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PRESENTACIÓN

La deficiencia de hierro es la carencia nutricional y más extendida en Cuba y la


anemia es su forma de expresión clínica. El objetivo principal del presente folleto
es actualizar los conocimientos existentes sobre esta enfermedad, con énfasis en
los principales aspectos nutricionales asociados a ésta, en función de aunar
esfuerzos para su prevención y control. Después de controlada la desnutrición en
el país, el tratamiento de la anemia como consecuencia de la deficiencia de hierro,
debe constituir una prioridad de nuestro Sistema de Atención Primaria de Salud.
INTRODUCCIÓN
En el mundo existen 293 millones de niños menores de cinco años con anemia,
que representan alrededor del 47% de niños en países de bajos y medianos
ingresos (1); esta enfermedad sería causada, principalmente, por deficiencia de
hierro (2); sin embargo, es importante reconocer que la anemia también responde
a otras causas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la anemia
como un trastorno en el cual el número de eritrocitos (y, por consiguiente, la
capacidad de transporte de oxígeno de la sangre) es insuficiente para satisfacer
las necesidades del organismo (3). Las deficiencias de folato (ácido fólico),
vitamina B12 y proteínas son causa de anemia. Otros nutrientes, como el ácido
ascórbico (vitamina C), el a-tocoferol (vitamina E), la piridoxina (vitamina B6), la
riboflavina (vitamina B2), el cobre y la vitamina A son necesarios para producir y
mantener la estabilidad de los glóbulos rojos (4-6). La anemia de origen
nutricional, en gran proporción, es causada por el consumo de dietas que carecen
de suficientes nutrientes hematopoyéticos para sintetizar hemoglobina; sin
embargo, otros factores ambientales como la parasitosis también pueden conducir
a pérdida excesiva de sangre o competencia por estos nutrientes esenciales (7).

En el Perú, la anemia es un grave problema de salud pública que afecta al 35,6%


de niños entre 6 y 59 meses de edad (8). La tendencia de la prevalencia de
anemia en este grupo de edad ha sido variable en los últimos 10 años. Si bien se
produjo una reducción de 10,6 puntos porcentuales entre el año 2005 (46,2%) (9)
y el año 2014, cuando se analiza el periodo 2011–2014 se observa un aumento de
4,9 puntos (10) (prevalencia de 30,7% el año 2011). En niños menores de 1 año,
la situación es más grave, pues la prevalencia para el año 2014 fue de 60,7% en
niños de 6 a 8 meses y de 63,1% en niños entre 9 y 11 meses (8). Además de los
efectos deletéreos de la anemia en la salud, también se ha documentado su
impacto económico en la sociedad peruana, así Alcázar estimó que para 2010 la
anemia costó aproximadamente unos 2777 millones de nuevos soles, un 0,62%
del PBI, donde la mayor parte de este costo fue ocasionado por los efectos en la
edad adulta de la pérdida cognitiva a temprana edad (11).

En un estudio realizado en Lima (12) en el año 2007, se determinó que el 12,7%


de niños de 24 a 59 meses tenían anemia; de este total solo el 39% de los casos
era anemia ferropénica. Esto sugiere que una importante proporción de la anemia
tendría otras causas. En el Perú existen programas de suplementación preventiva
y de tratamiento con hierro que se brindan a los niños, sin embargo, no hay
cambios sustanciales en la prevalencia de la anemia, lo que refuerza la hipótesis
de un origen diferente a la carencia de hierro en una proporción importante de
casos.
DEFINICIÓN
¿Qué es la Anemia?
La anemia se define como la disminución de la hemoglobina en los glóbulos rojos
o eritrocitos circulantes en la sangre, en relación con un valor establecido como
adecuado por la Organización Mundial de la Salud según edad y sexo. Es
considerada una enfermedad, aunque en algunos casos no es evidente la
presencia de síntomas. El hecho de realizar el diagnóstico de anemia conlleva a la
aplicación de tratamiento adecuado por parte del médico para corregirla. Esto
conduce a preguntar entonces ¿qué es la hemoglobina? Es una proteína que se
encuentra dentro de los glóbulos rojos y contiene hierro en su estructura, lo que da
el color rojo característico de la sangre. ¿Qué funciones tiene la hemoglobina, que
es tan importante para la vida? Transporta el oxígeno a todas las partes del
organismo para un adecuado funcionamiento de este.

¿Por qué se produce la Anemia?


La carencia de hierro constituye la principal causa de anemia (anemia ferripriva),
dando como resultado el 50% de las anemias del mundo. Las deficiencias de
folatos (ácido fólico), vitamina B12 y proteínas pueden asimismo determinar su
prevalencia. Otros nutrientes, como el ácido ascórbico (vitamina C), el α tocoferol
(vitamina E), la piridoxina (vitamina B6), la riboflavina (vitamina B2) y el cobre son
necesarios para producir y mantener la estabilidad de los glóbulos rojos. La
carencia de vitamina A también se asocia con la aparición de la anemia por su
participación en la movilización del hierro de los tejidos de depósito
(principalmente el hígado). Algunas anemias no tienen causa nutricional y se
deben, por ejemplo, a factores hereditarios que incluyen la anemia de células
falciformes (conocida también como sicklemia o drepanocitosis) y las talasemias; a
hemorragias graves e infecciones agudas y crónicas que causen inflamación.
Estos aspectos no se tratarán en este tema ya que son enfermedades
diagnosticadas y tratadas por los especialistas. Las enfermedades crónicas que
pueden causar anemia incluyen las enfermedades renales, cáncer, artritis
reumatoide y tiroiditis. Además, la anemia puede desarrollarse cuando existe una
infección parasitaria, debido a que algunos parásitos se alimentan de sangre
durante su vida en el intestino (Necator Americanus y Ancylostoma duodenale);
mientras que otros interfieren en la absorción de los nutrientes (Trichuris Trichiura
y Áscaris Lumbricoide). Hasta que no se cure esta infección parasitaria no se
podrá corregir la anemia.
ANEMIA POR AUSENCIA DE HIERRO EN NIÑOS DE 2 Y 3 AÑOS
       

Es una afección en la cual el cuerpo ya no tiene suficientes glóbulos rojos sanos.


Los glóbulos rojos llevan oxígeno a los tejidos corporales. Hay muchos tipos de
anemia.  

El hierro ayuda a la formación de glóbulos rojos y los ayuda a llevar oxígeno. La


falta de hierro en el cuerpo puede provocar anemia. El término médico de esta
afección es anemia por deficiencia de hierro o anemia ferropénica. 

CAUSAS

La anemia causada por un bajo nivel de hierro es la forma más común de anemia.
El cuerpo obtiene hierro a través de ciertos alimentos. Este también recicla hierro
proveniente de glóbulos rojos viejos.
Una alimentación sin la cantidad suficiente de hierro es la causa más común de
este tipo de anemia en niños. Cuando un niño crece rápidamente, como en la
pubertad, se necesita incluso más hierro.

Los niños pequeños que toman demasiada leche de vaca pueden también
volverse anémicos si no consumen otros alimentos saludables que contengan
hierro.

Otras causas pueden ser:

 Incapacidad del cuerpo para absorber bien el hierro, aunque el niño esté
consumiendo suficiente cantidad de este elemento.

 Pérdida de sangre lenta y prolongada, generalmente a causa de los periodos


menstruales o de sangrado en el tubo digestivo.

La deficiencia de hierro en los niños también puede estar relacionada con


la intoxicación con plomo.
Muchas personas con anemia no muestran señales o síntomas. Según progresa la
enfermedad, pueden reconocerse varios síntomas y signos que resultan de una
reducción en la capacidad para el transporte de oxígeno.

Los síntomas y signos son:


Muchos niños no presentan ningún síntoma porque los depósitos de hierro se van
agotando poco a poco. Hasta que no hay anemia (disminución de glóbulos rojos),
no aparecen los primeros síntomas:

• Cansancio, fatiga, laxitud y debilidad.

• Mareo o dolor de cabeza.

• Palpitaciones, la persona se queja de sentir sus latidos cardíacos.

• Palidez de la piel y de las membranas mucosas (labios y ojos) y debajo de las


uñas.

• Irritabilidad.

• Falta de apetito.

• Edema (en casos crónicos graves). Aumento de la cantidad de líquido que se


retiene en las piernas principalmente.

• Dificultades en el aprendizaje y la concentración.

• Crecimiento deficiente.

• Disminución en la capacidad de defensa a las infecciones.

¿Cuál es la cantidad de hierro que se necesita en la infancia?


En la infancia se requiere distinta cantidad de hierro en función de la edad:

- Los bebés que toman leche materna reciben el hierro que necesitan hasta los 6
meses de vida. Después de esta edad, es necesario dar papillas de cereales u
otros alimentos que aportan hierro. Si el bebé toma leche artificial, se deben
utilizar fórmulas enriquecidas con hierro. Cuando se introduce alimentación de
forma adecuada entre los seis meses y el año de vida, se cubren las necesidades
de hierro.
- A partir del año de edad, las necesidades de hierro se pueden cubrir con una
alimentación completa y equilibrada. Se recomienda dar una alimentación rica en
hierro hasta los 18-24 meses. A veces, los niños que toman mucha leche
sustituyen los alimentos ricos en hierro por leche y derivados, aportando menos
hierro. Por ello, se debe limitar la cantidad de leche a 470-700 ml al día (tres vasos
o equivalente). 

La mayoría de estos síntomas se producen cuando la anemia es moderada o


severa. La anemia ligera, generalmente no es detectada por la adaptación gradual
del organismo a las bajas concentraciones de hemoglobina o porque algunos de
los síntomas que pueden aparecer se dan también en otras enfermedades y, por
lo tanto, no son específicos de la anemia. Más del 80% del hierro funcional en el
organismo se encuentra como hemoglobina dentro de los eritrocitos; el resto está
en forma de mioglobina y en las enzimas que catalizan los procesos de respiración
celular, principalmente. En los últimos años, se ha reconocido cada vez más que
el estado de hierro es importante porque una carencia leve o moderada, previa al
desarrollo de la anemia, puede influir adversamente en el comportamiento
humano, el desarrollo psicológico, el control de la temperatura del cuerpo y en la
morbilidad por enfermedades infecciosas, cuando se va agotando gradualmente el
hierro almacenado. Es la anemia ligera la que más predomina, pero debido a que
ninguno de los síntomas parece grave, dramático o pone en peligro la vida, existe
la tendencia a ignorar la enfermedad, que no debe ser menospreciada.

¿Quiénes padecen más la anemia?


Lactantes mayores de 6 meses que permanecen con una alimentación solo a
base de leche o con una introducción inadecuada de los alimentos que son
fuentes de hierro. - Niños (fundamentalmente menores de 5 años) donde los
requerimientos de hierro son muy altos y adolescentes por el aumento de las
necesidades de hierro al encontrarse en una etapa de rápido crecimiento

¿Cómo diagnosticar la anemia?


El diagnóstico de la anemia requiere un examen clínico y pruebas de laboratorio
como hemoglobina o hematocrito, aunque estas no suministran datos sobre el
estado inicial de deficiencia de hierro en el individuo. Los valores para considerar
anemia (Tabla 1) han sido relacionados con la aparición de efectos adversos a la
salud en una etapa de la vida y sexo, determinado por estudios realizados en
diversas poblaciones del mundo. Los valores de hemoglobina y hematocrito
pueden estar influenciados en la población adulta por el hábito de fumar, ya que
los fumadores tienen niveles superiores como medida de compensación por la
falta de oxigenación.

Tabla 1 Criterios para el diagnóstico de anemia según niveles de


hemoglobina (Hb) y hematocrito (Hto)

GRUPO POR EDAD Y SEXO Hb (g/dl) Hto (%)


Niño de 6 meses a 5 años <11,0 <33
Niño de 5 a 11 años <11,5 <34
Niño de 12 a 14 años <12,0 <36
Mujer a partir de 15 años, ( no <12,0 <36
embarazada)
Mujer embarazada <11,0 <33
Varón a partir de 15 años <13,0 <39

La anemia puede clasificarse de acuerdo con su Gravedad (Tabla 2). Tabla 2.


Gravedad de la anemia y puntos de corte considerados de acuerdo a grupo de
edad y sexo.

Concentraciones de Hb (g/dl)

GRUPO POR EDAD Y SEXO Anemia Anemia Anemia Anemia


Ligera Moderada Severa
Niño de 6 meses a 5 años <11,0 10,0-10,9 7,0-9,9 <7,0
Niño de 5 a 11 años <11,5 10,0-11,4 7,0-9,9 <7,0
Niño de 12 a 14 años <12,0 10,0-11,9 7,0,9,9 <7,0
Mujer a partir de 15 años (no <12,0 10,0-11,9 7,0-9,9 <7,0
embarazada)
Mujer embarazada <11,0 10,0-10,9 7,0-9,9 <7,0
Varón a partir de 15 años <13,0 12,0-12,9 9,0-11,9 <9,0

Los niños con más riesgo de déficit de hierro son:


 aquellos cuyas madres han sufrido anemia durante el embarazo
 los bebés prematuros o con bajo peso al nacimiento
 lactantes que reciben leche artificial que no está reforzada con hierro o
 bebes que reciben leche entera de vaca antes del año de vida.
¿Cuáles son los métodos utilizados para el diagnóstico de la
anemia?
La determinación de hemoglobina se realiza por el método de la
cianometahemoglobina que es la técnica de referencia para este indicador.
Diversas metodologías se han establecido teniendo en cuenta la técnica de base
indicada:

• Método fotométrico, espectrofotométrico o por hemoglobinómetro. Utiliza reactivo


de Drabkins (cianuro de potasio y ferricianuro de potasio) de producción nacional y
es el que mayormente se encuentra estandarizado en laboratorios de hospitales y
policlínicos.

• Método por contador automatizado, que incluye para su determinación reactivos


iguales al método anterior. Estos equipos se localizan, principalmente en los
laboratorios de los hospitales y de investigación. Los resultados hematológicos
que pueden ofrecer, además de las concentraciones de hemoglobina son:
hematocrito, cálculos de relación de hemoglobina con eritrocitos (VCM entre otros)
y otros parámetros.

• Método de HemoCue. Este es un método en el cual se utiliza un equipo portátil


para medición en terreno de hemoglobina. Requiere de pequeñas celdas, que ya
contienen el reactivo seco en su interior, donde se deposita una gota de sangre
del dedo y es capaz de realizar la determinación en menos de 1 minuto.

Los dos primeros métodos necesitan equipamiento fijo en el laboratorio y por eso
sólo se pueden realizar en un centro de la salud, pero el último está diseñado para
ser trasladado al lugar de trabajo, y mediante uso de la corriente o baterías es
posible realizar las determinaciones de hemoglobina en el lugar donde está la
población. Todos ellos son igualmente válidos, siempre y cuando se mantengan
las medidas de control de trabajo del técnico que realiza la determinación. Otra
metodología que ha sido ampliamente utilizada ha sido la determinación de
hematocrito y a partir de ahí la inferencia de las concentraciones de hemoglobina,
teniendo en cuenta la proporción que debe existir entre estos elementos. Este es
un método de aproximación y no mide exactamente las concentraciones de
hemoglobina ya que son dos técnicas diferentes y depende mucho de la
estabilidad de la corriente y el tiempo de centrifugación para la determinación del
hematocrito. Manteniendo el control de estos parámetros se puede hacer la
inferencia dividiendo el valor del hematocrito por 3 y se obtiene un dato de
concentración de hemoglobina en gramos por decilitros (Tabla 1). Los resultados
obtenidos por ambas técnicas pueden ser similares, pero no idénticos y las
diferencias encontradas en las prevalencias de anemia utilizando ambos métodos
añade complejidad al análisis y hace más difícil su interpretación.

LAS ANEMIAS DEL NIÑO Hemos visto, al referirnos a las anemias del lactante,
que muchas anemias constitucionales del niño, se pueden manifestar ya durante
la primera infancia, pero más allá de la edad del lactante, se hacen más frecuentes
algunos tipos, como por ejemplo, otras anemias primitivas (aplásicas, etc.), así
como posthemorrágicas por trauma, epístaxis, enfermedades hemorragíparas
(que, como sabemos, son particularmente frecuentes en la edad infantil),
hemorragias internas (tifoidea, etc.). En cambio, la influencia de las infecciones
corrientes es menor, aunque pueden verse sobre todo en algunas, especialmente
crónicas, como la tuberculosis, la sífilis y la ósteomielitis, ‘bronquiectasias, etc. ;
dentro de las agudas, las sepsis, infecciones urinarias, a veces la tifoidea. Es
corioso que en las enfermedades infecciosas propias de la infancia (tos convulsa,
sarampión, etc.), casi nunca se produce una anemia grave, salvo susceptibilidad
particular del niño.

En el niño mayor, el síndrome anemia reviste formas que se encuentran ya más a


menudo en el adolescente y en el adulto y el modo de encararlas no difiere
entonces esencialmente del que se emplea en edades ulteriores; sólo una razón
de frecuencia hará que algunos tipo se observen más a menudo en el niño, en
especial las anemias aplásticas, las anemias graves como manifestación
sintomática de las leucemias agudas y de los síndromes hemorragíparos, las
anemias hemolíticas constitucionales. Nos detendremos algo sobre la anemia
aplásica que constituye un verdadero síndrome de insuficiencia medular, unas
veces primitiva y otra francamente secundaria. La forma primitiva que ha sido
particularmente estudiada en el niño en nuestro medio por Morquio y Volpe (1933),
aunque no es frecuente, se le debe reconocer por su gravedad. De evolución
aguda o progresiva con remisiones, corresponde al tipo de insuficiencia medular
total (mielosis global aplástica, Di Guglielmo), caracterizada clínicamente por la
tríada de anemia grave, sin o con escasa esplenomegalia, sin hepatomegalia ni
adenomegalia primitiva, síndrome hemorrágico (en la forma aguda como aleucia
hemorrágica de Frank), necrosis difteroide de las mucosas. En relación respectiva
con la tríada hematológica anemia, trombocitopenia y neutropenia, esto es,
diminución de todos los elementos de origen mieloide sin signos de regeneración,
y en la médula, al final de la evolución, atrofia (es la etapa observada en las
autopsias), mientras que en etapas anteriores (biopsias), puede observarse una
médula todavía rica en elementos, sólo que no produce suficientes glóbulos
(“seudoaplasia” de algunos autores). A distinguir de los estados aplásicos
secundarios, mucho más comunes: enfermedades infecciosas (sepsis con
leucopenia), leucemias agudas y retículoendotelíosis (entre ellas la mielosis global
seudoaplásica de Suzzato), síndromes bantianos, tóxicos, rayos X, neoplasias,
etc., y a veces la mielofibrosis y la ósteopetrosis; anemias
megalocíticohipercrómicas (bloqueo de la serie mieloide normal). No dejamos de
repetir una vez más la importancia de la punción de los órganos hematopoyéticos
en el diagnóstico de estos cuadros de apariencia clínica a veces análoga; así
como la radiografía de esqueleto. Junto a estos síndromes de insuficiencia
medular total, debemos describir las formas de insuficiencias parciales y mixtas:
síndromes de Werlhoff, agranulocíticos, etc., tanto primitivo como secundario, que
han sido estudiados en capítulos anteriores. El grupo de las anemias hemolíticas
constitucionales del niño ya fue tratado al hablar de las anemias de la primera
infancia, ya que pueden iniciarse a esta edad.

ALGUNAS CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE


TRATAMIENTO
a) Tratamiento de urgencia en la anemia aguda, la transfusión sanguínea a la
dosis de 15 C.C. por Kg. de peso, en el niño pequeño, por cada millón de glóbulos
rojos en déficit, en una o varias sesiones, según !a cantidad total a transfundir. No
debemos olvidar que en la anemia aguda por hemorragia, a menudo lo esencial es
evitar el shock secundario posthemorrágico, por disminución rápida de la volemia;
de consiguiente, es de gran utilidad restituir la volemia recurriendo a la plasmo
terapia, cuando no es posible efectuar inmediatamente la transfusión de sangre
total y sobre la cual el plasma tiene la ventaja de ser menos antigénico, menos
tóxico y más fácil de conservar en reserva (banco de plasma). En los casos
inversos, en que fuese necesario aumentar el número de glóbulos rojos, sin
aumentar desmesuradamente la volemia, puede hacerse uso de sangre
concentrada (pero esto es raramente una indicación de extrema urgencia).

b) Tratamiento de fondo de las Anemias, Las transfusiones sanguíneas también


pueden utilizarse como tratamiento de fondo, sobre todo repetidas y de
consiguiente fraccionadas; no debemos olvidar que la transfusión de sangre no
actúa sólo como sustitutiva de los glóbulos rojos que faltan, sino que aporta
muchos otros factores más, a veces activos, en los síndromes hemorrágicos,
hemolíticos, infecciosos, etc.

Higiene, aire y sol.-En algunos casos se puede aconsejar la campaña. Reposo


en las anemias medianas y sobre todo en las graves.
Dieta.-Alimentación correcta en relación con la edad (Czerny), sobre todo
reducción de la leche; régimen mixto, completo.

Medicamentoso.--Profiláctico: cuidar el régimen en las embarazadas, agregar


hierro en los últimos meses del embarazo, si es necesario, y extractos hepáticos,
así como frutas, legumbres verdes e hígado total.

Causal.-En las exógenas (véase etiología): así ‘el arsénico se muestra muy útil en
la anemia de los sifilíticos, lo mismo que el mercurio; el antimonio en la leishmania;
la dieta en las alimenticias; la vitamina C en el escorbuto, etc. Es una directiva
práctica: toda anemia infantil sin alteraciones digestivas o alimenticias no
mejorada por el hierro, debe someterse a prueba con el tratamiento anti luético,
mientras no se pueda descubrir su origen.

Tratar de evidenciar las infecciones ocultas: tuberculosis, etc.; suprimir las


hemorragias y su causa.

c)Tratamiento funcional y Patogénico.-Tratamiento dirigido directamente contra


la anemia: transfusión, hierro en altas dosis y cobre, esplenectomía y dieta es lo
fundamental, según Joseph, en el niño pequeño; luego hígado y levadura. No
olvidar que en general toda infección causal o intercurrente inhibe los, efectos de
la terapéutica, aun de las terapéuticas específicas, como el Fe o la fracción G de
Cohn.

Tales son las directivas principales en el tratamiento de las anemias en primera


infancia. Pero el papel de un factor constitucional es tan importante que se
observan casos en los cuales la anemia se produce sin motivo externo
demostrable y se mantiene en el mismos estados por meses y años a pesar de
toda terapéutica y más tarde regresa lenta y espontáneamente, a veces es posible
demostrar la existencia de una disposición hereditaria familiar.

Transfusión y plasmo terapia, hierro y cobre, hígado, esplenectomía, dieta, tienen


cada uno de ellos sus indicaciones precisas y limitadas; el uso irracional de ellos,
ha sido causa de fracasos atribuidos injustamente a una terapéutica cuyo alcance
es relativo y no global; no hay una terapéutica de las anemias, sino una
terapéutica de cada anemia, según las funciones comprometidas y en la medida
de nuestros recursos actuales
Alimentos que nos proporcionan hierro
La leche materna tiene relativamente pocas cantidades de hierro, pero éste es
mucho mejor absorbido que el que se encuentra en otras leches; es ésta otra
razón por lo que se recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses.
Los niños con lactancia materna comienzan a desarrollar deficiencia de hierro
comúnmente después de los 6 meses de edad si no se introducen
adecuadamente los alimentos complementarios que provean el mineral. El hierro,
en los alimentos se presenta en dos formas: hemínico y no hemínico. Esta
clasificación está dada por la presentación del hierro en los alimentos que
contienen sangre (hemínico) y los que no contienen sangre (no hemínico). Su
aprovechamiento varía mucho de acuerdo al tipo de alimento. En general, el hierro
hemínico, que es el que se presenta en los alimentos de origen animal (carne,
pollo y pescado) se absorbe bien, aproximadamente un 23%. El que proviene de
otras fuentes (no hemínico) como el huevo, que es de origen animal, pero no
contiene sangre, y en los productos vegetales, como frijoles y verduras de hojas
de color verde oscuro (acelga, espinaca), se absorbe menos, solo de 3% a 8%.

Potenciadores e inhibidores de la absorción de hierro


La absorción del hierro hemínico no es afectada por la presencia de otras
sustancias en la dieta, mientras que el hierro no hemínico puede variar su
biodisponibilidad en dependencia de otros compuestos existentes en los
alimentos. Existen en los alimentos compuestos que son capaces de incrementar
la absorción del hierro no hemínico como la vitamina C, presente en las frutas y
vegetales frescos (guayaba, fruta bomba, pimiento, naranja, limón). Esta vitamina
es sensible al calor y a la oxidación por exposición al aire, por eso deben ingerirse
los alimentos frescos o poco cocinados y preparados lo más cercano posible a su
ingestión. El consumo de una pequeña porción de la proteína de la carne, órganos
o alimentos que contengan sangre animal (morcilla u otros), alimentos procesados
como algunos alimentos germinados o fermentados (salsa de soya, miso o pan
fermentado), ácido cítrico u otros ácidos orgánicos, potencian también la absorción
del hierro. Las proteínas del huevo, los quesos y la leche no tienen la facultad de
favorecer la absorción del hierro no hemínico. A pesar de que la absorción del
hierro proveniente de las leguminosas (frijoles, chícharos, lenteja y garbanzo) es
baja, estos alimentos son fuentes importantes de este elemento en la alimentación
de los cubanos por la frecuencia y la cantidad con que se consumen, y además
por las combinaciones con otros alimentos que suelen hacerse al formar el menú.
El hierro presente en la soya posee las mismas características que el de los
frijoles, sin embargo, cuando la soya se utiliza como extensor de las carnes, las
proteínas de la carne y la presencia de hierro hemínico, mejora marcadamente la
biodisponibilidad1 del hierro no hemínico de la soya. Es sabido que algunos
elementos presentes en los granos de cereal empeoran la absorción de hierro
como son los fitatos (granos enteros de maíz o arroz) y el salvado de cereales.
Los polifenoles (agentes antioxidantes) presentes en el té y café, así como los
oxalatos presentes en la espinaca y la remolacha también pueden inhibir la
absorción del hierro. Las sales de calcio presentes en los productos lácteos
pueden inhibir la absorción de hierro, por eso se recomienda que no se debe
ingerir leche durante las comidas y preferir darle a los niños la leche en la
merienda y los jugos durante las comidas. Aunque en general las enfermedades
por carencia se consideran como efecto de una falta de nutrientes en la dieta, la
anemia por carencia de hierro no es rara en personas cuyas dietas contienen
cantidades de hierro cercanas a las cifras recomendadas, pues es posible que la
mayoría del hierro ingerido sea del tipo no hemínico y por tanto la absorción real
del mineral haya sido baja. La dieta que se consume en nuestro país está
considerada de media a baja disponibilidad de hierro, lo que debe tenerse en
cuenta al realizar recomendaciones alimentarias y brindar consejos prácticos
como la combinación de alimentos que posibiliten una mayor absorción de hierro.
INDICE ESTADÍSTICOS

Situación mundial La anemia por deficiencia de hierro es el desorden nutricional


más común en el mundo. Se considera un serio problema de salud, debido a la
cantidad de personas afectadas y sus consecuencias. Afecta a 2 000 millones de
personas en el mundo (un tercio de la población mundial). A diferencia de otros
desórdenes nutricionales que han disminuido, esta afección continúa en aumento.
Los países desarrollados alcanzan un 11% de prevalencia, mientras que en países
del Tercer Mundo se afecta cerca de la tercera parte de la población, llegando a
superar el 50% en África y sur de Asia. En los países en desarrollo se estima que
la población más afectada son los niños menores de un año (30 al 80%). En las
mujeres en edad fértil la prevalencia va del 64 % en el Sudeste Asiático hasta el
23 % en América Latina, con una media global del 42 %. Las cifras de prevalencia
son en general considerablemente mayores en mujeres embarazadas, con una
media global del 51%.
BIBLIOGRAFIA

 Instituto Nacional de Estadística e Informática. Perú Encuesta Demográfica


y de Salud Familiar - ENDES 2014. Lima: INEI; 2015. 
 Organización Mundial de la Salud, Sistema de Información Nutricional sobre
Vitaminas y Minerales. Concentraciones de ferritina para evaluar el estado
de nutrición en hierro en las poblaciones. Ginebra: OMS; 2011-2017

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