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Primera semana 2016.

Pregunta: 1.- Partidos políticos y sistemas de partidos en


Suiza. (Tema 2).

Respuesta:

1. PARTIDOS POLÍTICOS Y GRUPOS DE PRESIÓN

La evolución histórica del sistema de partidos comprende dos


periodos netamente diferenciados: el anterior y el posterior a 1919,
fecha en que se introduce en el sistema electoral suizo la
proporcionalidad.

Es la elección proporcional la que introduce cambios importantes en


el sistema que hasta entonces, y desde 1848, estaba determinado
por la oposición entre liberales y conservadores, teniendo los
primeros la mayoría indiscutible en el Consejo Nacional gracias al
sistema mayoritario. En 1888 surgió el Partido Socialdemócrata,
que fue creciendo rápidamente. El año 1919, primero en que se
aplicó el sistema proporcional, los liberales perdieron la mayoría
absoluta. Como consecuencia directa de la proporcionalidad o del
repentino aumento de participación, el giro fue definitivo: los
socialdemócratas duplicaron su fuerza y entran en una vía de
consolidación que les lleva hasta el Consejo Federal a finales de los
años cincuenta. A partir de entonces se consolida la fórmula del
gobierno cuatripartito que se sigue manteniendo hasta la fecha.
Aunque son muchos los partidos suizos, los más importantes son:

El Partido Radical Democrático (FDP), con larga historia


gubernamental tuvo la mayoría en el Consejo Federal de 1848
a 1944. Al principio fue radicalmente anticatólico y centrista,
para ir evolucionando, tratando de impedir toda la influencia
de las iglesias sobre el Estado. Se puede considerar de
centro.

El Partido Demócrata Cristiano (CVP), que fue, de antiguo,


la oposición católica y que, desde finales del XIX, ganó la
respetabilidad gubernamental. De tendencia conservadora, se
inspira en la doctrina social de la Iglesia y puede considerarse
de derechas.
El Partido Socialdemócrata (SPS) se compone de obreros
industriales, funcionarios, profesores, etc. Tras la primera
guerra adoptó posturas muy marxistas, evolucionando
después hacia tendencias reformistas y democráticas. Llegó a
la esfera del poder en 1959. Cabe calificarlo de izquierdas. En
la actualidad es la primera fuerza política debido al sistema
proporcional.

La Unión Democrática del Centro (UDC) o Partido del


Pueblo Suizo (SPV). En la actualidad representa a la
ultraderecha suiza y ha sido el más votado en 1999.

Estos cuatro partidos se reparten la mayoría de los escaños en el


Consejo Nacional. Algunos aspectos comunes a todos los partidos
son: la ausencia de excesivos radicalismos ideológicos; su
actuación en niveles locales (excepto el socialista); y su estabilidad.

Desde los años setenta se han incrementado considerablemente


otras formas no convencionales de participación: comités de
ciudadanos; protectores de la naturaleza, consumidores, etc. que
tienden cada vez más a formar, a nivel federal o cantonal,
oposiciones extraparlamentarias para denunciar la lentitud o
pasividad de las autoridades ejecutivas o legislativas.

Como consecuencia de lo anterior se ha ido intensificando un


marcado proceso de individualismo que ha producido un cambio
profundo en los valores culturales y sociales en Suiza, creándose
diversos partidos verdes y alternativos. El que más apoyo popular
ha obtenido es el Partido Ecologista, que también incluye en sus
filas a los excluidos o descontentos con el sistema político.

El aumento del desencanto político, junto con un empeoramiento de


la economía suiza y un incremento de la marginación social a
finales de la década de 1980 y principios de la de 1990, generó un
terreno fértil para el crecimiento de fuerzas radicales populares.
Estas fuerzas centraron su apoyo en el Partido del Automóvil, que
surgió a finales de los 80 para desafiar los esfuerzos del Gobierno a
la hora de restringir el tráfico en interés del medio ambiente. Sin
embargo, este partido pronto abandonó su idea inicial para
dedicarse a un ataque al Estado burocrático, al Estado de bienestar
y a las existentes leyes de refugiados o asilo.
Pero quizá la nueva fuerza política más importante sea la UDC (en
1999, 14 escaños más que en las anteriores elecciones). La subida
espectacular y sus tesis extremistas pueden, en un futuro próximo,
traer un cambio en la política tradicional helvética. Este último
aspecto, caso de producirse, se manifestaría en contra de los
deseos europeístas mostrados por el último Gobierno, ya que el
presidente de la UDC ha defendido siempre tesis nacionalistas e
insiste en preservar la neutralidad e independencia de Suiza.

Pregunta: 2.- La cultura política de Canadá (Tema 5).

Respuesta:

8. LA CULTURA POLÍTICA.

Desde el punto de vista de la cultura política, el sistema político se


configura como un sistema multicultural en el que coexisten, con
distinta intensidad, tres fracturas políticas: la ideológica, la
existente entre francófonos y anglófonos, y la regionalista.

La multiculturalidad es la base de un sistema social y político que


pretende conservar, preservar y promover las diferencias de las
distintas culturas que forman la población canadiense: desde los
nativos hasta los más recientes grupos de inmigrantes originarios,
sobre todo, de Asia y Europa Central. La multiculturalidad se
entiende, pues, como una directriz política que estructura las
relaciones sociales y políticas.

La multiculturalidad como realidad demográfica y sociológica de


Canadá queda plasmada a través de los siguientes datos: en 1867,
la mayoría de la población era británica (60%) y francesa (30%). En
1991, el 28 % de la población era de origen británico, el 23 % de
origen francés, el 4 % declaraba tener ambos orígenes, el 14 %
tenía orígenes múltiples y el 31 % restante definía un único origen
ajeno al británico o francés. De ese 31 % sólo un 6% eran nativos,
mientras que el 94 % restante provenía de las distintas oleadas de
inmigrantes que llegaron a Canadá desde principios del siglo XX,
europeos hasta los años 60 y a partir de ésta fecha de países del
este asiático, especialmente de China y Japón.

El desafío ante el que se encuentran las políticas dirigidas a la


multiculturalidad es, por un lado, la evidente tensión de conjugar
una identidad nacional única y sus valores (la canadiense) con las
distintas identidades, valores, culturas e idiomas; por otro, el estatus
de la minoría francófona.

En cuanto a la fractura lingüística, los años 60 del siglo XX


marcan el fin de la estrategia de la sociedad francófona basada en
la resistencia y en la ignorancia hacia el juego político del Gobierno
central canadiense y dan lugar a la llamada “Revolución
Tranquila” que politizó los sentimientos de identidad francófona;
esta estrategia surtió efecto y se reconoció el carácter de minoría de
los francófonos y Canadá estableció oficialmente el bilingüismo en
todo el país. La “Revolución Tranquila” dio paso al nacionalismo
quebequés, orientado, sobre todo, a buscar la separación de la
provincia francófona de Canadá. Entre 1980 y 1990 el apoyo al
nacionalismo quebequés aumentó bastante, y si bien tal apoyo no
consiguió ser mayoritario en los referéndum de 1980 y 1995, en
éste último quedó a pocas décimas de serlo.

El regionalismo tiene que entenderse a partir de una doble raíz:


por un lado, la propia composición federal del país ha conllevado un
proceso de identificación y de creación de lealtades emocionales y
políticas entre la población de cada provincia y sus instituciones de
gobierno. Por otro lado, esta identificación de la población con el
territorio en el que viven y con las autoridades que les gobiernan, se
ha visto potenciada por los sentimientos de desagravio que ha
surgido de la constatación y de la percepción de la diversidad
económica y de bienestar que hay entre las provincias canadienses.
Esta fractura regionalista se activa en los ámbitos políticos de las
relaciones intergubernamentales a través de relaciones tensas y
competitivas entre las provincias y entre éstas y el Gobierno federal,
así como en los ámbitos electorales con la politización de estas
tensiones territoriales a partir de la existencia de partidos políticos
regionalistas.

El regionalismo, pues, puede entenderse también como una


característica de la cultura política de los canadienses: las
diferencias entre las provincias han dado lugar a distintos tipos de
cultura política, dados los diferentes modelos de crecimiento
económico, la distinta base demográfica y étnica, etc.

Reserva 2015.
Pregunta: 1.- El sistema electoral suizo (Tema 2).

Respuesta:

3.1. Las Comunas.

Es el prototipo de organización democrática, cuyo espacio


reducido es el más indicado para el ejercicio de la democracia
directa en que cada ciudadano participa personalmente en todas las
decisiones que interesan a la colectividad. El principio de la
democracia suiza es de carácter comunal antes que cantonal y
cantonal antes que federal, viniendo la autoridad de abajo y no de
arriba.

Salvo competencias judiciales, la comuna ejerce en su


estrecho marco la mayor parte de las actividades que corresponden
al Estado. Las tareas del municipio son múltiples: administración de
los bienes comunales, tareas sociales, culturales, militares, así
como las medidas económicas necesarias en tiempo de guerra o
crisis; también recaudan impuestos directos e indirectos. Los
órganos reciben denominaciones diversas según los cantones,
pero en todos rige el mismo principio: la Comuna es un Estado en
miniatura con un poder legislativo y un ejecutivo que aquél puede
controlar en todo momento. En Comunas importantes (más de 600
habitantes) la asamblea comunal elige un Consejo para votar las
medidas más destacadas y otro órgano con carácter ejecutivo. En
las grandes ciudades se tiende a la simplificación de las estructuras
administrativas y de los cargos; el Presidente de la Comuna suele
ser un técnico.

3.2. Los Cantones.

Suiza cuenta con 26 Cantones soberanos, pero únicamente


23 son Estados, de los cuales tres están divididos en semicantones.
Los Cantones son verdaderos Estados, no provincias. Esta es
una cuestión incontestable para el pueblo que tiene el sentimiento
profundo de pertenecer ante todo a su Cantón, no ignorando que
éste es históricamente anterior a la Confederación. La soberanía
cantonal también se ve como garantía del reconocimiento, respeto y
coexistencia política de las minorías étnicas, lingüísticas, etc. Por
ello la política interior suiza está dominada por la necesidad de
salvaguardar a la vez la soberanía nacional y la cantonal y
mantener entre ellas un equilibrio satisfactorio.
Los semicantones sólo disponen de un escaño en el Consejo
de Estado (Cámara Alta) y cuando hay revisiones constitucionales
federales su voto sólo cuenta como medio voto. Los Cantones y
semicantones se organizan de forma autónoma; en tres de ellos
aún se ejerce la democracia directa, y en el resto la semidirecta.
Aunque con diversos nombres, en todos aparecen un órgano
ejecutivo y otro legislativo.

Son órganos de los Cantones:

El Gran Consejo o Consejo Cantonal (Parlamento). Existen


grandes diferencias de funcionamiento de un Cantón a otro,
variando también el número de diputados (de 52 a 200, según
el caso) e inclusive la duración del mandato legislativo, que
por lo general es de 4 años. Aunque no tiene aplicación
práctica, en algunos cantones la disolución de la Asamblea
puede pedirse por un cierto número de electores. Las
elecciones se celebran por el sistema mayoritario con
escrutinio de lista en 8 cantones y proporcional en el resto. En
cuanto a sus funciones, vota las leyes propuestas por el
Consejo de Estado, fija el presupuesto, vota empréstitos e
impuestos, verifica las cuentas, controla la administración y el
gobierno local, elige magistrados superiores, miembros de
diversos consejos especializados y funcionarios; decide las
naturalizaciones y dispone del derecho de gracia.

4.1. El Poder Legislativo: la Asamblea Federal.

A nivel federal, el poder legislativo lo ejerce la Asamblea Federal,


compuesta por dos Cámaras:

el Consejo Nacional (Cámara Baja), que representa a la


totalidad de la población, y

el Consejo de Estados, que representa a los cantones en su


individualidad.

Este esquema bicameral, típico de los Estados Federales, se


produce por primera vez en Suiza con la Constitución de 1798, es
abandonado por el Acta de Mediación de 1803, y consagrado
definitivamente por el texto de 1848.
El Consejo Nacional

Se compone de 200 diputados del pueblo suizo, elegidos, por


sufragio universal, libre, igual, directo y secreto, y
proporcionalmente a la población de residencia de cada Cantón o
semicantón, si bien a cada uno de ellos le corresponde al menos un
escaño. Pueden ser elegibles todos los ciudadanos suizos que
estén en plena posesión de sus derechos políticos y sean seglares.

La Cámara se renueva cada cuatro años, celebrándose la elección


el último domingo de octubre. Cada Cantón y cada semicantón
constituyen una circunscripción. Sus miembros no están sometidos
a mandato imperativo, el cual está expresamente prohibido por la
Constitución Federal. Sólo se disuelve en caso de revisión total de
la Constitución.

El Consejo de los Estados

Es la segunda Cámara de la Asamblea Legislativa suiza. El Consejo


de Estados se compone de 46 diputados de los cantones, elegidos
por sufragio universal directo. Cada Cantón nombra dos diputados;
en los cantones divididos, cada medio Estado elige uno.

La duración de su mandato es variable (de uno a cuatro años). El


sistema electoral es mayoritario (salvo en el Cantón de Jura que es
proporcional) Sus miembros tampoco están sometidos a mandato
imperativo.

Las decisiones políticas fundamentales parten del Consejo Federal,


constantemente controlado por el electorado que puede ejercer tal
control, aparte de en las elecciones, por medio del referéndum y de
la iniciativa legislativa.

2. DEMOCRACIA DIRECTA, SEMIDIRECTA Y “PODER


COMPARTIDO”

Una de las características del régimen suizo es su democracia


participativa, es decir, el establecimiento de instrumentos que
permiten al pueblo intervenir en los asuntos públicos directamente
además de su intervención por la vía representativa (aunque, a
modo de residuo histórico, aún se ejerce la democracia directa en
tres Cantones). Por otra parte, la democracia semidirecta que
“constituye la última garantía del pueblo soberano” se ejerce a
través del referéndum y la iniciativa.

Para el ejercicio del referéndum en materia constitucional, de


legislación y de tratados el pueblo suizo forma una colectividad
única. Una fracción de 100.000 ciudadanos como mínimo constituye
el órgano de la iniciativa popular en materia constitucional. Una
fracción de 50.000 ciudadanos como mínimo constituye el órgano
popular de puesta en marcha del referéndum legislativo o para
materia de tratados.

Los suizos se hicieron conscientes de que el pueblo no podía


participar en cada decisión, pero querían que la gente se
involucrase en las cuestiones más importantes, que se produjese un
acuerdo entre las autoridades y el pueblo sobre los temas claves.
En este sentido se pueden resumir las tres formas de actuación:

Las cuestiones más importantes son constitucionales. El


pueblo participa a través de iniciativas o de referéndum
obligatorio. Es decir, van al pueblo.

Las cuestiones de importancia secundaria son las leyes


ordinarias decididas por el Parlamento. Los ciudadanos
pueden intervenir si lo desean. El referéndum opcional permite
desafiar una decisión parlamentaria. Sobre el nivel federal no
siempre es posible proponer una ley ordinaria por medio de la
iniciativa. Por tanto, van al Parlamento.

Las cuestiones de menor importancia son las simples


normativas o las ordenanzas gubernamentales. Éstas son
decididas por el Gobierno y, algunas veces por el Parlamento.
Van al Gobierno.

Desde esta perspectiva, la lógica subyacente a la democracia


semidirecta resulta obvia. Las decisiones tomadas por la población
son concebidas como las que poseen la mayor legitimidad, mientras
que el Parlamento y el Gobierno representarían una democracia
indirecta, siendo sus decisiones de segundo y tercer orden de
legitimidad.

DERECHOS POPULARES

El pueblo no solamente tiene la posibilidad de elegir a sus


representantes al Parlamento, sino que también puede adoptar una
posición sobre proyectos legislativos y constitucionales. Lo que
caracteriza el régimen suizo, sobre todo, son las instituciones de
democracia directa: la landgemeinde, el referéndum y la iniciativa
popular.

a) La Landgemeinde

Su característica es el hecho de que la totalidad del cuerpo electoral


no sólo está formalmente investido del poder supremo, sino que lo
ejerce efectivamente mediante una reunión anual ordinaria al aire
libre, que tiene lugar el último domingo de abril o el primero de
mayo. Pero hay además sesiones extraordinarias, bien cuando el
Consejo Cantonal lo considera necesario, bien cuando lo soliciten
cierto número de municipios o así se decida en reunión ordinaria. La
reunión es presidida por el Presidente del Consejo Cantonal.
Aunque sus funciones varían de unos cantones a otros, en general,
son las siguientes:

a) Presupuestarias. Aprueban el Presupuesto anual del


Cantón, y las modificaciones al mismo.

b) Electorales. Eligen a los miembros del Consejo


Cantonal, así como a los Jueces y funcionarios
superiores.

c) Legislativas. Crean y suprimen cargos y empleos.


Reforma de la Constitución. Aprobación de los
proyectos de ley. Concesión de ciudadanía.

b) El derecho de iniciativa

A nivel federal, da al pueblo la posibilidad de proponer una revisión


total o parcial de la Constitución. Basta con que 100.000
ciudadanos con derecho a voto lo pidan firmando una propuesta
redactada en términos generales. El Parlamento Federal podrá
presentar una contrapropuesta a una iniciativa; en tal caso la
votación popular se hará sobre ambos textos. Se requiere doble
mayoría (del pueblo y de los Cantones). Su verdadera ventaja está
en poner en marcha el debate político. En algunos Cantones
también se pueden modificar las leyes.

c) El referéndum
Obligatorio, tanto a nivel federal como cantonal, obliga
a someter al pueblo toda modificación constitucional.

Facultativo u opcional, aplicable a las leyes federales y


a los decretos federales de alcance general.

Son objeto de referéndum legislativo las leyes federales y las


resoluciones federales de alcance general votadas por la Asamblea.
También son objeto de referéndum algunos de los Tratados
Internacionales. En todo caso, parece ser el alcance general de las
disposiciones el elemento determinante para su sometimiento a
referéndum.

Entre 1850 y 1880 algunos Cantones introdujeron en sus


Constituciones el llamado derecho de revocación, en virtud del
cual un determinado número de ciudadanos tiene derecho a solicitar
la dimisión de los miembros del Parlamento Cantonal y del Consejo
de Gobierno. Este derecho no es reconocido a nivel federal y ha
caído en desuso.

A la vista de lo anterior puede decirse que Suiza representa uno de


los pocos modelos de democracia consociacional en Europa.
Aunque en la actualidad las diferencias religiosas y culturales no
desempeñan un papel crítico en la sociedad suiza, la política está
todavía dominada por un patrón de cooperación y resolución de
conflictos entre los distintos intereses en juego. En este sentido el
referéndum y la iniciativa popular representan la piedra angular de
la democracia directa en Suiza, ya que, al menos en teoría,
permiten a los ciudadanos vetar decisiones parlamentarias y ejercer
un fuerte control sobre cómo se elaboran las políticas públicas.

El hecho de que una gran mayoría de las decisiones se alcancen en


los debates y en las negociaciones que se establecen fuera del
Parlamento ha restado importancia a la democracia representativa.
Por otro lado, dada la poca importancia de los resultados
electorales a nivel nacional, hay muy pocos incentivos para ir a
votar en las elecciones (entre el 35% y el 50% de participación). A
diferencia de otros países de Europa Occidental, el descenso del
voto no significa necesariamente desinterés o desengaño con el
sistema democrático.

Pregunta: 2.- Análisis histórico político de Canadá. (Tema 5).


Respuesta:

2. ANÁLISIS HISTÓRICO-POLÍTICO.

La historia política de Canadá está articulada a partir de la


interrelación de tres factores clave:

1) El desarrollo competitivo de los imperios coloniales de Francia


y de Gran Bretaña,
especialmente en el siglo XVIII.

2) La gestación y posterior presencia sentida como amenaza de


los EE.UU.

3) La constante vinculación política e institucional de Canadá a


Gran Bretaña.

2.1. Los imperios coloniales de Gran Bretaña y de Francia en


América del Norte.

La colonización europea de la parte norte del nuevo continente se


llevó a cabo a partir del siglo XVI por colonos británicos y franceses.
Mientras la expansión colonial británica se centró en lo que es hoy
Nueva Inglaterra (la costa este de los EE.UU.), la expansión
francesa tuvo como centro de interés los territorios situados en lo
que es hoy el este de Canadá. Entre 1605 y mediados del siglo
XVIII, más de 10.000 franceses llegaron para colonizar los territorios
del este canadiense, de forma que en estos 150 años la mayor
parte del territorio canadiense colonizado, “Nueva Francia”, estaba
en manos francesas, con la excepción de las británicas Nueva
Escocia y Nueva Brunswick.

Gradualmente, bien a raíz de batallas, bien de tratados y


concesiones, los británicos fueron haciéndose con el territorio. En
1763, a través del Tratado de París, el Imperio Francés de
Norteamérica se cedió oficialmente al Imperio británico y pasó a ser
la Provincia Británica de Québec. Con el Tratado de París se
definieron las bases del problema político de los francófonos en
Canadá. Posteriormente la política británica osciló entre una cuyo
objetivo era absorber la cultura francófona y otra que toleraba el
mantenimiento de sus características lingüísticas, culturales, legales
y sociales.
2.2. La proximidad de los EE.UU. de América como
condicionante.

A partir de la Guerra de Independencia norteamericana, unos


40.000 colonos británicos leales a la Corona se desplazaron hacia
las tres colonias del norte: Québec, Nueva Escocia y Nueva
Brunswick. Posteriormente, los EE.UU., llevan una política de
amenaza expansiva hacia las colonias del norte, a las que veían
como una interferencia del Imperio Británico; al mismo tiempo, estas
colonias quieren marcar diferencias con su vecino reforzando su
vinculación a las tradiciones culturales y políticas británicas.
Las constantes tensiones entre EE.UU. y las tres colonias británicas
se saldaron con numerosos tratados entre los siglos XVIII y XIX
para establecer sus fronteras.

La Guerra de Secesión (1861-1865) fue un factor clave que


empujó y aceleró el proceso de desvinculación política de las
provincias británicas de la metrópolis: el establecimiento de la
Confederación en 1867 a partir de la aprobación de la “British North
America Act”.

La neutralidad de Gran Bretaña ante este conflicto y la amenaza


constante del ejército “yankee” (es importante recordar que EE.UU.
ya había realizado incursiones en Canadá en 1812-1814 y en
1775), impulsaron un proyecto, con el apoyo de Londres, de una
mayor autonomía política de las colonias. Se llegó a un acuerdo, las
llamadas 72 resoluciones de Québec (1864) que basaron el
proyecto de Confederación; la legitimidad legal del proyecto se
otorgó en Londres en 1867, cuando se dio la Aprobación Real a las
bases constitutivas de la Confederación de Canadá (“Dominion of
Canada”), es decir, a la “British North American Act” (BNA).

2.3. La vinculación cultural y política con Gran Bretaña.

La identificación dual de buena parte de la población canadiense


anglófona (británica-canadiense) se ha mantenido a lo largo del
tiempo. La explicación está en la necesidad de definir una identidad
“en negativo”: por oposición a los EE.UU. y por oposición a los otros
grupos no británicos de la ex-colonia, los indígenas y, sobre todo,
los francófonos.
A partir de la cesión de las colonias francesas de América del Norte
a Gran Bretaña en 1763, se inicia un largo periodo de presencia e
influencia política británica en los territorios canadienses, y, si en un
principio la colonia de origen francés tuvo que sustituir sus
instituciones por las de corte británico, en 1774 la política británica
hacia los francófonos dio un giro con el Acta de Québec, donde se
restablecían los sistemas tradicionales franceses y se reconocían
oficialmente el idioma francés y la religión católica. Sin embargo, la
llegada de los “lealistas” a partir de 1776, con su afán de
desmarcarse de los EE.UU. y subrayar su lealtad hacia la Corona
británica, volvió a definir el problema en términos de asimilación.
Posteriormente la política osciló entre la separación de las dos
poblaciones (“Constitutional Act” de 1791: creación del Alto Canadá,
anglosajón, y del Bajo Canadá, francés), y la de asimilación
impuesta de la cultura y tradición francesa (“Union Act” de 1840,
unión del Alto y bajo Canadá en una sola entidad de corte británico).

La proclamación de la Confederación de 1867 no supuso el fin de la


dependencia canadiense respecto a Gran Bretaña. Los primeros
cambios se inician después de la Primera Guerra Mundial, en 1931
cuando el Estatuto de Westminster pone fin oficialmente a la
presencia británica en Canadá, y no es hasta 1982 que se “repatría”
la Constitución (el BNA).

Septiembre 2015.

Pregunta: 1.- El Presidente de la República de Italia. (Tema 1).

Respuesta:

1. EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.

El Presidente, que debe tener más de 50 años y gozar de sus


derechos civiles y políticos, es elegido para un mandato de 7 años,
mediante voto secreto de un cuerpo electoral compuesto por:

a) las dos Cámaras reunidas en sesión conjunta, y

b) tres delegados por Región, elegidos por los Consejos


Regionales, con representación de las minorías.
El candidato debe obtener 2/3 (66%) de los votos en la primera
votación, pero a partir de la tercera basta la mayoría absoluta, lo
que hace que el voto secreto cobre un papel relevante en las
posibles alianzas. En ocasiones la mayoría gubernamental sólo
logra elegir a su candidato gracias a los votos de otras corrientes de
partidos de la oposición.

Respecto a los poderes del Presidente hay que destacar que todos
sus actos necesitan el refrendo de un ministro o del Presidente del
Consejo de Ministros, que se hacen responsables de ellos, por lo
tanto, es irresponsable salvo por alta traición o por atentado a la
Constitución. Sus poderes son los clásicos de un Jefe de Estado en
un régimen parlamentario:

Representa la unidad nacional, convoca las elecciones


de las nuevas Cámaras y su primera reunión, y convoca
referéndum en los casos previstos en la Constitución.

Autoriza la presentación a las Cámaras de proyectos de


ley del Gobierno.

Promulga las leyes, los decretos-ley y los reglamentos.

Nombra funcionarios del Estado, acredita y recibe


representantes diplomáticos y ratifica los tratados
internacionales, previa autorización de las Cámaras.

Ostenta el mando supremo de las fuerzas armadas y


declara el estado de guerra decidido por las Cámaras.

Preside el Consejo Supremo de Defensa y el Consejo


Superior de la Magistratura.

Posee el derecho de gracia y de conmutar penas, y


otorga los honores de la República.

Además tiene otras funciones presidenciales:

La convocatoria extraordinaria de las Cámaras, la


disolución anticipada de las mismas, tras oír a sus
Presidentes, la disolución de los Consejos Regionales,
previa consulta.
El reenvío de las leyes a las Cámaras para una segunda
lectura.

El nombramiento del Presidente del Consejo de


Ministros y, a propuesta de éste, el de los Ministros.
Designa a cinco senadores vitalicios y a cinco
magistrados de la Corte Constitucional.

El no querer potenciar la figura presidencial, que podría restar


protagonismo al Parlamento, es una de las razones que ha
impedido la reelección a los que la buscaron.

En caso de incapacidad, enfermedad, dimisión o viaje al extranjero,


las funciones del Presidente son ejercidas por el Presidente del
Senado. Si el impedimento es permanente, o fallece, el Presidente
de la Cámara convoca a los electores presidenciales para elegir al
sustituto. Cuando cesan en su cargo pasan a ser senadores
vitalicios.

En cuanto a los estilos del ejercicio de la Jefatura del Estado, los


expertos los califican en:

Notariales. Se limitan a levantar acta de las decisiones


de la mayoría gubernamental.

Comprometidos. El Presidente, sin sobrepasar los


límites constitucionales, toma distancia del Parlamento y
los gobiernos.

Pregunta: 2.- La Constitución canadiense. (Tema 5).

Respuesta:

3. LA CONSTITUCIÓN CANADIENSE.

La Constitución de Canadá tiene un carácter híbrido, siendo en


parte escrita y en parte regulada por convenciones que se han ido
asentando a lo largo de su historia. De la parte escrita destaca el
British North America Act (BNA) de 1867, siendo esta ley la que
sentó las bases de la organización de los poderes públicos, sobre el
modelo británico, así como los términos básicos del modelo federal.
Fue el producto de unas negociaciones muy laboriosas, en especial
de los canadienses francófonos, para quienes era primordial
conseguir un compromiso de protección de su lengua y cultura.

Hasta 1931 el BNA sólo podía ser reformado por el Parlamento


británico, pues Canadá no se constituyó como Estado totalmente
independiente. El Estatuto de Westminster de 1931 estableció que
el Parlamento británico no podría legislar sobre Canadá, a no ser
que éste lo solicitase. En 1949 se reformó el BNA para conceder al
Parlamento de Canadá capacidad de reforma sobre importantes
materias socio-políticas, y es en 1982 cuando aquél se independiza
completamente del Parlamento británico, al “repatriarse” el BNA.
El catalizador de la repatriación fue el referéndum que tuvo lugar en
Québec en 1980. Los partidos que se oponían a la secesión de
Québec, vencedores en el referéndum, propusieron profundas
reformas que dieron lugar a la Carta de Derechos y Libertades,
que se incluyó en el repatriado texto constitucional.

Además del BNA, hay otros elementos que conforman la


Constitución: prácticas, convenciones, así como interpretaciones y
sentencias de los jueces, siguiendo la tradición constitucional
británica.

El disenso sobre funcionamiento del Estado federal está en la base


de la evolución de la Constitución durante las últimas décadas. Así,
en 1987, se plasmaron las demandas para conseguir mayor
autogobierno para Québec, pero este acuerdo no fue ratificado
porque se opusieron los parlamentos provinciales de Manitoba y
Terranova. Cinco años después los acuerdos de Charlottetown
intentaron de nuevo integrar las demandas de Québec en una
nueva configuración de las relaciones federales, pero fue rechazado
en consulta popular en 1992. El rechazo fue en Québec por
insuficiente y en el Oeste por el trato de favor hacia la región
francófona.

Segunda semana 2015.

Pregunta: 1.- Los derechos políticos del ciudadano suizo.


(Tema 2).

3. DEMOCRACIA DIRECTA, SEMIDIRECTA Y “PODER


COMPARTIDO”
Una de las características del régimen suizo es su democracia
participativa, es decir, el establecimiento de instrumentos que
permiten al pueblo intervenir en los asuntos públicos directamente
además de su intervención por la vía representativa (aunque, a
modo de residuo histórico, aún se ejerce la democracia directa en
tres Cantones). Por otra parte, la democracia semidirecta que
“constituye la última garantía del pueblo soberano” se ejerce a
través del referéndum y la iniciativa.

Para el ejercicio del referéndum en materia constitucional, de


legislación y de tratados el pueblo suizo forma una colectividad
única. Una fracción de 100.000 ciudadanos como mínimo constituye
el órgano de la iniciativa popular en materia constitucional. Una
fracción de 50.000 ciudadanos como mínimo constituye el órgano
popular de puesta en marcha del referéndum legislativo o para
materia de tratados.

Los suizos se hicieron conscientes de que el pueblo no podía


participar en cada decisión, pero querían que la gente se
involucrase en las cuestiones más importantes, que se produjese un
acuerdo entre las autoridades y el pueblo sobre los temas claves.
En este sentido se pueden resumir las tres formas de actuación:

Las cuestiones más importantes son constitucionales. El


pueblo participa a través de iniciativas o de referéndum
obligatorio. Es decir, van al pueblo.

Las cuestiones de importancia secundaria son las leyes


ordinarias decididas por el Parlamento. Los ciudadanos
pueden intervenir si lo desean. El referéndum opcional permite
desafiar una decisión parlamentaria. Sobre el nivel federal no
siempre es posible proponer una ley ordinaria por medio de la
iniciativa. Por tanto, van al Parlamento.

Las cuestiones de menor importancia son las simples


normativas o las ordenanzas gubernamentales. Éstas son
decididas por el Gobierno y, algunas veces por el Parlamento.
Van al Gobierno.

Desde esta perspectiva, la lógica subyacente a la democracia


semidirecta resulta obvia. Las decisiones tomadas por la población
son concebidas como las que poseen la mayor legitimidad, mientras
que el Parlamento y el Gobierno representarían una democracia
indirecta, siendo sus decisiones de segundo y tercer orden de
legitimidad.

DERECHOS POPULARES

El pueblo no solamente tiene la posibilidad de elegir a sus


representantes al Parlamento, sino que también puede adoptar una
posición sobre proyectos legislativos y constitucionales. Lo que
caracteriza el régimen suizo, sobre todo, son las instituciones de
democracia directa: la landgemeinde, el referéndum y la iniciativa
popular.

a) La Landgemeinde

Su característica es el hecho de que la totalidad del cuerpo electoral


no sólo está formalmente investido del poder supremo, sino que lo
ejerce efectivamente mediante una reunión anual ordinaria al aire
libre, que tiene lugar el último domingo de abril o el primero de
mayo. Pero hay además sesiones extraordinarias, bien cuando el
Consejo Cantonal lo considera necesario, bien cuando lo soliciten
cierto número de municipios o así se decida en reunión ordinaria. La
reunión es presidida por el Presidente del Consejo Cantonal.
Aunque sus funciones varían de unos cantones a otros, en general,
son las siguientes:

d) Presupuestarias. Aprueban el Presupuesto anual del


Cantón, y las modificaciones al mismo.

e) Electorales. Eligen a los miembros del Consejo


Cantonal, así como a los Jueces y funcionarios
superiores.

f) Legislativas. Crean y suprimen cargos y empleos.


Reforma de la Constitución. Aprobación de los
proyectos de ley. Concesión de ciudadanía.

b) El derecho de iniciativa

A nivel federal, da al pueblo la posibilidad de proponer una revisión


total o parcial de la Constitución. Basta con que 100.000
ciudadanos con derecho a voto lo pidan firmando una propuesta
redactada en términos generales. El Parlamento Federal podrá
presentar una contrapropuesta a una iniciativa; en tal caso la
votación popular se hará sobre ambos textos. Se requiere doble
mayoría (del pueblo y de los Cantones). Su verdadera ventaja está
en poner en marcha el debate político. En algunos Cantones
también se pueden modificar las leyes.

c) El referéndum

Obligatorio, tanto a nivel federal como cantonal, obliga


a someter al pueblo toda modificación constitucional.

Facultativo u opcional, aplicable a las leyes federales y


a los decretos federales de alcance general.

Son objeto de referéndum legislativo las leyes federales y las


resoluciones federales de alcance general votadas por la Asamblea.
También son objeto de referéndum algunos de los Tratados
Internacionales. En todo caso, parece ser el alcance general de las
disposiciones el elemento determinante para su sometimiento a
referéndum.

Entre 1850 y 1880 algunos Cantones introdujeron en sus


Constituciones el llamado derecho de revocación, en virtud del
cual un determinado número de ciudadanos tiene derecho a solicitar
la dimisión de los miembros del Parlamento Cantonal y del Consejo
de Gobierno. Este derecho no es reconocido a nivel federal y ha
caído en desuso.

A la vista de lo anterior puede decirse que Suiza representa uno de


los pocos modelos de democracia consociacional en Europa.
Aunque en la actualidad las diferencias religiosas y culturales no
desempeñan un papel crítico en la sociedad suiza, la política está
todavía dominada por un patrón de cooperación y resolución de
conflictos entre los distintos intereses en juego. En este sentido el
referéndum y la iniciativa popular representan la piedra angular de
la democracia directa en Suiza, ya que, al menos en teoría,
permiten a los ciudadanos vetar decisiones parlamentarias y ejercer
un fuerte control sobre cómo se elaboran las políticas públicas.

El hecho de que una gran mayoría de las decisiones se alcancen en


los debates y en las negociaciones que se establecen fuera del
Parlamento ha restado importancia a la democracia representativa.
Por otro lado, dada la poca importancia de los resultados
electorales a nivel nacional, hay muy pocos incentivos para ir a
votar en las elecciones (entre el 35% y el 50% de participación). A
diferencia de otros países de Europa Occidental, el descenso del
voto no significa necesariamente desinterés o desengaño con el
sistema democrático.

Pregunta: 2.- El comportamiento electoral de Dinamarca. (Tema


4).

Respuesta:

1. EL COMPORTAMIENTO ELECTORAL.

Uno de los rasgos definitorios del comportamiento político danés es


la alta participación electoral (85%), pese a la frecuencia de las
elecciones (en la práctica, cada dos años y medio). Los votantes
habituales son los grupos de edad entre 35 y 60 años, de clase alta
y media, y residentes en zonas urbanas.

El sistema de partidos danés se puede definir como un sistema de


pluralismo moderado vigente entre 1945 y 1971. Los 4 grandes
partidos (socialdemócrata, liberal, social-liberal y popular
conservador) obtuvieron en torno al 88% de los votos y de los
escaños. La variable que mejor explicaba el comportamiento
electoral era la económica: el Partido Popular Conservador,
empresarios y técnicos medios; el Partido Liberal, propietarios
agrícolas y clases medias urbanas; el Partido Socialdemócrata,
trabajadores y pensionistas; y el Partido Social Liberal, pensionistas
y granjeros.

Los 4 partidos clásicos disminuyen notablemente (más de un 20%)


sus apoyos electorales y la consiguiente representación
parlamentaria, en beneficio de nuevos partidos (Partido del
Progreso de extrema derecha, Los Verdes, etc.) en las elecciones
de 1973.

No se trató de una ruptura del modelo ni una crisis, sino una


fluctuación del sistema de partidos (dada la escasa repercusión
de los resultados electorales en la actividad parlamentaria y en el
sistema político), motivada por los cambios estructurales del país.
Durante la crisis económica, se manifestaron las transformaciones
sociales y económicas: se habían producido grandes migraciones
(movimientos a zonas urbanas, y del sector primario al terciario).
Los partidos pretendían seguir conservando unas clientelas, ahora
difuminadas por las transformaciones acaecidas: subidas
impositivas, secularización y liberalización cultural, etc. Las
democracias se ven sacudidas por nuevas demandas sociales
impulsadas por los nuevos movimientos sociales, que contagian a
las sociedades sus posiciones críticas.

La mayoría de los gobiernos desde 1973 siguen estando


integrados por algunos de los 4 partidos clásicos. Se institucionaliza
la nueva práctica en las relaciones gobierno y oposición: los
gobiernos no dimiten necesariamente aunque pierdan votaciones en
el Parlamento. Sólo se produce un sistema pluralista polarizado
entre 1973 y 1975, cuando de hecho se desarrollan partidos
antisistema y de competición centrífuga. La década siguiente se
habría caracterizado por un sistema de partidos semi-polarizado en
transición hacia un periodo en el que se vuelve progresivamente
al modelo de pluralismo moderado de los años 70.

El comportamiento electoral se caracteriza, en síntesis, por una alta


competitividad entre los partidos, aunque con una igualdad notable
desde el punto de vista electoral y parlamentario; otra característica
es el alto índice de fragmentación electoral y parlamentaria y una
volatilidad media del 10%.

Por lo tanto, lo que ocurre en el último cuarto del siglo XX es una


reformulación en la forma de gobernar, más que un cambio del
sistema de partidos. Ha habido más gobiernos minoritarios,
integrados por coaliciones diversas, y se ha producido una mayor
alternancia política.

Primera semana 2015.

Pregunta: 1.- El control del gobierno por el parlamento y el


ejercicio de la función legislativa en Italia. (Tema 1).

Respuesta:

2. EL PARLAMENTO.

En Italia existe un bicameralismo perfecto entre el Senado (315


senadores) y la Cámara de los Diputados (630 diputados). Ambas
Cámaras son elegidas por sufragio universal directo y secreto para
un mandato de cinco años. Para poder votar al Senado hay que
tener 25 años y para votar a los Diputados, 18. Para ser candidato
al Senado es necesario tener 40 años y para optar a un escaño en
la Cámara Baja, 25.

El voto es un deber cívico, moral y político, pero la sanción para los


abstencionistas es simbólica, siendo uno de los países europeos
con más bajo nivel de abstención.

Respecto al sistema electoral de la Cámara de los Diputados, en


1993 se modificó la ley electoral, introduciendo un sistema mixto,
tras el triunfo del referéndum a favor del sistema mayoritario. El
Parlamento votó la Ley Matarella, que mantiene la cuarta parte de
los escaños de cada Cámara a cubrir por representación
proporcional y el resto (3/4) por sistema mayoritario.

Para la Cámara existen 27 circunscripciones de dimensiones


regionales o subregionales a las que se les asignan un número de
los 630 diputados en función de la población. El 75% (3/4) de los
escaños de cada circunscripción se ocuparán por una elección
mayoritaria simple a una vuelta, en otros tantos distritos
uninominales en que se subdivide la circunscripción, y el 25%
restante de escaños se cubre por un sistema proporcional de lista,
en un reparto nacional entre las listas que hayan obtenido al menos
un 4% de votos a escala nacional, utilizando el método del cociente
electoral y mayores restos. Los candidatos por el sistema
mayoritario se presentan individualmente, aunque precisando a qué
lista de la circunscripción se adscriben para el reparto proporcional.
Los electores reciben dos papeletas, con la primera votan al
candidato del sistema mayoritario y con la segunda eligen una de
las listas cerradas y bloqueadas de los partidos o coaliciones que se
presentan en la circunscripción.

Respecto al Senado, electo por 5 años, el Presidente de la


República puede nombrar senadores vitalicios a cinco ciudadanos
de mérito patrio; también adquieren la condición de senadores
vitalicios los ex-Presidentes de la República.
El sistema electoral del Senado, desde la ley de 1993, es también
mixto. 232 senadores (¾ partes) se eligen por sistema mayoritario
en otros tantos colegios senatoriales uninominales en que se divide
el territorio nacional, y 83 escaños (1/4) por reparto proporcional
con el método d’Hont entre los grupos de candidatos coaligados en
las regiones que no han obtenido escaño en la elección mayoritaria.

En el sistema electoral de ambas Cámaras se lleva a cabo la


sustracción de los votos que haya obtenido en cada circunscripción
el segundo candidato más votado (operación de scorporo).

En 1999 tuvo lugar un referéndum para abolir la cuota proporcional


de la ley electoral, que fracasó, al no obtenerse el quórum del 50%
de participación, si bien los votos favorables al cambio, es decir, en
pro de un sistema mayoritario, fueron la gran mayoría de los
emitidos.

2.1. El funcionamiento del Parlamento.

Las dos Cámaras tienen los mismos poderes en la Constitución


(bicameralismo paritario) y en la realidad política existe una
igualdad casi absoluta, ambas son elegidas por cinco años, las dos
deben dar la investidura al Ejecutivo, pueden presentar mociones
de censura, el Gobierno es responsable ante ambas, aprueban los
presupuestos, ejercen colectivamente la función legislativa, sus
miembros tienen iniciativa legislativa, ambas deliberan sobre el
estado de guerra. Ambas se dan sus Reglamentos y tienen sus
Presidentes, Gabinetes del Presidente, Grupos Parlamentarios,
conferencias de portavoces, y comprueban las actas de sus
elegidos a través de las Juntas para las Elecciones.

En sesiones conjuntas eligen al Jefe del Estado y reciben su


juramento, designan a 5 magistrados de la Corte Constitucional y a
un tercio del Consejo Superior de la Magistratura; deciden sobre la
acusación al Presidente de la República y a los miembros del
Gobierno.

Funcionan en Pleno y en Comisiones que son muy similares en


ambas. Las Comisiones permanentes son 13 y en ellas están
representados los grupos parlamentarios proporcionalmente a sus
escaños. Ambas pueden crear Comisiones de Encuesta sobre
temas de interés público; hay otras comisiones bicamerales
permanentes, como la de Cuestiones Regionales, etc.

Los parlamentarios gozan de las prerrogativas normales, y


representan a la Nación no estando ligados por mandato imperativo.
Las sesiones son públicas, aunque pueden ser secretas, y para
deliberar necesitan un quórum.

El control del Gobierno por el Parlamento.

Es otra de las funciones de las Cámaras, que la llevan a cabo


mediante una serie de recursos, siendo los principales:

Las dos Cámaras tienen que conceder la investidura al


Gobierno, cuando ha sido nombrado por el Presidente de la
República y ambas pueden presentar un voto de censura al
Gobierno.

Las preguntas al Gobierno que pueden hacerse por escrito,


en las comisiones o en el pleno. Para éste último caso hay
sesiones de preguntas con respuesta inmediata.

Las Comisiones de Investigación.

La petición de informaciones por parte de las Comisiones,


dirigidas al Gobierno para que se sometan a las preguntas de
los parlamentarios.

La obligación del Gobierno, establecida en las leyes, de


consultar a las Comisiones permanentes los contenidos de
los decretos de aplicación de las leyes, o los nombramientos
de altos cargos de organismos públicos.

Estos procedimientos muestran la dependencia del Gobierno


respecto del Parlamento, y permiten la participación más directa de
la oposición en el control del Ejecutivo.

El ejercicio de la función legislativa por el Parlamento.

La función legislativa se ejerce colectivamente por las dos


Cámaras. La iniciativa legislativa corresponde al Gobierno, a cada
parlamentario, a los Consejos Regionales, a 50.000 electores
(iniciativa popular) y al Consejo Nacional de Economía y Trabajo
(CNEL). Domina la iniciativa gubernamental y parlamentaria. Las
propuestas pueden seguir diferentes tratamientos:

A) Procedimiento normal, llamado en sede de referente,


obligado para las leyes que tratan de materias
constitucionales, electorales, las delegaciones
legislativas al Gobierno, presupuestos, tratados
internacionales, etc. El proceso es: 1) el Presidente de
la Asamblea lo remite a una de las Comisiones
permanentes, 2) que prepara un proyecto de texto que
se remite al Pleno, 3) donde tras una discusión general
del proyecto se pasa a discutir artículo por artículo, 4)
con una votación final, 5) para reenviarlo posteriormente
a la consideración de la otra Cámara.

B) Procedimiento en sede deliberante. También está


previsto el examen, enmienda y aprobación de los
proyectos por la Comisión directamente, sin pasar por el
Pleno, para remitirlo después a la otra Cámara. Esta
posibilidad facilita llevar a cabo compromisos entre
partidos de la mayoría y de la oposición en la Comisión,
dando lugar a prácticas consociativas.

Si una Cámara no aprueba el proyecto o no se llega a un texto


idéntico, el proyecto decae. Las votaciones se hacen por mayoría
simple, aunque algunos temas la exigen cualificada. El voto es
secreto, pero a partir de 1988 se aprobó el voto público para
determinadas decisiones y leyes (que se refieren a derechos
constitucionales o a los Reglamentos parlamentarios, entre otras).

Tras la aprobación definitiva del texto legislativo por las dos


Cámaras, el Presidente de la República lo promulga y lo envía para
su publicación a la Gaceta Oficial, salvo que considere que existen
razones de legitimidad o de oportunidad para que, mediante
mensaje motivado, devuelva el texto al Parlamento para una
segunda lectura. Si las Cámaras lo aprueban de nuevo, el
Presidente lo promulgará.

Los referéndums.

Participan en los referéndums los electores mayores de 18 años. La


Constitución prevé tres tipos:

I. El de revisión constitucional, llamado confirmativo,


constitucional o suspensivo. Debe obtener la mayoría de los
votos válidos y no existe quórum de participación.
II. El referéndum para la fusión o creación de nuevas
Regiones, así como para el paso de una provincia de una a
otra Región, previos a las leyes que deben establecerlos.

III. El referéndum abrogativo, total o parcial de una ley. Algunos


lo consideran poder legislativo negativo. Se excluyen las leyes
tributarias, las normas constitucionales y de presupuestos, de
amnistía e indulto, y de ratificación de tratados
internacionales.

Para su aprobación la Constitución establece dos condiciones:

Un quórum: la participación de la mayoría (50%+1)


de los electores. (no se exige en los otros tipos de
referéndums).

La aprobación por la mayoría de los votantes.

Al ser considerado como un instrumento coercitivo de las acciones


parlamentarias, la ley aumenta las dificultades. Si el referéndum
abrogativo triunfa, tiene como consecuencia jurídica que las
Cámaras deben adoptar una ley que tenga en cuenta el resultado
de la consulta, pero como responde a una pregunta simple (sí o no),
permite al legislador una amplia posibilidad de soluciones
respetuosas con la normativa resultado del referéndum.

Pregunta: 2.- La cultura política de Japón. (Tema 6).

Respuesta:

4. LA DINÁMICA Y EL PROCESO POLÍTICO

4.1. La cultura política.

Japón representa el modelo de país moderno, rico y avanzado


tecnológicamente; se ajusta al perfil de sociedad post industrial
avanzada.

La cultura política japonesa correspondería a la forma mixta de


súbdito-parroquial, fuertemente alienante y profundamente
conservadora. Se observa un apoyo bastante elevado hacia su
sistema político y una escasa consideración por su clase política.
Únicamente la figura del Emperador tiene un índice de popularidad
alto.

Otra definición que se podría dar de los nipones es la de


ciudadanos-espectadores, que supone un alto grado de
concienciación política vinculado a una exposición intensa a los
medios de comunicación, y una relativa debilidad de identificación a
las familias políticas e incluso a las prácticas políticas activas. No
obstante, en los últimos años se están desarrollando nuevas formas
de movilización política, sobre todo en el ámbito local, donde los
ciudadanos practican nuevas vías de participación.

A pesar de estar ante una cultura política en transición, no se puede


olvidar que presenta rasgos más definitorios de su cultura
tradicional como son el holismo frente al individualismo occidental,
el personalismo frente a lo impersonal y neutro, la afectividad frente
a la fría racionalidad, y el valor del grupo frente al individuo.

El japonés es persona respetuosa con la jerarquía y el principio de


diferenciación social. El clientelismo, el faccionalismo y la
corrupción, entendidos como perversiones desde la óptica
occidental, se relativizan a los ojos de los japoneses. De todos
modos, los tiempos cambian y el electorado japonés parece que
esta algo cansado de dichas prácticas escandalosas, como parecen
atestiguar las últimas elecciones.

La población mantiene unos niveles por encima de la media en


cuanto a educación, información y orientación política. La
organización de grupos de interés es amplia e intensa. El país es
líder en el mundo en la producción y el consumo de la información
(libros, revistas, periódicos).

La especificidad de la cultura política japonesa está marcada más


por los cleavages de generación y de valores que por el
socioeconómico. Avanza hacia la configuración de un modelo de
cultura cívica mixta, si bien compartiendo aún mucho espacio con
las conductas de sumisión.

Reserva 2014.

Pregunta: 1.- El Presidente de la República de Italia. (Tema 1).


Respuesta:

3. EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.

El Presidente, que debe tener más de 50 años y gozar de sus


derechos civiles y políticos, es elegido para un mandato de 7 años,
mediante voto secreto de un cuerpo electoral compuesto por:

c) las dos Cámaras reunidas en sesión conjunta, y

d) tres delegados por Región, elegidos por los Consejos


Regionales, con representación de las minorías.

El candidato debe obtener 2/3 (66%) de los votos en la primera


votación, pero a partir de la tercera basta la mayoría absoluta, lo
que hace que el voto secreto cobre un papel relevante en las
posibles alianzas. En ocasiones la mayoría gubernamental sólo
logra elegir a su candidato gracias a los votos de otras corrientes de
partidos de la oposición.

Respecto a los poderes del Presidente hay que destacar que todos
sus actos necesitan el refrendo de un ministro o del Presidente del
Consejo de Ministros, que se hacen responsables de ellos, por lo
tanto, es irresponsable salvo por alta traición o por atentado a la
Constitución. Sus poderes son los clásicos de un Jefe de Estado en
un régimen parlamentario:

Representa la unidad nacional, convoca las elecciones


de las nuevas Cámaras y su primera reunión, y convoca
referéndum en los casos previstos en la Constitución.

Autoriza la presentación a las Cámaras de proyectos de


ley del Gobierno.

Promulga las leyes, los decretos-ley y los reglamentos.

Nombra funcionarios del Estado, acredita y recibe


representantes diplomáticos y ratifica los tratados
internacionales, previa autorización de las Cámaras.

Ostenta el mando supremo de las fuerzas armadas y


declara el estado de guerra decidido por las Cámaras.
Preside el Consejo Supremo de Defensa y el Consejo
Superior de la Magistratura.

Posee el derecho de gracia y de conmutar penas, y


otorga los honores de la República.

Además tiene otras funciones presidenciales:

La convocatoria extraordinaria de las Cámaras, la


disolución anticipada de las mismas, tras oír a sus
Presidentes, la disolución de los Consejos Regionales,
previa consulta.

El reenvío de las leyes a las Cámaras para una segunda


lectura.

El nombramiento del Presidente del Consejo de


Ministros y, a propuesta de éste, el de los Ministros.
Designa a cinco senadores vitalicios y a cinco
magistrados de la Corte Constitucional.

El no querer potenciar la figura presidencial, que podría restar


protagonismo al Parlamento, es una de las razones que ha
impedido la reelección a los que la buscaron.

En caso de incapacidad, enfermedad, dimisión o viaje al extranjero,


las funciones del Presidente son ejercidas por el Presidente del
Senado. Si el impedimento es permanente, o fallece, el Presidente
de la Cámara convoca a los electores presidenciales para elegir al
sustituto. Cuando cesan en su cargo pasan a ser senadores
vitalicios.

En cuanto a los estilos del ejercicio de la Jefatura del Estado, los


expertos los califican en:

Notariales. Se limitan a levantar acta de las decisiones


de la mayoría gubernamental.

Comprometidos. El Presidente, sin sobrepasar los


límites constitucionales, toma distancia del Parlamento y
los gobiernos.
Pregunta: 2.- El comportamiento electoral de Dinamarca. (Tema
4).

Respuesta:

2. EL COMPORTAMIENTO ELECTORAL.

Uno de los rasgos definitorios del comportamiento político danés es


la alta participación electoral (85%), pese a la frecuencia de las
elecciones (en la práctica, cada dos años y medio). Los votantes
habituales son los grupos de edad entre 35 y 60 años, de clase alta
y media, y residentes en zonas urbanas.

El sistema de partidos danés se puede definir como un sistema de


pluralismo moderado vigente entre 1945 y 1971. Los 4 grandes
partidos (socialdemócrata, liberal, social-liberal y popular
conservador) obtuvieron en torno al 88% de los votos y de los
escaños. La variable que mejor explicaba el comportamiento
electoral era la económica: el Partido Popular Conservador,
empresarios y técnicos medios; el Partido Liberal, propietarios
agrícolas y clases medias urbanas; el Partido Socialdemócrata,
trabajadores y pensionistas; y el Partido Social Liberal, pensionistas
y granjeros.

Los 4 partidos clásicos disminuyen notablemente (más de un 20%)


sus apoyos electorales y la consiguiente representación
parlamentaria, en beneficio de nuevos partidos (Partido del
Progreso de extrema derecha, Los Verdes, etc.) en las elecciones
de 1973.

No se trató de una ruptura del modelo ni una crisis, sino una


fluctuación del sistema de partidos (dada la escasa repercusión
de los resultados electorales en la actividad parlamentaria y en el
sistema político), motivada por los cambios estructurales del país.
Durante la crisis económica, se manifestaron las transformaciones
sociales y económicas: se habían producido grandes migraciones
(movimientos a zonas urbanas, y del sector primario al terciario).
Los partidos pretendían seguir conservando unas clientelas, ahora
difuminadas por las transformaciones acaecidas: subidas
impositivas, secularización y liberalización cultural, etc. Las
democracias se ven sacudidas por nuevas demandas sociales
impulsadas por los nuevos movimientos sociales, que contagian a
las sociedades sus posiciones críticas.

La mayoría de los gobiernos desde 1973 siguen estando


integrados por algunos de los 4 partidos clásicos. Se institucionaliza
la nueva práctica en las relaciones gobierno y oposición: los
gobiernos no dimiten necesariamente aunque pierdan votaciones en
el Parlamento. Sólo se produce un sistema pluralista polarizado
entre 1973 y 1975, cuando de hecho se desarrollan partidos
antisistema y de competición centrífuga. La década siguiente se
habría caracterizado por un sistema de partidos semi-polarizado en
transición hacia un periodo en el que se vuelve progresivamente
al modelo de pluralismo moderado de los años 70.

El comportamiento electoral se caracteriza, en síntesis, por una alta


competitividad entre los partidos, aunque con una igualdad notable
desde el punto de vista electoral y parlamentario; otra característica
es el alto índice de fragmentación electoral y parlamentaria y una
volatilidad media del 10%.

Por lo tanto, lo que ocurre en el último cuarto del siglo XX es una


reformulación en la forma de gobernar, más que un cambio del
sistema de partidos. Ha habido más gobiernos minoritarios,
integrados por coaliciones diversas, y se ha producido una mayor
alternancia política.

Septiembre 2014.

Pregunta: 1.- Las regiones italianas. (Tema 1).

Respuesta:

4. LAS REGIONES.

La Constitución establece que las Regiones, las Provincias y las


Comunas, son las divisiones políticas y administrativas de la
República.

Las Regiones son entes autónomos con poderes propios y


funciones según los principios establecidos en la Constitución. Hay
cinco Regiones con Estatuto Especial: Cerdeña y Sicilia, la de
Trentino-Alto Adagio, la de Friuli-Venezia-Giulia, la del Valle de
Aosta, por sus características geográficas o históricas y lingüísticas.
Las otras quince Regiones tienen Estatutos ordinarios.

La llamada ley constitucional sobre el federalismo, que modifica el


Título V de la Constitución, ratificada en octubre de 2001, atribuye
más poderes a las Regiones. Estas son sus principales
innovaciones:

1. Establece que la República está compuesta por Comunas,


Provincias, Ciudades metropolitanas, Regiones y por el
Estado. Concede a Roma la condición de Capital.

2. Prevé la atribución de nuevas competencias a las Regiones,


por ley del Estado, a iniciativa de aquellas y oídos los entes
locales.

3. Invierte el criterio anterior de reparto de competencias entre el


Estado y las Regiones, por lo que éstas tendrán competencia
legislativa plena en todas las materias no reservadas al
Estado.

4. Establece autonomía fiscal de ingresos y gastos para las


Comunas, las Provincias, las Regiones y las Ciudades
metropolitanas y prevé la existencia de un fondo de
compensación para las Regiones con menor capacidad fiscal
por habitante.

5. Se crea el Consejo de Autonomías Locales en cada Región,


como órgano de consulta entre la Región y las Provincias y
Comunas.

6. Una norma transitoria permite que el Parlamento establezca


una representación de las Regiones, Provincias y Comunas
en la Comisión para Cuestiones Regionales.

7. Se introduce la obligación de que las Regiones promuevan la


paridad entre hombres y mujeres en la vida económica y
social y en el acceso a los cargos electivos.

Las Regiones tendrán la posibilidad de concluir acuerdos con entes


territoriales de otro Estado, y las legislaciones estatal y regional
regularán conjuntamente las relaciones de las Regiones con la UE.
Cada Región posee un Estatuto, que establece su organización
interna, regula el ejercicio de la iniciativa legislativa popular y de
referéndum consultivo o de abrogación sobre leyes regionales, etc.
Estos Estatutos serán discutidos y aprobados por mayoría absoluta
en el Consejo Regional y el Gobierno puede promover la cuestión
de legitimidad constitucional ante la Corte Constitucional acerca del
Estatuto, que será sometido a referéndum si lo solicita el 20% de los
electores regionales o 1/5 de los miembros del Consejo Regional.

El Gobierno de la República puede asumir los poderes de los


órganos regionales, de las Provincias y de las Comunas si no
respetan las normas y tratados comunitarios o internacionales, o si
peligra la seguridad pública, o cuando lo exija la unidad jurídica o
económica del país.

Los órganos de gobierno de las Regiones son:

o El Consejo Regional, que es el legislativo de la Región,


elegido por sufragio universal, por un sistema mixto (80%
por representación proporcional en las provincias y 20%
por sistema mayoritario a una vuelta en la circunscripción
regional). El Consejo elige a su Presidente, tiene iniciativa
legislativa ante las Cámaras, y 5 Consejeros Regionales
pueden proponer un referéndum abrogativo. Designan
electores para la elección del Presidente de la República.

o La Junta Regional es el órgano ejecutivo regional y su


Presidente representa a la Región, dirige la política de la
Junta y es responsable ante el Consejo, promulga las leyes
y reglamentos regionales. Es elegido por sufragio universal
directo, y nombra y revoca a los miembros de la Junta.

Las Provincias y las Comunas son entes autónomos en su ámbito,


así como circunscripciones de descentralización estatal y regional.
En Italia hay 65 Provincias y más de 8.000 Comunas.

Pregunta: 2.- La Constitución canadiense. (Tema 5).

Respuesta:

3. LA CONSTITUCIÓN CANADIENSE.
La Constitución de Canadá tiene un carácter híbrido, siendo en
parte escrita y en parte regulada por convenciones que se han ido
asentando a lo largo de su historia. De la parte escrita destaca el
British North America Act (BNA) de 1867, siendo esta ley la que
sentó las bases de la organización de los poderes públicos, sobre el
modelo británico, así como los términos básicos del modelo federal.
Fue el producto de unas negociaciones muy laboriosas, en especial
de los canadienses francófonos, para quienes era primordial
conseguir un compromiso de protección de su lengua y cultura.

Hasta 1931 el BNA sólo podía ser reformado por el Parlamento


británico, pues Canadá no se constituyó como Estado totalmente
independiente. El Estatuto de Westminster de 1931 estableció que
el Parlamento británico no podría legislar sobre Canadá, a no ser
que éste lo solicitase. En 1949 se reformó el BNA para conceder al
Parlamento de Canadá capacidad de reforma sobre importantes
materias socio-políticas, y es en 1982 cuando aquél se independiza
completamente del Parlamento británico, al “repatriarse” el BNA.
El catalizador de la repatriación fue el referéndum que tuvo lugar en
Québec en 1980. Los partidos que se oponían a la secesión de
Québec, vencedores en el referéndum, propusieron profundas
reformas que dieron lugar a la Carta de Derechos y Libertades,
que se incluyó en el repatriado texto constitucional.

Además del BNA, hay otros elementos que conforman la


Constitución: prácticas, convenciones, así como interpretaciones y
sentencias de los jueces, siguiendo la tradición constitucional
británica.

El disenso sobre funcionamiento del Estado federal está en la base


de la evolución de la Constitución durante las últimas décadas. Así,
en 1987, se plasmaron las demandas para conseguir mayor
autogobierno para Québec, pero este acuerdo no fue ratificado
porque se opusieron los parlamentos provinciales de Manitoba y
Terranova. Cinco años después los acuerdos de Charlottetown
intentaron de nuevo integrar las demandas de Québec en una
nueva configuración de las relaciones federales, pero fue rechazado
en consulta popular en 1992. El rechazo fue en Québec por
insuficiente y en el Oeste por el trato de favor hacia la región
francófona.

Segunda semana 2014.


Pregunta: 1.- El Parlamento de Italia. (Tema 1).

Respuesta:

5. EL PARLAMENTO.

En Italia existe un bicameralismo perfecto entre el Senado (315


senadores) y la Cámara de los Diputados (630 diputados). Ambas
Cámaras son elegidas por sufragio universal directo y secreto para
un mandato de cinco años. Para poder votar al Senado hay que
tener 25 años y para votar a los Diputados, 18. Para ser candidato
al Senado es necesario tener 40 años y para optar a un escaño en
la Cámara Baja, 25.

El voto es un deber cívico, moral y político, pero la sanción para los


abstencionistas es simbólica, siendo uno de los países europeos
con más bajo nivel de abstención.

Respecto al sistema electoral de la Cámara de los Diputados, en


1993 se modificó la ley electoral, introduciendo un sistema mixto,
tras el triunfo del referéndum a favor del sistema mayoritario. El
Parlamento votó la Ley Matarella, que mantiene la cuarta parte de
los escaños de cada Cámara a cubrir por representación
proporcional y el resto (3/4) por sistema mayoritario.

Para la Cámara existen 27 circunscripciones de dimensiones


regionales o subregionales a las que se les asignan un número de
los 630 diputados en función de la población. El 75% (3/4) de los
escaños de cada circunscripción se ocuparán por una elección
mayoritaria simple a una vuelta, en otros tantos distritos
uninominales en que se subdivide la circunscripción, y el 25%
restante de escaños se cubre por un sistema proporcional de lista,
en un reparto nacional entre las listas que hayan obtenido al menos
un 4% de votos a escala nacional, utilizando el método del cociente
electoral y mayores restos. Los candidatos por el sistema
mayoritario se presentan individualmente, aunque precisando a qué
lista de la circunscripción se adscriben para el reparto proporcional.
Los electores reciben dos papeletas, con la primera votan al
candidato del sistema mayoritario y con la segunda eligen una de
las listas cerradas y bloqueadas de los partidos o coaliciones que se
presentan en la circunscripción.
Respecto al Senado, electo por 5 años, el Presidente de la
República puede nombrar senadores vitalicios a cinco ciudadanos
de mérito patrio; también adquieren la condición de senadores
vitalicios los ex-Presidentes de la República.
El sistema electoral del Senado, desde la ley de 1993, es también
mixto. 232 senadores (¾ partes) se eligen por sistema mayoritario
en otros tantos colegios senatoriales uninominales en que se divide
el territorio nacional, y 83 escaños (1/4) por reparto proporcional
con el método d’Hont entre los grupos de candidatos coaligados en
las regiones que no han obtenido escaño en la elección mayoritaria.

En el sistema electoral de ambas Cámaras se lleva a cabo la


sustracción de los votos que haya obtenido en cada circunscripción
el segundo candidato más votado (operación de scorporo).

En 1999 tuvo lugar un referéndum para abolir la cuota proporcional


de la ley electoral, que fracasó, al no obtenerse el quórum del 50%
de participación, si bien los votos favorables al cambio, es decir, en
pro de un sistema mayoritario, fueron la gran mayoría de los
emitidos.

2.1. El funcionamiento del Parlamento.

Las dos Cámaras tienen los mismos poderes en la Constitución


(bicameralismo paritario) y en la realidad política existe una
igualdad casi absoluta, ambas son elegidas por cinco años, las dos
deben dar la investidura al Ejecutivo, pueden presentar mociones
de censura, el Gobierno es responsable ante ambas, aprueban los
presupuestos, ejercen colectivamente la función legislativa, sus
miembros tienen iniciativa legislativa, ambas deliberan sobre el
estado de guerra. Ambas se dan sus Reglamentos y tienen sus
Presidentes, Gabinetes del Presidente, Grupos Parlamentarios,
conferencias de portavoces, y comprueban las actas de sus
elegidos a través de las Juntas para las Elecciones.

En sesiones conjuntas eligen al Jefe del Estado y reciben su


juramento, designan a 5 magistrados de la Corte Constitucional y a
un tercio del Consejo Superior de la Magistratura; deciden sobre la
acusación al Presidente de la República y a los miembros del
Gobierno.

Funcionan en Pleno y en Comisiones que son muy similares en


ambas. Las Comisiones permanentes son 13 y en ellas están
representados los grupos parlamentarios proporcionalmente a sus
escaños. Ambas pueden crear Comisiones de Encuesta sobre
temas de interés público; hay otras comisiones bicamerales
permanentes, como la de Cuestiones Regionales, etc.

Los parlamentarios gozan de las prerrogativas normales, y


representan a la Nación no estando ligados por mandato imperativo.
Las sesiones son públicas, aunque pueden ser secretas, y para
deliberar necesitan un quórum.

El control del Gobierno por el Parlamento.

Es otra de las funciones de las Cámaras, que la llevan a cabo


mediante una serie de recursos, siendo los principales:

Las dos Cámaras tienen que conceder la investidura al


Gobierno, cuando ha sido nombrado por el Presidente de la
República y ambas pueden presentar un voto de censura al
Gobierno.

Las preguntas al Gobierno que pueden hacerse por escrito,


en las comisiones o en el pleno. Para éste último caso hay
sesiones de preguntas con respuesta inmediata.

Las Comisiones de Investigación.

La petición de informaciones por parte de las Comisiones,


dirigidas al Gobierno para que se sometan a las preguntas de
los parlamentarios.

La obligación del Gobierno, establecida en las leyes, de


consultar a las Comisiones permanentes los contenidos de
los decretos de aplicación de las leyes, o los nombramientos
de altos cargos de organismos públicos.

Estos procedimientos muestran la dependencia del Gobierno


respecto del Parlamento, y permiten la participación más directa de
la oposición en el control del Ejecutivo.

El ejercicio de la función legislativa por el Parlamento.

La función legislativa se ejerce colectivamente por las dos


Cámaras. La iniciativa legislativa corresponde al Gobierno, a cada
parlamentario, a los Consejos Regionales, a 50.000 electores
(iniciativa popular) y al Consejo Nacional de Economía y Trabajo
(CNEL). Domina la iniciativa gubernamental y parlamentaria. Las
propuestas pueden seguir diferentes tratamientos:

C) Procedimiento normal, llamado en sede de referente,


obligado para las leyes que tratan de materias
constitucionales, electorales, las delegaciones
legislativas al Gobierno, presupuestos, tratados
internacionales, etc. El proceso es: 1) el Presidente de
la Asamblea lo remite a una de las Comisiones
permanentes, 2) que prepara un proyecto de texto que
se remite al Pleno, 3) donde tras una discusión general
del proyecto se pasa a discutir artículo por artículo, 4)
con una votación final, 5) para reenviarlo posteriormente
a la consideración de la otra Cámara.

D) Procedimiento en sede deliberante. También está


previsto el examen, enmienda y aprobación de los
proyectos por la Comisión directamente, sin pasar por el
Pleno, para remitirlo después a la otra Cámara. Esta
posibilidad facilita llevar a cabo compromisos entre
partidos de la mayoría y de la oposición en la Comisión,
dando lugar a prácticas consociativas.

Si una Cámara no aprueba el proyecto o no se llega a un texto


idéntico, el proyecto decae. Las votaciones se hacen por mayoría
simple, aunque algunos temas la exigen cualificada. El voto es
secreto, pero a partir de 1988 se aprobó el voto público para
determinadas decisiones y leyes (que se refieren a derechos
constitucionales o a los Reglamentos parlamentarios, entre otras).

Tras la aprobación definitiva del texto legislativo por las dos


Cámaras, el Presidente de la República lo promulga y lo envía para
su publicación a la Gaceta Oficial, salvo que considere que existen
razones de legitimidad o de oportunidad para que, mediante
mensaje motivado, devuelva el texto al Parlamento para una
segunda lectura. Si las Cámaras lo aprueban de nuevo, el
Presidente lo promulgará.

Los referéndums.
Participan en los referéndums los electores mayores de 18 años. La
Constitución prevé tres tipos:

IV. El de revisión constitucional, llamado confirmativo,


constitucional o suspensivo. Debe obtener la mayoría de los
votos válidos y no existe quórum de participación.

V. El referéndum para la fusión o creación de nuevas


Regiones, así como para el paso de una provincia de una a
otra Región, previos a las leyes que deben establecerlos.

VI. El referéndum abrogativo, total o parcial de una ley. Algunos


lo consideran poder legislativo negativo. Se excluyen las leyes
tributarias, las normas constitucionales y de presupuestos, de
amnistía e indulto, y de ratificación de tratados
internacionales.

Para su aprobación la Constitución establece dos condiciones:

Un quórum: la participación de la mayoría (50%+1)


de los electores. (no se exige en los otros tipos de
referéndums).

La aprobación por la mayoría de los votantes.

Al ser considerado como un instrumento coercitivo de las acciones


parlamentarias, la ley aumenta las dificultades. Si el referéndum
abrogativo triunfa, tiene como consecuencia jurídica que las
Cámaras deben adoptar una ley que tenga en cuenta el resultado
de la consulta, pero como responde a una pregunta simple (sí o no),
permite al legislador una amplia posibilidad de soluciones
respetuosas con la normativa resultado del referéndum.

Pregunta: 2.- Los partidos políticos y los grupos de presión en


Dinamarca. (Tema 4).

Respuesta:

3. PARTIDOS POLÍTICOS Y GRUPOS DE PRESIÓN.

Estos actores políticos han venido desempeñando funciones


importantes en el sistema político, de carácter social e institucional,
pese a que prácticamente no están regulados por el Estado, por
ejemplo los partidos no están constitucionalizados. Partidos
políticos y grupos de presión, a veces simultanean ambos tipos de
papeles en la vida municipal, ya que los partidos cuentan con
numerosas organizaciones sectoriales en su seno, y juegan un
papel esencial en los medios de comunicación. Los partidos
desempeñan funciones institucionales: el consenso es el eje básico
en la realización de las tareas legislativas y de gobierno.

La estructura interna de los partidos otorga un papel


importante a las organizaciones locales. Los líderes mantienen
estrechos vínculos entre el grupo parlamentario y las citadas
instancias locales aunque la decisión última está en los
parlamentarios. Han tenido una dirección estable y continua.

En el siglo XIX surgen tres partidos que representan a las


grandes tendencias políticas europeas: conservadora, liberal y
después socialista.

El partido conservador careció del apoyo de los pequeños


propietarios agrícolas que se organizan en partidos agrarios
opuestos a los conservadores. Después el partido agrario reasume
parcialmente la ideología conservadora, aunque mantenga rasgos
originarios, como el nombre Partido Social Liberal por ejemplo.
El Partido Liberal surge en contraposición al conservador;
después se desarrolla un partido liberal urbano, apoyado por el
naciente sector terciario. El tardío desarrollo industrial explica que el
nacimiento del Partido Socialista, que estaba ligado a los
trabajadores y a las incipientes organizaciones sindicales,
defendiera desde su nacimiento en 1880 un programa socialista
pragmático y reformista, encaminado a lograr la mayor igualdad
política y social que permitirá el desarrollo del Estado del bienestar.
Ha tenido una posición electoral dominante desde 1924 hasta 1973,
siendo el eje de los sucesivos gobiernos de coalición.

Por el contrario, el Partido Conservador es minoritario y


manifiesta su clara oposición al parlamentarismo y a las reformas
políticas defendidas a finales del siglo XIX y principios del XX.

Dado las importantes funciones que han desempeñado, a los


grupos de presión se los considera instituciones cuasi públicas.
Han servido, junto a los partidos políticos, de comunicación entre
los gobiernos y las diversas clientelas (sobre todo desde la Primera
Guerra Mundial hasta los años 70). Entre estos grupos cabe
destacar a los sindicatos y a las patronales (aparte de las
cooperativas de pequeños comerciantes y los medios de
comunicación). Casi un 40% de la población activa está sindicada y
estas organizaciones están muy vinculadas a las organizaciones
territoriales de los partidos, con los que acuerdan la presencia de
sus representantes en las candidaturas electorales. Las patronales
aceptan desde principios del siglo XX la mediación en los conflictos
laborales.

El sistema político danés se fundamenta en principios


hondamente arraigados en la sociedad que se sustancian en la
necesidad de comunicación y de asesoramiento entre los poderes
públicos y la sociedad; la aplicación de estos principios se vertebra
a través de los grupos de interés.

La puesta en marcha y posterior desarrollo del Estado del


bienestar, ha fortalecido más ese protagonismo de los grupos de
presión; de hecho está institucionalizada la presencia de los mismos
en el proceso de toma de decisiones de las políticas públicas, así
como en el trabajo parlamentario: influyen directamente sobre los
representantes públicos y sobre las instituciones. Además la
comunicación es más eficaz por la vinculación personal y
profesional de las clientelas, ya que tienen representantes en
cargos públicos y otros son funcionarios.

4. EL COMPORTAMIENTO ELECTORAL.

Uno de los rasgos definitorios del comportamiento político


danés es la alta participación electoral (85%), pese a la frecuencia
de las elecciones (en la práctica, cada dos años y medio). Los
votantes habituales son los grupos de edad entre 35 y 60 años, de
clase alta y media, y residentes en zonas urbanas.

El sistema de partidos danés se puede definir como un


sistema de pluralismo moderado vigente entre 1945 y 1971. Los
4 grandes partidos (socialdemócrata, liberal, social-liberal y popular
conservador) obtuvieron en torno al 88% de los votos y de los
escaños. La variable que mejor explicaba el comportamiento
electoral era la económica: el Partido Popular Conservador,
empresarios y técnicos medios; el Partido Liberal, propietarios
agrícolas y clases medias urbanas; el Partido Socialdemócrata,
trabajadores y pensionistas; y el Partido Social Liberal, pensionistas
y granjeros.

Los 4 partidos clásicos disminuyen notablemente (más de un


20%) sus apoyos electorales y la consiguiente representación
parlamentaria, en beneficio de nuevos partidos (Partido del
Progreso de extrema derecha, Los Verdes, etc.) en las elecciones
de 1973.

No se trató de una ruptura del modelo ni una crisis, sino una


fluctuación del sistema de partidos (dada la escasa repercusión
de los resultados electorales en la actividad parlamentaria y en el
sistema político), motivada por los cambios estructurales del país.
Durante la crisis económica, se manifestaron las transformaciones
sociales y económicas: se habían producido grandes migraciones
(movimientos a zonas urbanas, y del sector primario al terciario).
Los partidos pretendían seguir conservando unas clientelas, ahora
difuminadas por las transformaciones acaecidas: subidas
impositivas, secularización y liberalización cultural, etc. Las
democracias se ven sacudidas por nuevas demandas sociales
impulsadas por los nuevos movimientos sociales, que contagian a
las sociedades sus posiciones críticas.

La mayoría de los gobiernos desde 1973 siguen estando


integrados por algunos de los 4 partidos clásicos. Se institucionaliza
la nueva práctica en las relaciones gobierno y oposición: los
gobiernos no dimiten necesariamente aunque pierdan votaciones en
el Parlamento. Sólo se produce un sistema pluralista polarizado
entre 1973 y 1975, cuando de hecho se desarrollan partidos
antisistema y de competición centrífuga. La década siguiente se
habría caracterizado por un sistema de partidos semi-polarizado en
transición hacia un periodo en el que se vuelve progresivamente
al modelo de pluralismo moderado de los años 70.

El comportamiento electoral se caracteriza, en síntesis, por


una alta competitividad entre los partidos, aunque con una igualdad
notable desde el punto de vista electoral y parlamentario; otra
característica es el alto índice de fragmentación electoral y
parlamentaria y una volatilidad media del 10%.

Por lo tanto, lo que ocurre en el último cuarto del siglo XX es


una reformulación en la forma de gobernar, más que un cambio del
sistema de partidos. Ha habido más gobiernos minoritarios,
integrados por coaliciones diversas, y se ha producido una mayor
alternancia política.

Primera semana 2014.

Pregunta: 1.- Las regiones italianas. (Tema 1).

Respuesta:

6. LAS REGIONES.

La Constitución establece que las Regiones, las Provincias y las


Comunas, son las divisiones políticas y administrativas de la
República.

Las Regiones son entes autónomos con poderes propios y


funciones según los principios establecidos en la Constitución. Hay
cinco Regiones con Estatuto Especial: Cerdeña y Sicilia, la de
Trentino-Alto Adagio, la de Friuli-Venezia-Giulia, la del Valle de
Aosta, por sus características geográficas o históricas y lingüísticas.
Las otras quince Regiones tienen Estatutos ordinarios.

La llamada ley constitucional sobre el federalismo, que modifica el


Título V de la Constitución, ratificada en octubre de 2001, atribuye
más poderes a las Regiones. Estas son sus principales
innovaciones:

8. Establece que la República está compuesta por Comunas,


Provincias, Ciudades metropolitanas, Regiones y por el
Estado. Concede a Roma la condición de Capital.

9. Prevé la atribución de nuevas competencias a las Regiones,


por ley del Estado, a iniciativa de aquellas y oídos los entes
locales.

10. Invierte el criterio anterior de reparto de competencias entre el


Estado y las Regiones, por lo que éstas tendrán competencia
legislativa plena en todas las materias no reservadas al
Estado.

11. Establece autonomía fiscal de ingresos y gastos para las


Comunas, las Provincias, las Regiones y las Ciudades
metropolitanas y prevé la existencia de un fondo de
compensación para las Regiones con menor capacidad fiscal
por habitante.

12. Se crea el Consejo de Autonomías Locales en cada Región,


como órgano de consulta entre la Región y las Provincias y
Comunas.

13. Una norma transitoria permite que el Parlamento establezca


una representación de las Regiones, Provincias y Comunas
en la Comisión para Cuestiones Regionales.

14. Se introduce la obligación de que las Regiones promuevan la


paridad entre hombres y mujeres en la vida económica y
social y en el acceso a los cargos electivos.

Las Regiones tendrán la posibilidad de concluir acuerdos con entes


territoriales de otro Estado, y las legislaciones estatal y regional
regularán conjuntamente las relaciones de las Regiones con la UE.

Cada Región posee un Estatuto, que establece su organización


interna, regula el ejercicio de la iniciativa legislativa popular y de
referéndum consultivo o de abrogación sobre leyes regionales, etc.
Estos Estatutos serán discutidos y aprobados por mayoría absoluta
en el Consejo Regional y el Gobierno puede promover la cuestión
de legitimidad constitucional ante la Corte Constitucional acerca del
Estatuto, que será sometido a referéndum si lo solicita el 20% de los
electores regionales o 1/5 de los miembros del Consejo Regional.

El Gobierno de la República puede asumir los poderes de los


órganos regionales, de las Provincias y de las Comunas si no
respetan las normas y tratados comunitarios o internacionales, o si
peligra la seguridad pública, o cuando lo exija la unidad jurídica o
económica del país.

Los órganos de gobierno de las Regiones son:

o El Consejo Regional, que es el legislativo de la Región,


elegido por sufragio universal, por un sistema mixto (80%
por representación proporcional en las provincias y 20%
por sistema mayoritario a una vuelta en la circunscripción
regional). El Consejo elige a su Presidente, tiene iniciativa
legislativa ante las Cámaras, y 5 Consejeros Regionales
pueden proponer un referéndum abrogativo. Designan
electores para la elección del Presidente de la República.

o La Junta Regional es el órgano ejecutivo regional y su


Presidente representa a la Región, dirige la política de la
Junta y es responsable ante el Consejo, promulga las leyes
y reglamentos regionales. Es elegido por sufragio universal
directo, y nombra y revoca a los miembros de la Junta.

Las Provincias y las Comunas son entes autónomos en su ámbito,


así como circunscripciones de descentralización estatal y regional.
En Italia hay 65 Provincias y más de 8.000 Comunas.

Pregunta: 2.- Las instituciones políticas: La Asamblea Federal


de Suiza. (Tema 2).

Respuesta:

4.1. El Poder Legislativo: la Asamblea Federal.

A nivel federal, el poder legislativo lo ejerce la Asamblea Federal,


compuesta por dos Cámaras:

el Consejo Nacional (Cámara Baja), que representa a la


totalidad de la población, y

el Consejo de Estados, que representa a los cantones en su


individualidad.

Este esquema bicameral, típico de los Estados Federales, se


produce por primera vez en Suiza con la Constitución de 1798, es
abandonado por el Acta de Mediación de 1803, y consagrado
definitivamente por el texto de 1848.

El Consejo Nacional

Se compone de 200 diputados del pueblo suizo, elegidos, por


sufragio universal, libre, igual, directo y secreto, y
proporcionalmente a la población de residencia de cada Cantón o
semicantón, si bien a cada uno de ellos le corresponde al menos un
escaño. Pueden ser elegibles todos los ciudadanos suizos que
estén en plena posesión de sus derechos políticos y sean seglares.
La Cámara se renueva cada cuatro años, celebrándose la elección
el último domingo de octubre. Cada Cantón y cada semicantón
constituyen una circunscripción. Sus miembros no están sometidos
a mandato imperativo, el cual está expresamente prohibido por la
Constitución Federal. Sólo se disuelve en caso de revisión total de
la Constitución.

El Consejo de los Estados

Es la segunda Cámara de la Asamblea Legislativa suiza. El Consejo


de Estados se compone de 46 diputados de los cantones, elegidos
por sufragio universal directo. Cada Cantón nombra dos diputados;
en los cantones divididos, cada medio Estado elige uno.

La duración de su mandato es variable (de uno a cuatro años). El


sistema electoral es mayoritario (salvo en el Cantón de Jura que es
proporcional) Sus miembros tampoco están sometidos a mandato
imperativo.

Funcionamiento y Organización de las Cámaras

El funcionamiento de la Asamblea Federal encuentra su regulación


en la Constitución Federal, en la Ley sobre las relaciones entre los
Consejos y en los Reglamentos Parlamentarios.

La Asamblea suiza, al igual que todos los Parlamentos, no funciona


permanentemente, sino que se reúne anualmente en cuatro
sesiones ordinarias que duran generalmente 3 semanas. Puede
reunirse en sesión extraordinaria a petición del Consejo Nacional o
de 5 cantones. Las sesiones son generalmente públicas.
Las decisiones han de ser tomadas en los mismos términos por
ambos Consejos, lo que entraña algunas dificultades. Para
obviarlas se encuentran las normas de armonización de la Ley de
Relaciones entre los Consejos. ¿Qué Cámara tiene prioridad para
comenzar el examen de un determinado asunto? En defecto de
norma legal o consuetudinaria, son los Presidentes de las Cámaras
los que asignan las prioridades.

Las Cámaras deliberan por separado, salvo para ejercer el derecho


de gracia, para resolver los conflictos de competencias surgidos
entre autoridades federales y para la elección de los miembros del
Consejo Federal, del Canciller Federal, del Tribunal Federal, del
Tribunal Federal Militar Extraordinario y del Comandante de las
Fuerzas Armadas.

Cuando se reúnen por separado ejercen competencias legislativas,


y deliberan sobre todas las materias que la Constitución atribuye
como competencias de la Confederación. Cuentan con atribuciones
en política exterior y en las relaciones entre Cantones.

Las sesiones conjuntas son presididas por el Presidente del


Consejo Nacional y los acuerdos se adoptan por mayoría de los
miembros votantes de ambas Cámaras.

Los diputados se agrupan en comisiones, que pueden ser


temporales o permanentes. Los diputados pertenecientes a un
mismo partido forman los grupos políticos.

El Parlamento tiene medios de acción importantes sobre el


Gobierno. Cada diputado puede presentar una proposición de ley o
resolución, y hacer uso de su derecho de iniciativa bajo forma de
moción o postulado. La moción es una petición independiente que
generalmente obliga al Consejo Federal a presentar un proyecto de
ley o decreto. Sólo adquirirá carácter obligatorio para el Consejo
Federal si es aceptada por las dos Cámaras. El postulado es una
petición independiente por la que se invita al Consejo Federal a
examinar si debe presentarse un proyecto de ley o decreto, o si
debe adoptarse una determinada medida.

Cada miembro de un Consejo puede, mediante una interpelación o


pregunta ordinaria (oral o escrita), pedir al Consejo Federal
informes sobre cualquier tema relativo a los asuntos de la
Confederación. El Consejo Federal está obligado a dar curso a
todas estas demandas.

Competencias de la Asamblea Federal

Son muy amplias afectando a las tres funciones capitales del


Estado.

Entre las competencias legislativas destacan, aparte de la


revisión de la Constitución, la elaboración de leyes sobre la
organización y el modo de elección de las autoridades federales, las
leyes y decretos sobre materias que la Constitución sitúa en la
competencia federal y la creación de funciones federales
permanentes.

Las de carácter gubernamental comprenden tanto las relativas a


política exterior como mantenimiento del orden interno y, por
supuesto, relaciones intercantonales.

Respecto a las competencias judiciales destacan las


reclamaciones contra las decisiones del Consejo Federal relativas a
litigios administrativos, cuando por ley federal la Asamblea se las
haya reservado; de no ser así, pertenecen al Tribunal Federal.
También resuelve los conflictos de competencias entre autoridades
federales y concede indultos y amnistías.

También están las competencias de carácter financiero como el


establecimiento del presupuesto anual, la aprobación de las
Cuentas del Estado y los decretos autorizando empréstitos.
También el sueldo y las indemnizaciones de los miembros de los
órganos de la Confederación y de la Cancillería Federal.

Reserva 2013.

Pregunta: 1.- El Parlamento de Bélgica. (Tema 3).

Respuesta:

3.2. El Parlamento.

El Parlamento se compone de dos Cámaras, la Cámara de


Representantes y el Senado. Ambas se eligen para un período de
cuatro años, salvo elecciones anticipadas.

Para ser elector es necesario tener 18 años y para ser elegido 21.
El voto es obligatorio y secreto.

No pueden ser parlamentarios los ministros, tampoco los demás


cargos públicos nombrados en función de una decisión
gubernamental.

Cámara de Representantes: El territorio se divide en 20


circunscripciones para la elección de los 150 diputados. Cada una
de ellas elige un número de escaños proporcional a su población.
Se utiliza un sistema electoral proporcional con listas cerradas
pero no bloqueadas (con posibilidad de votos preferenciales a
candidatos concretos).

El reparto de escaños se realiza mediante el sistema de Van de


Walle. Primero se realiza una distribución de escaños en las
circunscripciones. Las listas de los partidos reciben tantos escaños
como veces contienen sus votos el “divisor electoral” (método de
d’Hondt). El resto de los escaños se reparte en la provincia. El
sistema produce un grado de proporcionalidad medio y no ha
constituido una barrera para el desarrollo de nuevos partidos.

Senado: De los 71 senadores, 40 se eligen directamente (por los


colegios electorales; el de Valonia y el de Flandes), a 21 los
designan los Parlamentos de las Comunidades (el francés, el
flamenco y el germanófono) y 10 son cooptados (los senadores
francófonos cooptan a 4 y los neerlandófonos a 6).

Son senadores de pleno derecho los hijos del Rey, a partir de los 18
años, tienen voto deliberativo a partir de los 21 pero no lo usan en la
práctica.

Los diputados que pertenecen al mismo partido forman un grupo


parlamentario de un mínimo de cinco diputados. La importancia de
los grupos políticos en el funcionamiento de la Cámara se ha
incrementado. Reparten el trabajo, se especializan, se reúnen,
acuerdan líneas de conducta política común y eligen portavoces.

El Senado es una de las instituciones que más ha cambiado para


adaptarse a la federalización de Bélgica. Hasta la reforma
constitucional de 1993 el Senado gozaba de poderes similares a los
de la Cámara de Representantes. En la actualidad el Senado sólo
tiene poderes similares a los del Congreso en lo que se refiere a la
legislación fundamental.

La Cámara de Representantes se ocupa de la legislación


ordinaria. El Senado actúa como Cámara de segunda lectura. La
Cámara de Representantes tiene siempre la última palabra sobre la
legislación adoptada. Además tiene competencia exclusiva en
algunas materias.

También inviste al gobierno federal que debe tener la confianza


expresa de la mayoría. Tiene la función de control del gobierno. Los
diputados pueden retirar su confianza mediante la presentación de
una moción de censura constructiva, en la que proponen un
sucesor a Primer Ministro, o una moción de presentación después
de haber negado la confianza al gobierno y proponen entonces un
candidato a Primer Ministro.

El Senado se ha especializado en temas relacionados con la


estructura del Estado (reparto de competencias). Tiene la iniciativa
legislativa; puede presentar una proposición de ley ante la Cámara.

La revisión constitucional de 1993 introdujo cambios en la


composición y en la forma de elección. Se ha pasado de 184 a 71
senadores y el Senado funciona ahora como Cámara de
Representantes de las entidades federadas.

Como reflejo de una de las fracturas más relevantes del país, tanto
diputados como senadores están divididos en grupos
lingüísticos. Para aprobar algunas leyes se necesita conseguir una
mayoría cualificada, es decir, la mayoría de los sufragios en cada
uno de los grupos lingüísticos y además una mayoría de dos tercios
de los votos emitidos por los diputados en su conjunto.

El Parlamento belga es una institución relativamente débil. Se


reduce a ratificar los acuerdos alcanzados por las elites de los
partidos fuera del Parlamento. Con el paso a un Estado federal se
ha dado el ulterior declive del ya reducido protagonismo del
Parlamento.

Pregunta: 2.- Los partidos políticos y los grupos de presión en


Dinamarca. (Tema 4).

Respuesta:

5. PARTIDOS POLÍTICOS Y GRUPOS DE PRESIÓN.

Estos actores políticos han venido desempeñando funciones


importantes en el sistema político, de carácter social e institucional,
pese a que prácticamente no están regulados por el Estado, por
ejemplo los partidos no están constitucionalizados. Partidos
políticos y grupos de presión, a veces simultanean ambos tipos de
papeles en la vida municipal, ya que los partidos cuentan con
numerosas organizaciones sectoriales en su seno, y juegan un
papel esencial en los medios de comunicación. Los partidos
desempeñan funciones institucionales: el consenso es el eje básico
en la realización de las tareas legislativas y de gobierno.

La estructura interna de los partidos otorga un papel


importante a las organizaciones locales. Los líderes mantienen
estrechos vínculos entre el grupo parlamentario y las citadas
instancias locales aunque la decisión última está en los
parlamentarios. Han tenido una dirección estable y continua.

En el siglo XIX surgen tres partidos que representan a las


grandes tendencias políticas europeas: conservadora, liberal y
después socialista.

El partido conservador careció del apoyo de los pequeños


propietarios agrícolas que se organizan en partidos agrarios
opuestos a los conservadores. Después el partido agrario reasume
parcialmente la ideología conservadora, aunque mantenga rasgos
originarios, como el nombre Partido Social Liberal por ejemplo.
El Partido Liberal surge en contraposición al conservador;
después se desarrolla un partido liberal urbano, apoyado por el
naciente sector terciario. El tardío desarrollo industrial explica que el
nacimiento del Partido Socialista, que estaba ligado a los
trabajadores y a las incipientes organizaciones sindicales,
defendiera desde su nacimiento en 1880 un programa socialista
pragmático y reformista, encaminado a lograr la mayor igualdad
política y social que permitirá el desarrollo del Estado del bienestar.
Ha tenido una posición electoral dominante desde 1924 hasta 1973,
siendo el eje de los sucesivos gobiernos de coalición.

Por el contrario, el Partido Conservador es minoritario y


manifiesta su clara oposición al parlamentarismo y a las reformas
políticas defendidas a finales del siglo XIX y principios del XX.

Dado las importantes funciones que han desempeñado, a los


grupos de presión se los considera instituciones cuasi públicas.
Han servido, junto a los partidos políticos, de comunicación entre
los gobiernos y las diversas clientelas (sobre todo desde la Primera
Guerra Mundial hasta los años 70). Entre estos grupos cabe
destacar a los sindicatos y a las patronales (aparte de las
cooperativas de pequeños comerciantes y los medios de
comunicación). Casi un 40% de la población activa está sindicada y
estas organizaciones están muy vinculadas a las organizaciones
territoriales de los partidos, con los que acuerdan la presencia de
sus representantes en las candidaturas electorales. Las patronales
aceptan desde principios del siglo XX la mediación en los conflictos
laborales.

El sistema político danés se fundamenta en principios


hondamente arraigados en la sociedad que se sustancian en la
necesidad de comunicación y de asesoramiento entre los poderes
públicos y la sociedad; la aplicación de estos principios se vertebra
a través de los grupos de interés.

La puesta en marcha y posterior desarrollo del Estado del


bienestar, ha fortalecido más ese protagonismo de los grupos de
presión; de hecho está institucionalizada la presencia de los mismos
en el proceso de toma de decisiones de las políticas públicas, así
como en el trabajo parlamentario: influyen directamente sobre los
representantes públicos y sobre las instituciones. Además la
comunicación es más eficaz por la vinculación personal y
profesional de las clientelas, ya que tienen representantes en
cargos públicos y otros son funcionarios.

6. EL COMPORTAMIENTO ELECTORAL.

Uno de los rasgos definitorios del comportamiento político


danés es la alta participación electoral (85%), pese a la frecuencia
de las elecciones (en la práctica, cada dos años y medio). Los
votantes habituales son los grupos de edad entre 35 y 60 años, de
clase alta y media, y residentes en zonas urbanas.

El sistema de partidos danés se puede definir como un


sistema de pluralismo moderado vigente entre 1945 y 1971. Los
4 grandes partidos (socialdemócrata, liberal, social-liberal y popular
conservador) obtuvieron en torno al 88% de los votos y de los
escaños. La variable que mejor explicaba el comportamiento
electoral era la económica: el Partido Popular Conservador,
empresarios y técnicos medios; el Partido Liberal, propietarios
agrícolas y clases medias urbanas; el Partido Socialdemócrata,
trabajadores y pensionistas; y el Partido Social Liberal, pensionistas
y granjeros.

Los 4 partidos clásicos disminuyen notablemente (más de un


20%) sus apoyos electorales y la consiguiente representación
parlamentaria, en beneficio de nuevos partidos (Partido del
Progreso de extrema derecha, Los Verdes, etc.) en las elecciones
de 1973.

No se trató de una ruptura del modelo ni una crisis, sino una


fluctuación del sistema de partidos (dada la escasa repercusión
de los resultados electorales en la actividad parlamentaria y en el
sistema político), motivada por los cambios estructurales del país.
Durante la crisis económica, se manifestaron las transformaciones
sociales y económicas: se habían producido grandes migraciones
(movimientos a zonas urbanas, y del sector primario al terciario).
Los partidos pretendían seguir conservando unas clientelas, ahora
difuminadas por las transformaciones acaecidas: subidas
impositivas, secularización y liberalización cultural, etc. Las
democracias se ven sacudidas por nuevas demandas sociales
impulsadas por los nuevos movimientos sociales, que contagian a
las sociedades sus posiciones críticas.

La mayoría de los gobiernos desde 1973 siguen estando


integrados por algunos de los 4 partidos clásicos. Se institucionaliza
la nueva práctica en las relaciones gobierno y oposición: los
gobiernos no dimiten necesariamente aunque pierdan votaciones en
el Parlamento. Sólo se produce un sistema pluralista polarizado
entre 1973 y 1975, cuando de hecho se desarrollan partidos
antisistema y de competición centrífuga. La década siguiente se
habría caracterizado por un sistema de partidos semi-polarizado en
transición hacia un periodo en el que se vuelve progresivamente
al modelo de pluralismo moderado de los años 70.

El comportamiento electoral se caracteriza, en síntesis, por


una alta competitividad entre los partidos, aunque con una igualdad
notable desde el punto de vista electoral y parlamentario; otra
característica es el alto índice de fragmentación electoral y
parlamentaria y una volatilidad media del 10%.

Por lo tanto, lo que ocurre en el último cuarto del siglo XX es


una reformulación en la forma de gobernar, más que un cambio del
sistema de partidos. Ha habido más gobiernos minoritarios,
integrados por coaliciones diversas, y se ha producido una mayor
alternancia política.

Septiembre 2013.
Pregunta: 1.- Análisis histórico-político de Bélgica. (Tema 3).

Respuesta:

1. ANÁLISIS HISTÓRICO-POLÍTICO

Bélgica se constituyó en Estado independiente en 1830 tras el


levantamiento contra la dominación holandesa que sufría desde el
Congreso de Viena, celebrado en 1814 después de la derrota de
Napoleón. Tras el triunfo del levantamiento revolucionario, apoyado
por una coalición de liberales y católicos, se eligió el Congreso
Nacional por sufragio censitario. En 1831 se aprueba la
Constitución todavía vigente y se adopta la monarquía
constitucional como forma de gobierno.

El mantenimiento del unionismo (la colaboración entre católicos y


liberales) después de la independencia fue cada vez más difícil al
existir menos objetivos comunes. Los liberales fueron los primeros
en desmarcarse fundando el Partido Liberal en 1846. Los católicos
no se constituyeron en partido político hasta 1884.

En la segunda mitad del siglo XIX se inició el proceso de


industrialización, basado en la producción de carbón y en la
industria metalúrgica valona, impulsada por la construcción de la
red ferroviaria. A pesar de ser muy industrializado, el movimiento
obrero se desarrolló de forma lenta. El desarrollo económico, por
otro lado, está relacionado también con la expansión colonial.

La neutralidad en la Segunda Guerra Mundial no fue respetada al


ser invadida por los alemanes en 1940. El rey Leopoldo III decidió
capitular, con lo que marcó su ruptura con el gobierno y dio lugar a
lo que posteriormente se denominó “cuestión real”, cuyo
resultado, terminada la guerra, fue la abdicación del rey a favor de
su hijo Balduino I.

Durante los siglos XIX y parte del XX Valonia fue la región


dominante. La supremacía francófona se mantuvo hasta finales de
1950, cuando empieza su declive. Ello se debe: en primer lugar, la
población flamenca superó en número a la valona; en segundo, la
economía valona, centrada en la industria pesada, entró en declive
mientras que la flamenca comenzaba su auge convertida en la parte
más dinámica del país.
Desde la Segunda Guerra Mundial, el sentimiento nacionalista entre
los flamencos fue creciendo, pero la fractura territorial-lingüística no
se produjo hasta 1960 con la aparición en Flandes de movimientos
políticos que demandaban mayor autonomía. Estos movimientos
consiguieron un respaldo electoral que puso el sistema político bajo
presión de modo que la estructura unitaria del Estado ya no era
viable. La reacción llega en la década de 1970 con las reformas
institucionales que han convertido a Bélgica en un Estado federal
desde principios de los años noventa (1993).

Pregunta: 2.- La cultura política de Japón. (Tema 6).

Respuesta:

4. LA DINÁMICA Y EL PROCESO POLÍTICO

4.1. La cultura política.

Japón representa el modelo de país moderno, rico y avanzado


tecnológicamente; se ajusta al perfil de sociedad post industrial
avanzada.

La cultura política japonesa correspondería a la forma mixta de


súbdito-parroquial, fuertemente alienante y profundamente
conservadora. Se observa un apoyo bastante elevado hacia su
sistema político y una escasa consideración por su clase política.
Únicamente la figura del Emperador tiene un índice de popularidad
alto.

Otra definición que se podría dar de los nipones es la de


ciudadanos-espectadores, que supone un alto grado de
concienciación política vinculado a una exposición intensa a los
medios de comunicación, y una relativa debilidad de identificación a
las familias políticas e incluso a las prácticas políticas activas. No
obstante, en los últimos años se están desarrollando nuevas formas
de movilización política, sobre todo en el ámbito local, donde los
ciudadanos practican nuevas vías de participación.

A pesar de estar ante una cultura política en transición, no se puede


olvidar que presenta rasgos más definitorios de su cultura
tradicional como son el holismo frente al individualismo occidental,
el personalismo frente a lo impersonal y neutro, la afectividad frente
a la fría racionalidad, y el valor del grupo frente al individuo.

El japonés es persona respetuosa con la jerarquía y el principio de


diferenciación social. El clientelismo, el faccionalismo y la
corrupción, entendidos como perversiones desde la óptica
occidental, se relativizan a los ojos de los japoneses. De todos
modos, los tiempos cambian y el electorado japonés parece que
esta algo cansado de dichas prácticas escandalosas, como parecen
atestiguar las últimas elecciones.

La población mantiene unos niveles por encima de la media en


cuanto a educación, información y orientación política. La
organización de grupos de interés es amplia e intensa. El país es
líder en el mundo en la producción y el consumo de la información
(libros, revistas, periódicos).

La especificidad de la cultura política japonesa está marcada más


por los cleavages de generación y de valores que por el
socioeconómico. Avanza hacia la configuración de un modelo de
cultura cívica mixta, si bien compartiendo aún mucho espacio con
las conductas de sumisión.

Segunda semana 2013.

Pregunta: 1.- El sistema federal suizo. (Tema 2).

Respuesta:

4. EL SISTEMA FEDERAL

Revisada en 1874 la Constitución de 1848, introduce el régimen


vigente ya que todas las reformas posteriores siguen su estructura
fundamental y respetan el procedimiento establecido en la misma.
El sistema federal suizo (26 cantones y semicantones soberanos)
consta de un poder (órgano) ejecutivo, legislativo y judicial, en cada
uno de sus distintos niveles, es decir, en la Federación, el Cantón y
la Comuna. Sin embargo, el sistema está más cercano a la idea de
cooperación mutua y control que a la separación de poderes.
Una vez ratificada la Constitución de 1848, Suiza llegó a ser la
primera democracia funcionando con continuidad y la primera
federación moderna de Europa. Si nada de particular tienen en
principio una estructura federal, en el caso suizo la combinación de
ésta con el arraigo de las particularidades cantonales, el carácter de
su democracia, muy participativa, así como las relaciones exteriores
presididas por el estatuto de neutralidad permanente, permiten
destacar algunas de las peculiaridades del régimen político suizo.

Gran interés merece, igualmente, su condición de Estado


plurinacional. Suiza es un conjunto de diversidades étnicas,
religiosas, lingüísticas, etc. que, paradójicamente, se mantienen
unidas en el Estado Federal como mejor garantía de su pervivencia
y respeto, sin olvidar su culto al espíritu nacional, su conciencia de
pertenencia a la Confederación. Un principio de gran importancia es
el de respeto a las minorías. Es creencia comúnmente aceptada
que, sin el respeto mutuo de las diversidades, la Confederación no
durará; de ahí que los impulsos centralistas tengan un límite natural
en la necesidad de mantener la suficiente descentralización para
que no desaparezcan los cuadros administrativos y territoriales en
que se afirman las particularidades.

En lo referente a su sistema constitucional, Suiza tiende a


caracterizarse por lo propio de un Estado Federal:

a) Constituciones escritas, lo que es esencial para garantizar a


los Estados miembros el respeto de su autonomía, el ejercicio
de sus competencias y el rechazo de las injerencias de otros
miembros o del Estado federal;

b) Constituciones rígidas, con el mismo fin de garantía de los


intereses de los Estados miembros que participan en el
procedimiento;

c) Constituciones con carácter de supremacía respecto de las


constituciones de los Estados-miembros que han de
conformarse a sus principios fundamentales; y
d) Constituciones garantizadas mediante un órgano judicial
federal.

En cuanto a la organización administrativa y política territorial


se parte de la existencia de unidades (federación, cantones y
comunas) cada una de las cuales tiene sus propios órganos y
competencias. A pesar de que las Comunas no son mencionadas
en la Constitución, juegan un papel importante en la vida política.
Los Cantones, en su calidad de Estados confederados, se reservan
una parte considerable de libertad, decisión política y autonomía
administrativa. Cada uno de ellos posee su propia Constitución y
sus propias leyes (lo mismo ocurre en numerosas Comunas).

Las competencias de la Confederación están enumeradas


expresamente en la Constitución. En numerosos ámbitos, la
Confederación se limita a legislar y a controlar la ejecución que
incumbe a los Cantones. El tipo de gobierno previsto por la
Constitución es una República Democrática, con un Gobierno de
carácter Directorial. Los órganos de la Confederación son las
Comunas y los Cantones, la Asamblea Federal (Parlamento), el
Consejo Federal (Gobierno) y el Tribunal Federal (Poder Judicial).

3.1. Las Comunas.

Es el prototipo de organización democrática, cuyo espacio reducido


es el más indicado para el ejercicio de la democracia directa en que
cada ciudadano participa personalmente en todas las decisiones
que interesan a la colectividad. El principio de la democracia suiza
es de carácter comunal antes que cantonal y cantonal antes que
federal, viniendo la autoridad de abajo y no de arriba.

Salvo competencias judiciales, la comuna ejerce en su estrecho


marco la mayor parte de las actividades que corresponden al
Estado. Las tareas del municipio son múltiples: administración de
los bienes comunales, tareas sociales, culturales, militares, así
como las medidas económicas necesarias en tiempo de guerra o
crisis; también recaudan impuestos directos e indirectos. Los
órganos reciben denominaciones diversas según los cantones,
pero en todos rige el mismo principio: la Comuna es un Estado en
miniatura con un poder legislativo y un ejecutivo que aquél puede
controlar en todo momento. En Comunas importantes (más de 600
habitantes) la asamblea comunal elige un Consejo para votar las
medidas más destacadas y otro órgano con carácter ejecutivo. En
las grandes ciudades se tiende a la simplificación de las estructuras
administrativas y de los cargos; el Presidente de la Comuna suele
ser un técnico.

3.2. Los Cantones.


Suiza cuenta con 26 Cantones soberanos, pero únicamente 23 son
Estados, de los cuales tres están divididos en semicantones. Los
Cantones son verdaderos Estados, no provincias. Esta es una
cuestión incontestable para el pueblo que tiene el sentimiento
profundo de pertenecer ante todo a su Cantón, no ignorando que
éste es históricamente anterior a la Confederación. La soberanía
cantonal también se ve como garantía del reconocimiento, respeto y
coexistencia política de las minorías étnicas, lingüísticas, etc. Por
ello la política interior suiza está dominada por la necesidad de
salvaguardar a la vez la soberanía nacional y la cantonal y
mantener entre ellas un equilibrio satisfactorio.

Los semicantones sólo disponen de un escaño en el Consejo de


Estado (Cámara Alta) y cuando hay revisiones constitucionales
federales su voto sólo cuenta como medio voto. Los Cantones y
semicantones se organizan de forma autónoma; en tres de ellos
aún se ejerce la democracia directa, y en el resto la semidirecta.
Aunque con diversos nombres, en todos aparecen un órgano
ejecutivo y otro legislativo.

Son órganos de los Cantones:

El Gran Consejo o Consejo Cantonal (Parlamento). Existen


grandes diferencias de funcionamiento de un Cantón a otro,
variando también el número de diputados (de 52 a 200, según
el caso) e inclusive la duración del mandato legislativo, que
por lo general es de 4 años. Aunque no tiene aplicación
práctica, en algunos cantones la disolución de la Asamblea
puede pedirse por un cierto número de electores. Las
elecciones se celebran por el sistema mayoritario con
escrutinio de lista en 8 cantones y proporcional en el resto. En
cuanto a sus funciones, vota las leyes propuestas por el
Consejo de Estado, fija el presupuesto, vota empréstitos e
impuestos, verifica las cuentas, controla la administración y el
gobierno local, elige magistrados superiores, miembros de
diversos consejos especializados y funcionarios; decide las
naturalizaciones y dispone del derecho de gracia.

El Consejo de Gobierno, Consejo de Estado o Pequeño


Consejo (Gobierno). Es elegido, generalmente, por el
Parlamento y está integrado por 5, 7 ó 9 miembros que
trabajan de forma colegiada. En todos los casos es
responsable ante el Parlamento, y en 4 Cantones el pueblo
puede obligarle a dimitir. Sus funciones son representar al
Cantón en sus relaciones con la Confederación y con los otros
Cantones, supervisar las administraciones locales, nombrar a
su Presidente (por 1 año) y a la mayor parte de los
funcionarios. También prepara los textos legislativos que han
de someterse al Gran Consejo, organiza las votaciones
populares y asegura la ejecución de las leyes.

Las relaciones entre los dos poderes son las mismas que en el
plano federal, pero el ejecutivo puede ser destituido por el
legislativo.

Los Cantones poseen en lo judicial cierta independencia. Las


causas civiles de menor cuantía son competencia de los jueces de
paz o a veces de tribunales comerciales; si el litigio es más
importante, del tribunal de distrito y si lo es aún más, del Tribunal
Cantonal.

4.3. La Federación y los Cantones.

La Federación tiene los siguientes fines:

1º) Asegurar la independencia de la patria;


2º) Mantener el orden y la paz en el interior;
3º) Proteger las libertades de los ciudadanos; y
4º) Fomentar la prosperidad común.

Sólo ella representa a Suiza en el extranjero, hace la paz o la


guerra y concluye alianzas y tratados. Los cantones sólo tienen
relaciones con el exterior por cuestiones de menor importancia:
relaciones de vecindad y de policía, incidentes administrativos, etc.
que no constituyen en absoluto relaciones de gobierno a gobierno.

La Constitución establece las facultades de ejecución e intervención


federal que, en todo caso, nunca pueden revestir el carácter de una
sanción penal. El Consejo Federal, con consentimiento de la
Asamblea Federal puede tomar las siguientes medidas en materia
de ejecución:

1º) Dictar las ordenanzas necesarias para que los


Cantones ejecuten las normas de derecho federal;
2º) Presionar indirectamente reteniendo las
subvenciones;
3º) Recurrir a la fuerza, incluso por la vía militar
aunque ésta es una medida competencia de la
Asamblea federal.

La ejecución supone una previa ilegalidad de los órganos


cantonales mientras que la intervención se produce siempre que el
orden público se vea amenazado o perturbado.

La Confederación no puede inmiscuirse en los asuntos de


competencia propia de los Cantones, pero esto deja de ser así si el
Cantón no está en condiciones de mantener el orden público. La
Confederación también tiene que observar ciertos deberes para con
los Cantones, tales como garantizar su territorio, su soberanía, sus
Constituciones, la libertad y los derechos del pueblo y de sus
ciudadanos, y tratar a los Cantones con un criterio de igualdad.

Como se ve, los Cantones se organizan libremente dentro del


respeto a la Constitución Federal. También tienen deberes para
con la Federación y otros miembros. En primer lugar, aquélla
impone el mantenimiento del régimen republicano y de las formas
representativas o democráticas. En lo esencial las obligaciones de
los Cantones están dispuestas con la finalidad de impedir que
organicen coaliciones contra la autoridad federal o contra los otros
Cantones, y en concreto no se les permite concluir alianzas
particulares o tratados de naturaleza política, aunque pueden
celebrar los tratados de colaboración que se conocen como
Concordatos; éstos deben ser comunicados a las autoridades
federales, que los examinarán por si atentan contra sus derechos o
contra los de otros Cantones.

Por lo que respecta a las competencias, grosso modo, se puede


distinguir dentro de los asuntos corrientes:

Las cuestiones que son enteramente competencia de la


Confederación (aduanas, monedas y ferrocarriles);

Las que ella reglamenta pero aplica conjuntamente con los


Cantones (organización militar, policía de extranjeros y
comercio);

Las que regula el derecho federal y su administración se


confía a los Cantones (policía de aguas y bosques, energía
eléctrica y fuerza hidráulica, protección obrera, instrucción
primaria, trabajos públicos, bancos, etc.); y

Las que enteramente competen a éstos.

5. PRINCIPALES ÓRGANOS DE LA FEDERACIÓN

La organización federal suiza cuenta con una Asamblea bicameral,


un Ejecutivo Colegiado y un Tribunal Federal.

Ni la Constitución de 1848 ni su revisión total de 1874 recogen


expresamente el principio de la separación de poderes. Aunque se
reconocen tres órganos constitucionales a los que, en principio,
corresponde cada una de las funciones clásicas del Estado, sus
competencias, sin embargo, aparecen mal definidas y sus
relaciones están organizadas de tal manera que la Asamblea
Federal parece dominar al Consejo y al Tribunal Federal. Todo ello,
y en especial esa aparente consideración del Consejo Federal como
un órgano subordinado al Parlamento, ha provocado la
caracterización del régimen suizo como régimen de Asamblea.

Sin embargo, la conformación fáctica del poder en Suiza no se


corresponde ya exactamente con el llamado Gobierno de
Asamblea, puesto que el Ejecutivo ejerce un verdadero papel
preponderante en la vida política de la Federación y no es, desde
luego, un mero comisionado del Parlamento.

En definitiva, el régimen suizo es un régimen sui generis


caracterizado por el espíritu de compromiso y de estrecha relación
que existe entre los partidos.

Pregunta: 2.- El poder legislativo de Dinamarca. (Tema 4).

Respuesta:

7. EL PODER LEGISLATIVO.

La sociedad está integrada por un reducido número de


ciudadanos (cinco millones) y es homogénea étnica, cultural y
religiosamente. La organización territorial es centralizada, por lo que
la supresión en 1953 de la Cámara Alta no planteó problemas. El
Parlamento está integrado por 175 diputados elegidos por un
sistema electoral muy proporcional. Las islas Faroe y Groenlandia
eligen a otros cuatro diputados por un sistema mayoritario. El
mandato dura cuatro años.

Modelo de parlamentarismo: El ejecutivo tiene


responsabilidad política. El sistema parlamentario está tipificado
como negativo: el Gobierno no necesita una declaración expresa
de confianza por parte de la Cámara para gobernar. El pragmatismo
y los usos presididos por actitudes constructivas en la resolución de
asuntos concretos, son también rasgos que lo definen.
Las normas que regulan el procedimiento legislativo buscan
acuerdos: la Cámara aprueba las leyes, en su mayoría de origen
gubernamental (proyectos de ley), cuando éstos han pasado por
tres lecturas, más un debate de conjunto. Por ello el trabajo
parlamentario resulta lento pero logra suplir la ausencia de la
Cámara Alta.

Además de las sesiones plenarias, el trabajo legislativo y de


control se realiza en comisiones permanentes, integradas por
diputados que se renuevan anualmente. Las sesiones de trabajo
son intensas y están institucionalizadas las consultas a los grupos
de interés.

El sistema de partidos y la composición de los gobiernos


(generalmente minoritarios o de coalición): No hay oposición
reconocida como tal, entre otras razones porque es frecuente que
las opiniones contrarias normalmente cuestionen tan sólo aspectos
concretos. Del mismo modo, los grupos parlamentarios vinculados a
los tipos de ejecutivos citados realizan sus tareas sometidos a una
disciplina de voto (mayor entre los parlamentarios de izquierda). Los
diputados se abstienen cuando no están de acuerdo con la decisión
de su grupo. Normalmente el líder del grupo parlamentario es el
máximo responsable del partido, mecanismo que favorece el
diálogo con el jefe del gobierno. Estas prácticas favorecen así la
comunicación y la negociación que caracteriza la vida política
danesa.

Las características sociales de los diputados: edad media de


cincuenta años, presencia de docentes, funcionarios y titulados
superiores. Singularidades: significativa presencia de diputadas y de
propietarios agrícolas (debido a la importancia del sector primario).
El Ombudsman (defensor del pueblo), es un órgano originario
de los países nórdicos cuyo objeto es controlar a la Administración y
así proteger los derechos de los ciudadanos. Constitucionalizado en
1953, responde ante el Parlamento, que lo elige después de cada
comicio. Anualmente recibe unas 1.000 denuncias, de las cuales
casi un tercio son cursadas y objeto de seguimiento. La valoración
de esta figura es positiva, ya que ha conseguido frenar posibles
abusos de una administración que en todo caso se ha caracterizado
por no cometer faltas graves.

Primera semana 2013.

Pregunta: 1.- El Presidente de la República de Italia. (Tema 1).

Respuesta:

7. EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.

El Presidente, que debe tener más de 50 años y gozar de sus


derechos civiles y políticos, es elegido para un mandato de 7 años,
mediante voto secreto de un cuerpo electoral compuesto por:

e) las dos Cámaras reunidas en sesión conjunta, y

f) tres delegados por Región, elegidos por los Consejos


Regionales, con representación de las minorías.

El candidato debe obtener 2/3 (66%) de los votos en la primera


votación, pero a partir de la tercera basta la mayoría absoluta, lo
que hace que el voto secreto cobre un papel relevante en las
posibles alianzas. En ocasiones la mayoría gubernamental sólo
logra elegir a su candidato gracias a los votos de otras corrientes de
partidos de la oposición.

Respecto a los poderes del Presidente hay que destacar que todos
sus actos necesitan el refrendo de un ministro o del Presidente del
Consejo de Ministros, que se hacen responsables de ellos, por lo
tanto, es irresponsable salvo por alta traición o por atentado a la
Constitución. Sus poderes son los clásicos de un Jefe de Estado en
un régimen parlamentario:
Representa la unidad nacional, convoca las elecciones
de las nuevas Cámaras y su primera reunión, y convoca
referéndum en los casos previstos en la Constitución.

Autoriza la presentación a las Cámaras de proyectos de


ley del Gobierno.

Promulga las leyes, los decretos-ley y los reglamentos.

Nombra funcionarios del Estado, acredita y recibe


representantes diplomáticos y ratifica los tratados
internacionales, previa autorización de las Cámaras.

Ostenta el mando supremo de las fuerzas armadas y


declara el estado de guerra decidido por las Cámaras.

Preside el Consejo Supremo de Defensa y el Consejo


Superior de la Magistratura.

Posee el derecho de gracia y de conmutar penas, y


otorga los honores de la República.

Además tiene otras funciones presidenciales:

La convocatoria extraordinaria de las Cámaras, la


disolución anticipada de las mismas, tras oír a sus
Presidentes, la disolución de los Consejos Regionales,
previa consulta.

El reenvío de las leyes a las Cámaras para una segunda


lectura.

El nombramiento del Presidente del Consejo de


Ministros y, a propuesta de éste, el de los Ministros.
Designa a cinco senadores vitalicios y a cinco
magistrados de la Corte Constitucional.

El no querer potenciar la figura presidencial, que podría restar


protagonismo al Parlamento, es una de las razones que ha
impedido la reelección a los que la buscaron.

En caso de incapacidad, enfermedad, dimisión o viaje al extranjero,


las funciones del Presidente son ejercidas por el Presidente del
Senado. Si el impedimento es permanente, o fallece, el Presidente
de la Cámara convoca a los electores presidenciales para elegir al
sustituto. Cuando cesan en su cargo pasan a ser senadores
vitalicios.

En cuanto a los estilos del ejercicio de la Jefatura del Estado, los


expertos los califican en:

Notariales. Se limitan a levantar acta de las decisiones


de la mayoría gubernamental.

Comprometidos. El Presidente, sin sobrepasar los


límites constitucionales, toma distancia del Parlamento y
los gobiernos.

Pregunta: 2.- Partidos y sistema de partidos en Suiza. (Tema 2).

Respuesta:

6. PARTIDOS POLÍTICOS Y GRUPOS DE PRESIÓN

La evolución histórica del sistema de partidos comprende dos


periodos netamente diferenciados: el anterior y el posterior a 1919,
fecha en que se introduce en el sistema electoral suizo la
proporcionalidad.

Es la elección proporcional la que introduce cambios importantes en


el sistema que hasta entonces, y desde 1848, estaba determinado
por la oposición entre liberales y conservadores, teniendo los
primeros la mayoría indiscutible en el Consejo Nacional gracias al
sistema mayoritario. En 1888 surgió el Partido Socialdemócrata,
que fue creciendo rápidamente. El año 1919, primero en que se
aplicó el sistema proporcional, los liberales perdieron la mayoría
absoluta. Como consecuencia directa de la proporcionalidad o del
repentino aumento de participación, el giro fue definitivo: los
socialdemócratas duplicaron su fuerza y entran en una vía de
consolidación que les lleva hasta el Consejo Federal a finales de los
años cincuenta. A partir de entonces se consolida la fórmula del
gobierno cuatripartito que se sigue manteniendo hasta la fecha.
Aunque son muchos los partidos suizos, los más importantes son:
El Partido Radical Democrático (FDP), con larga historia
gubernamental tuvo la mayoría en el Consejo Federal de 1848
a 1944. Al principio fue radicalmente anticatólico y centrista,
para ir evolucionando, tratando de impedir toda la influencia
de las iglesias sobre el Estado. Se puede considerar de
centro.

El Partido Demócrata Cristiano (CVP), que fue, de antiguo,


la oposición católica y que, desde finales del XIX, ganó la
respetabilidad gubernamental. De tendencia conservadora, se
inspira en la doctrina social de la Iglesia y puede considerarse
de derechas.

El Partido Socialdemócrata (SPS) se compone de obreros


industriales, funcionarios, profesores, etc. Tras la primera
guerra adoptó posturas muy marxistas, evolucionando
después hacia tendencias reformistas y democráticas. Llegó a
la esfera del poder en 1959. Cabe calificarlo de izquierdas. En
la actualidad es la primera fuerza política debido al sistema
proporcional.

La Unión Democrática del Centro (UDC) o Partido del


Pueblo Suizo (SPV). En la actualidad representa a la
ultraderecha suiza y ha sido el más votado en 1999.

Estos cuatro partidos se reparten la mayoría de los escaños en el


Consejo Nacional. Algunos aspectos comunes a todos los partidos
son: la ausencia de excesivos radicalismos ideológicos; su
actuación en niveles locales (excepto el socialista); y su estabilidad.

Desde los años setenta se han incrementado considerablemente


otras formas no convencionales de participación: comités de
ciudadanos; protectores de la naturaleza, consumidores, etc. que
tienden cada vez más a formar, a nivel federal o cantonal,
oposiciones extraparlamentarias para denunciar la lentitud o
pasividad de las autoridades ejecutivas o legislativas.

Como consecuencia de lo anterior se ha ido intensificando un


marcado proceso de individualismo que ha producido un cambio
profundo en los valores culturales y sociales en Suiza, creándose
diversos partidos verdes y alternativos. El que más apoyo popular
ha obtenido es el Partido Ecologista, que también incluye en sus
filas a los excluidos o descontentos con el sistema político.
El aumento del desencanto político, junto con un empeoramiento de
la economía suiza y un incremento de la marginación social a
finales de la década de 1980 y principios de la de 1990, generó un
terreno fértil para el crecimiento de fuerzas radicales populares.
Estas fuerzas centraron su apoyo en el Partido del Automóvil, que
surgió a finales de los 80 para desafiar los esfuerzos del Gobierno a
la hora de restringir el tráfico en interés del medio ambiente. Sin
embargo, este partido pronto abandonó su idea inicial para
dedicarse a un ataque al Estado burocrático, al Estado de bienestar
y a las existentes leyes de refugiados o asilo.

Pero quizá la nueva fuerza política más importante sea la UDC (en
1999, 14 escaños más que en las anteriores elecciones). La subida
espectacular y sus tesis extremistas pueden, en un futuro próximo,
traer un cambio en la política tradicional helvética. Este último
aspecto, caso de producirse, se manifestaría en contra de los
deseos europeístas mostrados por el último Gobierno, ya que el
presidente de la UDC ha defendido siempre tesis nacionalistas e
insiste en preservar la neutralidad e independencia de Suiza.

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