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CONCEPTUALIZACIÓN1
Podemos resumir entonces: Libertad: capacidad de elegir entre bien y mal, siempre el bien, al producirse
la caída queda el libre albedrío: capacidad de elegir. Por las carencias del hombre, éste elige otros bienes.
Gracia: es la ayuda divina (fruto de la Redención) para elegir el bien. Beatitud: supremo fin La unión del
alma con Dios es la suprema felicidad.
1.3. EL MAL
Debido a la naturaleza pecadora del ser humano, todo lo que hace es imperfecto, como lo es también la
sociedad en la que vive. La perfección es inalcanzable por razones metafísicas, porque el ser humano es
finito. Tampoco es alcanzable por razones morales, por la naturaleza pecadora del hombre. La moral
cristiana enseña que no todos los deseos conducen al bien y que hay que enderezarlos con el propio
esfuerzo y la ayuda de la gracia divina. Sólo así, el hombre se hace acreedor de la vida eterna, que es la
realmente valiosa y por la que merece la pena luchar. Con el auxilio de la filosofía, este mensaje se irá
intelectualizando.
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Cf. Fundación Atman. Religiones. Ad literam- Texto usado únicamente para uso pedagógico.
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1.4 PENSAMIENTO MORAL: El núcleo de su PENSAMIENTO MORAL,
que se encuentra a lo largo de sus escritos, y no en una obra
específica sobre el tema, es el naturalismo teleológico que ya está en
Platón y que recoge Aristóteles, según el cual el objetivo de la ética
es alcanzar el fin «natural» de la vida humana, que no es otro que la
FELICIDAD. Como hemos visto en los capítulos dedicados a la filosofía
griega, la felicidad no se consigue viviendo de cualquier manera, sino
VIVIENDO BIEN. Dicho de otra firma, LA VIDA FELIZ (BEATE VIVERE) ES LA VIDA BUENA (BENE VIVERE).
1.4.1 ETICA DEL BIEN Y LA FELICIDAD: Agustín hace suya dicha teoría y afirma que, a pesar de la caída , EL
SER HUMANO QUIERE SER FELIZ. Lo que tiene que hacer es aprender a ser BUENA PERSONA, es decir, a
QUERER EL BIEN. A causa del pecado, los humanos tienden intrínsecamente hacia el mal, pero es posible
superar esa tendencia y encontrar a Dios.
1.6 LA LEY DIVINA: De los estoicos toma Agustín la idea de un lógos divino
que gobierna el mundo, es la LEY DIVINA, medida de las leyes humanas, a la
que hay que someterse aunque no se entienda del todo, aceptando (y esto
ya no es estoico). Ello no impide, sin embargo, que sólo tengamos que
sentirnos culpables del mal que hemos hecho intencionadamente.
1.7 ETICA, LUCHA ENTRE DOS CIUDADES: Para los filósofos cristianos, el hombre ya no es un ser social cuyo
destino y fin es la política, sino una CREATURA DE DIOS a quien debe dar cuenta finalmente de sus actos.
Aun así, la política reproduce esa lucha que se da en el individuo entre la cupiditas y la caritas, o entre el
mal y el bien. De acuerdo con ello, Agustín proyecta sus dos tipos de ciudad: la ciudad regida por el amor
de Dios y la ciudad regida por el amor a uno mismo. Existen una oposición y una hostilidad entre ambas
ciudades, pues la primera, al fijarse sólo en Dios, propugna el desprecio de la persona, mientras que la
segunda ignora a Dios. Es posible, por ejemplo, desarrollar las virtudes sin tener presente a Dios, en cuyo
caso los móviles acaban siendo inmorales y la virtud deviene en vicio.
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Hay que notar que las DOS CIUDADES —DIVINA Y HUMANA—
Aluden a dos tendencias sociales, que «hemos denominado
místicamente dos ciudades»; una de ellas «vive según el
hombre», y la otra, «según Dios». Esta última representa, contra
las intuiciones e ideales del mundo pagano, un orden moral
universal legitimado por la divinidad.
2. EL VALOR DE LA CONCIENCIA:
PEDRO ABELARDO
2.2 PEDRO ABELARDO (1079-1142): En los monasterios se desarrolla el MÉTODO ESCOLÁSTICO, basado en
el estudio y la discusión dialéctica de las principales tesis filosóficas y teológicas. Una de las figuras más
potentes es la de Pedro Abelardo que no es un monje típico, aunque acaba su vida en un monasterio.
Oriundo de Francia, siente muy pronto la atracción por las letras y por la autonomía intelectual. Destaca en
seguida como un orador y polemista brillante, que tiene que sufrir la condena y el rechazo de sus obras a
causa, sobre todo, de sus amores con ELOÍSA —contados en el relato autobiográfico, Historia Calamitatum
—, que le acarrean todo tipo de repu-dios y críticas. Es el primer filósofo medieval que escribe una Ética,
un texto breve y atractivo donde se desmarca de la moral naturalista suscrita por sus contemporáneos.
1.4 LA CULPA Y EL CASTIGO MORAL: El cristianismo había introducido la práctica de la confesión como el
medio para conseguir el perdón de los pecados. Tal como estaba establecida, la confesión daba más
importancia a la pena impuesta para reparar el pecado (una pena que podía consistir en un castigo
público), que a la contrición del pecador, la verdadera contrición y voluntad de no volver a pecar. Abelardo
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se opone a esa concepción de la confesión como espectáculo, se opone al castigo público, a favor de una
práctica privada que empiece con el examen de conciencia. Una máxima de san Pablo (Romanos, XIV, 23)
se trasluce en el pensamiento moral de Abelardo: omne quod non est ex fide peccatum est («TODO LO QUE
NO SE HACE POR CONVICCIÓN ES PECADO».
1.5 ETICA INDIVIDUALISTA-VOLUNTAD ETICA: Se ha calificado a Pedro Abelardo como el primer filósofo
moderno. En efecto, su ética es individualista, como lo será la filosofía moral moderna, desarrolla por
primera vez una moral de la persona. Lejos de suscribir el naturalismo ético que derivaba de la lectura del
Timeo, tan difundida en los monasterios para explicar la creación del hombre, él defiende por todos los
medios a su alcance que el hombre actúa desde sí mismo, desde la VOLUNTAD, y que sólo la intención
determina el carácter moral de la acción.
3.5 LEY NATURAL Y LEY DIVINA: Uno de los problemas centrales ahora
será demostrar que la imposición de una ley moral divina no es tal, porque,
en realidad, esa ley se encuentra ya inscrita en la naturaleza del ser
racional, aunque éste tarde en darse cuenta. No tendría sentido que Dios impusiera una ley contraria a la
naturaleza humana, por lo que hay que pensar que ley divina y ley natural convergen. «HAY QUE HACER EL
BIEN Y EVITAR EL MAL» es el axioma del que toda ética debe partir. Aristóteles había enseñado que todo
tiene un fin y el fin del hombre es el bien. Ahora se dice que ese bien lo ha determinado Dios, quien
lógicamente no puede ordenar nada que no convenga a la naturaleza del ser racional. «naturalismo
teleológico» que Abelardo refutaba. LA LEY NATURAL, en Tomás de Aquino, es el puente necesario que une
la LEY ETERNA O DIVINA con las LEYES HUMANAS, que son contingentes, cambiantes y pueden estar
equivocadas.
3.6 MAL MORAL: Dicho de otra forma, dada una naturaleza humana, la ley
de Dios es la que es y no puede ser otra. EL PECADO consistirá, pues, en
contrariar a la naturaleza, ya que todo acto humano estará de acuerdo o en
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contra de ella. Afirmación que equivale a decir que pecar es desobedecer la ley de Dios, porque tal
desobediencia viola el orden natural: Omne vitiutn eo ipso quod vitium est, contra naturam est («El vicio lo
es porque se aparta de la naturaleza»). Así, Tomas de Aquino vuelve al principio de «creer para
comprender» y no su contrario, como quiso Abelardo. Como vio Aristóteles, el fin del ser humano es el
bien, pero ahora el SUMO BIEN ES DIOS y la fe en Dios y la doctrina que la sustenta son imprescindibles
para conocer las distintas dimensiones del bien moral.
4.2 LA NAVAJA DE OCKAM: La filosofía de Ockham es sobre todo conocida por su famosa METÁFORA DE LA
«NAVAJA», eliminando todos los conceptos superfluos y metafísicos, que sólo consiguen introducir
confusión y no dejan pensar con claridad. Entre los conceptos superfluos están los «UNIVERSALES»,
conceptos abstractos que no designan ninguna realidad concreta, por lo que no son más que nombres sin
contenido real. Sólo los individuos son reales y se los conoce a través de la experiencia.
4.5 DERECHO IRRENUNCIABLES Y RENUNCIABLES: Con una mentalidad que, al igual que la de Abelardo, se
adelanta a la modernidad, Ockham sostiene que tanto el poder de los príncipes como el del pontífice están
sometidos al DERECHO. Distingue entre unos DERECHOS «IRRENUNCIABLES», como el derecho a conservar
la vida, y otros DERECHOS «RENUNCIABLES», como el derecho a la propiedad privada. Con todas estas
ideas, no sólo se anticipa a la filosofía moderna, sino que pone las bases, por una parte, del protestantismo
y, por otra, de un pensamiento político cercano al de Maquiavelo.