Está en la página 1de 7

Análisis de las protestas de octubre de 2019 en Ecuador

Las jornadas de protesta realizadas durante Octubre del 2019 en varias latitudes
del Ecuador, pero principalmente y con mayor fuerza en la ciudad de Quito, fueron un
episodio que marcó el accionar político y social de la última década en el país. Siendo
catalogadas como las protestas más amplias y violentas que se han vivido en largo
tiempo, Octubre del 2019 quedó grabado en la memoria histórica de nuestro país, como
un símbolo de resistencia a medidas que afectaron directamente la economía del pueblo
ecuatoriano.

El Decreto N. 883 que emitió el presidente Lenin Moreno el 1 de octubre del


2019, como parte de acuerdos con el Fondo Monetario Internacional, y que viabilizaba
el alza de los precios de las gasolinas extra, ecopaís y diésel, se transformó en el
detonante de este ciclo de protestas.

Las consecuencias obvias de la eliminación de este subsidio eran previsibles, el


alza de pasajes, el incremento en los costos de producción y transporte de alimentos
desde los campos hasta las ciudades y el alza progresiva del costo de vida de las
poblaciones más vulnerables económicamente.

Como ya he mencionado, el contexto ecuatoriano de aquel momento ya


implicaba una creciente precarización de las condiciones de existencia de amplios
sectores poblacionales y encontró resonancias con la convergencia de varias molestias
preexistentes con el gobierno de Lenin Moren, entre ellas; la reducción del presupuesto
a la educación superior pública, la desatención a los hospitales, la precarización de la
salud pública y la falta de empleo, entre otros.

Por esa razón, la convocatoria realizada por el movimiento indígena tuvo una
masiva acogida en otros sectores y grupos organizados, universitarios, trabajadores,
sindicatos y también en la sociedad civil no perteneciente a ninguna organización. Esto
debido a que en palabras del sociólogo Sidney Torrow (1997, 183) “el poder de la
acción colectiva procede de tres características potenciales: desafío, incertidumbre y
solidaridad”.

Pese a que los medios de comunicación, tradicionales y oficialistas, difundieron


cálculos conservadores, el Movimiento Indígena, encabezado por la Confederación de
Nacionalidades Indígenas del Ecuador, en conjunto con las adhesiones y apoyos de
otros sectores y de la ciudadanía en general “logró una convocatoria histórica de cerca
de 500,000 personas movilizadas en Quito”. (Soriano 2021, 338)

La acción política conjunta y solidaria de todos estos actores opositores al


decreto 883 confluyeron siguiendo la lógica mencionada por Torrow (1997, 184) “los
aliados y los observadores responden, no sólo en función de la agresividad, sino de la
solidaridad que perciben en la protesta” (Torrow 1997, 185) y en las protestas del 2019
en Quito existió una explosión de solidaridad popular, expresada en personas
movilizadas, donación de alimentos, apertura de cocinas comunitarias y albergues,
zonas médicas y demás, para sostener la movilización que duró 10 días.

Un actor clave dentro del Movimiento Indígena: Leónidas Iza

Ya habiendo caracterizado un panorama bastante general de las razones para el


período de política contenciosa que tuvo lugar en el Ecuador desde el 3 al 13 de octubre
del 2019, y al Movimiento Indígena como un actor clave en los sucesos, analizaré a un
actor clave dentro de este gran movimiento protagonista de los hechos.

Si bien es cierto, existían facciones dentro del Movimiento Indígena con sus
propias tendencias políticas e intereses particulares, la derogatoria del decreto 883 era el
interés primordial. Sin embargo, resulta importante destacar la existencia de intereses
particulares internos dentro del movimiento, pues estos son determinantes para entender
sus acciones, sus estrategias, sus motivaciones y los resultados que esperaban obtener.

Fijémonos entonces en uno de los protagonistas centrales, el dirigente del


Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (MICC), Leónidas Iza.

La trayectoria política de Iza ha sido marcada por una constante defensa de los
territorios ancestrales frente a la dependencia económica extractiva, la educación
intercultural bilingüe y la comercialización justa de la producción de los territorios
campesinos y por una marcado asenso en el reconocimiento político y simbólico a nivel
nacional.

Aprovechando todo este capital político dentro del Movimiento Indígena y con
el apoyo sustancial del presidente de la Confederación de Nacionalidades
Indígenas (CONAIE), Jaime Vargas, realizó el llamamiento a la movilización nacional
y a la unidad estratégica de los sectores sociales que más resentían las medidas
neoliberales del gobierno de Moreno.

Estrategias, motivaciones y recursos para la acción polítca contenciosa

En una coyuntura crítica como la vivida en octubre del 2019 en el Ecuador,


emergió un nuevo liderazgo. La figura de Leónidas Iza se elevó y se configuró bajo el
arquetipo político del héroe, el hombre que era capaz de ofrendar su propia libertad,
seguridad y vida por conseguir el bienestar de su comunidad y del Ecuador entero.

Entonces, el capital político ya conseguido por Iza, escaló a niveles mucho


mayores y su reconocimiento político escaló a nivel nacional, adhiriéndose la simpatía
de los ecuatorianos a lo largo del territorio, pero principalmente en la Amazonía, y en la
Sierra ecuatoriana. No hay que desconocer, sin embargo, que sus acciones, le valieron
también el descredito de una parte minoritaria de la población quiteña.

Al usar la estrategia de volverse uno de los portavoces principales del malestar


nacional haciendo uso de un análisis profundo sobre la economía de los hogares
ecuatorianos, pero en términos bastante aterrizados, que el común de los ecuatorianos
entendía, logró capitalizar no solo su simpatía, sino la idea que él encarnaba el lado
correcto, el lado lógico y el lado más acertado del conflicto: la defensa de la economía
popular, por sobre los intereses gubernamentales y de las grandes economías del país.

Además, Iza, al ser estigmatizado por los medios de comunicación tradicionales


como un hombre anárquico y un sujeto conflictivo cuyo fin último era desestabilizar al
gobierno con una finalidad polítca personal, tuvo, por el contrario, en los medios de
comunicación comunitarios y populares, una apertura y una forma de conectar con las
personas a las que él decía representar.

Esta conexión, además simbólica, al ser creada en espacios alternativos de


comunicación, que reivindicaron el derecho popular a la protesta y condenaron las
medidas económicas del gobierno, le permitió cimentar su figura de un hombre de
pueblo, preocupado por el bienestar de todos y todas los ciudadanos de nivel
socioeconómico medio bajo, bajo y de extrema pobreza, que son, según cifras del
INEC, cerca del 90% de la población del Ecuador.
Iza tuvo la inteligencia y estrategia suficiente para aprovechar el descredito
popular tan pronunciado que por entonces tenían los medios de comunicación
tradicional, por su tergiversación y cobertura sesgada de los hechos ocurridos durante
las protestas, para ser visto como un amigo de la gente, al ser absolutamente crítico con
el rol que estaban jugando estos medios en la creación de opinión pública.

Así, durante estos diez días de ciclos de acción política contenciosa, Iza encontró
una suerte de conexión emocional que le permitió capitalizar esa molestia a su favor
transformándola en confianza, pues los ciclos de protesta “comprenden más que un
efecto de contagio, pues dentro de la difusión de un movimiento social no sólo las
protestas se esparcen, sino que sus marcos interpretativos se expanden también” (Inclán
2017, 197-98)

La extensa difusión de los ciclos de protestas en varios puntos del país, pero
sobre todo los diez días en Quito, da cuenta de que la solidaridad no se expresaba
solamente en la participación de la sociedad civil en la política contenciosa.

Si bien es cierto, la movilización indígena hacia la ciudad de Quito tuvo un


registro de espontaneidad y una clara muestra de autogestión, en cuanto se refiere a los
buses, camiones, automóviles, camionetas y demás modos de transporte en las que el
grueso del Movimiento Indígena llegó a la ciudad, no se puede desconocer, ya durante
el ciclo de protestas, el aporte y sustento económico expresado en llegada de alimentos,
provisiones para enfrentar los estragos de la represión, ayuda humanitaria, abrigo,
cocinas comunitarias y demás.

Esto ocurrió, porque las cruentas represiones sufridas por el Movimiento


Indígena causaron empatía en la población que se informaba de todo lo que sucedía en
redes sociales y despertaba la necesidad de colaborar con quienes habían llegado a
defender los derechos de todos los ecuatorianos.

Además, como no podía ser de otra manera, para lograr la empatía y el apoyo
popular, Iza tuvo la acertada estrategia de alejarse completamente del correísmo y del
mismo Rafael Correa, denunciado que intentaba, desde Bélgica y a través de Twitter,
pescar a río revuelto y capitalizar la revuelta popular para conseguir una eventual caída
de Lenín Moreno y lograr más que una revancha política, la consecución del poder
nuevamente.
Al mismo tiempo, se separaba y marcaba su rechazo a las figuras políticas más
relevantes de la derecha ecuatoriana como Guillermo Lasso y Jaime Nebot, logrando
incluso hacerlos ver como enemigos del pueblo y de la clase trabajadora, haciendo
hincapié sobre sus declaraciones, que desacreditaban los motivos de la movilización
indígena en todo el territorio nacional.

El rechazo a declaraciones como xenofóbicas al estilo de los indígenas que se


queden en el páramo, dicha por Jaime Nebot, entre tantas otras, fue usado
estratégicamente como un arma de legítima lucha política en pos de la reivindicación de
los pueblos ancestrales y de gran parte de la población, que también las rechazó.

Iza supo aprovechar el contexto caótico y de profunda división social por el que
atravesaba el país, para que el Movimiento Indígena quedara bien posicionado de cara a
una futura contienda política, como efectivamente sucedió en las elecciones generales
del 2021, donde lograron una votación histórica y se convirtieron en la segunda fuerza
política ecuatoriana dentro de la Asamblea Nacional.

¿Se puede cuestionar si realmente la motivación principal de la movilización


indígena era la derogatoria del decreto 883? Es válido pensarlo, debido a que, después
de todo, el precio de la gasolina se equiparó a los costos internacionales, implicando una
subida progresiva del mismo.

Sin embargo también es acertado decir que la búsqueda de la derogatoria fue el


catalizador de las molestias y demandas sociales que ya venían presentándose durante el
gobierno de Moreno y que provocaron el estallido social más grande de la década en el
Ecuador. Leónidas Iza mencionó en una entrevista para la agencia EFE que esta fue “la
única opción que finalmente les obligó a tomar el gobierno nacional, un estallido de esa
categoría". (Brik 2020, párr. 12)

Hay que decir también que la dirigencia de varios sectores del Movimiento
Indígena supo separar acertadamente la figura más intelectual, conciliadora, fuerte y
popular que tenía Leónidas Iza, de la percepción osca, anárquica y prepotente que los
ecuatorianos y ecuatorianas tenían de Jaime Vargas.

Digo acertadamente, porque es lógico pensar en que para el Movimiento


Indígena se estaba jugando mucho más que la derogatoria de un decreto ejecutivo. La
acogida y solidaridad social que tuvo esta movilización significaba un posible respaldo
electoral histórico al liderazgo político de Leónidas Iza de cara a las elecciones
presidenciales del 2021 (liderazgo que como bien sabemos no fue cristalizado) sin
embargo, existió una lectura acertada sobre el masivo apoyo electoral en las urnas.

Por otra parte, Iza supo hacer confluir en él todas las formas de lucha social de aquel
octubre, con la finalidad de ser tomado seriamente en cuenta como una posibilidad de
cambio político en el país. Si bien es cierto, no tuvo la posibilidad inmediata de lograrlo,
aún está por verse si logrará ascender su perfil político para aspirar a la Presidencia de la
República, o será uno más de los casos de esos perfiles políticos que despuntan en
determinado momento crítico y después solo quedan para la historia.

Bibliografía

 Torrow, Sidney. 1997. El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la


acción colectiva y la política. Madrid: Alianza Universidad.
 Inclán, María de la Luz. 2017. “A la sombra de Sidney Torrow. Conceptos
básicos para el estudio de los movimientos de protesta”. Política y Gobierno.
189-212. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-
20372017000100189&lng=es&tlng=es.

 Soriano, Silvia. 2021. Estallido. La rebelión de octubre en Ecuador. México:


Inter Disciplina, 336-340. http://www.scielo.org.mx/pdf/interdi/v9n25/2448-
5705-interdi-9-25-336.pdf

 Brik, Daniela. “Estallido, el libro de la rebelión de octubre de 2019 en Ecuador”.


Efe. 1 de octubre de 2020. https://www.efe.com/efe/america/politica/estallido-el-
libro-de-la-rebelion-octubre-2019-en-ecuador/20000035-4357635

También podría gustarte