Está en la página 1de 2

Lectura 5: EL desarrollo de la alfabetización y la escolarización

El término "escuela" tiene sus orígenes en una palabra griega skholè (σχολή) que significa ocio o
esparcimiento.

En las sociedades preindustriales, sólo estaba al alcance de unos pocos que disponían del tiempo y del
dinero suficientes para obtenerla. Las jerarquías religiosas o los sacerdotes solían ser los únicos grupos
plenamente alfabetizados y utilizaban su conocimiento para leer e interpretar los textos sagrados. Para la
gran mayoría de las personas, el convertirse en adultos significaba aprender mediante el ejemplo los
mismos hábitos sociales y técnicas de trabajo que sus mayores. Los niños normalmente comenzaban a
ayudar en los trabajos de la casa, el campo y los oficios a una edad muy temprana. La lectura no era
necesaria, ni siquiera útil, en sus vidas cotidianas. Otra de las razones por las que tan pocos podían leer
era que todos los textos tenían que ser copiados a mano laboriosamente y, por tanto, eran escasos y
caros. La imprenta, un invento que vino a Europa desde China, alteró esta situación. Johann Gutenberg
ideó la primera imprenta occidental en 1454. La imprenta puso al alcance de mucha gente textos y
documentos, entre los que había libros y panfletos, pero también muchos materiales de uso cotidiano,
esenciales para el funcionamiento de una sociedad cada vez más compleja. Por ejemplo, se escribieron
muchos códigos de leyes y tuvieron una gran difusión. Los registros, los informes y la recopilación de datos
rutinarios fueron convirtiéndose cada vez más en parte del gobierno, de los negocios y de las
organizaciones en general. El uso cada vez mayor de materiales escritos en muchas esferas diferentes de
la vida condujo a unos niveles de alfabetización (capacidad de leer y escribir en un nivel básico)
superiores a los que jamás se habían dado anteriormente. Comenzó a aparecer de forma gradual la
educación en su forma moderna, es decir, una instrucción que se imparte a los alumnos dentro de
instalaciones construidas especialmente para un uso educativo. Sin embargo, los hijos de las personas
acaudaladas solían ser educados por tutores privados.

La mayoría de la población siguió sin tener ningún tipo de escolarización hasta las primeras décadas del
siglo XIX, cuando en los países europeos y en los EE.UU. comenzaron a desarrollarse sistemas de
escolarización primaria. El proceso de industrialización y la expansión de las ciudades sirvieron para
incrementar las demandas de escolarización especializada. Ahora las personas trabajan en ocupaciones
muy diferentes y sus técnicas de trabajo ya no pueden transmitirse directamente de padres a hijos. La
adquisición de conocimiento se basa cada vez más en el aprendizaje abstracto (de materias como las
matemáticas, la ciencia, la historia, la literatura, etc.) y no en la transmisión práctica de habilidades
específicas.

En una sociedad moderna las personas tienen que disponer de técnicas básicas, como la lectura, la
escritura y el cálculo, y de un conocimiento general de su entorno físico, social... y económico. También
es importante que sepan cómo aprender a dominar formas de información nuevas que, en ocasiones, son
muy técnicas.

La expansión de la educación en el siglo XX ha estado estrechamente vinculada a la idea de que era


necesaria una mano de obra alfabetizada y disciplinada. Aunque los reformadores han considerado el uso
de la educación para todos como medio de reducir las desigualdades, su influencia a este respecto es
bastante limitada. La educación tiende a expresar y confirmar las desigualdades existentes más que actuar
para cambiarlas.

Como la forma extrema de escolarización hoy en día observamos con más frecuencia una «sociedad
credencial». El sociólogo Randal Collins (1979) ha acuñado el término «sociedad credencial» para
denominar a aquellas sociedades en las que se evalúa la capacidad de los individuos para llevar a cabo
ocupaciones especializadas a partir de sus diplomas y títulos académicos. Conforme las sociedades se
han hecho más complejas desde el punto de vista tecnológico, más diversas desde el punto de vista
cultural, y presentan mayores tasas de movilidad social, el CV se ha convertido en la principal tarjeta de
presentación de un individuo. El credencialismo, por tanto, es la práctica de evaluar la capacidad de una
persona en base a sus títulos académicos.
A pesar del crecimiento global de la educación, el problema del analfabetismo sigue siendo grave. Aunque
el número de adultos alfabetizados en el mundo se ha incrementado, sigue habiendo una proporción
enorme de analfabetos en el mundo. De hecho, a finales del siglo XX había unos 781 millones de
analfabetos, de los cuales el 64 por ciento eran mujeres. El analfabetismo implica muchas desventajas.

El analfabetismo es un problema hasta en los países de renta alta. Estados Unidos fue uno de los primeros
países en desarrollo con una red de educación pública, y sin embargo en la actualidad unos 25 millones
de adultos solo pueden leer y escribir al nivel de un alumno de 4.o de primaria, y otros veinticinco millones
solo alcanzan el nivel de un alumno de 2.o curso de la educación secundaria. Esto quiere decir que uno
de cada cuatro adultos es un analfabeto funcional, es decir, con dificultades serias para leer y escribir, y
la proporción es más alta entre los ancianos y las minorías étnicas.

Hasta estos datos esconden la verdadera naturaleza de lo que ha sido llamado «el nuevo analfabetismo»
- la incapacidad para utilizar computadoras, procesadores de texto, correo electrónico o Internet.

Fuente: A. Giddens, sociología, pág. 511

También podría gustarte