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Universidad Santiago de Compostela

Facultad de Filología
Literatura alemana desde la Ilustración hasta el Romanticismo
Curso 2022-2023

EL INICIO DEL DRAMA: LOS PRÓLOGOS


Dedicatoria, Prólogo en el Teatro y Prólogo en el Cielo

Cristina Otero Calvo


Mariana Carolina Salazar Alfaro
INDICE

Dedicatoria 3

Prólogo en el Teatro 3
Los Personajes 4

Prólogo en el cielo 7
¿Salvación de Fausto? 9
Libro de Job y la historia del Fausto 11
Libro del Génesis y Mefistófeles 12

2
La obra de Goethe comienza con una dedicatoria breve y dos prólogos posteriores
para la introducción de la misma. En primer lugar, en la dedicatoria, Goethe expresa una gran
tristeza y profunda melancolía por la pérdida de su juventud. En segundo lugar vienen los
prólogos, primero aparece el Prólogo en el Teatro y a continuación el Prólogo en el Cielo. La
tragedia del Dr. Fausto es presentada por Goethe con estas escenas previas en las cuales,
mediante ciertos paralelismos y diálogos entre los personajes, prepara y condiciona al público
sobre lo que están a punto de presenciar. Se deja caer por medio de conversaciones y de las
propias escenas de los personajes, qué tipo de obra es la que se va a representar e incluso
algunos posibles temas a tratar.

Dedicatoria

La dedicatoria que antecede a los prólogos ha suscitado diversas discusiones sobre la


función que desempeña en el conjunto de textos que anteceden a la obra en sí. Se cree que fue
escrita antes de que se terminará de escribir el drama, se estima como posible fecha de
creación 1797 (SCHÖNE 2019: 149); en ella un poeta anónimo se dirige a un público
desconocido con el que comparte sus penas y la añoranza por tiempos pasados y mejores. Se
ha debatido sobre la posibilidad de que con este poema, Goethe se lamenta por la ausencia de
amigos o allegados que fallecieron y que no pudieron ver la representación de la obra
(SCHÖNE 2019: 150).

La dedicatoria inicial podría cumplir una función dentro del drama más allá de
expresar las aflicciones del autor. La decisión de Goethe de añadir dicho poema y de
posicionarlo al principio de la obra, incluso antes de los prólogos, puede responder a la
intención del escritor por enmarcar la obra y todo lo que ella abarca en un plano distinto, más
alejado del público y de lo que este suele presenciar sobre el escenario. Goethe buscaba
romper con la ilusión del mundo teatral, donde lo que ocurre en el escenario se toma por
verdadero en ese espacio, para presentar todo lo que sigue a la dedicatoria como mera
producción poética, lo que al mismo tiempo aumenta la distancia entre los espectadores y
todo lo que ocurre en la escena frente a ellos (SCHÖNE 2020: 151). Así se tiene que el
Prólogo en el Teatro está en un segundo plano, el Prólogo en el Cielo en un tercer plano y la
historia de Faust en un cuarto plano; todo enmarcado por la Dedicatoria que permite crear
este Theatrum Mundi1.

Prólogo en el Teatro

Lo que se encuentra el lector, tras la dedicatoria, es el Prólogo en el Teatro, donde


Goethe presenta teatro dentro del teatro, muestra, con el telón aún bajado, tres personajes
como son el Director, el Poeta y el Personaje bufo. Cada uno de los anteriores son la
personificación de diferentes conceptos. Por un lado el Director, quien representa el negocio,
el director mira porque todo vaya bien y el negocio funcione; el Poeta simboliza el arte
profundo, es quien se encarga de la parte intelectual, pues él es el creador del texto; por

1
Tópico literario denominado por Platón (‘Teatro del mundo’)

3
último, el Personaje bufo, representado por el trabajo de un actor, quien es el encargado de
entretener.

Goethe muestra un escenario donde, poeta, director y actor, imprescindibles para la


creación del texto y su representación, son quienes van a introducir la propia obra. Este juego
de doble sentido en el Prólogo en el Teatro se combina con el Prólogo en el Cielo, siendo
estos la introducción a la obra que Goethe va a ofrecer al público, transmite el concepto del
prodesse y delectare2, la enseñanza mediante el deleite. Si bien es cierto que lo principal es el
entretenimiento, Goethe deja ver cierta enseñanza donde, gracias al esfuerzo individual, se
consigue la superación de nuevas metas.

Los Personajes

Por un lado, el papel del director es orientar, tiene un tono calmado, relajado y
comprensivo. El bufo, se ciñe a quitarle méritos al poeta y hacerle bromas así como dar
consejos, mientras que el poeta, no está a gusto con lo que se le dice. Estos personajes se
mueven en el prólogo por diferentes motivos. La obra de Goethe presenta, más allá de los
paralelismos entre unos personajes y otros, las posturas que estos tienen. Como ya se
mencionó anteriormente, cada personaje tiene sus intereses, el actor la diversión y
entretenimiento, el poeta la intelectualidad, el arte profundo, y por último, el director que
representa el negocio.

En el Prólogo en el Cielo se presenta un personaje como el Señor, que a priori,


entendemos que no es otro que el mismo Dios3. Cuenta con las características propias de la
divinidad, así como manda el Director dentro del marco del teatro, el Señor lo hace en el
mundo de los cielos. Esta es precisamente la escena que se presenta tras el primer prólogo,
con el telón aún bajado, Goethe muestra un escenario en el cielo, un escenario divino. El
Señor, por tanto, es también quien manda en este escenario, es quien dirige y a quien todos
quieren complacer (en este caso, los arcángeles). Por tanto, yendo en la dirección opuesta a la
de la lectura, llevando la idea de la máxima autoridad en el Prólogo en el Cielo al del teatro,
el Señor sería el correspondiente al Director. Ambos son personajes calmados cuyas ideas
están claras, el primero confía en la fe del hombre y el segundo confía en el trabajo de los
artistas, en este caso del poeta. El personaje bufo, así como Mefistófeles, quieren corromper
de alguna manera, para hacer ver al Señor y al Director respectivamente, que no es tan
perfecto el hombre en cuanto a su fe ni el poeta en cuanto a su inspiración. Sin embargo, hay
que tener en cuenta que la idea de que el Director sea el Señor no hay que entenderlo aquí
desde una perspectiva autoritaria en la que únicamente se hace lo que él ordena. Al contrario,
ambos dejan libertad, el primero dentro del mundo teatral, a poeta y actor, y el segundo a los
hombres y demonios. La posibilidad de dar mayor libertad se justifica con que ambos tienen
la certeza de que pueden obrar bien tanto poeta y actor como hombres y demonios. El
Director sería la autoridad en escena, es el jefe, es quien dirige la obra y se encarga de que
todo funcione. Aprovechando esto, Goethe introduce la idea del dinero en el arte mediante los

2
Tópico literario denominado por Horacio (“enseñar deleitando”)
3
Esta cuestión se aclara en el apartado del Prólogo en el Cielo.

4
diálogos del Director, donde hace referencia al negocio. Este busca que todo vaya bien, ya
sea en cuanto a resultados con la audiencia o en cuanto a economía. Algunas de las
menciones que hace el Director en relación, tanto al negocio como al dinero introducido en la
obra son “empresa”, “taquillas” o lo que le dice al poeta Was macht ein volles Haus euch froh?4.

En segundo lugar, el Prólogo en el Teatro presenta un Personaje bufo, en este caso


parece estar en escena para criticar o de algún modo burlarse del trabajo del Poeta. Sin
embargo, también le ofrece buenos consejos sobre cómo mejorar su escritura. En un principio
se presenta como un personaje cuyo único papel es la sátira, el humor y pese a buscar bufarse
del poeta, es a él a quien debe su existencia. Pero según avanza el texto se ve que el Personaje
bufo no solo se burla, sino que aconseja al poeta e incluso al propio director, intenta hacerle
ver que con humor su texto puede mejorar notablemente porque la recepción del público
puede llegar a ser más acogedora.
Wer machte denn der Mitwelt spaß?
Den will sie doch und soll ihn haben.
Die Gegenwart von einem braven Knaben
Ist, dächt‘ ich, immer auch schon was.5 (v. 77-80)

En este sentido, el Poeta necesita al Personaje bufo tanto como este al Poeta.

En el caso del Personaje bufo estaría Mefistófeles, también uno de los personajes
principales durante la trama de la obra, el cuál tiene como misión demostrar la falta de fe del
hombre. Del mismo modo que el Personaje bufo intenta convencer de que la comedia es
necesaria para tener mayor éxito, Mefistófeles intenta probar que la fe no es tan fuerte como
el Señor cree. Para referirse a Mefistófeles, el mismo Señor en el Prólogo en el Cielo utiliza
el término de Bufo en alguna ocasión. Este personaje busca tentar a Fausto, quiere
demostrarle al señor vicisitudes que le pueda hacer pasar al protagonista, y que le ayudarán a
superarse y a ser mejor individuo. Mefistófeles depende de Fausto y a pesar de ello lo quiere
corromper. Fausto por otro lado quiere sentirse satisfecho con su vida y para conseguirlo
depende de Mefistófeles.

En el caso del actor, el Personaje bufo, como su nombre ya indica representa la


diversión, el entretenimiento. Las conversaciones que tienen lugar en el prólogo, entre
Director, Poeta y Bufo, dejan entrever un cierto tono humorístico a la vez que irónico:

Gar mancher kommt vom Lesen der Journale.


Man eilt zerstreut zu uns, wie zu den Maskenfesten (v. 116-117)

Si bien es cierto que la obra de Goethe se conoce como la tragedia del Dr. Fausto, también
presenta algún guiño al humor en algún pasaje.

MEPHISTOPHELES: Ich möcht’ mich gleich dem Teufel übergeben,


Wenn ich nur selbst kein Taufel wär‘! (v. 2809-2810)

4
J. W. Goethe, “Fausto” p62
5
p58

5
Durante la obra el humor lo aporta Mefistófeles, en el caso del Prólogo en el Teatro es
el actor que personifica al bufo quien da los consejos al poeta sobre cómo conseguir ese toque
cómico. Este personaje es el más cercano al público, es el que percibe la respuesta del público
en la escena, es por eso quien sabe con más certeza que le puede gustar al público o que
puede funcionar más o menos.

Por último estaría el Poeta, del que sí se puede encontrar cierto parecido con el Dr.
Fausto, pero para esto habría que implicar a la interpretación personal. Hay ciertos aspectos
como el descontento del poeta con la vida que lleva y sus años de trabajo y estudios son
motivos que Fausto comparte. Sin embargo no encajan tan bien como las similitudes entre el
Director y Dios, o entre el Personaje bufo y Mefistófeles, quienes tienen parecidos más
notables. En este caso, la amargura del poeta proviene de las exigencias y presión de
contentar a un público con su trabajo, mientras que en Fausto, aunque similares, son otros los
motivos. Fausto es un hombre con una infelicidad notable, inconformidad con el mundo
porque no le llena todo lo conseguido en la vida, se pasó parte de su vida adquiriendo más y
más conocimiento y a pesar de todo no logra alcanzar la felicidad. El poeta, representante del
arte profundo, expresa su inconformidad ante los otros dos personajes por haber sacrificado
su juventud. Se lamenta de que su trabajo no es fácil ya que ha invertido gran parte de su
tiempo en adquirir nuevos conocimientos y mejorar su aprendizaje para poder plasmar ahora
todo en los textos y que el público quede satisfecho.

DICHTER: So gib mir auch die Zeiten wieder


Da ich noch selbst im Werden war,
Da sich ein Quell gedrängter Lieder
Ununterbrochen neu gebar,
Da Nebel mir die Welt verhüllten,
Die Knospe Wunder noch versprach,
Da ich die tausend Blumen brach,
Die alle Täler reichlich füllten.
Ich hatte nichts und doch genug,
Den Drang nach Wahrheit und die Lust am Trug.
Gib ungebändigt jede Triebe,
Das tiefe schmerzenvolle Glück,
Des Hasses Kraft, die Macht der Liebe,
Gib meinen Jugend mir zurück!6 (184-197)

El prólogo de Goethe transmite un mensaje ambivalente. La interpretación que se


haga de éste va a ser acertada casi con certeza, pues las opciones son que escribe una obra
para entretener o para reflexionar. Goethe recurre al prodesse y delectare ya mencionado
anteriormente. En este trabajo, el autor alemán busca, por un lado entretener, que el público
vaya a evadirse y a divertirse viendo la representación de su obra, y por otro lado quiere hacer

6
p62-64

6
reflexionar al público sobre los temas que trata Fausto, como son la búsqueda de la verdad y
el sentido de la vida entre otros.

El Prólogo en el Teatro está relacionado con el prólogo en el cielo porque los


personajes, pese a ser diferentes, comparten similitudes entre sí. Las personalidades que hay
en un prólogo tienen cierto parecido a las que están en el otro (a excepción del Poeta),
únicamente se cambia la ubicación. Pasan del teatro al cielo, pasan de la estética a la ética,
“de la importancia de la belleza en la vida del ser humano […] a la razón de la existencia del
mal.” (Carámbula 2010)

Prólogo en el cielo

Esta escena ocurre justo después del Prólogo en el Teatro; en ella se le presenta al
público por primera vez el personaje de Fausto y su futuro encuentro con Mefistófeles, pero
con la innovación que propone Goethe de que dicho acuerdo tiene su antecedente en una
apuesta que ocurre entre El Señor y Mefistófeles. Con esta escena, Goethe quiere mostrar que
el acercamiento que ocurrirá entre su siervo Fausto y Mefistófeles, y la consiguiente relación
que entre ambos surgirá, no es una provocación ni es desaprobada por el Señor, sino que es
éste quien da su consentimiento para que Mefisto intente llevar a Fausto por sus caminos con
pendiente.

Cinco personajes conforman esta escena que sin duda no fueron elegidos al azar: los
arcángeles Rafael, Miguel y Gabriel, el Señor y Mefistófeles. De todos los personajes
posibles que podrían estar presentes en este momento, Goethe se decanta por aquellos que
son conocidos por su público y que contribuyen a construir esa nueva percepción o idea sobre
la religión, más concretamente a lo que la salvación se refiere. La elección de los tres
arcángeles en lugar de un simple, y quizás más prototípico, coro celestial puede pasar
inadvertido en la lectura de los espectadores del XXI pero para el público del 1800 serían
figuras conocidas por sus apariciones en la Biblia. No hay que dejar fuera a Mefistófeles,
aquel que suele estar cerca de los humanos abajo en la tierra y quién es justamente el último
en salir a escena; se presenta como simple demonio, no el diablo mismo.

Curiosamente, la figura de “Dios” es llamada “el Señor” nombre, que si bien no


inusual ni mucho menos peyorativo cabe cuestionar el motivo por el cual el autor se decantó
por dicho nombre en lugar de alternar entre uno y otro como solía ser la práctica habitual por
aquel entonces. La decisión de Goethe por nombrar el Señor y no Dios a su personaje no ha
hallado una explicación única, sino que diversidad de hipótesis se han planteado para aclarar
tal elección. Schöne señala como motivo de dicho nombramiento el hecho de que Goethe
tomó como referencia la traducción de Lutero de los escritos bíblicos (SCHÖNE 2019: 164);
en sus escritos Lutero llamó Señor y no Dios al personaje de quien es siervo Job.

Hay otra razón que podría dar luces no sólo sobre el tratamiento del personaje de Dios
por Goethe sino a la concepción de lo divino que el autor desarrolla a lo largo de toda la obra.
Se trata de la idea de que para Goethe la divinidad no es posible reducirla a una persona,
como lo sería Dios, sino que nos rodea tanto en las personas como en la naturaleza y que para

7
poder ‘ser’ precisa existir de forma ilimitada y constante. Así se tiene que “el concepto de
Dios se plantea de este modo como un enigma que solo es posible resolver mediante la
experiencia, la vida y su comprensión profunda e intuitiva como una parte de un todo que se
contempla a sí mismo en el <otro> a través de los sentidos” (Faramiñán 2020: 10).

La escena comienza con una serie de himnos o alabanzas que los arcángeles recitan en
honor al Señor y a su creación, cantos ceremoniales que se ven interrumpidos por la aparición
de Mefistófeles. Goethe en su texto ofrece pocas indicaciones, o ninguna dependiendo de la
escena, sobre cómo esperaba que fuera representada la obra. Es labor del director en conjunto
con los actores, diseñar el espacio donde ocurre la acción. Una versión que aún se conserva y
facilita la labor de situar esta escena es la del director alemán Gustaf Gründgens de 19607, la
cual presenta un Prólogo en el Cielo donde el Señor está por encima de todos entre telas, con
un foco sólo para él; debajo de éste se encuentran los arcángeles, de pie e inmóviles; estos
elementos contribuyen a crear un ambiente señorial que cambia con la llegada de Mefisto,
pues en la versión de Gründgens este personaje llega corriendo, habla a toda velocidad e
interpela directamente al todopoderoso en su intervención. Apelación que obtiene respuesta
del propio Señor, el cual desde el principio, y a lo largo de todo el diálogo que entre ambos se
desarrolla, en ningún momento lo trata como un ser inferior o detestable, a pesar de que
visualmente se encuentre por debajo de los arcángeles y por lo tanto en un nivel mucho más
bajo que el Señor. Al contrario, durante esta interacción se puede apreciar entre ambos
personajes una relación cordial y un trato amable de parte de cada uno.

El Señor de Goethe no discrimina a Mefistófeles por su condición, como bien


comenta Juan M. de Faramiñan “… en el <Prólogo del cielo> de Fausto, Mefistófeles es un
igual entre las huestes angelicales que ahí se presentan” (FARAMIÑAN 2020: 19). La figura
de Mefisto no es menos ni es excluida del espacio superior, antes bien se podría afirmar que
su labor en dicho plano que es informar sobre lo que ocurre en la tierra, esto se ve cuando es
el propio Señor quien le pide que rinda cuentas de lo que ha visto

Hast du mir weiter nichts zu sagen?


Kommst du nur immer anzuklagen?
Ist auf der Erde ewig dir nichts recht? (v 293-95)

Con estas preguntas queda en evidencia que también se interpela por la opinión de
éste. De forma que se tiene a un Señor que desea una respuesta de su antagonista en el mundo
de los hombres y que no se limita a despreciarlo. Esto queda claro a través de las propias
palabras de este personaje

Von allen Geistern die verneinen


Ist mir der Schalk am wenigsten zur Last (v 338-339)

Dicho respeto que parece profesar el Señor se ve correspondido por Mefisto al final
de la escena “Es ist gar hübsch von einem grossen Herrn,/ So menschlich mit dem Teufel
selbst zu sprechen.” (v 353-54)
7
Obra disponible y de libre acceso en la plataforma de Youtube

8
¿Salvación de Fausto?

Ante tal situación es posible preguntar qué importancia podría darle aquel que todo lo
sabe a la opinión de uno menos que él; a no ser que, al preguntar por la opinión de este
último, el Señor tenga una intención distinta, la cual es desconocida por Mafisto, que justifica
el interés del primero por el segundo. Aunque el demonio, pues así se presenta, afirme que el
mundo que los hombres le da lástima, el personaje que se encuentra en las alturas insiste en
no todo en la tierra está perdido y lo hace a través de la mención del protagonista de la obra,
es decir, Fausto. Al escuchar su nombre, Mefistófeles demuestra que lo conoce con
anterioridad pues especifica si se refiere al doctor a lo que el Señor contesta: mi siervo;
aclaración que no solo responde a la pregunta de este último, sino que también denota el
aprecio que le tiene. A los ojos del Schalk, Fausto no es un ser ejemplar ni mucho menos
intachable, con ironía afirma que le sirve de forma singular al Señor; casi pareciera que lo
considera un caso perdido. Cuestión que no pareciera negar el Señor, incluso pareciera
justificar su proceder porque pronto ha de corregirse

So verd’ ich ihn bald in die Klarheit führen.


Weiss dich der Gärtner, wenn das Bäumchen grünt,
Das Blüt‘ und Frucht die künft’gen Janger zieren. (v 309-11)

De Faramiñan con respecto a la situación de Fausto comenta “Fausto todavía se


encuentra preso de una aparente realidad intelectual que lo ciega y que no es otra cosa que el
pálido reflejo de la verdadera naturaleza a la cual ha dado la espalda.” (FARAMIÑAN 2020:
15). Se plantea un personaje que no se encuentra en su mejor momento y que precisa de un
cambio que le permita salir de su estado de insatisfacción, en otras palabras, se encuentra en
la oscuridad.8

Mefisto por su parte desea aprovecharse de esta percepción benévola que tiene el
Señor de Fausto, para plantearle al primero una apuesta de la cual está convencido ha de salir
victorioso. La apuesta consiste en permitirle a Mefistófeles intentar atraer a Fausto a sus
caminos mientras esté en la tierra. Pero a esta cuestión es preciso comentar hasta qué punto se
puede considerar la misma como apuesta porque de los dos participantes, uno parte con
ventaja. Como ya se ha señalado, el hecho de que Fausto esté en la oscuridad no impide que
en el futuro llegue a la luz. Respecto a esto, Suárez Lafuente señala que “Por el contrario, en
el <Prólogo del Cielo> de la obra de Goethe Dios mismo profetiza la salvación del Fausto”
(SUÁREZ LAFUENTE 2020: 75). Esto implica que la salvación de Fausto es una realidad de
la que el Señor posee certeza, por lo tanto, el acuerdo que llegan Mefisto y el doctor no evita
que se salve, sino que posibilita que esto ocurra; motivo por el cual Dios le concede el
permiso de obrar como considere con Fausto porque así podrá salir de ese estado de
descontento en el que está sumergido, que conlleva a que le sirva ofuscadamente y no llegue
a la claridad. La figura de Mefistófeles adquiere otro valor, el cual Suárez Lafuente cataloga
como esencial para el desarrollo de la trama porque rompe con todas las normas sociales a las
que Fausto se atenía, evolución que según la autora podría permitirle a Mefisto ser un

8
Para ver más sobre este punto léase el capítulo 3

9
personaje independiente del protagonista (SUÁREZ LAFUENTE 2020: 76). Mefistófeles
pasa de ser el conocido personaje contrario al Señor, y todo lo que aquel representa, a
convertirse en lo que se podría considerar un ayudante de éste.

Mucho se ha debatido sobre si desde el primer momento de la concepción de su obra,


Goethe verdaderamente contempló la salvación de Fausto como parte de la misma o si esta
novedad más bien apareció en los planes del autor en el momento de escritura de la segunda
parte. Según lo visto en el apartado anterior, se podría sostener que la salvación de Fausto
estaba presente en el guión de Goethe desde el principio y un partidario de dicha postura es
Arthur Henkel, quien si bien reconoce que la idea de redimir el alma de Fausto es contraria al
mito de dicho personaje, Henkel afirma que este cambio tiene su origen en la doctrina
<Wiederbringun aller Dinge> la cual sostiene que todo lo creado y dicho por Dios, al final,
ha de volver a Él; y a la que Goethe tuve acceso gracias a la biblioteca que tenía en casa su
padre.

Henkel así crea su tesis de que dicha doctrina fue utilizada por Goethe para estructurar
su “plan de salvación”, si así se le puede llamar, de Fausto. Plan que deseaba innovar al
mismo tiempo que buscaba provocar a su público. La visión de Henkel le agrega un valor
nuevo al Prólogo en el Cielo porque si bien, en el momento de en el que el Señor y Mefisto
discuten el futuro de Fausto vemos como la intervención de Mefisto es necesaria para que
Fausto logre su redención, éste no es el único factor importante para alcanzar dicho objetivo.
Sino también la condición de Fausto como creación del Señor, hecho que se evidencia al final
de la segunda parte cuando los coros celestiales proclaman su salvación. Con esto, Goethe
presenta una nueva visión de todo lo que a gracia y salvación respecta y que hasta el
momento se consideraban máximas, como señala Henkel:

All these aspects are segments of the great intended paradox in both religious and poetic
sense- the paradox on which reason must founder, namely, that the grace of God (as bestowed on His
>servant<) cannot be imagined and reckoned on as rightful, moral, or even limited to human
standards. So what in the end has to be accepted is that grace is fully granted only to the one who is in
greatest need of it, to the one who is totally confined in this world, that is, to the a-theist, although this
may be a provocation both of narrow traditional beliefs and of the Kantian concept of >religion within
the bounds of reason< (Henkel 1989: 97)

Como ya se ha comentado, Fausto es un personaje conocido de la cultura literaria


alemana e incluso traspasó las fronteras del país germano hasta llegar a tierras anglosajonas
con la versión de Marlowe. Con el Prólogo en el Cielo, Goethe inserta una explicación previa
de lo que ha de suceder en su obra a fin de agregar un nuevo matiz a la famosa historia del
doctor Fausto. Para alcanzar este objetivo, el dramaturgo hace constantes referencias a una
obra de conocimiento público como lo es la Biblia, la obra de referencia dentro de la religión
cristiana. Cabe mencionar que esta actitud es constante a lo largo de toda la trama, pero es en
éste prólogo donde cobra especial relevancia, como se ha de explicar en el desarrollo del
siguiente apartado.

10
Libro de Job y la historia del Fausto

La imagen de Dios dialogando con su contraparte, el demonio, sobre el destino de un


ser en la tierra, en el cual el Señor deposita plenamente su confianza mientras que el espíritu
maligno asegura que dicho hombre, al igual que todos los que habitan en el mundo, se alejará
de la luz, no es ni mucho menos invención del autor alemán ni desconocida por los
espectadores. Este relato tiene su antecedente en el libro de Job y la relación entre ambos
textos es confirmada por Goethe en una carta que escribió a Eckermann:

Hat daher auch die Exposition meines Faust mit der des Hiob einige Ähnlichkeiten, so
ist das wiederum ganz recht und ich bin deswegen eher zu loben als zu tadeln. (Fragmento
tomando citado (SCHÖNE, 2019: 170)

Al principio de este relato, como también ocurre en Faust, Dios y el demonio llegan
al mutuo acuerdo de que el último someta a Job a una serie de sufrimientos de toda clase con
el fin de probar su fe. Aunque Goethe no es el creador de esta historia, son muchos los
cambios que se observan entre la versión bíblica y la fáustica que evidencia la intervención
del escritor, pero que al mismo tiempo no impiden establecer similitudes entre ambas
narraciones. Uno de los fragmentos que evidencia las muchas similitudes, pero al mismo
tiempo se nota la mano de Goethe es al principio del relato en relación con la historia de Job

Es begab sich aber auf einen Tag, da die Kinder Gottes kamen und vor den HERRN
traten, kam der Satan auch unter ihnen. Der HERR aber sprach zu dem Satan: Wo kommst du
her? Satan antwortete dem HERRN und sprach: Ich habe das Land umher durchzogen. (Hiob
1,6-7)

Un aspecto común entre el relato de Job y el relato de Fausto es que la primera


persona en nombrarlo, es decir, quien trae a colación la persona de Fausto no es
Mefisto/Satán sino El Señor/Dios como comenta Albrecht Schöne “… Die mit dem
Ausrufezeichen endende dreifache Aufteilung des einen Verses auf beide Sprechenden, diese
im Faust vergleichsweise seltene Nachdruck, signalisiert auch graphisch, dass hier das am
Hiob-Modell orientierte Experimentum crucis eröffnet wird” (SCHÖNE, 2019: 170). El
hecho de que sea El Señor/Dios quien ponga sobre la mesa a Fausto demuestra que este
personaje tiene una intención específica que no tiene porque ser conocida por su interlocutor
más necesita del mismo para poder llevarla a cabo. También deja en evidencia que es
conocedor de cierta información que se les escapa a Mefisto lo que a su vez le concede cierta
ventaja sobre su contrario. A continuación, podemos ver como se describe en la versión
bíblica

Der HERR sprach zu Satan: Hast du nicht achtgehabt auf meinen Knecht Hiob? Denn
es ist seinesgleichen nicht im Lande, schlecht und recht, gottesfürchtig und meidet das Böse.
Der Satan antwortete dem HERRN und sprach: Meinst du, daß Hiob umsonst Gott fürchtet?
Hast du doch ihn, sein Haus und alles, was er hat, ringsumher verwahrt. Du hast das Werk
seiner Hände gesegnet, und sein Gut hat sich ausgebreitet im Lande. Aber recke deine Hand
aus und taste an alles, was er hat: was gilt's, er wird dir ins Angesicht absagen? Der HERR

11
sprach zum Satan: Siehe, alles, was er hat, sei in deiner Hand; nur an ihn selbst lege deine
Hand nicht. Da ging der Satan aus von dem HERRN. (Hiob 1,7-13)

Un punto en el que difieren enormemente entre ambas historias es sobre la manera


en que se desarrolla la relación entre Mefisto y Fausto. En el libro de Job sucede que Satán,
como ha de esperarse en la tradición cristiana, actúa como un torturador con Job; le despoja
de todos los bienes materiales que poseía, las riquezas le permitían vivir de forma acomodada
y la familia de la que con mucho esmero cuidaba.

Des Tages aber, da seine Söhne und Töchter aßen und Wein tranken in ihres Bruders
Hause, des Erstgeborenen,| kam ein Bote zu Hiob und sprach: Die Rinder pflügten, und die Eselinnen
gingen neben ihnen auf der Weide,| da fielen die aus Saba herein und nahmen sie und schlugen die
Knechte mit der Schärfe des Schwerts; und ich bin allein entronnen, daß ich dir's ansagte.| Da er noch
redete, kam ein anderer und sprach: Das Feuer Gottes fiel vom Himmel und verbrannte Schafe und
Knechte und verzehrte sie; und ich bin allein entronnen, daß ich dir's ansagte.| Da der noch redete,
kam einer und sprach: Die Chaldäer machte drei Rotten und überfielen die Kamele und nahmen sie
und schlugen die Knechte mit der Schärfe des Schwerts; und ich bin allein entronnen, daß ich dir's
ansagte.| Da der noch redete, kam einer und sprach: Deine Söhne und Töchter aßen und tranken im
Hause ihres Bruders, des Erstgeborenen, | Und siehe, da kam ein großer Wind von der Wüste her und
stieß auf die vier Ecken des Hauses und warf's auf die jungen Leute, daß sie starben; und ich bin allein
entronnen, daß ich dir's ansagte. (Hiob 1,13-19)

Esta relación negativa dista mucho de la que se crea entre Mefistófeles y Fausto, la
cual se puede entender como una relación de compañerismo que sobrepasa la conocida
dualidad bueno/malo. Aunque es cierto que Mefisto ve en Fausto no tanto un amigo como un
objeto para llegar a un fin, que se refiere a la apuesta que ha hecho, y es por esto que le
concede tantos favores como juventud, pasión y libertad de convenciones sociales; tampoco
se puede negar que a lo largo de la obra la relación de ambos trasciende del acuerdo que en
un principio los unió y que recuerda a otras figuras literarias, como bien comenta Suarez-
Lafuente “El efecto literario que produce esta dualidad Fausto/Mefistófeles, héroe/pícaro, es
semejante al producido por el binomio don Quijote/Sancho en su dimensión narrativa de
intensidad y distensión” (Suárez- Lafuente 79: 2020)

Libro del Génesis y Mefistófeles

Otra referencia bíblica que encontramos en el Prólogo en el Cielo es al libro del


Génesis que es dicha por Mefistófeles casi al final de esta escena. Si hay una escena que ha
sido extendida ampliamente hasta el punto de ser representada en otros medios como el arte
es la escena de Adán y Eva en el jardín del Edén comiendo del fruto prohibido y su posterior
expulsión de lugar idílico. Curiosamente hay una frase que sigue a esta escena, que no suele
ser tan conocida, es la que le dice Dios a la serpiente a modo de condena por haber tentado al
hombre y la mujer “Da sprach Gott der HERR zu der Schlange: Weil du solches getan hast,
seist du verflucht vor allem Vieh und vor allen Tieren auf dem Felde. Auf deinem Bauche
sollst du gehen und Erde essen dein Leben lang.“ (Genesis 3,14)

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Una vez más, Goethe toma una línea que su público fácilmente ha de reconocer, la
coloca en un contexto distinto que sin duda despertará la atención del espectador y le confiere
un nuevo significado. El momento en el que El Señor da el consentimiento a Mefistófeles
para tratar de llevar Fausto por sus veredass, éste le responde satisfecho con lo acordado y
repite las palabras dichas por Dios

Wenn ich zu meinem Zweck gelange,


Erlaubt ihr mir Triumph aus voller Brust.
Staub soll er fressen, und mit Lust
Wie meine Muhme, die berühmte Schlange (v 332-335)

Como se puede observar en el último verso, Mefisto reconoce la procedencia de las


palabras que dice además de establecer un vínculo entre su persona y la célebre serpiente. Al
parafrasear dicha sentencia, tenemos un adelanto de cuales son las intenciones de Mefisto con
Fausto; se trata de mostrarle al doctor otra forma de actuar, al igual que la serpiente con Adán
y Eva como comenta Schöne “als ziele der Versuch, auch Faust von seinem Urquell
abzuziehen, ¡auf vergeltende Wiedergutmachung dieser alten Niederlage!” (SCHÖNE 2019,
176); pero con la gran diferencia de que Fausto no sufrirá el mismo castigo que la pareja y
que en cambio esta vez Mefisto está seguro de que ha de salir victorioso.

En las versiones posteriores al Faust de Goethe no siempre se pueden encontrar


correspondencias exactas entre la versión goetheana y los textos que le siguieron. El Prólogo
en el cielo es uno de los fragmentos de la obra que suele quedar al margen en las
reinterpretaciones del Fausto. En estas interpretaciones, las ideas de salvación del
protagonista o el planteamiento de que todo lo que ha de suceder, por más perjudicial que
puede parecer, tiene como fin último la redención del personaje principal se les suele restar
importancia a fin de enfocarse en Fausto y los procesos que en él ocurren. Un ejemplo podría
ser el Faust de Nikolaus Lenau titulado Faust: Ein Gedicht, donde el autor a través del
célebre personaje transmite sus propias aflicciones y después de una serie de
acontecimientos, Fausto “se vuelve hacia sí mismo como autoridad máxima, como el último
poste en que apoyarse” (SUÁREZ LAFUENTE 2020: 82); sin embargo, tal percepción de sí
mismo conduce al protagonista a un estado de aislamiento y desesperación que termina con el
suicidio de este.

Otra actualización que se aleja de la prototípica estructura del relato fáustico, por lo
tanto deja fuera cualquier alusión a un acuerdo acerca del destino de un ser en la tierra entre
seres fuera del plano terrenal, y que se centra en el personaje principal es la novela de Ida
Gräfin Hahn-Hahn titulada Gräfin Fasutine, donde toda la trama gira entorno la evolución de
la protagonista, la cual busca salir de lo habitual para poder satisfacer sus aspiraciones
personales; hecho que permite a la Condesa Faustina, como bien señala Suárez Lafuente,
añadir a su persona el rasgo individualista propio del nuevo Fausto y que de alguna forma
guarda relación con el carácter mefistofélico ya que demanda ir más allá de lo preestablecido
para una mujer en aquella época como lo serían las actitudes dulce, sometida y humilde, así
se tiene que “Faustine nos vuelve a la figura del dios/diablo del principio de los tiempos”
(SUÁREZ LAFUENTE 2020: 90).

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Existe una obra que a diferencias de otras adaptaciones de la historia de Fausto que
recupera elementos tanto de la obra de Goethe como de Spies (SUÁREZ LAFUENTE 2020:
220). Se trata de la adaptación cinematográfica del director F.W. Murnau de nombre Fausto;
uno de estos elementos conservados por el director es el Prólogo en el Cielo que, si bien no
imita de forma exacta el prólogo de Goethe, se añaden personajes a la escena como también
se elimina y también se modifica el motivo que conduce al acuerdo, se mantiene la esencia de
que dos individuos superiores al protagonista decidirán sobre el futuro de este.

El Prólogo en el Cielo es una innovación que le permitió a su autor dejar claro desde
el principio de la obra cuál sería el desenlace de la historia y por lo tanto el destino de su
protagonista. Con esta pequeña escena, pero cargada de significado, Goethe da los primeros
vistazos sobre temas que serán desarrollados a profundidad en el transcurrir la historia como
son los conceptos de divinidad, salvación, al mismo tiempo que a través de los personajes
que aquí aparecen, el público tiene noticias por primera vez sobre el Doctor Fausto y la
limitada y oscura situación en la que se encuentra, a la par que conoce los planes de el Señor
para sacarlo de esa precaria realidad que lo rodea.
El Prólogo en el teatro y el Prólogo en el Cielo, así como también el antecesor de
ambos textos que enmarca toda la obra en una nueva realidad, la Dedicatoria, son escritos a
los que se les suele restar importancia al tomarlos como simple preámbulo del texto que da
título a la obra y que da inicio a la trama pero, como se ha descrito a lo largo de este capítulo,
tal percepción de los prólogos evitaría que el público pueda apreciar la función que tanto cada
uno como todos las textos en conjunto realizan para la puesta en escena de la obra y que por
lo tanto les concede una relevancia considerable dentro del drama. Con Goethe resulta
necesaria la actividad de leer entre líneas para poder entender el propósito de sus escritos
tanto por separado, el texto aislado, como en relación con toda la obra, el texto completo
terminado; de manera que los receptores puedan disfrutar y entender en plenitud el drama,
que en este caso están por presenciar.

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