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RAE: Comprender los procesos sociohistóricos de la medicalización del embarazo y

el parto.

Las últimas cuatro décadas se ha argumentado de muchas formas que el hospital


es el lugar más seguro para parir, lo cual se ve en las cifras. Un 97- 99% de los
partos mundiales se realizan en hospitales donde la mayoría de las madres salen
con medicación después de parir.

Desde la antigua Grecia, la medicina se ha basado en dos enfoques diferentes. El


primero es el conservador o preservativo donde las leyes de la naturaleza influyen y
ayudan en la salud tanto física como mental, el cual es también conocido como
modelo social de la salud. El segundo enfoque es el restaurativo que identifica la
enfermedad y la trata, o sea el modelo biomédico, el más predominante hoy en día.

AUTORIDADES EN MEDICINA:

Durante el siglo XVII y XVIII en Inglaterra las parteras empezaron a ser visibles en la
medicina. Los médicos empezaron a denigrar a las parteras, decían “Crear
charlatanes para crear profesionales” dando una discusión que continua hoy en día.
De por sí ya había una inequidad de sexo y de clases sociales, pero con esto
también se incrementa la brecha de poder entre los médicos y los no licenciados,
específicamente las parteras.

Había un monopolio de la medicina, eran vistos como superiores y esa actitud llevó
a que se metieran en asuntos en los cuales no era comunes que participaran como
en los partos. Tenían el control hospitalario y económico, incluso los cirujanos
podían elegir los pacientes más ricos y de mejor educación. Sin embargo, de este
grupo de honorables médicos se dio un pequeño grupo que eran los “doctores”
consagrada en 1858, se separan de los que antes se conocía como barberos.
También se expone otro grupo, “los practicantes” que eran los que trabajaban en las
zonas rurales, entre ellos, las parteras.

EXCLUSIÓN FEMENINA:

Había un claro desprecio acerca de las parteras, esto trajo como consecuencia que
ese trabajo que realizaban las parteras lo empezaran a hacer los médicos, que
claramente eran únicamente hombres. “se pasó de manos femeninas al control de
los hombres”. Pero no sólo cambió el agente, sino la forma, antes era un acto
privado realizado por parteras y luego se convirtió en un acto público.

Nota: En algunos hombres como el rey Louis XIX o rey sol se dio una especie de
fetiches sexuales donde le excitaba ver el parto y dolor de su mujer. Usaban una

posición de litotomía para “una experiencia más completa”, era algo cero privado.
Tuvo 22 hijos y dos esposas.
Por años la medicina y la religión han devaluado el rol femenino, excluyéndolo del
poder y sólo dándole un sentido de procrear, de cuidar y de sufrir. En Génesis 3:16
Dios dijo a la mujer: “En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás
a luz los hijos; y con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre
ti”. Recordemos que la medicina, la política y la religión siempre iban de la mano.

Durante la edad media las mujeres fueron acusadas de brujas por 3 razones, su
sexualidad, su organización y su poder curativo, que sobre todo era visto en los
partos. Este último era lo que más se anhelaba, el poder de curar porque este
significaba control, lo cual era justo lo que querían los hombres. Durante el siglo
XVII los partos eran realizados exclusivamente por mujeres, y cuando se
involucraban hombres se moría el feto o la madre.

Todo cambia en el siglo XVIII cuando un grupo de médicos quiso desafiar a las
parteras y su conocimiento tradicional, empezaron con chismes a devaluar el
conocimiento ancestral. Argumentaban que no tenían una organización, ni
instituciones y mucho menos educación, a parte eran mujeres. Esto hacía mucho la
diferencia ya que, teniendo en cuenta a Michael Foucault el cual habló de la
estructura social, donde mencionaba que sólo la biomedicina podría nacer gracias a
la división de sexo y clases. Contaba con una organización exactamente igual a la
establecida en el ejército, en la guerra donde sólo había espacio para hombres y así
se diera el rol del más poderoso, facilitando la denigración del trabajo de las
parteras. Todo era un tema de estatus, que estaba presente en el mismo grupo de
médicos. Con todo ello, los hombres empiezan a ser más y más poderosos en la
práctica del parto. Si las mujeres lo hacían, ellos lo podrían hacer mejor y aún más
siendo médicos.

Había tanta exclusión que el término “persona” significaba aquellos aptos para la
práctica. Es decir, los hombres eran personas y las mujeres no, mucho menos si son
de clase baja como las parteras.

LIBERTAD CLÍNICA Y CONTROL SOCIAL:

El problema y la disputa no solo era entre matronas y médicos, había una división
entre los mismos licenciados. No todos estaban de acuerdo con realizar partos,
algunos lo veían como un trabajo asqueroso, denigrante, como si los médicos que
realizaban partos eran tan poco importantes como las mujeres de ese entonces. Un
problema más se suma al convencer a las mujeres. La medicina se había
reformado, se usaban fórceps y otro tipo de tecnología, pero no habían logrado
realizar un cambio cultural.

Pero como los hombres eran tan inteligentes y superiores dijeron: “si no es a las
buenas, pues a las malas sí” y empezaron a formar un régimen de terror. Se basaba
en decir que, si no eran asistidos por un médico, morirían al tener la ausencia de un
hombre sabio en el parto y ausencia de tecnología, o sea un fórceps. Sin embargo,
en vez de que se diera un aumento de embarazadas asistidas por médicos y que
salieran vivas, aumentó el miedo, la muerte y la fiebre puerperal.

Randi Hutter describe en un libro que escribió sobre el trato a las pacientes
ginecobstétricas: “Antes de los fórceps, el médico sacaba a los bebés atrapados en
el canal de parto, a menudo en pedazos. A veces, las parteras rompían el cráneo,
matando al recién nacido, pero salvando a la madre. A veces, los médicos rompían
el hueso púbico, lo que a menudo mataba a la madre, pero salvaba al bebé. Los
doctores tenían todo un arsenal de artilugios espantosos para enganchar, apuñalar y
destrozar a un bebé difícil de dar a luz. Muchos de estos artilugios tenían un extraño
parecido con las herramientas de tortura medievales”.

El miedo más grande en ese momento eran las infecciones, creían que la fiebre
puerperal era contagiosa pero no sabían si era por miasmas o no. Para evitar el
pánico colectivo los médicos mentían en los certificados de defunción, sólo ponían
fiebre, en vez de fiebre puerperal o mencionaban hemorragia, pero no hemorragia
causada por el parto.

IGNAZ SEMMELWEIS:

Durante 1850 Semmelweis descubrió que los doctores en el hospital de Viene


estaban contagiando a las pacientes con fiebre puerperal al atender el parto
después de estar realizando autopsias. En un libro llamado Death in Childbirth: An
International Study of Maternal Care and Maternal Mortality 1800-1950 escrito por
Irvine Loudon se describe la fiebre puerperal así: “Una mujer podría dar a luz el
lunes, feliz y sana con su bebé recién nacido, el martes febril y enferma, el
miércoles por la noche delirante y en agonía, con peritonitis el jueves y muerta el
viernes o el sábado”. Ante ello, él crea unas prácticas y costumbres de lavado de
manos las cuales fueron ignoradas. Además, se indignaron, ya que decían: “Los
caballeros no tenemos manos sucias”. Muere en un centro psiquiátrico donde nunca
supo que finalmente su técnica de manos sí fue utilizada.

Durante la década de 1920 en los Estados Unidos, la mitad de las muertes


maternas fueron causadas por fiebre puerperal. Para ser una enfermedad que era
prevenible con inteligencia ordinaria y entrenamiento cuidadoso, esas cifras eran un
reproche para las naciones civilizadas.

GINECOBSTETRICIA: UNA PROFESIÓN DE MUERTE

Era una paradoja que las mujeres que morían en el parto eran en su mayoría
mujeres gestantes pudientes, mientras que en cualquier otra enfermedad la tasa de
mortalidad es mayor para la clase social baja. Los médicos, a su vez, tenían que
justificar sus honorarios y distinguirse de las humildes parteras proporcionando
nuevas herramientas y técnicas que eran las que, supuestamente, eran las más
seguras y sabias.
Eso no fue todo, la situación empeoró cuando la ginecobstetricia se empezó a tomar
como una profesión que propuso nuevas formas de tratamiento, y es gracioso (pero
no gracioso de risa, gracioso de raro) que se haya propuesto un tratamiento para un
parto, cuando es fisiológico, no una enfermedad que se cura con cualquier
tratamiento y ya. Se abusó del uso de fórceps, episiotomías, anestesia y sedación
profunda, esto fue llamado Twilight sleep, donde se usaba demasiada morfina con
escopolamina, lo cual hacía peor el proceso del parto, ya que pujar drogada no es
que sea muy fácil. Las cesáreas se hicieron mas comunes. A menudo la madre
moría por pérdida de sangre o infección. “Las cesáreas eran rituales de muerte, no
para salvar vidas. Si un médico sugería una cesárea, sabía que iba camino a la
morgue.” Las mujeres que daban a luz en hospitales corrían un mayor riesgo que
las que daban a luz en casa. Las enfermedades y las infecciones se propagaban
más fácilmente en los hospitales, y los médicos estaban demasiado ansiosos por
utilizar equipos quirúrgicos

SIGLO XX:

La tasa de mortalidad durante el parto bajó dramáticamente en el siglo XX. En 1930


se empezaron a usar antibióticos que eran efectivos contra infecciones por
estreptococos, agente de la fiebre puerperal. Los nacimientos eran diferentes, se
empezó a dar la idea de lavarse las manos y de asepsia, pero también se da
importancia a la comida sana y sin contaminar, a la nutrición apropiada y a un
adecuado hogar. Junto a esta línea, el ginecobstetra Grantly Dick-Read escribe el
libro Natural Childbirth donde crea el término de nacimientos naturales en 1930 y
Childbirth Without Fear en 1942. Esto dio una ola de estudios estadísticos y
activismo social sobre la promoción de partos naturales y con el menor dolor
posible.

En 1940 se empieza a usar instrumentos adecuados para los procedimientos del


parto, se conocía mucho más del tema y se abandonaron muchas técnicas
peligrosas. A medida que mejoraba la nutrición, se daban menos mujeres con
raquitismo, que daba deformaciones en los huesos. También se introdujo el término
de atención prenatal. Según datos de la OMS se dio una reducción del 44% entre
1990 y 2015. Sin embargo, cada día mueren aproximadamente casi 830 mujeres en
el mundo por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto y el 96 %
de estos casos se dan en países en desarrollo. Es decir, la tasa de mortalidad se
basa en la inequidad.

Hay todavía una discusión entre parteras y médicos. Las parteras acusan a los
médicos de poner en peligro a las mujeres al continuar realizando demasiados
procedimientos innecesarios, mientras que los médicos acusan a las parteras de
permitir que las mujeres embarazadas y los recién nacidos mueran de muertes
prevenibles.
VELVOVSKY: Este doctor ruso crea el término de nacimiento sin dolor por medio de
la psicoprofilaxis. Se basa en un libro llamado Painless Childbirth Through
Psychoprophyiaxis cuya base es el movimiento corporal, las técnicas de relajación y
respiración. Se ha comprobado que bailar y caminar hace que se dé una mayor
abertura de las caderas, lo cual hace el parto más sencillo.

VIOLENCIA GINECOSBTÉTRICA:

Oakley explica que el estado de ánimo postnatal es variable y depende de la


relación directa con la madre. Es decir que, si la madre sufre procesos de estrés,
como violencia o maltrato, es posible que el bebé sea receptor de dichas
emociones. No es sólo el proceso de sacar al bebé, sino el cómo se realiza ese
proceso. La violencia ginecobstétricas es un problema macro que afecta hasta lo
más micro que es el bebé. Al no contar con los recursos suficientes, tanto físicos, de
insumos o humanos, hace que los pocos que hay se exploten dando una pésima
calidad. Esto mismo es lo que repercute en la atención y se vuelve una cadena. Si el
doctor se estresa, grita a la gestante, que se estresa y no dilata, que dura horas en
parto estresando al bebé y a todo el equipo médico. Pero si no hay un espacio
adecuado, que le de paz y calma para que se relaje no va a ser fácil el parto y todo
colapsa dando consecuencias trágicas como la muerte del feto, de la madre o de
ambos. Según datos recolectados por el Dr. Clake una partera asiste a la totalidad
del proceso del parto, incluyendo atención prenatal y postnatal.

Además, el 75% de las parteras son adultos mayores, pero el rol del ginecobstetra
es asegurarse que todo se encuentre bien, ser un complemento y no un obstáculo.
Se supone que los ginecobstetras también deberían hacer el acompañamiento
después del parto, todo lo relacionado con la lactancia, por ejemplo y en caso de
que sea necesario una remisión a psicología y trabajo social, pero eso raramente
sucede. La humanización en la atención en salud materna no debe ser un lujo, debe
ser un derecho.

En 1985 se da en Brasil una declaración de fortaleza donde proponen un parto


humanizado y en la OMS se crean unas reglas para esto. En Colombia el 11 de julio
del 2022 se sacó la ley 2244 donde se reconocen los derechos de la mujer en
embarazo, trabajo de parto, parto y postparto. Se dictan disposiciones de ley de
parto digno, respetado y humanizado.

En un análisis realizado en el 2010 se plantean 7 categorías de abuso y no respeto


en el nacimiento:

1. Abusofísico

2. Atención no consentida
3. Atención sin confidencialidad

4. Atención no digna

5. Discriminación basada en atributos específicos

6. Abandono o negación en la atención

7. Retención a la madre en la institución de salud.

CESÁREAS:

La tasa de cesárea en Colombia pasó del 24,9% de 1998 al 45,7% en el 2013. Ante
ello se hizo conciencia de la racionalización del uso de la cesárea en Colombia en el
Consenso de la Federación Colombiana de Obstetricia y Ginecología (Fecolsog) y la
Federación Colombiana de Perinatología (Fecopen) en Bogotá en el 2014.

Se debe tener presente que las cesáreas incrementan el riesgo de muerte de la


madre, aumentan complicaciones y la tasa de morbilidad respiratoria neonatal. Por
ende, la OMS recomendó mantener una tasa de cesáreas entre 10-15%.

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