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Lefio Fernández *
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ticinco años averiguar cuál era la moral popu- las teorías liberales, sino que ni siquiera podría
lar en los tiempos de Platón y de Aristóteles, haberlo imaginado.
es decir, durante ese siglo que va desde el 428 A esa definición se le pueden atribuir
ó el 427, año del nacimiento del primero, hasta algunos supuestos discutibles; pero no me
el 322, año de la muerte del segundo. Después pondré a considerar eso aquí porque me parece
de cuatro o cinco años de trabajo, añadidos a que, así como está, podría funcionar bien para
unos cuantos otros anteriores, dio a conocer lo que propongo. Ella abarca todo el ámbito,
sus resultados en un libro titulado Greek Po- visible y no tan visible, de las normas y valo-
pular Morality in the Time of Plato and Aris- raciones que regulaban las relaciones de los
totle. La editorial Basil Blackwell, de Oxford, individuos y de los sectores atenienses entre
lo publicó en 1974. sí, con el Estado, con las leyes y, en cierta
Lo primero que Dover tenía que hacer medida, la relación de cada individuo con sus
para su investigación era definir qué entendía propias tendencias. No fue estipulada para
por moral popular. Lo necesitaba para su dise- investigar sólo esa cultura. De hecho, respon-
ño de trabajo, porque en toda investigación de a lo que su autor (un especialista en letras
científica o filosófica es necesario fijar la de- clásicas) entiende por moral y, bien entendida,
finición estipulativa de lo que uno intenta tra- es un instrumento apto para la investigación:
tar. Definición estipulativa (o prescriptiva e para formular problemas pertinentes, para re-
idiosincrática, como la llama Dover) es la que coger indicios y documentos, para interpretar-
uno establece y a la que uno se atiene porque los y para hacer conjeturas audaces allí donde
"todo análisis y clasificación deliberados re- sea oportuno hacerlas. Con el término "auda-
quieren o la invención de nuevas palabras o la ces" entiendo referirme a conjeturas que la
formulación de una denotación especial para argumentación fabrica, con indicios más bien
palabras que ya existen" .3
escasos y fragmentarios, porque las concibe
En los primeros renglones de su primer como aptas para conectar entre sí algunas con-
capítulo definió "moral" o "moralidad" así: clusiones bien documentadas o porque confía
A menudo sucede que si trato de en su valor heurístico.
hacer ¡o que yo quiero, necesariamente L a iniciativa de Dover no fue un chispazo
frustro lo que algún otro quiere. Por "mo- repentino; al estudiar durante años los textos
ral" de una cultura entiendo los princi- de los discursos forenses de la Atenas de aquel
pios, criterios y valores que subyacen a tiempo y las comedias con las que aquel lej ano
las respuestas que esa cultura da a esa público se divertía, fue dándose cuenta de que
experiencia tan conocida* los comentaristas eruditos de esos textos casi
Hay que advertir que ese "yo" -lo mismo no habían prestado atención a una cosa muy
que ese "algún otro"- no ha de entenderse sólo importante: los presupuestos compartidos por
en un sentido individual, sino también en un los oradores y los jurados en las asambleas,
sentido colectivo: "yo" puede ser un sector de por el autor de la comedia y el público en el
la sociedad, un grupo, un género. En la polis teatro y, siempre y en todas partes, por los
ateniense podía ser el yo de los varones o el de miembros de la asamblea y el público de las
las mujeres, el de los amos de esclavos, el de comedias, que eran la misma cosa. Sin esos
la familia, el de todos los que disponían de las presupuestos comunes, los argumentos no ha-
mismas capacidades o el de los que ejercían
las mismas funciones. Está demás decir que 3 Dover, O.c, p. 59.
aquella cultura no sólo no conocía el "yo" de Albid., p. 1.
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vo. El trabajo se haría mucho más provechoso diferencias económicas y culturales, en estado
si el investigador pudiera tener, junto a la de fragmentación conflictiva. En ella han coe-
novela de Eustaquio Palacios, un censo de xistido, y de manera no siempre pacífica, so-
población de Cali en los años cercanos a la ciedades tradicionales estratificadas y pobla-
Revolución francesa. Por suerte, eso es posi- ciones caracterizadas por su aislamiento, por
ble: los datos de un censo de Cali en 1797 han sus formas propias de cohesión social interna
sido tratados con análisis estadísticos cuyas y, en muchos casos por su disponibilidad para
conclusiones interesan para un trabajo de ética la rebeldía y para los alzamientos. Una socie-
descriptiva . dad en la que el Estado nunca llegó a impedir
A partir de allí se podría trabajar bien -es de manera suficiente la fragmentación y pri-
decir, con datos firmes y conjeturas fértiles- vatización de lo que debe ser el poder público.
sobre la "moral tradicional" de esos años en Un mundo rural cuyos campesinos, presiona-
Cali. Por supuesto, habría que recurrir también dos por la desposesión o por los conflictos,
a los archivos y a estudios ya hechos -publica- han vivido y viven en frecuentes desplaza-
dos o inéditos- para poder utilizar informa- mientos hacia zonas de nueva colonización o
ción sobre criminalidad, sobre las relaciones hacia las ciudades, como flujo aluvial, para
entre varones y mujeres, sobre la ideología de tener que sufrir la disolución de las solidarida-
la honra y de la hombría, sobre la visión del des primarias y la dura experiencia de nuevos
otro, sobre las formas de exigir reconocimien- conflictos. Los estudios históricos atestiguan
to, etc. 17
también'la presencia desigual de la Iglesia en
No es difícil imaginar las dificultades las distintas regiones del país y la escasa o nula
que tendría que superar esa reconstrucción de sujeción de algunas poblaciones a ella. Si se
la memoria moral de una sociedad tan comple- afirma, como se hace con frecuencia, que la
ja. Los estudios históricos de estos últimos moral tradicional fue elemento de cohesión de
treinta años y la literatura del siglo pasado y esa compleja sociedad conflictiva, la recons-
de éste documentan la existencia de una socie- trucción tendría que mostrar las características
18
dad de etnias y de regiones, con profundas y los alcances de tal cohesión .
16 Ver Heublyn Castro Valderrama, La mujer en la 1770-1815, Santafé de Bogotá, Banco de la Repúbli-
sociedad colonial. Cali, sigloXVIII. Un estudio demo- ca, 1993; el estudio de Gemían Colmenares, "El ma-
gráfico, Universidad del Valle, Facultad de Humani- nejo ideológico de la ley en un período de transición",
dades, Departamento de Historia, 1991 (inédito). en Historia Crítica n. 4, Universidad de los Andes,
Estimo que una investigación complementaria (no sé Bogotá, 1990. Estoy seguro de que hay otros, además
si probable) que proveyera de datos estadísticos sobre de una buena cantidad de datos diseminados en diver-
mortalidad infantil permitiría revisar alguna de las sos estudios históricos.
conclusiones del interesante trabajo. Los criterios in- 18 Casi en los mismos días en los que se realizaba el VI
terpretativos que dan lugar a otras conclusiones po- Coloquio Nacional de Sociología, apareció el libro de
drían prestarse para discusiones útiles. Carlos Mario Perea que menciono en nota anterior. Es
17 Pienso en trabajos como el de Beatriz Patino Millán, una buena prueba de esta idea: la preocupación por el
Criminalidad, ley penal y estructura social en la pro- estudio concreto (en el sentido de Marcel Mauss) de
vincia de Antioquia, Universidad del Valle, Facultad la cohesión social de un grupo, de una subcultura, de
de Humanidades, Departamento de Historia, 1992 una sociedad, pone de manifiesto la moral (del código
(inédito; no conozco la edición hecha en Medellín, y de los comportamientos) que le es propia. Es posible
IDEA, 1994); el de Pablo Rodríguez, Seducción, que para la cohesión de las élites de la sociedad haya
amancebamiento y abandono en la Colonia, Bogotá, contado menos un código de moral religiosa estricta-
Fundación Simón y Lola Guberek, 1991,-y el de mente dicha, que un código rudo de la honra y de la
Alonso Valencia Llano, "El chisme y el escándalo en hombría y unas prácticas religiosas generadoras de
la sociedad colonial", en Estudios sociales, (FAES, sentimientos de pertenencia a una comunidad de cre-
Fundación antioquefla para los estudios sociales), sep- encias que también valdría la pena estudiar. Sin em-
tiembre de 1988; el capítulo II del libro de Margarita bargo, hay que estar atentos para no interpretar
Garrido, Reclamos y representaciones. Variaciones algunos casos de transgresión de normas como prueba
sobre la política en el Nuevo Reino de Granada, de la escasa vigencia de un código.
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la costa pacífica. Le pregunté si se había ocu- papel con la franja, a cierta distancia la "luna"
pado de la moral de la comunidad donde había entra en la oscuridad, no se la ve: se convierte
trabajado. Me respondió:-"No, no. Eso es muy en algo así como la luna oscura o la luna
difícil, ...porque eso no se ve". Como yo estaba muerta de Marcel Mauss. Creo que en la vi-
preparando esta comunicación, le agradecí su sión sobre la sociedad ha pasado algo seme-
aporte: acababa de dar una respuesta (no la jante: hay cosas que han generado y manteni-
única, por cierto) a la pregunta por la razón de do en ella un punto ciego. No es una cuestión
la escasez de investigaciones sobre la moral. de querer ver o de no querer, sino de una
Si la moral no es la economía, ni la política, ni imposibilidad inadvertida, una imposibilidad
las técnicas, ni las artes, y sin embargo existe, cultural de una generación o de varias, diga-
ella tiene que ser lo invisible. mos. Señalaré apenas algunas determinantes
Por cierto, hay en lo moral aspectos pri- conjeturables de ese punto ciego:
vados, íntimos, que ejercen una eficacia secre- a) La escasa dedicación de las ciencias
ta sobre fenómenos sociales visibles. Por sociales a la moral coincide con la falta de una
ejemplo, en las deliberaciones calladas de un tradición de reflexión filosófica sobre lo mo-
personaje público (mujer u hombre) y en sus ral. Esto quiere decir que el "punto ciego" de
conversaciones de alcoba, previas a una deci- la visión no es ni ha sido una exclusividad de
sión que afecta a la sociedad, pueden funcio- las ciencias sociales en sentido estricto. Es un
nar de manera eficaz algunas consideraciones fenómeno común a todo el trabajo teórico de
de orden moral (en sentido positivo o en sen- una etapa de la sociedad; un trabajo sin interés
tido negativo) que nadie llegará a conocer. por lo moral. Señalo al respecto dos cosas a
Esto es algo que todos sabemos o conocemos las que bien valdría la pena dedicar más tiem-
o creemos con mayor o menor claridad e in- po. Primera: el debate sobre la moral más
tensidad. Es posible que esta especie de per- prolongado que haya conocido el país fue el
cepción o de convencimiento ayude a mante- que ocupó ese medio siglo que va desde 1823
ner a la moral fuera del campo de visión de las hasta 1874. En él se enfrentaron los defensores
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investigaciones .Pero creo que hay algo más del utilitarismo benthamista y sus críticos. En
que eso; algo a lo que es posible referirse con medio de ese debate, dos de los contradictores
esta metáfora: la visión de quienes nos ocupa-
mos sistemáticamente en tener ideas sobre la
sociedad tiene su punto ciego. Sabemos que La escasa dedicación
no podemos percibir las imágenes proyecta- de las ciencias sociales a la
das en un lugar de la región posterior del ojo moral coincide con la falta
llamado precisamente "punto ciego", y tal vez
recordamos el ejercicio que nos enseñaron a
de nna tradición de reflexión
hacer para demostrar este hecho: enfocar sólo filosófica sobre lo moral
el ojo derecho (con el izquierdo cerrado) sobre Esto quiere decir que el
una crucecita blanca dibujada en el extremo "punto ciego" de la visión
izquierdo de una franja negra en cuyo extremo
derecho hay un círculo blanco (como una luna
no es ni ha sido
llena). Al acercar o alejar muy lentamente el una exclusividad de las
ciencias sociales en
20 Ver Philippe Aries, "Lo secreto", sugeridoras páginas
de autobiografía intelectual, en la obra citada en la nota sentido estricto
anterior, especialmente págs. 41-48.
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más notables, políticos y catedráticos ambos, de filósofos morales laicos. Son sociedades en
se erigieron como los primeros ideólogos de cuyo pasado hubo poderosas herejías y gue-
los dos partidos tradicionales: Ezequiel Rojas, rras de religión que dieron lugar a las teorías
del partido liberal; Miguel Antonio Caro, del contractuales, a la idea de tolerancia y a la
partido conservador. Pero en ese debate pre- existencia de notables moralistas laicos (cre-
valecieron los intereses políticos y religiosos; yentes o no) y clérigos (que no siempre sostu-
el interés filosófico voló más bien bajo y sin vieron que la creencia religiosa fuese conditio
estrategias creadoras. Mientras que en el mun- sine qua non de la moral). Sería absurdo que
do anglosajón el utilitarismo sería desde aque- alguien pretendiera comprender a fondo la
llos años la filosofía moral predominante has- sociedad y la cultura francesa sin conocer,
ta 1971 (año de la publicación de la obra de junto a las enseñanza morales del catolicismo,
John Rawls, Una teoría de la justicia), en del calvinismo, del jansenismo -y en la men-
nuestro mundo académico el utilitarismo co- ción de esos "ismos" pasan nombres como los
mienza apenas ahora a ser estudiado de nuevo de Calvino, Pascal, Malebranche, Bossuet,
a propósito de las críticas radicales que le hizo Fénélon-, el influjo del pensamiento moral de
Rawls y no a propósito de su incidencia en la Descartes, de Montaigne, de Rousseau, de
historia de esta sociedad. No está hecha la Bergson, de Marcel, de Sartre y de unos cuan-
historia minuciosa del influjo del utilitarismo tos más. Y sería una tentativa de experimento
21
en la moral del país y en sus instituciones , y mental delirante tratar de imaginarse lo que
de cómo el utilitarismo pudo haber sido mo- podría haber sido la cultura norteamericana si
dificado significativamente tanto en el mo- no hubiese contado, junto a las enseñanzas
mento de su recepción como durante el debate. morales de todas las iglesias cristianas y del
Segunda: otras sociedades, que cuentan con judaismo, con las ideas morales de Jefferson,
abundantes estudios sociológicos sobre la mo- de Emerson, de Dewey, ni con las de Hobbes,
ral, cuentan también con una larga tradición de Locke y de Hume. En sociedades como
ésas, la moral siempre fue objeto de pensa-
miento, de análisis, de debate y, también, de
Otro factor determinante
estudios sociológicos desde el nacimiento de
es el momento cultural en el las ciencias sociales.
que comenzaron su trabajo b) Otro factor determinante es el momen-
los científicos sociales to cultural en el que comenzaron su trabajo los
científicos sociales que vieron la necesidad de
que vieron la necesidad de construir una nueva comprensión de la socie-
construir una nueva dad y que para eso se dedicaron al estudio de
comprensión de la sociedad y
que para eso se 21 Sobre la historia de la cuestión, ver Jaime Jaramillo
Uribe, "Bentham y los utilitaristas colombianos del
dedicaron al estudio de lo siglo XIX", en Ideas y Valores, enero-junio, 1962, y
El pensamiento colombiano en el siglo XIX, Bogotá,
que aparecía como lo más Temis, 1974. Para la documentación, ver Obra educa-
tiva: La querella benthamista 1748-1832, (Fundación
evidentemente postergado y para la conmemoración del bicentenario del natalicio
y el sesquicentenario de la muerte del General Fran-
encubierto: la trama cisco de Paula Santander), Santafé de Bogotá, Biblio-
teca de la Presidencia de la República, 1993. También
económica y los conflictos Benthamismoy antibenthamismo en Colombia, Selec-
ción de textos e introducción por Germán Marquínez
sociales. Argote, Bogotá, Editorial El Buho, 1983.
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lo que aparecía como lo más evidentemente cía por lo tanto los honores del estudio, del
postergado y encubierto: la trama económica análisis, de la investigación. En esto, los viejos
y los conflictos sociales. Cada época tiene sus residuos de las polémicas entre clericalismo y
urgencias y sus rechazos y ésa fue la época de anticlericalismo se mezclaron con los nuevos
la desvalorización de la moral; la podemos fermentos de secularización y desencanta-
evocar, más que resumir, si recordamos que miento de intelectuales que procedían de las
fueron los años de las "liberaciones" y del filas militantes del catolicismo. Durante
prestigio indiscutible de los "maestros de la esos mismos años, los planes de estudio de
sospecha". Por ese entonces, la moral -toda filosofía no incluían cursos de ética. Ese
moral posible- no podía no ser burguesa, era clima intelectual tenía sus factores intimida-
excrecencia superestructural, represión sin torios y sus encandilamientos, que impe-
mezcla de bien alguno.Y algo mucho más dían ver que también eran una moral, y no
decisivo todavía: los ideales morales, como en poco exigente, la existencialista creación de
general las "mentalidades", no pertenecían al valores y la ascética implacable de algunos
ámbito de las causas, eran subproductos; por grupos de izquierda. También impedía ver
lo tanto, de ellos se podía decir o pensar: "por que la crítica de los maestros de la sospecha
sus causas económicas y políticas los conoce- a la "moral" se hizo desde exigencias mora-
réis" (y los evaluaréis), sin necesidad de estu- les radicales.
diarlos en sí mismos. Esos factores son suficientes para expli-
Añádase a todo esto que la moral no car la existencia del punto ciego en cuestión,
aparecía como algo que hubiese sido poster- aunque es muy posible que haya habido otros.
gado o encubierto; aparecía, por el contrario,
como una ominosa imposición eclesiástica de Algunas Cuestiones Abordables
siglos. La moral, unida a la religión, no mere- Lo que dije más arriba sobre la necesidad
de reconstruir de manera amplia la memoria
La moral, unida a la moral es ya una especie de esbozo incipiente
de un programa de investigación. Un progra-
religión, no merecía por lo ma que, de ser diseñado, contaría con los
tanto los honores del estudio, buenos adelantos de investigaciones ya he-
del análisis, de la chas y con materiales indicadores de cuestio-
investigación. En esto, los nes que merecerían investigación.
Pero como lo importante no es sólo todo
viejos residuos de las lo que ya sucedió, habría que hacer un buen
polémicas entre clericalismo inventario de cuestiones sobre la moral en la
y anticlericalismo se sociedad de estas últimas décadas y de nues-
mezclaron con los nuevos tros días; para eso hay que contar con los datos
de nuestra experiencia moral más reciente.
fermentos de secularización Una experiencia que es tan variada como lo es
y desencantamiento de esta sociedad global que desborda por todos
intelectuales que procedían lados tanto las descripciones intelectuales de
la modernidad como los discursos de la llama-
de las Jilas militantes da postmodernidad.
del catolicismo Me limitaré aquí a sugerir unas pocas
pistas posibles.
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1 a) Dado que el fenómeno que más nos cambio, la enseñanza explícita y organizada
preocupa es el de la violencia, a los numerosos de la moral (o de la ética) florece de manera
estudios que ya existen sobre ella se podrían explosiva: cursos, seminarios, postgrados.
añadir con provecho buenos aportes de inves- Valdría la pena estudiar este fenómeno que no
tigaciones sobre las actitudes ante la vida y la está arraigado en el suelo de una tradición
muerte propia y ajena. Habría que poner en académica.
evidencia los principios, criterios y valores c) Los castigos: concepciones y prácti-
que subyacen a dichas actitudes y que deter- cas. La valoración de la dureza e inflexibilidad
minan el modo de considerar los sentimientos consigo mismo y con los demás. Las formas
y las pasiones. Para eso vienen bien estudios manifiestas y las formas encubiertas de la
sobre cuestiones o temas como éstos: venganza que llegan a la abolición en la prác-
a) Los principios implícitos y explícitos tica de la intención moderadora de la ley del
en la educación familiar y escolar (con la debi- talión: para las formas más recientes de la
da documentación sobre las diferencias entre venganza ya no basta con el "ojo por ojo,
los ideales pregonados y las prácticas efecti- diente por diente". Las ideas acerca de lo que
vas); las posibles relaciones entre el frecuente hace que el otro merezca la muerte violenta
acortamiento de la infancia y la violencia. (los principios, criterios y valores que subyacen
b) Lo que en realidad ha sido y fue la a estos convencimientos: "Fulano era un alma
enseñanza de la moral. Llama la atención en- justa, pero era...[liberal/conservador] y había
contrar la misma queja en escritos de diversas que matarlo", "Los tales son desechables", "Hay
épocas y autores: no hubo ni hay enseñanza que imponer la pena de muerte"). Las ideas
moral. En 1842, José Eusebio Caro escribía en acerca de cuál es el tipo de necesidades, de
El Granadino: demandas y de deseos que deben ser considera-
La Nueva Granada, durante su dos absolutamente intolerables. El lenguaje so-
pupilaje colonial no conoció, resuelta- bre la crueldad, la sevicia y la muerte.
mente lo digo, doctrina moral alguna que Pero también los resultados sobre otras
fuese enseñada generalmente, porque en cuestiones, como las que señalo a continua-
aquella época de sueño nada se enseña- ción, incluirían contribuciones para pensar la
ba. La religión sólo la conocimos por sus violencia.
prácticas, por su culto externo, por la 2a) Para la descripción de lo propio de
parte de ella que más se dirige a los
sentidos, tro por el dogma, no por la fe, no 22 Citado por Germán Marquínez Argote en Benthamis-
mo y antibenthamismo en Colombia (v.s.), p. 27.
por las esperanzas, no por la caridad, no Según Caro, la primera doctrina moral enseñada fue
por la parte sublime de ella que se dirige el utilitarismo de Bentham.
23 Ver Alberto González Restrepo, Testigos de mi pue-
al corazón y al alma '. blo, Medellín, Ediciones de Autores Antioqueños,
Toda la obra narrativa de Tomás Ca- 1996, 2a. edic, págs. 257-261. Toda la narrativa cos-
tumbrista del siglo pasado -sea lo que fuere de su valor
rrasquilla sería un documento de que, en literario- es un excelente material de investigación
eso, las cosas no variaron para nada en el sobre la moral y las formas de su transmisión. Men-
ciono un ejemplo llamativo: en la voluminosa novela
siglo pasado y en los comienzos de éste23. Nuestro siglo XIX (Bogotá, Imprenta Pontón, 1868),
En 1927, el ingeniero antioqueño Alejandro de Manuel María Madiedo -uno de los actores de la
querella benthamista- hay un largo pasaje (el Cuadro
López decía que el mayor problema colom- XXVII) que puede dar una idea de la enseñanza moral.
biano en este siglo era la carencia de un 24 Tomo la información del ensayo "El naufragio de la
24 sociedad civil", de Rubén Jaramillo Vélez, en su
ethos secular . volumen Colombia: la modernidad postergada, San-
En estos tres o cuatro últimos años, en tafé de Bogotá, Editorial Temis, 1994, p. 51.
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un miembro más de las familias, la frase viene televisión privilegia (y a veces mitifica) y las
a recordar la eficacia de ese medio para bien y que descarta o ignora; el manejo de lo privado
para mal de ignorantes y cultos, su capacidad y de lo público; la banalización del mal que
de desinformar y de informar, de proponer parecen propiciar ciertas prácticas: el ojo de la
modelos de valores distintos y opuestos, de cámara que se desliza como una mosca indi-
modificar el lenguaje y las certezas, de desen- ferente u obscena por el cadáver de las vícti-
cadenar la crítica, de generar escepticismo, de mas, la manipulación "informativa" del dolor,
transformar los modos tradicionales de repre- el acoso arrogante de reporteros dispuestos a
sentación, de modificar el sentido del espacio suplir, sin la debida investigación y sin mues-
y del tiempo. Una eficacia social, con inciden- tra alguna de equidad, todas las instancias del
cia en lo que aquí estoy llamando moral. Ro- derecho (en todo esto, los escritos de Hanna
nald Dworkin opina que hay tres factores que Arendt sobre la condición humana y sobre el
disminuyen la sensibilidad moral de sus com- famoso caso Eichman podrían ser fuente de
patriotas: la aplicación de la pena de muerte, inspiración); los efectos positivos de la pre-
la alta mortalidad infantil en los sectores lati- sentación bien documentada, y sin mitifica-
nos de la población, la violencia en la televi- ción, de las diferencias culturales, de los dere-
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sión . El opinante, profesor de teoría jurídica chos; la saludable incidencia de la crítica y de
en la Universidad de Nueva York y en la de distintas formas del humor. Y otras cosas so-
Oxford, no se dedica a cruzadas contra la bre las que han llamado la atención los teóri-
televisión. Es un intelectual que defiende el cos de la comunicación.
derecho individual a la libertad con todo fer-
vor liberal; pero que también se preocupa por Al final de estas páginas cabe preguntar-
la necesidad de que la sociedad cuente con un se si para llevar a cabo esas investigaciones es
ámbito moral (fervor que le merece las críticas necesario conocer los grandes sistemas de la
de otros teóricos liberales) y que, por eso, filosofía moral, de la Ética. No creo que resul-
presta atención a los medios de comunicación. te demasiado discutible una respuesta como
Si quienes se dedican a las ciencias sociales ésta: una familiaridad reflexiva con las gran-
ignoran la eficacia de los medios o le dedican des obras de la literatura, del teatro y del cine
una condena o un menosprecio más o menos aseguran los conocimientos y la sensibilidad
a priori, le hacen el juego a la incidencia indispensables para que la aplicación de los
negativa y favorecen la resignación. Si se de- métodos de las ciencias sociales den buenos
dican a estudiar los modos y el alcance de su resultados. Si va unido a eso, un buen conoci-
eficacia les ponen el hombro a quienes, desde miento de algunas obras filosóficas clásicas
dentro de los medios, se ingenian para produ- sobre la moral es sin duda útil. Para alguna que
cir buena información, buena narrativa, pers- otra investigación puede ser necesario dispo-
pectivas fértiles para la crítica. En ese terreno, ner de una información adecuada sobre deter-
y con relación a lo moral, hay mucho que minados aspectos de la reflexión filosófica.
estudiar. Por ejemplo: los efectos de las omi-
siones o las distorsiones de información sobre
cuestiones relacionadas con lo ético y lo polí-
tico, con los derechos humanos; los distintos
28 En El dominio de la vida. Una discusión acerca del
modos del talk show y su incidencia en el aborto, la eutanasia y la libertad individual, traduc-
ción de Ricardo Caracciolo y Víctor Ferreres, Barce-
lenguaje moral; las "marginalidades"que la lona, Editorial Ariel, 1994 ( Life 's Dominion, New
York, Vintage Books, 1994, 2a. edic).
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