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 Todo lo aprendido, puede desaprenderse

En un vecindario, vivía un perro llamado "Canela". Este

perrito estaba atado. Cuando pasaba el gato del vecino,
este corría con la intención de alcanzarlo y morderlo.
Por desgracia para Canela, el lazo que lo sujetaba no le
permitía llegar hasta donde se paseaba el gato.

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El gato estaba acostumbrado al juego diario del perro y
del gato, por lo que al final llegó a la conclusión de que
el perro jamás lo alcanzaría, por lo que este ni siquiera
se molestaba en huir. Había descubierto que el perro no
tenía cuerda suficiente para alcanzarlo y eso le permitía
caminar por la cerca que dividía las casas, con la más
absoluta confianza.
Con el tiempo, Canela llegó a la misma conclusión. Se
dio cuenta que por más que corriera, jamás alcanzaría
al gato, por lo que con el tiempo, cuando el gato
pasaba, simplemente lo observaba.
El cerebro es un órgano sumamente sofisticado con la
habilidad para aprender. Este conocimiento se
almacena en un compartimiento llamado sub-
consciente. Este subconsciente es algo así como el disco
duro de una computadora que almacena a lo largo de
toda nuestra vida, todo aquello que vamos viviendo.
Pero, aunque almacenamos todo lo que nos sucede,
existen 2 cosas que nuestro cerebro clasifica como las
más importantes para reaccionar ante lo que nos
sucede. Una de esas cosas es aquello que
constantemente repetimos y que se van haciendo un
hábito. Al principio somos nosotros los que formamos el
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hábito, pero después son nuestros hábitos los que
dominan nuestra forma de ser. Por ejemplo, Canela
aprendió por medio de la repetición que era inútil
correr tras el gato. Esto lo aprendió, luego de correr una
y otra vez tras el gato sin conseguirlo, y aunque los
animales son más lentos en el aprendizaje y pueden
estar dándose de golpes antes de aprender, el ser
humano aprende con mayor rapidez a darse por
vencido cuando las circunstancias parecen no ir acorde
a lo planeado.
Cuando una persona intenta algo un "x" número de
veces, y según sea su grado de persistencia, al no
lograrlo termina por rendirse. Si la persona posee
pensamiento crítico, estudiará las razones por las que
no logró alcanzar la meta deseada. En el caso de Canela,
para nosotros es obvio que era el lazo que lo sujetaba.
Muchas personas a veces no logran ver qué es lo que
los sujeta y simplemente se rinden ante los obstáculos
que están entre ellos y sus metas. Estas personas
utilizan el pensamiento inductivo, creyendo que cada
situación que se les presente, será un obstáculo similar
por lo cual no vale la pena intentar de nuevo, lo que ya
se probó que no funciona.

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Vamos a suponer que, además de la frustración de no

poder atrapar al gato, Canela debía recibir el castigo por

la bulla que hacía al ladrarle al gato. Si Canela es
golpeado por cada vez que ladra, este aprenderá el
segundo principio por medio del cual aprendemos, el
aprendizaje emocional.
Mientras que el primer aprendizaje se realiza después
de mucho repetir una actividad, en lo emocional solo
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debe pasar una vez y dependiendo que tan traumática
sea la experiencia, así quedará grabada. Es por ello que
nosotros no debemos jalarle muchas veces la cola a un
perro para entender que al perro le disgusta y tenderá a
mordernos. Con una sola mordida tenemos para no
volver a hacerlo.
A veces la experiencia puede no ser traumática desde el
punto de vista de un observador. Por ejemplo, alguien
puede recibir una negativa a una petición, no obstante,
la persona puede sufrir emocionalmente un serio golpe
desde su perspectiva.
Para nuestra supervivencia, los seres humanos
necesitamos la confianza. Más del 70% del éxito que
podamos tener en lo que realizamos depende de esa
confianza, la cual muchas veces hemos ido perdiendo
con tanta mala experiencia y rechazo que obtenemos,
pero principalmente por la manera en la que
interpretamos los fracasos. Esta interpretación, juega
un papel importante al momento de guardar la
información en nuestro disco duro o subconsciente,
porque depende de cómo lo interpretemos, así lo
archivaremos y la reacción que tengamos ante el

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estímulo que recibamos en el futuro, dependerá en
gran medida de esa interpretación.
Una persona que asista a una entrevista de trabajo,
desee vender algo, intente declararle sus sentimientos a
una persona, o cualquier acto que implique una
respuesta positiva o negativa, se enfrenta a escenarios
en los que puede temer a cometer un error, a ser
rechazado o ridiculizado. Estos escenarios son
imaginarios y responden a un acontecimiento pasado y
nada tienen que ver con el evento presente.
Según la psicología, nosotros nos decimos al menos
unas 10 mentiras diarias que creemos verdaderas y eso
por supuesto altera la percepción de la realidad. Por
ejemplo creer que no somos buenos para algo o que
tenemos mala suerte. Ahora lo importante no es si es
una verdad o una mentira, lo importante es si lo
creemos.
La clave entonces está en que si vamos a creer en una
mentira, al menos creamos que sí somos capaces o que
tenemos buena suerte, o que somos la mejor opción
para esa persona o ese empleo y eso nos dará la
confianza suficiente para incrementar en un 70%
nuestras posibilidades de éxito. Recuerda que uno de
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los secretos es la repetición y mientras más te lo
repitas, más lo creerás.
Otro error muy común es crear escenarios trágicos de
eventos que aún no están sucediendo. Hacemos pasar a

nuestro cuerpo por situaciones imaginarias que crean

un terrible desgaste en nuestro organismo.
Nuestra vida es como una sucesión de fotografías y si
solo nos enfocamos en la manera o la situación en la
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que estamos en el momento presente, es decir, en esta
fotografía, veremos el resto de nuestra vida como si
nunca fuese a cambiar. Si de momento estamos sin un
centavo o sin una persona a quien amar o
desempleados, eso no significa que el resto de nuestra
vida estará igual. Un empleo puede aparecer de la
noche a la mañana y nuestra situación económica dar
un vuelco, de la misma manera podemos conocer a la
persona soñada en cualquier momento, pero es
importante levantar la cabeza para que no te pase de
lado por andar cabizbajo.
Otras veces centramos toda nuestra vida en
determinada fotografía en el futuro o en el pasado.
Creemos que un evento en el que algo nos sucedió
marcará el resto de nuestra vida o que cuando suceda
lo que tememos en el futuro nuestra vida se detendrá,
pero no existe tal cosa. En el gran contexto de nuestra
vida, un evento por el cual te preocupas en el presente,
seguramente será una anécdota en el futuro o quizá ni
siquiera lo recuerdes.
Una evaluación que pierdas hoy o incluso la muerte de
un ser querido puede ser algo agobiante, pero después
de tu duelo, la vida continuará y todo estará bien. Mira

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a los millones de seres humanos cuya vida se les
derrumbó con un acontecimiento que pensaron que
jamás superarían y hoy andan felices porque todo en
esta vida se supera.
Además de las razones psicológicas que hemos visto y
las cuales nos pueden predisponer a la inseguridad
sobre nuestro futuro, está el del conocimiento.
Constantemente estoy invitando a las personas a salir
de esa zona de conformismo en el que creemos que
todo lo que sabemos es suficiente para vivir el resto de
nuestra vida, pero esa es otra de las grandes mentiras
que nos decimos.
Al cerebro le gusta la zona de confort. Le gusta que todo
sea predecible y de preferencia que nada cambie. Al
menos nada en la que nosotros debamos cambiar
también. Por ello, nos atrevemos a tener pareja, un
hogar y criar hijos sin tener la menor idea de cómo
hacerlo de manera profesional. No creo que alguien en
sus 5 sentidos se atreva a tomar un avión y echarse a
volar sin tener una sola clase de vuelo. Sin embargo,
queremos vivir una vida exitosa ignorando todo lo que
se necesita para lograrlo, por lo que mi siguiente

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consejo es que le dediques al menos unos 15 minutos
de tu dia a capacitarte.
Una de las cosas que más nos aterra y por lo tanto
disminuye nuestra confianza es el temor a lo
desconocido. El conocimiento te asegura una
impresionante elevación de confianza porque el terreno
nos será familiar,
El tamaño de tu bolsillo, de tu confianza, de tu casa, tu
auto y todo lo que
logres estará
proporcionalmente
ligado a tu grado de
conocimiento. Con
esto no digo que no
puedas lograr nada
si ignoras el
conocimiento que
la lectura te da. De
hecho, hay mucha gente que jamás ha leído un libro y
logra amasar fortunas, pero el precio que han pagado
ha sido mucho más grande que si hubieran sabido
desde un principio como evitar errores en el camino. La
lectura te ilumina el camino porque quienes escriben

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los libros son personas que ya recorrieron el camino
que deseas emprender y te cuentan su experiencia.
Permíteme ponerlo de esta manera, si aprendes que
tocar una olla caliente puede provocarte una
quemadura, ya no tendrás que experimentar la
quemadura al descubrirlo por tu cuenta.
La inseguridad es una duda, como la que experimentas
al tratar de decidir si ponerte una prenda o la otra. Tú
sabes de antemano que nada trágico sucederá si
decides entre un pantalón azul y uno negro, por ello el
nivel de estrés que experimentas no es tan grave. Si vas
a una entrevista para un empleo, tu nivel de ansiedad
será en proporción al deseo que tengas de obtener ese
empleo. Si es tu empleo soñado o tienes mucha
necesidad de obtenerlo, tu nivel de ansiedad crecerá,
pero si no es tan importante o te da igual si lo obtienes
o no, tu nivel de ansiedad bajará.
Como ves, la realidad no tiene nada que ver con tu
deseo. Todo está sucediendo dentro de ti nada más, y si
solo sucede dentro de ti, entonces significa que tú
tienes el control. Serénate y piensa que mientras más
ansiedad tengas, mayor será la posibilidad de que
olvides algo, que no sepas como responder o que te
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veas inseguro o insegura. Haz ejercicios de respiración
pausada, inhalando y exhalando lentamente.
Convéncete de que el resultado de la entrevista no
determinará tu vida, tu vida la determinas tú. Si no
obtienes ese empleo, hay miles más para optar. Puede
ser importante para ti obtenerlo, pero no es
determinante para tu vida, aunque así lo creas.
Las inseguridades vienen como lo mencioné con
anterioridad, a la valoración que hacemos de aquello
que nos sucede. Pero si utilizamos los métodos de
pensamiento adecuados, encontraremos que muchas
veces le damos valor a aquellas circunstancias cuyo
valor es igual a cero. Por ejemplo, si alguien nos trata de
idiota, debemos, antes de asignarle un valor, evaluar la
capacidad que tiene esta persona para calificarnos. ¿Es
una profesional en la conducta humana? o ¿es tan solo
una persona enfadada por la frustración de no haber
obtenido lo que esperaba?
Recuerda que la opinión de los demás es tan solo su
punto de vista. Pero tener una opinión no los hace
expertos, solo humanos porque todos los seres
humanos tenemos la costumbre de opinar y en la
mayoría de veces, lo hacemos sin siquiera saber de lo

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que estamos hablando. Ellos no determinan lo que tú
eres.
Todas las personas
se enfrentan a
inseguridades y
problemas para
adaptarse, no creas
que si las ves muy
seguras en su lugar
de empleo, es
porque son mejores
que tú. Quizá llevan
mucho tiempo
haciendo lo que
hacen y por ello las
ves muy seguras,
pero es solo una seguridad basada en el hábito, o quizá
sean seguras en la oficina, pero son inseguras en su
matrimonio o en adaptarse socialmente.
La inseguridad es una programación que se encuentra
en tu disco duro, pero al igual que tu computadora
puede tener archivos indeseables, está en ti abrir esos
archivos o reemplazarlos con actualizaciones. Actualiza

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lo que crees y pon en la papelera de reciclaje lo que ya
no funciona para ti

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