Está en la página 1de 5

Es deber de todo profesionista evidenciar a todo aquel que ostente, finja como tal

y esté muy lejano de serlo, ya sea por si comportamiento poco ético o por su poca
preparación académica. Quien omita la reacción a tales acontecimientos incurre
en el detrimento de la actividad misma e impide el desarrollo del conocimiento
humano. En el ejercicio de la profesión nos toparemos con quieres de una forma
menoscaba trate de incurrir en actividades mal vistas por la ética profesional y por
la moral externa provista.

Ante la necesidad de definir la obtusa en el conocimiento y en los actos que deben


ser el autor Ignacio Burgoa Orihuela da origen a la obra El jurista y el simulador
del derecho.

Misma obra condena los actos del simulador para su oportuna identificación.
Además advierte de los perjuicios que trae el simulador a la sociedad y al ejercicio
y desarrollo propio de la Ciencia Jurídica.

Al ser El Jurista y el Simulador del Derecho una obra que protege, de los vicios del
supuesto profesionista, la actividad del abogado es de esperar que Burgo Orihuela
de una idea propia de lo que debe ser un abogado. Las primeras páginas
coinciden en que el abogado debe ser un individuo libre, auténtico, verás, con
valor civil, honesto, con profundo sentido de la justicia y conocedor del Derecho.

Hablando de libertad en términos de ejercicio da respuesta a la misma que el


abogado debe tener al elegir a qué clientes representará ante los órganos
públicos. En cambio, cuando el abogado se encuentra laborando en el sector
público o privado se verá obligado a defender los intereses del organismo donde
trabaje. En dicha situación, el abogado deja de serlo por que no tiene la libertad de
elegir dónde se ubicará su patrocinio y si puede o no hacerlo. Pasa a ser parte del
grupo asalariado, manipulando el Derecho, con el fin de acatar las indicaciones del
patrón.

Además el jurista deber ser auténtico, defendiendo y siendo fiel a sus ideas.
Nunca será abogado aquel que valla en contra de lo que siente o piensa. Por
tanto, sus acciones no deben ser contra de sus pensamientos. La autenticidad se
revela en un comportamiento acorde a lo que piensa y se siente, dicho por el
autor.

Sin dejar pasar la veracidad, confirmamos su existencia en las características del


jurista cuando se llevan a cabo la realización del pensamiento que se tiene como
correcto. El abogado que cree firmemente en el pensamiento como verdad jurídica
intenta darle vida a ese pensamiento, por tanto, es digno portador de la virtud de la
veracidad.

Otra de las características expresadas por el autor Burgoa Orihuela dadas al


abogado es el valor civil. Entiéndase por valor civil a la disposición constante de la
lucha contra la justicia. El abogado real, es defensor de la lucha por el valor civil.
Quien carezca de valor civil, sin importar el conocimiento que tenga no pasará de
ser un cobarde erudito; pero nunca abogado.

La corrupción es uno de los vicios característicos del simulador y nunca del


abogado. La corrupción es una corriente constante en las actividades del
simulador, el abogado es auténtico, la corrupción no tiene cabida. La honestidad
debe ser la que impulse el accionar del abogado.

Como complemento de las bien dichas virtudes del abogado, más no del
simulador se encuentra como último el amplio sentido de la justicia. Aquel que
entienda la responsabilidad que esto implica debe verse no como el defensor de
los intereses de un particular, si no como un individuo que contribuye al correcto
dinamismo de la sociedad. Por tanto, es muy pertinente por parte de Burgoa
Orihuela afirmar que “El cultor del Derecho no sólo tiene que atender a la
problemática individual, sino abocarse a las cuestiones sociales, ya que es un
servidor de la sociedad.”

Quién podría negar que el individuo que no posee la libertad, la autenticidad, la


veracidad, el valor civil y la honestidad, no merece la distinción de abogado; sino
más bien la deshonra del calificativo de simulador. Sin embargo, existe una última
característica y no por ello menos importante; el conocimiento y constante estudio
de la Ciencia del Derecho. Aquel que no tiene los conocimientos suficientes y
pertinentes del Derecho le será imposible ejercer, de manera responsable y con un
alto sentido ético, la profesión de abogado. Luego entonces, resulta más que
evidente que el simulador es un tipo inmerso en su ego y en su profunda
ignorancia, tanto del Derecho como de cualquier otra disciplina. El Licenciado en
derecho que desempeñe la profesión de abogado deberá tener por lo tanto la
vocación y habilidad para ello, que es equivalente al atesoramiento de las virtudes
ya mencionadas del Derecho perpetuamente.

Además de abogado aquel que ejerce el Derecho puede postularse como juez o
docente, no obstante y pese a la responsabilidad que esto implica dichos cargos
no están exentos de la presencia del simulador, lo que daña gravemente la
epistemología de la Ciencia Jurídica, además de la seguridad social que emana de
la correcta y pulcra aplicación del Derecho.

Aquel simulador juez es un tipo con un ego elevado que se cree capaz de resolver
todo tipo de controversias sin siquiera analizar los fundamentos y argumentos
dados, cree pues que ya lo tiene todo resuelto desde un principio.

En dicho camino corrupto nos topamos con el docente, peor aún cuando éste
pretende esclavizar su corrupta procreación del Derecho, puesto que no se puede
enseñar lo que no se sabe. El alumnado siempre considerará al profesor como
aquel que da ejemplo del ejercicio correcto de la actividad profesional, por tanto,
envenena mentes que a futuro desembocarán en la actividad profesional. El
simulador aquí avergüenza a cualquier universidad y se limita a cumplir con su
horario y programas establecidos que ni él mismo entiende.

Por tanto, el abogado, el juez y el maestro del Derecho deben tener vocación de
jurista. Aquel que carezca de ellos o que su amor a la profesión no lo lleve a la
obtención o aplicación del conocimiento.

Propiamente, coincido hasta este punto con el autor, en tanto hace referencia a
que el abogado, el juez y el maestro deben guiarse a través del camino del buen
ejercer y deben ejercer como buenos juristas. Coincido además que la ética
profesional va ligada directamente con las virtudes del abogado, mismo que debe
aprender que obrar bien no es una elección y que por ende, quien no lo haga debe
quedar como antagónico.

Si bien es cierto que cualquier profesionista defenderá su profesión por sobre toda
las cosas, es preciso entender que pueden existir ciertas líneas adyacentes al no
atender entender las proveniencias del conocimiento multidisciplinar, dichos actos
no son parte del simulador, ya que éste carece de conocimiento y apego a la
disciplina, puede entonces, pertenecer al profesionista auténtico, que inquirirá en
un error a nivel espistémico.

Dicha obra es muy buena, nos habla de la ética por sobre todas las cosas, nos
define lo que “debe ser” y lo divide de lo que “puede ser pero no debe ser" para
centrarnos en lo primero. Algo que sin duda yo y algunos autores que analizan
ésta obra se han dado cuenta es que propone a la Ciencia del Derecho a un
estatus epistémico que no le corresponde cegado por su ego profesional
simplemente, cuando en el libro se establece que:

“…la cultura del Derecho abarca el ámbito más extenso en el amplio campo de las
humanidades. Ninguna otra disciplina del saber tiene mayor latitud…”

No sólo eso, si no que define además a la ley como “una obra de arte y quizás la
más trascendental del espíritu humano. Su elaboración debe obedecer a un
concienzudo estudio sobre la materia que debe normar y a la estructuración lógica
de sus disposiciones.” ¿No sería entonces la lógica aún más extensa que el
Derecho? La ley debe tener una estructuración lógica y debe obedecer a los
principios lógicos, entonces obviamente, la lógica dirige al Derecho.

Concilia al Derecho afirmando que „Ninguna otra disciplina del saber tiene mayor
latitud‟, lo cuál puede parecer erróneo para cualquier otro profesionista.

Al punto siguiente, tenemos la afirmación de que: “el cultor del Derecho, el ‘homo
juridicus’ como tipo paradigmático envuelve al hombre más sabio, en atención a su
vinculación estrecha e indispensable que el Derecho guarda con todas las ramas
de las ciencias especializadas‟. Pero si se pretendiera no sólo conocer si no saber
todo sería algo meramente imposible si se propusiera tal proeza.

Para concluir, ésta obra nos propone buenos postulados de ética, no obstante y
paradójicamente dispone de la epistemología jurídica como la más amplia,
estratificada y extensa a comparación de otras ciencias, cosa que muy
posiblemente ciegue a algunos juristas en el uso de su profesión y pretenda
jerarquizar a todas las ciencias, incluso cuando algunas crecen, al igual que el
Derecho constantemente y necesitan, de igual manera, una gran aportación de
otras ciencias. Cualquier ciencia si se limita a sí misma incurre en un error, ya que
se convierte en inútil y estéril y deja de lado su fin primario; generar de
conocimiento universal e indeterminado.

También podría gustarte