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La investigación histórica familiar La cuestión sobre la cual P. avanza está planteada en términos de la
investigación sobre los orígenes. El presente trabajo retoma este interés del niño/ado­
lescente en la misma dirección que plantea la autora 1, dirección diferenciada, articu­
Adrián Grassi lada, no contrapuesta con la investigación sexual infantil y que denominamos la
investigación histórica familiar infantil/adolescente, la cual, en convergencia con
lo desarrollado por distintos autores (ver, por ejemplo, Abraham y Torok, 2005;
Introducción Faimberg, 2006; Gampel, 2006, entre otros), puede también denominarse investiga­
ciones genealógicas.
Uno de los aportes realizados por Freud, que ha contribuido de manera significa­ Es importante destacar que las preguntas del niño por sus orígenes son las pregun­
tiva a la construcción en el imaginario colectivo del concepto infancia, ha sido vis­ tas que (se) hace el yo respecto de su propia génesis. ¿Cómo nacen los niños, como
lumbrar el interés de niños/as en los asuntos de la vida sexual, algo que hasta ese nací yo, cómo nace el yo? Nacimiento del yo que tiene su (pre)historia y genealogía.
momento se suponía dominio exclusivo de los varones adultos. El mismo se pone de De este modo, se abre la perspectiva de una de las funciones otorgadas al yo en la obra
manifiesto con la investigación sexual infantil y deja establecidas ciertas condiciones de P. Aulagnier como la instancia responsable de los procesos de historización. La
fundantes para la estructuración del psiquismo en la infancia. La clásica pregunta ¿de investigación histórica familiar adiciona algo a las preguntas de los niños relativas a
dónde vienen los niños? o ¿cómo nacen los niños? es obra de la puesta en marcha de la nacimientos, diferencias sexuales, diferencias generacionales. Algo más que, al anudar
pulsión de saber. Freud consideraba que la curiosidad sobre los nacimientos, las dife­ estos intereses sexuales e intereses por los orígenes (del yo), es también interés por los
rencias sexuales, las relaciones sexuales entre los padres convertía al niño en un peque­ orígenes de la historia que lo antecede, por la (pre)historia, pregunta por las vivencias
ño investigador (Freud, 1905). La cuestión tiene un interés práctico para el niño: del grupo que hay detrás del grupo (familiar) y que conforman su genealogía. Estas
¿cómo nací yo?, ¿por qué me tuvieron?, preguntas que constituyen una parte de las preguntas por la genealogía, obra y función del yo en un trabajo de historización
actividades de investigación y teorización que posibilitan el desarrollo de la pulsión de conectan al sujeto con los mitos de origen que conforman la trama discursiva simbó­
saber en ámbitos de interés mas amplios, del mismo modo que su obstaculización lica familiar en la cual se enclava. Lo conecta con los fragmentos significantes de la
puede constituirse en origen de dificultades en el aprendizaje (Cordié, 2006). existencia y de la vida psíquica de sus predecesores, elementos transmitidos con los
La cuestión planteada toma un rumbo diferente con P. Aulagnier (1986), quien que él mismo va a tener que estructurarse y comenzando por la nominación, paradó­
entiende que las preguntas de los niños por el origen tienen un papel fundante en la jicamente, "su nombre propio, lo mas impropio" 2•
constitución psíquica en la medida en que lo remiten a la construcción de una escena Ya desde los primeros contactos sensoriales con el niño, la particular manera de los
de los {sus) orígenes. Ca-construcción que el niño deberá realizar apoyado en funciones progenitores de elaborar mitos de origen se hace presente. En ellos, el hijo aparece
parentales y a partir de fragmentos significantes extraídos de las prácticas discursivas vinculado con las diferencias corporales, subjetivas, con la no complementariedad o
desarrolladas en los intercambios libidinales con progenitores y allegados. Fragmentos desarmonía entre los sexos, con la tensión agresiva entre las generaciones. Por diferen­
que se organizan en mitos sobre cómo nacen los niños, sobre su origen, sobre sus tes vías se transmiten y coagulan el rechazo, el temor, el amor, el odio, el placer, el dis­
antepasados, sobre las relaciones establecidas entre los protagonistas de esta (nueva) placer, la sumisión, el dominio/ En su trabajo de historización, con sus distintos
historia. Signos de deseo de la relación entre los progenitores y de su lugar anticipado, momentos y capítulos, como con sus logros y fracasos, el yo interpreta, "inventa", his­
imaginado, deseado por y en el conjunto parental que lo precede. Una de las funcio­ toriza y construye su pasado, inscribiendo o coartando la subjetividad desde la infan­
nes de esta operación es que liga al niño al deseo de los progenitores y a su genealogía, cia y a lo largo de toda la vida.
ubicando el deseo de los padres como causa de su existencia. Las preguntas, en apa­
riencia 1nocerites, sencillas, sobre cómo nacen los niños, cuál es su procedencia recu­ El Yo no puede prescindir de un saber sobre su ontogénesis psíquica, sobre su
bren y condensan un interés relativo al lugar y función que él ocupa en circuitos de propia historia libidinal e identificatoria. Es una necesidad de su funciona-
deseos que lo preceden y esperan, con los cuales va a tener que estructurarse. Sean
cuales fueran estos deseos, allí circulan, forman parte de su (pre)historia y prefiguran 1. Cumple una fundamental función para la escena de les orígenes la pregunta por el origen
un lugar designado anticipadamente. ¿Qué deseos lo gestaron y esperan? Interrogan­ del deseo y del placer. Placer entre los progenitores y entre cada uno de ellos con el hijo. El
tes estos no necesariamente explicitados ni contestados, pero que constituyen los pri­ hijo como causa del deseo y del placer entre hs padres.
meros párrafos de una historia que comienza a significarse e inscribirse. 2. Recién, y cuando se pongan en marcha procesos adolescentes con el pasaje de firma, el
nombre terminará de constituirse como tal en un trabajo de apropiación.
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miento situarse :r anclar en una historia que sustituye un tiempo-vivido per­ Al vincular subjetividad y genealogía, lo traumático cobra un sentido en relación
dido por la versión que el sujeto se procura merced a su reconocimiento de las con la transmisión. Lo traumático que se transmite de generación en generación tiene
causas que lo hicieron ser, que dan razón de su presente y hacen pensable e un lugar en el árbol genealógico, en los grupos que anteceden al niño, en la tramita­
investible un eventual futuro (Aulagnier, 1977: 167 y ss.). ción psíquica de las marcas significantes en esa genealogía.
Es interesante destacar que esta problemática no era ajena a Freud, quien veía en
En la infancia, este trabajo de investigación va a estar al�ervftio de la identificación las "disposiciones constitucionales" la secuela que dejaron las vivencias de nuestros
del niño con el grupo, con sus ideales, con sus dinámicas, con sus objetos privilegia­ antepasados:
dos para su incorporación al mismo, lo cual constituye una de las partes del contrato
narcisista (encontrando el yo ideal sustancia en estas trazas junto con los afectos que Las disposiciones constitucionales son con seguridad la secuela que dejaron las viven­
acompañan la crianza). En la adolescencia, este trabajo toma una inflexión particular cias de nuestros antepasados; también ellas se adquirieron alguna ve:z: sin tal adquisi­
con la desidentificación, al ponerse al servicio de "imaginarizar" e inventar un futuro ción no habría herencia alguna. El hecho de que sobrevengan en períodos en que el
ligado a ese pasado, a la genealogía. El proyecto identificatorio, guiado ahora por el desarrollo no se ha concretado confiere a sus consecuencias una gravedad tanto mayor
ideal del yo, nace de este trabajo. y las habilita para tener efectos traumáticos. La consideración por el vivenciar prehistó­
rico en la etiología del proceso patológico, junto con el vivenciar infantil, conforman
Definimos proyecto identificarorio a la autoconstrucción continua del Yo por "la serie" de la predisposición por fijación de la libido (Freud, 1987: 329)4.
el Yo, necesaria para que esta instancia pueda proyectarse en un movimiento
temporal, proyección de la que depende su propia existencia. Por eso es impo­ La clínica psicoanalítica con niños, adolescentes y sus familias nos da ocasión de
sible pensar un yo "vital" que no pueda catectizar un tiempo por venir (Ídem). observar casos en los que un potencial traumático vinculado a la prehistoria, y siem­
pre sujeto a elaboraciones posteriores, interviene en los procesos psicopatológicos del
El proyecto identificatorio, como investintento de un tiempo por-venir, tiene niño/adolescente. Acontecimientos que se sitúan en la prehistoria conforman hitos
como sustento y presupone un desarrollo saludable de la investigación histórica fami­ fundantes de la vida del sujeto. No obstante, la denominación de prehistoria vincu­
liar. Es uno de los trabajos psíquicos índices de los procesos adolescentes que tiene lada a acontecimientos que se ubican en la genealogía requiere de precisiones, ya que
como precondición y facilitación la investigación histórica familiar. Proyecto identifi­ se trata de hechos efectivamente acontecidos en generaciones precedentes, ese "viven­
catorio, obra y función del yo en la adolescencia, es el trabajo de significar la historia, ciar prehistórico" es previo a la llegada al mundo del niño y, sin embargo, va a aportar
la genealogía, mediatizadas por la investigación histórica. El yo, en este sentido, elementos a "la (serie) constitucional" en su organización psíquica. Sólo en un sentido
"aprendiz de historiador-historizante" busca en los mitos de origen transmitidos sus lineal evolucionista de la historia se puede considerar pre-históricos estos aconteci­
causas, sus herencias con las cuales construirse sus anclajes y su devenir en proyecto mientos, como sólo una postura biologista piensa "lo constitucional" exclusivo de lo
identificatorio, proyección hacia el futuro que requiere de construir(se) un pasado
3. Sobre los usos políticos de la memoria que fuerzan a que traumas sociales pasen al estatuto
(Aulagnier, 1991).
de "olvidos" renegando del pasa,o, puede mencionarse, sólo como un ejemplo citado por
lo reciente, entre otros tantos posibles encontrados en nuestra historia como sociedad, la
noticia relativa al caso de Sampallo Barragán M. E., primera hija de desaparecidos que
Transmisión y genealogía impulsó el juicio contra sus apropiadores, quienes la criaron con una identidad falsa. El
Tribunal que lleva la causa, le negó la copia de las audiencias en las que se reconstruyó su
Trá'hsmisión y herencia de la vida psíquica son dos condiciones para la puesta en historia (ver diario Página 12, 8-01-2009, pág. 12). Muchos de los estudios psicoanalíticos
marcha de la investigación histórica familiar. Cuando la pulsión de saber se dirige actuales sobre la transmisión psíquica y lo traumático han encontrado importantes desa­
haci2 el "saber sobre los orígenes", puede encontrar un desarrollo favorable, así como rrollos en investigaciones sobre los efectos traumáticos del Holocausto y la Shoá en genera­
también importantes obstáculos. Hay herencias que crean condiciones y promueven ciones posteriores. Los autores aquí citados son algunos de quienes han realizado aportes
el desarrollo de la investigación histórica, dejan curiosear en el pasado, en los mitos de significativos al desarrollo de dichas investigaciones, que es un campo que tiene aún
mucho por explorar.
origen, en la historia de los ancestros, de la misma manera, otros funcionamientos
4. Como para situar mejor la cuestión de la transmisión y lo traumático en una línea genealó­
familiares o grupales inhiben y obstaculizan dicha irvestigación3 .
gica, en el texto freudiano repárese en la nota al pié de la conferencia arriba citada, donde
'"''""""""nr"' PI Pwmema de las series complementarias, bajo la forma de un árbol genealógico.
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biológico. Con estas consideraciones se deberá tratar lo traumático en el árbol genea­
lógico en los grupos que anteceden la llegada del niño, en la tramitación y transmi­ dan expuestas a las miradas y, en los períodos en que los brotes de la enfermedad son
sión de lo que son las marcas significantes en esa genealogía. La genealogía es también más notorios, el colegio mismo le es interrumpido.
constitutiva de la historia del sujeto, es decir forma parte de "lo constitucional"5. Este elemento (objeto psíquico) de "vergüenza y ocultamiento" se lo puede rastrear
Luego vendrá su resignificadón como repetición anticipada en la generación de sus padres. Los padres de la niña estu­
vieron por un período de casi un año separados cuando su hija tenía tres años (un año
antes de la aparición de la psoriasis). De la separación, a la niña nada se le explicó, ni
El objeto transgeneracional en el transcurso de la misma ni a posteriori, porque nunca se habló del asunto, nunca
se lo trató como tema de la familia. Después de cinco años, momento en que se hace
Se denomina objeto transgeneracional al conjunto de aquellas experiencias inscrip­ la consulta, el tema es relatado y puesto por primera vez en una cadena discursiva. La
tas en las generaciones precedentes y cuya simbolización parcial y fragmentaria se niña parecía no haber acusado recibo de que algo había pasado en la familia, nada
transmite como herencia por vías diversas. Si por un lado es cierto que las herencias curioseaba. "Yo me preguntaba cómo esto la iba a afectar, porque ella estaba muy bien
psíquicas garantizan la conservación de las adquisiciones y del potencial significante en ese período, y como el padre venía a casa y se iba cuando la nena estaba dormida, y
de la humanidad, también pueden transmitir a los sucesores la carga de tener que a la mañana volvía antes de que se despierte, parecía que nada había cambiado", relata
superar cuestiones que quedan en suspenso en el inconsciente de los padres y ances­ la madre.
tros, y conllevar consecuentemente un potencial traumático para las generaciones Durante ese año de separación, si bien el padre continuó viendo a la niña, la
venideras (Eiguer, 2003). misma fue prácticamente criada por la abuela materna, quien fue a vivir con su hija y
Para realizar un aporte a la psicopatología, en un marco conceptual que excede el la nieta. Vuelto el padre a la casa luego de transcurrido ese año, la misma abuela ten­
de la metapsicología de los procesos individuales y se incluye dentro del espacio incer­ dría cada vez un papel más relevante en la relación con la nieta, pero también en la
generacional, es fundamental la consideración de; .la no diferenciación o ambigüedad relación de la pareja de los padres.
en los vínculos entre las generaciones (Kaes, 1993) Sin embargo, es conveniente pre­ Gran parte de los motivos y de los conflictos que condujeron a la pareja a la separa­
cisar que una historia del concepto de "lo ambiguo" debiera tener en cuenta estudios ción, así como peleas posteriores, tienen su origen en la importancia y el lugar privile­
tales como Simbiosis y ambigüedad de J. Bleger (1967), donde encontramos en ger­ giado que va ocupando la abuela en las decisiones que afectan tanto a la pareja como
men lo que luego R. Kaes y otros desarrollan en sus trabajos6. a su hija. Dentro de esta repetición del ocultamiento, otro elemento a destacar, siem­
Seguiremos, a continuación, la conformación del objeto transgeneracional y sus pre en esta generación, es que un hermano de la madre, do de la nena, es motivo de
efectos patógenos a partir de diferentes situaciones clínicas. Veamos, en primer lugar, vergüenza familiar; padece de una adicción a las comidas y su obesidad por momen­
la consulta que realizan los padres por una niña de 8 años que padece una psoriasis tos lo hace autointernarse, interrumpiendo sus hábitos y rutinas; el tío declara que lo
desde los 4. Un elemento significante insistente a lo largo del trabajo con los padres y hace porque no quiere que lo vean así.
la niña es la compulsión a esconder (por vergüenza) a la hija en los períodos de mayor El ocultamiento y vergüenza familiar también aparecen con relación a una her­
brote de la enfermedad. Así es que le son interrumpidas distintas actividades que la mana de la abuela materna de la niña, ya de una generación anterior. La mujer había
niña realiza, tales como gimnasia deportiva o danza, en las cuales sus "manchas"que- sido internada por una crisis psicjtica en el más absoluto silencio el día del cumplea­
ños de este tío, cuando la niña ténía 6 años. "Nadie nos dijo nada, no sabíamos qué
pasaba , pero la fiesta se arruinó", relata la madre de la niña quien sólo con los años
5. De 'iP tiempo a esta parte venimos considerando'la importancia de tratar las relaciones reconstruye que se trataba de la tía psicótica.
psicosomáticas bajo la idea del enraizamiento psicosomático más que el apoyo de lo psí­ Tomando otro caso, nos referiremos al análisis que realiza Freud (1919) del cuento
quico en lo somático. Sostenemos que la subjetividad no es sin cuerpo, como no lo es sin de E.T. Hoffman, "El hombre de la arena''. El relato presenta al protagonista, el joven
la genealogía. Genealogía y cuerpo son juntura en la subjetividad. Nathanael quien, producto de sus delirios, termina suicidándose. Todo transcurre en
6. El trabajo de Bleger tiene un valor teórico a la vez que histórico, que incluye también a torno a ciertas actividades intrigantes del padre de Nathanael y el abogado Coppelius,
Pichon Rivere. Ambos autores han realizado importantes desarrollos sobre los conceptos que visitaba a la familia periódicamente por las noches para t�ner reuniones con el
de simbiosis y ambigüedad, como el "objeto viscoso" a la vez que destacaron la importan­ padre, generando en la propia casa un clima misterioso y sombrío. El padre se alejaba
cia de que toda simbiosis es siempre grupal e involucra por lo tanto, dos o mas individuos
cada vez más del hijo, en el sentido de que se tornaba más y más intrigante la natura­
en interrelación.
leza de las relaciones del éste con su socio del silencio. Estas intrigas van en aumento y
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levantan barreras frente a la investigación histórica familiar, o investigaciones genealó­


el niño comienza a espiarlos mientras ambos están reunidos. Detrás del cortinado de
gicas. Junto a la investigación sexual infantil, la subjetividad requiere de la investiga­
la sala, donde ambos hombres desarrollan sus reuniones, Nathanael se oculta para
ción históricafamiliar infantil-adolescente.
mirar. Sin poder descubrir demasiado, el niño es reprendido una y otra vez: "Vete a
Nos preguntábamos por las posibilidades de elaboración por parte de los integran­
dormir o va a venir el hombre de la arena". "¿Pero quién es el hombre de la arena?",
tes de las generaciones futuras o venideras, de aquello traumático vivido por los inte­
pregunta el niño. Es un hombre malvado que viene a ver a los niños que no quieren
grantes de generaciones precedentes. En este sentido, pensamos que, en cualquier
dormir, les hecha puñados de arena y sus ojos caen sang5and,o al piso. Una noche,
generación, los traumatismos no elaborados por los antepasados pueden ser objeto de
misteriosamente, el padre de Nathanael muere en su própiá casa, producto de una
una puesta en forma creadora por los sucesores. De allí que desde una epistemología
explosión que el niño escucha desde su habitación, mientras transcurría una de las
no determinista se planteen las incidencias entre las generaciones9, en la medida en
tenebrosas reuniones. Frente a la imposibilidad por averiguar qué había ocurrido, el
que el objeto transgeneracional no conlleva en sí una "naturaleza patógena" y su
niño termina identificando al abogado Coppelius con el hombre de la arena.
carácter transformable es siempre una posibilidad de las generaciones venideras. El
El cuento pone en escena el fracaso de la mirada para poder acabar con el secreto,
psicoanálisis con niños, adolescentes y familias ha abierto un campo propicio de
la incapacidad para descubrir un secreto a través de la investigación: "Hay una estafa a
investigaciones en este terreno.
mi alrededor y los adultos me mandan a dormir cuando no me arrojan arena a los
ojos para que no vea''. Ante las preguntas del niño por la identidad de Coppelius y
por la de su propio padre cada vez más extraño, la madre y la criada, en complicidad,
lo obligan a cerrar los ojos con el interrogante a cuestas. El secreto que se insinúa de
esta forma en el hogar da origen al sentimiento de algo ominoso, angustiante terror
que agobia a Nathanael.
Podemos decir que lo ominoso se define como el efecto persistente de un secreto
por siempre incognoscible y devastador que calf�ª estragos por provenir del seno de lo
familiar, de lo conocido. Obra de un misterio mantenido, lo siniestro se distingue por
la alienación de la intimidad y de la confianza familiares. Lo más familiar, la intimi­
dad del hogar, se transforma en lo mas extraño.
En este caso, el objeto transgeneracional se va organizando en torno al secreto y la
prohibición de mirar. Freud había interpretado el temor a quedar ciego de los niños
del cual el cuento "El hombre de la arena" es una metáfora, como el temor a la castra­
ción. Lo que otros autores7 señalan es que los ojos están al servicio de la pulsión de
saber, de investigar. El cuento muestra su prohibición o interferencia, mediante la
figura del arrancador de ojos.

Final abierto a perspectivas futuras

A,>artir de nuestra experiencia destacamos q'ue en todos estos casos en que lo trau­
mático tiene una importancia vinculada a la genealogía, si algún elemento clave en la
historia del niño-adolescente, o en la de quienes son sus antepasados, no le es presen­
tado al niño en forma metabolizable, se generan secretos en la historia, y simultánea­
9. En este sentido, es importante el aporte de S. Tisseron (1997) que cuestiona el concepto
mente se genera también la prohibición de preguntar respecto de lo silenciado8 . Se de transmisión por presentar al riesgo de hacer creer que algunos contenidos mentales pue­
7. Cfr. Rand, N. y Torok M. (1997). dan transmitirse como se transmiten bienes inmuebles, diferenciando el concepto de
8. Diferente a los significantes enigmáticos planteados por J. Laplanche, que son motor de la influencias entre las generaciones, ya que éste da lugar a la interpretación del menaje por
investigación. Es el enigma que promueve la investigación y el deseo. parte del receptor.

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