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Instituto Tecnológico de Costa Rica

Escuela de Biología

Título: Impacto medioambiental de la pandemia de COVID-19.


Esquivel, M.F.; Villegas, M.; Hernández, A.; Serrano, K.; Grupo 01.

Resumen:
Nos protegen, a veces nos asfixian y a menudo nos irritan, pero ¿qué pasa con los miles de
millones de guantes y máscaras que usamos y desechamos? Mucha gente dice que el
confinamiento ha logrado reducir el consumo, sin embargo, otros piensan que esto no tiene
un impacto positivo, las mejoras temporales en la calidad del aire, como el aumento del uso
de plásticos de un solo uso, son consecuencia de ello. Evidentemente, esta epidemia es
devastadora para todo el mundo. El número de muertos y la crisis económica y social son
acontecimientos trágicos en todo el mundo, que han convertido los dos últimos años en un
acontecimiento histórico. Cuando se desechan, estos plásticos de un solo uso liberan
productos tóxicos a medida que se degradan, y este tipo de desperdicio representa un peligro
para la población animal. Los animales marinos a menudo confunden estos plásticos con
alimentos y se condenan a una muerte segura. Cuando estos plásticos se descomponen,
forman partículas de plástico, que eventualmente caerán sobre nuestra vajilla y se filtrarán al
nivel freático y al agua potable. Cuando se busca reducir el impacto ambiental de la
pandemia, la gestión integrada de desechos es clave.
Palabras claves: Mascarillas, contaminación, pandemia, covid-19.
Abstract
They protect us, sometimes suffocate us and often irritate us, but what about the billions of
gloves and masks we wear and throw away? Many people say that confinement has managed
to reduce consumption, but others think that this does not have a positive impact; temporary
improvements in air quality, such as the increase in the use of single-use plastics, are a
consequence of this. Clearly, this epidemic is devastating for everyone. The death toll and the
economic and social crisis are tragic events around the world, which have made the last two
years a historic event. When discarded, these single-use plastics release toxic products as they
degrade, and this type of waste poses a danger to the animal population. Marine animals often
confuse these plastics with food and are condemned to a safe death. When these plastics
break down, they form plastic particles, which will eventually fall on our crockery and leak to
the water and water. When it comes to reducing the environmental impact of the pandemic,
integrated waste management is key.
Key words: Masks, contamination, epidemic, covid-19.
Introducción:
Investigar los impactos que ha tenido la pandemia en la contaminación mundial.
Determinar si la contaminación ha tenido una disminución o un incremento teniendo en
cuenta el tema de nuestro proyecto.
Desarrollo:
Coronavirus y el cambio climático, temas que se toman de la mano actualmente. Debido a las
órdenes de aislamiento en todo el planeta y la paralización de distintas empresas, así como la
reducción de movilización en las principales ciudades del mundo, han reducido los niveles de
contaminación, volviendo los cielos más azules y el aire más puro. El COVID-19 además de
ser una gran amenaza para la salud de la población se está convirtiendo en una amenaza para
el medio ambiente que debe ser tratada rápida y responsablemente.
Las mascarillas, guantes y gel desinfectante, se han vuelto indispensables para la humanidad
al día de hoy, pero estos son terriblemente dañinos si no actuamos correctamente a la hora de
desecharlos. Mientras que se pueden ver las estrellas en los despejados cielos, el consumo de
plásticos continúa creciendo deliberadamente. No hay dudas de que la contaminación por
plástico ya era uno de los retos más grandes con los que se enfrentaba la humanidad antes de
que llegara el COVID-19, varios estudios ecologistas prevén que en aproximadamente 30
años la cantidad de basura marina superara el número de criaturas oceánicas, esto provocando
grandes consecuencias para la biodiversidad. Según datos recopilados por el Observatorio de
Salud y Medio Ambiente, además de estar presentes en océanos y en la tierra, los micro
plásticos entran en los seres vivos a través del aire que respiramos y por los alimentos y las
bebidas que tomamos. En palabras de Josep Santacreu, consejero delegado DKV, “en este
informe del Observatorio de Salud y Medio Ambiente se ve que los estudios confirman la
magnitud del problema y nadie puede ponerlo en duda. Ahora es tiempo de actuar y de
hacerlo implicando a todas las partes y con una voluntad pública compartida”.
La contaminación por plástico afecta de una manera desproporcionada e injusta a personas,
grupos y pueblos en las situaciones más vulnerables, poniendo en riesgo su derecho a la salud
y bienestar. Si es cierto que no se han realizado muchos estudios o investigaciones con
respecto a los impactos de la pandemia en el consumo de los plásticos, la limitada
investigación apunta que el aumento de consumo y eliminación de plástico o materiales
médicos, causan grandes interrupciones en los procesos de reciclaje ya defectuosos. Según
profesionales, la pandemia podría revertir los esfuerzos realizados en la reducción del
consumo de plástico de un solo uso, con un aumento en el uso de desechables como
mascarillas, guantas, botellas, trajes médicos y muchos otros productos que se han vuelto
omnipresentes.
La prevalencia de los plásticos en el medio ambiente ha llegado a tal punto que algunos
académicos han comenzado a referirse a la esfera de interacción entre ecosistemas y plásticos
como la plastisfera. Los plásticos son materiales persistentes, estos se componen de
monómeros derivados de hidrocarburos fósiles, lo que lo hacen no biodegradables. Cuando
estos son desechados, no se descomponen ni se asimilan mediante los diferentes procesos
biológicos; lo que hacen es liberar rellenos como plastificantes, gas, líquido contaminado y se
descomponen en pedazos cada vez más pequeños que conservan sus propiedades originales.
Esta persistencia hace que los plásticos se acumulen, no solo en volumen si no también en
cantidad, liberando toxinas y micro plásticos en el medio ambiente. Los procesos que se
utilizan para la gestión de residuos pretenden eliminar realmente los plásticos, como la
incineración, generan productos tóxicos y emisiones de CO2, que plantean desafíos
adicionales de contaminación que contribuyen al cambio climático. Los microplásticos son
piezas muy pequeñas de material plástico que contaminan el medioambiente. Aunque no
existe consenso sobre a partir de qué tamaño puede considerárseles microplásticos, la
Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) utiliza el parámetro de menos de
cinco milímetros de diámetro para clasificarlos.Se estima que entre el 2% y el 5% de todos
los plásticos fabricados termina en los océanos. Algunos de ellos lo hacen en forma de
microplásticos.
Debido a su procedencia, se pueden dividir en dos categorías:
Microplásticos primarios:
Son las partículas lanzadas directamente al medio ambiente. Una fuente muy importante es el
lavado de la ropa sintética, que origina el 35% de estos microplásticos. Otra, es el roce con el
asfalto de los reumáticos, que representa el 28%.
Se estima que representan entre el 15% y el 31% de los microplásticos presentes en los
océanos.
Microplásticos secundarios:
Se originan a partir de la degradación de grandes objetos de plástico, como bolsas, botellas o
redes de pesca. Representan entre el 69% y el 81% de microplásticos que se encuentran en
los océanos.
Debido a que no se biodegradan, sino que solo se desintegran en partes más pequeñas, los
microplásticos terminan siendo absorbidos o ingeridos por muchos organismos, alojándose en
sus cuerpos y tejidos. Es el caso del ser humano.El efecto en la salud humana es aún
desconocido, pero a menudo contienen aditivos y otras sustancias químicas, posiblemente
tóxicas, que pueden ser perjudiciales para los animales y las personas.
La contaminación plástica impacta el medio ambiente marino y las comunidades humanas.
En particular, las comunidades vulnerables soportan de manera desproporcionada las
consecuencias de la degradación ambiental causada por la contaminación por plásticos, desde
la producción hasta los desechos. Desde la extracción de petróleo hasta la eliminación de
plástico, existen diversos impactos externos como, la degradación del ecosistema debido a
grandes fugas que terminan en el medio marino, emisiones de combustibles fósiles y
sustancias tóxicas de la producción y la incineración de materiales; estos provocan impactos
en la salud y medio ambiente. Los desechos plásticos no solo amenazan los medios de vida
de quienes dependen de los recursos marinos para trabajar, sino que también pueden generar
una serie de problemas de salud para las personas que consumen mariscos infestados de
micro y nano plásticos tóxicos. El desafío de los desechos plásticos, que se ha visto agravado
por la pandemia COVID-19, es una parte importante de la crisis de contaminación global,
que, junto con la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, representan una triple
emergencia planetaria que debe abordarse mediante cambios masivos en la forma en que la
humanidad utiliza los recursos de la tierra. Finalmente, a la hora de terminar su ciclo, la
mayoría de los plásticos terminan en la basura y convertidos en desperdicio. Incluso si son
descartados correctamente de todos modos van camino al océano. Los vertederos además
están ubicados en áreas donde viven las familias de bajos ingresos y la gente de color,
exponiéndolos a la contaminación del aire, el agua y el suelo.
En muchos países, se ha vuelto popular utilizar la quema de desechos para generar
electricidad o calor a los hogares, y la industria lo hace pasar como “verde”, pero los
incineradores contribuyen al cambio climático con las emisiones de carbono y generalmente
siempre están ubicados cerca de las comunidades más vulnerables.
Según los expertos, la disrupción provocada por la pandemia de 2020 puede brindar
oportunidades para cambios significativos y duraderos en las estructuras económicas y
facilitar un movimiento hacia una economía circular donde los desechos se gestionen de
manera mucho más sostenible.
Un enfoque basado en los derechos, incluidos los enfoques de justicia social, para la
recuperación y respuesta al COVID-19 requiere que se reconstruya mejor y de manera más
sostenible. Los expertos explican que las respuestas efectivas a las crisis ambientales deben
ser respuestas globales basadas en la solidaridad, la compasión y el respeto por la dignidad
humana.
Continuamos contaminando a pasos agigantados. Aun cuando en el periodo de la pandemia
por COVID-19 se ha disminuido en la emisión de algunos gases contaminantes. Por otro
lado, se está contribuyendo con grandes cantidades de basura. Raro es el bolso o mochila en
el que, con el objetivo de protegerse, no se encuentran mascarillas, guantes y geles
desinfectantes. Estos elementos se han convertido en esenciales para la humanidad, pero son
tremendamente nocivos si no actuamos con responsabilidad a la hora de desecharlos. Por
tanto, mientras se pueden ver cielos despejados y sin contaminación, el consumo de plásticos
sigue aumentando considerablemente.
Los conocidos en diferentes países de Latinoamérica como máscaras quirúrgicas, cubrebocas,
tapabocas, barbijos o naso bucos, se han vuelto uno de los desechos más contaminantes
durante este actual periodo de emergencia sanitaria por coronavirus, en especial las
desechables.
Una reciente investigación de universidades conjuntas, estimó que usamos la asombrosa
cantidad de 129 mil millones de máscaras quirúrgicas cada mes, en todo el mundo, es decir 3
millones por minuto, y la mayoría son hechos de microfibras de plástico.
Investigadores de la Universidad del Sur de Dinamarca y de la Universidad de Princeton,
afirman que los cubrebocas son un peligro para el medio ambiente en términos ecológicos, ya
que no hay pautas para el reciclaje de mascarillas quirúrgicas.
Mientras que, científicos ambientalistas en un comentario en la revista científica Frontiers of
Environmental Science & Engineering, advierten que: "Con el aumento de informes sobre la
eliminación inadecuada de cubrebocas, es urgente reconocer esta posible amenaza ambiental
y evitar que se convierta en el próximo problema plástico".
Los cubrebocas desechables son productos de plástico que no se pueden biodegradar
fácilmente. Además, a largo plazo pueden fragmentarse en partículas de plástico más
pequeñas, como micro y nano plásticos, situación que les permitiría que se extiendan por los
ecosistemas y contaminen más.
La enorme producción de cubrebocas ha superado a la de botellas de plástico, ya que se
estima que estas son alrededor 43 mil millones por mes. Por otra parte, a diferencia de las
botellas de plástico de las cuales se recicla aproximadamente el 25 %, no existe una guía
oficial sobre el reciclaje de mascarillas, lo que hace que sea más probable que se eliminen
como desechos sólidos.
Al igual que varios tipos de bolsas de plástico, si los cubrebocas no se desechan para su
reciclaje, como otros desechos plásticos estos pueden terminar en el medio ambiente, en los
sistemas de agua dulce y los océanos, donde la intemperie puede degradarlos a una gran
cantidad de partículas de tamaño microscópico, y meses después, esas mismas partículas
fragmentarse aún más para dar paso nano plásticos de menos de 1 micrómetro.

"Una gran preocupación es que los cubrebocas están hechos de fibras de plástico de tamaño
micro (espesor de ~ 1 a 10 micrómetros), entonces cuando se descompone en el medio
ambiente, puede liberar más plásticos de tamaño microscópico, más fácil y más rápido que
los plásticos a granel, como las bolsas de plástico ", señalaron los investigadores.
"Sabemos que, al igual que otros desechos plásticos, las máscaras desechables también
pueden acumular y liberar sustancias químicas y biológicas nocivas, como el bisfenol A,
metales pesados, así como microorganismos patógenos. que tienen efectos adversos
indirectos en plantas, animales y humanos ", señaló Elvis Genbo Xu, científico de la
Universidad del Sur de Dinamarca.
En tiempos de pandemia ya todos tenemos clara la importancia de seguir las medidas de
prevención del contagio de COVID-19. Siendo la principal medida el lavado frecuente de
manos, le siguen otras como el uso de mascarillas y guantes. En muchos países, el uso de
mascarillas se ha decretado como obligatorio cuando las personas se congreguen en grupos,
acudan a locales comerciales como los supermercados o se use el transporte público entre
otros.
Y, si bien estas medidas son consideradas razonables, el comportamiento o educación
ambiental de muchos ciudadanos del planeta parece quedar en entredicho durante esta
pandemia. Esta aseveración está principalmente sustentada por la cantidad de mascarillas y
guantes que están siendo encontradas en las costas de muchos países, como reportan la
organización ecologista francesa Opération Mer Propre o la organización Oceans Asia.
Incluso hay países como Puerto Rico donde se están implementando sanciones para aquellas
personas que contribuyan al aumento de la contaminación de las costas con estos artículos.
Parece ser que el uso indiscriminado de mascarillas desechables no se ha gestionado
adecuadamente desde el punto de vista del residuo que suponen, y este problema recae
principalmente en cómo nosotros, los ciudadanos, nos deshacemos de estos insumos. Así lo
informa el WWF asegurando que si el 1% de las mascarillas no se desechan correctamente se
alcanzaría un total de hasta 10 millones de mascarillas al mes en el medio ambiente.
La educación ambiental a la población es esencial para evitar el aumento en la degradación
del medio ambiente por la acción humana.
Pero, además, esta contaminación no sólo debe verse desde el punto de vista estético de las
costas o por la incomodidad de cruzarse con estos materiales sanitarios mientras uno se da un
baño o bucea en las playas, sino que esto, también influye muy negativamente en la fauna
marina. A menudo estos materiales pueden ser confundidas con medusas que son alimento de
especies marinas, provocándoles así la muerte. Por otro lado, en el proceso lento de
degradación se convertirán en micro plásticos pudiendo llegar incluso a nuestra cadena
alimentaria.
En definitiva, al resguardar nuestra salud estamos perjudicando la salud medioambiental, por
lo que se hace necesario repensar cómo nos enfrentaremos a este tipo de situaciones en el
futuro para no sobrecargar más al ambiente con nuestros residuos. Es por eso que este texto
busca generar conciencia sobre cómo solucionar un problema, no siendo necesario crear otro
del cual nos vamos a tener que hacer cargo como humanidad en un futuro no muy lejano. La
educación ambiental a nivel mundial es una necesidad imperiosa.

Anexos
Conclusiones:
Mediante el presente trabajo logramos determinar debido a la pandemia que ha disminuido la
contaminación a nivel mundial, pero también este puede tener un efecto totalmente contrario
teniendo en cuenta que ahora se producen muchos productos que son dañinos para el planeta
si no sabemos cómo tratarlos, no solo la biodiversidad estaría en peligro sino también el ser
humano.
Los resultados obtenidos en la investigación pueden variar dependiendo del punto de vista de
las personas, pero el presente trabajo también da a conocer que los residuos plásticos son los
más contaminantes teniendo en cuenta que estos no se desintegran del todo aparte de eso
estos duran cientos de años, la contaminación plástica afecta en mayor cantidad los océanos
debido a que estos llegan a tener como destino el mar afectando especies marinas y en los
peores casos provocando la muerte.

Bibliografía.
Instituto DVK de la vida Saludable (2019). Contaminación por plásticos. Recuperado de
https://dkvsalud.com/es/instituto/observatorio/plastico
Úrsula Pamela García (2020). Los cubrebocas desechables. Recuperado de
https://www.meteored.mx/noticias/actualidad/cubrebocas-desechables-por-la-pandemia-una-
bomba-de-contaminacion-covid-coronavirus.html

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