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Otro de los efectos nocivos de tirar mascarillas o guantes

por el suelo lo sufren los animales. Y así lo apunta la


coordinadora de Libera Ecoembes, Sara Güemes: "Son un
foco de contaminación porque los pájaros, por ejemplo, los
digieren al confundirlo con una lombriz".

Por otro lado, ha proliferado la presencia de estos dos


materiales sanitarios en los océanos. Algunas playas de
China han amanecido con rastros de guantes y mascarillas
usadas. Un problema que se suma al ya existente de la alta
concentración de plástico, ocasionando graves daños a la
vida marina. El Proyecto Libera, creado por SEO/BirdLife
junto a Ecoembes, recuerda que el 80% de los plásticos
presentes son de fuentes terrestres. Por ello, desde estas
organizaciones defensoras del medio ambiente y del
ecosistema se apela al civismo de toda la población a la
hora de desechar estos dos materiales de prevención que
nos acompañarán durante los próximos meses de nuestra
vida. La solución pasa por concienciarse individualmente y
depositarlos en el contenedor adecuado una vez terminada
su vida útil, nunca en el suelo.

Es una imagen preocupante la que estamos viendo


alrededor del mundo, pues conservacionistas desde la Costa
Azul de Francia a Miami, en Estados Unidos, están
encontrando basura relacionada con el Covid-19 en sus
costas. Investigadores del University College de Londres
estiman que, si cada persona del Reino Unido utilizara
diariamente una mascarilla de un solo uso durante un año,
eso únicamente generaría 66,000 toneladas de desechos
plásticos.

Pero ¿se pueden reciclar las mascarillas y los guantes de un


solo uso? Es un reto, especialmente porque el plástico
virgen está disponible a muy bajo costo. ‘El equipo de
protección personal (EPP) está hecho de una compleja
mezcla de materiales que requieren de una maquinaria
específica y de técnicas de reciclado’, comenta Stephen
Clarke, jefe de comunicaciones en TerraCycle Europe, que
ha lanzado un nuevo esquema para combatir este
problema. ‘Cuesta más recolectar, separar y reciclar el EPP
que el valor del material reciclado resultante. Si los modelos
económicos no funcionan, las autoridades no tienen el
incentivo de recolectar y reciclar el EPP’.

“En ellos puede crecer musgo que atrae a pequeños peces,


quienes atraen a su vez animales más grandes: delfines,
tortugas. Ellos pueden consumir estos tapabocas pensando
que es comida y obstruye su vía digestiva”, recalca el
ambientalista.
De acuerdo con Gary Stoke, el blindaje contra el coronavirus
ha propiciado un mayor consumo de plásticos de un solo
uso, lo que va en contravía del acuerdo mundial logrado en
la cuarta asamblea de Naciones Unidas para el Medio
Ambiente en 2019, que busca eliminar o reducir de manera
significativa esta situación.
“La cantidad de plástico que creamos cada año es
astronómico y, en su mayoría, es innecesario. El plástico no
es malo, de hecho, es un muy buen material, solo que debe
ser usado para cosas que duren más tiempo”, añade.
Según estimaciones de la ONU, cada minuto son compradas
un millón de botellas de plástico y, al año, se usan 500 mil
millones de bolsas.

En un año de pandemia fueron arrojadas al mar 1.560


millones de tapabocas al mar. Se calcula que antes de
terminar el año será el doble de esos adminículos
invadiendo los océanos.

El mundo, de repente, quedó invadido de una pandemia de


la Covid-19, pero la venganza humana consistió en ser
mugre con el planeta y llenarlo de tapabocas plásticos, de
tela y poco amigos con el medio ambiente.
Peces y habitantes del mar han quedado atrapados por los
plásticos o las riendas de los tapabocas impidiéndoles el
desplazamiento o, simplemente, ahogándose.

Según la Organización Mundial de la Salud, lo más


recomendable es tirar los tapabocas desechables en un
contenedor cerrado; si estás en un centro de salud, debes
depositarlos en un cesto con bolsa roja para desechos de
riesgo biológico.

Además de los tapabocas, el planeta recibe millones de


guantes, frascos de alcoholes y antibacteriales.

¿QUÉ HACER?

Distintas autoridades han manifestado que para que sea


seguro y evitar al máximo el riesgo de propagación del virus,
pero también para evitar que la acumulación en las calles
derive en contaminación medioambiental, es necesario
seguir los siguientes pasos al desechar los tapabocas:
Lavarse las manos antes de quitar el tapabocas. Luego,
retirarlo sin tocar la parte de adelante que cubre boca y
nariz.

Rociar el tapabocas con alcohol y destruirlo con unas tijeras


para evitar que sea reutilizado.

Depositarlo en una bolsa negra de residuos no


aprovechables, en un cesto de basura cerrado. Si está en un
centro médico, botarlo en la bolsa roja de residuos de
riesgo biológico.

Volver a lavar las manos una vez termines este proceso.

El daño al planeta ya es irremediable. No se entendió la


lección.

“Los desechables son el problema, además una vez llegan al


mar, se vuelven micro residuos que se convierten en
alimento para peces. Al final nos los vamos a terminar
comiendo”
Cabe recordar que, un tapabocas quirúrgico puede tardar
hasta 400 años en descomponerse, y en el mejor de los
casos, unos guantes biodegradables pueden demorar hasta
30 años.

El proyecto de ley que establece la gestión de desechos


domésticos

Ante el inevitable aumento en la producción y uso de


tapabocas, guantes y mascarillas de protección contra el
covid-19, surgió en el Congreso un proyecto pensado en la
necesidad de gestionar estos elementos que pueden
generar contaminación.

Este tipo de residuos en su mayoría son desechados y en los


hogares colombianos suelen mezclarse con la basura
ordinaria, lo que no solo aumenta el riesgo de contagio de
coronavirus, sino que también genera un grave impacto
medioambiental.

Por esto, la senadora Nadia Blel presentó un proyecto de ley


que establece la gestión de desechos domésticos con riesgo
biológico e infeccioso como un servicio público urgente y
básico. Con este, se busca generar una nueva categoría de
residuos para que los colombianos puedan darles un mejor
manejo y una disposición final segura.
No solo con los residuos que generan si no también con las
emisiones de gases de efecto invernadero que están
provocando una acidificación de nuestros océanos.
De manera natural el CO2 se disuelve en el agua de los
océanos liberando protones como resultado de dicha
reacción causando una disminución del pH del agua y por
tanto una acidificación de la misma. Esta acidificación afecta
a los procesos de calcificación dificultando la formación de
carbonato cálcico. Esto se ha traducido en el
blanqueamiento de los corales y en la debilidad de las
estructuras calcáreas que protegen y dan forma a moluscos,
crustáceos y diferentes microorganismos (diatomeas,
cocolitofóridos, fominíferos).

De esta forma se nos presenta el problema de la necesidad


de mantener y ampliar nuestras actividades económicas por
el significado social que ellas tienen en la generación de
riquezas; pero al mismo tiempo debemos tomar conciencia
sobre la contaminación ambiental que éstas causan, para
buscar soluciones y mantener el equilibrio ecológico y
ambiental.

EL EQUILIBRIO ECOLOGICO:
Es el resultado de la interacción de los diferentes factores
del ambiente, que hacen que el ecosistema se mantenga
con cierto grado de estabilidad dinámica. La relación entre
los individuos y su medio ambiente determinan la existencia
de un equilibrio ecológico indispensable para la vida de
todas las especies, tanto animales como vegetales

Esto genera asfixia o muerte por la incapacidad de


digerirlos, lo que resulta en la falta de diversidad marina.

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