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Las cláusulas abusivas.

A estas cláusulas también se le denominan gravosas, inaceptables, y lesivas. Se consideran


abusivas aquellas cláusulas que por su forma o contenido, constituyen un atentado contra el
deber de información, la lealtad y la buena fe, perjudicando al consumidor en la distribución de
los derechos y obligaciones resultantes del contrato.

Las cláusulas abusivas se pueden englobar dentro de algunos de estos tres patrones
esquemáticos:

1) Las que desnaturalizan la esencia de las obligaciones o limitan el alcance de la


responsabilidad civil;

2) Las que contienen implícita o explícitamente renuncias o restricción al ejercicio de derechos


legítimos, legalmente protegidos y garantizados por las leyes, como bien sería el caso de
cláusulas contentivas de prorrogación de competencia;

3) Las que imponen la inversión de la carga de la prueba en perjuicio del consumidor.

Existen algunas cláusulas exoneratorias de responsabilidad y a las que con mayor frecuencia
recurren los oferentes. Las primeras hallan su entorno habitual oculto en un texto complejo y
extenso, disfrazadas en ocasiones bajo la apariencia de cláusulas de garantía.

Clasificasion de los contratos según su contenido:

. Sinalagmáticos y unilaterales

. Título oneroso y a título gratuito.

. Conmutativos y aleatorios.

. Instantáneos y sucesivos

Contratos sinalagmáticos y unilaterales.

El contrato es sinalagmático cuando las partes asumen obligaciones reciprocas, y es unilateral


cuando sólo una parte se obliga respecto de la otra. El artículo 1102 del Código Civil, prescribe
que “El contrato es sinalagmático o bilateral, cuando los contratantes se obligan
recíprocamente los unos respecto a los otros”. El artículo 1103 del mismo Código Civil,
prescribe que, el contrato es “Es unilateral, cuando una o varias personas están obligadas
respecto de otras o de una, sin que por parte de esto últimos se contraiga compromiso.

Contratos a título oneroso y a título gratuito.


De conformidad con el artículo 1106 del Código Civil, el contrato a título oneroso es aquel que
obliga a los contratantes a dar o hacer alguna cosa. Este contrato se caracteriza porque las
partes persiguen ventajas reciprocas.

El contrato a título gratuito también se denomina de beneficencia, porque las partes no


persiguen beneficios recíprocos, sólo una parte se obliga sin procurar ningún beneficio a
cambio. El artículo 1105 del Código Civil, prescribe que “El contrato de beneficencia es aquel
en que una de las partes procura a la otra un beneficio puramente gratuito”.

Contratos conmutativos y aleatorios.

En el contrato conmutativo, desde el momento de contratar, las partes pueden apreciar las
pérdidas o ganancias que puedan tener desde el inicio. En efecto el artículo 1104 refiere que el
contrato es conmutativo, “cuando cada unas de las partes se obliga a dar o hacer una cosa que
se considera equivalente de lo que hace o da el otro contratante…”. Ejemplo un contrato de
alquiler por un tiempo y un precio determinado.

Contrario, cuando el contrato es aleatorio, depende de un suceso incierto, que las partes no
pueden estimar en ese momento, porque dependen del azar. El mismo artículo 1104 establece
que el contrato es aleatorio cuando la equivalencia consiste en eventualidades de ganancia o
pérdida para cada una de los contratantes, dependientes de un suceso incierto. Ejemplo: el
contrato de apuesta, el contrato de seguro etc.

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