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cómo se vive
Conocer y apreciar el paisaje supone un enriquecimiento personal y reporta múltiples Palabras clave: didáctica, paisaje, objetividad,
valores para quien sabe interpretarlo, sentirlo y apreciarlo. Un planteamiento didác- cultura, vivencia.
tico para su enseñanza y aprendizaje, consecuente con tales motivos, es aquél que
se desarrolla en torno a los rasgos sustanciales que lo caracterizan: realidad objetiva,
expresión patrimonial y manifestación subjetiva.
El paisaje ocupa hoy en día un lugar importante tancialmente a mejorar la educación del
en muy diversos campos de conocimiento, cala hombre. El contacto con el paisaje permite
cada vez más en las preocupaciones de la sociedad educar la inteligencia y, al tiempo, la sensibi-
y es un término que forma parte de nuestro voca- lidad y la imaginación; ayuda a incrementar
bulario habitual. y afinar simultáneamente, sin disociaciones
En el ámbito social, conocer y valorar el paisa- inconvenientes, las capacidades intelectuales,
je supone para el ciudadano en general un enri- éticas y estéticas de la persona... Favorece la
quecimiento de sus representaciones y una expansión de la fantasía, el ennoblecimiento
concienciación sobre el peso de su cultura. Pero es de las emociones, la dilatación del horizonte
evidente que el paisaje sólo se abre a los ojos de intelectual, la dignidad de nuestros gustos y el
quien sabe interpretarlo, sentirlo y disfrutarlo. amor a las cosas morales.
Giner de los Ríos (1886) abundaba sobre el valor del
conocimiento del paisaje en los siguientes términos: Su estudio es posible incluirlo en cualquier
Entender el paisaje es abrirse a un mundo de nivel de enseñanza, desde las etapas iniciales de la
significados, de valores y cualidades de muy formación de los individuos, por su riqueza con-
variada índole, cuya comprensión ayuda sus- ceptual, procedimental y axiológica, su carácter
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Didáctica del paisaje
Esta enorme riqueza del paisaje capaz de ser (singularidad geológica y climática, de su flora
testimonio de las actuaciones de la sociedad sobre y de su fauna), pero también de ciertas carac-
la naturaleza es a lo que Maby (2003) llama princi- terísticas culturales, históricas y paisajísticas
pio de alteridad humana del paisaje, según el cual con las que un grupo social se identifica. Los
el espectáculo que ofrecen los elementos naturales valores identitarios de los paisajes hacen refe-
y la organización humana del espacio habla de la rencia a determinados elementos de los mis-
capacidad del paisaje para remitirnos a nosotros mos con una gran carga simbólica para las
mismos. Por tanto, conocer un paisaje significa poblaciones locales que establecen relaciones
algo más que conocer una porción de territorio, de pertenencia con ellos. Lo que se quiere
conlleva también entender a los hombres, a los manifestar con expresiones como paisaje
grupos sociales, a los pueblos que lo han habitado inglés, paisaje andaluz, paisaje gallego, etcéte-
y lo habitan. «El paisaje se conoce, en verdad, ra, no es sino identificar las singularidades de
cuando se conoce el hombre que lo vive», dice un territorio con un pueblo, aunque en esa
Sancho Comins (1995), de identificación cabe el riesgo
manera que las gentes hablan Los rasgos y valores más de estereotipar tales relacio-
también de sí mismas cuando nes y ocultar la percepción
prominentes de un paisaje
hablan del paisaje. de realidades mucho más
cultural estriban en las profundas y complejas.
Paisaje y patrimonio posibilidades de reconocer Los rasgos y valores más
en él las evidencias que lo prominentes de un paisaje
Muchos paisajes se erigen conectan con las personas cultural estriban en las posi-
en patrimonios naturales que lo han forjado y de las bilidades de reconocer en él
merecedores de aprecio y las evidencias que lo conectan
que es reflejo identificativo
conservación por sus rele- con las personas que lo han for-
vantes valores desde el punto jado y de las que es reflejo
de vista estético, científico o medioambiental. identificativo. En el proceso de globalización en el
Otros paisajes albergan evidencias históricas de la que se encuentra inmerso el mundo actual, un
vida, el trabajo y las ideas de una sociedad, y aco- importante riesgo desde la perspectiva del paisaje
gen valores materiales (como obras de infraes- es, precisamente, la pérdida de las identidades
tructura, edificaciones o monumentos) así como paisajísticas locales.
valores inmateriales (de orden espiritual, ético e
intelectual, lo que incluye las tradiciones, usos y El paisaje vivido y sentido
costumbres, técnicas de trabajo, etcétera).
Estos rasgos los identifican con la noción de El paisaje es también una vivencia, una represen-
patrimonio cultural, por esa interacción admirable tación, una forma de ver y de imaginar el mundo
entre paisaje y paisanaje (Sancho Comins, 1995). capaz de suscitar sentimientos y valoraciones
estéticas y éticas. El estudio de cómo la imagen de
Paisaje e identidad esta realidad es percibida por su observador o por
las personas que forman parte de un paisaje,
Como apunta Copeta (2009), la identidad nace cómo la valoran y la disfrutan, es a lo que aquí se
en la individualidad geográfica de cada lugar alude como ingredientes del sentimiento.
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la que domine el rigor en las apreciaciones. Pero descripción, usos de escalas, comparación, inter-
también puede estudiarse como una representa- acción, deducción, inducción, inferencias, etcéte-
ción mental producto de la mirada y los filtros ra, auxiliándose con instrumentos de observación
afectivos y culturales del observador, lo que y medida, de cartografía, entre otros) para extraer
entraña una aproximación más fenomenológica la mejor información sobre el mismo.
y subjetiva. Comprenderlo, a su vez, remite a lo anterior, más
Ambas aproximaciones no son excluyentes y la tarea de adentrarse en el descubrimiento de las
se complementan. Para entender el paisaje es pre- estructuras, en la revelación de los procesos y
ciso, como advirtió Humboldt, aunar la explica- dinámicas que se activan en su configuración fun-
ción y la comprensión, simultanear la vía del cional. En su valoración, finalmente, se introduce
conocimiento apoyada en la razón y en el pensa- la consideración de los reflejos afectivos que nos
miento con la que utiliza el sentimiento y la imagi- provoca, sin olvidar proponer medidas de preven-
nación como herramientas fundamentales ción o corrección que se consideren pertinentes.
(Ortega Cantero, 2003).
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ca dar sentido a toda esa información, Biblioteca Nueva, 2009.
interpretarlo. Para ello, la sola visión de un paisaje COPETA, C.: «La identidad: nueva categoría des-
no permite explicar las interrelaciones que se esta- criptiva del territorio y del paisaje», en COPE-
blecen entre sus componentes, su funcionamiento, TA, C.; LOIS, R.: Geografía, paisaje e identidad.
es preciso que el observador se interrogue y busque Madrid. Biblioteca Nueva, 2009, pp. 17-42.
también entre las cosas no evidentes para com- GINER DE LOS RÍOS, F.: «Paisaje». La
prender la presencia de las manifiestas; revelar su Ilustración Artística, núms. 219 y 220, pp. 91-
verdad oculta, su interior, su entramado sistémico. 92 y 103-104, 1986.
En suma, conocer un paisaje implica aplicar JONAS, H.: El principio de responsabilidad.
procedimientos muy diversos (percepción, orien- Ensayo de una ética para la civilización tecno-
tación, localización, clasificación, distribución, lógica. Barcelona. Herder, 1995.
LICERAS, A.: Observar e interpretar el paisaje:
Estrategias didácticas. Granada. Grupo
La lectura del paisaje puede realizarse desde
Editorial Universitario, 2003.
su consideración como un objeto, pero MABY, J.: «Modalités de constitution d’un savoir
también puede estudiarse como una scientifique sur les paisajes viticoles» [en
representación mental producto de la mirada línea], en Actes du colloque international
y los filtros afectivos y culturales del «Paysages de vignes et de vins». Fontevraud.
observador, lo que entraña una aproximación Office International de la Vigne et du Vin,
2003, pp. 273-277. <http//cort.as/443k>.
más fenomenológica y subjetiva
[Consulta: noviembre 2008]
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