antifagocitarias e inhibidoras de las sustancias bactericidas del suero, y son
responsables de la virulencia de las cepas invasivas, cuya síntesis está codificada por genes que se
encuentran en plásmidos de elevado peso molecular. Presentan una endotoxina ligada al
lipopolisacarido, en especial al lípido A, responsable de la acción pirógena y probablemente de las
alteraciones vasculares que se producen en las infecciones generalizadas. Algunas cepas pueden
producir exotoxinas responsables de la producción de diarreas, cuya síntesis está codificada por la
presencia de plásmidos (plásmidos Ent), que a su vez pueden contener genes asociados con la
capacidad de adherencia y otras propiedades (producción de colicinas, hemolisinas y resistencias a
los antibióticos). Se conoce la existencia de una enterotoxina termolábil (TL) y antigénica
semejante a la enterotoxina de Vibrio cholerae, que actúa activando la adenilciclasa, la cual a su
vez transforma el ATP en AMP cíclico produciendo un aumento de la secreción de agua y
electrolitos. Puede existir, además, una toxina termoestable (TS), de bajo peso molecular y no
antigénica, que también produce acumulación de líquidos en el intestino por un mecanismo
distinto y poco conocido, probablemente por la vía de la guanilciclasa. Estas toxinas no producen
alteraciones tóxicas ni anatómicas del enterocito, pero sí de tipo funcional (enterotoxinas
citotónicas), siendo una característica de las E. coli enterotoxigénicas. Por otra parte, las cepas de
E. coli enteroinvasivas están caracterizadas por su capacidad de penetrar e invadir las células del
epitelio intestinal. Se considera que la capacidad de penetración es debida a la presencia de
antígenos superficiales, en especial de proteínas de la membrana externa, cuya síntesis está
codificada por plámidos, al igual que se ha demostrado en el género Shigella.

Cepas patógenas

Se ha sugerido en algunas E. coli enteropatógenos (0:26) la posibilidad de producción de


enterotoxinas semejantes a las producidas por Shigella dysenteriae (enterotoxinas citotóxicas), que
presentarían una acción tóxica directa sobre las células del epitelio intestinal, responsable de la
destrucción de las microvellosidades del enterocito y de la producción de la diarrea. También se ha
demostrado que el serotipo 0:157 produce una enterotoxina citotóxica (verotoxina) sobre las
células endoteliales de los vasos responsables de diarreas hemorrágicas.

Las EHEC constituyen un grupo de bacterias patógenas responsables de un número de infecciones


en constante aumento. En los años 80, las EHECS y particularmente el serotipo 0157:H7 fueron
patógenos emergentes. En concreto, su importancia para la salud pública aparece en 1982, por un
brote en Estados Unidos. Esta bacteria también ha provocado numerosas muertes en los últimos
años (en Japón, Estados Unidos, Canada, Escocia y Francia). Actualmente se han reportado 100
diferentes EHEC como productoras de toxina Shiga. Los EHEC son responsables de manifestaciones
clínicas variadas, que van desde una diarrea banal a una colitis hemorrágica que puede evolucionar
en un 10% de los caos hacia un síndrome hemolítico y urémico (SHU) en niños y ancianos, o
púrpura trombocitopénica trombótica    en adultos, una enfermedad que consiste en un trastorno
de la sangre que provoca la formación de coágulos de sangre en pequeños vasos sanguíneos. Esto
lleva a un bajo conteo plaquetario (trombocitopenia). También hay otras E. coli, no O157 y
productoras de toxina Shiga (STEC) como O55, O111, O26, O103:H2; O148:H8.

factores quimicos:

El cloro en agua es más de tres veces más efectivo como agente desinfectante contra la Escherichia
coli (un organismo procariota muy común en aguas negras y grises) que una concentración
equivalente de bromo, y más de seis veces más efectiva que una concentración equivalente de
yodo.

para la introduccion
La resistencia de los microorganismos a múltiples sustancias es un problema de salud pública
observado a nivel mundial, en especial después de la aparición y uso masivo de los antibióticos.
Está generalmente aceptado que la causa de este problema ha sido, y todavía es, el extendido e
inapropiado uso de los antibióticos en la clínica, la agricultura y en la práctica veterinaria. Del
mismo modo, se ha incrementado el uso de otros agentes antimicrobianos, como los biocidas, que
incluyen a los antisépticos y a los desinfectantes [1].

Estos agentes son usados extensivamente en hospitales y centros de salud para una gran variedad
de tópicos y aplicaciones, siendo una parte esencial de los programas de control de infecciones,
cuyo propósito está abocado a controlar la propagación de infecciones, tanto nosocomiales (en el
caso de ambientes hospitalarios) como en la comunidad [2]. En general, biocida es un término que
describe un agente químico, de origen sintético o semisintético, que, a ciertas concentraciones
críticas y bajo condiciones definidas, puede inactivar o destruir células vivas de microorganismos,
en tiempos específicos [3]. Los biocidas, de acuerdo a su blanco de acción, han sido clasificados en
preservativos, esterilizantes, antisépticos y desinfectantes [4]. Estos últimos son productos
químicos capaces de inhibir o destruir los microorganismos presentes sobre objetos inanimados
y/o superficies [5]. Los antisépticos y desinfectantes constituyen la primera línea de defensa para
evitar la diseminación de patógenos resistentes. Entre estos agentes se encuentran un grupo de
compuestos que ha tenido gran auge en la actualidad, frecuentemente utilizados en los centros
hospitalarios; estos son los agentes iónicos y anfóteros, que tienen la propiedad de lesionar la
integridad de la membrana celular [6], tales como los compuestos de amonio cuaternario (QAC),
como el bromuro de lauril-dimetil-bencil-amonio, agente activo de la mayoría de los desinfectantes
utilizados en los centros hospitalarios a nivel nacional. Este tipo de agentes se caracterizan por no
presentar olor, son de pH neutro, solubles en agua, de acción polivalente, soportan cambios de
temperatura sin alterar su estructura, no son inflamables ni emiten vapores, son inalterables por la
luz solar, se mantienen estables a temperatura ambiente y no necesitan de recipientes ni de
almacenamientos especiales

Existen diversos estudios a nivel internacional sobre aislados clínicos resistentes a los
desinfectantes más usados en el área hospitalaria, los cuales reportan bacterias resistentes a
múltiples antibióticos con susceptibilidad disminuida a diferentes desinfectantes [3,10,11].
Igualmente, distintos reportes describen el incremento en la resistencia a desinfectantes en
bacterias de origen ambiental, destacando la importancia de caracterizar la calidad del agua, no
sólo aquella destinada al consumo humano, sino también en aquellas de uso agropecuario y de
recreación [12-16]. Una conclusión alcanzada en todos estos estudios, es la recomendación que en
cada país o región se adquiera la experiencia necesaria a través de estudios propios de sus
ambientes acuáticos.

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ideas para la redaccion de resultados

ruebas de susceptibilidad: Se evaluaron tres tipos de desinfectantes comerciales, dos de ellos


pertenecientes a la familia de los QACs y cuyo agente activo es el bromuro de lauril-dimetil-bencil-
amonio, en una concentración del 10% y 0,16%, respectivamente y un tercer desinfectante cuyo
agente activo es la polimetilendiurea al 5%.

La determinación de la susceptibilidad o resistencia de las cepas bacterianas a los diferentes


agentes desinfectantes evaluados, se realizó mediante la Prueba de la Suspensión Cuantitativa,
recomendada por la Association of Official Analytical Chemists [19]. Brevemente: a partir de una
colonia previamente aislada se inocularon 2 mL de medio LB y se incubaron toda la noche a 37 ºC
con agitación. Se mezclaron 100 µL del cultivo de cada cepa con 900 µL de desinfectante sin diluir,
y al término de 1, 2 y 5 minutos se transfirieron 20 µL de esta mezcla a 1980 µL de solución
neutralizante. Se dejó en reposo durante 5 minutos y al término del tiempo se procedió a realizar
diluciones seriadas en solución neutralizante (desde 10-1 hasta 10-3). Se sembraron las diluciones
y la mezcla sin diluir, en placas de LB agar suplementadas con el antibiótico al cual la cepa presentó
resistencia. Los antibióticos ensayados fueron ampicilina, amikacina, ácido nalidíxico,
estreptomicina, rifampicina, tetraciclina, kanamicina y cloranfenicol. Todas las placas se incubaron
a 37 ºC durante toda la noche.

Cuáles son los componentes químicos del gel antibacterial?

Este compuesto principalmente de alcohol etílico al 90% así como de otros ingredientes como los
son la glicerina, el carbopol, la trietanolamina y el agua.

¿Qué contiene el desinfectante?

Los desinfectantes sanitarios están compuestos habitualmente por hipoclorito sódico, alcoholes,
amonios cuaternarios, u oxidantes

Los compuestos de amonio cuaternario (QAC) son sustancias activas biocidas ampliamente
empleadas en los desinfectantes utilizados en la industria alimentaria para la higienización de
superficies e instalaciones.

Conjugación bacteriana: Para los ensayos de conjugación bacteriana, se utilizaron como células
donantes, los aislados gramnegativos que resultaron resistentes a los desinfectantes que contienen
QACs. Como cepa receptora se utilizó la cepa de E. coli J62-2 (CVCM 131) de genotipo: F-, RIF+,
his-, lac-, pro- trip-, sensible a la acción de estos desinfectantes y que carece de plásmidos [21].
Brevemente, cada cepa tanto las donantes como la receptora, se inocularon en 2 mL de LB, y se
incubaron toda la noche a 37 ºC con agitación constante. Posteriormente, se transfirió una alícuota
de 0,2 mL de cada una (donante y receptora), a recipientes estériles que contenían 9,8 mL de LB, y
se determinó, por medio de un fotocolorímetro, la cantidad inicial de bacterias en cada uno de los
inóculos. Una vez alcanzadas 60 Unidades Klett (UK) por la receptora, y 80 UK por la donante, se
tomó una alícuota de 0,1 mL de la cepa donante y 0,4 mL de la cepa receptora, y se mezclaron en
un tubo que contenía 0,5 mL de LB. La mezcla se incubó toda la noche a 37 ºC. Se realizaron
diluciones seriadas de la mezcla conjugante, desde 10-1 hasta 10-6 en solución salina (NaCl 0,85%).
Se tomaron alícuotas de 100 µL de la mezcla conjugante y de las diluciones para sembrar por
rastrilleo en medio selectivo para las transconjugantes (RIF-AMP).

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conclusiones posibles ideas

Los resultados demuestran que el 56% de las cepas evaluadas es resistente a los desinfectantes
cuyos agentes activos son compuestos de amonio cuaternario. La resistencia a estos compuestos
puede ser alcanzada a través de las diversas estrategias que poseen los microorganismos para
resistir a la acción de los biocidas. La estrategia más usada por las bacterias gramnegativas para
alcanzar la resistencia a los biocidas, es la disminución de la acumulación del agente activo dentro
del interior celular, y esto lo logran regulando el flujo del paso de este agente a través de la pared
celular

También se ha demostrado que las moléculas plasmídicas portadoras de estos genes, pueden ser
transferidas entre bacterias de diferentes géneros de bacilos grampositivos, como Micrococcus y
Bacillus, sugiriendo un mecanismo de dispersión de esta capacidad de supervivencia.

¿Qué bacterias se determinan por el método de caldos de cultivos?

Caldo tioglicolate, favorece el crecimiento de las bacterias anaeróbicas. Caldo tetrationato favorece
crecimiento de bacterias microaerófilas. Los caldos bilis y de Muller-Kauffman, favorecen el
crecimiento del género Salmonella.17 jul 2019

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