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En la mayoría de las sociedades hay

Peter Burke “Sociología e historia” desigualdades en la distribución de la


riqueza, status y poder.
Concepto de clase
Clase social y estratificación social
Es difícil identificar los principios que gobiernan esta
distribución o describir las relaciones sociales que
surgen de esas desigualdades.

Incluyen la solidaridad dentro de un grupo


determinado, su sentido de la diferencia (y de conflicto)
respecto a otros grupos, y el sentido de la jerarquía.

No adoptar los puntos de vista contemporáneos sobre una sociedad determinada con
frecuencia son contradictorios. La pirámide es distinta de acuerdo con el lugar que
ocupa cada uno en ella y algunas afirmaciones contemporáneas sobre la estructura
social deben tomarse como justificaciones, más que como descripciones objetivas. La
concepción medieval tradicional de la sociedad era de dependencia mutua de 3
grupos: clero, caballeros y campesinos. Esta división de la sociedad entre los que
rozan, los que luchan y los que trabajan parece una justificación de los que no trabajan
para los que no trabajan. Es poco probable que las opiniones contemporáneas,
aunque son una parte indispensable de los datos a analizar, constituyan el marco más
MODELOS
apropiado para ese análisis.

Para Marx, una clase es un grupo social con una función concreta en el proceso La función de un
de producción. Los propietarios de la tierra, los propietarios de capital y los modelo es la de
trabajadores que no poseen más que sus manos. Tres clases sociales: que simplificar para hacer
corresponden a los 3 factores de la producción de la economía clásica, la tierra, más inteligible el
el trabajo y el capital. Las distintas funciones de esas clases les dan intereses mundo real.
conflictivos. La historia es la historia del conflicto de clases.

Es más preocupante que el modelo de Marx no sea tan claro. Utiliza el término Marx destaca las
“clase” en varios sentidos diferentes. Algunas veces, distingue 3 clases: tierra, diferencias entre sus
capital y trabajo; otras veces sólo distingue 2: los explotadores y los explotados, 3 grupos a expensas
los opresores y los oprimidos. A veces, emplea una definición amplia de clase, de las diferencias
otras una más restringida. dentro de ellos.

Amplia: los esclavos y los plebeyos romanos, los siervos y los oficiales artesanos medievales eran
clases (parte de la clase trabajadora), porque sus intereses estaban en conflicto con los de sus
sueños y dueños.

Restringida: los campesinos franceses no eran una clase en 1850 porque no tenían conciencia de
clase, carecían de un sentido de solidaridad mutua que traspasara los límites regionales.

Siglo XIX, Inglaterra, el lenguaje de clase estaba empezando a usarse, encontrando más útil su modelo. Para
otros tipos de sociedad, otros modelos pueden ser más adecuados, modelos que no distingan los grupos
sociales a partir de su posición en el proceso de producción, sino de acuerdo con otros criterios. Ej.: la India
donde el modelo obvio es el de casta, con la oposición entre el “puro” y el “impuro”.
Weber distinguió las “clases” como grupos de personas cuyas oportunidades en la vida estaban determinadas
por la situación del mercado, de los “estados”, cuyo destino estaba determinado por el status o el honor. Se
adquiría por nacimiento, definido legalmente, y podía llevar consigo poder y privilegio.

Donde Marx definió sus clases en términos de producción, Weber definió sus estados en
términos de consumo. Para Weber, los modelos de consumo no son siempre índices
fieles de status. Discrepancias en la distribución de los privilegios.

Los marxistas respondieron a Weber señalando que valores como status son impuestos
por la clase dominante a todos los demás.

Los 2 hombres tuvieron intereses distintos y trataron de


responden a cuestiones distintas sobre la desigualdad. Marx
estaba interesado en la dominación y el conflicto, mientras que Formas
Weber estaba interesado en los valores y estilos de vida. complementarias
de ver la sociedad.

Cada historiador puede presentar casos


que se ajusten a su interpretación.

No los tratados legales sobre los 3 estados del reino, ni los informes oficiales al gobierno central sobre los
disturbios populares son una evidencia ideal del carácter de una estructura social. Estas fuentes corresponden
respectivamente a enfoques de “autoevaluación” y “ubicación”, donde los que hacen las preguntas o los
cuestionarios invitan a los que respondan a indicar su propia posición en la jerarquía social o la de otras
personas. Es necesario complementar las fuentes de este tipo con el “enfoque objetivo”, el estudio de lo que
las personas hacen, más que de lo que dicen (ej.: el matrimonio como indicativo de igualdad social).

En Inglaterra, como en Francia, los historiadores de los siglos XVII y XVIII también han luchado con
el problema de conceptualizar la estructura social. Pero el siglo XVIII, el problema crucial es el de
caracterizar a los grupos de la base de la pirámide social. Edward Thompson habla de “la plebe” del
siglo XVIII en contraste con la “clase obrera” del XIX. La plebe no era una clase porque carecía de
conciencia de clase. La solidaridad vertical todavía pesaba más que la solidaridad horizontal.

Este resumen del tema


controvertido de la historia Los modelos opuestos pueden contribuir al análisis de la
social, sugiere 2 conclusiones: misma sociedad. El modelo de clase y el modelo de estado
descubren al usuario algunas de las relaciones sociales en
Francia en el siglo XVIII al precio de ocultar otras.

Aunque ambos modelos nos ayudan a comprender ambos tipos de sociedad, el modelo de grupos
de status parece especialmente apropiado para las sociedades preindustriales y el modelo de clase
para las industrias. Las definiciones formales de la jerarquía social tienen más peso en el primer
caso, las definiciones informales en el segundo. La creciente interdependencia de distintas regiones
en la economía capitalista favorece el desarrollo de la conciencia de clase.
Entre movilidad ascendente en la escala social y movilidad descendente.
3 distinciones útiles.

Entre movilidad dentro de una vida individual (intrageneracional) y movilidad a lo


largo de varias generaciones (intergeneracional).
Borges “Funes el Memorioso” Proyecto de que todos aquellos que lo trataron escriban sobre él; mi
testimonio será acaso el más breve y sin duda el más pobre, pero no
el menos imparcial del volumen que editarán ustedes.

Ireneo Funes: siempre sabia la hora, como un reloj. “cronométrico Funes”

Yo había iniciado en aquel tiempo el estudio del latín. Ireneo no tardó en enterarse del arribo de los libros de
Borges. Le dirigió una carta donde le solicitaba el préstamo de cualquiera de los volúmenes, acompañado de un
diccionario para la buena inteligencia del texto original, porque todavía ignoraba el latín. No supo si atribuir a
descaro, a ignorancia o a estupidez la idea de que el latín no requería más instrumento que un diccionario. Al
hacer la valija se dio cuenta que le faltaban los libros por eso fue a la casa de Funes. Cuando llegó oyó la voz de
Irineo en latín.

Borges dice: “prefiero resumir con veracidad las muchas cosas que me dijo Ireneo. El estilo indirecto es
remoto y débil; yo sé que sacrifico la eficiencia de mi relato”. Ireneo empezó por enumerar, en latín y
español, los casos de memoria prodigiosa registrados en uno de los libros que Borges le prestó.

Le dijo que él había sido lo que son todos los cristianos: un ciego, sordo, abombado y desmemoriado.

Razonó que la inmovilidad era un precio mínimo. Ahora su percepción y su memoria eran infalibles. Es inverosímil y
hasta increíble que nadie hiciera un experimento con Funes. Lo cierto es que vivimos postergando todo lo
postergable; tal vez todos sabemos profundamente que somos inmortales y que tarde o temprano, todo hombre
hará todas las cosas y sabrá todo. Funes le dijo que había discurrido un sistema original de numeración. No lo había
escrito, porque lo pensado una sola vez ya no podía borrársele. Funes no sólo recordaba cada hoja de cada árbol de
cada monte, sino cada una de las veces que la había percibido o imaginado. Pero era incapaz de tener ideas
generales, platónicas. Le era muy difícil dormir, dormir es distraerse del mundo. Había aprendido sin esfuerzo el
inglés, el francés, el portugués, el latín. Sospecho, sin embargo, que no era muy capaz de pensar. Pensar es olvidar
diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había sido detalles, casi inmediatos.
Cernadas y Lvovich: “Historia, ¿para qué? Revisitar a una vieja pregunta

Alejandro Cattaruzza

Historia ¿Para qué? No pueden


Ej.: en la presentación de La Revue Historique (1876) de
esperar ninguna respuesta definitiva
Gabriel Monod explica los principios que la revista se
de mi parte. Voy a proponer algunos
daba a sí misma: “´pretendemos mantenernos
modos de considerar esta cuestión.
independientes de cualquier opinión política y religiosa.
El punto de vista será estrictamente científico.”

En el comienzo de la organización de la
historia profesional (segunda mitad del siglo Objetivas de la revista:
XIX), la pregunta no solía plantearse
explícitamente, tanto los historiadores como  Los dolorosos acontecimientos en Francia
el Estado suponían tener la respuesta. generan el deber en el alma de la Nación, la
conciencia de sí misma por medio del
profundo conocimiento de su historia.
Se plantea que la tarea de la historia es al mismo  Todos se sentirán retoños del mismo suelo,
tiempo científica y patriótica, dos atributos que no hijos de la misma raza, todos hijos de la vieja
son sencillos de conciliar. Luego de proclamar su Francia y al mismo tiempo todos ciudadanos,
independencia de las opiniones políticas, Monod con el mismo título, de la Francia moderna. La
declaraba su voluntad de contribuir a la historia trabaja por la grandeza de la patria y
consolidación de la identidad nacional. Pocas por el progreso del género humano.
empresas pueden ser más políticas que ésa.

Estos hombres entendían que su saber era científico y objetivo; se atribuían una misión social que
los alineaba con la gran empresa que el Estado y parte de las élites estaban encarando.

Paul Valéry (1931) La historia es el producto más peligroso que haya elaborado la química del intelecto,
atendiendo a su influencia política.

Marc Bloch: Introducción Intento por demostrar a las élites nacionales (los hombres de cultura y de acción) cuál
a la historia. era la legitimidad intelectual de la historia, por una parte; y buscaba explicar a esos
mismos auditorios cuál era su utilidad para la sociedad y cuál el papel que podía
desempeñar el historiador en ella. Este libro se escribía en la Francia ocupada por los
nazis y con Bloch ingresando en la resistencia: es en esa coyuntura que Bloch elige
como tarea intelectual explicar cuál es el papel social de la disciplina que practicaba.

¿Cuáles son las transformaciones Cambios importantes que afectan directamente a la pregunta: la extensión de
más notorias en las condiciones de la duda acerca de la cientificidad de la tarea del historiador y de los productos
producción de la pregunta, en el culturales que son su resultado, promovida por el narrativismo, el giro
contexto historiográfico en el que lingüístico, el posmodernismo. Ha cambiado la firmeza y extensión de la
se la plantea? convicción que durante mucho tiempo los historiadores tuvieron en torno a la
cientificidad de la disciplina; aquella convicción no sólo era patrimonio de los
historiadores de fines del siglo XIX, sino que, fundada en otra noción de
ciencia, también era expresada por los primeros annalistes.

Desajuste en el conjunto conceptual clave que organizó la ideología de la profesión desde fines del siglo XIX y a lo
largo de buena parte del siglo XX. Señalaba que producíamos una historia objetiva (para sostener la cientificidad
de la disciplina) destinada a consolidar identidades nacionales. Aquella objetividad fue puesta en cuestión.
En su libro de 1988 “Ese noble sueño”, referido a la organización de la historia profesional en
Peter Novick los EEUU. A pesar de mi compromiso (como profesional) con la escritura y la enseñanza de la
historia, soy incapaz (como ser humano y como ciudadano) de considerar que la empresa
profesional del historiador sea una bendición para la humanidad. En las primeras décadas del
siglo XX, el trabajo más profesionalmente logrado sobre la Reconstrucción fue perversamente
racista. Dificultad de hallar algunos contenidos ético-políticos asociados al ejercicio de la
historia profesional.

¿Como podemos dar cuanta de la idea que sugiere que el saber que manejamos, su enseñanza, la investigación de sus
temas, en fin, que nuestra disciplina y nuestra profesión, tienen algo más que ofrecer?

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Abandonar la pretensión tan extendida Aunque nuestros productos no Más allá de nuestra voluntad
de que pueda hablarse de los puedan pensarse objetivos habrá un uso público de nuestra
historiadores en conjunto, o de la según el canon positivista, si producción. Debemos asumirlo y
historia como una serie de actividades sabemos que han sido objetos ser conscientes de que nuestro
o un espacio institucional homogéneo. científicamente construidos y saber se extenderá aun en formas
Al día de hoy se siguen practicando sometidos al control de un diversas a las originales por fuera
distintos tipos de historia. Las cambio profesional. Y esto los del mundo académico.
convicciones en torno a qué es y cómo diferencia de otros relatos y
debe practicarse la disciplina, indican representaciones del pasado y
en principio que hacer historia les otorga una mayor capacidad
comienza y termina por plantear un explicativa.
problema.

una historia que se piensa como una práctica que arranca de plantear un problema intelectual y termina planteando
una pregunta nueva; que se piensa productora, a través de ciertos procedimientos intelectuales controlables, de
objetos culturales que son soporte de aprox. explicativas, aun parciales, al pasado; una historia que sepa que sus
productos serán usados públicamente y que intervenir en ese escenario. ¿Para qué este modo de hacer historia?

Vale la pena enseñar, investigar, estudiar y divulgar este tipo de historia porque puede contribuir a la extensión en la
sociedad de un modo crítico de pensar la realidad. El acento debe estar puesto más en la exhibición de los
procedimientos que en los contenidos. Demostrar que somos capaces de construir respuestas provisorias a nuestras
propias preguntas. Si este razonamiento se sostiene, nos volvemos a dar un horizonte social para las tareas del
historiador, podemos volver a reinstalar a la historia en el núcleo del proyecto moderno. Una historia que se conciba
a sí misma de este modo puede contribuir, por la vía de difundir los procedimientos del pensamiento crítico en la
sociedad, a expandir los espacios de libertad y de igualdad.

LÍMITES: una de las funciones más importantes del historiador es la de recordar. Esta función, luego de la dictadura
en la argentina, fue tomada antes por los organismos de DDHH, que por los historiadores. Se hacen evidentes los
límites que aun una historia como la descripta puede tener en su intervención social.
Rosa Belvedresi Filósofa

 Desde la filosofía, esta ha intentado responder a la pregunta acerca del para qué de la historia. Niezstche acerca de
la utilidad y perjuicios de la historia para la vida, una dosis justa de historia es necesaria, pero que el exceso de
historia termina por ahogar la vida. Lo ahistórico y lo suprahistórico representan un impulso constructivo que es la
contraparte necesaria de la capacidad destructiva de los histórico. En las filosofías de la historia tradicional
fundamental, al modelo hegeliano pero también a la variante marxista, la historia está para otra cosa que no es
ella misma.
 En la actualidad, en el marco de una filosofía de la historia con una fuerte carga epistemológica, la cuestión del
para qué de la historia se enmarca dentro de una pregunta más general acerca del para qué del conocimiento. Así,
“historia, ¿para qué?”, no es más que una instancia particular de la pregunta más amplia: “conocer, ¿para qué?”.
“Aquellos que no recuerdan su El conocimiento del pasado provisto por la historia sería una forma de
pasado están obligados a repetirlo” memoria o recuerdo que cumpliría como función esencial la de evitar la
repetición del pasado.

Su utilidad para el presente, en cuanto ejercicio de la memoria: recordar no


basta por si mismo para evitar que se repita aquello que recordamos.

La asunción de que el interrogante de “historia, ¿para qué?” se puede responden


términos de “para no repetir el pasado”, debe ser fuertemente matizada. Porque
muchas veces se apela al pasado como una edad dorada que intentamos
recuperar.

Variación: “aquellos que no Puede ser valioso conocer el pasado, entenderlo. Ser capaces de
conocen el pasado están trasladar a otras situaciones presentes o futuras ese conocimiento,
obligados a repetirlo”". de modo de poder evitar aquellos sucesos del pasado que nos
resultan indeseables, “proveer una mirada atenta sobre el presente”.

Opinismo liviano: como si el conocimiento del pasado pudiera equipararse al conocimiento


del mundo natural, que una vez obtenido permite transformar a la naturaleza en un objeto
manejable y previsible para nosotros.

Historiadores que se dedican a temas que no tienen una vinculación ni directa ni


evidente con el presente (faraones, derecho medieval). La historia se ve como
una empresa cognitiva, no necesita para justificarse más que estar motivada por
la curiosidad, y ser guiada por la honestidad intelectual.

La historia no provee ejemplos al presente ni al futuro. Y esto por dos motivos:

1. Nunca nada se repite en la historia, con lo cual de poco más que de


inspiración puede servir el pasado para el presente.
2. Porque la especie humana, el sujeto de la historia no se comporta
siguiendo un kantiano plan racional; más bien lo contrario, la historia
puede mostrar un conjunto de situaciones que han costado el sufrimiento
de miles de personas y que el conocimiento histórico no nos ha ayudado
a evitar. Si hay un para qué de la historia aquí no puede ser el de la
utilidad inmediata ni tecnológica

No importa cuán lejano, o cercano, o familiar, o extraño nos resulte el pasado que nos presente
la historia, es un modo de mostrarnos un ejemplo de la forma que esa naturaleza humana
puede asumir; sin pretensiones de que se repetirá en esas o en otras circunstancias, y casi sin
ninguna utilidad para intentar alguna predicción. Contribuye a hacernos tolerantes y
respetuosos, lo que resulta siempre una buena cosa para aquellos con quienes convivimos.

Punto de vista de una consumidora de productos históricos de diversa índole: quien consuma productos históricos lo
haga por afán de poner en perspectiva su propia existencia. Sus orígenes, o a su inserción de clase, o a su
pertenencia a un grado social determinado. Quien consume algún producto histórico lo haga por pura curiosidad,
curiosidad que está ligada a cierta sensibilidad. Cristaliza un estado de cosas que en cuanto histórico podría haber
sido de otra manera, y que, también, puede ser de otra manera. Esta preocupación histórica está ligada a cierta
responsabilidad con el presente. No se trata sólo de darnos cuenta de que el mundo que nos rodea es mucho más
antiguo que nosotros, de entender cómo este mundo ha resultado de quienes en el pasado, como nosotros hoy, han
seguido ciertos cursos de acción en lugar de otros. Esta conciencia o sensibilidad histórica nos enfrenta al mundo de
otra manera. Las cosas no siempre han sido así (los esclavos se han liberado alguna vez, pero también otros han sido
esclavizados a su vez), ni los imperios más poderosos han sido eternos.

1) Historia magistra vitae (la historia como maestra de vida): pasado como una suerte de reservorio de
lecciones, máximas morales, ejemplos que permitieran orientar nuestra conducta presente. Koselleck, el
fundador de la escuela alemana de “historia de conceptos”, la idea de repetibilidad de la historia. Si la
historia nos puede ofrecer lecciones morales substantivas para el presente es porque las mismas situaciones
se repiten en los distintos tiempos. Visión estática del mundo: para los antiguos no había todavía un
concepto de historia asociado a la noción del devenir de la temporalidad. Existían historias, es plural,
conjunto de situaciones particulares, que eran las que eventualmente se repetían en las diversas épocas y
lugares.
2) Cristianismo: las acciones humanas, al igual que el mundo natural, van a ser el modo por el cual Dios revela a
los hombres el plan de la creación. Conocer la historia se vuelve el intento de entender cuál fue el diseño de
Dios en el momento de la creación.
3) Quiebre: es un fenómeno reciente. Koselleck afirma que dicho proceso se encuentra asociado a los
desarrollos tecnológicos de los siglos XVII y XVIII y a la experiencia revolucionaria, que van a dar origen a una
nueva conciencia de la temporalidad. Esto es lo que dicho autor define en términos de la ruptura entre
espacio de experiencias y horizonte de expectativas. Producido este divorcio, el futuro no resultaría ya
legible en las lecciones del pasado, las experiencias acumuladas no servirán más de guía confiable del
comportamiento previsible de los acontecimientos porvenir. Del relato del pasado ya no podrían extraerse
lecciones morales substantivas para el presente. La respuesta de este autor a la cuestión sobre el sentido de
la historia es que la misma se va a replegar sobre las formas vacías de la temporalidad. Esta no puede
proveer orientaciones normativas, pero si descubrir patrones de devenir temporal. Koselleck señala una ley
más general de la modernidad. La “ley de aceleración del tiempo”, y que afirma que el cambio se produce a
intervalos cada vez más cortos de tiempo. La historia pierde todo significado trascendente.
4) Filosofías de la historia del siglo XIX: cuando surge la historia como disciplina científica. Buscar su sentido en
la propia lógica objetiva del desenvolvimiento de los acontecimientos. Matriz teleológica: la historia marcha
espontáneamente a la realización de ciertos valores, se orienta en el sentido del progreso, el aumento de la
libertad, etc. LA objetividad de la historia va a exigir, al mismo tiempo, que no se descarte a priori la
posibilidad de que los resultados de la investigación histórica terminen demostrando lo contrario a lo que
uno supone de antemano que se termine descubriendo que los principios que orientan su desenvolvimiento
no sean verdaderamente la realización de la libertad o de la democracia, que lo que enseña la historia es el
autoritarismo.
Nietzsche: sólo cuando se desmorone el supuesto de que la historia tiene un sentido podrá emerger la
cuestión del objeto de los estudios históricos. Si la historia no tiene un fin, cabe preguntarse entonces cuál es
el fin de los historiadores. Para el autor, si la historia resulta incompatible con la vida es porque el
conocimiento de la historia ´solo nos termina por revelar el sinsentido de la historia.
5) Teoría de la secularización: esta búsqueda de sentido propia de la filosofía de la historia revela que, en el
fondo, ésta no es más que una versión secularizada de las viejas escatologías cristianas. Hans Blumenberg va
a hacer una distinción. Para él, la filosofía de la historia va a heredar la pregunta misma por el sentido de la
historia. Las filosofías de la historia van a hacer más que otros tantos diversos intentos de tornar inteligible y
soportable un mundo que ha perdido ya toda garantía trascendente.
6) Zygmunt Baumen: la misión del historiador sería ampliar nuestro horizonte cultural al ponernos en contacto
con realidades, gente, etc., que nos resultan ajenas, volvernos familiares esas culturas o universos extraños o
incomprensibles para nosotros. Y para que es sea posible, el historiador debe, al mismo tiempo, volver
extraño lo familiar.

El sentido que se encontraría en la historia a partir de que se quiebran las visiones teleológicas de la historia
radicaría en el hecho de que confrontarnos a este vacío de sentido nos permitía mirar las identidades sustantivas y
desarrollar un sentido de tolerancia hacia el otro, hacia el que nos es extraño, que sería el presupuesto de una
democracia pluralista.

Esta visión se puede problematizar. Dos dilemas:

1. Presupone la posibilidad de un distanciamiento respecto de nuestros propios supuestos, de alcanzar un


punto que nos permita acceder a aquello que nos es extraño sin reducirlo a lo que nos es familiar. Presupone
un concepto de Verdad. Tal pretensión de objetividad se ha tornado insostenible, por las mismas razones
que la han vuelto, al mismo tiempo, necesaria.
2. Es efectivamente cierto que el socavamiento de las identidades colectivas, la revelación de su naturaleza
contingente, lleva a un mayor pluralismo, y no, por el contrario, a la anomia; si el descubrimiento del fondo
de irracionalidad, del sinsentido subyacente a todo orden social y político, no nos hunde en una existencia
mecánica, fantasmática, repetitiva. Si ello no nos devuelve a la necesidad del historiador de servir de
vehículo para crear sentidos de comunidad, construir mitos de identidad en un momento en que se sabe que
son tales, y que, por lo tanto, ya no podemos creen en ellos.

Doble dilema: por un lado, la simultánea necesidad e imposibilidad de distanciamiento, y por otro lado, la simultánea
necesidad e imposibilidad de identificación.

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