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ITESO

Miércoles 25 de enero de 2023


Ronaldo Anibal Brizuela Melgar
Jorge Federico Eufracio Jaramillo
Ensayo sobre el prólogo del libro Leviatán

Imaginemos que vamos caminando y que de repente nos encontramos ante un


camino que se abre en dos posibilidades: el primer camino a mano izquierda se
tiene un rótulo con el nombre, “la sociedad sin límites, aquí se hace lo que quieres,
aquí eres libre” y a mano derecha tenemos otro camino con un rótulo que dice
“cédenos un poco de tu libertad y te daremos seguridad”.

Al ver los dos rótulos sentiremos curiosidad y querremos estudiar qué es lo que
pasa en las dos sociedades. Así que nos decidimos por visitar la ciudad a mano
izquierda. Vamos caminando y nos sorprendemos, la gente va a su trabajo y no
lleva ropa, se miran parejas en la calle sin ningún pudor, aquí la gente mata al que
no sabe defenderse y nadie es juzgado. En esta sociedad cada uno hace lo que
quiere, y para esto se lucha con otros para alcanzar sus fines; soy libre de hacer lo
que quiera y nadie puede restringirme nada. Pero, así como yo quiero cumplir mis
fines hay otros de la sociedad que quieren cumplir sus fines y eso me da
inseguridad, porque no sé si al final se convierta en una batalla de intereses y
deseos.

Al analizar esta sociedad, decidimos mejor regresar. Llegamos al cruce de los


dos caminos y observamos el rótulo del segundo camino “cédenos un poco de tu
libertad y te daremos seguridad”. Queremos investigar qué significa eso de
cédenos tu libertad, así que nos aventuramos en la búsqueda. Llegando a la
ciudad nos damos cuenta de que aquí la gente va a su trabajo vestida, se notan
reglas y señalización en las carreteras, hay hospitales y servicios públicos para las
personas, en una montaña se puede observar una casa majestuosa que tiene la
función de cárcel, todo aquel que no quiere cumplir con el contrato, es apresado y
castigado. Para lograr esto la gente ha tenido que sacrificar un poco su libertad.
Hay un ente que me ofrece garantías para lograr mis intereses, ante esa garantías
se tiene que ceder ante ese ente, porque en cierta medida nos da seguridad. Así,
hacemos un contrato con ese ente llamado estado, que tiene poder sobre otros
mecanismos, eso permite que podamos confiar.

Este es un pequeño ejemplo de cómo veo el planteamiento de Hobbes. Es claro


que las dos ciudades antes mencionadas son sociedades; sin embargo, en la
primera impera el derecho natural, cada uno hace lo que quiera, similar a una
guerra. La segunda, es la sociedad que conocemos normalmente y que no nos
causa tanto asombro, ya que estamos acostumbrados que esa fuerza mayor
llamado estado nos proteja y nos garantice seguridad.

Hobbes nos dice que la virtud más estimable del príncipe es la virtud heroica 1, y
por otro lado nos dice que tenemos un miedo exagerado a la muerte, que es un
trance doloroso y supremo, cuyo acaecimiento pone en tortura la vida entera.2 Por
esta razón siento que, ante ese miedo, preferimos ceder libertad al estado para
que este cuide de cierta forma de nosotros.

Algo que quiero resaltar también, es que Hobbes es un hijo de su tiempo y


como dice Manuel Sánchez, su concepción del ser humano, entre sacada de la
experiencia misma. Hobbes niega el altruismo natural del hombre: afirma en
cambio, su rapacidad innata, su inicial posición de guerra contra todos, la
impotencia natural de la razón para guiarlo. 3

Bibliografía

Hobbes, Thomas, Leviatán: o la materia, forma y poder de una república


eclesiástica y civil, Trad. De Manuel Sánchez Sarto, México, FCE, 2017

1
Hobbes, Thomas, Leviatán: o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil, Trad. De
Manuel Sánchez Sarto, México, FCE, 2017, p. 10.
2
Idem.
3
Idem.

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