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CRIAR ADOLESCENTES CON LÍMITES Y CON HUMOR

REVISTA DE SEVILLA 20 octubre 2019


LUIS GUTIÉRREZ ROJAS | MÉDICO PSIQUIATRA

"La adolescencia es más fácil si años antes pusimos normas


claras"

Luis Gutiérrez Rojas (Granada 1977), médico psiquiatra en el Hospital clínico


San Cecilio de Granada y en la universidad de esta ciudad, especializado en
el trastorno bipolar, es padre de seis hijos y finalista en 2003 del Club de la
Comedia. Se ha especializado en enseñar -a empresas, colegios y
asociaciones- herramientas para que las personas sean capaces de afrontar
los problemas y enfrentarse al futuro. Acaba de dar una conferencia en
Sevilla sobre educación con humor organizada por la Asociación de
Empresarios del Sur de España (Cesur). Cree que la felicidad está más
cercana al dolor que al placer.

-¿En qué consiste su propuesta de educar con humor?

-Ser padres parece muy complicado. Es importante hacerlo con humor y


optimismo. Educar a un hijo no tiene que ser tan difícil. Nosotros lo hacemos
más difícil al angustiarnos con los problemas de la vida cotidiana cuando
tendríamos que quitarle importancia a las cosas y relativizar. La clave desde
el principio es saber poner límites y pautas para que las cosas salgan bien.

"QUERER QUE UN ADOLESCENTE SEA


PERFECTO Y NO SE EQUIVOQUE SÓLO CREA SERES LLENOS DE
COMPLEJOS”

-¿Cómo se pone humor a la vida tal como están los trabajos y las jornadas
laborales eternas?

-Es cierto que la conciliación de la vida familiar y laboral muchas veces es un


problema. Pero de verdad creo que pasamos con nuestros hijos bastante
más tiempo del que parece y que las cosas van a mejor, no a peor. Hoy la
relación de un padre con los hijos es bastante mejor que la que pudo tener
mi padre, en implicación en las tareas del hogar, en dedicación y estar
pendientes de los hijos. El problema es cómo saber sacarle partido a ese
tiempo.
-Dígame alguna de sus recomendaciones

-Sobre todo si se trata de adolescentes, los hijos en general exageran. Nos


pueden plantear situaciones para ellos límite, pero en realidad son auténticas
tonterías porque su mundo se está formando, no tienen ideas claras, no han
madurado lo suficiente.
Tienen un conflicto con un compañero, dicen que el profesor les tiene manía,
que si les han pegado en el patio. Entonces una de las pautas de educar con
humor es no ponernos a la altura de nuestros hijos. No entrar al trapo en
cuestiones que son muy tontas. Yo creo que a veces los padres sufrimos
mucho por eso.

-¿Qué actitud errónea tienen los padres?

-Nos parece que tenemos que convencerlos, que entiendan las cosas para
que las hagan. Es una teoría bastante absurda. Puedo explicarle a mi hijo
que tiene que hacer los deberes, que llegue a su
hora, pero a lo mejor hace lo que le dé la gana. A veces se tiran un montón
de horas por la borda en hablar, explicar y razonar cuando el niño lo que
necesita son ideas claras: a esta hora se llega, se come, nos levantamos, la
tele no se pone. Casi se puede educar al niño desde que es un bebé.

-¿Dónde está el límite entre las normas y el autoritarismo?

-En una familia donde se sabe que hay unas pautas claras los padres no se
tienen que imponer con autoridad, con voces ni con castigos. No es
necesario todo eso. Se tienen que aplicar porque son las normas que rigen
en la casa y todo sale a pedir de boca porque desde el comienzo el árbol va
creciendo bien. Ahora, si todo es negociación, todo es explicación, si todo es
tú me das yo te doy, si todo es premio o castigo, entonces estamos muertos.
Porque tenemos que dedicar millones de horas a cualquier plan, actividad o
pauta que queramos aplicar.

-¿Dónde metemos aquí el humor?

-Veo a un montón de familias que sufren porque han puesto a los hijos en el
primer lugar y son estos los que toman las decisiones, como si fueran
pequeños tiranos. En ese caso lo que hay en las casas es tensión, discusión,
peleas, voces, amenazas. Pero si los padres tienen las ideas claras y desde
el principio marcan una serie de pautas, el hijo sabe a qué atenerse. Una
familia que ha perdido la autoridad, donde se ha cuestionado la figura del
padre y son los hijos los que deciden es un error de libro. Una familia es lo
más lejos a una democracia. Son los padres los que mandan y los hijos los
que obedecen. Si estos son los que deciden, veríamos la tele hasta la una de
la mañana o iríamos todos los veranos a Eurodisney.
-¿Qué hacemos cuando el hijo crece y quiere participar y opinar?

-Casi todos los padres se angustian cuando llega la adolescencia: dicen que
el adolescente está imposible, que me ha puesto la soga al cuello, que está
siempre enfadado. Claro, eso tiene que ver con qué fue lo que se hizo
muchos años antes. Si uno puso en su día las bases claras, cuando llega la
adolescencia todo es más sencillo y más fácil. No se puede actuar como
cuando es un bebé. Con el
adolescente hay que tener paciencia.

-¿Qué pautas aconseja para la adolescencia?

-El hijo debe saber que siempre nos tiene, pero ha de encontrar su camino y
tiene que equivocarse. Querer que un hijo sea perfecto y no se equivoque en
nada convierte a los hijos en seres llenos de
complejos y desgraciados porque no toman sus propias decisiones.

-¿Cómo actuar ante una conducta no adecuada?

-Los padres no pueden angustiarse ni preocuparse ni estar tensos. La


adolescencia es una etapa y pasará. Muchas de las cosas que les preocupan
no son problemas gordos. Hay quien enseguida quiere
llevar a su hijo al psicólogo, que lo vea un equipo multidisciplinar. Los padres
tenemos que ser un faro que los guía, pero no podemos ser una vía de tren
por la que nuestros hijos lo tengan todo hecho.
Uno aprende y madura enfrentándose a la diIcultad, al no.

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