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LA POESÍA ÉPICA: VIRGILIO.

1.- EL GÉNERO ÉPICO.

El término “épica” (en griego, ἐπική epiké) es un adjetivo derivado del sustantivo griego
ἔπος épos, que significa “narración”. La poesía épica sería aquella en la que se narran las
hazañas de héroes históricos o legendarios. Por ese motivo también recibe el nombre de poesía
heroica.

Las características principales que definen la épica como género son:


- Su origen: en la mayor parte de las culturas la épica comenzó siendo oral o cantada, hecho
que no se produce en la épica latina. Algunos autores denominan “épica originaria” a la épica
oral (como la griega) y “épica literaria” a la épica escrita (como la latina).
- La forma: siempre está escrita en verso y emplea una versificación majestuosa y lenta. Así,
en las literaturas griega y romana, los poetas se sirvieron del hexámetro dactílico. Como su
propio nombre indica, el hexámetro dactílico es un verso que consta de seis dáctilos: el dáctilo
es un pie formado por una sílaba larga y dos breves (- ). Los dáctilos del hexámetro
pueden sustituirse por espondeos, formados por dos largas (--).
- El tema: normalmente, la épica canta las victorias y las hazañas de los seres heroicos más
reconocidos por una comunidad. En la épica griega, modelo de la latina, se narraron las hazañas
de los héroes griegos y troyanos que se enfrentaron en la guerra de Troya (la Ilíada y la Odisea).
- Figuras heroicas: encarnan los valores morales y las actitudes sociales más apreciadas por la
cultura que los creó.
- Figuras retóricas: siendo la épica un género de tradición oral, se utilizaban distintos recursos
(fórmulas, epítetos…) que facilitaban al aedo la labor de ejecución del poema. Lo podemos ver
todavía en la épica griega; en Virgilio, a pesar de ser ya una épica literaria o escrita, todavía
encontramos a veces recuerdos de esos procedimientos para dar a sus versos un tono arcaizante.

En la historia de la épica latina podemos distinguir tres grandes etapas:

▪ ÉPICA ARCAICA (s. III a.C.).


- Livio Andronico: escribió la Odusia, una transposición de la Odisea de Homero al ámbito
latino.
- Gneo Nevio: su obra Bellum Poenicum es el primer libro original en la épica romana. Refleja
un hecho histórico contemporáneo del autor: la primera guerra púnica.
- Ennio: en los Annales narra la historia de Roma desde sus orígenes. Ennio fue, hasta la
llegada de Virgilio, el poeta nacional romano por excelencia.

▪ ÉPICA CLÁSICA (s. I a.C. - s. I d.C.).


- Virgilio escribe la Eneida, poema épico-heroico que narra el periplo del héroe romano Eneas.
Este huye de su ciudad, después de ser arrasada por los griegos, y llega al Lacio donde, después
de luchar con numerosos enemigos, logra fundar una nueva Troya, por orden de los dioses.
- Ovidio: su poema épico-mitológico, Metamorfosis, de tono más superficial que el anterior,
relata los cambios de forma que sufrieron diversos personajes.
- Lucano: Farsalia, poema épico-histórico, narra los acontecimientos de la guerra civil entre
los generales Julio César y Pompeyo.

▪ ÉPICA POSCLÁSICA (s. I d.C.).

Las epopeyas latinas posteriores pecan de excesiva retórica y ornamento. Mencionaremos los
siguientes autores y obras (s. I d.C.): Silio Itálico (Púnica), Valerio Flaco (Argonáuticas) y
Publio Papinio Estacio (Tebaida y Aquileida).
Silio Itálico mezcla en los diecisiete libros de su obra Púnica acontecimientos históricos (narra
la segunda guerra púnica) y aparato divino con muy poca habilidad, a diferencia de Virgilio que
había logrado una buena síntesis de mito e historia.

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Valerio Flaco relata en su obra Argonáuticas el tema mítico de la expedición de Jasón y los
Argonautas; tiene como modelo al griego Apolonio de Rodas, pero su deseo de ajustar el relato
al canon estructural virgiliano, obligó al poeta a modificar profundamente su relato, que, en
algunas partes, es muy diferente del griego.
La Tebaida de Estacio narra la lucha entre Eteocles y Polinices, los hijos de Edipo, por ocupar
el trono de Tebas. Hay en el fondo de la obra una visión negativa de la historia contemporánea:
lo que está representando alegóricamente Estacio es la tiranía reinante y la degeneración de la
casa imperial.
A propósito de Aquileida, es difícil emitir un juicio por ser un poema inacabado debido a la
muerte de su autor. El hecho de que en él Estacio oriente el relato desde el lado griego y de que
el protagonista cuyos hechos se narran sea Aquiles, revela un planteamiento diverso del de
Virgilio, que había convertido en héroe a un troyano, pero esto no es suficiente para llegar a
conclusiones. El ambicioso proyecto estaciano, narrar toda la vida de Aquiles, quedó limitado a
las aventuras juveniles del héroe en Esciro.
El estilo de Estacio es manierista y está muy lejos del equilibrio y del sentido de la medida de
una poética clasicista.

2.- ANTECEDENTES DE LA ÉPICA LATINA.

Los primeros poemas épicos datan de finales del siglo III a.C. pero en los siglos anteriores
pueden rastrearse indicios o antecedentes de lo que luego será la gran poesía épica latina.

- Elogia: son inscripciones funerarias en verso destinadas a elogiar al difunto. Son famosas,
entre las conservadas, las que figuran en sepulcros de miembros de la familia de los Escipiones.
Narran el valor, los méritos diversos y las gloriosas hazañas del difunto.

Un ejemplo de elogium.

“Cornelio Lucio Escipión Barbado, hijo de Gneo Escipión. Varón fuerte y sabio, cuya belleza
fue muy parecida a su valor. Este fue entre vosotros cónsul, censor, edil. Conquistó las
ciudades de Taurania y Cisania en el Samnio. Sometió a Lucania entera y trajo de allí rehenes.”

- Carmina convivalia (cantos de banquetes): son los más claros precedentes de la poesía épica.
Era costumbre en los primeros siglos de Roma cantar, al final de los banquetes, con
acompañamiento de flauta o sin él, clarorum virorum laudes atque virtutes, es decir, las glorias
y las virtudes de los hombres ilustres.

- Carmina triumphalia: eran cantados por los soldados que acompañaban al general vencedor
en la procesión desde las afueras de Roma hasta el Capitolio. Celebraban en ellos las hazañas
del general y las suyas propias en la guerra, jactándose de haber dado muerte a miles de
enemigos. A veces desembocaban en trazos de humor, en burlas dirigidas al propio general en
jefe.

 Suetonio nos cuenta que en el cortejo triunfal de César, tras su conquista de las Galias, los
soldados entonaban versos como:

Romani, servate uxores, moechum caluum aduccimus


Romanos, guardad vuestras mujeres, que traemos al adúltero calvo
(César era calvo desde joven y muy aficionado a las mujeres)

- Neniae (cantos fúnebres): en las honras fúnebres de personajes ilustres, los parientes en un
principio, y luego mujeres contratadas para ello, las praeficiae o plañideras, recitaban una
fúnebre melopea con el elogio del difunto, de sus virtudes y de sus hechos heroicos.

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3.- ÉPICA ARCAICA: LA EPOPEYA ROMANA ANTES DE VIRGILIO.

a) Livio Andronico: Odusia (s. III a.C.).

La primera persona que escribió una epopeya en Roma fue un griego, Livio Andronico, que
utilizaba su Odusia -versión en versos saturnios de la Odisea de Homero- como texto en la
escuela que fundó en Roma en la segunda mitad del siglo III a.C. La importancia de esta obra, a
pesar de ser una traducción, fue enorme ya que creó una expresión poética latina según un
modelo griego.
Sobre la vida de Livio Andronico y sobre algunos aspectos fundamentales de su quehacer
literario existían ya grandes dudas en la Roma de época clásica. Está fuera de duda su
procedencia griega, como demuestra incuestionablemente el origen griego del Andronico que
encontramos en su nombre. El primer elemento, Livio, suele explicarse por el hecho de que
Livio Andronico seguramente fue un esclavo que trabajó como preceptor de los hijos de un
miembro de la familia Livia, al parecer, de un Livio Salinator, quien después le concedería la
libertad y, con ello, el nombre.
Además de la Odusia, Livio Andronico fue autor de una obra dramática que celebraba la
victoria romana sobre Cartago en la primera guerra púnica y que fue el primer drama escrito en
latín.
De la Odusia solo han llegado hasta nosotros algunos breves fragmentos, procedentes, en su
mayoría de citas antiguas de naturaleza esencialmente gramatical: el estado de conservación de
los textos es tan lamentable que el fragmento más largo conservado consta de tres versos.

b) Gneo Nevio: Bellum Punicum.

Gneo Nevio fue el primero que creó un poema épico histórico tomando un tema de la
actualidad inmediata, la primera guerra púnica: el Bellum Punicum. Esta obra se remonta en un
principio a la leyenda de Eneas y narra, entre otras cosas, la estancia de Eneas en Cartago y los
amores con Dido, la reina púnica; el trágico fin de estos amores era, según Nevio, la explicación
del odio secular entre estos dos pueblos. El Bellum Punicum era una especie de crónica
versificada en versos saturnios (el autor tomó parte personalmente en esta guerra) y tuvo una
gran influencia en las siguientes generaciones literarias (fue imitado por Ennio y Virgilio y
alabado por Cicerón).

c) Quinto Ennio: Annales.

Los Annales de Ennio, también de finales del siglo III a.C., son la primera epopeya escrita en
latín en hexámetros dactílicos. Quinto Ennio narra aquí toda la historia de Roma desde sus
orígenes hasta su tiempo, provocando una enorme helenización de la poesía épica romana:
adopta el hexámetro -verso griego-, reproduce las formas estilísticas griegas e imita las
estructuras de acción homéricas. La enorme fuerza dramática de Ennio y su sonoridad están
conseguidas por el uso de todo tipo de recursos estilísticos, como por ejemplo las onomatopeyas
y los efectos musicales, utilizados con desmedida exageración.
Los Annales es la obra de la épica arcaica latina de la que nos llegado más fragmentos y, por
tanto, la que mejor conocemos. Sabemos que el poema estaba estructurado en grupos de tres
libros. Los libros I-III abarcaban desde la caída de Troya hasta el final de la monarquía. El
primero de ellos, el mejor conservado de toda la obra, comenzaba con una invocación a las
musas y seguía con un sueño de Ennio, en el que se le presentaba un simulacrum de Homero
que, entre otras cosas, le comunicaba la transmigración de su propia alma, lo que venía a
convertir a Ennio en un alter Homerus o en un Homerus redivivus. Se completaba el libro con el
saqueo de Troya, la huida de Eneas, su llegada a Italia, su muerte y la leyenda de Rómulo y
Remo, presentados aquí como nietos de Eneas. A partir de aquí el poema iba recorriendo los
hechos más destacados de la historia de Roma: la fundación de la República, las guerras púnicas
(sobre todo, la segunda, porque la primera ya había sido relatada por Nevio en su Bellum
Punicum)…

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4.- LA OBRA ÉPICA DE VIRGILIO: LA ENEIDA. (→SELECTIVIDAD: LA OBRA
ÉPICA DE VIRGILIO)

► Datos biográficos.

Publio Virgilio Marón nació en el año 70 a.C. en Andes, cerca de Mantua, en la Italia
septentrional. Hijo de campesinos acomodados, Virgilio, en su juventud, como era costumbre,
estudió retórica e hizo un ensayo como orador, pero sin éxito: todos los biógrafos antiguos
coinciden en señalar se trataba de una persona de carácter tímido y reservado y que no poseía
una gran facilidad de palabra.
Decepcionado y decidido a abandonar definitivamente la elocuencia, Virgilio se dirigió a
Nápoles (en una fecha difícil de precisar), donde se dedicó al estudio de la filosofía en el círculo
del epicúreo Sirón. Curiosamente, la mayoría de los estudiosos coinciden en que el epicureísmo
no influyó decisivamente ni en la personalidad ni en la obra de Virgilio y hoy se creé más bien
que después de estos contactos de juventud en Nápoles con el epicureísmo el poeta mantuano
evolucionó hacia posiciones estoicas, neopitagóricas o platónicas.
En Roma, como tantos autores de esta época, se integró en el llamado círculo literario de
Mecenas y Augusto, con cuyos proyectos se identifica. Apoyado por este, escribe las Églogas o
Bucólicas, las Geórgicas y después la Eneida, que le llevó diez años. Antes de acabarla quiso
visitar los escenarios donde transcurría el poema, e inició un viaje por Grecia y Asia Menor.
Cayó enfermo a medio camino y fue trasladado a Italia, donde murió sin concluir el poema.
Ordenó antes de morir que esta obra fuese quemada, pero sus amigos no le hicieron caso y la
publicaron tal y como él la había dejado, con algunos versos incompletos, con la autorización
del emperador Augusto.

► Virgilio y su época.

A Virgilio le tocó vivir una de las épocas más convulsas de la historia de Roma.
El siglo I a.C. comienza con las guerras de Mario y Sila, que son seguidas por la guerra civil
entre César y Pompeyo, que tiene lugar entre el año 49 a.C. y el año 45 a.C. Ignoramos si
Virgilio participó en esta guerra civil, si fue licenciado a causa de su delicada salud o si no
participó en absoluto. Sea como fuere, el caso es que César resulta ser el vencedor del conflicto,
pero la suya es una victoria efímera puesto que al año siguiente (44 a.C.) es asesinado.
El siglo acaba con los enfrentamientos entre Octaviano -el que después será Augusto- y los
partidarios de Marco Antonio: finalmente, Marco Antonio y Cleopatra, reina de Egipto, fueron
derrotados en la batalla naval de Accio, en el año 31 a.C., que significa la llegada al poder de
Augusto y con él el comienzo de un período de paz, tan anhelado por los romanos. En estas
circunstancias se entiende que los romanos, en general, y los poetas, en particular, saludasen con
esperanza, admiración y gratitud al nuevo caudillo.

► La Eneida y Augusto.

La Eneida surge como un intento de ensalzar la figura de Augusto, como responsable de la paz
largamente deseada. No obstante, Virgilio era consciente de la dificultad de crear un poema
épico que tuviese como figura central a Augusto sin que las exigencias poéticas se resintiesen.
El mantuano tuvo el acierto de evitar la referencia concreta a Augusto mediante el recurso al
mito, concretamente a la leyenda de Eneas, con la que indirectamente refleja la propia historia
contemporánea: las guerras entre Eneas y Turno son un paralelo de las guerras que habían ido
minando las bases de la República y Eneas acaba venciendo, igual que lo había hecho Augusto.
Se trataba no solo de saludar con alegría el logro negativo (la eliminación de la violencia y el
derramamiento de sangre), sino también la búsqueda positiva de una vuelta a lo que se veía
como la verdadera esencia de Roma, un retorno a la mos maiorum, al modo de vida de sus
antepasados, que se concretaba en el énfasis en la necesidad de recuperar virtudes como la fides,
la pietas, la religio, la disciplina, la constantia y la grauitas. En efecto, el héroe Eneas
ejemplifica perfectamente esas virtudes.

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► Fuentes griegas y romanas.

Para entender cabalmente la Eneida hay que tener en cuenta, además de la realidad coetánea,
las fuentes literarias griegas y romanas precedentes, que Virgilio conocía bien y de las que, sin
duda, echó mano para componer su obra magna.
Obviamente, entre las fuentes griegas la principal era Homero: de hecho, podemos definir la
Eneida de Virgilio como una contaminatio de los dos grandes poemas de Homero, Odisea e
Ilíada; los seis primeros libros de la Eneida son una especie de Odisea romana donde se narra el
viaje de Eneas desde Troya hasta Italia; los seis libros siguientes tienen como modelo la Ilíada.
También es importante el influjo de la tragedia: es “trágico” el relato de los amores de Dido y
Eneas, el final de Turno y, en general, la intensa sensibilidad que muestra el autor hacia el
sufrimiento que el género humano soporta o tiene que asumir por causa de la presión de las
circunstancias hostiles.
De los poetas romanos Virgilio conoció y usó principalmente a Gneo Nevio (autor de Bellum
Punicum, el primer libro original en la épica romana, que reflejaba un hecho contemporáneo del
autor: la primera guerra púnica), Ennio (en sus Annales narraba la historia de Roma desde sus
orígenes), Catulo –en general, la lírica de los llamados neotéricos- y Lucrecio.
La influencia de Gneo Nevio y su Bellum Punicum se dejaría notar especialmente en libro IV
de la Eneida, en el que Virgilio narra los desgraciados amores de Eneas y Dido y su fin trágico:
recordemos que para Nevio este trágico desenlace era la causa del nacimiento de un odio secular
entre ambos pueblos, romanos y cartagineses, que acabaría desembocando en las guerras
púnicas. A Ennio le debe Virgilio, sobre todo, la introducción del hexámetro dactílico en la
literatura latina.
Aunque a veces se le hado menos importancia que al influjo homérico o al de los épicos
anteriores como Andronico, Nevio o Ennio, no hay duda de que es grandísima la influencia en
Virgilio de la llamada escuela neotérica, un grupo de poetas cuya figura más destacada fue el
veronés Gayo Valerio Catulo (84 a.C. -54 a.C.). Los poetas neotéricos estaban muy
influenciados por la poesía griega helenística, sobre todo, por figuras como Calímaco (s. IV –
III a.C.). De los poetas helenísticos toman Catulo y los poetas de su generación el interés por
tratar los viejos temas de la épica, pero de una manera nueva, caracterizada por la brevedad (no
se abordan ciclos míticos completos, sino que se prefiere centrar la atención en determinados
episodios), la erudición (muchos de estos poetas helenísticos desarrollaron su trabajo en el
llamado Museo de Alejandría y, de hecho, Calímaco trabajó en la famosa Biblioteca de
Alejandría) y un afán innovador a todos los niveles (en los géneros, en la métrica, en la
lengua…). Esta nueva concepción estética se deja notar una y otra vez en los versos de la
Eneida: a los neotéricos le debe sin duda el poeta de Mantua el gusto por la descripción de obras
de arte dentro de su obra, el acceso a mucho material griego ya traducido a versos latinos y la
idea de que el trabajo de poeta ha de ser intenso y exige una labor continua de revisión y
corrección (lo que los romanos denominaban labor limae).

► Estructura.

El libro contiene doce cantos.

En el libro I Eneas llega -impulsado por una tremenda tempestad provocada por Juno para
apartarlo de Italia- hasta Cartago, procedente de Troya de donde había huido con unos pocos
soldados. Venus, tranquilizada por Júpiter acerca del futuro de su hijo, tomando el aspecto de
una cazadora, informa a Eneas sobre el país y sobre los habitantes y a él y a su compañero
Acates los hace llegar a Cartago protegidos por una nube: Eneas admira las grandes obras de la
naciente ciudad y en las puertas de un templo ve representados los principales sucesos de la
guerra de Troya. La reina Dido acoge amistosamente a los troyanos; durante el banquete en
honor de los huéspedes, Amor, con el aspecto del niño Ascanio, conquista el corazón de la reina
para Eneas.

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En los libros II y III el héroe le cuenta a Dido la historia de la destrucción de Troya y los
lugares a donde llegó, acabando con su estancia en Sicilia -donde muere su padre Anquises- y
con su llegada a Libia.
En el libro II encontramos hechos tan conocidos y que influirán tanto en la literatura posterior como el
famoso engaño del caballo de madera, ideado por Ulises, y gracias al cual los griegos por fin consiguen
entrar en la ciudad de Troya después de diez años de asedio. También encontramos aquí el relato de la
muerte de Laoconte y sus dos hijos y el dramático fin de Príamo, que es asesinado por Neoptólemo,
hijo de Aquiles. Perdido el palacio real y muerto el rey, resuelve Eneas abandonar la ciudad, pero en ese
momento se encuentra con Helena y quiere inmolarla para hacerle pagar la destrucción de Troya;
entonces se le aparece Venus, su madre, lo aparta de su propósito y le aconseja que huya rápidamente
llevándose consigo a su esposa, Creúsa, a su padre, Anquises, y a su hijo, Ascanio. Eneas obedece y huye
con su familia, pero, en medio de la confusión de la huida, pierde a Creúsa. Cuando el héroe se percata de
lo sucedido, regresa en vano en busca de su esposa, pero de nada sirve su esfuerzo, pues una sombra de la
misma se le aparece para decirle que ella ya no existe y aconsejarle que abandone la ciudad sin perder un
minuto más, pues ese es su destino.
En el libro III Eneas continúa relatando sus aventuras y ahora cuenta que, después de construir una flota
en la ciudad de Antandro, al pie del monte Ida, él y sus compañeros emprendieron la navegación y
llegaron a Tracia. Allí se les aparece el alma de Polidoro y les refiere su lamentable fin: Príamo el
anciano rey Troya, al iniciarse la guerra, había enviado a Polidoro al palacio de Poliméstor, rey de Tracia,
con abundante oro para que lo criara. Sin embargo, al enterarse de la victoria griega sobre los troyanos, el
codicioso Poliméstor mató al pobre Polidoro y se quedó con sus riquezas. Prosiguen los troyanos su viaje
y llegan a la isla de Delos con el objetivo de consultar el oráculo de Febo Apolo: el oráculo dice que su
destino de su viaje debe ser la tierra donde se originó el linaje de los troyanos; Anquises, padre de Eneas,
malinterpreta el oráculo y cree que se refiere a Creta. Por esa razón abandonan los troyanos Delos y se
dirigen a Creta: sin embargo, Eneas y sus hombres tienen que abandonar inmediatamente la isla por
haberse declarado una gran peste en su campamento. Llegan después a las islas Estrofadas y allí se
encuentran con las monstruosas harpías (seres monstruosos con cara de mujer y cuerpo de pájaro), con
las cuales se enfrentan: consiguen matar a algunas de ellas, pero no a la más importante, Celeno, que les
pronostica un viaje lleno de penalidades. La siguiente parada es en Epiro (actual Albania), donde Eneas
se encuentra a Andrómaca, esposa del difunto Héctor, y a Héleno, otro de los hijos de Príamo y Hécuba:
Héleno le vaticina su futura grandeza y le aconseja el rumbo que debe seguir y los peligros que debe
evitar en su navegación a Italia. Continúa el viaje y llegan a Sicilia, donde el griego Aqueménides,
abandonado allí por Ulises, les cuenta las crueldades del cíclope Polifemo, que se presenta después y los
persigue en vano por el mar. Tras conseguir dejar atrás al terrible cíclope, dando un rodeo para evitar los
escollos de Escila y Caribdis, según les había aconsejado Héleno, llegan por fin los troyanos al puerto de
Drépani (actual Trápani, en Sicilia) y allí muere Anquises.

El libro IV narra los desventurados amores de Dido y Eneas, que acabarán con la partida de
Eneas y el suicidio de Dido.
El libro IV es uno de los más conocidos de la Eneida y también uno de los que más ha influido en la
cultura europea posterior: en el siglo XVII el músico británico Henry Purcell compuso una ópera titulada
Dido y Eneas y existen numerosas cuadros sobre el tema en casi todas las épocas de la historia de la
pintura. En realidad, según Virgilio, los amores de Dido y Eneas son el resultado de la confabulación de
Juno y Venus: Juno, deseosa de apartar de Italia a los troyanos, provoca una gran tempestad, durante la
cual Eneas y Dido, extraviados en una cacería, se encuentran en una cueva, donde “se consuma su
himeneo”. La Fama pregona lo acontecido por toda la región y así llega la pasión de Dido a oídos de
Yarbas, rey de los gétulos, que había sido rechazado por la reina. Entonces Yarbas dirige una magnífica
invitación a Júpiter para que intervenga; el soberano de los dioses le escucha y envía a Mercurio,
mensajero de los dioses, para llevar a Eneas la orden de abandonar África y dirigirse a Italia.
Impresionado por la visita de Mercurio, Eneas empieza ipso facto a preparar secretamente la partida, pero
Dido acaba enterándose y acosa al héroe troyano con súplicas, acerbas reconvenciones y amenazas, sin
lograr disuadirle, hasta que resuelve finalmente quitarse la vida; aparentando que va a ofrecer un gran
sacrificio a los dioses infernales, se traspasa el pecho con la espada de Eneas.

En el V se cuentan los juegos fúnebres celebrados en Sicilia, a donde llegan de nuevo los
troyanos impelidos por una tempestad, con motivo del aniversario de la muerte de Anquises. Al
final del libro a Eneas se le aparece en sueños la sombra de su padre, Anquises, quien le aconseja a su hijo
que deje en Sicilia parte de su gente, que se dirija a Italia con los más animosos y que vaya a consultar el

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oráculo de la sibila de Cumas: esta le conducirá a los Campos Elíseos, donde verá la larga serie de sus
descendientes.

En el VI Eneas desciende a los infiernos, donde el alma de su padre le hace ver los destinos de
Roma. En su descensus ad Inferos Eneas es acompañado por la sibila de Cumas: juntos recorren la
geografía del Inframundo pasando por la laguna Estigia, que cruzan en la barca de Caronte, el
Cancerbero, que es dormido por la sibila con una torta de miel y adormidera, y los Campos llorosos,
donde Eneas se encuentra a Dido en compañía de su primer esposo, Siqueo. Finalmente, Eneas encuentra
a su padre Anquises y este le revela los destinos reservados a sus descendientes, los romanos, con un
elogio especial del emperador Augusto y del joven Marcelo, su sobrino (Marcelo era hijo de su hermana
Octavia y de su primer marido).

En los restantes seis libros se narran los episodios bélicos suscitados entre los troyanos,
encabezados por Eneas, y los aborígenes de Italia, encabezados por Turno, que lucha por la
libertad de su país contra los extranjeros que tratan de establecerse en él; el triunfo final de
Eneas supone el asentamiento de los futuros romanos en el Lacio. Estos seis libros conforman la
Ilíada romana, como los seis anteriores eran la Odisea.

► Estilo, técnica, lengua (→ SELECTIVIDAD: PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE


LA ENEIDA DE VIRGILIO).

Virgilio utiliza en la Eneida el hexámetro dactílico, como Homero en la Ilíada y en la Odisea,


que ya había sido introducido en la literatura latina por Quinto Ennio en los Annales. Como su
propio nombre indica, el hexámetro dactílico es un verso que consta de seis dáctilos: el dáctilo
es un pie formado por una sílaba larga y dos breves (- ). Los dáctilos del hexámetro pueden
sustituirse por espondeos, formados por dos largas (--). Es característico de Virgilio la
abundancia de espondeos que según la teoría métrica antigua poseían el carácter de gravitas.
A pesar de que la Eneida ya no es un poema de origen oral, hereda de la épica griega diversos
elementos como símiles, comparaciones, epítetos o fórmulas que en ella se justificaban como
instrumentos útiles para facilitar la tarea del aedo (que canta) y, después, del rapsodo (que
recita) y que ahora sirven para conferir al texto virgiliano el vigor heroico y la solemnidad
características de un poema épico. Hay que destacar en Virgilio especialmente las imágenes y
comparaciones y es muy curioso comprobar como en la Eneida el poeta desarrolla muchas
imágenes de la naturaleza que ya aparecían en las Geórgicas, su famoso poema didáctico sobre
la agricultura: así, por ejemplo, en las Geórgicas es fundamental el tema de las abejas (de
hecho, el libro IV de las Geórgicas está dedicado a la apicultura) y en el libro I de la Eneida
encontramos una comparación entre la laboriosidad de las abejas y el trabajo de cartagineses
ocupados en construir su nueva ciudad. Con todo, a pesar de la presencia de estos elementos y
de algunos arcaísmos destinados a dar sus versos un color ancestral, podemos decir que, en
general, la lengua de Virgilio es la contemporánea y se caracteriza por una notable sencillez.
Se ha hablado mucho de la llamada sensibilidad virgiliana que se reflejaría, sobre todo, en la
simpatía y piedad por los infortunios humanos, por los necesitados, por los desheredados de la
suerte: así la ternura del alma virgiliana le permite ahondar en el corazón de Dido y pintar la
batalla que en él se libra entre el amor de Eneas y el respetuoso recuerdo de Siqueo, su
desesperación, su despecho de mujer menospreciada, su resignación y, para acabar, su serena
actitud ante la muerte que para sí misma maquinó.
Hay que destacar la habilidad de Virgilio en la descripción de personajes. La reina Dido, a
diferencia de figuras femeninas análogas de la Odisea o de las Argonáuticas, reúne los rasgos
propios de una heroína trágica; Turno, rival de Eneas en el Lacio es el antagonista. Hay,
además, toda la obra una larga lista de personajes que responden a todo tipo de tópicos sociales.
Por su parte, Eneas es un nuevo tipo de héroe que no encaja en ningún esquema. Por una parte,
presenta los rasgos del héroe épico arcaico: como guerrero está expuesto necesariamente a la
pasión de la ira, lo que nos recuerda al Aquiles homérico. Pero por otro lado, está caracterizado
por cualidades intrínsecamente romanas: por ejemplo, la pietas hacia el padre y el hijo y el
sentido de responsabilidad para con sus compañeros.

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Uno de los elementos más importantes de la Eneida es el destino, los fata, que
ineluctablemente llevan a Eneas y a sus compañeros desde Troya hasta el Lacio. El destino se
identifica con Júpiter, ayudado por Venus y obstaculizado por Juno; Dido, con su amor por
Eneas, y Turno, intentando que el héroe no se establezca en Italia, se enfrentan con el invencible
destino de Eneas y por eso tienen que sucumbir.

5.- VIRGILIO: LAS ÉGLOGAS Y LAS GEÓRGICAS.

a) Églogas o Bucólicas.

En el año 41 a.C. le expropiaron a Virgilio sus fincas en la Transpadana para recompensar a


los veteranos que habían vencido en Filipos, la batalla en la que por fin Marco Antonio había
vencido las tropas republicanas dirigidas por Casio y Bruto, los asesinos de César, que se
suicidaron; por suerte para Virgilio, su amigo Asinio Polión, jefe de la Comisión Agraria,
consiguió que le devolviesen sus posesiones. Asinio Polión le sugerió la composición de
Églogas o Bucólicas y le presentó a Augusto.
La poesía bucólica o pastoril, en la que se encuadran las Églogas, es una invención de
Teócrito, poeta griego que vivió en Siracusa bajo el mandato de Hierón II. Los protagonistas de
este tipo de poesía son los pastores sicilianos y el tema principal es el amor, especialmente el no
correspondido.
En la Égloga I de Virgilio se enfrenta Títiro -un pastor feliz porque tiene tierras- con Melibeo -
triste porque le arrebataron sus posesiones-, en una clara referencia a la realidad personal del
escritor. En la II y en la III, pastores no correspondidos en sus amores rivalizan mediante sus
cantos.
En la IV se habla de una nueva era de paz y abundancia, alejándose así de los temas pastoriles;
en la V se cuenta la muerte de Dafnis, legendario pastor Siciliano, inventor de los cantos
pastoriles. La complicada sexta bucólica, de sentido no muy claro, da una nueva versión de la
historia de Sileno, tratada ya por Ovidio: Sileno es raptado por dos pastores y les cuenta
historias y fábulas. En las Églogas VII y VIII se vuelve al tema del amor infeliz. La IX habla,
como la I, de las expropiaciones de tierras. Por último, la X está dedicada a Cornelio Galo, a
quien intenta confortar por la pérdida de su amor Licóride. La enorme dificultad de esta décima
égloga parece responder a que Virgilio quiso componer un poema erudito para un poeta erudito.

b) Geórgicas.

Más tarde le encargó Augusto a Virgilio que escribiese una obra que ayudase al movimiento de
retorno a la vida agrícola, que era necesario especialmente por motivos socio-económicos, para
librar a Roma del exceso de población. En las Geórgicas de Virgilio no aparecen latifundios ni
esclavos; el dueño trabaja personalmente su propiedad, ayudado a veces por los criados; el
propio dueño lleva a la ciudad los productos de su trabajo y durante el mal tiempo repara los
instrumentos de labranza y atiende las muchas necesidades de una pequeña explotación
agropecuaria.
La obra comprende cuatro libros: el libro I se dedica a la agricultura en general; el libro II
está dedicado a la viticultura; el III al ganado, especialmente al bovino, al ovino, al equino; el
IV lo dedica Virgilio a la apicultura, importantísima para para una cultura que desconocía el
azúcar. Además la vida de las abejas era frecuente tema de estudio para los filósofos; Virgilio
describe la vida en la colmena, habla de la crueldad de las abejas, de la rivalidad de las reinas,
que origina terribles guerras entre sus soldados, del espíritu de trabajo y de las habilidades de las
obreras, siempre entendiendo que todo esto es un magnífico ejemplo para un Estado humano
bien organizado. En el final de este libro está el famoso episodio del pastor Aristeo, a quien los
dioses devuelven sus abejas muertas haciéndolas surgir por generación espontánea de la sangre
de un ternero sacrificado.
Las Geórgicas pronto se convirtieron en un modelo del género didáctico y surgieron los
imitadores, como el gaditano Columela, que escribió un libro V para las Geórgicas dedicado a
los jardines.

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6.- OVIDIO: METAMORFOSIS.

Publio Ovidio Nasón (43 a.C. - 17 d.C.) nació en Samnio Sulmona. Se inició en el derecho y
en la política, pero pronto acabó dedicándose por entero a su verdadera vocación: la literatura.
La publicación de sus primeras obras le permitió entrar en el círculo literario de Mecenas, junto
con Virgilio, Horacio, Propercio y Tibulo. En el año 9 d.C. fue desterrado por Augusto a orillas
del Mar Negro (Ponto Euxino). Parece que el motivo fue algún secreto de palacio relacionado
con la mujer y con la hija del emperador: allí pasó el resto de su vida, implorando a Augusto su
retorno, que le fue siempre denegado.
Metamorfosis es un poema épico largo que recoge una gran cantidad de narraciones míticas -
unas doscientas cincuenta, en doce mil versos-, que concluyen siempre con una transformación
y a veces incluso en un catasterismo (conversión en constelación).
Las Metamorfosis son un poema épico puramente mitológico que buscan recoger las
mitologías griega y romana de aquella época y no hay ningún tipo de exaltación patriótica,
como en la Eneida. En este sentido se puede hablar de una intencionalidad didáctica que se
manifiesta ya en el comienzo con la descripción del origen del mundo, de las edades de la
humanidad y del diluvio exterminador del género humano y culmina con el discurso de
Pitágoras al final de la obra, donde dice que la metamorfosis es la forma creadora y
transformadora del universo.
Pero el lector goza con los episodios aislados, patéticos a veces, graciosos, amables o
dramáticos, coloreados por matices delicadísimos, fruto de la desbordante imaginación de
Ovidio.

7.- LUCANO: FARSALIA.

Lucano (39-65 d.C), sobrino del filósofo Séneca, nacido en Córdoba y educado en Roma, vivió
en la corte de Nerón. Primero gozó del favor del emperador, pero acabó siendo su enemigo.
Murió muy joven, dejando su obra sin acabar.
De su abundante producción sólo conservamos la Farsalia, poema épico-histórico, en el que se
narra la guerra civil entre Julio César y Pompeyo.
Es un poema elaborado con espíritu científico, muy documentado históricamente. En él se
eliminan las alusiones a dioses y no se exalta la figura de ningún héroe. Continúa la tradición de
la épica histórica romana, pero elimina el carácter patriótico. Por eso, describe las acciones
humanas como tal, haciendo un estudio psicológico profundo de los personajes.

8.- ÉPICA POSCLÁSICA.

a) Silio Itálico: Púnica.

Silio Itálico en su obra Púnica mezcla acontecimientos históricos (narra la segunda guerra
púnica) y el aparato divino con muy poca habilidad, a diferencia de Virgilio, que había logrado
una buena síntesis de historia y mito. De la misma forma que Virgilio había hecho de su poema
una continuación del relato de Homero, Silio Itálico presenta su poema como una continuación
de la Eneida, haciendo derivar la guerra de Aníbal contra Roma de la maldición lanzada contra
Eneas y sus descendientes.

b) Valerio Flaco: Argonáuticas.

Valerio Flaco en Argonáuticas relata la expedición de los Argonautas, teniendo como modelo
al poeta griego Apolonio de Rodas, pero su deseo de ajustar el relato al canon estructural
virgiliano, obligó al poeta a modificar profundamente su relato, que, en algunas partes, es muy
diferente del griego.

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c) Estacio: Tebaida y Aquilea.

Publio Papinio Estacio nació en Nápoles en la década de los años 40 d.C. Se formó bajo la
dirección de su padre, maestro de escuela, y, trasladado a Roma, frecuentó los ambientes
próximos al emperador Domiciano, el último de la dinastía Flavia y que ha pasado a la historia
por su vileza y crueldad.
La Tebaida de Estacio narra la lucha entre Eteocles y Polinices, los hijos de Edipo, por ocupar
el trono de Tebas. Hay en el fondo de la obra una visión negativa de la historia contemporánea:
lo que está representando alegóricamente Estacio es la tiranía reinante y la degeneración de la
casa imperial. Tebaida tuvo fortuna pronto; si hacemos caso al poeta se utilizaba ya en las
escuelas en vida de este. Después fue uno de los modelos de Dante, que sitúa a su autor en el
purgatorio.
A propósito de Aquileida, es difícil emitir un juicio por ser un poema inacabado debido a la
muerte de su autor. El hecho de que en él Estacio oriente el relato desde el lado griego y de que
el protagonista cuyos hechos se narran sea Aquiles, revela un planteamiento diverso del de
Virgilio, que había convertido en héroe a un troyano, pero esto no es suficiente para llegar a
conclusiones. El ambicioso proyecto estaciano, narrar toda la vida de Aquiles, quedó limitado a
las aventuras juveniles del héroe en Esciro.
El estilo de Estacio es manierista y está muy lejos del equilibrio y del sentido de la medida de
una poética clasicista.

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