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PASCUA 2005 BENARRABÁ

VIERNES SANTO

UN AMOR HASTA EL EXTREMO ORACIÓN ANTE LA CRUZ

MOTIVACIÓN:
/
 
En esta celebración queremos adorar la Cruz.
Venimos con humildad para orar la Cruz en la que ha muerto
Jesucristo.
 
Esta Cruz no es solamente signo de muerte, sino
también de vida. Esta Cruz que es signo de solidaridad para
con los pobres, humillados, oprimidos por la justicia, torturados
y excluidos de la sociedad, es para nosotros acontecimiento
de salvación. En ella encontramos la miseria del hombre y a
Dios con su inmenso amor hacia todos los crucificados.
 
La Cruz es nuestra esperanza. No salva el poder ni la
técnica, salva el amor de Dios. Un Dios que se hace hombre y
que muere por los hombres. Por eso, esta Cruz es nuestra
esperanza. Porque en ella encontramos la mayor expresión de
amor de Dios para con nosotros.
 
Por ello venimos ante ella, para abrazarla, para
asumirla, para adorarla. La Cruz es para nosotros un
compromiso, es signo de fidelidad a Cristo. Porque la Cruz es
la esperanza de que en hombre puede lograr la libertad, y
nuestra sociedad puede cambiar.

• HAY MUCHAS CRUCES


  Cristo sigue sufriendo en nosotros y en nuestros hermanos:

TESTIMONIOS
 
SOLDADO:
Hola Jesús, me llamo Zoran y soy un excombatiente de la guerra de Bosnia, aunque seguro
que ya lo sabes. La guerra ya ha terminado, pero mi país está destruido. Desde entonces
no he vuelto a coger un fusil, sin embargo, no puedo olvidar a todas las personas que he
matado. Todas tenían familia, hogar, amigos... y yo acabé con ello. Por las noches intento
olvidarlos pero sueño con ellos, y sueño también contigo. Sueño que cuando les apuntó con
mi fusil te estoy apuntando a Ti, y que todo el daño que he hecho te lo he hecho a Ti. Esta
noche ya no estás junto a mi, y por eso te estoy contando todo esto, porque no tengo el
valor de decírtelo a la cara. Simplemente una última cosa antes de marcharme: lo siento.
 
INMIGRANTE:
Señor, ¿dónde estás ahora?, ¿dónde estás que no te encuentro?. Hace meses dejé atrás mi
casa y mi familia; pagué mucho dinero por un viaje en patera y crucé el estrecho. Sentí que
durante todo el viaje estabas conmigo, sentí que me protegías; pero ¿dónde estás ahora?.
Señor, me siento muy solo, tengo hambre y frío; lo único que me queda eres Tú, no me
abandones ahora, sin Ti tengo miedo.
 
RICO:
"Vivo sin esperanza. El hecho de tener que vivir en una ciudad grande, con todos los
recursos, hace que me vuelva un egoísta, sin solidaridad con aquellos que viven en la
misma situación que yo. Sería bueno intentar trabajar juntos para solucionar nuestros
problemas"
 
ENFERMO DE SIDA:
Señor, ¿cómo me has hecho esto?, ¿cómo has podido? Yo he confiado en ti toda mi vida, te
he tenido presente tanto en mis momentos malos como en los buenos. Yo tenía un futuro
grandioso: medallas, éxito, un gran futuro... el deporte era mi vida. Y simplemente por un
error médico, una transfusión no controlada, me contagian el SIDA. Enfermo para el resto
de mi vida, adiós carrera, adiós deporte y, por supuesto, adiós vida. ¿Qué he hecho yo?,
¿por qué no estabas ahí para evitar ese error médico? ¿Por qué yo?, ¿por qué?
 
PEDRO:
Maestro soy Pedro. Tu discípulo, el que te prometió estar cerca de ti, el pescador que
compartió contigo los momentos más felices de su vida. Dejé todo y te seguí, decidí
conocer tu camino, tu verdad y tu vida. Pero que sucedió, no soy capaz de comprenderlo
todavía. Tú me dijiste “antes que cante el gallo me negarás tres veces”, yo pensé que eso
era imposible, que yo jamás te fallaría. Pero sucedió, te negué, te fallé. Hoy no te puedo ni
mirar a la cara, no me siento con fuerzas.
 
JOVEN DEL CENTRO:
" Yo... la verdad, no soy malo. Estoy enrollado en el Centro, asisto a la mayoría de las
reuniones, me apunto a todo lo que dicen... Pero a veces me doy cuenta de que todo esto
pinta poco en mi vida cotidiana, en mi vida de verdad. Cuando estoy en el Centro me
pongo la chaqueta de cristiano, pero cuando salgo con mis amigos me olvido de todo ello,
me siento otra persona distinta, me importan otras cosas distintas. Es como si viviera dos
vidas y una no tuviera nada que ver con la otra... Creo que llegará un día en que pase de
todo... 

• CRUZ COMO SIGNO DE MUERTE


Cristo sigue muriendo hoy como consecuencia del pecado, como consecuencia
de nuestro pecado. Esta Cruz nos grita la miseria y la maldad ilimitada de los hombres.
Esta Cruz nos expresa nuestras infidelidades, nuestros abandonos, nos anuncia nuestra
falsedad e hipocresía.

Madre, tres horas junto a su agonía,


sin poder ir a llamar de prisa al médico,
ni pasar tu mano por su frente sudorosa,
y mullirle la almohada, ni cambiarle de postura;
tres horas de agonía hechas burla y carcajada
tres horas en que faltaban los íntimos para recoger el testamento,
los que escucharon todos los secretos cuando Él arrebataba las gentes,
tres horas de hiel y vinagre.
 
Madre, recuerdas aquellas tres horas de silencio
entrecortadas por siete palabras;
era la hora de callar – había hablado demasiado durante los tres últimos años -,
la hora del desahogo de los que callaron tres años.
 

Recuerdas su palabra de perdón,


y aquella otra en que nos hacía tuyos,
y la última en que se ponía en las manos del Padre,
porque todo estaba cumplido.
 
Cuando oíste su último suspiro,
no pudiste recostarle contra tu pecho,
ni cerrar sus ojos vidriados;
cuando él dejó caer la cabeza en el vacío,
tus manos se alzaron en ofrenda,
y Dios Padre acogió el dolor de tus manos vacías.
 
Allí quedas tú, sola, firme como la roca
y majestuosa como una reina;
allí quedas tú, dolorida como una madre
allí quedas tú, agarrada al madero ensangrentado
y al cuerpo destrozado
que poco a poco te comunica el frío de la muerte;
allí quedas tú como patena pura
ofreciendo al Padre el fruto de tu vientre;
allí quedas tú abrazada a las tinieblas, a la muerte,
al pecado, a la cruz,
esperando la luz, la vida, la gracia, la victoria.
 
Madre, yo se que no hay dolor como el tuyo;
que el primer dolor del paraíso
se vence con el tuyo, unido al dolor redentor de tu Hijo.
Madre, nosotros pasamos por el camino de la vida
en nuestro coche último modelo; hemos dejado como señales en el camino
cruces desnudas. Son las nuestras, Señora; perdona,
se camina más deprisa sin el peso del madero.
¿Por qué hemos de llevar una cruz de madera, tosca y nudosa?
¿Quién hizo esos agujeros en los extremos?...acaso
¿nuestras manos y pies serán también clavados?
¿Nosotros, otros Cristos crucificados?

 
Los sufrimientos de la Iglesia

Lector: En la familia de todos los hombres que queremos seguir a Jesús, que nos llamamos
cristianos, hay dolor y sufrimiento.

Todos: Andamos divididos por elmundo, nos fijamos más en las cosas que nos separan
que en las que nos unen.

Lector: Nos criticamos, nos ofendemos, el amor está ausente, no es lo que nos une.

Todos: Nos olvidamos que somos hermanos, hijos de un mismo Padre, y nos hacemos
daño pensando que somos superiores los unos de los otros.

Lector: Señor que tu muerte nos una como en tu cruz se une el cielo y la tierra. Que
vivamos en común unión, la que Tú pediste al Padre poco antes de morir: “que
todos sean uno”.

Oremos: Señor escúchanos.

Los sufrimientos en el mundo


Lector: En nuestro mundo, hay muchos sufrimientos, muchas cruces fuertemente clavadas
en la tierra.

Todos: Hay hombres que mueren en la guerra, hombres víctimas del odio, la violencia,
hombres que sufren porque no descubrimos que es más hermoso darse la mano
que coger un arma.

Lector: Hoy morirán muchas personas de hambre, de abandono por una mala distribución
de todos los dones que Dios nos da.

Todos: Hay personas que son rechazadas por su cultura, por su raza, por su religión.

Lector: Señor, que tu sufrimiento y muerte en la cruz, nos haga abrir los ojos, que te
contemplemos en todos los hombres, mujeres y niños y le tendamos una mano. Se
tú su roca firme, su salvación.

Oremos: Señor, escúchanos.

Los sufrimientos en nosotros

Lector: Nuestro corazón a veces está roto, dolorido, triste por los sufrimientos que ocurren
a nuestro alrededor y dentro de nosotros mismos.

Todos: A veces nos sentimos solos, rechazados, incomprendidos.

Lector: Sufrimos cuando nos sentimos alejados de los nuestros por nuestras riñas y
malhumores.

Todos: Sufrimos cuando no hacemos aquello que debemos hacer y no estamos contento
con nosotros mismos.

Lector: Tú, Señor, supiste lo que es tener el corazón roto, el sentirse solo, abandonado, sin
embargo nada ni nadie te detuvo. Hoy mirándote en tu cruz, queremos pedirte que
impulses nuestras fuerzas para no detenernos nunca.

Oremos: Señor, escúchanos


 

Los sufrimientos que provocamos en los demás

Lector: También nosotros hacemos que los que viven a nuestro lado sufran, a veces
andamos por la vida cargando sobre los hombros de los demás cruces
innecesarias.
Todos: A menudo creo que soy el mejor y desprecio y rechazo a mis amigos.
Lector: No procuro que los demás vivan alegres, felices, sino que con mi egoísmo les
critico y les impido ser ellos mismos.
Todos: Sí, a veces hago sufrir cuando me encierro en mi mismo y no sirvo a los demás, no
les hago caso y les trato mal.
Lector: Tú, Jesús, también sufriste desprecios y rechazos de los hombres. Recoge todos
los sufrimientos con tus brazos abiertos, preséntalos al Padre y derrama sobre el
mundo tu Gracia.

Salmo 50:
Misericordia Dios mío, por tu bondad
por tu inmensa compasión borra mi culpa
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,


tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,


en el juicio resultarás inocente.
Mira en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero


y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame, quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oir el gozo y la alegría,


que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,


renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,


afiánzame con espíritu generos;
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, ¡Oh Dios,


Dios, salvador mío!
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen,


si te ofreciera un horocausto no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado
un corazón quebrantado y humillado
tu no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,


reconstruye las murallas de Jerusalén;
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Canto: Tengo miseria de no tener

• LA CRUZ QUE DA VIDA: la del AMOR


 
La Cruz es signo del amor de Jesús: incapaz de
permanecer indiferente ante el dolor, la opresión y la marginación
de muchos, toma partido por ellos, asume su causa y se deja
matar por los poderes de opresión y odio de la tierra. Su entrega
diaria a los que le necesitan le lleva irremisiblemente a dar la vida
toda... porque “habiendo amado a los suyos que estaban en el
mundo, los amó hasta el extremo...”.

Canto: Por eso quieren matarle

En esta Cruz se nos manifiesta el amor de Jesucristo. en


ella vemos la confianza de Jesucristo en su Padre Dios. Esta Cruz nos
libera de nuestras esclavitudes, de nuestros egoísmos e infidelidades.
Es la Cruz de la entrega, es la Cruz de la lucha, es la Cruz de la causa
de Jesús. Es la Cruz de la solidaridad radical con los más débiles.
 
La Palabra nos ilumina...

Esta Cruz es esperanza. Es el signo de que Jesús nos quiere y nos salva. Esta
Cruz es el sentido a nuestra vida. Esta Cruz nos da la vida, nos da fuerza para continuar en el
camino. Esta Cruz nos compromete, nos une a los crucificados. Nos hace solidarios.
 
La Palabra nos ilumina...

 En la Cruz reconocemos nuestra esperanza. El madero que vemos no está seco,
sino que tiene vida. Desde esta Cruz nuestra vida tiene esperanza. En la Cruz no hay tristeza
sino compromiso. El sufrimiento es entrega total para lograr la felicidad.
 
La Palabra nos ilumina...

Por eso adoramos la Cruz. No adoramos la muerte, no adoramos la tristeza, no


adoramos la injusticia. Adoramos el compromiso total de esa Cruz. Adoramos la solidaridad
radical en Jesús que de ahí se desprende. Adoramos la esperanza de la vida que infunde.
Adoramos al Dios que se entrega en la Cruz a todos los hombres por amor.
 

Lectura: el rebelde dijo NO

Oración 
Hoy hemos recordado tu pasión y muerte y hemos aprendido la lección de la entrega.
Por tu muerte te has convertido en la semilla que escondida en la tierra hace brotar
nueva vida para que de fruto abundante.
Queremos seguir aprendiendo de Ti, queremos que nos des fuerzas para que nadie
muera injustamente en el mundo.
¡Ayúdanos a estar al lado de los que sufren! ¡Enséñanos a repartir esperanzas a los
cansados, alegría a los tristes, compañía a los que sienten  la soledad y así seremos
también nosotros el grano de trigo que muere y da vida.

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