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Las malas noticias casi siempre causan malestar, tanto en la persona que la
recibe como en la que la da. Hacer que una persona conozca por nosotros unos
hechos que le van a sentar mal puede generar un sentimiento de incomodidad tan
fuerte que dé lugar a malentendidos o generar problemas añadidos.
Pararse a pensar si somos la persona indicada para darla. Este punto es básico,
ya que no conviene dar por supuesto que debemos ser nosotros los que informen
de la mala noticia. Piensa en calidad de qué podrías ser tú la persona informante,
si tu rol profesional incluye este tipo de acciones (en el caso de que estés
ejerciendo una profesión al contactar con esa persona) y si no hay alternativas
mejores.
Pensar en nuestro propio estado emocional. Para dar a conocer una mala noticia
es bueno tener en cuenta cuantas más variables posibles. Por eso, es bueno
pararse a reflexionar, aunque sea brevemente, acerca de los sentimientos que
genera en nosotros esta noticia. De ese modo ganaremos un cierto control sobre
la situación, ya que conoceremos mejor las actitudes y pensamientos entorno a
esa noticia por parte de uno de los dos agentes que van a estar involucrados en el
diálogo: nosotros.
Elegir bien el momento. Cuando des la mala noticia, es importante que la otra
persona pueda concedernos toda su atención y que no lleve consigo una carga
emocional intensa derivada de las actividades que ha estado haciendo
recientemente. Por eso, si es posible, elige bien el momento en el que la otra
persona no esté ni muy estresada ni especialmente excitada por cualquier
circunstancia, ya que esto podría hacer que la noticia tenga un mayor impacto
emocional y que ese momento vaya a recordarse como una experiencia aún más
desagradable.
Buscar un contexto tranquilo y emocionalmente neutro. En la línea del punto
anterior, el contexto en el que vayas a dar la mala noticia debería no tener
distracciones y ser tranquilo. De este modo, la comunicación será más fluida y no
habrá estresores ambientales. Elige un lugar de los que tengas a mano, ya que
debes dirigir a la persona hacia él sin darle aún la noticia, simplemente para que te
siga y anticipe la importancia de lo que va a ocurrir.
Sentarse, ambos, este consejo es más importante cuanto peor es la noticia que se
quiere dar. Sentarse hace que gran parte del cuerpo se relaje, lo cual a su vez
hace que sea más fácil prestar atención y, por otro lado, puede ayudar a eliminar
parte de la tensión antes y durante la entrega de la noticia. Además, si adoptamos
una postura relativamente relajada (sin cruzar ni los brazos ni las piernas y sin
encorvarnos demasiado) es muy posible que la otra persona tienda a imitarnos
aún sin darse cuenta, de modo que ella también se sentirá algo más relajada. Por
otro lado, al estar sentada la otra persona no caerá al suelo si se desmaya o nota
que pierde fuerzas momentáneamente debido a su estado de ánimo.
En los momentos en los que damos la noticia, debemos velar por el bienestar de
nuestro interlocutor. Por eso conviene distanciarnos lo suficiente como para que
no tengamos que exteriorizar nuestros propios sentimientos y sea la otra persona
la que pueda gestionar los suyos.
Bibliografía
1.-Torres A. ¿Cómo dar una mala noticia? 12 claves emocionales. agosto 10,
2019, de psicología y mente Sitio web:
https://psicologiaymente.com/psicologia/como-dar-mala-noticia