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ÉPICA LATINA

La poesía épica (del gr. ἐπός, “palabra, narración”) es la narración de las hazañas de
héroes, ya sean legendarios o históricos, que encarnan los valores y virtudes de un
pueblo y representa su pensamiento y costumbres.
La épica comienza a desarrollarse en Roma a partir del s. III A.C., remontando su origen a
las laudes o laudationes, poemas populares de exaltación a las hazañas de los
antepasados que se cantaban en los banquetes (carmina convivalia). Junto con estos
poemas, influirían en la conformación de la poesía épica, por un lado, las inscripciones
epigráficas, que ensalzaban las empresas bélicas y las virtudes del difunto, y los
acontecimientos históricos recogidos por los analistas, que glorificaban el pasado del
pueblo romana; y, por otro lado, la influencia griega: los poemas homéricos se usarían
como ejemplo a imitar y de ellos se usarían los epítetos y fórmulas, los símiles y el
metro, el hexámetro dactílico. Además, es también patente la influencia de la poesía
alejandrina y de Apolonio de Rodas, de donde la épica latina tomaría el lenguaje erudito
y el estilo elaborado.
Aunque la épica latina vea su origen en composiciones de carácter oral y popular,
evolucionará rápidamente para convertirse en una poesía escrita con un tono solemne. Se
trata, pues, de una poesía culta y elevada dirigida a un público refinado. Se caracteriza
por mezclar arcaísmos y neologismos, por el uso de elementos retóricos, y por adoptar
de la épica griega los epítetos, fórmulas y símiles, así como el hexámetro dactílico (a
partir de Ennio: antes, la épica latina había desarrollado un verso propio, el saturnio).
Así, la épica latina narrará hechos, ya sean reales o ficticios, referidos al pasado
legendario o al presente histórico, que exalten la historia de Roma y a sus héroes. Los
personajes, pues, suelen ser personajes históricos o héroes legendarios que suelen
enlazarse de algún modo a la historia romana. Siguen presentes también los dioses que,
al igual que en la épica griega, intervendrán en los asuntos de los mortales para alterar el
desarrollo de los acontecimientos. La invocación a la musa, como ocurría en la griega, se
mantiene como un tópico tomado de esta, que sirve para introducir el poema.
Otro rasgo que suele pasar más desapercibido y que es igualmente importante es el
carácter didáctico de la épica: al narrar y exaltar las hazañas nacionales, la épica
pretende servir a su público como ejemplo de los valores y virtudes que el ser humano
ha de tener. Por ello, dentro de la épica se desarrolla un subgénero, la poesía didáctica,
tal como ocurría en la épica griega con los poemas de Hesíodo.
El autor más importante, y que tendrá una repercusión similar a la de Homero, es
Virgilio (s. I a.C.), que escribe en lo que llamamos el Siglo de Oro de la literatura latina
(época clásica o augustea); pero encontramos algunos poetas anteriores a él en época
arcaica: Livio Andrónico, Nevio, Ennio. Coetáneo a Virgilio es Ovidio, poeta que
destaca más en la lírica, pero cuya Metamorfosis debemos mencionar aquí como poema
didáctico. Finalmente, y posterior a Virgilio, destacará Lucano.
El género comienza a desarrollarse con LIVIO ANDRÓNICO (s. III a.C.), esclavo griego
llegado a Roma tras la toma de Tarento que consiguió la libertad. Fue pedagogo de
familias ilustres romanas y tuvo una intensa actividad literaria, cultivando diversos
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géneros, entre ellos la épica y la poesía didáctica. Destaca, sobre todo, por la traducción
que hizo de la Odisea al latín, con lo que dio a conocer los poemas homéricos en Roma.
Tras él, NEVIO (s. III a.C.) sería el primer poeta en escribir una auténtica epopeya
nacional, el Poenicum Bellum (Bellum Punicum o Guerra Púnica), que narra los
acontecimientos de la Primera Guerra Púnica (Roma vs Cartago), en la que participó,
aunque remontándose al pasado legendario de la huida de Eneas de Troya y la fundación
de Roma. Escribe, igual que Livio, en versos saturnios, métrica propia latina que, hasta
el momento, se utilizó para la poesía épica.
Finalmente, ENNIO (s. II a.C.) escribe la que se consideraría la epopeya nacional por
excelencia hasta la aparición de la Eneida, los Annales, que narra los hechos desde la
caída de Troya hasta la primera mitad del s. II a.C. La obra se conserva de forma
fragmentaria y supone la consolidación definitiva de la épica latina, que, en adelante,
utilizaría el hexámetro como unidad métrica típica de la épica, introducido por Ennio.
La épica alcanza su máximo esplendor con Publio VIRGILIO Marón (70-19 a.C.), nacido
en Andes (pueblo cerca de Mantua, al Norte de Italia). Tras comenzar su educación, se
trasladaría a Roma para perfeccionar sus estudios de retórica, pero pronto se dedicaría a
la filosofía y la poesía. La guerra civil entre Pompeyo y César lo obligaría a retirarse a su
tierra natal y, tras el conflicto y tras sufrir la expropiación de parte de sus posesiones,
volvería a Roma, donde conocería a Octavio Augusto y a Mecenas, con quienes trabó
una gran amistad; es más, la Eneida la escribiría a instancias del propio Augusto. Al
final de su vida, Virgilio pediría a Augusto destruir el poema, aún inacabado, pero el
emperador hizo que lo publicaran.
La Eneida es la obra cumbre de la épica romana. Narra la huida de Eneas de Troya y los
peligros que sufrió hasta llegar al Lacio, donde tiene que luchar contra distintos
enemigos para establecer una nueva Troya, según el mandato de los dioses, y así
preparar la fundación de Roma.
Con la elección de esta leyenda, Virgilio relaciona a Roma con la cultura griega y
justifica el origen divino de la ciudad y de la familia Julia, a la que pertenece Augusto,
considerándola descendiente de Julo, hijo de Eneas, hijo a su vez de la diosa Venus.
El poema consta de doce libros con una estructura simétrica: los seis primeros,
inspirados en la Odisea, cuentan los viajes de Eneas hasta llegar a Italia; los seis
últimos, inspirados en la Ilíada, se narran los enfrentamientos con los pueblos itálicos
en el Lacio.
El hecho de haber vivido su juventud entre guerras hace que Virgilio considere la guerra
como un grave mal para el mundo: Eneas es un desterrado a causa de la guerra y tiene
que sufrir muchas dificultades para poder fundar una nueva ciudad. Sin embargo, al
llegar a Italia, se produce nuevamente la guerra, pero esta vez queda justificada como
una acción justiciera al estar en manos de Roma, que ha sido destinada a dar al mundo
una nueva forma de poder mediante la sumisión de todos los pueblos al servicio de la
justicia, es decir, el imperio del que Augusto es fundador.
Eneas, pues, es un héroe subordinado a su misión histórica de ser antepasado de Roma,
que se le ha encargado bajo un aspecto religioso. A diferencia de los héroes homéricos,
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el pius Eneas es un héroe programado, que necesita justificar sus acciones para cumplir
su papel de sagrado fundador de Roma.
Además, Virgilio no cuenta con una tradición oral como la de Homero, por lo que tiene
que hacer uso de las leyendas griegas sobre la fundación de Roma, sacar de la nada
muchedumbres de guerreros y personajes secundarios, crear un nuevo Olimpo de dioses,
rebuscar entre las tradiciones itálicas locales y crear un nuevo sistema de fórmulas y
epítetos épicos que ocuparan partes determinadas del hexámetro.
Así, Virgilio se inspira en Homero, pero su obra dista de ser idéntica: Virgilio muestra
personajes profundamente humanos, que sufren y dudan ante el destino y el mandato de
los dioses; el lenguaje formulario de Virgilio es consecuencia de una característica
establecida del género y no de una tradición oral, por lo que en Virgilio es menos
frecuente y más humano que en Homero; y las descripciones dramáticas, tan centradas
en el conflicto bélico en Homero, en Virgilio ponen en el centro de atención el conflicto
humano.
Con todo, Virgilio también tomaría como modelo a los poetas de épica arcaica Nevio y
Ennio, pues también trataron en sus obras los tiempos legendarios de Roma.
Casi contemporáneo a Virgilio es el poeta Publio OVIDIO Nasón (43 a.C.-17 d.C.), autor
prolijo que cultivó sobre todo la poesía lírica, pero que compuso también una obra épica,
las Metamorfosis, perteneciente al género de la poesía didáctica. Es un extenso poema
mitológico de quince libros escrito en hexámetros, en el que se narran los cambios de
forma o metamorfosis de diversos dioses y personajes mitológicos en animales,
vegetales o constelaciones. Pretende seguir un orden cronológico desde las cuatro
edades del mundo, los orígenes de la humanidad, hasta el asesinato de César, divinizado
y convertido en constelación. Apolo y Dafne, Narciso, Píramo y Tisbe, Jasón y Medea,
Teseo y el Minotauro, Orfeo, Dédalo e Ícaro, Polifemo y Galatea son algunos ejemplos
de entre la inmensidad de mitos y leyendas que se narran en la obra, de una
trascendencia enorme en el arte y literatura posteriores.
Ya en época plenamente imperial, escribe LUCANO (38-65 d.C.), autor cordobés, sobrino
del filósofo Séneca, que también seria víctima del emperador Nerón: acusado en una
conjura para matarlo, el emperador obliga al poeta a cortarse las venas después de un
banquete, a la edad de 26 años.
De su obra sólo se ha conservado un poema épico, Pharsalia (Farsalia), en el que se
relata la guerra civil entre César y Pompeyo, causante según el autor de la situación
insostenible de la Roma de Nerón. Supone un retorno a la épica de tema puramente
patriótico, sustituyendo el pasado mítico por la historia reciente. No cabe duda de que
era su intención continuar más adelante en el tiempo el poema, pero su prematura
muerte se lo impidió.
El poema, a diferencia de la Eneida, está dotado de un racionalismo científico: excluye
la intervención divina, los elementos mitológicos, los presagios, prodigios, etc., y, en su
lugar, introduce elementos políticos, glorificando la libertad y la austeridad republicanas,
censurando a César como déspota y retratando a sus rivales Pompeyo y Catón como
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mártires, sobre todo a Catón, que aparece como símbolo de las antiguas virtudes
romanas y del estoicismo que practicaba Lucano.
Así, Lucano tiene sentido de la historia, se documenta bien y traza un admirable cuadro
de las causas sociales y morales que provocaron la contienda; es un historiador en verso.
Además, tenía una profunda formación retórica que queda patente en su obra.
De entre todos los autores latinos, Virgilio será, junto con de Ovidio, el que más influirá
en la cultura occidental a lo largo de toda la historia: aún en el imperio romano, Tito
Livio, Lucano o Tácito admiraban su elegancia de estilo y su lenguaje; en la Edad
Media, Virgilio fue imitado por Dante en su Divina Comedia e incluso aparece como un
personaje en la obra que se encarga de guiar a Dante por el Infierno y el Purgatorio; en el
Renacimiento, Petrarca haría de Virgilio un referente constante en el humanismo de la
época; en el Barroco, destaca la escultura de Eneas, Anquises y Ascanio realizada por
Gian Lorenzo Bernini, y una ópera compuesta por Henry Purcell, Dido y Eneas, que
narra la historia de amor de estos dos personajes.
En cuanto a Ovidio, los mitos narrados en sus Metamorfosis son un punto de referencia
para todo el arte posterior: ‘Atalanta e Hipómenes’, de Guido Rene, ‘Eco y Narciso’, de
John William Waterhouse, ‘Rapto de Prosérpina’. de Bernini, etc.
(https://wmagazin.com/relatos/ovidio-dos-milenios-de-influencia-en-la-pintura-la
escultura-y-la-musica/#una-luz-sobre-los-tiempos ). Un gran ejemplo de ello es el Rapto
de Ganímedes, representado por diversos artistas: Antonio Allegri da Correggio,
Rembrandt, Rubens, Bertel Thorvaldsen, Jean-Pierre Granger, Eustache Le Sueur, Pierre
et Gilles, etc. [resumir mucho la influencia]

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