Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La actitud filosófica
- “La pasión por la admiración es propio del filósofo” (Platón, Obra “Teeteto”)
- “Las situaciones límite hace que se tome el más profundo pensar” ( Karl Jaspers,
Obra “Introducción a la Filosofía”)
Filosofar nunca ha sido fácil. Todo lo contrario filosofar es casa grave. Ya Platón
decía que hay que volverse con toda el alma, a partir de lo que deviene, hacia la
contemplación de lo que es, hasta lo que se pueda fijar de mirada en lo que hay de
mas luminoso en el ser. Significa que filosofar requiere de una preparación, una
ascesis de los entes al ser, una actitud moral.
Nos lleva, por lo tanto, por encima de los objetos que existen relativamente respecto
de nuestro ser.
(La humildad nos conduce del existir contingente de algo... hacia la esencia)
Estos actos morales básicos eliminan los tres obstáculos que se oponen al recto
filosofar.
Nada raro, entonces, que quien ha encontrado el ser formule esta decisión
indeclinable, como Sócrates: “pasar mis días en el estudio de la filosofía
estudiándome a mi mismo y estudiando a los demás”. Porque sabe que filosofar es
faena vital.
Porque sabe, en todo caso, que filosofar es someter lo finito al paso al limite infinito
en virtud de una potencia transfinita que descubre y pone de manifiesto (verdad,
aletheia), precisa y únicamente por virtud de esta transfinitud.
1. La actitud humana
El hombre reacciona ante las cosas de modo diverso. Las quiere y las cuida; las
odia y las destruye; las usa o las consume; o, simplemente, las contempla o goza
con ellas; es decir, asume distintas actitudes cuando se dirige a ellas. La actitud
humana apunta en muchas direcciones, desde la pragmática hasta la filosófica, las
más alejadas la una de la otra.
a) La actitud pragmática
Es la actitud práctica, la más común y de todos los días. Considera las cosas como
objetos de uso y de consumo; las cosas las distingue por su utilidad. Todas son para
algo, para la alimentación, vestido, vivienda, etc. Es la actitud visible en la señora
que va al mercado por ejemplo o el trabajador en la fábrica; pero, también en el
filósofo o el científico, cuando se viste y cuando se alimenta.
b) La actitud estética
Es la actitud que goza con la presencia de las cosas. Es la actitud ante un bello
rostro, un bello cuerpo, una hermosa flor, una hermosa canción, un hermoso cuadro,
una bella página bien escrita, una catedral, un acantilado, un espectáculo o
simplemente un insecto. Para esta actitud, las cosas no son útiles; no son objetos
de conocimiento, son objetos para gozar de su presencia.
c) La actitud religiosa
Es la actitud que ve las cosas como la obra de un ser supremo. Todas las cosas
son obra de Dios; en todas está la presencia divina; no hay una sola cosa que no
obedezca a su poder y a su bondad. La expresión de esta actitud es la devoción.
d) La actitud moral
Es la actitud frente a las acciones humanas, a la conducta humana. Para esta actitud
los actos humanos son buenos o malos. Sus manifestaciones son la aprobación y
el aplauso o el reproche y la censura. La abnegación y la benevolencia son
aplaudidas; la hipocre-sía y la deslealtad son censuradas.
Le puede ocurrir, por ejemplo, a un presidiario en uno de los tantos días o noches
en la cárcel, preguntarse por el sentido que tiene su vida en prisión, qué vale su vida
entre barrotes. Y aún más si cumple sentencia injusta. Su mente puede haberse
quedado vacía, de cosas, de personas, de sucesos, y lo único que le queda es el
martilleo constante de su soledad y entonces puede haberse preguntado ¿Qué soy?
¿Dónde estoy? ¿Qué me espera?
Esta actitud tiene corno su fuente de origen la actitud filosófica espontánea y resulta
de su cultivo y el aprendizaje académico. A lo largo de la historia, ha perfilado sus
características propias.
La filosofía ha sido siempre una actitud muy original, que ha estrenado métodos y
ha estrenado conceptos y términos, que ha pretendido ver la espalda de las cosas.
Por abordar a las cosas mismas, en su absoluta independencia, ha realizado
sucesivos intentos por comenzar todo de nuevo, desde sus raíces, apartando
autoridades y prejuicios. Ha pretendido hacer a un lado tradicionales creencias solo
con el poder de la razón. Son señeros a este respecto, los ensayos de Descartes y
Heidegger. Cada uno a su turno ha pretendido poner a un lado todo el saber anterior.
Descartes, con su duda metódica, dejó sin piso todo lo aprendido y puso y orientó
el pensar en una nueva dilección. Heidegger se propuso "destruir" dos mil años de
metafísica e instaurar una nueva. A la larga, estos intentos han sido muy fecundos.
Aunque no han logrado cumplir con toda su empresa; sin embargo, han podido
poner al descubierto aspectos inéditos de la realidad, de la naturaleza, la sociedad
y el pensamiento.
La actitud filosófica académica, por eso, está marcada por la búsqueda del
fundamento, por la búsqueda de la claridad, por querer llegar a las cosas mismas.
El estilo de vida del filósofo es la búsqueda de fundamentos, la búsqueda de
claridad, el sometimiento a las cosas. Esa es la actitud que subyace a toda filosofía,
al margen de los resultados diversos, heterogéneos y hasta contradictorios. Esta
actitud se traduce en un estilo de trato con las cosas, en un estilo de conocer o
saber, hasta en un estilo de vivir.
Para la filosofía no hay tal división. Las respuestas filosóficas alcanzan a todas las
cosas. La mirada filosóficas alcanzan a todas las cosas. La mirada filosófica las
contempla como modos de ser de un todo. Lo que toca a una cosa toca a otra y
todas las demás, porque todas están comprendidas en ese todo único que es el
universo. En este sentido, la mirada filosófica es una mirada universal que lo abarca
todo.
Los científicos tienen un margen para creer sin discutir o para suponer sin
cuestionar. Parten de ciertas creencias firmes, que se llaman axiomas (verdades
evidentes por sí mismas). Por ejemplo, el físico parte de la creencia que el mundo
existe, que es uniforme, es decir que en todas partes se da de la misma manera.
No haría el científico ciencia si pensara que aquí los fenómenos se producen de una
manera y allá a la distancia de unos kilómetros se repiten de otra. Tampoco lo haría
si pensara que mañana las cosas van a ser de otra manera. Los científicos tienen
absoluta confianza en que las leyes son iguales en todo el mundo.
Mientras que unos sostienen que es la razón; los otros afirman que es la experiencia
sensible. Y, por otra parte, se advierte que entre estas oposiciones polares se
ubican posiciones intermedias, que se distinguen unas de otras por diferentes
matices. Resultaría, en-tonces, que en filosofía no hay saber necesario y universal,
que no hay episteme, que todo es doxa. Esta objeción no anula, sin embargo, lo
que se sostiene en la característica tres. Porque el reparo tiene en cuenta
principalmente los resultados y el acento de esta característica está puesto en la
intención. Por otra parte, esta pretensión no se ha quedado en un simple deseo. El
trabajo filosófico, plasmado en obras justamente famosas, muestra este carácter,
por la maestría en los análisis, por el rigor de las demostraciones y también por los
descubrimientos.
e) Aplicación de la actitud filosófica frente a los problemas personales
Los problemas personales de cada quien son múltiples. Podrían ser sentimentales,
sociales, económicos. Por ejemplo, un amor apasionado o un amor no
correspondido; la amistad de un amigo o de una amiga, o de un pariente, o de un
vecino; la falta de medios para sostenerse o el exceso de dinero que lo predispone
al derroche.
¿Cómo nos sirve la actitud filosófica para enfrentado? Lo primero que nos debe
enseñar la actitud filosófica es a distinguir las diversas actitudes. Esto significa
capacidad de discriminación y análisis. Antes que nada, entonces, la identificación
clara e inteligente del problema. Y esto significa un exhaustivo análisis de los
elementos del problema, hasta encontrar o tratar de encontrar sus raíces.
Por ejemplo, sea el problema del alejamiento de un amigo. Identificar que esto
significa que una amistad se está acabando, que la amistad de un amigo termina.
Tendrá que analizarse a fondo el por qué. ¿Cómo comenzó el distanciamiento?
¿Fue un suceso casual, un malentendido, una acusación injusta, un acto
desconocido, una des-lealtad? La actitud filosófica debe entrenarlo a encontrar,
luego de un sereno, exhaustivo análisis, la causa o las causas fundamentales de tal
alejamiento. Aquí se aplicará un principio filosófico que nada es sin fundamento,
nada hay sin un por qué.
Esto podría hacer pensar que la filosofía es un estudio de casos, que es una
casuística. No, más bien, quiere decir, que la filosofía como que es universal, como
que no se circunscribe a un tema o a un asunto sino a todos, puede o tiene la
competencia para enfrentar críticamente los diversos problemas de la vida. Y aquí
tomamos crítica en su sentido más genuino de distinguir lo más decisivo de lo
decisivo de un asunto.
El conocimiento científico
El ser humano tiene una tendencia natural a buscar el sentido de las cosas, desde
muy niño, pregunta al adulto; y ya joven, se sigue maravillando. De esto se deduce
que existen diversos tipos de investigaciones, desde las más elementales y
cotidianas por las cuales se busca ampliar el horizonte de los objetos conocidos,
hasta la investigación científica con características propias de eficacia superior.
En los inicios del desarrollo de la Ciencia Psicológica se fueron delimitando los tres
grandes sistemas explicativos de nuestro objeto de estudio, el comportamiento
humano: El Psicoanálisis; el Conductismo, con base en la Reflexología Pavloviana
y el Sistema Humanista, con fundamento en la Filosofía Existencialista.
En la confrontación disciplinar, esta idea se impuso sobre las más lejanas ramas de
la psicología; sosteniéndose que con ella se podría estudiar la psicología del arte o
la psicología de los pueblos, pero el psicoanálisis estaba rebasando con ello los
límites de la psicología: la sexualidad se transformaba en el principio metafísico de
una serie de ideas metafísicas, el psicoanálisis se transformaba en ideología, la
psicología se transformaba en metapsicología. El psicoanálisis dispone de su propia
teoría del conocimiento y de su propia metafísica, de su sociología y de su
matemática. El comunismo y el tótem, la Iglesia y la obra de Dostoievski, el
ocultismo y la publicidad, el mito y los inventos de Leonardo da Vinci no son sino
sexo disfrazado y enmascarado". (Vygotski, L ; 1911; p. 274-275)
El ejemplo que se acaba de presentar habla por sí mismo acerca de la extensión de
los grandes sistemas teóricos en Psicología más allá de los dominios de nuestra
ciencia. Cada sistema psicológico sostuvo una concepción diferente del hombre,
una concepción de la relación entre la normalidad y la patología, una toma de partido
respecto a la determinación de lo psíquico, una concepción de ciencia, de los
métodos de conocimiento científico, una filosofía del hombre y la ciencia.
El autor encuentra también las respuestas al por qué esto sucede en el desarrollo
de una ciencia." La regularidad del camino que con sorprendente constancia
recorren las ideas más diversas, está poniendo naturalmente de manifiesto que este
camino está predeterminado por la necesidad objetiva de un principio explicativo y
precisamente porque este principio hace falta y no existe es por lo que algunos
principios parciales ocupan su puesto. La psicología se ha dado cuenta de que para
ella es cuestión de vida o muerte hallar un principio explicativo general y se aferra
a cualquier idea, aunque sea falsa."(Vygotski, L.; 1991p. 277).