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9. DIETANTES Y ANORÉXICAS:
UNA OELThllTACIÓN NECESARIA

Mon<a Punta RodtLlfo

INTRODUCCIÓN

La clínica ~oslenida con pacientes púberes, adoles-


centes y mujere~ jóvenes me ha impuesto una diferen-
cia que considero fundamental para el establecimiento
del diagnóstico, pronóstico y recomendaciones terapéu-
ticas. Una cosa es hablar de "trastornos de la conduela
alimcnt.oria" (Jcammet, 1990), "dietantes"1 o "anorexias
blandas", y olra muy distinta es hablar de "anorexia".
Prefiero reservar esta última denominación, anorexia
(vera),' para los trastornos que implican un agujero en
el cuerpo, lo que en la conceptualización de P. Aulagnier
llamarlnmos una inscripción pictogramática de recha-
zo: en la superficie continua del cuerpo algo ha sido
inscripto en su negatividad. El aporte del pictograma
de rechazo nos permite pensar de una manera más
sutil la diferencia entre una inscripción pictogrnmática
positiva y una negativa, sin considerar a ésta como
mera falta de inscripción. Es muy distinto conceptuali-
zar algo en términos de ausencia (a-estructura, agujero
como simple hueco) que hacerse cargo de la positividad

l. Término ncuñndo por A. Bonsignore para reíerirse a quienes


reali1.o.n conaLnntomcntc dletas.
2. Anor<\XiA vera o anorexia ne.ni.osa.

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de lo negativo: por ejemplo, la existencia de una desli- problemáticas no anoréxicas de la modalidad alimen-
gadura que trae como consecuencia el de~mantelamien­ taria son derivaciones de las formaciones del incons-
to de una zona erógena. El agujero es y su positividad ciente. lle de sostener como hipótesis que é~tas últimas
se dN;pliega en el hecho de que constituye o bien una >on las que han sufrido un incremento considerable en
pérdida de zona o bien una pérdida de la actividad los últimos años, mientras que la anorexia <vera),
ligada a ella y por consiguiente una pérdida de cuerpo. aquella que llevó a la muerte a Margarita de Hunwia.
Este af,'lljero no es meramente una metáfora, sino que es una afección tan poco frecuente como el autismo, y
forma parle de la experiencia de la depresión psicót ican debemos difer!'nciarla claramente de otros problemas
(Winnicott, 1979) o "depresión elemental" (Tustin). Esta ligados al "no comer". Para estos últimos derivados de
pérdida do cuerpo puede alcanzar dimensiones masi- formaciones sintomáticas, utilizaré la denominación
vas, como en el caso del autismo, o comprender forma- "problcml'iticas en la modalidad alimentaria" o equiva-
ciones más Ne<:torizadas, más puntuales (pr<.>elusión local, lentes.
en lt'.!rminos de Nasio, 1988; R. Rodulfo, 2004). En adelante, he de referirme exclus1vamento a estas
f'mnces 'rustin 0989) establece unn relación entre ultima~ <?n el tiempo específico de la pubertad y adoles-
proceNos nutísticos y anorexia (vera>; y al reforirse al cencia femeninas.
historial de Margaret3 manifiesta la autora que por ese En segundo lugar, mi objetivo ei; intentnr ahondar
entonces no había detectado las profundas relaciones en la relación existente entre este tema y la prevalen-
entn• ambos grupos. Las ideas de esta autora nos han cia del mismo en la población femenina. lle obs<:rvado
permitido profundizar en la conceptualización d!'I obje- que, si bien In mayoria de los aut.ores bacon mención a
to sen~ación y reflexionar con respect.o a que, para cier- Ja alta incidencia de estas afecciones en pacientes
tos pacientes afectados por un proceso de mujeres, luci;to de esta constatación no realium ulterio-
agujereamient.o, los objetos sensación parecen obturar res desarrollos sobre el punto.
dicho agujero. Pero, la seudoprotección que prestan
impide que la púber utilice y desarrolle medios de pro-
tección más genuinos. En particular, le impide o por lo DEL AMOR lDENTlFICA'rOJUO
ll)Cnos le dificulta entrar en contacto con los seres Y EL DESEO DE RECONOCIMIENTO
humrtnos que la cuidan y podrían ayudarla a modificar
sus temores. Desde mi enfoque, éste es uno de los pun- La identilicación es el modo principal en que el niño
tos diferenciales con otras patologias somáticas: el ta- pequeño puede reconocer la subjetividad de otra per-
ponamiento del agujero con el recurso al objeto sona y para Freud (1921) constituye el primor lazo
sensación, lo que otros autores denominan autoerotismo emocional con un objeto. Según J. Benjamin 0997), en
ncl;(ativo (Jeammet). cuyos desarrollos nos apoyaremos. la noción de genero
Mientras que la anoreicia (vera) se deriva de lo que encarna la diferencia genital, pero no está motivada
Nasio ha denominado formaciones del objeto a, las en ella. El desarrollo de la identidad de género, lejos
de simplificar las cosas, hace más justicia a las com-
plejidades do In problemática en juego al involucrar
on ella las vicisitudes narcisistas de la separación-
3. l'acicnl.r nnnlízadn por Tustin en 1958. individuación. Esto me ofreció la posibilidad de

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reinterpreta1· las preocupaciones inherentes a la sos. El efecto de esta desigualdad es que la identifica-
genitalización a la luz de conflictos en el desarrollo de ción con el padre no tiene un lugar propio claramente
la subjetividad y de las relaciones intersubjetivas. El düerenciado y jerarquizado en el desarrollo narcisísti-
padre se convierte en el punto de partida para nues- co de la niña, en comparación al que tiene la madre
tra reflexión. Es en el momento de mayor conflicto de con e1 varón.
separación donde emerge una representación del pa- En el psicoanálisis clásico, la envidia del pene emerge
dre que es significativa tanto para las niñas como para como respuesta a la diferencia sexual anatómica. La
los niños. Ambos necesitan en esta encrucijada ser hipótesis de trabajo de los autores contemporáneos
reconocidos por el padre como sujetos deseantes, es dedicados a esta temática es justamente la opuesta.
decir, como verdaderas alteridades. Específicamente, Benjamin (1997), sostiene que la niña
En la teoría psicoanalítica debemos seguir enfatizan- desea ser reconocida por su padre porque está luchan-
do la importancia del lugar paterno en la estructura- do por subjetivarse-autonomizarse y esta búsqueda en
ción del narcisismo de la niña, ya que si se le ha otorgado estos tiempos tempranos se realiza a través de la
importancia, ha sido casi siempre refiriéndola al varón. identificación: "afirmarse a sí misma, reconociendo su
Freud, en Psicología de la masas y amilisis del yo, res- propio deseo". Además, para la niña, el padre frecuen-
tablece la función del padre diádico en el proceso de temente es elegido porque representa un otro diferen-
identificación del varón; en cambio, cuando se trata de te a la madre, en quien reconocer su propia alteridad.
la niña, no se ha atendido de la misma manera a la Precisamente, cuando no encuentra disponible al pa-
singularidad de esta relación. dre en la posición de identificarse con ella, esta no
Dada la distribución del trabajo, en nuestra cultura disponibj)jdad obstacuUza su propia identificación y
la madre representa los cuidados para la niña y el niño, a partir de allí se suceden diversos destinos psicopa-
mientras que el padre representa el mundo exterior; tológicos.
debido a ello, el padre se transforma en una pieza fun- Desde ya que t.odos los psicoanalistas que trabaja-
damenta l en esta nueva etapa del proceso de la sepa- mos las cuestiones de género aspiramos a alcanzar un
ración-individuación. contexto cultural en el que existan constelaciones fami-
El amor de identificación, caracterlstico de estos liares que permitan tanto a las niñas como a los niños
tiempos, es el contexto en que acontecen para los identificarse con una madre que va y viene entre el
humanos la separación y la identificación de género. adentro y el afuera y que pueda representar la subje-
Por lo tanto, el affaire amoroso con el mundo en la tiviclacl y la agencia tan bien como el padre. Pero en la
deambuladora, en definitiva implica un affaire amoro- cultura familiar, que está caracterizada por una divi-
so con el padre. Este proceso de identificación sión del trabajo tradicional, donde el padre representa
homoerótico está al servicio en la niña de establecer el afuera, las hijas tratan de usar la identificación con
su identidad femenina. ¿Pero qué es lo que sucede si el padre de esta manera.
fracasa la necesaria reciprocidad de su cumplimiento? La identificación de género se debe a una pluralidad
Por lo general, los padres suelen responder con mucho de posiciones más que a una línea única remitida a la
más énfasis a las necesidades de reconocimiento diferencia sexual. Los niños y las niñas en los procesos
identi.ficatorio de sus hijos varones quo a las de sus narcisistas son hlperinclusivos, creen que pueden tener
bijas, desarrollando con ellos lazos un poco más inten- y ser todo. Para ambos, esto continúa hasta el momeo-

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to édípico del descubrimiento de la complementariedad po una dimensión identificante: la puesta en acto de
sexual y el miedo a la castración, que en este contexto una autofiliación. Todo esto se ensambla con una multi-
significa para cada uno ser privado de lo que el otro plicidad de operaciones del imaginario social que pro-
sexo tiene. mueve al cuerpo como objeto de culto, dándose,
Erróneamente se ha reducido el interés temprano paradójicamente, una idolatría corpo1·al que despoja al
de las niñas por el padre a un amor edípico cuerpo de su alteridad. Allí funcionan las imágenes te-
heterosexual, mientras que lo que prima es un deseo levisivas, por ejemplo, convirtiendo lo que hubieran sido
de semejanza, un deseo homoerótico. Esta relación cuerpos libidinales en cuerpos de muñecas, muñecas de
ha sido oscurecida por la errónea asimilación de lo porcelana de similar espectralidad, planas y angostas,
erótico a lo heterosexual. Que un objeto amado sea que no comen, ni menstrúan, ni evacúan. El cuerpo
percibido como diferente o semejante no está deter- propio queda apresado en los procedimientos de una
minado por el sexo del objeto como Harris le hiciera estética-dietética racionalizada por un discurso de lo
notar a Freud (Harris, citado por Benjamin, 1997). saludable, bajo la égida de modelos imperativamente
La falta de reconocimiento y la negación del lazo directivos.
identificatorio daña el sentido de ser un sujeto A diferencia del deseo de reconocimiento que se pone
sexuado y conduce a la mujer a buscar ese deseo de en juego en el amor identificatorio, que es sobre todo
reconocimiento a través de modalidades alternativas deseo de alteridad, este segundo reconocimiento por
más o menos patológicas. aproximación a un ideal despótico conduce a1 sacrificio
de dicha alteridad: hay un punto en que todas las
muñecas son iguales entre sí.
PUBERTAD Y DESEO DE RECONOCJMIEN'l'O En esta época resulta dificil recibir en nuestra con-
sulta una paciente púber o adolescente que no presente
Según Gutton (1993), las metamorfosis puberales se perturbaciones más o menos significativas en In moda-
desarroUan bajo el signo de la exterioridad. Las trans- lidad alimentaria. Algunas de ellas llegan con antece-
formaciones del cuerpo son percibidas con extrañeza y dentes de tratamientos en instituciones cuya poütica es
asombro. Uno de Jos destinos patológicos lo constituye la de sojuzgar el síntoma desde una perspectiva neta-
la neutralización de la erogeneidad genital del cuerpo; mente conduclist.a. Es decir, reproducen el procedimiento
y en los casos do las problemáticas de la modalidad anteriormente descripto en una dirección inversa, con
alimentaria esta neutralización llega al ataque biológi- el supuesto objetivo de curar a estas jóvenes. La clínica
co donde el cuerpo entero se hace víctima. Contrainvestir psicoanalítica apunta, en cambio, a descifnu· el lugar
el cuerpo erógeno conduce a la construcción de un del síntoma en la subjetividad.
contracuerpo o cuerpo est~tico sublime Q.liller, Hekier) No es mi intención en este trabajo realizar una sín-
y este desplazamiento sobre otras zonas no implicadas tesis del estado actual de la cuestión; lejos de ello, el
por la erogeneidad genital constituye una defensa pri- único aspecto en que quisiera detenerme es en la ma-
vilegiada en la pubertad. yoría estadística irrefutable de estos padecimientos en
A la vez, estas prácticas ponen de manifiesto el fra- Ja mujer.
caso de una identificación, entrañando a1 mismo tiem-

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UN DESTL'IO POSIBLE ENTRE LA PUBERTAD ta tantas intervenciones iatrogénicas y la contribución
Y LA ADOLESCENCIA de éstas a la cronificación de sus malestares. Interven-
ciones que obturan toda posibilidad de hacer lugar y
Claudia tiene 19 años y hace uno llega a la consulta prestar atención a la emergencia y el despli1:gue de una
con delirins ob:;esivas. La culpa, el sacrificio del cuerpo, patología, a la larga inevitable, que provoca retornos
el hacer el bien, el ayuno de purificación y el ayuno de más violentos y agravados.
renuncia, el liberarse de la maldad, ~el agradecer a Puesto en marcha el proceso analítico y halhíndose Ja
Dios, et guardar a Dios, el amar a Dios y (') rogar a paciente en lucha por "dominar la came" -como dice el
Dios" caracterizan no sólo su discurso sí no su vida Evangelio con el cual concurre a sus sesiones- se queja
misma en el momento en que ta conozco. •rres años por no llegar a la realización perfecta del "sacrificio del
antes habfn sido rotulada como nnoréxica y había per- ayuno". ¿Qué descubrimos ent.onces? Nada menos que el
manecido internada varios meses en una de las clínicas de.'>CO de comer que no logra ser suficientemente domina-
de corte sado-conductista que proliferan en nuestro país do por la formación reactiva. Claudia evoca que en el
con la corrc"pondiente promesa a las familias de una tiempo de la llamada "anorexia", se moría de hambre,
domesticación del cuerpo y del p.. iqui~mo de nuestras pero su convicción de no comer era tan grande y su
jóvenes niilas. Vigilada y castigada, su vida, como la de deseo de •nacura" tan pregnante que ";;acnba fuerzas de
otras, había perdido la dimensión del espacio privado: cualquier parte", mecanismo de contrainvestidura con el
día y noche, y aun en el baño, era acompannda por una cual logrn reprimir y controlar su apetencia objeta!. Tanta
cuidadora. Era alimentada por la fuerza y debía seguir perseverancia en e:;te acto negativo le provoca un estado
un rígido plan alimentario que le había sido entregado de inanición, a partir de lo cual y sólo alh, como conse-
en forma impresa, después del diagnóstico inicial de cuencia y no como causa, pierde finalmente el apetito.
anorexia. En algún momento en que se provocó el vó- Junto con el apetito perdió la menstruación y una ade-
mito, fue obligada a ingerirlo nuevamente como parte cuada regulación térmica del cuerpo, trastornos que la
del plan do tratamiento. No pudiendo soportar seme- llevaron a nfectar la escolaridad al punto de perder et
jante maltrato, su fami lia y ella misma decidieron, año lectivo. La fluidez intestinal füe reemplazada por
saludablemente, dejar esta institución. una constipncíón pertinaz y un espeso vello la recubrió.
Recurrieron, en segundo lugar, a otra clínica de carac- Sin embargo, Claudia cuenta que pasaba hambre y
teríslicas más humanitarias, pero en la cual volvieron a que pare ella era un llxito "gobernar su boca"; ahora, en
confundir síndrome con formación clínica y tomaron la cambio, "quiere dedicar su ayuno a Dios y fracasa",
parte por el todo, o sea, no la tomaron en cuent.a como sintiéndose culpable y desdichada.
subjetividad descante, sino que se dedicaron a trabajar En ese entonces tuvo ocasión, a través de revistas y
sobre la perturbación de la conducta. Como los métodos programas televisivos, de acceder al listado de sínto-
fueron menos cruentos, al cabo de un tiempo de este mas que compondrían la "anorexia". Pudo aprenderlos,
trabajo acotado lograron doblegar al síntoma. y aprender a tenerlos, identificándose así con el retrato
Al igual que otras púberes y adolescentes, al cabo de de anorexia propuesto y difundido por los medios de
dos o tres años llega a la consulta psicoanalítica con su circulación masiva. Este proceso se va dando, en Clau-
patología intacta y aun agravada en sus manifestacio- dia, a trav~s de una serie de pasos: el primero concier-
nes clfnicas, lo cual no es de extrañar teniendo en cuen- ne al rechazo de un cuerpo cuyo exceso de peso le

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acarrearía displacer o repulsa al compararlo con el de DEL CUEllPO IDEAL Y EL DESEO DE RECONOCIMIENTO
•tas modeloli" (Zirlinger) que encarnan en aquellos mis-
mos medios el ideal del cuerpo como cuerpo·tdeal. Pue- Recapitulando, la hipótesis que sostengo es que la
de invocarsl' l'n este punto el concepto de "cuerpo preeminencia de mujeres en los trastornos de la moda-
espectral" de R. Rodulfo, sobre todo porque de esas lidad alimentaria en la pubertad y adolescencia está
modelos !'lla no tiene una visión de carne y bue.'°, sino la ligada al impacto que la genitalización produce sobre la
mediada y filtrada por dichos medios. Todo esto desem- subjetividad, que desencadena una regresión por mala
boca en el segundo paso, que consiste en la introducción resolución en el momento narcisista del amor idenli-
de una dicta estricta y rigida como correspondo a tama- ficatorio en la relación homoerótica con el padre.
ña idealización del cuerpo-Uleol. Finalmente -tercer En este punto, la búsqueda de Ja identidad l'R una pieza
pnso- recibe nueva ayuda, otra vei do los medios, al no negociable y la misma contiene facetai; cnmctt>rialcs e
en U>rnrsc de q uc si vomita, la extrema scvcridncl de la imágeneR corporales. Esta búsqueda de la identidad se
dicta deja de ser una condición tan nec!'sarin. Al com- da sólo a partir del reconocimiento del otro y por trámi-
probar que "poner e11 acto• este descubrimiento le da tes de identificación que siguen las vías de focilitación
resultado, convoca a una ~reunión de amigas en el baño" que ofrecen los dispositivos sociales, encontrando su re-
en la que todas juntas por co11tag10 uk11tifit:atorio co- ferencia ejt'mplnr en "las modelos• publicitarias.
menzaron a provocarse el vómito ante la nul'va consig- La busqueda del ideal se objetiviza n travé:; de la
na: "vomitás y vomitás y así de nuevo pode" volver a bl.isqucda del cuerpo-ideal. que de esta manera se conli-
comer de todo sin engordar• (sic). tituye en ~porte del ideal del yo. Es aquJ, scgtin R.
Recordemos el carácter grupal y de contagio con que Rodulfo (20041 donde se produce "el atamiento de lo tcle-
Freud (]978) definió la identificación al modo histéri- tecno-mt'<lititico a lo espectral f...] de cuerpo sin cuerpo,
co: "no es una simple imitación sino una apropiación al extremo diet, al extremo light, al extremo cero calo-
sobre la base de la misma reivindJcación etiológica,
rías ... ¿Quó mojor cuerpo que el sin volumen? ... cuerpo
que expresa un igual que y se refiere a algo coml.in que
idoUzcu.l.o, <¡U{) circula en este espacio telc-tcc110-medi<ilico
permanece en el inconsciente•. Sostiene que "la identi-
ficación expresa comunidad: dos amantes son uno•. sin espcwr. Vida desprovista de sustancia tocable (que
El coro de chicas vomitando se vuelve lodo un para- se articula conl las necesidades y deseos pospubcrales de
digma de esta patología contemporánea y de su difu- dcsbaccrsc de lo genital [...], rechazando ei;o excedente
sión social. Se produce una suerte de efecto circular; la asimilable a la sexualidad infantil".
identificación por contagio, potenciada al máximo por Pero, a la vez, el alcanzar un ideal respondería a un
los comunicadores instituidos, genera un incremento e~tcreotípo, a una uniformidad, lo que D. Lippc 0994)
del contagio de la enfermedad, Jo cual a su vez retorna conceptualiza como una pérdida de identidad Sin
e incrementa el carácter grupal que ya tenia, una suer- embargo, desde el punto de vista que so:;tengo, esta
te de culto de imitadoras o fanáticas de la a11oréxica· alienación en la imagen ideal debe entenderse como
ideal, cuyo retrato concreto bien puede estar a cargo de una t('ntativa de curación de la pl.ibcr o adolescente,
la "modelo" de turno. Es decir, que el grupo de las pues, por su sesgo, realizaría el intento de ser recono-
dietantes, siguiendo la conceptualización de Frcud, com- cida por el otro. O sea que se alcanza el Ideal a riesgo
partiría e l mismo ideal del yo mwréxico. de perder la identidad en tanto diferencial, poro de esta

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manera, por identificación, se puede obtener el reco- BIBLIOGRAFÍA
nocimiento del otro. Renunciar al ideal podría exponer
a la joven a la pérdida de este reconocimiento, y de esa Aulagnier, P. (1977): La uiokncia de /,a interpretació11, Bue-
manera puede correr el riesgo de un derrumbe narcisis- nos Afres, Amorrortu Ediciones (AEJ.
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Es aquí donde regresamos al momento en que la Paidós.
falta de reconocimiento por parte del padre desembo- Brusset, B. (1994): "El ayuno y la purificación", Actualidad
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sentido de ser una subjetividad afirmada en su dife- Cena, M.T. (1994): "La anorexia masculina", Presentación
rencia: su ser de niña. En cambio, esta búsqueda de Jornadas Referencia, Buenos Aires.
reconocimiento parecería centrarse en este momento Dio Blciehmar, E. (1985): El feminismo espontáneo de la
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dietas, vayan al gimnasio, cuenten calorías, ingieran Fernández, A. (1993): La mujer de la iluswn, Buenos Aires,
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Todas se reconocen en este cuerpo sin cuerpo: estéti-
Aires, AE, vol. XVIII.
co-dietético, sublime, disciplinado. Todas se reconocen - (1923): "El sepultamiento del complejo de Edipo", AE. vol.
en este ser sin carne, sin formas, uni·forme (Lippe, x:cx.
1994), que, desde mi punto de vista, es consecuencia Giberti, E. 0990): Ti.empos de mujer, Buenos Aires, Sudame-
del fracaso del amor identifieatorio y lleva al borramien- ricana.
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demonios, nuevas formas de control de la carne sin Deve11ír adulte?, París, PUF.
Lacan, J.: "Senúnario La Identificación• (inédito).
carne. Éste es el precio que la púber paga "con más de
Lippe, D. (1994): "Trastornos de las conductas alimentarias
una übra" para ser reconocida en su ser de mujer -en
e Ideal". N.A. Psieoan.dlisis con Niños y Adolescentes, n• 6.
tanto diferencia- que a la vez le implica, por otro lado Nasio, J. (1988): Los ojos de Laura, Buenos Aires, Amorrortu.
la renuncia a su diferencia. He aquí una trampa en la - (1998): El dolor de la histeria, Buenos Aires, Paidós.
que suele caer fácilmente. Rodulfo, R. (2004): "Del cuerpo e~pectral. El territorio de las
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Volnovich, J.C. {1995): "Todas las mujeres son unas enanas",
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Barcelona, Laia.
Zirlinger, A.: "Anorexia en la adolescencia. Ropaje actual de
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Latinoamericano de Adolescencia, mayo de 1994, mención
especial en la Jornada de "Niños y Adolescentes", Asocia·
ción Escuela Psicoterapia para Graduados, noviembre de
1994.

TN'l'ROOUCCIÓN

¿Por qué muchos niños/niñas que presentaron una


organización psíquica cuya problemática fue considera·
da grave, logran defensas y formulaciones identifica-
torias que organizan su novela familiar?
Los materiales clínicos, que conforman un exquisito
legado recibido, nos abren el abanico de posibilidades
para transitar por las teorías que ofrecerán siempre
una explicación sobre tal o cual cuestión que la clínica
nos plantee; clínica y teoría constituyen aspectos indiso-
ciables de nuestra práctica.
Nos encontraremos con opciones metapsicológicas y ele-
gii-emos, S()b"Ún nuestra posición, un modelo de la psicopa-
tología para explicar el trayecto terapéutico a construir.
Los ejemplos en el trabajo anaUtico nos ayudan a
conocer cómo se organiza el psiquismo, y el "caso clíni-
co" cuya problemática es el sufrimiento extremo resulta
esencial para nuestro conocimiento.

PRESENTACIÓN Dl':L TEMA

¿Cómo es que el advenimiento adolescente, en el curso


del trabajo analítico, puede conseguir "figuras identi-

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