Está en la página 1de 4

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS


PREGRADO EN CIENCIAS POLÍTICAS
CIUDADANIA Y DEBATES CONTEMPORÁNEOS
2018-1

LA CONSTRUCCIÓN DEL SUJETO POLÍTICO ENTRE LA CIUDADANÍA Y EL ESTADO DE


OPINIÓN.

Sebastian Gómez Alzate

1036944849
Introducción

El concepto de ciudadanía se ha ido construyendo a lo largo de la historia según los conceptos y


modelos políticos, en la actualidad existe una influencia en el concepto producto de la globalización
dándole así rasgos de universalidad sobre el cual es difícil desarrollar un concepto de ciudadanía de
forma clara. Los teóricos han construido definiciones del concepto de ciudadano a través de
modelos comprendidos desde el republicanismo, el comunitarismo y el liberal que tienen puntos de
convergencia entre la sociedad y el sistema político (Erika González García, 2014, pág. 291), que
podemos observar las características a partir de su territorio, de modelos de derechos, deberes y
libertades. Según el modelo de ciudadano se configuraran un estado de opinión, pero este no se da
en un momento de estabilidad política sino en situaciones de crisis donde empezara a configurarse
con mayor fuerza un sujeto político, al cual primara el Estado de Opinión más que el Estado de
Derecho. Es así que ¿el Estado de opinión puede considerarse como un punto de equilibrio entre la
participación y la representación?

Los regímenes políticos y el nivel de participación ciudadana en las dinámicas políticas e


institucionales estarán sujetos a la favorabilidad o contradicción, dentro de cualquier grado de
legitimidad. Los modelos más utilizados en la interpretación del ciudadano son el republicanismo,
liberal y comunitarista con los cuales se han basado gran parte de modelos existentes y los que se
derivan de estos (Erika González García, 2014) para determinar al individuo en la sociedad. Es
necesaria la comprensión de la ciudadanía a través de los modelos existentes para poder acercarse
a una definición más clara.

La ciudadanía interpretada por algunos autores liberales la definen como un conjunto de derechos,
obligaciones y deberes. Según Rawls (1990) la justicia como la primera virtud de las instituciones
sociales, interpretando esto lo justo es la institución y no el hombre, es por esto que según Rawls,
igualdad y libertad son las bisagras sobre las que girara la ciudadanía. (Erika González García,
2014). Una necesidad de poseer un ciudadano crítico, comprometido con su comunidad y más allá
de la posesión de derechos, que contrarrestaría la apatía política generada por la crisis del estado
de bienestar asociado al fracaso de la concepción liberal, que tiene como mecanismo central un
Estado constitucional que defiende la propiedad privada y una competitividad en el mercado,
además con un liberalismo enfocado a “restringir al máximo los poderes de la iglesia y del Estado
abogando por la esfera privada” (Erika González García, 2014). El individuo frente a toda una
imposición colectiva, visto así la política y lo político como el instrumento que permite la autonomía
privada.

El modelo comunitarista construye que para entender la ciudadanía no se podría desligar de ella el
territorio en el que vive, cultura y tradiciones, a través del bien común se empieza a configurar el
sujeto político estando el bien comunitario por encima de los derechos del individuo. El ente que
determina que es el bien común será el Estado por lo tanto, no puede estar ajeno a la realidad
social, hace parte directa de proporcionar los lineamientos en la política y lo jurídico, Taylor que es
uno de los autores críticos hacia los autores liberales como Rawls lo asume como igualitarista dentro
de la “concepción de sociedad cuyo bien común seria defender y proteger la posibilidad de construir
y realizar los planes de vida individuales, a la vez asegurar el igualitario reparto de esos medios para
llevarla a cabo”, pero que el sujeto político es concebido por la pertenencia a una determinada
comunidad y que es esta la que determina el bien común y derechos individuales, entonces el
estado no se puede asumir como un ente neutral creando cultura al interior de la comunidad que
pertenecen, los individuos desde el cuidado de la institución y el compromiso común en el estado
alcanzan la libertad .

El modelo republicano toma como base al ciudadano ya que este es el único que se vincula
directamente con la libertad, a partir de una participación deliberativa donde toma reflexiona y
participa activamente de los procesos y discusiones y que si bien tiene un parecido al comunitarismo
desde la prioridad que da el Estado a lo común, que determina que la libertad y la igualdad están
ligadas estrechamente lo cual sin la una no puede alcanzarse la otra. Autores como Hannah Arendt,
Rubio Carracedo, Philip Pettit construyen las bases teóricas que permiten educar a la ciudadanía
para que tengan un papel activo en la participación en el ejercicio de defender la libertad.” Desde
esta perspectiva, el ejercicio de la ciudadanía es lo máximo a lo que puede aspirar una persona”
(Erika González García, 2014).

El estado de opinión se crea a partir del sujeto político el cual goza de una visión amplia de su
realidad basada en el modelo que brinda cada uno de ellos, permitiéndole actuar con mayor libertad
frente a la decisión que toma el estado, es decir que el estado de opinión varía según el modelo
existente en el momento en el que se genera una inestabilidad estatal. Los escenarios en la política
son débiles en un país como Colombia susceptibles a cambios con necesidades crecientes de
fortalecer las instituciones, cuando se presenta un momento de quiebre la institucionalidad
tambalea, entonces ese estatus de ciudadanía a parir de una pertenencia, inclusión y de exclusión,
se ve opacada por el accionar del estado, es en este contexto inmerso de realidades donde el
ciudadano como sujeto participativo solo aparece en las elecciones y no es el que controla de forma
constante las decisiones públicas.

El estado de derecho nace como reacción contra el estado de opinión, dejando de lado el que
gobierna es el hijo de dios o que actúa por cuenta propia en nombre de las mayorías asumiendo la
toma de decisiones, la creación de leyes y las instituciones en torno a una constitución, buscando
impedir los abusos de que se puedan presentar desde las masas de poder repartidas en todo el
territorio.

EL ESTADO DE OPINIÓN EN LA PRESIDENCIA DE ALVARO URIBE

Una perpetuación al poder desde el Estado de Opinión

El presidente Álvaro Uribe Vélez fue electo por votación en el año 2002-2004 y reelecto para el
periodo siguiente, al finalizar su periodo legislativo 2006-2010 se planteó ante el congreso la
segunda reelección del presidente la cual se buscó refrendar por referendo llamando a los
ciudadanos a las urnas, basándose en el Estado de Opinión como un estado superior al Estado de
Derecho, expuesto en la sesión del congreso del 20 de julio pero que fue en el debate que se
presentó en la Universidad de Jorge Tadeo Lozano, donde se cuestión el Estado de Opinión como
justificación para la reelección. El estado de Opinión se ha planteado a través del tiempo como una
forma en la que el pueblo manifiesta sus posiciones como ejercicio del poder ante los gobernantes,
pero, que al mismo tiempo son los ciudadanos en el ejercicio como sujeto político desde su opinión
sede el poder y la toma de decisión a través de las urnas eligiendo a sus voceros, es decir aquellos
que les han causado dicha inconformidad los cuales cuentan con la legitimidad ante estos, entonces
se ha encaminado al discurso de un Estado de Opinión no como una muestra de inconformidad sino
a la persuasión del ciudadano alejándolo así de la idea de un Estado de Derecho, que es el
encargado de cimentar la noción y la separación de poderes, ejerciendo el control sobre el
Soberano, esbozando al Estado de Opinión al concepto de un Estado comunitarista intentando
construir una definición de un bien común, dejando la libertad del sujeto político sometiéndolo al
interés de uno solo en este caso del entonces Álvaro Uribe Vélez deseoso de mantener el poder,
como el único capaz de construir esa paz añorada alejando de la defensa la libertada, los deberes y
por su puesto todos los derechos y deberes plasmados en la constitución que busca salvaguardar
el equilibrio de poderes del estado lo cual permite la conversación entre la sociedad y las
instituciones desde un Estado de Derecho.

El entonces presidente expone que el derecho a manifestar las inconformidades de la sociedad por
medio del Estado de Opinión repercute en como las ramas que poseen autonomía pueden
manifestar un criterio de juicio frente a las decisiones adoptadas por las otras ramas, generando
controversias, el gobierno se enfrenta a la decisión de las cortes no desde la razón sino impulsado
por juicios de valor de justo o injusto pero impide al mismo tiempo la confrontación de sus
decisiones. En el discurso se evidencia también como una manifestación de tendencias políticas, sin
recaer a un único partido alejándose de un tiente comunitarista. Según (Parra, 2009) se puede
observar que lo expuesto por el presidente como un Estado de Opinión nace de tres acepciones; “el
derecho al pueblo a la expresión, derecho a la controversia de las decisiones del poder y derecho a
la pluralidad política”. Lo cual menciona el autor no como un defecto sino como una justificación para
su accionar, el Estado de Opinión no aparece como el deber ser sino más bien, aparece como el
logro que ha alcanzado el actual gobierno por tanto él es la encarnación de la opinión del pueblo,
entonces es democrática la controversia con las autoridades estatales y no sean consideradas como
un desacato a la autoridad hacia las altas cortes, que restringen el libre accionar del ejecutivo.

La defensa de las mayorías que en el caso de Colombia se pretende presentar desde el discurso
dado por el presidente con el fin de su reelección como unas mayorías que desean continuar con el
legado de seguridad democrática, pero la defensa no solo puede recaer sobre las mayorías sino que
deben incluir las minorías que en el discurso que propone deja de lado la institucionalidad del
Estado de Derecho, al intentar ostentar de forma continua el tercer periodo pero la institucionalidad
que garantizan a los ciudadanos y no solo un sector de ellos gozar en su totalidad de libertades,
derechos y deberes, no puede quedar de lado. Se requiere una ciudadanía informada que pueda
articularse en el fortalecimiento del Estado de Derecho y no al estado de Opinión al cual ya no
acceden por que este ya recae sobre el ejecutivo (Parra, 2009)

Pero la corte rechaza y declaro inconstitucional por vicio de forma y de fondo el referendo, los
magistrados advirtieron que el congreso no tiene las facultades para cambiar preceptos básicos de
la carta Política, incluso tratándose de iniciativas ciudadanas que viola los principios de separación
de poderes, la igualdad, la alternancia democrática y el sistema de pesos y contrapesos establecido
por la constitución del 91 (Tiempo, 2010), reafirmando la defensa del Estado de Derecho y no del
Estado de Opinión.

También podría gustarte