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Cirugía de casas

Es un pensamiento común el creer que la arquitectura consiste solamente en la

construcción de casas, no obstante, esta carrera consiste en muchísimas más cosas. En el

libro Cirugía de casas (1989), del conocido arquitecto argentino Rodolfo Livingston, hay

múltiples definiciones de la arquitectura. Entre mis favoritas están que la arquitectura es el

“invisible punto de encuentro entre los edificios y la gente” (Livingston, 1989, p.34), y que

la arquitectura “no se compone de medidas, sino de escenas” (Livingston, 1989, p.70).

Al analizar estas definiciones, se entiende que la arquitectura no es nada sin un

público al que atender, lo que convierte la arquitectura en un servicio, más que en un lujo.

Este servicio se da como completo y satisfecho cuando, como Rodolfo comparte, “el

arquitecto es bien recibido un año después” (Livingston, 1989, p.103).

Entrando al tema de los clientes, Livingston expresa constantemente la importancia

de llegar a conocer al usuario, para así lograr sacar el mayor provecho del proyecto. Esto se

logra escuchando al cliente, ya que, la mayoría de las veces, el cliente llega con un proyecto

lleno de temor. Temor a que se pase del presupuesto, a que una pared baje el valor de la

casa en el mercado, o temor a que por dejarse llevar, hagan de su casa una aberración.

Sin embargo, lo que muchos no saben, es que, el cliente, al poner estos límites

innecesarios e invisibles, esta volviendo su casa en un espacio de estrés y descontento,

cuando en realidad debería de ser un lugar seguro, cómodo y deseado, por lo que es muy

importante saber separar lo que el cliente pide, contra con lo que el cliente quiere.

Para evitar todo esto, el autor desarrolló y compartió una serie de entrevistas con el

propósito de separar, y al mismo tiempo juntar, las propuestas que el cliente dicta. Esto se
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alcanza a través de varias fases, en las que el cliente establece su proyecto pensado, su casa

soñada, sus quejas y finalmente, sus deseos, para al final recopilar lo valioso y trabajable,

para así lograr una mejora del proyecto que el mismo cliente presentó. El propósito de este

boceto final presentado en la segunda entrevista es que se logre entusiasmar al cliente, y

que vea su idea como algo factible, y, en caso de que quiera mejorar algo, es su idea contra

su propia idea; de esta manera ya no entra la opinión del arquitecto, solo su servicio.

A lo largo del libro es claro el énfasis que el autor expresa para hacerte entender de

como tu como arquitecto no estas construyendo una casa para ti, sino una casa para un

grupo de personas con necesidades, deseos y funciones que cambian y se tienen que llevar a

cabo sin importar el color y forma de su fachada.

Por otro lado, de una manera persona, esta lectura me hizo reflexionar sobre lo que

yo llamaba mi “conocimiento de la carrera”, ya que, lamentablemente, yo si tenía esa

opinión de la arquitectura como algo inalcanzable e intocable, expresada en el texto como

la “arquitectura objeto”.

Aparte de todas estas opiniones controversiales, el texto me llego todavía más, ya

que mi familia es una de las muchas que quedaron peleadas con los arquitectos que

construyeron la casa, ya que, aparte de que el costo de la obra dio un giro para el final del

proyecto, dejaron partes de la casa incompletas y otras mal hechas. También ignoraron

ideas y conceptos que mis papás tenían en mente con tal de hacer una arquitectura que para

ellos fuera estética, sin tener en cuenta su funcionalidad. Esto nos ha cobrado factura,

puesto que, incluso 19 años después del inicio del proyecto, la casa sigue en construcción.
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Por último, la arquitectura, puede aportar múltiples cosas, desde un techo hasta una

mejora en la convivencia familiar, ya que, como se mencionó, la arquitectura está

compuesta, más que de medidas, de escenas, puesto que la arquitectura no solo ocupa un

espacio físico, sino también un espacio psicológico.

Yo veo esto reflejado en mi familia ya que, al ser 5 personas viviendo en este

espacio, hay mucha convivencia, mayormente en la mesa redonda que se encuentra en el

comedor.

No obstante, en un arranque por cambiar y mejorar los muebles, mi mamá consultó

a una diseña de interiores con la esperanza de encontrar una guía. Sin embargo, la señora

solo le dijo que una mesa redonda en el comedor era una de las peores decisiones posibles

que alguien con una casa tan recta y cuadrada (como la nuestra) pudiera tomar.

Ahora bien, la comodidad y facilidad que te da una mesa circular para jugar en

tableros entre 5+ personas es casi imposible de conseguir en una mesa rectangular, por lo

que se puede concluir con que la arquitectura no es solo pensar fuera de la caja y crear una

edificación increíble e inigualable que este de adorno a media ciudad, sino de lograr

espacios útiles y cómodos según su público determinado.

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