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Hora Santa por los enfermos

Exposición del Santísimo

CANTO: No adoréis a nadie, a nadie más que a Él


CREO SEÑOR… PERO AUMENTA MI FE
/ No adoréis a nadie, a nadie más que a Él. / (2)
/ No adoréis a nadie, a nadie más. / (2)
No adoréis a nadie, a nadie más que a Él.
/ Porque sólo Él, nos puede sostener. / (2)
/ No adoréis a nadie, a nadie más. / (2)
No adoréis a nadie, a nadie más que a Él.

ESPERO SEÑOR… PERO AUMENTA MI ESPERANZA


/ No miréis a nadie, a nadie más que a Él. / (2)
/ No miréis a nadie, a nadie más. / (2)
No miréis a nadie, a nadie más que a Él.
/ Porque sólo Él, nos puede sostener. / (2)
/ No miréis a nadie, a nadie más. / (2)
No miréis a nadie, a nadie más que a Él.

TE AMO SEÑOR… PERO AUMENTA MI CARIDAD


/ No alabéis a nadie, a nadie más que a Él. / (2)
/ No alabéis a nadie, a nadie más. / (2)
No alabéis a nadie, a nadie más que a Él.
/ Porque sólo Él, nos puede sostener. / (2)
/ No alabéis a nadie, a nadie más. / (2)
No alabéis a nadie, a nadie más que a Él.
Monitor:
Señor: Hoy en este día resuenan en mis oídos las
palabras que dijiste: “Aunque la madre se olvide de sus
hijos, yo jamás te olvidaré” Sé que me miras con cariño y
me amas con ternura, porque estoy enfermo.
Estoy debilitado físicamente, estoy preocupado por la
enfermedad que se apodero de mí. A veces, el
sufrimiento me hace perder el gusto a la vida.
Pero la Fe me da la seguridad de que estás a mi lado,
para ampararme, para consolarme, y para comunicarme
la fuerza necesaria a fin de que no vacile en la hora del
dolor y no me desanime en la hora del sufrimiento.
En el esfuerzo de los que me atienden veré tu mano,
Señor, que quiere levantarme y verme restablecido.
Los sacrificios que este día me reserva, con tu ayuda
quiero soportarlos pacientemente y las alegrías que por
ventura sienta, quiero compartirlas con quien esté
sufriendo conmigo.
Señor tu das a la vida una perspectiva de eternidad.
Porque si solo pensamos en los cuatro días de este
mundo, entonces, lo más lógico es que solo pensemos
en divertirnos y gozar de la vida. Pero, al final, habremos
perdido nuestro tiempo y nuestra vida, Y ¡que tristeza se
sentirá en el último momento, cuando uno se dé cuenta
de haber vivido solamente para este mundo, sin pensar
en la eternidad que nos espera!
Por eso, vive tu vida en plenitud, vive tu vida con ilusión,
vive tu vida con amor. La vida es un regalo de Dios, un
tesoro que Dios te ha entregado para que puedas crecer
en su amor. La vida es como un libro en el que cada día
debes escribir las páginas más hermosas.
No importa, si estás enfermo en un lecho o si estas en
una silla de ruedas, tu vida vale tanto para Dios como la
de cualquier ser humano, que camina por la calle y está
trabajando todo el día. Tu vida vale tanto como tu amor.
Cuánto más amas, mas vales para Dios.
Señor te pido que tengas compasión de mí. Visítame a
través de tu Evangelio para que todos reconozcan que tu
estas vivo en tu Iglesia hoy y que se renueve mi fe y mi
confianza en ti. AMEN.

De pie: Del santo Evangelio según san Lucas


En aquel tiempo, yendo Jesús de camino a Jerusalén,
pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, y, al
entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez
hombres leprosos, que se pararon a distancia y,
levantando la voz, dijeron: ¡Jesús, Maestro, ten
compasión de nosotros! Al verlos, les dijo: vayan y
preséntense a los sacerdotes. Y sucedió que, mientras
iban, quedaron limpios. Uno de ellos, viéndose curado,
se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose
rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste
era un samaritano. Tomó la palabra Jesús y dijo: ¿No
quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde
están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios
sino este extranjero? Y le dijo: Levántate y vete; tu fe te
ha salvado.
PALABRA DEL SEÑOR
Lector 1: DE CAMINO HACIA JERUSALEN, JESUS PASABA
ENTRE SAMARIA Y GALILEA…
Como sabemos Dios vienen a sanar a todos, tanto
blancos como negros, tanto a ricos como pobres, tanto
viejos o niños porque este Dios es nuestro Padre y Padre
de Misericordia. Es un anuncio también de que la Iglesia
de Jesucristo manifestará su gloria, cuando todos los
pueblos sean un solo rebaño, dirigidos por un solo
pastor.
Esto nos hace descubrir el mundo extenso, casi
incontable de todos los que hoy, en una y otra medida
sufren en sus casas y hospitales, solos o acompañados,
con la Fe como fuerza, o debilitados interiormente por la
ausencia de Dios.
SILENCIO
ORACION: Señor, hoy quiero pedirte por los enfermos
en todo el mundo, quiero decirte que ahora con tu
amistad, he comenzado a descubrir el lazo
misericordioso de amor que me une a todos los
hombres; pero de una manera muy especial a los
enfermos. En este lazo misericordioso de unión estás Tú,
tu dolor, tu pasión, tu muerte, y también tu
Resurrección. Con Mis hermanos enfermos, estamos
unidos a Ti, a tu dolor, a tu amor, a tu Misericordia. Por
eso comienzo a entender que, por Ti, el sufrimiento
tiene un nuevo sentido.
Compartimos el dolor contigo. Te pido por mis
hermanos enfermos, dales fuerza y Fe; paciencia y
esperanza, que descubran los signos de la Misericordia y
te descubran como amigo, apoyo y Maestro del dolor.
PADRE NUESTRO
CANTO: Un día caminaba
Un día caminaba, Muy triste por ahí
Mi corazón gritaba, Ya no quiero vivir
Sintiendo mi tristeza, Oí hablar de ti Jesús
Decían que me amabas, Que habías muerto por mi en la
cruz
Llore en aquel momento, Al recordar el tiempo
Ese tiempo que perdí sin saber de ti.
Y aquí está mi vida y mi voz Para cantar, para alabarte
Señor
Y aquí están mis ansias de amar Y de vivir y de perdonar

Lector 2:
VINIERON A SU ENCUENTRO DIEZ LEPROSOS, QUE SE
DETUVIERON A DISTANCIA…
LA LEPRA: La enfermedad.
La enfermedad es un tesoro para el que sabe amar. El
hombre, que no ha sufrido, no sabe lo que es amar de
verdad, porque el sufrimiento es el alma del amor y el
amor tiene las raíces en forma de cruz. Cuando más
amas, más capacidad tienes para sufrir por la persona
que amas. Y yo te pregunto:
¿Cuánto amas tu a Dios? (unos segundos para meditar)
¿Cuánto eres capaz de sufrir por El? (unos segundos
para meditar)
¿Eres capaz de dar tu vida por su amor como los
mártires? (unos segundos para meditar)
Cuando el dolor llame a tu puerta, no te rebeles contra
Dios, ofréceselo con amor. El sufrimiento con amor es la
perla más preciosa que puedes ofrecer a tu Padre Dios.
Tu vida es de Dios, no lo olvides, y a Dios debe volver. Tu
vida solo tendrá sentido en la medida en que vivas con
amor por Dios y para Dios, sólo así te realizaras como
persona serás de verdad plenamente feliz.
Me preguntarás: ¿Por qué Dios me ha castigado de esta
manera? ¿Por qué tengo que sufrir esta enfermedad
incurable? ¿Hasta cuándo? ¿Por qué Dios se ha llevado a
mis seres queridos? ¿Por qué? Y podrás seguir
preguntándome muchas más cosas.
Hermano enfermo, escúchame, quiero hablarte al
corazón, con sinceridad. Una de las penas más grandes
que puedes sufrir es tu soledad. Ya sé que los demás no
pueden comprender la profundidad de tu dolor interior
al sentirte inútil y sin ganas de vivir. Pero Jesús, que ha
sufrido más que tú, si puede entenderte. Acude a Él,
acércate a Él, no te quedes a distancia y dile que te abra
los ojos del alma para que puedas comprender el
sentido de tu vida y de tu dolor. Dios tiene para ti una
misión especial, que no ha encomendado a ningún otro.
Quizás sea una misión poco brillante, quizás sea oculta y
oscura a los ojos del mundo, pero no por ello, menos
importante. Tú vales infinitamente para Dios. Jesús
murió por ti y te ama infinitamente. No te desanimes,
mira a lo alto, mira a Jesús clavado en la cruz y dile:
SILENCIO
Señor, gracias por mi vida. Gracias por haber muerto por
mí en la cruz. Gracias por tener un plan maravilloso para
mí. Gracias porque a pesar de todas mis rebeldías y de
todos mis miedos y rechazos, Tú sigues teniendo
paciencia conmigo y me amas a pesar de todo. Gracias,
porque me has hecho así. Gracias, Señor. Te ofrezco mi
vida y te ofrezco mi amor con todos los besos y flores de
mi corazón. Amen. PADRE NUESTRO

Canto: El alfarero
Un día orando le dije a mi Señor
Tú el alfarero y yo el barro soy...
Modela mi vida a tu parecer
Haz como tu quieras, hazme un nuevo ser...
Me dijo no me gustas, te voy a quebrantar
Y en un vaso nuevo te voy a transformar
Pero en el proceso te voy hacer llorar
Porque por el fuego, te voy hacer pasar
Quiero una sonrisa cuando todo va mal
Quiero una alabanza, en lugar de tu quejar...
Quiero tú confianza en la tempestad
Y quiero que aprendas también a perdonar
Me dijo no me gustas, te voy a quebrantar
Y en un vaso nuevo te voy a transformar
Pero…
LECTOR 3:
JESUS, MAESTRO, TEN PIEDAD DE NOSOTROS…
Señor, ten piedad; Señor ten piedad; he aquí la oración
que no deja de brotar de lo más profundo de nuestro
ser.
JESUS SANA HOY.
No olvides que Jesús sana a los enfermos. Por eso,
cuando haya algún enfermo en tu familia, aparte de
acudir al médico, debes preocuparte de pedir oraciones
a todos los que puedas. Muchos enfermos son sanados y
muchos más podrán ser sanados, si sus familiares
tuvieran más Fe y pidieran insistentemente a Dios la
curación de sus seres queridos. Nunca pierdas la
esperanza de su curación.
Frecuenta la comunión, y recibe la Unción de los
Enfermos, Sacramento maravilloso de reconciliación con
tu Dios y de Sanación.

VAYAN Y PRESÉNTENSE A LOS SACERDOTES…


Antiguamente había una ley que aquel que estuviera
enfermo de lepra tenía que apartarse del pueblo y de la
gente, porque era considerado un gran pecador. Y si
obtenía la curación, debía presentarse a los sacerdotes
para que ellos comprobaran el hecho. Jesucristo vino a
cambiar esas leyes por las leyes del amor, pues la
enfermedad no es porque haz pecado, sino por voluntad
de Dios que de ese mal sacará grandes bienes.
Hoy, la ley del enfermo es que no por estar enfermo,
podemos aprovecharnos de los demás, debemos ser
agradecidos y respetuosos.
Debemos respetar también las leyes fuera y dentro de
nuestras casas. Esto es lo que manda nuestro Dios.
Cuando llega la enfermedad no es solo dolorosa para
aquel que la padece sino también para aquellas
personas que nos aman.
SILENCIO
Señor te doy gracias por mi familia y por todos aquellos
que me ayudan a cargar esta Cruz. Dales fuerza,
serenidad, paz y esperanza. Págales Tu con tu AMOR,
todo lo que hacen por mí. Ojala yo pudiera aparecer
ante sus ojos, como si fueras Tu mismo el enfermo, el
que sufre, el que necesita misericordia. Señor te pido
por mi familia. Bendícela, únela, ayúdala a crecer en el
amor; que te conozcan cada día más para que Tú
inspires sus actos y toda su vida, AMEN. PADRE
NUESTRO

CANTO: SALMO 120


Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
Lector 4:
…Y MIENTRAS IBAN DE CAMINO QUEDARON LIMPIOS.
UNO DE ELLOS, AL VERSE SANO REGRESÓ ALABANDO A
DIOS EN ALTA VOZ… CONFIANZA, ALABANZA.
Dios te ama, y tu vida está en las manos de Dios, bajo
control de tu Padre Dios, que te ama infinitamente.
Confía en El, pase lo que pase, y dale las gracias, porque
todo lo permite por tu bien. Vale la pena confiar en El
sin condiciones.
Una religiosa escribía: Me detectaron un cáncer
avanzado. Me operaron dos veces y tuve que soportar
muchos tratamientos de quimioterapia y radioterapia.
Un día subí a mi celda y me arrodille ante el Cristo, que
tengo en mi cabecera y, con todo mi amor, le di gracias
por mi cáncer. No sé lo que pasó, me quedé fuera de mí.
¡Veía en el cáncer tanto amor y tanta delicadeza,
haciéndome participar del misterio de su Pasión! En esos
momentos, estaba gustando interiormente las alegrías
del cielo, disfrutando de una felicidad incomparable. De
verdad que es mas grande el gozo que siento de sufrir
por Jesús que el mismo cáncer. El Señor, interiormente,
me ha enamorado con su cruz y puedo decir como San
Pablo: Me alegro de mis padecimientos por vosotros,
porque suplo en mi carne lo que falta a las tribulaciones
de Cristo a favor de su Cuerpo que es la Iglesia (Col
1,214).
SILENCIO
Mi corazón está siempre con la puerta abierta para que
entre Jesús, cuando Él quiera, sin pedir permiso. Yo le
digo: “Estoy en tus manos, haz de mi lo que Tú quieras,
sea lo que sea te doy las gracias, porque te amo y confió
en Ti
Vale la pena confiar en Dios sin condiciones. Por eso,
cuando tengas sufrimientos, dite a ti mismo:” Mi Padre
Dios vela sobre mí. Él lo sabe todo, sabe lo que me está
pasando y conoce mis necesidades. Mi Padre es bueno y
me ama. Puedo estar tranquilo, sabiendo que Él está
tomando todas las medidas necesarias para ayudarme y
solucionar mi problema.
”Oh Señor, aunque pase por un valle de tinieblas no
temeré mal alguno porque Tú vas conmigo”(Sal. 23)
PADRE NUESTRO

CANTO: GRACIAS QUIERO DARTE POR AMARME


Gracias quiero darte por amarme, gracias quiero darte
yo a tí Señor,
hoy soy feliz porque te conocí,
gracias por amarme a mí también.
Yo quiero ser, Señor amado,
como el barro en manos del alfarero.
Toma mi vida, hazla de nuevo.
Yo quiero ser un vaso nuevo.
Toma mi vida, hazla de nuevo.
Yo quiero ser un vaso nuevo.
Te conocí y te amé.
Te pedí perdón y me escuchaste.
Sí, te ofendí; perdóname, Señor,
pues te amo y nunca te olvidaré.

Lector 5
¿NO QUEDARON LIMPIOS LOS DIEZ? ¿DONDE ESTAN LOS
OTROS NUEVE?...
Nuestro Dios, es un Dios de amor y quiere que el
hombre siempre se acerque más y más a Él. Y una forma
de acercarse agradable para Dios es el agradecimiento.
Nosotros debemos de apreciar todo lo que nos ofrece
día con día, desde un hermosos amanecer, el piar de los
pájaros, como crecen los lirios del campo, el calor de los
rayos del Sol, el sonido suave del agua, el pan que nos
alimenta, el abrazo de un amigo etc.
SILENCIO
Señor cuando todo iba bien no sabía yo apreciar la
alegría de levantarme de un salto, y de abrir la ventana
para que entrase la luz a raudales en mi cuarto.
No apreciaba la felicidad que supone ofrecerte de
rodillas mi cuerpo que despertaba, mis ojos, mis brazos,
mis piernas, todo mis músculos y prepararme a una
nueva jornada de trabajo.
Ha sido necesaria esta enfermedad, Señor para hacerme
comprender que la salud es un Don de tus manos y que
yo era un ingrato. Para reparar mi indiferencia de
entonces te ofrezco todos mis sufrimientos y los uno a
los tuyos. AMEN ….
PADRE NUESTRO

Lector 6
LEVANTATE, TU FE TE HA SALVADO…
MISION
LAS MANOS DE DIOS.
Cuando veía a un moribundo en su agonía lleno de
dolor, cuando veía a una esposa traicionada y
abandonada o veía niños inocentes, que sufrían sin que
nadie les tuviera compasión, me seguía preguntando:
¿Dónde está Dios
Un día tuve la osadía de enfrentarme a Dios y decirle:
Señor, ¿Por qué permites tanto sufrimiento? ¿Por qué
no haces algo para que haya más amor y más consuelo?
¿Dónde están tus manos para acariciar a tantos que
necesitan consuelo y amor, porque nadie los quiere?
¿Por qué no echas una mano de ternura a los que más te
necesitan, especialmente a los que sufren?
Después de un largo silencio, escuché una voz en el
fondo de mi alma, que me dejó sin aliento. Él me dijo:
Hijo mío, ¿no te das cuenta de que yo quiero
que tú seas mis manos y mis pies, mi corazón y mi alma,
y que con tu vida y tu amor, lleves alegría y consuelo a
los que lo necesitan? Entonces, comprendí, de un solo
golpe, que yo debía ser las MANOS DE DIOS y que, en
vez de criticar a Dios, lo que debía hacer…

SILENCIO
Señor, ¿quieres mis manos para dar amor a los pobres
enfermos?
Señor, te doy mis manos.
¿Quieres mis pies para pasar el día, visitando a los
encarcelados, a los necesitados a los marginados?
Aquí estas mis pies.
¿Quieres mi voz para pasar todo el día hablando a
quienes necesitan palabras de amor?
Aquí está mi voz.
Señor, ¿quieres mi corazón para amar todo el día y toda
la noche a quienes me rodean?
Aquí está, Seño, mi corazón y mi vida.
¿Quieres mi dolor para seguir salvando a los hombres?
Aquí está mi dolor y mi alma con todo lo que tengo y
todo lo que soy. PADRE NUESTRO

CANTEMOS AL AMOR DE LOS AMORES


Cantemos al Amor de los Amores
Cantemos al Señor,
Dios está aquí, ¡venid adoradores,
Adoremos,
¡A Cristo Redentor!
¡Gloria a Cristo Jesús!
Cielos y tierra, bendecid al Señor,
Honor y gloria a Ti, Rey de la gloria,
Amor por siempre a Ti,
¡Dios del Amor!

ORACION
Señor Jesús, creemos que estás vivo y resucitado.
Creemos que estás realmente presente en el Santísimo
Sacramento del altar y en cada uno de nosotros.
Te alabamos y te adoramos. Te damos gracias, Señor,
por venir hasta nosotros como pan vivo bajado del cielo.
Tú eres la plenitud de la vida. Tú eres la resurrección y la
vida. Tú eres, Señor, la salud de los enfermos. Hoy
queremos presentarte a todos los enfermos, porque
para Ti no hay distancia ni en el tiempo ni en el espacio.
Tú eres el eterno presente y Tú los conoces. Ahora,
Señor, te pedimos que tengas compasión de ellos.
Visítalos a través de tu Evangelio proclamado en esta
Hora Santa para que todos reconozcan que Tú estás vivo
en tu Iglesia hoy; y que se renueva su fe y su confianza
en Ti; te lo suplicamos, Jesús.
Ten compasión de los que sufren en su cuerpo, de los
que sufren en su corazón y de los que sufren en su alma
que están orando y leyendo los testimonios de lo que Tú
estás haciendo por tu Espíritu renovador en el mundo
entero.
Ten compasión de ellos, Señor. Desde ahora te lo
pedimos. Bendícelos a todos y haz que muchos vuelvan
a encontrar la salud, que su fe crezca y se vayan
abriendo a las maravillas de tu amor para que también
ellos sean testigos de tu poder y de tu compasión. Te lo
pedimos, Jesús, por el poder de tus santas llagas, por tu
santa cruz y por tu preciosa sangre. Sánalos, Señor,
sánalos en su cuerpo, sánalos en su corazón, sánalos en
su alma. Dales vida y vida en abundancia. Te lo pedimos
por intercesión de María Santísima, tu madre, la Virgen
de los Dolores, quien estaba presente, de pie, cerca de la
cruz. La que fue la primera en contemplar tus santas
llagas y que nos diste por madre.
Tú nos has revelado que ya has tomado sobre Ti todas
nuestras dolencias y por tus santas llagas hemos sido
curados.
Hoy, Señor, te presentamos en fe a todos los enfermos
que nos han pedido oración y te pedimos que los alivies
en su enfermedad y que les des la salud.
Te pedimos por la gloria del Padre del cielo, que sanes a
los enfermos. Haz que crezcan en la fe, en la esperanza,
y que reciban la salud para gloria de tu Nombre. Para
que tu Reino siga extendiéndose más y más en los
corazones, a través de los signos y prodigios de tu amor.
Todo esto te lo pedimos Jesús, porque Tú eres Jesús, Tú
eres el Buen Pastor y todos somos ovejas de tu rebaño.
Estamos tan seguros de tu amor, que aún antes de
conocer el resultado de nuestra oración en fe, te
decimos: gracias Jesús por lo que Tú vas a hacer en cada
uno de ellos. Gracias por los enfermos que Tú estás
sanando ahora, que Tú estás visitando con tu
misericordia.
¡Gloria y alabanza a Ti, Señor!
CANTO

BENDICIÓN Y RESERVA

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