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GARY GUTTING
BACHELARD Y CANGUILHEM
Éste comentario comienza con una breve introducción que formula los
proyectos de Foucault fundamentalmente histórico-filosóficos y rápidamente
contempla la totalidad de su trabajo para llevar a cabo éste proyecto. El capítulo 1
proporciona un trasfondo necesario sobre Bachelard y Canguilhem y sobre la
relación de Foucault con ellos. Nosotros luego volvemos a una detallada exégesis
de los principales libros publicados por Foucault durante 1969 y a una evaluación de
su importancia histórica y filosófica. El capítulo 2 trata de los análisis de Foucault
sobre las raíces históricas de la psicología y psiquiatría moderna en “La Historia de
la Locura.” 1[1] Comenzando con un trasfondo de los estudios de sus dos primeros
tratamientos de éstas disciplinas “Maladie Mentale et Personalité” y la
“Introducción” a “Dream and Existence”2[2] de Binswanger. Me he interesado
2[2] Michel Foucault, Dream and Existence ( New Jersey: Humanities Press, 1993).
Éste texto traducido del francés al inglés, apareció originalmente como una
introducción a la traducción francesa que realizó Jacqueline Verdeaux de la obra en
alemán de Ludwig Binswanger “Traum und Existenz.” Es decir, Michel Foucault
también en desarrollar una interpretación y evaluación de “La Historia de la Locura,”
como un todo ( no únicamente de las enormemente condensadas traducciones en
inglés, “Madness and Civilization”) y en demostrar como esto determinó el orden
para todos los trabajos de Foucault. El capítulo 3 tiene que ver con “El Nacimiento
de la Clínica,” para ofrecer conjuntamente un análisis detallado de su usualmente
denso texto y sus estrechos vínculos metodológicos para acercarse a la historia de
la ciencia de Canguilhem.
escribió la introducción para la traducción del alemán, que se publicó bajo el título
Le rêve et l’existence, por Ludwig Binswanger (Paris: Desclée de Brouwer, 1954),
pp. 8-128. ( Nota del Traductor).
Ésta traducción hace parte de una serie de traducciones sobre los comentarios
realizados de la obra de Foucault por parte de los
Capítulo 1
Bachelard y Canguilhem.
Foucault él mismo
enfatizó en la importancia de
Bachelard y Canguilhem no solamente para el pensamiento francés en general sino
también para su propia orientación intelectual. En un ensayo sobre Canguilhem, él
propone una división fundamental dentro de la filosofía francesa después de la
segunda guerra mundial entre una “filosofía de la experiencia, del significado, del
sujeto y una filosofía del conocimiento [savoir], de la racionalidad, y, de los
conceptos.4[4] Los últimos él los relaciona con la fenomenología existencial de
Sartre y Merleau-Ponty, y al segundo con la historia y la filosofía de las ciencias de
Cavailles, Koyré, y especialmente de Bachelard y Canguilhem. Foucault se da
cuenta que está división se puede remontar bien al siglo XIX, comenzando con la
oposición entre Maine de Brian y Comte, y continua separando las diferencias entre
Lachelier y Courturat así como también entre Bergson y Poicaré. En el siglo XX, la
división está reflejada en las dos diferentes maneras en que los pensadores
franceses se apropiaron del pensamiento de Husserl después de sus lecturas en
París en 1929. De un lado, allí estuvo la existencial lectura de Sartre ( en “The
Transcendence of the Ego); de otro, hubo la lectura “formal” de Cavaillès en
Méthode Axiomatique y en La Formation de la Théorie des Ensembles.” Mientras
Sartre mueve el pensamiento de Husserl hacia delante a las propuestas de la obra
de Heidegger Being and Time, Cavaillés vuelve a sus orígenes en la filosofía de las
matemáticas. Después de la segunda guerra mundial, la filosofía del sujeto fue
Desde 1945 hasta finales de los años 1950, la filosofía existencial, desde el
comienzo con el marxismo como un prospecto político y social, dominó el
pensamiento francés. Durante éste período, el tema central (el cual culminó en la
“Critique of Dialectical Reason” de Sartre) era para desarrollar una síntesis de la
fenomenología existencial y del Marxismo. Pero de acuerdo con Foucault, a finales
de los años 1950, la fenomenología existencial comienza a fundarse sobre los
problemas del lenguaje y del inconsciente, y, el estructuralismo mismo se presentó
como una alternativa superior. “Era claro que la fenomenología no podía ser
igualada por los análisis estructurales en consideración a los efectos del significado
que podrían ser producidos por una estructura de tipo lingüístico, en la cual el sujeto
( en el sentido fenomenológico) no intervino al conferir éste significado. Además, “el
inconsciente no podía destacarse en una discusión de tipo fenomenológico…el
sujeto fenomenológico estaba descalificado por el psicoanálisis, así como éste lo
había estado por la teoría lingüística.”6[6] Como un resultado, los esfuerzos de los
años 1940 y 1950 para unir el Marxismo y la Fenomenología fueron reemplazados
por los esfuerzos para conectar el Marxismo con varias formas de estructuralismo
(particularmente, el estructuralismo Freudiano de Lacan) “Con la fenomenología
descalificada…, allí hubo sencillamente una sucesión de prometidas, cada una
acariciándose con el marxismo de turno.”7[7] Así quedo el tema dominante del
pensamiento francés hasta finales de los años 1960.
5[5] Ibíd.
7[7] Ibíd.
Sin embargo, de acuerdo con Foucault, ésta fue la línea de desarrollo
solamente para aquellos del lado dominante de la división básica en el pensamiento
francés –esto es, para aquellos quienes trabajaban en los términos de las categorías
de experiencia, significado, y, subjetividad. “Allí hubo también gente, quien no siguió
[éste] movimientos. Yo estoy pensando en aquellos quienes estuvieron interesados
en la historia de la ciencia…Particularmente acerca de Canguilhem, una figura
extremadamente influyente en la Universidad Francesa—la joven Universidad
Francesa. Muchos de éstos estudiantes tampoco fueron Marxistas, ni Freudianos, ni
Estructuralistas. Y aquí yo estoy hablando de mí mismo.” 8[8]
8[8] Ibíd.
9[9] Foucault, “La vie.” El término francés que Foucault usa es filiation.
Canguilhem” planteó las preguntas “a una racionalidad que reclama ser universal
incluso mientras se desarrolló de una manera contingente.”10[10]
En ésta forma él examina “una razón cuya autonomía estructural carga con
ella la historia de dogmatismos y despotismos—una razón que, como resultado,
produce emancipaciones solamente sobre la condición de lograr su objetivo de
liberarse de sí misma.”11[11] Como vimos ésta es igualmente una caracterización
del mismo Foucault para acercarse a la historia de la razón.
10[10] Ibíd. , 6.
11[11] Ibíd.
RAZÓN Y CIENCIA
Le nouvel esprit scientifique (PUF, 1934). Igualmente la referencia puede ser dada
para la traducción en inglés de Arthur Goldhammer, The New Scientific Spirit
(Boston: Beacon Press, 1984).
Un último ejemplo muestra como las ciencias pueden romper con el sentido
común, incluso cuando emplea modelos basados sobre su propio lenguaje y
conceptos. Éste es el caso de Bohr de “la gota de agua,” modelo del núcleo
atómico. Por medio de éste modelo, Bohr describió los protones y neutrones del
núcleo como formando una gota de agua; la “temperatura” (energía interna) la cual
aumentaba cuando un neutrón era agregado y la cual parcialmente se “evaporaba”
cuando una partícula era emitida desde el núcleo. Éste modelo era una excelente
ayuda para entender el proceso de fusión, pero su uso de conceptos ordinarios no
debe engañarnos. Así, como Bachelard anota, tales palabras como gota de agua,
temperatura, y evaporación ocurren solamente entre comillas. En efecto, las
palabras están tácitamente redefinidas así que ellas expresan conceptos “que son
totalmente diferentes…de los conceptos del conocimiento común” (Le matérialisme
rationnele, 216). (Imagínense, dice Bachelard, la estupidez de preguntarle a un físico
como hacer un termómetro para medir la “temperatura” de los núcleos.)
Las imágenes pueden tener una utilización heurística en la ciencia, pero ellas
no tienen ninguna fuerza explicativa, y si ellas hacen su trabajo adecuadamente,
ellas son eventualmente eliminadas del pensamiento científico. Así, del modelo
planetario de Bohr del átomo, Bachelard dice: “El diagrama del átomo, provisto por
Bohr…ha…actuado como una buena imagen: Nada resultó de esto” (La philosophie
du non, 119). Pero los obstáculos epistemológicos pueden también surgir de los
logros, éxitos, del trabajo científico que tiene su valor obsoleto. El más sorprendente
de tales casos ocurre cuando los conceptos y principios de una teoría establecida
nos lleva a considerar nuevas propuestas como obviamente absurdas –por ejemplo,
el contraintuitivo sentido de la mecánica cuántica rechazado por el determinismo
clásico –pero previamente los métodos científicos exitosos pueden también volverse
obstáculos epistemológicos. Por ejemplo, el énfasis sobre la observación directa que
llevó en el siglo XVII a las mayores rupturas con la ciencia aristotélica, se vuelve un
obstáculo epistemológico con el desarrollo de las teorías atómicas en el siglo XVIII.
Finalmente, la filosofía tradicional, con su tendencia a canonizar como necesarias
verdades de la contingente característica de un período histórico de pensamiento, es
otra mayor fuente de obstáculos epistemológicos.
15[15] Cf. Roch C. Smith, Gaston Bachelard (Boston: Twayne Publishers, 1982), 77.
( L’activité rationaliste de la physique contemporaine, 25). Un acto epistemológico no
es, sin embargo, solamente un cambio; éste tiene un valor positivo que representa
un mejoramiento en nuestras cuentas científicas. Hay, por consiguiente, diferentes
valores que deben ser arreglados en diferentes episodios en la historia de las
ciencias. Consecuentemente, Bachelard considera que escribir la historia de las
ciencias es diferente de escribir la historia política o social. En el último caso, “el
ideal es, exactamente, una narración objective de los hechos. Éste ideal requiere
que el historiador not judge; y, si el historiador imparte los valores de su propio
tiempo para juzgar los valores del pasado, entonces nosotros tenemos razón de
acusarlo a él de aceptar “el mito del progreso.” ( L’activité rationaliste de la physique
contemporaine, 24). Pero en el caso de la historia de las ciencias naturales, el
progreso no es un mito. Las ciencias actuales, representan un incuestionable avance
más allá de su pasado, y es enteramente apropiado para el historiador de las
ciencias utilizar los modelos y valores del presente para juzgar el pasado. La
aplicación de éstos modelos tienen como resultado una fuerte división de el pasado
científico entre “L’histoire périmée” ( la historia de la vieja ciencia) y “L’histoire
sanctionée” ( la historia de las ciencias juzgadas validas por los modelos corrientes).
Más generalmente, siguiendo a F. K. Richtmyer, Bachelard distingue entre la story
de las ciencias –una explicación de logros científicos del pasado que han contribuido
a nuestro estado actual del conocimiento—la simple history de las ciencias, la cual
incluye los esfuerzos que no tienen un lugar positivo en la génesis de las ciencias
actuales (L’activité rationaliste de la physique contemporaine,27). Bachelard también
habla de un estado de las ciencias que “comienza de las realidades del presente y
descubre en el pasado formaciones progresivas de la verdad” como “la historia
recurrente” ( L’histoire récurrente”).
Además, para Bachelard, aún cuando todos los resultados científicos están
abiertos para revisarse y algunos de ellos pueden ser definitivamente rechazados,
otros deben ser aceptados como logros permanentemente válidos. Así, él dice que
la teoría del flogisto es “obsoleta [périmée] porque ésta descansa sobre un error
fundamental.” Los historiadores quienes trabajan en esto, están trabajando “en la
paleontología de un espíritu científico que desapareció” (L’activité rationaliste de la
physique contemporaine, 25). Por el contrario, el trabajo de Black sobre lo calórico,
aún cuando mucho de esto ya ha sido rechazado, produjo el concepto permanente
de calor específico.” La noción de specific heat –nosotros podemos asegurarlo con
ecuanimidad-- es una noción que es forever (para siempre), una noción
científica…Uno puede sonreír al dogmatismo de un filósofo racionalista quien
escribió “forever” refiriéndose a una verdad escolástica. Pero hay conceptos tan
indispensables en una cultura científica que nosotros no podemos concebir sean
llevados al abandono”. ( L’activité rationaliste de la physique contemporaine, 26).
Tales errores son fases esenciales en el desarrollo de las ciencias y son, como
nosotros hemos visto, preservados en una forma rectificada por subsecuentes
teorías. Similarmente, las normas científicas son generalmente consideradas como
exteriores al proceso histórico del desarrollo científico, desde que son pensadas
como temporal y universalmente principios válidos de la razón. Bachelard, sin
embargo, ve las normas como construcciones en el mismo proceso del desarrollo
histórico de las ciencias. Las normas son productos de la actividad racional científica
y pueden ser sustituidas en el último momento por otras normas que prueben por si
mismas ser más adecuadas. En ésta forma, el modelo del cambio científico de
Bachelard cumple con su programa de tratar la razón como un fenómeno
genuinamente histórico.
18[18] Una dirección prometedora para tal análisis es sugerida por el trabajo de
Wilfrid Sellars. Cf. Su Science and metaphysics, 128-34, y "Cambio Conceptual" en
sus Essays in philosophy and its history (Dordrecht: Reidel, 1975).
pie como un epistemólogo? Desde que el explícitamente proclama que su
epistemología es “no-Cartesiana” (Le nouvel esprit scientifique, Capítulo 6), nosotros
podemos útilmente proceder contrastando su posición con esa de Descartes.
Con respecto al último, el objeto de una intuición debe ser analizable dentro de
un campo de elementos simples, cada uno conocido completamente y sin
ambigüedad. Hasta el punto que los objetos de nuestra experiencia contienen
complejidades escondidas, nuestros juicios acerca de ellos están sujetos a
corrección a la luz de los más penetrantes análisis. Esto es porque Descartes, en
particular, exigió que las percepciones claras y distintas efectúan una reducción de
sus objetos a “simple vista.” (Similarmente los fundamentalistas en la tradición
empírica moderna, toman información de inanalizable sentido como lo últimos
objetos de la experiencia). La crítica de Bachelard de éste aspecto del
fundamentalismo es que inclusive los aparentemente más simples objetos de
nuestra intuición han probado últimamente que tienen complejas estructuras ocultas.
Su aparentemente intrínseca simplicidad fue realmente sólo el resultado de una
engañosa simplificación. Específicamente, Bachelard ve las mayores rupturas en la
Historia de la Ciencias como debidas al descubrimiento de complejidades
Error y verdad no son simétricos, así como una filosofía puramente lógica y formal podría llevarnos a creer. En las
ciencias, los grupos de verdades se vuelven sistemas, mientras que los errores están perdidos en una mezcla sin forma. En
otras palabras, las verdades están vinculadas apodícticamente mientras que los errores se acumulan asertóticamente. (Le
rationalisme appliqué, 58-59).
Pero inclusive allí, Bachelard puede todavía estar dando prioridad al consenso,
desde que él inmediatamente va sobre el contraste del sistema racional de la verdad
que está codificada en libros “provistos con la garantía de la comunidad científica”
con los errores encontrados en los libros que son “la mayoría frecuentemente
caracterizados por una detestable originalidad” (Le rationalisme appliqué, 59.) Esto
parece que, al final, el no provee un totalmente claro y poderoso balance de los
campos normativos de la objetividad científica.
Hasta cierto punto, sus diferencias reflejan el hecho que, mientras Bachelard
tomó la física y la química como sus modelos de racionalidad científica, Canguilhem
se centro principalmente en la biología y la medicina.
¿Porque pues, él insiste que sus principales preocupaciones son con los
conceptos más que con las teorías?
Canguilhem podría estar de acuerdo con éste punto, el cual fue después de
todo, enfatizado por Bachelard muchísimo antes de Hanson y Kuhn. Pero la
discusión típicamente Anglo-Americana de éste tópico también asume que la
interpretación de la información es un asunto de leerla desde el punto de vista de
una teoría; esto es, desde el punto de vista de un conjunto de generalizaciones
científicas puestas en avance para explicar el fenómeno bajo investigación. La
interpretación está sujeta a provenir de los compromisos teóricos. Los Aristotélicos
vieron el movimiento de un cuerpo pesado oscilando de una cadena como una caída
forzada a causa de su teoría que la caída de los cuerpos busca su posición natural.
Galileo vio esto casi como el movimiento periódico de un péndulo a causa de su
principio teórico de la inercia.23[23] Sobre éste punto, los conceptos desde los
cuales la información es interpretada se derivan de las teorías por medio de los
cuales ellos son explicados. No es sorprendente que para algunos filósofos
asumiendo ésta opinión (Feyeraben, por ejemplo) fueron más allá, sosteniendo que
el completo significado de un concepto o un término está dado por el rol que juega
en el planteamiento de una teoría.
23[23] Cf. Thomas Kuhn, The structure of scientific revolutions, 2da. Ed. (Chicago:
Universidad de Chicago Press, 1970), 118-119.
Esto nos lleva a la misteriosa conclusión que cualquier revisión en las teorías
trae consigo cambios en el significado de los conceptos científicos.
Pero, según Descartes, un movimiento tal como retirar un miembro del fuego
procede directamente de un asiento central; es producido por el movimiento del
alcohol animal del cerebro (y finalmente del corazón, que es para Descartes la
primera fuente de todo movimiento corporal). En el comentario de Descartes no hay
ningún lugar para movimientos originados desde centros "excéntricos."
El siglo XIX utilizó y desarrolló el concepto del reflejo (por ejemplo, Austruc,
Unzer, y Prochaska) igualmente ubicándolo en el contexto de los acercamientos a la
fisiología no mecanicista. Es solamente en el tardío siglo XIX que "la mayoría de los
fisiólogos tendieron a entenderlo [el reflejo] como un mecanismo elemental y rígido
(Etudes d’histoire et de philosophie des sciences, 302). Trabajos más tarde (por
ejemplo, el de Sherrington), aunque completamente excluyendo cualquier aspecto
de causalidad conclusiva desde el concepto del reflejo, han rechazado las
interpretaciones mecanicistas extremas de él (Etudes d’histoire et de philosophie des
sciences, 304). En suma el concepto del reflejo tiene, desde su introducción por
Willis hace doscientos años, funcionó efectivamente en una amplia variedad de
contextos teóricos.
26[26] Reporte de una clase dirigida por J-J. Salomon, “Georges Canguilhem ou la
modernité,” Revenue de métaphysique et de morale 90 (1985), 53.
importante. Como Canguilhem señala, si ésta búsqueda de precursores es llevada
hasta el límite, entonces la ciencia cesa de tener una historia; todos los logros
científicos ocurrieron en alguna Edad de Oro inicial (Etudes d’histoire et de
philosophie des sciences, 21). En todo caso, él argumenta que el "descubrimiento"
de un precursor está normalmente fundamentado en un fracaso por reconocer las
diferencias fundamentalmente conceptuales que subrayan superficialmente
formulaciones similares. Esos, por ejemplo, que piensan que Reaumur o Maupertuis
eran precursores del trabajo de Mendel sobre la herencia no entienden la naturaleza
distintiva de los conceptos de Mendel de un carácter hereditario independiente
(Etudes d’histoire et de philosophie des sciences, 22). Sólo con las condiciones más
severas Canguilhem deja que cualquier charla de los científicos de diferentes
períodos históricos haya seguido la misma línea de investigación o hayan hecho el
mismo descubrimiento. A menos que, dice, tengamos
explícitamente establecido que dos investigadores estén preguntando por el mismo asunto y tengan el mismo objetivo de
investigación, que su guía de conceptos tengan la misma significación y saquen su significado del mismo sistema de
conceptos, es artificial, arbitrario, e inadecuado... decir que dos autores científicos están parados en una relación lógica de
principio a fin o de anticipación a realización. (Etudes d’histoire et de philosophie des sciences, 22)
27[27] Pero confiérase Le Normal et le pathologique 84, por lo que parece ser un
ejemplo de Canguilhem mismo cayendo víctima del virus.
predecesores en su propio contexto histórico cultural. Una historia adecuada de los
conceptos científicos tendrá que poner detallada atención a tales influencias, como
Canguilhem mismo hace en muchas páginas de la historia del concepto del reflejo.
A menudo. se presenta el efecto de una ruptura como global, afectando la totalidad de un trabajo científico. Pero
necesitamos saber cómo descubrir, incluso en el trabajo de una singular figura histórica, rupturas sucesivas y rupturas
parciales. En un tejido teórico ciertos hilos pueden ser enteramente nuevos, mientras otros son tomados de los primeros
tejidos. Las revoluciones de Copernico y Galileo también implica la preservación de una herencia. (Etudes d’histoire et de
philosophie des sciences, 25)
El vitalismo era simplemente el reconocimiento de la vida como un orden original de los fenómenos y por lo tanto un
reconocimiento del especifico conocimiento biológico... [Los vitalistas] el principio vital, su vis vitalis, vis insita, vis nervosa,
fueron así muchos de los nombres que ellos dieron a su incapacidad para aceptar un mecanismo puro o la acción del alma
[animismo] como las explicaciones de los fenómenos de la vida. (La formation du concept de reflex aux XVIIe et XVIIIe siecles,
164-165).
29[29] Canguilhem nota (Idéologie et rationalité, 38) que Marx mismo admite que el
arte griego, por ejemplo, tiene un valor permanente a pesar de su relatividad a las
condiciones sociales particulares. ¿Puede el Marxismo, él pregunta, refutar a la
geometría griega lo que Marx otorgó al arte griego? Como veremos, Foucault
también reconoce ciencias con contenido ideológico (The Archaelogy of knowledge,
184-86).
contemporánea a ella que le sirve como su modelo; en la otra mano, apunta
adelante hacia una ciencia futura que reemplazará las pretensiones de las
ideologías con resultados genuinos. Las especulaciones genéticas de Maupertuis
fueron modeladas sobre sus trabajos exitosos en las mecánicas y el cálculo de
probabilidades y fueron reemplazadas por la teoría científica de Mendel de las
características hereditarias. Spencer presentó su “ley de evolución” como una
generalización de los principios de la embriología de Von Baer, y su trabajo fue
eventualmente desplazado por la teoría científica de la evolución de Darwin a través
de la selección natural.
Canguilhem anota que las ideologías científicas serán de ningún interés para
esos que piensan que la historia de la ciencia es simplemente la acumulación
incesante de verdades. Pero para esos, como Bachelard y él, que ven la historia de
la ciencia como una nunca completada “purificación” (Idéologie et rationalité, 44) de
errores, ellos son una preocupación esencial.
La salud y la enfermedad no son dos modos esencialmente diferentes…ellas no podrían estar basadas en principios
distintos, entidades que luchan por encima del organismo viviente y hacen de él el teatro de su concurso. Éstas son ideas
medicas obsoletas. En realidad, entre éstos dos modos del ser, hay únicamente diferencias de grado: exageración,
desproporción, discordancia de fenómenos normales constituyen el estado de enfermedad. No existe caso donde la
enfermedad habría producido nuevas condiciones, un cambio completo de escena, algunos nuevos y especiales productos.
(Citado, Le Normal et le pathologique, 33).
Para citar algunos ejemplos simples: La diabetes es debida a un exceso de
azúcar en la orina, la leucemia a un exceso de células blancas de la sangre, la
anemia a una falta de células rojas de la sangre. En el Principio dado de Broussais,
no hay diferencia esencial entre fisiología (el estudio de funciones corporales
normales) y patología (el estudio de las enfermedades como desviaciones de la
norma).
Ser saludable significa no sólo ser normal en una situación dada sino también normativo en ésta y en otras situaciones
eventuales. Lo que caracteriza la salud es la posibilidad de trascender la norma, la que define lo normal momentáneo, la
posibilidad de tolerar infracciones de la norma habitual e instituir normas nuevas en situaciones nuevas. (Le Normal et le
pathologique, 115)
Cuando los fisiologistas estudian los estados saludables y los patólogos los
estados de enfermedad, los estados así caracterizados se les dan sobre la base de
juicios no-científicos fundamentados en la experiencia de la vida del organismo. Así
como Canguilhem dice, es el paciente que llama al doctor (Le Normal et le
pathologique, 134).30[30] Esto es, todo el aparato de la medicina científica está
orientado hacia las normas (la salud, evitar la enfermedad) que son definidas
independientemente de y a priori de los análisis científicos objetivos. Por supuesto,
30[30] Excepto, él dice, para el caso de la enfermedad mental, una observación para
lo cual La Historia de la Locura, de Michel Foucault, se puede mirar como portador
de un comentario detallado.
un médico puede decirle a un paciente que él está enfermo incluso cuando el
paciente se siente saludable. Pero esto es solamente porque la ciencia médica ha
descubierto conexiones causales entre el estado de la “salud” presente del paciente
y uno que el paciente podría juzgar como enfermedad. En la raíz, las normas que
concernientes a la ciencia médica no son hechos objetivos que ésta descubre. “Uno
no le dicta normas científicas a la vida” (Le Normal et le pathologique, 134). Más
bien, las normas son constituidas por los organismos mismos—por la vida misma.
En vista de esto, Canguilhem dice que las normas médicas tienen un origen
“subjetivo” y que en consecuencia “no existe ninguna patología objetiva” (Le Normal
et le pathologique, 134). Esto no significa, por supuesto, que las descripciones y
explicaciones ofrecidas por el patólogo (o el fisiólogo) no son rigurosamente
científicas y totalmente objetivas.
el paradigma es el resultado de una opción por aquellos quienes lo utilizan. Lo normal es lo qué es común, por encima
de un período dado, para una colectividad de especialistas en una universidad u otra institución académica. Pensamos que
estamos tratando con conceptos de una crítica filosófica, sólo para encontrarnos nosotros mismos en el nivel de social
psicología social. (Idéologie et rationalité, 23)
Entonces pregunta:
¿Pero no es una empresa que consiste, por la propia admisión del autor, en escrutar, a través del psicoanálisis los
obstáculos epistemológicos, por las condiciones psicológicas del progreso de la ciencia corriendo el riesgo de inhabilitar
demanda de la ciencia a la objetividad?
El psicologuismo no tiene una prensa buena. (Etudes d’histoire et de philosophie des sciences, 204-205)
33[33] Cf. Por ejemplo una entrevista con J-P. El Kabbach, “Foucault repond à
Sartre,” Quinzaine Littéraire, marzo 1-15, 1968, en la cual Foucault dice: “He tratado
de desasir un dominio autónomo que sería el del inconsciente de la ciencia, el
inconsciente del conocimiento [savoir], el que tendría sus propias reglas, lo mismo
que el inconsciente del individuo humano también tiene sus reglas y
determinaciones” (21).
sorprendente, desde que Canguilhem no fue únicamente uno de sus maestros en la
Ecole Normale Superiore sino también el director de su tesis doctoral, La Historia de
la Locura. (Sin embargo, la mayor parte de la tesis parece haber sido escrita
mientras Foucault enseñaba fuera de Francia, el prólogo a La Historia de la Locura
explícitamente advierte la lectura estrecha y el comentario que Canguilhem dio al
manuscrito.) En todo caso, como veremos, el análisis histórico de Foucault
consecuentemente refleja el énfasis de Canguilhem en los conceptos por encima de
las teorías y en la vanidad de las persecuciones superficiales de los precursores.
Podría ser claramente equivocado identificar el método arqueológico de Foucault
con la historia de los conceptos de Canguilhem. Pero está claro igualmente que esta
clase de historia es un aspecto importante del análisis del arqueológico y a veces
(como en “El Nacimiento de la Clínica”) el dominante.