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Jimmy Acevedo es un abogado chileno de 26 años que se convirtió en un nómada digital junto a su esposa Olga. Trabajan de forma remota desde cualquier lugar del mundo, actualmente desde Colombia. Jimmy se hizo conocido en TikTok por subir videos sobre consejos legales y ahora tiene más de 80 clientes activos que lo contactaron a través de esta red social. Dejó su trabajo en un estudio de abogados tradicional para dedicarse de lleno a ser un abogado independiente que usa principalmente las redes sociales.
Jimmy Acevedo es un abogado chileno de 26 años que se convirtió en un nómada digital junto a su esposa Olga. Trabajan de forma remota desde cualquier lugar del mundo, actualmente desde Colombia. Jimmy se hizo conocido en TikTok por subir videos sobre consejos legales y ahora tiene más de 80 clientes activos que lo contactaron a través de esta red social. Dejó su trabajo en un estudio de abogados tradicional para dedicarse de lleno a ser un abogado independiente que usa principalmente las redes sociales.
Jimmy Acevedo es un abogado chileno de 26 años que se convirtió en un nómada digital junto a su esposa Olga. Trabajan de forma remota desde cualquier lugar del mundo, actualmente desde Colombia. Jimmy se hizo conocido en TikTok por subir videos sobre consejos legales y ahora tiene más de 80 clientes activos que lo contactaron a través de esta red social. Dejó su trabajo en un estudio de abogados tradicional para dedicarse de lleno a ser un abogado independiente que usa principalmente las redes sociales.
—Hoy partí el día trabajando con una brisa súper rica
aquí en la playa —dice Jimmy Acevedo, abogado, de 26 años, al otro lado de la pantalla de Zoom. Está en un departamento en Santa Bárbara, una playa de arena blanca y agua turquesa, en Colombia.
Desde ahí teletrabaja con su esposa, Olga
Korenevskaya, una rusa a la que conoció cuando ella hizo un intercambio estudiantil en Chile y con la que se casó diez meses después. Ambos trabajan de manera remota: él con sus clientes como abogado, y ella como ejecutiva comercial para una empresa chilena de exportación de fruta.
Hace un mes exacto que dejaron Chile con la idea de
viajar durante dos años por el mundo. No de vacaciones, sino que teletrabajando. La idea comenzó a principios de 2022, cuando juntos hicieron un listado con sus objetivos para ese año. La meta principal fue: convertirse en nómadas digitales.
Compraron computadores y teléfonos nuevos.
Entregaron el departamento que arrendaban. Regalaron el refrigerador, la lavadora, las camas y todos los muebles que tenían. Olga tuvo varias reuniones con la exportadora hasta que consiguió el permiso para trabajar desde cualquier parte del mundo. Y Jimmy, como buen abogado, hizo un mandato general para que un tercero lo represente en Chile por cualquier eventualidad. Cada uno se las ingenió para meter sus cosas en una sola maleta y partieron.
—En Santiago pasábamos meses cada uno en su
escritorio, trabajando desde la casa, pero abríamos la ventana y veíamos edificios. Yo decía: “Esto lo podríamos hacer perfectamente desde una playa en Colombia”. Y aquí estamos —agrega sonriendo.
Pero antes de ser nómada, Jimmy se hizo digital.
Él es conocido como “el abogado de TikTok”. Tiene más de 460 mil seguidores y más de 80 clientes activos, que llegaron a él a través de los videos de tips legales que sube a la red social.
Desde chico, recuerda Jimmy, era bastante extrovertido.
Le gustaba hacer magia, protagonizaba obras teatrales en su colegio y tocaba bajo y batería.
—Siempre me gustó el show —dice.
Explica que a pesar de que hoy vive en gran parte de las
redes sociales y la tecnología, ese es un mundo que le interesó mucho después. Tampoco, dice, es que haya sido un nativo digital. Cuenta riéndose que le tocó varias veces disertar en el colegio con cartulinas y que, aunque nunca los usó, en su casa sí había disquetes y CDs.
Jimmy es el menor de tres hermanos. Su padre es
psicólogo, pero se ha dedicado a varios emprendimientos. Y su madre es “mamá profesional”, como dice él. Creció en San Joaquín y después en Conchalí, donde estudió en un colegio municipal. Luego se mudaron a Ñuñoa y entró al Liceo José Victorino Lastarria, donde le tocó vivir en 2011 la irrupción del movimiento estudiantil.
—No me involucré mucho en el colegio en ese sentido.
Me gustaba más la música y me agotaron mucho las tomas. En segundo medio estuve siete meses en toma y fui solo tres meses al colegio —recuerda Jimmy, quien en ese época usaba su tiempo libre para ir a talleres de teatro fuera del colegio. Tenía la duda entre la actuación y el Derecho.
—Me acuerdo que vi la película A few good men, de
Tom Cruise, ese era mi referente del Derecho —cuenta riéndose. —El abogado que igual tiene que ser un personaje en cierta forma.
Entró a estudiar Derecho a la Universidad Adolfo
Ibáñez y ahí se encontró con una nueva realidad.
—Yo venía de un colegio público y en la universidad
conocí otro Chile. No podía creer que mis compañeros llegaran en un Mercedes Benz a los 17 años. Me llamó la atención que los cabros tenían más mundo, conocían Europa. Para mí los viajes eran una cuestión impensada. Yo fui a Disney con la familia de mi hermana en segundo medio y yo era como el “millonario” del Lastarria y mi familia había hecho un gran esfuerzo para enviarme a ese viaje —recuerda.
También se dio cuenta de que la mayoría de sus
compañeros hablaban inglés y él no. Para ser competitivo, dice, congeló su carrera y partió a California un año a estudiar inglés. Consiguió una opción como voluntario en una fundación que le pagaba el hospedaje y paralelamente trabajaba como jardinero, puliendo muebles o en lo que saliera. Y en las noches estudiaba inglés.
—Ese viaje me cambió el chip. Yo sentía que Chile era
tan bacán y bonito y dije “oye, no somos nada, el mundo es mucho más grande”. Ahí acuñé el concepto de que quería ser habitante del mundo.
Al regresar retomó sus estudios y comenzó a trabajar en
un restorán que su papá había arrendado en La Pintana.
—Ahí yo ganaba lucas, pero no me servía para mi
carrera. El tema es que es la primera pega es difícil si no tienes contactos ni experiencia. Mandé como 100 currículum y no me respondían ni los correos.
—¿Era muy cerrado el mundo de los abogados?
—Creo que igual es meritocracia, había algunos que
eran buenos, otros que quizás entraban al estudio de alguien o tenían a algún amigo abogado, lo que pasa es que yo no tenía nada de eso. Pero era inquieto y me movía. Me puse un terno y una cortaba y me fui a golpear puertas de oficinas en Providencia con mi currículum impreso.
Así consiguió su primer trabajo como pasante en un
pequeño estudio. En ese época ya se había casado con Olga Korenevskaya, a quien había conocido por una amiga en un paseo a la playa. Él era el que mejor hablaba inglés del grupo y haciendo de traductor comenzaron a salir y luego se pusieron a pololear. Pero ella tuvo que volver a Rusia a terminar su carrera en Relaciones Internacionales. Él vendió una cámara y una tabla de surf que se había comprado en su experiencia en Estados Unidos y partió a verla solo con 200 mil pesos en el bolsillo. Al regresar a Chile se casaron. Jimmy seguía estudiando y arrendaban un departamento en Quilín.
—Yo prácticamente no fui más a la universidad porque
pasaba trabajando, pero aprobé todos mis ramos bien y me titulé como abogado. Tenía que sumar experiencia y también necesitaba la plata.
Luego fue procurador en otra empresa, después en una
consultora, hasta que entró al estudio de abogados dnpv, donde llegó a ser asociado, viendo principalmente temas de derecho corporativo.
Era 2020, ya había comenzado la pandemia y con eso,
el trabajo remoto. En el aburrimiento del encierro Jimmy cuenta que comenzó a hacer videos junto a su esposa para TikTok. Eran videos chistosos o juegos sobre su relación, contando cómo se conocieron o riéndose de los contrastes entre la cultura chilena y rusa. Los videos se hicieron virales, los seguidores aumentaron (hoy suman más de 684 mil) y grandes marcas comenzaron a contactarlos para que les hicieran publicidad.
—Era el boom, cuando todos decían que era la red
social para adolescentes que bailaban. Ahí yo pensé: “tengo esta tremenda plataforma, tengo que poder hacer algo”. Se me ocurrió empezar a dar tips legales y convertirme en el abogado de TikTok.
Se puso una camisa y una corbata y subió su primer
video sobre los derechos al consumidor. La respuesta fue explosiva: tuvo casi un millón de reproducciones.
Cuando Jimmy abrió su cuenta como abogado de
TikTok, estaba trabajando en el estudio de abogados dnpv. Pero antes de abrir la cuenta decidió contarles a los socios del estudio de su idea.
—Les hice una presentación respecto a qué era esta red
social y cómo funcionaba. Les dije: “socios, por si sus hijos me llegan a ver bailando en TikTok, les quiero contar lo que quiero hacer”. Me complicaba porque dije pucha y si después llama una empresa y le dice al socio “oye, vi al abogado que me está ayudando bailando en TikTok…”. Por eso me quise poner el parche antes de la herida —explica Jimmy.
Sus jefes lo apoyaron y de a poco su mundo como
tiktoker comenzó a cruzarse con su trabajo como abogado de un estudio tradicional.
—Me acuerdo que le estaba tramitando la visa a la
señora de un gerente de una empresa grande y me junté con ella para que me pasara unos documentos. Ella estaba con su hijo y él me pidió una foto. Ella no entendía por qué su hijo le pedía una foto al procurador de la empresa de su marido —recuerda riéndose.
La cuenta con tips legales comenzó a crecer muy
rápido. Y más aún cuando Jimmy contó un caso de éxito de cómo reclamar como consumidor.
—Empecé a dar modelos de reclamos para temas de
consumo o por incumplimientos de contrato. Me llegaron a escribir dos mil personas para pedirme un modelo de reclamo. Yo lo daba gratis y a la gente le funcionaba. Me decían: “reclamé y me devolvieron las 100 lucas” o “me entregaron mi teléfono”. Así me empecé a hacer viral.
Jimmy dice que estaba feliz trabajando en el estudio,
pero veía en su cuenta de TikTok una gran oportunidad. Después de pensarlo y conversarlo con amigos y colegas, en agosto del año pasado tomó la decisión de renunciar al estudio.
—Me había costado mucho entrar a ese mundillo
corporativo en el que yo quería estar, lo había logrado y estaba muy cómodo, pero igual sentía que era un mundo muy tradicional y yo quería algo muy poco normal. No tenía la confianza para decir “quiero ser un abogado que trabaja con short y polera”. Saqué los números, mi sueldo no era alto, entonces yo decía: “cierro un par de casos al mes, cómo no voy a ser capaz de hacerlo solo”, y me lancé. Tenía el respaldo de TikTok, pero yo era el abogado gratis del pueblo. De ahí a conseguir clientes que pagaran era un gran paso.
Cuando renunció, subió un video a la red social
contando lo que había hecho y ofreciendo servicios legales, principalmente corporativos. En pocas horas le escribieron cerca de 80 personas.
—Ese día ya me puse a constituir empresas, a tener
reuniones con potenciales clientes y hacer propuestas de honorarios. Me llamaba gente de empresas con 40 trabajadores y yo les decía: “no tengo la estructura para ser tu abogado, no tengo la experiencia ni el equipo”. Pero me decían: “me da lo mismo, porque confío en ti porque te conozco”. Me di cuenta que yo generaba una cercanía en las redes sociales. La gente busca un abogado de confianza y confiaban en mí, porque conocían mi historia y la de mi señora por la cuenta de TikTok. Yo a veces tenía una reunión con un cliente y lo primero que me preguntaba era “oye, ¿cómo está tu señora?”, y era un cliente que yo jamás había visto en mi vida. Jimmy hoy tiene tres negocios. Se asoció con otros abogados y tiene la empresa “Borra tu deuda”, también tiene “Jimmy asesoría legal” y un tercer proyecto tecnológico relacionado a los reclamos para la empresas, con el que cuenta que acaba de ganar un fondo Corfo.
Su oficina quedaba en el segundo dormitorio del
departamento que arrendaba con su esposa. Teniendo un trabajo casi completamente remoto, se le vino a la cabeza la idea de un concepto que había escuchado cuando estaba en el estudio de abogados.
—Yo trabajaba en un proyecto con una empresa
americana en Costa Rica, que estaba desarrollando una plataforma para los nómadas digitales. El concepto en Chile está en pañales, pero si vas a Costa Rica o varios países de Europa, tienen visa para nómadas digitales, que te permiten quedarte en esos países y trabajar para tu país de origen. Solo debes tener un seguro y demostrar renta —cuenta.
Hace un mes Jimmy y Olga dejaron Chile con el plan
de recorrer el mundo teletrabajando. Partieron por Colombia, porque tiene solo una hora de diferencia y el cambio de moneda afecta poco. Han pasado por Bogotá, Medellín y Santa Bárbara y luego piensan ir a Cartagena. Después decidirán si quieren seguir subiendo por Latinoamérica o partir a Europa.
—Quizás vamos a recorrer en dos meses Colombia,
porque somos turistas de fin de semana. Esa es la dinámica. De lunes a viernes es como la vida que teníamos en Santiago, pero abrimos la ventana y vemos distintos paisajes todas las semanas.
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