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Intérpretes e

interpretaciones
de la Argentina
en el bicentenario

Gustavo Lugones y Jorge Flores (compiladores)


Ilustraciones de Nora Iniesta
condición femenina | igualdad | derechos democráticos 27
Mujeres en la Argentina
Dora Barrancos

N
o hay duda de que desde la las mujeres no han alcanzado el mismo
ruptura colonial hasta nues- reconocimiento que los individuos va-
tros días la condición feme- rones. Se está todavía lejos de la plena
nina ha sufrido notables transforma- igualación de derechos y de oportuni-
ciones. En el transcurso de estos dos dades; poderosas razones culturales se
siglos hubo una modificación sustan- interponen en el camino de la completa
cial de su estatus; piénsese tan solo que democratización de las relaciones entre
en 1810 no se reconocía a las mujeres los sexos. La separación de las esferas
como sujetos de derechos, mientras privada y pública –una construcción
que de modo sin duda contrastante el que debe mucho a la burguesía domi-
tiempo del bicentenario exhibe la con- nante en el siglo xix– obra como un
quista de una serie de prerrogativas que gran teatro para la conformación de los
formalmente las equiparan a los indi- papeles de género. La segmentación
Dora Barrancos es viduos varones. Sin embargo, no obs- de espacios, mantenida hasta nuestros
licenciada en Sociología, tante la envergadura de las transforma- días con muy escasas modificaciones,
ciones, la contundencia de los cambios constituye en gran medida la clave del
y doctora en Ciencias sociales y culturales habidos en nuestro drama de la jerarquización de la dife-
Humanas. territorio a lo largo de los dos siglos, rencia sexual todavía sobreviviente.
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Me propongo dar cuenta de algu- Las mujeres en la sentimiento paterno si se era menor de
nos momentos significativos de nues- Revolución y la guerra 25 años, lo que en buen romance sig-
tro pasado poniendo en foco la vida de nificaba que la enorme mayoría de las
las mujeres. Deseo evidenciar el difi- Durante el período colonial rigieron casaderas debía contar con el acuerdo
cultoso camino de la construcción de diversos ordenamientos legales entre paterno. Al momento de producirse la
su ciudadanía, dar cuenta de ciertos los que se cuentan las muy conocidas Revolución de Mayo, y durante mucho
acontecimientos que marcaron un an- Siete Partidas, surgidas en el siglo xiii, tiempo, las mujeres solían llegar al ma-
tes y un después en los colectivos fe- las llamadas Leyes de Toro del siglo trimonio alrededor de los 15 a 17 años
meninos, escudriñar el protagonismo xvi, la Nueva Recopilación y a fines del con varones que a menudo las dobla-
femenino en algunas coyunturas de la xviii –merced a las reformas borbóni- ban en edad. Es cierto que estaba pre-
nuestra historia y señalar las princi- cas–, se incorporó el corpus norma- visto el disentimiento de las afectadas,
pales evoluciones sufridas por las re- tivo denominado Pragmática. Las eda- pero eso significaba a menudo un largo
laciones de género bien como hacer des de los contrayentes se habían fijado pleito que, sin embargo, no pocas mu-
una síntesis de los principales dere- en 12 años para las niñas y en 14 para jeres llevaron adelante en condiciones
chos conquistados. Para quienes no los varones, y aunque se garantizaba el adversas procurando preservar su vo-
están familiarizados con el concepto mutuo consentimiento para la unión, luntad de elección.
de género, es necesario aclarar que lla- es bien sabido que la voluntad de las Debe recordarse que perduraron
mamos así a las formas de vinculación mujeres fue reiteradamente torcida largamente en el orden civil las sancio-
entre varones y mujeres, aunque en por las decisiones, a menudo inapela- nes del derecho eclesiástico. El Con-
rigor, hay una diversidad de géneros bles, de las jefaturas patriarcales fami- cilio de Trento determinó el orden
que abarcan identidades sexuales más liares. Esas normas parecían asegurar sacramental del casamiento; su indi-
complejas que las clásicas definiciones la monogamia –valor crecientemente solubilidad fue indiscutida, aunque la
de varón y mujer. Las formas identi- impuesto por la tradición judeocris- Iglesia se reservó la posibilidad de anu-
tarias que responden acerca de atribu- tiana– mediante el juego de lealtades lar los matrimonios por razones excep-
tos masculinos y femeninos obedecen prometidas por los cónyuges. Pero el cionales entre las que resaltaba el he-
a largas construcciones sociales y cul- adulterio de los varones fue moneda cho de que hubiera habido falsificación
turales que atraviesan todas las etapas corriente, una marca de género que no del estado nupcial y engaños respecto
históricas. No deja de admirar que solo encontraba equivalencia en la conducta a circunstancias “impías”, heréticas y
recientemente, y merced a la critica fe- de las esposas obligadas a soportar las raciales. Por siglos, ese instituto fue
minista, vino a tono que las caracte- relaciones sexuales (de sus maridos) potestad de la Iglesia hasta que el or-
rísticas atribuidas a los sexos tienen con otras mujeres sin derecho a réplica. den laico conquistó la secularización
apenas pertinencia con los dictados La adúltera fue una de las figuras más del matrimonio a fines del siglo xix en
biológicos, que las matrices sociales denostadas por los códigos de compor- nuestro país.
son decisivas en la edificación de la di- tamiento, sobre todo en los grupos so- Casarse era el destino reservado
ferencia sexual, y más decisivas aun en ciales mejor posicionados. a la condición femenina. Las familias
materia de discriminación y subordi- La ultima normativa, la Pragmá- de las élites mantenían un estricto ré-
nación de un género a otro. tica, impuso la obligatoriedad del con- gimen de control de las jóvenes, cir-
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cunstancia que se mantuvo por largo tenido alguna proximidad mayor con la El estallido de la Revolución se
tiempo. Solo en los sectores popula- contrayente. Había una tasación de los produjo en una sociedad patriarcal que
res podían encontrarse infracciones al valores entregados al momento del ca- debía mucho a la tradición romano-his-
código moral que exigía la virginidad samiento que constituían la heredad de pánica que sujetaba a las mujeres. Las
hasta los esponsales, la estricta mora- la esposada. mujeres de los pueblos originarios,
lidad de las relaciones con los varones Una esfera posible para resolver el habitantes de las márgenes de la al-
y la exhibición de costumbres propias problema de las muchachas con dificul- dea que era Buenos Aires, tanto como
del “sexo femenino”. Los casamientos tades de encontrar maridos adecuados las de las ciudades del interior, espe-
estratégicos, esto es, aquellos en los a la expectativa familiar y social era el cialmente Córdoba, Santiago del Es-
que se imponía el interés de las fami- encierro monástico. La condición de tero, Salta y Jujuy, que habían sufrido
lias, que podía variar entre apetencias religiosa –había diversas escalas hasta el el abuso sexual de los conquistadores,
materiales o simbólicas, fueron una ca- grado más inclusivo de monja– fue una tampoco conocían formas igualitarias
racterística central de los grupos más adopción muy repetida durante el An- en sus comunidades. El mestizaje, que
elevados. El arreglo casamentero llevó tiguo Régimen, y un fenómeno que se tan a menudo se mostraba en los tron-
a diversos juicios de disenso, uno muy proyectó por décadas después de la Re- cos familiares de alcurnia y respetabi-
célebre fue el de Mariquita Sánchez, volución. La vida en los conventos no lidad social, representaba un baldón,
quien pleiteó la decisión de sus padres implicaba un apartamiento total de los puesto que bajo ningún concepto se
de casarla por conveniencia. A veces, se contactos con varones. Además de los deseaba asimilar la racialidad abori-
contaba con apoyos eclesiásticos –debe sacerdotes que atendían los oficios, po- gen. ¿Y qué decir de las negras y mula-
recordarse que la Iglesia animaba a que dían encontrarse otros varones ya que tas que se hallaban aún más relegadas y
la conyugalidad fuera el resultado del un convento solía ser una unidad eco- a las que se atribuía de manera arbitra-
afecto, salvo en los casos de candidatu- nómica en la que estos se ocupaban de ria y fantasiosa, exuberantes conductas
ras heréticas. diversas labores productivas. Solo las sexuales, puesto que se creía que esta-
El instituto de la dote fue amplia- monjas de clausura estaban impedidas ban dominadas por la sensualidad y el
mente acatado, y puede decirse que de esos contactos, pero esa condición desenfreno? En 1810, si las mujeres de
no era de exclusivo empleo de las cla- fue más bien excepcional. La vida reli- los grupos de élite estaban dominadas
ses dominantes. Se trataba de un rito giosa fue un aspecto central en las so- por relaciones patriarcales severas, las
con múltiples significados por el que ciedades coloniales, pero los notables mujeres populares y pertenecientes a
las familias garantizaban una exitosa trastornos ideológicos producidos por una densa trama de mezclas étnicas y
”entrega” de las muchachas. Una dote la Revolución Francesa, el desarrollo de raciales estaban sometidas de un modo
interesante comprendía bienes raíces y las ideas liberales, las nuevas concepcio- reforzado pues obraban, además de
buen mobilario, solía incluir joyas –algo nes acerca del individuo, sus derechos y las condiciones de género, las de clase
muy apetecido–, ropas (debe pensarse el progreso de los sentimientos de se- y raza. Para todas rezaba el canon de
en el valor de las puntillas y los encajes cularización, como nueva marca de la su principal destino como guardado-
traídos de Europa), enseres y no falta- subjetividad que abría el horizonte de ras del hogar, criadoras de múltiples
ban las esclavas, en especial cuando se la modernidad, relevaron la hegemonía hijos, cuidadoras de padres y maridos.
trataba de servidoras negras que habían del campo religioso. Los asuntos públicos estaban reserva-
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dos a los varones, no eran cuestiones la Revolución Francesa, la difusión de más expresiva aun cuando se formó
inherentes a la naturaleza de las muje- textos de inspiración iluminista y las la sociedad que procuraba asegurar el
res que debían permanecer en el hogar, nuevas sensibilidades criollas entre las avance de los impulsos independen-
fieles al mandato de reproducir y cui- que resaltaba la inquietud por resolver tistas. El desarrollo de la guerra revo-
dar. ¿Significó esto que las mujeres se la crisis de la Península y ganar más lucionaria las tuvo como protagonis-
privaran de actuación pública, que que- libertad y reconocimiento, no afectó tas, aunque solo se hayan rescatado
daran completamente excluidas de las solo a los varones. Un fenómeno no- escasos nombres propios. Es erróneo
esferas gravitantes de la vida social? De table de la vida social fueron las tertu- pensar que los grupos femeninos se
ningún modo, porque más allá de los lias, esas largas reuniones precedidas encontraban solo en la retaguardia, o
valores domésticos obligatorios para el por cenas, reiteradas en las casas de siguiendo de modo inercial el vivac de
género, muchas mujeres tuvieron ca- las familias de los sectores de mejores los ejércitos con el exclusivo propó-
pacidad para intervenir de diferentes recursos y en las que diversas manifes- sito de acompañar a maridos o aman-
maneras en asuntos concernientes al taciones de la política venían a tono, tes. Las movilizadas a menudo ves-
gobierno y a la política, pudieron dis- sin duda con participación de opinio- tían el traje militar y no pocas veces
cutir aspectos del poder y hasta cola- nes femeninas. Pero una experiencia tomaron parte activa en batallas y en
borar estrechamente en ciertos proce- en manos de mujeres de la élite fueron otras acciones armados. De la notable
sos de envergadura para la vida de sus los salones literarios, largamente cono- Juana Azurduy quedaron más huellas
comunidades. cidos en Europa. Estos ambientes tu- porque se trató de una figura en mu-
Por otra parte, era sin duda elevado vieron enorme importancia en la ela- chos sentidos excepcional, y hasta la
el número de trabajadoras en muy di- boración y circulación de las ideas que historia tradicional debió reconocerle
versos menesteres tales como el labo- darían como resultado la ruptura con un papel sobresaliente.
reo rural, la preparación y venta de co- la metrópoli. Un salón podía funcio- Los enfrentamientos que origina-
midas, la atención de puestos en ferias, nar como proveedor de oportunidades ron las guerras civiles en las que midie-
la venta ambulante, la confección de para el mutuo conocimiento de varones ron fuerzas unitarias y federales, tam-
ropas, el servicio doméstico. Había no y mujeres, para crear vínculos de amis- bién alcanzaron a las mujeres. Resulta
pocas mujeres al frente de encomien- tad y también lazos amatorios, pero impensable un apartamiento de las po-
das, en la dirección de haciendas y en el debe resaltarse su función política que blaciones femeninas de los crispados
comercio de cierta envergadura. muchas veces resultó el aspecto princi- acontecimientos que a menudo envol-
Las Invasiones Inglesas fue una pal de las veladas. La preparación de la vieron a comunidades enteras. Nueva-
oportunidad para la decidida actuación Revolución de Mayo debe mucho a las mente debe decirse que no se trataba
de casi toda la población porteña, y las animadoras de los salones literarios, apenas de adhesiones poco comprome-
mujeres fueron un aporte sustancial pero sus contribuciones han quedado tidas; algunas mujeres tuvieron especial
en la derrocada de los invasores. Esta veladas por la hegemonía de la condi- significado y aunque todavía es necesa-
circunstancia y las que surgieron de ción masculina, incapaz de reconocer rio develar su protagonismo y profun-
la nueva situación de España invadida la competencia femenina en esas lides. dizar la comprensión de sus conductas,
por Napoleón, tanto como el clima de La participación de las mujeres a modo de ejemplo de la saga que ellas
adhesión a los principios alentados por en los acontecimientos de 1810 fue representaron en los entreveros polí-
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ticos, basta citar a Encarnación y Jo- sorias, y se les atribuía una naturaleza mativa determinaba la inferioridad
sefa Ezcurra, la esposa y la cuñada de destinada a la procreación, al cuidado jurídica de las casadas que no podían
Juan Manuel de Rosas, expresiones del y a la asistencia como guardianas del educarse, profesionalizarse, ni trabajar
campo federal, y a Eulalia Ares quien orden doméstico, ellas pudieron exhi- o comerciar, sin la expresa autoriza-
participo con su marido en el partido bir diversos modos de desapego a esas ción de los respectivos cónyuges. Tan
de los unitarios. construcciones patriarcales. grave como este sometimiento resultó
Una forma de actuación pública el impedimento de gerenciar los bienes
incontestable resultó la Sociedad de propios, que quedaban bajo la tutela
Beneficencia creada por iniciativa de Mujeres en el nuevo de aquellos. Las mujeres casadas tam-
Bernardino Rivadavia. Se trató de un orden institucional poco podían testimoniar en juicios sin
intento de neutralizar la acción reli- la autorización marital. En resumen,
giosa directa haciendo que las preco- Con el proceso de institucionalización el nuevo período, que abría un ancho
ces intervenciones gubernamentales republicana que sobrevino a la batalla cauce a las posiciones que propiciaban
en materia de asistencia social, y esa de Caseros, la Argentina ingresó, bajo la soberanía de los individuos, limitaba
empresa recayó en mujeres de los gru- la hegemonía de las ideas liberales, en la aún más el estatuto de las mujeres. Lo
pos más influyentes. La gerencia de la fase moderna de su trayecto histórico. notable es que al lado de Vélez Sars-
Sociedad, que afrontó no pocos con- Una miríada de procesos complejiza- field se hallaba como asistente su hija
flictos en su larga vida, fue una muestra ron nuestra sociedad y se manifestaron Aurelia, de particular inteligencia y de
de la competencia femenina con visos desde luego en las relaciones de género quien se ha sostenido que fue amante
de autonomía. La institución puso en que no fueron, como se verá, todo lo del mismo Sarmiento. Lo cierto es que
evidencia la capacidad decisoria de las expansivas que la nueva etapa parecía ella tuvo un papel relevante en la cam-
mujeres beneficentes y cuán lejos esta- prometer. En 1869 ocurrió un aconte- paña electoral que lo llevó a la presi-
ban de someterse sin más a la autoridad cimiento de enorme trascendencia con dencia y que el ilustre sanjuanino ad-
gubernamental, a maridos poderosos y la sanción del Código Civil, elaborado miraba sus destrezas intelectuales. No
a obispos prepotentes. por el reputado Dalmacio Vélez Sars- deja de sorprender que el enorme cré-
En suma, el proceso que dio ori- field, bajo la presidencia de Sarmiento. dito otorgado a las mujeres en materia
gen a la Revolución, los diversos es- Hasta entonces habían regido los anti- de educación –Sarmiento las hallaba
cenarios de la guerra por la indepen- guos ordenamientos coloniales, puesto imprescindibles para la enseñanza–,
dencia tanto como los debidos a los que casi nada se había modificado. El que la propulsión sarmientina a la ma-
desacuerdos que enfrentaron a uni- Código Civil representó una adapta- yor educación de las mujeres, contras-
tarios y federales, el orden rosista, las ción del Napoleónico (1804) que tuvo tara con la inferioridad sancionada por
evoluciones sufridas por los cuadros enorme influencia en las mentalidades el Código Civil puesto en marcha du-
sociales y políticos de las diversas re- de los juristas de los países latinoame- rante su presidencia. De modo que el
giones del interior, han tenido tam- ricanos. Este ordenamiento significó proceso de modernización coincidió
bién protagonistas femeninas. Si se una involución para las mujeres que con el reforzamiento de la subalternan-
deseaba que estuvieran apartadas de la quedaron sometidas a la potestad de cia legal femenina, algo que ocurrió en
“cosa pública”, de las facultades deci- los maridos. En efecto, la nueva nor- la mayoría de los países occidentales.
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La historia de las mujeres ha revelado rior de mujeres al de los varones ejer- grupos populares, la necesidad forzaba
un aspecto central de las contradic- ciendo alguna forma de actividad en a emplearse en un variado número de
ciones de la modernidad: mientras los la enseñanza. Desde luego, la inmensa actividades que sin lugar a dudas no
varones alcanzaban el reconocimiento mayoría –hasta muy avanzado el siglo gozaban de aceptación. La normativa
de la individuación y correspondiente xx– , ejerció el magisterio primario, ya de género seguía fiel a la consigna del
mayor soberanía, y se ampliaba su ciu- que el bachillerato y la Universidad es- hombre proveedor, jefe del hogar, y de
dadanía, lo inverso acontecía con las tuvieron reservados a los varones. La la mujer reproductora, asistente perdu-
mujeres. implantación de la Ley 1.420 de edu- rable de los miembros de la familia, y a
Pero más allá de la inferioridad ju- cación obligatoria, gratuita y laica sig- pesar de los cambios traídos por la in-
rídica, las últimas décadas del xix vie- nificó que tanto los niños como las ni- migración masiva cuyos contingentes
ron una expansión de los desempe- ñas accedieran a la escuela elemental, a femeninos solían emplearse de cual-
ños femeninos sobre todo en aspectos diferencia de otros países de América quier modo para resolver los proble-
educativos y culturales. Figuras como Latina en los que fue sostenida la in- mas de sobrevivencia en familias con
la osada Juana Manso, cuyas dotes equidad de género ya que se beneficia- gran número de hijos, el trabajo fe-
pedagógicas admiraba Sarmiento y a ban más los varones que las mujeres de menino extradoméstico era observado
quien muchas veces protegió (porque la educación básica. La escuela normal con mucha discrepancia incluso por los
la libertad de expresión de Juana le fue entonces una institución que aco- reformadores sociales que emergieron
trajo no pocos enemigos), la narradora gió a un enorme número de mujeres, a fines de aquel siglo.
Eduarda Mansilla –la sobrina de Rosas de modo que no es exagerado sostener
y hermana de Lucio, el mucho más co- que el pilar de la alfabetización masiva
nocido hombre público–, y Juana Go- nacional y del proceso de la formación La saga feminista
rriti, escritora y propulsora de la acción de letrados en nuestro país fueron las
cultural femenina, constituyen algunos maestras. En general, los sectores me- No se había iniciado el siglo xx cuando
ejemplos de las nuevas manifestaciones dios que aspiraban a una cierta progre- se introdujeron en el país las ideas fe-
femeninas. Fue un período en que apa- sión de vida para las jóvenes, las envia- ministas. Surgidas en Europa y los
recieron publicaciones dirigidas por ban a las escuelas normales. Se trataba Estados Unidos de Norteamérica en
mujeres y aunque los espacios se abrie- de una ocupación que gozaba de alta donde las mujeres progresivamente
ran a regañadientes, la escritura y la legitimidad social, a menudo celebrada comenzaron a demandar derechos, se
educación, sobre todo esta última, fue- y honrada, a diferencia de otras ocupa- expandieron en muy diversas latitudes.
ron un coto de sus manifestaciones. ciones que no obtenían absolutamente El célebre encuentro de Seneca Falls en
Una clave del proceso republicano la misma forma de reconocimiento. 1848, en el que se proclamó de viva voz
instituyente liberal que procuraba asi- Era poco concebible que las mujeres de un conjunto de reivindicaciones, es un
milar a las masas inmigratorias fue jus- las clases altas y medias, cuyos estratos hito en la construcción feminista. A fi-
tamente la educación y resultó sin duda estaban en plena formación a fines del nes del xix tuvieron lugar en Europa
una empresa exitosa. La docencia se fe- xix, admitieran que las hijas pudieran diversos congresos de mujeres y se ori-
menizó tempranamente, ya en el censo ganarse la vida en oficios y labores por ginó el vocablo “feminismo” debido a
de 1895 se encuentra un número supe- completo desprestigiadas. Solo en los la notable militante francesa Hubertine
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Auclert. El nuevo término fue rápida- llepiane, adhirieron al feminismo y se empleos, especialmente en el sector
mente adoptado al calor de las movili- tornarán líderes de la nueva corriente. servicios. La renovación de la moda
zaciones de mujeres en la mayoría de Otras notables militantes de la causa permitió un cambio completo de indu-
los países occidentales, y más allá de de los derechos femeninos fueron Ju- mentaria que trocó los trajes largos por
Europa, especialmente en Rusia, hubo lieta Lanteri y María Abella Ramírez, vestidos apenas más abajo de las rodi-
expresiones favorables a los derechos que tampoco adhirieron al socialismo llas y se impusieron las cabelleras cor-
de las mujeres que abogaban por la pero que se empeñaron en reformas tas, todo un símbolo de las nuevas con-
igualación con los sujetos varones. coincidentes. ¿Cuáles fueron las prin- ductas. La doble moral de los varones
En nuestro país el feminismo fue cipales reivindicaciones de las femi- seguía vigente, pero no eran pocas las
una cantera que reunió sobre todo a nistas inaugurales? Una síntesis de los que se animaban a burlar las normas,
las mujeres librepensadoras con cierta derechos procurados puede hallarse a mantener vínculos paralelos y a en-
educación y provenientes de las clases en la siguiente enumeración: 1) igua- frentar las convenciones. Nuevos gru-
medias. Entre estas fueron especial- lación de los derechos civiles. Modi- pos de mujeres, alejadas de las ideas re-
mente destacadas las militantes socia- ficación del Código en orden a abolir formistas sociales y en buena medida
listas. El Partido Socialista, que sur- la inferioridad jurídica de las mujeres. proveniente de los sectores sociales
gió en 1896, fue el primero en poner 2) Derecho a sufragar. Aunque no fue más empinados, se unieron también a
en su plataforma el derecho al voto fe- unánime el acuerdo inicial, pues al- las feministas en procura del sufragio.
menino, por lo que no debe sorpren- gunas preferían acceder por etapas al En 1932 la Cámara de Diputados dio
der que sus ideas atrajeran a mujeres voto (desde el orden municipal al na- un paso notable al votar la ley que con-
que se animaban a sortear las conven- cional), al iniciarse la década de 1920 cedía ese derecho, gracias a la acción de
ciones. Las socialistas, en su enorme las feministas demandaban la igua- los socialistas y de los liberales de ma-
mayoría, fueron también feministas y lación del derecho a votar y a ser vo- yor convicción, pero el Senado, donde
esa doble identidad llevó a que en los tada. 3) Derecho al divorcio vincular. las fuerzas conservadoras eran amplia
primeros años del siglo xx se asimi- 4) Asistencia a la maternidad afectada mayoría, nunca discutió el proyecto.
lara feminismo a socialismo. Alicia por las carencias. 5) Educación. Una notable transformación que
Moreau fue una de las principales re- Las militantes inaugurales tuvieron en todo caso asume las características
ferencias entre las socialistas; casada un marcado desempeño en la década de una auténtica revolución silenciosa
a inicios de la década de 1920 con la de 1920 una vez que doblegaron los es- debida a la actitud de las mujeres fue
figura central del Partido, el Dr. Juan fuerzos para la obtención del voto. En la decisión de limitar en número de
B. Justo, desempeñó una tarea central 1926 se obtuvo la primera reforma civil nacimientos. La Argentina ingresó de
en la lucha por conquistar la igualdad, que eliminó gran parte de los aspectos modo anticipado y peculiar al régimen
especialmente en materia de sufragio de la inferioridad, ya no fue necesario de la transición demográfica merced a
femenino. obtener el consentimiento del marido la conducta anticoncepcional de la po-
Fuera de las socialistas, las prime- para trabajar, educarse y testimoniar. blación femenina, especialmente en las
ras mujeres que egresaron de la Uni- La sociedad argentina se transformó grandes áreas urbanas y en los sectores
versidad, tales los casos de Cecilia intensamente en esos años y las muje- medios donde adoptaron medidas para
Grierson y de Elvira Rawson de De- res ampliaron su presencia en nuevos no quedar embarazadas reduciendo no-
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tablemente el número de los nacimien- cesario, “la vida por Perón”, contiene la nina contenía elementos morales bas-
tos, y no cabe duda de que el aborto fue trama paradójica de la versatilidad de tantes restrictos, pero eso no obstó
extensamente empleado. Evita en materia de convicciones acerca para que la crispada oposición al régi-
de la participación inexorable de las mu- men tendiera a denostarlas, a señalar-
jeres en la arena política. No hay duda las como lugares de reunión de muje-
Los cambios de mediados de que Evita no se proponía una bata- res de vida airada. Sin duda, durante
a fines del xx lla contra el imperativo doméstico del los años peronistas, las subjetividades
género, más bien tendía a valorizar ese femeninas accedieron a nuevos grados
Nuestra sociedad exhibió transforma- dominio, pero al mismo tiempo incitó de libertad una vez que la movilidad
ciones de gran significado durante el fuertemente a compartir el escenario de social y las transformaciones culturales
período de entreguerras, pero fueron las más trascendentes decisiones de la notables de la posguerra –entre las que
más intensas aún en el lapso que siguió vida política. se cuenta el impacto de los medios de
a su finalización con el advenimiento El sufragio femenino, solicitado comunicación, especialmente el cine–,
del peronismo. Focalizaré tan solo las tan arduamente por las feministas, fue propusieron una moral sexual menos
contribuciones efectuadas por los pri- conquistado con el peronismo en 1947 apegada a los viejos reglamentos. Las
meros gobiernos del general Juan Do- y la primera oportunidad de su ejerci- representaciones que asociaban los
mingo Perón con relación a las mujeres. cio ocurrió en 1951. El Congreso ar- nuevos comportamientos morales fe-
En primer lugar, resulta incontesta- gentino vio ingresar a los escaños par- meninos con la impronta peronista, y
ble que el propio régimen resultó una lamentarios a casi 30% de mujeres, cifra especialmente, la vinculación de la fi-
exaltación vigorosa de la participación notable si se compara con los países de gura de Evita –que había trepado desde
femenina en la arena política al ofrecer la región y fuera de ella, pues eran es- los peldaños más pobres a la cima del
la clave fundamental de la figura de Eva casísimos los países donde su represen- poder como una meretriz ambiciosa y
Perón. Ella fraguó una impactante mo- tación llegaba a esa proporción, solo la arribista–, en buena medida expresa-
vilización de mujeres –y no solo de los Unión Soviética ostentaba cuotas más ban un ofuscamiento con las mayores
sectores populares–, al organizar su ad- elevadas. Las legisladoras correspon- libertades ganadas por las mujeres. Es
hesión al gobierno de su marido a tra- dieron por unanimidad al partido go- probable que esta perspectiva también
vés de la creación de la Rama Femenina bernante ya que el radicalismo no llevó aumentara la oposición de la Iglesia
del peronismo. El credo redistributivo candidatas femeninas, y el socialismo lo que veía una enorme fuente de peli-
de quien se transformó en Evita, la gran hizo con una expresión mínima, a pe- gros en el régimen peronista.
hacedora de bienestar, también se ci- sar de su larga adhesión a la ciudadanía Un aporte fundamental a ese hori-
fraba en la igual capacidad de las muje- de las mujeres. Sin embargo, debe des- zonte más autónomo fue la ley del di-
res para legislar y gobernar, para admi- cartarse la idea de una oposición por vorcio vincular sancionada a fines de
nistrar el hogar y también para ocuparse parte del socialismo al voto femenino 1954 y suspendida sine die por un de-
de lo público, aunque estuviera lejos –y por haberse originado en una iniciativa creto de la Revolución Libertadora en
hasta enfrentada– de los ideales femi- del peronismo. 1956. A menudo se escapa el crucial
nistas. La apelación a las mujeres para La concepción de Evita sobre las significado de este paso, como también
que dejaran la casa y dieran, si fuese ne- Unidades Básicas de la Rama Feme- se escapa el límite de ciertos sectores,
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reconocidos por su argumentación li- macia, en medicina, que históricamente ficó, como es bien sabido, la desapari-
beral y hasta progresista, cuando acep- había hecho punta en materia de admi- ción forzada de miles de militantes, la
taron casi sin resistencia, a la caída de sión de mujeres. El claustro estudiantil tortura, la prisión y el exilio forzado.
Perón, la revocación de esta norma que se matizó notablemente a medida que Más de 30% de los desaparecidos fue-
había aumentado la civilidad y no solo corrían los años sesenta, con excepción ron mujeres, cuyas condiciones en los
de las mujeres. de ingeniería y de otras carreras tecno- numerosos campos de concentración
Finalmente, se impone recordar lógicas, pero el de profesores se man- tal vez resultaron más abrumadoras por
las contribuciones de la Fundación tuvo fiel a la exclusividad masculina du- la violencia reforzada del abuso sexual
Eva Perón para mejorar sobre todo la rante toda la década: más del 90% de los y porque fueron numerosos los niños
vida de las mujeres de los sectores más cargos docentes de la Universidad de nacidos en cautiverio y apropiados por
relegados. Iniciativas como la Casa de Buenos Aires estaban en manos de los los victimarios. Pero en la noche oscura
la Empleada –que en buena medida re- varones al arribar la década de 1970. de la más sangrienta de las dictaduras
medaba la obra de monseñor de An- Los cambios de esa década crucial que vivió nuestro país, fueron tam-
drea– y los Hogares de Tránsito, reve- fueron de enorme significado para las bién mujeres las que exhibieron la más
lan las preocupaciones dominantes de relaciones de género, puesto que la ma- sostenida y contundente resistencia:
Evita con la condición de las trabajado- yor libertad sexual conquistada por las las Madres y las Abuelas de Plaza de
ras y de las madres pobres o con serios mujeres, acompañada ahora por el al- Mayo. Compelidas a inquirir y a inter-
problemas para la crianza. cance masivo de la píldora anticoncep- pelar al régimen criminal sobre el pa-
La estación del peronismo signi- cional, reforzó los vientos libertarios radero de sus hijos y de otros familia-
ficó, como bien se sabe, una transfor- que cruzaron la época caracterizada res, se constituyeron en una fuerza civil
mación del “estado social” y entre los por la radicalidad política y la construc- extraordinaria y no deja de sorprender
cambios habidos se asistió a una am- ción de utopías revolucionarias. Fueron que su intrépida conducta –una mues-
pliación de la escolaridad secundaria de años de urgencias para la gran tarea de tra más de la persistente intervención
las mujeres. Esto impactó en los años la transformación de las sociedades en pública de las mujeres–, se hiciera en
inmediatos a la derrocada del régimen América Latina. Una serie de aconteci- nombre de la maternidad apolítica, una
cuando estas ingresaron masivamente a mientos internacionales, entre los que estrategia sin duda notable.
la Universidad. En efecto, durante la dé- se destaca la Revolución Cubana y la La recuperación del Estado de de-
cada de 1960 miles de muchachas ocu- guerra imperialista contra Vietnam, recho también reverberó en una actua-
paron lugares junto a los varones en las alentaron el horizonte que procuraba lización de las ideas feministas. La con-
diversas carreras universitarias, y aun- la justicia social y la soberanía de nues- quista de la democracia debía alcanzar
que hubo un número mucho más ele- tros países. Fueron años intensos que sobre todo a las relaciones jerárquicas
vado en las ciencias humanas y sociales impulsaron a muchos jóvenes, varo- de género, y a partir de 1983 diversos
–en la época surgieron nuevas carreras nes y mujeres, a diversas modalidades grupos de mujeres se hicieron oír recla-
tales como sociología y psicología que de militancia que incluyó a la lucha ar- mando equidad e igualdad en todos los
atrajeron a muchas jóvenes–, se distri- mada para alcanzar esos objetivos. dominios. Se inició entonces una larga
buyeron también en los dominios de La tragedia del terrorismo de Es- saga de acciones militantes que llevaron
las ciencias exactas y naturales, en far- tado impuesto entre 1976-1983 signi- a numerosos cambios en la legislación
36 | Intérpretes e interpretaciones de la Argentina en el bicentenario

entre los que se cuentan: la patria po- dad sexual”. En 1994 nuestro país dio
testad compartida, el divorcio vincular, un gran paso al incorporar al plexo de
la ley de cupo que garantiza el acceso la Constitución Nacional la Conven-
a los cargos de representación con un ción Contra toda forma de Discrimi-
mínimo de 30% de mujeres (Argentina nación de las Mujeres (cedaw, por sus
es país pionero en la materia), la ley que siglas en inglés) que contiene un vasto
permite el acceso gratuito a los método número de compromisos para igualar
anticoncepcionales y la que sanciona la la ciudadanía de las mujeres, aunque se
violencia de todo orden contra las mu- tiene la impresión de que quienes están
jeres. Se extinguió la figura del “delito obligados a jurar respetarla todavía es-
de adulterio”, del mismo modo que tén lejos de hacerlo. Nuestra sociedad
desapareció el concepto de “delitos se debe todavía una gran faena para
contra la honestidad”, y en su lugar se igualar a los géneros. Ese es el reto del
tipificaron los que aluden a “la integri- bicentenario.

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