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“No recuerdo exactamente cuándo comencé a hacerme daño, puede que ya en el colegio… Sí,

solía arañarme la piel con la punta del compás. Después vinieron los cortes. Al principio eran
pequeños y no lo hacía muy a menudo, pero cuando quise darme cuenta era incapaz de
parar y tenía los brazos llenos de cortes y de marcas. Y también había comenzado a
vomitar…

Recuerdo lo bien que me sentía después de cortarme, era como si todo el odio, asco, dolor y
frustración que sentía, saliesen de mí a través de estas heridas o vomitando. Un alivio
momentáneo, ya que después me sentía otra vez vacía y tremendamente culpable.

En mi casa tardaron en darse cuenta porque era una auténtica maestra ocultando tanto mis
sentimientos como mis heridas… Mentía hasta tal punto que a veces yo misma me llegaba a
creer que realmente estaba bien y que me gustaba vestir la ropa de manga larga porque
estilizaba mi figura.

Un día se me fue la mano y realicé un corte tan profundo en la muñeca que no fui capaz de
conseguir que dejase de sangrar. Me asusté y tuve que pedir ayuda a mi madre. Ahí fue
cuando se enteró de todo y bueno… El resto ya lo saben. Por eso estoy en este centro”

Sandra, 16 años

Esta es la historia de Sandra, pero se parece (demasiado) a la de Alba o a la de Juan Carlos.


Realmente podría servirnos como ejemplo de un alto porcentaje de adolescentes que están
sufriendo en su día a día y que recurren a hacerse daño a sí mismos como forma de intentar
“aliviar” o “sobrellevar” unas emociones que los sobrepasan.

¿Qué es la autolesión?

Autolesionarse es hacerse daño físico a uno mismo con la idea de intentar aliviar el
sufrimiento psicológico que es difícil de manejar y que se puede deber a sentimientos de
angustia, rabia, culpa, impotencia, soledad y una sensación intensa de vacío.
La mayor parte de las personas que se autolesionan, lo hacen mediante cortes en los brazos o
en el abdomen (con cuchillas, navajas o trozos de vidrio), pero también son comunes las
quemaduras, los golpes con objetos o con los propios puños, arrancarse pelo hasta sangrar,
morderse, etc.

Las conductas autolesivas no se realizan para llamar la atención, de hecho los familiares y
amigos, tardan bastante en darse cuenta de lo que le está ocurriendo a la persona que se hace
daño a sí misma.

¿Por qué se siente “alivio” tras la autolesión?

Una persona que está sufriendo y que se siente sobrepasada por sus emociones, generalmente
siente también una falta de control sobre sí misma y lo que le rodea.

Es por eso que lo que se busca, entre otras cosas, al hacerse daño físico a uno mismo es
unintento de recuperar ese control convirtiendo el dolor emocional en físico, haciéndolo más
fácil de manejar.

Tras la autolesión, se siente un alivio (momentáneo) de las emociones que generan tanto
malestar, del estrés, de la tensión… Se siente vivo de nuevo, calmado.

Como es un alivio momentáneo, se recurre una y otra vez a ello, intentando encontrar de
nuevo esa calma y ese control. Es una especie de adicción.

Pero lo cierto es que cada vez cuesta más sentirse aliviado, y cada vez aparecen más los
sentimientos de culpa, la vergüenza y el aislamiento.

Un auténtico círculo vicioso de dolor, culpa y en definitiva, de autodestrucción.

¿Por qué una persona con sentimientos intensos de angustia, rabia o soledad no se
autolesiona, y otra sí lo hace?

La respuesta a esta pregunta es complicada y es por ello que en psicología intentamos buscar
los factores que rodean a la persona y la hacen más vulnerable a sufrir este tipo de conductas
autolesivas.

Algunos ejemplos de estos factores de riesgo son:

 Dificultades en la capacidad para solucionar problemas

 Impulsividad

 Sentimientos de ira, hostilidad y desesperanza

 Trastornos depresivos o de conducta

 Consumo de alcohol o drogas

 Malas relaciones familiares y escolares

 Abusos
Dejarlo salir no tiene porqué dejar una cicatriz

Algunas cosas que puedes intentar hacer para evitar la autolesión

 Pasa el menor tiempo posible solo

 Intenta hacer ejercicio físico

 Busca una forma de expresar tus emociones: dibujando, pintando, moldeando…

 Escribir será tu nuevo aliado: un diario o cartas en las que escribirás todo aquello que
quisieras decirle a las personas que puedan estar detrás de tu dolor (no tienes por qué
entregarlas)

 Elabora una lista de razones sobre por qué no autolesionarte y léela cuando sientas el
impulso de hacerlo

 Ante el impulso autolesivo: podrías usar una goma elástica en tu muñeca y


tirar/soltar, dibujar marcas rojas en tu cuerpo con un rotulador en vez de cortarte

 Buscar nuevas formas de manejar tu ira: golpear un saco de boxeo o un cojín


Algunas de las cosas que hacemos en terapia

 Buscar y entender el porqué de la autolesión y evitar seguir usándola como


mecanismo para tolerar determinadas emociones

  Trabajar los pensamientos y emociones que están detrás de las conductas autolesivas

 Aprender a expresar los sentimientos de forma adecuada, mejorando al mismo


tiempo la autoestima y confianza

 Trabajar el control de la ira y la frustración para que reconozca estos sentimientos


antes de que sea demasiado tarde y lleve a la autolesión

 Aprender a resolver los problemas de forma adecuada, sin autolesionarse

 Relajación

 Terapia familiar para tratar los conflictos y los tipos de relaciones que hay en el
sistema familiar

Si tú mismo o alguna persona que conoces se autolesiona, NO INTENTES MINIMIZAR la


importancia de estas conductas, quizá sean autolesiones en forma de cortes o quemaduras,
pero cuando el dolor se mantiene durante mucho tiempo insoportable, puede llevar
finalmente a un intento de suicidio.

Busca ayuda profesional, puede salvarte la vida o puedes salvársela a tu familiar o amigo.

Para terminar os dejo un libro muy interesante sobre este tema, y que puedes descargar
gratis aquí

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