Está en la página 1de 2

- PAUTAS DE AUTOCUIDADO -

PAUTAS DE AUTOCUIDADO
Dedica un tiempo al día en el que preguntarte cómo estás, cómo te estás
sintiendo, cómo ha ido el día, etc.

Acepta tus límites y entiende y respeta tu estado interno. Recuerda lo aprendido


sobre la validación emocional y la autocompasión con tu propio dolor.

Cuida tus hábitos y tus rutinas básicas relacionadas con la alimentación, el sueño,
el descanso, el ejercicio físico o cualquier tipo de movimiento corporal, etc. El
estrés de esta situación puede hacer que tu salud física sea vulnerable, así que
cuidarte en este sentido es esencial.

Cuida tu ocio, dedícate algún momento en el que hacer algo que disfrutes, como ir
al cine, salir a cenar, ir al teatro… cualquier plan que pueda hacerte conectar con el
disfrute y que, por un momento, te ayude a desconectar y descansar la carga.
Invierte en autocuidado o mimo personal: masajes, talleres, cursos de formación o
cursos creativos (por ej.: pintura, cerámica…).

Prueba la escritura terapéutica para exteriorizar tus preocupaciones, emociones,


miedos, pensamientos, etc.

Apoyo social: no trates de llevar la carga tú sola. Tú también necesitas y mereces


ayuda, así que no dudes en pedirla, pues esto también es autocuidado. Fuentes de
apoyo social son: amistades, familiares, vecindario, clubes a nivel comunitario u
online con diferentes actividades, grupos de apoyo online…

Expresa cómo te sientes. Busca personas y espacios seguros en los que poder
exteriorizar cómo te sientes sin miedo a resultar “pesada”, “negativa”, “repetitiva”,
etc. Necesitas y mereces espacios que funcionen a modo de ventana, en los que
puedas ventilar todo lo que llevas dentro. Haz esto con personas que anticipas que
van a recoger y sostener lo que les dices con respeto, comprensión, y afecto.
- PAUTAS DE AUTOCUIDADO -
Presta especial atención a señales que pueden indicar que necesitas ayuda y
acompañamiento profesional. En este punto vamos a detenernos para hablar de
algunas señales de alerta que pueden indicar que, como Vigilante, necesites
ayuda profesional:

- Aislamiento o falta de interés y ganas por actividades sociales

- Cansancio continuado

- Insomnio continuado o mala calidad del sueño

- Abandono de una misma (descuido de la alimentación, del descanso, de la


higiene, de la imagen…)

- Consumo (que puede llegar a ser algo descontrolado) de medicamentos, cafeína,


alcohol, tabaco, etc.

- Problemas físicos: molestias digestivas, dolores de cabeza, taquicardias, dolores


de espalda, disminución del apetito, pérdida de peso, caída de pelo, etc.

- Pérdida de interés por las cosas o actividades que antes disfrutabas

- Conductas compulsivas (limpieza excesiva, compras compulsivas, comer


compulsivo, etc.)

- Tristeza, apatía, culpa, preocupación… todos los síntomas normales que antes
hemos visto son intensos, frecuentes, y/o duraderos

La culpa en el autocuidado: es importante anticipar que puede que la culpa venga


a ti cuando lleves a cabo estas pautas o, incluso, cuando disfrutes de cualquiera de
ellas. Si esto es así, identifica esa emoción y entiende que viene a ti desde la
preocupación y responsabilidad que sientes y desde el deseo de cuidar a la
persona que quieres y sufre. Una vez entiendas esta emoción, recuerda cosas
trabajadas en este bloque de la formación: la metáfora de la mascarilla de oxígeno,
los círculos, la diferencia entre responsabilidad y culpa, la necesidad de descansar
de la carga, etc.

También podría gustarte