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ENCUENTRE LA PAZ, EN MEDIO DE SUS TORMENTAS

Muchas veces creemos perder el control de las


circunstancias a nuestro alrededor y caemos en
depresión y estrés porque lo habitual es que el ser
humano controle su vida en lugar de dejarse
controlar por ella. Esto nos hace actuar de manera
indiferente o cruel ante aquellos que nos rodean, ya
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que trataremos de cobrarnos con los demás, lo que
creemos que la vida nos está haciendo a nosotros.
Todos caemos en la tentación de perder nuestra paz
en medio de todas las tormentas que a diario se
abalanzan hacia nosotros. Pero tenemos que
comprender que sin importar lo bueno o malo que
usted sea, siempre estaremos expuestos a ser blanco
de la crítica, la indiferencia, el insulto, el mal trato,
etc., por parte de aquellos a quienes posiblemente ni
siquiera les caemos bien, aunque nunca nos hayan
visto en su vida.
Un amigo me decía en una oportunidad que cuando
un problema surgía en su casa, sin importar si estaba
involucrado o no, él siempre terminaba siendo el
responsable de lo sucedido, aunque no hubiera
tenido nada que ver con el problema. Me decía; “es
como si siempre me sacara la lotería sin comprar
números”.
Es posible que nuestro instinto inmediato sea el de
querer controlar la opinión de los demás, pero en mi
opinión personal, creo que es mejor que tratemos de
controlar nuestra propia manera de pensar y manejar
la manera en la que interpretamos los comentarios
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de los demás, que tratar de controlar lo que los
demás piensan, hacen o dicen. Esto también es válido
para aquellas circunstancias que van más allá de los
comentarios, como la muerte o separación de una
persona con la que nos sentíamos vinculados
sentimentalmente, la pérdida de dinero, o cualquier
otra razón que nos haya hecho perder el control de
nuestra vida.
Nadie dijo jamás que no tendríamos problemas en
esta vida, pero lo que si se ha dicho hasta el
cansancio es de que podemos tener paz en medio de
las tormentas de la vida. Si nosotros aprendemos a
controlarnos primero a nosotros mismos, a no dejar
que nuestros arranques emocionales se desborden,
sino a someterlos a nuestro buen sentido común,
entonces podremos analizar las circunstancias desde
una perspectiva diferente, logrando poco a poco
recuperar el terreno perdido en el campo emocional,
ya que es allí en donde todo ocurre.
La biblia dice que tendremos dificultades, pero
también promete que podemos tener paz en medio
de las tormentas. Esto significa que Dios espera que

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nosotros seamos conquistadores aún en medio de las
pruebas de la vida.
Ahora, esto no significa que debemos pelear para
conquistar la paz, significa que debemos permanecer
estables, cuando las corrientes de la circunstancias
no vayan conforme a nuestros deseos. Pero algunos
tratan de comentarle sus problemas a todo el que
conocen, e incluso a extraños. Buscan revancha o se
la pasan deseando mal a quienes le ofendieron, pero
toda esa actitud solo estará poniendo mucho más
estrés en sus vidas, lejos de una solución viable para
esa tensión que poco a poco estará generando más
energía mientras más vueltas le demos a la situación.
Es como si agregáramos más peso a nuestra ya
pesada depresión. Es como si nos enfrascáramos en
una pelea con la vida en la que siempre
terminaremos perdiendo, porque no hay forma de
ganar la batalla, cuando contra lo que se lucha es lo
que origina nuestro conflicto interno.
El libro de hebreos dice que aquellos que han creído,
también han entrado en la paz de Dios. Esto significa
que usted debe entregarle los problemas a Dios en
oración y luego descansar porque sabe que Dios hará

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lo que considere justo en esa situación, pero sea cual
sea el resultado, usted tendrá paz porque sabe que
ya no es su problema, sino el de Dios. Su estrés
desaparecerá y usted no se sentirá deprimido porque
la depresión es solo resultado de mantener un
pensamiento negativo rodeando nuestros
pensamientos.
Cuando se mantiene estable y en paz en medio de las
circunstancias, usted le está probando a Dios, a la
vida, a sus familiares y amistades, que usted confía
en Dios y que por ello su vida se encuentra en total
control. Su salud se lo agradecerá, al igual que
aquellos a quienes les debe dar ejemplo de cómo se
debe manejar las circunstancias.

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Usted puede gritarle a Dios mientras se golpea el
pecho, que usted confía en él, que usted cree en él,
pero si usted no está en paz, entonces él sabrá que
eso no es cierto porque sus acciones hablan más alto
que sus palabras.
No deje que sus emociones se comporten como un
“yoyo”, arriba a veces y abajo otras. Permanezca
estable. No hay nada que desequilibre más su vida,
que dejándose atrapar por las emociones de odio,
rechazo, venganza, amargura, ira, etc.
El titulo de este lema se me ocurrió, pensando en
aquella situación bíblica en la que los apóstoles se
encontraban atemorizados por la tormenta y los

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fuertes vientos que golpeaban la embarcación en la
que viajaban con Jesús. Cuando lo despertaron para
avisarle que perecían, él simplemente levantó las
manos y ordenó a los fuertes vientos que cesaran. La
paz de Jesús fue transmitida a las circunstancias y
estas obedecieron.
De la misma manera, nosotros podemos transmitir
nuestra paz a las circunstancias y a estas no les queda
otra, mas que obedecer. El problema es que nosotros
muchas veces no queremos transmitir esa paz, sino
que intensificarla para poder alimentar nuestro ego.
Pero lejos de sentirnos mejor, lo único que
provocamos es alzar nuestras emociones y perturbar
más nuestra paz.
Así como Jesús estaba en medio de la tormenta, pero
no dejó que la tormenta ingresara en él, de la misma
manera nosotros no debemos dejar que los
problemas entren en nosotros. Quizá estos no
desaparezcan de manera inmediata, pero
ciertamente no desaparecerán mientras nos
mantengamos pensando en ellos.
No permita que su paz desaparezca por los
problemas, haga que sus problemas desaparezcan
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debido a su paz.

Nosotros no podemos evitar que los problemas


vengan a nuestra vida, pero si podemos evitar que
entren en nosotros.
Y ya que estamos hablando de la biblia, recordemos
la vez en la que el faraón les dijo a los israelitas que
podían marcharse, pero que luego cambió de
opinión. Todos se encontraban atemorizados,
teniendo el mar por un lado y por el otro los soldados
del faraón que marchaban a toda velocidad hacia
ellos, intentando asesinarlos. En ese momento, todos
le gritaban a Moisés que los salvara, ya que él había

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sido el responsable de que ellos se encontraran en
esa situación. Ellos dejaron que el problema
ingresara en ellos.
Cuando nosotros dejamos que los problemas
ingresen en nosotros de la misma manera en la que
ingresó en los israelitas, nuestra mente no puede
procesar la información de manera correcta. Incluso
mezclamos nuestra información con nuestros propios
pensamientos, haciendo que la información que
tenemos ni siquiera sea correcta, confundiendo lo
que escuchamos de lo que pensamos, porque
hacemos que nuestras emociones interfieran con
nuestra razón. Y es en ese momento en el que ni
siquiera Dios quiere escucharnos, mucho menos los
simples mortales con los que interactuamos a diario.
Lo mismo les sucedió a los israelitas. Dios les dijo que
no era el momento de orar, sino de tomar acciones.
Le dijo a Moisés que extendiera su mano sobre el
mar y lo dividiera. En otras palabras, le dijo que él
tenía la capacidad para hacer que la situación
cambiara. Y yo sé que puede sonar a película de
ciencia ficción, pero nosotros tenemos el mismo
poder. Pero debido a falta de fe o desconocimiento,

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nunca ponemos en práctica ese tremendo poder que
se alza con nuestra fe. Es el poder de decirle a las
circunstancias que cambien, con la confianza en que
lo harán.
Usted haga
como
Moisés,
extienda su
mano sobre
las

circunstancias, con la firme convicción de que estas


obedecerán, y tenga por seguro que estas lo harán.
Usted solo haga su parte, estando en paz y confiado
en que aun en medio de las circunstancias, por muy
criticas que estas parezcan ser, todo va a estar bien a
corto, mediano o largo plazo, ya que no hay
circunstancia que llegue a quedarse por tiempo
indefinido, a menos que usted lo decida.
Nosotros tenemos que tomar la decisión a partir de
hoy, de que no vamos a dejar que las circunstancias,
cualesquiera que estas sean, nos quiten la paz en la

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que debemos vivir, por el bien de nuestro bienestar
mental, físico y social. Recuerde; no existe ninguna
circunstancia que valga la pena para que su cuerpo
sufra los golpes que usted mismo le provoca con su
manera de pensar.
Estabilidad es la clave. Usted debe estar estable
cuando el mar se encuentre en calma, y debe estar
en calma cuando un huracán golpee su rostro. Esa es
la única manera de vivir una vida en paz. Nosotros
debemos estar en paz cuando nos den un ascenso o
un aumento, o cuando perdamos el empleo. A menos
de que usted tenga la facultad de cambiar las
circunstancias por medio de la depresión. Si ese es el
caso, haga caso omiso de estos consejos. De lo
contrario, ponga de inmediato en práctica estos
consejos y verá como le ayudarán a seguir adelante.
USTED SE DEBILITA CUANDO SE VICTIMIZA
La mayor parte de los problemas en los cuales nos
encontramos atrapados están ahí debido a que
seguimos enfocados en ellos en lugar de
concentrarnos en encontrar la solución, en visualizar
la solución o en hacer afirmaciones o decretos para
crear la nueva realidad de lo que si queremos lograr.
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Existen aparatos especiales diseñados para definir
que clase de energía expide un ser humano. Estos
aparatos son como medidores con agujas que miden
del 0 al 100. Durante los experimentos ponen al
individuo a pensar en su peor enemigo y la aguja se
baja al 0, o sea que según estos instrumentos la
persona cuando está pensando negativamente
reduce su nivel de energía y se debilita, al igual que
también su sistema inmunológico se debilita y se le
bajan las defensas quedando desprotegido contra las
enfermedades.
Uno de los experimentos más interesantes fue el que
hicieron en un hospital psiquiátrico con pacientes
que tenían problemas mentales.

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El experimento más sobresaliente de todos es con
una mujer que estaba en su lecho de muerte, había
sido internada y abandonada en el hospital desde
hacía varios años. El día que se hizo el experimento la
mujer estaba a punto de morir. En la habitación de al
lado se encontraban todos los investigadores, con sus
aparatos que le conectaron a la paciente, pero no
estaban visibles, así que ella no sabía ni para que le
habían colocado los aparatos y tampoco sabía que la
estaban usando para un experimento.
La mujer sabía que iba a morir y estaba muy mal, así
que en sus últimos momentos comenzó a rezar,
comenzó a pedirle a Dios que recogiera su alma y que
bendijera a sus padres y a sus hermanos. En sus
oraciones siguió pidiendo por todos los que la habían
maltratado, por sus parientes que la habían dejado
abandonada y por sus compañeros del mismo
hospital para que se recuperaran.
De pronto las agujas de los aparatos comenzaron a
moverse desde cero y a elevar la frecuencia, cuando
la mujer estaba pidiendo a Dios para que bendijera a
su familia y que los colmara de felicidad y
bendiciones las agujas llegaron al número cien.

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Este experimento convenció totalmente a muchos
científicos de lo que nuestros guías espirituales nos
han venido diciendo desde hace miles de años.
Si todo lo anterior es verdad, entonces eso significa
que nos somos víctimas de nada ni de nadie. Y
nuestra única oportunidad para mejorar "todas" las
áreas de nuestra vida esta en darnos cuenta de que
no hay ningún diablo haciendo de las suyas en el
planeta o poniéndonos piedras en el camino.
Tampoco hay una fuerza externa vigilándonos para
ver si nos portamos bien y darnos lo que queremos o
para castigarnos si nos portamos mal, ya que siempre
tenemos en la vida aquello que esperamos o que
creemos merecer, pero todo eso de creer o merecer
son solo estados mentales.
Dios le da a usted la oportunidad de alcanzar
cualquier cosa que usted se proponga, no porque
usted se lo merezca, sino porque su bondad no tiene
límites. Quien se castiga a sí mismo es usted, quien es
el responsable de perder su paz debido a lo que
usted cree que hizo mal. O porque deja que sus
pensamientos de dolor se apoderen de su mente.

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Tener la paz que anhelamos ¡¡si se puede!! Pero se
necesita obviamente tiempo y esfuerzo de nuestra
parte para alcanzar esa meta.

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