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LOS EXTRANJEROS EN LA INDEPENDENCIA

Y LA RESTAURACION DOMINICANA
1844-1865.

INTRODUCCION.

Desde su nacimiento en 1844, durante la Primera República y la Anexión a


España culminando con la guerra de la Restauración, la República Dominicana no era
tierra de inmigración. Todo lo contrario.
La ocupación haitiana del 1822 había llevado a algunas de las pocas familias de
la vieja élite a salir del país, buscando conservar sus privilegios y esclavos, llevándolos
a las dos restantes colonias españolas en las Antillas que eran Cuba y Puerto Rico.
Las leyes haitianas que prohibían a los blancos poseer tierra y el alto impuesto
cargado a los comerciantes extranjeros, mantuvieron el desinterés de emigrantes
durante los 22 años de unificación de la isla bajo el gobierno de Boyer. Algunos
franceses contratados por ese gobierno para entrenar a su ejército, vivían en la parte
Este y un puñado de otros extranjeros, casi todos comerciantes, tenían sus negocios en
Puerto Plata y Santo Domingo. Pero eran muy pocos.
No consideramos en este trabajo los pastores y dirigentes del grupo de negros
libertos traídos a Puerto Plata y Samaná por órdenes de Boyer en 1824, pues no se
involucraron en la vida social, cultura y política dominicana, permaneciendo
discretamente con sus feligreses protestantes en pequeños grupos en esos dos pueblos.
Lograda la independencia, la lucha por conservarla a través de la defensa contra
las cuatro campañas militares haitianas, mantuvieron a la República Dominicana en
constante desasosiego, que la hacían poco atractiva para el asentamiento de extranjeros.
Pocos, muy pocos vinieron.
Pero los que ya estaban aquí, en su mayoría, se aliaron a los procesos
independentistas. Preferían vivir como dominicanos que como haitianos. Todos eran
de raza banca y procedían de Europa o de Suramérica. Liberales en su mayoría, con
excepciones. Vivieron los turbulentos años de guerra contra Haití y las contiendas
civiles entre los propios dominicanos. En la Anexión a España hubo ambivalencia al
principio. Pero en la guerra restauradora, la mayoría tomó la bandera dominicana de
nuevo.
El autor de este pequeño trabajo, tomó a 20 extranjeros que participaron de
algún modo en la política de los años entre 1844 y 1865. Hemos escogido los que nos
han parecido más relevantes y cuyas actuaciones aparecen en la documentación
disponible.
De los 20 que hemos escogido, 11 eran de procedencia francesa, o sea un 55%
y habían llegado al país durante los años de la ocupación haitiana (1822-1844). Del
resto, Gran Bretaña e Italia aportaron dos cada uno. El resto se reparte con uno cada
país, entre Holanda (Curazao), Haití, Colombia, Venezuela y Perú.
Hemos investigado en distintas obras, biografías, colecciones de leyes y de
tratados, y datos dispersos, que se refieren a los años entre 1844 y 1865. Este periodo
abarca la Primera Republica, la Anexión a España y la Guerra Restauradora.
Como señalamos, la mayoría de esos extranjeros (11) eran franceses, cuyas
familias o ellos mismos se habían radicados en la Isla durante el periodo de unidad bajo
el gobierno haitiano (1822-1844). Llegaron a Haití a trabajar con el gobierno de
Boyer, quien contrató a ingenieros y militares retirados para organizar el ejército
haitiano. Siendo blancos y nacionales de la nación que subyugó a los haitianos por
siglos, es creíble que fueron tolerados pero discriminados y que no se sintieran cómodos
entre los descendientes de los antiguos esclavos de franceses. Por eso, pensamos, que
se sintieron solidarizados con los dominicanos cuando éstos se separaron de Haití.
Vivian en la Parte Este de la Isla, donde la discriminación contra el blanco era
inexistente y por lo tanto, deseosos de permanecer en la Isla, optaron por apoyar la
independencia dominicana.
Veamos quienes eran:
José María Imbert fue clave en la batalla de Santiago, el 30 de marzo de 1844,
organizando la defensa, con conocimientos estratégicos que no poseían los militares
dominicanos. Junto a Imbert, en esa batalla, encontramos a otros tres franceses Pedro
Antonio Pelletier, Achile Michel y Furcy Fondeur. Fueron de los primeros oficiales del
ejército de la Republica Dominicana recién creado.
Otros franceses en nuestra lista fueron Pedro Eduardo Dubocq, amigo de Duarte
y protector suyo cuando fue apresado a mediados del 1844. Alejo Chanlatte fue
legislador en los primeros años tras la independencia. Juan Carlos Falgalde marino
francés, luchó en la campaña militar contra los haitianos en 1849, armando goletas para
hostigar a los haitianos en el Sur, ayudando así al ejército de Santana que logró detener
la invasión en la crucial batalla de Las Carreras. Pedro Prud`Homme tomó parte de la
capitulación haitiana en Puerto Plata en Marzo de 1844 y luego participando en las
batallas de Beler y Sabana Larga en 1849. También se integró a la política local.
Entre los demás franceses tenemos a León Alejandro Joubert, cuya familia
estaba asentada en Samaná desde décadas atrás. Fue Senador y Oficial Civil.
Dos marinos italianos, Juan Bautista Cambiaso y Juan Bautista Maggiolo,
fueron los creadores de la primera Marina de Guerra dominicana y sus actuaciones en
apoyo al ejército que luchaba contra las invasiones haitianas, fueron imprescindibles,
habida cuenta de la total inexperiencia dominicana en asuntos marinos. Sus
conocimientos náuticos fueron vitales para armar las goletas con armamentos y
vituallas, entrenar a los marineros en el arte del ataque naval y en organizar y dirigir las
incursiones contra el ejército haitiano en las cercanías de las costas. Su pericia en
conocer los bajíos y arrecifes logró destruir o alejar las flotillas haitianas que
asediarían las tropas dominicanas.
El holandés curazoleño Juan Everst, formó parte de la marina de guerra
dominicana establecida por el italiano Cambiaso y fue importante su participación en
esos combates marítimos.
Dos ingleses forman parte de esa lista. Teodoro Stanley Heneken quien fue
muy activo en ayudar a los dominicanos en los primeros años de su lucha
independentista, dando informaciones, datos y sirviendo al gobierno en varias
posiciones importantes. El otro, Lucas Gibbes, establecido en el suroeste del país, era
comerciante, pero participó en la política interna dominicana, especialmente en las
luchas civiles entre Santana y Báez.
Dos suramericanos son de importancia en este trabajo. El primero fue el
sacerdote peruano Gaspar Hernández, llegado al país durante la ocupación haitiana,
párroco y profesor, sus charlas fueron valiosas para acrecentar el ánimo independentista
de la juventud capitaleña. Aunque hispanófilo, apoyó la independencia y participó en
política, siendo Senador y destacándose especialmente como defensor de los derechos
de la iglesia católica frente al gobierno de Santana, quien por eso lo expulsó en el año
1853.
El otro suramericano fue Rafael María Baralt, venezolano, pero hijo de
dominicana. Importante intelectual, que por sus actitudes políticas fue exiliado varias
veces de su país y parte del exilio lo pasó en Santo Domingo. Su aporte más importante
fue como diplomático. Ocupando posiciones de prestigio en Madrid, fue el delegado
dominicano que negoció y firmó el tratado dominico-español de 1857, en el cual
España reconoció nuestra independencia, renunciando a reclamar el retorno a su
soberanía de su antigua colonia. Por ese aporte, el Congreso dominicano le dio un
reconocimiento en 1859.
Un caso curioso fue el de Alfredo Deetjen, quien aparentemente era ciudadano
haitiano, pues lo vemos siendo uno de los representantes haitianos que firmaron la
capitulación de Puerto Plata a raíz de la independencia. Si es así, es probable que se
acogiera a la disposición de la Junta Central Gubernativa del 1 de marzo de 1844 que
daban garantías a los haitianos que quisieran permanecer en el país, si juraban la
bandera dominicana. Deetjen luego participó activamente en la política como
constituyente en el 1858 y luego formó parte del gobierno de la Restauración en 1865 y
ocupando ministerios en gobiernos posteriores.
Finalmente tenemos al colombiano Manuel Barón Durocher, quien participó en
la política local durante la Primera Republica (1844-1861). Fue restaurador en la lucha
contra la anexión a España, actuando como militar
Casi todos esos personales permanecieron y murieron en el país, dejando
numerosa descendencia, con apellidos que se han diseminados en toda la geografía
dominicana. Muchos de sus descendientes, no sospechan lo útil e importantes que
fueron esos ancestros en lograr y mantener la independencia dominicana.
En este trabajo hemos querido destacar esa ayuda y reconocer la participación
de un puñado de extranjeros que se nos unieron en momentos críticos del nacimiento de
nuestra nación
Todo lo anterior nos induce a pensar que si bien la Republica Dominicana no
fue, en esos años, país de inmigración, aceptó a los extranjeros que vivían cuando la
independencia y supo utilizarlos en esas luchas y en la vida política de esos años. No
fueron discriminados, sino acogidos y aprovechadas sus habilidades, experiencias y
conocimientos técnicos, de lo cual los dominicanos en su mayoría carecían
Dicho lo anterior, es importante destacar que la Independencia de la Republica
Dominicana, la lograron los dominicanos solos.
No hubo ayuda extranjera, ni préstamos extranjeros, ni apoyo internacional en
los primeros años de la vida de nuestra nación. No hubo simpatía ni auxilios ni de
Europa, ni de la América Hispana, ni del Norte. Nuestros hermanos de Hispanoamérica
no mostraron interés ni simpatía hacia la nueva nación.
Esa independencia fue obra excesiva del pueblo dominicano. No vinieron
tropas extranjeras a ayudarnos como fue el caso de Estados Unidos donde franceses,
españoles y alemanes se sumaron a las luchas de su independencia.
Los países extranjeros que se interesaron por la nueva Republica Dominicana lo
hicieron por intereses propios, aspirando a ventajas de una u otra forma y una vez que
se consolidó la independencia. Francia buscaba bases navales, hasta un posible
protectorado y que los dominicanos pagasen parte de la deuda haitiana. España
pretendía recuperar su antigua posesión. Los Estados Unidos también buscaban
ventajas, en especial aspiraban a la Península y Bahía de Samaná y de algunos de los
islotes pequeños en nuestras costas. Gran Bretaña buscaba ventajas comerciales. Esas
potencias simpatizaban a que nos separáramos de Haití porque convenía a sus intereses
geopolíticos.
Como vimos, algunos extranjeros participaron en las luchas independentistas y
en la vida política del país entre 1844 y 1863. Pero la independencia dominicana fue
obra del pueblo dominicano. Lo mismo puede decirse de la guerra de la Restauración,
donde la lucha contra la anexión a España la llevamos solos, sin ayuda ni solidaridad
extranjera.
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Wenceslao Vega Boyrie,


Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Historia.
Santo Domingo, R.D.
Junio 2015.

A continuación presentamos cortas biografías de esos extranjeros, con datos


obtenidos de distintas fuentes. Están por orden alfabético.

1.- RAFAEL MARIA BARALT


(1810-1860).

Rafael María Baralt era venezolano pero hijo de dominicana, nació en Maracaibo,
Estado Zulia, Venezuela el 3 de julio de 1810, su padre fue el Coronel Miguel Antonio Baralt
y su madre, Francisca Pérez. El hecho de su madre ser dominicana, lo encariñó a nuestro país
y pasó parte de su infancia en Santo Domingo a donde su padre tuvo que trasladarse por
vicisitudes de la vida policía de Venezuela.
Baralt estudió en la Universidad de Bogotá, Colombia, graduándose de latín y
filosofía en el año 1830. Ocupó cargos militares en su país. En 1840 se trasladó a Paris,
Francia donde editó una importante “Resumen de la Historia de Venezuela” y un diccionario de
galicismos. No regresa a Venezuela, sino que se radicó en Francia y España.
En Madrid Baralt participó en la vida cultural de entonces. Fue destacado poeta, siendo
su obra “Adiós a la Patria” tan reconocida, que le valió ser electo miembro de la Real
Academia Española, el primero hispanoamericano en lograrlo. España también lo honró
condecorándolo con la Orden de Carlos III. i
Por su importante posición en España y por sus nexos familiares con nuestro país,
Baralt fue escogido por el Gobierno de Santana como Plenipotenciario para negociar y firmar el
primer tratado dominicano con España, importante documento pues en el mismo España
reconoció la independencia dominicana y formalmente renunciaba a reclamarla para sí. Ese
tratado fue firmado en Madrid el 18 de febrero de 1855 y ratificado por el Gobierno
Dominicano el 9 de mayo de ese mismo año. ii Ese tratado, junto con los firmados con Gran
Bretaña en 1850 y Francia en 1852 consolidó la independencia dominicana, especialmente
frente a Haití, pues esas grandes potencias la garantizaban formalmente.
Tan importante fue ese tratado con España para la Republica Dominicana, y tan
destacada la actuación del Plenipotenciario Dominicano, que el Congreso Nacional, por
Resolución del 9 de marzo de 1859, luego de ponderar la actuación suya, decretó: “Art. 1.-
Don Rafael María Baralt ha merecido bien de la Patria. Art. 2.- En nombre de la República le
da un voto de gracias.”iii De las pocas veces que se hace un homenaje público a un extranjero
en esa época.
Baralt murió en Madrid al año siguiente de recibir ese reconocimiento dominicano., el
4 de enero de 1860, Tenía tan solo 50 años de edad. En su testamento, dejó su biblioteca a la
Republica Dominicana y los libros fueron entregados a las autoridades dominicanas en junio de
ese año.iv ¿A dónde llegarían a parar?
A pesar de haber abandonado tempranamente su país natal, Venezuela lo ha honrado y
recordado. En el año 1982 se fundó en Maracaibo, la universidad que lleva su nombre.
i
Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt, Biografía.
ii

Colección de Leyes, Tomo III. Págs. 24 a 41.

iii
Ídem. Pág. 40 a 42.

iv
Rodríguez Demorizi, Documentos para la Historia de la República Dominicana, Tomo IV. Pág. 277.

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2.- JUAN BAUTISTA CAMBIASO


(1820-1886).

Juan Bautista Cambiaso era natural de Génova, Italia y llegó al país durante el periodo
haitiano, dedicándose al comercio en la capital. El probable que tuviera algunos conocimientos de
marinería, y siendo genovés, probablemente los adquirió en su niñez en esa ciudad natal.
Tan pronto se proclamó la independencia, Cambiaso se puso disposición del gobierno
dominicano. A principios de Abril del 1844 la Junta Central Gubernativa dispuso armar dos
goletas, la Separación Dominicana y la María Chica y las puso bajo los comandos de Cambiaso y
de otro compatriota y tocayo suyo, Juan Bautista Maggiolo. Se les ordenó apostarse en el mar
cerca de Azua para atacar a las tropas haitianas que aun quedaban en la región luego de la Batalla
de Azua. Los dos navíos dominicanos, en el fondeadero de Puerto Tortuguero se toparon con tres
balandras haitianas llevando víveres a sus tropas y en un corto combate hicieron que los navíos
haitianos vararan en tierra. Luego se les sometió a intenso bombardeo pero no lograron hundirlos,
lo que luego produjo una crítica de Santana contra Cambiaso.
Cuando fracasó el intento de proclamar a Duarte presidente en Puerto Plata en el mes de
agosto de 1844, Cambiaso, al mando del navío Separación, fue quien lo condujo preso a la capital.
Esto nos demuestra que Cambiaso era un aliado de Sanana en las luchas políticas del momento, o
que, siendo militar, entendía que debía obedecer órdenes de sus superiores.
La Armada Dominicana, al mando de Cambiaso jugó un importante papel en la batalla de
Beler, el 27 de octubre de 1845, cuando su flotilla hostigó a las tropas haitianas que se habían
apostado en la costa. Para ese año Cambiaso, como Jefe de la Marina Dominicana había logrado
incrementar a diez navíos bien aparejados y artillados. Ellos eran la fragata Cibao que como buque
insignia, la comandaba Cambiaso. Los otros eran la Goleta General Santana, la San José y los
otros nombrados Libertad, Mercedes, Separación, 27 de febrero, María Luisa, 30 de Marzo y
Esperanza. La estrategia de Cambiaso fue atacar a Cabo Haitiano, con lo que logró que desde esa
ciudad no se pudieran enviar tropas suficientes para la batalla de Beler. Esta maniobra permitió al
General Salcedo triunfar más fácilmente en dicha batalla.
Cuatro años más tarde, en 1849, la flotilla dominicana desempeño un papel destacado en las
batallas de Las Carreras y El Número. Cuatro navíos de guerra se apostaron frente a Playa Grande
para hostigar a las tropas haitianos que se dirigían a librar esas batallas e impidiendo que el ejercito
del Emperador Haitiano Soulouque pudiera pasar impunemente por Sabana Buey. Cambiaso
comandaba esa flotilla.
Cambiaso fue uno de los altos jefes militares ascendidos a General de División por Santana
en premio a su participación en las batallas mencionadas arriba.
Cuando Santana se alzó contra el Presidente Jiménez en el mes de mayo de 1849, ordenó a
Cambiaso a bloquear con sus buques el puerto de Santo Domingo, impidiendo así que a Jiménez le
llegaran refuerzos y éste tuvo que capitular, volviendo Santana al poder.
Pero entre campaña y campaña, Cambiaso ejerció el comercio, dedicándose a la importación
y exportación. Poseía un barco llamado “Agripina” y sus negocios prosperaron como lo demuestra
un Informe que el Ministro de Hacienda somete al Congreso Nacional en el año 1851 donde
Cambiaso aparece entre comerciantes acreedores del Estado con un crédito de 500 pesos.
En 1856 Cambiaso fue designado por el Reino de Cerdeña como su Cónsul en Santo
Domingo. Ese estado formó luego parte del reino de Italia cuando se unieron en una sola nación
los reinos de Nápoles, Cerdeña y Saboya. Cuando esa unión se produjo Cambiaso pasó a ser
entonces Cónsul de Italia. Ocupando esos cargos aparece en varios momentos dando asilo a
políticos dominicanos desplazados del poder por las frecuentes revoluciones que aquejaban al país
en esos años.
Cuando Juan Bautista Cambiaso falleció el 27 de Junio de 1886, José Gabriel García le
dedicó un panegírico con un resumen de su vida pública.
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Rodríguez Demorizi. Guerra Dominico – Haitiana, Págs. 107.108 y 121.
Rodríguez Demorizi. Correspondencia del Cónsul Francés. Tomo I. Págs. 186y 187.
Op. Cit. Págs. 108 y 121.
Op. Cit. Pág. 235
Op. Cita Pág. 340.
José Gabriel García. Revista Clío No. 86, año 1955, Pags. 25 a 28.
Colección Centenario, Tomo V, Pág. 134.
Op.Cit .Tomo Vi. Pág. 347.
Rodríguez Demorizi. Relaciones Dominico – españolas. Págs. 270, 284, 300 y 301.

JUAN CARLOS FAGALDE.


( - 1850).
Según Rufino Martínez, Juan Carlos Fagalde era un francés que llegó al país en el año
1849. Teniendo conocimientos de marinería, ofreció sus servicios al Presidente Báez, quien en
noviembre de ese año lo encargó de armar una flotilla para hostigar a las tropas haitianas,
iniciando por primera vez una guerra marina ofensiva, tras haberlas derrotado en las batallas
terrestres de Las Carreras y El Número.
Fagalde armó dos goletas y se dirigió por la costa sur hasta Anse A Pitre y Petit Trou. El
resultado de esa acción, la describe el Presidente Báez en una proclama el 15 de noviembre de
1849, donde dice:
“Dispuse la salida de los buques del Estado Bergantín 27 de Febrero y goleta
Constitución, al mando del Comandante J.C. Fagalde con el fin de cruzar sobre las costas sur de la
Isla y hostigar al enemigo por mar y tierra. Esta pequeña expedición ha sido coronada con el feliz
éxito que era de esperarse. El pueblo de Anse a Pitre incendiado, la población de Le Trou puesta
en fuga con pérdida en ambos puntos de algunos hombres y ganando la goleta haitiana Caridad
cargada de provisiones, apresando a su salida de Los Cayos una balandra y seis barquichuelos
mas tomados y echados a pique: veinte y cinco muertos y diez y ocho prisioneros que acaban de
entrar a esa Capital. Tal es el resultado de nuestros primeros pasos en la guerra ofensiva.

Parece que Fagalde era de temperamento fuerte y (según Martínez) alcohólico y se vio
envuelto en conflictos con las tripulaciones de los barcos que comandaba, quienes se amotinaron.
Fagalde mandó a fusilar sin juicio previo en Barahona, a uno de los amotinados y luego otro fue
juzgado y fusilado en Santo Domingo.
Al año siguiente, en Santo Domingo, Fagalde fue atacado a machetazos estando en la
habitación de su casa, quedando mortalmente herido. Antes de morir pudo identificar a su agresor
al serle presentados varios sospechosos. El autor del crimen fue juzgado y fusilado es mismo día
en que Fagalde fue enterrado.
La estadía de Fagalde en el país fue corta, dos años a lo más y si bien ayudó con su pericia
deshabilitar la pequeña flota haitiana, su temperamento fuerte lo llevó pronto a la tumba.

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LEON ALEXANDER JOUBERT


(1799- )

La familia Joubert, francesa, se estableció en Samaná a principios del siglo XIX, momento en el
cual España había cedido a Francia la parte oriental de la Isla de Santo Domingo. Formó parte de un
numeroso grupo de franceses que llegaron atraídos por las promesas de tierra que daba el
gobierno. El periodo de ocupación francesa duró entre 1801 y 1809. Un documento del año 1808,
firmado por el Gobernador Francés Ferrand, otorga a Guillermo Joubert, tierras del Estado en
Samaná. Este sería el padre de León Alejandro, quien tendría en ese momento 9 años de edad.
Los Joubert no abandonaron la isla junto con las autoridades francesas cuando se produjo la
reincorporación a España en el 1809, sino que se quedaron viviendo en Samanà, donde cultivaban
las tierras que habían recibido.
No tenemos noticias de León Alejandro durante los años de la reincorporación a España
(1809-1821) ni en los meses de la Independencia Efímera (1821). Parece que en esos años de su
juventud y primera adultez, permaneció tranquilo en sus tierras de Samaná, donde se había casado
con dominicana y procreado familia.
Pero durante la ocupación haitiana (1822-1844), Joubert aparece como Empleado de la
Administración de Samanà. Resulta interesante especular, cómo vivirían los franceses blancos, en
una nación como Haití, casi totalmente negra, y cuya legislación prohibía a los blancos poseer tierra
y ejercer el comercio. Pudiera ser que se asimilaran a los hispano-dominicanos que formaban la
mayoría del pueblo y que no se les persiguiese como descendientes de los antiguos y odiados
blancos franceses que oprimieron a los haitianos por siglos. Pero el hecho de que Joubert tuviera un
cargo público durante la ocupación es muestra de que estaba asimilado y aceptado por las
autoridades haitianas.
Producida la independencia en 1844, Samanà fue una Común de la Provincia de El Seybo,
que por esa razón estaba representada en el Congreso Dominicano. Joubert se asimiló fácilmente
al nuevo estado de cosas, y lo vemos como Director de la Escuela Primaria de Samaná en el año
1848. Debió ser de las pocas personas alfabetizadas y con capacidad para dirigir una escuela, en
un ambiente tan pobre e inculto como seria Samanà en ese entonces.
En el año 1849, León Alejandro Joubert entra en la política, cuando es uno de los habitantes
de Samanà que se adhiere a la revolución para derrocar al Presidente Jiménez y sustituirlo por el
General Santana, firmando el manifiesto.
En el marzo de 1854, Joubert es elegido Senador por la Provincia de El Seybo. Fue
durante uno de los varios periodos de gobiernos de Pedro Santana, a cuya facción se adhirió en lo
adelante. Pero al mismo tiempo es designado Oficial del Estado Civil para su pueblo natal de
Samaná.
No comprendemos cómo pudo desempeñar bien ambas posiciones, pues fue asiduo asistente
a las sesiones del Senado y hasta formó parte de la Comisión de Hacienda del mismo, y al mismo
tiempo actuar como Oficial del Estado Civil de Samaná.
Continuando su adhesión a Santana, Joubert apoyó la anexión a España proclamada por
éste en el año 1861. Así se lee en el Pronunciamiento de los habitantes de Samanà del 20 de
marzo de ese año, cuando los hombres principales de esa villa apoyan la anexión. La firma de
Joubert es la cuarta de varias decenas de adherentes.
A partir de ahí, perdemos el rastro de León Alexander Joubert. Habiendo nacido en 1799
en 1861 tendría ya 62 años, y por lo tanto bastante mayor, para el promedio de esa época.
Pasaría sus últimos años tranquilos en sus tierras de Samanà. Tuvo siete hijos de tres
mujeres diferentes y numerosa descendencia, hoy repartida en todo el ámbito del territorio
dominicano.
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JUAN BAUTISTA MAGGIOLO
( )
Maggiolo era italiano, aunque no hemos encontrado datos de su nacimiento ni de su llegada
a la isla. Tampoco tenemos información de su vida anterior a su incorporación a la marina de
guerra dominicana creada a raíz de la independencia.
Maggiolo fue segundo en mando de dicha marina que comandaba su compatriota Juan
Bautista Cambiaso. Junto a Cambiaso participó en el combate naval de Puerto Tortuguero. Era
dueño de una goleta llamada María Luisa, que puso a disposición de los dominicanos y que formó
parte de la primera flotilla de nuestra marina de guerra. Comandaba la goleta “Separación” junto
con los otros barcos que acosaron a las tropas haitianas que se dirigían a Beler, donde fueron
derrotados por el General Francisco Antonio Salcedo en octubre de 1845. Josè Gabriel Garcia
dice de èl: “ dominicano de corazón que puso al servicio de la Repùblica no solo su persona sino
también una goleta que poseìa, la Maria Luisa.”
Junto con Cambiaso, Maggiolo puede llamarse el cofundador de la Marina de Guerra
Dominicana.
Según Rufino Martínez ya no estaba en el país cuando se produjeron las demás campañas
de la independencia, pues se había reintegrado a su ciudad nativa de Génova en Italia, sin aportar
sobre la fecha de su fallecimiento Pero como su apellido existe en el país, no hay que dudar que
dejara descendencia aquí.
Por lo tanto, es poco lo que sabemos de este extranjero que, sin embargo, jugó un papel no
desdeñable, en el proceso independentista
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3.- ALEJO JUSTO CHANLATTE


( ).

De origen francés, establecido en la región de Azua. Pudiera ser descendiente del General
francés Antoine Chanlatte, quien fuera el Comandante y Comisario de gobierno francés en Santo
Domingo durante el periodo (1801-1809) en que la parte española de la Isla de Santo Domingo fue
ocupada por Francia bajo el Tratado de Basilea. No sabemos las fechas de su nacimiento y
muerte.
Alejo Justo Chanlatte ocupó cargos municipales en su pueblo de residencia, Azua, siendo
Alcalde y Escribano Publico
Cuando en 1843, tras la caída de Boyer, el nuevo gobierno dispuso redactar una nueva
constitución para Haití, Chanlatte fue elegido Diputado por Azua, y en tal calidad pasó a Puerto
Príncipe donde participó, junto con otros representantes de la parte oriental, en la redacción de la
Constitución de fecha 30 de diciembre de ese año. El grupo dominicano insistió, en vano, de que
hubiera igualdad política para los blancos que se establecieran en Haití, pero la mayoría de
delegados, haitianos del Oeste, mantuvieron las restricciones a los extranjeros y blancos. Esa
constitución, para los dominicanos, no duró ni un mes, pues siendo conocida en Santo Domingo, el
3 de febrero de 1844, el 27 de ese mes se produjo la separación y la creación de la Republica
Dominicana.

Chanlatte tomó el bando dominicano, y en la primera legislatura del país, fue representante
de su región, la Provincia de Azua, en la cámara baja del legislativo, llamado Tribunado, siendo
además escogido como miembro de la Comisión de Poderes del mismo y tomó parte activa en los
debates legislativos durante los años 1845 y 1846. Pero no fue reelecto para las sesiones del 1847.
Chanlatte era del bando de Pedro Santana en las luchas internas dominicanas en la Primera
República. No se opuso a la anexión y por el contrario apoyando a su líder, en julio de 1861, fue
uno de los miembros (Secretario) del Consejo de Guerra, tribunal militar que juzgó y condenó a
muerte al patricio Francisco del Rosario Sánchez, quien, junto a otros, ingresó al país desde Haití
para luchar contra la anexión.
Lograda la restauración de la Republica, los nuevos gobiernos dominicanos no persiguieron
a Chanlatte por su posición durante la anexión y él se mantuvo residiendo en San Juan de la
Maguana por el resto de su vida, ocupando cargos municipales.

Rodríguez Demorizi, Emilio. La Era de Francia en Santo Domingo, Pag. 199.

Martínez, Rufino. Diccionario Biográfico - Histórico Dominicano, Pág. 136.

Colección Centenario, Tomo III, Págs. 47 a 50.

Herrera, César. Anexión y Restauración. Parte I. Pág. 162.

Martínez, Rufino. Óp. Cita. Pág. 136

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4.- ALFREDO DEETJEN.

( ¿- 1897)
Nacido en Cabo Haitiano. Deetjen figura como habitante de Puerto Plata en 1844 y fue uno
de los comisionados designados por el gobernador haitiano de esa ciudad, para entregar la plaza a
los independentistas dominicanos cuando llegaron desde la capital a proclamar la separación de
Haití. Esto evidencia que Deetjen era un personaje prominente de la élite haitiana en Puerto Plata.
El acta del 14 de marzo 1844, lo firman por el gobernador haitiano de la plaza General Cadet
Antoine, los comisionados Alfredo Deetjen, S. Prophile, D. Hilaire, V. Simón y E.P. Tapshire,
mientras que la delegación de la Junta Central Gubernativa estuvo compuesta por Juan Luis
Franco Bidó, Domingo D. Pichardo y Ezequiel Guerrero.
Como Deetjen continuó viviendo en la Republica Dominicana luego de la ruptura con
Haití, es de presumir que se acogió a la ley dictada por la Junta Central Gubernativa de fecha 1 de
marzo 1844 donde se le daba opción garantías a los haitianos residentes en la nueva República
Dominicana si deseaban abandonarla o a quienes quisieran quedarse siempre que prestaran
juramento de fidelidad al país. Que Deetjan se quedara viviendo aquí es evidencia de su
intención de tomar la suerte de los dominicanos.
Deetjen fue un miembro prominente de la Convención que en 1858 dictó la famosa
Constitución de Moca, una de las más liberales de la época. Fue electo diputado por Las Caobas,
que era una de las regiones del oeste dominicano que estaban en manos haitianas, pero que junto
con San Rafael, Hincha y San Miguel eran reclamadas por los dominicanos, pues estaban dentro
del territorio que tocó a Santo Domingo en el Tratado de Aranjuez firmado con Francia en 1777.
Aunque esas regiones las retenía Haití, por muchos años fueron consideradas como parte del
territorio dominicano y aparecen representadas en constituyentes y congresos.
Deetjen fue uno de los firmantes del acta de la Restauración del 14 de septiembre de 1864,
junto con los prohombres que iniciaron la lucha para dar fin a la anexión a España. Él formó parte
del gobierno provisional de la guerra restauradora, siendo designado Secretario de Hacienda del
gobierno dirigido por Benigno Filomeno de Rojas que se estableció en Santiago. Luego ocupó la
cartera de Hacienda en el gobierno provisional de Jacinto de Castro en 1878 y mas luego la de
Hacienda y Comercio en 1878 bajo la presidencia de Ignacio María González. Posteriormente en
el gobierno de Woss y Gil en 1885 fu Ministro de Interior y Policia.
En 1875 había sido uno de los miembros de la “Liga de la Paz”, grupo político que aupaba
las aspiraciones presidenciales de Gregorio Luperón.
Vemos por todos esos cargos ocupados, que Deetjen se incorporó totalmente a la sociedad
dominicana, aun siendo de ascendencia haitiana. Su conexión con la elite cibaeña se evidencia
cuando figura como testigo de las bodas, en 1876, de dos jóvenes de la prestigiosa familia
Espaillat.
Durante la dictadura de Heureaux, a fines del siglo XIX, Deetjen se dedicò a actividades
comerciales, recibiendo de ese gobernó en 1887, una concesión para la instalación del alumbrado
eléctrico de la capital.
Finalmente tenemos noticias de que en el 1894, Deetjen fue condecorado por el Gobierno
de Venezuela, con la Orden de Simón Bolívar, sin que sepamos las razones de esa distinción.
Martínez sitúa su muerte en el año 1897. Seria ya de avanzada edad.
Alfredo Deetjen, uno de los pocos casos de haitianos que prefirieron adaptarse al cambio
de soberanía del año 1844, entrando de lleno en la política dominicana, sin mirar atrás.

PEDRO EDUARDO DUBOCQ


(1803 --- 1884).

Pedro Eduardo Dubocq, proveniente de una de las Antillas Francesas, se radicó en Haití
alrededor del año 1830, según datos de Rufino Martínez. Pasaría luego a la parte dominicana de la
isla, específicamente a Puerto Plata pues según Rodríguez Demorizi, en el 1824 era Administrador
de las Aduanas de esa ciudad. Consta que fue uno de los testigos en 1843, en el testamento de
Antonio López de Villanueva, persona de la élite de Puerto Plata.

En algún momento de esos años hace amistad con Juan Pablo Duarte, pues es un hecho
histórico que cuando el Padre de la Patria es perseguido por ordenes de Santana en agosto de 1844,
se esconde en la finca de Dubocq, para luego ser apresando y encerrado en un calabozo de la
fortaleza San Felipe.

En los años posteriores, compartió su oficio de hacendado con el de político, siendo electo
miembro del Tribunado por Puerto Plata en el año 1846, para renunciar al año siguiente., retornando
a esa ciudad donde en es designado miembro del Tribunal de Comercio, organismo compuesto por
los principales comerciantes de la plaza.

En el año 1849, Dubocq aparece firmando un Manifiesto de adhesión a Santana, cuando


éste se levanta contra el Presidente Jiménez.

En el año 1857 el Presidente Báez arruinó a los comerciantes cibaeños obligándolos a


canjear su moneda fuerte por pesos dominicanos de escaso valor. Esta situación provocó una
revolución dirigida por el opositor de Báez, Pedro Santana, y en el pronunciamiento para derrocar a
Báez, fechado el 8 de julio de ese aparece la firma de José Eduardo Dubocq. Derrotado Báez y con
Santana en la presidencia, se convocó una asamblea constituyente en la cual Dubocq representó a
Puerto Plata.

En diciembre de 1859, Dubocq rechazó su designación como Senador por Santiago. En ese
año el Presidente era Santana y parece que no quiso separarse de sus negocios y fincas. Esta
renuncia causó una controversia en el Congreso, pues Dubocq la hizo ante el Gobernador de
Santiago en vez de hacerla ante la propia cámara legislativa, y no fue hasta el 1860 cuando esa
renuncia fue aceptada.
En los años siguientes de la Primera República, parece que Dubocq abandonó la política
pues no se le menciona más en actas ni designaciones
.
Desconocemos su actitud ante la anexión a España y de cualquier actuación suya en la
guerra de Restauración.

Pero tras la guerra restauradora Dubocq vuelve a la política cuando es electo representante
de Puerto Plata para la asamblea que votó la Constitución del 1865, una de las más liberales de esa
época. Fue durante el gobierno de José María Cabral, y quizás aceptó la designación por su amistad
con otro puertoplateño, Gregorio Luperón, quien en esos años era uno de los dirigentes políticos
más importantes del país, tras su papel destacado en la guerra restauradora.

Sabemos que en el año 1867 Dubocq era miembro de la Logia Restauración No. 11 de
Puerto Plata.

Según Rufino Martínez, Dubocq estuvo encarcelado en 1870 durante la dictadura de seis
años de Buenaventura Bàez y pudo luego viajar a Saint Thomas donde su amigo Luperon estaba
expulso. De vuelta al país a la caída de Báez, se reintegró a sus negocios en Puerto Plata donde
falleció el 30 de agosto de 1884, contando con 81 años de edad,

Vemos en esta biografía, la vida de un extranjero que se radica muy joven en el país, cuando
formábamos parte de la Republica de Haití, aclimatándose pronto al país, ejerciendo negocios y
amasando alguna fortuna, pero viéndose, quizás a disgusto, envuelto en los avatares de la
política dominicana de esos años.

Martínez Rufino. Pág. 157.


RODRIGUEZ DEMORIZI Noticias de Puerto Plata Pág. 117.
Revista CLIO, año 100 pág. 137.
Rodríguez Demorizi, óp. Cit. Pág. 124.
Colección de Leyes, Tomo 10 págs. 18.19, 195 y 24 y Tomo 11, págs. 186 a 210, 233, 235 y 458.
Martínez, Rufino. Óp. Cit. Pat. 158.

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6.- MANUEL BARON DUROCHER
( ).

Según Rufino Martínez, Manuel Durocher procedía de Colombia, radicándose su familia


en Haití y luego en Santo Domingo, pero no aporta fechas ni datos para confirmarlo.

Durante el proceso independentista Durocher no aparece en las reseñas, ni actos ni


documentos.

Durocher entra en la historia en 1848, cuando tras la caída de Pedro Santana de la


presidencia y la subida de Báez, él firmó con otros muchos, una solicitud al congreso para que se
elimine de la Constitución el famoso artículo 210 que le daba amplios poderes al Presidente de la
Republica, para gobernar sin control. Aquí lo vemos como opuesto a Santana.
Pero diez años después, Durocher es uno de los firmanes del Manifiesto pidiendo el retorno
de Pedro Santana a la presidencia, luego de la caída de Buenaventura Báez, en julio de 1858. Fue
el momento en que se produjo la revolución en el Cibao para derrocarlo y hubo necesidad de
buscar a Pedro Santana para lograrlo. Santana luego de hacerlo, se rebeló contra el gobierno de
Santiago y se hizo proclamar Presidente con el apoyo de un número de personalidades, entre las
cuales aparece Manuel Durocher.

De nuevo lo vemos en el 1864 su nombre aparece en un Decreto del Gobierno Provisional


Dominicano, que asciende a varios miliares por méritos de guerra. Durocher fue ascendido de
Teniente a Capitán. Fue el periodo de la lucha contra la anexión a España y vemos que participó
en esa contienda a favor de la Restauración de la Republica Dominicana.

Vemos que Manuel Barón Durocher no era firme en sus posiciones políticas y más bien
luce como cambiando de bando político según le pareciere conveniente.

Un Durocher, Luis, que no sabemos su parentesco con Manuel Barón, fue Ministro de
Hacienda en el gobierno de José María Cabral en agosto de 1865.

Hasta aquí todo lo poco que sabemos de este extranjero que vivió en nuestro país y se
incorporó a la vida social y política del mismo.

Martínez, Rufino. Diccionario Biográfico – Histórico Dominicano, Pg. 159.


Rodríguez Demorizi, La Constitución de San Cristóbal. Pag.301.
Colección Centenario. Tomo X. Pag. 266.
Rodríguez Demorizi, Actos y Doctrina del Gobierno de la Restauración. Pág. 187.
Colección Centenario. Tomo V, pág. 266.
Colección de Leyes, Tomo IV, pág. 380.
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7.- FRANCISCO XAVIER FAULEAU


( ).

No tenemos constancia de su nacionalidad, pero era extranjero y no profesaba la religión


católica. Su apellido es francés y aun existe en Francia, pero no tenemos constancia que lo fuera.
Tampoco sabemos fecha de nacimiento ni fallecimiento.

Aparece por primera vez en los documentos de nuestra historia cuando firmó el manifiesto
de cientos de ciudadanos que piden la eliminación del artículo 210 de la Constitución. Eso ocurrió
en el mes de de 1848, y Fauleau firma como uno de los representantes de Azua. Fue cuando
Santana cae y es sustituido por Báez.

Precisamente por ser partidario de Báez, cuando éste a su vez es derrocado en de 1849,
tiene que asilarse en el consulado francés con varios otros partidarios de presidente derrocado.
Figura en la lista de asilados y se le consigna como abogado.

Parece que Fauleau no era muy constante en sus preferencias políticas, pues lo vemos en los
subsiguientes gobiernos de Santana formando parte del congreso y del gabinete. Asimismo es
suplente de Diputado por Santiago en 1854, Senador por esa provincia en el 1857, cargo al que
renuncia en abril de ese año.

En julio de 1857, se produjo el levantamiento en Santiago contra el gobierno corrupto de


Báez y se inició el sangriento asedio de éste que se concentró en la capital. Por varios meses duró
el asedio hasta que Báez capitulo en junio del año siguiente 1858. En Julio de 1858 Fauleau fue
uno de las personas que firmó la proclama donde se pedía a Santana tomar el poder. Luego, en el
mes de fue electo miembros de Asamblea Constituyente que promulgó la carta magna de Moca, y
en la cual fue representante de Santo Domingo, firmando dicha Constitución como Secretario del
Bufete Directivo.

En el nuevo gobierno de Santana, Fauleau ocupó los ministerios de Justicia e Instrucción


Pública y de Guerra, Marina y Relaciones Exteriores.

Siendo Ministro de Instrucción Pública del gobierno de Santana, Fauleau presentó al


Congreso, en fecha 30 de mayo de 1859, un proyecto de Ley para el restablecimiento de la
Universidad de Santo Domingo. El Senado aprobó el proyecto en su sesión del 10 de junio La ley
se dictó en fecha 16 de junio 1859, y su promulgación llevó al firma del Presidente Santana y del
Ministro Fauleau. Pero es claro que los acontecimientos políticos, siguientes no permitieron
realizar ese importante proyecto educativo. Dos meses después, en Julio de 1859, Fauleau fue
sustituido en el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública por Domingo De La Rocha.

De ahí en adelante no tenemos noticias de Francisco X. Fauleau. ¿Caería en desgracia con


Santana? No le vemos participando ni en el gobierno de la Anexión ni en el de la Restauración.
En la lista de abogados autorizados a ejercer su profesión por las autoridades españolas en el año
1862 no aparece Fauleau.

¿Fallecería? ¿Abandonaría el país? ¿Se separó totalmente de la política y desaparece de la vida


nacional dominicana? Son interrogantes que habría que esclarecer.

CAMPILLO PEREZ, JULIO GENARO. LA CONSTITUCION DE SAN CRISTOBAL, Pag.303.


RODRIGUEZ DEMORIZI, EMILIO. CORRESPONDENCIA DEL CONSUL DE FRANCIA, Tomo II, pag,213.
Colección Centenario, Tomo X, pag. 265.
Colección de Leyes, Tomo II, pago 331.
Colección Centenario. Tomo XI Pag.123 y 137.
Colección de Leyes, Tomo III. Pág. 611.
Ídem. Pág. 666.

8.-FURCY FONDEUR
( - 1892)

Rufino Martínez lo ubica nacido en Paris, Francia y pasado a Haití durante el periodo de
unión con el Santo Domingo Español Sus padres fueron Louis Fondeur y Margarita Lajeneusse.
Radicado en Santiago, tuvo allí dos matrimonios, el primero con Jacinta De Castro y luego con
María Luisa Fernández y Fernández.

Fue uno de los hombres que enfrentaron las tropas haitianas en la batalla del 30 de Marzo
de 1844, lo que no sindica que no era pro-haitiano, sino que se había compenetrado con la
Separación.

No tenemos noticias suyas durante los años de la Primera Republica, suponiendo que se
dedicaba al comercio en Santiago, donde casó con dominicana, excepto viéndolo como uno de los
candidatos a la presidencia de la Republica en el proceso electoral de 1859, que fue una de las
farsas para mantener a Santana en el poder. Obtuvo un voto entre los candidatos propuestos por la
Provincia de Santiago.
Un hermano suyo, Achille Fondeur Lajeneusse , fue miembro de la Cámara Baja del
Congreso (Tribunado) en 1852.

Furcy Fondeur, producida la anexión, se alió al bando restaurador y así lo vemos


firmando, con cientos otros, el acta proclamando la Restauración, que tiene fecha 14 de septiembre
de 1863. También firman ese documento dos más de apellido Fondeur, Tancredo y Eugenio,
quienes pudieran ser sus hermanos. El incendio de Santiago el 16 de ese mes, quemó varias
propiedades de Furcy, como las de otros muchos santiagueros.

Furcy Fondeur continuó viviendo en Santiago, alejado de la política nacional, pero como
miembros destacado de la elite local, ocupando cargos importantes en el Ayuntamiento y
aportando libros a la biblioteca municipal, fomentando la apertura de calles y caminos y otras obras
locales. Su actividad privada fue tener una farmacia. .

Al ver que en varios documentos consultados, que hay varias personas de ese apellido,
pensamos que la actual rama Fondeur es frondosa. Sólo en la guía telefónica de la capital hay 47
personas con ese apellido.

Una de las mujeres de ese apellido, casó con Sully Bonnelly, quien fuera un importante
munícipe en Santiago, y fueron los padres de Rafael F. Bonnelly Fondeur, Presidente de la
Republica Dominicana entre 1962 y 1963.

Martínez, Rufino. Diccionario Biográfico Histórico Dominicano, pág. 179.


Rodríguez Demorizi, Guerra Dominico – Haitiana, Pág. 90.

Colección Centenario, Tomo XI, Pag. 9.

Rodríguez Demorizi. Actas y Doctrina de la Restauración, pág. 30.

Espinal Hernández Edwin. Historia Social de Santiago de los Caballeros, Pag.39.

Ídem. Pág. 269.

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9.-  TEODORO STANLEY HENEKEN


(¿ - 1865).

Heneken fue un inglés llegado a la Isla durante la ocupación haitiana. Negociante exportador y propietario
de tierras. Vivió en Santiago y otras poblaciones del país, y para el 1843 estaba radicado en Cabo Haitiano.

Heneken fue pro dominicano y favorable a su independencia. Colaboró para afianzarla. Al enterarse de los
preparativos del General Haitiano Pierrot para penetrar con sus tropas por el Norte en Marzo de 1844, Heneken corrió a
Santiago, llegando el 20 de marzo y pudo enterar a los defensores de esa plaza de los planes de la invasión, con
importantes datos sobre el ejército haitiano, su composición, armas, etc. Esto ayudó mucho a los generales Imbert y
Valerio a preparar la defensa de la plaza.

Heneken fue uno de los primeros legisladores dominicanos, siendo electo miembro del Congreso Nacional en el
año 1847 por la provincia de Santiago y ese cuerpo legislativo tuvo mucha y variada participación.

Años después, Heneken en el 1852 publicó una reseña de ese hecho histórico, en ingles y bajo el seudónimo de
“Britannicus”, titulado “ The Dominican Republic and the Emperor” Los datos que da con tantos detalles son de gran
interés ya que provienen de un extranjero sin pasión; Esos informes que dan coinciden con las partes y comunicaciones
oficiales del gobierno dominicano. Ese trabajo fue traducido al castellano y publicado en la obra de Emilio Rodríguez
Demorizi, “Guerra Dominico-Haitiana”.

Cuando a raíz de la independencia surgió la posibilidad de que el nuevo gobierno dominicano cediese a alguna
potencia extranjera la península y bahía de Samanà, Heneken elevo una protesta a la Junta Central Gubernativa. Ese
órgano le contestó en una carta memorable, firmada por Duarte, Sánchez y los demás componentes de ese momento de
la Junta asegurándole que “creemos poder asegurarle que en nada tendrá que inquietarse el Gobierno de Su Majestad
Británica sobre una ocupación extranjera de dicha península de Samaná, pues hallándose el pueblo enero opuesto a
toda intervención extranjera en nuestra política nos parece que deben disiparse por consecuencias los motivos de toda
protesta.” Vemos cómo Heneken se ha identificado ya con el más rancio nacionalismo dominicano, a pesar de que no
había nacido aquí. De ahí en adelante, fue un dominicano de carta cabal como se evidencia por sus actuaciones futuras.

En algún momento de los primeros años de la Republica, se nacionalizó dominicano, aunque no tenemos datos
precisos. Sus naturales simpáticas hacia el país de su nacimiento lo hicieron muy amigo del primer cónsul británico en
Santo Domingo, Sir. Robert Schomburgk y junto a éste llevó a cabo una fuerte campaña para impedir que el gobierno
dominicano le concediera a ciudadanos de Estados Unidos derechos sobre minas de carbón en Samanà. Prueba de eso es
la carta que el Comisionado de Estados Unidos en el país, William Cazneau, enviara a su gobierno en agosto de 1854,
uno de cuyos párrafos lee: “Varios miembros del Congreso Dominicano, que ahora sesionan, ante esto me aseguran
que el Cónsul de S.M.B., estuvo reconviniéndoles en términos muy fuertes contra el tratado con Estados Unidos y que
el Honorable T.S. Heneken, ingles de nacimiento y domiciliado en la casa del Cónsul británico, pero naturalizado
dominicano y miembro del Congreso dominicano estuvo esforzándose para formar un partido en dicho organismo para
derrotar todo tratado que pudiera conceder a los Estados Unidos una estación carbonera o siquiera un sitio de
refugio.”

Heneken se interesó mucho en minería en el país y en el año 1851 presentó al gobierno un extenso proyecto
para explotación de minas de carbón y cobre en Samaná.

En abril del 1852, Heneken viajo a su país natal, Inglaterra, portando una carta del Cónsul Británico en Santo
Domingo, Sir. Robert Schomburgk a su Canciller, recomendándolo como persona que podía dar al gobierno en Londres
“una idea clara sobre el estado de los asuntos de esta República y de las ventajas que Gran Bretaña puede esperar de
ella”.

En el 1854, durante uno de los gobiernos de Santana, Heneken fue electo miembro del congreso dominicano,
tomando posesión de su cargo el 8 de julio de ese año, siendo escogido como Vicepresidente de la Cámara de
Representantes y de ahí en adelante tomó parte muy activa en los debates y decisiones de esa cámara baja del Poder
Judicial, siempre apoyando los intereses de Santana.

Durante la anexión a España Heneken tuvo inicialmente problemas con las autoridades españolas, pues les fueron
rescindidas sus concesiones mineras y además una casa suya en Santiago fue quemada en el incendio que en 1863,
destruyó toda la ciudad. Sin embargo, cuando se inicio la guerra restauradora, el Gobernador español Ribera lo encargó
de ir a Santiago a sondear a los cabecillas del movimiento restaurador y tratar de que ellos se acogieran a las garantías y
perdones que la Reina había prometido.

Ya en Santiago, Heneken se unió al bando restaurador y de ahí en adelante formó parte de los gobiernos de la
“Republica en Armas” que luchaba para poner fin a la anexión. Fue una valioso aporte que fue aprovechado y en enero
de 1865, el gobierno provisional de Pimentel lo designó miembro de la Junta Superior Gubernativa, Luego fue diputado
por Santiago en la Convención Nacional del 1865, y Presidente de la misma durante un corto periodo en Marzo de ese
año. En ese mismo mes el Gobierno de Pimentel lo envió como delegado ante las autoridades españolas de la anexión,
para negociar el canje de prisioneros
Lograda la restauración de la soberanía nacional con la partida de las tropas españolas, Heneken se incorporó de
nuevo a la política. Así vemos que fue miembro de la Junta Superior Administrativa del gobierno provisional del año
1865 y luego en ese mismo año Ministro de Relaciones Exteriores bajo Pimentel durante los momentos finales de la
guerra de Restauración. Poco después ocupó la cartera de de Hacienda y Comercio en el gobierno presidido por
Pedro Pimentel en marzo de 1865. Quizás valido de esas posiciones, le fue concedido el derecho de establecer un
ferrocarril en Azua por Decreto de la Convención Nacional de Santiago en marzo de 1865 y poco tiempo después se le
concedió el derecho a trazar una línea ferroviaria entre la capital y San Cristóbal y otra entre Santiago y Samaná. Pero
ninguna de esas concesiones se materializó por la cortedad de los gobiernos y la inestabilidad política Muchas de esas
concesiones se otorgaban para que el concesionario pudiera negociarlas luego con algún inversionista extranjero.

En el proceso de desocupación de las tropas españolas tras el triunfo de las armas del gobierno restaurador,
Heneken fue uno de los comisionados para convenir con el Gobernador español La Gándara el proceso de evacuación,
aunque sus esfuerzos fueron vanos, pues el español se aferraba a lo convenido con la primera delegación negociadora
dominicana que había firmado el convenio de El Carmelo que no fue ratificado por el gobierno restaurador. Al no
lograrse nada, los españoles abandonaron el país sin un acuerdo formal.

Poco tiempo después en de octubre de 1865, junto con Benigno Filomeno de Rojas, fue enviado en misión a la
capital ante el nuevo gobierno de Cabral que se había formado en la capital y desconocía al gobierno de Pimentel. En el
poblado de San Carlos, en las afueras de la capital, ambos delegados fallecieron misteriosamente. No hay constancia
histórica de los detalles de ese hecho, aunque se rumoraba desde entonces que fueron envenenados.

Ha quedado en el misterio esa muerte de dos dominicanos célebres que lucharon mucho durante los dos procesos,
el de independencia y el de la restauración.

Heneken, junto con José María Imbert, de los primeros y más importantes extranjeros que se unieron a la causa
nacional en el primer año de la independencia.

Colección de Leyes Tomo III pág. 189 y siguientes.


LOCKWARD. Pág. 237.

Carta del Cónsul Schomburgk a su Canciller, abril 16, 1852. Archivo de Bernardo Vega sobre la correspondencia de
dicho cónsul. Documento No. N-39

Rodríguez Demorizi, , Págs. 265 a 481

10.- JOSE MARIA IMBERT


(1801 - 1847).

José María Imbert era de descendencia francesa. Rufino Martínez dice que era natural de
Fudlon, pueblo del noreste de Francia. Sin embargo, en el acta de defunción de Imbert se indica
que era natural de Toulòn, hijo legítimo de Simón Imbert y de María Duplesné y casado con
María Francisca Del Monte. Puede ser que Martínez se confundiera pues Fudlon y Toulón son
nombres que se parecen mucho. Toulón es además un importante puerto francés en el mar
Mediterráneo y por lo tanto lugar desde donde emigraron muchos franceses a América.

Su primera estadía en América fue en Cuba y luego se trasladó a Puerto Principie Haití, para
finalmente radicarse en Moca durante la ocupación haitiana., donde ocupó el cargo de Alcalde
(“Maire”) según Martínez. Allí casaría con María Francisca del Monte, presumiblemente
dominicana.

Este francés, arraigado en el país, fue de gran importancia durante el proceso de


independencia. Su papel fue estelar en lo político y lo militar, como veremos seguido:
A escasos seis días de proclamada la independencia dominicana en el Baluarte del Conde,
llegó a Moca una comisión de la Junta Central Gubernativa con el anuncio de la separación de
Haití y con solicitud de adhesión a la causa dominicana. Inmediatamente se produjo el
pronunciamiento y se enhestó la bandera dominicana. El pronunciamiento mocano está firmado
por el Corregidor, J. M. Imbert. El título de Corregidor proviene del antiguo derecho español y
equivalía al de Presidente del Ayuntamiento. Teniendo Imbert tan solo 41 años, ya era un
personaje importante en la villa de su residencia.

Pocos días después, encontramos a Imbert en Santiago ostentando el cargo de “General


Comandante Provisionalmente del Distrito y las operaciones de Santiago” y en sustitución del
titular General Vásquez que estaba en La Vega Y así el 28 de marzo, acercándose las tropas
haitianas que venían a orillas del Yaque, Imbert le envía a las autoridades de San José de las
Matas 50 paquetes de cartuchos que habían solicitado. Les pide redoblar la vigilancia ante la
amenaza y además solicita en el envío de caballos. Ya Imbert ostentaba el titulo de General y
junto con Fernando Valerio dirigía la defensa de Santiago ante la invasión haitiana.

Los detalles de la Batalla de Santiago el 30 de marzo son muy conocidos. Lo que si nos es
desconocido es de dónde sacó Imbert los conocimientos de estrategia y la táctica militar que
desplegó en esa batalla. Aprovechó la topografía de la ciudad para establecer tres fuertes con
cañones (Dios, Patria y Libertad) en los puntos por donde podía avanzar el enemigo y así pudo
detener su avance y los haitianos no pudieron penetrar en la ciudad.

Además de estrategia militar tuvo la osadía de engañar al enemigo haciéndole creer que
había recibido noticias de que en la batalla de Azua el día 19 había perecido el Presidente haitiano
Herard. Ese truco hizo que el jefe haitiano, Pierrot decidiera, luego de la batalla regresara
precipitadamente hacia Haití donde pensaba tomar la presidencia, dejando el campo de batalla
todos sus muertos y heridos y permitiendo a las tropas dominicanas hostigar a la retaguardia
haitiana que huía hacia la frontera.

Imbert se mantuvo al mando de las tropas dominicanas en Santiago y con frecuencia se


comunicaba con la Junta Central Gubernativa en la capital. Lo vemos participando en la batalla de
Beler el 27 de octubre de 1844, como segundo en mando del General Salcedo.

Pero, mientras tanto, el hecho de su nacionalidad francesa, llevó a algunas personas a dudar
de su fervor a la Republica y fue acusado de pertenecer al partido que buscaba la protección o el
protectorado de Francia. Así se lo comunicó Imbert al Cónsul de Francia en Santo Domingo el 13
de Junio del 1844, en donde se quejaba de de que el “”Salvador de Santiago” se le acusase de
traidor. Imbert no lo era, sino que entendía, como muchos, que la Republica Dominicana, en su
nacimiento, necesitaba la protección de una gran potencia, y como francés, él prefería la de su país
natal. Según ese mismo Cónsul, en el conflicto entre Duarte y Santana, Imbert favorecía a Duarte,
pero a la postre, el mismo cónsul lo convenció de apoyar a Santana.

Precisamente, en noviembre de ese año espectacular que fue el 1844, vemos a José María
Imbert en Santo Domingo, donde junto a su Jefe Superior, el General Pedro Santana, asiste al acto
solemne de proclamación y jura de la Constitución. Suponemos que Santana con ese gesto, quiso
advertir a los constituyentes y a sus opositores, que contaba con el apoyo del militar ya famoso por
su triunfo en Santiago.
Imbert muere tres años después, a los 46 años de edad. No tenemos noticias de donde y de
que murió el héroe del 30 de marzo. Solo tenemos el dato de que en el año 1854 el gobierno donó
una casa a su viuda. Murió sumamente joven y ese fallecimiento prematuro privó al país de otros
aportes de este franco-dominicano ilustre.

Su capacidad de organizar un ejército donde no lo había y poderlo poner en orden de batalla


de menos de un mes, y triunfar en una lid desigual, fueron logros inestimables y por eso a este
francés dominicanizado, los santiagueros y todo el pueblo dominicano le deben permanente
homenaje.

José María Imbert dejó numerosa descendencia en el país, y ese apellido ha aportado
importantes personajes en la historia dominicana.

Nota del autor: El nombre de esta villa Fudlon, no aparece actualmente en la lista de ciudades y pueblos franceses.
Clío. No. 81, año 1948, pág. 69.
Rodríguez Demorizi, Guerra Dominico – Haitiana. Par. 48-49.
Rodríguez Demorizi, Op. Cit. Pag. 85.
Rodríguez Demorizi Op. Cit. Pags.87 a 92.
Rodrigurz Demorizi, Correspondencia del Cónsul Francés, Tomo I, pags. 145 y 154.
Op. Cit Pag. 186.
Campillo Pérez, La Constitución de San Cristóbal, Pág. 212.
Colección Centenario, Tomo VII. Pág. 129.

ACHILE MICHEL
( ).

Nacido en Pau, pueblo en el suroeste de Francia, según informa un descendiente. Pero no


hemos encontrado fecha de nacimiento ni de defunción de este ingeniero establecido en Santiago
durante la ocupación haitiana.
Achille Michel tomó la decisión de apoyar a los dominicanos en su lucha independentista, y
sus conocimientos de ingeniería fueron valiosos para defender la ciudad de Santiago en la batalla
del 30 de marzo de 1844, cuando fue designado ayudante del Coronel Pelletier (también francés)
para defender el flanco izquierdo de las fuerzas dominicanas.
No tenemos más noticias de Michel hasta el 1857 cuando es uno de los firmantes del
Manifiesto del 8 de julio de ese año donde las principales figuras del Cibao se levantaron en armas
contra el gobierno de Buenaventura Báez. Poco después Michel firmó el 8 de diciembre la
proclama sometida a la Asamblea Constituyente reunida en Moca donde exponen sus argumentos a
favor de una constitución liberal.
Michel estuvo dubitativo durante la anexión. Inicialmente favoreció a la causa española,
siendo designado Gobernador de Santiago y luego enviado a Samaná a las órdenes del gobernador
José Hungría, para luego, en medio de la guerra restauradora, inclinarse por la causa dominicana.
Tras la anexión y la guerra de restauración, Michel se mantuvo en su residencia de Santiago,
donde su profesión de ingeniero es requerida. Lo vemos trabajando en 1870 en la apertura del
camino entre Santiago y Puerto Plata.
Estuvo casado con la señora María García con la cual tuvo tres hijos. Ejerció también el
magisterio como profesor en una escuela pública de Santiago.
Achile Michel dejó numerosa descendencia en el país y con ese apellido hay varias personas
que se han destacado positivamente en la vida dominicana.

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EMILE PARMENTIER
( - 1867).

Emile Parmentier era francés de nacimiento. No hemos podido averiguar la fecha y lugar
de su nacimiento.
Parmentier se estableció en Santo Domingo durante el periodo haitiano. Se sintió de tal
manera identificado con los dominicanos, que aun siendo extranjero, firmó el acta de
independencia (Manifiesto del 16 de Enero de 1844) y afianzó su dominicanidad estando presente
el 27 de febrero en el Baluarte del Conde. De ahí en adelante se mantuvo fiel a la Republica
aunque participó en las luchas internas del país hasta su muerte.
Parmentier ingresó el ejército dominicano y para 1849 era Teniente Coronel.
Cuando la invasión haitiana dirigida por Faustino Soulouque del año 1849, el Presidente
Jiménez, organizando la defensa en la frontera sur, nombró a Parmentier entre los oficiales
encargado de detener la invasión, que culminó con la derrota haitiana en la Batalla de Las Carreras
Parmentier en ese entonces era partidario del Presidente Jiménez y cuando éste fue
derrocado por Santana fue hecho preso junto a varios otros militares jimenistas.
En las luchas internas del país, Parmentier fue partidario de Buenaventura Báez y por lo
tanto, contrario a Pedro Santana Por eso sufrió prisión en marzo de 1855 cuando se descubrió una
conspiración baecsista.
En 1857, Parmentier era Gobernador de Samanà bajo el gobierno de Báez y cuando se
inició la revolución contra éste, logró mantener esa ciudad fiel al gobierno por varios meses hasta
que fue vencido y capituló ante las tropas llegadas desde Santiago y que, bajo el comando del
Marino Juan Alejandro Acosta, quienes desembarcaron en El Limón.
Años después volvió a ocupar la gobernador de Samaná y en 1867 y hay un expediente
donde las familias protestantes radicadas en ese pueblo se quejan de son perseguidos por él.
Parmentier fue siempre aliado de Báez, y según Cándido Girón, ese mismo año
1867 siendo de nuevo gobernador de Samanà nombrado por el Presidente Cabral, cuando Baèz
inicio una revolución para volver al poder, Parmentier quiso secundar el movimiento y fue muerto
en el intento.
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JUAN EVERST

(1808- )

Holandés de nacionalidad, nacido en Curazao. Durante la ocupación haitiana vino al país,


pues se tiene información que en 1843 era Jefe del Puerto de Santo Domingo. Fue Everst quien
ayudó en la huida de los trinitarios Duarte, Pina y Prez al ser perseguidos por las autoridades
haitianas en 1843.

Everst fue quien, al mando de la luego cèlebre goleta La Leonor, comunicò ala gente de
Santo Domingo, el derrocamiento de Boyer y el inicio del movimiento La Reforma en 1843. Al
tener conocimientos náuticos, sirvió al país en la formación de la Marina de Guerra Dominicana,
comandó puso su goleta Dos Amigos, al servicio de la causa independentista y en ella tomó parte
en las varias batallas navales contra los haitianos, bajo los mandos de las almirantes Cambiaso y
Maggiolo.

Al servicio del gobierno de Santana, comandando las goletas Buenaventura y Constitucion,


fue enviado a varias misiones oficiales a Puerto Rico y Curazao. En 1848 era Jefe del
“Resguardo” de Puerto Plata y n 1859 era el Jefe de la Marina de Guerra Dominicana.

En dicha calidad, Eversrt dirigió la expedición marítima que en el año 1860 expulsó a unos
aventureros norteamericanos que habían ocupado la isla Alto Velo.

No tenemos datos sobre la actuación suya durante la anexión a España y ni la subsiguiente


guerra de la Restauración. El apellido Everst existe aun en el país, por lo que es de presumir que
este formó familia aquí.

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