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La teoría de la imprevisión

se presenta cuando situaciones extraordinarias, ajenas a las partes, imprevisibles y posteriores a la


celebración del contrato alteran la ecuación financiera del mismo en forma anormal y grave, sin
imposibilitar su ejecución. Resulta, entonces, procedente su aplicación cuando se cumplen las
siguientes condiciones:
a. La existencia de un hecho exógeno a las partes que se presente con posterioridad a la ce-
lebración del contrato.
b. Que el hecho altere en forma extraordinaria y anormal la ecuación financiera del contrato.
c. Que no fuese razonablemente previsible por los contratantes al momento de la celebra-
ción del contrato.
Respecto del primer requisito cabe precisar que no es dable aplicar la teoría de la imprevisión
cuando el hecho proviene de la entidad contratante, pues esta es una de las condiciones que
permiten diferenciar esta figura del hecho del príncipe.
Es de la esencia de la imprevisión que la misma sea extraordinaria y anormal; "supone que las
consecuencias de la circunstancia imprevista excedan, en importancia, todo lo que las partes
contratantes han podido razonablemente prever. Es preciso que existan cargas excepcionales,
imprevisibles, que alteren la economía del contrato.

ANÁLISIS ESTÁTICO
Corporación CONSEJO DE ESTADO, SALA DE CONSULTA Y SERVICIO CIVIL
Radicado 1011
Fecha Santafé de Bogotá, D.C., catorce (14) de agosto de mil novecientos noventa y
siete (1997)
Consejero Ponente CESAR HOYOS SALAZAR
Actor DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO DE LA PRESI-
DENCIA DE LA REPUBLICA

ANTECEDENTES
1. La Ley 104 de 1993, definió como víctimas de atentados terroristas a aquellas personas que sufren di-
rectamente perjuicios por razones de atentados terroristas producidos por artefactos explosivos y ataques
guerrilleros que afecten en forma indiscriminada a la población.

2. En virtud de la obligación contenida en las normas anteriormente citadas la Red de Solidaridad Social
efectuó la licitación pública número 002 de 1996, para la contratación de una póliza de seguro de acci-
dentes personales para amparar víctimas civiles por razón de atentados terroristas cometidos por bombas
o artefactos explosivos, guerrilleros, combates que afecten de forma indiscriminada a la población civil
y masacres realizadas en forma discriminada por motivos ideológicos o políticos contra un grupo de po-
blación civil en el marco del conflicto armado interno, y que causen directamente su muerte real o pre-
sunta o su incapacidad total permanente o su desmembración.

3.Como resultado del proceso anterior se celebró un contrato de seguro, con el objeto de otorgar cober-
tura a los civiles residentes dentro del territorio colombiano que resulten víctimas de acuerdo con la de-
finición dad por la ley 241 de 1995, tomando como valor de la prima el que el oferente favorecido deter-
minó como tal y luego de efectuados los cálculos actuariales correspondientes, realizados los estudios
estadísticos de siniestralidad y analizada la declaración del estado del riesgo presentada por la Red de
Solidaridad Social.

4. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 1036 del Código de Comercio, el seguro es un contra-
to solemne, bilateral, oneroso, aleatorio y de ejecución sucesiva:

Solemne, pues requiere la suscripción de la póliza por parte del asegurador.

Aleatorio, pues la prestación a cargo de uno de los contratantes, no guarda relación alguna con la
del otro, desde el punto de vista de su equivalencia, dado que esa prestación se encuentra sujeta a
la ocurrencia incierta de un hecho futuro que, de llegar a presentarse, evidenciaría notoria des-
proporción. Este carácter de aleatorio indica que existe incertidumbre respecto al asegurador,
vale decir, si tendrá o no que afrontar el pago de una indemnización y cuál ha de ser la cuantía de
ella; puede suceder que el daño no alcance el límite máximo establecido como suma asegurada o
exceda de ésta.

5. De igual manera, por expreso mandato del art. 868 del Código de Comercio, a los contratos aleatorios
no les es aplicable la teoría de la imprevisión.

6. El inciso 2º del numeral 1 del art. 5 de la ley 80 de 1993 al referirse a los derechos de los contratistas
dispone que éstos tendrán derecho, previa solicitud, a que la administración restablezca el equilibrio de
la ecuación económica del contrato a un punto de no pérdida por la ocurrencia de situaciones imprevis-
tas que no sean imputables a los contratistas.

Siendo claras las características del contrato de seguro prevalentes sobre cualquiera otra forma y especí-
ficamente sobre la ley 80 de 1993, teniendo en cuenta que el riesgo, por definición expresa del artículo
1054 del Código de Comercio consiste "...en el suceso incierto que no depende exclusivamente de la vo-
luntad del tomador, del asegurado o el beneficiario, y cuya realización da origen a la obligación del ase-
gurador...".
CONSIDERACIONES
La no aplicación de la teoría de la imprevisión al contrato de seguro. El Código de Comercio con-
templa en el artículo 868 la llamada teoría de la imprevisión, de gran importancia para mantener el equi-
librio de las prestaciones en los contratos mercantiles.

Dice así el artículo en sus dos primeros incisos:

"Cuando circunstancias extraordinarias, imprevistas o imprevisibles posteriores a la celebración de un


contrato de ejecución sucesiva, periódica o diferida, alteren o agraven la prestación de futuro cumpli-
miento a cargo de una de las partes, en grado tal que le resulte excesivamente onerosa, podría ésta pedir
su revisión.

El juez procederá a examinar las circunstancias que hayan alterado las bases del contrato y ordenará, si
ello es posible, los reajuste que la equidad indique; en caso contrario, el juez decretará la terminación
del contrato".

Las circunstancias extraordinarias se refieren casi siempre a fenómenos económicos que producen alte-
raciones significativas a los precios o dificultades graves en la importancia o suministro de productos y
bienes que hacen que uno de los contratistas no puedan cumplir con su obligación o incluso los dos con-
tratistas, lo cual se traduce en que el equilibrio del contrato se afecta de manera ostensible, a tal punto
que la norma prevé que, si es posible, el juez ordene los reajustes para equilibrar el contrato conforme a
la equidad y si no disponga la terminación del contrato.

En nuestro derecho la teoría de la imprevisión entró como un desarrollo jurisprudencial del célebre ar-
tículo 8º de la ley 153 de 1887.La Corte Suprema de Justicia en sentencia del 29 de octubre de 1936, ex-
presó: "La teoría de la imprevisión que según Demogue nació en el derecho canónico debido a los es-
fuerzos de los canonistas de la Edad Media que impusieron su aplicación por los tribunales eclesiásticos,
impidiendo así el enriquecimiento de uno de los contratantes a expensas del otro, como algo contrario a
la moral cristiana, supone como subtendida en los contratos una cláusula rebus sic stantibus, según la
cual sus autores explicaban que las partes implícitamente se reputaban haber subordinado la subsistencia
de sus respectivas obligaciones en los términos en que habían convenido, a la persistencia de las condi-
ciones de hecho existentes el día del contrato".
DECISIÓN
Al contrato de seguro no le es aplicable el inciso segundo del numeral 1º del artículo 5º de la ley 80 de
1993, en lo que se refiere al reconocimiento del equilibrio de la ecuación económica del contrato por la
ocurrencia de situaciones imprevistas no imputables al contratista. Ello por cuanto la teoría de la
imprevisión no rige para los contratos aleatorios, como lo es el de seguro, por la naturaleza misma de
éste y por expresa disposición del último inciso del artículo 868 del Código de Comercio.

CONSIDERACIONES TEORIA DE LA IMPREVSION


La característica aleatoria del contrato de seguro está dada por la variedad de hechos que constituyen
riesgos y que pueden ser objeto de la cobertura de los contratos de seguros, siendo inciertos, eventuales,
contingentes, posibles, no eliminables por la prevención y de consecuencias nocivas para las personas,
los bienes o las actividades económicas. La doctrina ha fijado tres requisitos para que exista la imprevi-
sión en los contratos sinalagmáticos: "a) que se trate de ejecución sucesiva, ejecución continuada a tér-
mino; b) que con posterioridad a la celebración del contrato se realice un acontecimiento imprevisto, es
decir, que racionalmente no lo hayan previsto los contratantes; y ello porque otra cosa sucede cuando las
prestaciones carecen de equivalencia en el momento del contrato y las partes han previsto acontecimien-
tos por los cuales una de las prestaciones puede resultar excesivamente onerosa, por ejemplo, en la cons-
titución de un usufructo vitalicio o de una renta vitalicia, los años que superviva el usufructuario o el
acreedor de la renta. Por lo tanto, no puede hablarse de imprevisión cuando el acontecimiento del cual
depende la excesiva onerosidad "entra del álea normal del contrato". c) que el acontecimiento imprevis-
to produzca un notable desequilibrio entre las prestaciones, de manera que el contrato que fue previsto
sinalagmático, cese de serlo". Como se advierte, la teoría de la imprevisión no encuentra aplicación en
el caso de los contratos aleatorios, por la naturaleza misma de estos, en donde el carácter de imprevisibi-
lidad marca la prestación de una de las partes y se constituye en elemento distintivo del contrato. Nota
de Relatoría: Autorizada la publicación con oficio de la fecha el 2 de septiembre de 1997.

ANÁLISIS ESTÁTICO
Corporación Consejo de estado - sala de lo contencioso administrativo - sección tercera

Radicado 73001-23-31-000-1996-4028-01(14577)
Fecha Bogotá, D.C., veintinueve (29) de mayo de dos mil tres (2003)  
Consejero Ponente Ricardo Hoyos Duque
Actor Sociedad pavimentos Colombia Ltda.
Demandado Instituto nacional de vías
ANTECEDENTES
+Entre el Fondo Vial Nacional, hoy Instituto Nacional de Vías, y la sociedad Pavimentos Colombia
Ltda., se celebró el contrato para la rehabilitación del sector K41+000- Lérida de la carretera Ibagué -
Mariquita. En su desarrollo se suscribieron los contratos adicionales números 713 de 1.990; 717 de
1991; 266 de 1992; 021 y 803 de 1993; 333 de 1994; 383, 714, 411-7-89, 411-9-89 y 411-10-89 de
1995.

+La ley 104 de 1993 estableció una contribución equivalente al 5% del valor total del correspondiente
contrato o de la respectiva adición, para todas las personas naturales o jurídicas que suscribieran
contratos de obra pública para la construcción o mantenimiento de vías, la cual se descontaría de cada
cuenta que se cancelara al contratista.

+Con posterioridad al 1 de enero de 1994, ya en vigencia de la ley, se celebraron los contratos


adicionales Nos, 333 de 1994, 714, 411-9-89 y 411-10-89 de 1995, sobre los cuales el Instituto Nacional
de Vías realizó el descuento por la contribución anterior, en las actas de obra números 64, 69, 70, 71 y
72, correspondientes a los meses de abril, septiembre, octubre, noviembre y diciembre de 1995,
respectivamente, por un valor total de $95.388.403.

+El valor del contrato se estimó inicialmente en la suma de $813.171.600 y más adelante se adicionó
con el fin de completar la ejecución íntegra del objeto contratado, todo calculado sobre valores básicos o
a origen del contrato, ajustados a la fecha de la ejecución; es decir, las adiciones. Se hicieron sin contar
ajustes.

+El sistema de pago se llevó a cabo a través de cuentas mensuales de cobro de obra ejecutada por los
precios unitarios que figuraban en la lista de cantidades de obra de la propuesta, los cuales se ajustaban
de acuerdo a cada grupo de obra y a los ajustes pactados en el contrato.

+A la sociedad demandante se le efectuaron los descuentos a que se hizo alusión antes de las cuentas de
cobro mencionadas, razón por la cual tuvo que asumir un mayor costo en la ejecución de la obra
contratada, por razones no imputables a él, mayor costo que en ningún momento, como es lógico, se
encuentra recogido dentro de los precios básicos del contrato ni en sus ajustes, lo cual de perogrullo
produjo el rompimiento de la ecuación económica del contrato surgida al momento de proponer.

+Con base en el concepto emitido por la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado el 19
de septiembre de 1994 (rad. 637), el Instituto efectuó los descuentos por concepto de la contribución, sin
aceptar para ningún caso, reajuste de los precios unitarios en igual cuantía. Es decir, sin aceptar la
existencia del hecho del príncipe como factor de rompimiento de la ecuación económica de los contratos
que estaban en curso y que fue necesario adicionar en su valor.
CONSIDERACIONES
En este caso la sociedad que actúa como demandante pretende el restablecimiento del equilibrio
económico del contrato No. 411 de 1989 que suscribió con el Instituto Nacional de Vías (INVIAS),
debido a que con la vigencia de la ley 104 de 1993, se afectó sustancialmente la ecuación económica ...
haciendo más oneroso para el contratista el cumplimiento del objeto contratado, todo esto porque se
impuso una contribución especial del cinco por ciento (5%) sobre la suma total de los contratos
adicionales en valor que se hicieron al contrato principal, cuyo monto nunca pudo estar contemplado en
los precios unitarios pactados. Considera, por tanto, que en este caso se dan los supuestos para la
aplicación de la teoría del hecho del príncipe, ya que la ley constituyó un hecho imprevisible e
irresistible para las partes, generando de esta manera el quebrantamiento del equilibrio financiero del
contrato, toda vez que la obra tuvo un mayor costo de $95.388.403, reduciendo de esta manera las
ganancias para el contratista y aumentando por consiguiente sus egresos.
La parte actora también manifiesta que debe presentarse una ajustada labor de hermenéutica a la
disposición jurídica que hace posible adicionar los contratos, por cuanto en los contratos de obra pública
a precios unitarios como lo fue el contrato No. 411 de 1989, es un error celebrar contratos adicionales,
como quiera que el precio estimado inicialmente no es el verdadero valor del contrato sino el que resulte
cuando concluya la obra, sin que ello represente un cambio o adición en el contrato sino la aplicación de
las reglas previamente determinadas. La verdadera adición existe cuando se modifica el objeto del
contrato, que no es el caso de los contratos adicionales que se gravaron con la contribución especial.
Son pues dos los planteamientos de la demanda que la Sala debe entrar a resolver: Primero, si en el
presente caso se configura la teoría del hecho del príncipe y es procedente el restablecimiento de la
ecuación económica del contrato y segundo, definir frente a los contratos de obra pública a precios
unitarios, el efecto jurídico de las adiciones en su valor. Para ello, abordará el examen de los siguientes
puntos:
1) El equilibrio económico del contrato;
1.1 El hecho del príncipe;
1.2 La teoría de la imprevisión;
2) Los antecedentes jurisprudenciales sobre la incidencia de los impuestos en la contratación estatal;
3) El contrato No. 411 de 1989 y sus adicionales y la imposición de la contribución establecida por la
ley 104 de 1993;
4) El perjuicio que alega el contratista y
5) Las adiciones al valor en los contratos de obra pública pactados a precios unitarios.

DECISIÓN
CONFIRMASE la sentencia proferida por el Tribunal Administrativo del Tolima el 10 de noviembre de
1997 en la cual negó las pretensiones de la demanda al no estar la contribución del 5% de que trata el
artículo 123 de la Ley 104 de 1993 relacionada con la ejecución del contrato, sino provenir de un
mandato legal, no puede concluirse que se haya roto el equilibrio contractual, en razón a que ninguna
relación tiene este impuesto con la ecuación económica contractual” además, se establecido que al
momento de celebrar los contratos adicionales, ya se tenía conocimiento del nuevo impuesto sin que en
su oportunidad se hubiere presentado reclamo o impugnación por el Contratista.

CONSIDERACIONES TEORIA DE LA IMPREVSION


En este caso en particular, la jurisprudencia al momento de examinar el estudio de la teoría de la impre-
visión afirma que éste alude a medidas administrativas generales que, aunque no modifiquen directa-
mente el objeto del contrato, ni lo pretendan tampoco, inciden o repercuten sobre él haciéndolo más
oneroso para el contratista sin culpa de éste.
La teoría de la imprevisión se debe tratar como una medida imperativa y de obligado acatamiento que
reúna las características de imprevisibilidad y generalidad, además que produzcan una lesión o perjuicio
al contratista, y esto da lugar a la compensación, en aplicación del principio general de responsabilidad
patrimonial que pesa sobre la Administración.
En el desbalance latente que se materializa en la ecuación financiera del contrato, para que acaezca este
fenómeno se deben cumplir los siguientes supuestos fácticos.
a. La expedición de un acto general y abstracto.
b. La incidencia indirecta o directa del acto en el contrato estatal.
c. La alteración extraordinaria o anormal de la ecuación financiera del contrato como consecuencia de la
vigencia del acto.
d. La imprevisibilidad del acto general y abstracto al momento de la celebración del contrato.

ANÁLISIS ESTÁTICO
Corporación Consejo de estado - sala de lo contencioso administrativo - sección tercera

Radicado 25000-23-26-000-1991-07391-01(14043)

Fecha Bogotá, D. C., veintiséis (26) de febrero de dos mil cuatro (2004)

Consejero Ponente GERMÁN RODRÍGUEZ VILLAMIZAR

Actor Sociedad viviendas y construcciones de hormigón armado Ltda. Hora Ltda.


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Demandado  CAJA DE VIVIENDA MILITAR
ANTECEDENTES
+El 23 de mayo de 1987 la Caja de Vivienda Militar convocó el concurso No. 002-CVM-87 para
contratar por el sistema de cofinanciación, la construcción de un mínimo de 100 y un máximo de 300
viviendas, contemplando tres alternativas de licitación de acuerdo a las condiciones que se ofrecieran,
así: si contaban con un proyecto aprobado, con licencia de construcción vigente y la posibilidad de
iniciar de inmediato la construcción podían optar por la alternativa I; si el proyecto además,, se
encontraba ya en proceso de construcción, podían optar por la alternativa lI; y, si solamente ofrecían
un anteproyecto con plano topográfico aprobado, respuesta de Planeación Distrital a la consulta
previa para urbanizar e indicación de las Empresas Distritales sobre las posibilidades de obtención de
servicios públicos, se podía optar por la alternativa III.

+Como documentos integrantes de la propuesta para la alternativa III, se contempló, entre otros, el es -
tudio de suelos preliminar y, dentro de los aspectos técnicos que se determinó que los oferentes de -
bían haber estudiado “... Las condiciones del suelo donde se levantará la construcción y determinado
el tipo de cimentación y estructura a utilizar, entendiéndose con esto que con posterioridad a la acep -
tación de la propuesta, la Caja no reconocerá mayores costos por circunstancias imprevistas del suelo
o replanteamiento en los diseños de cimentación o estructura requeridos para garantizar a cabalidad la
estabilidad de la construcción.  Igualmente, debían prever las necesidades técnicas exigidas por las
Empresas Distritales de Servicios Públicos para garantizar un perfecto funcionamiento de los servi -
cios hidráulicos, sanitarios y telefónicos para todos y cada una de las viviendas.

+Dadas las condiciones de los suboficiales que ocuparan las viviendas la Caja estimó un costo inicial
por unidad entre $2.800.000.oo y $3.300.000.oo.

CONSIDERACIONES
Luego del análisis de los eventos anteriores, que fueron invocados reiteradamente por el contratista
para fundar sus solicitudes de prórroga del plazo contractual, la Sala concluye que son eventos
comprendidos dentro del álea normal del contrato, puesto que, a pesar de que se demostró su
ocurrencia, no se probó que los mismos fuesen extraños, imprevisibles y anormales al contrato,
requisitos indispensables para aplicar la teoría de la imprevisión, determinante de la obligación de la
entidad a reparar la ecuación financiera del contrato. En otros términos, por la naturaleza del contrato
celebrado entre las partes, por las obligaciones y riesgos asumidos por el contratista, no le era
suficiente probar hechos o actos provenientes de sujetos o entidades distintas al contratista, para
justificar la prórroga de los plazos e imponer a la entidad la obligación de asumir los sobrecostos
generados por los mismos. Además de lo anterior, cabe agregar que la circunstancia de que la entidad
hubiese aceptado prorrogar el plazo contractual, porque encontró justificadas las razones del
contratista, no traduce en la asunción de los sobrecostos generadas con la mismas. Es un
comportamiento que desarrolla los principios de lealtad y buena fe que gobiernan los contratos
estatales, por virtud de los cuales las partes co- contratantes deben propender por la ejecución del
contrato en las mejores condiciones posibles para cada uno de ellos. La entidad, al aceptar las
prórrogas solicitadas por el contratista, ofreció a este las posibilidades necesarias para que salvara las
dificultades que invocó, permitiendo así que el contratista tuviera más tiempo para ejecutar las
prestaciones adquiridas y evitando que éste incumpliera el contrato por la no entrega de las obras
dentro del plazo contractual. Lo anterior no significa, como equivocadamente lo invocó el contratista,
una aceptación por la entidad de los efectos económicos negativos que las prórrogas pudiesen causar
al contratista; pues, ya resultaba suficiente que asumiera los efectos causados con la demora en
entregar las unidades de vivienda a los adjudicatarios, que fueron privados de recibirlos en las
oportunidades previamente acordadas.5) Las adiciones al valor en los contratos de obra pública
pactados a precios unitarios.

DECISIÓN
la Sala concluye que no se produjo el rompimiento de la ecuación financiera del contrato que invocó
el contratista, como también que la entidad no incumplió las obligaciones derivadas, con lo cual se
impone confirmar el fallo apelado.

Finalmente se advierte que no procede la condena en costas, con fundamento en lo dispuesto en el ar-
tículo 55 de la ley 446 de 1998, modificatorio del artículo 171 del C.C.A., vigente para el presente
caso por ser una norma procesal de aplicación inmediata, que condiciona el pago por este concepto a
la prueba de la conducta abusiva o temeraria de la parte vencida; la que no se presentó en el subjudi -
ce.

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