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LITERATURA MAYA

Sus inicios con la Literatura oral es el resultado de tradiciones recopiladas por años transmitidas de generación
en generación. Incluidos elementos europeos y africanos, resultado de la invasión y por la inmigración, aunque
la cultura maya los asume como propios.

La literatura maya reconocida por sus escritos de orden religioso, mitológico de difícil interpretación, hacían
referencia a su imperio, sus ciencias y descubrimientos. Las obras más reconocidas de esta cultura El Libro de
Chilam Balam, Anales de los Cakchiqueles, Rabinal Achí y el El Popol Vuh, estos libros describen su cultura,
pensamientos, conocimientos, religión de esta civilización.

Obras de estilo literario se conservan en estelas con un lenguaje especial dedicado a los dioses, distintos a los
escritos en lengua maya corriente, la estela más resaltante “La Inscripción de Palenque”, basada en la creación
del universo.

La literatura era principalmente para la veneración a los dioses, eran de autor anónimo estos libros y su fin para
que la sociedad supiera la existencia de los mismos.

Seguidamente textos pictográficos coloridos y con simbología difícil, códices en papel vegetal doblados en
forma de biombos a los que llamaban “Anahtes” aún existen 3 de ellos el Tro-Cortesianus, el Dresdensis y el
Persianus conocidos actualmente como el códice de Madrid, Dresde Y Paris por el lugar donde se encuentran en
a la actualidad.

CARACTERISTICAS

 Principalmente dirigida a lo religioso, para los pueblos mayas antes de la conquista lo divino era la base
del comportamiento comunitario.
 Las disciplinas científicas y otras eran inferidas como manifestación de lo sacro, antes de interpretarlo
como creación del colectivo o personal.
 La escritura propiamente era considerada sagrada exclusivo de hombres selectos principalmente
sacerdotes, ya que a ellos era que los dioses revelaban las intenciones o leyes sagradas par el orden del
universo.
 La lectura se realizaba bajo un ceremonias y rituales para que los mayas supieran el sentido de su vida y
de la naturaleza.
 Los libros eran anónimos, nadie podía darse la autoría de ninguna obra ya que ellos eran solo los
transmisores de los dioses de su voluntad y de la heredad que dejarían a sus pueblos.
 El origen de la literatura maya fue por motivos políticos además de religiosos y culturales.

POPOL VUH
El Popol Vuh es sin lugar a dudas el más importante de los textos mayas que se conservan. Se distingue no sólo
por su extraordinario contenido histórico y mitológico, sino por sus cualidades literarias, las que permiten que
se le pueda colocar a la altura de grandes obras épicas como el Ramayana hindú o la Ilíada y la Odisea griegas.
Como éstas, el Popol Vuh no es un simple registro histórico, es a final de cuentas –como bien ha dicho Alan J.
Christenson, autor de un reciente estudio y una traducción del texto quiché– una declaración universal sobre la
naturaleza del mundo y el papel del hombre en él.

La creación. En la primera parte del Popol Vuh, los dioses hacen surgir del mar primordial los valles y las
montañas, y crean las plantas y los animales. Deciden crear a seres que los veneren y les hagan ofrendas. Los
tres primeros intentos fracasan; en el primero las criaturas son los animales de cuatro patas y las aves, pero
como son incapaces de hablar deciden hacer un segundo intento. En éste forman una criatura de lodo, pero ésta
se disuelve al mojarse. En el tercer intento hacen hombres de madera, pero éstos son incapaces de venerarlos,
por lo que deciden castigar su soberbia con un huracán y provocan que sus animales, sus herramientas y las
piedras de sus casas se vuelvan contra ellos; los monos son los descendientes de aquellos hombres de madera.
En el cuarto intento logran su propósito y crean al hombre, al que forman con maíz. Estos hombres, que saben
cumplir sus obligaciones con sus creadores, son capaces de ver todo, en el tiempo y en el espacio, por lo que los
dioses deciden nublar su visión. Ésta es la humanidad que ahora puebla la tierra.

Los héroes divinos.  Además del recuento de la creación del mundo y los hombres, en el Popol Vuh se relatan
las aventuras de los héroes divinos, que limpian de obstáculos para el hombre al mundo y establecen las pautas
de conducta adecuada para la humanidad. En esta parte del libro los protagonistas son varias parejas,
comenzando por Xpiyacoc y Xmucané, seguidos por sus hijos, nueras y nietos. Xpiyacoc y Xmucané fueron los
primeros ajq’ij, “guardianes de los días”, los adivinos que interpretaban los augurios del calendario sagrado de
260 días. Sus dos hijos, quienes llevaban los nombres de dos de las fechas de ese calendario, fueron Uno
Hunahpú y Siete Hunahpú. Los primeros hijos de Uno Hunahpú, los gemelos Uno Mono y Uno Artesano, se
convirtieron en los patronos de todas las artes, incluida la escritura. Tiempo después, Uno y Siete Hunahpú
procrearon juntos a otra pareja de gemelos llamados Hunahpú y Xbalanqué, cuya madre fue Xkik’, hija del
señor del inframundo. Las aventuras de estos dos últimos gemelos transcurren en dos escenarios. El primero es
la superficie de la tierra; el segundo, el inframundo, el Xibalbá. Los eventos en cada escenario aparecen
combinados: los héroes pasan de la faz de la tierra al inframundo y viceversa. Esos movimientos, con los de los
otros participantes en las historias, prefiguran los movimientos del Sol, la Luna, los planetas y las estrellas. Al
final de la saga, Hunahpú se eleva para convertirse en el Sol y es seguido por Xbalanqué, quien asume el papel
de la Luna llena.

Historia del linaje quiché. El resto del libro relata la historia del linaje quiché, cuyos fundadores se encontraban
entre los primeros seres humanos, desde aquellos tiem- pos inmemoriales hasta después de la conquista
española.

Las imágenes que se muestran aquí fueron realizadas por Diego Rivera en 1931 para ilustrar una traducción al
inglés del Popol Vuh realizada por John Weatherwax, quien solicito a Rivera las acuarelas, aunque no llegó a
publicarlas. Recientemente el Fondo de Cultura Económica realizó una edición con esas láminas.

El Popol Vuh presenta una versión mitológica de la creación del mundo, seguida por un relato de las aventuras
de los dioses gemelos, Hunahpú y Xbalanqué, en tiempos primordiales, anteriores a la creación del ser humano.
Los triunfos de los héroes en contra de las fuerzas primordiales y los dioses de la muerte dan lugar a la creación
del hombre a partir del maíz. La segunda parte del texto se concentra en los orígenes de los linajes gobernantes
del reino quiché, su migración hacia el altiplano de Guatemala, su conquista del territorio, el establecimiento de
su ciudad principal y la historia de sus reyes hasta la conquista española.

El texto original del siglo XVI se ha perdido. Se sabe que estaba escrito en idioma quiché, pero utilizando el
alfabeto español. Al principio y al final del libro, los autores mencionaron que lo escribían porque ya no era
posible ver un libro llamado Popol Vuh, que existía antiguamente. Se ha especulado mucho sobre la naturaleza
de este libro, que debió existir antes de la conquista española. Es probable que haya sido un manuscrito
pictórico similar a los códices postclásicos que se conocen en el centro de México.

El texto más antiguo que se conserva del Popol Vuh es una transcripción del texto quiché hecha a principios del
siglo XVIII por el fraile dominico Francisco Ximénez, que también hizo la primera traducción conocida al
español. Ximénez presentó en doble columna el texto quiché junto a la versión española, y lo tituló “Empiezan
las Historias del Origen de los Indios de esta Provincia de Guatemala”. Este manuscrito se encuentra en la
colección Ayer de la Biblioteca Newberry de la ciudad de Chicago. Fue extraído de la biblioteca de la
Universidad Nacional de Guatemala por el abate francés Charles Etienne Brasseur de Bourbourg, quien lo
publicó por primera vez en forma completa en 1861. Desde entonces, se han realizado numerosas ediciones y
traducciones.

La palabra Popol Vuh significa literalmente “libro de la estera”. Entre los pueblos mesoamericanos, las esteras o
petates eran símbolos de la autoridad y el poder de los reyes. Eran utilizadas como asientos para los
gobernantes, cortesanos de alto rango y cabezas de linajes. Por esta razón, el título del libro se ha traducido
como “Libro del Consejo”.

Los relatos del Popol Vuh están estrechamente relacionados con otros textos mitológicos recopilados a
principios de la época colonial, así como con muchas tradiciones orales que se conservan hasta el presente en
las comunidades indígenas de Guatemala y otras partes de Mesoamérica. En décadas recientes se ha demostrado
que también encuentran paralelos cercanos en el arte maya clásico. En particular, las escenas pintadas sobre la
cerámica policroma del período clásico en las tierras bajas mayas presentan figuras de dioses y escenas
mitológicas relacionadas con los mitos del Popol Vuh. El Museo Popol Vuh guarda un conjunto importante de
tales escenas, pintadas 800 años antes de la redacción del texto que hoy conocemos y contamos con una copia
facsímil que fue donada en 2017 por la Biblioteca Newberry de Chicago y que actualmente puede apreciarse en
nuestra exhibición.
RABINAL ACHI

El Rabinal Achí es una obra literaria representativa de la cultura maya prehispánica descubierta en Guatemala.
Fue declarada Obra Maestra de la tradición Oral e Intangible de la Humanidad, en 2005 por la Unesco, siendo
inscrita en 2008 en la Lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

El nombre original en maya Achí es: Xajoj Tun, que significa Danza del tun (tambor). Es un drama dinástico de
los maya kek’ que data del siglo XV, y un ejemplo raro de las tradiciones prehispánicas. En él se mezclan mitos
del origen del pueblo q'eqchi' y las relaciones político-sociales del pueblo de Rabinal, Baja Verapaz, Guatemala,
que son expresados por medio de máscaras, danza, teatro y música. Este drama sobrevivió en la clandestinidad
desde 1625 hasta 1856, hasta que el sacerdote francés Charles Étienne Brasseur de Bourbourg lo tradujo, según
la narración en achí de Bartolo Sis.

Es una obra en la que se dramatiza el rompimiento de la alianza entre los K’ich’e y los Rabinaleb; la obra se
divide en cuatro actos, cuyo desenlace es la muerte de K’iche’e Achí, es decir, el triunfo de los Rabinaleb, el
primer acto suele ser el más largo.

La tradición oral y escrita es representada por un grupo de personajes, quienes aparecen en un escenario que
representa aldeas mayas, particularmente Kajyub’, la capital regional de los rabinaleb’ en el siglo XIV. La
narrativa se divide en cuatro actos y trata el conflicto entre dos entidades políticas importantes en la región, los
rabinaleb’ y los k’iche’, según explica Alain Breton, en su libro Un drama dinástico maya del siglo XV.

Los personajes principales son dos príncipes: el Rabinal Achí y el K’iche Achí. Otros personajes son: el rey de
Rabinaleb’, Job’Toj, y sus sirvientes Achij Mun e Ixoq Mun, quienes representan al hombre y la mujer. La
madre con plumas verdes es Uchuch Q’uq’, y trece águilas y trece jaguares, que representa a los guerreros de la
fortaleza de Kajyub’. El K’iche’ Achí es capturado y llevado a juicio por haber intentado secuestrar a niños de
Rabinaleb’, un delito muy grave en la ley maya. En el “Rabinal Achí” se narra cómo los Rabinaleb se rebelan y
separan de la confederación política de los K’iche’s, al intentar estos conquistar el valle de Rabinal. Los
K’iche’s mantenían, en la época, el dominio político sobre vastas regiones y pueblos. En la obra, K’ich’e Achí,
guerrero de los K’ich’es, es capturado por el guerrero de los Rabinaleb, Rabinal Achí, en las afueras de
Kajyub’, cuyo dignatario es Job’ Toj; el guerrero K’ich’e es juzgado y condenado a muerte. Antes de ser
sacrificado, K’ich’e Achí pide tomar la bebida ceremonial embriagante de los Rabinaleb y bailar con la princesa
de Kajyub llamada Uchuch Q’uq’ Uchuch Raxon “La madre de las Plumas Verdes, la Madre de las Plumas
Azules”; así también pide que le concedan 260 días para ir a despedirse de su tierra. Una vez concedidos todos
estos deseos, K’ich’e Achí es sacrificado por los guerreros águilas y los guerreros jaguares al mando de Rabinal
Achí.

Contenido

Al cautivo se le permite ir a despedirse de su pueblo. Antes de su ejecución, se le concede bailar al ritmo del tun
con la princesa de Rabinal y disfrutar de bebidas reales. Hoy, 500 años después, los rabinaleb' creen que los
espíritus de los guerreros muertos en esa batalla, que habitan en los montes circundantes, están presentes
también en la danza. Desde la colonización, en el siglo XVI, el Rabinal Achí ha sido representado durante la
fiesta de Rabinal el 25 de enero día de la Conversión de San Pablo. El festival es coordinado por los miembros
de las cofradías, hermandades locales responsables de dirigir a la comunidad. Al tomar parte de la obra, los
vivos entran en contacto con los muertos (los rajawales), los antepasados que se representan con máscaras. Para
los Achís del Rabinal moderno, el recordar a sus ancestros no es sólo el perpetuar la herencia ancestral. Es
también una visión al futuro, el día en que ellos se reunirán con sus antepasados. El Rabinal Achi’ fue
seleccionado por la Cruz Roja Internacional para destacar el sentimiento humanitario hacia los refugiados y
víctimas de guerra

Ceremonia
En realidad, San Pedro y San Pablo son el revestimiento de Tojil y Tijax, espíritus centrales de la
espiritualidad rabinalense en torno al calendario maya. Ahora, de forma sincrética, salen en procesión por
las calles del pueblo, acompañados de los melancólicos sones de la marimba, las chirimías y el tambor.
Otro golpe de percusión anima la ceremonia: es el tun, un instrumento autóctono hecho con árbol de
hormigo. “El tun es el eco de las montañas, la llamada de los dioses a la asamblea de los pueblos
mayas”, recuerda José León Coloch, anfitrión y director del Rabinal Achí. Con este sonido, comienza la
representación del baile-drama, la cual, con el nombre de Xajooj Tun o Baile del Tun, se realiza desde
el siglo XV, o sea, incluso desde antes de que llegaran los españoles a Guatemala. Desde la
colonización, en el siglo XVI, el Rabinal Achí ha sido representado durante la fiesta de Rabinal el 25 de
enero el día de San Pablo. El festival es coordinado por los miembros de las cofradías, hermandades
locales responsables de dirigir a la comunidad. Al tomar parte de la obra, los vivos entran en contacto con
los muertos (los rajawales), los antepasados que se representan con máscaras. Para los Achís del
Rabinal moderno, el recordar a sus ancestros no es sólo el perpetuar la herencia ancestral. Es también
una visión al futuro, el día en que ellos se reunirán con sus antepasados.

La Historia
El nombre original en maya del Rabinal Achí es Xajooj Tun, que significa Danza del Tun (tambor). Es un
drama dinástico de los Maya Kek’ que data del siglo XV, y un ejemplo raro de las tradiciones
prehispánicas. En él se mezclan mitos del origen del pueblo Q'eqchi' y las relaciones político-sociales del
pueblo de Rabinal, Baja Verapaz, Guatemala, que son expresados por medio de
máscaras, danza, teatro y música. Este drama sobrevivió en la clandestinidad desde 1625 hasta 1856,
hasta que el sacerdote francés Charles Étienne Brasseur de Bourbourg lo tradujo, según la narración en
Achí de Bartolo Sis. El Rabinal Achí se enmarca en las luchas internas que protagonizaron los quichés y
los rabinaleb hace aproximadamente ochocientos años. Estos y otros grupos, todos de origen maya,
pretendían hacerse con el control del territorio guatemalteco, sin imaginarse que, años después, serían
sometidos por otro imperio llegado de Europa. El K'iche' Achi, con sus tropas, destruyó cuatro
poblaciones Rabinaleb' y obligó a sus habitantes a pagar tributos. Después de batallar días enteros, el
rey k'iche' es capturado y llevado al palacio de Job'Toj, para ser juzgado. Al cautivo se le permite ir a
despedirse de su pueblo. Antes de su ejecución, se le concede bailar al ritmo del Tun con la princesa de
Rabinal y disfrutar de bebidas reales. Hoy, 500 años después, los Rabinaleb' creen que los espíritus de
los guerreros muertos en esa batalla, que habitan en los montes circundantes, están presentes también
en la danza.

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