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SISTEMA INTEGRAL

DE ATENCIÓN
EN URGENCIAS,
1.2
EMERGENCIAS Y
CUIDADOS CRÍTICOS
Sara Martínez Rioja • Susana de Castro García • Jesús López Ortega
J
Objetivos
M Interpretar la atención en urgencias como un sistema que debe estar integrado dentro de un
servicio nacional de salud.
M Desarrollar el decálogo prehospitalario en la cadena asistencial de emergencia.
M Conocer los notables cambios que ha experimentado la atención en la urgencia gracias a un
significativo avance tecnológico.

INTRODUCCIÓN

La atención sanitaria ha experimentado una importante evolución gracias a los avances tecnológicos y al
progreso del conocimiento científico sobre los elementos clínicos, diagnósticos, terapéuticos y de cuida-
dos que se realizan en todos los niveles asistenciales que componen un sistema sanitario.

Las enfermedades que hace siglos constituían la mayor amenaza para la humanidad han ido cam-
biando, dando paso a otras patologías. Así, enfermedades que en la actualidad resultan remotas y
a las que se consiguió vencer con el conocimiento, la tecnología y las medidas de prevención y de
tratamiento dejan la puerta abierta a otras patologías que avanzan con el desarrollo y la evolución de
la humanidad.

Es por ello que los sistemas sanitarios deben actualizarse y adaptarse continuamente para satisfacer las
necesidades de la población a la que atienden y de cuya salud-enfermedad, binomio por excelencia en
este ámbito de actuación, son los máximos responsables. Hay que tener en cuenta que el ciudadano
desempeña un papel cada vez más activo y participativo en lo que a esta materia se refiere. El acceso al
conocimiento, los derechos del paciente con relación a la información y la toma de decisiones, el cambio
de modelo de relación profesional sanitario-paciente, el respeto a su autonomía y la consciencia cada
vez mayor de que los sistemas sanitarios están al servicio del paciente y la familia obligan a ofrecer a la
sociedad servicios de la máxima calidad científico-técnica y humana.

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Sin embargo, no es solo esta la respuesta que ha de dar un sistema sanitario. La sociedad es cada vez más
consciente de que para ofrecer atención de calidad se debe tener una visión global del funcionamiento
de los sistemas sanitarios. De esta manera, es necesaria una coordinación continua con las instituciones y
los organismos pertinentes para trabajar conjuntamente en la solución de los problemas de la comunidad,
así como para restablecer, con la mayor brevedad y máxima eficacia posible, la normalidad en la sociedad
y sus habitantes. El proceso de globalización ha supuesto un cambio radical en el comportamiento del
ser humano, afectando a todos los ámbitos de la vida y a la nueva concepción de salud de la población.

Son muchas las teorías y prácticas relacionadas con la búsqueda del mejor sistema sanitario que ofrezca
una atención adecuada a la población. Sin embargo, la gran mayoría coinciden en que las distintas con-
cepciones de la vida y los diferentes desarrollos sociales, políticos, económicos y culturales del mundo
generan que las bases y la concepción de estos sistemas sanitarios sean heterogéneos y dependientes
de la sociedad en la que coexisten.

Como parte activa de la sociedad, tanto los proveedores de servicios sanitarios como los pacientes y los fami-
liares están obligados a ser partícipes en la mejora de dichos sistemas sanitarios, aprendiendo de otros e inten-
tando subsanar las desigualdades que se producen. La realidad ha demostrado que todo está relacionado, que
supera la individualidad y que, inevitablemente, es necesario desarrollar la efectiva solidaridad del conocimien-
to, la tecnología y la humanización en cuestiones que son básicas para el presente y el futuro del ser humano.

La acción de la naturaleza, la mano del ser humano, la desigualdad en las sociedades, las guerras y el
terrorismo, entre otros, hacen necesaria la reestructuración de los sistemas sanitarios para dar a la pobla-
ción la seguridad de que se podrá afrontar cualquier situación.

CONCEPTOS GENERALES

Urgencia sanitaria

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la urgencia como “aquella situación de aparición súbita en
cualquier lugar, de etiología diversa y de gravedad variable, que genera conciencia de una necesidad inminente
de atención por parte de la persona que lo sufre o su familia”. Es un concepto que engloba tanto aspectos obje-
tivos, como son la gravedad y la agudeza del proceso, como aspectos subjetivos, ya que el paciente, la familia o
los testigos consideran la necesidad inminente de atención sanitaria, aunque objetivamente no haya riesgo vital.

El Consejo de Europa establece una clasificación de la urgencia en tres niveles:

M Primer nivel o urgencias leves.


M Segundo nivel o urgencias menos leves.
M Tercer nivel o urgencias graves.

Emergencia sanitaria

La emergencia sanitaria puede definirse como aquella situación urgente que pone en peligro inmediato
la vida del paciente o la función de algún órgano vital, no admitiendo demora en la atención. Es un con-

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cepto objetivo donde la valoración rápida del profesional sanitario es esencial para detectar los signos y
los síntomas que le dan carácter de emergencia.

CONCEPTO DE SISTEMA INTEGRAL DE EMERGENCIAS

La OMS, en su reunión de Leningrado de 1968, establece que “no hay nada que justifique que se prive a
una persona de los cuidados inmediatos y más modernos en el momento que se encuentra en un riesgo
especialmente grave”.

Un sistema integral de emergencias es, en este sentido, la coordinación y el ordenamiento de los recur-
sos de una comunidad que garanticen el tratamiento adecuado de pacientes críticos en tiempo y calidad,
desde el momento y en el lugar donde aparece la enfermedad, hasta su reinserción social, sin barreras
sociales, económicas ni de accesibilidad.

Para que esto pueda llevarse a cabo se necesitan profesionales en todos los niveles del sistema de
atención a las emergencias, plenamente capacitados, con formación y reciclaje continuo, que presten
una asistencia de calidad en el menor tiempo posible a los pacientes críticos, en el lugar del suceso,
durante el traslado al centro hospitalario útil y más tarde en el hospital. Para ello, todos los niveles de
asistencia a este tipo de enfermos deberán estar dotados de medios óptimos para la atención sanitaria
de los pacientes, con el transporte más adecuado, el soporte necesario en el ámbito de las comuni-
caciones y con los materiales y los medios técnicos sanitarios que permitan la resolución de las emer-
gencias.

Se quiere dejar constancia en este capítulo de los contenidos de la Declaración de Jalisco, de 2 de


diciembre de 2000, acerca de los Sistemas de Atención Médica en las Urgencias, Emergencias y Ca-
tástrofes. Esta declaración, que nace en el seno del II Encuentro Internacional de Sistemas de Atención
Médica de Urgencias y Emergencias con la presencia de Argentina, Bélgica, Canadá, Chile, Colombia,
Cuba, España, Estados Unidos, Francia, México y Venezuela, y que fue firmada por unanimidad, sienta las
bases técnicas sobre las que cimentar el desarrollo de estos sistemas. El contenido de la declaración se
desarrolla en 25 puntos:

 1. Un sistema de atención médica a las urgencias, emergencias y catástrofes (SAMU) se debe entender
como la organización que da el sector de salud a todos sus recursos para la atención a las urgencias,
emergencias y catástrofes.
 2. Se comparten los criterios enunciados por el Consejo de Europa en 1990, en el sentido de que la
asistencia en las emergencias médicas es una actividad más dentro de los cuidados de salud; las
intervenciones en este ámbito tienen que ser rápidas y eficientes y se deben utilizar recursos habi-
tuales y accesibles a toda la población.
 3. Se entiende que los SAMU tienen que prestar servicio a través de profesionales de la salud, médicos,
enfermeros y técnicos de emergencia en sus distintos niveles; todos ellos apoyados por personal
voluntario, formados en los procedimientos más avanzados y debidamente actualizados. Los SAMU
tendrán que participar en el desarrollo normativo sanitario emitiendo su criterio técnico.
 4. Los SAMU deberán disponer de los recursos materiales de carácter sanitario y logístico, debidamen-
te certificados, homologados y compatibles, requeridos para prestar una asistencia de calidad y en
cantidad suficiente para satisfacer las necesidades de los asistidos.

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 5. Los gobiernos tendrán que garantizar la disponibilidad de estos sistemas para toda la población de-
bidamente regulados, dirigidos y coordinados por las autoridades competentes en materia de salud.
 6. Los SAMU tendrán que participar en la promoción, prevención, formación, asistencia y evaluación de
los procesos relacionados con urgencias, emergencias y catástrofes.
 7. El personal que desarrolle las tareas anteriormente descritas deberá disponer de formación especí-
fica de carácter teórico-práctico. Las administraciones facilitarán la elaboración de criterios de for-
mación con carácter internacional y la acreditación de los programas formativos.
 8. Los SAMU participarán en la gestión, la tutela y la evaluación de la formación de los ciudadanos y
prestarán una educación continuada, en la que se hará hincapié en el conocimiento del número te-
lefónico único de emergencias sanitarias, mecanismo de activación del sistema, la información que
hay que referir, los primeros auxilios y las maniobras básicas de reanimación.
 9. Los SAMU participarán en la gestión, la tutela y la evaluación de la formación y prestarán educa-
ción continuada a los voluntarios y a los profesionales de la salud, en materias de su competencia
y desempeño, de acuerdo con los criterios internacionales que permitan certificar la formación
impartida.
10. Los SAMU colaborarán con las administraciones en la promoción, el desarrollo y la extensión de
estos servicios a toda la población y por todo el territorio.
11. Los SAMU pondrán a disposición de las autoridades la información epidemiológica relativa a su ac-
tividad y propondrán y participarán en la elaboración de campañas de prevención.
12. Los SAMU se compondrán de tres subsistemas: de coordinación de recursos, de asistencia extrahos-
pitalaria y de asistencia hospitalaria, y en su actuación tendrán que seguir protocolos homogéneos,
estandarizados y reconocidos internacionalmente.
13. La coordinación de los recursos de los SAMU se deberá llevar a cabo a través de un único centro de
asesoría y regulación médica que deberá coordinarse con otras instituciones implicadas en la aten-
ción no médica a las urgencias, las emergencias y las catástrofes.
14. Los médicos reguladores deberán recibir de forma continuada información sobre los recursos exis-
tentes y su disponibilidad.
15. Los médicos reguladores decidirán el recurso disponible más adecuado y eficiente para asistir en
situación de necesidad después de analizar la demanda y tendrán que realizar el seguimiento de la
asistencia hasta su finalización.
16. El acceso al SAMU deberá llevarse a cabo a través de un número único telefónico sanitario idéntico
y gratuito para toda la población.
17. El SAMU garantizará la confidencialidad de la información sanitaria.
18. Los servicios extrahospitalarios de urgencia prestarán asistencia desde el contacto con el paciente
hasta que el mismo pueda ser puesto a disposición de la atención hospitalaria.
19. La atención prestada por los SAMU estará sujeta a la regulación del médico del centro regulador que
deberá tener la delegación de la autoridad sanitaria en el cumplimiento de sus obligaciones.
20. La atención extrahospitalaria se hará en coordinación con el resto de los niveles asistenciales.
21. Los SAMU, para la resolución de las demandas, podrán reorientar la misma, aconsejar por teléfono
al demandante y activar un recurso en función de la necesidad.
22. Los recursos de los distintos niveles asistenciales necesarios para atender las situaciones de urgen-
cia, emergencia y catástrofe deberán ser puestos a disposición de los SAMU.
23. Los SAMU desarrollarán estrategias de cooperación entre ellos de manera permanente y extraordina-
ria en caso de catástrofe para facilitar el cumplimiento de su misión, gestarán acuerdos locales, regio-
nales, nacionales e internacionales y compartirán su información y conocimiento de manera gratuita.
24. Los SAMU han de generar estrategias de evaluación e investigación que les permitan mejorar la
calidad y eficiencia de su gestión y servicio.

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25. El seguimiento de estas recomendaciones permitirá una disminución de la morbilidad, la mortalidad


y la letalidad en las situaciones de urgencia, emergencia y catástrofe de una manera eficaz, eficiente,
efectiva y útil.

ELEMENTOS DE UN SISTEMA INTEGRAL DE EMERGENCIAS

Los elementos más significativos que configuran un sistema integral de emergencias son los siguientes:

M Centros coordinadores de emergencias. Ventana única de entrada para las demandas de asistencia
sanitaria urgente o emergente desde donde se asigna el recurso más adecuado.
M Puntos básicos de atención a urgencias. Activos las 24 horas del día y todos los días del año, para
trasladarse de forma rápida a realizar una asistencia in situ o en su centro si allí es llevada la urgencia.
Deberán estar ampliamente distribuidos por toda la geografía, con máxima accesibilidad a toda la
población.
M Equipos de emergencias (terrestres y aéreos) que realicen asistencia in situ en sus zonas de cobertura (equipos
urbanos) o diferida (equipos periféricos) una vez hayan sido asistidos en los puntos de urgencias (Imagen 1).
M Servicios Hospitalarios de Críticos y Urgencias.
M Red de Transporte Sanitario Urgente.
M Red de Comunicaciones.

Además, se deben tener en cuenta dos componentes básicos:

M Profesionales altamente cualificados y continuamente entrenados para la atención en situaciones de


urgencia, emergencia y catástrofes.
M Coordinación entre todos los niveles asistenciales mediante protocolos de actuación conjuntos, así
como con otras instituciones que participan activamente en estas situaciones.

IMAGEN 1

U Equipos de emergencias terrestre y aéreo


© DAE

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NACIMIENTO DE LOS SISTEMAS INTEGRALES DE EMERGENCIAS

Desde que el ser humano tiene consciencia de estar inmerso en una sociedad, la ayuda al prójimo ha
estado presente como un deber humanitario y social. Si bien esta concepción de la convivencia ha estado
enfocada desde distintas perspectivas, lo cierto es que una situación de desamparo siempre ha generado
una respuesta positiva. Esta característica innata es lo que ha provocado a lo largo de siglos la profesio-
nalización de este servicio.

Las guerras pueden considerarse el punto de inflexión en el que comienzan a desarrollarse y a per-
filarse los distintos sistemas de emergencias en todo el mundo. Ya en 1859, durante la guerra por la
unidad italiana, en una batalla alrededor de la aldea de Solferino, un ciudadano llamado Henry Dunant
reflexiona sobre lo que ha visto y vivido. Escribe en 1862 una obra llamada Recuerdo de Solferino que
concluye con una pregunta: “¿No se podría, durante un periodo de paz y de tranquilidad, fundar socie-
dades de socorro cuya finalidad sería prestar ayuda a los heridos, mediante voluntarios dedicados?”.
Así surge la Cruz Roja.

Durante las décadas de 1950 y 1960 se promueve el desarrollo hospitalario con especial énfasis en la
tecnología y las especialidades hospitalarias. La asistencia prehospitalaria urgente solo se utiliza como
medio de evacuación al centro hospitalario más próximo (no al más adecuado), pero sin asistencia in
situ ni durante el traslado. Esto fue debido a la falta de preparación específica de los profesionales con
relación a la asistencia básica en urgencias y, sobre todo, a la carencia de material y tecnología fuera del
hospital, por lo que era razonable correr hacia el lugar donde se encontraban la tecnología y la formación
específica.

En las UCI hospitalarias se evidencia que la mortalidad y las secuelas de los pacientes críticos a veces po-
drían evitarse. A ellas accedían solo los pacientes que tenían la suerte de sobrevivir sin asistencia médica
en los momentos en que la mortalidad era mayor.

En los campos de batalla vietnamitas, profesionales formados específicamente en emergencias trataron


in situ a los heridos y los trasladaron de manera asistida a hospitales de campaña próximos. Tras esta
experiencia se comprobó un descenso considerable de la mortalidad de los soldados del ejército ameri-
cano: en Vietnam fue del 1% y durante la Primera Guerra Mundial del 8%.

Al final de la década de 1960 comienzan a plantearse y desarrollarse los sistemas integrales de emer-
gencias (SIE) en EE.UU. En 1966, la Academia Nacional de Ciencias Americana afirma que “las muertes
accidentales constituyen una pandemia desatendida” y, a raíz de este informe, la OMS proclama, en 1968,
que nada puede justificar que se prive a un ciudadano de los cuidados más inmediatos y eficaces cuando
se encuentra grave. En 1973 se crea el Emergency Medical System, en EE.UU., y a lo largo de esta década
se implantan los SIE en Francia, Alemania, Canadá e Israel.

Se establecen dos modelos de respuesta a las emergencias: el modelo europeo y el modelo americano.

M El modelo europeo, representado por Francia con el Servicio Móvil de Urgencia y Reanimación (Ser-
vice Mobile d’Urgence et de Réanimation –SMUR–), está constituido por una ambulancia de soporte
vital básico y avanzado e integrado por un médico, un enfermero y un técnico. Estos servicios están
organizados por un centro de coordinación que da respuesta institucional a cualquier tipo de emer-
gencia.

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M El modelo americano estaba formado por paramédicos que actuaban bajo la guía de protocolos es-
tandarizados. Estaban dirigidos por un centro de coordinación donde el médico recibía la información
biosanitaria recogida por ellos y les daba instrucciones de actuación.

Durante la década de 1980, algunos estudios ponen de manifiesto la importancia de potenciar la


asistencia prehospitalaria en las emergencias, al comprobarse que, de la totalidad de los pacientes
que fallecen por infarto agudo de miocardio (IAM), el 60% lo hace en el domicilio y el 10% durante el
traslado, principalmente por la fibrilación ventricular que revierte en el 85% de los casos con desfibri-
lación precoz.

De los fallecidos por accidentes de tráfico, el 62% muere antes de llegar al hospital, por lo que la asisten-
cia prehospitalaria de esta cobra máxima importancia, sobre todo porque en el periodo entre 1963 y 1988,
en España, fallecieron 147.000 personas y 2.550.000 resultaron heridas, de las cuales 770.000 fueron
graves. Esta situación originó, además de sufrimiento humano, secuelas, pensiones, pérdidas de produc-
tividad e inversión social no recuperada al tratarse en su mayoría de personas jóvenes.

Algunos de estos estudios revelan que el 53% de las muertes por accidentes de tráfico y el 62% de
los fallecidos por IAM podrían haberse evitado con un SIE. Consecuentemente, habría disminuido la
gravedad de las lesiones, el tiempo de estancia hospitalaria y las secuelas. Asimismo, se habrían dis-
minuido los gastos y el sufrimiento humano, y habría aumentado la confianza del usuario en el sistema
sanitario.

En 1988, en España, el Defensor del Pueblo denuncia las carencias existentes en la asistencia en las ur-
gencias. En 1990, la Comisión Parlamentaria para el Análisis y Evaluación del Sistema Nacional de Salud
(Comisión Abril) propone la puesta en marcha de sistemas autonómicos de emergencias y recomienda la
creación de empresas públicas.

En la actualidad, en las distintas comunidades autónomas se cuenta con servicios de emergencias ex-
trahospitalarias, que en algunos casos coexisten con otros servicios de rescate, seguridad, protección
civil, etc.

La existencia de servicios independientes o no entre sí depende de la operatividad del centro de coor-


dinación. La recomendación europea sobre el acceso telefónico a través del 112 (Decisión del Consejo
de las Comunidades Europeas, de 29 de julio de 1991, relativa a la creación de un número de llamada de
urgencias único europeo) se ha ido implantando en todo el territorio español progresivamente, y en mu-
chas comunidades autónomas los servicios de emergencias, sean sanitarios o no, dependen únicamente
de un centro de coordinación al que se accede a través de ese número. Sin embargo, en algunas comu-
nidades, como Andalucía, el 112 coexiste con el 061, ambos ofreciendo servicios diferentes coordinados
por centros independientes.

Al margen de la coexistencia complementaria o de la unificación de estos servicios, todos los sistemas de


emergencias extrahospitalarios han de cumplir una serie de requisitos:

M El acceso del ciudadano a los sistemas de emergencias debe ser a través de un teléfono de fácil me-
morización y marcación reducida (112, 061, 006, etc.).
M El centro de coordinación es el centro básico constituido por unos sistemas de comunicación avanza-
dos, a través del cual es posible la catalogación rápida del tipo de suceso para dar la mejor respuesta

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institucional al ciudadano, enviando el recurso necesario para la resolución de la situación urgente o


de emergencia.
M En el caso de los servicios de emergencias extrahospitalarios es imprescindible determinar el perfil
del equipo que atiende estas situaciones. En la actualidad se reconoce la presencia de tres figuras
para la atención de pacientes en situaciones de urgencia y/o emergencia: un médico/a, un enferme-
ro/a y un/a técnico de emergencias sanitarias (TES).
M El uniforme que utilicen los profesionales debe adecuarse a la normativa vigente del Ministerio de
Trabajo y Asuntos Sociales.
M La dotación de los vehículos de emergencias es muy similar. Tienen en común una serie de ele-
mentos imprescindibles y avanzados para la atención de estas situaciones (material electromédico,
fungible, de movilización e inmovilización, medicación, etc.) en función de la casuística de cada uno
de estos servicios.
M El reciclaje de los profesionales será continuo para dar la mejor respuesta a estas situaciones.
M Han de seguirse protocolos de actuación ante las diferentes patologías de los pacientes a los que se
asiste, ya que minimizan la variabilidad en la práctica clínica. Estos protocolos han de ser continua-
mente actualizados conforme a la evidencia científica disponible.
M Es necesaria la coordinación con otros niveles asistenciales (Atención Primaria y Especializada) para
que el cuidado y el tratamiento del paciente sea continuo desde el comienzo del proceso de enferme-
dad hasta la finalización, sea cual sea el resultado final (restablecimiento total o no de la enfermedad).
M El funcionamiento de estos servicios (centros de coordinación y equipos de emergencias) tiene que
mantenerse las 24 horas, los 365 días del año.

Estos elementos representan parte de los requisitos que debe cumplir un servicio de emergencias
extrahospitalario. Sin embargo, estarían incompletos si no se les suma la base de la actuación en
estas situaciones. Esta base está desarrollada en diez fases que constituyen el decálogo prehospi-
talario.

DECÁLOGO PREHOSPITALARIO EN LA CADENA ASISTENCIAL


DE EMERGENCIA

Contiene la estructura táctica de la intervención ante cualquier situación crítica y da las claves para
cualquier asistencia tanto individual como colectiva. El objetivo de este decálogo, estructurado en diez
fases, es sistematizar y ordenar la respuesta de los sistemas de atención ante situaciones tan diversas
como la emergencia, la emergencia colectiva o la catástrofe, así como los entornos y los condicionantes
en los que estas se producen. Es necesaria una respuesta lógica, simplificada y encadenada de ejecu-
ción y actuación.

1. Fase de alerta

Se define como la fase de espera en la que el sistema está preparado para afrontar cualquier situación de
emergencia de forma clara y adaptada. Requiere, por tanto:

M Acceso de los ciudadanos al sistema de emergencias mediante un número de fácil memorización y


marcación rápida (112, 061).

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M Un centro de coordinación activo las 24 horas del día formado por personal entrenado en la recepción
de la llamada y en el análisis de la demanda mediante algoritmos y protocolos establecidos, para re-
cabar la máxima información del suceso en el menor tiempo posible. Por medio de sus conocimientos
y de la información de la llamada, un coordinador decidirá el mejor recurso para dar respuesta a la
situación planteada.
M Contacto fácil, rápido y eficiente con los dispositivos de atención que tengan que dar respuesta
al usuario. El sistema de comunicaciones estará en buen estado y coexistirán varios dispositivos
de comunicación distintos, tanto en el centro de coordinación como en los equipos de emergen-
cias.
M Preparación adecuada de los profesionales integrantes del dispositivo de atención correspondiente.
M Disponibilidad de equipamientos y vehículos en buen estado.
M Planes y protocolos de actuación preestablecidos para responder a las diferentes situaciones de
emergencia.

2. Fase de alarma

En esta fase se pone en marcha el sistema. Una vez recibida la llamada y catalogada en función de pará-
metros que determinan la situación de urgencia o emergencia, se pone en marcha la respuesta adaptada
a la situación.

Este punto requiere protocolos claros y precisos en el sistema de información del centro de coordinación
para que la figura del coordinador, representada por un médico en la mayoría de los centros, establezca
el recurso idóneo de atención.

El sistema de información en esta fase es crucial, así como la toma de datos precisos:

M Identificación del alertante.


M Lugar en el que se ha producido el suceso.
M Tipo de suceso.
M Confirmación del teléfono del alertante.

Una vez determinado el tipo de suceso, el interrogatorio se dirigirá con un protocolo preestablecido para
obtener la información clave en el menor tiempo posible. En esta fase, por tanto, está incluida la decisión
del coordinador, con la consecuente activación y desplazamiento del recurso necesario, así como la ac-
tivación de otros servicios de apoyo (bomberos y/o policía).

3. Fase de aproximación

Es el acceso al lugar por la vía más segura, rápida y corta. Tanto en el camino como a la llegada se deben
usar medidas de autoprotección activas (distancia de seguridad, prevención de explosiones, etc.) y pasi-
vas (uso de casco, alarmas acústicas y visuales, etc.) para la protección del equipo de emergencias y de
todos los que encuentre en el camino.

A la llegada al lugar del suceso se han de seguir adoptando las medidas de seguridad necesarias para el
equipo, el paciente y terceros que se encuentren en el lugar de la asistencia. Las medidas de protección

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tienen unas características diferenciadoras en función del lugar de asistencia: vía pública, domicilio, vías
de circulación (caminos, carreteras, autovías, etc.), centros de educación, centros sanitarios, etc.

4. Fase de aislamiento y control

Comprende la delimitación de la zona de actuación y la determinación, mediante una segunda eva-


luación del suceso, de la necesidad de apoyo al equipo de emergencias (de seguridad, rescate, otros
dispositivos sanitarios, etc.). Esta información será transmitida al centro de coordinación lo antes posible.

En general, los datos se resumen en los siguientes:

M Dimensiones del suceso.


M Número de pacientes, víctimas o personas implicadas en el mismo.
M Recursos de la zona.
M Existencia de riesgos añadidos.
M Necesidad de apoyo.
M Rutas de acceso.

5. Fase de triaje

El término triaje hace referencia a la clasificación de las víctimas en el lugar del suceso para determi-
nar el turno de asistencia sanitaria y evacuación de las mismas mediante algoritmos protocolizados. Es
necesaria una preparación previa para saber realizar un triaje adecuado. Es un método basado en un
conjunto de procedimientos asistenciales que orientan sobre la posibilidad de supervivencia inmediata
en función de:

M Número de víctimas.
M Naturaleza del suceso.
M Recursos sanitarios disponibles en la zona.
M Distancia a los hospitales.
M Medios de transporte disponibles.

La clasificación se ampara en los siguientes principios:

M La vida tiene prioridad sobre la preservación de un miembro, sobre la conservación de su función y


sobre el defecto anatómico de este.
M Las principales amenazas para la vida son, por este orden, la asfixia, la hemorragia y el shock.
M La clasificación pretende identificar aquellos pacientes críticos que necesiten asistencia inmediata.
Además, identifica a los que no necesitan asistencia inmediata porque son heridos leves o porque
sufren lesiones que objetivamente son incompatibles con la vida.

De acuerdo con lo anterior se establece la siguiente clasificación:

M Tarjeta roja o extrema urgencia: alta prioridad. Son pacientes graves que se encuentran en una situa-
ción inestable: compromiso respiratorio, shock, heridas y traumatismos exanguinantes.

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SISTEMA INTEGRAL DE ATENCIÓN EN URGENCIAS, EMERGENCIAS Y CUIDADOS CRÍTICOS

M Tarjeta amarilla o urgencia diferida: enfermos graves pero estables, que pueden esperar sin trata-
miento hasta cuatro horas. Se incluyen lesiones que si no son tratadas pueden llegar a ser críticas,
como traumatismos craneoencefálicos, politraumatizados, trauma abdominal, etc.
M Tarjeta verde: enfermos leves que pueden esperar sin tratamiento más de seis horas. Se incluyen lesiones
leves que no comprometen la vida, como fracturas menores, abrasiones, contusiones y quemaduras leves.
M Tarjeta negra: pacientes fallecidos o enfermos agónicos en situación irreversible.

6. Fase de soporte vital básico y avanzado

El soporte vital es la secuencia ordenada de acciones y técnicas que deben llevarse a cabo en una situa-
ción inminente o efectiva de parada cardiaca. Estas acciones tienen como objetivo sustituir, restablecer o
estabilizar las funciones respiratorias y cardiovasculares. La cadena de supervivencia (Imagen 2) resume
los eslabones vitales necesarios para la resucitación exitosa. Comprende:

1. Reconocimiento precoz y pedir ayuda.


2. Reanimación cardipulmonar (RCP) precoz.
3. Desfibrilación precoz.
4. Soporte vital avanzado precoz y cuidados post-resucitación estandarizados.

Existen dos niveles de soporte vital:

M Soporte vital básico (SVB): el SVB no incluye instrumentación ninguna, salvo dispositivos de barrera
para evitar el contacto directo con la boca de la víctima y el desfibrilador semiautomático (DESA). Las
principales medidas son:
a Comprobar la consciencia.
a Mantenimiento de la vía aérea permeable (maniobra frente-mentón).
a Comprobar la respiración y la ventilación: ver, oír y sentir durante no más de 10 segundos. En caso
de no responder y no respirar con normalidad, iniciar maniobras de RCP. Si se dispone de un DESA
se debe poner en funcionamiento lo antes posible.
a Mantener un estado circulatorio eficaz.

IMAGEN 2

U Cadena de supervivencia ante una parada cardiorrespiratoria


© DAE

Activación de
RCP de Reanimación Cuidados
la respuesta a Desfibrilación Recuperación
alta calidad avanzada postparo cardiaco
emergencias

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CUIDADOS CARDIORRESPIRATORIOS COMPLEJOS EN EL PACIENTE CRÍTICO

M Soporte vital avanzado: requiere material específico y personal cualificado y entrenado para dar res-
puesta a la vía aérea, la ventilación y la circulación del paciente. Se incluyen las medidas anteriores
junto con otras acciones como la intubación endotraqueal, el acceso intravascular, la administración
de fármacos y los cuidados post-resucitación.

En el caso de un paciente traumatológico se incluyen maniobras y uso de dispositivos específicos de


movilización e inmovilización.

7. Fase de estabilización

Incluye el conjunto de maniobras encaminadas a mantener las funciones y capacitar al paciente para
realizar el transporte en condiciones óptimas hasta el centro útil más cercano. En esta fase se incluyen: el
aislamiento definitivo de la vía aérea, el control circulatorio y la inmovilización adecuada.

Hay situaciones en las que los pacientes requieren soportes y técnicas que no pueden realizarse en el
medio extrahospitalario. En estos casos se llevará a cabo el traslado al centro más próximo en las mejores
condiciones posibles, pero sin retrasar la atención especializada que necesita el paciente.

8. Fase de transporte

El transporte sanitario de los pacientes atendidos se hará una vez que se esté seguro de:

M El centro útil al que se deriva al paciente.


M La ruta más adecuada, fundamentalmente en lo relativo a seguridad, para el paciente y el equipo.
M El medio de transporte seleccionado, que será aquel que asegure la continuidad de los cuidados que
el paciente precise por su gravedad. Se ha de tener en cuenta que los recursos son limitados, por lo
que es importante optimizar el tipo de recurso más adecuado para cada paciente.
M El momento de la realización del transporte sanitario del paciente.

Es importante conocer la fisiopatología del transporte sanitario para minimizar los riesgos y disminuir, en
la medida de lo posible, los factores que aumenten la inestabilidad del paciente durante el transporte al
centro útil.

9. Fase de transferencia

Es el momento en el que la asistencia extrahospitalaria y la hospitalaria confluyen en un mismo entorno.


El objetivo de esta fase es transferir toda la información relativa al paciente: el estado en el que se en-
contró, las actuaciones realizadas para su estabilización, la respuesta del paciente al tratamiento y los
cuidados aplicados en el medio extrahospitalario.

Es fundamental que la transferencia no sea solo verbal, sino que quede documentada en registros espe-
cíficos en los que se incluya toda la información relevante. Los interlocutores tienen que ser los que con-
tinúen con el tratamiento y cuidados del paciente en el ámbito hospitalario y, por tanto, esta información
verbal y escrita debe ser de médico a médico y de enfermera a enfermera.

V34

Libro paciente cri tico def.indb 34 31/1/22 12:49


SISTEMA INTEGRAL DE ATENCIÓN EN URGENCIAS, EMERGENCIAS Y CUIDADOS CRÍTICOS

El centro de coordinación también tiene un papel fundamental en esta fase: la preparación del ámbi-
to hospitalario para la recepción del paciente. El centro de coordinación alertará al hospital receptor
sobre el paciente que va a recibir, para que, a su llegada al hospital, estén preparados todos los re-
cursos humanos y materiales necesarios para la continuidad de tratamiento y cuidados en la fase de
transferencia.

10. Fase de reactivación

El equipo de emergencias extrahospitalario debe realizar las actividades necesarias para estar disponible
en el menor tiempo posible.

Será imprescindible la limpieza del material, la reposición de la medicación, del material fungible y de
otros materiales, la revisión del vehículo, etc., para pasar, de nuevo, a la fase de alerta. En el momento en
que el equipo esté listo para siguientes asistencias ha de comunicarlo a su centro de coordinación. Esta
comunicación quedará siempre registrada en el centro coordinador.

CENTROS COORDINADORES DE URGENCIAS Y EMERGENCIAS

Durante toda la exposición se ha estado hablando de los centros de coordinación como los encar-
gados de proporcionar la respuesta más adecuada a las demandas de atención de los ciudadanos,
teniendo en cuenta el lugar y contexto en el que se produce y los recursos disponibles para satis-
facer dicha demanda de un modo rápido, coordinado, efectivo, equitativo y eficiente. En el apartado
anterior, estos centros se han descrito como uno de los elementos básicos de un sistema integral de
emergencias. Se pueden considerar como el corazón de los sistemas de emergencias, independien-
temente de si son centros de coordinación específicos para la gestión de urgencias y emergencias sa-
nitarias o si son centros donde confluyen diversos servicios de emergencias sanitarias y no sanitarias.

Los centros coordinadores deben constituirse sobre la base de una serie de características que permitan
proporcionar un servicio que garantice una atención integral para que el ciudadano obtenga con rapidez
una respuesta adecuada al problema. Estas características son:

M Estar vinculados por una amplia red de comunicaciones de radiotelefonía, informática y mensafonía,
que les permita conectar con los equipos de emergencias, empresas de ambulancias, servicios de
críticos y urgencias hospitalarias, dispositivos de críticos y urgencias de Atención Primaria y otras ins-
tituciones y/u otros centros de coordinación de forma inmediata.
M Deben contar con un sistema de información en el que se deje constancia de todas las gestiones
realizadas ante la solicitud de ayuda (sanitaria o de otra naturaleza) por parte del usuario que accede
a los centros coordinadores. Todas las decisiones quedarán registradas de forma automática, lo que
convierte a este sistema en el medio capaz de, objetivamente, verificar la adecuación o no de la res-
puesta dada al usuario en cada momento.
M Tienen que gestionar de forma óptima los recursos de su zona geográfica de actuación ante la nece-
sidad de atención a una emergencia individual, colectiva o una gran catástrofe.
M Facilitan el acceso de la población mediante un número de teléfono de marcación reducida (112-061)
y de otros teléfonos de nueve cifras que dependen de los servicios que desde allí se coordinen.

V
35

Libro paciente cri tico def.indb 35 31/1/22 12:49


CUIDADOS CARDIORRESPIRATORIOS COMPLEJOS EN EL PACIENTE CRÍTICO

M En estos centros de coordinación se tendrá conocimiento de todos y cada uno de los recursos huma-
nos y materiales que de ellos dependen, así como del estado de ocupación o disponibilidad en el que
se encuentren en cada momento.
M El sistema de información ha de estar organizado según una tipificación de “demandas de ayuda” que
establezca un interrogatorio básico, rápido y estricto para facilitar la decisión del recurso que se va a
movilizar en cada caso. Este dependerá de la zona geográfica donde se produce la emergencia, los
medios disponibles en ese momento, el tipo de emergencia acontecida, la necesidad de apoyos de
otros centros coordinadores, etc.
M Se velará en ellos por una respuesta rápida y eficaz a la petición de ayuda, efectuando un seguimiento
del recurso o recursos enviados al lugar del suceso y manteniéndose en comunicación directa, me-
diante radio o telefonía móvil, para procurar las necesidades de apoyo de estos recursos o del estado
de los mismos.
M A través de los centros de coordinación, en caso de emergencias sanitarias, se informará al servicio
de cuidados críticos y urgencias del hospital correspondiente del traslado de los asistidos para que
preparen su acogida y tengan allí puntual información del estado del paciente en cada momento.
M En el caso de centros de coordinación en los que se gestionen urgencias y emergencias sanitarias,
existe la figura del médico coordinador, responsable del centro que deberá estar siempre presente,
supervisando y tomando las decisiones que cada demanda genere. El médico coordinador tiene que
poseer conocimiento del manejo de pacientes críticos, entrenamiento en la priorización de las de-
mandas recibidas en el centro y amplios conocimientos del sistema sanitario y de su zona geográfica
de atención, así como del medio geográfico y demográfico en que se desenvuelve su actividad.
M En los centros de coordinación, los profesionales que reciben la llamada son operadores de radiote-
lefonía, expertos en telemarketing con conocimientos sanitarios imprescindibles para realizar un inte-
rrogatorio telefónico correcto. Siguen las pautas marcadas por el sistema de información en función
de la tipificación de la demanda de ayuda y tienen capacidad y entrenamiento en facilitar consejo al
usuario que llama al centro, hasta el momento en que llegue la ayuda al lugar del suceso.

En definitiva, el centro de coordinación supone el nexo estratégico de un sistema integral de emergen-


cias, ya que es la ventana de acceso del usuario para solicitar ayuda en estas situaciones.

Tal y como se explicaba en la fase 9 del decálogo prehospitalario, y ciñéndose al ámbito de la urgencia y
emergencia sanitaria, existe un momento en el que el paciente se encuentra “arropado” por dos medios
con características muy distintas que tienen como objetivo garantizar la continuidad del tratamiento y los
cuidados del paciente: el medio extrahospitalario y el medio hospitalario. La transferencia del paciente,
que tiene una importancia vital para conseguir los objetivos mencionados con anterioridad, se produce
en los servicios de cuidados críticos y urgencias del hospital.

La atención sanitaria en urgencias o emergencias debe estar perfectamente coordinada con todos los
niveles asistenciales que participan en la misma y, por tanto, elementos como los servicios de urgencias
de Atención Primaria y los servicios hospitalarios son igualmente imprescindibles en un sistema integral
de urgencias y emergencias.

En todo este esquema de planificación y organización, ejerce una notable influencia la ordenación sa-
nitaria del territorio por cuanto contribuye a una adecuada distribución de los dispositivos, servicios y
recursos asistenciales. Aunque, hoy en día, la atención sanitaria en urgencias o emergencias presenta
una buena evolución en su calidad y recursos, siguen estando presentes algunos déficits que son preciso
subsanar, siendo los principales los siguientes:

V 36

Libro paciente cri tico def.indb 36 31/1/22 12:49


SISTEMA INTEGRAL DE ATENCIÓN EN URGENCIAS, EMERGENCIAS Y CUIDADOS CRÍTICOS

M Distorsión en el funcionamiento de los servicios de urgencias hospitalarios (SUH) por escasez de ca-
mas.
M Elevada frecuentación de los SUH, donde muchos de los pacientes recibidos en estos servicios pre-
sentaban patologías más propias de Atención Primaria que de Atención Especializada.
M Estancias o tiempos de espera muy largos.
M Infraestructura inadecuada al volumen y las características de servicios prestados.
M Equipamiento inadecuado y deficitario.

Como se ha dicho, estas deficiencias continúan siendo los focos de mejora del actual sistema sanitario,
al margen de aquellos aspectos que están tomando valor y que tienen que ver con las necesidades y
expectativas de un usuario cada vez más participativo en la toma de decisiones de todo lo que afecte a
su salud, de forma directa e indirecta.

Son muchos los elementos que afectan a las modificaciones, adaptaciones y mejoras del sistema sanitario
español, algunos de los cuales están representados en la Figura 1. La idea más significativa es que estos u
otros elementos no reflejados en este esquema están en continua interrelación. La modificación de uno tiene
como consecuencia la modificación de todo el sistema y la adaptación del mismo a una realidad cambiante.

Tradicionalmente, en España, la atención a las urgencias y las emergencias se dispensa en distintos ni-
veles asistenciales, con factores altamente diferenciados desde el punto de vista de la organización de
la atención, los medios y los recursos disponibles, la dispersión geográfica de la población a la que atien-
den, los sistemas de financiación, el perfil de los profesionales, las infraestructuras, la cartera de servicios,
etc. En un sistema sanitario se pueden agrupar en tres grandes niveles:

M Servicios de emergencias extrahospitalarios.


M Servicios de urgencias de Atención Primaria.
M Servicios de urgencias de Atención Especializada.

FIGURA 1

U Interrelación de elementos básicos de un sistema sanitario

Política
sanitaria Profesionales
Comparativa del
con otros sistema
sistemas Desarrollo
tecnológico

Cambios
Necesidades
F E E D BAC

Expectativas en la
de la
de los sociedad
población
ciudadanos

Cartera
de Formación Investigación
servicios
K

CONT I N U O

V
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CUIDADOS CARDIORRESPIRATORIOS COMPLEJOS EN EL PACIENTE CRÍTICO

Para el correcto funcionamiento de un sistema integral de urgencias y emergencias, estos niveles asis-
tenciales deben estar perfectamente coordinados e integrados en planes específicos que establezcan
los criterios de funcionamiento e interrelación entre ellos.

La necesidad de disponer de mecanismos de interrelación comunes no es otra que aportar la máxima ca-
lidad asistencial al perfil del paciente que requiere estos servicios de urgencias y emergencias. Sea cual
sea la vía de entrada del usuario a estos servicios, que dependerá de factores distintos en cada comuni-
dad autónoma, el sistema sanitario tiene que garantizar la atención adecuada a cada proceso patológico,
evitando esperas innecesarias, repetición de pruebas complementarias, derivaciones redundantes de un
nivel a otro, masificación de servicios, etc.

En la Figura 2 se pone de manifiesto la necesidad de comunicación y conexión entre estos niveles asistencia-
les en el marco de la urgencia y la emergencia, teniendo en cuenta la entrada del usuario al sistema sanitario.

Existe otra vía de entrada, el servicio de urgencias hospitalario, que convierte al hospital en finalista de la
atención o deriva al paciente a otro centro de mayor nivel para un tratamiento y cuidados especializados
que ese hospital no puede ofrecer.

Esta derivación ha de llevarse a cabo con los medios adecuados en relación con el estado del paciente,
movilizando para ello una red de transporte urgente, programado o especializado en pacientes críticos,
que constituye otro de los pilares de un sistema integral de urgencias y emergencias.

Las comunidades autónomas tienen que, asimismo, establecer convenios y acuerdos de colaboración
entre ellas para la derivación y recepción de pacientes que necesiten para la resolución de su proceso de
enfermedad, centros especializados en cualquier lugar del territorio español.

FIGURA 2

U Acceso al sistema de atención y coordinación de los servicios de urgencias y emergencias

Emergencia
A) Entrada al sistema a través del centro de coordinación Dispositivo de
urgencias de Centro de
Derivación en Atención Primaria
Tiempo de referencia/
EE 061 función del
llegada a Centro útil
Entrada al terrestre estado del EE 061
la asistencia
sistema paciente
< 15 min

Apoyo EE 061
Tiempo de Dispositivo de terrestre
Centro de Estado del Centro de
llegada a urgencias de
coordinación paciente referencia/
la asistencia Atención Primaria
(CCU) Apoyo EE 061 Centro útil
15-30 min
aéreo

B) Entrada al sistema a través de Atención Primaria

Dispositivo de
urgencias de Centro de
Entrada al Atención Primaria referencia
sistema
Dispositivo de Estado Apoyo EE 061
urgencias de del paciente CCU
terrestre
Atención Primaria
Atención Centro de
Primaria referencia/
Apoyo EE 061 Centro útil
aéreo

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Libro paciente cri tico def.indb 38 31/1/22 12:49


SISTEMA INTEGRAL DE ATENCIÓN EN URGENCIAS, EMERGENCIAS Y CUIDADOS CRÍTICOS

Por tanto, los planes de urgencias y emergencias han de considerar, según este marco de relación, cier-
tos elementos esenciales:

M Analizar la situación en conjunto y en cada uno de los niveles asistenciales para determinar las áreas
de mejora.
M Establecer protocolos conjuntos de atención en la urgencia y la emergencia y sistemas de feedback
entre los profesionales que forman estos niveles asistenciales.
M Crear sistemas de información comunes y avanzados.
M Priorizar las acciones de mejora según los déficits detectados.
M Determinar los elementos de soporte imprescindibles para el desarrollo de cada uno de los niveles
asistenciales.
M Facilitar la educación sanitaria a la población.
M Integrar la participación del usuario en el sistema, adaptándose a las necesidades y expectativas ge-
neradas.

En las distintas comunidades autónomas españolas se han desarrollado diferentes planes de urgencias
y emergencias. A modo de ejemplo, en el Cuadro 1 se recogen algunas denominaciones de los planes
de urgencias en varias comunidades autónomas (CC.AA.) y las características más específicas de dichos
proyectos.

Con toda esta planificación y estos recursos, las estadísticas oficiales señalan un importante volumen de
actividad asistencial de atención en urgencias y emergencias que queda reflejada en los ejemplos de los
Cuadros 2-3 y Gráfico 1.

CUADRO 1

U DISTINTAS DENOMINACIONES DE LOS PLANES DE URGENCIAS DEPENDIENDO DE ALGUNAS CC.AA.

COMUNIDAD CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES

Plan Andaluz de Urgencias y Emergencias (PAUE):


M Gestión del proceso asistencial urgente
M Basado en cinco planes operativos:
Andalucía (1990) a Empresa de emergencias sanitarias
a Servicios de cuidados críticos y urgencias hospitalarios
a Dispositivos de cuidados críticos y urgencias de Atención Primaria
a Red de transporte urgente
a Sistema de telecomunicaciones y telemedicina

Plan de Reestructuración de la Atención Urgente Extrahospitalaria:


M Potenciación de la atención continuada
Baleares (1990)
M PAC como unidad básica de la atención urgente
M Orientado a la definición de un modelo único que englobe a los diferentes niveles asistenciales

Plan Regional de Urgencias:


M Definición de la red regional de urgencias
Canarias (2001) M Incorporación del nivel comarcal a la organización funcional: centro coordinador
M Sistema de información de urgencias
M Información a la población

Plan Estratégico de Urgencias y Emergencias:


Castilla y León
M Enfocado a objetivos concretos
(2001)
M Acciones de mejora para cada uno de ellos en los diferentes niveles de atención

Plan Integral de Urgencias de Cataluña (PIUC):


M Gestión integrada de todos los niveles y los recursos asistenciales
Cataluña (1990)
M Sistema de información específico para urgencias
M Mejora de la accesibilidad de la información a los usuarios (teléfono informativo y web)

V
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Libro paciente cri tico def.indb 39 31/1/22 12:49


CUIDADOS CARDIORRESPIRATORIOS COMPLEJOS EN EL PACIENTE CRÍTICO

CUADRO 1

U DISTINTAS DENOMINACIONES DE LOS PLANES DE URGENCIAS DEPENDIENDO DE ALGUNAS CC.AA. (CONTINUACIÓN)

COMUNIDAD CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES

Plan de Urgencias Extrahospitalarias:


M Potenciación de la asistencia continuada
Galicia (1995)
M Refuerzo de los puntos de atención continuada (PAC)
M Progresiva desaparición del resto de dispositivos de atención a urgencias y emergencias (DAUE)

Convenio para la Coordinación de la Atención de las Urgencias Extrahospitalarias y Emergencias


Sanitarias:
Madrid (1998)
M Orientado a la coordinación de todos los servicios y las empresas que trabajan en atención
urgente extrahospitalaria

Plan de Urgencias:
M Protocolización de todos los procesos de urgencias
Navarra (2000) M Potenciación de la formación continuada
M Desarrollo del servicio aéreo
M Integración futura de las diferentes estructuras de gestión de la atención urgente

CUADRO 2

U SERVICIO SUMMA 112. INDICADORES DE ACTIVIDAD CENTRO COORDINADOR AÑOS 2018-2019

2018 2019

Llamadas telefónicas 1.097.072 1.129.883

Llamadas asistenciales 771.799 789.147

Llamadas no asistenciales 325.293 340.736

Pacientes atendidos en UVI - in situ 53.591 59.362

Pacientes atendidos en UVI - traslados interhospitalarios (pacientes trasladados) 5.255 6.693

Pacientes atendidos por helicóptero 417 558

Pacientes atendidos por vehículos de intervención rápida 28.813 29.291

Pacientes atendidos por unidad de atención domiciliaria médica 90.996 80.085

Pacientes atendidos por unidad de atención domiciliaria de enfermería 7.778 7.921

Pacientes atendidos por transporte sanitario urgente 265.996 270.053


Fuente: SUMMA 112 (2020)

GRÁFICO 1

U Índices de incidencia sectoriales de accidentes de trabajo mortales. España 2019

14,0

12,0

10,0

8,0

6,0

4,0

2,0
0

Agrario Industria Construcción Servicios TOTAL

Fuente: Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) (2020)

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Libro paciente cri tico def.indb 40 31/1/22 12:49


CUADRO 3

EVOLUCIÓN DE LAS TASAS DE ACCIDENTES DE TRÁFICO Y VÍCTIMAS. ESPAÑA 2010-2019


U

Libro paciente cri tico def.indb 41


VARIACIÓN
DIFERENCIA(1)
INDICADOR 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019 INTERANUAL
2018/2019
2010-2019

Accidentes
85.503 83.027 83.115 89.519 91.570 97.756 102.362 102.233 102.299 104.080 2% 2%
con víctimas

Fallecidos 2.478 2.060 1.903 1.680 1.688 1.689 1.810 1.830 1.806 1.755 -3% -4%

Heridos
11.995 11.347 10.444 10.086 9.574 9.495 9.755 9.546 8.935 8.613 -4% -4%
hospitalizados

Heridos no
108.350 104.280 105.446 114.634 117.058 124.960 130.635 129.616 129.674 130.745 1% 2%
hospitalizados

Fallecidos por
53 44 41 36 36 36 39 39 39 37 -2 -16
millón de población

Promedio diario
7 6 5 5 5 5 5 5 5 5 2% -2
de fallecidos

Parque automóvil 32.961.569 33.082.931 32.962.502 32.616.105 32.623.936 32.986.384 33.650.392 34.430.815 35.188.690 35.800.000 35,8 1%

Fallecidos por
millón de vehículos
75 62 58 52 52 51 54 53 51 49 49 -26
del parque
automóvil

Índice de letalidad(2) 2 1,8 1,6 1,3 1,3 1,2 1,3 1,3 1,3 1.2 1,2 -0,8

Heridos
hospitalizados por 258 243 223 216 206 204 210 205 191 184 -4% -4%
millón de población

Tráfico
241.131 234.678 224.285 221.610 222.689 230.840 239.353 244.661 250.192 n.d. n.d. n.d.
vehículo-km 106*

(1) Las diferencias se han calculado en % cuando el número de efectivos es mayor de 100 y en valores absolutos cuando el número es inferior a 100
(2) El índice de letalidad se define como el número de fallecidos por cada 100 víctimas
* La fuente son los anuarios del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Datos referidos a vías interurbanas
Fuente: Dirección General de Tráfico (2020)
SISTEMA INTEGRAL DE ATENCIÓN EN URGENCIAS, EMERGENCIAS Y CUIDADOS CRÍTICOS

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V
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CUIDADOS CARDIORRESPIRATORIOS COMPLEJOS EN EL PACIENTE CRÍTICO

LA ATENCIÓN HOSPITALARIA AL PACIENTE CRÍTICO.


EL ÁREA DE CUIDADOS CRÍTICOS Y EL MARCO ACTUAL
DE LOS CUIDADOS INTENSIVOS EN ESPAÑA

La situación de gravedad y amenaza vital del paciente crítico requieren un esfuerzo organizativo y asis-
tencial específico. En España, la creación de servicios especiales para atender las necesidades de estos
pacientes se remonta a 1965.

Aunque es un tema controvertido, no existe un modelo único de organización de estos servicios. Pue-
den distinguirse modelos basados en niveles asistenciales, modelos en función de los profesionales que
atienden a los distintos casos y modelos que combinan diversas características, que dependen de inicia-
tivas locales de desarrollo. Los diferentes niveles asistenciales quedan reflejados en distintas categorías
de hospitales y centros asistenciales que se configuran como dispositivos de atención para su población
de referencia, pero en el caso de algunos centros, también como referentes para otros hospitales de
menor nivel (Cuadros 4 y 5).

La atención en situaciones de emergencia tiene lugar in situ, mientras que los cuidados intensivos re-
quieren de espacios específicos dotados de la tecnología suficiente y con personal sanitario poseedor de
determinadas competencias específicas, sean estas regladas o no. Tecnología y competencia son dos
elementos característicos de la atención en las UCI y constituyen servicios ampliamente extendidos en
la geografía española.

Pese a ser un servicio sanitario totalmente implantado hay grandes diferencias en cuanto a la sistema-
tización del mismo. En España se han probado muchas opciones de organización de la atención crítica,
la mayoría de ellas de forma local y poco evaluadas. Destaca el denominado “modelo andaluz de cui-
dados críticos” como un modelo estructurado, con soporte formal y legislativo, que actualmente lleva
más de veinticinco años de funcionamiento. Se basa en el Servicio de Cuidados Críticos y Urgencias,
un sistema integral de asistencia con los recursos humanos, las técnicas diagnósticas y los medios
terapéuticos estructurados en dos niveles: uno de actuación inmediata, la urgencia, y otro de monito-
rización y tratamiento intensivo para los enfermos más graves, la UCI. El sistema es abierto y se puede
prolongar como UVI móvil si el paciente debe ser trasladado al hospital de referencia o conectar con
el resto del hospital u otros centros sanitarios. Otras experiencias similares han trazado directrices en
la misma línea.

La estructura de la atención crítica en Europa ha sido analizada por la Mutidisciplinary Joint Committee of
Intensive Care Medicine, constituida en Bruselas, en mayo de 1999. En esta revisión se propone la siguien-
te definición de medicina de cuidados intensivos:
“combina la actividad coordinada y en colabora-
CUADRO 4
ción de médicos, enfermeras y otros profesiona-
U EJEMPLO DE CLASIFICACIÓN DE LOS HOSPITALES
(ANDALUCÍA). SERVICIO ANDALUZ DE SALUD
les en la asistencia a los pacientes con fallo de
uno o varios órganos que supone riesgo vital, lo
(31 DICIEMBRE 2019)
que incluye la estabilización después de inter-
CENTROS NÚMERO
venciones quirúrgicas graves. Implica un manejo
Hospitales regionales 5
continuo que abarca monitorización, diagnóstico,
Hospitales de especialidades 10
el soporte de las funciones vitales comprometi-
Hospitales comarcales 19
das y el tratamiento de las enfermedades subya-
Hospitales de alta resolución 16
centes”.

V42

Libro paciente cri tico def.indb 42 31/1/22 12:49


CUADRO 5

INFORMACIÓN ESTATAL: HOSPITALES Y CAMAS INSTALADAS POR COMUNIDAD AUTÓNOMA SEGÚN SU TAMAÑO (AÑO 2019)
U

Libro paciente cri tico def.indb 43


MENOS DE 200 CAMAS 200-500 CAMAS 501-1.000 CAMAS MÁS DE 1.000 CAMAS TOTAL
COMUNIDAD
AUTÓNOMA
HOSPITALES CAMAS HOSPITALES CAMAS HOSPITALES CAMAS HOSPITALES CAMAS HOSPITALES CAMAS

Andalucía 94 7.668 23 6.760 11 6.922 0 0 128 21.350

Aragón 23 2.027 5 1.243 1 807 1 1.213 30 5.290

Principado de Asturias 20 1.590 4 1.349 1 991 0 0 25 3.930

Illes Balears 19 1.898 4 1.239 1 839 0 0 24 3.976

Canarias 31 2.975 3 713 4 3140 0 0 38 6.828

Cantabria 5 458 1 301 1 923 0 0 7 1.682

Castilla y León 30 2.543 10 3.049 5 3.538 0 0 45 9.130

Castilla-La Mancha 24 2.173 5 1.704 3 2.022 0 0 32 5.899

Cataluña 153 13.541 37 11.886 8 5.493 3 3.402 201 34.322

Comunidad Valenciana 34 3.345 20 5.958 7 4.508 1 1.000 61 13.811

Extremadura 15 1.055 9 2.739 1 529 0 0 25 4.323

Galicia 25 2.206 2 657 4 2.895 3 4.009 34 9.767

Madrid 61 6.768 19 5.847 8 5.076 4 4.509 91 21.700

Región de Murcia 21 1.850 5 1.489 2 1.523 0 0 28 4.862

C. Foral de Navarra 6 560 3 694 0 0 1 1.077 10 2.331

País Vasco 34 3.029 4 1.428 3 2.484 1 1.034 42 7.975

La Rioja 7 528 0 0 1 522 0 0 8 1.050

Ceuta 0 0 1 252 0 0 0 0 1 252

Melilla 1 170 0 0 0 0 0 0 1 170

Total nacional 603 54.384 155 47.308 61 42.212 14 16.244 831 158.648
Los complejos hospitalarios se contabilizan como un solo hospital
Fuente: Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (2020)
SISTEMA INTEGRAL DE ATENCIÓN EN URGENCIAS, EMERGENCIAS Y CUIDADOS CRÍTICOS

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CUIDADOS CARDIORRESPIRATORIOS COMPLEJOS EN EL PACIENTE CRÍTICO

Si se compara con la definición y visiones aportadas en el próximo capítulo sobre el marco conceptual de
la enfermería de cuidados críticos, se puede comprobar cómo persiste la ausencia de visión integral de
la atención en este entorno.

Hay una alta variabilidad entre las UCI españolas en cuanto a los recursos materiales y humanos, así como
en el establecimiento de turnos y rutinas habituales (mantenimiento de aparataje, técnicas frecuentes, etc.).

Más concretamente, en el apartado de recursos humanos coexisten disparidades notables en cuanto a la


estructura de los mismos: se cuenta desde hace un cuarto de siglo con médicos especialistas formados
íntegramente en esta disciplina, lo que afianza el modelo que se ha denominado UCI “cerrada”, frente
al modelo americano de UCI “abierta” (diversos especialistas asumen la responsabilidad de la atención
crítica). Una revisión sistemática (Pronovost et al., 2002), que no estuvo exenta de polémica, evidenció,
con una reducción considerable de la mortalidad, el efecto positivo que tiene la presencia de médicos
formados exclusivamente para la atención a estos pacientes frente al modelo “abierto”. Con respecto a la
enfermería, las diferencias con el resto de los países del eje occidental son notables, ya que, en contra-
posición con aquellos, no existe en la actualidad un modelo de formación especializada reglada, pese al
reciente avance en el desarrollo de especialidades enfermeras que ha tenido lugar en España.

El aumento de la cronificación de determinadas enfermedades, el incremento de la esperanza de vida


y el aumento de las expectativas de los ciudadanos acerca de su sistema de salud han propiciado una
tendencia a disminuir el tiempo de estancia hospitalaria y de la dotación de camas. Asimismo, se ha
producido una prolongación paulatina del continuum asistencial entre los distintos niveles. Esto ha gene-
rado la necesidad de que ciertas tecnologías, que hasta ahora estaban reservadas al uso hospitalario, se
trasladen a otros entornos como los domicilios. Además, la multidisciplinariedad y la complejidad de los
hospitales hace que la toma de decisiones sea cada vez más determinante e influyente en los resultados
asistenciales, siendo esencial la coordinación entre los profesionales del equipo de salud. Por otra parte,
ante un inminente espacio de convergencia académica y profesional en Europa, los flujos de profesiona-
les y ciudadanos irán forzando la velocidad de estos cambios.

En este escenario cambiante y dinámico, la ausencia de modelos bien definidos de atención al paciente
crítico puede ser una amenaza importante que dé lugar a nuevas respuestas locales, coyunturales y poco
efectivas. Como se detalla en el capítulo de marco conceptual de la práctica enfermera en cuidados
críticos, la figura del enfermero en este proceso adquiere un papel fundamental, tanto en la provisión de
nuevos servicios adaptados a estas nuevas demandas como en la aportación de resultados de investiga-
ción que den sustento a los mismos.

Lógicamente, los servicios de urgencias y cuidados críticos hospitalarios de todo el Estado desempeñan
una importante labor social en respuesta a la demanda de atención sanitaria de urgencia hospitalaria y a
la demanda generada por los pacientes críticos, que queda reflejada en los Cuadros 6-8.

En la búsqueda de la calidad de los cuidados hay que señalar que, desde la creación de las UCI en Espa-
ña, en la década de 1960, los cuidados ofrecidos en estas unidades han ido cambiando y modificándose.
Esto se ha debido a la tendencia a individualizar la aplicación de los cuidados y a desechar la idea inicial
de que el paciente debía estar totalmente aislado de su familia. Desde hace algunos años, en las UCI se
ha roto con la idea de trabajar con protocolos estandarizados que eran aplicados a todos los pacientes.
Hoy por hoy, aunque basándose también en los protocolos y las guías de cuidados, se procura que los
profesionales apliquen los cuidados según las necesidades de cada paciente.

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SISTEMA INTEGRAL DE ATENCIÓN EN URGENCIAS, EMERGENCIAS Y CUIDADOS CRÍTICOS

CUADRO 6

U ACTIVIDAD ASISTENCIAL SEGÚN FINALIDAD ASISTENCIA. AÑO 2019

HOSPITLAES HOSPITALES HOSPITALES DE


HOSPITALES DE SM TOTAL
GENERALES ESPECIALIZADOS M-LE

Ingresos 5.397.602 208.653 89.335 29.559 5.725.149

Altas 5.061.263 204.393 86.297 31.194 5.383.147

Estancias 29.517.098 1.122.941 4.089.769 4.213.514 38.943.322

Consultas 100.157.901 4.395.874 587.006 1.024.003 106.164.784

Urgencias 30.051.936 1.179.874 90.577 20.337 31.342.724

Intervenciones
5.075.629 288.172 23.738 0 5.387.539
quirúrgicas
Fuente: Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (2020)

CUADRO 7

U INDICADORES DE ACTIVIDAD ASISTENCIAL SEGÚN DEPENDENCIA DEL HOSPITAL. AÑO 2019

PÚBLICOS-SNS PRIVADOS

RED DE TOTAL
CONCIERTO PRIVADOS CON PRIVADOS SIN
PÚBLICOS UTILIZACIÓN
SUSTITUTORIO ÁNIMO DE LUCRO ÁNIMO DE LUCRO
PÚBLICA

Estancia media 7,10 5,46 16,05 4,26 13,98 7,23

Índice de
76,9% 73,7% 88,7% 66,4% 77,8% 76,8%
ocupación

Índice de rotación 39,53% 49,26 20,17 56,88 20,31 38,77

% 1ª Consultas/
31,6% 27,6% 28,2% 49,6% 47,6% 35,1%
Cons. totales

% de Urgencias
10,7% 12,7% 8,5% 5,9% 5,6% 9,4%
Ingresadas

Presión de
72,6% 59,3% 52,8% 35,2% 32,1% 61,2%
Urgencias

Intervenciones/
1.094 1.646 1.488 1.273 1.128 1.166
Quirófanos
Fuente: Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (2020)

CUADRO 8

U INDICADORES DE ACTIVIDAD POR ÁREAS ASISTENCIALES. HOSPITALES DE AGUDOS(1) PÚBLICOS SNS. AÑO 2019

CAMAS EN ESTANCIAS ALTAS ESTANCIA ÍNDICE ÍNDICE DE


FUNCIONAMIENTO CAUSADAS FINALES MEDIA DE OCUPACIÓN ROTACIÓN

Especialidades médicas 34.172 12.952.074 1.712.677 7,56 103,8% 50,12

Especialidades
19.708 5.031.687 1.039.236 4,84 69,9% 52,73
quirúrgicas

Traumatología 8.900 2.248.955 428.416 5.25 69,2% 48,14

Ginecología y obstetricia 7.026 1.341.988 452.072 2,97 52,3% 64,34

Pediatría 7.124 1.186.482 266.066 4,46 45,6% 37,35

M Neonatología 2.334 366.102 49.114 7,45 43,0% 21,04

M Resto de pediatría 4.138 713.290 84.263 3,87 47,2% 44,53

Rehabilitación 712 211.656 6.085 34,78 81,4% 8,55

Medicina intensiva 4.630 992.514 219.854 4,51 58,7% 47,48

M UCI 3.569 787.998 180.958 4,35 60,5% 50,70

M Unidad de coronarias 335 80.881 24.088 3,36 66,1% 71,90

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CUIDADOS CARDIORRESPIRATORIOS COMPLEJOS EN EL PACIENTE CRÍTICO

CUADRO 8

U INDICADORES DE ACTIVIDAD POR ÁREAS ASISTENCIALES. HOSPITALES DE AGUDOS(1) PÚBLICOS SNS. AÑO 2019 (CONTINUACIÓN)

CAMAS EN ESTANCIAS ALTAS ESTANCIA ÍNDICE ÍNDICE DE


FUNCIONAMIENTO CAUSADAS FINALES MEDIA DE OCUPACIÓN ROTACIÓN

M Intensivos neonatales 624 104.868 9.546 8,26 46,0% 20,36

M Unidad de quemados 102 18.767 2.106 8,91 50,4% 20,65

Psiquiatría Unidad
3.749 1.090.926 71.190 15,32 79,7% 18,99
de agudos

Cuidados paliativos 776 236.655 22.671 10,44 86,6% 29,22

Otros 940 295.932 33.931 8,72 86,3% 36,10

TOTAL 91.711 25.506.605 4.030.030 6,33 76,2% 43,94

(1) No están incluidas las áreas asistenciales de media y larga estancia


Fuente: Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (2020)

En este sentido, las UCI han cambiado totalmente también en cuanto a su estructura física. Actualmen-
te se intenta que los cubículos de UCI sean cerrados porque esto permite a las enfermeras/os trabajar
respetando al máximo la privacidad del paciente y a los familiares entrar respetando una intimidad que
antes no existía. Aún se recuerdan aquellas UCI en las que los familiares veían al paciente a través de una
pequeña ventana y tenían como único medio de comunicación un teléfono. Esta estructura está desa-
pareciendo y se considera que así debe ser si se pretende que la familia se integre en el proceso de los
cuidados al paciente crítico.

A este nuevo modo de entender el cuidado del paciente crítico se suma la tendencia y la necesidad de
trabajar en equipo para atender sus demandas. Su recuperación debe ser una finalidad común para todas
las disciplinas que intervienen en el proceso de atención, cuyos protagonistas principales son los profe-
sionales de la enfermería y la medicina.

No obstante, el cambio más importante quizá ha venido de la mano del avance tecnológico, donde se ha
producido un desarrollo y un progreso muy considerables. Hoy día una enfermera/o de UCI no solo cuida
al paciente, sino que, además, ha de ser capaz de conocer, manejar e interpretar toda la información que
ofrecen los distintos equipos de monitorización y tratamiento que lo rodean. Asimismo, conviene des-
tacar la labor científica que también se realiza y que está representada por el desempeño de tareas de
evaluación de técnicas y procedimientos, razón por la que se contribuye activamente a la investigación y
también a la docencia de postgrado.

Para finalizar, es necesario señalar que no cabe duda de la importantísima función social que cumplen
los servicios de urgencias y emergencias extrahospitalarios, así como los servicios de urgencias y cui-
dados críticos intrahospitalarios. En el caso de España, considerando su apuesta por un sistema sanitario
público, se ha pretendido dejar clara la contribución de estos servicios para mejorar el nivel de vida de
los ciudadanos de este país. No obstante, hay constancia de que esta realidad no es sino el reflejo del
propio nivel socioeconómico del país en que se vive, así como de las políticas elegidas libremente por los
ciudadanos y que los profesionales del cuidado contribuyen a desarrollar del modo más riguroso posible.

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SISTEMA INTEGRAL DE ATENCIÓN EN URGENCIAS, EMERGENCIAS Y CUIDADOS CRÍTICOS

Resumen
J Los sistemas sanitarios deben actualizarse y adaptarse continuamente para satisfacer las nece-
sidades de la población a la que atienden y de cuya salud-enfermedad, binomio por excelencia
en este ámbito de actuación, son los máximos responsables.
J El acceso al conocimiento, los derechos del paciente con relación a la información y la toma de de-
cisiones, el cambio de modelo de relación profesional sanitario-paciente, el respeto a su autonomía
y la consciencia cada vez mayor de que los sistemas sanitarios están al servicio del paciente y la
familia obligan a ofrecer a la sociedad servicios de la máxima calidad científico-técnica y humana.
J La atención sanitaria que actualmente prestan las unidades y los servicios asistenciales sanitarios
de los países desarrollados forma parte de un complejo sistema de atención que se ha configu-
rado con la pretensión de responder de modo integral a todas las necesidades y las exigencias
que demande la población a la que protege.
J La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la urgencia como “aquella situación de apari-
ción súbita en cualquier lugar, de etiología diversa y de gravedad variable, que genera concien-
cia de una necesidad inminente de atención por parte de la persona que lo sufre o su familia”.
J La urgencia es un concepto que engloba tanto aspectos objetivos, como son la gravedad y la
agudeza del proceso, como aspectos subjetivos, ya que el paciente, la familia o los testigos con-
sideran la necesidad inminente de atención sanitaria, aunque objetivamente no haya riesgo vital.
J La emergencia sanitaria puede definirse como aquella situación urgente que pone en peligro
inmediato la vida del paciente o la función de algún órgano vital, no admitiendo demora en la
atención. Es un concepto objetivo donde la valoración rápida del profesional sanitario es esencial
para detectar los signos y los síntomas que le dan carácter de emergencia.
J La Declaración de Jalisco, de 2 de diciembre de 2000, acerca de los Sistemas de Atención Médi-
ca en las Urgencias, Emergencias y Catástrofes, sienta las bases técnicas sobre las que cimentar
el desarrollo de estos sistemas.
J En 1988, en España, el Defensor del Pueblo denuncia las carencias existentes en la asistencia
en las urgencias. En 1990, la Comisión Parlamentaria para el Análisis y Evaluación del Sistema
Nacional de Salud (Comisión Abril) propone la puesta en marcha de sistemas autonómicos de
emergencias y recomienda la creación de empresas públicas. En la actualidad, en las distintas
comunidades autónomas existen servicios de emergencias extrahospitalarias, que en algunos
casos coexisten con otros servicios de rescate, seguridad, protección civil, etc.
J El decálogo prehospitalario en la cadena asistencial de emergencia, estructurado en diez fases,
tiene como objetivo sistematizar y ordenar la respuesta de los sistemas de atención ante situa-
ciones tan diversas como la emergencia, la emergencia colectiva o la catástrofe, así como los
entornos y condicionantes en los que estas se producen.
J Los centros de coordinación son los encargados de proporcionar la respuesta más adecuada
a las demandas de atención de los ciudadanos, teniendo en cuenta el lugar y el contexto en el
que se produce y los recursos disponibles para satisfacer dicha demanda de un modo rápido,
coordinado, efectivo, equitativo y eficiente.
J En España, la atención a las urgencias y las emergencias se dispensa en tres grandes niveles
asistenciales, servicios de emergencias extrahospitalarios, servicios de urgencias de Atención
Primaria y servicios de urgencias de Atención Especializada, con factores altamente diferencia-
dos desde el punto de vista de la organización de la atención, los medios y recursos disponibles,
la dispersión geográfica de la población a la que atienden, los sistemas de financiación, el perfil
de los profesionales, las infraestructuras, la cartera de servicios, etc.

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CUIDADOS CARDIORRESPIRATORIOS COMPLEJOS EN EL PACIENTE CRÍTICO

Resumen (continuación)
J Los cuidados intensivos se pueden definir como la actividad coordinada y en colaboración de
médicos, enfermeras/os y otros profesionales en la asistencia a los pacientes con fallo de uno o
varios órganos que supone riesgo vital, lo que incluye la estabilización después de intervencio-
nes quirúrgicas graves. Implica un manejo continuo de monitorización, diagnóstico, soporte de
las funciones vitales comprometidas y el tratamiento de las enfermedades subyacentes.

Bibliografía
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SISTEMA INTEGRAL DE ATENCIÓN EN URGENCIAS, EMERGENCIAS Y CUIDADOS CRÍTICOS

Bibliografía (continuación)

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