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MANUAL DEL CONSEJERO

COMO RELACIONARTE CON UN ADOLESCENTE.

Recuerda que la clave de la empatía es que los trates como ellos necesitan que
lo hagas, y como ellos esperan: con respeto, consideración y amor.

Por eso los consejeros debemos transmitir a nuestros adolescentes la seguridad


de que los entendemos. A medida que vayamos desarrollando esta habilidad
social, a través de la práctica, el aprendizaje y el mejoramiento, iremos
construyendo y reforzando los puentes entre ellos y nosotros.

Hay pequeños gestos, actitudes, y palabras que nos pueden ayudar a mejorar
nuestra empatía, tales como:

 Prestar atención a la comunicación no verbal (tono de voz, postura,


expresión, gestos, mirada) y no solo a la verbal. Con las palabras, alguien
podría expresarte sentimientos o ideas que en realidad no tiene. Quizás, por
ejemplo, esté enamorado de una persona y no lo exprese verbalmente,
pero tú puedes leerlo entre líneas.
 Intentar interpretar sus motivaciones y su realidad. Tu adolescente pudo
haber tenido una pelea con su mejor amiga, y esa situación determinará
también su perspectiva respecto de otras situaciones.
 Ayudar a que sea sincero. Tú puedes lograr que un adolescente abra su
corazón si formulas preguntas sencillas tales como “¿cómo te sientes?”,
esperas que te responda, y fijas tu mirada sobre él o ella ofreciéndole toda
tu atención. Si es un tema difícil, puedes poner una mano sobre su hombro
para transmitirle que todo estará bien y que estás ahí para ayudarlo.
 Abstenerte de dar sermones e instrucciones apenas inicie la conversación.
Primero debes centrarte en comprender el problema y lo que siente tu
adolescente, antes de dar consejos.

• Repetir lo que te ha dicho, con un tono de voz adecuado, para asegurarte de


haber comprendido bien. Por ejemplo, puedes decirle: “Intentaste hablar con
tus padres en tres ocasiones el día de hoy y no lo has conseguido, entonces te
sientes desanimado y triste… Creo que por esta razón te sientes solo. ¿Crees
que es así?”. Al hacer esto, utilizas las mismas palabras o expresas las mismas
ideas que él te compartió, y luego le trasmites tu interpretación esperando que
corrobore si estás en lo correcto o no. Cuando logras esto, entonces pasará de
narrarte lo sucedido a abrirte su corazón, porque se siente comprendido. ¡Lo
conseguiste! Así que recuerda: todo comienza por la empatía.
Los Adolescentes y la disciplina
Entiende que la disciplina es particular para cada situación. No hay una sola
manera de manejar todas las situaciones que requieren de disciplina.
Aquí tenemos cinco preguntas que usábamos cuando debíamos disciplinar a
nuestros preadolescentes:

1. ¿Qué hiciste?
2. ¿Por qué estuvo mal lo que hiciste?
3. ¿Cómo podrías haber manejado mejor la situación?
4. La próxima vez, ¿qué te parece que podrías hacer?
5. Si vuelves a hacer lo mismo, ¿cuál sería una consecuencia justa y natural?
Estas preguntas nos dan, tanto a los padres como a los líderes, un tiempo para
calmarnos y también nos ayudan a enseñarles a nuestros preadolescentes a
pensar en sus acciones. Con seguridad habrá muchas veces en las que resultaría
muchísimo más fácil simplemente gritarles, golpearlos (en el caso de los padres)
o enviarlos a sus cuartos.

Pero ejercer una paternidad y un liderazgo saludable requiere que los padres y
los líderes usen su sabiduría, su discernimiento, su confianza y, a menudo, su
paciencia.

Por lo tanto, recuerda una y otra vez cuál es el objetivo de la disciplina:


enseñarles a los preadolescentes a ser responsables por sus propios
comportamientos. Entonces cuando llegue el momento del castigo o la
disciplina, haz todo lo que puedas para ayudarte a ti y a tu preadolescente a
cumplir con esa meta.

Desarrollar una autoestima en el Adolescente


Una sana autoestima en un adolescente estará relacionada con
experiencias tales como:

 El reconocimiento pleno de quien es.


 Palabras afectivas, de cariño y aprecio.
 Aceptación de su forma de ser.
 Aceptación de su imagen corporal.
 Acompañamiento y guía en las experiencias de su infancia de
manera positiva, evitando los constantes reproches, o críticas
negativas fuertes
 Desarrollar desde pequeño la confianza y el respeto de doble vía, es
decir no solo que tus hijos te respeten y confíen en ti, sino también
que tu demuestres respeto y confianza en ellos
AREAS CLAVES EN EL TRABAJO CON ADOLESCENTES.

Tres áreas clave para que puedas ser un líder con buenos resultados en las vidas
de tus preadolescentes.

1. AMOR INCONDICIONAL
En Mateo 22:34-40 Jesús nos habla del segundo mandamiento más importante:
“ama a tu prójimo como a ti mismo”. Necesitamos constantemente recordarnos
como líderes este principio. Si en verdad amáramos a los chicos como nos
amamos a nosotros, nuestro ministerio cambiaría de forma radical.

Los “pre” tienen la capacidad suficiente para darse cuenta si realmente los
amamos o si solo son un número más en nuestras reuniones.

Esto implica aceptarlos tal y como son, pero a su vez también afirmarlos y
desafiarlos. Recordarles que están pasando de niños a adolescentes y en años
futuros a la etapa de adultos. Si bien es cierto que los chicos de esta edad no
han llegado a la adultez, la palabra nos enseña en 1 Corintios 13:11 que
debemos dejar atrás la niñez y seguir avanzando. Necesitamos establecer una
comunicación directa y clara con ellos, ayudándoles a establecer límites en su
vida e involucrándonos amorosa y genuinamente en todas sus problemáticas,
convirtiéndonos así en líderes realmente cercanos.

2. DISCIPULADO
Este es uno de los temas de los que se habla mucho y se hace poco, y más
cuando tiene que ver con preadolescentes. En estos tiempos hay una urgencia
de que ellos tengan mentores que los capaciten y equipen. En este sentido
debemos poder ver más allá de la reunión semanal. Necesitamos realizar un
trabajo integral entre los chicos, sus padres y la iglesia. Jesús nunca nos llamó a
hacer reuniones (aunque son buenas y muy útiles), pero sí nos llamó a hacer
discípulos. Las reuniones no deben ser el centro de la existencia de nuestro
ministerio, toda nuestra tarea debe rondar en torno a formarlos y discipularlos,
y en ese marco la reunión es solo uno de los medios que nos permiten hacerlo.

3. SERVICIO
Tanto en la comunidad como en la congregación es muy importante que los
preadolescentes vean que crees en ellos y que les confías tareas. Estas pueden ir
desde darles de comer a los indigentes, servir en los orfanatos, cortar el pasto
en hogares de ancianos, o involucrarse en la iglesia en el área de los niños, en la
producción de la reunión dominical, etc. Los preadolescentes necesitan
entender que confiamos en ellos y que son capaces de mucho más, y el
involucrarlos en un sinfín de actividades se los confirma con hechos. Además les
estamos enseñando lo que nuestro máximo ejemplo, Jesús, vino a hacer a este
mundo: “servir y dar”. (Marcos 10:45 y Filipenses 2:7).

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