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CAUSAS
La anemia causada por un bajo nivel de hierro es la forma más común de anemia.
El cuerpo obtiene hierro a través de ciertos alimentos. Este también recicla hierro
proveniente de glóbulos rojos viejos.
Una alimentación sin la cantidad suficiente de hierro es la causa más común de
este tipo de anemia en niños. Cuando un niño crece rápidamente, como en la
pubertad, se necesita incluso más hierro.
Los niños pequeños que toman demasiada leche de vaca pueden también
volverse anémicos si no consumen otros alimentos saludables que contengan
hierro.
Incapacidad del cuerpo para absorber bien el hierro, aunque el niño esté
consumiendo suficiente cantidad de este elemento.
• Irritabilidad.
• Falta de apetito.
• Crecimiento deficiente.
- Los bebés que toman leche materna reciben el hierro que necesitan hasta los 6
meses de vida. Después de esta edad, es necesario dar papillas de cereales u
otros alimentos que aportan hierro. Si el bebé toma leche artificial, se deben
utilizar fórmulas enriquecidas con hierro. Cuando se introduce alimentación de
forma adecuada entre los seis meses y el año de vida, se cubren las necesidades
de hierro.
- A partir del año de edad, las necesidades de hierro se pueden cubrir con una
alimentación completa y equilibrada. Se recomienda dar una alimentación rica en
hierro hasta los 18-24 meses. A veces, los niños que toman mucha leche
sustituyen los alimentos ricos en hierro por leche y derivados, aportando menos
hierro. Por ello, se debe limitar la cantidad de leche a 470-700 ml al día (tres vasos
o equivalente).
Concentraciones de Hb (g/dl)
Los dos primeros métodos necesitan equipamiento fijo en el laboratorio y por eso
sólo se pueden realizar en un centro de la salud, pero el último está diseñado para
ser trasladado al lugar de trabajo, y mediante uso de la corriente o baterías es
posible realizar las determinaciones de hemoglobina en el lugar donde está la
población. Todos ellos son igualmente válidos, siempre y cuando se mantengan
las medidas de control de trabajo del técnico que realiza la determinación. Otra
metodología que ha sido ampliamente utilizada ha sido la determinación de
hematocrito y a partir de ahí la inferencia de las concentraciones de hemoglobina,
teniendo en cuenta la proporción que debe existir entre estos elementos. Este es
un método de aproximación y no mide exactamente las concentraciones de
hemoglobina ya que son dos técnicas diferentes y depende mucho de la
estabilidad de la corriente y el tiempo de centrifugación para la determinación del
hematocrito. Manteniendo el control de estos parámetros se puede hacer la
inferencia dividiendo el valor del hematocrito por 3 y se obtiene un dato de
concentración de hemoglobina en gramos por decilitros (Tabla 1). Los resultados
obtenidos por ambas técnicas pueden ser similares, pero no idénticos y las
diferencias encontradas en las prevalencias de anemia utilizando ambos métodos
añade complejidad al análisis y hace más difícil su interpretación.
LAS ANEMIAS DEL NIÑO Hemos visto, al referirnos a las anemias del lactante,
que muchas anemias constitucionales del niño, se pueden manifestar ya durante
la primera infancia, pero más allá de la edad del lactante, se hacen más frecuentes
algunos tipos, como por ejemplo, otras anemias primitivas (aplásicas, etc.), así
como posthemorrágicas por trauma, epístaxis, enfermedades hemorragíparas
(que, como sabemos, son particularmente frecuentes en la edad infantil),
hemorragias internas (tifoidea, etc.). En cambio, la influencia de las infecciones
corrientes es menor, aunque pueden verse sobre todo en algunas, especialmente
crónicas, como la tuberculosis, la sífilis y la ósteomielitis, ‘bronquiectasias, etc. ;
dentro de las agudas, las sepsis, infecciones urinarias, a veces la tifoidea. Es
corioso que en las enfermedades infecciosas propias de la infancia (tos convulsa,
sarampión, etc.), casi nunca se produce una anemia grave, salvo susceptibilidad
particular del niño.
Causal.-En las exógenas (véase etiología): así ‘el arsénico se muestra muy útil en
la anemia de los sifilíticos, lo mismo que el mercurio; el antimonio en la leishmania;
la dieta en las alimenticias; la vitamina C en el escorbuto, etc. Es una directiva
práctica: toda anemia infantil sin alteraciones digestivas o alimenticias no
mejorada por el hierro, debe someterse a prueba con el tratamiento anti luético,
mientras no se pueda descubrir su origen.