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TEXTOS Y TEMAS
Textos y temas compilados por Edgar A. Marroquín López, Coordinador del curso de
Ciencia Política e Investigador del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES-
USAC). Los fines son únicamente docentes y académicos sin ningún ánimo de lucro.
Guatemala. Guatemala, enero de 2020.
UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS
* El autor de los títulos de este tema es el Lic. Jorge Fidel Hernández Andrade, ex-
profesor titular del curso de Ciencia Política. Esta publicación se hace con la debida
autorización del autor para la Coordinación del Curso de Ciencia Política, de la Facultad
de Ciencias Económicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Los fines son
exclusivamente didácticos y sin ánimo de lucro.
1
Contenido de la primera parte
Página
EL OBJETO DE ESTUDIO DE LA CIENCIA POLÍTICA 3
1 Las relaciones sociales y sus leyes 3
2 Las ciencias sociales 4
3 El objeto de estudio de la ciencia política 5
3.1 La política 6
3.1.1 Origen del vocablo “política” 6
3.1.2 Evolución de la Ciencia Política 8
3.1.3 Definición de Ciencia Política 11
3.1.4 Otras concepciones de Ciencia Política 11
3.1.5 Relaciones de la política con la Economía, las clases sociales, grupos 13
sociales y con el Estado
3.2 Lo político 18
3.2.1 Naturaleza de “lo político” 18
2
EL OBJETO DE ESTUDIO DE LA CIENCIA POLÍTICA
5
también las relaciones entre distintos Estados y pueblos” 7
El segundo componente, lo político es la superestructura jurídico - política del
Estado, es el nivel o el escenario en el que se realizan tales relaciones.
Las relaciones sociales políticas se realizan, por tanto, en el nivel de la
superestructura estatal.
Entonces, la ciencia política también tiene su propio objeto de estudio: la
relación social o la lucha social (de las clases, grupos y sectores sociales) por el poder del
Estado; el cual coincide plenamente con el de la política como actividad o realidad.
Las relaciones sociales se convierten en políticas, cuando en medio de los
grupos humanos se coloca el Estado, es esta institución la que motiva la interacción social
y le da naturaleza política. Debido a la importancia que tiene el Estado en cuanto al
control social y la posibilidad de realización de los intereses de grupo o de clase, la
relación se torna muy contradictoria, adquiere la forma de una lucha social.
3.1 La política
La política puede estudiarse desde dos puntos de vista: como práctica social y
como teoría. Como práctica social, es la acción cotidiana, una relación permanente entre
los seres humanos. Es un proceso social, una acción de transformación de la sociedad,
es una praxis social. Como teoría, es una ciencia, es el reflejo en la mente de las
8
personas, de la actividad política.
7 ibíd. p.. 3
8 ibíd. p. 1.
6
animal político, el único ser que habita en las ciudades, se somete a la ley y produce la
ciencia, el arte, la religión y todas las múltiples creaciones de la civilización. Representan
éstas, la perfección del desarrollo humano y sólo es posible alcanzarlas en la sociedad
civil. Quien viva sin ellas tiene que ser una bestia o un dios; es decir, tiene que
encontrarse por debajo o por encima del medio en el que vive la comunidad " 9
También el autor hace referencia al desarrollo histórico de la humanidad, para ello,
cita a Aristóteles, para quien " la historia muestra que la familia es la forma más primitiva
de comunidad, hija de necesidades tan elementales como la habitación, el alimento y la
propagación de la especie. Mientras los hombres no habían progresado más allá de la
satisfacción de esas necesidades, vivieron en familias aisladas, bajo un régimen patriarcal.
La aldea representa un estadio superior de desarrollo, ya que es una unión de varias
familias, y la polis, que es una unión de aldeas, un estadio aún más alto". 10
Aristóteles consideraba que toda ciudad es una sociedad y toda sociedad está
constituida con vista a algún bien (porque todos hacen las cosas por causa de lo que les
parecen bien), es evidente que todas las sociedades tienden a un bien y principalmente al
bien supremo. Y la que es suprema entre todas las demás sociedades, a saber, es la
llamada ciudad o sociedad política. Se evidencia en el pensamiento aristotélico una
mezcla de las concepciones políticas con las morales.
En la obra “La Política” de Aristóteles se encuentra el uso del término
“político”: “Ahora bien, se equivocan cuantos piensan que el que es apto para el gobierno
de la ciudad lo es igualmente para reinar o para gobernar la casa o para ser amo... el que
gobierna a unos pocos se llama amo. El que gobierna a más: señor de una casa y el que
gobierna más todavía: político o rey.”11 Se encuentra, pues inicialmente la
denominación “político” para la persona que tiene la responsabilidad de gobernar a una
ciudad estado, que gobierna a muchos, entonces, la palabra Política en su sentido literal y
tradicional indica la acción de gobernar una ciudad estado, de gobernar a muchos.
Aristóteles también señala lo siguiente: se debe tomar en cuenta que la sociedad
perfecta es la ciudad, compuesta por varias aldeas, que ha alcanzado, por así decirlo, el
más alto grado de suficiencia, naciendo sin duda por causa de la vida, pero existiendo por
causa del bienestar.
De todo esto, pues, que el hombre es por naturaleza un animal político y el que
vive sin ciudad por naturaleza y no por azar o es inferior o superior al hombre. El hombre
es el único animal que tiene palabra. La voz expresa el dolor y el placer y por eso
disponen también de ella los animales, ya que su naturaleza llega hasta sentir dolor y el
placer y expresárselo unos a otros, en cambio, la palabra está destinada a manifestar lo
9 Sabine, George H. Historia de la Teoría Política. México, F.C.E., 8ª ed. 1982. p. 97.
10 Sabine, George H. op. cit. p. 96
11 Aristóteles. La Política. USAC. Facultad de Humanidades. Departamento de Filosofía. Notas fotocopiadas, s.n..t.
p. 1
7
útil y lo perjudicial, y en consecuencia, lo justo y lo injusto. Y justo es lo característico del
hombre frente a los demás animales, el tener él solo el sentido de lo bueno y lo malo, lo
justo y lo injusto; y es la comunidad de estas cosas la que hace la familia y la ciudad.
Por lo tanto, la ciudad es anterior, por naturaleza, a la familia y a cada uno de
nosotros, ya que el todo es necesariamente anterior a la parte; En efecto, destruido el
todo no habrá ni pie, ni mano, a no ser de un modo equívoco, como si llamáramos mano,
a una mano de piedra, porque, muerta la mano sería de esta especie. Así pues, existe en
todos una tendencia natural a esta asociación, pero el que primero la estableció fue la
causa de los mayores bienes, porque de la misma manera que el hombre perfeccionado
es el más excelente de los animales, así, apartado de la ley y la justicia es el peor de
todos.12
Karataev asevera que Aristóteles planteó diferencias entre la Política y la
Economía. “A diferencia de la Política, cuya misión es estudiar la organización estatal, la
Economía debe ocuparse de la administración de la hacienda esclavista”.13
Con el paso del tiempo, el término “Política” se ha ido matizando con otras
concepciones; sin embargo, el origen etimológico ha incidido en el significado tradicional
que se le ha dado, así en el diccionario de la Academia Española se lee: Política. "Arte de
gobernar y dar leyes y reglamentos para mantener la tranquilidad y seguridad públicas y
conservar el orden y buenas costumbres".
12 loc. cit.
13 Karataev Ryndina y otros. Historia de las Doctrinas Económicas. Traducido al español (del ruso) por
José Laín, México, Editorial Grijalbo 1964, volumen I, p. 28.
8
de libertad de la época, es posible la discusión de los principios sobre los que descansan
el Estado y el poder; es más, esta posibilidad de libre discusión, es uno de sus principios
fundamentales. Los primeros esfuerzos para el reconocimiento oficial de la Ciencia
Política fueron hechos por los liberales. En Francia, por ejemplo, la expresión “ciencias
morales y políticas” fue utilizada por primera vez por Condocert, en su relación a la
convención sobre instrucción pública (1792).14 Tercero, el afán de una mayor eficacia
política y administrativa fue otro factor que llevó a institucionalizar la ciencia política. La
idea de formar administradores más capaces gracias a la Ciencia Política, se pone de
manifiesto en los proyectos de fundación de Facultades o Escuelas de Ciencia Política y
Administrativa en Francia entre 1819 y 1848; en la creación en París de la efímera
Escuela de Administración de 1948 - 1852; en el establecimiento de ‘’secciones de
ciencia política’’ en las universidades americanas alrededor de 1890. En 1872, Emile
Boutmy, funda en París la célebre Escuela Libre de Ciencias Políticas. La escuela se unió
a un fuerte movimiento ideológico que pretendía demostrar que la guerra de 1870 se
perdió a causa de la incapacidad técnica de los cuadros políticos y administrativos y, al
propio tiempo pretendió dar a un nuevo personal político, republicano, la formación
necesaria para la III República. La Escuela Libre de Ciencias Políticas se mantuvo fuera
de la Universidad.
La entrada oficial en las universidades no logró efectuarse en gran escala más que
en los Estados Unidos, entre 1890 y 1914. El hecho de que en América las Universidades
sean fundaciones privadas o instituciones municipales o locales facilitaron este
acontecimiento. Por otra parte, en un país nuevo en el que no existían tradiciones
universitarias era mucho más fácil ponerse de moda. Y por último la necesidad de formar
cuadros ante la inexperiencia del personal político.15
De 1900 a 1945 la Ciencia Política fue una ciencia casi exclusivamente
norteamericana, a partir de 1945 se convierte en una ciencia internacional. El desarrollo
de la Ciencia Política en Francia fue muy espectacular. Dos factores principales explican
este progreso: En primer lugar las reformas de 1945, que nacionalizan la antigua Escuela
Libre de Ciencias Políticas, dividida en dos instituciones: La Fundación Nacional de
Ciencias Políticas y el Instituto de Estudios Políticos de París. La Fundación Nacional
dará un impulso considerable a las investigaciones de ciencia política. Los institutos de
provincias proporcionan medios de acción a una joven generación de profesores de
Derecho Público deseosos de ampliar los horizontes de su facultad.
La reforma de las facultades de Derecho comenzada en 1954, le dio una gran
evolución a la Ciencia Política. Al formalizarse la licenciatura por estos años se le va a
conceder el derecho de ciudadanía. La creación de cursos de Ciencia Política y
14 Juárez Ricardo. Introducción a la Ciencia Política. Selección de Textos. Guatemala, Imprenta Castillo 1978
pp. 34 - 40
15 Duverger, Maurice. op. cit pp. 39 - 40
9
especialmente de una enseñanza de los métodos, permitió la especialización; sus
promotores esperaban obtener los mismos resultados que produjeron las reformas de
1890 - 1914. No fueron visibles sino al cabo de varias décadas, pero desde aquel
momento la joven Ciencia Política efectuó importantes trabajos, especialmente en el
terreno de las elecciones y de los partidos.
Easton señala que en los años cincuenta la ciencia política era ya una disciplina
consolidada en los Estados Unidos, numerosos profesores e investigadores universitarios
participaban del desarrollo científico de una ciencia social con perfil específico y
diferenciado de las demás y con instrumentos propios de difusión. Política interior, política
comparada y política internacional constituían los tres ejes a partir de los cuales se
desarrollaba un área de conocimiento que tenía la sólida base de un Estado – Nación en
plena expansión y hegemonía internacional.16
En Gran Bretaña, la ciencia política se desarrolló alrededor de dos principales
instituciones: el Nuffiel College de Oxford y la London School of Economics and Political
Sciencie, pero no sólo en dos centros, en la mayor parte de la Universidades se había
contagiado y desarrollado.
En Alemania occidental, el período hitleriano dejó a las ciencias sociales en un
estado deplorable y la mayoría de sus mejores especialistas se refugiaron en los Estados
Unidos. El advenimiento de una nueva generación también representó un gran papel a
este respecto, y la Ciencia Política en Alemania se desarrolló rápidamente,
principalmente en Berlin y Heidelberg.
En Canadá. Australia y Nueva Zelanda, donde la lengua inglesa colocaba a los
estudiantes al nivel de la ciencia británica y la americana, el desarrollo fue rápido. En los
países escandinavos, donde la Ciencia Política tenía cierta tradición (especialmente
Suecia), las mismas causas produjeron idénticos efectos. En Bélgica, la influencia
francesa inspiró importantes trabajos, particularmente en materia electoral.
En los países comunistas, hasta antes de la perestroika, la palabra “Ciencia
Política” no formaba parte del vocabulario corriente, pero la aportación de la sociología
marxista a la ciencia política es considerable. 17
De acuerdo con Umberto Cerroni, una teoría científica de la Política puede tener
lugar sólo a condición de que se configure como teoría que respete íntegramente y
reconstruya intelectualmente la conexión existente entre el Estado y la sociedad y a
condición también que vea la esencialidad de las categorías económicas para una
sistematización científica de las categorías políticas.18
16 Caminal Badía Miquel. “La Política como Ciencia”. Introducción a la Ciencia Política, Compilación de Edna
Elizabeth Gonzáles Camargo, Ediciones Universitarias AYAN, 2001, p. 10
17 Duverger, Maurice. op. cit. p. . 44
18 Cerroni Umberto. “La Política como Ciencia Social”. En Juárez Ricardo. Introducción a la Ciencia Política. pp. 27
10
3.1.3 Definición de Ciencia Política
La definición de Política que tiene validez objetiva es la utilizada por Nuñez Tenorio,
quien en su artículo “¿Qué es Política?”, afirma lo siguiente: el hecho social del cual es
necesario partir para tener una concepción histórico - concreta de la Política es la lucha de
clases. Si no se parte de este hilo conductor es prácticamente imposible hacer ciencia de
ella y explicar lógicamente el fenómeno del Estado. En consecuencia si se desea dar una
visión auténtica de la Política debemos concebirla como: la lucha de las diversas clases
por el poder estatal, una por mantenerse en el poder, otras por conquistarlo.19
Ricardo Juárez agrega: La Política es una actividad de las clases sociales, de sus
partidos y agrupaciones, por la conquista y mantenimiento del poder estatal. La Política
es una categoría histórica, no ha existido siempre, apareció al escindirse la sociedad en
clases, cuando se desintegra el régimen de la comunidad primitiva y nace y se desarrolla
el Estado esclavista. La Política nace y se desarrolla juntamente con el Estado.
La Política constituye, ante todo, las relaciones entre las clases, la lucha de las
clases por el poder estatal, por la dominación de la sociedad. La Política incluye, no
solamente, las relaciones de las clases y las personas dentro de un Estado, sino también
las relaciones entre distintos Estados y pueblos. Existe pues, una política interior y una
política exterior y una estrecha relación recíproca las vincula: una deriva de la otra y la
continúa. El concepto de “la política” incluye por tanto, los objetivos y las tareas que se
plantean las clases, los partidos, las agrupaciones, el Estado, como también sus métodos
y medios de lucha.20 La Ciencia Política por lo tanto es el estudio de la lucha de
clases, de los grupos, y sectores sociales por el poder estatal.
Al analizar esta concepción de la Política se debe considerar a la economía, a las
clases sociales y al Estado.
3.1.5 Relaciones de la Política con la Economía, con las clases sociales y grupos
sociales y con el Estado.
15
que desempeñan en la organización social del trabajo, y, consecuentemente, por el
modo y la proporción en que perciben la parte de la riqueza social de que disponen. Las
clases sociales “son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse el trabajo del
otro por ocupar puestos diferentes en un régimen determinado de economía social”.28
Severo Martínez expone diferencias entre una clase y una capa social: “Entendemos por
capa social –diferenciándola de la clase social– un grupo numeroso de personas que, en
una sociedad, presentan un nivel de riqueza o de pobreza semejante, pero, debido a que
no desempeñan un función económica común y bien definida en el régimen de
producción y de propiedad, tampoco reconocen intereses económicos comunes ni
reaccionan con la solidaridad que es propia de las clases - si bien es cierto que en
determinadas situaciones históricas, arrastradas por las clases, pueden actuar en una
dirección bastante precisa-.”29
En la sociedad dividida en clases se distinguen clases que son fundamentales y no
fundamentales. Las primeras son las vinculadas directamente con el modo de producción
dominante en esa sociedad, en el capitalismo son los empresarios capitalistas y los
obreros. Existen otras clases no fundamentales por ejemplo campesinos. También
existen capas sociales, (profesionales, intelectuales, clero). La contradicción más
importante se da entre las clases fundamentales, y esto es así porque las clases no
fundamentales y las capas sociales que se hallan en medio de ellas, generalmente no
adoptan una línea propia de lucha, sino que se adhieren a una de las clases para
defender sus intereses.30 También existen capas debajo de las clases sociales como el
sector llamado lumpen.
Los intereses son las aspiraciones de los sectores sociales. Nicos Poulantzas y
Marta Harnecker los clasifican en dos: intereses espontáneos o inmediatos y estratégicos
o a largo plazo.
a) Los intereses inmediatos “son las aspiraciones que manifiestan las clases o grupos
sociales motivados por problemas actuales de su existencia. Tienen generalmente por
objetivo lograr un mayor bienestar inmediato, una mejor participación en el reparto de
la riqueza social”.31 Surgen de la situación concreta en que se vive (por ejemplo, alzas
de precios que afectan los ingresos fijos, intereses altos que incrementan la
incertidumbre en la inversión, aranceles bajos que afectan la competitividad de las
empresas nacionales).
b) Los intereses estratégicos, fundamentales o cardinales de las clases: “surgen de la
16
situación propia de cada clase en la estructura económica de la sociedad.”32 Afectan
profundamente la situación de las clases y su posición en la estructura social. (la
posibilidad de perder el control del aparato de Estado, la posibilidad de cambio de
propiedad de los medios de producción, tener posibilidades reales de acceso a una
mejor redistribución de la riqueza material y espiritual en condiciones de equidad,
mayores oportunidades políticas, etc.)
32 loc.cit. p. 70
33 Nuñez Tenorio. "Qué es Política". Tema incluido en el texto Introducción a la Ciencia Política de Ricardo Juárez.
p. 9-16
17
anterior no significa agotar el margen de maniobra que tienen los estados nacionales para
redefinir su propia política exterior.
3.2 Lo Político
Se define lo político como el aparato jurídico político de una sociedad, la
superestructura jurídico política del Estado. Comprende dos realidades
superestructurales: 1) jurídica, que está constituida por el conjunto de normas destinadas
a reglamentar el funcionamiento de la sociedad; 2) La realidad política, el conjunto de
aparatos institucionales que conforman el Estado.
Las normas jurídicas son elaboradas, aprobadas, vigiladas por el Estado, así como
el castigo a su alteración. Los propios funcionarios del Estado, independientemente de su
rango, están obligados a su estricto cumplimiento. Sin embargo en países como
Guatemala, a pesar de existir una amplia legislación y reglamentación, tradicionalmente
no se cumple; su alteración es constante. Esto se hizo más evidente durante la época del
conflicto armado, cuando el propio Estado alteró el sistema legal, faltando a los más
fundamentales derechos humanos, lo que generó una ausencia de un "Estado de
Derecho" por cuanto existía una constante violación a las más altas normas de
convivencia humana por diversos grupos. Esta situación se ha prolongado hasta la
actualidad; aunque ya se ha minimizado la violencia política, existe en el país una ola
alarmante de criminalidad, secuestros, robos, asesinatos, tráfico de drogas, secuestros,
34 loc. cit
35 Juárez Ricardo. EL Objeto de la Ciencia Política. Apuntes para la Docencia. p. 3
36 ibíd. p. 3
37 Poulantzas, Nicos. Poder y Clases Sociales en el Estado Capitalista. Siglo XXI Editores, México, D. F. 1973 p. 42
38 Lenin. V. I. El Estado y la Revolución. Edit. Anagrama, Barcelona 1976, p.. 53
18
extorsiones etc. Otros han tomado la justicia por su propia mano como los linchamientos y
esto también es una grave falta a la ley. La ausencia de castigo a los que infringen de
manera grave la ley ha implantado una situación de impunidad. Se hace necesario ahora
construir un estado de derecho, es decir que se conviva de acuerdo a un marco legal.
Debe tomarse en cuenta que muchos de estos problemas tienen su explicación en
la situación económica (precaria) en que vive una gran parte de la población
guatemalteca. Para que el sistema en que nos desenvolvemos se desenvuelva de manera
regular, se deben acatar las leyes vigentes y que se aplique la justicia efectivamente.
Las decisiones estatales, la legislación, las acciones de gobierno que afectan a los
conglomerados sociales, no son actos espontáneos y efectuados por los funcionarios
públicos por sí mismos. Estas decisiones son resultado de la interacción y de la presión
social. En las relaciones de la Política con el Estado se debe tomar en cuenta lo
siguiente: los sectores sociales, las clases sociales para realizar sus aspiraciones
fundamentales, y atender la problemática inmediata actúan en el nivel político, es decir
utilizan al Estado, por cuanto es el instrumento más eficaz para lograr estos objetivos.
Los problemas y los intereses sociales no se resuelven y realizan sólos, se
necesita de una decisión política, se necesita de la intermediación del Estado.
19
dominación y son objeto de ella. 41
RELACIONES DE LA POLÍTICA
CON
Nivel
político
Objetivo Subjetivo
LA METOLOGIA
DE LA CIENCIA POLITICA*
* El autor de los títulos de este tema es el Lic. Jorge Fidel Hernández Andrade, ex-
profesor titular del curso de Ciencia Política. Esta publicación se hace con la debida
autorización del autor para la Coordinación del Curso de Ciencia Política, de la Facultad
de Ciencias Económicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Los fines son
exclusivamente didácticos y sin ánimo de lucro.
21
Contenido de la segunda parte
Página
LA METODOLOGÍA DE LA CIENCIA POLÍTICA 23
1 Diversos enfoques metodológicos 23
1.1 El Materialismo Histórico 24
1.2 El Positivismo 30
1.2.1 El Organicismo 31
1.2.2 El Funcionalismo 33
1.2.3 La Teoría de los Sistemas 35
1.3 El Constructivismo 38
22
METODOLOGÍA DE LA CIENCIA POLÍTICA
23
sociales”.45 Recientemente, Pérez y Sola, señalan cuatro grandes corrientes en la
investigación social: el positivismo, el neopositivismo, la teoría crítica (que incluye al
materialismo histórico) y el constructivismo.46 De lo anterior podemos sintetizar tres
paradigmas o visiones del mundo que han orientado el estudio de la sociedad que son: el
positivismo, el materialismo histórico y el constructivismo. Éste último se ha utilizado
principalmente en la educación pero en la actualidad se aplica en diferentes ámbitos
sociales.
25
las relaciones económicas y excluye a las relaciones superestructurales, pero es muy
frecuente encontrarlo en los textos. En sentido amplio, el ser social comprende el
conjunto de relaciones sociales y sus respectivas instituciones sociales. Por ejemplo, las
relaciones económicas, las relaciones políticas, las relaciones jurídicas, las relaciones
morales, religiosas, etc. Las instituciones, como, las unidades productivas, el Estado, el
derecho, los códigos morales, la iglesia, etc. Es decir la realidad social, la práctica social,
la sociedad. En sentido restringido, el ser social se refiere sólo a una de estas relaciones.
A la conciencia social, tanto pensadores idealistas como materialistas, la
denominan "la vida espiritual de la sociedad". En sentido restringido el concepto de
conciencia social expresa solamente las ideas y teorías sociales que reflejan el ser
social51. Esta última definición excluye otras formas de la conciencia social, tales como la
psicología social.
En sentido amplio significa el reflejo en la mente, en la conciencia del individuo, del
ser social y comprende: la psicología social y la cultura espiritual. Está formada no
solamente por las concepciones políticas, jurídicas, morales, filosóficas, artísticas, etc.,
sino también los conocimientos científicos, tradiciones, la educación, la psicología social
etc.
Al analizar los dos elementos esenciales de la conciencia social, se tienen las
siguientes definiciones: La psicología social: Es el conjunto de sensaciones,
percepciones, sentimientos, estados de ánimo, emociones, hábitos, inclinaciones,
tendencias de la voluntad, rasgos especiales del carácter, la conducta, que surge
sobre la base de la situación social de la comunidad humana.
La cultura espiritual: el conjunto de valores espirituales y de la actividad
cognoscitiva acumulado a lo largo de la historia de la sociedad. Comprende la
ciencia, la enseñanza, la educación, tradiciones, creencias, el arte. Comprende
también la ideología; el carácter específico de esta forma de la conciencia social es
precisamente que refleja el ser social, desde el ángulo de los intereses de grupo,
sector, o clase social 52
Los creadores del materialismo histórico, llegaron a establecer que en la sociedad,
cambia primero la vida material social y después y en consonancia con ello, cambia
también la conciencia de los hombres. "Para el materialismo histórico la fuente real en
que se originan las ideas sociales, la fuente en la que se forma la vida espiritual de la
sociedad hay que buscarla, no en las cabezas de los hombres, sino en las condiciones de
la vida material de la sociedad misma. Las ideas cambian al cambiar las condiciones de
26
vida de los hombres.” 53
Sin embargo, la conciencia social no refleja directa y repentinamente los cambios
que afectan al ser social. Algunas formas de la conciencia social no siempre
experimentan la influencia determinante de la base económica directamente, sino a través
de las relaciones político - sociales, por medio de intereses de clase y otras formas de la
conciencia social. Frecuentemente, algunas formas de la conciencia social de una época
dada conservan el contenido de las condiciones materiales de épocas pasadas, y otras
formas de la conciencia social se adelantan a las relaciones económicas predominantes o
se proyectan nuevas. De esa manera, aunque la vida espiritual se halla determinada por
la vida material, goza de una relativa autonomía.54
Se puede decir que las leyes del proceso ideológico son derivadas con respecto a
las leyes económicas. También es conveniente aclarar que la conciencia social no es un
mero efecto pasivo que se limite a reflejar el ser social, ya que permite a los hombres
modificar, transformar el medio social, es decir, dominar la necesidad histórica.
La categoría fundamental o constitutiva del materialismo histórico es la formación
económico social, se define como una sociedad históricamente determinada, basada en
determinadas relaciones sociales de producción. Esta categoría privilegia las relaciones
sociales de producción como determinantes en última instancia del desarrollo social.
El materialismo histórico es una base metodológica, objetiva y científica para el
estudio de las disciplinas sociales; tiene las características de ser explicativo, establece
una relación de causa y efecto en los fenómenos sociales, es crítico y además es una
guía para la acción, para la transformación, para el cambio, para el desarrollo de la
sociedad.
También se pueden señalar las siguientes razones para la anterior afirmación:
De manera explícita contiene una teoría acerca del método de estudio de los
fenómenos sociales.
Se basa en una concepción dialéctico materialista, que permite convertir al conjunto de
conocimientos que corresponde a cada ciencia social no sólo en un sistema (un todo
de elementos interrelacionados), sino en un sistema de conocimientos científicos (un
todo objetivo)
No tiene como fin justificar ni ocultar privilegios de clase social.
28
SER SOCIAL Y CONCIENCIA SOCIAL
Sensaciones
C Hábitos
O Psicología
N social
Carácter
C
I
E Conducta
N
C
I
A Concepciones
S Tradiciones
O
C
Cultura Educación
I
espiritual
A
L Ciencia
Arte
Ideología
S Instituciones
E
R
29
1.2 El Positivismo
Es una tendencia filosófica - sociológica muy difundida en el mundo capitalista
actual. El positivismo filosófico es obra de Augusto Comte (1798 -1857), considera que la
vida social puede ser objeto de un conocimiento científico similar al que se aplica en el
campo de las ciencias naturales. Antes de este autor existía la idea de que los
fenómenos sociales no podían ser objeto de un estudio científico tal como ocurría con la
naturaleza.
Comte es el fundador de la sociología capitalista moderna y la intentó definir como
física social: la ciencia que tiene por objeto el estudio de los fenómenos sociales
considerados con el mismo espíritu que los astronómicos, los físicos, los químicos, o los
fisiológicos, es decir sujetos a leyes invariables, cuyo descubrimiento es el objeto especial
de investigación. Este resultado fue obtenido junto con el conde Henri de Sant-Simon
(1760 – 1825) y finalmente le llamó a esta disciplina: Sociología. 56
Concibe a la sociedad como un organismo y divide el desarrollo histórico del
pensamiento humano así como también las organizaciones sociales correlativas en tres
estadios:
1. El teológico: se explican los fenómenos de la naturaleza por la acción de los seres
sobrenaturales, dioses y demonios y al que corresponden las instituciones elementales
y homogéneas. En este período nacen las artes y predominan en la sociedad los
sacerdotes, guerreros y monarcas.
2. El estadio metafísico: se reemplazan a los seres sobrenaturales por esencias
abstractas, producto del pensamiento racional, con las cuales pretende conocer la
íntima realidad del mundo. Hay un predominio de la Filosofía y del Derecho, se
produce un desarrollo de las industrias y se establecen los Estados modernos.
3. El estadio positivo: en el que se limita el conocimiento del mundo a la comprobación
de las relaciones constantes entre los objetos y fenómenos mediante la observación y
la experimentación propias de las ciencias naturales, se rechaza el método de la
abstracción. El paso del estado teológico al metafísico y de éste al positivo va
acompañado por el cambio del modo teocrático militar de vida al del modo industrial.
Los cambios son particularmente, profundos en la vida social..57
El fundamento del positivismo es la negación del razonamiento teológico,
metafísico y lógico para conocer los objetos y fenómenos del mundo exterior. Comte limita
esa posibilidad a lo positivo, es decir al de la experiencia directa, a la observación. 58
Afirma que las ciencias sólo pueden describir los fenómenos de la realidad en la
56 Timasheff, Nicolás S. La Teoría Sociológica. México, Fondo de Cultura Económica, 1997 Pág.36
57 Pokrovski. V. S. y Otros. Historia de la Ideas Políticas. México D.F. Editorial Grijalbo. 1966. P. 333
58 Lombardi, Miguel c. Fundamentos de Sociología. México D. F. Editorial Cartago. 1983 p. 63.
30
experiencia y niega la profundización del conocimiento del mundo exterior mediante el
proceso de abstracción.
El positivismo es también la negación de los prejuicios políticos, religiosos,
ideológicos en el estudio de los fenómenos sociales. La actitud científica positiva consiste
en que el sociólogo debe adoptar una postura absolutamente imparcial y neutral al igual
que el físico, el biólogo, el matemático.
El positivismo es la negación de la lucha de clases, de las teorías socialistas. El
estado positivo, es aquel donde reina la armonía social, la solidaridad para lograr el orden
y el progreso social. Es la denominada "sociocracia", el gobierno de la armonía social.59
Comte creía que el progreso podía ser acelerado y facilitado por la acción política
basada en el conocimiento positivo. 60
El positivismo trata de unir el idealismo con el materialismo o pretende situarse por
encima de ambas corrientes. Comte creó el término Sociología y se apoyó en la
concepción biologista.
El positivismo pretende fundamentalmente preservar, equilibrar y expandir el
sistema social existente, busca un conocimiento libre de prejuicios filosóficos, religiosos y
políticos, mediante la observación de los hechos y la exclusión de los juicios de valor. El
marxismo considera fundamental la observación de los hechos, pero sólo como
complemento del método de la abstracción y, como consecuencia de la realización de
intereses económicos y políticos; no desdeña el empleo de juicios de valor y considera
que no pueden desestimarse en el estudio de los fenómenos sociales. 61 El marxismo a
través del materialismo histórico considera la teoría como un medio para transformar la
sociedad.
El desenvolvimiento del positivismo ha dado lugar a otras corrientes, de las cuales
es su base teórica, ideológica y conceptual, tal es el caso de: el Organicismo, el
Funcionalismo, la teoría sistémica (Teoría de los Sistemas).
1.2.1 El Organicismo
En 1859, Carlos Darwin da a conocer su obra "Del Origen de las Especies por
Medio de la Selección Natural", en la cual expone sus tesis sobre la naturaleza, en la que
se da una selección natural para la reproducción de los seres vivos mediante la
59 Flores Palacios, Carlos Alfonso. La Formación Económico Social y El Positivismo y su Desarrollo. Folleto para el
Curso de Ciencia Política. Fac. De Ciencias Económicas USAC. 1998, p. 16
60 Timasheff, Nicholas S. La Teoría Sociológica. México, Fondo de Cultura Económica, 1997, p. 47
61 Flores Palacios, Carlos Alfonso. op. cit. p. 1
31
supervivencia de los más aptos. Estas ideas contravienen las concepciones sobre la
creación de las especies y contribuyó a formar una cosmovisión para interpretar y explicar
los diversos fenómenos. A esta interpretación se le denominó organicismo, pues su
fundamentación estriba en que todo ser vivo tiene una evolución en su organismo, por lo
que se le conoce también como evolucionismo o darwinismo.
Esta corriente, constituye una versión del positivismo con énfasis en la
interpretación biológica. En el campo social, la sociedad se interpreta como un organismo
vivo, como un cuerpo social que dispone de un proceso constantemente evolutivo, en la
que también se da la selección natural y la supervivencia del más apto.
La aplicación de los principios darwinistas a las ciencias sociales fue realizada
principalmente por el filósofo y sociólogo inglés Herbert Spencer (1820 -1903). Es
considerado “El segundo padre fundador de la sociología”, asimiló rápidamente los
conceptos de Darwin con quien compartía muchos criterios. La verdadera base de la obra
de Spencer es la teoría de la evolución; en su publicación “Los Primeros Principios”,
formula tres leyes fundamentales: 1) la ley de la persistencia de la fuerza, la existencia de
una causa última que trasciende el conocimiento humano; 2) la ley de la indestructibilidad
de la materia y 3) la ley de la continuidad del movimiento. El resultado unitario de estas
leyes es la ley suprema de la evolución, que es una integración de materia y movimiento,
mediante la cual la materia pasa de una homogeneidad indefinida a una heterogeneidad
definida.62
El principio general más importante es el que afirma que existe una
interdependencia entre el todo y sus partes. El todo es la unidad orgánica del objeto
determinado que se compone de múltiples particularidades, las que interaccionadas
logran su evolución.
Otro de los principios generales es que los cuerpos vivos como las sociedades
presentan en su desarrollo un aumento minúsculo pero constante de su masa. En un
determinado momento se dividen o se hunden.
Todo organismo vivo mientras aumenta de tamaño, aumenta de estructura, pues
sus partes se multiplican y se diferencian. Lo mismo pasa con las sociedades, al
aumentar sus poblaciones, se dan divisiones y subdivisiones que aumentan la estructura.
En la medida que se multiplican las sociedades, las estructuras adquieren mayor
complejidad. Spencer afirma que en los organismos vivos además de presentarse
cambios en la estructura, también se presentan cambios en la función, debido a que cada
estructura tiene una correlación directa a las funciones que en ella se desempeñan.
Observó diversas analogías entre los organismos biológicos y lo sociales: primero:
estos organismos se diferencian de la materia inorgánica porque manifiestan un
62 Ibíd. Pág. 49 - 52
32
crecimiento visible durante la mayor parte de su existencia. Segundo: así como las
sociedades y los organismos crecen de tamaño, así también aumentan en complejidad y
estructura. Tercero: la diferenciación progresiva de estructura va acompañada de una
diferenciación progresiva de funciones. Cuarto: la evolución crea para las sociedades y
para los organismos diferencias de estructura y de función que se hacen posibles unas a
otras. Quinto: así como un organismo vivo puede ser considerado como una nación de
unidades que viven individualmente, así una nación de seres humanos puede ser
considerada como un organismo.
Spencer es individualista y liberal, considera que si bien en un organismo biológico
las partes forman un todo concreto, en una sociedad las partes son libres y más o menos
dispersas. En los primeros las partes existen para beneficio del todo y en una sociedad
el todo existe para beneficio del individuo. En otra parte de sus obras también expresa que
la conquista de un pueblo por otro ha sido en lo esencial la victoria de lo social sobre lo
antisocial, o del mejor adaptado sobre el peor adaptado, y consideraba que la evolución se
logra por la supervivencia de los más aptos. 63
Las ideas de Herbert Spencer constituyen una variedad del positivismo. Al igual
que Comte, afirma que es imposible para el hombre establecer verdades esenciales,
tanto en las ciencias como en la religión. Trasladó la ley biológica de los seres vivos, a la
sociedad, y establece el principio de la evolución universal, concebida como una
distribución mecánica de la "sustancia y el movimiento"
Las tendencias positivistas posteriores a Comte (empiriocriticismo o
neopositivismo) ya no son tan empiristas y aceptan el uso del razonamiento lógico, pero,
insisten que el estudio de las ciencias sociales mantenga una actitud imparcial, alejada de
los juicios de valor; que sea comprobable con datos, y no toman en cuenta la
determinación de la realidad económica en los fenómenos sociales. 64
Las innovaciones más importantes del neopositivismo son: el cuantitativismo,
representado por George A. Lundberg (1895 -1970) considera que es necesaria la
formulación cuantitativa para la descripción más exacta que exige la ciencia.65 Por otro
lado el funcionalismo, que se expone a continuación
1.2.2 El Funcionalismo
Tiene influencias de los enfoques positivistas anteriores y es un desarrollo de ellos,
su máximo exponente es Talcott Parsons (1902 - 1979), considera a la sociedad como un
"organismo" con elementos que cumplen un determinado tipo de funciones. Se propone
63 loc. cit
64 Flores Carlos, op. cit. pp. 3 y 4
65 Timasheff, Nicholas S. op. cit. p.. 244
33
explicar los fenómenos sociales en función de la parte que desempeñan en el
mantenimiento de la existencia de la sociedad. 66
La palabra función se refiere a la aportación que una parte hace a un todo, por
ejemplo a una sociedad, a una cultura. También puede designar las aportaciones que el
grupo hace a sus individuos o las de grupos grandes a grupos pequeños. El punto de
vista funcional se refiere frecuentemente a la importancia de la integración de las partes
en el todo o la interdependencia de las partes. La expresión “análisis funcional” se emplea
para indicar el estudio de fenómenos sociales como operaciones o efectos de estructuras
sociales específicas, tales como los sistemas de parentesco o los de clases por ello se la
llama también estructural funcionalismo.
Parsons define al sistema social como una pluralidad de actores individuales que
interactúan en su ambiente para obtener un óptimo de gratificaciones. También lo concibe
como una red de relaciones entre actores. 67
El funcionalismo constituye un modelo para el análisis sociológico, y parte del
criterio que en el organismo social, una multiplicidad de actores individuales, intercambian
actividades y cumplen roles en función del mantenimiento del sistema social.
En el sistema social las partes desempeñan funciones esenciales para la
subsistencia, expansión y fortalecimiento del todo, son interdependientes y están más o
menos integradas. Las categorías más importantes son las siguientes:
Interacción: Es la acción recíproca entre dos sujetos (ego y alter), entre una persona o
una institución o entre dos instituciones. La interacción tiende a suscitar reacciones
favorables del alter.
Sistema de valores: Constituye un sistema simbólico que orienta y motiva la interacción
social en términos de aprobación o rechazo. Este sistema de valores debe ser común a
todos los actores del sistema.
Orden Social: Existe la necesidad de mantener el equilibrio social e integrar a los sujetos
al sistema normativo compartido.
Status: son las posiciones de acuerdo al nivel de vida de los actores. En el sistema social
existen diversidad de estratos.
Roles: son los papeles que cumplen las personas o grupos sobre la base de su posición
social (empresarios, gerentes, empleados, padres, hijos, profesores, estudiantes, etc.)
Los roles son funcionales cuando se dan de acuerdo al sistema de valores
compartido y disfuncionales en caso contrario, de esa manera se tienen sujetos integrados
34
o desadaptados al sistema respectivamente.
La disfuncionalidad es entendida por Parsons como una situación patológica que el
sistema deberá sancionar o erradicar. El funcionalismo presupone la existencia de un
sistema por naturaleza armónico, por lo que toda acción disfuncional tiene su origen en
una irregularidad del sistema. Se expresa en forma de un desacato a las normas
establecidas.
Las perturbaciones son introducidas al sistema, por lo que la sociedad deberá
hacer uso de medios para mantener el orden o equilibrio social. Entre estos medios se
tiene la socialización y el control social. El primero consiste en convertir al individuo en una
persona social, en integrarlo al sistema de valores dominante que constituyen las
expectativas normales de los demás (alter). Por el control social, se entiende, los medios
para "mantener en línea la gente, o sea toda acción típicamente esperada y aprobada
dentro del sistema social”. 68
EL SISTEMA POLITICO
QUE CUMPLEN O NO
LAS EXPECTATIVAS
DE LA POBLACIÓN
TRANSACCIONES
INTERCAMBIOS
MEDIO AMBIENTE
Social, y cultural.
Nacional, regional y mundial.
37
1.3 El Constructivismo
Es una integración de diferentes tendencias de la investigación psicológica y
educativa, pero en la actualidad se aplica en diversos campos sociales. Es resultado de
aportes importantes de autores como Jean Piaget , Lev Vygotsky David Ausubel y
Jerome Bruner.73
Constituye un paradigma para la investigación social, se preocupa no de temas
macrosociales sino de problemas concretos, y que afectan a determinadas
organizaciones o comunidades. Sirve de base para la investigación cualitativa, es
decir, aquella que estudia la calidad de las actividades, relaciones, asuntos medios
materiales en una determinada situación o problema. También se utiliza en
investigaciones etnográficas (que se realizan para conocer la cultura de ciertas
comunidades).
El constructivismo, en lo que se refiere a la interpretación de la realidad, se
ubica entre el realismo histórico y el relativismo. El realismo histórico considera una
realidad construida históricamente, aunque cambiante y contingente, está determinada
por una serie de factores sociales y condiciona la vida de los seres humanos. El
relativismo acepta la existencia de múltiples realidades sociales, por un lado, por las
diferentes condiciones históricas en que se desenvuelven los grupos sociales y por otro,
las diversas perspectivas subjetivas desde las que se interpreta la realidad.
El constructivismo admite la diferente identidad entre el hecho social y su
significado, pero también acepta que las interpretaciones subjetivas de los hechos
como los hechos mismos, tienen la misma importancia y concluye que la realidad es un
cúmulo de redes objetivas y subjetivas. No existe, entonces, una realidad única sino
múltiples realidades de acuerdo a los diversos puntos de vista que poseen los
individuos o los grupos.74
En lo que concierne a la relación entre el sujeto y la realidad que se estudia
(plano epistemológico), entre ambos existe una mutua interacción y el conocimiento se
considera producto del desarrollo de habilidades, de los valores y propósitos del sujeto
así como también de las condiciones materiales y profesionales que lo motivan. De tal
manera el conocimiento no es un mero reflejo del mundo que se observa.
Existe entre el conocimiento y la realidad social una relación dialéctica, así como
entre el individuo y esa realidad social; por un lado el individuo es producto del mundo
social, al mismo tiempo el mundo social es producto de las acciones humanas.
73 Parica Ramos, A. T.; Liendo Bruno, F.J. Y Abancin Ospina, R. A.. Teoría del constructivismo social de Lev Vygotsky en comparación con
la teoría de Jean Pieaget.. 2005. Universidad Central de Venezuela. Facultad de Humanidades y Educación, p. 5.
39
BIBLIOGRAFÍA
Parica Ramos, A. T.; Liendo Bruno, F.J. Y Abancin Ospina, R. A.. Teoría del
constructivismo social de Lev Vygotsky en comparación con la teoría de Jean Pieaget..
Universidad Central de Venezuela. Facultad de Humanidades.y Educación. 2005.
Pérez Gómez, A.. y Sola Fernández M. Investigación e Innovación en la Formación del
Profesorado. El Salvador, Ministerio de Educación, 2004.
40
Tercera Parte:
EL DESARROLLO HISTÓRICO DE LA CIENCIA POLITICA *
* Tomado de la edición original por la Coordinación del curso de Ciencia Política, con fines
exclusivamente didácticos y sin ánimo de lucro, para su desarrollo como parte de los temas del curso
referido, en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Guatemala, junio de 2011.
41
Contenido de la tercera parte
Página
La periodización 43
1 Etapa Antigua 45
1.1 Platón 46
1.2 Aristóteles 49
2 Etapa Medieval 51
2.1 El orden medieval 53
2.2 Teorías políticas 59
3 Etapa Moderna 62
3.1 Época de desintegración del Feudalismo en los siglos XXV y XVI 62
A. Hechos económicos y políticos más importantes 62
B. Teorías políticas 65
Nicolás de Maquiavelo 67
Juán Bodín 73
3.2 Época de las revoluciones burguesas de los siglos XVII y XVIII 78
A. Carlos Luis Montesquieu 78
B. El Materialismo Francés del siglo XVIII 84
4. Etapa Contemporánea 87
4.1 Evolución del capitalismo hasta mediados del siglo XIX 87
A. Augusto Comte 88
B. Alexis de Tocqueville 98
4.2 Nacimiento del Marxismo (sus fuentes y sus aportes) 100
A. La Filosofía Clásica Alemana 102
B. La Economía Política Clásica Inglesa 111
C. El Socialismo Utópico Francés 114
D. Aporte de Marx al desarrollo de la Ciencia Politica 117
4.3 El Leninismo 119
42
La periodización
Maurice Duverger divide el desarrollo histórico de la ciencia política en dos períodos: la
prehistoria y la historia de la Ciencia Política. La primera, según él, se extiende desde
los orígenes de la humanidad hasta final del siglo XIX y calificarla de prehistoria no es
un juicio de valor, porque, aunque algunas de sus obras son de primer orden, no se
estudiaba objetivamente el poder, los problemas políticos “eran” estudiados desde el
punto de vista moral (se trata de justificar una forma de poder, considerada “buena” y
vilipendiar otra, considerada “mala”) y sólo algunos hombres excepcionales, según él,
descartan el método deductivo, que partía de juicios a priori, para inclinarse por la
observación de los hechos. Aristóteles, Maquiavelo, Bodín y Montesquieu son para
Duverger los cuatro grandes de la prehistoria y entre los autores que hacen salir a la
Ciencia Política de su prehistoria están Augusto Comte, Alexis de Tocqueville y K. Marx.
Debemos indicar que no consideramos que el pensamiento político se inicie desde los
orígenes de la humanidad, porque tal pensamiento lo consideramos relativo al poder de
clase y que, en consecuencia, nazca en el planeta, en forma desigual, con el proceso
de formación de las clases (y del Estado). En relación a este criterio, consideramos que
distintas formas de poder existentes en la vida social precedieron a su forma política y
debemos reconocer que durante la etapa antigua, en Europa Occidental, el objeto
principal de nuestro análisis, no sólo se realizaba el esclavismo (sino también, como
hasta la fecha, resabios inevitables de la comunidad primitiva, del modo de producción
germano y del asiático), pero, a pesar de que tratamos el estudio del desarrollo histórico
de la ciencia política, la periodización adoptada comprende, en realidad, una historia
que es muy reciente de la humanidad y que periodiza sobre todo, la historia de la
civilización, existente a partir del aparecimiento de la escritura, dentro de la tecnología
de producción de los procesos mentales, aunque ello, desde luego, no imposibilita su
análisis científico, con fundamento en el conocimiento de la realidad económico –
social.
b) Generalmente son muy extensos los tratados sobre la historia de las ideas
políticas que deben consultarse y es muy extensa la producción de cada autor en
la historia del pensamiento político y generalmente referido a la propia realidad
política del autor.
Para recorrer la obra teórica de la humanidad en materia política, sin embargo, no nos
44
encontramos ante una utopía y a pesar del gran esfuerzo que implica su análisis y que
generalmente comprende varios años, los tratados de teorías políticas y de historia de
las ideas políticas simplifican en mucho el problema y para lo cual es necesario adecuar
el método de la abstracción, del análisis crítico y de la observación, de tal manera que
podamos cotejar sus coincidencias y desacuerdos, formulados en sus generalizaciones.
1. ETAPA ANTIGUA
Nuestro objetivo de estudio de la etapa antigua se limita a la Grecia antigua, pues bajo
el influjo del medio oriente y del norte del África, los orígenes de la ciencia moderna y
de nuestra cultura occidental se encuentran en ella, debido a que militarmente fue
conquistada por Roma, pero la vencedora es conquistada culturalmente por la vencida
y ello dará origen a la cultura del imperio romano, por medio del cual se uniforma la
cultura occidental, a través del alfabeto latino.
45
1.1 Platón (427-347 A.C.)
Platón era un ideólogo de la nobleza esclavista griega: del lado de su padre descendía
del rey Kodros y su madre descendía de la familia del rey Solón.
Sus obras mas famosas de teoría política son “La República” y ~'Las leyes” y varios
autores lo consideran el máximo representante del idealismo objetivo de la antigüedad.
El idealismo objetivo de Platón consiste en que, según él, existen dos mundos: el
mundo terrenal de las cosas sensibles que perciben nuestros sentidos y el mundo de
las ideas. Así, para Platón las cosas sensibles del mundo terrenal que perciben
nuestros sentidos no tienen realidad auténtica, sine solo son un pálido reflejo del mundo
real, del mundo de las ideas.
Por lo tanto, una de las causas del idealismo objetivo de Platón consiste en que para él
la realidad y, sobre todo, la realidad social que debe existir y que concibe en su
pensamiento no corresponde al mundo terrenal de las cosas sensibles que perciben
nuestros sentidos, de lo cual dedujo que el mundo terrenal solo es un pálido reflejo del
mundo de las ideas.
En su teoría política, Platón es un moralista, que se preocupa que la política, tenga por
objetivo alcanzar el mejor gobierno posible, así:
a) Según él, el objetivo de su teoría política es la justicia, el bien general, o sea, como
afirma Catlin, “eticiza su política” y coloca a la ciencia política en una senda
enteramente moralista que dura dos mil años (aunque, en realidad, abarca y trasciende
al propio Maquiavelo).
b) Para ello, busca una organización de la sociedad que sea un acercamiento del
mundo terrenal al mundo de las ideas. O sea, para él, “la política debe ser la
organización mundana de una verdad ultramundana”, como afirma U. Cerroni.
46
c) Por lo cual es partidario de la sofocracia y concibe la política como sapiencia, o sea,
los sabios deben hacerse reyes y los reyes hacerse sabios.
Sin embargo, en “Las-leyes”, que según Platón es una obra destinada a poner en
práctica su proyecto descrito en “La República”, abandona en lo esencial la sofocracia,
que el mismo considera digna de ser alcanzada, pero inalcanzable, debido a su
perfección y reconoce que estaría ideado mas bien para dioses o hijos de dioses, que
para seres del mundo terrenal, o sea, imperfecto.
Platón Alega a descubrir que su imagen de un Estado en que todos cumplen sus
deberes o funciones para lograr el bienestar general tiene un carácter utópico y solo
constituye un objetivo social, pero esta imagen es el resultado de su enfoque filosófico,
en el cual los sabios son quienes mas recuerdan el mundo de las ideas y en tanto en
ese mundo la idea suprema es el bien y forma parte de la naturaleza de Dios. A pesar
de ello, esta teoría desarrollada en “La República” no logra en “Las leyes” humanizar la
obra de Dios en la tierra, mediante la condena de la esclavitud. Por el contrario, deja
definitivamente caracterizado el mundo terrenal como imperfecto y que constituye una
noción que todavía reproduce el pensamiento religioso y que a no dudar tiene influjo
platónico por el desarrollo y discusión del neo platonismo, durante la formación del
pensamiento cristiano como ideología dominante.
En todo caso, con la evolución del idealismo objetivo, “La Biblia” y el pensamiento
religioso han sido objeto de múltiples interpretaciones y han dado lugar a muchas
sectas. Más de 3000 se encuentran autorizadas actualmente en la República de
México, de tal forma que con esta diversidad de pensamientos resulta muy difícil el
conocimiento de la realidad social y lograr la construcción de una mayor felicidad
terrenal, principalmente cuando se sigue prescribiendo el sufrimiento terrenal como
castigo y como derecho a la felicidad eterna y se reproduce un sin fin de intransigencias
innecesarias, en todas las direcciones políticas, aun cuando no se debe negar ni se
puede evitar la lucha de los seres humanos para superar sus problemas.
Sus obras más famosas de teoría política son “La Política” y “La Constitución de los
atenienses”.
c) Es decir, para Duverger, Platón observa poco los hechos y define la imagen del
buen Gobierno mediante reflexión interior (usando el método de la abstracción),
mientras Aristóteles lo busca empleando el método experimental, a través de la
observación de todas las formas de Estado que le fue posible examinar según
Aristóteles, debe estudiarse cada pueblo para determinar la forma de Gobierno que le
corresponde, pero concluye en que los pobres son por todas partes la inmensa
mayoría, que la verdadera diferencia entre oligarquía y democracia consiste en que la
primera es el gobierno de los ricos y la segunda es el gobierno de los pobres, de tal
manera que la mejor sería la forma de Estado que logre el predominio de la clase
media, entre hombres libres, y, como Platón, excluye del derecho a voto y a la
constitución del Estado a campesinos, artesanos y comerciantes con lo cual también
concluye en otro Estado ideal e intermedio).
En su obra “Breve Historia del Pensamiento Antiguo”, Rodolfo Mondolfo sostiene que
Aristóteles esboza los tres poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial).
Desafortunadamente su indicación carece de referencia al pensamiento de
Montesquieu y no precisa si se trata de una propuesta política o de una observación de
Aristóteles. En todo caso, ello nos indica que el problema de los tres poderes es
connatural a la organización de todo Estado y de atención indispensable para el
perfeccionamiento de la administración pública.
2. ETAPA MEDIEVAL
Marx, en sus análisis, se ocupa, desde luego, de esta realidad y llega, a calificar de
germana a la etapa medieval y, en consecuencia, hace referencia a un tipo o modo de
vida germano, que considera derivado de la Comunidad primitiva, mediante un análisis
que ciertamente resulta poco claro, pero que no había depurado para destinarlo a la
publicación (“Formaciones económicas precapitalistas”), aunque fundamental para el
estudio de la etapa medieval, principalmente para superar el problema de que se han
argüido dificultades de conocimiento acerca del origen, desarrollo y operación del
feudalismo en esta etapa.
La causa más importante del ascenso del cristianismo a ideología dominante en Europa
Occidental fue su conversión en doctrina oficial del imperio esclavista romano, pues
predicaba, entre otros hechos, que había que “dar al César lo que es del César y a Dios
lo que es de Dios”, o sea, que debían pagarse los impuestos al César y las
contribuciones a la iglesia, Era una forma de no morir en la oposición, pero había
52
predicado la igualdad entre los hombres como creaciones de Dios y en este sentido fue
revolucionario y residió su origen en la clase y capa de los pobres libres y que, como
consecuencia del dominio político de los esclavistas, se convierte en ideología de la
clase dominante, porque en el mundo terreno no proponía más que de una forma
puramente moral y voluntaria la eliminación del esclavismo y prescribía varias formas
de sumisión hacia los esclavistas.
Otra de las causas de la aceptación del cristianismo en el mundo romano fue el hecho
que el monoteísmo se encontraba consolidado de manera muy desarrollada, desde las
doctrinas de Platón y Aristóteles y que el monoteísmo fue la evolución inevitable del
politeísmo griego, que llegó a reconocer en Zeus al padre de los dioses. Asimismo, no
debemos dejar de tener en cuenta que el monoteísmo fue la solución lógica de la falta
de comprobación práctica de la existencia física de los dioses y que desde la
antigüedad se convierte en una solución sencilla de explicación, dominación y
ordenamiento de la vida social para adoptar normas adecuadas y necesarias para la
convivencia humana (los diez mandamientos de Moisés), pero el costo de ello fue el
dogmatismo oficial.
53
a) Propiedad del señor feudal sobre la tierra.
b) Los campesinos poseen tierra en usufructo, a cambio del pago de la renta feudal.
c) Propiedad parcial del señor feudal sobre los campesinos siervos.
d) Predomina la economía natural y la coerción extraeconómica obliga a los
campesinos siervos a trabajar para la clase dominante.
e) Mediante el vasallaje el cristianismo adopta una forma de organización social muy
opresiva y violenta.
La prueba de que los señores feudales eran los propietarios de la tierra reside en la
obligación de los campesinos de pagar la renta feudal a cambio del usufructo de la
tierra.
El campesino para tener derecho a la tierra no sólo pagaba una renta a su amo sino
incluso también contribuciones a la iglesia e impuestos al rey. Desde luego, el siervo ya
no es un esclavo, o sea, no pertenecía al señor feudal, ni era considerado un
instrumento que habla, pero carecía de toda clase de derechos y de manera inevitable,
como clase, estaba adscrito a la tierra, que al ser vendida o transferida, se adquiría
incluyendo a los siervos que la trabajaban. Por esta dependencia hacia la tierra se ha
considerado que existía una propiedad parcial del señor feudal sobre los campesinos
siervos, pero que no es un rasgo esencial para la existencia del feudalismo, tanto
dentro como fuera de Europa, no obstante la forma descubierta tan importante que
adquirió en ella.
c) Podía suceder que la tierra dada a un siervo por un señor feudal, a su vez
provenía de un conde, que a su turno la recibía de un duque, quien podía
haberla recibido de un rey, pero a veces se iba más lejos, pues un rey la había
recibido de otro rey.
En ambas causas, el papel más dinámico y efectivo fue de las clases dominantes (de la
clase dominante de origen esclavista o imperial y de la nobleza teocrático-militar,
germana o bárbara). La primera consiste en la descomposición del esclavismo de
origen imperial y realizada en forma feudal por la clase esclavista, mediante el colonato
y la liberación de esclavos a que condujeron las crisis del imperio romano de occidente
y que ante su destrucción se realizó con el visto bueno y promoción de los padres de la
iglesia.
Sin embargo, hasta donde sabemos, .Marx .subestima la descomposición del modo de
producción germano hacia el feudalismo, por intermedio del modo de producción
asiático, y no directamente hacia él, pero la desintegración de tal modo de producción,
desde nuestro punto de vista, consistiría en el desarrollo de la tributación para la guerra
(y defensa) y en la conversión y/o adopción de los tributos como obligación fiscal para
tener derecho al uso de la tierra, o sea, para tener derecho a vivir en la comunidad.
Hasta aquí tenemos un modo de producción asiático o tributario, mediante propiedad
comunal, tributación privada o familiar y uso privado o familiar de la tierra, en propiedad
del Estado y representante de esa propiedad comunal o social, con su propia nobleza
teocrático militar, pero no propietaria de la tierra ni de manera privada ni de manera
colectiva, sino la tierra sería un derecho de la función estatal, por su conducción de la
comunidad al lugar de producción y de reproducción de la vida social.
Las teorías teocráticas son aquellas teorías destinadas a justificar el poder ideológico,
económico y político de la Iglesia Católica e, inclusive, sus pretensiones por ejercer una
59
dominación económica y política a nivel mundial. Las cruzadas constituyen al respecto,
una manifestación de su dominación en la sociedad y de sus pretensiones de
dominación mundial. Son varias las teorías teocráticas. Entre ellas se consideran a la
“teoría del sol y la luna” y la “teoría de las dos espadas”, pero en realidad comprenden a
todo el movimiento cristiano, o sea, a las doctrina de los padres de la iglesia y a las
tendencias de la escolástica, entre las cuales debemos ubicar en gran proporción a las
teorías de los señores feudales seculares que también llegaron a alcanzar el calificativo
de herejías. Estas últimas también tienen en general, un carácter teocrático, en la
medida en que reconocen el poder de Dios sobre el universo.
Todo ello fue en gran medida una manifestación del poder económico y político que
llegó a alcanzar la Iglesia Católica, gracias a su poder espiritual y a que gracias a
contribuciones, indulgencias y donaciones de tierras llegó a convertirse en el mayor de
los terratenientes feudales. Así, algunos analistas consideran que llegó a poseer las
tres cuartas partes cultivables del mundo católico.
Las herejías son teorías y prácticas que se oponían a los privilegios de la Iglesia
Católica y a las injusticias de los señores feudales. Como teorías frecuentemente eran
de carácter religioso y llegaban a proponer que la Iglesia abandonara el lujo, la violencia
y la opulencia, que re tornara al pasado, cuando era humilde y apegada al pensamiento
cristiano y hasta llegaron a considerar que el Papa no era el representante de Dios en
la tierra, sino de Satanás. Como prácticas, se conocen las herejías de valdenses,
cataros, albingenses, Arnaldo de Brescia, Juan Ball, Fradolcino, etc., y adoptaban la
forma de rebeliones, negación a pagar rentas feudales, a aceptar ritos de la Iglesia
Católica, a aceptar el feudalismo, etc.
Con el desarrollo del poder económico y político de la Iglesia, así como del feudalismo,
aparecen las teorías de los señores feudales seculares, realizando una severa crítica a
las teorías teocráticas; aspirando a liberarse de la tutela de la Iglesia Católica y con
ellas se entabla una aguda lucha ideológica por el poder estatal y aparece en la Edad
Media Europea la tendencia a considerar como objeto de estudio el fenómeno del
poder.
Entre las teorías políticas de los feudales seculares destaca la de Dante Alighieri y,
sobre todo, la de Marcelo de Padúa, rector de la Universidad de París, quien clasifica
las leyes en jurídicas y religiosas, pero ante el interés del Papado de gobernar al
mundo, sostiene que el evangelio no es una ley sino una enseñanza y que en materia
de fe no debe haber coacción, o sea, su argumentación sigue teniendo un carácter
religioso, pero indudablemente llegó a tener un carácter herético, por denunciar el poder
anti – cristiano de la Iglesia Católica, y constituye un antecedente del futuro desarrollo
del movimiento protestante en Europa, durante el Renacimiento.
60
Con la desintegración del feudalismo, intensificada a fines de la etapa medieval, sobre
todo con el desarrollo de las relaciones capitalistas de producción, se desarrolló una
oposición a la doctrina de la Iglesia Católica, es decir, los ideólogos de estas nuevas
relaciones tienden a apartarse en mayor o menor grado de la concepción religiosa del
mundo y llegan a sustentar concepciones materialistas, que de manera inmediata se
presentarán en forma mas desarrollada en el primer período de la etapa moderna, pero
empezaron a constituirse en la edad media, a partir de las doctrinas de los señores
feudales seculares y, entre las cuales, es de gran importancia el nominalismo.
El materialismo del referido nominalismo medieval reside en reconocer que las ideas
que poseemos acerca de los objetos no son mas que nombres de las cosas concretes y
particulares y que lo real solo son objetos individuales, por lo cual declaraban que “las
cosas existen antes de la ideas generales” y “las ideas generales no son mas que
nombres”
En conclusión, la sociedad dividida en clases sociales nos presenta una forma muy
dinámica de vida, al tener conciencia de sus cambios y porque se reprodujo sobre la
base inicial de un elevado desarrollo de las fuerzas productivas y agregó al hombre
como instrumento de progreso, pero así lo privó en gran medida de bienestar y de
realizar su propio progreso.
3. ETAPA MODERNA
63
b) En forma similar a la anterior debe considerarse la actividad de comerciantes
acumulando capital, pero esta es mas representativa aun del modo de
producción capitalista, porque en lugar de la fórmula D - D' se eleva a la fórmula
D - M - D' y señala, inclusive, que las formas asalariadas de producción de
bienes y/o servicios en realidad son muy antiguas.
Sin embargo, cuando se sintió imposibilitada de realizar una conquista amplia del poder
político, sus ideólogos se declararon partidarios de la monarquía feudal absoluta, que
es una forma de Estado feudal, representada por la frase de Luis XIV: “El Estado soy
yo”. Es decir, se trata de una forma de Estado feudal, a la cabeza del cual se
encuentra un rey muy poderoso (en lo económico y en lo político), con la misión de
cumplir en lo político la función de dar unidad y orden a los mercados nacionales o
64
países, caracterizados, sin embargo, todavía por el fraccionamiento feudal.
B. Teorías políticas
Autor italiano, nacido en Florencia, cuyas obras mas famosas de teoría política son
“Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio” y “El Príncipe”, que le dio fama
universal, tal que en su teoría política se tiene que:
c) Observa, por lo tanto, la política y su efectividad, como un arte, como una técnica,
aun cuando tengan un carácter inmoral.
d) Aun cuando la idea de que “el fin justifica los medios” se convierte en Maquiavelo en
un juicio de naturaleza moral, su moralidad radica en ser partidario del Estado Nacional
Centralizado, al menos por medio de la monarquía feudal absoluta para pasar a una
forma republicana y democrática de Gobierno.
En las condiciones del Renacimiento y como una parte muy importante de su impulso, a
través del pensamiento italiano, la doctrina de Maquiavelo tiene como causa importante
el haber sido educado desde su infancia y el haber desempeñado cargos estatales
desde muy joven, donde se elevó a puestos muy importantes y entró en contacto de
manera directa con la vida política de Italia.
Todo ello fue posible, además, porque descendía de una familia de nobles
empobrecidos y, apropiándose con trabajo propio de la cultura más avanzada de su
época, cultivó la literatura y el estudio de la política, del arte militar y de las relaciones
internacionales.
Por sus obras de teoría política debe ser considerado un historiador y uno de los
pensadores más importantes del Renacimiento. Más analizada y comentada, a pesar
de todo, “El Príncipe” debe ser considerada su obra principal, pues a pesar de una
aparente contradicción entre concepciones monarquistas en ella y concepciones
democráticas en sus “Discursos”, según George H. Sabine, en su “Historia de la Teoría
67
Política”, quien ha leído los “Discursos“, no se extraña de lo que Maquiavelo dice en “El
Príncipe”, o sea, subyace en ella el objetivo de Maquiavelo de lograr la unidad italiana,
fraccionada en distintos estados y, como consecuencia de ello, a pesar de su progreso
económico, en las ciencias y en las artes, era un país débil, lleno de conflictos y
amenazado por la disputa de Francia y España. Así, Maquiavelo se muestra en “El
Príncipe” como partidario de monarquía la feudal absoluta, a fin de lograr la unidad
italiana y ulteriormente establecer la república.
Por sus análisis históricos (uso del método histórico) ha sido considerado el creador del
método comparativo histórico, pero más bien hay que negar esta apreciación, por el
esfuerzo realizado por los antiguos griegos y romanos en esta materia. Sin embargo,
Duverger le otorga un gran mérito y sería para él un precursor del positivismo, al
desligar el estudio de la política de las preocupaciones morales. Aunque no se desliga
de manera absoluta de tales preocupaciones morales, le corresponde el mérito
asignado por Duverger, en tanto trató de ser objetivo en sus análisis, pero el tocar los
terrenos de la historia y de la psicología humana, le permite especular acerca de le
naturaleza humana y decir que las pasiones humanas son siempre las mismas
68
(egoísmo, envidia, hipocresía, etc.) y sostener que el hombre es malo por naturaleza y
se corrompe con facilidad, de tal manera que en su teoría (“maquiavélica”), disculpa a
Rómulo de haber asesinado a su hermano Remo, por el bien de Italia.
Asimismo, en el terreno histórico, sus análisis no dejan de tener influjo del pensamiento
político precedente y, en este sentido, considera que la monarquía degenera en tiranía
y, por ello, da origen a la aristocracia, que a su vez degenera en oligarquía y, por ello,
da origen a la democracia, que degenera en oclocracia y, por ello, da origen a la
monarquía. Así, para Maquiavelo seis formas de Gobierno (tres sanas y tres
degeneradas) se suceden una a la otra y se repiten en un ciclo político que caracteriza
a la historia humana.
Por lo tanto, hay en la teoría de Maquiavelo dos teorías, una “maquiavélica” y otra
humanista, en la que subordina la primera a la segunda, para el “juicio” de su moralidad
política y para reconocer que no existen contradicciones fundamentales entre “El
Príncipe” y sus “Discursos”.
Sobre todo por las condiciones sociales de su época, debe reconocerse que aunque no
es un pensador materialista, sus creencias religiosas (y que llegaron a ser anti-
cristianas) no afectan el hecho que trató evidentemente de elaborar su teoría de la
forma más objetiva posible.
Para tratar de precisar en forma concreta el contexto social en que se realiza la obra de
Maquiavelo, George H. Sabine llega a citar a Aristóteles: “Cuando el hombre se aparta
de la ley y la justicia es el peor de los animales”. Para George H. Sabine “Los escritos
políticos de Maquiavelo pertenecen mas bien a la literatura diplomática”. No debe
subapreciarse esta opinión, pues Maquiavelo llegó a desempeñar funciones
diplomáticas en su actividad estatal, pensaba al escribir “El Príncipe” recuperar su cargo
público y había observado que en materia de relaciones internacionales se tiene una
jungla en la que todo está permitido y el único problema consiste en dosificar la fuerza y
la astucia en favor del Gobernante. O sea, el flujo de esta situación en su obra es
evidente, pero las consideraciones teóricas de Maquiavelo abarcan no solo a la política
exterior sino también a la política interior y, en todo caso, como indica George H.
Sabine, “nunca dudó que la corrupción moral de un pueblo hace imposible el buen
gobierno”.
70
Para Jean Touchard, Maquiavelo hace poca referencia a asuntos económicos en sus
obras, pero Maquiavelo observa un egoísmo universal, o sea, para él todos los hombres
aspiran a conservar lo que tienen y adquirir mas, el gobernante debe abstenerse de
tocar la propiedad y mujeres de sus súbditos y, al final de “El Príncipe”, podemos
encontrar aspectos de lo que hoy se conoce con el nombre de “liberalismo económico”
y que se encuentra congruente con su observación de egoísmo universal y con los
ideales de la naciente burguesía, a la cual representa en su teoría, a pesar de la
tolerancia hacia la propiedad feudal, en tanto en sus obras muestra odio hacia la
nobleza feudal (secular y eclesiástica).
Aun cuando las ideas no las haya dicho Maquiavelo con las mismas palabras,
controversial o no, mucho de lo que se ha dicho acerca de él es verdadero en menor o
mayor medida, en tanto vivió en una época de transición del feudalismo al capitalismo.
Por ejemplo, considerando que si el gobernante logra conservar su vida y su Estado, la
idea de que “el fin justifica los medios” fue escrita por Maquiavelo de la siguiente forma:
“todos los medios que haya aplicado serán juzgados honorables”. Para precisar este
aspecto relativo al análisis de Nicolás Maquiavelo, reproducimos la siguiente
apreciación de George H. Sabine:
En un “juicio final” acerca de Maquiavelo, George H. Sabine, dice: “Una filosofía que
71
atribuye principalmente los éxitos y fracasos de la política a la astucia o la ineptitud de
los estadistas tiene que ser forzosamente superficial”. Ello es, desde luego,
absolutamente cierto, pero la ciencia y la vida social no habían avanzado lo suficiente
para realizar un análisis que el mismo George H, Sabine no puede res8olver de manera
completa desde la época actual, en que aun se reproduce el pensamiento de
Maquiavelo y la política observada y recomendada por él, aparte de que lo mencionado
por Maquiavelo es un factor causal, con validez, al menos transitoria, en la vida social y
política de los países. Por lo tanto, un juicio final acerca de la obra de Maquiavelo
reside en que desarrolla la teoría política hacia la ciencia mediante un método objetivo,
a pesar de la necesidad de atender y desatender asuntos morales y religiosos.
Sin embargo, entre los últimos juicios “reflexivos” de un autor muy consciente de la
“Historia de la Teoría Política”, como George H. Sabine, conviene tener en cuenta su
siguiente apreciación:
“En todo caso, es indudable que Maquiavelo no representa el estado del pensamiento
europeo a comienzos del siglo XVI, salvo en un puñado de italianos desilusionados.
Escribió sus dos libros dentro de los diez años siguientes al día en que Martín Lutero
clavó sus tesis a la puerta de la Iglesia de Wittenberg, y la reforma protestante tuvo
como resultado mezclar a la política y al pensamiento político con la religión en forma
mucho más completa de lo que antes había estado durante la mayor parte de la Edad
Media. La indiferencia de Maquiavelo por la verdad o la falsedad de la religión, acabó
por ser una característica común del pensamiento moderno, pero no lo fue del
pensamiento de los siglos posteriores al florentino. En este sentido su filosofía fue
estrechamente local y temporal”.
Con su análisis, George H, Sabine, demuestra ser bueno para describir la teoría de
Maquiavelo, pero no para criticarla y su mayor defecto es considerar estrecha la época
y la república de Maquiavelo, tan solo por el gusto de la crítica, debido a lo cual resultó
oportuna la cita que Jean Touchard realiza del filósofo inglés Francis Bacon (1561-
1626), para el análisis.
La vida le impidió ser ateo y materialista, pero la respuesta empirista a las exigencias de
George H. Sabine sobre Maquiavelo sería para Comte que es imposible probar
empíricamente el carácter divino o no del origen del universo, es decir, que éste no es
un problema científico, pero Comte no es Maquiavelo ni Maquiavelo es Comte, porque
ambos son representativos de su época y con el mérito de que su doctrina aún se
reproduce actualmente.
Por el momento y hasta la fecha, con el propio mundo de países socialistas, la realidad
política nos enseña que la distinción de Platón, entre un Estado ideal y un Estado
“necesario” sigue siendo una tarea de análisis político imprescindible y que la lucha por
alcanzar ese Estado ideal tiene costos sociales muy elevados, pero se consolida
progresivamente y con altibajos o sea, estamos lejos de la muerte y del canibalismo de
la comunidad primitiva y del esclavismo clásico, pero todavía la lucha de clases con sus
propias formas de violencia económica, política e ideológica caracteriza a la vida social
y el mismo obrero, intelectual o no, sigue siendo un instrumento que habla y tortura a
su propia clase.
Pensador francés, cuya obra más importante es “Los Seis Libros de la República” y en
su teoría política se tiene que:
73
a) La soberanía es un poder libre de sujeción a las leyes, ejercido sobre los
ciudadanos y los súbditos.
b) Nos descubre así la naturaleza del ejercicio del poder y, para él, un soberano
solo está sujeto a las leyes divinas, a las leyes naturales y a varias leyes
humanas, comunes a todos los pueblos.
d) Para elaborar su teoría Política, formula una teoría sobre los climas.
El juicio más importante de Pokrovski y otros autores soviéticos sobre Bodín reside en
que como defensor de la propiedad privada constituye un ideólogo de la burguesía
74
francesa en formación, que por temor a las rebeliones populares y a las luchas internas
de carácter religioso y político se inclina por la monarquía absoluta. El juicio es
absolutamente exacto, pero debido al carácter feudal de esta monarquía y por la
posición ideológica de Bodín frente al conflicto social (la permisividad del catolicismo
por un protestante) el balance político de su obra se realiza más a favor del feudalismo
que del capitalismo, no solo por las condiciones socio – históricas determinantes, sino
por el mismo rol político del autor, de tal manera que este también constituye un juicio
válido para Nicolás Maquiavelo.
Para Jean Touchard, compatriota de Bodín, se trata de un autor difícil de leer, no solo
por su falta de arte, sino también por su confusión teórica, caracterizado porque define
y razona abstractamente como jurista, pero
en su relato de la historia abandona la deducción y emplea la inducción, por lo cual el
uso de estos dos métodos caracteriza su análisis.
Montesquieu reproducirá mas tarde esta forma de análisis en gran medida pero
mientras tanto Bodín llega a realizar elaboraciones teóricas fundamentales. Según él,
cuando los soberanos prescriben actos contrarios a la ley natural, la desobediencia se
convierte en lícita, aunque la rebelión esté prohibida y, aunque Bodín no explica que
descubre la existencia de la ley natural, razona que es preferible “la mas fuerte tiranía”
a la anarquía.
Por lo tanto, a pesar de su cristianismo, nos reproduce la teoría maquiavélica del autor
de “El Príncipe”.
Por lo tanto, Bodín no sólo nos adelanta una “visión” de su estado “ideal” y, sobre todo,
una teoría aproximada de la soberanía, sino también de la legitimidad y cuando a través
de la deducción realiza los mayores niveles de abstracción en su teoría, logra una
descripción de la sociedad feudal, en la que se generalizan sus observaciones.
Desde luego, ello no implica que desde nuestra época no podamos llegar a considerar
75
como “legítima” a toda forma de poder, pero con el “reconocimiento” de leyes naturales
encamina a la teoría política por una senda humanista. Sin embargo, al atender
abstractamente que los soberanos sólo están sujetos a las leyes de Dios, a las leyes
naturales y a varias leyes humanas, comunes a todos los pueblos, su cristianismo
calvinista le ocasiona dificultades para distinguirlas y pareciera ver en la normatividad
jurídica la existencia de las tres, o sea, pareciera apreciar a las leyes naturales como
manifestación de las leyes de Dios y a las leyes comunes de los pueblos como
expresión de tales leyes naturales. Si este fuera el fondo de su pensamiento, como
diría Jean Touchard, “lo hizo muy mal”. Es decir, si una sociedad, por ejemplo, niega el
alimento o la propiedad privada a los hombres, no solo transgrede una ley de la
naturaleza, “creada por Dios”, e incumple la ley “divina” de amar a los semejantes, sino
también normas de vida que deben ser comunes a todos los pueblos, conforme al
pensamiento cristiano y a su forma humanista inicial.
Con este análisis y, sobre todo, en una monarquía absoluta, prácticamente todas la
normas jurídicas tendrían un origen divino, ya en forma de consentimiento o
prescripción del monarca, siempre que al menos no transgredieran las leyes de Dios,
pero en su teoría no solo trasluce el conflicto entre católicos y protestantes y la
formación del moderno Estado capitalista, sino, como observa Jean Touchard, a pesar
del horror que siente por el autor de “El Príncipe”, comparte con él la percepción de la
necesidad de secularización y nacionalización del Estado.
Sin embargo, cabe reparar a Jean Touchard y a George H. Sabine que ni siquiera
Maquiavelo logró alejarse de manera absoluta del partidismo religioso. Este fenómeno
sólo ocurrirá hasta el aparecimiento del marxismo, pues no lo alcanzan ni siquiera las
formas más desarrolladas de materialismo premarxista y el idealismo subjetivo en estas
formas de materialismo burgués y en otras tendencias de pensamiento fue una
enseñanza del idealismo objetivo. O sea, a pesar de todo, Bodín no logra sacar
76
demasiado a la teoría y práctica política del pensamiento religioso.
A pesar que la teoría de Bodín que se origina directamente de la aplicación del método
de la observación, sin mayor reelaboración propia, adolece de defectos, si se quiere
muchos, tratando de determinar las causes de los fenómenos sociales elaboró una
teoría sobre los climas, en la que trata de demostrar su influencia sobre el carácter y
ocupaciones de los hombres.
Así, para Bodín, el clima del norte aumenta la valentía e impulsa la formación de
destacamentos militares; el clima del sur facilita la actividad intelectual y el florecimiento
de las ciencias; el clima del centro, que considera un promedio de los dos extremos, por
ello, según él, desarrolle políticos y oradores.
Su teoría sobre los climas es evidentemente falsa, pero con ello no aprecia la vida
humana solo como una auto evolución del espíritu y con ello es uno de los primeros
autores que tratan de descubrir la naturaleza del determinismo geográfico, lo cual
constituye un doble mérito. Mas existe otro doble mérito, porque existe influencia del
clima en la vida social y porque Bodín no considera que sea el único determinante de la
vida social y propone que el sistema – jurídico se adecué a las condiciones geográficas.
Bodín es uno de los primeros pensadores que con base a la observación histórica
presentan al Estado y, más exactamente, a la sociedad como comunidad jurídica y
política, pues siguiendo a Aristóteles, descubre el origen del “Estado” en la reunión de
familias, en que la ley es el mandato del soberano, o sea, el rey, la aristocracia o el
pueblo. Así, al considerar las formas del Estado no atiende al mecanismo
administrativo de Gobierno, sino al ente social que este mecanismo representa, lo cual
constituye un progreso respecto a la teoría de Maquiavelo y una anticipación histórica
del marxismo, correspondiente a su teoría del Estado.
Mas de sus observaciones saca otra anticipación histórica del marxismo, o sea, que los
pueblos modernos son superiores a los antiguos por su progreso técnico.
Con las observaciones anteriores es evidente que Bodín aporta a la teoría política un
desarrollo del método de la observación, que tiene como causa el hecho que cuenta
con mas elementos que Maquiavelo, o sea, no se limita la historia de Italia y a la historia
de la antigüedad clásica, sino procura consultar todas las historias, multiplicar las
observaciones y, ante el conflicto hacerlas con objetividad y si tiene menos genio que
Maquiavelo, lo compensa con mas ciencia y, por ello, nos dejó una teoría sobre la
soberanía que tiene plena validez hasta nuestros días.
77
3.2 Época de las revoluciones burguesas en los siglos XVII Y XVIII
c) Sin embargo, no deja de emplear el razonamiento abstracto y considera que una ley
natural impulsa al hombre a buscar sus alimentos y su debilidad lo impulsa a vivir en
sociedad. Así, explica por medio de leyes, que considera naturales, el aparecimiento
de la sociedad humana y descubre relaciones causales, pero su teorización sobre
tales leyes es muy limitada y contradictoria, aunque conduce con facilidad a la
caracterización de la naturaleza de las leyes objetivas: “Toda diversidad es
uniformidad y todo cambio es constancia”; “El hombre en cuanto a ser físico está
gobernado por leyes invariables”· “en cuanto a ser inteligente, quebranta sin cesar
las leyes fijadas por Dios y cambia las que él mismo establece”.
78
d) Siguiendo en su razonamiento abstracto, según Montesquieu, a partir de que los
hombres pierden su sentimiento de debilidad, concluye su igualdad y empieza el
estado de guerra, que engendra a las leyes humanas y el hombre cae en sumisión a
reglas que son su propia obra. Con este razonamiento abstracto no se alejó del
terreno de los hechos, a causa de la necesidades de uso del método histórico para
explicar el origen del régimen jurídico – político.
Ha llegado a ser considerado el descubridor de las leyes de la política, pero aunque tal
mérito corresponde al esclavismo, sus descubrimientos no sólo son considerablemente
superiores a los de Platón y de Aristóteles, sino además se orientan hacia la
formulación de un sistema de conocimientos científicos, con base a la ley de la
causalidad, que no pudo descubrir, pero que parece haber presentido en la vida social.
80
No percibe que las leyes que “descubre” (y más exactamente describe) son
absolutamente naturales, que la mano de Dios está siendo negada en el terreno de los
hechos. Por estas digresiones y contradicciones teóricas, infortunadamente su valioso
trabajo ha sido incluso negado, pero, en realidad, aunque su teoría es defectuosa, ella
confirma que antes de Marx, aun limitado por el idealismo objetivo, el empirismo
(conocimiento de hechos) fue el principal instrumento alcanzado para realizar los
descubrimientos científicos.
Ciertamente Locke es un filósofo, que estudió y practicó la medicina y que llegó a ser
considerado ateo y materialista, pero, al mismo tiempo, se sub - aprecia que ha sido
considerado predominantemente filósofo (que en alguna medida no dejó de atender el
asunto relativo a los fenómenos naturales) y que, por ejemplo, aparte de la sola
mención de empirismo, el resto del análisis de Jean Touchard sobre su teoría niega su
apreciación, tanto en lo relativo al nombre de las obras de Locke (“Tratado sobre el
Gobierno Civil”, “Ensayo sobre el Entendimiento Humano”, “Carta sobre la Tolerancia”,
“El Cristianismo Razonable”), como en la calificación de su teoría: “Defensa de la
propiedad privada y llamamiento a la moral, preocupación por un poder eficaz y
necesidad del consentimiento, un individualismo que se inclina ante la mayoría,
empirismo y racionalismo, tolerancia y dogmatismo”.
Es decir, sólo una palabra discorda con el resto de adjetivos, para un autor que
“descubre” dos etapas: el estado de la naturaleza y la sociedad civil. Con base a esta
dicotomía, que no es la del cielo y la tierra, elaboró toda su teoría y justificación de la
propiedad privada, pero al distinguirlas, reproducir el pasado, su evolución y el
presente, el empirismo se encuentra ajena a ellas.
Este constituye un desarrollo del materialismo del siglo XVII, una etapa superior de
desarrollo del materialismo y entre sus fuentes ideológicas se han considerado el
materialismo de Gassendi, de Descartes y del pensamiento inglés y, dentro de este
último, el “materialismo” de J. Locke. Con esta apreciación puede decirse que tampoco
el materialismo del siglo XVII pudo apartarse en medida importante del idealismo, pues
J. Locke era predominantemente idealista, ni siquiera empirista. El sostenimiento de
este “materialismo” en todas sus formas provenía de verdaderos sistemas materialistas,
o sea, del desarrollo de las ciencias naturales y, constituidos desde principios de la
etapa moderna a través del Renacimiento. No obstante, este materialismo filosófico,
existente al menos como ciertos rasgos en el pensamiento humano, llegó a desarrollar
ideas muy notables, tales como rechazar el compromiso entre la burguesía y la
nobleza feudal, rechazar el racionalismo cartesiano, elaborar elementos de dialéctica en
D. Diderot (1713-1784), la consideración del intelecto humano como el motor
específicamente humano de la conducta del hombre (con lo cual Helvecio y Holbach, en
forma atea, se oponen al idealismo objetivo), el rechazo del panteísmo y el deísmo.
85
c) Los fenómenos están indisolublemente ligados entre sí, no existe límite
infranqueable entre la materia orgánica y la materia inorgánica, la una se convierte
en la otra, la sensación o sensibilidad es una cualidad de toda forma de materia y
e1 pensamiento humano es sólo una forma evolucionada de la sensibilidad de la
materia.
Por lo tanto, descubrió la ley de la causalidad y con ello un aspecto de todas las leyes
de la dialéctica, no se alejó del terreno de los hechos (empirismo) y su clasificación de
la evolución es una aplicación de la abstracción al estudio de los cambios cualitativos,
que parece presentir la ley del tránsito de los cambios cuantitativos a cualitativos (y
viceversa), pues contaba ya con muchos elementos para formularla.
En materia política, sus análisis son una continuación y desarrollo notable de las teorías
de Bodin y Montesquieu, pero confiaba en un espíritu humano de solidaridad entre los
hombres, era partidario del monarca ilustrado (neoplatonismo político burgués), o sea,
de la reforma y no de la revolución social y en su “concepción idealista” (relativa a la
vida social) estimaba que el orden social solo podía ser efecto de la voluntad del
Gobernante. No se equivocó demasiado en esta apreciación, pero le hizo falta
teorización acerca de la condición social.
4. ETAPA CONTEMPORÁNEA.
Parte de la Revolución Francesa de 1789, hasta nuestros días, pues, a pesar de las
revoluciones técnicas, no existe suceso histórico que haya decretado la terminación de
esta etapa. Por el contrario, con los retrocesos y aperturas de los países socialistas
hacia el mundo capitalista: se consolida un proceso denominado globalización y que, a
pesar de la internacionalización económica y de nuevas condiciones sociales,
reproduce procesos mundiales constituidos precisamente en la época del
Renacimiento. Sin embargo, aunque la esencia de este proceso sea la
internacionalización del capitalismo, no puede reconocerse hasta la apertura del mundo
socialista hacia el capitalismo, pues la globalización ya había adoptado una forma
socialista, por efecto de la revolución bolchevique, realizada en Rusia en 1917, y por
efecto de la segunda guerra mundial. Pero, a pesar del inicio de la época de las
revoluciones socialistas, la época de las revoluciones burguesas se prolongó en
Europa hasta la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, mientras en el
mundo subdesarrollado se prolongó hasta la segunda mitad del siglo XX, existiendo
resabios todavía muy importantes de relaciones precapitalistas.
87
Con el aumento de las luchas obreras y dueña del poder político, para la burguesía su
principal enemigo deja de ser la nobleza feudal, al menos, en los países más
avanzados de Europa y, por efecto de estos hechos, reconstruye su ideología:
descarta los principios de soberanía popular como derecho positivo en favor de todos,
conserva el liberalismo económico, pero la idea dominante ahora será la de “solidaridad
o alianza de clases”, que constituye una especie de “socialismo espiritual limitado”,
expresado así:
a) Se niega el carácter clasista del Estado y este carácter no se reconoce más que
como hecho incidental, secundario y hasta ilegal.
Las obras más importantes de este gran pensador francés son “Curso de Filosofía
Positiva” (1830-1842) y “Sistema de Política Positiva” (1851-1854), y en su teoría
filosófica, sociológica y política se tiene que:
f) Para evaluar su aporte científico, es necesario tener en cuenta que antes de Comte,
aun en el mundo académico, prevalecía la idea de que fenómenos sociales no
podían ser objeto de estudio científico como fenómenos de la naturaleza, o sea, la
forma de los fenómenos sociales y de la vida social era explicada por la voluntad e
ideas de los hombres o como resultado de la voluntad de un ser divino.
89
g) Posiblemente bajo el influjo directo de Saint-Simon, Comte adopta y aporta la idea
que la vida social puede ser objeto de un conocimiento similar al que se había
desarrollado en el campo de las ciencias naturales y sin mas error que el
anteriormente descrito, sostiene que ello puede realizarse, mediante el método de
formulación de hipótesis y mediante el método de la observación. Así, crea el
término sociología, como “el estudio positivo de las leyes fundamentales propias de
los fenómenos sociales”. O sea, a pesar de todo, hay en Comte, la búsqueda de
una disciplina específica para el estudio de la vida social y orientada precisamente al
descubrimiento de sus leyes, de tal forma que la aplicación indiferenciada del
método no invalida una orientación de su teoría hacia el Materialismo Histórico.
h) Ciertamente, Comte no fue el único autor de estas ideas antes del aparecimiento
del marxismo, pero mientras Saint-Simon, a pesar de su vocación científica, no dejó
de ser religioso (idealismo objetivo), el descubrimiento de Diderot, según el cual
todas las modificaciones de la naturaleza se operan determinadas por la ley de la
causalidad, fue más apreciado de orden filosófico que sociológico, de tal forma que
no contribuyó, sino de manera muy limitada, a autonomizar el estudio de la vida
social y al realizar una explicación idealista de la vida social no reconoció de
manera suficiente la forma de cumplimiento de la ley de la causalidad.
i) Por lo tanto, Comte contribuye a la formación de la idea que puede formarse una
ciencia específica de la vida social, a la idea que está regida por leyes objetivas y
que su estudio puede ser absolutamente científico, o sea, libre de prejuicios
filosóficos, religiosos y políticos.
j) Comte reconoce los límites del método de la observación, o sea, el hecho que la
validez y extensión de las leyes descubiertas queda limitada por observaciones del
sujeto, pero no comprenden causas metafísicamente concebidas, sino observadas
en la majestad de los hechos, porque su propuesta metodológica obedece a que
busca un conocimiento de lo que son las cosas por lo que hacen y no de lo que se
piensa que son las cosas por medio del razonamiento religioso o filosófico, o sea,
por medio del método de la abstracción y que ciertamente puede conducir a error
sino se tiene en cuenta al mundo empírico, de los hechos.
Refleja su teoría, sobre todo, el ideal político de las clases explotadas, bajo la
91
dominación de la ideología de la clase dominante, de esperar una cooperación de
clases, que el percibe como tendencia histórica, sin reparar en la falta de observación
de la lucha de clases y considerando que la agravación de los conflictos es sólo un
síntoma de un proceso de transición social hacia una mejor sociedad.
Como en cualquier autor, su teoría es producto de una educación que nace desde una
corta edad y que él logra prolongar hasta sus estudios inconclusos de medicina en la
Universidad. Le ayudó mucho el trabajo que desempeñó como secretario de Saint-
Simon y con el cual llegó a una enemistad, que explica solo parcialmente su negación
absoluta de las tendencias socialistas, pues tal negación también fue un efecto de la
elaboración de su propia teoría, en la que considera que la historia humana muestra
que el progreso social logra una mayor cooperación entre las clases, por lo cual la
etapa positiva de desarrollo se caracterizará porque la humanidad no sólo estará libre
del razonamiento teológico y metafísico sino será una sociocracia o armonía social.
Para él, no todas las disciplinas científicas, ni todas las actividades sociales han llegado
a su etapa positiva de desarrollo. No manifiesta un desdén absoluto por la etapa
teológica o metafísica, sino son, para él, etapas necesarias en el desarrollo del
pensamiento humano, y cada una es el fundamento del desarrollo de la siguiente. La
teológica es una forma embrionaria del saber y en la metafísica el hombre ya no
descubre las causas de los fenómenos fuera de la naturaleza. Sin embargo, a causa
de privilegiar los meros actos del procedimiento científico, su materialismo no lo lleva a
reconocer plenamente la realidad objetiva (principalmente económica) y formula el
desarrollo de la vida social en los límites de un real, aunque parcialmente aparente,
idealismo subjetivo, pero no en los límites de un idealismo enmascarado (por ejemplo,
no toma lo económico para enmascarar), o sea, a pesar de todo, sobre – estimó el
papel de la conciencia en la vida social, aunque sólo fuera de manera muy limitada y, a
pesar de privilegiar los actos del procedimiento científico, a causa de su empirismo, no
reparó que el método de la formulación de hipótesis es un encaminamiento lógico por
la vía de la abstracción y consideró que el razonamiento metafísico era solamente una
etapa transitoria en la historia de la humanidad. Es decir, no reparó en que los
resultados válidos de su propia teoría eran, sobre todo, resultado de su propio
razonamiento y muy poco de su confirmación, mediante el método de la observación.
92
Para un pensador que observa de manera tan empírica la construcción del medio
social, con toda permisividad divina, es evidente que las doctrinas materialistas lo
llevarán también a una concepción atea. Sin embargo, el hecho que teniendo en
cuenta la religión llegue a pensar en la necesidad de un Papa positivo o científico no
implica que trate de enmascarar un idealismo subjetivo ni que su objetivo principal fuera
unir materialismo con idealismo, sino que su objetivo era encausar a la humanidad,
mediante reforma social, por un sendero sin carácter teológico o metafísico, o sea, con
carácter de una revolución científica, lo cual casi no tiene nada que ver con la unión
entre materialismo e idealismo, pero si con la evidencia de utopías comtianas.
Aunque no todos los marxistas son iguales, por estas apreciaciones, no es aplicable a
Comte y resulta demasiado exagerado identificarlo con la apreciación del marxismo de
considerar a todo positivismo como idealismo subjetivo enmascarado, partido centrista
en filosofía o tendencia que simplemente trata de unir al materialismo con el idealismo.
Estas apreciaciones, que afortunadamente no son de todo el marxismo, no solo son
exageradas sino que no entran en oposición, frecuentemente, con el pensamiento
burgués, cuando se evalúa la obra de Comte, pues aun su centrismo es muy limitado y
no político.
Por lo tanto, para evitar universalizar una crítica metafísica de la filosofía positivista, con
93
rasgos que solo pueden llegar a ser válidos a algunos autores positivistas, es
necesario partir de lo que específicamente merece llevar el nombre de positivismo en la
doctrina comtiana y que es lo que precisamente hicimos en el inciso c) anterior, de
nuestro análisis de Comte, en el que quedan precisamente reunidas las apreciaciones
de dos grupos de autores, que han definido el positivismo:
Sin embargo, para enfrentar el problema acerca de la noción y origen del positivismo,
debemos partir de que antes de Saint – Simon, Montesquieu hace referencia al
“derecho positivo”, caracterizado por él no tanto como el derecho que se cumple en la
vida social, como efectivamente se considera en la actualidad, sino considerado en
Montesquieu como un derecho (humano) de carácter racionalmente necesario
(derecho de pueblos, derecho político y derecho civil) y que Montesquieu no idealiza en
su teoría. Con este antecedente el positivismo de Comte también hace referencia a
leyes necesarias, carácter jurídico, sino de carácter objetivo.
Aun cuando solo deriva de Saint-Simon el positivismo de Comte, conviene agregar otra
cita de Jean Touchard, quien indica que el. comtismo, como el saint – simonismo,
termina en una religión, pero en un “catolicismo sin cristianismo”, según palabras de
Jean Lacroix. Es decir, la apreciación de unificación de idealismo y materialismo en la
doctrina comtiana es un hecho de poca importancia para ver en ella nociones
esenciales de positivismo e, incluso, para apreciar una unión muy efectiva. Esta
94
“unión”, como hecho importante, solo indica el penoso estado en que se encontraba la
sociología y aun se encuentra el conocimiento de la vida social por la mayoría de seres
humanos, y no la forma usual en que los hombres de ciencia (Marx, Engels, etc.)
llegaron a usar el término positivo, o sea, como sinónimo de ciencia y que era
precisamente el objetivo de Comte.
Tenemos que tanto el saint – simonismo como el comtismo terminan en religión, pero
no en la misma religión, y Comte es de los pocos autores que se declara abiertamente
positivista. Asimismo, tenemos que mientras con todas sus limitaciones, Saint – Simon
es abiertamente socialista (defensor limitado de la clase obrera), Comte es
abiertamente partidario del mundo empresarial de la clase capitalista y que con el
desarrollo social la noción de positivismo llegará a adoptarse como negación del
pensamiento socialista, tal como sucedió, por ejemplo, en la doctrina de E. Durkheim
(1858-1917). Además, tenemos que mientras el empirismo es un rasgo materialista, el
pensamiento de Saint – Simon se orientó con fundamento en un idealismo religioso,
dentro del cual militó, como divulgador del cristianismo. No sucedió lo mismo con
Comte y, por ello, son los saint – simonianos los primeros en reaccionar en contra del
ateísmo de la filosofía comtiana, por lo cual, con ella, se construye de manera completa
el positivismo, aunque efectivamente Saint – Simon fue “creador” del término “positivo”
para hacer referencia a la necesidad de un conocimiento empírico y científico de la vida
social.
Saint – Simon debe ser aceptado como el precursor más importante del positivismo,
pero todavía, en realidad, carente de un sistema (completo) positivista de ideas, aun
cuando limitemos el problema al orden filosófico y metodológico. Saint – Simon y los
saint – simonianos buscaban la industrialización francesa, basada en las relaciones
capitalistas de producción, pero desestimaban el carácter opresor de la revolución
francesa, lo que Comte desdeña y, por lo cual, espera mas de 80 mil gendarmes en la
ciudad de París, para asegurar el orden social.
El positivismo de Saint – Simon es, por lo tanto, demasiado limitado, demasiado inicial,
como para poder ser apreciado como fundador del positivismo. En las teorías
posteriores a Comte, puede aceptarse la combinación de empirismo e idealismo
objetivo, como parte de un positivismo metodológico, aplicado al estudio de la vida
social y que tendría por objetivo desechar ese idealismo objetivo o religioso para
estudiarla, pero se trata de una postura positivista todavía muy excepcional e influida
grandemente por el desarrollo de la ciencia, pero en la anticipación de la teoría
comtiana las ideas de Saint – Simon solo significan la continuación de las ideas de la
Ilustración, o sea, la promoción del estudio científico de la creación, desde una posición
teocrática, sin rompimiento con dicha Ilustración. Por el contrario, el positivismo
metodológico era, en general, una actitud propia del campo de las ciencias naturales y
no de las ciencias sociales y que residía en estudiar la naturaleza sin el empleo de la
creencia religiosa, aun cuando el investigador tenía convicciones cristianas, pero no
95
habían en dichas ciencias pensadores que se declaraban partidarios del positivismo
metodológico, en tanto es una categoría que hemos creado para analizar al positivismo.
Sin embargo, las apreciaciones de Saint – Simon demuestran que tal positivismo
metodológico fue precursor del positivismo contiene y de todas las formas de
positivismo posteriores.
La crítica de los saint – simonianos hacia el ateísmo contiene muestra oposición hacia
la parte más representativa del positivismo metodológico, o sea, a la que tenía un
carácter absolutamente materialista y que, en realidad, el positivismo de Saint – Simon
se limitaba a una simple promoción de empirismo.
O sea, Aristóteles, aunque fuera empirista, no hizo ciencia social porque no había
ciencia social, sino, simplemente, porque era necesario explicar la realidad. Ni se le
ocurrió la existencia de un estado armónico de vida social y científica, que negara al
esclavismo. Tampoco la sofocracia de Platón tiene similitud con el Papa positivo o los
definidores de la política en el Estado positivo.
Algo más, con la idea de sociocracia o armonía social, la teoría de Comte no es menos
socialistas o utopista que la de Saint – Simon, pero tiene el propósito de luchar en
contra de estos dos rasgos. Igualmente, por lo tanto, los antecedentes del positivismo
(empirismo, idealismo subjetivo, agnosticismo) no son precisamente positivismo sino
sólo antecedentes y ver en la doctrina de Comte al menor de los positivismos significa
no apreciar el desarrollo del positivismo, es decir, la existencia de un positivismo inicial.
Por ello, muchos autores no se declaran positivistas ni reconocen el calificativo de
positivistas que se les confiere.
Sin embargo, sin Hegel y, sobre todo, sin Feuerbach, el materialismo de Comte anticipa
al de Marx, aunque no deja de contener una dialéctica de la auto evolución del espíritu,
pues ya en 1822 pudo exponer su ley de los tres estadios, así: “Cada rama del
conocimiento, por la naturaleza misma del espíritu humano, está necesariamente sujeta
a pasar por tres estados teóricos diferentes: el estado teológico; el estado metafísico o
abstracto; por último, el estado científico o positivo”. A pesar de ello, también para
Comte fue difícil escapar de la metafísica, pero si el espíritu es una forma de desarrollo
en su teoría, no deja en ella de ser efecto, a su vez, de la vida social, lo cual es una
dialéctica muy simple, pero verdadera.
O sea, Comte no trató de ser un revolucionario, pero trató de ser un científico y, por ello,
su genio tiene un espacio en la historia de la ciencia política y muchos de los elementos
de su pensamiento han sido objeto de atención y preocupación hasta nuestra época, de
tal forma que el saint – simonismo solo fue el elemento de inspiración del positivismo
contiene, pero carece de influjo directo sobre el pensamiento burgués contemporáneo
de nuestra época, que no puede negarse a Comte.
Jean Touchard observa que los liberales alcanzan el poder en Francia y evaluando esta
conquista del poder político por la burguesía cita a Tocqueville: “La clase media,
dueña de todo, como nunca lo fue, y como tal vez nunca lo será ninguna aristocracia,
convertida en Gobierno, tomó un aire de empresa privada”. Marx también empleó, con
alguna frecuencia, el término clase media para referirse a la burguesía, debido a los
procesos de transición que se efectuaban en Europa, pero es evidente que las
manifestaciones actuales del liberalismo no son nuevas y es evidente que el
liberalismo, como tendencia burguesa, no renuncia, de manera absoluta, a la
intervención estatal, aunque sea anarquista en gran medida.
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Para Tocqueville, la sociedad evoluciona necesariamente hacia la igualdad, o sea, a la
democracia y esta evolución lo atemoriza, pero le parece ilusorio oponerse a ella, por lo
cual su mayor preocupación reside en evitar que la democracia caiga en anarquía y
despotismo, lo que debiéramos entender que llegue, incluso, a un socialismo absoluto.
Por lo tanto, con respecto a Comte no puede negarse un desarrollo del método de la
observación y una menor inclinación hacia la especulación filosófica, que manifiesta el
carácter triunfante del positivismo en el mundo académico. Sin embargo, la postura
apologética que, desde la actualidad, adopta Maurice Duverger, hacia la obra de
Tocqueville, muestra el carácter predominantemente ahistórico, empirista y subjetivo,
que orienta a los análisis sociológicos de la teoría burguesa, desde el siglo XIX hasta la
fecha. Tal empirismo es positivismo en dicha teoría y en nuestra época alguna obra ha
llegado a alcanzar el título de “La política en la época científica”, con lo cual estaría
prácticamente “realizada” la utopía comtiana del estado positivo, pero, por razones de
orden político, en el positivismo posterior a Comte frecuentemente se ha omitido
explicitar la necesidad de superar el pensamiento .teológico y metafísico, lo que, desde
luego, tiene gran dosis de positivismo metodológico.
En todo caso, las décadas de 1840 y 1850 marcan el inicio del triunfo del positivismo
en los análisis sociológicos, sosteniendo Jean Touchard que Spencer afirma el
liberalismo en nombre de la ciencia y Marx sustituye al socialismo utópico. Leszek
Kolakowski, en relación al positivismo triunfante, efectúa un análisis similar al de Jean
Touchard y es evidente que los socialistas utópicos y Comte, a pesar de su utopismo,
contribuyeron a forjar la necesidad de contar con una disciplina científica para el
estudio de la vida social y realizaron valiosos aportes para la existencia de esta
disciplina.
Así, desde una perspectiva socialista, el “positivismo” del marxismo hizo realidad el
ideal de Comte de una ciencia de las sociedades, a través del Materialismo Histórico, y
entre los elementos que tiene de positivismo se encuentran el uso del método empírico
o método de la observación y el fin de descubrir leyes objetivas, pero, realmente, no
es positivismo y se opone a él por su carácter socialista y porque privilegia el método de
la abstracción para el análisis de los fenómenos sociales y a través de la cual superó
las limitaciones científicas de la filosofía comtiana. Sin embargo, no puede negarse que
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Marx pasa por una primera etapa de materialismo filosófico muy agudo, en que
muestra gran desdén hacia la especulación filosófica y en que estaba, por lo tanto,
apegado a una apreciación filosófica y metodológica similar a la comtiana.
El marxismo, como concepción del mundo de la clase obrera, surge en la cuarta década
del siglo XIX y tiene tres causas principales:
a) No puede aparecer sin la presencia de la clase obrera y sin que ésta se manifieste
agudamente, tratando de realizar sus intereses de clase.
100
b) No puede surgir sin el avance de la filosofía, de las ciencias y, por ello, Lenin
señala que el marxismo “es el legítimo heredero de todo lo mejor que creó la
humanidad en el siglo XIX: la filosofía clásica alemana, la economía política clásica
inglesa y el socialismo utópico francés, que son las tres fuentes del marxismo”.
Por lo tanto, es evidente que las tres fuentes del marxismo, según el propio Marx, son
la filosofía clásica alemana, la economía política clásica (inglesa y francesa) y el
socialismo utópico (francés, inglés y alemán). Así, es evidente que la síntesis de Lenin
parece tratar de privilegiar lo mejor o más valioso de las tres fuentes, pues es obvio que
más desarrollada es la economía política clásica inglesa que la francesa y que el
fundador del socialismo científico antepone, en materia de socialismo utópico, a los
franceses. Sin embargo, “es obvio” que, al menos inicialmente, el mayor influjo inicial
proviene de los autores alemanes, principalmente en materia de socialismo, pues
Weitling, Hess y Engels son socialistas, mientras Feuerbach es un pensador
materialista.
Sobre las fuentes del marxismo, Erick Mölnar, en su obra “Las Fuentes Ideológicas del
Materialismo Histórico”, indica que de uno u otro modo se derivan del movimiento
intelectual, de origen francés, que se conoce con el nombre de Ilustración, ya que la
economía política clásica inglesa desarrolló las enseñanzas de los fisiócratas
101
franceses, el socialismo utópico crítica a la filosofía de la Ilustración, desde posiciones
de izquierda (por ejemplo, los efectos limitados de la violencia para resolver los
problemas sociales) y la filosofía alemana (por ejemplo, Hegel propugnaba por la
evolución lenta del capitalismo en la sociedad alemana).
Una de las causas que la filosofía burguesa haya alcanzado su máximo desarrollo en
Alemania radicó en la debilidad de la burguesía alemana, ya que se encontraba muy
102
subordinada a los señores feudales, porque eran los principales compradores de sus
productos, a causa del escaso poder adquisitivo de la masa de campesinos y obreros,
por falta de desarrollo del capitalismo. O sea, la burguesía alemana era débil
económicamente y, por lo tanto, también políticamente, de tal forma que la unidad y
desarrollo de Alemania se fundaba en la fuerza de la monarquía feudal y todo esto
condujo al espíritu alemán a una abundante teorización filosófica sobre el desarrollo de
la sociedad alemana, que su burguesía no podía resolver en forma práctica, mediante
la revolución. A consecuencia de esta teorización filosófica y falta de práctica
revolucionaria, Marx caracterizó irónicamente a la filosofía clásica alemana, diciendo
que era la “teoría alemana de la revolución francesa”. Sin embargo la filosofía clásica
alemana, como reacción, a favor o en contra de la filosofía de la Ilustración, alcanza un
desarrollo dialéctico, que Marx llega a apreciar explícitamente.
Todo lo que Marx indicaba deber a Hegel en los Manuscritos de 1844 se limita a tres
aspectos:
b) La idea de la enajenación.
Estos aportes no provienen del materialismo, sino del idealismo objetivo y es necesario
tener en cuenta que estas ideas tomadas de la filosofía de Hegel son consideradas por
Marx como una “revolución teórica real”. Sin embargo, no parece que Marx haya
podido explicar el significado de tal revolución, pero en su crítica al materialismo pre
dialéctico de Feuerbach podemos “descubrir” el significado de esa revolución.
En Hegel la conciencia humana no es una capacidad dada por Dios o por la naturaleza
al hombre, ni una simple copia o reflejo del mundo natural o social del hombre, sino el
espíritu tiene una evolución y gracias a esa evolución se modifica el medio natural y
social del hombre. O sea, la modificación del medio natural o social del hombre no es
otra cosa que la evolución del espíritu. Desde luego, en Hegel esa evolución es sólo
una evolución o desarrollo del espíritu y su filosofía consiste en un idealismo absoluto y
radical, en que todo es evolución del espíritu, de tal forma que para Hegel todo lo real
es racional y cuando deja de ser racional, o sea, necesario entonces deja de ser real.
Así, lo real y lo racional se encuentran absolutamente identificados en la filosofía
hegeliana.
103
Pero, en su historia, unos pueblos vencen a otros y los vencedores son, a su vez,
vencidos por otros pueblos, de tal manera que llega a formarse un espíritu universal y la
conciencia de cada hombre llega a formar parte de ese espíritu universal, que tiene la
capacidad de evolucionar y más exactamente de auto evolucionar, por lo cual Hegel,
con este idealismo evolutivo o dialéctico es uno de los principales representantes del
idealismo objetivo, en la historia de la filosofía. Sin embargo, la dialéctica de la
filosofía hegeliana y la revolución que conlleva no se limita a estas apreciaciones y
descubre tres leyes lógicas opuestas a la lógica formal, descubre los principios
relativos a las leyes de la dialéctica que contiene la filosofía marxista (la ley de la unidad
y lucha de contrarios, la ley de la negación de la negación y la ley del paso de los
cambios cuantitativos a cualitativos) y descubre que el desarrollo del pensamiento
humano se realiza por medio de antinomias sucesivas, de tesis, antitesis y síntesis.
Así, cada síntesis origina una nueva antitesis y una nueva síntesis. O sea, la dialéctica
hegeliana se encuentra lógicamente construida y resulta falta de reconocimiento
negarle méritos a la filosofía hegeliana, excluyendo, desde luego, su carácter idealista
(teocrático y metafísico).
Idealistas objetivos son los pensadores que consideran que todo lo que existe es
creado por un espíritu, idea o conjunto de ideas. A este espíritu, idea o conjunto de
ideas, por “apreciarse” fuera de la conciencia de cada hombre, se le denomina en la
teoría filosófica “conciencia objetiva”. Como ya analizamos anteriormente, en Platón
esa conciencia objetiva era el mundo de las ideas, en la religión es Dios y en Hegel es
la idea, espíritu absoluto o Dios, como él le llama algunas veces.
El idealismo objetivo de Hegel consiste en que, para él, antes del aparecimiento del
mundo, existe una idea absoluta que tiene la propiedad de transformarse y adquirir un
cuerpo en la naturaleza, dando origen a todos los objetos y fenómenos naturales. En
una etapa posterior, esta idea absoluta evoluciona y, a través de la naturaleza, tiene la
propiedad de producir la sociedad humana, cuya historia, por lo tanto, sería una
evolución más de la idea absoluta, que también tiene la capacidad de conocer su
propia evolución, cuando el hombre descubre que la naturaleza del mundo es
esencialmente espiritual y que él es un efecto de la evolución de la idea absoluta, o sea,
de Dios.
Así, el idealismo hegeliano es panlogista, o sea, sostiene que existe una igualdad entre
ser y conciencia, pero, se trata, además, de un panlogismo teológico, porque ese ser y
esa conciencia es Dios, pero un Dios que sólo se autodescubre, según Hegel, cuando
el hombre descubre la esencia espiritual del mundo, o sea, cuando descubre que es
parte integrante de ella y, por lo tanto, se trata de un Dios que sólo se autodescubre,
cuando el hombre llega a descubrir que es parte integrante de él.
La antítesis de tal síntesis reside en que dicha síntesis ha llegado en forma escasa y
deformada a la clase obrera, o sea, en que se subaprecia el papel de la ideología en el
desarrollo social, por privilegiar las formas más agudas de expresión obrera, con lo cual
se subapreciaron varias ideas de plena madurez existentes en Marx, por sus ideas de
militancia materialista y promoción del materialismo.
Por lo tanto, con relación a su primer aporte, Hegel solo reconoce el trabajo como
actividad espiritual. Con relación a su segundo aporte, debemos tener en cuenta que la
palabra “enajenación” literalmente significa “en ajeno”. Por ello, en el marxismo es el
acto mediante el cual el hombre atribuye o cede a una potencia ajena lo que es su
propia obra, a consecuencia, entre otras causas, de una falsa conciencia que, por ello,
es un hecho fundamental del proceso de enajenación.
Hay, en la actualidad, varias formas de enajenación y casi todas ellas son importantes.
La enajenación religiosa consiste en atribuir a Dios las obras, buenas o malas, de los
hombres. Entre las enajenaciones de tipo económico destaca la enajenación del
trabajo, a través de la venta de la fuerza de trabajo, y lo que tiene por efecto que la obra
creada quede ajena a su productor.
No obstante que las religiones han desarrollado tendencias humanitarias, en favor del
ser humano, una de las formas más importantes de enajenación es la religión, en la
cual el hombre atribuye a Dios las obras y aspiraciones de los hombres. Así, el hombre
quiere ser poderoso, entonces crea un Dios omnipotente; quiere ser perfecto,
entonces crea un Dios perfecto, etc. El descubrimiento de esta forma de enajenación
es de Feuerbach, quien, mediante análisis critico, descubre que la filosofía hegeliana es
una explicación y justificación filosófica, no cristiana, de la religión, con lo cual pone fin
a toda a toda forma de idealismo objetivo en el pensamiento científico.
Sin embargo, para él, la superación de tal enajenación abarcaría una liberación de la
totalidad de la especie humana, a través de la vida social (Estado) y del desarrollo del
espíritu universal, con lo cual su filosofía no deja de contener también un humanismo
teológico, que debía conducir a desarrollar la felicidad terrenal que había posibilitado
la superación de la edad media, o sea, la superación de la arbitrariedad de la Iglesia
Católica. Pero la Revolución Francesa no pudo llegar a tener el efecto liberador que
deseaba y las desdichas que causó lo llevan a considerar que lo trágico (el dolor)
“debe aceptarse como ley del mundo” y que en el universo existe la contradicción
necesaria o inevitable entre dolor y felicidad, pues la segunda sólo es para él (como en
el cristianismo), la superación del dolor y la desdicha. Se reconcilió así con la religión,
pero nunca abandono su panlogismo teológico. O sea, el Dios de Hegel no es, como
en Platón o los cristianos, un ser perfecto y dado, sino en desarrollo, a través del
hombre.
Con relación a su tercer aporte, o sea, la idea de las leyes del desarrollo, una parte del
marxismo ha considerado a Hegel el descubridor de las leyes de la dialéctica, mientras
Marx indicó que se trataba de la idea acerca de ellas. El marxismo ha observado que
Hegel las descubrió como principios, o sea, como cualidades de la realidad universal y,
con ello, no ha existido diferencia esencial a su uso en el enfoque general del
marxismo. Sin embargo, mientras Hegel resuelve que el espíritu antecede a la materia
y Comte deja sin solución este problema, aunque para él la solución de Hegel no sería
solución, este problema se resuelve por la vía lógica y empírica el mundo que
observamos no es creación de Dios y, por lo tanto, tampoco existencia de Dios.
El marxismo ha insistido en que las ideas que Marx y Engels tomaron de Hegel y que
tras despojarlas del idealismo le sirvieron para formar el Materialismo Histórico y
Dialéctico no fue una simple incorporación de las leyes de la dialéctica a una
concepción materialista, sino que Marx las puso de pie, lo que debiéramos interpretar
que esas leyes operan como consecuencia del cambio de la materia y no como efecto
106
del desarrollo del espíritu o idea absoluta, lo que no fue solo el paso del idealismo al
materialismo, sino el paso de la especulación metafísica a la ciencia, por lo cual la
condena de la especulación por el positivismo tenía un objetivo científico.
Su primer aporte no significa, desde luego, que Feuerbach sea el único filósofo
materialista premarxista, sino que fue su teoría la que permitió a Marx adoptar una
filosofía materialista.
Sin embargo, es difícil apreciar no sólo a Feuerbach sino también a Marx por las
apreciaciones de Marx como militante inicial del materialismo y del comunismo, pues
están cargadas de exceso de materialismo y de comunismo, para apreciar con
exactitud la filosofía de Feuerbach. Este es el caso de las siguientes expresiones:
a) “Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo de distintas maneras; se
trata de transformarlo”
Según F. Rubio LLorente, Marx coincide con Feuerbach en que la naturaleza humana
ha sido corrompida y en la necesidad de restaurarla, pero para Feuerbach es
únicamente una tarea de pensamiento y amor, una vez se haya desenmascarado a la
religión, evidenciando que Dios no es otra cosa que una creación del género humano y
cuando el amor a Dios se sustituya por el amor al hombre, lo cual para Feuerbach “es
en verdad religión” (Principios de la filosofía del futuro). Sin embargo, tanto la
propuesta de Comte como la de Feuerbach no son, en realidad, religiones, pues los
caracteriza un materialismo ateo.
Sin embargo, no hacía falta esta ironía de Engels para el mayor precursor del
marxismo, pues como indica Ernest Mandel, al tratar “La Formación del Pensamiento
Económico de Marx”, citando a J. Plejanov, que “Si Marx comenzó la obra de la
interpretación materialista de la historia, mediante la crítica a la filosofía hegeliana del
derecho, no lo pudo hacer sino porque la crítica de la filosofía de Hegel ya había sido
hecha por Feuerbach”
Por lo tanto no debe extrañar que Engels pudo llegar a observar la falta de efectividad
contrariamente a lo que en forma general había sido el marxismo, por ello, llegará a
110
aceptar las formas legales de lucha, pero pesó mas la indignación y el dogmatismo, de
tal forma que continuó la apología a las formas mas agudas de expresión obrera. Es
decir, no era necesario solamente aceptar y demostrar que el idealismo era falso sino
también atender sus causas y una de ellas reside en reconocer que las ideas tienen un
papel muy importante en el desarrollo social, simplemente porque el hombre es un ser
inteligente. O sea, el materialismo pre - marxista solo incurrió en idealismo (subjetivo
o no religioso), cuando sobre apreció el papel de las ideas en el desarrollo social,
mientras tanto no pudo caer en idealismo. Ciertamente, el marxismo llegó a descubrir
esta dialéctica, pero fue subapreciada, de formas muy diferentes, por lo cual resulta
muy importante distinguir las dos etapas o saltos cualitativos en el pensamiento de
Marx, que hemos podido presentar en nuestro análisis y observar que, en plena
madurez, Marx llegó, por lo menos, a pensar que la ideología es la forma mediante la
cual los hombres toman conciencia de sus conflictos sociales y luchan por resolverlos.
O sea, Marx posiblemente nos haría un detalle mas analítico de estos pensadores en
111
su teoría y que llegaron a ser de constante atención en sus estudios, principalmente a
partir de 1851, pero nos interesa atenderlos en sus aspectos mas conocidos, o sea,
sobresalientes y que, en realidad, son esenciales para apreciar su aporte y
diferenciarlos de Marx.
Adam Smith ya no considera que la riqueza del hombre sea solo un don de la
naturaleza (como los mercantilistas y los fisiócratas), sino es, para él, resultado del
trabajo humano y descubre la plusvalía no sólo en la agricultura (como los fisiócratas),
sino también en la industria, donde el obrero produzca más valor del que representa su
salario. Plantea así las sólidas bases de la teoría de la plusvalía y la vincula a su teoría
de las clases sociales, que elaboró partiendo de su teoría de la distribución de la renta
nacional: los obreros por recibir un salario constituyen una clase; los capitalistas, por
recibir su beneficio, constituyen otra clase y los propietarios agrícolas constituyen otra
clase, por percibir la renta de la tierra.
Adam Smith, descubre así, según Marx, las tres grandes clases de la sociedad
burguesa. O sea, es evidente que Marx simpatiza con este análisis de Adam Smith, por
descubrir el origen económico de las clases sociales y es evidente que no se preocupa
de emplear análisis crítico porque el pequeño campesino y el asalariado agrícola se
pueden contar dentro de la clase obrera. Pero, en Adam Smith, las relaciones de clase
no son relaciones de explotación, ni reconoce antagonismo entre ellas. A su modo de
ver, las clases se complementan en el proceso social de producción: el salario es la
remuneración al obrero por proporcionar su trabajo, la renta de la tierra es el pago al
terrateniente por proporcionar la productividad natural de su tierra y la ganancia es el
pago al capitalista por aportar su capital. Para Marx, en cambio, la plusvalía es un
efecto de prolongar la jornada de trabajo más allá del tiempo en que el obrero
reproduce el valor de su fuerza de trabajo.
David Ricardo superó la teoría de Adam Smith, desarrollando su teoría sobre las clases
sociales, al considerar que a un nivel dado del producto social global, el salario y la
ganancia, así como la ganancia y la renta, de la tierra, son magnitudes opuestas, con
lo cual descubrió la base económica del antagonismo entre las clases, pero tampoco
reconoció relaciones de explotación, en tanto, según Ricardo, el obrero recibe un
salario por su trabajo.
Así, dos errores fundamentales tiene la teoría de Adam Smith y de David Ricardo: uno
es que no diferencian trabajo de fuerza de trabajo y el otro es que no reconocen
relaciones de explotación.
Por lo tanto, el más importante de todos los aportes de los economistas clásicos al
pensamiento de Marx es su teoría del valor trabajo, ya que le permitió colocarse en una
senda predominantemente objetiva de análisis de la vida social y hacerlo en favor de
los intereses de la clase obrera.
112
Sin embargo, aun cuando el primer influjo de la economía política inglesa lo recibió
Marx por intermedio de la filosofía de Hegel, hay que tener en cuenta dos aspectos:
O sea, los socialistas utópicos de la primera mitad del siglo XIX, que ejercieron gran
influjo en la formación inicial del pensamiento económico de Marx, forman parte del
desarrollo de la economía política clásica (francesa e inglesa), ejercieron influjo notable
sobre los pensadores alemanes y aun cuando siempre pudieron contar con suficiente
base científica, son los primeros en percibir la existencia de “explotación del hombre
por el hombre” , de trabajo no remunerado al obrero y la necesidad de una “nueva”
sociedad. Así, incidieron de manera notable, junto a Feuerbach, para que Marx
adoptara su militancia en el materialismo y el comunismo. En cambio, su privilegio del
método de la abstracción es todo descubrimiento propio de Marx, causado por su
trabajo de investigación sociológica, con énfasis en la economía política, y porque su
paso a la militancia en el materialismo fue una reacción contra la especulación filosófica
de Hegel y que, por lo tanto, era en Hegel, sobre todo, abstracción. Es decir, cuando se
observa que Marx no parte de los conceptos, debemos entender que adoptó una línea
empirista, y cuando se observa que, en cuanto a conceptos, al igual que Kant o Hegel,
considera que no son simples copias de la realidad, sino síntesis del trabajo teórico,
no debemos aceptar que existe un reconocimiento o reproducción por Marx de la
filosofía clásica alemana, sino la superación de sus formas de abstracción, mediante
una línea empirista que no abandonó, pero desarrollo, privilegiando el método de la
abstracción. Así, mientras la dialéctica de Hegel es una enajenación de Dios (Idea
absoluta) en el hombre para que lo reconozca como parte integrante de él y la de
Platón es el método para conocer (recordar) ideas eternas (del mundo de Dios), la
dialéctica de Marx es el movimiento o desarrollo, regido por leyes, de la realidad
objetiva y que, en plena madurez de Marx, requiere, para conocerla, como método de
análisis, a la abstracción (El Capital).
En conclusión, la reacción de Marx contra la filosofía clásica alemana lo fue solo contra
el contenido de su filosofía sino también contra su método, mientras la reacción de Marx
113
en contra del socialismo utópico no fue tanto contra sus apreciaciones e ideales
sociológicos sino, sobre todo, contra su carácter utópico y es hacia este aspecto al que
va también dirigida su crítica contra Feuerbach (Tesis sobre Feuerbach). En cambio, su
crítica hacia la economía política inglesa no socialista (A. Smith y D. Ricardo) va dirigida
principalmente contra su carácter burgués, que oculta y justifica la explotación
capitalista. Así, no debe extrañar que Adam Smith, poco antes de morir, pidiera que
quemaran sus obras.
Las obras de los grandes socialistas utópicos franceses, de principios del siglo XIX, es
decir de Saint-Simon y C. Fourier (1772-1837), representan una continuación del
socialismo utópico, contenidas en las doctrinas de la Ilustración (Meslier, Morelly y
Mably), pero, conforme a las indicaciones de Marx, relativas a la formación de su teoría,
debemos tener en cuenta , al conjunto del socialismo utópico pre – marxista y cuyos
primeros antecedentes, excluyendo a Platón (comunismo formal en la clase dominante)
son T. Moro (1478-1535) y T. Campanella (1568 - 1639), cuyas teorías son todavía de
le época del Renacimiento. En sus Manuscritos de 1844 Marx excluye referencia a
estos pensadores renacentistas, que elaboraron teorías muy incipientes acerca de la
sociedad socialista, pero descubren, desde los inicios importantes del capitalismo, los
efectos de miseria que ocasiona el desarrollo de la sociedad divida en clases sociales y
escriben, por ello, un relato de dos sociedades inexistentes: “La Utopía” de T. Moro y
“La Ciudad del Sol” de T. Campanella. Estas obras literarias son de gran valor histórico,
pero carecen de utilidad para explicar el desarrollo social. Más útil es la de Moro y más
agradable es el relato de Campanella. A pesar de ello, contienen más socialismo que
la obra de muchos autores posteriores, considerados precisamente como socialistas
utópicos, pero que no se reconocen utopistas. Así, la idea de utopismo, que desde un
comienzo vino siendo adoptada por sus propios autores dejó de ser reconocida por los
socialistas utópicos posteriores.
Con todo, el mayor mérito del socialismo utópico fue poner al descubierto el carácter
transitorio de la sociedad capitalista, a causa de su carácter anti-humano y muchas
lecciones para caracterizarlo, aunque no sean válidas para todos los socialistas
utópicos y, entre ellas, las más valiosas son las de Lenin, por su gran aproximación y
síntesis: “socialismo sin lucha de clases”, o sea, ''el socialismo utópico no supo señalar
una salida efectiva. No supo dilucidar la esencia de la esclavitud asalariada, bajo el
capitalismo, ni descubrir las leyes de su desarrollo, ni encontrar la fuerza capaz de
convertirse en creadora de la nueva sociedad”.
Sin embargo, tanto Saint – Simon como C. Fourier y R. Owen nunca pretendieron la
supresión de la sociedad capitalista, como tampoco se limitaron a criticarla, ni sus
críticas fueron puramente negativas, o sea, propusieron medidas concretas de reforma
social y, además, de posible aplicación en la sociedad burguesa, de tal forma que su
utopismo no reside en que se hayan realizado o puedan realizarse, sino en que no
liberan en su conjunto a la clase obrera de la explotación y de los problemas relativos a
la división de la sociedad en clases sociales.
115
Desde luego, también sus análisis incluyeron utopías efectivas, principalmente en
relación al momento histórico o estructura capitalista que tenían como dato pero
encontramos utopistas que buscaban la igualdad humana, como Pierre-Joseph
Proudhon (1809 – 1865), de clara convicción revolucionaria, pero su anarquismo
negaba al Estado y a toda forma de autoridad, por lo cual su socialismo también adoptó
carácter utópico, es decir, no encontró a la fuerza creadora de la nueva sociedad, lo
que evidentemente conllevaba en su teoría a no dejar sin efecto a la sociedad
capitalista.
A pesar de todo, la lucha teórica de Marx, contra el carácter utópico del socialismo,
convirtió al marxismo en la fuerza que pasó a representar a la clase obrera, por
miembros de su misma clase. Así, el marxismo posibilitó la continuidad del socialismo
en el socialismo proletario, pero no pudo evitar la reproducción del socialismo de
carácter burgués e, incluso, llegar a estimularlo, frente a las fuerzas más
conservadoras de la sociedad capitalista, pero, por efecto de los retrocesos y aperturas
de los países socialistas hacia el capitalismo, el socialismo burgués se derechizó más,
en forma liberal y fascista, o sea, a través de una actuación más abierta y más
acentuada, en favor de la burguesía monopolista.
Lenin fue uno de los primeros autores marxistas en reconocer que el marxismo no era
una obra perfecta ni acabada y ello no pudo ser apreciado en forma suficientemente
amplia, debido a la proclamación universal de ortodoxia, es decir, de dogmatismo
marxista. Además, ello no podía ser de otra forma, a causa que la teoría de Marx fue el
primer esfuerzo de formulación del marxismo y realizado a través de la lucha en contra
de apreciaciones acientíficas y anti – obreras acerca de la vida social.
En su plena madurez científica, Marx pensaba que el método de investigación debía ser
diferente al de exposición, pero frecuentemente no pudo simplificar sus análisis en favor
de la clase obrera. En estas condiciones, la elaboración de un inventario de su obra y
de sus aportes ha sido una tarea difícil de realizar, pero debe apreciarse en su
abundante obra la comprobación de la observación de F. Engels, según la cual sus
descubrimientos son muy numerosos y producto de su propio trabajo científico, que,
desde luego, no pertenece al común de los mortales, sino a un genio que se
engrandece a través de su propio trabajo.
El marxismo nos ha permitido descubrir la idea que en tanto las teorías sociales
defienden los intereses de determinada clase, sin importar su naturaleza, se convierten
en teorías políticas, a pesar de la existencia de teorías sociales específicamente
relativas a la vida política de la sociedad, por lo cual consideramos que el análisis de
sus aportes, principalmente en su caso, debe reconocerse en el plano filosófico,
metodológico, sociológico, económico y político. Así, destacamos sus siguientes
aportes:
b) Desjuridización del Estado, entendida como el hecho de mostrar que la esencia del
Estado es tener un carácter de clase, aun cuando la actividad estatal sea
esencialmente derecho (y aun cuando el propio Marx no parece haber asimilado
plenamente que la misma administración pública es derecho).
117
c) Formulación de la forma más desarrollada de humanismo (frente al humanismo
religioso, al humanismo del materialismo burgués y al humanismo del socialismo
utópico) y que busca liberar a la clase obrera de toda forma de explotación.
Marx tiene el mérito que su teoría fue desarrollada de forma generalmente fiel por sus
seguidores y que su pensamiento influyó notablemente sobre el pensamiento burgués
contemporáneo, pero posiblemente le faltó más reconciliación con la filosofía para la
elaboración de la teoría política relativa a la a la entrada o construcción del socialismo,
pues hay aspectos en su empirismo que lo llevan al subjetivismo, o sea, a exigir el acto
de conciencia, aunque no llega al idealismo subjetivo en el tratamiento de la teoría
acerca del socialismo, sino a un exceso de cientificidad.
4.3 El Leninismo
Debe su nombre al gran pensador ruso, Vladimir Ilich Ulianov, llamado Lenin, líder de la
primera gran revolución socialista duradera de la historia, realizada en Rusia, en 1917.
Sin embargo, mientras los autores burgueses niegan méritos a Lenin, sobre todo, en
relación a su teoría sobre el imperialismo, los autores soviéticos estiman que el
leninismo es desarrollo fecundo del marxismo y el conjunto de descubrimientos y
aportes realizados por Lenin para lograrlos. Para ellos, esos aportes se refieren a la
revolución socialista, a la organización del partido comunista, a la fundación del Estado
proletario, a la alianza obrero-campesina y a la lucha contra el imperialismo y el
revisionismo. O sea, al igual que la de Marx, se trata de una obra teórico-práctica y en
virtud de que se funda en la teoría de Marx, el leninismo es, ciertamente, sobre todo,
marxismo llevado a la práctica, según las explicaciones del marxismo ruso.
Estimamos que no debe negarse la fecundidad del marxismo posterior al de Marx, tanto
en el plano teórico como el revolucionario, salvo que el dogmatismo limitó la calidad de
esa fecundidad y, por ello, los países socialistas vivieron los procesos de apertura y
retroceso hacia el capitalismo.
El éxito revolucionario de Lenin dogmatizó aún más al marxismo, pero la situación rusa
era muy favorable para el éxito de la revolución, tan sólo por el hecho de ser una de las
primeras revoluciones socialistas de la historia, pero Lenin se vio obligado a vivir el acto
de conciencia de tener que realizar el proceso revolucionario de construcción del
119
socialismo, con una teoría muy limitada.
Aunque muy riesgosa, sin embargo, la historia ya podía hacer efectiva esa revolución,
tanto porque se disponía de los análisis revolucionarios y aproximados de Marx como
por el hecho que en el último cuarto del siglo XIX se inicia la época del imperialismo y,
con ello, se agravan las contradicciones del capitalismo (primera guerra mundial, por
ejemplo, en la que actuaba Rusia sin aceptación de su pueblo y con descontento y
temor general) que crean condiciones favorables para que triunfen revoluciones
socialistas, por lo cual la definición realizada por Stalin del leninismo resultó
absolutamente aproximada a la realidad, en tanto que alcanzado el triunfo
revolucionario el leninismo pasó a ser adoptado y todavía sigue siendo adoptado como
el marxismo de la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias, desde
luego, no sin razones vinculadas al contenido de la teoría leninista.
En todo caso, en la mayor parte de su vida, como militante del marxismo, Lenin no dejó
de actuar dentro de los límites del dogmatismo marxista y, por ello, uno de los
problemas que enfrentará al conquistar el poder estará relacionado con la imagen-
objetivo de construcción del socialismo, que hasta Lenin no pudo avanzar de manera
significativa respecto a la de Marx. Sin embargo, gracias a su militancia, toda la obra de
Lenin gira en torno al problema de la revolución y, por lo tanto, sobre el imperialismo,
debido a lo cual entre sus aportaciones más valiosas al análisis político se encuentran
precisamente su teoría sobre el imperialismo y su teoría sobre la revolución proletaria y
la dictadura del proletariado.
Ello no significa que como militante del materialismo dialéctico no se ocupó de atender
asuntos filosóficos, sino que, como marxista consecuente, trató de priorizar el estudio
de la política, sin abandono del criterio que la economía es el fundamento de la vida
social. Muchos de sus análisis tienen avances, al menos de carácter didáctico,
respecto a la obra de Marx y algunos; manifiestan retroceso, pero, en general, sobre
todo en materia de análisis político, el avance es mayor que el retroceso, aún cuando
no parece haber podido alcanzar un éxito suficiente en materia de análisis filosóficos y
que Marx tendió a abandonar progresivamente.
En 1916 apareció la obra de Lenin “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, “Nuevo
capítulo de El Capital, que versa sobre una etapa de desarrollo capitalista, que Marx no
llegó a conocer: la de los monopolios”.
O sea, Marx pudo observar, a través de las sociedades anónimas, la existencia de los
monopolios, resultantes de los procesos de concentración y centralización del capital,
pero los monopolios todavía no habían adquirido suficiente incidencia en la vida
120
económica y política de las sociedades capitalistas, de tal forma que su manifestación en
la economía internacional era limitada, en tanto la dominación internacional era, sobre
todo, herencia y continuación de los antiguos imperios coloniales, faltaba saturación de
mercados nacionales, la economía internacional no aseguraba proyectos de inversión
suficientemente conocidos y rentables, la extensión de la revolución industrial caminaba
en su primera etapa (la fábrica desplazaba a la manufactura) y faltaban las guerras para la
ampliación y redistribución de dominios imperiales, basados en la dominación económica
y muy poco en la administración política, como sucedía en el caso las monarquías de
origen feudal.
Empíricamente, sin embargo, la época de las revoluciones proletarias se inaugura sin
terminar la época de las revoluciones burguesas, aun cuando el marxismo, no Lenin, trató
de dar la impresión contraria. Esta realidad es ahora más fácil de percibir, con las
dificultades en la construcción del socialismo, y al tener en cuenta el desarrollo lento y
tardío del capitalismo .en muchos países del planeta es evidente que han podido tener
dos alternativas de desarrollo: la revolución burguesa y la proletaria. Este problema lo
resuelve la superestructura social, de conformidad con las determinaciones de su base
económica, pero la extensión progresiva del capitalismo, en todo el planeta, a través de
la vigencia y desarrollo del imperialismo, parece haber dado ya terminación a la época de
las revoluciones burguesas en la mayoría de países del mundo, lo que desde luego no
implica que cualquier país se encuentre en la situación de poder realizar una revolución
socialista, sobre todo si tenemos en cuenta los procesos de apertura y retroceso hacia el
capitalismo de los países socialistas.
En todo caso, la formación e incidencia negativa de los monopolios no pasaron
inadvertidas para los economistas burgueses (y apareció una abundante literatura sobre el
tema), pero, según la escuela soviética, nadie, antes de Lenin, pudo revelar la esencia del
imperialismo y mostrar científicamente la necesidad de combatirlo. En cambio, los
teóricos burgueses piensan que los análisis de Lenin sobre el imperialismo tienen pocos
elementos de carácter original.
Para apreciar esta confrontación, debemos tener en cuenta que Lenin necesariamente se
fundó en análisis anteriores, realizados por autores, con un menor o mayor influjo del
marxismo y que su análisis es la forma marxista de atención del imperialismo, por lo cual
hay una evidente controversia. Sin embargo, también hay que observar que Lenin no tiene
una apreciación absolutamente negativa del imperialismo, o sea, para él, era la “antesala
del socialismo”. Es decir, los monopolios son un efecto de la competencia capitalista que
concentra la riqueza en pocos empresarios y tienen su origen en la asociación de
empresarios, precisamente para evitar los peligros de desplazamiento que origina dicha
competencia capitalista, por lo cual es en la propia clase dominante donde también se
produce un alto grado de concentración de riqueza, lo cual hace que la solución a esta
situación de concentración sea necesariamente el socialismo, por medio de estatización
de la técnica y poder económico de los monopolios, en favor de la mayoría de la sociedad,
121
de tal forma que la antesala señala necesariamente un paso a través de la revolución
socialista, lo cual, desde luego, representa una vía confrontativa, no un paso feliz.
Por lo tanto, desde una perspectiva marxista, Lenin mostró que en el imperialismo se
mantienen las propiedades fundamentales del capitalismo y sus leyes, pero que dan
origen al imperialismo, cuyas características mostró Lenin, así:
b) La fusión del capital bancario con el industrial crea el capital financiero y la oligarquía
financiera.
e) Terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más
importantes.
No existe hecho importante que haya dejado sin efecto la teoría de Lenin anteriormente
descrita, a pesar de la aparente novedad del proceso de globalización. Así, lo moderno es
algo muy antiguo, o sea, desarrollo técnico y más riqueza no hace necesariamente más
capitalista a un empresario. El inciso c) parece el más cuestionable, en tanto que con la
formación y ampliación del mercado mundial puede realizarse una exportación de capital,
durante la primera etapa de desarrollo del capitalismo, o sea, en la etapa de la libre
competencia (libre de monopolios), pero esa exportación es simplemente de carácter
inicial, pues con el imperialismo la acumulación de capital rebasa necesariamente las
fronteras nacionales y fenómenos como mercado del dinero, devaluaciones,
desnacionalización del capital, financiamiento del desarrollo, etc., le dan singularidad al
capital en la etapa imperialista del capitalismo.
El verdadero problema reside en el paso necesariamente confrontativo hacía el
socialismo, sin su aceptación por las fuerzas obreras de dominación capitalista, de tal
manera que la tarea revolucionaria reside en minimizarlo. Lenin, entre sus distintos
aportes, al igual que Engels, llegó a pensarlo, pero no a practicarlo, ya que el acto
revolucionario era, para él, de carácter incuestionable. Sin embargo, no tenía una imagen-
objetivo, de construcción del socialismo, que pudiera minimizar ese carácter confrontativo,
pues únicamente contaba con la de Marx, que se fundaba, sobre todo, en el despojo
122
agudamente violento de los capitalistas, que, en el socialismo real, a causa del
dogmatismo marxista, adoptó no sólo una forma más violenta a la prevista por Marx sino
implicó el despojo violento de toda clase de bienes y de vidas.
En esta materia los aportes de Lenin son muy valiosos, pero los fracasos y dificultades en
la construcción del socialismo conducen necesariamente a apreciar la obra de Lenin, de
manera diferente a la que pudo apreciarse en una época de triunfalismo político del
marxismo, a través del triunfo proletario, realizado bajo la dirección de Lenin, Trotsky y
otros lideres revolucionarios. Por lo tanto, el marxismo habrá penetrado a Rusia y pudo
llevarse a la práctica para realizar la más importante de las revoluciones proletarias, de tal
forma pues este éste es un aporte innegable de Lenin al desarrollo social, bajo el criterio
de que no puede haber práctica revolucionaria sin teoría revolucionaria, o sea, con criterio
de agudo materialista, pero que también llegó a ver en la inteligencia humana el medio de
solución de los problemas sociales.
Desde nuestro punto de vista, el primer gran aporte de Lenin, en relación a su teoría sobre
la revolución proletaria y la dictadura del proletariado, reside en haberse “desviado”, al
menos, en alguna medida, por medio del análisis crítico, del dogmatismo marxista, al
reconocer que el marxismo no era una obra perfecta ni acabada. Para un militante del
marxismo, este es un mérito genial, sobre todo cuando trató de ser y fue uno de los más
consecuentes con la parte más revolucionaria de la teoría de Marx.
Frente a una fracción economicista del marxismo (que sobreestimaba la determinación
económica y no la apreciaba adecuadamente), representada por Kautsky, Plejanov,
Martov, Axelrod y Vera Zasulich, que con fundamento en indicaciones de Marx, esperaban
el desarrollo pleno del capitalismo en la atrasada Rusia para aceptar la realización de la
revolución socialista, Lenin demostró que dicha revolución era posible con una minoría
muy limitada de obreros industriales y una escasa burguesía en la clase dominante. Es
decir, era mayor el dogmatismo de esos dirigentes que el de Lenin.
Asimismo, Lenin demostró que esa revolución era posible mediante la alianza obrero-
campesina, o sea, mediante la “Dictadura revolucionaria-democrática del proletariado y del
campesinado” y que era posible, en las condiciones específicas de Rusia, en forma
violenta, pero no pudo demostrar que esa dictadura iba adoptar la forma necesaria, debido
a su propio dogmatismo. Así, al someter el paso al socialismo por la vía electoral, optó por
la vía de partido único (comunista) ante el fracaso en la contienda por el parlamento
soviético y estableció el fundamento para la ejecución de la política stalinista, basada en la
violencia y represión, o sea, estableció el fundamento para la negación de esa dictadura y
alianza, que se encontraba entre los propios objetivos de Lenin, a causa de considerar a
123
los campesinos con un carácter conservador, para llevar hasta sus últimas consecuencias
la revolución socialista, en virtud de su favorecimiento particular, por expropiación de
terratenientes. Stalin realizó la muerte o represión de los campesinos expropiados.
Sin embargo, la priorización del estudio de la vida política de la sociedad constituye el
segundo gran aporte de Lenin a la teoría política (relativa a la revolución socialista y la
dictadura del proletariado), es decir, la teoría marxista perdió. el carácter
predominantemente economicista, que venía de la época de Marx, aunque Marx no fue
economicista, al menos desde el momento de redacción del Prólogo de la Contribución a
la Crítica de la Economía Política (1858), pero su positivismo inicial y su lucha contra el
idealismo condujo a subapreciar lo ideológico y lo superestructural. Las expresiones de
Lenin de que no hay revolución sin teoría revolucionaria, de la política como expresión
concentrada de la economía y de que la política debe tener prioridad sobre la economía
indican una forma más dialéctica de exposición del influjo de la base económica sobre la
superestructura de la sociedad, con respecto a la que Marx pudo alcanzar.
Del segundo aporte de Lenin antes indicado se derivan otros aportes que realizó, o sea, la
exposición más dialéctica de la relación entre la política y la economía, el carácter
predominantemente revolucionario que debe tener el partido comunista (por ello, Lenin
realmente pudo crear un partido socialista de nuevo tipo, o sea, con el espíritu
revolucionario del marxismo y del cual carecían los partidos socialistas europeos, con una
imagen incuestionable de la teoría de Marx o que abiertamente negaban su espíritu
revolucionario), la precisión del Estado como aparato de dominación de una clase sobre
otra, la precisión de la localización de la dictadura del proletariado en la primera etapa de
desarrollo comunista, la precisión de la teoría de la revolución permanente (o sea, en un
sólo país, cuando no se puede hacer también en los demás), la precisión de la necesidad
de destruir el Estado burgués (construyendo a través del mismo la dictadura del
proletariado o Estado socialista), la presión de la idea que la revolución socialista tiene su
mejor condición revolucionaria en el país que tiene las peores condiciones de vida (Marx)
en la cadena del imperialismo (Lenin), la precisión de la necesidad del Estado proletario
para reprimir a las clases que se oponen a la construcción del socialismo . etc.
124
b) Agudización, por encima de lo corriente, de la pobreza y miseria de las clases
oprimidas.
127
Cuarta Parte:
128
Contenido de la cuarta parte
Página
2. El Estado 135
2.1 Concepto de Estado 135
2.2 Origen del Estado 136
2.3 Funciones del Estado 137
2.4 Tipos de Estado y formas de gobierno 138
2.5 La extinción del Estado 151
3. El poder 153
3.1 El problema teórico 153
3.2 Concepción objetiva del poder 154
3.3 El poder del Estado. Aparato de Estado 155
4. La violencia 156
4.1 La praxis 156
4.2 Praxis productiva y praxis social 156
4.3 Los hechos violentos y la situación de violencia 158
4.4 La contraviolencia 159
4.5 El terror como forma de violencia 159
5. La ideología 161
5.1 El problema teórico de la ideología 161
5.2 Concepción objetiva de la ideología 163
5.3 La ideología y las clases sociales 165
5.4 La formación de la ideología 169
5.5 Los aparatos ideológicos 170
5.6 Principales corrientes ideológicas 171
130
1. LA FORMACIÓN ECONÓMICO SOCIAL
1.1 Concepto
El término "formación Económico Social" es utilizada por el materialismo histórico para
identificar a la sociedad. M.M. Rosental, citado por Carlos Noriega lo define así: "se
entiende por formación social o formación económico social a un tipo histórico de
sociedad, que se basa en un determinado modo de producción y constituye una etapa del
desarrollo progresivo de la historia mundial de la humanidad...". Es una sociedad
concreta. 75 De acuerdo a Ricardo Juárez, es "un conjunto de fenómenos y procesos
basados en un tipo históricamente determinado de relaciones de producción".
Históricamente debiera entenderse no sólo como el hecho de que las relaciones sociales
son transitorias, sino sobre todo, que se forman a través del tiempo. “Es un conjunto de
individuos que se relacionan de determinada forma, que basan su existencia en
determinadas relaciones de producción, que se forman a través del tiempo y que por ello,
toda sociedad es una formación económico social.” 76
A Marx se debe la creación del concepto formación económico social y se usan
indistintamente los términos formación social o formación económico social. Esta
categoría permite diferenciar los períodos históricos y estudiar a la sociedad humana en
cada uno de ellos como un todo, en su unidad orgánica e interacción entre sus partes. El
paso de una formación social a otra superior se da por medio de una revolución social,
pero no es el hecho político ni la vida política la que determina la naturaleza de la
formación económico - social, sino la naturaleza de las relaciones económicas imperantes
en la sociedad, no sólo porque la sociedad funda su existencia física en las relaciones
económicas, sino porque la vida política de la sociedad está orientada a reproducir en
determinada forma a la vida económica de la sociedad.77
75 Noriega Castillo, Carlos. F. Formación Económico Social y Estado. USAC Fac. CCEE. 1994 Pg. 1
76 Flores Palacios Carlos. La Formación Económico Social y el Positivismo y su Desarrollo. 1998. Pg. 5
77 Flores Palacios, Carlos. Op. Cit. Pg. 5
131
determinado nivel del desarrollo de las fuerzas productivas. Ambas integran el modo de
producción.
En la base económica de la sociedad se llevan a cabo los procesos de producción,
distribución, cambio y consumo de los bienes materiales.
La chispa inicial, el motor del desarrollo social es el desarrollo de las fuerzas productivas;
cuando en una sociedad se frena el desarrollo de las fuerzas productivas, se producen
cataclismos sociales, crisis, contradicciones, que conllevan a transformaciones
estructurales y superestructurales que tienden a eliminar los mecanismos de freno e
impulsar el desarrollo de las fuerzas productivas. Como se indicó, el modo de producción
es la unidad formada por las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción,
pero en el que las relaciones de producción son de un solo tipo: primitivas, asiáticas,
esclavistas, feudales, mercantiles simples capitalistas o socialistas. Cada tipo de
relaciones sociales engendra un modo de producción. La base económica la integran las
diversas relaciones de producción, y otros tantos modos de producción, pero, en ella, un
modo producción es dominante y subordina a los otros. Con el desarrollo de la sociedad,
diferentes modos de producción aparecen articulados entre sí en la base económica de la
sociedad. Esta es la razón por la que frecuentemente se subraya que la base económica
y la formación social son una imbricación o combinación de distintos modos de
producción. En el "Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política", al
referirse Marx a la base económica, únicamente menciona a las relaciones de
producción, porque como movimiento de las fuerzas productivas, considera a las
relaciones de producción como una forma de desarrollo de ellas, que también pueden
convertirse en su traba.
Lo que diferencia fundamentalmente a una formación económico - social de otra son las
relaciones sociales de producción, por ejemplo, lo que diferencia a una sociedad socialista
de una capitalista con similar grado de desarrollo de las fuerzas productivas son las
relaciones sociales de producción, vale decir, la propiedad sobre los medios de
producción; en una predomina la propiedad privada y en la otra la propiedad social y con
ello cambian también las instancias superestructurales. La principal relación social de
producción es la propiedad sobre los medios de producción y ésta tiene una expresión
jurídica, pues el derecho confirma y regula esta propiedad.
Cuando las relaciones de producción no corresponden a las fuerzas productivas, por el
contrario, embrecan su desarrollo, se provocan períodos de revolución social, se dan
transformaciones en la base económica que generan a su vez transformaciones en la
forma de normar y dirigir la sociedad así como en su manera de concebirla. Las
transformaciones afectan principalmente a las relaciones sociales de producción para
instaurar otras cualitativamente superiores en la interactividad humana y que se traduce
en el ascenso o desarrollo a una nueva formación económico social.
132
1.2.2 La Superestructura Social
Esencialmente, la superestructura social es una unidad que comprende un
conjunto de procesos que se derivan de la existencia física de la sociedad, de la base
económica, como lo son los procesos de dirección y regulación de la sociedad en su
conjunto, la reproducción y el reflejo en la conciencia, en la mente de las personas del
mundo real.
La superestructura social es una unidad derivada de la base económica y formada por
relaciones sociales no económicas (políticas, jurídicas, morales, etc.), las instituciones
superestructurales (el Estado, el Derecho, Los Códigos Morales, Etc.) y la conciencia
social. En la consideración de la esencialidad y unidad de la superestructura social, se
debe tener en cuenta que las relaciones superestructurales no sólo son momentos de la
aplicación de la conciencia a la vida social, sino la continuación y el fin del trabajo del
pensar y formas de justificar y legalizar o normar en determinada forma la vida social.
133
FORMACIÓN ECONÓMICO SOCIAL
S Conciencia Social
U
P
E Otras Relaciones Sociales
R
E
S Regulación Normación
T
R S
U Relaciones Sociales Morales
C E
T
U Regulación Normación R
R
A
Relaciones Sociales Jurídicas
S
O
C Dirección Dominación
I
A Relaciones Sociales Políticas
L
S
B O
A
S C
E
Producción Distribución I
E
C A
O
Cambio Consumo L
N
O
M
I
Relaciones Sociales de Producción
C
A
134
2. EL ESTADO
78 Laski Harold J. "Naturaleza del Estado". Introducción a la Ciencia Política. Selección de Lecturas. Licda. Edna Elizabeth
González Camargo. (Compiladora) Agosto 1996 Pág. 139. S.N.T.
79 Kelsen Hans. Teoría General del Estado. (Traducido al español del alemán por Luis Legaz Lacambra). México, Editorial
Nacional 1959 Pág. 4
80 Flores P., Carlos A. Estado y Aparato de Estado Pág. Documento fotocopiado S.N.T. Pág. 1
81 Cerroni Umberto. "La Política Como Ciencia Social". Introducción a la Ciencia Política. Ricardo Juárez Gudiel. Colección de
Textos No. 1 Departamento de Publicaciones Facultad de Ciencias Económicas, a segunda edición, marzo de 1985. Pág. 24
82 V. I. Lenin. "Acerca del Estado". Introducción a la Ciencia Política Selección de Textos por Ricardo Juárez Gudiel.
Departamento de Publicaciones Facultad de Ciencias Económicas, segunda reimpresión de la segunda edición, marzo de 1985.
Pág.48- 49.
83 V. I. Lenin. Op. Cit. Pág. 49
135
El Estado se considera algo destinado a resolver los conflictos sociales, un árbitro social,
una institución destinada a la búsqueda del bien común. Estas caracterizaciones niegan la
verdadera naturaleza de clase del Estado y tienen un carácter justificativo de la sociedad
divida en clases sociales.84
La noción objetiva de Estado que sirve de base para el desarrollo de la teoría política, es el
planteado por Lenin en sus diversas obras: “El Estado es una máquina para mantener el
dominio de una clase sobre otra” 85 “El Estado es una máquina destinada a la opresión de
una clase por otra, una máquina llamada a mantener sometidas a una sola clase todas las
demás clases subordinadas”86 “...el Estado es un órgano de dominación de clase, un
órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del orden que legaliza y afianza esta
opresión...”87 “El Estado es el más poderoso instrumento para la dominación de clase.”88
Lenin, aporta una explicación acerca del nacimiento del Estado, tomando en cuenta el
aparecimiento de la propiedad privada y de las clases sociales en su conferencia “Acerca
del Estado”. Para poder abordar adecuadamente este problema, dice, es necesario echar
una breve mirada al surgimiento y desarrollo del Estado. Hubo un tiempo en que el
Estado no existía. Este aparece en el lugar y época en que surge la división de la
sociedad en clases. Hasta que surgió la primera forma de división de la sociedad en
clases: esclavistas y esclavos, hasta este momento existió todavía la familia patriarcal, o
como a veces se suele llamar, el clan, la tribu, la familia. Antes no existía el Estado, no
existía un aparato especial para aplicar sistemáticamente la violencia y para someter a los
hombres a dicha violencia; este aparato es lo que se llama el Estado. En esta sociedad
primitiva en un estado próximo al salvajismo, lo que vemos es el dominio de las
costumbres, el prestigio, el respeto y el poder de que gozaban los viejos de la tribu y
vemos que este poder era reconocido, a veces, a las mujeres; pero no existía una
categoría especial de hombres que se destacaran para gobernar a otros y que en interés y
con fines de gobierno, poseyeran sistemática y permanentemente cierto aparato de
coerción, de violencia, como sucede en la actualidad: destacamentos armados de tropas,
de cárceles y demás medios de someter la voluntad ajena a la violencia, es decir, lo que
constituye la esencia del Estado.
Los esclavistas y los esclavos constituyen la primera gran división clasista. Los primeros
no sólo poseían los medios de producción, sino que también eran dueños de seres
humanos. La ley consolidaba este concepto. A este régimen siguió el feudalismo, la
136
división fundamental de la sociedad era en señores terratenientes y campesinos siervos
de la gleba, adscritos a la tierra; el señor terrateniente no era considerado ya dueño del
campesino, como de un objeto, sino que sólo tenía derecho a apropiarse de su trabajo y a
obligarle a ciertas prestaciones. En la sociedad feudal, a medida que se desarrollaba el
comercio y surgía el mercado mundial, a medida que se desarrollaba la circulación
monetaria, surgía una clase nueva: de los capitalistas. En el curso del siglo XVIII y
principios del siglo XIX tuvieron lugar revoluciones en todo el mundo; el régimen de la
servidumbre fue eliminado en todos los países de Europa Occidental, la división en clases
adquirió una nueva forma.
A pesar de los enormes cambios históricos y de todas las revoluciones relacionadas con
este desarrollo de la humanidad, se mantiene el Estado. A medida que surge y va
afianzándose la división de la sociedad en clases, surge y se afianza también el Estado.
Este ha sido siempre un aparato destacado de la sociedad y formado por un grupo de
personas que se ocupan únicamente o casi únicamente de gobernar. Este aparato, este
grupo de hombres que gobiernan a los demás, se apodera siempre de cierta máquina de
coerción, de una fuerza física; lo mismo da que esta violencia sobre los hombres se
exprese en las lanzas o espadas de la época de la esclavitud, o en el arma de fuego
aparecida en la edad media o técnicas basadas por entero en las últimas conquistas de la
técnica moderna como en el capitalismo actual. Existe en cada sociedad un grupo de
personas que gobiernan, que mandan, que dominan y que, para conservar el poder, tiene
en sus manos una máquina de coerción física, un aparato de violencia. No es posible
obligar a la mayor parte de la sociedad que trabaje sistemáticamente en beneficio de la
otra parte, sin un aparto permanente de coerción. 89
Las formas de gobierno responden, por su parte, a la forma particular en que cada grupo
gobernante ejerce el poder, según las condiciones concretas de cada país y las
condiciones internacionales, de manera que en cada tipo de Estado se dan diversas
formas de gobierno.
De acuerdo a Marta Harnecker, el carácter del Estado varía en relación con el carácter de
las relaciones de producción de una sociedad determinada. Lo que determina, por lo
tanto, el tipo de Estado es la estructura económica sobre la que el Estado se erige. Es así
como se pueden distinguir distintos tipos de Estado en relación con las diferentes
relaciones de producción: esclavista, feudal, capitalista, etc. 95
Dentro del marco de cada uno de estos tipos de Estado pueden darse diferentes formas
de gobierno, por ejemplo, dentro del tipo de Estado capitalista o burgués pueden existir
formas de gobierno que van desde la república democrática hasta la dictadura militar.
Harnecker también hace distinción entre clase dominante y casta gobernante. Por clase
138
dominante se entiende aquella clase que impone sus intereses al resto de las clases de
una formación social dada. Por casta gobernante: aquel sector social en cuyas manos
están las riendas del Estado, es decir el poder político. 96
En cada tipo de estado se han dado y se dan distintas formas de gobierno o también
llamadas formas de Estado. Para Lenin. “Cada tipo de Estado tiene como propias,
diferentes formas de gobierno, es decir, diversas formas de orden y organización para el
dominio de la clase gobernante”.97.
139
98
el punto de vista del desarrollo universal de la sociedad, constituye un enorme progreso.
Poulantzas señala los siguientes factores de diferenciación de las formas de Estado
capitalista: a) las relaciones de lo económico, de lo político y de la ideología en un estadio
determinado del modo de producción capitalista; b) los caracteres generales de la lucha
de clases en el período correspondiente de las formaciones capitalistas. 99
En el capitalismo se distinguen tres formas de gobierno: el gobierno parlamentario, el
gobierno presidencial y el gobierno fascista o la dictadura militar. ( Poulantzas indica que
el Estado fascista es una forma de estado específica o un Estado de excepción)
Los sistemas parlamentario y presidencialista se forman inspirados en el gobierno burgués
dividido en tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial separados, independientes y
equilibrados entre sí, planteado por Carlos Luis Montesquieu a finales del siglo XVIII, sin
embargo en la práctica, se desarrollan de una manera diferente.
99 Poulantzas, Nicos. Fascismo y Dictadura. México, Siglo XXI Editores. 5ª. Ed. 1974 Pág. 367
100 Análisis de los Sistemas Políticos S.N.T. Págs. 27 - 43
140
política nacional e internacional. 101 El gobierno es responsable ante el parlamento, éste
puede retirarle su apoyo si lo cree conveniente, por medio de un voto formal de censura o
simplemente no adhiriéndose a una propuesta gubernamental. El parlamento puede
forzar al gobierno a dimitir. El gobierno parlamentario en la práctica no constituye una
separación de poderes sino más bien una fusión de poderes. El parlamento, de acuerdo a
algunos autores, engloba los tres poderes: “es un sistema político en el que el ejecutivo,
en un tiempo separado, ha sufrido el ataque de la Asamblea (cámaras legislativas y a
veces también judiciales), que ha terminado por transformarse en un Parlamento que
incluye tanto al Gobierno como a la Asamblea”102
101 Paniagua Soto, Juan Luis. Regímenes Políticos. Aula Abierta Salvat. España, Salvat Editores S. A. 1981. Págs 18-19.
102 Análisis de los Sistemas Políticos Pág. 32
141
2.4.1.2.1 El Populismo
Fue un movimiento político que se dio principalmente después de la segunda guerra
mundial en América Latina, políticamente trata de desplazar el centro del poder
oligárquico agroexportador hacia una industrialización y modernismo basado en el
crecimiento del mercado interno. Se trató de una alianza de clases y grupos compuesto
por sectores de la burguesía industrial, pequeña burguesía, profesionales, sectores
militares, trabajadores, campesinos.
Ideológicamente expresa un nacionalismo, antiimperialista, que pretende defender e
interpretar los intereses populares. Busca la justicia social, realizar reformas sociales.
Una de sus características es el liderazgo personal de un jefe, el caudillismo. El líder
populista se presentaba directamente como defensor del pueblo. En Guatemala, el
movimiento populista estuvo representado por los gobiernos de Juan José Arévalo y
Jacobo Arbenz Guzmán, de 1944 a 1954.
De acuerdo con Theotonio Dos Santos, en su artículo “La Superación del Populismo”, las
condiciones sociales que generaron el populismo están en franca descomposición por los
siguientes hechos:
La burguesía industrial ya no es una clase ascendente en lucha contra el gobierno
oligárquico, por el contrario es una clase en el poder que domina el sector dinámico más
fuerte de la economía. Además es una clase más homogénea y concentrada, formada
fundamentalmente por el gran capital internacional, representado por sus gerentes en el
país y que domina frecuentemente el aparato estatal, la mayoría de la opinión publica y la
vida política del país. En estas condiciones, no cabe ya interés alguno en un movimiento
popular progresista que lucha por el industrialismo (ya victorioso), por el nacionalismo
antimperialista (ya superado) y antioligárquico (dado que la oligarquía rural
agroexportadora se ajustó a las reglas del juego del gran capital y lucha por sobrevivir en
cuanto le es posible).
La clase obrera ya no es una clase en formación, recién venida del campo, sus sectores
de base están constituidos por una población urbana con cerca de treinta años de
tradición obrera, sindical y reformista. Se ha desarrollado por ello una concepción de una
clase obrera exclusiva, que lucha primordialmente por mantener sus derechos adquiridos
frente a la mayoría de la población no integrada al sistema.
2.4.1.3 El Fascismo
El fascismo es un fenómeno político que corresponde a la etapa imperialista del
capitalismo y constituye la dictadura terrorista de los sectores más reaccionarios y
agresivos de la burguesía. Los regímenes fascistas surgieron en ciertos países europeos
y Japón que tuvieron un desarrollo tardío en el capitalismo. Fue fundado en Italia por
Benito Mussolini en 1919, en una época de crisis económica después de la primera guerra
mundial; fue un movimiento organizado en forma militar. La organización militar y las
manifestaciones de fuerza, le daban al movimiento un aspecto impresionante de
suficiencia y la apariencia de ofrecer a los pueblos europeos en crisis, un porvenir de
142
estabilidad y seguridad inconmovible.
La palabra fascismo significaba fasci da combatimento: haces o grupos unidos para el
combate, el símbolo del fascismo italiano era un fascio littorio, que era un hacha rodeada
por un haz de varillas.
El fascismo nació invocando la grandeza de la Roma imperial. Estimulado por el triunfo
fácil de Benito Mussolini en Italia, Adolfo Hitler fundó el Partido Nacional Socialista o Nazi
en 1923 al estilo del fascismo italiano. Las características del fascismo clásico fueron: el
delirio de grandeza imperial; así como los italianos pretendían resucitar el imperio romano,
los nazis aspiraban a dominar al mundo durante mil años. El fascismo japonés quería
imponer su dominio en toda Asia, el movimiento falangista español soñaba restaurar el
imperio de los reyes católicos. El fascismo alemán le imprime un nuevo ingrediente: el
racismo, su dominio quería implantarlo a través de la raza aria pura. Otra característica
fue el nacionalismo intenso reforzado que insistía en valores tradicionales de comunidad
de raza, de sangre, de suelo. El nacionalismo se expresaba también a través de una
concepción ultraderechista autoritaria en el sentido militar del término.
El recurso emocional que más utilizaba el fascismo era el engrandecimiento de la patria
mediante la guerra; la demanda de territorios adicionales para cubrir el llamado espacio
vital requería una preparación y propaganda militar permanentes. Efectivamente el eje
nazi - fascista compuesto por Alemania, Italia y Japón, emprendieron la segunda guerra
mundial como una guerra imperialista que pretendía redistribuir el mercado mundial (ya
previamente distribuido) a favor de estos países que llegaron tarde al industrialismo
capitalista. Internamente para garantizar la voluntad nacional, el fascismo tiene que
eliminar toda oposición. El movimiento socialista, por su carácter internacionalista y
democrático, representa su principal enemigo
De acuerdo a Martha Harnecker, “los partidos fascistas son partidos de masas
fuertemente estructurados, cuya base de afiliados, militantes y electores residen
esencialmente en la pequeña burguesía.”106 Las fases del fascismo son las siguientes:
Primera; el fascismo se lanza al hostigamiento del movimiento obrero a través de bandas
armadas que actúan en la práctica como “milicias anti obreras”. Segunda; el fascismo se
decide a conquistar el poder y cuenta con el consentimiento de la fracción más poderosa
de la burguesía y se ha asegurado la complicidad de los jefes de ejército y la policía.
Tercera: una vez conseguido el poder, se instaura la dictadura y se emprende con
despiadada energía la liquidación del equilibrio de clases, destruyendo las organizaciones
de la clase obrera y persiguiendo a sus dirigentes. 107
El fascismo responde a un carácter de clase, es un brazo armado del capital financiero y
de los círculos más agresivos del capitalismo internacionales. El fascismo europeo toma
fuerzas apoyándose en la desilusión de las capas medias, en sectores atrasados del
proletariado y en la juventud sin perspectivas. Estas capas medias pauperizadas por el
106 Harnecker, Marta "Una Aproximación al Fascismo". Introducción a la Ciencia política, Selección de lecturas. Pág. 335.
107 IBID. Págs. 336 - 337.
143
desempleo y la inflación, se convirtieron en la fuente de una masa enorme de gente
desilusionada y optaron por el proyecto fascista que ofrecía oportunidades en la
burocracia, la estabilidad y seguridad económica y social.108
Según Marta Harnecker, la dictadura fascista no es una dictadura cualquiera, es una
dictadura terrorista que se mantiene en el poder gracias a su represión organizada. Se
trata de una nueva forma de Estado que se denomina Estado de Excepción. Se trata de
Estados autoritarios, al servicio de la clase o fracción de clase dominante en que el
ejecutivo concentra en sus manos todo el poder, anulando la participación de la burguesía
en el poder político y sometiendo al resto de las clases a la voluntad del ejecutivo. Nicos
Poulantzas clasifica al Estado fascista como una forma de Estado perteneciente al tipo de
Estado capitalista, pero es una forma de Estado específica, una forma de Estado de
excepción, ya que corresponde a una crisis política. 109
108 Juárez Ricardo. El Fascismo. Contenido Mínimo para Catedráticos, Ciencia Política 1979 Págs. 1 - 5
109 Poulantzas, Nicos. Op. Cit. Pág. 366
144
fenómeno pudiese ocurrir”. 110 Indica también que en otros Países más atrasados de
América Latina no existe propiamente fascismo sino que son tiranías semicoloniales.
Dice que lo que define primordialmente al fascismo es su naturaleza de clase y cambio
cualitativo que impone a las formas del Estado; tampoco es una dictadura de la pequeña
burguesía y que ciertas características ideológicas pueden variar “...pero que siempre se
articulan sobre un eje que les confiere una identidad esencial, reflejo de la estructura básica
del fascismo: el rabioso anticomunismo.” “En cuanto a otros aspectos definitorios del
fascismo, o sea el hecho de que la dictadura terrorista del capital monopólico se ejerce
fundamentalmente en contra de la clase obrera, también parece difícil de impugnar. En
Latinoamérica las dictaduras se han implantado precisamente “contra el comunismo”. “El
proceso es tan brutal y desembozado, que uno puede formular la función del fascismo en
este terreno en términos inequívocos: se trata de producir mano de obra lo más barata
posible, en beneficio del capital monopolista, por métodos terroristas. Incluso es legitimo
afirmar que el fascismo es el eslabón político necesario para la rápida fusión del capital
monopólico nacional con el multinacional...”. “ Se trata de un terror moderno”
institucionalizado y sistemático, que sin duda marca un cambio radical en el funcionamiento
de la superestructura estatal”. La supresión total de las libertades democráticas.
Sin embargo, señala diferencias con el fascismo clásico:
Imposibilidad de conseguir una base de apoyo popular, o sea de sustentarse en algún
movimiento de masas.
Imposibilidad de implantar una política de tipo nacionalista, debido a nuestra
configuración dependiente.
El elemento nacional - chauvinista alemán o japonés se asentaba sobre un elemento
objetivo constituido sobre la posibilidad real de expansión del capital monopólico nativo
más allá de sus fronteras patrias.
El fascismo latinoamericano es en todo caso la alternativa política más expedita para la
desnacionalización de nuestras economías, como lo prueba el “milagro chileno”.
Incapaz de poner en marcha un proceso de desarrollo autosustentado, y con reales
posibilidades de expansión, el fascismo latinoamericano dista mucho de resolver la
crisis de las sociedades a las que subyuga.
La debilidad “civil” del fascismo señala su talón de Aquiles y abre la posibilidad de
conformar en un plazo más o menos breve un movimiento de masas, capaz de
derrotarlo.111
110 Cueva, Agustín. “La Cuestión del Fascismo” Revista Economía, IIES Fac. de CC.EE. USAC. Número 59, enero –
marzo 1979. Págs. 26 y 27.
111 Cueva, Agustín. Op. Cit. Págs. 27 – 40.
145
2.4.2 Formas de Gobierno en el Tipo de Estado Socialista
La formación económico-social y el modo de producción socialista se basa en la propiedad
social sobre los medios de producción. En Rusia, luego de la toma del poder por los
bolcheviques en octubre de 1917, se inició la revolución socialista, el Estado inició la
nacionalización de la industria, el comercio, la banca, la energía eléctrica, las
comunicaciones, etc.; en el campo se promovió la propiedad social cooperativa, 20 años
después, el 99% de los medios de producción eran ya de propiedad social. Rusia se
convirtió así en el primer país que adoptó el sistema socialista, fue la cuna del socialismo.
Luego de la toma del poder por los bolcheviques, se dieron diferentes acontecimientos
políticos, elección y disolución de la Asamblea Nacional Constituyente, una guerra civil
que duró 3 años, de 1918 a 1921; en 1922 se fundó la Unión soviética. El Primer
Congreso de los Soviets, celebrado el 30 de diciembre de 1922, decidió por unanimidad la
constitución de la Unión de las Repúblicas Socialistas soviéticas (URSS), formada por
Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Transcaucasia y las Repúblicas de Asia Central.112
La economía socialista se basa en enormes corporaciones que funcionan en a través de
una planificación centralizada. En la Unión soviética, la propiedad social fue inicialmente
de dos formas: 1) la propiedad estatal, donde el representante de la propiedad del pueblo
fue el Estado. 2) la propiedad cooperativa que se dio principalmente en el campo.
Después de la segunda guerra mundial y a raíz de ella, entre 1945 y 1948 se implantaron
en todo el este europeo una serie de gobiernos socialistas. Tales procesos no se llevaron
a cabo por revoluciones, tras la derrota del ejército Nazi por el ejército Rojo, éste hizo su
entrada en esos Países, donde después de instaurar gobiernos provisionales, los partidos
comunistas apoyados por las tropas soviéticas acabaron por hacerse con el poder. La
segunda guerra mundial también dio origen a un nuevo tipo de convulsión revolucionaria,
en los pueblos de Asia y África nacieron numerosos movimientos de liberación de sus
colonizadores y movimientos revolucionarios, por ejemplo en China, Vietnam, Camboya,
Angola, etc., también se dieron esta clase de movimientos en América Latina, por ejemplo
en Cuba, Nicaragua etc. 113 La implantación del socialismo en diversos países propició
que se establecieran dos formas de gobierno:
114 Colección Salvat. Regímenes Políticos. Barcelona, Salvat Editores 1981 Págs. 50 - 57
115 Marx, Carlos. “Crítica al Programa de Gotha.” Citado por Ricardo Juárez. El Estado. Pág. 4
147
la segunda fase. La elevación de productividad del trabajo a niveles sin precedentes,
propiciar la producción de una gran cantidad y variedad de satisfactores; Esto, permitirá, a
su vez, ir satisfaciendo las necesidades sociales y las diferencias sociales irán
desapareciendo. En esa misma medida el Estado se irá extinguiendo, como una fuerza
organizada de opresión.
Esta etapa requiere el mayor desarrollo posible de las fuerzas productivas, y que siendo
más desarrollados todos los hombres en un mismo sentido tenderían a ser más iguales
entre sí y a tener necesidades similares.116
La expresión “el Estado se extingue” es muy apropiada pues señala el carácter gradual y
espontáneo del proceso. Sólo la fuerza de la costumbre puede ejercer y ejercerá esa
influencia, pues se puede observar con qué facilidad se habitúa la gente a guardar las
reglas de convivencia necesarias si no hay explotación, si no hay nada que indigne a la
gente y provoque protestas y sublevaciones, creando la necesidad de la explotación.117
La segunda fase o fase superior de la sociedad comunista es pues una sociedad donde
ya no existen las diferencias sociales, el desarrollo de las fuerzas productivas, de la
técnica, de la calificación de la mano de obra, permitirá que en un tiempo corto, se
produzca gran cantidad de bienes para la distribución y el consumo social; el resto del
tiempo se empleará para la formación cultural, científica, deportiva de los seres humanos.
Esta fase es todavía un planeamiento teórico y en cierto sentido, todavía es una utopía.
116 Flores P. Carlos A. Marco Teórico Metodológico. Guatemala, julio de 1998. S.N.T. Pág. 46
117 V. I. Lenin. Op. Cit Pág. 68
148
3. EL PODER
118 Facultad de Ciencias Económicas. USAC. Corrientes del Pensamiento Social. Mayo 1979 Págs. 78 y 79
119 Poulantzas Nicos. Poder Político y Clases Sociales en el Estado Capitalista. Traducción de Florentino M. Torner.
Colombia, Siglo XXI Editores S. A. 1982, Vigésima edición en español. Pág. 125
149
de presión, o bien poder como revestido de ascendiente, prestigio, glamour, es decir,
poder como autoridad. 120
G. Vedel: Poder; “fenómenos de mando en la sociedad”
De las anteriores definiciones se extraen dos elementos: 1) que las relaciones de poder
son relaciones entre personas, son relaciones sociales; 2) que en esa relación de poder,
una persona o grupo está en la capacidad de imponer su voluntad a otras.
El aparato de Estado está formado principalmente por los cuerpos políticos (ejército y
policía), la burocracia, los funcionarios. El aparato de Estado es la máquina misma del
Estado compuesta por las instituciones centralizadas, descentralizadas, autónomas y
semiautónomas del Estado.
El Estado no tiene poder en sí mismo, cuando se; habla de poder del Estado, se hace
referencia al poder que ejercen las clases a través del Estado. Las diversas instituciones
sociales y más particularmente el Estado, no tiene poder propiamente hablando. (Juárez
Ricardo). Las instituciones, no pueden sino ser referidas a las clases sociales que
detentan el poder.
Lenin hace una distinción entre poder del estado y aparato de estado. El aparato de
estado indica dos cosas: a) el lugar del Estado en el conjunto de las estructuras de una
formación económico social, en suma, las diversas funciones técnico - económica, política,
ideológica del Estado. b) el personal del Estado, los cuadros de la administración, de la
burocracia, del ejército, etc. Por poder del Estado, indica, la clase social o fracción de
clase que detenta el poder.124
151
4. LA VIOLENCIA
4.1 La praxis
Para poder comprender el concepto de violencia, primero se debe enfocar el tema de la
praxis, pues la violencia está inmersa en ella. La Praxis: es toda actividad humana
que transforma el mundo natural y social Toda praxis es un proceso de transformación
de la materia. 125 La praxis, como transformación o cambio, conlleva dos fases: 1) la
alteración del funcionamiento de un ente natural o social, la alteración de su legalidad,
de su orden, o su destrucción; 2) la creación de algo nuevo, aprovechando todo
aquello que pueda utilizarse y desarrollarse en un nuevo ente. El sujeto imprime una
forma dada a la materia (objeto) después de haberla desarticulado o violentado. De
este modo, es arrancado a su propia legalidad, a la ley que lo rige, para adaptarse a la
que establece el sujeto con su actividad. El objeto sufre así una imposición de una ley
exterior y en la medida que la acepta se transforma. Pero el objeto requiere de ciertas
condiciones externas para ser transformado, no cualquier objeto puede ser
transformado, sino sólo aquel cuyas condiciones se encuentran suficientemente
maduras, de otra manera el esfuerzo sería inútil y la acción se quedaría sólo en un
hecho violento y no habría transformación.
125 Juárez Ricardo. La Violencia. Desarrollo del programa, Contenido Mínimo para catedráticos. S.N.T. Pág. 1
126 Sánchez Vásquez, A. “Praxis y Violencia”. Introducción a la Ciencia Política. Ricardo Juárez. Pág. 139 - 140
152
En la praxis productiva, primero se utiliza la violencia contra un ser natural, se altera su
legalidad, su curso normal, se destruye como tal y luego se construye un bien nuevo.
Sólo pueden ser objetos de transformación aquellos seres naturales ya maduros,
desarrollados, que ofrecen las condiciones para ser transformados, para servir de
materia prima para una nuevo producto. La constante violentación de la naturaleza por
el hombre, obedeciendo a la praxis productiva, ha generado hasta nuestros días una
alteración profunda de las leyes naturales, lo que a su vez puede incidir en la existencia
misma de las futuras generaciones humanas. La violencia está solamente de parte del
sujeto, los seres naturales no son violentos, los seres naturales son la fuerza en sí y la
violencia es el uso o la instrumentalización de esa fuerza. Los animales, por ejemplo,
por muy agresivos y crueles que parezcan, (como en el caso de los depredadores) no
son violentos, por cuanto no alteran la legalidad natural; por el contrario, sus actos
obedecen al orden natural en el ámbito de la evolución natural.
La praxis social es la actividad humana que transforma la sociedad. La praxis social
se lleva a cabo en el proceso social, en el cambio social, en el desarrollo social. Se
transforman las instituciones, las relaciones sociales, los modos de producción, las
formaciones económico-sociales. En la praxis social tanto el sujeto como el objeto lo
constituyen los seres humanos y grupos humanos. La violencia social se manifiesta
cuando se truncan, se altera el funcionamiento de las instituciones y de las relaciones
sociales y se altera también el cauce de las ideas dominantes. En cualquier sociedad,
lo normal es que las fuerzas productivas avancen dentro del marco de las relaciones
sociales existentes. Pero llega un momento en que el desarrollo de las fuerzas
productivas se detienen y entonces se violenta el curso normal de las fuerzas
productivas y del desarrollo social, se manifiestan en la sociedad una serie de
contradicciones y conmociones de orden económico y superestructural, se afecta el
desarrollo económico, cultural, político, de los seres humanos y se instaura una
situación de violencia. Las fuerzas productivas han llegado a su máximo desarrollo
dentro de los límites que permiten las relaciones sociales de producción y eso implica
que las condiciones han madurado para que esa sociedad o los entes sociales sean
transformados.
La violencia en la sociedad se manifiesta en la alteración del normal funcionamiento de
una institución, de una relación social o en la conducta, pensamiento y acción de los
seres humanos. Significa también la destrucción o uso de la fuerza contra un ente
social o ser humano, la alteración de la legalidad de un ente social. A diferencia de la
praxis productiva, en la sociedad si se suscita una oposición a la transformación, a la
alteración y destrucción; se da una antipraxis o sea una serie de actos tendientes a
anular la praxis, y estos actos también son violentos; la violencia acompaña tanto al
sujeto como al objeto de la praxis social.127
153
Para poder transformar el orden social, se tiene que alterar el normal funcionamiento de
las instituciones y relaciones económicas y de las instituciones y relaciones
superestructurales, de las ideas y de la conciencia social. “La praxis social tiende a la
destrucción o alteración de una determinada estructura social, constituida por ciertas
relaciones o instituciones sociales”.128 Sobre todo aquello aprovechable y maduro de
esa sociedad, se crean nuevas instituciones, nuevas relaciones, una nueva formación
económico social, de calidades superiores. Por supuesto existen grupos humanos que
se oponen a esa transformación, porque la situación prevaleciente favorece a sus
intereses y desarrollan actos violentos, represivos contra la transformación, contra la
praxis, desarrollan una antipraxis.
La violencia se puede, pues, definir en sentido amplio y en sentido restringido: en
sentido amplio es la alteración o destrucción de un orden natural o social dado
por los seres humanos. En sentido restringido es la destrucción física o el uso
de la fuerza para lograr esa destrucción.129
Este conjunto de actos violentos contra la mayoría de la población, instaura una situación
de violencia. “Cuando una colectividad le rehúsa a la mayor parte de sus miembros la
satisfacción de sus necesidades fundamentales.... hay una situación de violencia que se
manifiesta cotidianamente a través de hechos violentos como el desempleo, la vagancia,
la mendicidad callejera, el abandono de los niños, el aumento de la prostitución, la
delincuencia juvenil y la desocupación masiva”. 130 En la sociedad también se
desarrollan diferentes tipos de violencia; violencia económica: inadecuada distribución de
la riqueza material, que origina una serie de déficit en los indicadores sociales como
desnutrición infantil, mortalidad infantil, altos índices de mortalidad y morbilidad, etc.;
violencia pedagógica: la negación del acceso a la educación a gran parte de la población:
4.4 La contraviolencia
Cuando se instaura una situación de violencia para favorecer determinadas relaciones
sociales y a determinados sectores sociales, se hace necesaria una actividad para
anular esa situación de violencia se desarrolla la contraviolencia, violencia de los
oprimidos o violencia revolucionaria, que es una serie de acciones que tienen como
fin suprimir una situación de violencia instaurada en una sociedad y es un medio para
construir una sociedad más justa y democrática. Estos actos que componen la
contraviolencia pueden ser violentos, no necesariamente en el sentido de usar la fuerza
física, sino el hecho de modificar una situación dada, tanto de orden económico como
superestructural e intelectual.
155
vigilancia, secuestros, desapariciones, asesinatos selectivos o indiscriminados,
masacres. Los actos son cometidos con saña y crueldad indescriptibles.
2) La reacción emocional: es la sensación que se produce en las personas, en la
comunidad, en la sociedad, por el acto violento; es el miedo extremo, es el impacto
psicológico y moral que provoca el espectáculo de horror.
3) Los efectos sociales: es la estructuración de una esfera de relaciones que abarca a
todos los habitantes del universo en que se manifiesta el fenómeno, que consiste en
tomar una actitud de inhibición. Es decir, las personas dejan de participar, de
expresarse, deponen su resistencia, no cuestionan ni protestan. Anulan su capacidad
de crítica.
Walter. distingue los actores del proceso de terror: 1) la fuente o equipo del terror, 2) la
víctima y 3) el blanco.
La fuente o equipo del terror está constituido a su vez por dos elementos: a) el
directorio o hechores intelectuales, que está constituido por quienes planifican, definen,
trazan, diseñan, deciden, ordenan, justifican, dirigen el terror. b) los agentes o hechores
materiales: son los esbirros, verdugos, ejecutores que llevan a cabo las órdenes y
efectúan los actos de destrucción.
La víctima y el blanco son ambos objetos del terror, la víctima es la persona o personas
sobre la que recae directamente el hecho violento y que incluso puede perecer. El
blanco es la comunidad, la sociedad que se espera reaccione, y que efectivamente lo
hace ante el espectáculo o noticias de la destrucción con diversas formas de
acomodación, sumisión y conformismo. 133
134 Juárez Ricardo. La Ideología. Contenido mínimo para catedráticos, 1978, Pág. 1.
135 Mannheim kart. Ideología y Utopía. México, Fondo de Cultura Económica, 1993, segunda edición, Pág. 65
136 Juárez Ricardo. Op. Cit. Pág. 2
137 Juárez Ricardo. Op. Cit Pág. 2
157
obra afirman: “También las formaciones nebulosas que se condensan en el cerebro de
hombres son sublimaciones necesarias de su proceso material de vida, proceso
empíricamente registrable y sujeto a condiciones materiales. La moral, la religión, la
metafísica y cualquier otra ideología y las formas de conciencia que a ellas
corresponden pierden así la apariencia de su propia sustantividad.... Y si en toda
ideología los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en una cámara
oscura, este fenómeno responde a un proceso histórico de vida,... ” 138
Por ideología entendían estos autores todo soñar vacío, el alejamiento de la vida,
la concepción falsa o completamente abstracta de la historia y la tergiversación idealista
de las relaciones económicas en la Alemania de su tiempo. Los términos “ideólogo”,
“ideológico” lo emplearon Marx y Engels no menos despectivamente que Napoleón,
pero a diferencia de éste, su desprecio ya no se refiere a la impotencia práctica de los
ideólogos, sino a la inconsistencia de sus construcciones. En EL Capital, el término
“ideológico” se emplea como sinónimo de reflejo deformado de la realidad.139
Por lo anteriormente expuesto pareciera que Marx y Engels le dan al término
ideología una connotación totalmente negativa, sin embargo, le dan ese sentido
“bonapartiano” cuando se refieren a la representación que tiene de la realidad la clase
dominante, es decir como una evaluación negativa de ciertas formas de pensar de la
clase dominante.140
Yadov aclara que, si bien en Marx y Engels el término “ideológico” conllevaba un
sentido despectivo, posteriormente, este matiz se pierde en Lenin. Cuando Lenin se
refiere a sus adversarios ideológicos, el tono despectivo no recae sobre el concepto de
“ideología” en cuanto tal, sino sobre los calificativos correspondientes a “pequeño
burguesa”, “burguesa”, “filistea”, etc.141
Definiciones:
Marx y Engels: “Reflejo falso y deformado de la realidad”. Cuando los creadores
del socialismo científico (en La Ideología Alemana) se expresaban en esa forma de la
ideología, se referían a la ideología de la clase dominante, a la ideología burguesa. Se
nota en esta definición el sentido despectivo que se le había dado al término.
Marx: “forma mediante la cual los hombres toman conciencia de sus conflictos
sociales y luchan por resolverlos” (Prólogo de la Contribución a la Crítica de la
Economía Política) En esta definición se hace alusión a ciertas formas mediante las
cuales los hombres toman conciencia de su realidad o experiencia social y no está
158
presente la connotación peyorativa del término.
Es un conjunto de ideas, concepciones, en las que se reflejan, traducen o
expresan perspectivas, intereses o percepciones de clase o grupo social; es decir,
determinadas de un modo u otro por el sistema social o por el lugar que el enunciante
ocupa en la estructura social. (Yadov)
El término ideología se refiere a proposiciones, se trata de juicios valorativos,
prejuicios, creencias, representaciones de la realidad (Juárez Ricardo).
La ideología alude a ciertas formas mediante las cuales los hombres toman
conciencia de su realidad o experiencia social. Ideas en las que se reflejan, traducen o
expresan perspectivas, intereses, percepciones de clase: es decir determinadas de un
modo u otro por el sistema social o por el lugar que el enunciante ocupa en el sistema.
(Eugenio Trias).142
159
en la psicología social y la cultura espiritual145
La psicología social comprende las formas primarias de reflejar el ser social,
tales como las sensaciones, percepciones, estados de ánimo, respuestas de la
conducta frente a los estímulos del ser social. La psicología social también comprende
los sentimientos, estados de ánimo, emociones, hábitos, inclinaciones, tendencias de la
voluntad, rasgos especiales del carácter, ilusiones que surgen sobre la base de la
situación social de una comunidad dada. 146 Yadov afirma que en la psicología social de
una clase social, las relaciones económicas y político sociales se reflejan más
directamente. Así, las condiciones de vida de la pequeña burguesía determinan su
individualismo y las del obrero contribuyen a su sentimiento colectivista, la sensibilidad
política y su espíritu revolucionario147. Por otro lado, la ideología incluye también
aspectos psicológicos, pues se considera que los intereses causan una conducta de
engaño o de mentira.148 Sin embargo, existe diferencia entre la ideología y la psicología,
puesto que alguien puede tener una ideología que se considera “consecuente” y
adoptar algunas veces una conducta inapropiada.
Otra forma de la conciencia social es la cultura espiritual; en cuanto una esfera
más amplia y más desarrollada de la conciencia social comprende a la ciencia, la
enseñanza, la educación, las costumbres, tradiciones, creencias y también a la
ideología.
El carácter específico de la ideología se manifiesta precisamente en que el ser
social se refleja desde el ángulo de los intereses de clase. La ideología se diferencia de
las otras formas de la cultura espiritual en la manera de reflejar el ser social. Refleja el
ser social a través del prisma de los intereses de clase. Por consiguiente por su
esencia misma, no puede dejar de ser cognoscitiva, aunque la función específica de la
ideología, el acento social de las concepciones ideológicas no consista en el
conocimiento en cuanto tal, sino ser una conciencia teórica de clase.149
“El concepto ideología refleja una de los descubrimientos que han surgido del
conflicto político, a saber, que los grupos dominantes pueden estar tan ligados en su
pensamiento a los intereses de una situación que, sencillamente, son incapaces de
percibir ciertos hechos que vendrían a destruir su sentido de dominación. La palabra
ideología entraña el concepto de que, en ciertas situaciones, lo inconsciente colectivo
de ciertos grupos obscurece el verdadero estado de la sociedad.”150
El carácter de clase distingue también a la ideología de la cultura espiritual, considerada
en su conjunto. La ideología es una parte importante de la cultura espiritual, pero por
supuesto, se halla lejos de agotar su contenido. La cultura espiritual engloba mayor
161
principalmente la ideología de la clase dominante y la ideología de la clase dominada.
Toda ideología tiene como funciones generales la expresión de los intereses de clase y
de grupo y descubrir el lugar que se ocupa en la estructura social.
Con respecto a la ideología de la clase dominante, se puede aseverar que para
esta clase no le es difícil formarse una ideología propia, debido al control que ejerce
sobre los medios de producción y sobre los aparatos de producción espiritual. “Para la
clase dominante, la realidad que percibe y elabora en su conciencia es la realidad de la
expansión del sistema en que ella misma es dominante, sin plantearse la dominación
como hecho o menos la dominación como problema;... La percepción de la expansión
del sistema es para la clase dominante condición de su supervivencia como tal, y así
siempre que una clase pueda ser definida como dominante, esa es la realidad concreta
en la cual y para la cual trabaja. Por lo que su formación en la conciencia propiciada
por la acción cotidiana misma no implica mayores dificultades. ” 153
“Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o
dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad
es al mimo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición
los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios
de producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo por término
medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir
espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las
relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes
concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase,
la clase dominante, son también las que confieren el papel dominante de sus ideas.”154
La función de la ideología de la clase dominante es la justificación teórica de las
relaciones sociales existentes y su fin es mantener y reproducir esas relaciones, que
permiten prolongar el dominio de esa clase social. No es el fin el de la ideología
dominante, reflejar real y objetivamente la realidad. Pero dentro de la función de la
ideología no está solamente expresar los intereses de la clase dominante, sino que
integrar a ella a toda la sociedad. Que la clase dominada y todos los grupos y sectores
sociales aprecien la sociedad desde el punto de vista de la clase dominante y actúen
según esta ideología. 155 La clase dominante por el hecho de su relación con los
medios de producción, por la conciencia que se tiene de sus verdaderos intereses, por
estar claros de la posición dominante que se ocupa en la estructura social y actuar de
acuerdo a ello es una clase para sí. “ Los individuos que forman la clase dominante
tienen también, entre otras cosas, la conciencia de ello y piensan a tono con ello;”156
A la clase dominada le es difícil formar una ideología propia, por el mismo hecho
de subordinación con respecto a los medios de producción y los medios de control
168 Poulantzas, Nicos. Fascismo y Dictadura. México, Siglo XXI Editores S.A. 5ª. Ed. 1974 Págs 353 - 357
169 Althusser , Louis. Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado. Notas para una Investigación. Traducido por
Alberto J. Pla. Medellín Colombia, Ediciones Pepe, 1978. Págs. 27 y 28
166
el aparato político, cultura. Etc. Agrega: “cada grupo está prácticamente provisto de
ideología que le conviene al rol que debe cumplir en la sociedad de clases: rol de
explotado, rol de agente de explotación, de agentes de represión170
En una formación social, no existe solamente una ideología dominante: existen
varias ideologías o subsistemas ideológicos contradictorios, referidos a las distintas clases
en lucha. La misma ideología dominante no se constituye como tal sino logrando dominar,
de manera especialísima esas ideologías y subsistemas ideológicos, lo cual se hace
precisamente por la vía indirecta de los aparatos ideológicos del Estado.171
Desde principios del siglo XX, las principales corrientes ideológicas desarrolladas y
aplicadas en los países del mundo son: el Positivismo (base ideológica del sistema
capitalista desde su origen; las llamadas “liberales” –pro capitalistas- (en cualquiera de
sus versiones liberalismo clásico, moderno y neoliberalismo); y el Marxismo definido como
un movimiento político e ideológico que contiene un sistema de conocimientos
filosóficos y sociales que constituye la concepción del mundo de la clase obrera
167
(fundado por Karl Marx y Federico Engels a mediados del siglo XIX). Vale decir que
esta última corriente es la base fundamental, aunque no plena al menos en el aspecto
económico, de los sistemas socialistas vigentes en la actualidad.
168
6. PARTIDOS POLÍTICOS
6.1 Concepto
Para Edmund Burke (inglés), “Un partido es un grupo de hombres unidos para
fomentar, mediante sus esfuerzos conjuntos, el interés nacional, basàndose en algún
principio determinado en el que todos sus miembros están de acuerdo” 172.
Max Weber (alemán), por su parte, afirma que, “Llamamos partidos a las formas de
´socializaciòn´ que, descansando en un reclutamiento (formalmente) libre, tienen como
fin proporcionar poder a sus dirigentes dentro de una asociación y otorgar por ese
medio a sus miembros activos determinadas probabilidades ideales o materiales (la
relación de bienes objetivos o el logro de ventajas personales o ambas cosas)” 173.
Para Andrés Serra Rojas (mexicano), “Un partido político se constituye por un grupo de
hombres y mujeres que son ciudadanos en el pleno ejercicio de sus derechos cívicos y
que legalmente se organizan en forma permanente, para representar a una parte de la
comunidad social con el propósito de elaborar y ejecutar una plataforma política y un
programa nacional con un equipo gubernamental” 174.
Luis Sánchez Agesta (español) nos dice que por partidos políticos debe entenderse a
aquellos “grupos societarios y secundarios, cuyo fin inmediato es la posesión y el
ejercicio del poder político organizado para establecer, reformar o defender un orden
como articulación de los fines que responden a las convicciones comunes de sus
miembros” 175.
172 Lenk y Neumann. Teoría y Sociología Críticas de los Partidos Políticos. Editorial Anagrama, Barcelona, citado por
Eduardo Andrade Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V., México, 1983, Pág. 86
173 Weber Max. Economía y Sociedad. Fondo de Cultura Económica, Tercera Reimpresión. México 1977, citado por
Eduardo Andrade Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V., México, 1983, Pág. 86
174 Serra Rojas, Andrés. Teoría General del Estado. Librería de Manuel Porrùa, S.A., citado por Eduardo Andrade Sánchez,
Introducción a la Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V., México, 1983, Pág. 87
175 Sánchez Agesta, Luis. Principios de Teoría Política. Editora
Nacional, Madrid, citado por Eduardo Andrade Sánchez, Introducción a la
Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V., México, 1983, Pág. 87
169
Jesús Anlén (mexicano) declara, por su parte, que el partido político es la “asociación
legal creada por un grupo de ciudadanos, con carácter permanente, en torno a una
declaración de principios y un programa de acción para la conquista o conservación del
poder estatal” 176.
Almond y Powell (estadounidenses) sostienen que: “El partido político debe ser
considerado como la estructura especializada de integración (de intereses) en las
sociedades modernas” 177.
Como puede apreciarse, cada autor incluye los aspectos que considera determinantes
del concepto de partido político. No obstante, éstos difieren según el enfoque que se
emplea para el análisis.
En los conceptos citados podemos notar cómo algunos autores (Weber, Coleman y
Rosberg) acentúan la finalidad de alcanzar el poder como esencial, sin mencionar los
aspectos programáticos o la consecución de fines idealmente deseables para la
comunidad. En cambio, en Burke, la persecución del interés nacional es lo que aparece
como fundamental. Este autor está influido por las nociones de la época en la que vive
(fines del siglo XVIII), en la que parecía indispensable resaltar la supremacía del interés
de la nación frente a las tendencias que aparecieran como divisorias.
176 Anlén López, Jesús. Origen y Evolución de los Partidos Políticos en México. Librería de Manuel Porrùa, S.A. México 1973,
citado por Eduardo Andrade Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V., México, 1983, Pág. 87
177 Almond y Powell. Comparative Politics. Little, Brown and Company. Boston 1966, citado por Eduardo Andrade
Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V., México, 1983, Pág. 87
Serra Rojas y Anlén estiman como indispensable la operación legal del partido, la
permanencia de la organización y la calidad de ciudadanos que deben tener sus
integrantes.
En realidad, ninguna definición que se intente puede satisfacer plenamente las múltiples
características que presenta el fenómeno del partido político en la actualidad, salvo que
fuese tan minuciosamente descriptiva que resultase demasiado amplia y poco útil para
la formación de un concepto preciso.
“Para lograr describir el concepto de partido político, debemos tomar en cuenta que se
trata, en principio, de agrupaciones organizadas con carácter permanente, cuyo
propósito es gobernar o participar en el gobierno mediante la proposición o
designación de personas para ocupar puestos públicos.
180 Citados en Sociologie Politique de Schwartzenberg. Editions Montchrestein, Collection Universitè Nouvelle. Pág.476
181 Friedrich, Carl. Gobierno Constitucional y Democracia. Instituto de Estudios Políticos. Madrid
1975. Tomo II, pág. 358
171
Los grupos de presión, por otro lado, también tratan de obtener poder, aunque no
por la vía formal de asumir el control de los órganos gubernamentales. No
ponemos en duda la vocación fundamental de poder que debe tener todo partido
para ser considerado como tal, pero ésta aparece también en otras agrupaciones
que no son partidos. Sin embargo, su propósito de integrar el gobierno o
participar en él es lo que caracteriza al partido. No importa que la estructura de
gobierno que proponga sea radicalmente distinta a la existente o que actúe en la
clandestinidad.
3. Especifica la función partidista, por virtud de la cual los individuos pasan a ocupar
puestos públicos. El partido, cuando gobierna, no lo hace de manera abstracta y
general, sino mediante la colocación especifica de individuos como funcionarios.
No necesariamente, como se señala en algunas definiciones, son los dirigentes
de los partidos los que ejercen la función pùblica. En algunos casos ni siquiera
sus miembros, ya que puede ocurrir que postulen a personalidades destacadas
que por su popularidad pueden atraer votos.
Debe indicarse también que los partidos políticos no solamente proponen candidatos
para cargos de elección popular, sino que la militancia en ellos puede determinar la
designación para cargos no electorales por parte de funcionarios que tengan la facultad
de realizar dicha designación.
Esta última característica alienta, sin duda, la participación en el seno de los partidos y
ha dado lugar al denominado spoils system que consiste en el otorgamiento de puestos
en la administración pública a los seguidores de los candidatos triunfantes.
Queda también comprendida en esta parte del concepto, la función de los partidos
como entidades a través de las cuales se recluta al personal político y se satisface la
posibilidad de otorgar satisfacciones ideales o materiales a sus miembros a través del
acceso de éstos al poder gubernamental. Al respecto, dice Julien Freund: “Un partido
172
que renunciara de golpe a la conquista del poder dejaría muy pronto de ser una
organización política, ya que, al no poder prometer empleos o prebendas a sus
miembros, su capacidad de reclutamiento se agotaría rápidamente.
No obstante debe reconocerse que, desde un punto de vista jurídico, los elementos
formales pueden resultar indispensables como lo veremos más adelante.
“El surgimiento de los partidos como actores en el escenario político, está íntimamente
173
vinculado con el desarrollo del parlamentarismo como forma de gobierno. En las
primeras asambleas parlamentarias se inició la formación de grupos de diputados
unidos por su afinidad ideológica; como cada uno de ellos contaba con simpatizantes y
activistas que actuaban en sus respectivas circunscripciones electorales, se produjo la
unificación de los comités de campaña en concordancia con la reunión de los diputados
en grupos parlamentarios. Así, el agrupamiento de un determinado número de
miembros de la asamblea, correspondía el agrupamiento de sus respectivos
seguidores, que empezaron a formar organizaciones políticas estables”182.
182 Duverger, Maurice. Los Partidos Políticos. Fondo de Cultura Económica, Séptima Reimpresión. México 1980,
Págs. 16 y ss.
183 Lenk y Neumman. Op. Cit. Pág. 79
184 Hamilton, Madison y Jay. “El Federalista” Fondo de Cultura Económica. Primera Reimpresión. México 1974. Ver
también Tocqueville, Alexis de. “La Democracia en América”. Fondo de Cultura Económica. Segunda Reimpresión,
México 1873. Pág. 192
174
6.2.1 Teorías sobre el origen de los partidos
Es necesario distinguir entre el surgimiento histórico del partido político como una forma
institucionalizada de participación en los procesos electorales o en la toma de
decisiones en el seno de los parlamentos, del origen especifico de cada partido político
en particular.
Duverger hace una distinción entre los partidos políticos de origen electoral y
parlamentario y los de “origen exterior”, queriendo significar con esta expresión que se
forman fuera del sistema parlamentario. Esta clasificación parece poco útil y su autor
reconoce que no es rigurosa y que resulta difícil distinguir con precisión entre unos y
otros. Esto se debe a la confusión que se establece entre la aparición de los partidos
en el marco de los sistemas políticos, que es simultánea al desarrollo del
parlamentarismo y que ya antes hemos descrito brevemente, con la génesis especifica
de distintas organizaciones políticas partidistas.
Para algunos, los partidos surgen con ocasión de los procesos de modernización de los
Estados, que incorporan a las masas a la vida política haciendo a ésta más compleja.
En estas condiciones, quienes desean llegar al poder o mantenerlo, deben asegurarse
un determinado grado de apoyo popular. Pantoja Morán, refiriéndose a la opinión de La
Palombara acerca de esta necesidad de apoyo público, indica que el autor mencionado
en último término “señala dos condiciones para que esto ocurra: a) Debe haber un
cambio tal, en las actitudes de los individuos frente a la autoridad, que prevalezca la
creencia en el derecho que aquéllos tienen de influir en el ejercicio del poder político. b)
Una porción importante de la élite política dominante o una élite aspirante debe tratar de
ganar el apoyo público a fin de apoderarse del poder político o mantenerse en él,
aunque la gran mayoría no participe en la vida política.
Algunos sociólogos de la política acentúan la importancia que tienen las crisis sociales
en la formación de los partidos políticos. Dowse y Hughes analizan las crisis de
legitimidad, de participación y de integración como causas de la formación de los
185 Para ejemplos concretos de cómo estas diversas organizaciones han dado origen a partidos políticos, ver M.
Duverger. Op. Cit. Págs. 22 a 26
175
partidos. La crisis de legitimidad supone la necesidad de allegarse apoyos populares
para justificar una posición contestataria del orden vigente. Así, por ejemplo, los
revolucionarios franceses del siglo XVIII buscaban legitimizarse mediante el apoyo de
grupos que hasta entonces no habían tenido participación política, tales como los
campesinos, los artesanos y la burguesía. En el mismo caso se encuentran, en opinión
de estos autores, los movimientos nacionalistas que luchan contra regímenes coloniales
que buscan legitimar su acción mediante un apoyo masivo de la población autóctona.
176
La necesidad de estructuración que da origen a un partido político, se presenta cuando
un régimen se constituye a partir de un movimiento nacionalista o revolucionario, que
llega al poder después de una lucha armada y se encuentra ante la necesidad de
organizar a las fuerzas sociales triunfantes. Como ejemplo podríamos citar al Partido
Republicano del Pueblo creado en Turquía por Kemal Ataturk en 1923, y el Partido
Revolucionario Institucional, creado en 1929 en México.
Abstracción hecha de sus orígenes históricos o sociológicos, los partidos políticos son
una realidad en los sistemas políticos contemporáneos, tanto que no concebimos la
organización estatal de nuestra época sin su presencia, ya sea con carácter exclusivo
en una función organizadora de la sociedad al estilo de los sistemas comunistas o como
entidades competitivas que se disputan el poder mediante las más variadas técnicas en
los estados pluralistas occidentales. Almond y Powell explican la presencia universal de
los partidos en función de las necesidades que tiene el Estado moderno de contar con
un amplio apoyo para sus actividades políticas, de crear nuevas bases de legitimidad
no tradicionales, de proveer nuevos esquemas de valores para iniciar y mantener la
modernización económica. Los mismos autores destacan la necesidad que tienen los
sistemas políticos de realizar, a través de ellos, diversas funciones: “las sociedades
totalitarias, utilizan los partidos como medio para movilizar apoyo; las sociedades
democráticas, como un canal para articular e integrar demandas; y las sociedades en
transición, como agencias para crear y estructurar nuevas normas de conducta”.
187 Fernández de la Mora, Gonzalo. La Participación. Instituto de Estudios Políticos. Madrid 1977. pág. 153
177
El desplazamiento de los poderes institucionales del Estado a los partidos, que a
nuestro juicio, debería denominarse en español partidocracia,188 puede producir, según
el citado autor, dos consecuencias: la sustitución de los partidos en el papel del Estado
o la desintegración de éste. El primer caso presenta las siguientes características:
pérdida de la independencia de los diputados; sacrificio de la capacidad de los
representantes en busca de una mayor disciplina de partido; transferencia de la
voluntad popular a la voluntad partidista; deshumanización del diputado que se
convierte en un mero instrumento de votación para el partido; devaluación política de la
asamblea legislativa; desarrollo del proceso real de legislación fuera del parlamento;
falta de control real sobre el gobierno; confusión de los poderes del Estado; pérdida de
funciones reales del parlamento; deterioro de la vida política local por la imposición de
criterios partidistas; monopolización de la actividad política que impide la creación de
nuevos partidos y consolidación monolítica de la administración del Estado que impide
el pluralismo efectivo.
Durante mucho tiempo los partidos políticos no fueron objeto de ningún tipo de
regulación jurídica. Se consideraba que su constitución y actividades pertenecían a la
esfera privada y se aceptaba que no tenían relación alguna con las instituciones
estatales. La doctrina vigente a principios de este siglo convalidaba dicha postura. Así,
Jellinek, en su Teoría General del Estado, nos dice que: “en el orden de la vida del
estado no hay lugar alguno para el concepto de partido político; incluso, cuando los
partidos deben ejercer y ejercen un influjo sobre aquél, sólo son considerados en
cuanto mayorías y minorías.
188 El término partitocracia se ha tomado del italiano partitocrazia, derivado del sustantivo italiano partito que en
español es partido.
178
ciudadanos a asociarse en materia política no tenían por qué ser constitucionalmente
regulado.
A principios del siglo los partidos empiezan a cobrar vida en el mundo del Derecho,
aunque no por su carácter de organizaciones políticas, sino, particularmente, por su
representación parlamentaria. Los reglamentos de las asambleas legislativas,
paulatinamente van otorgando ciertos derechos a los grupos parlamentarios que se
identifican por su pertenencia a un partido, pero éste, como agrupación cuya finalidad
es participar en la vida política, no es objeto de ninguna regulación específica y sólo se
hacen referencias a él en las normas electorales, sobre todo por la necesidad de admitir
que los partidos son las organizaciones que presentan las listas de candidatos,
indispensables en los sistemas de representación proporcional.
189 Loewenstein, Karl. “Teoría de la Constitución” Editorial Ariel, Colección Demos Barcelona , España, 1976. Pág.
447
179
son inconstitucionales. Sobre la inconstitucionalidad decidirá la Corte Constitucional
Federal. 3. La reglamentación se hará por leyes federales” 190.
190 Texto tomado de la traducción publicada por el Departamento de Prensa e Información del Gobierno Federal
Alemán, preparada por la sección de interpretación de Idiomas del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República
Federal de Alemania. Impreso por Industriedruk A-G Essen-Werden. 1971
191 Fernández de la Mora, Gonzalo, Op. Cit. Pág. 177
192 Véase Pantoja Mora, David, Op. Cit.
193 Para una descripción de la regulación jurídica de los partidos en E.E.U.U., véase Loewenstein, Karl. Op. Cit. Pág.
452 a 454
180
través de las elecciones primarias194 y tiende a garantizar a cualquier ciudadano su
acceso al partido de su preferencia; también se han establecido reglas relativas al
financiamiento.
Una excepción a esta regla general, fue la constitución uruguaya de 1917, que parece
haber sido la primera en el mundo en emitir previsiones para la participación de los
partidos polìticos en el gobierno 195.
194 Cfr. Pág. 119, acerca del sistema de elecciones primarias en E.E.U.U.
195 Loewenstein, Karl. Op. Cit.
196 “La constitucionalizaciòn del régimen jurídico de los partidos políticos en Centroamérica, en “El Régimen
Constitucional de los Partidos Políticos”, Instituto de Investigaciones Jurídicas. UNAM. 1975. Pág. 42.
181
6.4 Conformación y Estructura de los Partidos
Los partidos políticos, como toda organización, no son informes y desarticulados, sino
que requieren de una estructura jerárquica y de una organización. El partido actúa en
una realidad social organizada de múltiples maneras. En tal organización existen
agrupaciones de diversa índole y variados objetivos que se asientan de acuerdo con
una determinada distribución territorial, según la forma como esté organizado el Estado
de que se trate. Así, la organización del partido queda condicionada por todos esos
factores.
Podemos resumir diciendo que la conformación tiene una raíz de contenido social, en
tanto que la estructura tiene una base territorial-electoral.
Tanto los partidos de clase como los pluriclasistas tienen intimas relaciones con
diversas organizaciones sociales. Estas relaciones pueden desenvolverse de distintas
formas. Cuando el partido admite en su integración a organizaciones completas,
estamos en presencia de partidos de conformación indirecta 197. Esto se debe a que
la relación entre el partido y sus miembros individuales se realiza de manera indirecta a
través de una organización intermedia. El individuo pertenece indirectamente al
partido al cual se encuentra afiliada la agrupación, como podría ser el caso de la
Confederación de Trabajadores de México, que a su vez se encuentra afiliada al Partido
Revolucionario Institucional.
En ellos las organizaciones no se afilian con el carácter de tales, sino que cada
individuo debe manifestar expresamente su intención de integrarse al partido. De
cualquier modo, aun estos partidos suelen tener ligas estrechas con organizaciones con
cuyos intereses están identificados y entre las cuales buscan a sus miembros
individuales.
Debemos señalar que, en la práctica, estos tipos de partido no se dan con absoluta
pureza y hay muchos de conformación mixta, que admiten las dos formas de
integración señaladas. Podemos afirmar en términos generales que aquéllos que se
conforman a través de la afiliación indirecta suelen también admitir la incorporación
directa, tal es el caso del Partido Laborista de la Gran Bretaña o el Partido
Revolucionario Institucional de México. En cambio hay otros que solamente se
conforman por afiliación directa, como el Partido Comunista de la U.R.S.S.
183
habla de partidos de cuadros y partidos de masas 199, que es la terminología
empleada por Duverger, o de partidos de armadura y partidos de membrecía, que
son las expresiones usadas por Deutsch 200, para referirse a lo mismo.
199 Duverger, Maurice. Los Partidos Políticos, Op. Cit. Págs. 35 y ss.
200 Deutsch, Karl. Política y Gobierno. Fondo de Cultura Económica. México 1976. Págs. 77 y 78.
201 Citado por Schwartzenberg, Roger-Gerard. Sociologie Politique. Editions Montchrestien. Colletion Universitè
Nouvelle. París. 1977 pàgs. 515 y 518
184
jerárquicos siguen los comités correspondientes a la demarcación territorial de que se
trate. En esta estructura hay comités regionales que dirigen las actividades del partido
en toda una zona del país que puede abarcar varios estados, provincias o
departamentos; después de los comités dirigentes de estas divisiones territoriales están
los comités de poblados o municipios y, dentro de éstos, se encuentran las unidades
básicas del partido, que son su mínimo grupo de militantes que responden a un
conjunto de dirigentes, los cuales ocupan el primer escalón en la estructura jerárquica.
La milicia aparece como unidad básica de los partidos fascistas, aunque no es la única.
Se caracteriza por su similitud con la organización militar; sus miembros reciben
entrenamiento periódico y obedecen a una disciplina y a una jerarquía equiparables a
185
las del ejército, incluyendo, en muchos casos, los uniformes y distintivos. Se encargan
de actividades ilegales y violentas que tienden a lograr los objetivos de sus partidos
mediante la intimidación y el terrorismo.
Los partidos de expresión, por otra parte, parecen conformarse con plantear sus
exigencias y, si bien no ejercen el poder directamente, pueden, mediante coaliciones
con otros partidos mayores, lograr ciertos beneficios para los intereses que representan.
En ocasiones, esas coaliciones suelen darse con grupos insatisfechos de lo que
pueden ofrecerles los partidos más grandes y se manifiestan a través de estos partidos
de expresión. Con tales coaliciones se obtienen, por lo menos, recompensas
psicológicas y, en alguna medida, no tienen que transigir en cuanto a cuestiones de
principio que consideren intocables.
Entre las actividades de los partidos presentan particular importancia los pactos y
alianzas. Estos permiten agrupar fuerza con tendencia semejantes para asegurar
triunfos electorales. Se dan con mayor vigor en los sistemas multipartidistas y, en
ocasiones, han generado críticas severas, pues afirman algunos autores que la decisión
política se traslada en esos casos, del electorado a la dirección de los partidos, que
deciden dichas alianzas sin contar con la opinión de los electores.
186
En el Derecho mexicano las formas de unión de los partidos están reguladas por la
LOPPE de manera precisa. Este ordenamiento distingue entre fusión, frente, coalición
e incorporación.
El frente es una unión de varios partidos con propósitos de lucha política no electoral,
es decir, para propugnar la adopción de ciertas medidas, hacer declaraciones políticas
relativas a acontecimientos nacionales o internacionales, realizar manifestaciones, etc.
(art.56).
6.6.2 Multipartidismo
Además el multipartidismo puede verse incentivado por el tipo de sistema electoral que
se adopta en un país. Al respecto Duverger planteó en su obra Los Partidos Políticos
las que él denominó leyes sociológicas fundamentales a través de las cuales relacionó
el sistema electoral con el de partidos indicando, en primer término, que el escrutinio
mayoritario a una sola vuelta da por resultado el bipartidismo, que la representación
proporcional origina un sistema de partidos múltiples y que el escrutinio mayoritario a
dos vueltas da lugar a un multipartidismo atemperado por la formación de alianzas.
Aunque estas llamadas leyes sociológicas han sido severamente criticadas, es
indiscutible que existe una influencia capaz de ser reconocida, por parte de los sistemas
electorales sobre la configuración del sistema de partidos, aunque no puede decirse
que el sistema electoral sea un factor indefectiblemente determinante del sistema de
partidos, ya que, como hemos visto, existen otras razones sociológicas que influyen en
la aparición de los partidos políticos en el marco de una sociedad. De cualquier modo,
las afirmaciones de Duverger pueden considerarse como válidas en un sentido
tendencial, es decir, puede admitirse, en el caso del multipartidismo, que éste tal vez
sea el resultado de una tendencia motivada por la aplicación del sistema electoral de
representación proporcional.
Sin embargo, el Partido Liberal (FDP) tiene una fuera considerable, tanto que, al no
alcanzar ninguna de las dos grandes formaciones la mayoría absoluta requiere de la
coalición con los liberales para poder integrar una mayoría que elija al gobierno. En los
años posteriores a la Segunda Guerra Mundial los liberales se mantuvieron aliados con
192
la CDU, pero a partir de la década de los sesenta establecieron una coalición con los
socialdemócratas que se mantuvo en el poder hasta octubre de 1982, cuando los
liberales volvieron a pactar con la CDU, provocando la caída del gobierno del Canciller
Helmut Schmidt y elevando al poder al líder de los Demócrata cristianos, Helmut Kohl.
Los sistemas de partido dominante se caracterizan, según este autor, por el hecho de
que un partido obtiene durante un largo período de tiempo una constante ventaja
electoral sobre todos los demás participantes. Aunque no alcance la mayoría absoluta
de los sufragios, su condición de partido que cuenta con una considerable mayoría
relativa de los sufragios, le permite prácticamente determinar la orientación del
gobierno. Indica el autor que venimos citando, que para que un partido se pueda
considerar dominante debe obtener aproximadamente entre el 30 y el 35 por ciento de
los votos emitidos, aunque no considere indispensable que logre determinar la
formación de un gobierno estable. Desde nuestro punto de vista, la existencia de un
partido dominante sólo puede ser determinada por la capacidad de dirección
gubernamental y no simplemente por un porcentaje de sufragios obtenidos durante un
largo período de tiempo, dado que, si un partido no logra estabilizar y controlar la
dirección gubernamental, no se le puede atribuir plenamente el carácter de dominante.
194
7. GRUPOS DE PRESIÓN
7.1.1 Concepto
Al igual que en otros temas de nuestro estudio, existen múltiples definiciones en los
textos con respecto a los grupos de presión. Podríamos decir, sintetizando, que un
grupo de presión es un agrupamiento de individuos, con cierto grado de organización,
que realizan acciones dirigidas a los mecanismos formales de decisión gubernamental
con la intención de que tales decisiones sean favorables a sus intereses o pretensiones.
David Trumann define al grupo de interés como cualquier grupo que, basàndose en una
o varias actitudes compartidas, lleva adelante ciertas reivindicaciones ante los demás
grupos de la sociedad, para el establecimiento, el mantenimiento o la ampliación de
formas de conducta que son inherentes a las actitudes compartidas 202.
A nuestro juicio es acertado el punto de vista de Jean Meynaud 203, según el cual las
denominaciones de grupo de presión y grupo de interés designan dos realidades
distintas o, si se quiere, dos momentos diferentes de una misma realidad.
202 Ver Diccionario de Política. Ed. Siglo XXI. Tomo I, Pág. 751
203 Ver Meynaud, Jean. Los Grupos de Presión. Ed. Universitaria de Buenos Aires, Sexta Edición, 1978. Pág. 11
195
presión supone una actuación específicamente dirigida a presionar a las estructuras
gubernamentales para que se adopte o no una determinada medida política que
favorece o no los intereses del grupo. Es claro que un grupo de interés puede
convertirse, en ciertos momentos, en grupo de presión o incluso serlo
permanentemente. Para distinguir la diferencia pensemos en una asociación de
comerciantes que se ponen de acuerdo a fin de realizar acciones que les permitan
mantener un cierto precio de los artículos que venden. Es obvio que tienen un interés
común y que hay una actividad concertada para defenderlo. Mientras esta actividad va
dirigida al público o a otros grupos, la asociación está actuando como grupo de interés.
En cambio, si sus acciones se dirigen a evitar que el gobierno imponga un control de
precios sobre los bienes que expenden, estará ya asumido el carácter de grupo de
presión.
Como hemos visto, todo grupo de interés puede convertirse en un momento dado en un
grupo de presión. Existen grupos que se constituyen con una finalidad específica que
originalmente se encuentra prácticamente desvinculada de las acciones políticas, y
que, sin embargo, pueden ejercer en ciertos momentos, una presión con respecto a una
decisión gubernamental. Meynaud cita el caso de la Academia Francesa, cuyos
propósitos habituales son de carácter científico y que, sin embargo, realizó en ciertas
circunstancias una acción presionante con respecto a la aplicación de tasas impositivas
a las publicaciones escritas. En cambio, existen grupos que se constituyen con el
propósito específico de intentar influir en las decisiones gubernamentales. En este
caso, hablamos de grupos permanentes de presión, puesto que su finalidad principal es
el ejercicio de dicha presión. Cuando el grupo tiene otras finalidades principales, pero
ocasionalmente pretende influir en las decisiones políticas, le denominamos grupos de
presión eventual.
Según nuestro punto de vista, derivado del análisis de la realidad mexicana, pensamos
196
que puede introducirse una tercera categoría: la de grupos sociales de presión. Este
tercer tipo nos permite resolver la preocupación manifestada por Meynaud cuando
escribe: Se dice frecuentemente que si bien es posible que los sindicatos obreros y los
patronales sean igualmente grupos de presión, nadie podría poner en el mismo plano,
dentro de su conciencia, al trabajador que defiende su derecho de vivir y al director de
empresa que lucha por mantener sus beneficios.
Por otro lado, la división tripartita que proponemos permite emplear la categoría de
grupos de presión en todos los sistemas socioeconómicos vigentes y superar la noción
de que sólo pueden existir grupos de presión en las sociedades capitalistas
organizadas bajo los principios de la ideología democrático-liberal. Se afirma a favor de
esta tesis que el carácter pluralista de estas sociedades es el único que permite la
constitución de grupos de presión, los cuales no pueden concebirse en las sociedades
de economía centralmente planificada por el Estado, puesto que en éstas no existen
intereses privados que puedan organizarse. Esta afirmación es sólo parcialmente cierta
ya que, por un lado, en un sector público tan amplio y diversificado como el que existe
en estos países, no puede evitarse la aparición de intereses encontrados que, aunque
no siempre alcanzan un grado de organización formal, si se manifiestan de manera que
producen tensiones dentro del propio sistema de decisiones del Estado. Así, por
ejemplo, los dirigentes de las diversas ramas de la industria soviética luchan entre sí
para colocar a la suya entre las prioridades del partido, lo cual les rinde beneficios en su
carácter de grupo de funcionarios. Estaríamos aquí en presencia de un grupo de
presión de carácter público, catalogado no tanto por el tipo de intereses que defiende,
que pueden no necesariamente vincularse al interés público de la economía. Este
fenómeno se presenta también en las sociedades capitalistas en que algunas ramas de
la producción se manejan públicamente. Es conocido el hecho de que grandes
industrias paraestatales, aun en los regímenes capitalistas, ejercen presión sobre el
gobierno para obtener decisiones favorables.
Los grupos sociales de presión son los que se constituyen en el sector social,
cualquiera que sea el tipo de economía predominante. El grupo característico en este
197
sector es el sindicato. Quizá en cierto sentido, es más característico como grupo de
presión en las economías socialistas que en las capitalistas, pues en éstas se
manifiesta originalmente como grupo de interés que, al reivindicar aspiraciones
económicas, se enfrenta primero al patrono privado y, en una segunda instancia,
presiona al poder político para conseguir decisiones favorables; en tanto que en la
economía socialista su actividad se da siempre frente al Estado como patrón y en
consecuencia está interesado en la obtención de decisiones políticas adecuadas a los
intereses que representa. Es ilustrativo el fenómeno polaco generado en la década de
los 70 y que ha hecho crisis a principios de la presente década, caracterizado por la
presión de grupos de trabajadores organizados en el sindicato “Solidaridad” que
reivindican conquistas del proletariado frente a una dictadura burocrático-militar,
supuestamente instaurada en su beneficio.
Duverger204 traslada esta clasificación desde el ámbito del estudio de los partidos
políticos. Sin dejar de reconocer que parece un poco artificial aplicada a los grupos de
presión, es interesante considerarla porque explica algunas modalidades del proceso
de integración de estos grupos. Así, los que hemos llamado grupos sociales, se nos
presentan como grupos de encuadramiento masivo, que buscan atraerse un número
considerable de adeptos de forma que la cantidad de sus miembros sea un elemento de
apoyo considerable cuando ejerce presión; tal es el caso de los sindicatos o de los
movimientos étnicos, feministas, ecologistas o pacifistas.
Otra distinción importante es la que separa a los grupos que persiguen un beneficio
concreto para sus integrantes, de aquellos que defienden un interés general. “Algunos
autores llaman a los primeros grupos, de interés y a los segundos, de ideas. A nuestro
juicio, esta terminología no resulta adecuada porque hemos partido de la base de que
todos los agrupamientos de esta naturaleza se identifican por un interés, aunque es
cierto que no es lo mismo pugnar por medidas que benefician directamente a los
204 Duverger, Maurice. Sociología Política. Ed. Ariel. Colección Demos, Barcelona, 1975, citado por Eduardo Andrade
Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V., México 1983, Pág. 142
198
miembros del grupo, como lo hacen las asociaciones patronales o los sindicatos, que
interesarse en medidas que busquen un beneficio que rebasa al de los miembros del
grupo, como pueden ser los casos de los grupos que buscan la supresión de las armas
nucleares o la conservación del medio ambiente” 205.
Debe admitirse que esta distinción, como cualquiera de las otras, sólo tiene un valor
relativo para permitirnos ubicar la tendencia manifiesta o principal de los grupos, pero
que no pueden establecerse fronteras precisas que separen a unos de otros. Es muy
frecuente que bajo la cobertura de la defensa de valores generales se encuentren
intereses materiales concretos, como sucede cuando se busca el reconocimiento de
valores, como la igualdad social o entre los sexos, o cuando se argumenta a favor de la
ecología, pues los interesados en estos valores pueden también obtener mejores
condiciones de empleo en los casos étnico o sexológico o bien la preservación de sus
tierras cultivables amenazadas, por ejemplo, por la construcción de un aeropuerto o una
presa.
La existencia de estas realidades políticas han dado lugar a juicios valorativos con
relación a su papel en los procesos políticos. Se argumenta a favor de la existencia de
estos grupos: 1. Que estimulan la discusión pública de los asuntos que requieren de
una decisión política; 2. Que emplean métodos no siempre legítimos como el chantaje o
la corrupción, deteriorando el sistema político; 3. Que permiten la acumulación de un
excesivo poder en manos de los dirigentes de los grupos, cuyos intereses pueden
acabar oponiéndose a los de las colectividades que dicen representar (la ley de hierro
de la oligarquía parece operar también en el grupo de presión); 4. Que su multiplicación
en defensa de muy variados y encontrados intereses concretos, dificulta la negociación
y la adopción de medidas generalmente aceptables.206
Como puede apreciarse, los grupos de presión se mueven en el terreno político con el
objeto de lograr ventajas para sus agremiados. En este sentido, su función parece
confundirse con la de los partidos políticos a la que ya nos hemos referido. Se dice que
205 Eduardo Andrade Sánchez. “Introducción a la Ciencia Política”. Ed. Harla, S.A. de C.V., México, 1983, Pág. 143
206 Ebenstein, William, Pritchett Herman, et.al. American Democracy in world perspective. Ed. Harper and Row,
Publishers. New York. 1980. Fifth Edition, citado por Eduardo Andrade Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, Ed.
Harla, S.A. de C.V., México, 1983, Pág. 144
199
una diferencia importante la constituye el hecho de que los grupos de presión se
especializan en la articulación de intereses, y los partidos en la agregación de los
mismos. “Entiendo por articulación la expresión pública de las aspiraciones de quienes
integran los grupos representados, y por agregación, la conciliación y estructuración de
las demandas así expresadas para formular líneas de acción política concretas. Esta
distinción parece insuficiente, pues lo mismo existen grupos de presión que reclaman
decisiones políticas precisas como resultado de la agregación de los intereses que
representan; como partidos políticos que formulan solamente demandas específicas de
los grupos que los integran” 207.
Un criterio más preciso de distinción es el que formula Noack al sostener que “la
diferencia fundamental entre partidos y grupos de interés es que los partidos influyen
directamente sobre la formación de la voluntad política y la ocupación de puestos
políticos, y las asociaciones, indirectamente.
Esta distinción entre acción directa e indirecta se explica por una diferente actitud frente
a la decisión política. Los grupos de presión desean que se tomen ciertas medidas,
independientemente de quien lo haga; de allí que, frecuentemente, presenten sus
demandas de igual manera frente a distintos partidos políticos en pugna, en tanto que
los partidos buscan el ejercicio directo del poder, de modo que sean las personas por
ellos propuestas quienes tomen las decisiones.
Esta distinción se expresa por dos funciones que son exclusivas de los partidos
políticos y que los grupos de presión no realizan: la intervención en la contienda
electoral y la administración directa del poder como grupo. Debe precisarse el énfasis
que hacemos en estas dos últimas palabras: como grupo, pues si bien los grupos de
presión no intervienen directamente como tales en las elecciones, sí suelen lograr que
los partidos políticos designen como candidatos a personas propuestas por ellos, con lo
cual, en muchos casos sus integrantes llegan también a ser administradores directos
del poder.
Otra relación importante entre los partidos políticos y los grupos de presión es que éstos
suelen colaborar en gran medida a financiar las campañas de aquéllos y de sus
candidatos. En Estados Unidos se estima que los grupos de presión aportaron 35
millones de dólares para las campañas de los congresistas en 1978. 208
209 Schwartezenberg, Roger-Gerard. “Sociologie Politique” Editions Montchrestein, Collection Universitè Nouvelle,
París 1977, citado por Eduardo Andrade Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V. México,
1983, pág. 146
201
La cantidad de personas adheridas a un grupo, puede ser determinante en cuanto a
la presión que es capaz de ejercer. Los grupos de presión de masas se fundan en
este principio. Por ejemplo, un sindicato que abarque diversas ramas de la industria
puede paralizar, mediante una huelga, diversas actividades vitales de un país.
Igualmente, en los países con sistemas electorales avanzados, la amenaza colectiva
de votar en la siguiente elección por la oposición, puede mover al gobierno a acceder
a sus peticiones.
Las relaciones personales de los miembros destacados o de los dirigentes del grupo de
que se trate, con los funcionarios gubernamentales, puede resultar decisiva para el
logro de los objetivos propuestos. Un grupo con escaso reconocimiento público puede,
sin embargo, contar con miembros que tengan estrechas relaciones familiares o de
negocios con funcionarios colocados en posiciones claves para la toma de decisiones
en las que el grupo está interesado.
La manera de actuar de los grupos de presión puede ser muy variada. El concepto de
presión implica no tanto “la posibilidad de tener acceso al poder político, como la
posibilidad de recurrir a sanciones negativas –castigos- o positivas-premios- con el fin
202
de influir en la asignación imperativa de los valores sociales a través del poder público”
210
.
Esto quiere decir que la presión es ejercida por un grupo no sólo por el hecho de ser
capaz de formular una demanda, sino, particularmente, por su capacidad para ofrecer a
cambio de la decisión favorable una posible ventaja para aquéllos que tomen dicha
decisión o la posibilidad de crearles problemas específicos.
La presión que ejercen los grupos puede manifestarse en diversos grados, los cuales
pueden ir desde una persuasión comedida hasta las manifestaciones violentas. Estas
distintas técnicas de actuación pueden combinarse y los grupos recurren a ellas según
las circunstancias. El “catálogo” que se presenta a continuación, nos ofrece algunas de
las principales.
7.3.1 Persuasión
7.3.2 Lobbying
Para Eduardo Andrade Sánchez este término deriva de la palabra inglesa lobby, que
designa el pasillo o vestíbulo de los edificios gubernamentales y se refiere al trabajo de
convencimiento hecho sobre los parlamentarios o los funcionarios que trabajan en
dichos edificios, no de manera oficial, mediante peticiones dirigidas a ellos en su
carácter de funcionarios, sino de manera más o menos discreta y realizada en los
“pasillos” más que en las oficinas; dicho esto de una manera figurada.
203
publicidad, que ofrecen sus servicios de intermediación entre los grupos con intereses
específicos y los funcionarios. La regulación de sus actividades, realizada hasta ahora
de manera imperfecta, consiste particularmente en obligar a que los dedicados a estas
funciones, se registren. Según datos publicados en revistas estadounidenses, en
Washington operan 15 mil agencias de lobbyin211. Este cabildeo no es desarrollado
solamente por agencias especializadas, sino también por departamentos
específicamente creados para esta función en las grandes empresas a la manera de los
departamentos de publicidad y relaciones públicas que algunas corporaciones
mantienen por sí mismas para su servicio.
Las oficinas de lobbying pueden servir también para la entrega de fondos destinadas a
las campañas de candidatos, o para hacer investigaciones acerca de la vida privada de
los funcionarios cuyos resultados pueden servir para ejercer presión por medio del
chantaje.
204
los intereses del grupo. Esta técnica, como ya vimos, puede ser empleada con mayor
facilidad por las agrupaciones numerosas. Otra amenaza, que es más propia de los
grupos financieramente poderosos, se relaciona con la retracción económica y consiste
en advertir que habrán de dejar de realizar inversiones en determinados campos si no
se adoptan las medidas que les convengan a ellos. De igual manera, pueden
amenazar con retirar fondos del país y depositarlos en el extranjero.
Los sindicatos pueden recurrir a huelgas más o menos generalizadas para lograr que
se tomen las decisiones que pretenden. En ocasiones, se puede recurrir a la
resistencia pasiva mediante fórmulas como “tortuguismo en el trabajo” o falta de
colaboración de los empresarios privados en relación con las acciones que emprende el
gobierno. Otras veces se acude al expediente de retirar efectivamente los capitales del
país, con el fin de provocar una situación económica crítica. Esta técnica fue empleada
con singular eficacia en México en 1976 con la finalidad de que el gobierno abandonara
los propósitos reformistas que había puesto en marcha y también fue intentada por los
capitalistas franceses a raíz de la victoria del partido socialista, encabezado por
Francois Miterrand.
Los intereses de los productores del campo suelen también dar lugar a la constitución
de grupos de presión, En Estados Unidos existen tres agrupaciones principales: la de
los patrones agrícolas, la Unión Nacional de Granjeros y el Buró de Granjeros. En
Francia, la Federación Nacional de los Sindicatos y Empresarios Agrícolas. En
Alemania, la Unión Nacional de los Campesinos. En Italia existen tres organizaciones:
la Confederación General de la Agricultura, la Confederación Nacional de los
Cultivadores Directos y la Federación de la Tierra. En México, la Confederación
Nacional de la Pequeña Propiedad “CNPP”, en Guatemala UNAGRO.
En algunos países este tipo de agrupaciones tiene una muy considerable relevancia.
Por ejemplo en Estados Unidos, la Asociación Médica Americana (AMA) se ha
constituido a lo largo de los años en un importante grupo de presión que se ha opuesto
con éxito a determinados programas de seguridad social que han pretendido ser
implantados por el gobierno. En México, la agrupación profesional de los economistas
se ha constituido en los últimos años como grupo de presión, particularmente por el
prestigio intelectual de sus miembros. En Guatemala diversos colegios de
profesionales.
206
7.4.5 Agrupaciones religiosas
7.4.6 Ejército
Estos constituyen grupos particulares de presión sobre todo en los casos en que son
administrados privadamente. Un congresista estadounidense afirma que todos los
miembros del Congreso dependen, en buena medida, del vigor que les otorga la
televisión, de sus apariciones en la pantalla. “Es extremadamente difícil ser un crítico
de las cadenas de televisión”. Los periódicos, estaciones de radio y de televisión suelen
ejercer una presión sobre el gobierno por su capacidad de influir en la opinión del
público. En ocasiones, como el caso de los periódicos pertenecientes a sindicatos, se
expresan públicamente como medios al servicio de ciertos grupos, pero en otras, su
influencia es oculta pero no por eso menos efectiva.
207
8. América Latina. Movimientos sociales y Representación
política
(Autora: Isabel Rauber)*
Carlos Marx
Miseria de la Filosofía
208
8.1 PALABRAS INTRODUCTORIAS
Nuestros paradigmas de vida y nuestra cultura están en crisis y también los paradigmas
emancipatorios precedentes. Las transformaciones ocurridas en el sistema-mundo
[Samir], la radicalidad y velocidad de las mismas, se suman a la crisis actual y reclaman
de nosotros, para enfrentarlas, un profundo cambio de mentalidad. La posibilidad de
sobrevivencia se anuda a la conformación de un mundo basado en la armonía de la
dimensión cósmica-humana. En este contexto, la transformación social deviene radical-
integral, es decir, se trata de un proceso de transformación social, cultural, política, y –
aunque parezca un sinsentido decirlo- humana, que resulta impostergable pensar,
construir, transitar.
Otro mundo será posible si se transforma de raíz, desde el interior de nosotros mismos
y el de nuestras organizaciones sociales y políticas, y desde ahora. Lo cultural, las
subjetividades, afloran a un plano primero y todo ello nos obliga a concentrar nuestras
miradas y reflexiones en los protagonistas de pensar y realizar las transformaciones.
212 Como señala Leonardo Boff, “...Bush apunta a establecer la "pax americana" y uniformizar el mundo bajo los
moldes del estilo de vida norteamericano. Después del 11 de septiembre decidió que eso se hará utilizando la fuerza.
Nadie podrá desafiar esta pretensión, de lo contrario conocerá, de inmediato, el poder avasallador de Estados
Unidos. De este modo, Bush prolonga y lleva hasta las últimas consecuencias la marca intrínseca del paradigma
occidental: la voluntad de someter a todo el mundo, vale decir, de implantar un imperio universal. En concreto, la así
llamada globalización, no es otra cosa, sino la occidentalización, u occiintoxicación del mundo.” ¿Choque de
civilizaciones?, ALAI, versión digital, abril 2003.
209
8.2 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
La entrada veloz del neoliberalismo globalizador del poder del Norte en Latinoamérica,
se produjo en un período de desorientación, perplejidad y confusión abierto por la
conjugación histórica del fracaso de procesos de lucha revolucionaria, en medio de
dictaduras militares que se imponían mediante el terrorismo de Estado, y el derrumbe
del sistema socialista mundial. Pero en pocos años la desorientación del campo popular
ha ido modificándose sustantivamente y hoy vivimos –diferenciadamente en los
distintos países-, una época de ampliadas y crecientes resistencias sociales a la
implantación del modelo neoliberal y sus consecuencias, agudizadas por la necesidad
vital de frenar (e impedir) la firma del ALCA (Área de Libre Comercio de Las Américas),
que –de consumarse en el 2005- abriría las puertas de nuestros territorios y recursos
naturales a la voracidad anexionista del poder imperial estadounidense.
Todo ello reclama hoy superar las barreras culturales214 predominantes acerca de quién
es (o debe ser) el sujeto de los cambios, acerca de cuál es la relación entre los
movimientos sociales y los partidos políticos de izquierda, acerca del tipo de
organización política que reclaman los tiempos actuales, acerca de lo que significa
conducir. Se impone superar las posiciones reformistas, vanguardistas y elitistas que
actúan como una retranca ante las nuevas realidades sociales, económicas, políticas,
históricas, culturales. El debate de las relaciones entre movimiento social y organización
política resume otros interrelacionados e intercondicionantes, en primer lugar –y de
213 El proyecto hace al sujeto en tanto es el sujeto el que -en su articulación y constitución- va definiendo su
proyecto; sujeto y proyecto están íntimamente imbricados, son inseparables; no se lo puede concebir desde la
lógica que supone un emisor que sabe y decide, y un receptor que –no sabe- recibe y ejecuta.
214 El análisis de los contenidos ideológico-culturales de esas barreras resulta central para la comprensión de las
clave teórico-prácticas que ayudarán a avanzar en el proceso de búsqueda colectiva de alternativas, de nuevas
opciones organizativas y políticas para contener y conjugar a las nuevas y numerosas expresiones de actores
sociales con identidad propia y protagonismo pleno.
211
mayor alcance-, expresa condensadamente un punto de vista acerca de las relaciones
entre sociedad civil y política en el contexto del capitalismo, donde la sociedad civil es,
por un lado, el ámbito en el que se genera la alineación fundada en el mundo del
trabajo regido por la lógica del capital, que la afianza y multiplica universalizando -por
medios políticos, sociales, culturales, etc.-, su dominación hegemónica y, por otro, el
ámbito donde brota y se multiplica también la rebelión ante ello, en primer lugar, por
parte de los que están en el centro mismo de la producción de la base de esa
enajenación política, económica, cultural y social: los trabajadores.
Esta re-articulación debe encontrar también una nueva expresión orgánica –de hecho la
realidad política latinoamericana actual lo reclama y anuncia con creces-, cuyo núcleo
constitutivo arranca por entender (y practicar) a la representación políticosocial de un
215 Falsa en el sentido de no “natural”, no propia de la organización de la sociedad. La división entre partido y
sindicato respondió y responde a la lógica del desarrollo ampliado del capital y su modo político de organización de la
sociedad que impide la participación y expresión política directa de los trabajadores en los ámbitos del poder político
(del capital).
216 Ver, parte II de este libro, “Un nuevo tipo de conducción política”, epígrafe 2.
217 Mészáros, István, The alternative to capital’s social order, K P Bagchi & Company, Kolkata, 2001, p.67. [En
inglés]
212
modo radicalmente diferente al actual, como pivote de interactuación participativo-
empoderadora de los actores sociopolíticos, en tanto son actores-sujetos
representantes y representados. La unidad radical entre lo social, lo político y sus
actores, resume uno de los ejes centrales de este trabajo; el otro -convergentemente
con este, imprescindible de abordar por tanto-, es el referido al proceso de articulación-
constitución de la clase y el pueblo en sujeto popular de la transformación social. Y todo
ello enlaza con lo que sería un tercer eje, abordando lo relativo a las formas de
surgimiento y organización de ese sujeto políticosocial.
Podría decirse que –en ese sentido, y en relación con los partidos políticos de izquierda
218 Algunos autores distinguen varios tipos o categorías de sujetos: sujeto social, sujeto social de la revolución,
sujeto histórico y sujeto político. Según esa lógica, sujeto social sería el conjunto de clases y sectores sociales
objetivamente interesados en las transformaciones revolucionarias; sujeto social de la revolución, sería la reunión de
una especie de vanguardia de cada uno de los sectores del sujeto social; el sujeto histórico sería la
vanguardia del conjunto del sujeto social de la transformación, por ser el portador de la misión histórica; y el
sujeto político sería la vanguardia de esa sujeto histórico y, por tanto, de los “otros” sujetos, que quedarían
organizados de mayor a menor, sujetados verticalmente de y por ese sujeto político.
219 “Si por política se entiende “(...) al espacio en el se realizan las práctica políticas (...), la política es básicamente
un espacio de acumulación de fuerzas propias y de destrucción o neutralización de las del adversario con vistas a
alcanzar metas estratégicas.” [Gallardo, Helio, Elementos de política en América Latina. Editorial DEI, San José.
1989, pp. 102-103.] Práctica política, por tanto, es aquella que tiene como objetivo la destrucción, neutralización o
consolidación de la estructura del poder, los medios y modos de dominación, o sea, lo político. (...) Así como la
política ha sido transformada por el mercado, que ha penetrado sus espacios, sus contenidos y sus modos de acción
borrando las fronteras de lo económico y lo político, también lo político se ha modificado, ha salido de su esfera
tradicional para ocupar (compartir, estar presente en) los espacios de la economía, es decir, del amplio espectro de
las relaciones sociales que en ella se originan. Lo político ha penetrado como nunca antes en el mundo del mercado,
mezclándose con un espacio antes reservado casi exclusivamente a la economía. // Esto permite replantear los
nexos entre lo político, la política y el poder (objetivo último de la acción política), sin reducir a éste al poder político,
concepción tradicional y frecuente entre sectores de la izquierda latinoamericana, que sirvió de base a estrategias de
confrontación social directa por la conquista del poder político, y que entendía por lucha política popular solamente a
aquella dirigida directamente a golpear el poder político de la dominación y a conquistarlo o ‘tomarlo’.” (Rauber,
Isabel, Actores sociales, luchas reivindicativas y política popular, UMA, Buenos Aires, 1997 (segunda edición), pp. 8-
9. Actualmente puede encontrarse en edición digital en: www.rebelión.org,)
213
actualmente existentes-, se trata de pensar y construir (o re-construir) un nuevo tipo de
organización política de izquierda, que solo puede ser tal si –a partir de reconocer su
raíz sociopolítica-, es capaz de proponerse su rearticulación con lo social sobre bases
diferentes, y romper la cadena fragmentadora y verticalista-subordinante entre partido-
clase-movimiento-pueblo, entre lo reivindicativo, lo político y lo social,220 entre vida
cotidiana, sociedad y política, entre lo público y lo privado, cadena que constituye a su
vez, un importante eslabón en la producción y reproducción ampliada de la enajenación
política, de la clase y el pueblo todo, vitales a la continuidad de la lógica del capital. El
caso es comprender que La rebelión de los trabajadores en contra del capitalismo no es
reductible a la lucha de clases en el marco del modo del modo de producción
capitalista, por importante que ésta sea; es (o puede ser) también rechazo a la
enajenación (1968 lo ilustra) e invita con ello a salir del marco de la reproducción
capitalista.221
Son muchos y positivos los esfuerzos por encontrar alternativas a una situación que
mayoritariamente se visualiza como insostenible; hay sin duda cimbronazos que –como
campanadas- ayudan a que la venda –para los que aún la llevan- caiga de sus ojos. En
primer lugar, el Foro Social Mundial, capaz de movilizar a miles y miles de luchadores
identificados en la necesidad de conformar, al menos, un movimiento antiglobalización-
neoliberal de alcance mundial. En segundo lugar -y articulado a lo anterior-, el propio
Foro de Sao Paulo que nuclea a la gran mayoría de partidos de izquierda y
centroizquierda latinoamericana, y que así lo ha reconocido implícita o explícitamente.
220 “Asumir lo político y la política con sentido amplio y popular supone reconsiderar lo que se entiende
por escena política, tradicionalmente considerada como el campo de acción abierta de las fuerzas
sociales mediante su representación en partidos. Si se toma en consideración que la <reducción,
congelamiento o anulación de la escena política no disuelve como por arte de magia ni el campo de la
dominación ni la existencia de oposiciones, desplazamientos y asimetrías entre las fuerzas sociales>, y
que <la desaparición de los partidos no supone, pues, la desaparición de lo político y de la política>
[Gallardo, Op. Cit., p.16], resulta evidente que la escena política comprende al conjunto de fuerzas
sociales actuantes en el campo de la acción política en un momento dado, independientemente de que
éstas se hallen organizadas o no en estructuras político-partidarias. Respetando todo lo que son o
puedan llegar a ser las opciones partidarias, la participación política de la ciudadanía, de hecho, reclama
la incorporación de los diversos actores a una discusión y a un escenario más amplio que el de los
partidos.” (Rauber, Isabel, Idem, pp. 7-8).
221 Amín, Samir, Crítica de nuestro tiempo, Siglo XXI, México, 2001, p. 60.
214
El volante que distribuyeron en el FSM 2002, es una muestra de ello.
Vale recordar también el Seminario anual “Los Partidos y una Nueva Sociedad” que
organiza el Partido del Trabajo, de México, que hace años –entre variadas temáticas-
se preocupa por avanzar en las reflexiones sobre las experiencias de lucha de los
movimientos sociales, sin prejuicios, buscando vías para superar dialécticamente –de
eso se trata- la situación de fractura entre los movimientos sociales populares y los
partidos políticos de la izquierda. Considero que, en este sentido, estaríamos entonces
en una etapa de maduración y, a la vez, de transición, donde quizá el paso siguiente
radique en identificar la dimensión local (nacional, regional) de la fractura histórica y
actual entre lo social y lo político, entre los movimientos sociales y los partidos políticos
de izquierda, y –sobre esa base- trazarse objetivos concretos para ir construyendo
inicialmente ámbitos de diálogo entre organizaciones sociales y políticas.222 En
realidad, si tenemos en cuenta las experiencias y los esfuerzos concretos realizados en
Latinoamérica al respecto, estas intenciones resultan todavía un poco idílicas porque
hay marcadas resistencias a abrir los espacios. Estas provienen tanto de los partidos
políticos que, aparentemente, serían los que deben compartir “su espacio” político,
como de los movimientos sociales que –aunque de un modo menos visible-, igualmente
deberían compartir lo que consideran “su espacio” social o sociopolítico. Intervienen
aquí factores culturales, en primer lugar, el peso de lo viejo, el creer “saber cómo son
las cosas”, el elitismo, el vanguardismo, el creer “no saber” cómo construir sobre bases
diferentes, cómo fundar una representación distinta, redefinir la militancia, cambiar las
estructuras, estatutos, modos de funcionamiento, el pensar en acto y no en proceso
(entender a los fenómenos sociales como algo dado, y a las propuestas de
transformación como algo que debe darse y no como algo que hay que construir),
etcétera.
222 Mészáros seguramente habla de esto, por ejemplo, cuando –refiriéndose a la necesaria re-articulación entre el
‘brazo industrial’ y el ‘brazo político’ señala que ello “...se hará, por un lado, confiriendo poder de decisión política
significativa a los sindicatos (incentivándolos a ser directamente políticos), y haciendo que los partidos
políticos adopten una actitud desafiantemente activa en los conflictos industriales como antagonistas irreductibles del
capital, asumiendo la responsabilidad por su lucha dentro y fuera del parlamento.”
223 Por ejemplo, las experiencias políticosociales de Bolivia, Colombia, Argentina, que se referencian
específicamente en el Capítulo II de este libro.
215
experiencias acumuladas, los acervos culturales del pasado anterior y reciente,
etcétera. La constante composición y recomposición de los consensos ante cada nuevo
reto darán la línea de acción y una nueva experiencia colectiva, un nuevo aprendizaje;
no hay recetas.
216
sociedad futura, y de la identidad de la nación y de la soberanía.
Y todo ello interpela doblemente a la clase obrera, que no puede liberarse sin
desempeñar un papel transformador radical de la sociedad, y sin convocar -para ello- a
los diversos sectores populares, haciendo de esto un proceso abierto de diálogo y
construcción entre todos, a riesgo -en caso contrario- de convertirse en excluyente. No
estamos en cero; las experiencias de resistencias y luchas populares encierran y
muestran -como avances- muchos elementos de lo nuevo. Resulta imprescindible
avanzar en la proposición de nuevos caminos o en la profundización de los ya iniciados.
Se necesitan también precisiones conceptuales que contribuyan al esclarecimiento de
las certezas posibles en medio de las incertidumbres y múltiples tendencias
yuxtapuestas del sentido histórico que conviven con nosotros. Y todo ello nos lleva
nuevamente a la discusión acerca del sujeto sociopolítico de la transformación.
Sobre la base de una fractura originaria entre clase y partido de la clase, importada y
heredada de la tradición política hegemónica del pensamiento de la izquierda europea,
que a su vez reducía la clase (el proletariado) a la clase obrera industrial y consideraba
a ésta como el único sujeto (histórico) de la revolución social, en nuestras latitudes –
salvo excepciones- se ignoraron las realidades socioculturales, económicas y políticas,
que se correspondían a nuestra diversidad étnica y de desarrollo, adoptándose
mayoritariamente una postura doctrinaria que -contrariamente a los llamamientos de
Carlos Mariátegui-, fue “calco y copia” en lugar de creación heroica.
225 Por su relación específica con el tema, se tomaron sólo dos hipótesis (Nos. 3 y 5),de las nueve
contenidas en la obra original.
217
pensamiento eurocéntrico, llaman a analizar la problemática del sujeto (de los actores-
sujetos) dando cuenta –además de nuestra diversidad étnica, socioeconómica y
cultural-, de la actual fragmentación social existente producto de la aplicación del
modelo neoliberal.
226 Engels, Federico, “Principios del comunismo”, Obras Escogidas en tres tomos, Editorial Progreso, T1, Moscú,
1976, p. 82.
218
Pero el viejo y nuevo proletariado también resultan fragmentados por la globalización
neoliberal y necesitan articularse interiormente, y a la vez con otros sectores sociales.
En esa articulación -que supone en realidad un proceso de articulaciones sucesivas,
multidimensionales y yuxtapuestas-, la clase obrera desempeña un papel central,
organizador y catalizador centrípeto como así también promotor de otros nodos
organizativos con los cuales también buscará concertar, articular.
Ahí el sentido cabal del concepto de “centralidad de la clase” que empleo para referirme
a uno de sus principales roles políticosociales. Y esto es clasismo hoy: ser coherentes
con las responsabilidades y las tareas históricas de la clase hoy, generar un polo o
núcleo de articulación y organización del tejido social y sus actores proyectándolos
hacia metas superiores de transformación radical de la sociedad, sobre la base del
cumplimiento inicial de urgentes tareas de sobrevivencia, a la vez que remontándose
sobre ellas en proyección hacia la construcción –en plenitud de capacidades- del ser
nacional que reclama, en primer lugar, la defensa de la vida y también -encadenada a
ella-, la liberación.
Es decir que, en este sentido, cuando se habla de sujeto sociopolítico de los cambios,
se hace referencia, en primer lugar, a una articulación que –conteniendo a la clase, a
partir de ella- abarca al conjunto de sectores oprimidos, explotados, discriminados y
excluidos por el sistema, considerándolos también potencialmente capaces de
constituirse en sujetos a partir de su intervención en el proceso de resistencia y lucha
por la sobrevivencia, que se anuda radicalmente con la transformación del sistema que
estructura las actuales sociedades latinoamericanas.
--En segundo lugar, esto se relaciona de modo directo con las problemáticas y tareas
que ese sujeto en proceso de constitución tiene que enfrentar, que lo lleva a tomar
conciencia de la necesidad de cambiar integralmente la realidad en la que vive, y a
proponer nuevas bases sobre las cuales va a reorganizar la sociedad en la que desea
vivir.
227 La lucha es políticosocial aun en el caso supuesto de que fuera solo lucha de clases. El pueblo
(articulado) es potencial sujeto, por el contenido de las transformaciones. En primer lugar, la defensa de
la nación a la vez que de su reinvención para que pueda sobrevivir y desarrollarse en un mundo
globalizado e interdependiente. En segundo –e interpenetrado con lo anterior-, porque las tareas
nacionales (que son a la vez internacionales) solo serán posibles si se dan anudadas a un proceso de
liberación del capital (global), esto es, de lucha contra la enajenación, cuestión que trasciende –como
vimos- a los obreros, abarcando al conjunto de los sectores sometidos a ella por el capital.
229 La categoría “modo de producción” va mucho más allá de una estructura económica; a partir de ella,
Marx señala la conformación sistémica de un determinado “modo de vida” (totalidad social integrada).
230 Sobre el particular puede consultarse el libro de mi autoría, Genero y Pobreza, con reflexiones sobre
la base de estudios realizados en barrios dominicanos. Ediciones Pasado y Presente XXI-UNESCO,
Santo Domingo, 2002. Y el texto: “Mujeres piqueteras: el caso de Argentina”, publicado en: Globalización
económica e identidad de género, UNESCO –IUED-DDC, Ginebra, 2002, pp. 107-123.
220
situación, en primer lugar, las organizaciones sindicales, debido a la reducción
cuantitativa de la clase obrera, a su fragmentación al interior de una misma rama
productiva, y a la coexistencia de distintos modos de producción en una misma
sociedad. La reducción del aparato productivo hasta su virtual desintegración, junto a la
innovación tecnológica y a las nuevas formas de organización del trabajo, implica una
creciente desocupación; la lucha por conservar el empleo hace renacer con fuerza el
individualismo, a la vez que se va imponiendo en detrimento de la defensa de los
derechos de los trabajadores y de las luchas por nuevas conquistas, las que,
prácticamente, desaparecen de los escenarios de las luchas sociales.231
231 El rediseño estratégico del aparato productivo en cada país y a nivel global, implicó la pérdida de
interés económico del mercado interno y, consecuentemente, del salario como realizador de las
mercancías. La formación de grupos empresarios, la tercerización del proceso productivo, la capacidad
de transportación rápida de producciones de una región a otra en un mismo país, e incluso de un país al
otro, modificaron de raíz el poder –económico, social y político- de la clase obrera. Parar la producción
mediante huelgas, por ejemplo, dejó de ser un método de lucha incuestionable, pues en determinadas
situaciones podía incluso ser útil a los intereses de la empresa.
232 En Argentina, por ejemplo, entre cerca de 13 millones de trabajadores, los sindicalizados apenas se
acercan a los 3 millones.
233 La Central de Trabajadores Argentinos se cuenta entre las primeras organizaciones sindicales –
quizá por ser parte ya de una respuesta organizada de la clase a la irrupción devastadora del
neoliberalismo-, que reconoce por igual como trabajadores, a los trabajadores que tienen empleo y a los
que no lo tienen, y sella esto en sus bases fundacionales y en sus estatutos, mediante la afiliación directa
y plena de todos y cada uno de los trabajadores, independientemente de su condición laboral actual.
Como señala Víctor De Gennaro, su Secretario General: “No será la patronal la que decida quienes son
trabajadores y quienes no, quienes nos representan y quienes no; ese es nuestro derecho y debemos
ejercerlo.”
234 Desempleo no estructural, según el economista argentino Claudio Lozano, porque no se corresponde
con deficiencias estructurales, sino con modificaciones externas al desarrollo productivo que –sin responder a la
lógica propia de su desarrollo, por el contrario, lo han atrofiado, desarticulando, desintegrando y desregulando lo que
quedaba, destruyendo lo que –según esa lógica se consideraba “población obrera sobrante”, es decir, desocupados,
trabajadores sin empleo.
221
Atomizada, la clase existe hoy diversificada en distintas categorías y estratos. Y si es
heterogénea en su modo de existencia también lo será en sus problemáticas, en sus
modos de organización, representación y proyección. Su identidad fragmentada
reclama también ser reconstruida sobre bases –nuevas- que den cuenta de su situación
actual.
Los movimientos barriales populares de las zonas urbanas tienen entre sus mayores
referentes fundacionales o activos a hombres y mujeres con experiencia de lucha y
organización sindical correspondiente a su “época de trabajadores” con empleo, que –
reivindicándose como trabajadores- hacen del territorio donde viven su nuevo ámbito de
resistencia, lucha, organización y propuesta de transformación de la sociedad. De ahí
que no resulte extraño escuchar entre ellos, por ejemplo, que hoy “la nueva fábrica está
en el barrio”.236 La defensiva ante la impronta de la lucha por la vida se combina
necesariamente con la cada vez más necesaria ofensiva dirigida a transformar desde la
raíz su situación de exclusión o quedar entrampados en ella. (Los trabajadores urbanos
en lucha por un empleo estable y la refundación de una estructura productiva que lo
haga posible; los campesinos bolivianos, por el derecho al cultivo de la hoja de coca –
tradición cultural de los pueblos indígenas de la zona andina-, que supone también la
lucha contra la injerencia norteamericana en la región (“Plan Dignidad”); los campesinos
sin tierra de Brasil, en busca de una reforma agraria que ponga fin a los grandes
latifundios improductivos y entregue esas tierras a los trabajadores sin tierra, con lo cual
intervienen también nacionalmente convocando a una discusión nacional sobre la tierra;
los indígenas ecuatorianos y los sectores populares urbanos, en lucha por su derecho a
ser –colectivamente-, protagonistas de su historia; igual los pueblos de Chiapas, de
Perú, de Guatemala, etcétera).
235 Manuel Morales, integrante del Equipo Económico del MAS, Instrumento Político para la Soberanía
de los Pueblos. Entrevista realizada por mí en 2003. Inédita.
236 Ver, Rauber, Isabel, La Argentina de los piquetes, Documentos desde abajo, Colombia, 2003, p.16.
222
En procesos de resistencia a las políticas de muerte, en lucha por la vida -que significa
trabajo, pan, salud y educación-, han emergido problemáticas específicas de los
distintos sectores (fragmentos) sociales y ellos mismos se han constituido y han sido
visualizados socialmente como actores sociales.
Estrictamente hablando, cada uno de los actores, aisladamente, no puede llegar a ser
sujeto. El concepto sujeto, en este sentido, en tanto sujeto de la transformación del todo
social, presupone la articulación de los distintos actores comprometidos en ella (además
de las articulaciones que tienen lugar al interior de cada sector social o movimiento); es,
por tanto, plural y múltiple. Replantea los criterios tradicionales en cuanto a su
organización interna, en el desarrollo de nuevas relaciones entre sus miembros: no
jerárquico-subordinantes sino horizontales; exige el respeto a las diferencias y, todo
esto, la profundización de la democracia sobre la base del protagonismo y participación
plena de cada uno. Por ello, lejos de aceptar el divorcio entre lo social y lo político,
afirma su indisoluble nexo constituyéndose como sujeto (y actores) sociopolítico(s). 237
237 Habitualmente, en las Ciencias Sociales se emplea el concepto sujeto para señalar o referirse a las
fuerzas sociales potencialmente interesadas en la transformación social de una sociedad dada, es decir,
a los sujetos potenciales del cambio; estos se identifican y definen aquí, más específicamente, como
actores sociales.
238 Como característica distintiva de estos actores sociales puede destacarse el hecho de que no
delegan su capacidad de análisis de su realidad y la decisión de su quehacer en organizaciones externas a la
suya propia; para ellos ya no hay partidos dirigiendo al movimiento desde afuera, sino actores sociopolíticos
igualmente aptos para pensar su realidad y decidir cómo y cuándo actuar en consecuencia.
223
imposible que uno solo de los actores sociales, sociopolíticos, o políticos, pueda erigirse
en representante del conjunto. Influye en ello -además de las fracturas señaladas-, la
que existe entre lo social y lo político, entre lo reivindicativo y lo político, entre los
actores sociales y las organizaciones político-partidarias, poniendo de manifiesto –
combinadamente-, una crisis profunda de representación. La pérdida de poder de la
clase obrera, el carácter defensivo de sus luchas, y la crisis de representación y
legitimidad de sus organizaciones sindicales, se combina con la ausencia de referentes
orgánicos del movimiento, con la crisis de las organizaciones políticas en general y de
izquierda en particular, es decir, con la ausencia o debilidad de los posibles referentes
políticos de la clase.
Y todo esto pone en tela de juicio, una vez más, la concepción o el paradigma instalado
en el pensamiento marxista predominante acerca del sujeto (social y político) del
cambio. Las interrogantes colocadas serían: ¿Se puede hablar de sujeto del cambio en
sociedades tan fragmentadas socialmente? ¿Hay un sujeto o son varios?, ¿quién o
quiénes lo representan o referencian? ¿Cómo recomponer el sujeto fragmentado?¿Qué
relación guardan los actores sociales con los partidos políticos de izquierda?, ¿se trata
de un sujeto social diferenciado del sujeto político?, ¿son dos sujetos o uno solo?
240 Esto es importante porque el criterio de que política es relación entre clases, se redujo tanto que se
dejó de lado el hecho de que la política –como actividad política- impregna todo el tejido social. Se desconoció la
amplitud de su independencia relativa.
224
No es posible concebir que se pueda ser sujeto de un modo esquizofrénico: compuesto
por un sujeto que tiene conciencia, que sabe y dirige (manda), y otro dependiente del
primero para ser consciente, saber y actuar (obedeciendo). El ser sujeto indica plenitud
de capacidades y facultades, junto al ejercicio protagónico de las mismas, sin tutelajes.
“En esta perspectiva la liberación llega a ser la recuperación del ser humano como
sujeto.”241 Y esto implica participar en la definición del rumbo y el alcance de esas
transformaciones, y también de las vías y caminos de acercamiento a los objetivos, en
la medida en que vayan construyendo las soluciones, construyendo y acumulando
poder, y organización colectiva capaz de conducir al conjunto a la vez que construyen el
proyecto y se auto constituyen242 como sujetos.
242 Que no significa que se alcance espontáneamente, es decir, sin mediar procesos de formación y
reflexión colectivas impulsados por los propios actores-sujetos, anudados al propio proceso
225
La transformación de la sociedad es un proceso objetivo-subjetivo
colectivo y múltiple que no puede relegarse hasta después de la “toma del
poder”. No se producirá nunca transformación social alguna, estable y duradera, si no
es a partir de la transformación cotidiana y radical de los hombres y las mujeres que la
integran. No habrá nunca un futuro diferente al presente si no empieza a construirse
desde ahora.243 De ahí que el problema inmediato fundamental de la transformación de
la sociedad no radique en tomar el poder, sino en transformar la sociedad en la
dirección de los intereses populares.244 Y esto será posible si los hombres y las mujeres
que la integran desean, en primer lugar, cambiarse a sí mismos transformándose a
través de su participación plena, consciente y crítica, en el proceso de transformación,
en las organizaciones que ellos mismos irán creando para ello y en la definición de los
objetivos a alcanzar, participando protagónicamente en el diseño de la sociedad en la
que quieren vivir, que luchan para construir y luego lucharán para profundizar su
construcción y desarrollo.
243 Esto es asunto clave. El afán de lucha por el todo subordina el hoy de los propios luchadores no
logra acumular fuerzas, y termina engrampado en la lógica del todo o nada que –según enseña nuestra
experiencia se tradujo en nada. Como reflexiona Nicolás Guevara: “...el todo o la nada es una
abstracción; es la utopía global a la que se lleva el sueño por conseguir y, por conseguir el sueño, nunca
se avanza en algo concreto. Se desprecia la cotidianidad, olvidando que el ser humano vive de la
solución de su problema cotidiano. (...) hay que avanzar desde la cotidianidad, partir de ella para construir
el sueño, y para que sintamos todos que vamos avanzando, que no nos frustremos como la generación
del setenta y parte de los ochenta. (...) Lo que no se entendió es que la utopía se construye día a día y
que cada día hay que ganar algo para concretarla. Y eso implica confrontar, negociar y avanzar paso a
paso junto con la gente.” [Construyendo poder desde abajo, Op.Cit., p. 25.]
244 Esto no niega la posibilidad o necesidad de hacerse del poder político en determinado momento de
la lucha, si la acumulación de fuerzas lo permite y la dinámica del proceso de transformación lo reclama
para dar un salto en el proceso. No resulta posible en este trabajo detener la mirada analítica sobre este
tema; lo menciono a sabiendas de que frecuentemente suele llevar a confusiones, que no es posible
analizar en este estudio.
245 Por su relación específica con el tema, se tomó sólo este nuevo tipo de conducción política (No.
7),de los siete contenidos en la obra original.
226
pilares básicos para promover el desarrollo de las relaciones sociopolíticas propuestas.
Las prácticas específicas y las posibilidades concretas de avanzar y construir
colectivamente la dirección político social de los procesos de transformación en cada
lugar, irán enriqueciendo, profundizando, mejorando, modificando o ampliando estos
elementos iniciales acorde con las condiciones particulares concretas de cada lugar.
Identidad alude a lo que define a un colectivo humano como tal colectivo y no otro, es
decir, a lo que lo unifica, lo cohesiona en su interior a la vez que lo diferencia de todo lo
exterior a él (en diferentes grados). O sea, que, si toda identidad alude a una diferencia
respecto de otros, el reconocimiento y respeto de las identidades no es otra cosa que el
reconocimiento y respeto de esas diferencias. Es esto lo que está en la base de la
posibilidad de establecer relaciones horizontales en la articulación de los diversos
actores sociopolíticos.
246 “En esta relación conflictiva, en las luchas, es donde se van perfilando las identidades de los diversos actores.
(Esto implica) que las identidades se van construyendo en relación con otras; ellas no existen a priori y la lucha es
‘sobre la formación misma de los sujetos, lucha por determinar-articular los límites sociales’” Sojo, Ana, Mujer y
Política, Editorial DEI, San José, 1988, p. 34.
227
definición de esos “qué” no vendrá dada de parte alguna sino que será parte y resultado
de ese proceso de construcción plural articulada.
247 Guevara, Nicolás, tomado de: Construyendo poder desde abajo, Op. Cit., p. 41.
228
biunívoca que no siempre se logra. En este sentido, superar prejuicios o criterios
arraigados por antiguas prácticas, tanto por parte de los partidos de izquierda como de
las organizaciones sociopolíticas populares, es un requisito primero. Las nuevas
relaciones entre los actores sociales y políticos, la conformación de los sociopolítico
colectivo, irá cuajando en la propia práctica de construcción, sin recetas preconcebidas,
precisamente porque se asienta en el reconocimiento de la autonomía e identidad de
cada uno de los actores sociopolíticos y en el de la horizontalidad de sus relaciones.
229
Quinta Parte:
* Los temas contenidos en este documento son autoría de los diferentes exponentes
que están debidamente identificados en el inicio de cada tema. De los mismos se
seleccionaron las exposiciones que se consideraron necesarias para su lectura y
exposición en el curso de Ciencia Política impartido en la Facultad de Ciencias
Económicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Su reproducción es sin
fines de lucro, únicamente con intención docente y formativa. Los temas fueron
compilados por el Lic. MSc. Edgar A. Marroquín López, Coordinador del curso
mencionado.
230
Índice
Página
Presentación 234
1. El papel regulador del Estado y los problemas de auto-regulación del 235
mercado. Hinkelammert, Franz J.
6
1.2 El Estado en América Central
1.3 El antiestatismo metafísico frente al desarrollo del Estado: Sociedad civil y 9
Estado
1.4 Mercado y plan: La constitución del antiestatismo 12
1.5 La armonía de Adam Smith 13
1.6 La crítica de Marx; el mercado como sistema auto-regulado 17
1.7 El mercado como mecanismo de regulación tecnológica 24
1.8 El capitalismo salvaje 28
1.9 La determinación futura de la sociedad en América Latina 31
2. Liberalismo, neoliberalismo y Globalización. Autores varios. 38
Liberalismo Clásico 38
Liberalismo Moderno 39
Neoliberalismo 41
Visión neoliberal de las crisis económicas y medidas de política económica 42
para solucionarlas
Las políticas neoliberales 43
La globalización 43
3. Qué es la socialdemocracia. (Autor: Fundación por la Socialdemocracia 45
de las Américas, A.C.)
Socialdemocracia: definición y origen 48
La socialdemocracia originaria (1869-1945) 49
La socialdemocracia clásica (1945-1973) 51
La tercera vía (1998-2005) 55
4. Marxismo, política y medio ambiente. Autores varios. 60
Marxismo y naturaleza 60
Marx y Engels y la relación desarrollo-medioambiente 63
Marxismo y medio ambiente 69
La economía ambiental 69
La economía ecológica 70
Límite de la economía ambiental y ecológica 72
Marxismo y medio ambiente 73
A manera de resumen: volviendo hacia las críticas al Marxismo 74
5. Socialismo siglo XXI: notas para su discusión. Atilio A. Borón 77
231
Introducción 78
El socialismo del siglo XXI: notas para su discusión 82
Valores 85
Superación del economicismo 85
Lo que el socialismo del siglo XXI no debe ser 87
Proyecto 91
El caso de la economía centralmente planificada 92
Romper las cadenas del “otro pensamiento único” 95
Sujetos 99
Pueblo 100
Partidos y movimientos sociales 105
Conciencia revolucionaria 107
Conclusiones 108
232
Presentación
Desde la primera mitad siglo XX, hasta principios del siglo XXI, y paralelamente al
periodo entre los años de auge del sistema socialista mundial hasta su precipitado
debilitamiento a finales del siglo pasado -profundizado por el derrumbe de la Unión Soviética en
los inicios de los 90-, en el mundo aparecen, reaparecen y se desarrollan sucesos económicos,
políticos, sociales y medioambientales que vienen afectando y condicionan la vida de las
sociedades, y hasta amenazan la propia sobrevivencia de la humanidad en el mediano y largo
plazo.
Si bien estos sucesos se expresan en teorías y sistemas políticos que, por un lado,
defienden y promueven el mantenimiento y reproducción del capitalismo, otros analíticamente
exponen los defectos, la irracionalidad y hasta salvajismo capitalista, proponiendo sistemas
sociales con más humanismo, conservación y protección de la vida de las personas y de la
naturaleza, proveedora de los recursos como medios de vida y producción social.
Sucesos como el papel regulador del Estado y los problemas de la autorregulación del
mercado; el neoliberalismo y la globalización; la Socialdemocracia (“populismo” en digno
significado etimológico del término) como sistema político de gobierno; el deterioro y
destrucción del medio ambiente por el voraz apetito de ganancia y la mercantilización de los
recursos naturales: y la propuesta de un nuevo socialismo acorde a las condiciones cambiantes
de las últimas década, como opción de una nueva forma de convivencia cuyo eje principal sea
el respeto a naturaleza, a la vida y la dignidad humana de la persona; son realidades que el
mundo está experimentando desde mediados del siglo pasado hasta las primeras década del
actual siglo XXI.
Los temas presentados en este documento exponen de buena forma los sucesos
anteriores, los cuales deben ser conocidos y analizados por estudiantes y profesionales de las
ciencias económicas, ya que si bien tienen una estrecha relación con la economía, el
tratamiento y solución de los problemas derivados al final requieren de un enfoque y decisión
política.
Los temas también forman parte del programa del Curso de Ciencia Política impartido en la
Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala, conformando
la quinta unidad denominada Procesos Sociopolíticos Contemporáneos.
Por último, valga mencionar, los sucesos presentados tienen una clara expresión en la
realidad social, política, económica y medioambiental de Guatemala.
A partir de los años setenta, y con especial fuerza durante los años ochenta, aparece
una siempre más agresiva denuncia del Estado y de su papel regulador en la sociedad
moderna. Si en las décadas de los cincuenta y los sesenta al Estado se le asigna una
función clave en el desarrollo económico y social de la sociedad, en las décadas de los
setenta y los ochenta el Estado es designado como el gran culpable de los mayores
problemas que aparecen. Cada vez más ocurre una fijación negativa en el Estado. Este
aparece como el gran culpable de todo. Si no hay desarrollo, la culpa la tiene el Estado.
Si hay desempleo, también el Estado tiene la culpa. Si hay destrucción de la naturaleza,
los errores del Estado parecen ser el origen de ella. Ronald Reagan, en su campaña
electoral del año 1980, resumió esta actitud con la frase: "No tenemos problemas con el
Estado, el Estado es el problema".
Esta fijación en el Estado como culpable de todos los males, no es sino la otra cara de
una fijación contraria, según la cual el mercado soluciona todos los problemas.
Podríamos variar la expresión citada, para mostrar el significado de esto: No tenemos
que solucionar problemas, el mercado es la solución de todos los problemas. Frente al
Estado como el Mal. aparece el Bien: el mercado es considerado ahora como la
institución perfecta, cuya afirmación es suficiente para no tener problemas.
Esta negación maniquea del Estado revela un profundo estatismo al revés. Si se quiere
definir al estatismo como una actitud que cree encontrar en la acción del Estado la
solución de todos los problemas, en este estatismo al revés lo vemos simplemente
invertido y transformado en el culpable de todo. El Estado lo sigue siendo todo. De aquí
que la negación maniquea no haya cambiado la actitud profundamente estatista en
relación al Estado.
Así apareció el antiestatismo metafísico de las últimas décadas, que es la otra cara de
234
una afirmación total del mercado. Este antiestatismo domina la discusión actual sobre el
Estado y se ha transformado en un leitmotiv de la visión del mundo en el presente.
Apareció con las teorías neoliberales sobre la economía y la sociedad, representando
hoy una especie de sentido común de la opinión pública del mundo entero. Se
manifiesta incluso en los países socialistas, y domina la mayoría de las instituciones
internacionales que toman decisiones políticas.
Pero no se trata simplemente de una ideología de la gente. Son los Estados los que
asumen esta ideología antiestatista y la promueven. No se trata de un sentido
anarquista popular, como ha existido en todos los tiempos, y que sueña con una
sociedad sin dominación, sin dinero y sin Estado, sino de la definición de una estrategia
estatal a nivel de los poderes públicos mismos. Son los presidentes, los parlamentos,
los ejecutivos de las empresas, los bancos centrales, las entidades internacionales
como el FMI y el Banco Mundial, los portadores de la ideología antiesiatista. Aparecen
las dictaduras de Seguridad Nacional en América Latina, que legitiman su terrorismo de
Estado en nombre de esta misma ideología antiestatista. Aparecen verdaderos
totalitarismos que en nombre del mercado total propagan el desmantelamiento del
Estado, y que justifican su terrorismo de Estado en nombre de la pretendida necesidad
de la desaparición o minimización de éste. La dictadura de Pinochet en Chile fue un
sistema antiestatista de este tipo, sin embargo este elemento antiestatista estuvo
presente igualmente en la dictadura militar argentina y en la uruguaya, apareció en los
años ochenta en Brasil, y actualmente tiene una vigencia visible en todas las
sociedades de América Central.
Si eso vale para América Latina en general, más vale aún para América Central,
posiblemente con la excepción de Costa Rica. En Nicaragua, ha habido por primera vez
un cierto desarrollo estatal durante el gobierno sandinista, en tanto que en los otros
países el Estado es una imposición desde arriba, efectuada por las fuerzas armadas, y
simbolizada por la bandera, el himno nacional y la Iglesia Católica. La situación, en
general, corresponde a lo que ya en el siglo XIX se describió como Estados, en los
cuales había solamente dos instituciones de vigencia nacional: el ejército y la Iglesia
Católica. Aunque la posición de la Iglesia Católica se está debilitando rápidamente, ella
sigue siendo la única representante nacional en el plano simbólico, al lado del ejército
en el plano del ejercicio de la fuerza. A pesar de las grandes diferencias entre algunos
países, sobre todo con Costa Rica, esta continúa siendo la tendencia general. Estos
Estados precarios tienen una fuerte tendencia al autoritarismo, y tradicionalmente han
sido dominados por dictaduras militares. Cuando aparecen periódicamente regímenes
de democracia parlamentaria, se trata de democracias oligárquicas, que en cualquier
momento pueden ser arrolladas por nuevas dictaduras militares, apoyadas por estas
mismas oligarquías.
(Esta falta de desarrollo estatal se percibe en) el cobro de los impuestos. No se cobran
236
donde hay ingresos, sino donde alguien por alguna razón, tiene que sacar la billetera o
se le presenta alguna situación de urgencia. Por ello, la enorme importancia para los
ingresos del Estado del impuesto de compra-venta, de las tasas de aduana, de la salida
del país y de todo tipo de diligencias estatales que sirven para obligar al ciudadano a
pagar. Sin embargo, los impuestos directos son muy pocos. Se cobra a los asalariados,
pero son casi inexistentes para los ingresos altos. No obstante, incluso en esta
situación del cobro de impuestos la evasión es la regla, no la excepción. Así como los
posibles reclutas corren para que el ejército no los encuentre, los ingresos también
corren para que el Estado no les cobre. Y el Estado no es capaz de obligar, de ahí que
la evasión no es perseguida por medio de castigos sensibles. Las leyes del Estado son
para los que no tienen escape, pero de ninguna manera tienen vigencia universal.
Ciertamente, en una situación de este tipo el Estado solamente puede defender el
orden existente por la presencia del ejército, cuya gran importancia y cuya represión, de
nuevo, atestiguan el hecho de un Estado débil y poco desarrollado, y no de un Estado
fuerte.
El caso de Costa Rica es la excepción, que confirma precisamente esta regla. Costa
Rica es el único país de América Central donde la presencia de los aparatos represivos
es poco notable, y donde hasta ahora ni siquiera existe un ejército. Sin embargo. Costa
Rica es a la vez el país que tiene más desarrollo estatal en la región. Esto se evidencia
en la existencia de un sistema escolar que cubre todo el país y que ya tiene cierta
diversificación, y de un sistema de salud de carácter parecido. Con la banca
nacionalizada se dispone de un instrumento que permite efectuar una política
económica orientada por una estrategia, cuyo resultado ha sido un desarrollo
económico mucho más equilibrado entre campo y ciudad que en el resto de la región.
Se ha logrado, por tanto, un alto grado de legitimidad del orden existente, que descansa
sobre el consenso. En consecuencia, la nación puede existir sin ningún ejército
relevante que supla una falta de desarrollo del Estado por un régimen autoritario. Este
hecho explica la larga tradición democrática del país, cuya base ha sido: un desarrollo
equilibrado entre campo y ciudad; el cumplimiento de las funciones básicas del Estado
en la definición de una estrategia económica, de educación y de salud; y una
distribución de los ingresos mucho más moderada que en el resto del área.
Sin embargo, en la actualidad las mismas tesis del antiestatismo resultan mucho más
extremas de lo que eran en siglos pasados. En el siglo XVIII la sociedad capitalista se
enfrentó con una sociedad feudal del pasado, a la cual destruyó en nombre de sus
consignas antiestatistas. Esta sociedad no tenía ni fuerza ni esperanza para poder
resistir. La nueva sociedad civil todavía no había nacido. La burguesía era, de hecho, la
240
única clase social organizada, y no descubrió la necesidad de un desarrollo estatal
específico. Restringía el Estado a la función de aplicar la ley burguesa en su interior, y
al ejército para sus relaciones con el exterior. En esta situación, el antiestatismo no
alcanza tampoco los niveles metafísicos que se muestran hoy, cuando la sociedad
burguesa destruye una sociedad civil que se ha desarrollado dentro de ella. Cuando las
dictaduras de Seguridad Nacional enfrentan a los movimientos populares para
destruirlos, se enfrentan con organizaciones que surgieron como parte de la propia
sociedad burguesa. Por eso, la agresividad resulta mayor y las formulaciones del
antiestatismo más metafísicas.
Adam Smith describe a la sociedad burguesa por medio de un gran mito utópico, el mito
del mercado. El mercado es para él la gran síntesis humana, buscada a través de toda
la historia, entre el interés propio de cada uno de los seres humanos y el interés
público, o interés general, el interés de todos. Comportándose el hombre en
mercados, su persecución del interés propio asegura automáticamente el interés
común de todos. El mercado es una estructura maravillosa que exime al hombre
de toda responsabilidad por el resultado concreto de sus actos, porque
automáticamente garantiza que este resultado será directa o indirectamente, de
provecho para todos. Cuanto menos el hombre se preocupe de los otros y de su
suerte, más asegura a los otros sus condiciones humanas de vida. Se constituye
así toda una dialéctica de los contrarios, que ya Mandeville había descrito
anteriormente como: vicios privados, virtudes públicas. Adam Smith da a esta
percepción de Mandeville, su cuerpo teórico. La irresponsabilidad por el resultado de
los actos ya no parece ser irresponsabilidad, sino verdadera responsabilidad.
La destrucción del hombre que la burguesía lleva a cabo, es vista ahora como
verdadera salvación humana. La historia del colonialismo, de la esclavitud cristiana y
liberal —el mayor imperio esclavista de toda la historia humana—, los fascismos del
siglo XX y las dictaduras de la Seguridad Nacional, dan cuenta de las consecuencias
que esta visión pretendidamente científica de la sociedad, tiene. Aparece un egoísmo
que moralmente se entiende precisamente como lo contrario: preocupación realista por
la suerte del otro. Por eso, la burguesía ni siquiera entiende el reproche de egoísmo:
para ella, la persecución del interés propio equivale a la promoción de todos los otros, y
sería dañino preguntar por los efectos concretos que la acción tiene sobre el otro. El
burgués, al perseguir exclusivamente su interés propio, está completamente convencido
que está persiguiendo la salvación del otro. El cree en la identidad de todos los
intereses a través del mercado. Este cálculo del interés propio se transforma en el
pensamiento burgués, incluso en el distintivo del hombre frente a los animales. Es
asunto de animales el pedir protección, ser tomado en cuenta. El hombre calcula sus
intereses: Cuando a un animal falta alguna cosa que quiere conseguir de un hombre o
de otro animal, no tiene más remedio de persuación que granjear con halagos la gracia
de aquel de quien él aprende que ha de recibir lo que busca. Un cachorro acaricia a su
madre, y un perro procura con mil halagüeños movimientos llamarla atención de su
dueño cuando se sienta a comer, si ve que no le dan el alimento que necesita. No
obstante, el hombre no es un animal. Necesita también a los otros, pero consigue su
colaboración por el cálculo del interés propio. El mito utópico del mercado, lo defiende
en nombre del realismo.
Adam Smith prosigue con las siguientes palabras: Pero el hombre se halla siempre
constituido, según la ordinaria providencia, en la necesidad de la ayuda de su
semejante, suponiendo siempre la del primer hacedor, y aun aquella ayuda del hombre
en vano la esperaría siempre de la pura benevolencia de su prójimo, por lo que la
243
conseguirá con más seguridad interesando en favor suyo el amor propio de los otros,
en cuanto a manifestarles que por utilidad de ellos también les pide lo que desea
obtener. Cualquiera que en materia de intereses estipula con otro, se propone hacer
esto: "dame tú lo que me hace falta, y yo te daré lo que te falta a ti". Esta es la
inteligencia de semejantes compromisos, y este es el modo de obtener de otro mayor
parte en los buenos oficios de que necesita en el comercio de la sociedad civil. No de la
benevolencia del carnicero, del vinatero, del panadero, sino de su interés propio es de
quien esperamos y debemos esperar nuestro alimento. No imploramos su humanidad,
sino acudimos a su amor propio; nunca les hablamos de nuestras necesidades, sino de
sus ventajas. Aparece la división social del trabajo como un sistema de cálculos del
interés propio, que no admite ninguna corrección. Hay una convicción ingenua, de que
un mecanismo de este tipo es benevolente simplemente en cuanto estructura.
Ciertamente, nadie duda que en una división social del trabajo aparecen, y tienen que
aparecer, estos cálculos del interés propio. Sin embargo, la teoría de la armonía nos
llama a no admitir ni una sola referencia diferente. Todo tiene que reducirse a este
cálculo del interés propio, mientras sólo la ideología del mercado vigila por el interés
ajeno. Uno es servidor del otro, y la ganancia que logra, es la medida cuantitativa de la
eficacia de este servicio. El mercado parece ser un simple ámbito de servicios, en el
cual el interés propio impulsa a cada uno a servir al otro lo más y lo mejor posible.
El mercado es sociedad perfecta que nunca tiene la culpa, pero frente a la cual todos
son culpables. Sustituye a la Iglesia de la Edad Media en esta posición. Sin embargo,
esta teoría de la armonía del mercado va acompañada por un tenebroso realismo. No
sostiene que a todos les va bien en los mercados. Al contrario, vincula el mercado con
un silencioso y cotidiano genocidio. Lo que celebra en cuanto al mercado, es que este
es capaz de eliminar a todos los hombres que no tengan la capacidad o iniciativa para
imponerse. En el mercado sólo sobreviven los más aptos, los otros perecen. El mercado
es un sistema de competencia, en el cual no solamente se decide sobre los productos y
su producción, sino igualmente sobre los productores y su vida. La armonía no sólo es
de la oferta y la demanda de productos, sino igualmente de los productores.
El mercado es un señor sobre la vida y la muerte: En una sociedad civil, sólo entre las
gentes de inferior clase del pueblo puede la escasez de alimentos poner límite a la
multiplicación de la especie humana, y esto no puede verificarse de otro modo que
destruyendo aquella escasez una gran parte de los hijos que producen sus fecundos
matrimonios... Así es cómo la escasez de hombres, al modo que las mercaderías,
regula necesariamente la producción de la especie humana: la aviva cuando va lenta y
la contiene cuando se aviva demasiado. Esta misma demanda de hombres, o solicitud y
busca de manos trabajadoras que hacen falta para el trabajo, es la que regula y
determina el estado de propagación, en el orden civil, en todos los países del mundo...
La armonía de Adam Smith no es armónica para todos. Funciona únicamente para una
clase social. Es clasista y celebra una lucha de clases desde arriba, que la burguesía
lleva a cabo desde el siglo XVIII. Sirviéndose unos a otros, se elimina a aquellos que no
244
logran hacer un servicio que les permita vivir. No obstante, su muerte es un logro del
interés general y del bien común, un sacrificio necesario para que el conjunto se
desarrolle para el bien de todos. El individualismo desemboca en un colectivismo cínico
sin límites. Se trata de una visión del mundo que nos puede explicar adecuadamente el
capitalismo del siglo XVIII y de una gran parte del siglo XIX. Hay ciertos cambios a partir
de fines del siglo XIX, que impregnan el sistema capitalista hasta los años setenta del
siglo XX.
En esos años setenta ocurre otra vez un cambio, y los años ochenta atestiguan la
vuelta de un capitalismo, que de nuevo puede ser interpretado adecuadamente por la
visión del mundo de Adam Smith. Eso precisamente explica por qué hoy Adam Smith
nuevamente es considerado el clásico principal del pensamiento económico.
Actualmente encontramos la misma visión del mundo que demostramos en Adam
Smith, en autores como, por ejemplo Hayek, quien durante un viaje a Chile, en uno de
los peores momentos de la dictadura de Seguridad Nacional, dijo: Una sociedad libre
requiere de ciertas morales que en última instancia se reducen a la mantención de
vidas: no a la mantención de todas las vidas, porque podría ser necesario sacrificar
vidas individuales para preservar un número mayor de otras vidas. Por lo tanto las
únicas reglas morales son las que llevan al "cálculo de vidas": la propiedad y el
contrato. Tenemos el mismo argumento: el sacrificio de vidas humanas es necesario en
pos del interés general, expresado esta vez por Hayek como preservación de un
número mayor de vidas en el futuro. La expresión es vacía y mítica. Actuar en favor de
los desfavorecidos sólo es recomendable si, al no hacerlo, peligra la estabilidad del
sistema. Así lo expresa Lyotard, en su libro sobre el pensamiento posmodemo: El
derecho no viene del sufrimiento, viene de que el tratamiento de éste hace al sistema
más performativo. Las necesidades de los más desfavorecidos no deben servir en
principio de regulador del sistema, pues al ser ya conocida la manera de satisfacerlas,
su satisfacción no puede mejorar sus actuaciones, sino solamente dificultar (aumentar)
sus gastos. La única contra-indicación es que la no-satisfacción puede desestabilizar el
conjunto. Es contrario a la fuerza regularse de acuerdo a la debilidad. Se trataría en
este caso no de reformas sociales, sino de reformas anti-subversivas. La guerra
psicológica se encarga de producir una situación en la cual la no-satisfacción de las
necesidades» deje de desestabilizar al conjunto. En este caso no hay ninguna contra-
indicación. Es el caso de Adam Smith, en el cual el mercado regula el número de seres
humanos vivientes, condenando a muerte a los sobrantes. Visiblemente, se trata de una
visión del mundo en la cual no existen siquiera derechos humanos. La igualdad de los
hombres, es el derecho de todos por igual de matar al otro. Lo que se le impone al
hombre, exclusivamente, es hacerlo dentro de las reglas del mercado.
Marx denuncia, por ende, al mercado como un automatismo mortal para una clase
productora que está continuamente amenazada por la muerte. Una muerte que, para
una parte de los productores, constantemente se produce de manera efectiva. Esta
muerte es una condición de la eficacia del mercado. Marx la ve no sólo como muerte
efectiva de personas, sino que extiende la problemática. El mercado, al escoger a los
muertos, subvierte las propias fuentes de la productividad, sobre la cual se fundamenta
su eficacia. Este efecto del mercado lleva a subvertirlo con un efecto no intencional de
la acción de sus participantes. Al producir mucho, y cada vez más, socava las bases
propias de su productividad: el hombre y la naturaleza.
248
Fundadores del pensamiento económico moderno se consideran ellos, que sostienen
haber transformado la teoría económica en ciencia. Esta teoría de la competencia
perfecta —o teoría general del equilibrio— es una construcción abstracta, que tiene
pocos antecedentes en la teoría económica anterior. Sin embargo, uno de sus
antecedentes es el modelo de Robinson, tal como fue utilizado por el pensamiento
económico desde el siglo XVIII. Solamente que el modelo del equilibrio ya no se refiere
a una sola persona en relación a su trabajo con la naturaleza, sino que es una especie
de "Robinson social", una sociedad en la cual todos los hombres, como participantes
del mercado, actúan con una transparencia perfecta tal, que el mercado permite en
cada momento un equilibrio de todos sus componentes.
Es la situación de los años cincuenta y sesenta del siglo XX. El mercado pareciera ser
249
un medio de compartir las riquezas. La tesis de Marx sobre el carácter autodestructor
del mercado, ya no convence. Pero, igualmente Adam Smith pierde actualidad. El
equilibrio del mercado parece haber vencido sobre su armonía sacrificial. Eso repercute
decisivamente en el pensamiento marxista posterior a Marx, y en las sociedades
socialistas. Estas dejan de fundar su actuación sobre la crítica del capitalismo que Marx
había hecho. Interpretan la planificación económica siempre como algo superior al
mercado, si bien apunta en la misma dirección en la que el mercado empuja. En la
Unión Soviética se habla de "alcanzar y superar a EE.UU.". El mercado capitalista da
las pautas que orientan a las propias sociedades socialistas. Capitalismo y socialismo
tienen la misma meta, y cada cual trata de llegar con métodos distintos. No se
contraponen destructividad catastrófica del mercado y sociedad alternativa que ponga
en equilibrio a la humanidad consigo misma y con la naturaleza, sino mercado y
planificación.
Sin embargo, cuando el mercado da las metas por alcanzar, también el mercado es el
mejor, e incluso el único, camino para alcanzarlas. Si se quiere alcanzar a EE.UU., hay
que hacerlo con los métodos que usa EE.UU. Por ello, los países socialistas entran en
una crisis de la que difícilmente se recuperarán. No obstante, cuando la sociedad
burguesa reformista llega a su cúspide, a fines de los años sesenta, su imagen de
sociedad sin sacrificios humanos —capitalismo con rostro humano— empieza a
derrumbarse. Varias crisis anuncian los problemas. En los países del centro aparece un
desempleo, frente al cual la política keynesiana de pleno empleo resulta ineficaz. Se
habla ahora de stagflación. Aunque el presupuesto público ejecute una política de
gastos, no se mejora la situación del empleo, sino que sólo se refuerza el proceso
inflacionario. Stagnación (estancamiento) se junta con inflación: por eso se habla de
stagflación. Al mismo tiempo ocurre que la política de desarrollo que se había seguido
en América Latina y en otros países del Tercer Mundo, entra en un proceso de
stagnación. Aun cuando se mantengan tasas de crecimiento positivas, aumenta la parte
de la población sin empleo. Toda la industria se convierte en un gran enclave. La crisis
del desarrollo se hace visible con la deuda externa del Tercer Mundo. Si bien la deuda
no es la causa de la crisis, sus efectos ahora la perpetúan.
Paralelamente se manifiesta una crisis, que pocos habían previsto unas décadas atrás.
Se trata de la crisis del ambiente, que ahora empieza a amenazar la propia
sobrevivencia de la humanidad entera. La tecnología y su uso mercantil resulta
destructora de la naturaleza, cuya sobrevivencia es condición para la sobrevivencia
humana. Sin embargo, se trata de crisis a las cuales no corresponde una crisis del
capital y del mercado. Los negocios van bien, la tasa de ganancia está subiendo. El
carácter de la crisis ha cambiado en relación a las crisis cíclicas del siglo XIX. En él, el
incremento de las tasas de ganancia coincidía con el aumento del empleo, y la crisis de
esa tasa y su baja, correspondía a una baja del desempleo. El desempleo, y con él la
pauperización, eran cíclicos. Actualmente no ocurre eso. El desempleo y la
pauperización suben, no obstante, la dinámica del mundo de los negocios y de la tasa
250
de ganancia, crece también. Desde el punto de vista del capital, no existe ninguna
crisis. La crisis es de los circuitos de reproducción de la vida humana y de la naturaleza.
Las tasas de ganancia suben, ellas no indican la crisis. La industria mundial se ha
transformado en una isla —o en un archipiélago—, en una especie de enclave que se
desarrolla tanto mejor, cuanto peor le va a los otros. La destrucción de los hombres y de
la naturaleza coincide con altas ganancias. Hoy es mucho más visible el hecho de que
las tasas de ganancia suben, en el grado en que el futuro de la humanidad es destruido.
Destruir la naturaleza, destruir el desarrollo del Tercer Mundo, produce ganancias más
altas que cuidarlos. Tasas de ganancia y sobrevivencia de la humanidad, entran cada
vez más visiblemente en contradicción. El camino de la maximización de las ganancias,
resulta ser un camino que conduce a la muerte de la humanidad. Por eso decae el
optimismo de la sociedad de bienestar durante los años setenta. El desarrollo de los
países subdesarrollados se estanca, y la destrucción progresiva de la naturaleza se
hace más obvia. Mientras en la década de los sesenta se había hablado en los países
del Tercer Mundo de la necesidad de medidas para asegurar el desarrollo, que fueran
más allá de la vigencia de la sociedad capitalista, aparecen ahora análisis preocupantes
sobre la crisis ambiental.
En 1972 se publican los Límites del crecimiento, del Club de Roma. El presidente Cárter
promueve en EE.UU. una evaluación del ambiente mundial que desemboca en el
informe Global 2000, que confirma la preocupación del Club de Roma. No obstante,
resulta ahora que las posibles medidas por tomar, tendrán efectos estructurales
profundos sobre el sistema económico. Por primera vez en su historia, la sociedad
burguesa enfrenta abiertamente crisis que ya no pueden ser tratadas en términos de
una simple política de reformas en los límites vigentes del libre juego de mercados.
El reformismo burgués, frente a estas metas —política del desarrollo y política
ambiental—, desemboca en una crítica de la sociedad burguesa misma. No efectúa
esta crítica, pero dicha sociedad está visiblemente expuesta a ella. Tanto el desarrollo
como el ambiente exigen medidas de coordinación del mismo aparato tecnológico, las
cuales no pueden ser tomadas de la lógica misma de los mercados. Tienen que ser
medidas que dirijan la tecnología, antes de que ella sea usada mercantilmente. Se trata
del retomo de la crítica del capitalismo de Marx. Efectivamente, el mercado ha
resultado ser un automatismo que, al producir la riqueza, destruye
progresivamente las fuentes de todas las riquezas: el hombre y la naturaleza.
Destruye la naturaleza por sus propios mecanismos, y al destruir a los hombres,
destruye más todavía a la naturaleza. Porque los hombres expulsados de la división
social del trabajo, y condenados a la pauperización, tratan de salvarse destruyendo aún
más la naturaleza. Vuelven las leyes de tendencia de Marx, que efectivamente pueden
interpretar lo que ocurre ahora. El efecto destructor y sacrificial del automatismo del
mercado, que ya Adam Smith había demostrado, resulta realmente acumulativo y
ascendente, tal como Marx sostuviera. En la actualidad podemos ver eso con mucha
más intensidad de lo que era posible en el siglo XIX. Tenemos imágenes de este tipo
que aparecen frecuentemente. Se habla de que son cinco minutos para las doce. Se
251
habla de una bomba de tiempo. Pero se habla también de un deterioro acumulativo de
la destrucción, sobre todo de la naturaleza, que se acerca a un punto de no retomo a
partir del cual el colapso de la vida ya no es reversible. Dennis Meadow, el coordinador
del estudio del Club de Roma sobre los Límites del crecimiento, respondió en una
entrevista a la pregunta de si no querría realizar hoy un estudio de repercusiones
parecidas: suficiente tiempo he tratado de ser un evangelista global, y he tenido que
aprender que no puedo cambiar el mundo. Además, la humanidad se comporta como
un suicida, y ya no tiene sentido argumentar con un suicida, una vez que haya saltado
de la ventana.
Pero también lo que ocurre en otras partes se hace notar, por interdependencia, en el
lugar de partida. Muchos de estos efectos son previsibles, y se desarrolla un trabajo
científico constante para conocer mejor estas interdependencias. Sin embargo, el
criterio mercantil induce, y muchas veces obliga, a no evitar tales efectos y más bien
aprovecharlos. Es más fácil ver esto en relación a la naturaleza como conjunto
interdependiente. En el aproche fragmentario se llega a grados de destrucción que
amenazan la sobrevivencia del conjunto, como un medio para la vida humana. La
destrucción de los bosques, el hoyo de ozono, el envenenamiento del agua potable,
muestran tendencias de este tipo. Ningún criterio de escasez del mercado anuncia que
se está llegando a un límite de lo posible. Únicamente el colapso podría mostrarlo, pero
lo demuestra solamente porque ya se ha pasado el punto de no retomo. Hasta llegar al
colapso, el comportamiento fragmentario sigue siendo el más rentable—mercantilmente
252
visto— de todos los comportamientos alternativos posibles. Antes del colapso el
mercado todavía florece, a pesar de que las condiciones de vida ya se han destruido. El
verde del dólar cubre el verde de la naturaleza, hasta que la muerte de la naturaleza lo
haga palidecer. Las destrucciones que ocurren, incluso aceleran el mismo proceso de
destrucción. Al intentar sobrepasar los efectos negativos resultantes, la acción
fragmentaria busca febrilmente sustitutos del elemento natural dañado, y al hacerlo, se
ciega frente a los problemas, agravándolos más todavía. Por eso, la velocidad
destructora aumenta con más rapidez que la propia producción de riquezas. Aparece de
este modo la ley tendencial autodestructora—de la cual Marx había hablado—como
producto del propio automatismo del mercado.
Se trata de un punto en el que la propia teoría económica del equilibrio deja de ser
253
explicativa. El reformismo burgués la había interpretado como una imagen utópica, a la
cual uno se puede aproximar realizando reformas económicas y sociales dentro de los
límites que deja abiertos el libre juego de los mercados. No obstante, este modelo de
equilibrio puede llevar a interpretaciones bien diferentes. Es una conceptualización
circular, cuyo funcionamiento de competencia perfecta es el resultado de supuestos
teóricos extremos, en especial del supuesto de un conocimiento perfecto de parte de
todos los participantes del mercado, siendo todos los hombres participantes. Si este es
realmente el supuesto teórico, entonces se sigue más bien que la economía de
mercado no puede tener ninguna tendencia a este equilibrio, con reformas o sin
reformas.
Si, en cambio, aceptamos esta crítica de Marx, la teoría general del equilibrio del
pensamiento neoclásico puede ser usada como prueba de lo contrario de lo que
pretende comprobar. No muestra lo que el mercado puede, sino lo que no puede.
Describe un equilibrio del mercado, y comprueba que por medio de éste, no se puede
llegar ni aproximarse a él. El precio de mercado, como precio de equilibrio de la oferta y
la demanda, no indica de por sí racionalidad económica alguna. Puede coincidir con
esta racionalidad o no. Que el precio equilibre la oferta y la demanda, no dice nada
sobre su racionalidad económica. Es económicamente racional solamente si es un
precio que, como indicador en los mercados, asegure un uso tal del hombre y de la
naturaleza, que éstos no sean destruidos. No obstante, ningún precio puede asegurar
eso automáticamente. Por tanto, para que haya racionalidad económica, hace falta una
acción que asegure que los mercados se mantengan en los límites trazados por la
necesaria reproducción de los conjuntos interdependientes de la división social del
mercado y de la naturaleza.
254
La teoría económica neoliberal, en cambio, se desentiende del problema de esta
racionalidad económica. Sostiene, por tautología, que el precio que iguala la oferta y la
demanda es el precio racional, justamente porque iguala la oferta y la demanda. No
logra salir de esta tautología, porque rechaza hablar de los efectos distorsionantes que
el mercado tiene sobre el mundo real. Resulta una teoría del óptimo de los precios, en
la cual los precios—de oferta y de demanda— describen el camino más corto, sin
rodeos ni desvíos, hacia el abismo, hacia la destrucción del hombre y de la naturaleza.
Lo que la teoría neoclásica llama precios racionales, no es más que eso. El sistema
auto-regulador tiene allí su fin. Para dar apenas un ejemplo: los precios de oferta y de
demanda indican hoy la destrucción tanto de la Amazonia como del Himalaya.
Siguiendo esta indicación, el mercado actual efectúa la destrucción. Pero estos mismos
precios de oferta y de demanda, indican ensuciar el agua y el aire. Indican además, por
los pagos de la deuda externa del Tercer Mundo, la rápida pauperización de su
población y la paralización del desarrollo de tres continentes.
En los años setenta de este siglo, el reformismo burgués llegó a su límite. Los
problemas del desempleo estructural en los países del centro de la frustración de la
política de desarrollo en el Tercer Mundo y de la crisis del ambiente, no podían ser
solucionados con los métodos tradicionales que había empleado. Si se quería
solucionarlos, se tendría que tomar medidas que chocarían con principios sagrados de
la sociedad burguesa, en especial el principio según el cual el mercado y sus leyes son
la última y la más alta referencia de cualquier política económica. Aparecía ahora la
necesidad de un nuevo orden económico y de un orden ecológico a nivel de la
economía mundial. El mercado mundial necesitaba un marco que lo canalizara dentro
de los límites de una racionalidad económica que le impusiera el respeto por las
condiciones de la reproducción, tanto de los seres humanos como de la naturaleza.
Para la sociedad burguesa era un desafío y una provocación. Tendría que haber
enfocado un problema que las sociedades socialistas no habían solucionado, y en parte
ni notado, a pesar de que tendrían que haber sido ellas las que promovieran una
solución. La provocación consistía en el hecho de que sólo podría enfrentar este
desafío, cambiando sus propias estructuras para adecuarlas a la solución de estos
problemas fundamentales. Sin embargo, en vez de eso, la sociedad burguesa realizó
una vuelta completa. En vez de encarar los problemas, los negó. Cuando en 1980
Reagan sube a la presidencia de EE.UU., efectúa una política de "tabla rasa". Frente al
desempleo estructural, opta por el debilitamiento, e incluso la destrucción de los
sindicatos obreros y de la política de empleo. Frente a la crisis de la política del
desarrollo, opta por la supresión y paralización del desarrollo del Tercer Mundo; y frente
a la crisis ambiental, simplemente cierra los ojos. Empieza una de las décadas más
agresivas y destructoras de la historia del capitalismo. Retorna el capitalismo salvaje.
El debilitamiento de los sindicatos se logra muy rápido. En los países de América Latina
se pasa por períodos de un terrorismo de Estado incontenible. La supresión del
desarrollo de los países subdesarrollados se logra por la política del cobro de la deuda
externa del Tercer Mundo, que destruye en gran parte lo logrado por la política de
desarrollo de los años cincuenta y sesenta. En cuanto al ambiente, se abren todos los
canales de destrucción sin plantear ni una medida de limitación, excepto dentro de los
países del centro mismo. Nunca se ha destruido tan despiadadamente a la naturaleza
como en la década de los ochenta, que sigue precisamente a la década en la cual con
los Limites del crecimiento, del Club de Roma, y con el plan Global 2000, se había
llamado poderosamente la atención sobre ese fenómeno. Ha surgido una burguesía
salvaje que se lanza a la destrucción, sin aceptar siquiera argumentos. Un capitalismo
frenético se vuelve en contra de las riquezas del planeta, en el grado en el que todavía
éstas siguen existiendo.
256
Y cuanto más se evidencia la crisis del socialismo, más salvaje resulta el capitalismo.
Este capitalismo aparece en nombre del antiestatismo y del anti-intervencionismo
estatal, del anti-reformismo y de la denuncia y persecución de los movimientos
populares. Es un capitalismo desnudo, que llega al poder total y lo usa con arbitrariedad
ilimitada. Transforma la sociedad burguesa en una sociedad militarista, que impone sus
puntos de vista en todas partes por la violencia militar y policial. Su antiestatismo, por
ser una defensa del mercado desnudo sin ningún límite, se transforma en violencia sin
límite. El terrorismo estatal es su instrumento imprescindible. Donde sea necesario,
instala los regímenes totalitarios de Seguridad Nacional. Este capitalismo salvaje
reencuentra a Adam Smith como su clásico y lo celebra como su fundador. Descarta a
los teóricos del reformismo burgués, desde John Stuart Mill y Marshall, hasta Keynes.
Su desnudez la defiende en nombre de la "mano invisible". Sin embargo, ya no se
puede volver tan simplemente a Adam Smith. Este vivió en un mundo bien diferente.
Era un mundo que no conocía todavía los efectos acumulativos de la destructividad del
automatismo del mercado. Smith creía en un mundo en el cual la eliminación de
hombres por la oferta y la demanda en los mercados, no era más que un sacrificio que
fertiliza a la sociedad capitalista. No obstante, desde Smith hasta hoy, pasando por
Marx como su autor principal, la percepción del carácter acumulativo de esta
destructividad se ha hecho presente. El mundo imaginario semi-arcaico de Smith ha
desaparecido. En la actualidad, el mercado contiene visiblemente un automatismo
autodestructor. Por eso, la simple referencia a la mano invisible de Adam Smith, ya no
resulta suficiente en el mundo de hoy.
Actualmente tenemos que ver no solamente con la muerte de algunos, sino con la
tendencia a la muerte de toda la humanidad, incluidos los neoliberales mismos. Para
poder sostener este su capitalismo salvaje, la misma sociedad burguesa constata esta
tendencia. Con esto ella pasa hoy a la necesidad del heroísmo de un suicidio colectivo
de la humanidad. Convencida de la crítica del capitalismo de Marx, opta no por la vida
en respuesta al mercado, sino por la mística de la muerte. En el suicidio colectivo, esta
mística se transforma en proyecto. Marx jamás previo esta posibilidad. Con su
optimismo propio del siglo XIX. Él estaba seguro de que al revelar la tendencia
destructora del automatismo del mercado, la reacción humana sería directamente y sin
rodeos en favor de una alternativa. Pero resultó no ser así. El proyecto del heroísmo del
suicidio colectivo resulta muy tentador. El nazismo alemán fue el primer caso de un
pueblo que, mayoritariamente, se emborrachó con este tipo de heroísmo. La burguesía
tiene antecedentes para este pensamiento. El reformismo burgués nunca fue su única
respuesta a la crítica del capitalismo de Marx. En los países donde los movimientos
socialistas eran suficientemente fuertes como para poder aspirar al poder, la burguesía
no ha sido predominantemente reformista. Empezó muy temprano a desarrollar un
pensamiento de respuesta salvaje. Eso ocurrió en especial en la Alemania nazi y en la
Italia y la España fascistas, si bien ha tenido muchas repercusiones en los otros países
burgueses. En la situación actual, la sociedad burguesa recupera estos pensamientos y
les da un desarrollo nuevo. Ahora, esta burguesía no se puede afirmar sin volver a este
257
heroísmo del suicidio colectivo. La sociedad burguesa de hoy lo necesita, porque sabe
que la crítica del capitalismo de Marx es cierta.
Si la sociedad del mercado contiene este automatismo autodestructor que arrastra toda
la humanidad detrás de sí, como lo sostiene Marx, únicamente se la puede afirmar en
los términos salvajes actuales, fomentando esta misma mística de la muerte. El autor
que primero elaboró esta respuesta, y que sigue siendo el más fascinante hasta hoy, es
Friedrich Nietzsche. A través de Nietzsche, esta burguesía frenética que se ha
desarrollado paralelamente al reformismo burgués desde fines del siglo pasado, se ha
interpretado a sí misma. Desde esta perspectiva, el reformismo burgués se ve diferente:
Puede muy bien ser que representantes nobles (aunque no muy inteligentes) de las
clases dirigentes se propongan tratar a todos los hombres como iguales, reconocerles
derechos iguales; en este sentido, una concepción idealista que descanse en la justicia
es posible, pero como he dicho, sólo en el seno de la clase dirigente, que en este caso
ejerce la justicia por sacrificios y abdicaciones. Por el contrario, reclamar la igualdad de
los derechos, como lo hacen los socialistas de las clases dirigidas, no es nunca
emanación de la justicia, sino de la codicia. Muéstrense a una fiera pedazos de carne
sangrienta en sus proximidades; retíreselos después, hasta que ruja; ¿este rugido
significa justicia?
En la visión del capitalismo salvaje, esta exigencia por precios e ingresos que permitan
reproducir estas fuentes de riqueza, es enfocada como el peligro. Los pueblos que
piden poder vivir, parecen ser los voraces que hay que combatir, fieras por domar. Este
criterio se ha extendido en buena parte a los grupos que se esfuerzan por salvar la
naturaleza. En la visión del capitalismo salvaje, la exigencia de la reproducción del
hombre y de la naturaleza se transforma en un levantamiento en contra de la
racionalidad, definida por las relaciones mercantiles. Para Marx, la racionalidad
económica consistía en asegurar las condiciones de la reproducción del hombre y la
naturaleza, y con eso la sobrevivencia humana. El capitalismo salvaje ha declarado los
precios de la oferta y la demanda como lo racional, aunque destruya al hombre y a la
naturaleza. La destrucción llega a ser lo racional. Esta burguesía no responde a la
crítica del capitalismo hecha por Marx, por más que está convencida de que es cierta.
258
La asume más bien al revés, celebrando la capacidad de auto-destruirse como su
heroísmo. "Vivir peligrosamente" es su lema, prefiriendo esta libertad mortal a la
preocupación por la sobrevivencia humana. Invierte la crítica del capitalismo de Marx,
para desembocar en el heroísmo del suicidio colectivo de la humanidad. Esto
presupone destruir todo humanismo universalista, y denunciar cualquier reivindicación
concreta de la igualdad de los hombres. La burguesía celebra su propia barbarie.
Lo que hace falta es un pensamiento de síntesis, capaz de interpretar una política que
sepa dar a las instituciones diversas su lugar y su función, para cumplir con las
exigencias de la vida humana en esta tierra, en la cual todos tienen que poder vivir hoy
y mañana. La base sería el reconocimiento de que en la actualidad los seres humanos,
que trabajan exclusivamente orientados por el mercado, abandonados a sus fuerzas
auto-reguladoras, destruyen las fuentes de la riqueza que están produciendo.
Abandonados a estas fuerzas, ponen en peligro la vida del planeta. Frente a estos
efectos destructores del mercado, que acompañan, eso sí, automáticamente sus
fuerzas creadoras, aparece, y tiene que aparecer, la resistencia de la propia sociedad
259
civil que toma la forma de organizaciones populares de la más diversa índole, tanto de
protección de los seres humanos como de la naturaleza. Estas organizaciones
populares cumplen una función de racionalización del mercado, al protegerlo, mediante
su resistencia, frente a las fuerzas destructoras que él produce. No "distorsionan" al
mercado, sino que actúan frente a distorsiones que el propio mercado produce.
De esta manera, el problema del Estado resulta ser un problema de la sociedad entera,
en la cual se interrelacionan e interpenetran la sociedad civil, el mercado y el Estado.
Solamente en esta perspectiva será posible enfocar los problemas del desarrollo
pendientes. Se trata de problemas que actualmente ya ni siquiera pueden ser
solucionados por los Estados dentro de sus marcos de dominación política, sino que
implican la necesidad de la creación de nuevos órdenes mundiales—nuevo orden
mundial económico, financiero, de mercados, ecológico—, sin los cuales una política de
desarrollo racional ya no es posible.
Por eso, no se trata simplemente de defender al Estado, como si algún estatismo fuera
la solución para los peligros del antiestatismo. Asegurar las funciones del Estado,
implica una determinada posición frente a las funciones del mercado y frente al
desarrollo de la propia sociedad civil. Tiene que ser una respuesta a la crisis provocada
por la política de desmantelamiento del Estado y de las políticas de desarrollo. Los
períodos de desarrollo vigoroso de América Latina, han sido períodos de alta actividad
estatal y de un importante intervencionismo estatal, a los cuales ha contestado (vale
decir en muchos casos), un significativo esfuerzo de las empresas privadas. Con el
comienzo del desmantelamiento del Estado, en cambio, empieza el estancamiento de la
economía latinoamericana y su fracaso en desarrollar el continente. Han subido
enormemente las ganancias, pero el resultado ha sido la alta ineficacia de la tal llamada
iniciativa privada para desarrollar estos países. Eso lleva a la coincidencia de un rápido
desmantelamiento del Estado económico y social en los años ochenta, con un
estancamiento cada vez más notable del desarrollo económico y de la dinámica de las
empresas capitalistas. Esto, sin embargo, va paralelo a un aumento siempre mayor de
261
las ganancias de estas mismas empresas.
Una burguesía que rechaza el pago de sus impuestos, llevó al Estado a una situación
de bancarrota que lo ha transformado en un simple recaudador de pagos de parte de
los de ingresos bajos en favor de los de ingresos altos, de los países pobres en favor de
los países ricos. Con este estrangulamiento del Estado, los países mismos son
estrangulados. En el caso de la deuda externa, (en muchos casos) más de la mitad de
esta deuda ni siquiera fue contratada por los Estados, sino por las empresas privadas
en la banca privada internacional. Cuando al comienzo de los años cincuenta esta
deuda resultó impagable, los Estados latinoamericanos fueron obligados a asumir estas
deudas como deuda pública, lo que ha constituido la subvención estatal más grande de
la historia del continente.
Al no poder efectuar ella una política económica de empleo y una política social de
distribución de los ingresos, el Estado se transforma en la única fuente de ingresos para
aquellas personas que no son empleadas por la empresa privada. Como no saben
dónde ir, presionan sobre el Estado para conseguir algún empleo. Se trata de una
presión que resulta precisamente de la ineficacia de la empresa privada para dar
empleo a la población. Esto es lo que lleva a la inflación del Estado. Este, ahora con
sus funciones restringidas, está obligado a contratar mucho más personal del que
efectivamente requiere para el cumplimiento de las funciones que le quedan. Luego, el
Estado se corrompe en ambos sentidos: para la burguesía, como fuente de ingresos,
muchas veces ilícitos; para el pueblo, como paliativo para el desempleo y la
pauperización, pues empieza a contratar personal al cual no corresponden realmente
funciones en cuyo cumplimiento podría trabajar. Esta corrupción, desmoralización e
ineficiencia del Estado, se transforma posteriormente en argumento en favor de un
desmantelamiento todavía mayor de éste y de la privatización de sus funciones.
La necesaria reforma del Estado, por tanto, tiene que sustituir la función represiva de
éste por la constitución de una política de desarrollo que permita tener un Estado
adecuado al cumplimiento de sus funciones, en cuanto esa política de desarrollo sea
capaz de responder a las necesidades económicas de la población. Tenemos que
escoger entre desmantelar el Estado o desmantelar a los aparatos represivos. El
desmantelamiento del Estado implica la hipertrofia de los aparatos represivos; el
desmantelamiento de estos aparatos, en cambio, presupone el desarrollo del
cumplimiento de las funciones del Estado. Esto constituye a la vez un planteo de la
democracia posible en la actualidad. Es la condición para que la democracia sea viable.
El antiestatismo vinculado con la totalización del mercado, exige un: vivir, y dejar morir.
La democracia presupone un: vivir, y dejar vivir. Los gobiernos civiles tienden a
constituirse como gobiernos autónomos sometidos a la función soberana del ejercicio
264
del poder de parte de los ejércitos y de la policía y, en nombre del cobro de la deuda
externa, a los dictámenes de los organismos internacionales. Se trata de democracias
controladas, cuyos controladores no están sometidos a ningún mecanismo democrático.
265
2. Liberalismo, neoliberalismo y Globalización
“Fuera del neoliberalismo no hay salvación. Hemos llegado al final de la historia. No hay
otra posibilidad, no hay otra salida más que el neoliberalismo. Todas las demás
ideologías fracasaron. Lo que sirvió en las décadas pasadas fue un sueño que no
soluciona nada. El capitalismo neoliberal es el único sistema capaz de producir riqueza,
trabajo y bienestar social.”
"¿El fin de la Historia?". Francis Fukuyama, (1989)
Las ideas esenciales del liberalismo fueron elaboradas por John Locke, Montesquieu,
David Hume, Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill, entre otros.
El liberalismo en el terreno de la economía defiende: la libertad personal, propiedad
privada, iniciativa y propiedad privada de las empresas, el libre comercio, que se
imponga el beneficio sobre cualquier otra consideración y que no debe de haber trabas
para el libre desenvolvimiento de las empresas. Los liberales del siglo XVIII sostenían
que no había nadie más apto para encaminar la economía que los empresarios y por
ende el Estado no debía intervenir en ella. Adam Smith publica en 1976 su libro La
riqueza de las naciones el que refleja la situación que se vivió en ese tiempo y, además,
sentó las bases del liberalismo económico. Smith afirmaba que cada capitalista al
buscar su propio beneficio buscaba el de los demás, por lo que no se requería la
intervención del Estado en la actividad económica, decía que la economía está regida
por una “mano invisible” que era el mercado, y que este los resolvería todo por sí
mismo. Lo que argumentan es que el gobierno siempre ha impuesto restricciones y
regulaciones sobre las actividades económicas del individuo y que deben de eliminarse
para liberar las energías creadoras que poseemos, esto es laissez-faire. Sin embargo
Smith predijo que el libre mercado a la larga empezaría a afectar a la sociedad y que el
Estado debería de intervenir. Cabe destacar que en economía se les llama
(curiosamente) liberales a los conservadores ya que la aplicación de sus doctrinas solo
favorecen a la burguesía y se ponen esta mascara de “liberales” para moverse sin
obstáculos.249
El liberalismo moderno (mediados del siglo XX), tiene como precursores más
destacados a Ludwing Von Mises y a su discípulo Friedrich Hayek, máximos
4. El mercado. Es el medio más eficiente para producir, por supuesto, tal como
demuestra el consenso actual entre los economistas. También es el más
adecuado para repartir, entre otras razones, porque producir y repartir los
beneficios son partes de un todo inseparable. No es factible durante mucho
tiempo que el mercado produzca y el estado distribuya. Si la distribución de la
riqueza que generan los procesos productivos no guarda relación con dichos
procesos los agentes productivos pierden sus incentivos y disminuyen o cesan
en su producción.
Para Von Mises el principal objetivo del liberalismo es el bienestar. El liberalismo busca
el bien para toda la sociedad, el mayor bienestar para el mayor número. “De hecho, el
liberalismo no difiere del socialismo o de otros sistemas políticos en sus fines, sino en
los medios empleados”.
Ahora bien, el liberalismo se centra en la actuación terrenal del hombre, en el progreso
externo, en el bienestar material (individual) de los humanos.
Friedrich August von Hayek (Viena, 8 de mayo de 1899 - Friburgo, 23 de marzo de
1992) fue un filósofo, jurista y economista de la Escuela Austríaca, discípulo de
Friedrich von Wieser y de Ludwig von Mises. Es conocido principalmente por su
defensa del liberalismo y por sus críticas a la economía planificada y socialista que,
como sostiene en Camino de servidumbre, considera un peligro para la libertad
267
individual que conduce al totalitarismo. Fue galardonado con el Premio Nobel de
Economía en 1974.
Su obra más conocida, Camino de servidumbre (título original "The Road to Serfdom"),
fue publicado por primera vez en marzo de 1944 en el Reino Unido, y en septiembre del
mismo año por la Universidad de Chicago en EEUU.
Von Hayek ofrece la siguiente observación, que podría haber servido de conclusión a
su obra: "En el pasado, ha sido la sumisión a las fuerzas impersonales del mercado lo
que ha hecho posible el desarrollo de la civilización. Es esta sumisión lo que nos
permite a todos construir algo que es mayor que lo que cada uno de nosotros pudiera
construir. Se equivocan terriblemente los que creen que podemos ayudar a dominar las
fuerzas de la sociedad de la misma forma que hemos aprendido a dominar las fuerzas
de la naturaleza. Esto no sólo es el camino hacia el totalitarismo sino también el camino
hacia la destrucción de nuestra civilización y, ciertamente, la mejor manera de bloquear
el progreso."
2.3 Neoliberalismo
Bajo esta perspectiva, en las últimas décadas, todos los países de América Latina y el
Caribe han realizado reformas estructurales orientadas hacia el mercado y a mejorar la
eficiencia de la economía, a acelerar el crecimiento económico, etc.; ya que las
reformas neoliberales ponen el crecimiento económico como razón de ser de la
economía. Restringen la intervención del Estado hasta despojarlo de la responsabilidad
de garantizar los bienes mínimos, que se merece todo ciudadano. Eliminan todos los
programas de creación de oportunidades para todos y los sustituyen por apoyos
ocasionales a grupos focalizados. Privatizan empresas con el criterio de que la
administración privada es mejor. Abren sin restricciones las fronteras para mercancías,
capitales, y flujos financieros, que es parte también, de la globalización económica.
Subordinan la complejidad de la Hacienda Pública al ajuste de las variables
macroeconómicas: presupuesto general equilibrado, reducción de la inflación y balanza
de pagos estable, pretendiendo que de allí, se sigue todo bien común a largo plazo, sin
atender a los nuevos problemas de la población que emergen de estos ajustes, y que
tienen que ser atendidos simultáneamente, por una política de Estado.
Según estas políticas neoliberales, el problema de la distribución del ingreso se dará
255
Neoliberalismo y globalizacion. www.amschool.edu.sv/paes/civica/TEMA%203.htm
256 Loc. Cit.
270
por rebalse, cuando, al elevar los niveles de ingreso debido a un alto crecimiento
económico, permitirá eliminar las desigualdades económicas entre la población.
La visión del ser humano en el neoliberalismo, “delimita la grandeza del hombre y de la
mujer a la capacidad de generar ingresos monetarios, exacerba el individualismo y la
carrera por ganar y poseer. En muchos casos desata la codicia, la corrupción y la
violencia y, al generalizarse en los grupos sociales destruye radicalmente la comunidad.
Se impone así un orden de valores donde priva la libertad individual para acceder al
consumo de satisfacciones y placeres”. (Zacarías, Eladio. Estudios Sociales y Cívica II.
Pag 124).
Los defensores de este fenómeno mundial exponen multitud de razones para estar a
favor del mismo. Así, entre ellas se encuentra el que permite que la libertad se extienda,
da lugar a más puestos de trabajo y a un crecimiento palpable de la economía, ha
disminuido la mortandad infantil, ha aumentado la esperanza de vida, han avanzado los
derechos de las mujeres y ha decrecido la explotación laboral infantil.(…¿?)
Existen numerosas corrientes de pensamiento que creen que la globalización
trasciende la cuestión económica y abarca a la cultura, por ejemplo. Como la relación
de fuerzas entre las naciones más desarrolladas (como las europeas o los Estados
Unidos) y las subdesarrolladas (como las latinoamericanas o africanas) es sumamente
desigual, la globalización sin límites ni controles favorece el imperialismo cultural y el
dominio económico, y atenta contra la identidad particular de cada pueblo.
El origen histórico de la globalización se remonta a 1492, cuando Cristóbal Colón llegó
a América. A partir de allí, la voluntad expansiva de Europa se tradujo en una serie de
imperios y el comercio global se intensificó año a año. Las potencias se basaban en la
teoría económico-política del mercantilismo, que suponía la competencia por una
cantidad finita de riqueza y la necesidad de un control estricto del comercio.
Vale mencionar que, especialmente desde el siglo XX, todos los países del mundo,
socialistas o capitalistas, en diversa medida, han experimentado y vivido los efectos de
257 http://definicion.de/globalizacion/#ixzz2ps4aQbR2
271
la globalización, o bien, han puesto en práctica medidas globalizantes.
272
3. QUÉ ES LA SOCIALDEMOCRACIA258
Preámbulo
273
Guatemala ha experimentado este tipo de gobierno o expresión política (además de las
consecutivas dictaduras militares y los gobiernos civiles y militares conservadores de
derecha y de extrema derecha). Por lo tanto, los siguientes documentos ilustran y
exponen académicamente el contenido y particularidades de la socialdemocracia.
274
3.1 Socialdemocracia: definición y origen.
275
PARADIGMA ESTABLECIDO RESPUESTA A
Asimismo, existen valores que también han permanecido como rasgos característicos
del paradigma socialdemócrata. Tal es el caso de la justicia social, la solidaridad, la
responsabilidad, el humanismo y el progresismo.
Desde el punto de vista político nos damos cuenta de que los privilegios de la burguesía
capitalista, en todos los países avanzados, dan paso poco a poco a las instituciones
democráticas... La legislación de la fábrica, la democratización de las administraciones
comunales y la extensión de su competencia, la liberación de los sindicatos y de las
cooperativas de todas las trabas legales, la consulta permanente de las organizaciones
obreras por parte de las autoridades públicas en las contrataciones laborales
caracterizan el nivel actual del desarrollo...A medida que las instituciones políticas de
las naciones modernas se democratizan, se reducen la necesidad y las oportunidades
276
de grandes catástrofes políticas.259
Cabe destacar que a pesar de que en esta primera etapa la clase obrera, condensada
en un partido político monoclasista, se mantuvo como el sujeto de cambio primordial, ya
se reconocía le necesidad de transformar aquel partido de clase en un partido del
pueblo.
Hasta finales de los años cincuenta del siglo XX, la socialdemocracia en general siguió
basando sus acciones en tesis marxistas. Incluso mantuvo la meta de establecer una
sociedad sin clases. Sin embargo, las circunstancias históricas la obligaron a dar un
viraje ideológico radical.
278
Finalmente, la socialdemocracia, en este segundo periodo, se consolidó como una de
las principales fuerzas políticas leal al sistema capitalista, teniendo su mayor periodo de
auge entre los años 1945 y 1973.
Para el británico Charles Anthony Raven Crosland263, los cinco elementos que
componen el paradigma socialdemócrata clásico son:
Entre los más destacados dirigentes políticos de estos años se encuentran: el Primer
263 El libro clásico de este autor se titula El futuro del socialismo y fue
escrito en 1956.
279
Ministro sueco Olof Palme (1969-1976, reelegido en 1982); el Canciller de Austria
Bruno Kreisky (1970-1983) y; el Canciller alemán Willy Brandt (1969-1974).
Más de dos décadas de grandes éxitos llegaron a su fin con la quiebra del sistema
capitalista y el denominado “consenso del bienestar” en los años setenta. La crisis del
petróleo y la consecuente alza de los precios en el mercado desencadenaron una
recesión económica, que finalmente expresó el fin de los años dorados del capitalismo.
A escala doméstica la crisis del Estado de bienestar fue insostenible. Si bien a nivel
ideológico comenzaba la ofensiva del discurso conservador contra la viabilidad de un
Estado interventor, la realidad también mostraba las fallas y el agotamiento de las
políticas de bienestar económico y social.
266 Ver el estudio Los límites del crecimiento elaborado por el Massachusetts
Institute of Technology en 1972.
281
se promovieron políticas de privatización, liberalización y desregulación como los
nuevos ejes del desarrollo económico.
Ante este nuevo panorama, la socialdemocracia respondió una vez más con una
propuesta alternativa: la tercera vía. Una tercera vía que se ubicó entre el modelo
socialdemócrata clásico y el modelo neoliberal. En palabras de su gran ideólogo,
Anthony Giddens:
...la “tercera vía” se refiere a un marco de pensamiento y política práctica que busca
adoptar la socialdemocracia a un mundo que ha cambiado esencialmente a lo largo de
las dos o tres últimas décadas. Es una tercera vía en cuanto que es un intento por
trascender tanto la socialdemocracia a la antigua como el neoliberalismo.267
282
duramente criticados. En otros países se mantuvo una tendencia más tradicional. Tal es
el caso de la Francia gobernada por el socialista Lionel Jospin (1997-2002), quien
calificó la tercera vía de Blair y Schröder como un neoliberalismo disfrazado.
En Estados Unidos, los denominados “nuevos demócratas” describieron esta tercera vía
como por medio de la Declaración del Nuevo Progresismo publicada por el Consejo de
Liderazgo Demócrata en 1996. En ella, los “nuevos demócratas” planteaban que:
A partir de esta propuesta, se destacaron los pilares del nuevo progresismo ubicados
en: la igualdad de oportunidades, la responsabilidad personal y la movilización de
ciudadanos y comunidades. En esta tendencia se propone que las políticas públicas ya
no estén dirigidas a la redistribución de la riqueza, sino más bien a la creación de ésta.
Es decir, “en lugar de ofrecer subsidios a las empresas, el Gobierno debería promover
condiciones que llevan a las compañías a innovar y a los trabajadores a ser más
eficientes en la economía global”.269 Estas ideas estuvieron animadas e implementadas
por el presidente Bill Clinton.
Por lo que respecta al desarrollo de esta filosofía política en Reino Unido como ya se
mencionó, fue el Partido Laborista bajo el liderazgo de Tony Blair, quien impulsó la idea
del Nuevo Laborismo desarrollando, de esta forma, la tercera vía. Los defensores de la
tercera vía en Reino Unido aceptaron que algunas reformas neoliberales realizadas
fueron necesarias para impulsar la modernización, sin embargo, surgieron amenazas a
la cohesión social por el surgimiento de mercados sin regular.
268 Anthony Giddens, La tercera vía y sus críticos, Taurus, México, 2001, p.
12.
269 Íbidem, p. 13.
270 Íbidem, pp. 14-15.
271 Ibidem., p. 135
284
Fuentes (citadas en el documento original):
Giddens, Anthony, La tercera vía y sus críticos, Taurus, México, 2001, 203pp.
Perona, Ángeles J., Entre el liberalismo y la socialdemocracia, Anthropos Editorial del
Hombre, Barcelona, 1993, 248pp.
285
4. Marxismo, política y medio ambiente
No existe, para Marx, la naturaleza por un lado y la sociedad por otro. La naturaleza es
la totalidad de lo existente y, al mismo tiempo, un momento de la praxis humana
(Schmidt, 1977:23). Esto significa que la naturaleza tiene sentido para el ser humano en
cuanto esfera de su actividad. Fuera del interés humano, la naturaleza no tiene sentido
alguno. De allí el antropocentrismo. Pero, esta relación del ser humano con su entorno
se da, en primera instancia, a través de la producción de su vida, lo que hace que, al
tiempo que el ser humano transforma la naturaleza externa, se transforma a sí mismo.
Al operar por medio de ese movimiento [el trabajo] sobre la naturaleza exterior a
él y transformarla, transforma a la vez su propia naturaleza (Marx, 1975:215-216).
El ser humano establece una relación histórica con la naturaleza. Porque, a cada fase
de su desarrollo socioeconómico, surgen relaciones sociales de producción nuevas,
272 Este material multimedia fue realizado por CIAC Digital para el CLADEAD
(Centro Latino Americano de Educación a Distancia); http://www.cladead.org
286
que crean regularidades que guían el comportamiento con el medio ambiente. En la
sociedad capitalista, por ejemplo, la clase capitalista es dueña de las condiciones de
producción. Ella reúne, bajo su administración, tanto la fuerza de trabajo como la tierra
y los medios de producción. La decisión de qué, cuánto, y cómo producir recae
exclusivamente en esta clase social. En lo que respecta a la clase que vive del trabajo
asalariado, no hay responsabilidad alguna que le toque como participante en el proceso
de producción. Claro está que la población es responsable de su ambiente no sólo
como productora, sino también como consumidora; pero, sólo se puede consumir
aquello que fue previamente producido.
Esta forma de encarar la relación de la sociedad con la naturaleza hace que el planteo
marxista no sea sólo antropocéntrico, sino prioritariamente clasista. Se trata de otra
diferencia radical con respecto al resto de las posiciones ambientalistas. Porque, si una
característica aglutina a todos los colores del ecocentrismo junto al tecnocentrismo, es
el hecho de considerar a la sociedad humana como un bloque con iguales
responsabilidades frente a la naturaleza. El marxismo considera a la sociedad
diferenciada en clases.
La teoría de la renta capitalista del suelo está dedicada a explicar los efectos de las
inversiones de capital en un medio natural, heterogéneo y monopolizable, como es el
suelo en su sentido más amplio. En esta teoría, Marx explica, entre otras cosas, la
tendencia del capital a la colonización de nuevas fronteras (renta diferencial 1), con los
consecuentes efectos sobre la depredación de la naturaleza. Y, también, la tendencia
del capital a sobre-explotar el mismo suelo aún bajo rendimientos decrecientes (renta
diferencial II), con los efectos de agotamiento de la fertilidad de los suelos.
Tres ideas básicas aparecen aquí que guardan relación con la concepción sistémica
que caracteriza la relación medio ambiente-desarrollo: un enfoque holístico, una
dimensión dinámica de cambio constante y una visión optimista de trayectoria
progresiva.
289
Las fuerzas productivas son definidas por Oscar Lange en los siguientes términos:
Podemos distinguir las fuerzas productivas reales y las fuerzas productivas humanas.
Unas y otras se forman y modelan en estrecha interdependencia; en efecto, los
hombres crean los medios de producción y los métodos técnicos que les permiten
utilizarlos, mientras que, al mismo tiempo, las aptitudes humanas se modelan en el
proceso de la producción de las cosas y en la utilización de los medios de producción.
Marx emplea igualmente el término de «fuerzas productivas materiales» subrayando de
esta manera que las fuerzas productivas son expresión de la actitud del hombre con
respecto a la naturaleza, o sea, de la relación entre el hombre y el mundo material que
le rodea; igualmente, del carácter activo de esta relación.6
El desarrollo de las fuerzas productivas va modificando las relaciones del hombre con la
naturaleza, lo que a su vez modifica el proceso de interacción de la sociedad con la
naturaleza.
La historia puede ser considerada desde dos puntos de vista, dividiéndola en historia de
la naturaleza e historia de los hombres. Sin embargo, no hay que dividir estos dos
aspectos: mientras existan hombres, la historia de la naturaleza y la historia de los
hombres se condicionan recíprocamente.7
A su vez, en El Capital señala que todas las relaciones están mediadas por cosas
naturales y viceversa, es decir, se trata siempre de relaciones entre los hombres, entre
sí y con la naturaleza. Por ello concibe el desarrollo no sólo en términos de un cambio
social, sino en función de la relación sociedad-naturaleza en que el desarrollo del
sustrato económico de la sociedad es visto como un «proceso histórico natural».
Por otra parte, la naturaleza sólo tiene sentido en cuanto está relacionada con una
acción práctica eminentemente humana: «la naturaleza, tomada en forma abstracta, por
sí, fijada en la separación del hombre, no es nada por el hombre». Por lo tanto, la
relación del hombre y el medio ambiente debe fundamentalmente concebirse como un
fenómeno social. Como bien señala Lukacs,
la naturaleza es una categoría social, esto es, siempre está socialmente condicionando
lo que en un determinado estadio del desarrollo social vale como naturaleza, así como
290
la relación de esa naturaleza con el hombre y la forma en la cual éste se enfrente con
ella, o, en resolución, la significación de la naturaleza en cuanto a su forma y su
contenido, su alcance y su objetividad.8
Respecto del primer aspecto, Marx señala que la producción es siempre «apropiación
de la naturaleza por parte del individuo en el seno de una determinada forma social y
mediante ella».9 Dentro de este proceso de apropiación, según Lukacs, «la misión
histórico universal del proceso civilizatorio que culmina en el capitalismo es la
consecución del dominio humano sobre la naturaleza».10
Sin embargo, de acuerdo con el planteamiento marxista, dicha dominación no debe ser
entendida como una actitud expoliadora, predatoria de la naturaleza. No se trata de una
explotación irrestricta, sino de un adecuado manejo del sistema natural con vistas a la
satisfacción de las necesidades humanas, tal como indica Engels:
...Y así a cada paso que damos se nos recuerda que en modo alguno gobernamos la
naturaleza como un conquistador a un pueblo extranjero, como alguien que se
encuentra fuera de la naturaleza, sino que nosotros, seres de carne, hueso y cerebro,
pertenecemos a la naturaleza y existimos en su seno, y todo nuestro dominio de ella
consiste en el hecho de que poseemos sobre las demás criaturas, la ventaja de
aprender sus leyes y aplicarlas en forma correcta.11
Por otra parte, el reduccionismo que caracteriza el estudio de los fenómenos naturales
está expuesto por Engels en el siguiente pasaje:
...Todos los modos de producción conocidos hasta ahora apuntaron nada más que al
logro del efecto útil más inmediato y directo del trabajo. Las consecuencias posteriores,
que sólo aparecen después y adquieren efectividad debido a la repetición gradual y a la
acumulación, fueron desatendidas por completo. La economía política clásica, la ciencia
social de la burguesía ante todo examina sólo los efectos sociales de las acciones
humanas en los terrenos de la producción y el intercambio hacia los cuales se apunta.
Esto corresponde por entero a la organización social de la cual es expresión teórica.
Cuando los capitalistas se encuentran dedicados a la producción y el intercambio con
vistas a la ganancia inmediata, sólo deben tenerse en cuenta en primer lugar los
resultados más próximos e inmediatos...
Lo mismo rige para los efectos naturales de esas acciones. ¡Qué les importaba a los
plantadores españoles de Cuba, que quemaron bosques enteros en las laderas de las
montañas y obtuvieron de las cenizas suficiente fertilidad para una generación de
cafetos muy provechosos; qué les importaba que después las fuertes lluvias tropicales
arrastraran la desprotegida capa superior del suelo, y dejaran detrás nada más que la
roca desnuda! En relación con la naturaleza, como con la sociedad, el modo de
producción actual se ocupa predominantemente nada más que de los resultados
inmediatos, más tangibles. Y después se expresa sorpresa cuando los efectos más
remotos de las acciones orientadas hacia ese fin resultan ser muy distintas, y a menudo
de carácter casi siempre opuesto...14
El énfasis en las leyes naturales que venían propugnando los economistas clásicos,
como una transposición de leyes naturales a la realidad social, es reemplazado en Marx
y Engels por la búsqueda de leyes propias del sistema socioeconómico, que rigen su
proceso de cambio y transformación: «...La sociedad actual no es algo pétreo e
inconmovible, sino un organismo susceptible de cambio y sujeto a un constante proceso
de transformación...». Lo anterior implica además que las leyes que rigen el
funcionamiento del sistema en un determinado momento no son necesariamente
válidas en otro:
293
…cada época histórica tiene sus propias leyes. Tan pronto como la vida supera una
determinada fase de su desarrollo, saliendo de una etapa para entrar en otra, empieza
a estar presidida por leyes distintas... Al cambiar el desarrollo de la capacidad
productiva cambian también las relaciones sociales y las leyes que las rigen. 17
4.3.1 Introducción
Ya en la década de los 20 de este siglo, Pigou (1948) sostuvo la necesidad de que las
externalidades negativas sean contempladas por el Estado, imponiendo a sus
responsables una tasa. De esta manera, el Estado corregiría las fallas del mercado;
pero éste último seguiría siendo el mecanismo asignador de recursos.
294
Más modernamente, Coase (1960) plantea que el problema radica más en términos
jurídicos que económicos. Si los derechos de propiedad abarcaran, por ejemplo, al aire
que respiramos, cada quien podría exigir una indemnización a las fábricas poluyentes.
Pero como no existe tal alcance jurídico, la propuesta de Coase consiste en que sea la
negociación directa entre poluyentes y afectados quien resuelva el problema,
descartando la participación estatal. Aunque con diferente propuesta de resolución, el
mercado seguiría siendo el mecanismo de asignación de recursos.
El análisis de la economía ecológica parte de los flujos de energía. Se basa, para ello,
en las leyes de la termodinámica. En 1971 se publica el libro de Georgescu-Roegen La
ley de la entropía y el proceso económico, donde pone sobre el tapete, nuevamente, el
papel que los materiales deben tener en la gestión económica. Georgescu-Roegen
hace hincapié en los recursos no renovables como amenaza para la sustentabilidad del
proceso económico, y en la entropía resultante. Pero el auge de la economía ecológica
no se da sino en los años siguientes, como respuesta al estado público que toma la
crisis ambiental.
Una serie de autores (Georgescu Roegen, 1971; Ehrlich, Ehrlich, Holdren, [1980];
Naredo, 1987; Martínez Alier, [1991]; Daly, 1972; Boulding, [1980]), teniendo como base
las leyes de la termodinámica, plantea una crítica a la concepción tradicional de la
economía. Los ejes centrales de esta crítica son los siguientes:
3) A pesar de que, según la ley de la entropía, toda energía tiende a degradarse, cada
modalidad energética puede ser distinguida según su calidad. Es decir, la capacidad de
producir trabajo útil es diferente según la fuente energética y su modo de utilización. El
análisis energético podrá servir de guía para la utilización de materiales
energéticamente más eficientes y, por tanto, más sustentables.
La economía ecológica descansa sobre un análisis energético. Esto plantea una serie
de dificultades. La primera es de órden científico-técnico, y puede ser formulada
mediante la pregunta, ¿existen límites físico-materiales a la producción humana? La
respuesta de la economía ecológica es un contundente sí. El argumento es simple: la
Tierra es cerrada en materiales, por tanto un crecimiento ilimitado de la producción es
inviable. Pero esto puede ser discutible por varias razones. La primera es que la vida en
la Tierra también tendrá un límite. Se calcula que el Sol se extinguirá dentro de otros 5
mil millones de años. Entonces el problema es de ritmo y no de límites absolutos. Para
ser correctamente formulada, la pregunta debería ser: ¿Crece la producción humana a
un ritmo que plantea límites de abastecimiento de materiales en un futuro previsible?
Creo que nadie se atrevería a dar una respuesta medianamente sólida, si consideramos
la rápida variación en la tecnología, en las estimaciones de existencia de los principales
materiales, y en los cambios en la dinámica de la población.
Más allá de las dificultades con que se enfrenta la economía neoclásica y keynesiana
para abordar el tema ambiental, y de la crítica de la economía ecológica, existe un
problema irresoluble para estas teorías económicas: la propia existencia de
externalidades; y la separación en la práctica entre ecología y economía. Unos se
enfrentan a la necesidad de considerar las externalidades; pero, ¿por qué existen
externalidades?. Otros se enfrentan a la necesidad de anexar criterios
físico/energéticos a la economía; pero, ¿por qué están separadas ecología y
economía?
Cuando Engels, en “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre”
daba cuenta de las implicaciones de la posición erguida, de la liberación de las manos,
y de la fabricación de instrumentos, llegó a la conclusión de que la principal revolución
que aquello había ocasionado no era en la transformación de la naturaleza, sino en la
autotransformación de la sociedad humana. Con ello el marxismo se pone al frente de
todas las corrientes de estudio de la cuestión ambiental que toman a la sociedad
humana como un todo y la relacionan con el resto del mundo vivo y abiótico. El
marxismo muestra que el relacionamiento del ser humano con su ambiente está
mediado por la propias relaciones interespecíficas; y que, dentro de éstas, son las
relaciones sociales de producción las que gobiernan al resto.
298
Primero, las leyes más generales que se derivan del movimiento del capital. Tanto la
tendencia al incremento de la rotación del capital para aumentar la ganancia, como la
tendencia al abaratamiento del capital constante, constituyen la explicación más
contundente del avance del capital sobre espacios y materiales de la naturaleza no
mercantilizados a ritmos crecientes.
Los ecologistas y ambientalistas suelen plantear dos tipos de críticas al marxismo. Una,
que éste es productivista; que deifica el desarrollo de las fuerzas productivas, cuando la
realidad contemporánea ha demostrado el lado negativo del desarrollo científico y
tecnológico. Se trata de un grave error. El método de Marx se basa en la conexión entre
el proceso técnico material y la forma social que asume. Supongamos el análisis de la
tecnología; o de una máquina en particular. En una primera instancia, en el análisis en
sí de la máquina, ésta representa un mecanismo que cumple una determinada función.
En este sentido suplanta fuerza de trabajo, aumenta su productividad, y su utilización
implica una liberación del trabajador respecto de la actividad que realizaba.
Si el análisis hubiese quedado allí, las críticas serían pertinentes. Sin embargo, Marx
continúa su análisis y señala cómo, bajo relaciones capitalistas, la máquina asume el
carácter de capital constante. Ello significa que se relaciona con el trabajo como trabajo
asalariado; de manera que la liberación de la actividad del trabajador se convierte en
desempleo. O, por el contrario, la máquina se mantiene al margen de la producción
mientras la fuerza de trabajo está, en cantidad y precio, por debajo de las necesidades
299
y el costo de uso de la máquina; como sucede en muchos ingenios cañeros, donde las
cosechadoras mecánicas son un medio de control del alza de los salarios, o los
vaivenes de la oferta de fuerza de trabajo, y permanecen normalmente paradas en los
garages a disposición. Lo que en términos más abstractos aparecía como liberación de
cargas físicas, en un nivel más concreto y ajustado a la forma históricamente
determinada del trabajo, es un elemento material que relega al trabajo vivo del proceso
productivo, o bien compite directamente regulando los salarios y la oferta de fuerza de
trabajo.
Tampoco termina allí el análisis de Marx, prosigue y señala cómo dicha máquina, al
intercambiarse por trabajo asalariado, al adquirir la forma de capital constante, sirve a
los efectos de valorizar el propio capital, mistificando el origen del trabajo excedente, al
hacerlo aparecer como resultado indistinto de todos los factores de la producción. No
satisfecho, prosigue.
300
Bibliografía (Marxismo y Medio ambiente)
Boulding, Keneth [1980] 1989 “La economía de la nave espacial Tierra”. Daly, (comp.)
Economía, ecología, ética. FCE. México D.F.
Coase, R. H. 1960 “The problem of social cost”. Journal of Law and Economics. (out.
t.III).
Daly, Heman 1972 Toward a Steady State Economy. Freeman, San Francisco.
Georgescu-Roegen, Nicholas 1971 The entropy law and the economic process.
Cambridge. Harvard University Press.
Marx, Karl [1894] 1981 El capital. Tomo III. Vol. 8. Siglo XXI. México D.F.
301
5. Socialismo del siglo XXI
* La introducción y contenidos del este tema son parte integra de la obra y del Capítulo
III del Socialismo del siglo XXI, ¿Hay vida después del neoliberalismo?, versión
electrónica, del autor Atilio A. Borón, (1ª Edición, Ciudad de Buenos Aires, octubre de
2008). Por su contenido científico y profundidad actualizada sobre el tema del
socialismo del presente siglo, se reproduce para conformar la referencia documental del
curso de Ciencia Política, impartido en la Facultad de Ciencias Económicas de la
Universidad de San Carlos de Guatemala. Su reproducción es sin fines de lucro,
únicamente con intención docente y formativa. La obra se encuentra en la dirección
electrónica: http://www.cronicon.net/paginas/Documentos/Hay-vida-despues-del-
neoliberalismo-Atilio-Boron.pdf Guatemala, septiembre de 2017.
302
Introducción
(a la obra “Socialismo siglo XXI ¿Hay vida después del neoliberalismo? Atilio A. Borón)
El presente libro trata sobre las vicisitudes del capitalismo en América Latina. Su punto
de partida es la constatación, a esta altura irrefutable, de que después de casi un siglo y
medio de haberse instaurado como el modo de producción predominante en las
mayores economías de la región y pese a haber experimentado períodos de altas tasas
de crecimiento económico, nuestros países continúan sumidos en el subdesarrollo. Las
principales economías de la región y aquellas que fueron la vanguardia de este proceso
–nos referimos sobre todo a los casos de Argentina, Brasil, Chile y México– siguen
debatiéndose con los problemas tradicionales del atraso: estructuras económico-
sociales desequilibradas; grandes bolsones de pobreza, indigencia y exclusión social
periódicamente crecientes; extrema concentración de la riqueza y los ingresos;
vulnerabilidad externa; debilidad estatal; escandalosa regresividad tributaria y
“democracias” más aparentes que reales, en las que brillan por su ausencia los más
elementales derechos ciudadanos. Luego de tantas décadas de sacrificios y de
soportar, por momentos, la más inaudita explotación, agravados casi invariablemente
por prolongados períodos de represión y recurrentes baños de sangre, el capitalismo ha
demostrado que no es la tan proclamada ruta hacia el desarrollo para los países de la
periferia, sino precisamente lo contrario: el camino más seguro para perpetuar el
subdesarrollo. Algunos de aquellos países –especialmente Argentina y Brasil– siguen
siendo, melancólicamente, las eternas “tierras del futuro”; tierras para las que,
presuntamente, estaría reservado un porvenir luminoso que cada día se aleja más.
304
cincuenta años. Pero no se desarrolló 275.
Pero la hazaña coreana fue posible porque los surcoreanos hicieron todo lo contrario a
lo que les dictaba el “saber convencional” del imperialismo y sus aliados. Y porque,
pese a estar ocupados por fuerzas militares estadounidenses, la contraparte de la
ocupación militar fue la completa autonomía que lograron las clases dominantes
Coreanas para manejar la política económica y social. Pero si nadie más repitió la
hazaña, ¿por qué habrá sido?
275 Pese a lo cual no son pocos los comentaristas actuales que recuerdan con
nostalgia aquella época y afirman, en un alarde de temeridad, que la Argentina
por entonces ya era un país desarrollado, o que tenía algunos índices
socioeconómicos –por ejemplo, teléfonos o automóviles por 1.000 habitantes,
extensión de las vías férreas, etc.– comparables con los de las cinco o seis
naciones más avanzadas del mundo desarrollado. Pero este enfoque, típicamente
burgués por su tendencia irresistible a la fragmentación y la consideración de
la realidad social en términos de sectores, no puede sino inducir a graves
equívocos. Entre ellos, concluir que la Argentina era ya una economía
desarrollada. Un error semejante se produciría en nuestro tiempo si al
considerar algunos índices de salud pública y educación en Cuba, tan buenos
como los mejores de los países del capitalismo avanzado, concluyéramos que
Cuba es un país altamente desarrollado.
305
La respuesta que trata de fundamentar este libro es que nadie más pudo lograrlo
porque las condiciones económicas, sociales, políticas, militares e internacionales que
permitieron el tránsito del subdesarrollo al desarrollo por la vía capitalista a lo largo del
siglo xx desaparecieron por completo. Dados los avances de la mundialización ya no
existe posibilidad alguna de un desarrollo capitalista autónomo, y lo que provoca esta
heteronomía es la profundización de la dependencia y la perpetuación del
subdesarrollo. Además, la clase fundamental que impulsó las primeras etapas del
desarrollo del capitalismo en los países centrales, la burguesía nacional, se ha
extinguido en la periferia y cualquier esfuerzo por resucitarla está condenado al fracaso,
como lo demuestra sobradamente la experiencia argentina bajo los gobiernos de Néstor
y Cristina Kirchner 276.
306
claro está, en su concreción práctica, pues ya había sido precozmente conjeturada en
el plano de la teoría por Marx y Engels en La ideología alemana, un texto que ambos
habían escrito más de un cuarto de siglo antes. Pero na cosa era pronosticar desde la
teoría la necesidad histórica de la dictadura del proletariado, como el astrónomo que
postula la existencia de un planeta aún no detectado al observar los movimientos de los
demás, y otra muy distinta era ver esa idea encarnada en los sujetos políticos que
protagonizaron la insurrección de París el 18 de marzo de 1871. Fue también por esta
razón que ambos autores, en el Prefacio a la edición alemana del Manifiesto del Partido
Comunista, publicado en 1872, comentaban que “dado el desarrollo colosal de la gran
industria en los últimos veinticinco años y, con este, el de la organización del partido de
la clase obrera; dadas las experiencias, primero, de la revolución de febrero [de 1848] y
después, en mayor grado aún, de la Comuna de París, que eleva por primera vez al
proletariado, durante dos meses, al poder político, este programa ha envejecido en
algunos de sus puntos” (Marx y Engels, 1966). Se imponía actualizar el programa, como
también se impone hoy, dado que el de comienzos del siglo xx sufrió los embates del
tiempo y debe ser reexaminado y revisado. Pero, tanto antes como ahora, esta
reelaboración debe partir de la convicción, también reafirmada por Marx y Engels en
ese texto, de que “los principios generales expuestos en este Manifiesto siguen siendo
hoy, en su conjunto, enteramente acertados” (Marx y Engels, 1966: 12-13). Lo mismo
ocurre con el socialismo del siglo xxi como concepto que redefine el proyecto socialista
en correspondencia con las transformaciones operadas a lo largo del siglo xx y la
dispar suerte corrida por sus distintas experiencias revolucionarias277. Pero una cosa es
imaginarlo o concebirlo en la pureza de su abstracción teórica y otra muy diferente
observar la forma que puede estar asumiendo en su concreción histórica. Y no se
puede, ni se debe, confundir una cosa con la otra.
La segunda enseñanza aludida más arriba apunta a la relación entre teoría y praxis,
sagazmente descripta por el joven Marx en su crítica a Hegel cuando escribió que “así
como la filosofía encuentra en el proletariado sus armas materiales, el proletariado
encuentra en la filosofía sus armas espirituales, y tan pronto como el rayo del
pensamiento muerda a fondo en este candoroso suelo popular, se llevará a cabo la
emancipación de los alemanes como hombres” (Marx, 1958: 15; énfasis en el original).
277 Va de suyo que en un tratamiento más extenso este tema debería ser
prologado por un examen de las experiencias de construcción del socialismo en
el siglo xx. De lo contrario reflexionaríamos como si fuéramos Adán en el
primer día de la creación del mundo. Un tema central en dicho examen sería
dilucidar si todas las experiencias del siglo pasado fracasaron (tesis que
sostienen entre otros John Holloway, Michael Hardt y Antonio Negri) o si hubo
algunas que sí fracasaron pero otras que fueron derrotadas, como por ejemplo
la de Salvador Allende y la Unidad Popular en Chile. Además, ¿en que categoría
ubicarían estos críticos experiencias como las de Cuba, China y Vietnam? Por
supuesto, la consideración de estas cuestiones excede con creces los límites
de este trabajo, pero no queríamos dejar pasar inadvertido este crucial
asunto.
307
El “rayo del pensamiento” sólo puede ser, obviamente, el pensamiento crítico,
impugnador del orden social existente. Pero su productividad histórica sólo se realiza
cuando esas ideas logran arraigarse en el imaginario de hombres y mujeres que luchan
por la construcción de una nueva sociedad. Si ese pensamiento permanece
ensimismado narcicísticamente y no se encarna como “guía para la acción” de un sujeto
político, su destino será convertirse en una sala más del museo donde se amontonan
las ideas que nunca se convirtieron en fuerza social y que jamás hicieron el menor
aporte para cambiar el mundo.
Lenin captó en toda su profundidad una de las facetas de la relación entre teoría y
praxis, felizmente sintetizada en la fórmula que utilizara en el ¿Qué hacer?, “sin teoría
revolucionaria no hay práctica revolucionaria”, y cuya vigencia sólo se ha acentuado
con el paso del tiempo. La otra faceta, en cambio, no fue objeto de su reflexión, si bien
sus planteamientos permiten conjeturar lo que Lenin habría dicho acerca de una teoría
revolucionaria incapaz de encontrar un sujeto que se apropiase de ella. En ese caso,
fácil es inferirlo, dicha teorización devendría en “letra muerta”, correría el destino del
latín y terminaría recluida en herméticos cenáculos de sectas privadas de toda
potencialidad transformadora278. La propuesta de un socialismo del siglo xxi privado de
la capacidad para hundirse en “el candoroso suelo popular” del que hablaba el joven
Marx podría llegar a correr ese riesgo, y convertirse en un juego de lenguaje para uso
exclusivo de una pequeña secta de iniciados.
El tema, no por casualidad, está siendo objeto de una intensa y creciente discusión. Si
hacemos una rápida consulta en Google y consideramos el número de páginas
existentes a finales de febrero de 2008 sobre el “socialismo del siglo XXI”, veremos que
aparecen listadas aproximadamente unas 995.000 páginas que responden a dicha
cuestión279. La literatura existente es por lo tanto sumamente abundante, y crece a un
ritmo incontenible semana tras semana. Más interesante todavía: la abrumadora
mayoría de los textos contenidos en esas páginas se originaron luego de que el
presidente Hugo Chávez Frías instalara el tema en el debate público a mediados de
2005. Desde entonces, este se ha convertido en una referencia imprescindible de
cualquier discusión sobre el futuro del capitalismo, sobre todo en los países de América
Latina pero también, si bien de modo más atenuado, en gran parte del Tercer Mundo.
Gran mérito el de Chávez al haber instalado un tema que había sido desterrado del
lenguaje político, inclusive de las izquierdas. Junto con palabras tales como
imperialismo, clases, dominación, explotación, o expresiones como “lucha de clases”, la
palabra socialismo había desaparecido del discurso político en el preciso momento en
que su necesidad se tornaba más imperiosa que nunca. Por suerte, ya hemos
comenzado a salir de esa situación y en la batalla de ideas podemos anotarnos una
- Los valores y principios medulares, que deben vertebrar un proyecto que se reclame
como genuinamente socialista.
- Finalmente, el tema del “sujeto histórico” (o los sujetos) de ese proyecto, y sus
características distintivas.
Valores
Dicho lo anterior, es preciso subrayar que un socialismo renovado de cara al siglo xxi no
puede quedar reducido a la construcción de una nueva fórmula económica, por más
resueltamente anticapitalista que esta sea. El Che tenía toda la razón cuando afirmó
que “el socialismo como fórmula de redistribución de bienes materiales no me
interesa”281. De lo que se trata es de la creación de un hombre y una mujer nuevos, de
una nueva cultura y un nuevo tipo de sociedad, caracterizados por la abolición de toda
forma de opresión y explotación, el primado de la solidaridad, el fin de la separación
entre gobernantes y gobernados, y la reconciliación del hombre con la naturaleza. En
términos similares se expresa François Houtart cuando identifica cuatro principios que,
según su análisis, deberían orientar la construcción de este nuevo socialismo (Houtart,
2007): el predominio del valor de uso sobre el valor de cambio, teniendo en cuenta que
la primacía de este último es la que impone la lógica del mercado –y, por ende, la ley
del valor– en la totalidad de la vida social, lo que, tal como planteara Franz
Hinkelammert, en términos prácticos significa el fin del sujeto y el sometimiento de la
humanidad entera a la lógica destructiva del capitalismo; una nueva relación no
predatoria con la naturaleza, agredida brutalmente por el capitalismo al considerarla
una mercancía más, lo que requiere avanzar aceleradamente hacia su total
281 Ya en su momento Mariátegui había expresado una idea muy similar, pero
referida en su caso a la conciencia del proletariado, cuando escribió que “un
proletariado sin más ideal que la reducción de las horas
de trabajo y el aumento de los centavos del salario no será nunca capaz de una
gran empresa histórica”. El economicismo remata inexorablemente en este tipo
de conciencia, irremediablemente inepta para la construcción del socialismo.
Ver José Carlos Mariátegui (1969b: 116).
310
desmercantilización; la democratización de todas las esferas de la vida social,
comenzando por la economía –que, al decir de Lenin, es “la política concentrada”– y
siguiendo por todas las instituciones de la sociedad, entre las cuales sobresale por su
trascendencia y gravitación práctica el estado; y el principio de la interculturalidad, esto
es, el enriquecimiento recíproco de todas las culturas mediante su diálogo permanente.
En una perspectiva similar, el presidente Hugo Chávez afirmó, en una entrevista que se
le realizara en octubre de 2005 y que fuera ampliamente reproducida en Internet, que
según él el socialismo del siglo xxi debería contener por lo menos cuatro rasgos
esenciales282. En primer lugar, uno de carácter moral, recuperando el sentido ético de
la vida destruido por ese “sórdido materialismo de la sociedad burguesa” del que
hablara Marx. En ese texto el líder bolivariano convoca a “luchar contra los demonios
que sembró el capitalismo: individualismo, egoísmo, odio, privilegios”. El socialismo
debe defender la ética, la generosidad, la dignidad y la autonomía de los sujetos
sociales. En segundo lugar, debe proponer una democracia de tipo participativo y
protagónica, potenciando la soberanía popular. En tercer lugar, la conciliación de la
libertad con la igualdad, puesto que la primera sin la segunda, en una sociedad de
excluidos y explotados, se convierte en un privilegio de minorías. Para el socialismo la
justicia social es un componente esencial de su proyecto, la virtud primera que debe
tener toda organización social poscapitalista.
311
en un escrito sumamente sugestivo e importante, no exento de algunas interpretaciones
que seguramente suscitarán fuertes polémicas (Lebowitz, 2006). El propio presidente
Chávez se refirió a este en su programa dominical, “¡Aló Presidente!”, el 25 de febrero
de 2007, con estos términos:
En relación al perfil valorativo del socialismo del siglo xxi, Lebowitz plantea que, así
como Marx reconsideró sus concepciones sobre el estado y la revolución luego de la
Comuna de París (1871), nosotros debemos repensar el socialismo a la luz de las
experiencias del siglo xx. En pocas palabras, Lebowitz (2006) enumera lo que según él,
son los rasgos que no deberían caracterizar al socialismo del futuro. Ellos son los
siguientes:
a) el socialismo del siglo xxi no es estatismo ni puede dar lugar a una sociedad
estatista, “donde las decisiones se impongan desde arriba y donde toda iniciativa sea
potestad de los funcionarios del gobierno o de los cuadros de vanguardia que se auto-
reproducen”. Agrega que, debido a que el socialismo tiene como su horizonte el
desarrollo integral de la persona humana, su construcción “requiere una sociedad
democrática, participativa y protagónica. Una sociedad dominada por un estado
todopoderoso no genera seres humanos aptos para instaurar el socialismo”. Este es un
punto que merece ser discutido en profundidad: por una parte, porque en grandes
sectores de la izquierda la confusión entre socialismo y estatismo ha sido una constante
a lo largo de todo el siglo pasado. Y, evidentemente, al confundirlos hacían caso omiso
de las advertencias de Marx y Engels acerca de la naturaleza y el carácter transitorio
del estado. Pero los fundadores del materialismo histórico –y junto con ellos todo el
marxismo clásico, incluyendo figuras de la talla de Lenin, Trotsky y Luxemburgo, entre
otros– se equivocaron cuando supusieron que el período de transición entre el
capitalismo y el comunismo –y eso es precisamente el socialismo– sería de breve
duración. Y no sólo eso: también subestimaron la virulencia de la reacción adversa de
las grandes potencias capitalistas, mientras que sobrestimaron la unanimidad de
312
acción, o el internacionalismo, de los proletarios de todo el mundo, que no sólo no se
unieron, como exhortaban Marx y Engels en el Manifiesto, sino que, como lo demostró
la Primera Guerra Mundial, se encolumnaron detrás de sus propias burguesías en una
de las mayores carnicerías de la historia.
Por todas estas razones, sintetizadas en estas pocas palabras, es que el estado,
especialmente en el socialismo (pero también en las sociedades capitalistas), lejos de
diluirse, acentuó su presencia hasta adquirir proporciones extraordinarias. Y cuando
una institución como esta alcanza tan notables dimensiones, su propia dinámica tiende
a producir algunos “efectos colaterales” incompatibles con el progreso del socialismo.
Uno de ellos es la creciente alineación de la ciudadanía, que frente al patrimonio
público –que debería ser valorado como propiedad de todo el pueblo– adopta muy a
menudo actitudes que reflejan un profundo desinterés y un larvado individualismo que
se sintetiza en expresiones tales como “esto no es mío, es del estado”, como si en el
socialismo la propiedad del estado no fuera al mismo tiempo propiedad de todo el
pueblo. Por otra parte, la hipertrofia cuantitativa del estatismo, exigida tanto por las
crecientes necesidades del capital en las economías capitalistas como por la hostilidad
del imperialismo en contra de los ensayos socialistas, implica también un preocupante
cambio cualitativo: la creciente burocratización de las estructuras estatales, una
tendencia inevitable y para colmo tendencialmente incompatible con la lógica de la
democracia socialista. En los últimos años de su vida, Lenin reflexionó largamente
sobre el tema de la burocracia en la construcción del socialismo, y sería provechoso
que sus análisis fuesen discutidos nuevamente en la actual coyuntura.
Por consiguiente, si bien estamos de acuerdo con Lebowitz, es preciso introducir una
calificación a este primer no que nos plantea en su trabajo, porque el fortalecimiento del
estatismo en los procesos de construcción socialista casi invariablemente es un reflejo
de la lucha de clases a nivel mundial y, en el caso de Cuba, de la continuada agresión
imperialista a lo largo de casi medio siglo, que no deja otra alternativa que fortalecer el
estado y, principalmente, su aparato militar. De lo que se trata entonces es de
establecer de qué forma el perfeccionamiento de las instituciones democráticas del
socialismo del siglo xxi, que no son las de la democracia burguesa, podría tener la
capacidad de contrarrestar los efectos más perniciosos del reforzamiento del poder
estatal a causa de la sistemática agresión que el imperialismo descargará sobre
cualquier tentativa de avanzar en dirección del socialismo.
b) En segundo lugar, nuestro autor bien dice que el socialismo “no es populismo. Un
estado que provee los recursos y las soluciones a todos los problemas de la gente no
fomenta el desarrollo de las capacidades humanas, al contrario, estimula a la gente a
adoptar una actitud pasiva, a esperar que el estado y los líderes den respuesta a todos
sus problemas”.
c) Continúa Lebowitz diciendo que una sociedad socialista no puede ser totalitaria.
Dado que “los seres humanos son diferentes y tienen diferentes necesidades y
habilidades, su desarrollo por definición requiere del reconocimiento y respeto de las
diferencias. Las presiones del estado o las de la comunidad para homogeneizar las
actividades productivas, las alternativas de consumo o estilos de vida no pueden ser la
base para que surja lo que Marx reconocía como la unidad basada en el reconocimiento
de las diferencias”283.
d) Finalmente, nuestro autor sostiene que el productivismo en que cayeron gran parte
de los experimentos socialistas del siglo xx, a la larga terminó socavando las
posibilidades de construir una sociedad socialista. Por eso tiene razón Lebowitz cuando
afirma que el “socialismo no puede ser el culto por la tecnología. Esta fue una patología
para el marxismo, y que se manifestó en la Unión Soviética como minas, fábricas y
283 Una reflexión interesante y polémica, que debería ser objeto de un serio
debate, es la que plantea Edgardo Lander en ocasión de la creación del Partido
Socialista Unificado de Venezuela. Señala en su nota que “entre los debates
vitales sobre la experiencia de lo que fue el socialismo que realmente existió
en el siglo xx, están los asuntos del papel del Estado y del partido y sus
relaciones con la posibilidad de la construcción de una sociedad democrática.
Un Estado-partido que copó cada uno de los ámbitos de la vida colectiva,
terminó por asfixiar toda posibilidad de debate y disidencia, y con ellos la
posibilidad misma de la pluralidad y la democracia. Es por ello que entre los
debates medulares para un orden socialista democrático que no repita los
contenidos autoritarios de la experiencia del siglo pasado están los referidos
al papel del Estado, al carácter del Estado, a las relaciones entre el Estado
y la pluralidad de formas de organización y sociabilidad que se agrupan bajo
la idea de sociedad” (Lander, 2006). Su invitación fue recogida por numerosos
intelectuales y políticos: es preciso revisar ese capítulo de la historia de
los socialismos realmente existentes y en esa empresa introducir algunas
distinciones que no aparecen en el texto de Lander y que son de gran
importancia. No fue lo mismo la experiencia soviética que la cubana, y sería
injusto a más de impropio intelectualmente subsumirlas en una misma categoría.
314
granjas colectivas inmensas, que supuestamente lograban los beneficios de la
economía de escala”, pero al precio de burocratizar el proceso de toma de decisiones,
desincentivar el protagonismo popular y destruir el medio ambiente.
En relación con esto es pertinente recordar, una vez más, las palabras del Che acerca
del socialismo como un proyecto integral, irreductible a cualquier clave economicista o
productivista284.
e) Asimismo, Lebowitz concluye que el socialismo del siglo xxi debe estar signado por
una fuerte “disposición a luchar contra la lógica del capital”. La experiencia del siglo xx
enseña que “el deseo de desarrollar una sociedad que sirva al pueblo no es suficiente –
hay que estar dispuesto a romper con la lógica del capital para realizar un mundo
mejor”. En otras palabras, lograr lo que Houtart planteaba en su texto: la primacía del
valor de uso sobre el valor de cambio –puesto que este último es el vehículo principal
mediante el cual se mercantiliza el conjunto de la vida social– exige una firme decisión
de impedir que la lógica del capital se apodere de nuestras vidas y de la naturaleza.
Esto supone no sólo un gobierno con ideas claras y voluntad firme sino también una
conciencia socialista y revolucionaria ampliamente desarrollada en las masas
populares. Por tanto, concluye Lebowitz que “no se puede hacer socialismo desde
arriba, a través de los esfuerzos y enseñanzas de una vanguardia que toma todas las
iniciativas y desconfía del auto-desarrollo de las masas”, o simplemente desalienta su
autoorganización.
Proyecto
284 Dadas ciertas confusiones reinantes en relación con estos temas, vale la
pena aclarar que la crítica al productivismo no significa para nada
desentenderse de las imperiosas necesidades que una economía socialista tiene
de ser productiva y eficiente, condiciones indispensables para elevar las
condiciones materiales de vida de la población. El productivismo, en cambio,
puede ser definido como la ciega e irracional confianza depositada en el
desarrollo de las fuerzas productivas, concebidas como capaces de resolver por
sí solas todas las necesidades de la nueva sociedad. El deterioro del medio
ambiente o el despotismo tecnocrático dentro de la empresa socialista han sido
dos de los subproductos más perniciosos del productivismo. Sería un gravísimo
error pensar, por otra parte, que la productividad y la eficiencia son rasgos
que sólo definen a una economía capitalista.
315
eficazmente apelando a su mayor “racionalidad” económica o a su capacidad para
evitar el absurdo despilfarro propio del capitalismo; o subrayando el carácter más
democrático del estado socialista, cuestiones estas que no por ser ciertas deben
hacernos olvidar la preeminencia axiológica del socialismo como forma superior de
civilización fundada en el predominio de valores altruistas, solidarios, radicalmente
democráticos, y en el respeto a la naturaleza y la sociodiversidad.
No obstante, dicho lo anterior, se trata de ver ahora la forma en que el ideal socialista, o
la utopía movilizadora del socialismo, se encarna históricamente en una agenda
concreta de transformación social. Por ejemplo, en un proyecto socialista como el que
caracterizó a la Revolución Rusa desde sus comienzos, el tema de la sustentabilidad
ecológica se encontraba por completo ausente, y en gran medida puede decirse lo
mismo en relación a la cuestión de la emancipación de la mujer. No porque se ignorase
la importancia de ambas cuestiones, sino porque se suponía que el fin de la anarquía
de la producción capitalista preservaría eficazmente el medio ambiente, y que la
liberación del yugo del patriarcado se produciría automáticamente como resultado de la
derrota de la burguesía y del inicio de la transición socialista. Nada de ello ocurrió, y es
precisamente por eso que tiempo atrás escribíamos que la renovación y actualización
de la agenda concreta del proyecto socialista es imprescindible para las fuerzas que
bregan por la superación histórica del capitalismo. Nuevas demandas, urgencias y
necesidades sociales se generaron a lo largo del último siglo, y, a menos que ellas sean
adecuadamente encaradas con políticas concretas, el socialismo del siglo xxi quedará
relegado al terreno de las ideas despojadas de toda resonancia práctica. Ya advertía
Rosa Luxemburgo que, si ello llegara a ocurrir, las fuerzas socialistas se debilitarían y
empequeñecerían a punto tal de perder toda clase de gravitación en la vida social,
degradadas a la condición de minúsculas sectas esotéricas que predican discursos
incomprensibles y carentes de productividad social.
Así, una vez establecida la historicidad del proyecto socialista –por contraposición a la
inmanencia de sus valores esenciales–, podría pensarse, en línea con los aportes de
los autores anteriormente mencionados, que rasgos tales como “la planificación central”
de la economía, que en el pasado fue interpretada como consustancial con el
socialismo, hoy aparecen claramente como producto de una época y que no existen
mayores razones para que sean mantenidos en el futuro. Si en el marco del desplome
del estado zarista, la Primera Guerra Mundial y la salvaje agresión perpetrada en contra
de la joven república soviética, la socialización de la economía fue asimilada con la total
estatización de las actividades económicas, hoy en día esa receta no sólo es
inadecuada sino, además, contraproducente para la consolidación de un proyecto
socialista en las condiciones actuales de la economía mundial. Volviendo una vez más
a Rosa Luxemburgo, fue ella quien señaló la importancia de no hacer de una necesidad
316
virtud. Si el modelo de la estatización total de la economía fue una necesidad impuesta
por determinadas circunstancias históricas, esto no significa que deba ser la única
alternativa para un proyecto socialista. Y esta conclusión es válida aun si se tiene en
cuenta, en contra de la opinión del saber convencional de las ciencias sociales y de los
ideólogos y publicistas liberales de viejo y nuevo cuño, que en su tiempo ese modelo
fue altamente exitoso: hizo posible un formidable desarrollo de las fuerzas productivas y
convirtió al país más atrasado de Europa a comienzos del siglo xx en una gran potencia
industrial y militar; y, por añadidura, logró que la Unión Soviética tomara el liderazgo en
la conquista del espacio exterior en la segunda mitad de la década del cincuenta. Sin
embargo, sus logros en una fase de industrialización extensiva, en la cual el énfasis
estaba puesto en la producción de bienes de capital, no fueron suficientes para
responder eficazmente a los nuevos desafíos planteados por la tercera revolución
industrial, con el consiguiente desarrollo de la microelectrónica, las telecomunicaciones,
la informática y todas las aplicaciones industriales derivadas de estos adelantos
científicos. Y, gradualmente, la Unión Soviética fue perdiendo terreno frente a sus
rivales capitalistas hasta llegar a su inglorioso derrumbe final, cuando todo el edificio
político construido por la primera revolución proletaria de la historia, un acontecimiento
extraordinario en la vida de las naciones, se desplomó sin un solo disparo, y ante la
increíble indiferencia de la población.
Somos idiotas si creemos, por ejemplo, que la economía –y que me perdonen las
decenas de miles de economistas que hay en el país– es una ciencia exacta y eterna, y
que existió desde la época de Adán y Eva. Se pierde todo el sentido dialéctico cuando
alguien cree que esa misma economía de hoy es igual a la de hace 50 años, o hace
100 años, o hace 150 años, o es igual a la época de Lenin, o a la época de Carlos
Marx. A mil leguas de mi pensamiento el revisionismo, rindo verdadero culto a Marx, a
Engels y a Lenin (Castro Ruz, 2005a: 20-21).
Como vemos, la dirigencia cubana hace una lectura apropiada de las circunstancias
actuales y, dentro de ellas, de las características que deben asumir la estructura y el
funcionamiento de la organización estatal y de la economía cubana. Es más: en ese
mismo discurso, Raúl sostuvo también que “en diciembre hablé del exceso de
prohibiciones y regulaciones, y en las próximas semanas comenzaremos a eliminar las
más sencillas. Muchas de ellas tuvieron como único objetivo evitar el surgimiento de
nuevas desigualdades, en un momento de escasez generalizada, incluso a costa de
dejar de recibir ciertos ingresos” (Castro Ruz, 2008). Pero hoy algunas condiciones han
cambiado y esas “prohibiciones y regulaciones” desencadenan efectos exactamente
contrarios a los buscados.
318
A su vez, un esquema centralizado de dirección y control de la vida económica resulta
contraproducente en la medida en que alimenta una vigorosa tendencia a instaurar el
predominio de una burocracia que progresivamente se va desentendiendo y
descomprometiendo de la construcción de una nueva sociedad, convirtiéndose en
cambio en celosa custodia de sus privilegios. Las lecciones que se desprenden del
derrumbe de la Unión Soviética aportan elementos irrebatibles sobre este tema.
Por consiguiente, este y no otro debe ser el significado de una política de reformas
dentro del socialismo; no para volver al capitalismo sino para perfeccionar el socialismo
y dar un paso más en dirección a la sociedad comunista. Arrojar por la borda esta
necesidad de impulsar un continuo perfeccionamiento de la obra revolucionaria es el
camino más seguro para garantizar el fracaso de un proyecto socialista.
Nos parece que estas líneas sintetizan notablemente los desafíos que debe enfrentar el
avance en la construcción del socialismo en Cuba y, por extensión, en los países que
están iniciando este recorrido. No podemos olvidar que un proyecto de este tipo debe
garantizar la elevación de las condiciones de vida materiales y espirituales de las
grandes mayorías nacionales. En el caso cubano, el criminal bloqueo norteamericano
ha conspirado muy eficazmente en contra de este objetivo, pero sería un gravísimo
error pensar que todos los problemas de la economía cubana se explican por la
persistencia de esa política imperialista. Estamos convencidos de que su maligna
efectividad podría reducirse considerablemente si se adoptasen nuevas políticas,
especialmente diseñadas para enfrentar los graves problemas que afectan las
condiciones de vida de grandes sectores de la población, como los bajos salarios, el
transporte, la vivienda, la creciente desigualdad económica y social, la insuficiencia de
la oferta alimentaria y la baja productividad del sector público, entre otros males
321
reiteradamente señalados con preocupación por la dirigencia revolucionaria. En la
actualidad, la legitimidad de la Revolución descansa sobre dos pilares: el liderazgo de
Fidel, como heredero indiscutible del legado martiano, y los logros obtenidos
especialmente en los campos de la salud y la educación. Pero ninguno de estos dos
pilares es eterno y, como afirmara el propio Fidel en el ya mencionado discurso, una
revolución como esta, que ha probado ser imbatible desde afuera al resistir medio siglo
de agresión imperialista, podría llegar a sucumbir producto de sus propios errores; o a
suicidarse si no tiene la audacia necesaria para encarar los cambios que se requieren
para garantizar su supervivencia y la consolidación del socialismo286.
322
impostergables de eficiencia y productividad necesarios para elevar las condiciones
materiales y espirituales de vida de las clases y capas populares y sentar las bases
materiales para la construcción del socialismo.
Es necesario agregar, por otra parte, que en Cuba ya existen diversas formas de
propiedad; no es que estas surgirían de las reformas económicas socialistas que se
deberían implementar, sino que ya están en funcionamiento. Más aún, algunas de esas
formas de propiedad no estatal se sitúan en el borde mismo de la legalidad y, según el
mencionado discurso de Fidel, presentan un significativo componente de corrupción
que no hace otra cosa que deslegitimar los inmensos logros de la revolución. Es preciso
asumir esta realidad y actuar sin más dilaciones para enfrentar eficazmente este
problema287.
287 En relación a esto, Fidel ofrecía algunos ejemplos que por su capacidad
didáctica merecen ser citados en toda su extensión: “¿Cono las que estoy
hablando? ¿Conocían ciertos hábitos generalizados? ¿Conocían que algunos
ganaban en el mes 40 o 50 veces lo que gana uno de esos médicos que está allá
en las montañas de Guatemala, miembro del contingente ‘Henry Reeve’? Puede
estar en otros lugares distantes de África, o estar a miles de metros de
altura, en las cordilleras del Himalaya salvando vidas, y gana el 5%, el 10%
de lo que gana un ladronzuelo de estos que vende gasolina a los nuevos ricos,
que desvía recursos de los puertos en camiones y por toneladas, que roba en
las tiendas en divisa, que roba en un hotel cinco estrellas, a lo mejor
cambiando la botellita de ron por una que se buscó, la pone en lugar de la
otra y recauda todas las divisas con las que vendió los tragos que pueden
salir de una botella de un ron más o menos bueno. ¿Cuántas formas de robo hay
en este país?” (Castro Ruz, 2005a).
323
Sujetos
Pueblo
Entendemos por pueblo, cuando hablamos de lucha, la gran masa irredenta […] a la
que todos engañan y traicionan, la que anhela una patria mejor y más digna y más
justa; la que está movida por ansias ancestrales de justicia por haber padecido la
injusticia y la burla generación tras generación […] Y ahí están los 600 mil cubanos sin
trabajo, los 500 mil obreros del campo, los 400 mil obreros industriales y braceros, los
100 mil pequeños agricultores, los 30 mil maestros, los 20 mil pequeños comerciantes,
los 10 mil profesionales jóvenes […] A este pueblo […] no le íbamos a decir “Te vamos
a dar”, sino “¡Aquí tienes, lucha ahora con todas tus fuerzas para que sea tuya la
libertad y la felicidad!” (Castro Ruz, 2005b: 59-61).
Sin duda estas transformaciones del capitalismo reflejan también la derrota de los
proyectos llamados a sustituirlo y superarlo históricamente. Pero, como recordara con
agudeza el gran marxista británico Ralph Miliband (1985: 20-35), “si hoy tenemos, en
algunas partes, capitalismos democráticos, welfare state, sociedades más abiertas y un
recortado despotismo del capital en la economía, es porque la clase obrera de
Occidente impugnó al capitalismo y trató por lo menos de reformarlo”. Es cierto: no se
lanzó a “tomar el cielo por asalto”, consumando su revolución, y además sus proyectos
reformistas fueron desigualmente exitosos. Pero su protagonismo y su vocación
transformadora han sido indiscutibles, y sus resultados están a la vista”. En otras
palabras: el proletariado industrial clásico, teorizado por Marx y Engels en la segunda
mitad del siglo xix, no pudo o no supo cumplir con su “misión histórica” en los
capitalismos desarrollados; pero lo intentó repetidas veces y sólo sucumbió luego de
haber sido ahogado en sangre por dos guerras mundiales y el fascismo.
Dicho esto, podríamos preguntarnos si es que queda algún papel para la clase obrera.
La teoría hegemónica en las ciencias sociales, claramente tributaria de los preceptos
del pensamiento liberal, no sólo ha descartado el papel de la clase obrera, sino que ha
eliminado por completo de su horizonte de análisis la relevancia de las clases sociales
325
(¡ni qué hablar de la lucha de clases!). Pero tal como les ocurriera a los teólogos
medievales con las leyes que regían el mundo de la naturaleza, las leyes de
movimiento de la sociedad burguesa no desaparecerán por el capricho de un concepto,
una moda intelectual o la superficial ingeniosidad de quienes han reemplazado el
análisis materialista de la sociedad por un vistoso juego de palabras que, en su
vacuidad, no hace otra cosaque ocultar la naturaleza insanablemente explotadora y
opresiva de la sociedad capitalista. Si aquellos combatían a Galileo diciendo que no era
la tierra sino el sol y los planetas los que giraban a su alrededor, los “posmodernos” de
las ciencias sociales combaten con igual ardor a quienes creen que las clases sociales
y sus luchas siguen siendo el principal motor de la historia. Tal como afirmamos en un
texto escrito hace ya algunos años, “la proliferación de actores sociales no decreta la
abolición de las leyes de movimiento de la sociedad de clases: sólo significa que la
escena social y política se ha complejizado. El aumento en el número, así como la
diversificación de la calidad de los actores sociales, de ninguna manera supone la
desaparición de las clases sociales ni el ocaso de su conflicto como el eje dinámico
fundamental de las sociedades capitalistas” (Boron, 2005a).
La centralidad de la clase obrera no es un asunto estadístico. Poco tiene que ver con
su volumen o proporción en el seno de una sociedad capitalista. Su centralidad tiene
que ver con su singular inserción en el proceso productivo y su irremplazable papel en
la valorización del capital, lo cual hace que sólo esa clase pueda eventualmente reunir
las condiciones necesarias para subvertir el orden burgués. El hecho de que para el
cumplimiento de su misión histórica necesita del concurso de otras clases y grupos
sociales es tan evidente que ya desde los tiempos del Manifiesto del Partido Comunista
Marx y Engels se encargaron de dejarlo claramente planteado. Pensar de otra manera
el papel del proletariado significaría postular la fatal inexorabilidad de la revolución
socialista, algo completamente ajeno al espíritu del marxismo.
Ahora bien: es preciso tener en cuenta que cuando hoy hablamos de proletariado nos
enfrentamos a dos situaciones distintas. Por un lado, al encogimiento de las filas del
proletariado industrial clásico; por el otro, a la extraordinaria ampliación y creciente
heterogeneidad que caracterizan a esta clase como producto de las transformaciones
experimentadas por el modo de producción capitalista. En el primer sentido, hay menos
proletarios “clásicos” que antes, en el mundo desarrollado tanto como en la periferia;
pero en otro sentido podría decirse que jamás ha habido en la historia del capitalismo
tantos proletarios como hoy, si bien de un nuevo tipo. Es esto lo que tiene in mente Frei
Beto cuando habla del “pobretariado” latinoamericano y su papel en la transformación
de nuestras sociedades. Un “pobretariado” constituido por obreros industriales; por ex
obreros caídos en la desocupación crónica e irreversible; por el enorme universo de los
informales urbanos y rurales; por los sectores medios empobrecidos y proletarizados;
por las masas campesinas e indígenas sometidas a la lógica mercantil; por los jóvenes
que no tienen futuro en el capitalismo. En fin, por hombres y mujeres para quienes este
sistema no abriga esperanza alguna.
326
Estos cambios en la anatomía de las clases populares explican, en gran medida, la
crisis en que cayeron sus estructuras tradicionales de mediación: partidos y sindicatos
no lograron hasta ahora adaptarse a la nueva realidad, y su vacío fue crecientemente
ocupado por nuevos movimientos sociales. Estos movimientos expresan una realidad
distinta, pero no contradictoria, al continuado protagonismo de las clases sociales, y la
correcta apreciación de sus potencialidades transformadoras no puede hacerse
subestimando las posibilidades que aquellas todavía conservan. Las reivindicaciones
de los vecinos de las barriadas populares, de las mujeres, de los jóvenes, de los
ecologistas, de los pacifistas y de los defensores de los derechos humanos no pueden
ser plenamente comprendidas si no se las integra al marco más comprehensivo del
conflicto de clases y la dominación burguesa, aunque esto no significa que la
productividad de los movimientos pueda ser reducida a un eje clasista que las
determina y condiciona. Estos nuevos sujetos no son un mero espejismo, un
epifenómeno de la lucha de clases, sino que expresan nuevos tipos de contradicciones
y reivindicaciones generadas por la renovada complejidad y conflictividad de la
sociedad capitalista. Pero la dinámica de los movimientos sociales sería prácticamente
indescifrable si no la situáramos en el contexto más global de las relaciones de clase y
sus contradicciones estructurales. ¿Cómo comprender la lucha de las agrupaciones
vecinales de la periferia que demandan luz y agua, sin tomar en cuenta que fue el modo
en que la burguesía ha acumulado, dominado y especulado sobre el territorio lo que
condenó a millones de latinoamericanos a vivir en la indigencia? ¿Cómo interpretar las
demandas de los organismos defensores de los derechos humanos, si olvidáramos por
un instante que en estos países la burguesía y el imperialismo han promovido
reiteradamente políticas ferozmente antipopulares para preservar un orden social
escandalosamente injusto? ¿Cómo entender el rechazo que la burguesía siente por los
“verdes”, si desconociéramos que su propuesta conservacionista es profundamente
antagónica con la racionalidad predatoria del capitalismo? Un último ejemplo: las
transiciones políticas latinoamericanas. En un comienzo se constituyó un consenso
bastante amplio entre los especialistas, que subrayaba la centralidad de los nuevos
movimientos sociales en la marcha desde el autoritarismo hacia la democracia. A poco
andar, sin embargo, la evidencia demostró que quienes estaban desempeñando los
papeles protagónicos de la transición no eran sino los viejos actores clasistas: los
empresarios, la banca extranjera, el imperialismo, el movimiento obrero. Los
movimientos sociales cedieron rápidamente su lugar de privilegio a los actores
colectivos cuyo certificado de defunción había sido extendido prematuramente.
Por otra parte, debe tenerse en cuenta que, si bien es imprescindible reconocer las
profundas transformaciones que afectaron a las clases y capas populares: atomización,
fragmentación, heterogeneización, no es menos cierto que en el vértice de la pirámide
social los procesos en marcha solidificaron a la burguesía y sus diversas fracciones, a
punto tal que estas fueron capaces de unificar sus estrategias y tácticas a escala
planetaria, tal como lo refleja su reunión anual en Davos. Es decir que, lejos de
327
desaparecer la lucha de clases, lo que ha ocurrido es que el sujeto popular se ha
fraccionado y desintegrado, mientras que su adversaria, la burguesía, se benefició de
un proceso inverso y se presenta ante el mundo cada vez más coherente y unificada.
En todo caso, para los socialistas y para quienes anhelamos la construcción de un
mundo socialista, los procesos que alteraron la fisonomía del universo popular nos
plantean nuevos y arduos retos. La creciente complejidad de los capitalismos
contemporáneos ha creado nuevas líneas de conflicto, que coexisten articuladamente
con el persistente y agravado antagonismo de clases. Y este sigue siendo, tanto en los
capitalismos centrales como en la periferia del sistema, la “falla geológica” fundamental
de nuestras sociedades. En relación con esto, y para no detenerme excesivamente
sobre este punto, quisiera concluir citando una vez más un trabajo de Ralph Miliband,
quien sostuvo:
De ninguna manera quiere todo esto decir que los movimientos de mujeres, negros,
pacifistas, ecologistas, homosexuales y otros no sean importantes, o no puedan tener
efecto, o que deban renunciar a su propia identidad. De ninguna manera. Sólo significa
que el principal (no el único) sepulturero del capitalismo sigue siendo la clase obrera
organizada. Esta constituye el necesario e indispensable “instrumento de cambio
histórico”. Y si, como se dice constantemente, la clase obrera organizada se rehúsa a
encargarse de la tarea, entonces la tarea no se hará. [Pero] nada ha sucedido en el
mundo del capitalismo avanzado y en el mundo de la clase trabajadora que autorice a
una visión de tal futuro (Miliband, 1985: 26).
En conclusión, la construcción del “sujeto” del socialismo del siglo xxi requiere
reconocer, antes que nada, que no hay uno sino varios sujetos. Que se trata de una
construcción social y política que debe crear una unidad allí donde existe una amplia
diversidad. Que los lenguajes, las culturas, las tradiciones, mentalidades e ideologías
de estos componentes del campo popular son muy diversos, y que la labor de
sintetizarlos en una fórmula organizativa y política coherente es una tarea de una
enorme complejidad. Que en esta empresa nada se gana apelando a conceptos vagos
y metafísicos –y a la larga desmovilizadores–como la “multitud” de Michael Hardt y
Antonio Negri; o a construcciones igualmente metafísicas como las de Ernesto Laclau,
en las que el discurso tendría la potencia divina de crear el sujeto (¡con lo cual la tarea
de producir el cambio histórico sería sencillísima, pues bastaría con un inteligente
armado discursivo para crear un vigoroso sujeto transformador!); o a caracterizaciones
muy caras a la tradición liberal, como la “ciudadanía”, por ejemplo, que encubre las
condiciones concretas de ciudadanas y ciudadanos. Tampoco ayudarían las
invocaciones abstractas del “pueblo” o de la “soberanía popular”, criticadas ambas por
Fidel en su ya citado discurso en el juicio del Moncada. O peor aún sería cometer la
aberración de pensar que estos nuevos sujetos políticos pueden prescindir de
plantearse una estrategia para la toma del poder, que, como nos recuerdan los grandes
clásicos del pensamiento marxista, es el tema central de cualquier revolución. En todo
caso, conviene recordar con Miliband que, si bien los nuevos movimientos sociales y los
328
intelectuales posmodernos “dudan de la clásica centralidad de la clase obrera […] las
fuerzas conservadoras en estas sociedades no lo dudan. Para ellas, los principales
antagonistas siguen siendo la clase obrera organizada y la izquierda” (Miliband, 1991:
114). Convendría tomar nota de esta observación del marxista británico.
Tanto los partidos como los movimientos parecen ignorar que esta jamás apuesta todas
sus cartas en un solo escenario, sino que continuamente combina tácticas y estrategias
que utilizan tanto los canales institucionales (las elecciones y todas las instituciones
políticas del estado) como los canales extra-institucionales: la calle, las movilizaciones,
la propaganda política, los medios de comunicación de masas, los sabotajes, los lock-
outs patronales, la fuga de capitales, la huelga de inversiones, los chantajes a los
gobernantes, etcétera. En una palabra, la burguesía no se enfrenta con los falsos
problemas que suelen abrumar y paralizar al campo popular, esterilizado y
desmovilizado en improductivas discusiones acerca de si movimientos sí o movimientos
no, o partidos sí o partidos no. Profunda conocedora del poder y sus secretos, la
burguesía utiliza todas las armas disponibles en su arsenal haciendo caso omiso de sus
características, mientras sus opositores se desangran dirimiendo primacías entre unas y
otras y quedando, por eso mismo, a merced de sus enemigos de clase.
Conciencia revolucionaria
Queda en pie una tercera incógnita, nada teórica por cierto: ¿cómo determinar la
madurez de la conciencia revolucionaria del campo popular? En el discurso
pronunciado en la Universidad de Concepción, en Chile, durante su visita a ese país en
1971, Fidel se refirió a este tema y, por añadidura, a la compleja dialéctica que
entrelaza reforma y revolución. Lo hizo en los siguientes términos:
La revolución tiene distintas fases. Nuestro programa de lucha contra Batista no era un
programa socialista ni podía ser un programa socialista, realmente, porque los objetivos
inmediatos de nuestra lucha no eran todavía, ni podían ser, objetivos socialistas. Estos
habrían rebasado el nivel de conciencia política de la sociedad cubana en aquella fase;
habrían rebasado el nivel de las posibilidades de nuestro pueblo en aquella fase.
Nuestro programa cuando el Moncada no era un programa socialista. Pero era el
máximo de programa social y revolucionario que en aquel momento nuestro pueblo
330
podía plantearse (Castro Ruz, 1972; énfasis propio)288.
Otra lección: que el “rayo del pensamiento” tenga el voltaje suficiente como para
producir la chispa que incendie la pradera. Esto es que, además de proporcionar de
modo sencillo y persuasivo una explicación de la crisis actual y las mortales amenazas
que se ciernen sobre la humanidad, suministre también una ruta sensata y realista de
escape. Uno de los elementos que más favorece la estabilidad de la dominación
imperialista en estos tiempos no es tanto la poca conciencia sobre el holocausto social
y ecológico que está causando el capitalismo, como el lúgubre fatalismo y la
resignación que produce la no visualización de ninguna ruta de escape, de que “no hay
alternativas”, como pregona incesantemente el pensamiento único. El “rayo del
pensamiento”, es decir, el marxismo actual, tiene que demostrar que sí hay alternativas
y que puede ser esa “guía para la acción” que reclamaba Lenin. Nadie piensa en
escapar de una prisión a menos que pueda imaginar un punto de fuga y una estrategia
de escape. El neoliberalismo obtuvo un decisivo triunfo en la batalla ideológica al
convencer a nuestras sociedades, y sobre todo a las clases y capas populares, de que
tal punto no existe.
288 Hemos examinado este tema, a propósito del triunfo de Evo Morales en
Bolivia, en Boron (2005b).
289 Este último punto, el papel “educativo” del partido, tan señalado por
Lenin como por Gramsci, debería ser objeto de especial atención en el caso de
Cuba. Son varios los que han constatado, sobre todo a partir del derrumbe de
la Unión Soviética, el desprestigio en que ha caído el marxismo en amplios
segmentos de la juventud cubana al identificarlo con la “ideología oficial”
del extinto régimen soviético. El pertinaz bombardeo propagandístico del
331
retórico” tan desacertado como estéril y que sólo ha servido para que la izquierda
sectaria practique su pasatiempo favorito: inventariar y denunciar a la legión de líderes
“traidores” y organizaciones renegadas que a lo largo de la historia abortaron con su
indecisión y cobardía la infinidad de procesos revolucionarios que, según su frondosa
imaginación, se hallaban en curso en los más apartados rincones del planeta.
Conclusiones
Decíamos anteriormente que esta es una coyuntura muy peculiar de nuestro desarrollo
histórico. ¿Por qué? Porque pocas veces como ahora las condiciones objetivas y
subjetivas de la revolución asumieron trayectorias tan divergentes como las que enseña
la historia reciente de América Latina. Objetivamente: empobrecimiento, exclusión y
creciente opresión de las clases y capas populares en todas nuestras sociedades;
profundización de la explotación y la depredación humana y medioambiental;
desenfrenada agresividad del saqueo imperialista, con una sucesión interminable de
guerras de rapiña mientras el sistema internacional se derrumba desde el África
subsahariana hasta la propia Europa en Kosovo, mientras persiste el bloqueo contra
Cuba y se multiplican las presiones y los chantajes sobre los gobiernos de Bolivia,
Ecuador, Nicaragua y Venezuela. Sin embargo, esta dolorosa maduración de las
condiciones objetivas para la revolución tropieza con el retraso en el desarrollo de los
factores subjetivos, debido a la eficaz dominación ideológica del neoliberalismo
potenciada por su control casi absoluto de los medios de comunicación de masas.
Estos distintos itinerarios de los factores objetivos y subjetivos pueden ocasionar que
las clases populares no acudan puntualmente a la cita con la revolución,
desperdiciándose así una inmejorable oportunidad290.
imperio sobre la isla y el hecho de que dos de las tres generaciones que hoy
conviven en Cuba están constituidas por personas que nacieron luego del
triunfo de la revolución le otorgan a la “batalla de ideas” una centralidad
estratégica imposible de soslayar. La deficiente formación marxista de la
juventud cubana fue agudamente denunciada en la ya citada obra de Fernando
Martínez Heredia, El corrimiento hacia el rojo (2001). Este diagnóstico
plantea, a su vez, el interrogante respecto de si el Partido Comunista de Cuba
está convenientemente preparado para responder a tan formidables desafíos.
Confiamos en que sí, pero sin duda no podrá hacerlo apelando a sucedáneos
contemporáneos de los desacreditados manuales de “marxismo-leninismo” que
durante tantos años actuaron como intérpretes oficiales del marxismo en Cuba,
con las consecuencias que ahora se lamentan. Una crítica devastadora de estos
manuales, de su espíritu profundamente antagónico con el marxismo, se
encuentra en Ernesto “Che” Guevara (2006).
290 Este tema, el de la “llegada tarde” de las clases subalternas a su cita con
la revolución, fue motivo de grandes debates en las dos primeras décadas del
siglo xx. Algunos autores, Lenin entre ellos, planteaban que pasado cierto
punto la maduración de las condiciones objetivas desencadenaba un proceso de
putrefacción de todo el cuerpo social. Rosa Luxemburgo, en su clásico ¿Reforma
332
En todo caso, y volviendo a lo que Fidel afirmaba, cabría preguntarse en relación a los
casos de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela: ¿son los proyectos de sus grupos
dirigentes expresión del “máximo social y revolucionario” que, bajo las prevalecientes
condiciones de conciencia y organización, puede plantearse con realismo en estos
países? ¿Han subestimado o sobrestimado la conciencia política de los sectores
populares? ¿Están estos pueblos dispuestos a “ir por más”, acelerando la transición
hacia un régimen poscapitalista, o se encuentran aún entrampados en la lógica del
sistema y sienten que sus gobiernos “avanzan demasiado rápido” o “quieren ir
demasiado lejos”?291. Es obvio que no hay respuestas desde la teoría para estos
interrogantes. El veredicto final lo emitirá la historia como resultado de la praxis
combativa de sus clases populares. Resumiendo, Fidel decía también en Chile:
291 En relación a este punto el presidente Hugo Chávez Frías comentó, luego de
la derrota en diciembre de 2007 de su propuesta de reforma constitucional, que
la trascendencia de la misma no había sido adecuadamente explicada y que por
esa razón prevaleció, en amplios sectores del electorado chavista que no
concurrió a votar, la convicción de que el gobierno bolivariano “estaba yendo
demasiado lejos”.
333
hacia delante. El revolucionario no tiene compromisos de quedarse en el camino (1972:
90).
En otras palabras, y esta es una de las grandes paradojas de la vida política, una
revolución rara vez comienza como tal y la lucha por el socialismo del siglo xxi no será
una excepción a esta regla. Además, el logro de ciertas metas no significa eternizarse
en las mismas, sino que debe ser concebido como una plataforma desde la cual
intentar nuevas y más ambiciosas conquistas. La secuencia verificada no sólo en la
experiencia cubana sino también en la soviética es que los revolucionarios casi
invariablemente levantan un elemental conjunto de reivindicaciones que apenas si
podrían llamarse “reformistas”. Esta es la historia del programa del 26 de Julio y
también del de los bolcheviques en vísperas de la Revolución Rusa. Su consigna: “Pan,
tierra y paz” no era para nada revolucionaria. Pero la genialidad de Lenin consistió en
saber captar con gran precisión el estado de ánimo de las grandes masas obreras y
campesinas rusas, su “nivel de posibilidades” y la situación de su conciencia política.
334
1. Autor de la obra “La estructura de la acción social” en su enfoque considera que la sociedad es
como un organismo que se desarrolla por la función y las actividades practicas que realizan los
actores individuales, en cumplimiento de sus roles para conservar el sistema social:
TALCOTT PARSONS
2. Autor reconocido como el padre de la sociología quien establece que únicamente por medio de la
experimentación se puede acceder al conocimiento objetivo de los fenómenos:
AUGUSTO COMTE
3. Autor que desarrollo sus teorías aplicadas al mundo natural mismas que sirvieron de sustento a los
planteamientos sociales de Herbert Spencer:
4. Autor que aplico los principios darwinistas a las ciencias sociales; interpreta a la sociedad como un
organismo vivió en constante evolución, donde se produce la selección natural y la supervivencia del
más fuerte: HERBERT SPENCER
5. Autor que señalo que, debido a la conexiono interacción existente entre la política y la economía, la
primera debería de llamarse economía política.
6. Autor que en su enfoque aplica principios de varias disciplinas, señala que cuando se analiza
globalmente los sistemas se puede comprender la interdependencia entre sus elementos.
7. Autor canadiense que en su obra “Esquema para el Análisis Político” deja clara su posición en cuanto
al análisis político, señala que esta debe interpretarse como una seria compleja de procesos, mediante
la cual ciertos tipos de insumos se convierten en un tipo de productos.
8. Autor que define a la Política como “La expresión concentrada de la Economía” LENIN
9. Autor que manifestó la existencia de tres factores o motivos que impulsaron a la Política a convertirse
en ciencia el entusiasmo por las ciencias sociales, los progresos de la libertad política y el afán de una
mayor eficacia política y administrativa.
10. Comprende el conjunto de las relaciones económicas, políticas, jurídicas, morales, religiosas, etc., las
instituciones productivas, el Estado, el Derecho, los códigos morales, la iglesia, etc. Es decir, la
realidad social, la practica social, la sociedad
11. En el sentido amplio significa el reflejo en la mente, comprende las concepciones políticas, jurídicas,
morales, filosóficas, religiosas, así como la psicología social de las distintas o capas sociales entre
otras:
12. Según Carlos Marx, es el aparato estructural o superestructura del Estado, se define como el aparato
jurídico político de una sociedad, la superestructura jurídica y política del Estado;
13. Teoría que tiene su fundamento en otras ciencias que sigue la propuesta de la existencia de una
elevada interdependencia entre los elementos de un sistema que se relacional significativamente entre
sí:
14. Representa las aspiraciones de los sectores o grupos sociales que suelen calificarse de inmediatos y
estratégicos.
15. Nombre que recibe el método especifico de la ciencia política para el estudio análisis y exposición de
los fenómenos sociales, constituye un enfoque socio político
16. En el nivel de relación social, considerado como “La máxima expresión de la lucha de clase”, porque
en ella se manifiestan de manera clara y o profunda los intereses de clase.
17. Nivel de desarrollo social que, según la corriente del Positivismo, los fenómenos son explicados como
resultado del pensamiento racional o inteligencia del ser humano.
18. Nivel de relación donde las clases sociales han conquistado el poder del Estado proceden a realizar
sus intereses económicos y a repartir la riqueza social entre sus allegados.
19. Nivel de relación que utilizan las clases sociales cuando planifican acciones para llevar a cabo como
estrategias de lucha para alcanzar o conservar el Poder del Estado:
20. Nivel de relación social, considerado como la máxima expresión de la lucha de clase:
21. Nombre que recibe el método especifico de la Ciencia Política para el estudio, análisis y exposición de
los fenómenos sociales, constituye un enfoque sociopolítico, también es una teoría sobre las
relaciones existentes entre los fenómenos sociales.
MARTEREALISMO HISTORICO
22. Enfoque del pensamiento social que considera la vida política en una serie compleja de procesos
mediante los cuales, ciertos tipos de insumos se convierten en el tipo de productos que podemos
denominar políticas autoritarias, decisiones y acciones tomadas por la estructura estatal.
23. Realidad superestructural que está constituida por el conjunto de normas destinadas a reglamentar el
funcionamiento de la sociedad:
24. Es el carácter que adquieren las leyes sociales por hecho de existir y operar de manera independiente
de la conciencia y la voluntad humana.
25. Es una categoría que utiliza el funcionalismo para indicar que los actores desempeñan un rol en la
sociedad, conforme a la posición a la que pertenecen a su nivel de vida.:
26. Es la condensación de las contradicciones de clase, porque las clases sociales utilizan el Estado, que
es un ente “Público”, como un instrumento de “Lucha Particular”
27. Nombre de la categoría histórica que nace, se desarrolla y finaliza o termina con la división de las
clases sociales.
28. Forma parte de las dos realidades estructurales del Estado, está constituido por el conjunto de normas
destinadas a reglamentar el funcionamiento de la sociedad.
29. Es un término importante para el planteamiento teórico y análisis de Funcionalismo teórico y análisis
del Funcionalismo, cuyo significado tiene relación a la posición social por el nivel de vida de los
actores.
30. El origen etimológico del termino “Política” ha incidido en su significado tradicional el cual se encuentra
en los diccionarios.
31. La atribución de valores se hace por el sistema político, según un juego completo de:
32. Estudia las relaciones sociales que se
33. Es la ciencia que tiene una relación dialéctica con la ciencia política, a tal punto que no puede existir
una sin la otra.
35. Es la relación que existe entre el pensar y el ser, entre el espíritu y la naturaleza.
36. Leyes que tienen un carácter histórico, nacen, crecen, se reproducen y muren con el régimen
económico que les dio vida. El salario es un ejemplo de ellas.
39. Enfoque metodológico que presenta como objetivo principal construir conocimientos de la realidad
altamente consensuados y fundamenta, indica que puede utilizar multiplicidad de métodos, pero ocupa
un lugar básico la inducción y deducción,
40. Filoso griego quien se le atribuye el uso por primere vez el termino Polís”, lo utilizaba para referirse a
una ciudad griega, multitud de personas o muchedumbre. ARISTOTELES
41. Constituye uno de los principios fundamentales de la Política, el cual consiste en establecer o
comprobar su veracidad en el campo de acción
42. Según el positivismo, constituye la etapa mas desarrollada del conocimiento alcanzado por la sociedad
cuando los fenómenos son analizados por medio de la observación directa la experimentación; pues
de esta manera se logra conocimiento libre de prejuicios.
43. Forma parte de la relación entre la Política y las clases sociales, forma parte de las diversas
estrategias, como la actividad política, para alcanzar el Poder del Estado
44. Representa las aspiraciones de los sectores o grupos sociales que suelen calificarse de inmediatos y
estratégicos.
45. Nombre que recibe la ciencia que tiene relación dialéctica o interdependiente con la Política, a atal
grado que no puede existir una sin la otra. ECONOMIA
46. Es un concepto de importancia para el Funcionalismo, que significa acción reciproca entre los sujetos
o entre instituciones.
47. Es el conjunto de conexiones o interacciones que se llevan a cabo entre las personas, en forma
individual o colectiva, de las cuales surgen los fenómenos que luego se convierten en el objeto de
estudio de las Ciencias Sociales FENOMENOS SOCIALES
48. Nombre que recibe la ciencia que tiene relación dialéctica o interpediente con la Política, a tal grado
que no puede existir una sin la otra
49. Enfoque metodológico cuyo principio fundamental establece que solo por medio de la observación
directa se puede acceder al conocimiento objetivo de los fenómenos.
50. Enfoque que considera a la sociedad común organismo que se desarrolla por la función que realizan
sus actores individuales de manera armónica cumpliendo roles específicos
51. Grupo minoritario de personas que tienen un status superior al resto, que gozan de privilegios
generalmente este asociado a la clase dominante y de mayor riqueza económica.
52. Es un término importante para el planteamiento teórico y análisis del Funcionalismo, cuyo significado
tiene relación a la posición social por el nivel de vida de los actores.
Es la formación compleja, que nace de la integración de los hombres y la naturaleza de los uno y los
otros, realizando actividades económicas.
Sociedad
Materialismo Histórico
Ley Natural
Conocimiento científico
Es el conjunto de conocimientos ordenados, sistematizados y en desarrollo que permiten explicar la
realidad objetiva, a través de métodos cognoscitivos y que se demuestran en la praxis social.
Conocimiento precientífico
Ciencia
Método
Empirismo
Considerado como el segundo padre de la sociología, interpreto la sociedad como un organismo vivo que
está en constante evolución, donde se produce la selección natural y la supervivencia Delmas apto o más
fuerte
Talcott Parsons
Herbert Spencer
David Easton
Grupo numeroso de personas que en una sociedad no reconocen intereses económicos comunes ni
reaccionan con la solidaridad que es propia de las clases.
Los obreros
Capas Sociales
Los Políticos
Autor que manifestó que tres factores que contribuyeron a que la política se convirtiera en una ciencia:
Charles Darwin
Mauricio Duverger
Carlos Marx
Autor que en su teoría general de los sistemas señala que cuando se analiza globalmente los sistemas se
comprende de mejor manera la interdependencia que existen de los elementos en otros sistemas
Jean Piaget
Ludwing Von Bertalanffy
David Easton
Es la ciencia que estudia la lucha de diferentes clases por el poder del Estado, unas por conquistarlo y
otras por permanecer en él; se origina y se desarrolla juntamente con el Estado.
Política Económica
Ciencia Política
Economía Política
Se refiere a la aportación que una parte hace a un todo, por ejemplo, a una sociedad, a una cultura.
También puede designar las aportaciones que el grupo hace a sus individuos o a la de grupos grandes o
grupo pequeños.
Acción política
Función
Acción económica
La siguiente correlación explica el conocimiento de la vida social, la diferencia de los intereses, sobre todo
la diferencia de clase, conduce a que a cada punto de vista se le oponga otro contrario que da una
interpretación a uno mismos hechos
Partidismo y verdad en ciencias sociales
Lo común y lo Singular
Enfoque de clase y objetividad
Lo objetivo y lo subjetivo
Enfoque sociológico que plantea que la sociedad es un organismo vivo, que evoluciona de lo simple a lo
complejo, uno de sus principios afirma que existe una interdependencia entre el todo y sus partes:
El funcionalismo
El Materialismo Histórico
El organicismo
Poulantzas y Harnecker, definen como intereses que surgen de la situación propia de cada clase en la
estructura económica de la sociedad, y que afectan profundamente su situación y posición en la
estructura social
Intereses económicos
Intereses estratégicos
Intereses inmediatos
Son aquellas que están presentes en cualquier etapa o estadio del desarrollo de la sociedad. Ejemplo: la
Comunidad primita, esclavitud, feudalismo, capitalismo
Ninguna es correcta
Ley de Funcionamiento
Ley de Gravedad
Ley Particular
Como elemento de lo político, los materialistas lo definen como la voluntad de la clase social dominante
erigida en ley.
El derecho
El poder
La política
Esta correlación explica que en la sociedad los procesos históricos, los grandes acontecimientos revisten
un carácter individual y jamás se repiten, mientras que en la naturaleza suelen repetirse aunque no es
forma idéntica
Partidismo y verdad en ciencias sociales
Enfoque de clase y objetividad
Lo común y lo Singular
Lo objetivo y lo subjetivo
Las leyes casuísticas y subjetivas son nexos causales, necesarios y reiterativos, donde el fenómeno o
conjunto de fenómenos sociales que anteceden se denominan causa y el fenómeno que resulta se llama
efecto: FALSO O VERDADERO
Platón y Aristóteles concebían al hombre como u “Zoom politikon” o sea que “El hombre es un animal
político” FALSO O VERDADERO
Cuando se estudian las relaciones sociales que se establecen a través de los códigos morales, estamos
ante la Ética: FALSO O VERDADERO
.
Aristóteles filósofo griego define a las clases sociales como grandes grupos humanos que se diferencia
entre sí por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado.
FALSO O VERDADERO
Es la sociedad dividida en clases se distinguen capas sociales que son fundamentales y no
fundamentales. Las primeras son las vinculadas directamente con los empresarios capitalistas y los
campesinos:
VERDADERO FALSO
Por su objeto de estudio El Funcionalismo es una teoría que tiene fundamento en otras ciencias, sigue la
propuesta de la existencia de una elevada interdependencia entre los elementos de un sistema.
VERDADERO FALSO
Los intereses inmediatos surgen de la situación concreta en que se vive. Tienen generalmente por objeto
lograr un mayor bienestar inmediato, una mejor participación Enel reparto de la riqueza social”,
generalmente por situaciones económicas.
VERDADERO FALSO
Mauricio Duverger afirma que “La política es la expresión concentrada de la Economía
VERDADERO FALSO
Las relaciones sociales se generan entorno a instituciones o entes superestructurales y cuando se
realizan en torno al Estado, entonces las relaciones sociales se convierten en políticas.
VERDADERO FALSO
El principio fundamental del materialismo histórico es “el ser social determina la conciencia social”
VERDADERO FALSO
El objeto de estudio de la Ciencia Política, son las relaciones sociales de producción que han tenido lugar
a lo largo del desarrollo social
VERDADERO FALSO
La economía es la ciencia que estudia las relaciones sociales de producción, distribución, cambio y
consumo.
VERDADERO FALSO
La esencialidad de una ley es porque provienen de aquellos aspectos o características del fenómeno que
constituyen su naturaleza y que la diferencia de otros fenómenos.
VERDADERO FALSO
La Política como practica social, es un proceso social, una acción encaminada a la transformación de la
sociedad
VERDADERO FALSO
El objeto de estudio de la ciencia política es la política y lo político, es decir las relaciones sociales, la
lucha social y el nivel o el escenario Enel que se realizan tales relaciones
VERDADERO FALSO
La escuela de la Economía Política. Inglesa fue un antecedente teórico del materialismo histórico cuyas
investigaciones dieron fundamento a la teoría del valor a base del trabajo, es decir, que el trabajo es
fuente de riqueza
VERDADERO FALSO
En los siglos XVIII y XIX se hicieron descubrimientos espectaculares en las ciencias naturales, la sociedad
es tomada como parte de la naturaleza, la parte más desarrollada de ella. El fenómeno social se interpretó
como sometido a permanente cambio y transformación, es decir como un proceso
VERDADERO FALSO
El materialismo histórico es parte integrante del marxismo como sistema de conocimientos sobre la
naturaleza, la sociedad y el pensamiento, constituyen la concepción del mundo de la clase obrera y cuyos
fundadores fueron Carlos Marx y Federico Engels.
VERDADERO FALSO
En sentido amplio, la Conciencia Social comprende las concepciones políticas, jurídica, morales,
filosófica, religiosas, así como la psicología social de las distintas capas sociales entre otras
VERDADERO FALSO
Como enfoque metodológico. La Teoría de los Sistemas se fundamenta en otras ciencias, sigue la
propuesta de la existencia de una elevada interpedencia entre los elementos de un sistema
VERDADERO FALSO
GRUPO MILLENNIALS CIENCIAS ECONÓMICAS USAC
MATERIAL DE APOYO PRIMER PARCIAL, CURSO:
CIENCIAS POLÍTICAS
TERCER SEMESTRE, ÁREA COMÚN
CIENCIA POLÍTICA
La ciencia política es una ciencia social, estudia cierto tipo de relaciones que se establecen entre
las personas y grupos humanos por lo tanto es el estudio de la lucha de clases, de los grupos, y
sectores sociales por el poder estatal.
Relaciones sociales
Constituyen una interactividad entre grupos humanos, son vínculos más o menos estatales que se
establecen entre los hombres, pero no de una manera directa si no a través de cosas, objetos,
instituciones, ideas.
Leyes
De acuerdo con afanasiev, el mundo objetivo está regido por múltiples leyes y son inherentes, la
ley de todos los ámbitos de ley es una las realidades que presentan algunas características
generales y comunes que forma el concepto filosófico de ley. En primer lugar, la ley es una relación
entre los objetos en desarrollo o entre vistas manifestaciones de dichos objetos. En segundo lugar,
la ley se caracteriza por no tomar indiscriminadamente todas las relaciones reiterativas, si no
únicamente las que presentan la naturaleza necesarias y esenciales.
Leyes objetivas
Las leyes objetivas son nexos causales, necesarios, y reiterativos, donde el fenómeno o conjunto
de fenómenos sociales que anteceden se denominan causa y el fenómeno.
La Economía:
Estudia las relaciones sociales que se establecen a través de los medios de producción,
distribución, cambio y consumo. Las relaciones sociales de producción de los bienes materiales.
La Política:
Las relaciones sociales que se establecen en torno al Estado.
La Ética:
Las relaciones sociales que se establecen a través de los códigos morales.
Al igual de Emile en 1872 funda en parís la celebre escuela libre de ciencias políticas. De 1900 al
1945 la ciencia política fue una ciencia casi exclusivamente norteamericana, pero a partir de 1945
se convierte en ciencia internacional.
Easton señalaba que en los años cincuenta la ciencia política era ya una disciplina consolidada en
los estados unidos, numerosos profesores e investigadores universitarios participaban del
desarrollo científico de una ciencia social.
Han existido diversas tendencias para interpretar la Ciencia Política y que van desde su sentido
etimológico inicial hasta aquellas que son muy similares a la utilizada en el curso. En este sentido
se distinguen tres formas de entender la Ciencia Política: concepción tradicional, como ciencia del
Estado y como ciencia del poder.
Es común, fuera de los ámbitos sociológicos, considerar a esta disciplina como "el arte de gobernar"
o "la ciencia del gobierno de los Estados". El diccionario Littre, interpreta la Política como la ciencia
del gobierno de los estados". En el diccionario de la Academia Española, se lee: "Arte de gobernar
y dar leyes y reglamentos para mantener la tranquilidad y seguridad públicas y conservar el orden
y las buenas costumbres".
Roger Soltau define a la Ciencia Política como "el estudio del Estado, de sus objetivos, de las
instituciones que permiten su realización, de las relaciones del Estado con sus miembros
individuales y con los demás Estados, así como de lo que los hombres han pensado, escrito y dicho
sobre estas cuestiones. Esta concepción tiene una larga tradición histórica y se apoya en obras
sobresalientes de pensamiento político y se le pueden hacer las observaciones siguientes. En
primer lugar, no existe unidad de criterio entre quienes la sustentan, en segundo lugar, se tiene un
concepto idealista del estado, se le concibe como un ente colocado por encima de los grupos
sociales, incluso del origen divino.
Entre los pensadores que sustentan esta concepción están: Mauricio Duverger en su obra:
Métodos de las Ciencias Sociales, Harold Laswell: "la obra de Jean Meynau, introducción a la
ciencia política. Los investigadores consideraban que todas las relaciones de poder que se dan
entre personas y grupos, son relaciones políticas, pero no todas las manifestaciones de poder son
políticas, pues se ha indicado que lo que les confiere el carácter político a las relaciones es la
presencia del Estado. Por otro lado, el concepto de poder se confunde con los términos, autoridad,
mando, dirección. Así, no habría diferencia entre "la política'' que sigue una empresa privada para
lograr sus objetivos y los fenómenos políticos desde un punto de vista sociológico.
RELACIONES DE LA POLÍTICA CON LA ECONOMÍA, CON LAS CLASES SOCIALES Y
GRUPOS SOCIALES Y CON EL ESTADO.
Las relaciones políticas tienen una estrechamente relación con la economía, existen problemas en
cada uno de los países y de las sociedades se manifiestan de una manera intensa en la actividad
política. La expresión de Lenin, la política es la expresión concentrada de la Economía, con ello
quería expresar que el contenido económico en su movimiento contradictorio se manifiesta en
forma condensada a través de la lucha política. El desfase entre el desarrollo alcanzado por las
fuerzas productivas y el mantenimiento de ciertas relaciones sociales de producción, desemboca
en la lucha política. De esta manera, el estrato político no solo está condicionado y determinado
por las relaciones económicas, sino que al mismo tiempo es expresión concentrada de estas
relaciones. Una de las manifestaciones de la lucha política con la estructura económica, es la
posición de las distintas fuerzas políticas respecto a la acción de las leyes económicas.
Lenin define las clases sociales como grandes grupos humanos que se diferencian entre sí por el
lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado, por las
relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de producción, por el papel que
desempeñan en la organización social del trabajo y, consecuentemente por el modo y la proporción
en que perciben la parte de la riqueza social de que disponen. Las clases sociales son grupos
humanos uno de los cuales puede apropiarse el trabajo del otro por ocupar puestos diferentes en
un régimen determinado de economía social.
La relación social o lucha social, se realiza en tres niveles: el económico, ideológico y político. El
nivel económico origina la contradicción humana y el nivel más elevado de la lucha social es el
político.
El éxito de lucha política depende de la observancia de dos aspectos.
El análisis objetivo: Pretende reflejar la estructura y las relaciones esenciales de estrato
político en una sociedad determinada.
El análisis subjetivo: Tiene que ver con la voluntad, la conciencia de participar en una lucha
política, la organización los cuadros dirigentes. El análisis subjetivo de la política comprende
a su vez dos elementos, la estrategia y la táctica. La estratégica es la línea política para toda
una etapa histórica. La táctica es una línea política a seguir en el corto plazo, en un momento
determinado de la lucha política.
EN CUANTO A LAS RELACIONES ENTRE LAS NACIONES
La política interior se refleja en una política exterior que se ocupa de las relaciones con otros
países. También la política exterior tiene una influencia importante en la política interna que se
manifiesta más claramente en la época actual, en la que los nexos entre las naciones y los Estados
son más estrechos, debido al fenómeno de internacionalización denominado globalización. Los
Estados Nacionales han perdido relativamente más autonomía con respecto a los Estados más
poderosos del orbe.
Con el estado
Es el más poderoso instrumento para la dominación de clase. Sólo sobre la base de la conquista y
control del poder estatal, la clase satisface sus intereses cardinales. El Estado es el órgano de
dominación de clase, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del orden que
legaliza y afianza esta opresión. El estrato político está íntimamente ligado al Estado.
Lo político
Es la superestructura jurídico-política del Estado, es el nivel o el escenario en que se realizan tales
relaciones. Jurídica, que está constituida por el conjunto de normas destinadas a reglamentar el
funcionamiento de la sociedad. Política, porque es el conjunto de aparatos institucionales que
conforman el estado.
NATURALEZA DE LO POLÍTICO
Se afirma que el Derecho es voluntad de la clase dominante erigida en ley, todo Estado es una
dictadura: esclavista, feudal, capitalista o socialista. Debido a que determinada clase ha
conquistado el poder político, predomina cierto tipo de Estado y en la vida social llega a implantarse
determinado tipo de Derecho. El tipo de Estado predominante tiene como objetivo principal,
producir y reproducir determinadas relaciones sociales. Lo político es una condensación de las
contradicciones de clase en la sociedad, porque es, sobre todo, un efecto en el cual queda
expresada y sintetizada la reproducción de esas contradicciones, o sea, la clase o clases que
utilizan el Estado y el Derecho como medios de lucha política para conservar su dominación y las
clases que se oponen a esa dominación y son objeto de ella.
EL MATERIALISMO HISTÓRICO
Se define el materialismo histórico o sociología objetiva al estudio de las leyes más generales de
la sociedad. Es la concepción materialista de la historia. Es parte del materialismo dialéctico y se
conceptúa como el estudio de las leyes más generales de la naturaleza, la sociedad y el
pensamiento. Su principio general o su tesis fundamental se enuncia así: El ser social determina la
conciencia social.
Ser social
El concepto de ser social puede definirse en sentido amplio y en sentido restringido. En sentido
amplio comprende la vida social, la existencia social, el conjunto de relaciones sociales; la
existencia social o realidad social consiste en la existencia del hombre y de la sociedad. En sentido
restringido se refiere únicamente a las relaciones económicas que se establecen entre los hombres
en el proceso de producción. Este concepto abarca exclusivamente las relaciones económicas y
excluye a las relaciones superestructurales, pero es muy frecuente encontrarlo en los textos. Por
ejemplo, las relaciones económicas, las relaciones políticas, las relaciones jurídicas, las relaciones
morales, religiosas, etc. Las instituciones como las unidades productivas, el Estado, el derecho, los
códigos morales, la iglesia, etc. Es decir, la realidad social, la práctica social, la sociedad
Conciencia social
A la conciencia social, tanto pensadores idealistas como materialistas, la denominan la vida
espiritual de la sociedad. Esta última definición excluye otras formas de la conciencia social, tales
como la psicología social. Está formada no solamente por las concepciones políticas, jurídicas,
morales, filosóficas, artísticas, etc., sino también los conocimientos científicos, tradiciones, la
educación, la psicología social etc.
Es una tendencia filosófica - sociológica muy difundida en el mundo capitalista actual. El positivismo
filosófico es obra de Augusto Comte, considera que la vida social puede ser objeto de un
conocimiento científico similar al que se aplica en el campo de las ciencias naturales.
Comte es el fundador de la sociología capitalista moderna y la intentó definir como física social: la
ciencia que tiene por objeto el estudio de los fenómenos sociales considerados con el mismo
espíritu que los astronómicos, los físicos, los químicos, o los fisiológicos, es decir sujetos a leyes
invariables, cuyo descubrimiento es el objeto especial de investigación.
Este resultado fue obtenido junto con el conde Henri de Sant-Simón y finalmente le llamó a esta
disciplina: Sociología.
El teológico:
se explican los fenómenos de la naturaleza por la acción de los seres sobrenaturales, dioses y
demonios y al que corresponden las instituciones elementales y homogéneas. En este período
nacen las artes y predominan en la sociedad los sacerdotes, guerreros y monarcas.
El estadio metafísico:
Se reemplazan a los seres sobrenaturales por esencias abstractas, producto del pensamiento
racional, con las cuales pretende conocer la íntima realidad del mundo. Hay un predominio de la
Filosofía y del Derecho, se produce un desarrollo de las industrias y se establecen los Estados
modernos.
El estadio positivo
En el que se limita el conocimiento del mundo a la comprobación de las relaciones constantes entre
los objetos y fenómenos mediante la observación y la experimentación propias de las ciencias
naturales, se rechaza el método de la abstracción. El paso del estado teológico al metafísico y de
éste al positivo va acompañado por el cambio del modo teocrático militar de vida al del modo
industrial. Los cambios son particularmente, profundos en la vida social.
EL ORGANICISMO
En 1859, Carlos Darwin da a conocer su obra Del Origen de las Especies por Medio de la Selección
Natural, en la cual expone sus tesis sobre la naturaleza, en la que se da una selección natural para
la reproducción de los seres vivos mediante la supervivencia de los más aptos. Esta corriente,
constituye una versión del positivismo con énfasis en la interpretación biológica. En el campo social,
la sociedad se interpreta como un organismo vivo, como un cuerpo social que dispone de un
proceso constantemente evolutivo, en la que también se da la selección natural y la supervivencia
del más apto.
La aplicación de los principios darwinistas a las ciencias sociales fue realizada principalmente por
el filósofo y sociólogo inglés Herbert Spencer (1820 -1903). Es considerado “El segundo padre
fundador de la sociología”, asimiló rápidamente los conceptos de Darwin con quien compartía
muchos criterios. La verdadera base de la obra de Spencer es la teoría de la evolución; en su
publicación “Los Primeros Principios”, formula tres leyes fundamentales: 1) la ley de la persistencia
de la fuerza, la existencia de una causa última que trasciende el conocimiento humano; 2) la ley de
la indestructibilidad de la materia y 3) la ley de la continuidad del movimiento. El resultado unitario
de estas leyes es la ley suprema de la evolución, que es una integración de materia y movimiento,
mediante la cual la materia pasa de una homogeneidad indefinida a una heterogeneidad definida.
Como principio básico podemos tomar lo siguiente “Todo organismo vivo mientras aumenta de
tamaño, aumenta de estructura, pues sus partes se multiplican y se diferencian. Lo mismo pasa
con las sociedades, al aumentar sus poblaciones, se dan divisiones y subdivisiones que aumentan
la estructura.
EL FUNCIONALISMO
Interacción: Es la acción recíproca entre dos sujetos (ego y alter), entre una persona o una
institución o entre dos instituciones. La interacción tiende a suscitar reacciones favorables del alter.
Sistema de valores: Constituye un sistema simbólico que orienta y motiva la interacción social en
términos de aprobación o rechazo. Este sistema de valores debe ser común a todos los actores del
sistema.
Orden Social: Existe la necesidad de mantener el equilibrio social e integrar a los sujetos al sistema
normativo compartido.
Status:
Son las posiciones de acuerdo al nivel de vida de los actores. En el sistema social existen
diversidad de estratos.
Roles:
Son los papeles que cumplen las personas o grupos sobre la base de su posición social
(empresarios, gerentes, empleados, padres, hijos, profesores, estudiantes, etc.)
Ludwin Von Bertalanffy, nacido en Viena en 1901, expuso la teoría de los sistemas por el año de
1954. El conocimiento de sus conceptos fundamentales permitirá entender la teoría. El primer
concepto central de esta teoría es el de sistema.
EL CONSTRUCTIVISMO
Es una integración de diferentes tendencias de la investigación psicológica y educativa, pero en la
actualidad se aplica en diversos campos sociales. Es resultado de aportes importantes de autores
como Jean Piaget, Lev Vygotsky David Ausubel y Jerome Bruner. Constituye un paradigma para
la investigación social, se preocupa no de temas macro sociales, sino de problemas concretos, y
que afectan a determinadas organizaciones o comunidades. Sirve de base para la investigación
cualitativa, es decir, aquella que estudia la calidad de las actividades, relaciones, asuntos medios
materiales en una determinada situación o problema.
El constructivismo admite la diferente identidad entre el hecho social y su significado, pero también
acepta que las interpretaciones subjetivas de los hechos como los hechos mismos, tienen la misma
importancia y concluye que la realidad es un cúmulo de redes objetivas y subjetivas. En lo que
concierne a la relación entre el sujeto y la realidad que se estudia, entre ambos existe una mutua
interacción y el conocimiento se considera producto del desarrollo de habilidades, de los valores y
propósitos del sujeto, así como también de las condiciones materiales y profesionales que lo
motivan. De tal manera el conocimiento no es un mero reflejo del mundo que se observ
ALEXANDER CHUTAN