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UNIVERSIDAD FERMIN TORO

VICERECTORADO ACADEMICO

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDACAS Y POLITICA

ESCUELA DE DERECHO

DERECHO ROMANO I

INTEGRANTE:

ENRIQUE JIMENEZ

C.I: 27.636.660

ARAURE, SEPTIEMBRE DE 2020


Como punto introductorio de este ensayo, es menester hacer mención
a la notable influencia que ejerce el derecho romano en cuanto a la
edificación técnico jurídico de las normas que rigen nuestra sociedad, lo cual
se evidencia en el arraigo intrínseco de sus fuentes en concatenación a los
principios del derecho imperantes en la actualidad; vale decir, en frase
sucinta que, el derecho actual consiste en el derecho romano evolucionado.
En fin, antes de entrar en mayores detalles relacionados al tema que nos
ocupa en este escrito, es conveniente indicar y explicar cuáles son esas
fuentes atinentes al derecho romano, para que, en secuela, podamos evaluar
y determinar su incidencia en las normas que integran nuestro ordenamiento
jurídico, y de ese modo, entendamos la intención que quiso plasmar el
legislador en la confección de éstas, en sujeción a las directrices
circunscritas en la escuela romana. Por lo que, en sujeción a esto es
oportuno acotar que el derecho romano está conformado por siete clases de
fuentes distintas entre sí, las cuales a su vez, están congregadas en dos
grupos, la primera de ellas es la costumbre como eje elemental del derecho
no escrito, y tiene una trascendencia esencial, puesto desde hace varios
siglos se ha erigido como un mecanismo de suma importancia para la
estructuración del derecho consuetudinario, al tiempo que también constituye
una fuente de nuestro derecho vigente. De esta manera, podemos decir que
la costumbre toma un carácter determinante en la administración de justicia
de un país, dado que se instituye como una regla de derecho establecida por
la voluntad tácita de sus habitantes, por lo que para ser obligatoria y tener la
misma fuerza que una ley no es necesario que esté confirmada por una de
ellas; es suficiente que sea antigua y constante, bien establecida. En cuanto
al otro grupo encontramos al derecho escrito, mismo que, tal como lo
denotan sus palabras, consiste en el conjunto de estamentos normativos que
regulan la relación y la conducta del hombre en la sociedad. Está integrado
por seis fuentes, entre las que destaca en primer lugar la ley; la cual versa en
el conjunto de normas y procedimientos que establecen los mecanismos
jurídicos para la resolución de los conflictos. En cuanto al derecho romano la
ley se establecía en virtud de la proposición de un magistrado consular, y se
formaban a través de votaciones por el pueblo reunido en comicios para
luego ser promulgadas por tal magistrado, lo que se conoce como
promulgatio. Es así que las leyes romanas se distinguían en cuatro partes: el
index (denominación de la ley); la prescriptio (contiene los detalles
relacionados a la creación de la ley); la rogatio (contenido texto de la ley) la
sanctio (establece las consecuencias que se originen ante la violación de las
normas que contiene la ley). El plebiscito constituía otra fuente escrita y
consistía en las decisiones tomadas por los plebeyos a través de comicios
celebrados entre ellos, las cuales eran de obligatorio cumplimiento para
todos en su cúpula. Del mismo modo el senado consulto, puesto se
fundamentaba en las directrices emitidas por el senado, en función a lo que
establecían y autorizaban, y tuvo auge cuando el pueblo romano se hizo tan
numeroso que vino a ser difícil reunirlo en masa para votar las leyes, por lo
cual pareció conveniente consultar al senado en lugar del pueblo. En ese
orden, también se encontraban los edictos de los magistrados, en virtud de
que en la época romana, los magistrados investidos de autoridad legislativa,
emitían los edictos cuya finalidad versaba en la toma de acciones judiciales.
Esto tenía una similitud con las respuestas de los prudentes, en razón de que
eran los dictámenes y las opiniones de los jurisconsultos, a quienes les había
sido permitido fundar el derecho, y tales decisiones tenían suma importancia,
por cuanto les era prohibido a los jueces descartar sus respuestas. Por
último, como integrante del escrito romano estaban las constituciones
imperiales, mismas que eran decisiones emitidas por lo emperadores, las
cuales eran llamadas constituciones, y en ese sentido, tenían fuerza de ley,
puesto se consideraba que lo hacían en representación del pueblo, en virtud
de que eran ellos los que les concedían todo su poder y toda su potestad.
Ahora bien, como corolario reflexivo de todo lo desarrollado, es notable
observar las similitudes existentes entre las fuentes del derecho romano con
las normas jurídicas que circunscriben el derecho moderno, toda vez que, en
cuanto a lo que la costumbre atañe, es evidente el amparo y cobijo que
nuestra legislación le otorga como fuente de derecho. Amén a esto, es
menester indicar que no todo se detiene allí, puesto es preciso mencionar
ciertos aspectos del derecho vigente que van en armoniosa sinergia con las
fuentes escritas del derecho romano; verbigracia es la protección a la mujer,
a sus derechos y garantías, lo cual abarcaba desde el castigo y la prohibición
del maltratarlas hasta las cualidades jurídicas que les eran atribuidas para
obrar en el ámbito del derecho civil y sucesoral, como lo era dejar un
testamento. También en cuanto a las políticas sociales, se copia un patrón
utilizado en Roma, en virtud de que enaltecían el acceso a la educación
gratuita y sin exclusión, así como los programas de abastecimiento y
alimentación para los estratos sociales más desfavorecidos
económicamente. Ni hablar de la incidencia que tiene en lo concerniente al
derecho procesal civil, en razón de que aportó los elementos que se utilizan
en la actualidad en ese campo de justicia, tal es la existencia de jueces
imparciales, la contestación de las demandas, la apelación a una sentencia
determinada, las prueba, la caducidad, las sentencias, entre otras. Ni hablar
en cuanto a lo referente a los contratos y propiedades, puesto del derecho
romano se tomaron las figuras de las obligaciones como el acreedor y el
deudor, los contratos de compra venta, de arrendamiento, de cesión y todos
los de su género, el mandato, el mutuo, el comodato, el usufructo, los
poderes, las sociedades mercantiles, entre muchas otras figuras de orden
legal existentes hoy en día. En el ámbito del derecho penal, se tomó como
patrón rector el castigo a quienes abusen sexualmente de otra persona sin
su consentimiento. Así pues, como comentario final, es plausible indicar que
los romanos crearon sus normas rectoras, de una manera tan metódica y
pragmática que son ajustables y asequibles al imperio de las leyes del
mundo occidental y del derecho positivo, aun cuando las mismas datan
desde el siglo XI, constituyendo el más sólido fundamento de nuestro
ordenamiento jurídico junto al derecho canónico. Esta injerencia de larga
travesía ha sido posible porque la jurisprudencia como artífice del derecho
romano instauró normas y principios capaces de adaptarse a las
contingencias de cada tiempo y lugar, toda vez que ésta flexibilidad en
cuanto a sus reglas han permitido su primacía hasta nuestros días.

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