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Actualización 07/03/2016

GRADO: 10 PERIODO: 2 ÁREA: (ETICA Y CATEDRA DE LA PAZ)


PROFESOR: JOHN WILMAR ALVAREZ G. Magíster, Pontificia Universidad Javeriana- Teólogo, Funlam- Filósofo, Funlam.
EJE CURRICULAR: “El ser humano y su responsabilidad con el planeta tierra para construirlo, interpretarlo y transformarlo en
escenario de vida.

CONCEPTUALIZACIÓN1

1. SAN AGUSTÍN (LIBERTAD-LIBRE ALBEDRÍO)

Podemos resumir entonces: Libertad: capacidad de elegir entre bien y mal, siempre el bien, al producirse
la caída queda el libre albedrío: capacidad de elegir. Por las carencias del hombre, éste elige otros bienes.
Gracia: es la ayuda divina (fruto de la Redención) para elegir el bien. Beatitud: supremo fin La unión del
alma con Dios es la suprema felicidad.

1.3. EL MAL

Para Agustín el mal es fundamentalmente el mal moral, que procede de la mala


voluntad. No hay mal metafísico, es decir el mal no tiene consistencia ontológica, es
una privación de un bien, no puede ser una cosa. Todo lo creado se ordena al bien.

1. LA LUCHA ENTRE EL BIEN Y EL MAL: SAN AGUSTÍN

1.1 HOMBRE, SER PECADOR E IMPERFECTO

Debido a la naturaleza pecadora del ser humano, todo lo que hace es imperfecto, como lo es también la
sociedad en la que vive. La perfección es inalcanzable por razones metafísicas, porque el ser humano es
finito. Tampoco es alcanzable por razones morales, por la naturaleza pecadora del hombre. La moral
cristiana enseña que no todos los deseos conducen al bien y que hay que enderezarlos con el propio
esfuerzo y la ayuda de la gracia divina. Sólo así, el hombre se hace acreedor de la vida eterna, que es la
realmente valiosa y por la que merece la pena luchar. Con el auxilio de la filosofía, este mensaje se irá
intelectualizando.

1.2 LA ETICA ESCLAVA DE LA TEOLOGIA: La ética de la Edad Media es,


ante todo, teología. La ética debe ser vista como «esclava de la
teología» por todo aquel que se disponga a profundizar en los grandes
problemas del conocimiento y de la moral.

1.3 AGUSTÍN DE HIPONA (354-430) es la primera gran figura de la


teología cristiana. Educado en el cristianismo por su madre, santa
Mónica, se dejó seducir luego por el maniqueísmo, al que llegó atiza-do por la preocupación por entender
el mal en un mundo creado por Dios que, siendo la suma bondad, no debería permitirlo. Desengañado y
con el afán de ordenar su vida, volvió al cristianismo, gracias a la influencia de su maestro, un obispo
milanés llamado Ambrosio. Agustín había nacido en Hipona, en el norte de África, adonde volverá una vez
reconvertido al cristianismo para escribir su obra y desarrollar sus menesteres como obispo. Ha estudiado a
los filósofos griegos y se dejará influir sobre todo por PLATÓN, los estoicos y el neoplatonismo de Plotino.
Conserva algunos rastros de su paso por el maniqueísmo, de donde extrae el principio de las dos ciudades:
la divina y la terrenal.

1
Cf. Fundación Atman. Religiones. Ad literam- Texto usado únicamente para uso pedagógico.
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1.4 PENSAMIENTO MORAL: El núcleo de su PENSAMIENTO MORAL,
que se encuentra a lo largo de sus escritos, y no en una obra
específica sobre el tema, es el naturalismo teleológico que ya está en
Platón y que recoge Aristóteles, según el cual el objetivo de la ética
es alcanzar el fin «natural» de la vida humana, que no es otro que la
FELICIDAD. Como hemos visto en los capítulos dedicados a la filosofía
griega, la felicidad no se consigue viviendo de cualquier manera, sino
VIVIENDO BIEN. Dicho de otra firma, LA VIDA FELIZ (BEATE VIVERE) ES LA VIDA BUENA (BENE VIVERE).

1.4.1 ETICA DEL BIEN Y LA FELICIDAD: Agustín hace suya dicha teoría y afirma que, a pesar de la caída , EL
SER HUMANO QUIERE SER FELIZ. Lo que tiene que hacer es aprender a ser BUENA PERSONA, es decir, a
QUERER EL BIEN. A causa del pecado, los humanos tienden intrínsecamente hacia el mal, pero es posible
superar esa tendencia y encontrar a Dios.

1.4.2 PRECEPTO AMORIS: Para ello, la máxima que debe


prevalecer es el ordo AMORIS: el precepto del amor por encima de
cualquier deseo. «AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS» es la máxima
que resume la moral agustiniana. Abandonado a sus fuerzas, el ser
humano se deja llevar fácilmente por DESEOS MATERIALES Y
SENSORIALES (CUPIDITAS), cuando lo que le salvará es otro tipo
de DESEO INSPIRADO POR EL AMOR cristiano (CARITAS). Para
trascender el apego excesivo y desordenado a lo material y
sensible se requiere un esfuerzo de ASCESIS y de examen de uno
mismo, como el que realiza el propio Agustín en las Confesiones, su obra más conocida y la más insólita del
género filosófico e incluso literario hasta el momento. Un esfuerzo que no es fácil, porque la voluntad
humana es débil. Por sí solo, el hombre no puede superarse, necesita la ayuda de la gracia divina, una idea
que luego llevará a Lutero a proclamar la distancia insuperable entre el hombre y Dios.

1.5 ETICA DE LA VIDA BUENA, CONOCIMIENTO Y VIRTUDES: A


la vida buena se accede a través del conocimiento y de la
práctica de la virtud. Tanto Agustín como los demás teólogos
medievales adoptarán sin dudarlo las virtudes paganas, en
concreto, las CUATRO VIRTUDES PLATÓNICAS —prudencia,
justicia, fortaleza y templanza—, convenientemente
cristianizadas. LA PRUDENCIA es la regla que distingue el bien
del mal; la JUSTICIA distribuye los bienes dando a cada uno lo que es suyo; LA FORTALEZA ayuda a soportar
las adversidades, y la TEMPLANZA frena las concupiscencias o deseos desviados. Aunque es bueno saber y
ejercitar la razón para cultivar la virtud, Agustín prefiere sustituir el ordo rationes por el ordo amoris, pues
si aquél nos encamina hacia el bien, éste se alcanza sólo con el amor.

1.6 LA LEY DIVINA: De los estoicos toma Agustín la idea de un lógos divino
que gobierna el mundo, es la LEY DIVINA, medida de las leyes humanas, a la
que hay que someterse aunque no se entienda del todo, aceptando (y esto
ya no es estoico). Ello no impide, sin embargo, que sólo tengamos que
sentirnos culpables del mal que hemos hecho intencionadamente.

1.7 ETICA, LUCHA ENTRE DOS CIUDADES: Para los filósofos cristianos, el hombre ya no es un ser social cuyo
destino y fin es la política, sino una CREATURA DE DIOS a quien debe dar cuenta finalmente de sus actos.
Aun así, la política reproduce esa lucha que se da en el individuo entre la cupiditas y la caritas, o entre el
mal y el bien. De acuerdo con ello, Agustín proyecta sus dos tipos de ciudad: la ciudad regida por el amor
de Dios y la ciudad regida por el amor a uno mismo. Existen una oposición y una hostilidad entre ambas
ciudades, pues la primera, al fijarse sólo en Dios, propugna el desprecio de la persona, mientras que la
segunda ignora a Dios. Es posible, por ejemplo, desarrollar las virtudes sin tener presente a Dios, en cuyo
caso los móviles acaban siendo inmorales y la virtud deviene en vicio.

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Hay que notar que las DOS CIUDADES —DIVINA Y HUMANA—
Aluden a dos tendencias sociales, que «hemos denominado
místicamente dos ciudades»; una de ellas «vive según el
hombre», y la otra, «según Dios». Esta última representa, contra
las intuiciones e ideales del mundo pagano, un orden moral
universal legitimado por la divinidad.

2. EL VALOR DE LA CONCIENCIA:
PEDRO ABELARDO

2.1 DESCUBRIMIENTO DEL SUJETO MORAL: Un aspecto innovador de la filosofía


cristiana medieval es el descubrimiento del sujeto y la subjetivización de la
moral, lo que ha sido llamado «EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA MORAL».7 Ya
san Agustín señalaba que sin intención de pecar no hay pecado. Esa interioridad
del sujeto se revela como fundamental para entender el sentido de la fe y de la
virtud y distinguirlo de un automático e irreflexivo cumplimiento de la ley.

2.2 PEDRO ABELARDO (1079-1142): En los monasterios se desarrolla el MÉTODO ESCOLÁSTICO, basado en
el estudio y la discusión dialéctica de las principales tesis filosóficas y teológicas. Una de las figuras más
potentes es la de Pedro Abelardo que no es un monje típico, aunque acaba su vida en un monasterio.
Oriundo de Francia, siente muy pronto la atracción por las letras y por la autonomía intelectual. Destaca en
seguida como un orador y polemista brillante, que tiene que sufrir la condena y el rechazo de sus obras a
causa, sobre todo, de sus amores con ELOÍSA —contados en el relato autobiográfico, Historia Calamitatum
—, que le acarrean todo tipo de repu-dios y críticas. Es el primer filósofo medieval que escribe una Ética,
un texto breve y atractivo donde se desmarca de la moral naturalista suscrita por sus contemporáneos.

2.3 PENSAMIENTO MORAL: Lo importante para que haya ACCIÓN MORAL,


según Abelardo, es la INTENCIÓN DEL SUJETO. En sí mismo, ningún acto es
bueno o malo, sino que la bondad o maldad vendrán dadas por el
«CONSENTIMIENTO INTERIOR» DEL SUJETO. Matar no es pecado en sí mismo,
lo es el consentimiento o la voluntad de matar. Para ejemplificar su tesis,
Abelardo se refiere al sacrificio de Isaac y pone de manifiesto la contradicción
en que se ve Abraham, obligado a hacer algo tan execrable como es matar a su
hijo porque Dios se lo ordena.

1.3.1 LA DESOBEDIENCIA COMO MAL MORAL:


Las órdenes de la ley de Dios no siempre son
comprensibles para la mente humana; cuando la ley no se entiende, el único
mal concebible es la desobediencia a la misma. Pero no es lo mismo el
asesinato perpetrado con la intención de matar y el que se limita a cumplir una orden divina, que como tal
es indiscutible. Tampoco peca el que mata para defenderse de su agresor ni el padre que se hace pasar por
su hijo en prisión para ser encarcelado él mismo.

1.3.2 LA INTENCION MORAL: El axioma más reconocido en la


época: affectus tuus operi notnen imposit («TU AMOR
CUALIFICA TUS OBRAS»). ES LA INTENCIÓN, O LA CONCIENCIA,
la que determina el carácter de la acción al consentir o dejar de
hacerlo sobre el bien o el mal. Por lo mismo, si un acto realizado
de mala fe es malo, un acto realizado con buena intención
nunca podrá ser malo; incluso la ignorancia puede eximir de
culpa.

1.4 LA CULPA Y EL CASTIGO MORAL: El cristianismo había introducido la práctica de la confesión como el
medio para conseguir el perdón de los pecados. Tal como estaba establecida, la confesión daba más
importancia a la pena impuesta para reparar el pecado (una pena que podía consistir en un castigo
público), que a la contrición del pecador, la verdadera contrición y voluntad de no volver a pecar. Abelardo
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se opone a esa concepción de la confesión como espectáculo, se opone al castigo público, a favor de una
práctica privada que empiece con el examen de conciencia. Una máxima de san Pablo (Romanos, XIV, 23)
se trasluce en el pensamiento moral de Abelardo: omne quod non est ex fide peccatum est («TODO LO QUE
NO SE HACE POR CONVICCIÓN ES PECADO».

1.5 ETICA INDIVIDUALISTA-VOLUNTAD ETICA: Se ha calificado a Pedro Abelardo como el primer filósofo
moderno. En efecto, su ética es individualista, como lo será la filosofía moral moderna, desarrolla por
primera vez una moral de la persona. Lejos de suscribir el naturalismo ético que derivaba de la lectura del
Timeo, tan difundida en los monasterios para explicar la creación del hombre, él defiende por todos los
medios a su alcance que el hombre actúa desde sí mismo, desde la VOLUNTAD, y que sólo la intención
determina el carácter moral de la acción.

3. SANTO TOMAS DE AQUINO: LEY DIVINA, LEY NATURAL Y LEY HUMANA

3.1 TOMÁS DE AQUINO (1114-1274): el mayor intelectual de su época y


constructor de la gran sistemática de la filosofía escolástica. El siglo XIII es el de la
fundación de las primeras universidades: París, Bolonia, Oxford, Salamanca.
Empieza la recuperación de Aristóteles y se abandona el modelo agustiniano más
centrado en Platón. Se impone el fide quarens intellectum: la fe busca la
connivencia de la razón. Se prefiere el rigor de la lógica a la sugestión de la
elocuencia.

3.2 MORAL ESPECULATIVA: Tales exigencias propias de la enseñanza universitaria


revierten en un pensamiento moral que pierde humanidad y cercanía práctica y se enriquece en
especulación teórica y en disputas conceptuales.

3.3 ETICA DE LA FELICIDAD EN DIOS: Tomás de Aquino


emprende la tarea de asimilar la filosofía aristotélica a la teología
cristiana. Aunque no rechaza del todo la idea de que la razón de
ser de la filosofía moral es la BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD que
debe coincidir con el BIEN, antepone al deseo del bien la búsqueda de la VERDAD. Lo primero y más
importante es el conocimiento que lleva necesariamente a DIOS, que es la inteligencia máxima. Sólo Dios
sabe con certeza lo que es bueno.

3.4 VIRTUDES CARDINALES Y TEOLOGALES: Hace suyas las cuatro virtudes


aristotélicas que ya se llaman «CARDINALES» —prudencia, justicia,
fortaleza y templanza—, a las que añade otras tres llamadas
«TEOLOGALES»: fe, esperanza y caridad. Las virtudes son los valores
intrínsecos de la moralidad, los que conformarán la PERSONALIDAD
MORAL, pero hay otros valores extrínsecos, que son la ley y la gracia.

3.5 LEY NATURAL Y LEY DIVINA: Uno de los problemas centrales ahora
será demostrar que la imposición de una ley moral divina no es tal, porque,
en realidad, esa ley se encuentra ya inscrita en la naturaleza del ser
racional, aunque éste tarde en darse cuenta. No tendría sentido que Dios impusiera una ley contraria a la
naturaleza humana, por lo que hay que pensar que ley divina y ley natural convergen. «HAY QUE HACER EL
BIEN Y EVITAR EL MAL» es el axioma del que toda ética debe partir. Aristóteles había enseñado que todo
tiene un fin y el fin del hombre es el bien. Ahora se dice que ese bien lo ha determinado Dios, quien
lógicamente no puede ordenar nada que no convenga a la naturaleza del ser racional. «naturalismo
teleológico» que Abelardo refutaba. LA LEY NATURAL, en Tomás de Aquino, es el puente necesario que une
la LEY ETERNA O DIVINA con las LEYES HUMANAS, que son contingentes, cambiantes y pueden estar
equivocadas.

3.6 MAL MORAL: Dicho de otra forma, dada una naturaleza humana, la ley
de Dios es la que es y no puede ser otra. EL PECADO consistirá, pues, en
contrariar a la naturaleza, ya que todo acto humano estará de acuerdo o en

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contra de ella. Afirmación que equivale a decir que pecar es desobedecer la ley de Dios, porque tal
desobediencia viola el orden natural: Omne vitiutn eo ipso quod vitium est, contra naturam est («El vicio lo
es porque se aparta de la naturaleza»). Así, Tomas de Aquino vuelve al principio de «creer para
comprender» y no su contrario, como quiso Abelardo. Como vio Aristóteles, el fin del ser humano es el
bien, pero ahora el SUMO BIEN ES DIOS y la fe en Dios y la doctrina que la sustenta son imprescindibles
para conocer las distintas dimensiones del bien moral.

4. RUPTURA DEL PENSAMIENTO ETICO MEDIEVAL: OCKAM, SCOTO

4.1 SCOTO Y OCKAM: DUNS SCOTO (1266-1308) suscribe las teorías de


Aquino, si bien da algo más de relieve a la voluntad divina en la
determinación de la ley moral. Es un precedente de las ideas más
rompedoras y drásticas del teólogo franciscano inglés GUILLERMO DE
OCKHAM (c. 1290-1349).

4.2 LA NAVAJA DE OCKAM: La filosofía de Ockham es sobre todo conocida por su famosa METÁFORA DE LA
«NAVAJA», eliminando todos los conceptos superfluos y metafísicos, que sólo consiguen introducir
confusión y no dejan pensar con claridad. Entre los conceptos superfluos están los «UNIVERSALES»,
conceptos abstractos que no designan ninguna realidad concreta, por lo que no son más que nombres sin
contenido real. Sólo los individuos son reales y se los conoce a través de la experiencia.

4.3 LA ETICA Y LA EXPERIENCIA: El dominio de la física es la experiencia y el de la ética es la voluntad, de


forma que sólo a partir de la voluntad podemos explicar la ley moral. Puesto que la ley moral procede de la
voluntad de Dios, basta referirse a ella y no dar más explicaciones, cualquier razón ulterior sobra.

4.4 LA MORAL, LA ETICA Y DIOS: De nuevo se rechaza el naturalismo y, con él, la


incipiente idea de una ley natural. Basta acudir a la voluntad de Dios y decir que de ella
emana una ley que es un orden querido por la divinidad entre otros órdenes posibles.
Matar o robar son acciones malas porque se circunscriben como tales en el
ordenamiento querido por Dios. Así, lo bueno es bueno porque Dios lo quiere y lo
malo está prohibido porque Dios no lo quiere. No hay otra explicación. La moral
teológica revelada y la moral racional filosófica no llegan a encontrarse.

Esa separación entre la física y la ética se traduce en la separación entre el poder


temporal y el poder espiritual.

4.5 DERECHO IRRENUNCIABLES Y RENUNCIABLES: Con una mentalidad que, al igual que la de Abelardo, se
adelanta a la modernidad, Ockham sostiene que tanto el poder de los príncipes como el del pontífice están
sometidos al DERECHO. Distingue entre unos DERECHOS «IRRENUNCIABLES», como el derecho a conservar
la vida, y otros DERECHOS «RENUNCIABLES», como el derecho a la propiedad privada. Con todas estas
ideas, no sólo se anticipa a la filosofía moderna, sino que pone las bases, por una parte, del protestantismo
y, por otra, de un pensamiento político cercano al de Maquiavelo.

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