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RESUMEN MUNDIAL I pag

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I. Conceptos claves.
Historia. Objetividad y subjetividad. La interdisciplinariedad. Cultura, Civilización, Sociedad, Estado y
Economía.
Objetividad: se basa en hechos reales y verificables dictaminando juicios imparciales y sin prejuicios.
Subjetividad: parte de los sentimientos, deseos particulares y también se ve afectada por las experiencias
anteriores.

II. El Asia Anterior.


III.
Delimitación Geográfica.
Contenau G.
ANTIGUAS CIVILIZACIONES DEL ASIA ANTERIOR
Capítulo 1
GEOGRAFIA:  
Con el nombre de Asia Anterior se designa, en el terreno de la historia, la parte de este continente cuyos
límites generales son la frontera de Irán al este, el Mediterráneo al oeste, el Parapeto del Cáucaso al norte y
el golfo Pérsico al sur.
Mesopotamia
Es el foco de irradiación de progresos que las demás poblaciones aprovecharon. Sus dones naturales la
predisponían para la riqueza que supo desarrollar.
Dos grandes ríos, el Tigris y el Éufrates, forman la región que los griegos llamaron Mesopotamia "país que
está entre ríos". La inundación comienza en el mes de marzo, alcanza su máximo en mayo, y las aguas van
retirándose de junio a setiembre. A dicha inundación hubo que reglada, llevarla a diques por medio de
canales que, perfeccionados en cada reinado, neutralizaron la violencia de la creciente. El clima no permite la
vegetación si la tierra no está abundantemente irrigada. Sembraban cereales que pudieron alcanzar un
rendimiento fabuloso. Debian defenderse de los leones, los caballos no se usaban, si usaban asnos.
La parte meridional era el país Sumer cuya civilización, primera en aparecer, se impuso en el resto de la
Mesopotamia por su superioridad. Al norte se extendía el país Akkad y no lejos del mismo Babilonia. En el
centro hacia el norte está el país de Subaru que cuando entra a la historia pertenece en su mayor parte a
Asiria. Al este, se eleva la cadena de los montes Zagros que eran el dominio de hordas móviles dedicadas al
pillaje. Estas hordas eran los Lulubi y los Kasitas.

Elam

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Irán:
En el extremo sur, hacia los confines de la llanura mesopotámica comienza el país al que los
mesopotámicos llamaran Elam. En la meseta misma, donde muchos valles paralelos se suceden encajados
en los pliegues de la cadena, tiene en su centro un desierto, antiguo mar interior cuyos vestigios se
conservan en las arenas saladas que como eficaz barrera separan Irán los cuatro puntos cardinales del
territorio. No hay grandes ríos, la naturaleza rocosa del terreno restringe su fertilidad, pero la temperatura
estival, permite ciertos cultivos en altitudes que los harían imposibles en otras partes, como el algodón.

Alta Siria y Canaán:


Volviendo hacia el oeste, encontramos, más allá de la Mesopotamia, el gran desierto de Siria, que los
separa de la costa. Este arco de circulo a sido llamado “la Media luna fértil”. En efecto por su amplitud e
intensa fertilidad, que a podido variar en el curso de los siglos, pero nunca desmentirse, la “media luna” ha
sido la gran vía de comunicación entre las felices tierras del este, lindantes con Irán y las menos dotadas del
Asia menor.
Al oeste del curso superior del Éufrates hacia el mediterráneo se encuentra la Alta Siria, en otro tiempo país
de Amarru. En esa misma dirección en las proximidades del golfo de Alejandreta se abren dos rutas: la del
norte, que conduce a Anatolia y la del sur se interna en el país Canaan bordeado por el mediterráneo. Fuera
de los caminos habituales se extiende Siria “honda” que cuenta con los territorios mas fértiles. La costa
presenta una serie de puertos y abrigos naturales dominados por la montaña. El país de Canaan en Fenicia
y al Sur Palestina, cuya extremidad meridional ocuparon los filisteos a fines del 2º milenio.

Asia Menor:
Volviendo a nuestro punto de partidatomamos la ruta del norte desembocamos después de franquear el
Taurus, en Asia Menor o Anatolia, cuyas condiciones son bastante comparables con las de Iran, aunque
menos extremas a causa de su menor altitud y de su mayor proximidad al mar. En el centro un desierto
salado que es preciso contornear para recorrer la meseta de oeste a este; costas bastante abruptas y poco
accesibles para los habitantes del interior. Su suelo variado provee de piedras y metales, es más rica que
Persia, pero lo fue mucho menos que Mesopotamia. En su centro tuvo varias ciudades importantes en la
antigüedad, de este a oeste Malatia, Kanes.

Los grupos lingüísticos de la antigüedad. Su irradiación.

Grupos lingüísticos de la antigüedad. Su irradiación:

Se atribuye el poblamiento de Asia Anterior antigua a tres grupos lingüísticos diferentes: Los “Asiánicos”
(Sumeros, Elamitas, Hurritas y Protohititas) los “Semitas” (Acadios – asirios y Babilonios – arameos,
Fenicios, Irraelitas y árabes) y los “Indoeuropeos” (Hititas, Medos y Persas). Tres familias de lenguas
forman las que se hablan, correspondientes a estos tres grandes bloques: las asianicas, las semíticas y las
indoeuropeas.
Lenguas Asianicas: las lenguas asianicas son del tipo llamado aglutinante, y el mecanismo de estas
lenguas es bastante imperfecto y no ofrece la precisión del nuestro. Las asianicas son por el momento las
mas antiguas lenguas documentadas en las diversas partes de Asia Occidental.
La mas importante es el Sumero, que era hablado como lengua general de la baja Mesopotamia, pero fue
desalojado, aun antes de la semitización completa del país, por el acadio. Si bien el dominio original del
sumero fue el país de Sumer, se lo utilizo luego como lengua religiosa y sabia en toda Mesopotamia, y se lo
estudio en todo el Asia Anterior. El Protohitita se lo hablaba en el centro de Asia Menor. Del Hurrita
poseemos actualmente muy escasos textos.
También podemos citar el Vanico, el Guti, el Kasita, el Elamita.

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Lenguas Semíticas:
Se caracterizan por tener raíces verbales de tres letras. La más importante de estas lenguas es el Acadio,
que paulatinamente se bifurca en Babilonia y Asiria. La literatura acadia es una de las más importantes que
existen. Todos o casi todos los géneros están en ella representados. No se posee literatura de los arameos
contemporánea de Asiria y Babilonia. Solo más tarde con el nombre de siríaco, se lo ve aparecer.
Se cree que, si bien no fue lengua oficial, se impuso poco a poco como lengua hablada de toda la población.
Al oeste, con el Fenicio y el Hebreo, se extiende por toda la costa Siria el dominio del Cananeo. Existe toda
una literatura relativa a las tradiciones fenicias en lengua que puede llamarse protofenicia, muy próxima al
hebreo. El hebreo es la lengua en que en épocas diversas se redacto la biblia, y ciertas partes del Antiguo
testamento están compuestas en Arameo.

Las lenguas Indoeuropeas:


A las que pertenecen las de Europa, están representadas en la antigua Asia Anterior por el antiguo Persa
(lengua oficial de aqueménidas) y por los términos indoeuropeos diseminados en las lenguas asiáticas que
hemos mencionado. (La comparación del francés, el español, el alemán, el griego moderno, por ejemplo,
que son de la misma familia, nos muestra cuanta diferencia hay entre lenguas del mismo grupo)

Ubicación geográfica de los focos culturales. Poblamiento.


Poblamiento:
Por lo general la población se concentra en las llanuras aluviales y en los nichos entre montañas donde son
más favorecidos, ocupa importantes zonas de cerros y mesetas, y se aparta de la montaña boscosa y de la
estepa árida.
A la discontinuidad espacial se suma una discontinuidad diacrónica del desarrollo demográfico.
A veces las crisis se deben a hechos naturales contra los que no había defensa posible. Pero existen
factores propiamente humanos.
El primer factor es estrictamente cuantitativo. Una comunidad de dimensiones reducidas tiene menos
posibilidades de sobrevivir una crisis que una comunidad numerosa, pero una comunidad más amplia
también deberá tener una estructura más compleja, que estará expuesta a crisis mayores.
El segundo factor es propiamente estratégico, de elección entre dos posibles modelos. Hay un modelo de
desarrollo mas lento, pero mas seguro, que tiende a conservar lo que ya existe, renuncia a proyectos de de
desarrollo y tiende a conservar su reserva de recursos. Por el contrario, hay un modelo de desarrollo mas
acelerado, que tiene como rasgos característicos la concentración de los excedentes y la especialización
laboral. Este modelo tiende a crecer, y para ello debe utilizar el máximo de los recursos, por lo que está
bastante más expuesto que el otro a colapsos verticales. También forma parte de este segundo modelo la
guerra, entendida como una forma de hacerse de recursos y ampliar el ámbito de control político.
Los picos de desarrollo del segundo modelo están alternados y aislados en el tiempo y en el espacio,
mientras que el desarrollo demográfico “normal” corresponde más bien al ritmo lento del primer modelo.
Este ultimo ritmo esta condicionado por dos factores: 1) mortalidad infantil; 2) una duración media de la vida
tan baja, que afecta seriamente la fase fecunda. La respuesta social es bajar al máximo la edad del
matrimonio para las mujeres, dosificar la endogamia. Sin embargo, esto puede contrarrestar hasta cierto
punto la situación física, que esta condicionada por los factores sanitario y alimentario. En el antiguo oriente
el hombre vive poco tiempo, vive mal, hambriento y enfermo.
Todo esto es un indicio de que el poblamiento humano básico tuvo lugar en fechas muy antiguas, y a partir
del Neolítico experimento sobre todo una dinámica interna, o desplazamientos dentro del área.

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Practico: 1
(Año 2021)

Grupos étnicos del Antiguo Oriente


1. Leer atentamente los textos.
-Roux, Georges. Mesopotamia. Historia política, económica y cultural. ed. Akal. 1987
Capítulo Primero "El Cuadro Geográfico"
-Conteneau, G. Antiguas Civilizaciones del Asia Anterior. Eudeba. Bs. As. 1963.
-Deshayes. Las civilizaciones del Antiguo Oriente. 1969.

2. Definir el concepto de Asia Anterior. Nombrar cada una de las zonas correspondientes. Explicar las
características de la Mesopotamia.
3. Realizar un cuadro con los diferentes grupos lingüísticos y los subgrupos
4. ¿Cómo se establece la relación entre los pueblos sedentarios, nómades, seminómadas y
semisedentarios?
5. ¿Por qué no se puede plantear los conflictos entre los pueblos como raciales? Explicar.
6. ¿Qué dificultades se plantean al estudiar los diferentes grupos? Explicar.

Desarrollo:
2. Definir el concepto de Asia Anterior. Nombrar cada una de las zonas correspondientes.
Asia anterior se ubicaba en la parte Este del continente, cuyos límites generales son la frontera con Irán al
Este, el Mediterráneo al Oeste, el Parapeto del Cáucaso al Norte, y el Golfo Pérsico al Sur. Las civilizaciones
que se han desarrollado sucesivamente en este inmenso dominio, desde la más remota antigüedad a que es
posible remontarse hasta el momento en que la expedición de Alejandro (siglo IV a. C.) cambia la faz de ese
mundo y consolida la supremada de nuevas civilizaciones sobre aquellas a las que Europa tanto
debe. Numerosas y variadas, estas civilizaciones de Asia Anterior no fueron, sin embargo, disímiles. Todas
comparten un mismo fondo de cultura, lo cual permite presentadas conjuntamente en lo que tienen de común y
dar relieve a las características de una civilización asiática occidental que, con las del Egipto y del Egeo, hizo
realizar a la humanidad sus primeros progresos antes de que la antorcha pasara a manos de los griegos.

Las zonas de Asia Anterior fueron:


Mesopotamia: Una de las zonas más favorecida que las demás, fue uno de los primeros lugares donde
se desarrollaron aquellos elementos que van a permitir el desarrollo urbano y el poder centralizado. De
aquí en más fue el punto de partida hacia otros lugares. Esta región está formada por dos grandes ríos,
el Tigris y el Éufrates.

Alta Siria y Canaán: Ubicada al oeste del curso superior del Éufrates, hacia el Mediterráneo, se
encuentra la Alta Siria, y sus principales ciudades fueron Halab, Karkemish junto al Éufrates, y la que
ocupaba el sitio de la actual Zendjirli y era capital del reino de Samal. El país de Canaán desde Ladhigiya
estuvo dividido en Fenicia al norte y al sur Palestina.

Asia Menor: Tomando la ruta del norte desembocamos después de franquear el Tauro, en Asia Menor o
Anatolia, esta tuvo en su centro a varias ciudades de importancia en la antigüedad, de este a oeste son:
Malatía, kanes, no lejos de la moderna Gaisariya, Haccu, capital de los Hititas, hoyuk de Aladja.

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Características de la Mesopotamia:

*Mesopotamia (En griego: entre dos ríos) Tigris y Éufrates.

*Favorecida por sus tierras fértiles y clima.

*Ubicada en gran parte de Irak y Siria.

*Primeros asentamientos humanos permanentes, ya no será solo nómade.

*Tuvo desplazamientos a lo largo del tiempo, por ser zona arenosa.

*En la parte cercana a las montañas, favorecida por el deshielo.

*Creo ríos artificiales y diques, para evitar inundaciones y para cultivos.

*Domesticaron animales, como cabras, buey con joroba, bisontes, búfalos, perros pastores.

*En zonas desfavorables para el cultivo, aprendieron a cultivar en montañas.

*Usaban piedras para construcciones.

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3. Realizar un cuadro con los diferentes grupos lingüísticos y los subgrupos

Grupos Lingüísticos Subgrupos

Asianicos --Sumeros,
--Elamitas,
--Hurritas,
--Protohititas.

Semitas --Acadios (asirios y babilónicos),


--Arameos,
--Fenicios,
--Israelitas,
--Árabes,
--Hebreos.

Indoeuropeos --Hititas,
--Medos,
--Persas.

4. ¿Cómo se establece la relación entre los pueblos sedentarios, nómades, seminómadas y


semisedentarios?
La relación de estos pueblos estuvo marcada por las condiciones geográficas y climáticas. Nómadas y
sedentarios eran grupos humanos que tiene formas de vida distintas asociadas al desplazamiento geográfico.
Los nómadas se desplazan constantemente. En cambio, los sedentarios se asientan definitivamente en un
lugar.
La relación entre ellos era complicada en esa época, a veces solo se trataba de infiltraciones lentas y
pacíficas, otras, al contrario, la amenaza se hacía más grave y los sedentarios debían armarse para
rechazarla. El largo proceso de sedentarización que los milenios precedentes habían puesto en marcha estaba
todavía lejos de haber terminado. En el borde inmediato de los grandes valles, subsistían gran número de
nómades, en las regiones de estepas que el cultivo todavía no había alcanzado practicaban la cría de ganado
y se desplazaban en busca de agua, siempre estaban listos para invadir las regiones habitadas en donde la
resistencia de los sedentarios se hacía menos fuerte. El agotamiento rápido de los suelos producía
frecuentemente un retorno a un semi-nomadismo. Otro de los problemas entre ellos es lo socioeconómico que
coincidía en cierto modo con importantes diferencias étnicas, en lengua, ya que tenían diferentes tipos de
lenguas. Los primeros conflictos que podríamos entrever tomaron el aspecto erróneo de rivalidades raciales, lo
que condujo a considerar la historia del antiguo oriente como una sucesión de conflictos raciales. Los orígenes
de ese proceso se remontan a la época de las primeras culturas aldeanas, porque la sedentarización implica
forzosamente un doble movimiento: por una parte, la riqueza de las tierras cultivadas ejerce un atractivo sobre
los nómades que tienden a infiltrarse entre los sedentarios, o saquear ciudades y aldeas.

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5. ¿Por qué no se puede plantear los conflictos entre los pueblos como raciales? Explicar.

Porque no se trataba de eso, muchas veces el factor climático y económico llevo a mal interpretar esa
situación. Muchos nómades de las zonas desérticas eran principalmente semitas y cuando agotaban los
campos y migraban a zonas de pueblos sedentarios, se topaban con grupos que hablaban otro idioma y a
veces los conflictos que había entre este choque de pueblos se interpretaba como un conflicto racial, cuando
solo se trataba de conflictos económicos, es decir, de invadir zonas productivas que ya estaban ocupadas.
Esto se dio más que nada en algunos pueblos semitas, donde se trataba solamente de conflictos de ocupación
territorial, y no de conflictos raciales. Mas bien se trataba de unas importantes diferencias étnicas,
evidentemente de lenguas, ya que algunos pueblos tenían lenguas muy diversas, por esto ciertos autores
llegaron a considerar equivocadamente, la historia del Antiguo Oriente como una sucesión de conflictos
raciales.

6. ¿Qué dificultades se plantean al estudiar los diferentes grupos? Explicar.

Entre las principales dificultades para estudiar a estos primeros pueblos, es que, al tratarse de ser los
primeros, la propia evolución que tuvieron, más las unificaciones que se dieron de manera natural, o producto
de las invasiones o guerras territoriales. Por ejemplo, cuando un pueblo que manejaba otro idioma,
conquistaba a otro, este casi inmediatamente sobrescribía los murales del conquistado, haciendo predominar
su escritura propia. También los idiomas se iban perdiendo producto de las relaciones naturales entre las
comunidades como las comerciales, donde poco a poco iba predominando una nueva lengua. Gracias a la
arqueología, no se descartan nuevos descubrimientos donde se develen más cosas importantes sobre estas
primeras civilizaciones.

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IV. Las Civilizaciones Mesopotámicas.
La realidad geográfica y étnica. Cosmovisión Mesopotámica. Su importancia para el desarrollo político,
jurídico, social y económico.
Etapa pre-sumeria. Revolución Neolítica.
Época Sumeria. Revolución Urbana. Período de Uruk. Período de Djemdet Nasr. Etapa protodinástica: Kish,
Lagash, Nipur, Ur. Características de la civilización sumeria: religión, política, economía y sociedad.
Predominio de Akkad. Período Intermedio. Invasión Gutti. Obra de Gudea de Lagash. La tercera dinastía de
Ur. Invasiones elamitas y semitas. Continuidad cultural y religiosa.
Etapa Babilonia Antigua. Hammurabi. Su Código. Invasiones Extranjeras.
Asiria. La formación del reino: períodos paleoasirio, medio e imperial. Las dos regiones: el Triángulo y Nínive.
Su relación con hititas y cassitas. Sargón II. Su obra. Economía, estado y sociedad.
El Imperio neobabilonio. Concreción y permanencia de formas jurídicas, políticas, religiosas, culturales y
económicas. Nabopolosar y Nabucodonosor. La Caída en poder de los persas. Características de este
pueblo.

La realidad geográfica y étnica:

Roux George (Capitulo 1)


Del Palmar al Bósforo, del Indo al Mar Rojo se extiende una masa compacta de tierras ocres, en las que
apena hace mella la lámina azulada del Golfo Pérsico, una serie de penillanuras, de amplias llanuras y
desiertos, de valles estrechos y largos, de montañas con largos pliegues paralelos, coronados por nieve, a la
que se suele llamar Próximo Oriente y de la que Iraq ocupa prácticamente el centro. El hombre puede vivir
sobre estas tierras, áridas en su mayor parte, e incluso prosperar, pero la mayor parte de sus actividades
estarán determinadas por el relieve y la naturaleza del terreno, la abundancia o la escasez de las
precipitaciones, la distribución de las fuentes y los pozos, el curso y el caudal de los ríos y afluentes, el rigor o
la dureza del clima.
Nuestro campo de estudio es un triangulado de alrededor de 80000 km2, limitados por líneas imaginarias que
unen Alepo, el lago Urmiah y la desembocadura del Chat-el Arab. Esta región está formada por una única
unidad geográfica que tiene por eje los valles de los dos grandes ríos: el Éufrates y el Tigris. Los antiguos
habitantes de Mesopotamia no poseían una palabra para designar al conjunto del territorio que ocupaban y
los nombres que utilizaban eran vagos (Kalam en Sumerio, Mâtu en acadio: el país) o demasiado restringidos
(“Sumer”, Acad, Asur, Babilonia). Sin duda los conceptos de “ciudad Estado” o de reino estaban
profundamente enraizados en su mente, hasta el punto de que parecen haber sido incapaces de reconocer la
existencia de una unidad geográfica que para nosotros es evidente.
Es en el interior de este triángulo donde floreció una civilización que, tanto en su cualidad como en su
importancia, no tuvo en su época otro paragón que el de la civilización egipcia. Según los momentos y los
modos, esta civilización fue llamada caldea, asirio-babilonia, sumerio acadio, e incluso mesopotámica.
Profundamente enraizada en la prehistoria se expandió en el alba de la historia, y a pesar de numerosas
convulsiones políticas y de las reiteradas aportaciones de sangre extranjera, permaneció extraordinariamente
estable durante más de tres mil años. Los centros que la crearon y la hicieron irradiar de todo el Próximo
Oriente fueron ciudades como Ur, Uruk, Kish, Nippur, Agade, Asur, Nínive, Babilonia, situadas todas ellas en
las riberas del Éufrates o el Tigris.

Los ríos gemelos:


Podría afirmarse que Mesopotamia es un don de dos ríos gemelos. Desde tiempos inmemoriales el Tigris y el
Éufrates han depositado sus aluviones sobre un lecho de rocas sedimentarias entre la penillanura de Arabia y
los montes Zagros, creando en medio de desiertos una llanura que, tanto en su extensión como en su
fertilidad, no posee equivalentes.
El Tigris y el Éufrates nacen en Armenia, el primero al sur del lago Van y el segunda cerca del monte Ararat.
El Éufrates fluye a través de Turquía en principio, mientras que el Tigris se dirige rápidamente hacia el Sur. Al
norte que va de Hit a Samarra cada uno de los dos ríos posee su propio valle bien definido. Se abren camino
a través de una llanura de duras rocas calcáreas y de esquites, y se hallan rodeados de acantilados, de modo
que su curso se ha modificado poco en el curso del tiempo, por lo que las antiguas ciudades –como
carquemish, Mari, Nínive, Nimrud o Asur- se hallan en la actualidad, al igual que hace miles de años, en sus
riberas o en su inmediata proximidad. Por el contrario, al sur de esta línea los dos valles se confunden y

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forman una llanura aluvial amplia y llana que a veces se llama el “delta mesopotámico”, y cuya pendiente es
tan débil que los ríos se ven obligados a trazar numerosos meandros y a expandirse en numerosos brazos.
La agricultura depende básicamente de la irrigación, pero tanto las dimensiones como el perfil de la llanura,
así como el régimen de lluvias, no permiten más que una irrigación estacional. Crear un haz eficaz de
canales, mantenerlos, luchar contra sus crecidas representa evidentemente una ingente tarea en un ingente
territorio, una labor colosal y sin fin que requiere una mano de obra numerosa y la cooperación de unidad
económica y política, pero también fuentes de rivalidades y guerras. Año tras año dos graves peligros
amenazan al granjero mesopotámico. El primero y más insidioso es la acumulación de las zonas llanas y
bajas de sal disuelta en agua de irrigación que se va depositando en la capa freática, situada a menos de un
metro de la superficie del suelo. En ausencia de drenajes los capos fértiles pueden convertirse en estéril en un
tiempo relativamente corto, y así será como en el curso del periodo histórico extensiones de tierras cada vez
más amplias deberán ser abandonadas y entregadas al desierto. El segundo peligro lo constituye el
caprichoso curso de los dos ríos gemelos. El volumen combinado de las crecidas del Tigris y el Éufrates es
imprevisible, porque depende de la cantidad de lluvia o nieve, siempre variable, que caiga sobre las montañas
de Armenia o el Kurdistán. Si la escasez de precipitaciones durante varios años seguidos significa la sequía y
el hombre, también es cierto que una sola crecida excesiva puede provocar una verdadera catástrofe.
Mesopotamia oscilaba sin cesar entre el estado de desertización y el de la marisma.
Esta tierra podía alimentar con facilidad a toda la población de la antigua Mesopotamia y permitía la
explotación, entre otras cosas, de un excedente de cereales, intercambiable por madera, metal y piedra, que
era necesario importar. Los métodos utilizados en la agricultura con primitivos útiles habían sido notablemente
perfeccionados desde el tercer milenio.
La inundación de los campos y la siembra tenían lugar en otoño y la cosecha habitualmente en abril o mayo
del año siguiente. El clima cálido y húmedo de la Mesopotamia meridional y la abundancia de agua en esta
región constituían condiciones eminentemente favorables para el cultivo de la palmera datilera que crece en
las riberas de los ríos y los canales. Las harinas de trigo, y sobre todo de cebada, así como los dátiles
constituían la alimentación básica de los antiguos mesopotámicos, pero también criaban bueyes, corderos y
cabras que pacían en las zonas no cultivadas, mientras que los ríos, el mar y los lagos proporcionaban
pescados en abundancia. Frutos y legumbres variadas –granadas, uvas, higos, guisantes, lentejas, habas,
nabos, puerros, pepinos, berros, lechugas, cebollas y ajos- eran cultivados en jardines protegidos del viento e
irrigados mediante un sistema de balanza.

Particularidades regionales: Cuatro grandes regiones: el desierto, la estepa, la llanura de los zagros y los
pantanos del extremo sur.
Hundida hacia el norte, cortada por profundas wadis en el centro y uniformemente llana al sur, rodeada por el
desierto todo el oeste del curso del Éufrates, se extiende durante centenares de km hasta el Anti-Líbano y
hasta el corazón de Arabia. Los sumerios y los babilonios eran ante todo campesinos. Esta lucha secular, que
oponía la sociedad sedentaria de la llanura aluvial a las tribus
hostiles del desierto occidental.
Los numerosos cursos de agua que convergen para formar el Khabur y el Balikh, afluencia del Éufrates, se
expande en abanico sobre casi toda la región, y a las lluvias de invierno, relativamente abundantes se añade
una vasta capa de agua subterránea de débil profundidad, alimentada por las nieves de Tauro. Campos de
cereales y vergeles se escalonan a lo largo de las riberas o se agrupan en torno a las fuentes y los pozos,
mientras que entre mallas de esta red de verdor se extiende una estepa cubierta de hierba y de flores en la
primavera, que ofrece las condiciones ideales para la cría del ganado, de los corderos y los caballos. Esta
fértil estepa forma un corredor natural, una zona de tránsito entre el alto valle del Tigris y las llanuras de la
Siria del Norte.
El trigo, la cebada, los árboles frutales, la vid y todo tipo de legumbres crecen sin dificultad en los valles
medios y bajos. Esta región llena de atractivo jugó un papel considerable en la prehistoria y la historia de
Mesopotamia. Incluso en el apogeo de la época asiria, la civilización siguió estando confinada a las tierras
cultivables en la llanura ribereña del Tigris y de los primeros contrafuertes montañosos. Los altos valles
continuaron siendo el dominio de los Guti, lullubi y otros pueblos de los que sabemos muy poco.
A pesar de su aparente uniformidad Mesopotamia es un país de contrastes. Si se puede considerar a la
estepa del Norte y a los pantanos del sur como simples variantes locales de la gran llanura mesopotámica, el
relieve, el clima y la vegetación hacen que exista una diferencia chocante entre esta llanura y las faldas de los
zargos. Esta diferencia se refleja en el desarrollo histórico. Durante toda la antigüedad se discierne una nítida
oposición entre el Norte y el Sur, o en términos de geopolítica entre Sumer y Acad y Asiria.

Las arterias del comercio:

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Los antepasados de los actuales iraquíes conocían y utilizaban el petróleo bruto bajo forma de nafta y de
betún, que extraían de yacimientos de superficies situadas
en diversas partes del país, sobre todo en los alrededores de Kirkuk y cerca de Hit y Ramadi, en el medio
Éufrates. El uso que hacían de él era extremadamente variado (mortero, revestimiento
impermeable, cementos, medicamentos, etc.)
Mesopotamia disponía en abundancia de betún, así como de arcilla, cereales, lana y lino; sin embargo, estaba
provista de minerales, de piedras duras y de madera útil para la construcción.
Se venían desarrollando desde una época muy primitiva una amplia red de vías comerciales que unía las
diferentes partes de Mesopotamia entre sí y con las restantes regiones del Próximo Oriente.
En el interior de Mesopotamia el transporte de una localidad a otra se efectuaba normalmente por agua. El
Tigris y el Éufrates constituían las grandes rutas liquidas entre el Norte y el Sur y los canales de irrigación más
anchos permitían unir villas y ciudades.
En el exterior de Mesopotamia dos grandes rutas conducían al Oeste hacia Siria y la costa mediterránea. La
primera de estas rutas partía de Sippar remontaba el Éufrates hasta Mari o sus alrededores, después cortaba
en línea recta a través de 380 km el desierto, pasando por Tadmur alcanzaba Qatna, cerca de Homs, en Siria,
donde se dividía en muchos ramales para alcanzar los puertos fenicios de Damasco, Palestina y Egipto. Esta
ruta también partía de Sippar, alcanzaba al Tigris cerca de Samarra y seguía sus riberas hasta los
alrededores de Nínive. Allí lo dejaba, discurría de Este a Oeste a través de la estepa de Jazirah por Shubat-
Enlil y Harran y alcanzaba el Éufrates en Carquemish o en Emar, donde se unía con otra ruta que venía
directamente de la Mesopotamia meridional, remontando el rio o siguiendo sus riberas. El Éufrates se
atravesaba por un puente de barcos, con una balsa, o por otros medios, y se dirigían entonces hacia Alepo o
a sus alrededores, llegando al valle del Orontes, de donde partían las ramificaciones hacia la Siria central y
hacia el Mediterráneo.
Las comunicaciones con el Este eran mucho más difíciles. No sólo las tribus que ocupaban los Zargos eran
normalmente hostiles, sino que también la propia montaña constituía una formidable barrera. Al sur del Diyala
una ruta conducía hacia el sureste, paralelamente a los Zagros, a los que todavía se los podía franquear
cerca de Badra, en dirección a Kermanshah, y terminaba en Susa,
capital del Elam. Los elamitas eran los tradicionales enemigos de los mesopotámicos y esta ruta era también
recorrida frecuentemente tanto por los ejércitos como por los pacíficos convoyes.
La última de las grandes rutas que unía Mesopotamia con el resto del mundo antiguo era la ruta marítima que
atravesaba el golfo Pérsico. Esta ruta conducía de Ur o Dilmun, luego a Magan y Meluhna. Se sabía desde
hacía ya mucho tiempo, tanto por los textos como por la presencia de determinadas objetos en Mesopotamia,
sobre todo por sellos característicos de la civilización del Indo, que entre estos dos países existían relaciones
comerciales que se remontaban al tercer milenio, pero la costa árabe del golfo era arqueológicamente virgen
hasta estos últimos años.
Mesopotamia no ofrece las condiciones ideales para, el desarrollo de una gran civilización. Sus dos ríos
formaban un delta fértil, pero pueden traer tanto la opulencia como el desastre.
Fue en el extremo sur del país, en las riberas de los pantanos donde la civilización sumero-acadia tomo su
forma.

Kuhrt (capitulo 1)
Los pantanos han constituido siempre un factor importante en la historia de Mesopotamia, han proporcionado
con frecuencia refugio a los rebeldes.
Representan una importante fuente de recursos, al proveer de cañas y juncos largos aptos para la fabricación
de techumbres y de productos de mimbres, como cestas y esteras. Otro producto importante que se cría en
las zonas inferiores de los dos ríos es la palmera datilera, cuyas hojas pueden ser utilizadas para construir
techumbres, mientras que el tronco fibroso permite fabricar cuerdas y edificaciones ligeras. En el sur de
Mesopotamia meridional no es siempre estable y ha cambiado en varias ocasiones. Este hecho junto con las
inundaciones primaverales y el depósito de grandes cantidades de lodos, hace que su aprovechamiento para
el regadío se convierta en una tarea especialmente difícil. Otro peligro es el que representa la rápida
evaporación de las aguas superficiales, que causa la salinización del suelo, fenómeno que puede producir una
disminución de las cosechas.
Ciudades y aldeas se hallan situadas por lo general en canales abiertos en la margen izquierda del Éufrates,
mientras que existen muy pocos asentamientos urbanos a orillas del Tigris al sur de
Bagdad.

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Cosmovisión Mesopotámica. Su importancia para el desarrollo político, jurídico, social y
económico.

Frankfort
La concepción mesopotámica del universo parece haber tomado su forma característica en la época en que
su civilización llegó a integrarse, es decir, en el periodo proto-literario, a mediados del cuarto milenio a.C.
La agricultura fue el principal medio de sustento. Las herramientas se hacían de piedra y sólo rara vez de
cobre. Las aldeas, formadas por la unión de varias familias patriarcales, parecen haber sido la forma típica de
asentamiento. La diferencia más notable entre una cultura y otra, se encuentra en las diferentes maneras de
trabajar y decorar la cerámica.
Pero al iniciarse el periodo proto-literario el cuadro cambia considerablemente. Se plantea la valoración del
hombre y del universo.
En la esfera económica aparece la irrigación planeada, en gran escala, por medio de canales. Aumento de
población. Los antiguos poblados se amplían hasta convertirse en ciudades y se establecen nuevas
poblaciones toda la extensión del territorio. Al tiempo que los poblados se transforman en ciudades, surge la
forma política de la nueva civilización: la democracia primitiva. En la nueva ciudad-estado el poder político
reside, en último término, en la Asamblea General constituida por todos los hombres libres. Normalmente, los
asuntos cotidianos de la comunidad eran atendidos por un consejo de ancianos, pero, en época de crisis, la
asamblea podía conferir poderes absolutos a algunos de sus miembros, proclamándolo rey. Esta función se
desempeñaba por tiempo limitado y, del mismo modo que la asamblea podía conferirlo, así también podía
revocarlo una vez pasada la crisis.
A esta centralización de la autoridad, se deba, junto con otros factores, la aparición de la arquitectura
monumental. Comenzaron a surgir templos importantes erigidos sobre las gigantescas montañas artificiales
construidas por tabiques secados al sol.
Se inventó la escritura, primero como un medio de facilitar los cómputos. Después, se convirtió en el vehículo
de una literatura importante.
Desde su etapa primitiva, Mesopotamia encontró las formas fundamentales en la economía, en la política y en
el arte.
La civilización de Mesopotamia consideraba el universo como un Estado. La ideal del Estado Cómico se
formó en una época primitiva, cuando el tipo de estado que prevalecía era la democracia primitiva –es decir,
que surgió con la misma civilización mesopotámica-.

La actitud del mesopotámico ante los fenómenos de la naturaleza:


Los objetos y los fenómenos que rodean al hombre se personifican en diferentes grados. Tienen una cierta
vida, una voluntad propia; cada uno de ellos tiene una personalidad diferente.
La sal para el mesopotámio se trataba de un prójimo, cuyo auxilio había que solicitar cuando se era víctima de
un sortilegio o de una brujería.
Así como se podía invocar a la Sal, también se podía hacerlo con el Grano. La Sal y el Grano no eran las
substancias inanimadas que nosotros conocemos. Tenían vida, personalidad y voluntad propias. De este
modo interpretaba el mesopotamio todos los fenómenos de su mundo.
Había una voluntad y una personalidad en cada fenómeno.
En un gran número de fenómenos particulares, como las piedras de pedernal o los juncos, el mesopotamio
creía enfrentarse a un solo ser. Sentía la presencia de un centro común de poder, poseedor de una
personalidad particular y que era personal.
Las cualidades poseídas por los dioses y por los símbolos sagrados se infundían en los miembros
del hombre y los hacían inviolables.
De un mismo modo que era posible pensar que un hombre lograba una identificación parcial con
varios dioses, así también un dios podía adquirir una identidad parcial con otros dioses participando en su
naturaleza y en sus facultades.
Cualquier fenómeno que el mesopotamio encontrara en el mundo circundante era algo vivo que tenía
personalidad y voluntad propias, un yo peculiar. Pero el yo que se manifestaba en una piedra particular de
pedernal, por ejemplo, no se limitaba a este trozo; estaba en él y fuera de él; lo penetraba y le impartía su
carácter, lo mismo que a todas las otras piedras de pedernal. De la misma manera que este “yo” podía
penetrar muchos fenómenos particulares, podía penetrar también otros seres y compartir con ellos su carácter
específico.
Para comprender a la naturaleza, a los múltiples y variados fenómenos que rodean al hombre, era
necesario comprender las personalidades que se manifestaban en dichos fenómenos, conocer sus
caracteres, el sentido de sus voluntades y, también, la magnitud de su poderío. De modo intuitivo, el

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mesopotamio aplicaba a la naturaleza la experiencia que había adquirido en el seno de su propia sociedad y
la interpretaba conforme a sus categorías sociales.
La realidad objetiva asume la forma de una organización social ante nuestros propios ojos.
El pensamiento especulativo de los mesopotamios parece haber descubierto y sistematizado las
implicaciones de las funciones sociales y políticas comprendidas en dicha interpretación en un grado
desusado, habiendo llegado a formularlos en forma de instituciones perfectamente definidas. Esta actuación
particular parece conectarse, de un modo muy estrecho, con la naturaleza de la sociedad en que vivían y de
la cual extrajeron las categorías de que se valían para su interpretación.
En su concepción del universo las instituciones cósmicas llegaron a adquirir enorme importancia y la
estructura del universo vino a ser enteramente igual a la organización del Estado.

La estructura del Estado Cósmico:


El Estado formado por el cosmos mesopotamio comprendía todo el mundo existente, todo lo que podía ser
pensado como un ente: hombres, animales, objetos inanimados y fenómenos naturales, lo mismo que
nociones como justicia, rectitud, la forma de
circulo, etc.
En el Estado terreno había grandes grupos que no tenían participación en el gobierno. Los
esclavos, los niños y, tal vez, las mujeres, carecían del derecho de hablar en las asambleas. Únicamente los
adultos libres podían decidir los negocios públicos; sólo ellos eran ciudadanos. Solamente aquellas fuerzas
naturales cuyo poderío inspiraba temor al mesopotamio y que, tenían rango de dioses, eran consideradas
como ciudadanos del universo, atribuyéndoles derechos políticos y reconociendo que podían ejercer
influencia en la marcha del Estado. La asamblea general dentro del Estado cósmico era una asamblea de
dioses.
Esta asamblea, era la más alta autoridad del universo. Aquí se tomaban y confirmaban todas las decisiones
importantes respecto al curso de todas las cosas y acerca de la suerte de todos los seres. El dirigente de la
asamblea era Anu, el dios del cielo. A su vera se hallaba su hijo Enlil, dios de la tempestad. Uno de los dos
exponía los asuntos, por medio de la discusión se esclarecían los problemas planteados. En el curso de los
debates se concedía gran importancia a las palabras de un pequeño grupo formado por los dioses más
prominentes, los siete dioses que determinaban los
destinos. La discusión culminaba con el completo acuerdo, Anul y Enlil proclamaban la decisión tomada.

Los orígenes del Estado Cósmico:


Anu, el dios supremo, era el dios del cielo. La función dominante que el cielo desempeña en la composición
del universo visible y la posición eminente que ocupa, colocado arriba y por encima de todas las cosas,
explica perfectamente porque se consideraba a Anu como la fuerza más importante del cosmos.
Enlil, el segundo en importancia, era el dios de la tempestad. Personificaba ña esencia de la tormenta.
La tierra era el tercer elemento fundamental del universo visible. La consideraban como la “Madre Tierra”, la
fecunda donadora de bienes para el hombre, como “reino de los dioses” y como “señora
de las montañas”. Como fuente de estas aguas, la tierra era masculina, era En-Ki “señor de la tierra” o “señor
tierra”. Entre los dioses de Mesopotamia, el tercero y cuarto lugar correspondían
a estos dos aspectos de la tierra, Ninhursaga y Enki.

El poder del cielo: la autoridad:


El hombre se da perfecta cuenta de su propia insignificancia, de su infranqueable lejanía. Pero, a pesar de
ser una sensación de lejanía, no se trata de una separación absoluta; tiene un poderoso elemento de simpatía
y de la aceptación más incondicional.
El poder que haya detrás de la majestad es tan grande que no necesita ejercerse. Sin ningún esfuerzo, de su
parte obliga a la sumisión por su meta presencia; el espectador obedece voluntariamente, siguiendo un
imperativo categórico que surge de lo profundo de su alma.
Esta majestad y esta autoridad absoluta que pueden experimentarse respecto al cielo eran llamadas Anu por
los mesopotámicos. Anu era la personalidad todo poderosa del cielo, el “TU” que lo penetraba y que se hacía
sentir en él.
Si no fuera por esta obediencia incondicional a las costumbres, a las leyes y a dicha “autoridad”, la sociedad
se disolvería en la anarquía y en el caos. Los mesopotámicos consideraban que en aquellas personas en las
cuales reside la autoridad –el padre de familia, el gobernante del Estado- se encontraba algo de Anu y de la
esencia de Anu. Las insignias en las que encarna la esencia de la realeza le pertenecían -el cetro, la corona,
el tocado y el cayado de pastor- y provenían de él. Antes de que hubiera reyes entre los hombres dichas

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insignias existían, estaban en el cielo ante Anu. Era Anu quien pronunciaba el mandato por la boca del rey; y
asimismo era el poder de Anu en que la hacía eficaz e inmediato.
Para el mesopotámico, la sociedad humana era una simple parte de la sociedad, mucho más amplia, del
universo. El universo del mesopotámico se fundaba, igualmente, en la autoridad –ya que no estaba formulado
por materia inerte, sino que cada piedra, cada árbol, cada una de las cosas concebibles que la integraban
tenía una voluntad y un carácter propio-
Anu es el origen y el principio activo de toda autoridad, tanto en la sociedad humana como en la sociedad más
amplia del universo. Es la fuerza que lo arrancó del caos y de la anarquía, estableciendo su estructura y su
conjunto organizado. El universo del mesopotámico se sostenía en la voluntad divina y reflejaba en su
estructura. El mandato de Anu era el fundamento del cielo y
de la tierra.
Anu como el soberano absoluto del mundo y como la fuerza más poderosa en el universo.

El poder de la tempestad: la fuerza:


Enlil, dios de la tempestad. Enlil era evidentemente el segundo gran poder del universo visible.
Enlil se “revela” en la tempestad, la violencia, la fuerza, que la constituye y que se experimenta en ella era el
dios, era Enlil.
En todas las grandes catástrofes de la historia, en los vientos demoledores aprobados por la asamblea de los
dioses, siempre se encuentra Enlil, la esencia de la tempestad. En él reside la fuerza, como ejecutor de los
veredictos de los dioses.
Enlil participa en todas las acciones legítimas de su fuerza y, por lo tanto, es quien lleva a los dioses a la
guerra.
En la sociedad constituida por el universo de los mesopotámicos, Anu representa la autoridad y
Enlil la fuerza. Enlil es el poder de la fuerza, de la coacción. Las voluntades que se oponen son aplastadas y
reducidas a la sumisión. En la asamblea de los dioses, el organismo que gobierna al universo, es Anu quien
preside y quien dirige los debates. Su voluntad es la constitución no escrita, pero eficaz, que rige el Estado del
mundo mesopotámico. Enlil pone en práctica las sentencias dictadas por la asamblea y conduce a los dioses
a la guerra. Por lo tanto, Anu y Enlil personifican, en el nivel cósmico, las dos fuerzas que son los elementos
fundamentales de cualquier Estado: la autoridad y el uso legítimo de la fuerza. Si bien eran los poderes de
Anu los que hacían del universo mesopotámico una organización social, eran los poderes complementarios de
Enlil los que daban a esa sociedad el carácter distintivo de un Estado.
Enlil es la fuerza y, como tal, su carácter presenta un dualismo peculiar: inspira al hombre, al mismo tiempo,
confianza y temor.
Normalmente, Enlil sirve de apoyo al cosmos y garantiza al orden frente al caos; pero siempre es posible que
surja bruscamente, de improvisto, la brutalidad que lleva oculta.

El poder de la tierra: la fertilidad:


La comprensión de su poder y de sus recursos fue obtenida a partir de una experiencia directa, en la que se
enfrentaba, ante todo, como “Madre Tierra”, como la gran fuente inagotable y misteriosa de la nueva vida y de
la fecundidad en todas sus formas. Cada año da nacimiento a pastos y plantas nuevas.
La fuerza que actúa en todo esto –el poder que manifiesta en la fecundidad, en el nacimiento y en la nueva
vida- es la esencia de la tierra. Como la tierra divina, la tierra es Nin-yu. Se la representa como una mujer que
amamanta a su hijo. Como encarnación de todas las fuerzas reproductoras del universo, la tierra es la “madre
de los dioses” y, asimismo, la madre del creador de la humanidad. La tierra ocupa legítimamente su puesto
como potencia dominante, sentándose al lado de Anu y de Enlil en la asamblea de los dioses.

El poder del agua: la creación:


Pero de la tierra provienen también las frescas aguas portadoras de vida. Al enfocarla de este modo, se
estimaba que el poder que mostraba era masculino, era En- Ki, el “señor de la tierra”. Las aguas y el poder
que en ellas reside se habían emancipado, adquiriendo una personalidad propia y una esencia peculiar. El
poder que se revelaba al mesopotámico en su experiencia subjetiva del agua era un poder creador, una
potencia divina que producía nueva vida, nuevos seres y nuevas cosas. La Tierra, Ki, Ninhursaga, o cualquier
otro nombre que se le diera, era inmóvil; tenía una productividad activa, del pensamiento consciente, de la
creación. Se llegó a considerar que la astucia y la inteligencia superior pertenecían a Enki. Las facultades
peculiares de Enki se manifiestan frecuentemente, y en muchos lugares, en la actividad del universo. Su
acción se revela directamente en algunas de las funciones del agua. La esencia de Enki se manifiesta en todo
conocimiento. Es el elemento creador del pensamiento, ya sea para producir nuevas normas de acción
efectivas, para dar un sabio consejo (Enki es quien proporciona a los gobernantes su amplia inteligencia y les
“abre las puertas de la comprensión”), o bien, para producir cosas nuevas, por ejemplo, la habilidad del
artesano. Además, su esencia y su poder se muestran, sobre todo, en las poderosas fórmulas mágicas de los

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sacerdotes. Él es quien da las poderosas órdenes que toman la forma de hechizos de los sacerdotes, órdenes
que pueden calmar a las fuerzas airadas o ahuyentar a los malos demonios que hayan atacado al hombre.
Su autoridad proviene de Anu y de Enlil; es su ministro. Tiene a su cargo la vigilancia de los ríos, de los
canales y de la irrigación en general, así como la organización de las fuerzas productivas del país.

Resumen: El Estado Cósmico y su estructura:


Algunos eran poderes contenidos en las cosas y en los fenómenos de la naturaleza, otros, en cambio
representaban conceptos abstractos. Cada uno de ellos influían en el curso del mundo de una manera
particular, dentro de una esfera de acción bien definida. Todos ellos derivaban su autoridad de alguna
potencia superior. El Estado cósmico comprendía asimismo grupos menores de poder: hogares divinos,
familias divinas, haciendas divinas con mayordomos, intendentes, sirvientes y otros subalternos.
Cualquier cosa susceptible de ser percibida, experimentada o pensada existía y, por lo mismo, formaba parte
del universo. En consecuencia, en el universo del mesopotámico, todas las cosas, ya fueran seres vivientes,
objetos inanimados o conceptos abstractos poseían una voluntad y un carácter propio.
De acuerdo con esto, el orden del mundo, la regularidad y la conexión sistemática observables en el universo
solamente se podía concebir de una manera: como una ordenación de voluntades. El universo, como conjunto
organizado, era una sociedad, un Estado.
Por lo demás, la forma que los mesopotámicos atribuyeron al Estado del universo fue la de una democracia
primitiva.
En la democracia primitiva de Mesopotamia la participación en el gobierno era un derecho de gran parte de
los miembros del Estado, pero, de ningún modo, de todos. En forma correspondiente, en el Estado universal
había también miembros que carecían de influencia política y estaban excluidos del gobierno.
En el universo la influencia política era ejercida exclusivamente por aquellos miembros que, en
virtud del poder que les era inherente, podían ser clasificados como dioses. Además, se consideraba a cada
dios como la expresión o la manifestación de una voluntad y de un poder.
El universo mesopotámico es dinámico y no es estático. El Estado es y funciona por la cooperación de las
voluntades que desempeñan las distintas tareas, por medio de su coordinación recíproca y de su acuerdo
para realizar acciones de conjunto en ciertas situaciones cuando se trata de un interés general. El universo
mesopotámico tenía una asamblea general compuesta por todos los ciudadanos.

Aymart:
Características de la realeza. La religión.

Monarquía y comunidad de ciudades:


La guerra exige la unidad de mando, y por consiguiente un jefe militar que necesariamente tiende a
convertirse en un jefe político.
La frecuencia de la crisis y el valor de ciertos jefes habrían sido suficiente para transformar esta institución
accidental en permanente.
El rey, “vicario” de la divinidad:
Cada ciudad pertenecía a una divinidad determinada. Esta divinidad ejercía una primacía sobre los demás,
del mismo modo que su templo era superior a los otros en poder y riqueza.
El poder monárquico es siempre de origen divino.
La designación y la ascensión del rey:
El régimen conservó desde muchos puntos de vista un aspecto teocrático, y la monarquía procuró
siempre estar mucho más cerca del mundo clerical que del laico.
En el apogeo del Imperio asirio, el rey, para más seguridad, hacía que se procediese aún mientras él estaba
con vida a la elección entre sus hijos; es decir, que sometía su propia elección a la aprobación divina.
Confirmada la decisión, el padre hacía que se prestase juramento de respetarlo. A continuación, el
electo entraba en la “casa de la sucesión”, donde era iniciado en sus futuras funciones.
Los deberes religiosos del rey: La piedad es un atributo inevitable del soberano. Los primeros y los más
importantes de sus deberes son los religiosos.
Unos, son deberes rituales. Es sacerdote, o más bien, gran sacerdote del dios nacional. Es él quien
construye, restaura e inaugura lo suntuario.
Otros deberes de carácter religioso son de tipo administrativo. Vigila la gestión por el clero de los bienes de
los templos e interviene cuando lo juzga necesario.
Por último, los deberes morales. Se pronuncian con frecuencia las palabras “justicia”, “equidad”,

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“verdad”. En el fondo la justicia se identifica con la voluntad de los dioses, cuyas razones escapan
a la comprensión de los hombres y que éstos no deben juzgar.
Prácticamente el principal deber moral del rey hacia los dioses se encarna en el rito de la obediencia ciega.
Busca conocer su voluntad, para la cual observa y hace observar todos los signos posibles: sus propios
sueños, los presagios astronómicos, los oráculos, el hígado de la víctima,
etc. Debe doblegarse a sus inspiraciones, entran en batalla cuando ellos se lo indican y sólo entonces.
El rey intermediario entre la comunidad y los dioses:
En algunas ciudades de la Baja Mesopotamia, antiguos reyes tenían su lugar en el panteón local. En la Baja
Mesopotamia, durante los milenios III y II, el nombre de ciertos soberanos va precedido del determinativo que
indica el lector que el nombre que va a seguir es el de un “dios”.
El relato de la unión carnal del rey con una diosa que le ha escogido en lugar de su dios-esposo habitual; pero
se trata sólo de un rito de fertilidad. Otros usos son más duraderos y se observan aun en época asiria.
El rey mesopotámico es sólo el representante de la divinidad cerca de los hombres y el
representante de éstos ante aquella, el intermediario entre el mundo divino y el humano. Para sus súbditos
constituía una especie de talismán que los protegía. Él era el encargado de asegurar la
buena voluntad de los dioses con respecto al país, de creer y mantener las condiciones favorables a su vida y
a su prosperidad, gracias a su acuerdo con los poderes sobrenaturales.
Poderes e instituciones monárquicas:
Su obediencia a los mandatos divinos tiene su contrapartida en la obediencia igualmente ciega que le deben
sus súbditos en el cumplimiento de las tareas que les incumben. Su autoridad se extiende a todos los terrenos
de la vida colectiva.
Además de sus atribuciones religiosas, la monarquía ejercía las funciones militares y administrativas.
El mando militar:
Era por naturaleza jefe supremo del ejército; al principio incluso quizá fue ésta la razón de su origen. Sólo a él
los dioses prometen y dan la victoria y, en contra partida, los relatos de las campañas toman la forma de
informes que el rey dirige a la divinidad considerándola su protectora.
La religión: sumerios y semitas:
La religión existe, según nuestros conocimientos, desde el periodo sumerio, antes del principio del III milenio.
Se puede afirmar que los cambios étnicos, debidos a las invasiones ulteriores, no alteraron sensiblemente una
religión que estaba fijada desde la época sumeria; siendo los recién llegados los que adoptaron,
evidentemente porque se impuso a ellos su prestigio y por sus cualidades.
De todas maneras, en la religión mesopotámica estos dioses quedaron siempre algo al margen de los
principales sistemas divinos mucho más elaborados.
Las grandes divinidades:
La religión mesopotámica, la divinización de las grandes fuerzas naturales cuyos caprichos se impone al
hombre inerme.
La unión personal entre el individuo y el dios:
Innumerables dioses se reparten la devoción de los mesopotámicos. Cada ser humano, cualquiera que fuese
su categoría, reconocía un dios y a veces una diosa de los que esperaba una protección particular.
Desde la más alta antigüedad, esta turba de dioses, en la que el hombre escoge en tanto que individuo, fue
organizada por éste en función de sus hábitos, de sus concepciones y de sus
necesidades de ser social.
El antropomorfismo: (ejemplo de antropomorfismo: el ratón Micky Mouse)
El antropomorfismo aparece como una regla absoluta sin que exista el menor trazo de fetichismo. De su
animismo primitivo no quedó ningún rastro que no fuese depurado y profundamente transformada. De
totemismo sólo se encuentran algunas huellas poco claras y de interpretación muy discutible. No se encuentra
la zoolatría. A veces una divinidad podía ir acompañada de un animal sagrado.
En las representaciones plásticas se da siempre a los dioses una apariencia antropomorfa y la mitología los
asimila a la condición humana excepto en su inmortalidad, atribuyéndoles aventuras y viajes; sentimientos y
pasiones. Se les organiza en familias; cada dios tiene su esposa o “señora” y, gracias a ella, uno o varios hijos
o hijas.
Los dioses tienen también sus querellas y hasta sus combates. Deliberan en sus asambleas y algunos,
después de haberse inclinado bajo la presión de los otros, se arrepiente de ello, pero demasiado tarde: su
único recurso es llorar amargamente.
Los dioses y los Estados:
Cada ciudad tiene su dios o diosa, a la que pertenece y que con ella se identifica. El principal templo de la
población en su vivienda. La ciudad le reserva sus más suntuosas ofrendas, testimonio de su devoción, le
confía la designación de su soberano y éste presenta sus decisiones y sus empresas como dictadas, o al
menos aprobadas, por la inspiración divina.

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Se comprende que ciertas divinidades, dejando de ser la divinidad exclusiva de una ciudad, se elevaran a la
categoría de dios de un pueblo entero e incluso de un imperio.
Estas funciones políticas iban quizás unidas a fluctuaciones sentimentales, irreductibles a la lógica, que
reflejaban ciertos cambios en la mitología.

El templo:
A la manera del hombre, el dios, para él y para su familia, tiene necesidad de una casa, que es el templo.
Todos los templos, sin excepción, llevan un nombre propio.
Los templos eran edificados, restaurados y engrandecidos con gran esfuerzo y muchos gastos, y con la
intervención no sólo financiera y administrativa, sino hasta activa, de los reyes. El edificio
estaba provisto de numerosos anexos, almacenes y caballerizas, para la vida material y jardines para el
recreo.
El culto y el clero:
Con el fin de alegrar al dios, el culto tenía por fin principal el alimentarlo, presentándole a unas horas fijas,
muchas veces por día, los manjares y las bebidas señalas por el ritual. Se procuraba variar las ofrendas. Las
fiestas eran frecuentes y se celebraban con gran brillantez, efectuándose procesiones en las que toda la
comunidad formaba en el cortejo de las estatuas divinas paseadas sobre carros.
Toda la actividad religiosa estaba minuciosamente regulada en sus gestos, cantos y formulario de oraciones.
Cada templo tenía necesidad de un clero subdividido en múltiples categorías. A su frente, el gran sacerdote
que reemplazaba al rey y, a continuación, una multitud jerarquizada de hechiceros, conjuradores,
lamentadores, cantores, adivinos, astrólogos, etc., y así podríamos enumerar hasta una cuarentena de
funciones sacerdotales diversas.
Parece que este clero fue siempre el intermediario indispensable entre el creyente y la divinidad. No se llega a
vislumbrar un acto de devoción estrictamente personal, realizado por un laico en su casa particular. La gran
masa de los fieles participaba sólo en las ceremonias desde el exterior de los templos, y éstos no se le abrían
jamás.

Etapa pre-sumeria. Revolución Neolítica.

Liverani (Capitulo 3)
las primicias neolíticas y calcolíticas:

Los primeros productores de alimentos:


El próximo Oriente se dio la revolución neolítica, pero no repentina ni rápidamente sino con cambios lentos
pero radicales en las estructuras socioeconómicas.
La esencia de la Revolución consiste en la aparición de nuevas técnicas de producción de alimentos (la
agricultura y ganadería) reemplazando la simple explotación de alimento existente en la naturaleza (caza y
recolección). Una de las primeras comunidades en experimentar las fases iniciales se dio al borde exterior de
la creciente fértil y luego se propagó por todo el resto.

Para ver esta revolución Braidwood la Define así:

●15,000 a 10,000 a.c. Epipaleolítico. periodo de caza y recolección intensificada, los asentamientos en
cuevas con grupos de 40 a 50 individuos. que se movilizaban en Pos de los animales, estos eran de especies
más pequeñas Cómo gacelas, ovejas y cabras. y la recolección tiraba para Los Grammys y legumbres. sus
utensilios líticos evolucionan de las grandes dimensiones a forma microlíticas con funciones más
especializadas. pero la supervivencia seguía siendo un problema diario.
●Periodo crítico, 10,000 al 7500. La producción incipiente Aquellas especies seleccionadas
anteriormente para la caza poco a poco empieza a hacer simbiosis, cayendo a veces en una domesticación.
Entonces estos rebaños ya son propiedad de los grupos humanos, lo podemos ver en morfología cambiante,
cuyos huesos los delatan. Lo mismo sucede con algunas especies de vegetales,
generando la concentración de semillas junto a los núcleos habitados. con estos modos de producción
incipiente nuestros grupos humanos salen de las Cuevas y construyen casas semienterradas también silos

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para guardar el alimento. la supervivencia ya no es un problema diario. Claro en cada zona y la base de la
producción era desigual, por más que convivan temporalmente la evolución era distinta.
● 7500 al 6000 plenamente Neolítico Comunidades sedentarias de 250 a 500 personas con una
economía basada en los cultivos de la gramíneas y legumbres Y con la cría de ovejas, cabras y cerdos.
Con casas redondas quieran estructuras familiares no ampliables, y casas cuadrangulares que si
permitían ampliación y tiende a tener un patio en el centro, lo cual representaba un estatus social.
La cooperación interfamiliar cuyos ejemplos más evidentes son las fortificaciones (Jericó)

La causa de esta revolución no es unívoca, los factores son difíciles de medir por la diversidad y la
desigualdad de cada grupo y medio, Pero podemos notar los factores temporales - Dilatan los ritmos de
dependencia ambiental en la búsqueda de alimento- y los factores espaciales - movimiento de los grupos
humanos en los distintos ecosistemas-.

El Neolítico pleno características generales:


Una visión unitaria del Neolítico en toda el área tiene muchos inconvenientes, pero se lo puede caracterizar de
acuerdo con sus rasgos unificadores. La base económica es agropecuaria, y se caracteriza por una fuerte
selección de las especies domesticadas. Entre las gramíneas se imponen la cebada, el trigo, la escanda y el
carraón. El riego artificial de los cultivos aparece en esta fase y se convierte en algo habitual. La dieta se
completa con legumbres, mientras que entre las plantas “industriales” se destaca el lino. Al margen de la
producción agrícola perdura una importante actividad de recolección. Se seleccionan unas pocas especies
animales para la cría: el perro, las ovejas y cabras, los cerdos, los bóvidos, y los burros. La ganadería aporta
carne, pero sobre todo trabajo, productos lácteos y fibras textiles. Hay pocos recipientes de piedra, y apenas
quedan restos de madera o mimbre que debían ser frecuentes. Se especializan las puntas para trabajar las
pieles, y se propagan elementos de hoz para sesgar las gramíneas, y hojas largas para sacrificar y esquilar
las reses.
Por lo general, las aldeas son pequeñas y están diseminadas. La estructura social se centra en uno o unos
pocos cabezas de familia, con divisiones tajantes por sexo, edad y procedencia, pero las diferencias
sociopolíticas son bastantes relativas. Todavía no aparecen diferencias significativas de rango. La estructura
social de las comunidades se compone de familias nucleares reunidas en familias extensas y en comunidades
gentilicias. Las actividades que no están relacionadas directamente con la producción de alimento, como el
tejido y la cerámica, también se realizan en el interior de las mismas familias de productores de alimento sin
especialistas con dedicación exclusiva. Sobre la modalidad del intercambio, es evidente que se trataba de
trueques. Se pueden imaginar dos escenarios: o bien una difusión de aldea en aldea, o bien una difusión
realizada por viajeros que conectan directamente el lugar de origen con el lugar de destino. Así pues, oriente
Próximo que durante el Neolítico mantiene su estructura básica de células productivas autosuficientes de
influencia local (las aldeas), empieza sin embargo a encaminarse hacia un “sistema regional” estructurado de
forma global: zonas distintas y complementarias para recursos y potencialidades productivas, con regiones
caracterizadas por rasgos culturales “no motivados”, con ambientes más o menos avanzados
tecnológicamente, y zonas más o menos pobladas.

HACIA LA URBANIZACIÓN:
La fase cultural de Ubaid tiene una duración larga, c. 4500-4000 para la fase antigua y c. 4000-3500 para la
fase tardía. En esta fase hay un primer ordenamiento de la llanura mesopotámica, mediante la excavación de
acequias que sirven para llevar agua a zonas que de otro modo no se podrían cultivar y sobre todo para
drenar el exceso de agua de los aguazales y pantanos, así como para llevar el sobrante de las crecidas
estacionales a las cuencas de embalse. A lo largo de estas acequias se sitúan los asentamientos que son
centros agrícolas. Además de agricultura hay ganadería (Cabras, Ovejas y Bovidos) probablemente empieza
también la arboricultura (palmera datilera) y la horticultura (Cebollas y Legumbres). La arquitectura doméstica,
que al principio es bastante pobre, con cabañas de caña y barro se hace luego más compleja y sólida. El
centro del asentamiento está dominado por un templo.
Las dimensiones de estos edificios, las mayores hasta el momento, denotan que la separación de la función
de culto tuvo un reflejo inmediato y preciso en la organización del poder económico y político, en el sentido de
la centralización (ofrendas, culto como la actividad comunitaria). De esta tendencia a la centralización y
organización se tienen otros indicios. Un primer indicio es la presencia cada vez mayor de productos
artesanales de gran valor intrínseco, fruto de un trabajo especializado. Un segundo indicio es la ubicación de
márgenes crecientes de riqueza en contextos que no responden estrictamente a la supervivencia, y están
cargados de significados simbólicos. Los ajuares funerarios reflejan unas diferencias crecientes en el nivel
económico de los difuntos y dejan entrever una sociedad que empieza a estratificarse funcional y

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económicamente. Un tercer indicio es el comienzo de producciones en serie, lo que significa que hay
artesanos con dedicación plena, y también existen agencias políticas que dirigen y consignan las actividades
políticas de la sociedad. Con la cultura de Ubaid nos hallamos en un proceso de formación de agregados
socioeconómicos y políticos más complejos que la aldea neolítica. El punto de partida es la ampliación de la
producción agrícola, que se desarrolla en la llanura mesopotámica gracias a la irrigación extensiva y la
introducción del arado de tiro animal; las líneas maestras son la incipiente especialización laboral y funcional y
la consiguiente aparición de funciones de coordinación y decisión, y de la progresiva estratificación de la
comunidad.

Época Sumeria. Revolución Urbana.


LIVERANI (Capitulo 4)
LA REVOLUCION URBANA – LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO.

1. LA ESPECIALIZACION LABORAL, LAS GRANDES ORGANIZACIONES:


El lento desarrollo de la colonización agrícola, las técnicas artesanales, el comercio a larga distancia y los
centros ceremoniales culminan a mediados del IV milenio con lo que se ha denominado “Revolución Urbana”.
Ésta se produjo en la Baja Mesopotamia, y sobre todo en el centro urbano de Uruk. Se trata de un proceso
largo y de un hecho revolucionario, tanto por los plazos como por el alcance de los cambios producidos. En lo
que se refiere a los plazos, se trata de una rápida aceleración (por no decir un verdadero salto) precedida y
seguida de fases de desarrollo más lento y de persistencias más duraderas. Desde el punto de vista del
alcance de los cambios, éstos afectan a todos los aspectos de la civilización, y lo hacen de una forma tan
radical que transforman su estructura, instaurando un tipo de organización que será válido para toda la Edad
del Bronce y más adelante, y dará su fisonomía característica al Antiguo Oriente.
Los primeros intentos de explicación sobre los factores de esta revolución, tendían a resaltar como definitivos
a los factores tecnológicos, demográficos y organizativos. La nueva organización de la explotación de los
recursos es un poderoso motor de desarrollo, pero sería inconcebible sin el impulso de la especialización
laboral y la concentración urbana. El crecimiento demográfico es indudable, pero por si mismo es un factor de
eficacia lenta, que requiere condiciones nuevas para acentuarse de tal forma en un periodo corto.
Probablemente, las innovaciones tecnológicas recibieron el estímulo del aumento de las necesidades
productivas, pero a su vez las provocaron.
El aumento de la productividad agrícola es la premisa fundamental que asegura a las comunidades unos
excedentes alimentarios gracias a los cuales pueden mantener especialistas a tiempo completo, creando un
polo redistributivo central. El salto más llamativo es el demográfico y urbanístico, pero el más substancial es el
organizativo. El origen de la ciudad es el origen del estado y de la estratificación socioeconómica. Por lo tanto,
es el origen de la Historia.
El salto organizativo (entre las comunidades neolíticas y calcolíticas contra estas) consiste en sistematizar la
separación entre producción primaria de alimento y técnicas especializadas, y polarizar esta separación,
concentrando a los especialistas en algunas poblaciones más grandes, proto urbanas, y dejando la tarea de la
producción de alimento a las aldeas dispersas. Pronto la relación deja de ser complementaria y pasa a estar
jerarquizada, con aldeas estructuralmente tributarias de la ciudad. Hay un flujo de excedentes alimentarios
que va de los productores de alimento a los especialistas, de modo que estos últimos pueden sobrevivir a
pesar de no producir alimentos. Y hay otro flujo de productos especializados y servicios que va de los
especialistas a los productores de alimento. Los especialistas, conocen las técnicas más avanzadas, por lo
que poseen una capacidad contractual y un prestigio social y cultural mucho mayores que los productores de
alimento. Además, están más adelantados en la cadena productiva, en una posición más favorable para
quedarse con un porcentaje privilegiado de alimento y para influir en las opciones estratégicas. Los
administradores y ceremoniales, garantizan la cohesión de la comunidad y la organización de los flujos de
trabajo y retribución que la atraviesan. Lo que antes era decisión del cabeza de familia, ahora pasa a
convertirse en una tarea especializada, que incluye la toma de decisiones, basadas en la desigualdad y
tendentes a acentuar esa desigualdad. En este mecanismo la solidaridad ya no es acumulativa y opcional,
sino que pasa a ser orgánica y necesaria.
El trabajo complementario y en secuencia de cada núcleo familiar se hace necesario para los demás núcleos,
y las decisiones estratégicas afectan a todos, debiendo ser aceptadas por todos.
La sistematización de las especializaciones laborales, su concentración espacial y la aparición de polos de
decisión llevan a las llamadas grandes organizaciones: templos y palacios. Estos grandes complejos

18
arquitectónicos y organizativos son lo que distingue a las ciudades de las aldeas: las ciudades son
asentamientos en los que hay grandes organizaciones, y las aldeas carecen de ellas.
Entre un templo y un palacio hay una diferencia importante, porque el templo es ante todo el lugar donde se
realizan las actividades de culto, la casa del dios a la que acude la comunidad diaria o periódicamente, a
rendir culto a su jefe simbólico; el palacio, en cambio, es ante todo la residencia del jefe humano, el rey con su
círculo de allegados. Tanto el palacio como el templo son lugares donde se realizan actividades
administrativas, y se acumulan los excedentes en los que se basa el mecanismo redistributivo. Son también
domicilios de talleres artesanos, almacenes, oficinas de escribas y archivos. El complejo formado por el
palacio/templo, los edificios complementarios especializados y las viviendas del personal dependiente
representa todo el sector público, preponderante en la ciudad y ausente en las aldeas.
La población se divide claramente en dos grupos ante la gran organización, que se identifica con lo que
nosotros llamaríamos estado. Los especialistas no tienen medios propios de producción y son mantenidos por
el palacio mediante un sistema de raciones o mediante asignaciones de tierras. En cambio, el resto de la
población, formado por las familias de los productores de alimentos, es libre en el sentido de que detenta sus
propios medios de producción (tierras y ganado) y trabaja para su propio sustento; pero es tributario del
estado, al que debe ceder sus excedentes alimenticios.
Dentro del núcleo palatino, la especialización laboral está muy marcada. Las listas de oficios y profesiones
que aparecen ya en el periodo de Uruk Tardío son muy detalladas, y abarcan todo el ámbito tecnológico de la
época.
Aparecen procesos de elaboración en serie. La cerámica se hace al torno, e incluso con molde, con piezas
menos elaboradas y personalizadas, pero con un ahorro considerable de tiempo, y por lo tanto de coste. En la
metalurgia se generaliza la fusión con molde, con resultados similares. Los telares ya no son familiares y se
encuentran en talleres donde se concentra una mano de obra a veces numerosa, sobre todo femenina e
infantil.
Las sociedades de especialistas se convierten, automáticamente, en una sociedad estratificada en clases.

2. LA CIUDAD Y LAS ALDEAS:


La Revolución Urbana culminó entre en 3.5 y 3.2. Ahora, la pregunta es por qué en dicha zona y periodo.
La base de todo es la existencia de unos excedentes capaces de mantener las grandes organizaciones y a
sus miembros especializados. De modo que, la producción agrícola tiene que alcanzar un desarrollo especial.
La dimensión de algunos nichos ecológicos, había sido idónea para la aparición de determinados avances
técnicos y económicos, estimulados por la concentración de puntos nodales entre zonas ecológicas distintas.
La Baja Mesopotamia es un nicho de dimensiones mucho mayores, y si no cuenta con el debido
equipamiento, no es muy hospitalaria, porque tanto el Tigris como el Éufrates, con sus tortuosos meandros y
sus crecidas dan un paisaje pantanoso, con aguas estancadas y suelos demasiados empapados.
Otro obstáculo para el desarrollo en sus primeras fases, es la lejanía de las materias primas para la
construcción de útiles. Por el contrario, si el nicho bajo mesopotámico cuenta con equipamiento adecuado,
tiene grandes ventajas. El suelo, bien drenado, da un rendimiento muy elevado de cereales, además de
disponer de una red de comunicaciones fluviales.
En Mesopotamia se excavaron canales en el terreno pantanoso con la doble finalidad de drenar las aguas y
distribuir las crecidas hasta zonas apartadas, regularizando la disponibilidad de las aguas y corrigiendo en
parte las grandes diferencias estacionales y anuales. Las primeras ordenaciones hídricas son estrictamente
locales, pero gracias a ellas aparecen en el interior del territorio bajo mesopotámico unas islas colonizadas y
bajo control. Luego, la propia naturaleza de los hechos hídricos hace que las distintas islas se conecten entre
sí. Estas primeras ordenaciones hídricas se remontan a la época de Ubaid, y luego siguen los pasos de la
colonización agrícola de la llanura; pero sólo a mediados del IV milenio alcanzan una dimensión comarcal, y
sirven también para crear una red de comunicaciones Inter comarcales, dado que el transporte fluvial es
mucho más barato que el terrestre.
A su vez, la tecnología agrícola experimenta avances. La existencia del regadío, permite obtener mayores
rendimientos y estabilidad que de otras regiones, que se basan en las precipitaciones.
Además, en los suelos profundos de la llanura se labra la tierra con un apero, típico de la agricultura
mesopotámica: el arado de sembradera, que permite trabajar la tierra en menos tiempo; es un instrumento
complejo, y también reduce el tiempo dedicado a la siembra.
Naturalmente, necesita animales de tiro, operarios especializados, y se adapta mejor a un paisaje
estandarizado de parcelas alargadas situadas perpendicularmente a los márgenes de las acequias. Regadío,
arado de sembradera, altos rendimientos de la cerealicultura aseguran el gran nicho bajo mesopotámicos una
cantidad enorme y estable de excedentes alimentarios que posibilitan la manutención de un nutrido grupo de
especialistas y administradores, concentrados en las ciudades.
Los asentamientos se disponen de forma jerárquica en por lo menos dos niveles. La disposición en dos
niveles implica una bipartición entre las aldeas, de pequeñas dimensiones y dedicadas a la actividad agro

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pastoral, y las ciudades, donde se concentran las actividades de transformación, intercambio y servicio.
Pronto los niveles se convierten en tres, al surgir poblaciones intermedias que desempeñan funciones
urbanas descentralizadas, tanto en el sector artesanal como en el administrativo.
La jerarquización y especialización funcional de los asentamientos es el reflejo exterior de la nueva
organización política, que sobrepasa el ámbito de la aldea para asumir una dimensión comarcal: una ciudad
capital, sede del poder político y de la mayor parte de las funciones especializadas; una serie de centros
regionales periféricos, y un elevado número de aldeas tributarias.
La urbanización se ve acompañada de un rápido crecimiento de la población, debido no tanto a las corrientes
de inmigración, como al crecimiento demográfico interno, estimulado por el aumento de la producción
alimentaria. Pero en este aumento de la población se advierten diferencias y fluctuaciones. El crecimiento de
un centro urbano provoca un despoblamiento, a veces muy acentuado, del campo que lo rodea. Hace que se
concentre la población y desaparezcan las aldeas periféricas en un radio de varios kilómetros (como ocurrió
en la fase de Uruk Antiguo; niveles XIX-VI del Eanna, 3.5-3.2).
Por último, hay que tener en cuenta que para que el acondicionamiento del territorio agrícola mediante
excavaciones de canales y asignación de parcelas sea eficaz y productivo, debe responder a una presión
demográfica. En efecto, para la excavación de un canal, ante todo, hay que reunir provisiones para cubrir los
costes, y reclutar mano de obra, aunque sea por la fuerza, pero sin que los cultivos que ya existen salgan
perjudicados por ello. Luego, una vez terminado el canal, se necesitan familias de colonos que ocupen lo
antes posible las nuevas tierras, para poder obtener beneficios que amorticen los gastos de las instalaciones.
Se trata de un proceso cíclico, como también lo es sobre las relaciones políticas interiores: requiere una sólida
base de acuerdo y eficacia técnica para proyectar la infraestructura y realizarla de forma racional y económica
con los nuevos colonos. De este modo, la demografía, la tecnología y la política progresan en estrecha
relación, sin que uno de estos aspectos, por sí solo, se pueda considerar prioritario e independiente.
Con la urbanización aparecen dos estados jurídicos de las tierras. Parte de ellas siguen siendo propiedad de
las familias libres, mientras que otras pertenecen al templo y al palacio. La gestión de las tierras de palacios y
templos se realiza de dos maneras: una parte se explota directamente por la organización con mano de obra
servil; y otra parte es parcelada y asignada en usufructo a los dependientes de la organización a cambio de
sus servicios. Para el templo/palacio los diferentes tipos de tierras suponen distintas maneras de recaudar
tributos: el diezmo de las tierras de la aldea, la totalidad del producto de las tierras explotadas directamente, y
el servicio especializado a cambio de las tierras parceladas.
En los aglomerados urbanos encontramos una diversificación análoga que los distingue de las aldeas, cuya
composición homogénea por núcleos familiares se traduce, en el plano urbanístico, en una serie de viviendas
uniformes en cuanto a tamaño y funciones.
En el centro de las ciudades, se destacan los edificios de los templos y palacios, con un aspecto exterior muy
cuidado, para impresionar a la población. Hay otros edificios públicos: almacenes, obradores palatinos de
artesanos, etc. Por último, están las viviendas, que pertenecen a núcleos familiares de prestigio social y
recursos económicos muy distintos, por lo que tienden a distinguirse por tamaño y riqueza.
Por último, la concentración de riquezas que proporciona la urbanización posibilita la construcción de unas
murallas.

3. DE LA CALIDAD A LA CANTIDAD:
Las grandes organizaciones de los templos y palacios son enormes aparatos redistributivos. Los excedentes,
las retribuciones, los servicios y las mercancías se entrecruzan y compensan a unos niveles de complejidad
que dejan muy atrás a las modestas transferencias de radio familiar y de aldea. Para que haya un flujo
proporcionado y constante de las distintas direcciones hacen falta convenciones objetivas y
despersonalizadas. Tiene que haber un sistema de pesos y medidas, un sistema de numeración, de cómputo
y comparación de valores, y por último una extensión del sistema que además de las mercancías incluya el
trabajo humano, el tiempo y la tierra.
Medidas ya había, derivadas de elementos antropomorfos: el pulgar, el codo o el pie para las medidas
lineares; la carga de una persona o de un burro para los pesos, y así sucesivamente.
Estas medidas eran difíciles de confrontar y variaban de unos lugares a otros, por lo que difícilmente se
podían usar en un mecanismo de cómputo complejo. El paso decisivo consistió en integrarlas en un esquema
homogéneo relacionado con el sistema de numeración. El patrimonio de bienes que maneja la administración
es objeto de cómputo con cantidades elevadas y plazos de tiempo largo, lo cual no se podría hacer a ojo,
como en el ámbito familiar, por eso se basaba en los cálculos sexagesimales implementados en
Mesopotamia.
Otra operación de normalización administrativa se refiere a la comparación de los valores. Para que haya
intercambio y redistribución se tiene que conmensurar cosas distintas: mercancías, trabajo, tiempo, tierra. Ya
existe una relación de hecho, y de forma embrionaria: se cede una determinada cantidad de un bien a cambio
de otra cantidad de otro, con arreglo a su abundancia, su demanda, y el trabajo invertido para producirlo. La

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administración decide el valor de las distintas mercancías y servicios, y se atiene a este sistema de
equivalencias cuando efectúa los intercambios y los repartos.
A su vez se incluye el factor tiempo en la ordenación cuantitativa global de las realidades.
También en este caso existen unas medidas básicas naturales: el año solar, el mes lunar y el día.
Este tiempo natural se convierte en homogéneo y sexagesimal: año de 360 días, con doce meses de 30 días.
Cuando ya es homogéneo y sexagesimal, el tiempo se puede insertar fácilmente en los cálculos, sobre todo
en los referentes al reparto de raciones. Las necesidades administrativas de las grandes organizaciones crean
un mundo agrario y una división del tiempo sexagesimal, y un sistema fijo de cómputos de los valores y las
retribuciones. En suma, convierten una realidad caracterizada por infinitas variantes individuales en un mundo
computable y programable, despersonalizado y racional.

4. GARANTIAS Y REGISTROS: EL NACIMIENTO DE LA ESCRITURA:


Cuando aparecen las grandes organizaciones de la primera urbanización, no cuentan con el instrumento de
la escritura. Son precisamente sus necesidades lo que los lleva a crearla, recorriendo en una sucesión
bastante rápida una serie de fases. La aparición de un sistema de registro escrito es la culminación del
proceso de especialización laboral y despersonalización de las relaciones laborales y retributivas. A su vez,
permite que la cultura mesopotámica evoluciones hacia formas de organización política y económica mucho
mayores que en otras culturas.
El primer paso es el uso del sello como instrumento de convalidación y garantía. Se trata de sellos de
estampillas y forma cuadrangular o redonda, con figuras geométricas o de animales.
Su uso equivale a una firma, y permite identificar al propietario del sello, reconociendo su cuño. La forma de
estampilla es reemplaza por el cilindro, de modo que la impronta se obtiene por rotación y se puede conseguir
bandas selladas de la longitud deseada. El sello pasa de ser una simple firma a una garantía de que no se ha
abierto el recipiente sellado. Las representaciones también cambian.
También se ha sugerido que la actividad ilustrada en el sello corresponde al sector del que se ocupa el
funcionario que lo usa, es decir, que el responsable de los rebaños tiene un sello con representación de un
redil, o el responsable de los tejidos un sello con representación de un telar.
El sellado de recipientes y estancias, en el punto de acceso o cierre se convierte en un procedimiento
habitual. El nudo que cierra el recipiente o la puerta son sellados con una cretula o bulla, es decir, una pella
de barro en la que se imprime el sello del funcionario responsable. Cuando la cretula se seca, no se puede
deshacer el nudo sin romperla, con lo que resulta imposible cualquier efracción que no esté autorizada o
realizada por el propio funcionario, el único capaz de poner otro sello válido.
La sustitución de un código de objetos por un código gráfico es decisiva. Es el origen de la escritura, que
ofrece una ductilidad y unas posibilidades de desarrollo infinitamente mayores.
Además de signos numéricos, divididos en unidades, decenas, sesentenas, etc., aparecen símbolos de cosas,
tanto de aquellas que ya tenían contramarca como otros nuevos, de carácter pictográfico, que pretenden ser
una representación simplificada del objeto.
El sello ya resulta inútil para los registros administrativos, dado que las informaciones proporcionadas por él
se pueden expresar con logogramas. Sin embargo, sigue siendo indispensable en las tablillas de carácter
jurídico, las cartas y otros documentos. Por último, se empiezan a utilizar signos pictográficos no ya para
representar al objeto en cuestión, sino una palabra que suene más o menos igual. Por ejemplo, una flecha, se
puede usar para indicar vida, porque ambas en se pronuncian ti en sumerio.
La administración, dotada de estos elementos operativos, se convierte en el trabajo más especializado de
todos los que se realizan en las grandes organizaciones. El funcionario administrativo es ante todo un escriba
que domina la técnica de la escritura, y ello requiere un aprendizaje muy especial.

5. POLITICA E IDEOLOGIA DE LAS FORMACIONES PROTOESTATALES:


La especialización laboral lleva a una estratificación socioeconómica de carácter estructural, es decir, no sólo
circunstancial y cuantitativa, sino funcional y cualitativa. La estratificación es vertical, porque los distintos
grupos funcionales acceden de forma desigual al reparto de los recursos y a la toma de decisiones; también
es horizontal, porque los grupos privilegiados se concentran en las ciudades. En el nivel más alto se sitúa el
núcleo dirigente que monopoliza el poder de decisión y reside en la ciudad, en la gran organización central.
De modo que la revolución urbana conduce a la formación del estado: entendido como organización que
controla de forma estable un territorio y organiza la explotación diferenciada de los recursos para garantizar la
supervivencia de la población y mejorar su suerte.
La formación proto estatal es un organismo basado en la desigualdad. Ésta es evidente y marcada en el nivel
físico-real. Hay que introducir motivaciones de carácter ideal para convencer a quienes soportan un peso

21
mayor de que esa desigualdad es buena para el desarrollo del conjunto, y la explotación redunda en
beneficios de los propios explotados. Así, organización proto estatal significa, formación de un núcleo
dirigente que asume la responsabilidad de las decisiones y las ventajas de una situación privilegiada; y
formación de una ideología político-religiosa que garantiza la estabilidad y cohesión de la pirámide de las
desigualdades.
El núcleo dirigente tiene que trabajar en dos frentes, el operativo y el ideológico, que desembocan
respectivamente en la formación de una burocracia y un clero. La burocracia, es la encargada de la gestión
económica, mientras que el clero se encarga de las actividades relacionadas con el culto.
La comunidad, al igual que cede una parte de su producto a las divinidades para conseguir a cambio un
comportamiento favorable de los fenómenos naturales, también cede una parte de su producto a la clase
dirigente a cambio de los servicios organizativos y las decisiones.
Una tercera función, crucial para el funcionamiento del estado, es el ejercicio de la fuerza con fines defensivos
y de cohesión interna. De cara al exterior, hay que defender las riquezas y las capacidades técnicas
concentradas en la ciudad, tanto frente a otras ciudades estado como frente a fuerzas organizadas de otra
manera.
La formación del ejército, con dos niveles distintos, es la expresión del ejercicio estatal de la fuerza. Hay un
núcleo militar, formado por especialistas en la guerra, con dedicación plena.
Pero en caso de guerra se recluta un ejército de conscriptos por representaciones obligatorias, coaccionando
a toda la población.
Las tres funciones que hemos visto hasta ahora, distribuidas en oficios especializados se subliman y reúnen
en la persona única del jefe de la comunidad, el rey. La función administrativa de este ocupa la mayor parte
de su actividad diaria, como jefe del palacio, gestionada como una empresa de grandes dimensiones. Le
corresponde a él tomar decisiones estratégicas, pero también la gestión corriente. La función más llamativa es
el culto: el rey se presenta como sumo sacerdote del dios de la ciudad, el gestor humano de la empresa
ciudadana por encargo de dios de la ciudad, el gestor humano de la empresa ciudadana por encargo del dios,
su dueño teórico. Por último, el rey se le atribuye la responsabilidad de la defensa de la ciudad y el pueblo
frente a los ataques exteriores.

Trabajo Practico 2
(Año 2021)

Textos:

Liverani, Mario. El Antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía.

Cap. 3. Las premisas neolíticas y calcolíticas.

Cap. 4. La revolución urbana

1. Leer atentamente los textos

2. Definir los conceptos de Revolución Neolítica y Revolución Urbana. ¿Dónde y cuándo

se dieron los mismos?

3. Explicar ¿cómo fue el proceso de transición de una economía cazadora recolectora a

una sedentaria y de producción de alimentos?

4. Realizar un cuadro con los diferentes subperíodos del Neolítico.

5. Tomar dos sitios arqueológicos (de Mesopotamia específicamente) del neolítico y

caracterizarlos.

22
6. Nombrar y explicar aquellos elementos que permitieron la transición al periodo

Urbano.

7. ¿Cuáles son los elementos que permiten caracterizar al período urbano en cuanto a

organización política, social, económica y arquitectónica? Caracterizarlos.

Desarrollo:

2. Definir los conceptos de Revolución Neolítica y Revolución Urbana. ¿Dónde y cuándo

se dieron los mismos?

Revolución Neolítica:
La revolución neolítica consiste en la aparición de unas técnicas para la producción de alimento
(agricultura y ganadería) que reemplazaron a las técnicas de simple explotación del alimento
existente en la naturaleza (caza y recolección). Las primeras prácticas de la producción del
alimento se sitúan, aproximadamente, en el borde exterior del Creciente Fértil, a los largos de
un arco que va de Palestina, pasando por la franja del piedemonte del Taurus y los Zagros,
hasta Khuzistán. A finales del VII milenio, han aparecido en el área del Oriente Próximo, las
innovaciones básicas que caracterizan a la cultura neolítica: asentamientos de aldeas, cultivos
de plantas alimentarias, cría de ovejas, cabras, cerdos y bóvidos. Como también otras
técnicas: tejidos, cerámica, primera utilización del cobre forjado. En las comunidades se
advierte una religiosidad difusa, que ha dejado muchos rastros de objetos y representaciones.
El periodo crítico es el que va de 10.000 a 7500, llamado de la producción incipiente
Algunas especies de pequeños rumiantes, que durante el periodo anterior eran objeto de caza
selectiva, entran poco a poco en una especie de «simbiosis» con los grupos humanos, que en
algunos casos desembocará en la domesticación (sobre todo de cabras y ovejas). En otros
casos (gacelas) no se pasa de este estadio, que acaba retrocediendo a la relación venatoria y a
la marginación. Con la «simbiosis» y la primera domesticación hay una utilización sistemática
de la leche y el pelo (o la lana), limitándose el sacrificio a los machos. Se forman rebaños que
ya son propiedad de grupos humanos y son conducidos estacionalmente a los pastos.
Ya en la fase «incipiente» (10.000-7500), el nuevo modo de producción tiene consecuencias
notables sobre los modos de agregación social y organización material. Las comunidades, que
ya han salido de las cavernas, se construyen casas redondas, por lo general semienterradas y
con alzado de cabaña.

Revolución Urbana:
Se produce a mediados del IV milenio lo que se a denominado “Revolución Urbana” (3500 al
3200 AC).
La colonización agrícola, el desarrollo de la artesanía, el comercio a larga distancia y los
centros ceremoniales culminan en la “revolución urbana” en la Baja Mesopotamia (Uruk), en el
IV milenio. Con este cambio se transforma la estructura de las sociedades.
Es un proceso complejo. El aumento de la productividad agrícola asegura unos excedentes
para alimentar a especialistas a tiempo completo, creando un polo redistributivo central. El salto
más sustancial es el organizativo: el origen del Estado es paralelo.
La jerarquización y especialización de los asentamientos es el reflejo de la nueva organización
política, que sobrepasa el ámbito de la aldea para asumir una dimensión comarcal: una ciudad
capital, sede del poder político; una serie de centros regionales periféricos, y un elevado
número de aldeas tributarias.
La urbanización se ve acompañada de un rápido crecimiento de la población, debido no tanto
a las corrientes de inmigración, como al crecimiento demográfico interno, estimulado por el
aumento de la producción alimentaria. La tecnología agrícola experimenta avances. La
existencia del regadío, permite obtener mayores rendimientos y estabilidad que de otras
regiones, que se basan en las precipitaciones.

23
En el centro de las ciudades, se destacan los edificios de los templos y palacios, con un
aspecto
exterior muy cuidado, para impresionar a la población. Hay otros edificios públicos: almacenes,
obradores y Por último están las viviendas, que pertenecen a núcleos familiares de prestigio
social y recursos económicos muy distintos, por lo que tienden a distinguirse por tamaño y
riqueza.

3. Explicar ¿cómo fue el proceso de transición de una economía cazadora recolectora a

una sedentaria y de producción de alimentos?

La transición de la caza-recolección a la producción de alimento no se puede afirmar de


manera concisa. Se podrían tener en cuenta dos factores: uno de carácter temporal y otro de
carácter espacial. El factor temporal consiste en un intento dejar de estar limitado por el
ambiente, en la búsqueda de alimento: el cultivo, el control de los rebaños, el almacenamiento
y el sedentarismo son elementos que deben ir unidos para que se dé un control a largo plazo
de los medios de producción. El factor espacial está relacionado con el movimiento de los
grupos humanos a través de distintos ecosistemas de los recursos conocidos a los que se
accede de forma natural, en una franja sólo pueden ser utilizados en otra previo trasplante
artificial y control técnico.

4. Realizar un cuadro con los diferentes subperíodos del Neolítico.

Yébel Sinyar Baja


medio Khuzistán Anatolia Siria
Khabur
Asiría
Tigris 5500

Mesopotamia

Umm Muhammad Çatal


Dabaghiya Yaffar Hüyiik 'Amuq A 6000
(6300-
5500)

Samar Antigu Hacilar


ra o
Halaf Hassuna (5600-5400) Susia 'Amuq B 4800
Antiguo na A
Mersin
24-22

Samarra
Medio
Hassuna (5400-5000)
Eridu Hacil
Halaf ( 'Ubai Tepe Sabz 'Amuq C
Medio Tardío ar 4500
d I)
Samarra
Tardío Eridu Mersin

24
(5000-4800) 19-15 22-20

Gawra 20

A lo largo del sexto milenio antes de Cristo, encontramos el desarrollo pleno de la fase del
Neolítico en distintas regiones geográficas del Oriente Próximo. Esta fase neolítica se divide en
varias fases representativas, contemporáneas en el tiempo entre ellas, en torno a la zona de la
Alta Mesopotamia.

5. Tomar dos sitios arqueológicos (de Mesopotamia específicamente) del neolítico y

caracterizarlos.

CULTURA DE UMM DABAGHIYA:

La primera cultura cerámica que se ha encontrado en Mesopotamia es la de Umm Dabaghiya


(600-5500 A.C.), Se caracteriza por tener casas rectangulares con varias habitaciones, y
almacenes adosados de forma cuadrada. Al ser un medio árido, tanto la agricultura como la
ganadería son pobres. La base principal de sustento es la caza. La cerámica es pintada o
pulimentada, con decoración aplicada o incisa formando zig zags que imitarían a la cestería.
Además, son piezas de cocción relativamente impermeable, y muy gruesas.

La cultura paralela de Samarra:

Se caracteriza por sus asentamientos (destaca sobre todo Tell es- Sawwan, con sus casas de
muchas habitaciones, erigidas dentro de un recinto amu- rallado), y por la cerámica pintada
con motivos muy complicados y a veces de gran valor artístico (es típico el esquema
«giratorio», con temas naturalísticos), como por las formas de alimentación, entre las que
destaca claramente la agricultura de rega- dío (el primer testimonio seguro es precisamente de
Choga Mami), mientras que la caza ya es algo marginal.

6. Nombrar y explicar aquellos elementos que permitieron la transición al periodo

Urbano.

El aumento de la productividad es fundamental ya que asegura a las


comunidades unos excedentes alimentarios para mantener a la población en épocas de
cosechas malas.
La nueva organización de la explotación de los recursos es un poderoso motor de desarrollo,
pero sería imposible sin el impulso de la especialización laboral y la concentración urbana. El
crecimiento demográfico es indudable.
Por eso podemos decir que el salto más llamativo es el demográfico y urbanístico, pero el más
substancial es el organizativo. El origen de la ciudad es el origen del estado y de la
estratificación socioeconómica.
La nueva forma de organización en sistematizar la separación entre producción primaria de
alimento y técnicas especializadas, y polarizar esta separación, concentrando a los
especialistas en algunas poblaciones más grandes, proto urbanas, y dejando la tarea de la
producción de alimento a las aldeas dispersas.

25
7. ¿Cuáles son los elementos que permiten caracterizar al período urbano en cuanto a

organización política, social, económica y arquitectónica? Caracterizarlos.

Organización Social:
Los grupos privilegiados se concentran en las ciudades. En el nivel más alto se sitúa el núcleo
dirigente que monopoliza el poder de decisión y reside en la ciudad.
La población se divide claramente en dos grupos ante la gran organización, que se identifica
con lo que nosotros llamaríamos estado. Los especialistas que no tienen medios propios de
producción y son mantenidos por el palacio mediante un sistema de raciones o mediante
asignaciones de tierras. Y el resto de la población, formado por las familias de los productores
de alimentos, es libre en el sentido de que detenta sus propios medios de producción (tierras y
ganado) y trabaja para su propio sustento; pero es tributario del estado, al que debe ceder sus
excedentes alimenticios.

Organización política:
Los asentamientos estaban organizados jerárquicamente, por ejemplo, algunas aldeas se
dedicaban a actividades de campo como pastoral, y las ciudades, se dedicaban a actividades de
transformación e intercambio de bienes. Era una nueva organización política, que sobrepasa el
ámbito de la aldea para asumir una dimensión comarcal: una ciudad capital, sede del poder
político y de la mayor parte de las funciones especializadas; quedaban alrededor de la ciudad
las aldeas, que pagaban tributos.

Organización económica:
Crearon canales artificiales en el terreno pantanoso con la doble finalidad de drenar las aguas y
distribuir las crecidas hasta zonas apartadas, regularizando la disponibilidad de las aguas y
corrigiendo en parte las grandes diferencias estacionales y anuales.
A su vez, la tecnología agrícola experimenta avances. La existencia del regadío, permite
obtener mayores rendimientos y estabilidad que de otras regiones, que se basan en las
precipitaciones. Además, en los suelos profundos de la llanura se labra la tierra con un apero:
el arado de sembradera, que permite trabajar la tierra en menos tiempo; es un instrumento
complejo, y también reduce el tiempo dedicado a la siembra.
Regadío, arado de sembradera, altos rendimientos del cultivo de cereal aseguran el gran nicho
bajo mesopotámicos una cantidad enorme y estable de excedentes alimentarios que
posibilitan la manutención de un nutrido grupo de especialistas y administradores,
concentrados en las ciudades.

Arquitectura:
En el centro de las ciudades, se encontraban los edificios de los templos y palacios, con un
aspecto exterior muy cuidado, para impresionar a la población. Hay otros edificios públicos:
almacenes, obradores de artesanos, etc. Por último, están las viviendas, que pertenecen a
núcleos familiares de prestigio social y recursos económicos muy variados, por lo que tienden
a distinguirse por tamaño y riqueza.

26
Período de Uruk.

Uruk:
En el calcolítico final (4000 – 3300 a.C.) podríamos considerar Uruk como un asentamiento importante por
una serie de elementos que marcan la cultura de Uruk. Es una cultura que se extiende cronológicamente
durante todo el cuarto milenio a.C. En la excavación de la ciudad de Uruk se descubrieron trece niveles; del
nivel 13 al 9 corresponderían el periodo temprano y del nueve al uno corresponderían al periodo tardío (3600
– 3000 a.C.) En Uruk hacia el 3600 a.C. se produce un incremento territorial en la ciudad, pasando de ser un
territorio de cuarenta a cuatrocientos cuarenta hectáreas; por lo que Uruk es considerada como la primera
ciudad en ser una gran ciudad, el asentamiento más grande del cuarto milenio del mundo que se conozca y el
primer modelo de ciudad que se haya conocido de momento. Se estima que la ciudad contaba con una
población de entre 25000 – 50000 personas en este periodo. La ciudad tenía los dos núcleos más importantes
del cuarto milenio:  El primer montículo es Kulava. En este montículo se dónde se situaba el templo
dedicado al dios Ann (el dios del cielo y el dios patrón). Era un templo blanco situado sobre una terraza. Era
una arquitectura monumental del 3450 a.C.  El segundo montículo es Eanna. En este montículo es donde se
situaba el templo dedicado a la diosa Inanna. Este templo se encontraba situado al este del templo de Ann,
junto al de Inanna. Es una torre templo, de arquitectura monumental, con una función desconocida. Estos
templos son la casa del cielo. La función de dichos templos era indeterminada, pero se han planteado
diversas posibilidades: una función religiosa (podrían ser templos), una función palacial (por tener plantas de
palacio) o salas de reunión. La muralla que rodeaba la ciudad de Uruk era de diez kilómetros de extensión y
fue construida a finales del cuarto milenio – principios del tercer milenio. En el Calcolítico tardío en Uruk, en
el 3000 a.C., nos encontramos ante una cerámica hecha en masa y era una cerámica en forma de campana. El
BRB está hecha en molde y es modelo de cerámica que también se encuentra en otros asentamientos que
serían la expansión de la cultura de Uruk. Este bl de borde biselado tiene una capacidad de un litro, con
función de distribución de raciones de cebada o para la producción de pan. Incluso llegamos a ver la forma de
este recipiente en la fase pictográfica de escritura. La palabra Nida alude a ración o pan, por eso mismo aún
no se conoce con exactitud su función. En Uruk tenemos una división del trabajo, una especialización de
trabajo, y con un aparato administrativo y de control. Debía existir una jerarquía y un aparato de
administración con una figura en la cabeza de ambos para su control, una figura que aparece también en la
estatuaria. Este aparato de control se conoce con el término de Ensi en la ciudad de Uruk; es una figura de
autoridad porque lleva una corona típica de las coronas reales en Mesopotamia y también porque se le
representaba llevado a cabo acciones típicas del monarca, como cazando leones. Aparecen los sellos
cilíndricos usados por personajes de la jerarquía de la administración de Uruk. En algunos sellos aparece el
EN, como en una escena de ofrendas. El EN es un personaje administrador, jefe de la ciudad, que se
representa haciendo acciones típicas de monarcas. Las escenas de los sellos nos presentan al EN presidiendo
a escenas con prisioneros junto a otros personajes que les están torturando. Lo que desconocemos es que, si
se representaban escenas de guerras internas o externas, es decir, si eran escenas de representación de
guerra entre diversas ciudades o son escenas que se interpretan con población de la misma ciudad, de Uruk,
que han cometido un crimen y que están siendo castigados. Son escenas de tipo bélico y violentas. El vaso de
Uruk es una tipología de vaso que se usa en el ritual de ofrendas, es importante porque en él se representa la
cosmovisión de la elite de Uruk. En el vaso nos encontramos con diversos frisos: en la base del vaso (la escena
base), que es una escena básica que nos muestra unas hondas (que representan el agua) desde las cuales
surgen por encima las espigas (representando la agricultura). Por encima se encontraría el ganado (que se
alimentan de espigas). En medio se ven los oferentes, es decir, los habitantes/trabajadores que les ofrecen
sus tributos al EN, el administrador jefe, representado junto con su asistente y por delante del señor, el EN,
se halla un oferente con una figura (que podría ser una sacerdotisa o la diosa Inanna, ya que es la
representación de una mujer a la que se le ofrecen los productos). En la escritura al EN se le representa con

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un símbolo que significa señor. En este momento es cuando la escritura pasa de ser pictográfica a ser
cuneiforme, lo que lleva el desarrollo de cinco mil textos cuneiformes, de los cual tres mil so diccionarios:
diccionarios de una lista de plantas, diccionarios de procesiones…En los diccionarios de procesiones no se
menciona al administrador jefe con el término EN, sino que se usa el termino NAMESDA. La cultura de Uruk
no se queda únicamente en la ciudad de Uruk, y es aquí donde muchos autores han hablado del sistema
mundial de Uruk o del imperio de Uruk. Los elementos como la cerámica campaniforme, de corte biselado,
no se ha hallado solo en la ciudad de Uruk, sino que se ha hallado en asentamientos bastantes lejanos como
Siria, que también presentan un plano de ciudad parecido al de Uruk. E incluso la mención de esta cultura en
la escritura de las ciudades en las costas del Mediterráneo. La invención de la escritura en Uruk se llevó a
cabo en el 3100 a.C. Se escribía también sobre piedras, por ejemplo, alabastro y sobre arcilla.

Liverani:

Cultura de Uruk:
Uruk Antiguo (3500-3200), Uruk Tardío (3200-3000).
Revolución urbana: evolución in situ fenómeno complejo y sistémico (factores inter-actuantes).
Aumento de productividad
Redistribución de excedentes
Mantenimiento de especialistas
Torno de alfarero, fabricación masiva de cerámica, aleación de metales.
Nacimiento de la escritura (cilindros sellos)
Crecimiento urbanístico
Crecimiento demográfico
Complejo proceso organizativo: origen de las prácticas estatales
Sistema de aldeas, ciudades y comarcas (ámbito mayor con ciudad capital, centros periféricos
y aldeas tributarias)
Aldeas: pequeñas dimensiones, producción de alimentos.
Ciudades: grandes centros de concentración de especialistas, actividades de trasformación e
intercambios. Amurallamiento, funciones administrativas, políticas y religiosas.
Predominio del poder del templo: primera forma de autoridad, clase sacerdotal: sacerdote
gobernante “EN”.
Evolución política: aparición del palacio: “LUGAL”.
Modificaciones jurídicas
Etapa pre-urbana: tierras familiares
Etapa urbana: parte familiar, parte a las grandes organizaciones
Gestión: una parte explotada directamente por la organización, otra asignada en usufructo a
dependientes de la organización a cambio de servicios
Recaudación: diezmo (tierra de aldeas), tierras otorgadas en usufructo) y prestaciones
obligatorias en determinadas partes del año.

MESOPOTAMIA: PERÍODOS HISTÓRICOS.


Ciudades importantes: Kish y Nippur (centro cultual).
Hegemonía de ciudades:
Lagash (Eannatum): sometimiento de ciudades vecinas: Ur y Kish, consagración en Nippur.
Rey de todo el país.
Umma (Lugalzaggesi): Unificación del país de Summer (Lagash, Ur, Uruk), consagración en
Nippur.
Período de Akkad (2350 a.C) Sargón de Akkad. Nueva concepción de la realeza, origen
semita, dominio sobre Summer: leyenda de gran expansión (hasta curso medio del Éufrates).
Rey de las cuatro regiones, visión universal. Naram-Sim: signos de divinización de la realeza,
respeto por panteón sumerio.
Dominio Guti (2200 a.C) presión de pueblos periféricos, ataque llegan a la región de Summer.

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Resurgimiento sumerio: III Dinastía de Ur (2100): Reorganización después de la invasión. Ur-
Nammu comienza la III Dinastía, rey de Summer y Akkad, Zigurat de Ur, visión universalista,
Final: ingreso de los amorreos (semitas)

Imperio Babilónico (2000 a.C): Hammurabi. Rey pastor, intentos imperiales pero relación con
el panteón sumerio y luego intentos de modificación religiosa, recopilación de leyes: predominio
de derecho consuetudinario.

Indoeuropeos en la zona (1500): hititas, cassitas, elamitas

Asirios (800 a.C): semitas, tendencia expansionista, belicosos, Sargón II, llegan hasta el
Mediterráneo.

Neobabilónico. Caldeos: Nabucodonosor, Babilonia gran esplendor.

Persas (539 a. C).Conquistas de Ciro: “rey de Babilonia, Sumer y Akkad”

La religión sumeria:
Gran importancia de la leyenda y la literatura sapiencial, exaltación de las hazañas de los
dioses.
Pensamiento lógico: parte de la observación de la realidad y establece relaciones. Dioses
organizados jerárquicamente a la manera humana.
UNIVERSO: cielo, anti-cielo, tierra, bóveda celeste de estaño.
Entre cielo y tierra: viento (lil), el sol, la luna y las estrellas de la misma sustancia y luminosidad.
MÁS ALLÁ: Océano Cósmico: mar primordial (causa primera) madre de los dioses nacimiento
del cielo, tierra y vida a los dioses
AN (cielo) y KI (tierra) de ellos nació ENLIL (aire) quien separó a sus padres dando origen al
cielo y la tierra, así como al resto de la creación.
ENLIL y KI: dieron origen a ENKI y a los hombres, al agua dulce, plantas y los elementos
existentes y a los restantes dioses. Los dioses principales dieron origen a los demás.
PODER CREADOR DE LA PALABRE: ME, conjunto de reglas que constituyen todas las cosas.
Dioses de carácter cósmico: AN, ENLIL y ENKI.
Relación de ENLIL con la monarquía: ciudad de NIPPUR (consagración de soberanos).
Dioses de carácter astral: NANNAR (luna), UTU (Sol), INANNA (estrella de la mañana).
Multiplicidad de Dioses vinculados con la naturaleza y las actividades humanas.
Conquistas semitas y reformas religiosas: adaptación de antiguos mitos a nuevas realidades
políticas.
ENLIL-MARDUK (dios creador y Babilonia, carácter sacro y nuevo centro religioso-político).
Divinidades femeninas son englobadas y se fusionan con ISHTAR y las masculinas lo son con
MARDUK.

Kuhrt (Capitulo 1)
Hacía fines de la fase de Uruk (c. 3500 - 3200) aparecen los primeros documentos escritos en forma de
pictograma. Al mismo tiempo aparecen enormes estructuras rituales. Asociados con estas estructuras
tenemos una serie de objetos caracterizados por una decoración peculiar, por ejemplo, vasos de piedra con
incrustaciones o relieves.
La aparición de la escritura, las complicadas edificaciones, el empleo de materiales de importación, las
refinadas obras de arte y el incremento de la población son señales del surgimiento de comunidades urbanas
importantes provistas de estructuras socioeconómicas bien desarrolladas. El sistema político fue
evolucionando. Los materiales raros utilizados para construir grandes complejos eran importados de tierras

29
lejanas. Aunque la lengua de la mayoría de estos primeros textos fue la sumeria, aparecen también palabras
semíticas. Hacia 2900 las técnicas de agricultura de regadío y la explotación de fuentes suplementarias de
alimentos fueron aprovechadas por grupos de poder surgidos en unas cuantas ciudades para obtener una
fuente de alimentación lo bastante segura como para asegurarse un excedente importante. La complejidad
cada vez mayor de esta organización urbana se ve reflejada en el desarrollo de la escritura.

Período de Djemdet Nasr.

A. Caballos (Pag 23)


Se la define también como etapa Protoliteraria por corresponder a ellos los primeros estadios del
sistema de escritura sumerio, de carácter aun pictográfico.

Roux (Capitulo 5, página 92)


El periodo de Djemdet-Nasr no sólo es muy corto (alrededor del 3150- 2900), sino que no hay ninguna
diferencia fundamental entre sus elementos característicos y los del periodo de Uruk, excepto en
variaciones de estilo y calidad. El plano de los templos continúa siendo “tripartito” pero su plata forma
tiende a convertirse en cada vez más alta y ancha. La única originalidad de este periodo radica en el
extraordinario desarrollo que en él conocerá la escultura. El arte de esculpir, prácticamente olvidado
desde la época de Samarra, reaparecerá bruscamente y se aplicará con una especie de frenesí,
trabajando la piedra en bulto redondo o en relieves.

Liverani
En líneas generales, la fase Uruk III-Yemdet Nasr es una fase de fuerte crecimiento demográfico y económico
en la Baja Mesopotamia, con tendencia a concentrarse en el centro hegemónico de Uruk. También hay una
expansión en zonas como Kish y el valle de Diyala. En cambio, el Protodinástico I es una fase de crisis y
retroceso, que en cierto modo se corresponde con la crisis generalizada de la primera urbanización en las
zonas perimesopotámicas. En la llanura mesopotámica, gracias al potencial productivo, la institución urbana
no se ve amenazada de extinción ni pasa por una crisis aguda. Pero después del gran salto demográfico y
organizativo del período de Uruk, y antes del salto posterior de la segunda Urbanización (Protodinástico II-III),
no cabe duda de que se produce una pausa, en las que se interrumpen las ramificaciones coloniales y
comerciales. En el Protodinástico I, la Baja Mesopotamia aparece como una más entre las culturas regionales,
aunque se destaca por su importancia demográfica y su estructura organizativa.
En Susiana (Elam se situaba al este de Sumeria y Akkad, en el actual suroeste de Irán, el alto Elam fue
posteriormente identificado por su baja capital, Susa, y geógrafos posteriores a Ptolomeo la llamaron Susiana),
después del intervalo Uruk, la secuencia local sigue su curso con la cultura protoelamita. Ésta se caracteriza
entre otras cosas por un tipo de escritura que tiene su origen en la escritura de Uruk IV, pero con rasgos
originales, con distintos caracteres formales que expresan una lengua diferente, el elamita, en vez del sumerio.
La cultura protoelamita no se limita a Susiana, y su epicentro parece hallarse más al este. El medio
geográfico iraní, con cuencas agrícolas aisladas entre las montañas o al borde del desierto, favorece la
formación de entidades políticas comarcales. Entre las distintas comarcas, Susiana es un caso especial,
porque acusa más la influencia mesopotámica.
La cultura protoelamita se propaga desde su epicentro de Malyan con mayor rapidez que la Uruk. El comercio
protoelamita abarca toda la meseta y se adentra en Mesopotamia y la zona del golfo Pérsico.
En el litoral del golfo, que resulta apetecible para los centros urbanizados como fuente de cobre (por ej.
Omán), se difunden a comienzos del III milenio varias cerámicas del tipo Yemdet Nasr. Es posible que los
buscadores de cobre y mercaderes mesopotámicos entrasen en contacto con las comunidades locales y
estimularan en ellas la formación de clases dirigentes. La cultura básica de Omán es la aldea, con economía
mixta: pesca, ganadería nómada, agricultura de oasis. Pero la formación de centros locales acaba poniendo en
contacto el litoral bajomesopotámico y elamita del golfo con el litoral oriental, más alejado, hasta la
desembocadura del Indo en el océano Índico, donde está a punto de aparecer la civilización protoindia de
Harappa y Mohenjo Daro.

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Etapa protodinástica: Kish, Lagash, Nipur, Ur.

Liverani (Capitulo 6)

Mesopotamia Protodinástica:

Situación étnica y demográfica:


Esta etapa (que abarca desde 2900 hasta 2350) tiene una fase en la que no podemos contar con textos,
mientras que, en un tiempo posterior, se presenta un desarrollo homogéneo. Al principio se trata tan sólo de
textos administrativos, pero al final del periodo aparecen textos sociopolíticos y jurídicos. Comparada con la
preponderancia y el relativo aislamiento de Uruk, la situación geográfica, productiva y política del
Protodinástico II – III se caracteriza por un policentrismo más acusado, con una serie de ciudades estado de
dimensiones similares que se hacen competencia entre sí. Al sur están Uruk, Ur y Eridu, al este, Lagash y
Umma, en el centro Adab, Shuruppak y Nippur, y al norte Kish y Eshnunna. Remontando los cursos del Tigris
y Éufrates aparecen respectivamente Assur y Mari, nuevos centros de la expansión sumeria.
Durante este periodo la población de la llanura mesopotámica es muy superior a la de todos los periodos
anteriores, y está mucho mejor repartida regionalmente, aunque sigue manteniendo la configuración de “islas”
de población aisladas entre sí por estepas áridas o tierras anegadizas. La red de canales es la base de este
sistema territorial integrado. En la larga historia de la ordenación hídrica de la llanura aluvial, que es paralela a
su estructuración política, nos encontramos en el estado de la fricción y la difícil integración entre las distintas
“islas” comarcales. La cohesión interna de estas últimas no implica necesariamente una cohesión del
conjunto. Lo que es óptimo para una zona puede ir en detrimento de otra, pues todas ellas se relacionan con
el flujo de las aguas, y las que están aguas abajo dependen, obviamente, de las que están aguas arriba.
Conviene señalar que el desarrollo cultural mesopotámico tiene un soporte étnico y lingüístico que es mixto
desde el comienzo de la documentación escrita. Sin duda, dentro de esta mezcla subsisten variaciones en el
tiempo y el espacio. Pero si hacemos que estas variaciones se correspondan con las variaciones tecnológicas
y organizativas, podemos caer en simplificaciones arbitrarias.
En el Protodinástico II – III los documentos suelen estar escritos en sumerio, y esto dice mucho acerca de la
preponderancia de este elemento. Por lo general, de esta preponderancia se deriva la simplificación de llamar
sumeria a esta cultura. La realidad es bastante más compleja. El análisis de la distribución de nombres
propios demuestra que los semitas (acadios) ya estaban presentes en esta fase (y tal vez antes); y que a una
proporción mayor de sumerios en el sur se opone una mayor presencia de acadios en el norte, en evidente
conexión con la localización más compacta de los pueblos de lengua semítica.
        
La ciudad- templo y la estructura social:
La posición central del templo, en la ciudad, que se advierte ya desde la fase Uruk en el urbanismo y la
arquitectura, aparece ahora con más claridad, gracias a la documentación escrita, en sus dos vertientes de
centro ideológico y ceremonial y centro de decisión y organización. Existe cierta ambigüedad entre la función
del templo como centro directivo de la ciudad – estado, y como célula en el interior de la ciudad – estado. En
el periodo Protodinástico, el centro directivo se sitúa aparate, como palacio, mientras el templo –o mejor
dicho, los templos, ya que el centro urbano suele tener más de uno – conserva sus funciones de culto y
también sus consolidadas funciones económicas, aunque ya integradas en la organización estatal global. En
el reparto de funciones entre el templo y el palacio, el primero se queda con la primacía ideológica (incluyendo
la legitimación divina del poder), pero el segundo se queda con la primacía operativa.
En el ámbito de la organización interna es importante señalar que la visión mesopotámica reúne templos,
palacios y casas familiares en la categoría unitaria de “casa”, en el sentido de unidad productiva y
administrativa, célula básica de la sociedad.
En el Protodinástico los templos ya tienen una larga historia, mientras que el palacio es bastante más
reciente. Después del primer palacio de Yemdet Nasr, a partir de la primera parte del Protodinástico III
aparecen palacios en el sur de la Mesopotamia (Eridu), y sobre todo en el norte (Kish y Mari).
Significativamente, es la época en la que aparecen las primeras inscripciones reales, de Enmebaraggesi a
Mesilim y la dinastía del cementerio real de Ur. A una clase dirigente del templo, anónima en el sentido
plenipotenciaria del dios, como había sido la clase dirigente de la ciudad – templo desde el periodo Uruk
Antiguo hasta el Protodinástico I, le sucede una clase dirigente “laica”, detentadora del poder que mantiene
con su propio centro de legitimación y necesita afianzar una imagen más personalizada de la realeza,

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haciendo hincapié en unas dotes humana y socialmente comprensibles, como la fuerza o la justicia.
Aun después de la aparición de palacios laicos, sigue siendo muy importante la función económica del templo.
Pero ya está más matizada según los casos, y condicionada por la existencia del palacio.
El templo deja de ser el centro y se convierte en una célula del estado palatino, cohesionada, pero similar a
otras células, y por lo tanto modulo que puede multiplicarse para servir de apoyo a una organización política
amplia y ampliable. El templo se ocupa de varios sectores: la administración, el almacenamiento, los servicios
y la producción primaria. Entre los sectores y niveles, hay un gran número de personas, una gran extensión
de tierras de cultivo y una proporción importante de las actividades económicas que dependen del templo.
Naturalmente, la influencia de la gran organización del templo o el palacio sobre el destino de las
comunidades de la aldea es muy grande. La población de las aldeas tiene que contribuir a la acumulación
central de productos, sobre todo de dos maneras: mediante la cesión de una parte del producto, o mediante
prestación de trabajo (generalmente agrícola y, cuando es necesario, militar). Además, la organización central
penetra en el campo. Lo hace físicamente, con obras de infraestructura hidráulica y roturación de nuevas
tierras, destinadas a ser explotadas directamente por el templo y sus dependientes. También penetra con una
descentralización de funciones administrativas, que tienden a convertir las aldeas autosuficientes en piezas
del sistema centralizado. Por último, penetra sobre todo como el principal terrateniente. No sabemos cómo fue
la distribución de las tierras entre el templo y las aldeas, pero lo más probable es que el templo acabara
prevaleciendo, por la tendencia a utilizar las tierras que se iban roturando a lo largo de los canales nuevos, lo
cual condenó a las aldeas a desempeñar un papel marginal, y a obtener beneficios cada vez más reducidos.
Aunque amplias capas de la población permanecen libres en sus aldeas, y sólo dependen de la ciudad –
estado como pagadoras de tributo, prestadoras de trabajo personal y fieles del dios, la parte de la población
que depende del templo de forma integrada, y más adelante del palacio, es cada vez más numerosa, y sobre
todo es la dominante. Empieza a descollar una clase de administradores, comerciantes, escribas y artesanos
especializados que gira en torno al templo y es portadora de una cultura muy viva, con afanes de innovación,
racionalización y también enriquecimiento. Esto tiene su reflejo arqueológico en la mayor riqueza de los
ajuares sepulcrales y los exvotos de los templos, la mejora de las viviendas urbanas y la aparición de más
objetos de considerable valor.
La distinción en el aspecto funcional entre los dependientes del templo (especialistas) y los hombres “libres
(productores de alimento), que desde la época de Uruk había sido tajante, empieza a convertirse,
inevitablemente, en una superposición económica de carácter clasista.

La tierra y el trabajo:

La base económica de la civilización protodinástica sigue siendo la explotación agropecuaria de la llanura


mesopotámica, y tanto la artesanía como el comercio son actividades derivadas. La novedad del
Protodinástico es la existencia de textos administrativos, que completan los datos arqueológicos y
paleoecológicos, proporcionando una visión más concreta y detallada de la agricultura y las otras actividades
productivas de Mesopotamia en el segundo cuarto del III milenio.
Se observa que hay una acumulación de excedentes a gran escala que no se observa en periodos anteriores
que se destina para el sustento de los especialistas y las clases dirigentes administrativas y sacerdotales. La
proporción que se reserva para la cementera del año siguiente es irrelevante, y tampoco es muy importante lo
que se deja en el sitio para alimentar a los campesinos, de modo que buena parte de las cosechas va a parar
a los silos de los templos y palacios.
Estos excedentes ponen en marcha el mecanismo redistributivo, que se ve en acción en la época de la
primera urbanización. Este mecanismo es un sistema más evolucionado, y también más estable, aunque la
estabilidad favorece a los dependientes, mientras que para el templo señala el principio de una parcelación de
las tierras en propiedad, que en términos legales son asignaciones temporales y bajo condición, pero de
hecho tienden a consolidarse y a transmitirse por vía hereditaria.
En las ciudades hay fuertes concentraciones de mano de obra, sobre todo en dos sectores centrales. El
primero es la molienda de cereales. Al no haber recursos técnicos para aprovechar las fuerzas naturales, la
producción de harina es el producto del trabajo largo y penoso de mujeres con sencillos morteros de tradición
neolítica. La otra concentración de mano de obra es el sector textil. La hilatura y el tejido también se realizan
con instrumentos neolíticos: huso, rueca y telar horizontal. Las grandes cantidades de lana que llegan a los
centros urbanos y se convierten en paños, tanto para uso interno como para la exportación, son

32
manufacturadas en auténticas fábricas, donde mujeres de condición servil y origen a menudo extranjero
dedican muchas horas de trabajo a esa tarea.

       
El gobierno de las ciudades:

El territorio de la Mesopotamia Protodinástica se divide en varios estados de dimensiones “comarcales”,


equivalentes en recursos y rango. Son el resultado de una reestructuración que tuvo lugar, tras el predominio
inicial de Uruk, durante el periodo de Yemdet Nasr y el Protodinástico I. Cada ciudad es gobernada por una
dinastía local, cuyo título varía de una ciudad a otra. En Uruk se usa el término de en (gran sacerdote), en
Lagash el término ensi (artífice del dios), y en Ur y Kish el término lugal (rey). No son términos equivalentes, ni
por sus implicaciones ideológicas ni por su valor político. El primero subraya que el poder real procede del
ámbito del templo, donde tuvo su primera formulación. El segundo presenta al dinasta como dependiente del
dios ciudadano, o mejor dicho, como su administrador fiduciario. El tercero (literalmente “hombre grande”),
que destaca las dotes propiamente humanas, aparece solamente en época protodinástica, mientras que los
otros dos están atestiguados en la época de Uruk y Yemdet Nasr. En un sentido más estrictamente político, el
término ensi puede implicar también una dependencia a nivel humano, de modo que los reyes más
poderosos, cuando aplican una política hegemónica con respecto a otros ciudadanos y potencian su actividad
bélica, tienden a darse el título de lugal.
La situación es compleja y variable, no sólo por las diferencias locales de las costumbres ciudadanas y por las
variantes histórico – políticas, sino también porque se está produciendo un cambio general.  En el plano
ideológico sigue siendo fundamental la legitimación divina de la realeza, y por lo tanto la subordinación del rey
al dios, y la presentación de su obra como una fiel y eficaz realización de la voluntad divina. Pero en el plano
administrativo surge la necesidad de subordinar los templos a la administración estatal unificada,
convirtiéndolos en puntos cruciales o articulaciones internas sometidos al poder de decisión del palacio. La
primera cuestión tiene un alcance más amplio y afecto a las relaciones del rey con toda la población, mientras
que la segunda afecta sobre todo a las relaciones de fuerza en el interior de la clase dirigente.
Los reyes de las ciudades estado sumerias, una vez lograda la legitimación interna (basada en la aprobación
o el sometimiento de la clase sacerdotal local) y la legitimación externa (aprobación de Nippur, red de
relaciones con las demás ciudades, etc.), son esencialmente unos administradores del territorio de la ciudad,
entendido como una gran finca. El dios es el dueño de la propiedad y de sus habitantes, y el rey su
“administración delegada”. Dicho en términos menos ideológicos, el rey es el amo, siempre que respete las
convenciones sociales y religiosas que hacen que la población le reconozca como legítimo. Las funciones
básicas del rey son la administración permanente de la economía y la defensa ocasional contra los ataques
enemigos. Los planos de responsabilidad son dos: uno divino y el otro real. El rey tiene la responsabilidad
operativa de crear y controlar las infraestructuras productivas y el sistema redistributivo en todas sus
vertientes. Pero las buenas cosechas se deben al dios. Y en la guerra, el rey está al mando de todas las
operaciones, pero el resultado del enfrentamiento lo decide la voluntad del dios, o mejor dicho las voluntades
contrapuestas de los dioses contendientes. Sin embargo, el comportamiento del dios es a su vez reflejo del
comportamiento real. El dios dejará de favorecer a la ciudad cuando el rey (representante de la comunidad
humana ante el favor divino) haya cometido alguna infracción. Por lo tanto, hay una tercera función de la
realeza no menos importante que las anteriores: el culto. El rey, además de ser el responsable directo de la
comunidad humana de su reino, es responsable de las buenas relaciones con la divinidad, para evitar así los
desastres naturales u otras calamidades que están fuera de su alcance. Se pueden establecer buenas
relaciones con la divinidad si se dispone del hombre adecuado en el momento adecuado, y luego, día tras día,
manteniendo un difícil equilibrio.
El problema de la legitimidad es completamente ideológico. La justificación del poder, en realidad, procede de
la capacidad para ejercitarlo. El rey que sucede a su predecesor por la vía hereditaria normal tiene una
legitimidad obvia, pero no ocurre lo mismo con los usurpadores o los reyes nuevos. Estos tratan de justificar
su posición argumentando que, si el dios los ha elegido a ellos entre multitud ilimitada de posibles candidatos,
es porque sin duda poseen las dotes especialísimas del buen rey.
        
Rivalidades y hegemonías:
Rivalidades y hegemonías: la secuencia que mejor conocemos es la de Lagash, y la disputa que enfrenta a
Lagash con Umma, ciudades vecinas, por el control de un territorio con abundantes cultivos y pastos. Como
punto de referencia jurídico fue el arbitraje de Mesilim, rey de Kish. Debió ser un conflicto muy importante en
el ámbito político y económico, pero no debió ser el único ni el más importante de la Mesopotamia
Protodinástica. Nos sirve para hacernos una idea de cómo eran las relaciones entre las ciudades estado, con
frecuentes enfrentamientos por la posesión de tierras intermedias. Su ideologización las convierte en disputas
entre dioses.

33
El afán de hegemonía se va transformando en un afán de dominio universal.
En lo referido a los reyes, está el caso de Lugalzaggesi de Uruk que derrotó y sometió Ur, Larsa, Umma,
Nippur y Lagash (menos el Diyala, Mesopotamia central, Susiana, Kish, Mari y Ebla), controlando así toda la
Baja Mesopotamia. Lugalzaggesi afirma que los confines de su poder se hallan en el mar inferior (golfo
Pérsico) y el mar superior (Mediterráneo). Prevalece la ideología de un “imperio universal”.

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Trabajo Práctico N°: 3
Textos:
Liverani, Mario. El Antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía.
Cap. 6 La Mesopotamia Protodinástica.
Cap. 8 El Imperio de Akkad.
Cap. 9 La Edad Neosumeria.
Cap. 11 El Período Intermedio de Isin y Larsa.
Cap. 14 Hammurabi de Babilonia.
1. Leer detenidamente los textos.

2. Definir cada uno de los períodos a los cuales hacen alusión los capítulos.
Mesopotamia protodinástica: los periodos Protodinástico I (2.900-2.350), Protodinástico II (2.750-
2.600), Protodinástico IIIA (2.600-2.450) y Protodinástico IIIB (2.450-2.350). Fué un gobierno
centralizado. El palacio tenía la supremacía operativa, mientras que el templo se ocupaba de la
administración, el almacenamiento, los servicios, y la producción primaria. La influencia de la gran
organización del templo o el palacio sobre el destino de las comunidades de aldeas era muy grande.
Los reyes de las ciudades estado sumerias, una vez lograda la legitimación interna (basada en la
aprobación o el sometimiento de la clase sacerdotal local) y la legitimación externa (aprobación de
Nippur, red de relaciones con las demás ciudades, etc.), son esencialmente unos administradores del
territorio de la ciudad, entendido como una gran finca. El dios es el dueño de la propiedad y de sus
habitantes, y el rey su “administración delegada”. La población de las aldeas tenía que contribuir a la
acumulación central de productos, de dos maneras: mediante la cesión de una parte del producto de
su producción, o mediante mano de obra. La autoridad del gobierno construye obras de infraestructura
hidráulica y roturación (Acondicionar, arar, desmontar) de nuevas tierras, destinadas a ser explotadas
directamente por el templo y sus dependientes. El templo estratégicamente logra fusionar a las aldeas
autosuficientes, para hacerlas dependientes de la ciudad, se convierte en el principal terrateniente.
El imperio de Akkad: El Imperio acadio, también llamado Periodo de Akkad, que comprende
aproximadamente entre el 2350 y el 2335 a.C. los acadios fueron desde el mar Superior donde estaba
la ciudad de Ebla y Armanun hasta el mar Inferior donde encontramos la ciudad de Ur. Inicia con el
surgimiento del monarca Sargón como rey, luego de ir conquistando uno a uno territorios hacia el sur.

La edad Neosumeria: Comprende los años entre la caída del Imperio acadio y el período de las
dinastías amorritas de Isín y Larsa, entre los siglos XXII a. C. y XXI a. C. En este periodo nace la
Tercera Dinastía de Ur o Ur III, por darse en estos una nueva hegemonía que abarcaría toda
Mesopotamia, esta vez con la ciudad de Ur como lider. Durante esta época hubo cierto grado de
tolerancia interna, lo que se notaba en la convivencia.

Periodo intermedio de Isin y Larsa: Aproximadamente (por el año 2.000 a 1700 Ac.) surgen ciudades
como Isin. el control sobre las ciudades del imperio de Ur había decaído durante el reinado de Ibbi-
Sin, el último rey de la Tercera Dinastía de Ur. Como consecuencia, a partir de este momento y
durante el periodo de Isin-Larsa proliferan las ciudades con autonomía política. Esto desemboca en
las obvias luchas por la hegemonía entre seis grandes centros: Isin, Larsa, Uruk, Babilonia, Eshnunna,
y Der. Durante este periodo, los reyes siguen llevando a cabo intensas actividades de construcción de
edificios y obras diversas, como murallas, palacios, templos y sistemas de canales de irrigación.
Hammurabi de Babilonia: Aproximadamente desde (1792 al 1750 a. C.) Hammurabi fue rey que
heredó el poder de su padre, Sîn-Muballit. Su mandato logro conquistar Larsa, Eshnunna y Mari. Fue
un periodo corto de reinado. Ya no habrá ciudades estados durante su periodo, pues en su reinado
pasaron a ser capitales provinciales de su territorio.

3. Elaborar un cuadro con las diferentes concepciones del poder que surgieron y
evolucionaron en estos períodos.

Protodinástica: El templo influenciado por el sacerdocio, ofrece protección a los pueblos aledaños, que
trabajan para él, o que pagan tributos.

Akkad: El rey estaba avalado por el templo, lo que le daba un poder más firme y liderazgo. Los reyes
acadios querían lograr que la esfera comercial y la política coincidieran, y llegar directamente a las
fuentes de las materias primas sin pasar por la red de intermediación.

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Neosumeria: Periodo de las ciudades- estados, donde se delega poder a las ciudades. Al frente de
cada ciudad sigue habiendo un ensi, pero este título no designa ya a una dinastía local. Ahora se trata
de un funcionario de carrera designado por la capital, administrador por cuenta del rey de Ur. Ur-
Nammu mantiene la deificación, pero ya no como algo heroico, sino más bien como un hecho
administrativo y de culto.

Periodo Intermedio: Las ciudades consiguen autonomía política. El templo sigue siendo la autoridad
máxima.

Babilonia: Las Ciudades- estado pasan a denominarse provincias, de un país consolidado


políticamente unitario. Aparición de nuevos funcionarios importantes, como jueces.

4. Explicar las diferencias entre las concepciones de la realeza protodinásticas, akkadias,


neosumeria y babilonia.

Protodinastica: La realeza protodinástica tenia a la cabeza al rey y a los sacerdotes, seguido por
administradores del templo, descendiendo encontramos a las clases altas, artesanos, constructores,
etc. Todos estos ubicados en la ciudad. Igualmente, no se podría descartar la influencia de
terratenientes campesinos, con gran capacidad productiva en agricultura.
Akkad: En este periodo ya tenemos un rey a la cabeza de la realeza, seguido por sus altos
comandantes y sacerdotes, y los gobernantes de las ciudades conquistadas como representantes del
monarca.
Neosumeria: luego de la dinastía acadia, surgirán los Ensi (Gobernantes) como máximas autoridades
de sus ciudades, a la par de sus sacerdotes. Ur-Nammu de la ciudad de Ur, intenta imponerse como
gobernante supremo de las ciudades de la Mesopotamia central y meridional, lo que devuelve a las
ciudades como dependientes del rey de Ur-Nammu, quien a su vez intento desligarse de las
influencias del sacerdocio, en la administración, consiguiendo más poder en la organización
productiva, y distribución de bienes. De esta manera el sacerdocio desciende mas en su estatus de
privilegios.
Babilonia: El rey sigue estando en la máxima línea de status, seguido por los gobernantes de las
ciudades, militares de alto rango, sacerdotes y clases altas. Sumándose nuevos funcionarios, que
ahora estarían a cargo del comercio que antes era privado, y jueces que impartirían justicia en nombre
del rey.

5. Analizar las características o la evolución de la sociedad en esos períodos. Explicar


semejanzas y diferencias.

Protodinástico: El territorio se divide en varios estados de dimensiones comarcales, equivalentes en


recursos y rango. El templo dependiente del rey y sacerdocio, trabajaban los campos aledaños a la
ciudad aldeanos libres, que pagaban tributos al templo quien retribuía protección, redistribución de
alimentos, posibilidades de expansión de sembradío. La base económica de la civilización
protodinástica sigue siendo la explotación agropecuaria de la llanura mesopotámica, y tanto la
artesanía como el comercio son actividades derivadas.
Akkad: Se adopta un rey como líder avalado por el sacerdocio. Se sumaron a trabajos en el campo
los prisioneros, las nuevas ciudades conquistadas conservan sus líderes, que ahora gobiernan para el
rey. Al parecer, el proyecto de los reyes acadios consistía en hacer que la esfera comercial y la política
coincidieran, y llegar directamente a las fuentes de las materias primas sin pasar por la red de
intermediación.

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Neosumería: Periodo de las ciudades- estados, donde se delega poder a las ciudades. Los aldeanos
eran persuadidos por invasores, esto hace que los campesinos prefieran emigrar a las ciudades.
Como rasgo estructural, hay una crisis en los asentamientos menores, por dos causas: las incursiones
de los pueblos exteriores, amorritas o guti, afectan más a las aldeas que a las ciudades, provocando
una concentración poblacional en los centros urbanos.
Los reyes de Ur pretenden gestionar directamente los recursos de todo el imperio, que ya no está
dividido en reinos ciudadanos tributarios, sino en simples provincias. A la cabeza de cada provincia
hay un gobernador nombrado por el rey (ensi)

Periodo intermedio: Las ciudades consiguen autonomía política. El templo sigue siendo la autoridad
máxima. La clase baja compuesta por los aldeanos toman prestamos del templo para mitigar perdidas
por inundaciones, o sequía, esta deuda se acrecienta y perdura, convirtiendo en siervos del rey a los
mismos. Las deudas también se heredan por los hijos.
Babilonia: Las Ciudades- estado pasan a denominarse provincias, de un país consolidado
políticamente unitario. Aparición de nuevos funcionarios importantes, como jueces. Para mitigar un
poco la pobreza, los soldados ex siervos o esclavos, recibían como pago una parte de las nuevas
tierras conquistadas.

Características de la civilización sumeria: religión, política,


economía y sociedad.
Los sumerios fueron una civilización que se desarrolló, entre el V y el II milenio a.C., en la región
conocida con el nombre de Baja Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates, un territorio ubicado al
sur de la actual Iraq.

Durante III dinastía de Ur (2119-2004 a.C.), los sumerios alcanzaron su mayor expansión. Hacia el
sur, por el golfo de Pérsico llegaron a Elam y por el norte, hasta las ciudades de Assur y Mari.

Los sumerios no se denominaban a sí mismos de tal forma, sino que empleaban la expresión sag-
giga, que en español se traduce como “el pueblo de las negras cabezas”. El nombre con el que los
conocemos fue que les dieron sus vecinos, los acadios.

No existe consenso sobre el origen de este pueblo. Mientras que, para algunos, los sumerios llegaron
a la Baja Mesopotamia en el siglo IV, tal vez desde Anatolia, Irán o la India; para otros, en cambio, ya
se encontraban asentados en la región desde tiempos neolíticos.
Características de los sumerios

Algunas de las principales características de la civilización sumeria fueron las siguientes:

 Poseían una lengua propia que no se encontraba emparentada a las lenguas de origen
semítico e indoeuropeo que hablaban otros pueblos de la región.

 Se considera que las sumerias fueron las primeras ciudades propiamente dichas de la historia
de la humanidad. Incluso, algunas de ellas llegaron a desarrollarse como grandes urbes
densamente pobladas por varias decenas de miles de habitantes.
 Los sumerios fueron grandes inventores. Entre sus creaciones más importantes se
encuentran: la escritura cuneiforme, el torno alfarero, la rueda, la vela y el arado sembradera.
 Este pueblo tuvo, además, las primeras manifestaciones conocidas de elementos e
instituciones que luego desarrollaron las demás civilizaciones, como los proverbios y refranes,
las canciones de amor y las escuelas, entre otras.
 Construyeron canales de irrigación que les permitieron canalizar el agua de los ríos Tigris y
Éufrates hacia los campos de cultivo. Sin esta obra, los sumerios no habrían podido cultivar la
cantidad de alimentos suficientes para toda su población.

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Organización social y política:
Organización social:

La sociedad sumeria se encontraba organizada de forma jerarquizada.

 El rey-sacerdote y la casta sacerdotal se ubicaban en la parte más alta. Eran los encargados
de dirigir tanto los asuntos religiosos como los políticos.
 Les seguían los miembros de las familias nobles quienes ocupaban los cargos más
importantes dentro de la administración de las ciudades sumerias.
 Los trabajadores libres eran un grupo del que formaban parte, por ejemplo, médicos,
comerciantes o funcionarios de menor rango. Gozaban de una situación ventajosa ya que no
debían pagar tributos.
 Los campesinos debían tributar a la casta sacerdotal prestando su fuerza de trabajo para
realizar diversas tareas.
 Por último, se encontraban el grupo de esclavos compuesto principalmente por prisioneros de
guerra.

Organización política:
En sus inicios, los sumerios no llegaron a constituirse como un Estado unificado; en su lugar, una serie
de ciudades vinculadas culturalmente se gobernaban a sí mismas de forma autónoma.

El gobierno de cada ciudad se encontraba bajo el mando de un rey-sacerdote quien, junto a una casta
sacerdotal, concentraba y administraba los recursos de su región.

Las ciudades-estado sumerias poseían el control de un territorio específico, hecho que las llevó a
establecer alianzas o conflictos entre sí.

Con el tiempo, la organización política sumeria sufrió una serie de cambios. Luego de permanecer casi
doscientos años bajo el dominio acadio, los sumerios lograron unificar un amplio territorio en torno a la
figura de un único gobernante, el rey de la ciudad de Ur. Este periodo es conocido con el nombre de
Imperio neo-sumerio o III Dinastía de Ur.

Religión de los sumerios:


Los sumerios eran politeístas. Su amplio panteón de dioses se encontraba conformado por divinidades
antropomorfas, es decir, por seres que tenían la misma forma, virtudes y defectos que los humanos,
pero eran inmortales, poderosos y controlaban las fuerzas naturales.

Los sumerios creían que sus dioses podían descender del cielo y habitar en la tierra. Por eso,
construyeron sus templos como lujosas moradas que tenían salas de recepción, dormitorios y jardines.
A estos lugares solo podían ingresar los miembros de mayor rango dentro de la sociedad.

Los templos sumerios, además de ser lugares de culto, eran los centros donde se almacenaban los
recursos recaudados como tributos.

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Dioses sumerios:
Los principales dioses sumerios eran los siguientes:

Nombre Función

An Dios del cielo. Era el rey de todos dioses.

Enlil Dios de las tormentas y el viento.

Inanna Diosa de la fertilidad, del amor y la guerra.

Dios de la inteligencia y la sabiduría.


Enki

Manifestaciones culturales de los sumerios:


En el campo de la arquitectura, los sumerios se caracterizaron por construir sus templos sobre grandes
plataformas elevadas. Su intención, según se cree, era que los templos se encontrasen lo más cerca posible
del cielo, lugar donde creían que vivían los dioses.

Los zigurats, nombre con el que se conoce a este tipo de edificación, constituyeron un prototipo que luego
sería replicado por las culturas mesopotámicas posteriores.

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Predominio de Akkad. Período Intermedio.

CAP 6. LIVERANI; EL IMPERIO AKKAD


1. EL IMPERIO UNIVERSAL Y SU REALIZACION
Sargón, rey de Akkad, es un hombre nuevo en el escenario político mesopotámico. Pronto la tradición
fabulará sus orígenes oscuros e irregulares, su carrera como copero del rey de Kish Ur-Zababa, y por último
su toma del poder como rey de la nueva capital, Akkad. La ascensión del hombre nuevo, despeja el camino a
nuevas tendencias en la concepción de la realeza, en los horizontes de acción política, y en la consolidación
del elemento semita, junto al sumerio.
La propia ideología del imperio universal hace que culminen unas tendencias que ya eran propias del período
protoimperial, y la red de relaciones comerciales recorre de nuevo las rutas del comercio protohistórico y
protodinástico.
Los primeros monumentos son dedicados en una época en que Sargón ya es rey de Kish. Así pues,
carecemos de noticias directas sobre su toma del poder en el norte tras apoderarse de Kish, que considera su
capital. La primera fase de expansión es la gran expedición al sur, hasta
el golfo Pérsico, con la que vence a Lugalzaggesi, rey de Uruk, y a los otros ensi de las ciudades sumerias
(Ur, E-ninmar y Umma). Sargón alardea de haber ganado 34 batallas y sometido a 50 ensi, para después
lavar en el mar inferior sus armas chorreantes de sangre antes deenvainarlas. Al final de esta
fase ya proclama su soberanía teórica desde el mar inferior hasta el superior. Elam y Mari, cada uno por su
lado, siguen siendo independientes, enfrentados al reino de Sargón. Distinta es la suerte de Kish y Nippur,
que recibieron un trato de favor. El primero es restaurado y se convierte en el centro del imperio, y el segundo
recibe dedicatorias de los monumentos celebrativos, a cambio del aval del nuevo poder.
Después de las campañas militares hay una segunda fase de organización del comercio a larga distancia.
Más allá de la desembocadura del Éufrates, en el mar inferior, los comerciantes de los países de Dilmun
(Bahréin), Magan (Omán) y Melukhkha (valle del Indo) hace afluir sus navíos y sus productos hasta los
muelles del puerto fluvial de Akkad. En dirección contraria, remontando el Éufrates, Sargón tiene que
detenerse en la ciudad de Tuttul; pero aquí el dios Dagan le concede el acceso a los recursos de Mari,
Yarmuta, Ebla y el país alto, hasta el bosque de cedros y las montañas de plata.
Una tercera fase sienta las bases para la acción de sus sucesores. Hay un encuentro victorioso con ELma y
Barakhshi, pero éstos siguen siendo independientes. De momento, a pesar de una expedición victoriosa de
Sargón, las dos potencias siguen enfrentadas, con peligrosas interferencias sea territoriales en la Baja
Mesopotamia o comerciales en la zona del Golfo.
Rimush, hijo y sucesor de Sargón, tiene que hacer frente a las revueltas de las ciudades sumerias (Ur,
Lagash, Umma y Kazallu). Luego hay otra revuelta apoyada por Elam. Pero, una vez apaciguado el sur
sumerio, Rimush ataca a la coalición de Elam, Barakhshi y Zakhara, y gana una batalla entre Susa y Awan.
Rimush proclama que Enlil le ha dado “todo el país” y “todas las montañas”, entre el mar inferior y el superior.
Manishtusu es el segundo hijo de Sargón. Encabeza una expedición más allá del mar inferior contra Anshan y
Shirikhum, accediendo a las minas de plata y a la montaña de la piedra negra (diorita). Esta expedición revela
que Akkad es capaz de extender su influencia mucho más allá de Susiana, y tiene intereses comerciales en la
meseta iraní.
Con Naram-Sin, el imperio de Akkad no sólo no está en decadencia, sino que llega a su máxima expansión. Si
Sargón había sometido Mesopotamia central y meridional, y Rimush y Manishtusu habían sometido en ierto
modo Elam, Naram-Sin conquista territorios sobre todo en el norte y el noroeste, haciendo realidad ese
dominio de mar a mar. En sus inscripciones declara que domina Elam. Los reyes de Awan siguen reindando,
y la relación entre Akkad y Awan queda reflejada en un tratado escrito en lengua elamita, hallado en Susa,
entre Naram-Sim y el rey de Elam. Sin embargo, tras estos últimos testimonios parece que la dinastía elamita
de Awan desaparece, Susa tiene gobernador acadio y la acadización de Susiana es un hecho.
Naram-Sin dirige una expedición contra Magan, de donde regresa con un botín y alardes triunfales, pero
sin conquistas territoriales.
Hacia el norte se pueden distinguir dos fases documentadas. En la primera Naram-Sin llega a la ciudad
mesopotámica de Talkhat, y declara haber conquistado el país de Subartu hasta el bosque de cedros que
bordea la llanura mesopotámica.
La segunda fase corresponde a la expedición con que Naram-Sin destruye Armanum y Ebla, haciéndose con
el control del Amanus, el bosque de cedros y el mar superior. La destrucción de Ebla se relata con especial
énfasis, como una hazaña sin precedencia, ya que Ebla tenía un poder y riqueza enorme.
Después de Naram-Sin el imperio se mantiene en pie, pero empieza a reducir sus dimensiones.

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Según la lista real sumeria, después de Shar-kali-sharri se produce la crisis principal del imperio, con un caos
dinástico y de poder. Luego llegará el verdadero fin, provocado por los Guti, pero como el imperio ha
mantenido una estructura de control más que de ocupación territorial, es capaz de conservar una extensión
considerable hasta la víspera de este fin.

2. ESTRUCTURA Y GESTION DEL IMPERIO

En el caso de Akkad, la ideología imperial ya es firme y monolítica: el dios Enlil directamente, y los demás
dioses indirectamente, conceden al rey de Akkad el dominio sobre todo el mundo hasta sus últimos confines,
formados por el mar que lo rodea todo. Lo que permanece por fuera de estos dominios es como si no existiera
en el plano ideal.
En el proceso de constitución del imperio la acción militar es un factor crucial. De ahí que prevalezca la
caracterización del rey como fuerte y vencedor, como alguien que no tiene igual ni rival. Las vicisitudes
político-militares ya no son las expresiones de las disputas entre los dioses de las ciudades, sino de la fuerza
heroica del monarca. Este aspecto de la realeza perturba a los planteamientos ideológicos y religiosos, sobre
todo en las ciudades sumerias del sur, acostumbrados a otro tipo de realeza, a las que el modo de resentarse
los reyes acadios les puede parecer arrogante e impío. Esto se da con Naram-Sin, que se autoproclama “dios
de su tierra”; esto le traerá consecuencias, al tomar decisiones por encima de los dioses,
condenándolo al fracaso.
Una cosa es la conquista, y otra la gestión del imperio. Hay que distinguir entre el núcleo, una zona que
abarca desde algo más al norte de Akkad hasta el golfo Pérsico, y las zonas periféricas.
En el núcleo del imperio el dominio de Akkad se ejerce de un modo compacto, aunque no directo. El gobierno
de las ciudades se deja en manos de los ensi locales, que dependen del rey de Akkad, pero conservan cierta
autonomía. Sigue estando en vigor el principio dinástico, de modo que los ensi de Akkad no son
gobernadores, sino dinastas subordinados al nombramiento imperial. La difícil relación entre el imperador
acadio y el dinasta local tiene varios campos de aplicación, desde el técnico y administrativo hasta el
ideológico y religioso.
En el aspecto religioso, hay una penetración económica acadia, con compra de tierras a la corona y la
existencia de colonias agrícolas en los territorios del sur, que trae tierras públicas para los templos. Los
prisioneros de guerra son utilizados para labrar estos campos bajo gestión del rey.
En el ámbito religioso aparece un contraste entre norte y sur. En el norte está representado por la deificación
del rey y el papel de la diosa de Akkda, Ishtar, mientras que en el sur está representado por los dioses de las
ciudades y la divinidad sumeria hegemónica, que es Enlil, el dios de Nippur.
Enkheduanna es hija de Sargón, nombrada por él sacerdotisa de la divinidad de Ur, Nanna-Sin.
La presencia de una sacerdotisa de origen acadio e imperial en la prestigiosa metrópoli sureña tal vez se
complemente con el intento de instalar una sacerdotisa sumeria en el templo de Ishtar, en Akkad. Estos
nombramientos cruzados persiguen la compenetración étnico-religiosa entre norte y sur, pero el juego de las
asimilaciones, que no siempre son fáciles provoca, a corto plazo, fenómenos de rechazo, aunque a
largo plazo acabarán imponiéndose y desembocando en un sincretismo y una extensa red de
identificaciones.
Con las zonas periféricas se sigue una estrategia distinta. Su importancia ideológica es esencial, ya que el
dominio de estas zonas permite alardear de un imperio universal. Fuera de Mesopotamia los
intereses de Akkad son, ante todo, comerciales. Lo principal es controlar las vías de comunicación, y esto se
puede asegurar mediante la relación de dependencia de los ensi locales, mediante acuerdos con potencias
demasiado fuertes como para ser reducidas a centros subalternos, y por último mediante la creación
de bases fortificadas acadias en territorios indígenas.

EL POBLAMIENTO Y LA ADMINISTRACION
A falta de archivos centrales tenemos que basarnos en archivos periféricos (Umma, Diyala, Gasur en Asiria) y
en unos pocos edificios que se pueden atribuir con seguridad a los reyes de Akkad.
En el pasado se solía afirmar que con Sargón de Akkad el elemento semita predominó sobre el sumerio.
Sabemos ya que en el Protodinástico había semitas en Mesopotamia, y que no se propagaron por
migraciones masivas. También se ha demostrado que, en las luchas que enfrentaban a unas ciudades con
otras, las diferencias de composición étnica no tenían un significado especial. Es decir, en Mesopotamia no
había ningún conflicto étnico, y Sargón no fue el campeón de los sistemas contra los sumerios.
La toma del poder en Akkad, alteró de la situación global. Las inscripciones reales y los textos administrativos
hacen uso del acadio, en vez del sumerio. El norte tenía sus tradiciones de escritura y estaba acostumbrado a
su lengua. Pero el hecho político se inserta en unas tendencias de fondo. La primera es ambiental: el
desplazamiento del centro político al norte está relacionado con la interconexión hídrica de la llanura
mesopotámica, provocando una crisis en los tramos situado aguas abajo a medida que aumenta la población

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y la explotación agrícola en los tramos situados aguas arriba. La segunda tendencia es de carácter
etnolingüístico: los sumerios que durante más de un milenio habían sido el principal elemento en la Baja
Mesopotamia, son un grupo lingüístico aislado. En cambio, el elemento acadio en Mesopotamia central
tiene tras de sí una enorme reserva de poblaciones semitas que comprende la Alta Mesopotamia,
Siria y Palestina.
La política de la dinastía de Akkad tiene un efecto multiplicador. A la conquista del sur por Sargón le siguió un
proceso de colonización, durante el cual unos dirigentes administrativos acadios se instalaron en algunas
ciudades del sur, y unos grupos de campesinos y arrendatarios emigraron hacia tierras antes sumerias. Había
cierta diversidad de usos y tradiciones jurídicas, sobre todo, en la propiedad familiar y real. La primera,
probablemente estaba más arraigada en el norte, donde la estructura social estaba más influida por el
ordenamiento gentilicio y acusaba menos la influencia del templo.
En cuanto a la propiedad del rey, la dinastía de Akkad aplicó una política de centralización de tierras bajo la
gestión directa de la corona.
El sumerio y el semítico coexisten, persisten algunas variedades locales de grafías, pero se impone una
escritura imperial de gran homogeneidad, elegancia y precisión. Es el comienzo de la unificación de la
escritura y la administración en la Mesopotamia central y meridional, que culminará en la época neosumeria, a
consecuencia de otra unificación política más completa (III dinastía de Ur)

escritura y estaba acostumbrado a su lengua. Pero el hecho político se inserta en unas tendencias de
fondo. La primera es ambiental: el desplazamiento del centro político al norte está relacionado con la
interconexión hídrica de la llanura mesopotámica, provocando una crisis en los tramos situado aguas abajo a
medida que aumenta la población y la explotación agrícola en los tramos situados aguas arriba. La
segunda tendencia es de carácter etnolingüístico: los sumerios que durante más de un milenio habían
sido el principal elemento en la Baja Mesopotamia, son un grupo lingüístico aislado. En cambio, el elemento
acadio en Mesopotamia central tiene tras de sí una enorme reserva de poblaciones semitas
que comprende la Alta Mesopotamia, Siria y Palestina.
La política de la dinastía de Akkad tiene un efecto multiplicador. A la conquista del sur por Sargón le siguió un
proceso de colonización, durante el cual unos dirigentes administrativos acadios se instalaron en algunas
ciudades del sur, y unos grupos de campesinos y arrendatarios emigraron hacia tierras antes sumerias. Había
cierta diversidad de usos y tradiciones jurídicas, sobre todo, en la propiedad familiar y real. La primera,
probablemente estaba más arraigada en el norte, donde la estructura social estaba más influida por el
ordenamiento gentilicio y acusaba menos la influencia del templo.
En cuanto a la propiedad del rey, la dinastía de Akkad aplicó una política de centralización de tierras bajo la
gestión directa de la corona.
El sumerio y el semítico coexisten, persisten algunas variedades locales de grafías, pero se impone una
escritura imperial de gran homogeneidad, elegancia y precisión. Es el comienzo de la unificación de la
escritura y la administración en la Mesopotamia central y meridional, que culminará en la época neosumeria, a
consecuencia de otra unificación política más completa (III dinastía de Ur).

EL COMERCIO Y LA PERIFERIA DEL IMPERIO


Sargón dirigió personalmente su ejército hasta Tuttul, por un lado, y hasta el golfo Pérsico, por otro. Naram-
Sin hasta Ebla y hasta Magan. Bajo la dinastía de Akkad los horizontes, en poco tiempo, se ampliaron
enormemente. Al parecer, el proyecto de los reyes acadios consistía en hacer que la esfera comercial y la
política coincidieran, y llegar directamente a las fuentes de las materias primas sin pasar por la red de
intermediación.
Para ello había que apoderarse de las redes comerciales que, más allá de la red bajo
mesopotámica, estaban en manos de Ebla al oeste, de Elam para la meseta iraní, y en el golfo Pérsico en
torno al puerto franco de Dilmun. La expedición de los reyes de Akkad fuera de Mesopotamia se dirige
precisamente al corazón de estos tres circuitos. Manishtusu y Naram- Sin cambian de política, y procuran
apoderarse de los circuitos de Ebla, Elam y, de una forma menos definitiva, también Megan. Pero la
apropiación del circuito conlleva en cierta medida su destrucción, y el acceso directo, con violentas
expoliaciones y conquistas, puede secar la fuente. La visión centralista de Mesopotamia, ve a la periferia
como una mina de materias primas, pero no tiene en cuenta el hecho de que los países abastecedores
poseen sus propios sistemas de extracción, primera elaboración y comercio, poseen sus propias estrategias
e intereses. En el norte de Siria la destrucción de Ebla provoca el retroceso de la organización política a unos
niveles mayor de fragmentación, sin que Akkad sea capaz de hacerse con el control del comercio. La
conquista de Susiana altera el orden político de la confederación elamita, dificultando la afluencia de
materiales desde el extremo noreste iraní.
Al principio, la intervención de Akkad por los lugares donde pasaban diferentes piedras duras y semipreciosas
(estaño, lapislázuli, diorita, etc.) fue cautelosa, y se limitó a la ciudad vecina de Susa. Luego fue más ambigua,

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con una alternancia de victorias militares y tratados de igual a igual. Es difícil saber hasta qué punto la
intervención acadia fue destructora: por un lado, las inscripciones reales acadias presentan un panorama muy
duro, pero, por otro, la dinastía de Awan sigue reinando y parece que el último rey, Puzur-In-Shushinak es
muy poderoso. Con él empieza la decadencia de Awan. Las ciudades de esta última retroceden a las
dimensiones de aldeas, y la circulación de mercancías se interrumpe. Parece que la crisis de Elam es paralela
a la del propio Akkad. Un factor desencadenante de esta crisis son los pueblos de los Zagros, al norte de
Elam: Guti y Lullubi. Los Guti, que atacaron Mesopotamia, también lo hicieron con ELam. Es posible que la
crisis elamita entre la dinastía de Awan y la posterior dinstía de Simashki equivalga a la crisis de Mesopotamia
a raíz de la intervención de los Guti.

5. EXPRESIONES LITERARIAS Y ARTISTICAS DE LA REALEZA


La nueva figura central del rey-héroe acadio queda reflejada en la producción artística y literaria de la época, y
supone un giro en el uso de los monumentos icónicos y epigráficos como medio de difusión y celebración de
los hechos del rey. Las estatuas votivas, estelas triunfantes, epígrafes celebrativos y textos literarios ya
habían aparecido en el Período Protodinástico, pero ahora se utilizan como un auténtico medio de
propaganda política. Se erigen monumentos votivos en el Ekur de Nippur y en los otros grandes santuarios
del país, de Sippar a Ur. Las estatuas son muy sencillas, con la figura estática del rey y un zócalo que suele
tener figuras de prisioneros y guerreros caídos, pero la posición central de la imagen real, unida al contenido
de las leyendas y escritos dedicatorios, ponen el acento en la celebración de las hazañas bélicas del rey,
cuando en la práctica dedicatoria protodinástica destacaban ante todo la sumisión del monarca a la divinidad.
Las estelas victoriosas se colocaban en lugares con un valor simbólico especial: o bien en el centro del mundo
(en el santuario de la ciudad), o bien en los confines del mundo (en relieves rupestres esculpido allí donde el
ejército acadio llegaba a un límite natural e infranqueable, más allá del cual no había nada que conquistar).
Si los monumentos reales tienen una función política explícita, también hay objetos personales de reducidas
dimensiones, como los sellos de los funcionarios de Akkad, que reflejan las nuevas tendencias de la época. El
paso de lo decorativo a lo narrativo da lugar a verdaderas escenas mitológicas.
El acceso directo al texto de los monumentos, como estos mismos, están reservados a unas pocas personas.
Sin embargo, el cariz propagandístico es evidente, y podemos suponer que la documentación de que
disponemos no es más que la “punta del iceberg” de una comunicación ideológico-política que llegaba a las
capas más amplias de la población bajo formas más sencillas. Algunos textos protodinásticos podían
tener una riqueza parecida de detalles narrativos, pero con una finalidad más bien jurídica y religiosa,
para explicar que la acción del rey había sido correcta, justificando la defensa de sus propios
derechos, acorde con la tradición, garantizada y alentada por el propio dios, en una palabra, se
trataba de una expresión de la voluntad del dios. La narración acadia posee un tono distinto: en ella
destaca el papel central y la iniciativa del rey, pretende demostrar que él es el más fuerte, que no tiene rivales,
que no tiene precedentes.
La profusión de escenas mitológicas que aparecen en la glíptica acadia hace pensar que esa misma época
fue decisiva para la elaboración de los mitos en su forma narrativa.

6. LAS TRADICIONES HISTORICAS ACERCA DE LOS REYES DE AKKAD


En torno a la dinastía de Akkad se formó y evolucionó en un cuerpo de tradiciones literarias.
Sargón y Naram-Sin se convirtieron en personajes modélicos, personificados en el ideal mesopotámico
del rey. Los monarcas posteriores debían confrontarse con este ideal para encontrar en él la justificación de
sus actos.
Entre los elementos capaces de estimular la imaginación colectiva, está en primer lugar la idea del imperio
universal, que da forma política a la idea que se habían formado los mesopotámicos de su
posición central en el mundo. Así, el título de “rey de las cuatro partes del mundo” se convierte en el
título estándar para todos los reyes con ambiciones universalistas, mientras que el título de “rey de
Kish” es reinterpretado como “rey de la totalidad”. Luego está el ideal heroico; un ideal de fuerza, de
capacidad para someter por las armas al enemigo, que culmina con la deificación del soberano. Heroísmo,
individualismo, deificación: he aquí los atributos de unos reyes-héroes fuera de lo común, que todos querrían
imitar, cuando no igualar.
Los canales a través de los cuales se fraguó una literatura seudo historiográfica sobre los reyes de Akkad nos
son en parte conocidos. Un elemento central son los monumentos triunfales de los monarcas, colocados en
los templos, donde permanecieron durante más de un milenio a la vista de los fieles, hasta los saqueos
elamitas de finales del s. XII. Estos monumentos generaron una corriente de estudio por parte de los escribas
y dieron pie a leyendas y etiologías populares que hoy día nos resulta difícil reconstruir, pero debieron ser el
punto de partida para la implantación de estos héroes en la tradición mesopotámica posterior. Además,
aparecen las inscripciones de fundación de los templos y los presagios históricos.

43
Los reyes posteriores, en sus actuaciones, se guían por el ejemplo paradigmático de los reyes acadios, pero
en la práctica se basan en la consulta de los presagios.

GUTI:
La dinastía de Akkad, que había unificado Mesopotamia durante casi dos siglos, cayó bajo el empuje de los
guti. Éstos eran un pueblo montañés de Luristán (Zagros), que aparece en los textos mesopotámicos con el
esterotipo de “bárbaro”. Los Guti, bajados de los montes, aprovecharon la crisis de agotamiento y
desorganización de los últimos reyes acadios y tomaron el poder en Mesopotamia. La lista real sumeria nos
proporciona una larga relación de reyes guti de los que no sabemos nada.
Es probable que el dominio de los guti se concentrara sobre todo en Mesopotamia central, permaneciendo
contiguo a su país de procedencia. En cambio, las ciudades del sur, mantuvieron autonomía a pesar de estar
bajo mando guti. El control ejercido por estos fue menos civil que el acadio, pero también menos opresivo y
eficaz, tuvo menos incidencia en la explotación agrícola y, en las ciudades, en el culto y la administración.

Lullubis:
La tribu de los lullubis fue un pueblo que habitaba la región de los montes Zagros en el
actual Kurdistán iraquí e iraní. Era un pueblo guerrero, especialmente durante el reinado del rey
sumerio de la dinastía acadia Naram-Sin, quien supuestamente los habría vencido en batalla según
muestra una estela acadia de entonces, la estela de Naram-Sin, pero realmente las pruebas evidencian
que no existió tal batalla y solo fue un acto de propaganda por parte de Naran-Sin.

Hurritas:
Los hurritas, fueron un pueblo que habitó en la antigüedad una región centrada en el valle del
río Khabur (norte de Mesopotamia y sus alrededores), lo que comprende los actuales sudeste
de Turquía, norte de Siria e Irak y noroeste de Irán.
Entre los numerosos Estados que fundaron, destaca el de Mitani, que fue una de las grandes potencias
de su época. Su distribución era similar a la de los kurdos en la actualidad.
El principal problema existente a la hora de estudiar a los hurritas es la escasez de fuentes directas.

Invasión Guti.

A. Caballos (página 50)


La desaparición del estado acadio se deberá a los Guti, un pueblo bárbaro, inferior culturalmente y que
constituían una amenaza constante desde la época de Naram-Sin.
(W) Con Shar-Kali-Sharri (2217-2193) la situación del Imperio se deterioró aceleradamente. Una incursión
elamita penetró en la baja Mesopotamia; la sublevación prendió en Uruk, y en las fronteras nororientales y
noroccidentales los peligros no hacían sino acumularse. Repetidamente
el rey acadio hubo de combatir para contener las incursiones de los montañeses.
La situación económica tampoco era buena. La apropiación de los circuitos comerciales externos
por obra de Naram-Sin había ocasionado en buena medida su propia destrucción. Al oeste del Éufrates, la
desaparición del Ebla en el norte de Siria propicio una mayor fragmentación política en aquellos territorios. Si
por un lado Akkad había eliminado un rival en el tráfico de mercancías y el control de las rutas de comercio,
por otro esto mismo le impidió apoderarse de la estructura política y comercial que Ebla había levantado en
Siria. En Elam las dificultades internas, ocasionada por los lulubitas y los guteos del Zagros, se añadieron a
las guerras contra Akkad que habían provocado ya la pérdida para el Imperio la región de Susa.
(CS) Una irrupción violenta destruiría la ciudad de Akkad y afectaría al menos a toda la zona septentrional de
la Baja Mesopotamia y a Elam. Los conquistadores que carecían de la sensibilidad y civilización de los
acadios inauguran un dominio irregular que pasa por ser uno de los periodos más oscuros de la historia de
Babilonia.

Wagner:
Fin del imperio acadio: crisis e invasión de los guteos Durante el reinado de Shar-Kali-Sharri (2217-2193),
sucesor de Naram-sin, el imperio se deterioró aceleradamente. Una incursión elamita penetro en la baja
Mesopotamia, la sublevación estallo en Uruk, y por si fuera poco, repetidamente hubo de combatir para
contener las incursiones de los montañeses procedentes del país de Gutium, en el Zagros y a los nómadas

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Martu (amorreos) que avanzaban desde Siria. La situación económica tampoco era buena. La apropiación de
los circuitos comerciales externos había ocasionado en buena medida su propia destrucción, la desaparición
de Ebla proporciono una mayor fragmentación política que dificultaba los intentos de controlar el comercio que
discurría por ella. Tras Shar-Kali-Sharri el imperio se desmorono tan rápidamente como apareció. Las
fronteras cedieron el empuje de los guteos, cuyas incursiones habían iniciado en los últimos años de Naram-
sin en respuesta a la violencia y depredeacion acadia sobre sus territorios. Las ciudades meridionales
sumerias y los centros asirios (Nínive, Assur y Mari) aprovecharon el caos para independizarse. La anarquía y
el desorden dinástico se apodero del trono, pero los disturbios dejaban poco margen para el ejercicio efectivo
de cualquier autoridad. Los guteos ejercieron dominio sobre la Mesopotamia central durante casi un siglo,
llegando a proclamarse soberanos de Akkad, heredando de aquellos la estructura administrativa; en cambio
los establecimientos asirios más al norte, permanecieron independientes

Obra de Gudea de Lagash:

Gudea (siglo XXII a. C.) fue el más célebre de los gobernadores de Lagash. Los soberanos de la ciudad de
Lagash, durante el Renacimiento sumerio, jamás se atribuyeron el título de rey, sino el de lugal o ensi
(gobernador). Gudea fue el segundo en la línea sucesoria de la II Dinastía de Lagash. Este ensi, que gobernó
Lagash durante poco más que quince años, construyó templos, palacios, y edificios de este tipo, y nos ha
dejado una gran serie de retratos suyos. Hoy en día se cuenta con más de 30 estatuas esculpida en roca
volcánica: diorita azul o dolerita negra. Aparece vestido siempre como monje, con túnica, hombros
descubiertos y las manos juntas en actitud de oración. Producen una impresión de serena majestad y de
intenso fervor religioso. Una serie de inscripciones de Gudea conmemoran la inauguración de templos locales,
en Ur, Nippur, Adab, Uruk y Badtibira, por lo que parece que Lagash se habría convertido por esta época en la
potencia dominante de Sumer. 2 En la época de Gudea, la ciudad de Lagash disfrutó de los beneficios de la
paz y de una extraordinaria prosperidad, como lo demuestra la gran cantidad de trabajos de utilidad pública
emprendidos, tanto en su capital, como en las numerosas ciudades a las que extendía su hegemonía. De eso
dan cuenta sus «nombres de año», entre los que se hace mención a diversas obras públicas, pero a ninguna
guerra. Asímismo fue una época de elevada cultura, con gran cantidad de monumentos y de textos
encontrados.3 Su máxima obra fue la construcción del templo de Eninnu, consagrado al dios Ningirsu.

La tercera dinastía de Ur.

II dinastía de Uruk:
 Utu – hengal (2119 – 2112)

III dinastía de Ur:


 Ur – Namma (2112 – 2095)
 Sulgi (2094 – 2047)
 Amar – Suen (2047 – 2038)
 Su – Suen (2037 – 2028)
 Ibbi – Sin (2028 – 2004)

La III Dinastía de Ur. Ur-Nammu, sucesor político de Utu-hegal, traslado la capitalidad de Uruk a Ur, desde
allí emprendió una rápida y efectiva expansión territorial que le llevo a someter una tras otra, todas las
ciudades sumerias del país. Cambio del clásico régimen administrativo en Sumer, de las ciudades autónomas
regidas por dinastas locales afines a un poder central, por ejemplo Akkad, se pasa a la sumision absoluta.
Ahora gobernadores nombrados por el rey de Ur son enviados a administrar las diferentes ciudades
mesopotamicas. Se trata de reconducir la situación racionalizando y unificando la gestión administrativa de la
economía sumeria. Bajo el gobierno de su hijo y sucesor, Shulgi, que se prolongó por un espacio de 48 años,
el nuevo estado continuo su expansión y resistió repetidamente con fuerza las acometidas de toda una
pleyade de rivales establecidos en el arco de los Zagros, desde los Lullubi a los elamitas, estos últimos parece

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que fueron incluso domeñados. Esta tarea, la lograr que los territorios mesopotamicos quedaran a salvo de
las incursiones barbaras, se llevó a cabo con éxito por el hijo y sucesor de Shulgi, Amarsuen, quien
consiguió para Ur una rotunda victoria contra los pueblos de los Zagros. La paz en Mesopotamia, a grandes
rasgos, no fue alterada ya en los siguientes veinticinco años. El imperio que Ur controlaba por aquel entonces,
no debía ser inferior al conquistado antaño por Akkad, incluso en Siria se reconocía la supremacía de Ur,
hasta la propia Biblos se sometía (nominalmente). Evidentemente el comercio volvió a florecer, renovándose
con fuerza los característicos flujos de intercambios comerciales. La sociedad sumeria continua su evolución,
las conocidas y comunes dos clases en que se dividen los habitantes: los esclavos y los hombres libres, sufre
una lenta mutación, ahora los hombres libres también se diferencian entre si, jurídicamente comienzan a
separarse, a diferenciarse, los hombres de origen acomodado de la clase, digamos, popular. El pueblo pierde
derechos que inversamente se convierten en privilegios para las familias más poderosas e influyentes. Ganan
también protagonismo una nueva clase de gentes, los eren, personal, de origen libre o esclavo, pero que se
encuentran al servicio del estado o de otros poderes, como los templos. Estas gentes realizan todo tipo de
labores, desde milicia a trabajo en el campo, configurándose, así como una especie de servidumbre feudal.
Entre los esclavos también existían sensibles diferencias, por un lado, los había provenientes de las guerras,
prisioneros conseguidos durante los muchos conflictos que se llevaban a cabo, generalmente bárbaros, y que
son utilizados para los trabajos más duros o, si tenían suerte, como auxiliares en la milicia o fuerzas de policía
en las ciudades. Por otro, otros esclavos, como los condenados por deudas, o incluso, sorprendentemente,
provenientes de los hijos de ciudadanos libres (padres que venden a sus hijos para sobrevivir o bien, para
mantener un mejor nivel de vida). Estos esclavos gozan de bastantes privilegios, son tratados correctamente,
considerándoselos más bien como criados al servicio de una casa. Todos estos largos decenios de unidad y
pacífica convivencia parece que solidifican la idea de nación, de pertenencia a un pueblo común, Sumer. La
población de Ur se evalúa en unas 200.000 a 350.000 personas. Durante el reinado de Ibbi-Sin, los problemas
se concatenaron con una insospechada virulencia. Los nómadas semitas presionaban sobre la frontera norte,
en esa área se abandonaron algunas posiciones volcándose en la construcción de una línea fortificada, una
idea al estilo muralla de Adriano (para que nos entendamos, aunque evidentemente no pasaría de ser un
talud de considerables dimensiones), con el fin de detenerlas infiltraciones de los invasores. En el este Elam
se subleva y en el propio país de Sumer parecen ser víctimas de ataques de origen incierto. Se fortifican
entonces Ur y Nippur e Ibbi-Sin se ve obligado a entregar parte de su territorio a Ishbi Erra, que sepamos,
con la esperanza de hacer así más efectiva la defensa del territorio sumerio.

Invasiones elamitas y semitas. Continuidad cultural y religiosa.

Wagner (Capitulo 4)

Cambios ecológicos y demográficos, avances Amorritas y Elameos

Amar-sin (2046-2038) consiguió consolidar el dominio de Ur a lo largo del Tigris, dada la turbulencia que subsistía en
las más septentrionales tierras hurritas (Urkish-Nawar) y en el piedemonte de los Zagros, y dada también la presencia de
los martu (amorreos), nómadas occidentales procedentes de la estepa siria que impelidos por la
presión demográfica y sirviéndose del vacío político existente al oeste del Éufrates tras la destrucción de Ebla,
penetraban cada vez en mayor número y con mayor fuerza en Mesopotamia. La presión ocasionada por las incursiones
de los martu fue momentáneamente contenida por la construcción de un muro durante los primeros años del reinado de
Shu-sin (2037-2029). El “muro de los martu” protegía así, al norte de Akkad, la Mesopotamia centro
meridional, el “país interno” al resguardo de los nómadas. Fuera de él quedaban Assur y Mari, asegurando el
acceso al comercio que discurría por la alta Mesopotamia procedente de Anatolia.
En el Este la turbulencia tampoco era escasa. La inquietud de aquellos pueblos constituía en gran medida una respuesta
violenta a los desequilibrios ecológicos y demográficos, y a los estragos socio-económicos causados por la permanente
depredación de los estados mesopotámicos sobre sus territorios. Los países “barbaros” habitados por
“salvajes” de condición infrahumanos eran esquilmados (Empobrecido, agotados) de sus recursos, por
medio, no solo del comercio desigual, sino de expediciones militares, lo que ocasionaba graves trastornos y

46
desajustes en sus tradicionales formas de vida.
En ocasiones gracias al control de los recursos y las riquezas locales o de las rutas del comercio, habían aparecido elites
guerreras capaces de proporcionar una respuesta político-militar más eficaz y contundente a los expoliadores
mesopotámicos, mientras que otros eran empujados a la llanura mesopotámica por el hombre y la necesidad desde sus
países empobrecidos o devastados. La presión de los martu/amorreos se iba volviendo insostenible. Bajo el reinado de Ibbi-
Sin (2028- 2004) franquearon finalmente el muro defensivo que protegía los territorios de Sumer y Akkad, y comenzaron a
extenderse por toda la llanura. Simultáneamente la crisis económica que se venía gestando desde tiempo atrás, y que en
buena medida estaba originada por la inmovilización de la riqueza en bienes suntuarios y por el degaste ecológico,
hizo su aparición con gran dureza. El hombre y la escasez comenzaron a producir estragos, paralizando la
administración. En Elam, la región de Susa, tratada desde su conquista por Shulgi como una provincia aprovechó la
coyuntura para independizarse. En su conjunto la situación era desastrosa; el imperio se tambaleaba con las
comunicaciones cortadas y las tribus amorreas y las bandas Su procedentes de los zagros recorrían impunemente la llanura.
Por si fuera poco el peligro elamita era inminente una vez más, reforzado por su alianza con los Su, y se trataba sólo de
una cuestión de tiempo que se produjera un ataque procedente de esa dirección. En la práctica el Imperio había
desaparecido devorado por la ruina económica, la disgregación política y la invasión de los nómadas.

Etapa Babilonia Antigua. Hammurabi. Su Código. Invasiones Extranjeras.

Liverani:

Paleobabilónico o Primer imperio babilónico: Estado creado por Hammurabi (1792 - 1750 a.C. según la
cronología media) en la Baja Mesopotamia. Bajo su mando Babilonia, una ciudad-Estado sumeria en
poder de una dinastía amorrita, pasó en poco más de treinta años a controlar un territorio más extenso
que el imperio de Ur (época de Ur III), anterior poder hegemónico indiscutible de la región. La I
dinastía, la amorrea, terminó en el siglo XVI a. C., a causa de la invasión del Imperio hitita. Poco
después se inició la dinastía casita de Babilonia o periodo babilonio intermedio.
Hacia 1820, la Baja Mesopotamia aún está dividida en los reinos de Babilonia, Isin, Larsa, Uruk y otros
más pequeños. La hegemonía la tiene Larsa en el sur y Babilonia en el norte.

Wagner:
Las fuerzas estaban divididas y las alianzas se hacían y deshacían a un ritmo acelerado.
En este contexto se produjo la introducción de una dinastía independiente en la ciudad de Babilonia por el
amorita Sumuabum en 1894 a.C. Nacía así la Primera Dinastía de Babilonia convertida en capital de un
principado independiente. Los primeros cinco reyes de esta dinastía se nos muestran como grandes
constructores de edificios religiosos, reparadores de las murallas y veladores del mantenimiento de la red de
canales que irrigaba la campiña y de cuyo funcionamiento adecuado dependía en gran medida el bienestar de
la población local.
Hammurabi (1792-1750 a.C.), sexto de los monarcas de la dinastía fundada por Sumuabum; fue
el primer reunificador importante de Mesopotamia después de los desaparecidos reyes de la Tercera Dinastía
de Ur.
La restauración de un poder político unificado en la región no habría de llevarse a cabo sin múltiple violencias
y dificultades.
En un principio Hammurabi centró su atención en la frontera meridional con Larsa.

Liverani:
En los primeros años de su reinado, Hammurabi dedicó su atención sobre todo al frente sur. Ya en el séptimo
año arrebató Isin y Uruk a Rim-Sin, cuyo poder quedó mermado territorialmente y subordinado política y
militarmente a Babilonia.
En cinco años Hammurabi conquista y se anexiona Larsa (año 31), hace lo mismo con Eshnunna (año 32),
derrota a Mari (año 35) y luego la destruye a raíz de una rebelión (año 35).
Las ciudades pasaron a ser capitales provinciales, centros administrativos locales de un país políticamente
unitario.

47
Hammurabi se formó el concepto de un país de “Babilonia”, heredero.
Wagner:
Hammurabi empleaba los veinte años siguientes de su reinado en la construcción de canales, templos y
fortificaciones, al tiempo que estrechaba lazos con el rey Zimrilim de Mari. El flanco nororiental fue asegurado
primero con una victoria sobre una coalición del Tigris integrada por Subartu (Asiria), Gutium, Eshnunna,
Malgium y Elam. Hammurabi derrotó prestamente a Rimsin de Larsa con lo que todas las viejas ciudades
meridionales quedaban bajo su poder, convirtiéndose de esta manera en “Señor de Sumer y Akkad”.
Nuevas campañas contra Subartu y su antigua aliada, Mari, tuvieron lugar en los años inmediatamente
posteriores y en ese tiempo el monarca de Babilonia emprendió la construcción de un gran canal destinado a
proporcionar agua a Nippur, Eridu, Ur, Larsa, Uruk e Isin.
Su imperio se formó mediante una combinación de astucia y habilidad que le permitía salir siempre airoso del
vaivén político de las coaliciones.
La preocupación por asentar las bases de su imperio en algo más sólido que aquel mosaico
de ciudades-estados y reinos unificados por la fuerza, donde cada hombre se sentía vinculado como mucho a
su ciudad y sus dioses tutelares, al margen de cualquier tipo de conciencia o
sentimiento nacional de mayor alcance, le inspiró asimismo la redacción de un famoso Código, que unificaba
por vez primera las distintas legislaciones que habían imperado en Mesopotamia. Se obtenía de esta forma
una homogeneidad jurídica. Promovió una reforma-religiosa que situaba a Marduk en la cumbre del
abigarrado panteón mesopotámico, dotándose así de una justificación religiosa que legitimara su predominio.
Desde tiempos inmemoriales el país había estado dividido en ciudades-estados más o menos rivales entre sí
y aunque los reyes de algunos estaos habían conseguido crear un imperio centralizado, no por ello habían
desaparecido los particularismos locales.
Cada uno se sentía vinculado como mucho a su ciudad y sus dioses tutelares. Era preciso sentar las bases
culturales e ideológicas de un sentimiento que fuera capaz de mirar más allá de aquellos.
La lengua había sido igualmente unificada convirtiéndose el acadio, ahora babilonio antiguo, en el idioma
oficial de todo el Imperio, quedando el sumerio relegado al conocimiento de los eruditos y los sacerdotes.

El Código de Hammurabi:
grabado sobre una estela de diorita negra fue descubierto entre las ruinas de Susa a donde había sido llevada
como parte del botín de guerra conseguido por el rey Shutruk-nakhunte a comienzos del siglo XII a.C.

Liverani:
El famoso código nos proporciona una visión global de la sociedad bajo el reinado de Hammurabi. El carácter
orgánico y la amplitud del código lo han convertido en la fuente principal para la reconstrucción de la sociedad
babilónica.
(Lara Peinado, 1986, 39) Con su promulgación y a pesar de las pocas innovaciones establecidas,
se originó en Mesopotamia una reforma judicial de gran alcance, aunque bien es verdad que sin excesivas
preocupaciones sociales. Se estableció la igualdad jurídica para todos los ciudadanos pero un modo clasista,
ya que la aplicación de sus normas no era idéntica para todos los hombres.
En el código aparecen tres “clases” o condiciones sociales: la del awilum u hombre libre, la del muskenum o
dependiente del rey y la del wardum o esclavo.
En el campo penal se ha resaltado mucho la aparición de la ley del talión, una reglamentación de las penas
corporales como forma atenuada y cualificada de la venganza.
En el campo civil el código supone la consagración definitiva de la importancia que han alcanzado en la vida
económica del país la tendencia a la privatización y por consiguiente de la necesidad de regular las formas y
competencias de los distintos tipos de aparcerías, trabajo asalariado, alquiler, participación financiera, etc.

Wagner:
La verdadera importancia del Código de Hammurabi viene dado por el hecho de que Unificaba las anteriores
legislaciones existentes, como los códigos de Ur-nammu, Lipitistar y Eshnunna, proporcionando una
homogeneidad jurídica que antes no había a todas las tierras de su imperio.

La organización social:
Tres categorías sociales; awilu (libres), mushkenu (siervos) y wardu (esclavos). Entre los awilu, ciudadanos
totalmente libres que mantenían una posición desahogada, constituyendo el grupo social dominante dentro de
la estructura clasista de la sociedad babilónica, se podían distinguir varias capas diferenciadas por su posición

48
en la escala de responsabilidades. Después de la corte y las jerarquías administrativas civiles, religiosas y
militares, venían los ricos hacendados, los comerciantes y los artesanos cualificados. Por último los pequeños
productores y todos aquellos que ejercían alguna profesión de tipo liberal.
La situación de los mushkenu, el grupo social intermedio, era un tanto compleja. Se trataban de
personas subordinadas y dependientes de otras en el ámbito laboral. Se tratada de agricultores, pastores,
pescadores y pequeños artesanos poco cualificados, dependían para su subsistencia del
palacio o del templo. Es esta dependencia económica y esta falta de movilidad la que lleva a considerar a los
mushkenu como una especia de siervos o de “semi-libres”. Sus derechos y sus bienes estaban regulados por
la ley y durante las campañas guerreras estaban obligados a participar en ellas.
La tercera categoría social reconocida era la de los esclavos (wardu) cuya situación tampoco era homogénea.
Su situación material dependía en la práctica del carácter y la posición de sus amos. Una forma
especialmente tipica de la esclavitud motivada por una mala situacion economica era la de la esclavitud en
fianza. a menudo las deudas contraídas por las personas libres podían provocar su esclavización. El deudor
podía entregarse a si mismo o bien ofrecer a su mujer libre, en cuyo caso sus hijos eran también libres. La
manumisión podía realizarse por adopción o mediante compra.
Otro tipo de esclavitud era la de los prisioneros de guerra (asiru) y los deportados. Carecían de estatuto
jurídico.
La familia era de tipo patriarcal.
El rasgo más característico de la sociedad babilónica de este periodo es el auge de los valores individuales,
fundamentados sobre la propiedad privada.

Liverani:

La reforma religiosa:
La época de Hammurabi supone un giro importante en el ámbito teológico. El giro se debe a la nueva
situación política, de unificación definitiva del país y aparición en escena de las ambiciones ciudadanas. Se
produce una completa supremacía de Enlil de Nippur, ya no está vigente.
La nueva estructuración del panteón tiende a situar en el vértice al dios de Babilonia, Marduk. El proceso
comienza con Hammurabi, pero sólo culminará en la época casita. Entre los procedimientos utilizados para
situar a Marduk en una posición preeminente, uno de ellos es convertirlo en hijo de Ea (dios de la sabiduría,
de prestigio muy antiguo) y caracterizarlo como dios de las artes mágicas. Las nuevas tendencias hacia lo
privado establecen una relación directa entre Marduk y el fiel.
Otro procedimiento es situar a Marduk en el centro del mundo cosmogónico y cosmológico, sustituyendo a
Enlil, que ya está en decadencia. La culminación de este proceso será el poema religioso llamado “Cuando en
lo alto” que se recitaba en un momento crucial de la fiesta del año nuevo babilonio.
En el poema Marduk vence al caos primordial, personifica a Tiannat, asume la función de dios ordenador del
universo, y los demás dioses, agradecidos, le rinden homenaje y se inclinan ante la superioridad que Marduk
se a ganado a pulso.
El rey sale del mundo divino y vuelve al humano como pastor del rebaño, benévolo y justo.
De modo que Marduk, además de ocupar el lugar de Enlil en el ámbito cosmologico, puede ocupar el lugar del
rey en el ceremonial.
El rey en vez de buscar la legitimación de su poder en la filiación divina, la busca, de acuerdo con la
sensibilidad gentilicia de las etnias occidentales en largas genealogías de antepasados tribales.
A pesar de la aparente grandeza del Imperio reunificado, la crisis social y económica era aguda en Babilonia.
Samsuiluna (1749-1712 a.C.), tuvo que decretar un nuevo aplazamiento de las deudas.

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Trabajo Practico 4 Mundial:

A tener en cuenta:
*Letra arial n° 11
*texto justificado

Consignas

1. Explicar las dificultades para estudiar el período del siglo X al siglo VI. Analizar la cuestión de las
fuentes.
2. Realizar un resumen de entre 15 y 20 renglones con la situación de Babilonia hasta la llegada de
Nabopolosar.
3. Analizar la estructura administrativa del Reino Neobabilonio.
4. Explicar la importancia del templo en el período.
5. Caracterizar la sociedad neobabilonia.

1. Explicar las dificultades para estudiar el período del siglo X al siglo VI. Analizar la cuestión de
las fuentes.

Los testimonios para el estudio de las ciudades babilónicas son complejos y no se limitan a la época del
imperio neobabilónico; algunos de los materiales más ilustrativos datan del tiempo de la dominación asiria.
Los factores concretos que afectan a nuestro conocimiento de la estructura de la vida cívica son las
dificultades inherentes al conjunto de los testimonios conservados: proceden sólo de un número limitado de
lagares, y a menudo de complejos templarios (véase supra, pp. 253-254). De ahí que algunos ámbitos de la
estructura cívica queden a oscuras y que sólo podamos hacer conjeturas sobre ellos.
El hecho de que las dimensiones de las zonas rurales que rodeaban a las distintas ciudades sigan estando
poco claras, como ocurre con el número de habitantes de cada ciudad, representa un problema insuperable
adicional.
En el primer milenio, todas las ciudades estaban integradas en el reino de Babilonia, pero seguía existiendo
una conciencia de identidad distinta en cada una. En otras palabras, aunque la zona correspondiente al sur de
Irak suele denominarse a partir de c. 1500 Babilonia, y pese a que desde entonces se habla de la ciudad de
Babilonia como de la «capital» del país, parece que la gente se definía a sí misma como miembro de una
determinada ciudad.

2. Realizar un resumen de entre 15 y 20 renglones con la situación de Babilonia hasta la llegada de


Nabopolosar.

Desde la conquista y sometimiento de Babilonia por parte de Asiria, hubo constantes revueltas, en Babilona
en contra de los reyes asirios, en contra de todo el reino de Babilonia, hasta aproximadamente el siglo y
medio que duro este sometimiento.
En el siglo VI a.C. Inteligentemente los pueblos babilónicos supieron aliarse con otros pueblos cercanos, que
se sentían amenazados por los Asirios, y sus métodos de dominación y sometimientos violentos. De esta
manera el pueblo de Elam, y los Medos, se unen a Babilonia, contra Asiria. Los Asirios prácticamente se ven
rodeados por estos pueblos que los atacarían de manera organizada hasta derrotarlos. También a esta lucha
se sumó la causa de una gran rebelión en Egipto.
El más grande imperio formado hasta ese momento, el imperio Asirio se encontraba prácticamente acorralado
en una guerra muy difícil, desmoronándose a manos de sus conquistadores, en la primera mitad del siglo VII
a. C. acabando con aproximadamente 150 años de sometimiento y tiranía Asiria.
Babilonia recupera su independencia, y se apodera de todo el territorio Asirio, de todas las regiones
septentrionales de los ríos Tigris y Éufrates, y de la zona de la actual Siria.

3. Analizar la estructura administrativa del Reino Neobabilonio.

Pese a su corta duración, el trabajo arquitectónico en este periodo fue extraordinario.


La prueba más espectacular de los extraordinarios triunfos militares de Nabucodonosor la vemos plasmada en
los restos de las edificaciones que realizó en su reino. Todas las grandes ciudades babilónicas fueron

50
ampliamente reconstruidas» y sus santuarios reparados y embellecidos. Lo más notable de su ingente labor
de reconstrucción sería la transformación de Babilonia en la enorme y hermosa ciudad de leyenda que llegó a
ser. Con sus 850 ha, sus dimensiones eran grandiosas. Fue rodeada por una doble muralla gigantesca y por
un foso; el río atravesaba la ciudad y era cruzado por un puente de piedra de hermosa figura.
La interdependencia del rey y las ciudades se basaba en un delicado equilibrio; la ciudad babilónica dependía
económica, religiosa y políticamente del rey y de sus promesas de respetar su autonomía y las exenciones de
que gozaba, de modo que siguiera ininterrumpidamente atendiendo a los dioses, y de paso beneficiando y
protegiendo al propio monarca, que, por su parte, necesitaba la seguridad de ese apoyo divino.
Existía un sentido muy profundo de identidad colectiva entre los habitantes del reino.
En otras ciudades babilónicas indica que, si bien los ordenamientos constitucionales variaban de una ciudad
otra en el detalle, el esquema general de su administración era prácticamente análogo. La documentación de
üruk nos muestra un pequeño colectivo de administradores de alto rango más o menos dedicados plenamente
a la gestión de los asuntos del templo: atender a la recaudación ele las rentas y de la parte de la cosecha que
debían pagar las grandes fincas del templo; asegurarse de que los campos, rebaños, huertas y esclavos
produjeran beneficios; de que el calendario se mantuviera en orden mediante la intercalación de días; de que
se llevaran a cabo con regularidad los ritos y de que se transmitieran las órdenes reales. Parte del trabajo
agrícola lo llevaban a cabo los esclavos del templo y (quizá) algunos grupos dependientes, pero una cantidad
considerable de las tierras y de los ingresos del santuario estaba en m anos de individuos que realizaban
labores especializadas relacionadas con el culto, entre los que cabe citar a adivinos o cantantes, pero también
a panaderos, carniceros, pastores, lavanderas, herreros, etc. Todos ellos participaban en el culto y sus
labores, por profanas que puedan parecemos, requerían cierto conocimiento de las prácticas religiosas y del
saber con ellas relacionado. Así lo ponen de manifiesto algunas instrucciones rituales relativas a las ofrendas
que había que hacer a diario a los dioses de Uruk, en las que se ordena al carnicero, por ejemplo, que recite
una determinada oración en el momento de m atar a los animales necesarios; también en Babilonia, durante
la fiesta del Año Nuevo, los artesanos que preparaban el dosel para la entronización de Marduk eran
obligados a pronunciar un encantamiento una vez finalizada su tarea.
Los pobres quizá también se vieran excluidos de hecho de la participación activa en la asamblea (pulini o
kinistu), formada por los märbaut y presidida por el gobernador de la ciudad o por el jefe de la administración
del templo. Tenemos documentada la actuación de esa asamblea (sus dimensiones y su constitución no están
claras) tanto para resolver materias relacionadas con las propiedades del templo, por ejemplo, robos, como
para ocuparse de la recaudación de las cuantiosas rentas de las fincas del santuario; en un caso, la asamblea
decide incautar la casa de un deudor insolvente y añadirla a las propiedades del templo. Pero parece que su
jurisdicción no se limitaba siempre a cuestiones relacionadas directamente con los asuntos del templo:
también tenemos documentadas disputas entre ciudadanos a propósito de deudas impagadas, compras
pagadas, pero no entregadas, o robos en casas particulares.

4. Explicar la importancia del templo en el período.

El templo demostró ser demasiado importante para los babilónicos, ya que aparte de reconstruir y embellecer
la cuidad, y amurallarla, usaron más recursos en reconstruir un templo aún más grande que en épocas
pasadas, a su dios principal Marduk, y al lado se encontraba un figurat gigante a Etemenanki.
En el centro de la ciudad principal, considerada centro del mundo para los babilónicos, se levantaba el
gigantesco zigurat, el Etemenanki («Casa de la frontera entre el cielo y la tierra»), situado junto al gran
santuario de Marduk (el Esagila), con sus numerosas capillas y su gran patio. Desde allí, la vía procesional
bellamente pavimentada conducía a la monumental puerta de Ishtar. Las paredes que flanqueaban la
espléndida calle ceremonial y la gran puerta estaban decoradas con ladrillos de cerámica vidriada de color
azul oscuro y frisos de animales en relieve, toros y mushussu, los dragones sagrados de Marduk. En el
extremo norte de la ciudad, y fuera de las murallas, se hallaba un gran palacio fortificado, también decorado
en parle con ladrillos de cerámica vidriada de colores.
Basándose en los textos de Nabonido descubiertos en Harran (y algunos otros) y los documentos de época
posterior en los que se celebran los triunfos persas, los especialistas han postulado la tesis de que Nabonido
intentó modificar la religión tradicional de Babilonia fo entando el culto de Sin a expensas del de Marduk; se
sostiene que su larga permanencia en Arabia tuvo que ver con los problemas suscitados por este hecho.
Algunos estudiosos van incluso más allá, y sostienen que la «reforma religiosa» de Nabonido provocó en
Babilonia una enorme mala voluntad popular. Esos disturbios fueron aprovechados por los persas y

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permitieron que la entrada de Ciro en Babilonia constituyera prácticamente un paseo militar, al ser invitado por
la propia población del país.

5. Caracterizar la sociedad neobabilonia.

las ciudades de Babilonia desde finales del siglo VII hasta el siglo no fueron siempre poblaciones importantes
y prósperas. El centro de la ciudad amurallada estaba formado por el santuario de la principal divinidad,
situado en medio de la población, con importantes calles procesionales que partían de él y otras que
determinaban los distintos barrios, en algunos de los cuales se establecían colonias de extranjeros. El
colectivo de «ciudadanos» dedicaba parte de su tiempo a todos los aspectos del culto local y a su
administración, y de esa forma obtenía ingresos procedentes de las propiedades del templo. Esos ingresos
incrementaban sus propios bienes, formados principalmente por tierras arrendadas situadas a las afueras de
la ciudad, pero además por casas, rebaños, huertas y esclavos. Es probable, y la documentación conservada
respalda por regla general la hipótesis, que los diversos cargos relacionados con el culto se hallaran
restringidos en la práctica a un número relativa ente pequeño de familias en sentido lato, que constituían la
elite urbana; buena parte de la instrucción necesaria para la ejecución de esas obligaciones debía de llevarse
a cabo en el seno de la familia. Resulta prácticamente imposible establecer una línea divisoria clara entre
cargos municipales y religiosos, pues un mismo individuo podía ser, por ejemplo, gobernador de la ciudad y al
mismo tiempo ostentar un cargo religioso.
Análogamente, tanto el gobernador de la ciudad como el principal administrador del templo podían presidir la
asamblea, independientemente del asunto que tratara, y resulta significativo que las competencias de la
asamblea no se limitaran a las cuestiones relacionadas con el santuario. El templo y su divinidad constituían
el fulcro de la vida ciudadana: no se trataba de una categoría distinta de vida, sino de una institución que
servía para integrar a los ciudadanos, de la cual obtenían éstos su condición de grupo protegido y en la que
basaban sus pretendidos privilegios frente al rey.
Se expresaba a través de un conjunto de derechos y privilegios, entre ellos una gran cantidad de exenciones
fiscales y de toda clase de servicios, y cierta autonomía en los asuntos de carácter cívico. El compromiso
personal del rey con esos fueros y la garantía que su persona representaba eran fundamentales, aparte de
que probablemente existiera una copia escrita de los mismos, que quizá incluso estuviera expuesta en
público. Los habitantes de las ciudades conocían el contenido de esos estatutos que formaban la base para
las negociaciones entre la ciudad y el rey. Por último, parece que esos derechos eran concebidos como si
estuvieran directamente relacionados con el orden divino de las cosas (concepción que incluiría la noción de
que la vida urbana constituye el fundamento ele la vida ordenada, y por lo tanto situaban a la ciudad y sus
habitantes bajo la protección divina.

Asiria. La formación del reino: períodos paleoasirio, medio e imperial.

ASIRIO: La primitiva y excelente fortaleza natural sobre la rocosa orilla derecha del rio Tigris, se había
convertido en la sede de una dinastía local inaugurada en los comienzos del siglo XX
a.C. por un tal Puzur-Assur. Se forjaba así el nacimiento de Asiria, comprendida hasta entonces en los límites
meridionales del país de Subartu (Mesopotamia Septentrional) un pequeño reino favorecido por la posesión del
fértil triangulo agrícola formado por las tierras omprendidas entre el Zab superior y el Tigris, con Nínive como
su centro más importante, y más al sur, y en zona árida, por favorable posición de Assur de cara al tránsito
de mercancías.
Sobre el curso medio del río Éufrates, en una región crítica, frontera natural entre la llanura
mesopotámica y las aridas tierras occidentales, y controlando el paso entre Mesopotamia y la Siria
Septentrional, Mari se había convertido en intermediario privilegiado de todas las actividades
comerciales y extendía su influencia sobre la región del Habur. El reino convivía con la proximidad de
las tribus de pastores nómadas, como los haneos, los benjaminitas y los suteos.
En el altiplano anatolico, futuro país de Hatti, se había producido mientras tanto la eclosión de las poblaciones
indoeuropeas, tradicionalmente asociadas con las migraciones luvitas e hititas del fin del tercer milenio.
Un nuevo impulso urbanizador provocó en tierras anatólicas la aparición de numerosas ciudades, que se
configuran como sedes políticas de pequeños reinos independientes, con los que los asirios iban a establecer
pronto contacto.

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En Anatolia los asirios establecieron desde mediados del siglo XX a.C. una red de estaciones o colonias
comerciales, denominadas Karu, en estrecha relación con los pequeños estados de la región. Las autoridades
locales príncipes y reyes que llevan nombres hititas, luvitas o hurritas, admitían de buen grado la presencia de
los comerciantes asirios. En territorio anatólico el sistema comercial asirio comprendía una decena de
asentamientos (estaciones) principales del tipo Karum, y otros tantos menores, denominados wabartum.
Las relaciones entre los asirios y los poderes locales se establecían de forma contractual, cada vez que un
nuevo rey era entronizado, y se plasmaban en un tratado reciproco que se sellaba bajo juramento solemne,
mostrando la independencia política de los pequeños reinos y principados de Anatolia frente a los monarcas de
Assur.
El desarrollo de las actividades de los comerciantes asirios en Anatolia tuvo lugar a lo largo de dos periodos
distintos, separados por una fase intermedia en que estuvieron ausentes.

El estado paleoasirios: origen y estructura del estado asirio:


el estado asirio tiene un origen de carácter tribal y nómada. Los escribas neoasirios dejaron una lista real
(consignan reyes y sus acciones) continua de dos milenios de duración. En general, esta lista está influida por
el clima político-cultural de la época amorrita (con sus genealogías gentilicias de los jefes tribales), y tiene la
intención de conectar a Ila-kabkabi (padre del usurpador Shamshi-Adad I) con los últimos reyes que vivían en
tiendas, de esa forma se pretendía legitimar la posición de Shamshi-Adad. Esto es tendencioso y no se puede
tomar en consideración.
En realidad, si la intervención nómada se sitúa en consonancia con Shamshi-Adad I y trata de hacerse una
prehistoria de legitimidad, la historia asiria más antigua es la de una región de urbanización antigua e intensa
economía agrícola. Asiria es una zona de aldeas agrícolas desde el período de Hassuna y Halaf, y una tierra
de ciudades desde el Ubaid Tardío y la época de la urbanización. Conviene distinguir dos núcleos, que al
fundirse dan lugar al estado asirio tal como permanece durante varios siglos. El fértil triángulo de Asiria
comprendido entre el Zab superior y el Tigris, cuya ciudad principal es Nínive, y la ciudad de Assur que da
nombre a Asiria pero se halla descentrada y asilada más al sur, son distintos por ecología e historia. El
triángulo de Asiria es una zona de poblamiento antiguo, urbanizada, ya que puede contar con pluviosidad y
tierras de cultivo. Posee una población local de origen hurrita o subarteo (para los sumerios y acadios es el
país de Subartu, la parte norte de las cuatro en que se divide el mundo). Recibe flujos de colonización
procedentes del sur (Ubaid Tardío, Uruk), pero asimila estas influencias con formas originales. En cambio,
Assur es una ciudad aislada, sin un extenso país interior agrícola, situada en una zona árida, y debe su
importancia a su posición fluvial. En Assur son más recientes las influencias del sir, del Protodinástico en
adelante. Pero se trata de influencias directas, que la convierten en una colonia de la cultura sumerio en el
Tigris medio. Si Nínive y el triángulo asirio tienen vocación agrícola y un intenso poblamiento, Assur posee
vocación comercial. Desde Assur se puede remontar el Tigris hacia Anatolia oriental, se puede atajar por el
oeste a través del Uadi Tharthar hacia la Alta Mesopotamia, y al noreste se puede remontar el Zab inferior
hacia la meseta iraní. Avanzadilla comercial meridional y cuerpo separado en el país de Subartu, Assur
acabará convirtiéndose en el centro político de toda la región, haciendo de Asiria una de las potencias de
dimensión regional en el tablero político de la primera mitad del II milenio.
La unión política de la ciudad de Assur con el rico triángulo asirio (y la subordinación del segundo al primero)
revela el interés que tuvieron las formaciones imperiales mesopotámicas por esta región. Primero fue el
interés acadio por el control de las redes comerciales periféricas. Luego el proyecto de la III dinastía de Ur de
convertir a los ensi de Assur, sometidos a ella, en instrumentos eficaces para controlar las tierras de Subartu,
contra las que habían dirigido varias expediciones militares. El hecho es que tras la caída del imperio de Ur
los ensi de Assur se independizaron, iniciando la secuencia dinástica asiria con Sulili, Kikia y Akia.
Desde esta fase inicial aparecen los caracteres originales de Asiria en la historia mesopotámica. Assur, centro
comercial, y la zona agrícola de Nínive con sus alrededores, son complementarios. A su vez, Assur (y luego
toda Asiria) es una avanzadilla del sur. Asiria es una zona de intenso poblamiento acadio en un contexto
dominado por los hurritas en la vertiente de piedemonte, y por lo amorritas en la estepa. La posición de Asiria,
justo al pie de los montes Zagros y Taurus, es una posición ventajosa, ya que desde allí se accede
rápidamente a las materias primas periféricas, lo que marca el destino comercial de Asiria. Al mismo tiempo
es una posición peligrosa, debido a la amenazadora presión de las tribus montañesas, lo que explica la
vocación militar de Asiria. En cambio, hacia el oeste, asiria tiene fácil acceso a los amplios horizontes
altomesopotámicos. Esto hace que en varias ocasiones el expansionismo político de asiria encuentre una
salida en la amplia franja que va del Tigris al alto Éufrates, pasando por el triángulo del Khabur y del valle del
Balikh.
Falta documentación, pero sabemos que todos los reyes paleoasirios trabajaron en las murallas de Assur y en
los templos de Assur, Ishtar y Adad.

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Existe una inscripción en la que Ilushuma declara que ha establecido la libertad para los acadios y sus hijos
en ciudades situadas al este del Tigris (Der, Awal y Kismar), así como en Nippur y Ur. Hay una cancelación de
deudas, que liberaba a los hijos y los devolvía a sus familias. Tras una expedición de conquista se tomaba
esta medida, que servía momentáneamente para que el rey apareciese como un libertador, y no como un
conquistador, a ojos de la población. Por lo tanto, Ilushuma encabezó una expedición militar victoriosa al este
del bajo Tigris, que llegó hasta el corazón de Summer: señal de que asiria era ya una potencia regional, capaz
de atacar bastante lejos.
Después del reinado de Ilushuma, asiria se halla inmersa en una red comercial que abarca desde la Alta
Mesopotamia hasta el suroeste y el centro de Anatolia. Esta red comercial, que enlaza más o menos
directamente con otras redes comerciales anteriores, hasta llegar a la de la época de Ebla, está documentada
en el período de los cuatro reinos de Erishum I, Ikunum, Sargón I y Puzur-Ashur II, unos 80 años que
corresponden al nivel II de Kanish. Luego hay un intervalo que coincide con el interregno de Naram-Sin de
Eshnunna (que había tomado el poder en Asiria) y de su hijo Erishum II. Por último, hay una segunda fase de
comercio entre Asiria y Capadocia, con Shamshi-Adad I hasta que la red colapsa, coincidiendo con la
decadencia del poder asirio, con los descendientes de Shamshi-Adad. La red comercial, controlada sobre
todo por empresarios privados, subsiste cuando está respaldada por el sólido poder de la metrópoli asiria, y
decae cuando le falta este respaldo (después de Shamshi-Adad), o cuando cae en manos de un soberano
como Naram-Sin de Eshnunna, más interesado en impulsar sus propias redes comerciales en otras
direcciones.
El sistema político asirio es tripartito. El rey está situado en el vértice, pero sus títulos in incluyen el obvio de
sarrum (rey), y en cambio destacan su tradicional dependencia del dios ciudadano. El rey asirio es issiak
Assur (acadización de ensi), es decir, gobernador de Assur (por cuenta del dios), un título cargado de
significado, ya que el nombre de la ciudad coincide con el del dios. Se ha advertido incluso un deslizamiento
progresivo del título de gobernador de la ciudad de Assur al de gobernador del dios Assur. Este deslizamiento
tiene lugar bajo los reinados de Ilushuma y Erishum I y coincide con el paso de la ciudad-estado a una
formación estatal más compleja (Asiria), que quiere recuperar el radio ciudadano y hace de Assur, dios
nacional, el símbolo de su unidad. La fórmula que resume el lazo entre el dios y el rey es clara: el dios Assur
es rey, es el gobernador de (o por cuenta de) Assur. Presenta al rey como jefe y responsable de la comunidad
asiria ante el dios. Los títulos de príncipe y señor son más genéricos, y los encontramos también en reyes no
asirios.
El segundo elemento del sistema político paleoasirio es la ciudad (alum), que cuando actúa y toma decisiones
como cuerpo unitario está representada por una asamblea (puhrum) en la que participan todos los ciudadanos
libres (cabezas de familia). Esta ciudad posee competencias judiciales, y por ello a menudo se ve implicada
en controversias jurídicas referentes a los mercaderes. No es una instancia política, es la voz de la comunidad
ciudadana, y su importancia es proporcional a la de las actividades extrapalatinas, en este caso muy
considerable, dado el peso del sector libre en el comercio paleoasirio.
El tercer elemento del sistema político es el funcionario epónimo (persona que da nombre a un pueblo, a una
tribu, a una ciudad o a una época), llamado limum. Además de dar nombre al año, este funcionario
desempeña un papel que de alguna forma limita al rey. A diferencia de la realeza, que es hereditaria (o sea
que pertenecería a una sola familia) y está legitimada por su vínculo privilegiado con el dios Assur, el epónimo
limum se elige echando a suertes con un dado entre un número limitado de candidatos, representantes de
varias familias. Las competencias del limum no están muy claras. Puede que se trata de un jefe de asamblea,
cobra impuestos sobre el comercio y está más vinculado a la ciudad que al rey. En conjunto, en asiria el poder
del palacio real es muy limitado. En el orden ideológico, por la subordinación al dios ciudadano (pero esta
aparente limitación se traduce en un prestigio más seguro ante los súbditos, y en un control sobre las
organizaciones del templo). En el orden operativo está limitado por el peso, nada despreciable, de la
organización ciudadana, cuya fuerza se debe a la existencia de destacadas familias dedicadas al comercio,
en las que la ciudad de Assur basaba gran parte de su poderío. Más adelante, a medida que la ciudad de
Assur vaya perdiendo influencia entre las ciudades agrícolas del triángulo, el palacio real reforzará su
posición, y la asamblea desaparecerá de la escena. La política militar y territorial que reemplazará a la
comercial será un elemento crucial para el refuerzo de la posición del rey, en perjuicio de los otros
componentes.

Imperio Asirio Antiguo:


Entre los años 1814 y 1781 a. C., Asiria alcanzó la categoría de imperio. Fue el primer Imperio asirio, de la
mano del amorreo Shamshiadad I hasta que en el año 1760 a. C., Hammurabi de Babilonia derrotó y
conquistó a los asirios que pasaron a formar parte del Imperio de Babilonia. Los amorreos fueron unos nuevos
invasores que llegaron del oeste y del sur. Hablaban una lengua semítica tan parecida a la acadia que no les

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costó nada asimilar esta cuando se asentaron en Mesopotamia; esta cuestión lingüística fue uno de los
motivos para que los amorreos fueran aceptados en lugar de considerarlos extranjeros.
El amorreo Shamshiadad I (1813-1781 a. C.) se hizo con el poder y creó una dinastía que se mantuvo hasta
c. 1726 a. C. Su mandato dio lugar a la formación de una Asiria muy fuerte y temida y su dominio se extendió
por toda la Mesopotamia septentrional.64 65 Pero a la muerte de este rey subió al trono su hijo Ishme-Dagan
(1780-1741 a. C.) que fue derrotado por el rey Hammurabi de Babilonia en 1760 a. C. y tuvo que someterse y
pagar tributo.64 66 Aun así conservó el trono y la dinastía de Shamshiadad se salvaguardó hasta Asinum
(c.1726 a. C.).

Imperio Asirio Medio:


El siglo XVI a. C. fue un periodo de invasiones y gran confusión por toda Mesopotamia. Asiria se vio bajo el
control de unos y otros invasores (los mitani y los hititas sobre todo); pero en el siglo XIV a. C. apareció otra
figura de gran empuje, el rey Ashur-uballit I que reinó entre 1364 y 1328 a. C. se liberó de sus opresores e
incluso llegó a agrandar los límites de sus tierras.67 Los sucesores de este rey, en especial su nieto
Salmanasar I —o Sulmanu Asarid— (1274-1245 a. C.) ampliaron más las fronteras y supieron enfrentarse a
los pueblos de alrededor: urarteos, hititas, babilonios y lullubis.64 Bajo el mandato de Salmanasar (casi treinta
años de reinado) Asiria recuperó todo el territorio que había llegado a poseer en tiempos del primer rey
amorreo. Las conquistas fueron grandiosas y los botines cuantiosos así como la captura de esclavos que se
empleaban en obras de embellecimiento de las dos ciudades importantes: Asur y Nínive. No conforme con la
grandiosidad de estas ciudades, Salmanasar fundó a orillas del río Tigris una más, a la que hizo su capital, y
que recibió el nombre de Calach. 68 69 Tukultininurta I (1244-1208 a. C.) fue su sucesor con cuarenta años
de reinado. Sus campañas guerreras llegaron hasta los montes Zagros, hasta las estribaciones del Cáucaso.
Por el sur derrotó a los casitas sometiéndoles a tributo, se hizo con el territorio de Elam y debilitó el poder de
los hititas. Fue un rey muy prestigioso y afamado en su época, protagonista de poemas épicos.70 A
Tukultininurta se le ha llegado a relacionar con Nemrod, el robusto cazador que se menciona en los relatos
bíblicos (Génesis 10, 8-11). Murió asesinado por su propio hijo en 1208 a. C.71

Organización política, social, militar y económica:

Liverani:
La actividad militar se sitúa en primer plano. La imagen que se tiene habitualmente del
imperio asirio es la de una “maquina militar” que siembra terror y destrucción.

Wagner:
El ejército asirio evoluciono mucho con el transcurso del tiempo. A partir de Tukulti-Ninurta II y Assurnasirpal II
(883-859 a.C.) pasó de ser un instrumento defensivo a constituirse en una poderosa arma ofensiva. Tiglat-
Pilaser III y Sargón II llevaron a cabo diferentes reformas como resultados de las cuales todo el poder estatal
fue puesto al servicio de las necesidades militares. Se renunció a las levas anuales para crear un ejército
permanente. Desde Salmanasar III las tropas asirias se reforzaban con contingentes reclutados entre los
vencidos. El ejercito asirio también se nutria de gentes de guerra procedentes de ciertos nucleos de población
que habían deportado de un lugar a otro de su imperio. El mercenario tampoco fue desconocido en el ejército
asirio que a partir del siglo VIII a.C. se componía de tres elementos: tropas permanentes a disposición de los
gobernadores: el jefe de cada región reunía los efectivos en el territorio bajo mando y él mismo podía mandar
estos contingentes. Cuerpos y destacamentos especiales que integraban el ejército real apostados en las
fronteras. Por último, la guardia real a caballo, auténtico cuerpo de élite, utilizados para las misiones de
confianza.
El desarrollo del ejército se plasmó también en su estructuración en unidades de combate.

Liverani:
El ejército se divide por especialidades. Las masas de los infantes tienden a diferenciarse (sobre todo en el
siglo VIII a.C.) en arqueros y guerreros con escudo y lanza. El cuerpo de los carristas sigue siendo importante,
la caballería gana importancia como cuerpo móvil.
La máquina bélica asiria necesita abastecerse sobre todo de caballos y bronce, las campañas del norte van
dirigidas, precisamente, a asegurar este abastecimiento: un círculo vicioso. En cuanto a la estructura
operativa del ejército ninguna es bien conocida.

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El ejército está dirigido personalmente por el rey. El rey está flanqueando por los dignatarios de la corte y de
la administración central, con arreglo a una suerte de “organigrama”. Los cinco dignatarios asirios más
importantes son: el turtanu o “generalísimo” dado su papel destacado,
pero en realidad significa “segundo (en rango)”, “vice”, es el principal colaborador del rey. Le siguen el nagir
ekalli, “heraldo de palacio”, el rab saqe, “gran copero”, el abarakku, “intendente” y el sukkallu “mayordomo”.
Sus funciones se han ampliado hasta abarcar toda la administración y los asuntos de estado.
Estos próceres de la administración central gobiernan las provincias más antiguas y codiciadas. Entre el rey y
los funcionarios se establece una relación muy directa y personal de fidelidad, que se expresa en un
juramento y coloca al funcionario completamente a a merced de la valoración que haga el rey de su trabajo.
La estructura de la administración. En las ciudades más pequeña subsiste la antigua organización, con un
“alcalde” (hazanu) y un consejo de “ancianos” (sibuti) que se encargan de la administración de la justicia y las
cuestiones fiscales (y por lo tanto de la relación con la administración central). En ambos sectores son
habituales las arbitrariedades, las extorsiones y los favoritismos.

Wagner:
Se recordaba al rey de Asiria su carácter de Shangu de Assur, sacerdote y administrador del
dios nacional, cuyo dominio debía velar y ampliar. Desde las revueltas del siglo IX a.C. el derecho de
primogenitura no volvió a tenerse en cuenta. Los reyes adquirieron la costumbre de asociar el heredero de su
elección al ejercicio del poder. El servicio al rey constituía el principio fundamental sobre el que descansaba
todo el funcionamiento del Estado y en este punto no existían distinciones entre el sencillo labriego y el
gobierno de una provincia.
La administración del estado estaba en gran medida puesta al servicio de las necesidades militares y de la
política de expansión de los monarcas asirios. De esta forma las funciones civiles de los
funcionarios se entremezclaban con las obligaciones militares. Así, los altos funcionarios encargados del
gobierno de las provincias debían mantener el orden en sus circunscripciones para lo cual contaban con
guarniciones permanentes bajo su mando.
El Estado, encarnado en la persona del monarca absoluto, Shangu del dios Assur a quien en último término
pertenecía todo, dirigía la producción agrícola e industrial, controlaba los intercambios comerciales y
emprendía obra de interés público. Contaba con un gran capital financiero, procedente de impuestos y
tributos, y humano, ya que el conjunto de la población debía cumplir “el servicio al rey” y responder al
reclutamiento y a la prestación personal exigidas.

Liverani:
La organización de las tierras conquistadas pasa por dos grandes fases. Antes de mediados del siglo VIII a.C.
el imperio distingue claramente dos franjas territoriales. La primera corresponde al territorio de la antigua
conquista medioasitia, comprendida entre el Éufrates, al oeste y los primeros repechos de los Zagros, al este.
La presencia asiria se ha plasmado en una red de centros urbanos propiamente asirios, con población asiria,
mezclados con las ciudades y la población local. El control y la explotación económica de esta franja corre a
cargo de funcionarios (que ostentaban el titulo de Saknu), con competencias en ciudades concretas o
territorios limitados. Mezclados con los jefes locales que Asiria ha reconocido oficialmente. Hay cierto grado
de autonomía local. La segunda franja es exterior y está formada por los reinos limítrofes sometidos a una
relación tributaria. Las dinastías locales conservan su autonomía, y el instrumento formal de la dependencia
es el juramento prestado por estos reyes al soberano asirio, que obliga sobre todo a pagar un tributo anual.
Cada provincia posee una capital con un palacio provincial, residencia del gobernador asirio. Las provincias
son gobernadas por funcionarios nombrados por el rey.
El aspecto de la franja externa es distinta. El sistema provincial estuvo aquí vigente durante casi un siglo y no
tuvo tiempo de afianzarse. La presencia de elementos asirios era numéricamente reducida y casi irrelevante.
Por lo tanto, en toda la franja externa la presencia asiria aparece arqueológicamente más bien en sus
aspectos negativos y no en los de reestructuración.
El que fuera un mundo rico y variado, formado por etnias distintas, con expresiones artísticas diferentes, con
sus tradiciones y sus estrategias locales, de repente quedó empobrecido y homogeneizado por la máquina
destructora del ejército asirio, y luego por la máquina unificadora de la administración asiria.
Un elemento crucial y notorio del proceso de aculturación fueron las deportaciones, que tenían una doble
funcionalidad. Para repoblar los campos y las ciudades asirias, que habían sufrido un acentuado descenso de
la población a causa de las campañas militares. Con el propósito de destruir las identidades nacionales y
culturales de los pueblos conquistados, se llevaron a cabo deportaciones cruzadas de una provincia a otra,
donde al malestar de los deportados al tener que establecerse en tierras nuevas, entre gentes desconocidas,
se añadía el malestar de los supervivientes al verse colonizados por los recién llegados, instrumento de la
opresión imperial.

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Wagner:
de las fuerzas productivas del país, lo que exigía el desarrollo del comercio exterior y la defensa
y control de las rutas comerciales, el acceso a las fuentes de las materias primas, acumulación de riquezas
procedentes del botín de guerra o de impuestos y tributos, y disponer de una abundante y barata mano de
obra integrada por siervos y esclavos.
La economía del imperio asirio continuaba siendo básicamente agrícola, con un artesano poco desarrollado y
concentrado en los centros administrativos. Debido a las necesidades militares, la metalurgia alcanzó en
Asiria un desarrollo notable y una gran perfección técnica. Durante el siglo VIII a.C. el hierro había desplazado
al cobre y al bronce tanto en la vida ordinaria como en la actividad militar.
En el gran imperio asirio se desarrollaba cada vez con más fuerza el intercambio comercial. De los países
extranjeros se recibían distintas mercancías. En Asiria se cruzaban importantes rutas comerciales y muchas
de las campañas de los monarcas asirios tenían como objetivo situar bajo su control la “ruta de estaño y del
hierro”.
En el interior los ríos y canales se utilizaban también para el transporte de mercancías. La primitiva técnica de
construcción de embarcaciones, en un país que carecía de una salida directa al mar y que nunca dispuso de
una flota propia, ofrecía la posibilidad de transportar mediante
barcazas hombres y mercancías por los grandes ríos aguas abajo; curso arriba el transporte fluvial era sólo
posible hasta Opis y Babilonia. El comercio interno descansaba fundamentalmente en mano de los arameos,
mientras que el tráfico exterior de mercancías, sobre todo el marítimo, estaba en mano de los fenicios. Toda
esta intensa actividad comercial parece haber seguido circuitos oficiales de distribución, ya que todo
convergía hacia los palacios que parecen desempeñar un papel esencial. Se trataba en suma de una
economía redistributiva ya que una vez centralizados los bienes y las mercancías la capital dirigía hacia los
grandes centros de provincias los productos importados que fueron allí necesarios. Los campesinos vivían en
un sistema semiautarquico que conservaba un carácter de economía natural.
La ganadería experimentó un importante desarrollo con la generalización del camello, que era utilizado como
ganado de carga durante las campañas militares y las expediciones comerciales. Un desarrollo importante
conoció también la agricultura cuya herramienta fue mejorada gracias a la generación del hierro.
Una de las constataciones más sorprendentes de este periodo en relación con la vida agrícola y las clases
campesinas constituye la tendencia observada a través de los censos a una importante disminución rural, en
especial del pequeño campesinado cuya situación no dejó de empeorar durante todo este periodo, sometido
como estaba a las duras prestaciones militares, la fuerte presión impositiva y la competencia económica de
los grandes propietarios. Posiblemente las deportaciones querían aliviar en algo esta tendencia y se recurrió
al mismo tiempo al desarrollo del colonato militar.
Los esclavos –urdani- trabajaban en la explotación de las tierras de los palacios, de los grandes templos o en
propiedades de la nobleza cuyas rentas procedían de las provincias que administraban y de las
contribuciones que otras regiones podían pagarles por los cargos que ostentaban. En ocasiones la tierra se
vendía junto con los esclavos que la trabajaban.
A la división social entre libres, siervos y esclavos hay que añadir una profundización cada vez más
importante del abismo que separaban a los ricos de los pobres. Si las gentes –nishe- humilde soportaban una
pesada carga de imposiciones fiscales y prestaciones militares y personales, los grandes propietarios
disfrutaban frecuentemente de concesiones y franquicias que venían a sumarse a sus privilegios.

Liverani:
El estado asirio está basado en la explotación de las diversidades. Un núcleo restringido de personas somete
a grupos mayores, primero en el interior de su propio territorio y más tarde en el exterior, en un proceso
basado en la reproducción de necesidades y sus consiguientes satisfacciones. El núcleo central adquiere
riquezas hurtándoselas a los productores. Esta construcción basada en el desequilibrio se sostiene gracias a
elementos sobre todo físicos y técnicos. Un elemento a tener en cuenta para que el edificio se sostenga es
una interpretación ideológica de la realidad, capaz de ofrecer a los miembros del núcleo central unas
motivaciones añadidas a las de la mera ventaja, y capaz de ofrecer a los miembros de los grupos explotados
unas motivaciones añadidas a las de la mera ventaja, y capaz de ofrecer a los miembros de los grupos
explotados unas motivaciones para aceptar el desequilibrio, convenciéndoles de que a ellos también les
conviene. La sociedad asiria elaboró una visión orgánica del mundo en el interior de la cual las conquistas
asumían un papel coherente y una justificación.
Existe una diversidad espacial, con un contraste entre el mundo interior y la periferia. Mientras el primero es
ordenado y civilizado, la segunda se encuentra en un estado caótico y en un notable retraso cultural. La
interacción entre el centro y la periferia se realiza de dos maneras. En principio la polarización de la periferia

57
(y de sus recursos) hacia el centro recupera hasta un cierto grado de funcionalidad y de razón de ser esa
franja de otro modo inutilizada. El rey lleva a cabo expediciones que, a través de difíciles caminos, lo trasladan
al límite exterior del mundo. La conquista consiste en igualar la periferia al país central, en hacer que se
parezca a Asiria lo más posible, en someterla a los mismos funcionarios, a las mismas tasas fiscales, a las
mismas disposiciones del rey.
La esfera del correcto funcionamiento del mundo, además de estar circunscrito en el espacio, también está
limitada en el tiempo, en una fase antes de la cual existe el desorden y después de la cual podría regresar el
caos. El mundo actualmente está ordenado porque los dioses o los “héroes fundadores” han fundado cada
una de las partes que lo constituyen. El compromiso del rey es
doble: mantener en funcionamiento lo ya existente e introducir nuevos elementos “creativos” para tener el
honor de haber sido el primero en introducir una institución determinada, o el primero en recorrer una
determinada calle, o el primero en ejecutar un determinado tipo de trabajos o en edificar un templo
determinado.
En tercer lugar, hay una diversidad de hombres: la diversidad entre el asirio y el bárbaro es clarísima. Todas
las cualidades positivas se concentran en sus habitantes, mientras que las cualidades negativas caracterizan
a los extranjeros, que tienen costumbres “extrañas”. Los asirios están solos, seguros de su superioridad
tecnológica, moral y del apoyo divino. Los asirios solo tienen que confiar en su rey y el rey asrio solo tiene que
confiar en la divinidad. Con la conquista y la sumisión también los extranjeros empiezan a adquirir caracteres
positivos, siempre que permanezcan fieles al juramento prestado al rey asirio, y se convierten en parte del
orden imperial.
Finalmente, como consecuencia evidente de la diversidad geográfica y humana existe una diversidad de
recursos entre el centro y la periferia. El centro es una región urbanizada y agrícola, en la que se agolpa la
vida y se produce el alimento necesario para la vida. Existe un flujo de materias primas de la periferia al centro
que devuelve a la franja externa una cierta dignidad y utilidad. El centro propaga “servicios” de carácter
ideológico-cultural: la protección, la justicia, el orden.
En el mismo momento en que, en términos físicos, los asirios llevan a cabo conquistas territoriales, someten a
otros pueblos a su voluntad, centralizan forzosamente trabajo y recursos económicos, declaran que lo que
están haciendo es una obra de civilización necesaria y meritoria, una obra de colonización del mundo, de
unificación de todos bajo el único y legitimo poder, en nombre de los dioses asirios, como conclusión de la
obra de creación y ordenamiento cósmico empezada por los propios dioses. Cuando la frontera del Imperio
asirio coincida con los límites extremos del mundo, cuando todos los recursos se orientan hacia el centro,
cuando todos los hombres estén sometidos a la única monarquía legítima, sólo entonces la creación será
completa y el mundo será perfecto.

Las dos regiones: el Triángulo y Nínive. Su relación con hititas y casitas.

Para que un territorio rico y poblado, aunque siempre de dimensiones limitadas como en el caso de Asiría,
sea capaz de dominar gran parte de Oriente Próximo, debe afrontar problemas de organización, pero también
de naturaleza demográfica. El núcleo interno de Asiria alcanza, en estos siglos, la cima de su desarrollo
demográfico, no tanto por tener una población más densa en el campo, sino sobre todo por la presencia de
varias ciudades de notables dimensiones, separadas unas pocas decenas de kilómetros entre sí. Assur, con
la ampliación de la «ciudad nueva», no llega a las 50 hectáreas, y permanece en la clase de las ciudades de
la Edad del Bronce, con una enorme proliferación de edificios sagrados. Más bien aislada geográficamente,
deja de ser la terminal privilegiada de una red comercial para convertirse en ciudad santa. Su prestigio es muy
grande, pero necesita un trato de favor, con exenciones y privilegios fiscales. El nuevo desarrollo tiene lugar
en el triángulo comprendido entre el Tigris y el Gran Zab, donde se suceden las tres capitales neoasirias de
Kalkhu (Assurbanipal II y sucesores), Dur-Sharrukin (para el paréntesis de Sargón II) y Nínive (sobre todo
para el periodo final, a partir de Senaquerib). Kalkhu se extiende sobre 360 hectáreas (20 de ellas ocupadas
por la ciudadela, con los palacios reales y los principales templos), lo que supone, según la valoración
estándar de 100 personas por hectárea, una población de alrededor de 35.000 habitantes. El texto de
Assurbanipal que celebra la fundación de la ciudad afirma que en el colosal banquete inaugural se hallaban
presentes 16.000 habitantes de la ciudad, 47.000 constructores, 5.000 invitados de pueblos exteriores y 1.500
dignatarios centrales. La primera cifra parece demasiado baja, y la última debe corresponder a la etapa en
que la corte y la administración se trasladaron totalmente a la nueva capital. Además, es muy posible que al
menos la mitad de los obreros empleados para construir la ciudad se quedaran a vivir en ella. El tamaño de
Dur-Sharrukin es similar: 320 hectáreas en total, de ellas 20 de ciudadela, pero la ocupación bastante efímera
de esta capital artificial hace que su población sea considerada más bien como una fluctuación y no como una
incorporación estable. Nínive es bastante más grande. Esta importante y antigua ciudad creció durante el
periodo neoasirio hasta alcanzar, bajo los últimos sargónidas, una extensión de 750 hectáreas (con la

58
ciudadela de las 20 hectáreas acostumbradas). La cifra redonda de 120.000 habitantes que aparece en el
libro de Jonás seguramente es exagerada, pero la gran metrópoli asiria pudo haber alcanzado los 80.000
habitantes, convirtiéndose así en una población de dimensiones totalmente inusuales para su tiempo.
Sargón II. Su obra. Economía, estado y sociedad.

Wikipedia:
Sargón II fue rey de Asiria entre los años 722 a. C. y 705 a. C.. Recibió el trono de Salmanasar V en el 722 a.
C. No está claro si fue hijo de Tiglatpileser III o un usurpador del trono ajeno a la familia real.

Sargón II fue rey de Asiria durante el Imperio nuevo. Ascendió al trono después de la muerte de Salmanasar
V. Probablemente era un usurpador, aunque ―de acuerdo con un texto que se ha preservado― pretendía ser
hijo de Tiglatpileser III. En cualquier caso, se apoderó del trono por la violencia, y su advenimiento supuso una
ruptura con el pasado, pues en ninguna de sus inscripciones se hace mención de sus predecesores.1 Fue un
rey poderoso, un gran conquistador y el fundador de la más importante dinastía de gobernantes asirios, bajo
los cuales el imperio alcanzó sus más grandes triunfos.

Conocido por su mención en el Libro de Isaías,2 fue el primer rey asirio cuyo nombre se logró descifrar a
mediados del siglo xix, cuando la asiriología estaba aún en pañales, lo que constituyó un éxito para la
arqueología bíblica.

Su primera campaña, en el 722 a. C., supuso la conquista de Samaria, aunque quizá cayó con anterioridad,
cuando solo era comandante del ejército de Salmanasar V. En el 720 a. C. intervino en dos frentes a la vez:
en Babilonia, para cortar la ayuda que Merodac-Baladan estaba recibiendo del elamita Ummanigash, y contra
una coalición sirio-egipcia, reconquistando las provincias rebeldes de Arpad, Simirra y Damasco.

Una vez restablecida la situación en el interior, y en los confines del imperio, pasó a ocuparse de la cuestión
que planteaba Urartu, que ―aunque castigado por Tiglatpileser III― volvía a representar una amenaza con su
nuevo rey Rusa I. En el 717 a. C., anexiona Karkemish, posición estratégica sobre el Éufrates, con el pretexto
de una supuesta conspiración de sus dirigentes con el rey Midas de Frigia.3 Al año siguiente organiza un
sistema defensivo en el este, en Parsuash, para frenar la penetración de las tribus medas, todavía no bien
cohesionadas. En el 715 a. C. repobló Samaria con deportados árabes, para contrarrestar la influencia de
Egipto. En el 714 a. C. lanzó un violento ataque contra Urartu, quizá aprovechando la amenaza que este
estado estaba sufriendo a cargo de los cimerios, lo que le permitió desequilibrar a su favor la pugna que
mantenía con su vecino del norte.4 En el 713 a. C. intervino en el oeste, convirtiendo a Tabal y Cilicia en
provincias asirias.

Bajorrelieve del palacio de Sargón en Dur Sharrukin (Museo del Louvre). El rey Sargón II (a la derecha) junto
a su hijo, el príncipe Senaquerib (a la izquierda).
En el 711 a. C. aplastó una coalición filistea formada por Asdod, Judá, Edom, Moab y Egipto. Este es el hecho
mencionado en el Libro de Isaías (20, 1-6), advirtiendo a los judíos contra el peligro de la sublevación.

En el 710 a. C., una vez aseguradas las fronteras, consideró el momento de ajustar viejas cuentas con
Merodac-Baladan y de vengarse de Elam, emprendiendo una campaña con dos ejércitos. Mientras uno
neutralizaba a las tropas elamitas, el otro derrotaba al rey de Babilonia. Así consiguió reanudar la tradición de
la doble corona de Asiria y Babilonia, coronándose rey de Babilonia en el 709 a. C.

En el 707 a. C. volvió de Babilonia cargado con el botín y se dedicó a terminar la ciudad de Dur Sharrukin
(llamada ahora Khorsabad), ubicada a unos 16 km al noreste de Nínive, y destinada a ser su nueva capital. Al
año siguiente fue inaugurada, aún no terminada del todo, ni totalmente habitada.

Falleció el año 705 a. C. tratando de sofocar militarmente junto a su ejército una asonada en Tabal
(Capadocia). A su muerte, Sargón II dejó un reino de bases aparentemente sólidas, pero en realidad, con
graves problemas internos y rodeado de enemigos poderosos como Egipto, Urartu y Elam, que dificultaron los
gobiernos posteriores.

59
Wagner:

Dinastía sargonica:
A la oscura desaparición de Salamanasar V siguió la violenta subida al trono de un usurpador, Sargon II (721-
705 a.C.) si es que lo uno no fue causa de lo otro.
Su propio nombre –rey legal- pretendía justificar una situación impuesta por violencia. Distraído en calmar la
agitación interna mediante medidas de exención fiscal no pudo impedir que a
comienzos de su reinado Babilonia se independizase bajo la égida del caldeo Merodac-Baladán apoyado por
el poder elamita que resurgía tras un temporal eclipse, mientras una revuelta sacudía Siria. Aplastó a la
coalición siria y pudo dirigir su atención entonces hacia Urartu. Allí obtuvo Sargon una victoria definitiva.
Babilonia cayó en sus manos el 710 a.C. restaurándose la doble monarquía inaugurada por Tiglat- Pilaser III y
apoyándose de nuevo en el sacerdocio de esta ciudad, construcción de una nueva capital, Dur-Sarrukin.
Durante el reinado de Senaquerib (705-681 a.C.) el territorio del imperio asirio se amplió aún más.
Las grandes riquezas obtenidas durante todas estas guerras permitieron a Senaquerib construir lo que sería
la última capital del imperio asirio, Nínive, ciudad santa que ya antes había sido capital de distrito. No obstante
el poder de Asiria era más aparente que real como pone de manifiesto la permanente necesidad de recurrir a
soluciones militares para mantener el orden en el imperio. Asarhadón (881-668 a.C.) apoyado por el clero
babilonio, inicio los trabajos de reconstrucción de la ciudad destruida por su padre y restituyo a los babilonios,
vueltos a su ciudad, así como a los habitantes de Nippur, Borsippa y Sippar, sus antiguos privilegios
económicos y comerciales.
En el año 671 a.C. las tropas asirias consiguieron abrirse paso a través del desierto y penetrar en Egipto
apoderándose de Menfis.
Assurbanipal (668-627 a.C.) fue el último rey importante del imperio asirio. Durante los 16 primeros años de
su reinado la situación interior permaneció tranquila, mientras organizaba desde Nínive la conquista del resto
de Egipto, que resultó un fracaso.
La fragilidad del imperio quedó de manifiesto cuando su hermano, Samas-sumukin, rey de Babilonia, se
sublevó contra la autoridad de Asiria buscando la alianza de Egipto, las tribus árabes y los principados sirios y
los reyes de Elam. Babilonia fue asaltada y el hermano del rey de Asiria pereció al parecer durante el incendio
de la ciudad. Mientras tanto en Egipto Psamético consiguió sacudirse la tutela asiria creando un estado
egipcio independiente. Pero las dificultades, Assurbanipal no pudo restablecer la autoridad Asiria en el país
del Nilo y con trabajo logro únicamente mantener el control político sobre Siria y Fenicia.
La falta de documentos hace que el final del reinado de Assurbanipal se encuentre rodeado por la oscuridad.
Después de él, el imperio se desmorona, pero muchos de los males venían atrás. El imperio carecía de
unidad: muchas de sus partes no mantenían una sólida relación económica entre sí, la unidad lingüística se
había realizado a expensas del asirio y en favor del arameo y la activa política de deportaciones había
contribuido de manera importante a diluir en gran medida la etnia siria quebrando el espíritu de cohesión
nacional. La unidad del imperio descansaba básicamente en la persona del soberano a cuyo servicio estaban
todos obligados y a quien todos debían dar fe de su obediencia y lealtad mediante juramento.
Los últimos reyes asirios no consiguieron imponer su autoridad y se sucedieron en el trono a un ritmo casi
vertiginoso. Aprovechando la crisis dinástica, provocada al parecer en parte por el poder militar, Babilonia se
independiza definitivamente con Nabopolsar. Finalmente las fuerzas conjunta de los medos y babilonios se
pusieron fin al tambaleante edificio. Primero cayó Assur cuya destrucción conmociono toda Asiria, y
finalmente en el 612 a.C. las tropas de la confederación meda y el ejército babilonio y asediaban la capital,
Nínive, que tras un sitio de 3 meses fue tomada al asalto y saqueada. En el año 605 a.C. la resistencia asiria
se derrumbó definitivamente bajo el acoso de los conquistadores extranjeros. Asiria desaparecía así del
Historia dejando a Egipto y Babilonia frente a frente.

60
El Imperio neobabilonio. Concreción y permanencia de formas jurídicas,
políticas, religiosas, culturales y económicas.

Etapa neobabilónica: s. VII a.C.- 539 a.C.

Wagner:
La dinastía caldea en Babilonia y su dominio sobre Mesopotamia:
Aprovechando las crecientes dificultades de Asiria, Nabolasar, un caldeo que ya se había hecho proclamar
rey del País del Mar, ocupaba Babilonia en el 626 a.C. y a partir de entonces extendió su autoridad por los
restantes territorios del reino. Un pacto con los medos que amenazaban Asiria le ayudó a consolidar su poder,
y tras la caída de los últimos reductos de resistencia asirios, el nuevo rey se halló con que la mayor parte de
las tierras recorridas por los ríos Tigris y Éufrates estaban en sus manos. El caldeo supo mantener la
integridad de un Imperio en el que la autoridad de Asiria había sido remplazada por la de Babilonia. Envió a su
hijo, Nabucodonosor, a combatir en Siria contra las tropas del faraón egipcio.

La obra de Nabopolosar y Nabucodonosor. Avance sobre el Levante y deportaciones. Cultura y


sociedad:
Nabopolsar consiguió mantener la integridad de un imperio en el que la autoridad asiria había sido
reemplazada por la babilonia. Envió a su hizo Nabucodonosor II a combatir en Siria contra las tropas del
faraón Necao. El encuentro definitivo tuvo lugar en Karkemish en 605 a.C. y fue una victoria de las armas
babilónicas.
La obra de este estadista fue continuada por su hijo; Nabucodonosor II (604-562 a.C.) prosiguió la labor de
engrandecimiento de Babilonia iniciada por su padre, que había convertido de nuevo a la ciudad en la
metrópoli de toda Mesopotamia. Se consagró a restaurar los antiguos santuarios de Sippar y Larsa y veló por
el buen mantenimiento del complejo hidráulico. Su política estuvo dirigida fundamentalmente hacia Siria y
Palestina donde la agitación era endémica. Ello le llevó a enfrentarse con Egipto que promovía la sedición
contra su autoridad en la región. En el 597 a.C. Jerusalén caía en manos de los ejércitos de Nabucodonosor;
el templo fue saqueado y el rey, junto con los nobles y parte de la población, fueron deportados a Babilonia.
En 587 a.C. Jerusalén fue tomada de nuevo tras sufrir un asedio de casi dos años, nuevas deportaciones y la
anexión del reino de Judá zanjaron por parte de Babilonia el problema.
Pero la aparente grandeza ocultaba una realidad un tanto distinta. En 595 a.C. había estallado una revuelta
en Babilonia que tuvo que reprimir con las armas. Los ataques contra Egipto no tuvieron más consecuencia
que la de asegurar el equilibrio entre las dos potencias y los últimos años del reinado de Nabuconodosor se
reporten entre el temor hacia sus antiguos aliados, los medos, y hacia las conjeturas y entre el temor hacia
sus antiguos aliados, los medos, y hacia las conjeturas y desórdenes internos. A su muerte, su hijo, Awel-
Marduk (561-560) fue pronto eliminado por un general, Neriglisar, que se hizo con el poder.
La sociedad babilónica establecía la distinción entre personas libres y aquellas que se caracterizaban por
poseer un estatuto degradado. Dentro de la población libre se distingue una clase social superior integradas
por las llamadas “gente de bien” (mar bani) funcionarios, por lo general, de la administración civil y religiosa.
En las ciudades comerciantes y artesanos componían un grupo influyente, cuyo consejo (pukhru) poseía
cierta autonomía a escala municipal y estaba encargado de mantener reuniones ordinarias con los
responsables sacerdotales.
La población rural se dividía en pequeños propietarios, arrendatarios (ikkaru) de las propiedades
eclesiásticas, aparceros (erreshu) y jornaleros (sabe) que trabajaban para los otros colonos y propietarios.
Por último, se encontraban los esclavos. Deudores insolventes, niños que eran vendidos por sus padres,
extranjeros comprados por mercaderes y los prisioneros de guerra. Podían poseer bienes muebles e
inmuebles, promover acciones jurídicas, contraer deudas y efectuar préstamos, así como tener su propia
familia, incluso desposándose con una persona de condición libre, podían, sin embargo, ser comprados,
prestados, arrendados, dados en fianza o heredados por sus amos. La manumisión no era muy frecuente y
los esclavos conservaban todavía esa condición ambigua que los caracterizaba. Luego estaban los
prisioneros de guerra, que constituían caso aparte y no gozaban de estatuto jurídico alguno.
Más que entre libres y esclavos, la auténtica división se establecía entre una sociedad civil y otra clerical. Los
templos constituían mundos propios.
Los templos constituían un factor de primera índole en la economía del periodo neobabilónico. Sus
propiedades eran muy extensas y su riqueza provenía de donaciones privadas y públicas. La organización

61
económica de los templos, que se fundamentaba en la explotación agrícola, no difería mucho de la de los
palacios provinciales asirios: disponía de una base territorial semejante,
controlaba una parte considerable de los intercambios comerciales, disponía de talleres de manufacturación y
eran sede de un tribunal de justicia. La situación del estamento sacerdotal en Babilonia era equiparable a la
de la poderosa nobleza rural asiria.
Las tierras del templo, y puede ser que las de la Corona, se repartían en tres categorías: tierras cerealisticas,
palmerales, más resistentes a las condiciones de salinización del suelo procedente de irrigación, y tierras de
pasto.
Los babilonios fueron depositarios de la herencia cultural del mundo sumerio-acadio.

Desintegración del imperio en poder de los persas:


El reinado de Nabónido (555-539) marca la descomposición del Imperio babilónico fundado por los caldeos. El
sacerdocio de Marduk le retiró pronto su apoyo ante la predilección del monarca por el culto de Sin, divinidad
lunar originaria de Harran.
Por otra parte, la situación económica se deterioraba con rapidez,llegando a producirse hambrunas y
disturbios que afectaron a Nipur, Ur, Uruk, Larsa, Borsippa y la misma Babilonia. Con el fin de hacer frente a
la injerencia cada vez mas fuerte del poderoso clero de Marduk, Nabónido situó bajo su directa vigilancia el
funcionamiento económico de los señoríos sacerdotales. Los intendentes y apoderados de los templos debían
ahora rendir cuentas a los funcionarios adscriptos al poder central. Las tribus de medos y persas habían sido
unificadas por Ciro II, que había derrotado a su abuelo Astiages, rey de los medos.
Después de la victoria del persa frente al rey de Lidia. Creso, el Imperio de Babilonia se encontraba cercado
desde el Mediterráneo al Golfo Pérsico por las poderosas fuerzas de las poblaciones iranias. La única
retaguardia posible era Arabia, susceptible siempre de proporcionar levas importantes entre sus nómadas, y
este pudo ser uno de los motivos que impulsara a Nabónido a permanecer casi diez años en aquellas tierras
dejando el gobierno de Babilonia en manos del príncipe heredero que actuaba de corregente. Los puertos del
Golfo pérsico estaban en manos de los persas a quienes pertenecían ya todos los territorios situados en las
márgenes orientales del Tigris.
La amenaza persa se hacía cada vez más evidente y en el interior del país la oposición liderada por el clero
nacionalista de Marduk latía peligrosamente, contraria a la ideología universalista de Nabónido.
Habiendo regresado ya Nabonido desde Arabia, el ataque se produjo en el otoño del 539 a.C. y las tropas de
Ciro, al que se había sumado el gobernador rebelde de Gutium, un tal Gobrias, no hallaron apenas
resistencia. Después de una primera victoria en Opis, Sippar cayó sin combatir y al poco Ciro penetraba como
triunfador en Babilonia.

Características de este pueblo persa.

BABILONIA DESPUÉS DE LOS CALDEOS: UNA SATRAPÍA PERSA:

Los persas en Babilonia. Ciro II (538-530)


Tras caer el Imperio Neobabilónico a manos de Ciro II, Babilonia pasó a convertirse en una satrapía o
provincia del gran Imperio Persa. Con anterioridad, Babilonia había visto pasar muchas dinastías extranjeras y
había sabido asimilarlas. Ahora, nuevas fuerzas se hacían sentir en el Próximo Oriente, nuevas ideas religiosas
y políticas iban sustituyendo poco a poco las de la antigua Mesopotamia. También la sociedad estaba
cambiando, incluso el sistema de escritura cuneiforme, que durante tanto tiempo había sido una fuerza
unificadora, se veía suplantado por el alfabeto arameo (de 22 caracteres), aunque seguirá utilizándose sobre
todo en tratados religiosos y astronómicos (se conocen varios que datan del s.I dC). Aun así, los cambios
políticos habían afectado muy poco a la población, que vivía su vida al margen, conservando sus costumbres
religiosas y los dioses y prosperando la economía. Ciro II ofreció paz y amistad a todo el mundo y, como
acostumbraba su provechosa política, pidió el apoyo del dios local, Marduk, entre el júbilo de la población y
de la casta sacerdotal y se proclamó Rey de Babilonia el 539. Igualmente, aceptable para los babilonios fue la
nueva administración persa, que mantuvo a la mayoría de funcionarios locales. En las diversas provincias se
nombraron sátrapas. Para restringir su poder, el tesorero y el comandante de la guarnición de cada capital
eran los responsables ante el rey. Y cada año el inspector real hacía una visita.

62
Los herederos de Ciro II. Cambises y Darío I
Cambises II (529-522 aC) sucedió a su padre. Añadió Egipto al Imperio Persa. No obstante, en Babilonia hubo
una serie de golpes y revueltas locales, y dos personajes espurios reclamaron brevemente el trono como
herederos legítimos de los reyes caldeos. El orden fue establecido por el rey Darío I (521-486 aC), que
organizó el imperio en 20 satrapías, impuso un sistema de derecho único y creó un sistema de carreteras y
caminos. Construyó una nueva capital persa en Persépolis y un canal del Nilo al Mar Rojo. Al final de su
reinado, estallaron las guerras médicas y sufrieron la derrota de Maratón en 490 a.C. En Babilonia el
comercio y el intercambio seguían funcionando, aunque la economía era inestable. Darío I acostumbraba a
pasar el invierno en Babilonia y su hijo y heredero Jerjes I fue nombrado su representante en la ciudad.

Jerjes I
Jerjes I (485-465 aC) sucedió a su padre, fue elegido, entre otras causas, por el puesto e influencias y apoyos
que tenía en Babilonia. Dos nuevos usurpadores locales babilonios fueron proclamados reyes independientes
de Persia tras una serie de revueltas en 482 aC, pero un sitio de varios meses bastó para reducir la ciudad.
Jerjes I trató con severidad a los babilonios por haber apoyado la rebelión: la satrapía fue abolida e
incorporada a la de Asiria. Las grandes fincas fueron confiscadas y entregadas a los persas y en lo sucesivo
Babilonia tuvo que pagar impuestos enormes. Bajo su reinado tuvieron lugar las batallas de Salamina y las
Termópilas en 480 a.C. El 465 a.C. el prefecto de palacio, el eunuco Aspamitres/Mitridates y el comandante
de la guardia real Artaleano lo asesinaron junto con su hijo mayor Darío y el hijo menor Artajerjes subió al
trono.
Los últimos reyes aqueménidas en Babilonia. Artajerjes I (464-424)
Atajerjes I (464-424 aC) adoptó una actitud más comprensiva ante Babilonia, tratando de congraciarse con los
elementos rebeldes a Persia. Su reinado fue turbado por pocas revueltas. Las cargas fiscales de Babilonia eran
las más elevadas de todas las satrapías, teniendo como resultado una creciente escasez de plata y una gran
inflación.
Babilonia a la muerte de Artajerjes I. La Anábasis.
Jerjes II le sucedió en el trono por poco tiempo, tomando el mando Darío II (424-404 aC). El periodo que
siguió a su muerte se caracterizó por nuevas luchas e intrigas relacionadas con la sucesión en Babilonia, que
culminaron con el enfrentamiento de Ciro el Joven, y una fuerza de 13mil mercenarios griegos, con su
hermano mayor Atajerjes II (401-358 aC) en Cunaxa, no lejos de Babilonia. Historia explicada en la Anábasis
de Heródoto.

Los últimos reyes persas en Babilonia (404-331)


Artajerjes II Mnemón (401-358 a.C.) intentó de nuevo conquistar Grecia. Dictó a sus adversarios la Paz de
Antálcidas el 387 a.C. y con el pacto las colonias griegas de Asia Menor y Chipre volvían a ser de Persia.
Envenenada su esposa, intrigas cortesanas enfrentaros a sus tres hijos. El único superviviente tomó el
nombre de Artajerjes III (357-338 a.C.). Tras otra serie de intrigas palaciegas murió envenedado, al igual que
su hijo Arses (337-336 a.C.) subiendo al trono Darío III Codomano (335-331 a.C.). Al mismo tiempo aparece en
Macedonia un nuevo poder, que vencerá a Darío III Codomano (335-331 a.C.), con Alejandro Magno al frente,
comenzando la dominación macedonia del país.

BABILONIA DE LA DMINACIÓN DE ALEJANDRO MAGNO A ROMA


Alejandro fue muy bien recibido por los ciudadanos de Babilonia, a quienes compensó con la restauración de
Esagila. El nuevo rey decidió hacer de Babilonia su capital oriental. Antes de empezar su expedición a Arabia,
Alejandro cayó enfermo y murió a los 32 años. Babilonia, que había parecido a punto de recobrar su antigua
grandeza bajo el gobierno de Alejandro, sufriría ahora por culpa de las rencillas de sus sucesores. Los
conflictos entre los generales de Alejandro (díadocos) darán por resultado la creación de dos nuevos imperios
en la zona: los Ptolomeos en Egipto y los Seleúcidas en Asia Menor, cuya capital Seleucia heredará la
importancia de Babilonia. El 312 a.C. Seleuco se hizo con el control de la provincia asiática, volvió a Babilonia

63
y se apoderó de su ciudadela. Los sucesores de Seleucidas continuarán gobernando en Siria hasta que el
general romano Pompeyo creó la provincia romana de Asia en 64 aC.
V. El Antiguo Egipto

Realidad Geográfica y Etnográfica


La realidad geográfica, etnográfica y económica.

Kemp. B.: El antiguo Egipto:

La realidad geográfica v etnográfica:


La civilización dé Egipto se desarrolla en una de las áreas desérticas y áridas más grandes del mundo. Ello
tan solo fue posible gracias al río Nilo que atraviesa de sur a norte el desierto. En tiempos antiguos, Egipto
únicamente correspondía a los últimos 1 300 km de esta vía fluvial, A lo largo de la mayor parte de este curso,
el Nilo ha excavado una garganta ancha y profunda en la meseta desértica y luego ha depositado sobre su
suelo una gruesa capa de aluvión. proporcionando al valle su asombrosa fertilidad y ha transformado Egipto
en un país agrícola con una gran densidad de población. El valle del Nilo propiamente dicho termina en las
proximidades de El Cairo, capital de Egipto desde la invasión árabe del año 641 d.C. Hacia el norte. el río,
forma un delta ancho y llano donde el rio se divide en dos brazos el Damieta al este y el Roseta al oeste. Esta
división entre el valle y el delta da lugar a frontera administrativa natural. Los antiguos egipcios dieron un
nombre a cada zona y las trataron como si en algún momento hubieran constituido reinos independientes: Alto
Egipto para el valle y Bajo Egipto para el Delta.
El Alto Egipto presenta una división interna en las proximidades a Asiut Al norte, la rivera se ensancha y la
tierra esta regada no sólo por el curso principal del rio sino también por un afluente sinuoso que discurre junto
al primero, Debido a que tiene un carácter propio, se suele utilizar el término Medió Egipto para el valle al
norte de Asiut. Así mismo en el delta, sus habitantes distinguen entre un lado este y otro oeste. El primero es
el que da a la península del Sinai, el vital puente terrestre con Asia. Las tierras de labrantío del valle y el delta
muestran hoy en día un paisaje llano y uniforme de Campos intensamente cultivados, atravesado por los
canales de irrigación y sembrado de Ciudades y aldeas, y que presenta cada vez más signos de un rápido
crecimiento y modernización. La civilización finaliza visiblemente a lo largo de una clara línea _ Al este, la
meseta desértica que se eleva por encima del valle va alzándose gradualmente hasta formar la errada cadena
de colinas y montañas que bordea mar ROJO, mientras que al oeste se extiende un mar de grava y arenas
que llega hasta el océano Atlántico, a más de 5.500 Km. de distancia.
El Nilo recibe dos afluentes, el Nilo Azul y el Nilo Atbara que nacen en el alto y montañoso macizo etíope.
Estas tres estaciones constituían las principales divisiones del antiguo calendario egipcio: ajet (inundación),
peret (cosecha) y shemu (sequia). Era el ciclo natural ideal pero el Ingenio humano podía todavía hacer
mucho más para mejorarlo, y aunque se contó con diferentes técnicas, a la mentalidad egipcia le era ajena la
idea de utilizar la tierra fértil para cultivar productos con fines comerciales y obtener un beneficio vendiéndolos
a Otros países (como ha ocurrido en época moderna con el algodón y el azúcar). La población aumentaba
lentamente. La administración era de tipo elemental. (Kemp el antiguo Egipto, introducción). Si bien la
geografía no es el determinante único por el que a la diferenciación cultural se refiere, las características
geográficas pueden sujetarse a una descripción, que es prácticamente indiscutible, de tal manera que la
consideración de la singularidad geográfica de Egipto sugerirá algunos de los factores que intervienen en la
diferenciación con otras culturas. De todo el Cercano Oriente, en Egipto es donde más se nota el contraste
entre el desierto y las tierras de cultivo. El país es fundamentalmente seco, lo único que hace posible la vida
es el Nilo.
Las pequeñas comunidades agrícolas, no pasan los límites de los fértiles campos de arroz, algodón. trigo o
caña de azúcar. Actualmente, tal 'vez el 99.5% de la población vive en el 3.5% formando por la tierra
habitable, alcanzando el nivel de saturación. Por la finalidad de su suelo, Egipto sigue siendo un país
esencialmente agrícola. Las características de su población confinada y semiurbana, al combinarse hacen a
Egipto diferente de sus vecinos. Allí, donde hay una riqueza agrícola y donde las personas viven hacinadas,
se ha desarrollado desde un principio un refinamiento que se expresó intelectualmente en las tendencias
hacia el universalismo y el sincretismo. El egipcio aceptaba las innovaciones incorporándolas a su
pensamiento sin descartar lo antiguo y anacrónico. Creía que los extranjeros eran rústicos, "hombre",
significaba egipcios. Como estaba aislado de sus vecinos por el mar y por el desierto, creía que era posible
mantenerse en una actitud aislacionista que se le antojaba superior. Este aislacionismo o nacionalismo de los
egipcios era más bien asunto de geografía y de costumbre que de una teoría racional o una xenofobia
dogmática. La creencia de los antiguos egipcios de que su territorio era el único realmente importante, era

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fomentada por el conocimiento que tenían de que los otros países, con los que estaban en contacto directo,
no habían alcanzado un desarrollo cultural tan avanzado como el suyo. Creían vivir en el centro del mundo. A
pesar de haberse producido un sentimiento de separación, Egipto no se encontraba verdaderamente aislado,
tuvo un desarrollo intelectual que comprendía una mezcla de diversos elementos. Como toda sociedad, Egipto
es el resultado de una fusión de elementos que provienen de diversos lugares. Y así se lo considera original.
Los egipcios conforman una etnia, con una lengua, una "raza", y una forma de ver y relacionarse con el -
universo, muy particulares y diferentes de otros pueblos que se hayan desarrollado cerca del mismo.
Volviendo a la geografía de Egipto, y en cuanto a la defensa, el Nilo corta la parte norte de África, pasando
por cinco cataratas labradas en roca, desembocando en el mediterráneo. Estas cataratas forman una barrera
natural que defiende a Egipto de los pueblos camíticos y negros del sur, de una manera tan efectiva como los
desiertos y el mar respecto a los libios y a los pueblos semíticos del norte, el occidente y el oriente.
El nacimiento del día, lo mismo que el tránsito y el ocaso del sol, constituían elementos dominantes de la vida
y del pensamiento de los egipcios. El egipcio aborrecía la oscuridad y el frío, elementos relacionados con la
muerte. Aunque no pudiera competir con la posición ocupada por el sol, el Nilo también era considerado una
fuente de vida y tenía su ciclo anual de nacimiento y muerte en correspondencia con el surgimiento y
desaparición diarias del sol. De ambos milagros deducían los egipcios la certeza de que Egipto era el centro
del universo y de que la vida renovada acaba siempre por vencer a la muerte. Si embargo el egipcio tenía
bien arraigada la idea de que para que estos ciclos se cumplieran era necesario el esfuerzo colectivo. Egipto
es rico, pero no prodigo. Es cierto que el sol y el Nilo se combinan para producir la renovación de la vida, pero
ésta solo se logra a costa de una reñida batalla contra la muerte. El sol en demasía es perjudicial para la vida
y, cuando el nivel del Nilo se eleva demasiado destruye los canales, las represas y las propias habitaciones
de los pobladores, en cambio cuando su nivel es excepcionalmente bajo trae consigo el hambre.

Padró. El antiguo Egipto.


La configuración geográfica y los fenómenos de la naturaleza y el universo generan una actitud mental frente
a ellos y la diferencia de otras culturas de la época. Es necesario poner atención en las características
geográficas para comprender ciertos rasgos del pensamiento egipcio.

1. Contraste muy marcado entre el desierto y las tierras de cultivo.


Nilo El país es fundamentalmente seco por lo que la única región que permite la existencia de tierras
de cultivo es la inmediatamente surcada por el Nilo, siendo el resto casi completamente desértico. El
Nilo es lo que permite una vida de pequeñas comunidades agrícolas reducidas en sí mismas que no
quieren pasar los límites de la tierra fértil, límites dentro de los cuales se mantenía una población
confinada y semiurbana al punto de la saturación. Cultivan arroz, trigo y caña de azúcar y producen
grandes excedentes agrícolas, y sigue siendo hasta el día de hoy un país esencialmente agrícola,
cualidad que probablemente ya era en el antiguo Egipto como lo es actualmente. Las condiciones de
confinación y hacinamiento lo diferencian de sus vecinos y junto a su riqueza agrícola le permitieron a
Egipto una riqueza intelectual que hacía tolerar la divergencia de concepciones y asimilar conceptos
contradictorios, universalismo y sincretismo (en “el pensamiento pre filosófico” Frankfort habla de un
sincretismo, pero en “La religión del antiguo Egipto utiliza conceptos diferentes).

2. Aislamiento geográfico.
Egipto se hallaba rodeado por los desiertos líbico y Arábigo, el mar Mediterráneo al norte, cadenas
montañosas en este y oeste y al sur cinco cataratas que surcaban el Nilo. Esto generaba un aislamiento
geográfico teniendo en cuenta además que los pueblos que se encontraban en las cercanías de Egipto tenían
un desenvolvimiento cultural inferior, mientras que aquellos pueblos que podían haber tenido nivel cultural se
hallaban en regiones muy distantes como ser Mesopotamia o Anatolia (Babilonia e hititas). Es por esto que
pese a que la civilización egipcia tiene una alta tolerancia religiosa y una tendencia a aceptar nuevas
concepciones, aunque se contrapongan con las más antiguas sin descartarlas, esta tolerancia no se aplicaba
a los extranjeros. De hecho, los extranjeros no eran considerados como “hombres”: la palabra hombre se
usaba solo para las personas que habitaban Egipto. Este aislacionismo es estrictamente geográfico y no
existe ninguna teoría racial, de hecho, si un extranjero aprendía el idioma y las costumbres podían ser
aceptados.

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3. El Sol y el Nilo.
El ciclo de nacimiento del sol y su tránsito al ocaso es un aspecto que cobra importancia especial en el
pensamiento egipcio. En un país extremadamente, donde no existe vegetación boscosa el sol se manifiesta
plenamente sobre la región y los egipcios lo comprenden como su fuente de vida. El dios sol era considerado
el dios supremo y dios creador. Paralelamente el Nilo era considerado una fuente de vida, y al igual que el sol
tenía su ciclo de vida y muerte. En el momento en que esta más seco comienza a crecer durante todo el
verano y al salir de su cauce quedando las tierras cubiertas por el limo y aparecen pequeñas protuberancias
de tierra renovada. Estos dos rasgos (renacimiento diario del sol y anual del Nilo) son una expresión para los
egipcios del triunfo de la vida sobre la muerte, sin embargo, es un triunfo incompleto que se logra solo con el
esfuerzo de la lucha contra la muerte: el rio acarrea la fertilidad, pero a la vez puede ser incontrolable e
imprevisible. El triunfo debía conseguirse con esfuerzo. Al mismo tiempo lo que pasaba en Egipto era la regla
general para todo lo que pasaba en el resto del mundo (Ejemplos: Rio Nilo corre hacia el norte, explicación
para las lluvias de los otros países. Egipto es una planicie y por lo tanto una zona montañosa y boscosa era
considerada un sitio lúgubre donde el sol no se veía. Los extranjeros también eran considerados personas
muy extrañas, los que vivían en las montañas).

4. Uniformidad del paisaje- Simetría.


Esta el Nilo en el centro del territorio y a ambos márgenes hay dos cadenas montañosas que son las fronteras
de Egipto. El desierto también se extiende a ambos lados y cualquier cosa que sobresalga del paisaje
uniforme era considerada una fuerza con la que se tenía una relación de tu, podían personificar a los
fenómenos (arboles, animales del desierto, un cielo arriba y un cielo abajo, etc.). Al mismo tiempo, los
egipcios tenían una concepción muy agudizada del equilibrio y la simetría, cada dios tenía una contraparte,
aunque no tenga una función específica, en el arte y la literatura también se expresaba esta simetría. Esta
concepción del equilibrio parece contradictoria con la tendencia egipcia a incorporar ideas que pueden resultar
incongruentes, no tenían sensibilidad a la incongruencia y siempre estaban dispuestos a generar el equilibrio
entre estas ideas.

Introducción de Kemp. B. El antiguo Egipto:

Surge también el tabú, que cumple la función de preceptos, que garantizan la libertad del hombre de actuar.
Son manejados por los sacerdotes o reyes
Un ser nombra los objetos y hace que sean particulares. La acción verbal tiene de creación. La mentalidad
egipcia pone de relieve la idea de la búsqueda de un orden. Mas no tiene miedo al caos, a la crisis, al
desorden. El egipcio, es un pueblo optimista. Tienen la seguridad de que el orden siempre se impone, hay una
vida en el más allá, el bien triunfa sobre el mal, el día sigue a la noche.
Incluso el faraón muerto va a Osiris y ayuda a su hijo, el faraón en vida (monarquía dual).
El egipcio concibe al tiempo de forma cíclica. La idea de un ciclo de la vida que se cumple en todos los
órdenes es la base que da la seguridad de que el orden se reestablecerá. Ya hablamos de la fuerza creadora
del verbo, el faraón es un pequeño demiurgo diario que activa el mito, su poder reside en la palabra, nombrar
le lleva a crear. La palabra da vida, el mundo se hizo a través del verbo creador, la palabra del faraón es ley.
El faraón crea por la imagen, que posee valor en sí misma. Es el único ser con poderes sobrenaturales en
vida.
Todos compartimos, al igual que en el pasado, una conciencia común y un sustrato de conductas
inconscientes. Nos seguimos enfrentando a la misma experiencia básica que en el pasado: la de ser un
individuo, con una importancia sin igual, que contempla un mundo que se aleja de la esfera de la vida
cotidiana y abarca una sociedad más amplia, con una cultura y con unas instituciones en común, y unas
sociedades más distantes, "extranjeras", que quedan fuera de la propia, todo ello enmarcado en el contexto
de la tierra y los cielos, y de las fuerzas de la suerte, la fortuna, el destino, la voluntad de seres sobrenaturales
y ahora, en la edad moderna, de las fuerzas inmutables de las leyes científicas, Vivimos y conservamos la
cordura gracias a la manera o en que nuestra mente, de entre el incesante raudal de experiencias que se
agolpan a nuestro alrededor y fluyen ante nosotros desde que nacemos hasta que morimos, selecciona
algunas de ellas y nos las estructura en pautas.
La cultura empieza siendo una terapia mental que impide que la información que recogen nuestros sentidos
acabe por abrumarnos, y que clasifica algunos elementos como importantes y a otros como triviales. A través
de ella damos sentido al mundo. La capacidad de salvar las barreras culturales es una clara demostración de
que la conciencia humana posee, en el fondo, la misma naturaleza. La dificultad principal que encierra el

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estudio del antiguo pensamiento egipcio es, pues, debida a las circunstancias. En cuanto a proceso vivo, hace
ya tiempo que fue aniquilado por sucesivos cambios culturales de gran magnitud —la incorporación de Egipto
al mundo helenístico, la conversión al cristianismo y la llegada del islam-, que condujeron a la casi total
perdida o de su literatura. No se puede recrear el pensamiento egipcio como si fuera un sistema intelectual
vivo. En el sur y sureste de Asia, el “Oriente” propiamente dicho, al haber una continuidad de base, los
cambios progresivos han ocupado el lugar de los sistemas intelectuales que, aunque tenían sus raíces en el
pasado, han evolucionado hasta convertirse en elementos importantes del mundo moderno. El judaísmo y el
cristianismo han hecho lo mismo, pero ambos formar. parte de la cultura occidental. No nos parecen raros a
pesar de que tuvieron su origen en un grupo de países vecinos del antiguo Egipto. Así que podemos entrar y
salir, por decirlo de algún modo, de sus procesos mentales sin ser plenamente conscientes de lo que tienen
de extraños, y que el lenguaje y las imágenes que utilizan forman parte del proceso por el cual los
occidentales, desde que nacemos. clasificamos la realidad
Los egipcios podían establecer, como todavía podemos nosotros divertidas asociaciones mentales. A veces
surgían de un parecido ocasional entre los términos, los juegos de palabras, hasta el punto de que ahora nos
es posible decir que sus ideas religiosas estaban construidas en torno al juego lingüístico_ Pero les atribuían
una escala muy diferente de valores. Para ellos estas también eran retazos de unas verdades más profundas.
Los antiguos egipcios se interesaron enormemente por el concepto del universo entendido como equilibrio
entre dos fuerzas contrarias: la una encaminada al orden y la otra al desorden.
Cuando rechazamos el lenguaje escrito y simbólico de los antiguos mitos porque carece de validez racional,
no deberíamos ir demasiado de prisa y descartar al mismo tiempo las ideas y las subyacentes. También ellas
pueden formas parte de un pensamiento primario y universal.

universal. La pervivencia en la mentalidad moderna de las mismas vías un de pensamiento raciocinio que
disponían los antiguos nos proporciona parte del bagaje intelectual con el que podemos dar sentido al pasado.
Para comprender la cultura, la nuestra y la de los demás, hemos de entender algo sobre la mente humana. La
cultura es la manifestación de cada una de las formas locales y concretas en la mente estructura el mundo de
la vida personal y el que sale fuera de aquella. En la práctica, los dos elementos de este mundo más amplio,
la sociedad tangible y la estructuración intelectual, se entremezclan continuamente. Por tanto, las normas de
la sociedad suelen reflejar o estar reforzadas por una serie de ideas codificadas, una "ideología". Han existido
tantas culturas como seres humanos. Pero un elemento fundamental del pensamiento primario es que se
quiere formar parte de grupo mayor con una identidad propia basada en el idioma, la religión, la ciudadanía,
los gremios, las asociaciones municipales, la subyugación compartida o la noción de pertenencia a un Estado.
Las personas creativas refuerzan los lazos de identidad por medio de los mitos y los símbolos y son quienes
elaboran las ideologías.

La visión egipcia de pasado:


Para el egipcio el pasado era un modelo de orden: Era muy respetado e incluso se desarrolló un culto a los
ancestros. Honrar el nombre de los antepasados reales era una costumbre antigua, buscaban en esto, una
continuidad monárquica que -pudiera trascender los avatares políticos la sucesión dinástica. Los antiguos
egipcios poseían numerosos documentos y archivos de los reinados de los faraones, e incluso, en la lista de
Turín y anterior al gobierno de Menes (considerado el primer faraón), habían establecido el reinado de unos
espíritus, y antes a estos encabezando la compilación, se encontraba una lista de divinidades. La continuidad
pacifica de la monarquía era la principal imagen que proyectaba el pasado. Se le daba gran relieve a la idea
de que la responsabilidad de reestablecer el orden y culminar con el caos recaía exclusivamente sobre el
faraón. Incluso la existencia de periodos de desorden e injusticia servía de advertencia y acreditaban el papel
del rey como mantenedor del orden y la justicia.

Fundamentos del poder.

La formación de un Estado: Un modelo del Antiguo Egipto

La ideología aparece con el Estado: un conjunto de ideas que complementan a la entidad apolítica. En el caso
de Egipto resulta difícil imaginar cómo se formó el Estado ya que ocurrió en la ausencia de algunos de los
factores más obvios como por ejemplo el hecho de que era una tierra pequeña con abundancia de recursos
naturales, por lo que resulta difícil imaginar una competencia por los recursos o una fuerte importancia por el

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comercio; tampoco existía una amenaza de agresión externa. ¿En muchas ocasiones parece como si la
dinámica del desarrollo de un estado? fuera inherente a la circunstancia misma de una agricultura sedentaria.
El factor esencial es psicológico: una ocupación de carácter permanente y trabajar siempre la misma tierra
crean un fuerte sentido de los derechos territoriales que, al final se expresa en términos místicos y simbólicos.
Estos, generan un peculiar sentimiento de confianza en sí mismo dentro de la comunidad en cuestión. Su
legado al mundo actual es la palabra mágica —soberanía"
La combinación de ambición y sentido místico de la identidad hizo que los individuos y las comunidades
entraran en una situación de posible competencia y cambió, de una vez para siempre, la naturaleza de la
sociedad. A partir de unas agrupaciones de agricultores en las que no había jefes, surgieron unas
comunidades en las que unos cuantos lideres dirigían a la mayoría. La gente de hoy, que vive en sociedades
caracterizadas por grandes desigualdades, da por supuesto este vivo deseo de competir. En cambio, los
pueblos primitivos, cuya existencia transcurrió durante miles de años en grupos pequeños, aislados e
igualitarios, no estaban sometidos a esta presión. Parece que esta propensión a competir y por tanto a
perturbar el equilibrio, es inherente a aquellas sociedades que se establecen en un lugar y fundan una
economía de base agrícola. La relación estable personal que se entabla con un pedazo de tierra cambia las
ideas: no sólo por el obvio deseo de proteger la propiedad, sino también porque estimula creación de un
conjunto de mitos territoriales.

Introducción de Frankfort: reyes y dioses

Las bases ideológicas:

a) La tradición local:

De aquel, primer período, previo a la aparición de la escritura hay dos indicadores que nos informan de
cuando el proceso de formación del Estado ya estaba en marcha. Uno es el proceso de urbanización. El otro
es la aparición de las recompensas que se traslucen en un consumo y una ostentación llamativos, a quienes
triunfan en esta interacción' competitiva. En Egipto ello implica unas tumbas con ajuares más ricos para una
minoría, junto con indicios del surgimiento de una ideología de poder. Nagada y Hieracómpolis, los
yacimientos del Alto Egipto, ejemplifican ambos aspectos.
La verdadera expansión del urbanísimo en Egipto se caracteriza por el paso de asentamientos extensos y con
una ocupación dispersa a ciudades rodeadas por murallas ladrillo y con una densidad de población mucho
más elevada. La aldea actual de Nagada fue un importan centro de culto a Set Si combinamos esto a su
imagen arqueológica contamos con una base bastante sólida para afirmar que, en algún momento a finales
del predinástico, Nagada fue la capital, de una jefatura o de un pequeño estado.
El origen histórico del culto a Horus es más complejo. Aparte de su vinculación con la monarquía, Horus (y en
su menor cuantía su homóloga Hathor) fue, en época histórica un dios con gran inmanencia, a quien se le
podía reconocer en manifestaciones locales concretas. Por tanto, dos grandes núcleos predinásticos en el
Alto Egipto (Nagada e Hieracómpolis), con indicios de haber sido capitales de jefaturas o de estados
pequeños y que conforme los testimonios, reivindican una asociación con los dos dioses que acabarían
simbolizando la unificación de la monarquía. Resulta ingenuo equiparar cultura material y su nivel" con la
complejidad social y política. Hemos de aceptar que, hacia finales del predinástico, ya se habría producido
cierto grado de centralización social y política en el delta y que las gentes del norte, como las de todas partes,
independientemente de sus estilos de vida en términos materiales, tenían un conjunto bien elaborado de mitos
y tradiciones sociales estrechamente ligados a unas reivindicaciones territoriales. Según parece, en el norte
se desarrolló un sistema de vida sedentario y agrícola al menos tan pronto como en el sur. También allí
debieron entrar en juego los mismos procesos competitivos, y solo en los estadios finales del desequilibrio
saldrían perdiendo. Los datos arqueológicos señalan la existencia de una acusadísima disparidad del ritmo de
desarrollo hacia una centralización en las etapas finales de su prehistoria. En el sur, y a partir de una
expansión local surgió un estado, o lo más probable, un grupo de ellos, siempre en torno a un amplio núcleo
de población; sobrevivieron los conflictos entre ellos, les siguió una mayor expansión de la dominación política
y material hasta que, antes de iniciarse la dinastía I, se había logrado cieno grado de unidad en el norte y en
el sur. En la última fase del proceso, de la que formaron parte las guerras intestinas, está clarísimo que el
centro de esta actividad era Hieracómpolis, la capital de la más destacada de aquellas ciudades-estado
incipientes.

b) la contención del desorden:

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A partir de la experiencia de desorden y luchas de un anterior equilibrio hecho añicos, surgió la percepción de
un mundo en conflicto, real o potencial el caos y el orden. Este iba a ser un tema de interés intelectual durante
el resto de la historia egipcia, igual que lo fue la idea de que se podía contener (aunque no derrotar de manera
definitiva) el desorden y la falta de autoridad gracias al gobierno de los monarcas y la presencia divina de una
fuerza se manifestaba en el poder del sol. La concepción intelectual de la naturaleza del universo coincidía
con la estructura del poder político. El acto de equilibrio cósmico no era de por si suficiente. La sociedad
egipcia del periodo Dinástico estaba muy jerarquizada. La armonía dentro del Estado emanaba de una sola
fuente, el monarca, y por medio de funcionarios leales llegaba hasta el pueblo. El rey representaba el papel de
supremo mantenedor del orden, que abarcaba no solo la responsabilidad de la justicia y la piedad sino
también la conquista del desorden. Set pasó a ser el perdedor y el antagonista de Horus. Sin embargo,
también set acepta el juicio divino en su contra. Conserva el poder para ser una fuerza reconciliada dentro del
equilibrio ideal de la armonía.

El Oriente Próximo antiguo consideraba la realeza como la base misma de la civilización; sólo los salvajes
podrían vivir sin un rey. La seguridad, la paz y la justicia no podían prevalecer sin un gobernante que los
defendiera. Los antiguos experimentaban la vida humana como parte de una amplia red de conexiones que
llegaba más allá de las comunidades locales y nacionales hasta las profundidades ocultas de la naturaleza y
de los poderes que gobiernan la naturaleza. Egipto reflejaba el ritmo natural de las estacione a lo largo del
año oficial. Había festivales anuales en con la crecida del Nilo y al término de la inundación, con la
resurrección de Osiris y la terminación de la cosecha. En Egipto los festivales facilitaban la ocasión de
reafirmar que todo se consideraba el universo como algo esencialmente estático y se mantenía que había un
orden cósmico establecido de una vez y para siempre en el periodo de la creación- Este orden podría ser
trastocado en ocasiones, aunque las fuerzas del caos no eran nunca aniquiladas sino simplemente
dominadas, y las rebeliones contra el orden establecido no pasaban de ser meras ondas que rizaban la
superficie. El sentimiento de inseguridad, de la fragilidad humana, no se encuentra en Egipto.
Egipto, de acuerdo con su interpretación estática del cosmos, pensaba que la vida era eterna y,
paradójicamente, negaba la realidad de la muerte. El cuerpo dejaba de funcionar, pero el hombre sobrevivía,
viva en la tumba como un pájaro, pero podía visitar el Valle del Nilo cuando quisiera. O se convertía en una de
las estrellas circumpolares que nunca se ponen, u obligaba a ciertos espíritus que hicieran una escalera para
que el pudiera subir a los cielos. A pesar de estas creencias, un “alma” no podía ser abstraída del cuerpo„ De
ahí el desarrollo tan rico de la escultura egipcia, de ahí la momificación; de ahí también el hecho de equiparar
la tumba con las cosas necesarias para la vida cotidiana. El Faraón no era un mortal, sino un dios. Este era el
concepto fundamental de la realeza egipcia; que el Faraón era de esencia divina, un dios encarnado; y esta
se puede rastrear hasta donde nos llevan los textos y los símbolos. La comunidad Se había liberado del
miedo y de la incertidumbre al considerar a su gobernante un dios; sacrificó toda la libertad en aras de una
integración inmutable de sociedad y naturaleza. El faraón no actúa arbitrariamente; sino que mantiene un
orden establecido (del que la justicia es un elemento esencial).

La fundación de realeza
El concepto de la dignidad-Real surgió en Egipto al final del periodo predinástico, los egipcios reconocieron a
un primer rey de la primera dinastía: Menes. Sus predecesores fueron los “Espíritus semidivinos". La
autoridad monárquica fue una institución de desarrollo paralelo al del universo, ya que el creador asumió
desde el principio el papel de rey de su creación. La aparición la autoridad faraónica coincide con una serie de
fenómenos que no tienen precedente alguno. El de la primera dinastía viene acompañado por la trascendental
introducción de la escritura, por el avance tecnológico, por los nuevos modos de expresión monumental. La
unificación política del país representaba un elemento mucho más complejo de lo que normalmente se admite.
No fue solo una solución practica a un problema de organización, la monarquía dual de Menes, el reino del
Alto Y Bajo Egipto, mantuvo siempre un significado simbólico, lo cual explica su permanencia, su poder como
fuerza cultural y también el que en la antigüedad se le valorase como una ruptura total del pasado
Es indudable que todos los habitantes prehistóricos del valle del Nilo, tuvieron una cultura espiritual común
que guardaba un paralelismo con la homogeneidad de los restos físicos y arqueológicos. Podemos reconocer
algunos rasgos de esta herencia común en ciertas ideas que prevalecieron por todo el país a través de los
tiempos. La unidad básica de todos los egipcios fue probablemente uno de los factores que contribuyo al
súbito florecimiento de la cultura bajo la primera Dinastía, Las diferencias que hubieran podido impedir la
unificación no calaron muy hondo en la estructura de la cultura egipcia. El asentamiento vigoriza los
particularismos: pequeñas diferencias de origen antiguo se hacen más pronunciados: las condiciones
especiales, las peculiaridades de los jefes o de los sacerdotes locales, las experiencias religiosas o de otro

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orden que afectaban a algunas comunidades, pero no a todas, hacen surgir estos cultos y costumbres locales.
Dentro del conglomerado de pequeñas comunidades pueden originarse unidades políticas' más amplias, que
por ejemplo, al enfrentarse a un ataque hostil, se unen constituyendo algo semejante a una pequeña nación.
Las paletas votivas prueban la existencia de "Confederaciones libres", anteriores al rey Menes.
Aparentemente tuvo como antecesora un rey del Alto Egipto, "Escorpión", que fue un conquistador y dedicó
ofrendas votivas al templo de Horus de Neyen Hieracómpoiis, como hiciera Menes, no hay duda de que la
unificación final del país bajo Menes siguió a un periodo de inquietud. Está claro que Menes concluyo una
tarea en la que ya habían estado empeñados unos o más de sus antecesores. Pero su hazaña fue distinta de
la de estos porque la obra perduró.
Evidentemente, la monarquía no se creó en un vacío, y la unificación del país puede considerarse como un
proceso que se extendió a lo largo de varias generaciones. La tradición al atribuir el cambio decisivo al
nombre de Menes, proclamó que el advenimiento de la Primera Dinastía marcó un momento crucial en la
existencia de la nación. Se puede decir que la realeza cuanto en concepto determinante mantenido como
fuerza viva en toda la historia del país (o al menos hasta el final del segundo milenio ac), no existió antes de
Menes. Una vez terminada la conquista, fue posible ver unificación de Egipto no como un resultado efímero
de ambiciones conflictivas, sino como la revelación de un orden predestinados. Y así es como se consideró la
monarquía en toda la historia egipcia. Se daba pleno asentimiento a la realización de Menes; el país unificado
bajo un solo monarca no era una alternativa frente a unas formas de país más descentralizadas: era la única
forma admisible.
Menes, al proclamarse gobernante absoluto, había cumplido con uno de los requisitos para conseguir la
sanción que el poder requiere para elevarse por encima de la vicisitud histórica. _ Cumplió el segundo
requisito para la sublimación de su soberanía cuando le dio una forma que armonizaba tan perfectamente con
la mentalidad egipcia como para parecer a la vez sublime y perenne. Esta forma fue la monarquía dual, la
soberanía del Alto y el Bajo Egipto, unas en la persona única del gobernante. Esta concepción extraordinaria
dio expresión política a la tendencia egipcia, tan profundamente arraigada, de entender el mundo como un
conjunto de dualidades contrapesadas en un equilibrio inalterable. Las formas duales de la monarquía egipcia
fueron el resultado de acontecimientos históricos; representaban la idea egipcia característica de pensar
fundamentalmente egipcio cuando definió su soberanía sobre las tierras vencidas y unificadas del Nilo como
"una monarquía del Alto y Bajo Egipto". Un estado concebido dualmente tuvo que parecer a los egipcios la
manifestación del orden de la creación en la sociedad humana, y no el producto de una constelación temporal
de poder. En esto es en lo que la victoria de Menes se distingue de cualquier otra realizada por reyes
anteriores, como Escorpión.
Es importante darse cuenta de que la monarquía dual no tuvo una base histórica. (agregar lo de Horus y Set).
Pero esta unión de los dioses contrasta extrañamente con su relación mitológica. En los textos religiosos
Horus y Set forman una dualidad también, pero el vínculo entre ellos consiste en una hostilidad imperecedera.
Es corriente trasladar el antagonismo entre los dos dioses desde la esfera de la cosmología, a la que
pertenece, a la de la política, postulando un antiguo conflicto entre el Alto Egipto (Set) y el Egipto (Horus).

La autoridad del rey:


Nuestro conocimiento de la realeza en Egipto es muy vago. Pero parece que el predicativo "dios" que sigue al
título de Faraón sin duda encuadra su correlación en Su poder absoluto sobre el territorio de Egipto y sus
habitantes. “La justicia esta encarnada en el dios que gobierna al estado; el respeta la tradición y los
privilegios de las clases y de las regiones, pero siempre que él apruebe su legitimidad: en principio no hay ni
justicia ni ley autónoma fuera de la corona"
Esto no quiere decir que de por hecho que el Faraón actúe a arbitrariamente, ya que el rey vive con la
obligación de mantener la Matt, "orden justo". El rey en la soledad de su divinidad tiene una inmensa
responsabilidad. La teología menfita se basaba en la idea de que todo gobernante estaba dotado de hu:
"expresión autoritaria" y Sia: "percepción “o "entendimiento" Puesto que es la voluntad del rey divino la que
se lleva a cabo, él tiene que ser responsable de ese estado sin ley del país, aunque los instrumentos del
orden- la Prolación Imperativa, el Entendimiento y la Verdad- estén con él. Por lo tanto, aunque se le hace
responsable al rey, la comunidad no puede actuar contra él, porque es divino. Aquellos a quienes se les
delegaba algunas formas de poder, compartían. en cierta medida la esencia misteriosa que diferenciaba al rey
de todos los demás hombres. Se ha dicho que los gobernantes colocaban a miembros de su familia en
puestos como medida de seguridad. El poder del rey sobre sus súbditos no acababa con la muerte, y
debemos recordar que este poder no era una experiencia tiránica soportada de mala gana, sino una relación
que determinaba la función y el lugar de cada súbdito en el mundo. Es razonable considerar la coherencia de
corte rey después de la muerte como algo basado en una profunda y duradera relación con el monarca.

70
La Cosmovisión egipcia y su influencia en la sociedad, la concepción política y la ley.

Frankfort: pensamiento prefilosófico

Cosmología:
Los egipcios concebían la tierra como una plancha plana con los bordes ondulados. El interior de la plancha
era la planicie aluvial de Egipto, y los bordes ondulados constituían la cadena montañosa en que se
asentaban los países extranjeros. Esta plancha flotaba sobre el agua. Abajo se hallaban las aguas del
abismo, en las que descansaba la plancha, y que los egipcios denominaban “Nun". Así, Nun eran las aguas
del mundo interior y, conforme a un concepto de continuidad, eran las aguas primitivas, de las que había
surgido la vida. De esta agua del mundo Inferior todavía seguía emanando la vida, ya que el sol renacía todos
los días de Nun. y el Nilo fluía de las cavernas alimentadas por Nun. Además de ser las aguas del mundo
inferior, Nun era también las aguas que circundaban al mundo. De esta manera se pone en claro que el sol,
después de su travesía nocturna por debajo del mundo, debía renacer más allá del horizonte, en el oriente, de
las aguas circundantes, tal como todos los dioses habían surgido originalmente de Num Encima de la tierra se
encontraba comba invertida del cielo, y respondiendo a la idea de simetría, existía un cielo opuesto que servia
de frontera con el mundo inferior, Naunet. Este era el universo en el cual se movían los hombres, dioses y los
astros. Cuatro columnas apoyadas sobre la tierra soportaban el peso del Cielo, El número cuatro parece
indicar que estaban ubicados en los cuatro puntos cardinales Entre el cielo y la tierra se encontraba Shu, el
dios aire cuya función consistía en pararse firmemente sobre la tierra para aguantar el peso del cielo. -El cielo
estaba representado a veces diosa cielo Nut. Se la representaba inclinada sobre la tierra, tocando el suelo
con los dedos de los pies y las manos, en tanto que el sol, la luna y las estrellas ornaban su cuerpo. Las
estrellas tenían gran importancia para el cómputo del tiempo y dos o tres constelaciones eran consideradas
deidades. Se vinculaban Con el triunfo sobre la muerte. Dat ocupa el mundo inferior. Así el muerto debía
compartir la promesa de la vida perenne trasladándose a la proximidad del sol para participar en su destino.
Dentro del cuadro del universo Dat debe ocupar el espacio comprendido entre la tierra y el cielo opuesto como
dominio de los muertos inmortales.

Cosmogonía
En los tiempos primitivos, el dios sol tenía su propia familia de dioses que, a la vez constituían el supremo
consejo de los dioses. Tenía su sede en el templo del sol en Heliópolis formaba la Eneada, "los nueve" y
comprendía a las cuatro parejas presididas por su común antecesor. Esta Eneada o nueve puede
contrastarse con "los ocho": Nun, las aguas primordiales y su consorte Nunet, que después vino a ser el cielo
opuesto; Huh, la extensión ilimitada de lo informe primordial, y su consorte Hauhet; Kuk, las tinieblas y su
consorte, Kauket; y Amun, Amón, “lo recondito”, que representa la intangibilidad y la imperceptibilidad del
caos, con su consorte Amaunet. La diferencia residía en que éstos comprendían los elementos del desorden
cósmico, mientras que los nueve solo incluían los pasos progresivos hacia el establecimiento del desorden
cósmico: el aire y la humedad, la tierra y el cielo y los seres terrestres.
El dios sol Atum se creó a si mismo posado en la colina primitiva, "llegó a ser él mismo", según lo expresaron
los egipcios. Su nombre Atum significa todo y a la vez nada Nombro a las parles de su cuerpo y surgieron los
otros dioses. El nombre imparte individualidad y poder. Pronunciar un nombre es un acto de creación. En los
textos de las pirámides, en una inscripcion que se dirige a Atum dice: "Estornudaste y se formó Shu, escupiste
y se formó Tefnut. Y colocaste tus brazos alrededor de ellos como los brazos de un Ka porque tu Ka estaba
en ellos". De la pareja
"de Shu Y Tethut, el aire y la humedad, nacieron la tierra y el cielo, el dios tierra Geb y la diosa
cielo Nut. Entonces Geb y Nut engendraron dos parejas de gemelos, el dios Osiris y su consorte Isis y el dios
Set y su consorte Nephthys. No existe ninguna expiación de la creación del hombre a no ser de modo alusivo.

Teología menfita:
Se traslada la capital de Heliópolis, ciudad de Ra y Ra-Atum, a Menfis, ciudad del dios Ptah. La explicación
filosófica cuenta que pensamiento vino al corazón de un dios y la pronunciación de su mandato hizo que este
pensamiento se transformara en realidad. La teología menfita se apoya en la experiencia humana. La
autoridad de un gobernante para crear por mandato. Hu expresión autoritaria, y Sia, percepción eran atributos
que la autoridad de gobernar traía consigo.
La eneada de Atum fue engendrada de su simiente y por sus dedos; pero la eneada de Ptah son los dientes y
los labios en esta boca que pronunció el nombre de todas las cosas. y así engendro a Shu y a Tefnut. El
pasaje que nos interesa particularmente en el texto, comienza por equiparar a aptah con Nun, las aguas

71
primordiales de las que provino Aturn, aceptado como el dios creador. De esta manera, Ptah se convierte en
antecedente del dios sol. Ambas teologías se complementan, no son Incompatibles.

Trabajo Práctico N° 5

Kemp, Barry. El Antiguo Egipto. Anatomía de una civilización. Cap. 1. Las Bases Intelectuales del
Inicio del Estado. Ed. Crítica. Barcelona. 1992.

1. ¿Cómo define el autor al Estado? ¿En qué sentido ideología y religión se asemejan para el
mundo antiguo?
El Estado es la unidad suprema y universal de organización en el mundo moderno. No existe ningún lugar en
el planeta Tierra que no pertenezca a uno y la mayoría de las personas, les guste o no, son miembros de un
Estado desde que nacen, aunque vivan en comunidades remotas y aisladas. Quienes carecen de él son los
desaventajados del mundo, los anacrónicos. Su poderío ha crecido ineludiblemente de tal manera que, al
menos en el idioma inglés, la palabra «Estado» [state] ha adquirido un matiz siniestro.
Es fundamental que el Estado tenga una visión idealizada de sí mismo, una ideología y una identidad única.
Él mismo se impone unos objetivos y trata de alcanzarlos mediante la presentación de imágenes irresistibles
de poder.
La ideología se ha convertido en uno de los grandes procesos determinantes de la época moderna.
Puesto que las ideologías se ocupan de cuestiones terrenales inmediatas, podría dar la sensación de que son
distintas de las religiones, que principalmente apelan a la condición espiritual y a la redención de los
individuos.
Parece completamente correcto emplear el término ideología en su visión del Estado que, aunque inmersa en
la teología, tenía validez política y se reafirmaba continuamente con poderosos términos simbólicos. Era una
estructura creada de forma intencional dentro de la cual operaba el Estado faraónico.
La ideología egipcia destacó tres temas: la continuidad con el pasado, la defensa de una unidad territorial
mística que estaba por encima de las divisiones geográficas y políticas, y la estabilidad y la prosperidad
gracias al gobierno de reyes sabios y piadosos.

2. Explicar la concepción egipcia del pasado. Dar ejemplos. ¿Cuál era su objetivo? ¿Qué
sucede con los períodos de inestabilidad?
La historia consiste en el seguimiento detallado de un mito del pasado que sirve de modelo en el presente. El
antiguo Egipto entra claramente dentro de esta categoría. Conocía su propio pasado e insertaba las imágenes
de aquél en el mundo mítico de la ideología. Para los antiguos egipcios, el curso de la historia era bastante
sencillo y prosaico. No existía una narración épica de acontecimientos que tendiese un puente con las
generaciones pretéritas, ni un gran tema o relato de predestinación que inculcara una moral a los vivos. El
pasado era un modelo de orden, la sucesión continua y casi totalmente pacífica de los reinados de los
faraones anteriores, cada uno de los cuales cedía el trono a su sucesor sin que hubiera interrupciones en la
línea dinástica. Reflejaba cuál fue la situación real durante los «grandes» períodos de paz y estabilidad. Y, de
paso, también refleja una visión simplista de lo que es la historia (es decir, la sucesión de reyes).
Era una costumbre honrar el nombre de los antepasados. El piadoso respeto que manifiestan los reyes de la
dinastía XII hacia sus predecesores de la dinastía XI, cuyo poder habían usurpado, revela asimismo que la
búsqueda de una continuidad monárquica podía trascender los avatares políticos de la sucesión dinástica.
El hecho de que la mayoría de las listas sitúen a los reyes elegidos en el orden que les corresponde evidencia
la inclinación natural de los egipcios a guardar y archivar documentos administrativos. Esta faceta archivística
queda bien patente en las listas de «la piedra de Palermo»
Cada casilla contiene un resumen de los principales acontecimientos ocurridos en uno de los años del reinado
de un faraón, cuyo nombre está escrito en la parte superior del bloque de casillas en cuestión. Los
acontecimientos descritos nos informan de qué era lo que tenía importancia para los egipcios de la época. Es
una combinación de festivales religiosos, creación de estatuas a los dioses, algunas guerras, la tributación
ordinaria y, en otra subdivisión aparte, la altura exacta de la crecida del Nilo en aquel año. La piedra de
Palermo acusa el interés por los hechos del pasado y da un barniz intelectual a las sucintas listas de reyes,
aunque seguía armonizando con el ideal. Podemos suponer que fue este tipo de crónica lo que sentó las
bases para las futuras y escuetas listas de reyes, y la debieron compilar a partir de varias fuentes distintas,
pues la coherencia de lo que se ha documentado en cada línea y de la longitud de las entradas es más bien
escasa. De todas maneras, la administración y la actitud piadosa hacia los grandes antepasados reales no
acaban de explicar la razón de este interés. Los documentos de que disponían los egipcios les permitían
calcular el tiempo transcurrido y les ofrecían la posibilidad de realizar un viaje intelectual hasta el momento en

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que el tiempo y el cosmos se encontraron. La expresión más gráfica de ello aparece en otra lista de reyes,
esta vez escrita sobre papiro y actualmente depositada en el museo de Turín.
La continuidad pacífica de la monarquía era la principal imagen que proyectaba el pasado. Contemplarla de
esta manera resultaba ya satisfactorio y no consiguió suscitar un interés para escribir una historia narrativa, en
donde se hubiera hablado de las personas y de los acontecimientos en términos que la posteridad habría
entendido. Los textos de esta índole, únicamente documentados en papiros, fueron las obras de elucubración
literaria de la elite de escribas, en parte didácticas y en parte pasatiempo, y no tenían intención de ser
planteamientos teológicos. De esta misma elite cultivada fue de donde salieron los «teólogos». Pero no
debemos pensar que hubiese dos grupos de personas, uno de ellos menos respetuoso ante la visión del
pasado. Una actitud que puede parecemos irrespetuosa es la que encontramos en unos papiros que narran
acontecimientos de la vida de los dioses. En una de esas historias, la diosa Isis («una mujer inteligente, con
un corazón más astuto que el de un millón de hombres»), intriga para descubrir el nombre secreto del dios sol
Re, a quien se describe como un anciano que sucumbe al dolor de una picadura de serpiente y revela su
nombre oculto a Isis.
Por los estudios modernos, sabemos de un período de inestabilidad interna que culminó en una guerra civil
entre dos familias gobernantes contemporáneas, de las dinastías IX y XI, con sede en Heracleópolis y Tebas
respectivamente. Más adelante, los egipcios lo tratarían con reservas. Al igual que Keops, el fundador del
principal grupo disidente, el faraón Khety de la dinastía IX, se convirtió más tarde en el blanco de anécdotas
desfavorables, conservadas en las copias de Manetón. De hecho, la entrada para este rey condensa
hábilmente la visión anecdótica y moralista de la historia: «el faraón Actoes [la transcripción griega de Khety]
trajo el infortunio a las gentes de todo Egipto a causa de su conducta, más cruel que la de sus antecesores,
pero después sufrió un ataque de locura y lo mató un cocodrilo» [13] . No se hace ninguna alusión al
oportunismo político que debió proporcionar a Khety y a su familia el control temporal del trono egipcio, que
pronto les fue disputado por una familia rival de Tebas. Ninguno de los textos posteriores que conocemos
utilizó de manera directa el marco de una disensión entre provincias o de una guerra dinástica. En el período
que viene inmediatamente después (el Imperio Medio), los sabios compusieron piezas literarias en las que se
hacía hincapié en la naturaleza de una sociedad en desorden, pero en las que se mantenía la realidad
histórica a distancia. No se utilizó abiertamente el Primer Período Intermedio para inculcar una lección. Se
acudió al subterfugio de poner la descripción del desorden en boca de un profeta de la corte del faraón
Snefru, de principios de la dinastía IV, fallecido tiempo atrás pero que aún gozaba de gran estima [14] . Los
disturbios de aquel tiempo futuro indeterminado concluían con la llegada salvadora del rey Ameny, cuyo
modelo histórico fue probablemente Amenemhet I, el primer faraón de la dinastía XII. Las lamentaciones del
sabio Ipuur eran otro fruto del mismo talante pero, de forma más notoria, la elocuente descripción que hace de
la convulsión social carece de nombres propios y de acontecimientos históricos.

3. ¿Cuál era la importancia de la “dualidad”? Explicar. ¿Por qué el autor plantea los peligros
de tomar la geografía simbólica? ¿Cuál es su relación con el mito?
La pareja de deidades que representaban la dualidad de la monarquía. Son la diosa cobra Uadyet, de la
ciudad de Buto en el delta, y la diosa buitre Nekhbet, de El-Kab. Sabemos muy poco de los comienzos de
Buto. Al igual que la posterior Behdet, se encontraba muy cerca de la costa mediterránea y ya estaba
ocupado a finales del período Predinástico, aunque todavía se desconoce su extensión.

Simbólicamente se habla de dualidad. El rol del monarca asumió un rol unificador de los dos reinos que hubo
al principio. Coincidía una división geográfica del país en dos mitades. La pintura y la escritura dejan reflejada
esta faceta monárquica.
Es un poco difícil explicar o ponerse en lugar del modo de pensar de la cultura egipcia para poder interpretar
correctamente los textos existentes, e interpretarlos correctamente de manera histórica.
La geografía simbólica, era una serie de palabras en donde se intentaba describir de manera idealizada las
zonas y lugares, que generalmente llevaban los nombres de mitológicos. A veces se trataba de una ciudad o
una localidad pequeña en la tierra. Si bien el Estado se articuló desde un mito de supremacía territorial
mediante la geografía simbólica, es un error pensar que las referencias geográficas existentes en las fuentes
religiosas nos pueden servir de guía para reconstruir la verdadera geografía antigua, hacerlo es no entender
la mentalidad egipcia, con la que se creó el mundo mítico, ordenado y armonioso, a partir de la concepción
egipcia.

4. Nombrar las hipótesis que el autor descarta para explicar la aparición del Estado o de sus
elementos. ¿Cómo y en base a qué elementos lo explica entonces?

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Las hipótesis que el autor descarta son la ausencia de algunos factores, Por ejemplo, cuesta imaginar que, en
una tierra con una población relativamente pequeña y abundancia de recursos naturales, uno de los factores
fuera que la necesidad extrema provocara una competencia por los recursos. Tampoco existía la amenaza de
una agresión externa y, según parece, los conflictos que se declararon en el mismo valle del Nilo, durante el
período que conduce a la dinastía I, tuvieron lugar entre comunidades que se encontraban en una fase
avanzada del proceso hacia el Estado.
Algunos datos apuntan a la existencia de relaciones con el continente asiatico durante el período de Nagada
II, que incluso se extenderían hasta el sur de Mesopotamia y Eiam, y de las que hubo un tiempo en que se
pensaba que habían abierto la ruta a través de la cual llegaron a Egipto, procedentes de la sociedad más
avanzada de la antigua Sumeria, ideas básicas para la civilización y, en especial, el conocimiento de la
escritura. Pero lo más probable es que estas relaciones fueran más un signo de un triunfo puntual que los
indicadores de una influencia determinante en los asuntos de la región. En muchas ocasiones, parece como si
la dinámica del desarrollo de un Estado fuera inherente a la circunstancia misma de una agricultura
sedentaria.
El factor esencial es psicológico: una ocupación de carácter permanente y trabajar siempre la misma tierra
crean un fuerte sentido de los derechos territoriales que, al final, se expresa en términos místicos y
simbólicos. Éstos, a su vez, generan un peculiar sentimiento de confianza en sí mismo dentro de la
comunidad en cuestión. Su legado al mundo actual es la palabra mágica «soberanía». En algunas personas
despierta un afán competitivo y les hace ver la posibilidad de obtener un excedente agrícola, y con ello una
existencia más satisfactoria, comprándoselo a otros o utilizando la coerción en vez de poner de su parte unas
tareas agrícolas suplementarias. La combinación de ambición y sentido místico de la identidad hizo que los
individuos y las comunidades entraran en una situación de posible competencia y cambió, de una vez para
siempre, la naturaleza de la sociedad. A partir de unas agrupaciones de agricultores en las que no había jefes,
surgieron unas comunidades en las que unos cuantos líderes dirigían a la mayoría.

5. A. Explicar ¿cómo el estudio de las tradiciones locales ayuda a comprender el proceso de


formación del Estado? Ejemplificar con Ombo y Hieracómpolis.
B. Analizar las dificultades para el estudio de la zona del Delta.
C. ¿Cómo concluye el autor la marcha hacia la formación del Estado según los datos obtenidos?

Como vimos anteriormente es muy engorroso tratar de imaginar la manera en que pensaban los primeros
hombres del periodo egipcio, antes de la aparición de las letras. La arqueología nos brinda información de
cuándo el proceso de formación del Estado ya estaba funcionando. Uno es la concentración física de las
comunidades en asentamientos más grandes, núcleos de población, con lo que se amplía el campo de
interacción entre unos individuos: urbanización. El otro es la aparición de las recompensas, que se traducen
en un consumo y una ostentación llamativos, a quienes triunfan en esta interacción competitiva: tumbas con
ajuares para una minoría, junto con indicios del surgimiento de una ideología de poder.

Ombos:
Se trato de un importante centro de culto a Set. Su excavación y estudio han revelado que allí existió una
ciudad desde la fase de Nagada. Si combinamos la imagen arqueológica de Nagada con la posición que Set
detentaría más tarde, contamos con una base bastante sólida para afirmar que, en algún momento a finales
del período Predinástico, Nagada fue la capital de una jefatura o de un pequeño Estado.

Hieracómpolis:
En la actualidad un vasto yacimiento arqueológico situado en la región más meridional del Alto Egipto, en
aquel momento era uno de los centros más importantes de Egipto.
Denota una verdadera expansión del urbanismo en Egipto: el paso de asentamientos extensos y con una
ocupación dispersa a ciudades rodeadas por murallas de ladrillo y con una densidad de población mucho más
elevada. Fue importante el culto a Horus.
situados en el Delta, se debilitan notablemente nuestras posibilidades de encontrar yacimientos. La mayoría
de los antiguos asentamientos en el delta se encontraban, muy lejos del límite con el desierto. Hasta la fecha,
ninguna excavación en la llanura misma del delta ha proporcionado hallazgos significativos de material
prehistórico. En consecuencia, hemos de fiarnos de los yacimientos que limitan con el desierto, a sabiendas
de que pueden quedar muy lejos del lugar en donde se hallaban las comunidades más dinámicas y que, por
tanto, no son del todo representativos.
Hacia finales del Predinástico, ya se habría producido cierto grado de centralización social y política en el
delta y que las gentes del norte, como las de todas partes, independientemente de sus estilos de vida en
términos materiales, tenían un conjunto bien elaborado de mitos y tradiciones sociales estrechamente ligados

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a unas reivindicaciones territoriales. Al parecer en el norte se desarrolló un estilo de vida sedentario y agrícola
tan pronto como en el sur. También allí debieron empezar a entrar en juego los mismos procesos
competitivos.
Una nueva faceta del Estado dinástico fue la conservación de anales escritos: breves anotaciones en escritura
jeroglífica sobre los acontecimientos más trascendentales en un año de reinado.
Por lo que a nosotros respecta, deben ser los reyes de la dinastía 0, que
gobernaron sobre varios territorios (las ciudades-estado incipientes) en todo Egipto. Si esta tradición es
fidedigna, se adaptaría mejor a una historia política mucho más prolongada de la formación del Estado
unificado, como la que sugieren el registro arqueológico y el artístico.

6. A. Explicar la idea de contención del desorden.


B. Analizar el tema del orden versus caos en las representaciones del arte predinástico.
C. Explicar el rol del faraón en el equilibrio cósmico?

a) lo más destacable es la utilización de animales, reales e imaginarios, es una combinación o fusión con
figuras humanas, generalmente utilizando solo el cuerpo humano hasta el cuello.
Aparecen bestias peligrosas como leones, perros salvajes, criaturas mitológicas. Las bestias simbolizan la
armonía política. Los artistas hacían mucho hincapié en esculturas y retratos que sobresalían como
armoniosos, frente a un mundo caótico, difícil para los hombres.
El uso de animales como alegoría de una fuerza vital, caótica e indomable, perduró en el arte religioso de la
época histórica, en especial en las escenas donde reyes y dioses capturan aves salvajes con una enorme red,
y cuyos textos y contexto dejan claro el simbolismo de contención de un desorden.
Podrías comparar esta sociedad casi sedentaria, con una asediada y temerosa que se sentía amenazados
por un mundo exterior desconocido y culturalizado por mitologías.
b) A partir de la experiencia de desorden y luchas, de un anterior equilibrio hecho destruido, surgió la
percepción de un mundo en conflicto, entre el caos y el orden. Este iba a ser un tema de interés intelectual
durante el resto de la historia egipcia, igual que lo fue la idea de que se podía contener (aunque no derrotar de
manera definitiva) el desorden y la falta de autoridad gracias al gobierno de los monarcas y la presencia
benigna de una suprema fuerza divina que se manifestaba en el poder del sol. La concepción intelectual de la
naturaleza del universo coincidía con la estructura del poder político
c) El acto de equilibrio cósmico no era de por sí suficiente. La armonía dentro del Estado emanaba de una
única fuente, el monarca, y por medio de funcionarios leales llegaba hasta el pueblo. El rey era el supremo
mantenedor del orden, que abarcaba no sólo la responsabilidad de la justicia y la piedad sino también la
conquista del desorden. La garantía definitiva de una armonía dentro de la sociedad y el orden natural de las
cosas no residía en el equilibrio entre contrarios. Una de las fuerzas tenía que ser superior. La introducción de
Set permitió que ello quedara reflejado en
las verdades eternas de la teología. Set pasó a ser el perdedor y el antagonista de Horus. Se convirtió en el
adversario para poner orden a gran escala. El mito del Estado de época histórica fue una hábil adaptación de
una noción, previa y más general, de un mundo ideal cuyo origen estaba en el Alto Egipto. Combinó el antiguo
concepto de una armonía definitiva, a través del equilibrio de los contrarios, con la necesidad que empezaba a
percibirse que sólo hubiera una fuerza superior.

7. Analizar la arquitectura monumental como una expresión del poder y del surgimiento del primer
Estado territorial.
El palacio relucía como institución de gobierno, y a los que formaban parte de la corte, la elite palatina
que rodeaba al monarca y administraba el poder de éste. Se les permitió utilizar una versión a menor
escala para decorar sus propias tumbas. A causa de su estilo característico y majestuoso, la
arquitectura monumental inicial de Egipto levantó una barrera entre el faraón y el pueblo.
La Imponencia, belleza, estilo propio y fusión con los dioses del misticismo le daban a la arquitectura un poder
de legitimación al faraón y su gobierno, que quizás de otra manera seria imposible.
El mito de la unificación no era más que uno de los aspectos de lo que, cuando surge la dinastía I, concentra
casi todos los esfuerzos intelectuales y de organización: la proyección de la monarquía como el supremo
símbolo de poder.
Las tumbas reales se convirtieron en la principal expresión pública de la
naturaleza de la monarquía. Así pues, los cambios en su arquitectura constituyen la mejor guía que tenemos
para seguir la evolución de la manera de percibir la monarquía en la antigüedad.

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Ya no existe el poder puro de un gobernante supremo del territorio. Ahora el monarca está sublimado como la
manifestación del dios Sol. La arquitectura transmitía esta nueva conceptualización básica con el mayor
efectismo posible.
Todavía se conserva una documentación fragmentaria del clima social y
económico en que surgió el primer Estado egipcio.
Egipto predinástico. V Milenio – fines IV milenio.

Padro:
El Egipto Pre-dinástico (4.000-3.100 a.C.).
Para el estudio de los orígenes de la Historia de Egipto, se dispone principalmente de dos tipos de
Documentación:
• La documentación arqueológica, que procede con su mayoría del Alto Egipto y en menor grado en el
Delta.
• La documentación literaria, contenida en los Textos de las Pirámides, compilados en santuarios del
norte y listas reales cuya información que procede del Bajo Egipto. La escasa información arqueológica del
Delta se debe a la configuración geológica del mismo, que hace prácticamente imposible excavar en este
lagar
La procedencia de la información literaria, así como la tradición que nos trasmite. 'nos asegura el desarrollo de
la civilización del Bajo Egipto, con respecto a la del Valle. Pero ambos tipos de información se refiere a zonas
geográficas generalmente distintas.
a) Origen de la civilización egipcia: Desde finales del Neolítico el Delta del Nilo había empezado a conocer un
mayor nivel de desarrollo que el valle. No hay trazas de invasiones o movimientos de población importantes
durante el Periodo Predinástico, lo cual nos demuestra la continuidad del poblamiento entre el final del
neolítico y la época dinástica. Durante el Periodo Predinástico es lógico suponer que el Bajo Egipto debió
seguir conociendo un mayor nivel de desarrollo que el Alto Egipto: a su mayor fertilidad hay que añadir la
existencia de relaciones con Asia. Sin embargo, no conocemos retos arqueológicos de esta época en el Delta,
y solo los yacimientos relacionados con la cultura a de los comienzos del 4º milenio. La Maadiense es una
cultura ya plenamente metalúrgica, de modo que nos encontramos con un salto de la cultura material entre el
neolítico final, pre-metalúrgico y el Maadiense, lo cual algunos investigadores han llegado a postular un
estadio cultural intermedio premaadiense, no documentado por el momento en el Delta.
De esta forma se salva el hiatus existente entre las civilizaciones neolíticas y el período Predinástica.
cubriendo el espacio cronológico de la segunda mitad del 5º apenas alcanzado por el neolítico final. El Bajo
Egipto tenía estrechas relaciones desde época neolítica y que precisamente durante la segunda mitad del 5º
milenio registran la aparición y el desarrollo de las primeras civilizaciones calcolíticas. En ápoca histórica los
nomos eran las células administrativas del país; de esta forma, el Estado podía considerarse constituido por la
simple agregación de nomos. Cada nomo estaba dotado de un sistema

administrativo idéntico y completo que dependía directamente de los servicios centralizadores del palacio.
Cada uno teníu una capital. donde se hallaban los servicios administrativos del nomarça, el templo de un dios
considerado señor de la ciudad y del nomo, y un mercado al que podían acudir lo lugareños de las aldeas
más alejadas. Tradicionalmente se consideraba al nomarca como sumo pontífice del dios local. Los nomos
fueron también las células primitivas de la constitución política del Estado egipcio. mini-estados autónomos
originarios agrupados en torno a un santuario y regidos por un príncipe hereditario que era sacerdote al
mismo tiempo. En los nomos se inició el proceso expansionista que culminó con la creación de la monarquía
faraónica suma de todos los nomos, Esta anexión respeto siempre las instituciones, las concepciones y la
costumbre del anexionado. De esta forma se culminará la anexión del delta por el Alto Egipto.
Según los textos de las Pirámides, los elementos primarios de la religión egipcia son los dioses locales, cada
uno con su divinidad suprema en su nomo, siendo el propio faraón el sumo sacerdote de cada uno de ellos.
Los dioses locales independientes entre sí corresponden al estadio de los nomos predinásticos, cuando
también ellos independientes. Entre los cultos más antiguos conocidos en el Delta podemos citar el de Horus
u Horo Behudit del Norte y el de Neit en Sais, en cambio sabemos que en Busiris el dios Osiris se superpuso
a una divinidad anterior, Andyeti.
En época predinástica son pues, muy característicos los animales sagrados figurando en los estandartes de
sus nomos correspondientes. Los ritos funerarios, atestiguan la creencia de la necesidad de la conservación
del cuerpo, así como de las ofrendas alimenticias al mismo en la tumba, para asegurarle así vida en el más
allá.
Al principio. la agricultura se basó en la irrigación incontrolada, asegurada de todos modos por tas crecidas
anuales del Nilo. Con la irrigación controlada se exigió la realización de los primeros diques y acequias, la
nivelación del suelo. Los excedentes agrícolas consiguientes permitieron el desarrollo acelerado de la

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civilización: grandes ciudades se formaron en el delta, en las que pronto apareció la división del trabajo, y la
estratificación social: fue en estas ciudades donde se inventaría la escritura.

Trigger:

Para el estudio de este período existen ciertas dificultades para la interpretación de las fuentes: problemáticas
epigráficas para las fuentes escritas, fuentes mal conservadas o escases de ellas en el Bajo Egipto, una
existencia de fuentes que se limita casi exclusivamente a los cementerios (estos estaban situados más allá de
los márgenes de la llanura aluvial y por esto abundan mucho más que los asentamientos humanos que se
hallaban sobre la llanura, estos asentamientos pueden haber sido arrastrados por el río o tapados por los
depósitos) y fuentes escritas viciadas de una realidad mítica. Lo que la arqueología ha permitido descubrir es
que esa realidad mítica no tiene su correlato en la realidad histórica; por otro lado, la arqueología también nos
permite inferir que el desarrollo de la cultura es puramente local, no se comprueba la existencia de
migraciones o influencias externas como planteaban algunos historiadores previos, existe una continuidad en
el cambio cultural que refuerza esta idea. Otro elemento que refuerza la idea de un desarrollo local es su
lengua; si bien la lengua egipcia es camítico-semítica, no se debe entender que haya adoptado elementos
semitas por influencia, sino que pueden compartir con este grupo un antepasado común. Si bien hay una
influencia limitada de Asia en ciertos periodos, estas influencias funcionan como un disparador para el
desarrollo de su propia cultura.

Medio Ambiente:
La Zona de los valles del Nilo, Tigris y Éufrates son áreas extensas, que poseen tierras aluviales muy
apropiadas para el cultivo y es lo que explica el por qué ambas regiones han tenido el mismo potencial para
poder desarrollarse como grandes centros poblacionales y ser cuna de civilizaciones tempranas. Sin embargo
la llanura aluvial del Nilo es mucho más amplia y más rica y tiene una inundación mucho más predecible y
controlable que la de la otra región teniendo en cuenta además que la salinización no presenta un problema
en comparación con la agricultura egipcia. Otra cosa que permitió un gran desarrollo son las precipitaciones
de los uadi que permiten que se desarrolle la agricultura del Valle.
Ese desarrollo intensivo de la agricultura que se dio en el Valle va paulatinamente separándolos de las
poblaciones del Sahara de quienes no han recibido influencias. El Valle del Nilo tenía un estilo de vida muy
peculiar y diferente de estos grupos haciendo escasos los motivos de contacto entre ellos. La civilización del
Egipto antiguo refleja en diversos aspectos esta independencia de los pueblos del desierto, autosuficiencia
económica y cultural que se manifiesta en su concepción de superioridad frente a los otros pueblos.
Las plantas y animales domésticos de mayor trascendencia económica son el trigo, la cebada y el lino. La
oveja, la cabra, el perro, la vaca y el cerdo.
Los cambios climáticos que redujeron la variedad faunística y vegetativa junto al aumento demográfico
conllevaron a la necesidad de racionalizar estos recursos y de un control centralizado de los recursos (este
proceso se da de manera paulatina).

Proceso de formación social y político.

Kemp:
Para hablar del proceso de formación política es necesario hacer aclaraciones conceptuales respecto al
“estado”, si bien el estado propiamente dicho no existía, Egipto presentaba los rasgos de un estado (imágenes
del poder terrenal, ideología que en esta civilización estaba muy imbuida de elementos teológicos y
burocracia.

Realidad legendaria de la unificación egipcia.


Realidad legendaria:
Durante mucho tiempo historiadores anteriores estaban arraigados a las fuentes legendarias para
interpretar la formación del estado y tradujeron la mítica pelea y reconciliación de Horus y Set a la formación
del estado egipcio. Estos historiadores se apoyaban en la teología Menfita (Conflicto a raíz de la muerte de
Osiris, Geb árbitro Horus Bajo Egipto y Set Alto Egipto, después se arrepiente y le da el Alto y Bajo Egipto,

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reconciliados ambos ante la mansión de Ptah en Menfis) y la Piedra de Palermo. Horus aparece en el papel
de Menes como el primer rey unificando Egipto.
Esta teoría planteaba que las unidades primarias que en la época histórica son los nomos se fueron
conformando hasta formar dos reinos, uno en el Alto y otro en el Bajo Egipto y que la unificación de Egipto
había sido un resultado de la conquista del Bajo sobre el Alto Egipto y la imposición de su dios nacional que
es Horus, lo cual era respaldado también de algún modo por la piedra de Palermo. Si bien el Bajo Egipto
avanza sobre el Alto es un reino de corta duración y que el Alto Egipto luego avanza sobre el norte. Esta
teoría gracias a los descubrimientos arqueológicos tiene muchas críticas y ha sido matizada: sobre la cabeza
votiva de maza del rey escorpión y la paleta de Narmer se ha inducido que la conquista total de Egipto podría
haber sido llevada a cabo por reyes procedentes del Alto Egipto y que el rey Escorpión y Narmer pueden
haber sido considerados reyes del Alto y Bajo Egipto antes que Menes. Otra cuestión a tener en cuenta es la
“geografía simbólica”: la existencia de dos reinos puede ser cuestionada, ya que el Bajo Egipto puede ser en
realidad una contrapartida mítica del Alto Egipto, en palabras una creación del dogma político-teológico
(concepción de equilibrio y orden como conciliación de las fuerzas).

Realidad histórica.
Realidad histórica:
Kemp hace un planteo más bien teórico acerca de la formación de los estados, y se detiene en los rasgos
particulares de la formación del estado egipcio. El panorama anterior a la unificación del estado sería la
existencia de pequeñas ciudades-estado que habían llegado a su existencia pasando por un proceso en el
que empezaban como sociedades igualitarias, hasta sin darse cuenta competir generando ventajas de
algunos grupos sobre otros generando una suerte de diferenciación social y dándose la aparición de líderes.
La sedentarización habría generado la paulatina necesidad de proteger la propiedad y también la de identidad
territorial. Este desarrollo de las sociedades se hace patente en la arqueología con la urbanización y la
aparición de recompensas (características que se presentan en Nagada y Hieracómpolis). Algunas ciudades-
estado incipientes alcanzaron un grado de desarrollo mayor que otras, lo que implico que a finales del periodo
predinástico tomara lugar la aparición del estado. Estas ciudades toman conciencia de las consecuencias de
su poder, lo que las lleva a crear las formulaciones intelectuales que los justifican. En Egipto esto apunta a las
justificaciones de un solo monarca que ordena el caos y cuyo poder se expresa en la arquitectura, la literatura,
etc. Esa construcción intelectual fue lo que legitimó el poder real durante 3000 años de historia. (Kemp).
Comenzó con tres proto-estados en el Alto Egipto (Nagada- Hieracompolis- Abydos) con un reino unificado
logrado con una militarización expansiva hacia el norte del estado del Alto Egipto centrado en Hieracómpolis.
La perspectiva de Trigger no se diferencia mucho de lo propuesto por Kemp salvo por algunas cuestiones que
decide tomar a consideración. Este autor considera que existen dos factores que han contribuido al desarrollo
de una sociedad compleja en Egipto, uno de ellos es el Valle del Nilo, recurso que garantizaba el desarrollo
poblacional y el crecimiento demográfico. El otro factor que había impulsado el desarrollo fueron los recursos
minerales provenientes del desierto oriental que a la larga habían derivado en una competencia entre los
gobernantes el Alto Egipto por la hegemonía de la región, lo cual era una búsqueda del control de este
recurso y el acceso a las minas. El fin último sería el monopolio del comercio de estos bienes con Asia. Los
beneficios que se sacaban del comercio también habrían conllevado un avance del Alto Egipto sobre el norte
ya que su pretensión era utilizar esa zona de ruta comercial sin intermediarios. Si bien hay un avance en el
que Hieracompolis se convierte en el reino hegemónico, este avance no solo lo procura la conquista militar
sino más bien el uso de alianzas con los centros rivales, mediante ofrendas o manifestaciones de respeto a
los dioses locales. Para sostener la base del poder son tan importantes las alianzas como la conquista militar.
Estos reyes proto dinásticos crearían un sistema administrativo centralizado y una tradición de corte que
establece pautas culturales en todo el país: la tradición faraónica. Esto posibilita que en tiempos de caos la
estructura no se caiga.
Para concluir es importante tener en cuenta que la arqueología ha permitido inferir que si hubo un desarrollo
continuo de la cultura egipcia desde el periodo predinástico hasta la época histórica. Para el estudio de la
cultura material se han elaborado ciertos esquemas de los cuales el de Petrie implica la existencia de distintos
periodos arqueológicos: para el Alto Egipto badariense, amratiense y gueerzense y para el Bajo Egipto casi en
correlato, Fayum A y Merimda (paralelos en un momento), el Omari y Maadi. Si bien hoy por hoy se sigue
utilizando esta división para explicar los desarrollos de las culturas y el paulatino avance hacia una sociedad
más jerarquizada, urbanizada y centralizada, los planteos de Petrie respecto a otros temas como la influencia
del exterior han sido descartados y se cree más en un desarrollo continuo más que discontinuo. En un
momento Káiser planteó la idea de que la unificación de Egipto se haya producido ya en época predinástica
ya que en la cultura Maadi y en otros yacimientos se encontraron muchos elementos culturales del Alto

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Egipto, sin embargo, Trigger considera que no hay que confundir influencia política con influencia cultural,
esta última no implica la primera y no hay material que sostenga esta idea. (Serej).

Egipto Tinita o Arcaico. 3100 a. C. – 2695 a. C.


El Egipto histórico (3.100-525 a.C.)

Período Tinita o Arcaico (3.100—2695 a.C.). Centralización político-religiosa. Significado del protocolo tinita.
Atribuciones del faraón.
Los egipcios atribuían a Menes, primer soberano de la primera dinastía, la realización de la monarquía
unitaria. Convertían este hecho en un acontecimiento provocado y deseado por loa dioses de los cuales
Menes, por intermedio de "espíritus semidivinos", habría sido el sucesor casi directo. La realeza para
imponerse debió triunfar sobre el particularismo de las comunidades locales como la separación del país en
dos regiones, las “dos tierras” Delta y Valle, Bajo y Alto Egipto.
La necesaria etapa de los dos reinos dejó trazos en la monarquía ya unificada. Hubo dos administraciones,
dos series de títulos paralelos y dos tesoros. De estas precaucionas quedaron
serie de símbolos, el más conocido es el Pscheni, la corona de ceremonia que combina dos coronas como el
reino integra dos reinos: la alta mitra blanca del Sur de prominencia ovoide se encaja en el gorro rojo del
norte, prolongado por atrás por un apéndice vertical y adornado por adelante por un penacho en espiral. Uno
de los titules esenciales del rey es “Señor de las dos coronas”. Atestiguan también la fusión el papiro del norte
y el loto del sur. Además, son símbolos del norte y del sur, respectivamente, la abeja y la serpiente erguida, la
caña y el buitre se asocian alrededor del soberano.
Menes procedía seguramente del Sur, y la historia oficial llamada "tinitas" a las dos primeras dinastías, porque
sus reyes habrían continuado residiendo en Thinis, en el Alto Egipto.
Menes habría dado a la monarquía otra capitalidad, el "muro blanco", o sea, Menfis. También fundó el templo
principal consagrado al dios Ptah, El hecho de que por el sur de su nomo pasaba la frontera entre los reinosos
del Alto y del Bajo Egipto era llamada, "la balanza del doble país". Hay una manifiesta voluntad dé los reyes
dé la Dinastía I (3.065-2.890 a.C. -fecha de Josep Padro) de potenciar el papel de Menfis donde un sucesor
de Menes, Atotis, construyo el palacio real, símbolo de los dos egiptos. Allí pasaron a celebrarse las
ceremonias de los nuevos monarcas.
La fundación de Menfis muestra en todo caso la voluntad de los primeros reyes de aproximarse al norte y
también lo muestra la política matrimonial ya que los reyes se emparentaban con las princesas del Delta. Los
monarcas empezaron a extender las instituciones más evolucionadas del norte al sur. Desde el principio el rey
es dios. Al comienzo el rey es Horus, dios-sol de Heliopolis (lugar cerca de Menfis), Horus se somete a Ra en
la persona del faraón; que se convierte en Ra-Horus: También se convierte en “hijo de Ra”, y pronto esta
filiación tiende a ser Interpretada de forma muy concreta.
Dios durante toda su vida, el rey continúa siéndolo después de su muerte. El monarca de todos los egipcios
se beneficiaba de los ritos que hacían del difunto un Osiris, porque reemplazado en la tierra por su hijo, un
nuevo Horus era normal que se convirtiese en su padre divino. La teología de Heliopolis no modificó en nada
esta creencia con la que hacía del rey un hijo de Ra.
Pero la religión egipcia se acomodaba estas contradicciones. Esta divinización en la tierra y en el más allá
proviene del hecho de que solo un dios podía influenciar en la naturaleza para estimular las gracias
bienhechoras.

Centralización política-religiosa.
Centralización político-religiosa
Este periodo comprende las dinastías I y II. El período lleva el nombre de la ciudad de Tinis pero no se sabe
realmente cual es la capital, ya que según Heródoto, el primer rey del Egipto unificado es Menes quien fundó
la capital de Menfis y el templo de Ptah (dios local). La importancia de Menfis reside en que se encuentra en
la frontera del Alto y el Bajo Egipto “La Balanza del doble País”. Otro motivo por el cual es complicado
establecer la capital es la existencia de dos necrópolis reales, Abydos cerca de Tinis y Saqqara (fundada por
Aha) cerca de Menfis. Trigger plantea que todos los reyes de la dinastía I están enterrados en Abydos, estas
tumbas ya presentaban las estelas que presentan el nombre de Horus con el del Faraón muerto y ya eran
acompañadas de un palacio funerario. Estaban rodeadas de tumbas menores pertenecientes a gente del
círculo real que iban a acompañar al faraón en la otra vida. Hay otro cementerio que es el de Saqqara y las

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tumbas que están ahí probablemente sean de la dinastía II por una aspiración de acercamiento al norte.
Contenía las tumbas de muchos funcionarios importantes del período y estas se llamaban mastabas, que
tratan de incorporar en una sola construcción el palacio funerario con la tumba. Plantea una similitud entre las
tumbas y enterramientos del rey y de los altos funcionarios, se empieza a generar una jerarquización de las
tumbas en la que las clases superiores apuntan a alejarse del pueblo llano de quienes las tumbas no diferían
tanto: se puede a través de las diferencias entre las tumbas inferir una organización social. Si bien la tumba
del faraón era más o menos parecida a la de los grandes funcionarios de lo que se puede deducir que o no
detenta tanto poder o no lo expresa por este medio. Por la disposición de las tumbas se puede creer que hay
una independencia mayor que en el Imperio Antiguo del poder real o que no podían acercarse a la figura
sagrada del faraón. Padro plantea que la existencia de ambas necrópolis significa un problema al hallarse las
tumbas de algunos de los monarcas de las dinastías en los dos cementerios.
Volviendo a la figura de Menes, considerado casi unánimemente como el primer unificador de Egipto y el
primero en todas las listas de reyes, no se sabe si es Narmer o Aha, pero Padro dice que al ser Aha quien
funda la necrópolis de Saqqara es el más probable fundador de Menfis y fundador de la dinastía I que abre el
período Tinita (muestra la voluntad de los reyes de acercarse al Bajo Egipto, alianzas matrimoniales). Según
Frankfort se plantea la idea de que Menes concluye un proceso que habían iniciado sus predecesores, pero lo
que lo diferencio de los otros fue que su labor no se limitó a un quehacer político o militar. Se estableció como
líder superior a los demás, sin ningún tipo de pares. Crea una ideología simbólica con imágenes de poder
(Kemp): creó la monarquía dual, del Alto y Bajo Egipto, y de esa forma dio expresión política al ideal de
equilibrio y de un todo se compone de dos partes contrarias (Horus y Set no incorpora solo el concepto de
dualidad sino el de la reconciliación de las fuerzas en conflicto para mantener el orden inalterable).

Importancia del protocolo.


Padro:
Protocolo tinita:
antes de su muerte, el rey, para asegurar su sucesión asocia vida a su corregente que por lo general es el hijo
mayor de su esposa principal. Pero éste no es verdaderamente rey hasta después de su ceremonia de
coronación que tiene lugar en Méfis y va acompañada de una serie de ritos simbólicos destinados a unir los
dos reinos en la persona del monarca. Recibe el cetro y el látigo, insignias llenas de fuerza divina y se
“yergue”, tocado primero por la corona blanca del sur, después por la roja del norte o en último lugar por el
Pschent que las combina. Sé Sienta en el trono formado dé papiros y de lotos y efectúa la vuelta al "muro
blanco", símbolo de la toma de posesión y de la defensa de Egipto, de la misma manera que el sol da vuelta a
la tierra. Desde este momento lleva los cinco nombres oficiales Orus-Ra, “señor de las dos coronas” “Horus
de oro” (el oro recordando el sol y por tanto a Ra), "rey de la caña y de la abeja” y por último "hijo de Ra”
Finaliza la Dinastía I por problemas internos y comienza la Dinastía II que se preocupó por mantener en paz el
alto y el Bajo Egipto y también a Horus y Set. Menfis se había convertido en la única capital del país. Nebre,
un monarca de la dinastía, ofrece culto a Ra que es elaborado por el clero de Heliopolis y se acabara
consumando la dinastía III.
El progresivo desplazo del centro de gravedad de la nueva monarquia unificada hacia el norte provoco el
descontento de la aristocracia del Alto Egipto que al verse dominado por el bajo Egipto apelo a los recursos
religiosos y Horus Sajemib lidero la secesion del Alto Egipto proclamándose rey y restableciendo la capital en
Tinis, reemplazando a Horus por Set y convirtiéndose en Set Peribsen. Su sucesor Horus Jasejem un rey
guerrero que salió victorioso de una cruenta guerra que le significo la reunificación de Egipto y cambió su
nombre a Horus y Set Jasejemuy, que significa "los dos poderosos son coronados"
Egipto mantuvo relaciones comerciales por vía marítima con el litoral del Levante y Biblo. Aquí asistimos a los
primeros intentos militares egipcios por asegurarse el control de determinadas regiones.

Atribuciones del faraón.


Atribuciones del faraón:
Su relación con las características de la sociedad de la época. Los cambios económicos.
El faraón tenía la obligación de proteger y defender el territorio unificado. Es el único que puede ejercer la
justicia divina, relacionada a la diosa Ma’at, para proteger el orden terrenal. El faraón que es el estado, puede
y debe controlar todo, tiene que regular los recursos de los cuales es dueño y redistribuirlos, además de ser el
garante de las buenas cosechas y la reproducción del pueblo. Para todas estas cosas fue necesario no solo
crear un sistema ideológico para mantener la unidad del estado, si no también se requirió la implementación

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de un sistema administrativo. De esta organización conocemos muy poco a nivel regional, salvo por algunos
títulos, aunque se ha inferido que es posible que los funcionarios no estuvieran confinados a una zona
específica con la posibilidad de crear derechos de heredabilidad, sino más bien se hacia el traslado de estos
de un distrito a otro, y aunque esto pudiera haber significado una dificultad para la eficacia de la
administración, ayudaría a proteger la autoridad del gobierno central. Se conoce más sobre la propiedad real
y la administración palacial, donde existía una burocracia numerosa y bien organizada, de la cual se conocen
varios títulos, como el de visir; se encargaba de recaudar impuestos, controlaba la crecida del Nilo, realizaba
los viajes para hacer el censo; hay que tener en cuenta la importancia de esta corte real en la evolución de la
escritura (jeroglífico ya no solo como representación pictórica de la leyenda, ahora también listados/ archivos:
sellos vasijas, inscripciones, objetos monumentales) y en la creación de una propagandística real.
El gobierno central utilizaba parte de los excedentes alimentarios y productos manufacturados para realizar un
comercio exterior (las necesidades y riquezas de la corte impulsan al palacio realizar una actividad comercial
mucho más intensa que la de cualquier individuo o institución del país). A través de la corte se realizaban los
diferentes intercambios comerciales, a donde ingresaban los productos importados antes de ser distribuidos
por la liberalidad real (este comercio se realizaba por tierra como por mar, y no parece llegar a Mesopotamia).
Esta corte también habría tenido a su disposición un gran número de artistas y artesanos que habrían creado
cánones artísticos propios de la cultura de elite, y que perdurarían de allí en más.
Hay que tener en cuenta que esta administración estaba directamente involucrada en el mantenimiento de los
templos, de hecho, se puede ver en archivos de la administración como la piedra de Palermo, el registro de
donaciones, construcciones de estatuas y visitas del faraón como factores de gran importancia en el gobierno.
Esta liberalidad faraónica sin embargo no se limitaba solo a los templos o la corte, también los artesanos y el
sector campesino compartían esta (concepción de reciprocidad mantenida por las donaciones a las masas,
pese a que recibían menos de lo que aportaban, mantenía obediencia y reverencia).
Hacia fines de la segunda dinastía probablemente hubo secesiones en el Alto Egipto, por el descontento de la
aristocracia por el acercamiento que se había creado hacia la región norte (cada vez cobraba mayor
importancia el norte). Probablemente con Jasejem se da una guerra de reunificación y se reemplazan esos
príncipes hereditarios por funcionarios reales, motivo por el cual los nomos pierden su autonomía política y
cobra gran vigor el poder central. Se consuma la centralización del Estado y se imponen las mismas
instituciones a todo Egipto. Este faraón ya no solo se reivindicará como Horus, sino como Set y Horus
reconciliado.
*En este momento se establece el límite en la primera catarata.

Período Menfita. 2695 a. C. – 2200 a. C. Relación del poder con


Maat.
Para tratar este periodo hicimos uso de dos autores, Joseph Padró quien para estudiar la historia egipcia,
realiza la división convencional a la hora del análisis, y toma cada periodo por separado, haciendo una
narración del tipo más fáctica. El otro autor que utilizamos es E. Trigger, quien analiza el reino antiguo e
imperio medio de modo conjunto, dado que considera que algunos aspectos de ambos presentan una lógica
de continuidad, que puede expresarse como una fase unitaria en el desarrollo político.
Se considera que el imperio antiguo abarca desde las dinastías III hasta la VI, siendo las tres primeras de
apogeo del poder real, y la ultima de crisis.
Transformación del poder político del faraón y concreción de la autocracia de carácter divino. El protocolo
menfita. Relación del poder del faraón con Ma’at. Características de la sociedad en relación poder político y
religioso.
Durante este periodo ya se traslada la capital definitivamente a Menfis. El primer cambio importante puede
verse en la dinastía III con Dyoser, se lo considera verdadero fundador del imperio antiguo, porque
paralelamente a su reinado se da la eclosión del culto a RE. El clero heliopolitano había realizado una
elaboración suprema de RE como el dios supremo, la persona de este dios se divide en tres aspectos: Jepri
(el sol de la mañana), RE (sol de la plenitud del mediodía, su máxima expresión) y Atum (el creador y el sol
del atardecer). Con la centralización del culto a RE, se dio también la centralización del culto al faraón, lo que
se pone de manifiesto en el cambio en los cultos funerarios plasmado en la construcción de la primera
pirámide, de este faraón, que era el símbolo de identificación del dios con el monarca (pirámide escalonada,
Saqqara). Monarca era el único sacerdote por derecho propio, todos los demás lo eran por delegación de
este. La situación de este clero, era cada vez más parecida a la de un funcionario civil. El faraón era la cabeza
de ese aparato estatal, estaba formado por una burocracia de funcionarios, que tenía el visir a la cabeza,

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además aparece organizada una administración provincial, presidida por los nomarcas. No se sabe mucho
más sobre el resto de los monarcas de esta dinastía, ni mucho menos está claro el orden de sucesión.
La dinastía IV es la considerada la de mayor prosperidad y estabilidad del imperio antiguo. Si bien la
información histórica que poseemos sobre esta dinastía es casi nula, lo que si poseemos son monumentos
arquitectónicos, que en opinión de Padró son un signo de prosperidad económica, al mimo que Trigger pone
de manifiesto la importancia del estudio de estas estructuras arquitectónicas para conocer las riquezas, las
sucesiones reales y los asuntos de la corte.
Esta dinastía se la hace iniciar con el reinado de Esnofru, y su sucesor es Quéope – pirámide de Guiza- (la
descripción sobre Quefrén – esfinge de Guiza-, es similar a la de Quéope, sigue la misma línea). La tradición
presenta al mismo como un tirano sanguinario, con el que Egipto vivió en la miseria, y que había prohibido la
expresión religiosa del pueblo con el cierre de templos. Sin embargo, hay que matizar estas observaciones,
teniendo en cuenta que la tradición en Egipto era casi esencialmente sacerdotal, y casi todo se transmitía por
los sacerdotes, y todos aquellos rasgos negativos que se le atribuyeron son fácilmente explicables cuando
analizamos sus políticas: toda ellas estuvieron destinadas a reforzar su poder absoluto.
• Pone al visir en la cúspide de la administración, pero al margen de la carrera por cargos
administrativo. Primera vez que aparece un cargo de confianza. En este punto es interesante ver el fuerte roll
que poseían los príncipes en la administración del estado, en comparación con las dinastías que suceden
esta. El roll del visir era ocupado por el hijo del faraón, quienes automáticamente quedaban al margen de la
sucesión real.
• Quita al clero cualquier tipo de privilegio que este poseía, y empieza a designar como sumos
sacerdotes a hijos suyos, o a parientes cercanos (quitándoles en este sentido y del mismo modo el privilegio a
sus propios parientes).
• Con estas últimas medidas quedan todos sometidos a las mismas leyes y a la misma justicia, a
excepción del faraón, quien se encontraba más allá, en tanto su carácter divino y el hecho de que es el único
capaz de impartir justicia.
Puede verse en la pirámide de Guiza la máxima expresión de la identificación del rey con el dios Ra, y su
superioridad sobre el clero.
El sucesor de este faraón es Quefrén, y es el primer faraón en usar el titulo el hijo de RE, exaltando aún más
la divinidad del rey como encarnación del dios RE, con quien se le identifica en vida, dado que al morir se une
al dios, pero ya no es más este. Con este faraón se alcanza el punto culminante de la divinidad, y esto se
expresa materialmente en el hecho de que hizo construir además de su pirámide, una esfinge (león cabeza
humana. Guiza) que simboliza la encarnación misma de la divinidad solar. Haciendo ello Quefrén promueve
su propio culto, y empieza incluso a confundirse el culto a la divinidad solar con el del faraón. Los funcionarios
estatales a raíz de esto comienzan a perder la particularidad civil en función de la sacerdotal, pero siguen
teniendo un carácter funcionarial y al mismo tiempo el clero sufre una funcionarización. Por medio de esto se
llega a una especie de laicización de la religión, dado que esta en este momento solo se encuentra a servicio
del estado. En otras palabras, al darse una especie de simbiosis entre faraón-sacerdote, los miembros
adquieren el estatuto de un funcionario cualquiera.
De Micerino se nos deja un recuerdo mucho más humano, creemos que esto tiene que ver con la restauración
de los templos y con la devolución de algunos templos al clero. Significativamente su pirámide presenta
dimensione menores a la de sus predecesores. El que sigue a este rey será Shepseskaf, quien abandonara
repentinamente los cultos funerarios solares, y se hará construir una mastaba en Saqqara, se cree que ello
implica que poseía una preferencia por la teología menfita antes que por el culto solar; este abandono no fue
aceptado ni por la administración, ni por la familia real, y fue tomado como una ofensa por el clero
heliopolitano. No se sabe precisamente como siguió el curso de los acontecimientos después de esto, lo único
que se pudo inferir es que los faraones de la dinastía V llegaron al trono con el apoyo del clero heliopolitano.
En este punto es preciso hacer un análisis teniendo en cuenta el desarrollo político de la monarquía
presentado, para comprender las dimensiones del poder del faraón, que fue llevando poco a poco a la
conformación de una autocracia divina (régimen político en el que una sola persona gobierna sin someterse a
ningún tipo de limitación y con la facultad de promulgar y modificar leyes a su voluntad).
Los títulos se manifiestan como un programa de divinización progresiva. El primero de ellos será Horus, título
de carácter predinástico (sabemos esto por su aparición en los serej), el dios que gobierna en el cielo y la
tierra; el segundo es Nebty, de las dos señoras o protegido por Nejbet y Uto; el tercero es Horus de oro, el
más enigmático y controvertido; el cuarto es nesubiti, rey del alto y el bajo Egipto, literalmente el que
pertenece a la caña y a la abeja, es una yuxtaposición de los títulos del predinástico por Den; el quinto es Hijo
de Re, que ya está documentado desde Quefren pero se incorpora definitivamente en la dinastía V. Los dos
últimos títulos serán los más importantes a partir de la quinta dinastía.
Trigger nos explica la dificultad que existe para traducir en términos históricos y explicaciones políticas este
gran papel que toma la monarquía, dado que este se encuentra viciado por el peso mítico, los dogmas y el
ritual; los diferentes atributos que el faraón posee son modos de justificar su autoridad, refuerzan el procesos

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histórico que explica la autoridad central y su control, sin embargo en este plano se presenta una dificultad
para poder haya las diferencias en este periodo entre la realidad de un poder terrenal y un poder divino, que
son los dos niveles en que se expresa la monarquía. En este punto, tanto Trigger como Padró coinciden en la
realidad de preguntarse si los egipcios consideraban a su faraón realmente un dios en este periodo. Si bien
desde el primer periodo intermedio es claro que ya se lo considera un mortal y existen fuentes que ponen de
manifiesto sus rasgos terrenales, en el imperio antiguo ya pueden presentarse algunos indicios, como la
asociación de este faraón a la diosa Ma’at, el estado ideal del universo y la sociedad. Esta diosa representa el
orden cósmico establecido desde la creación, y posteriormente su nombre fue asociado a las nociones de
rectitud, virtud, justicia, verdad, etc.; a la muerte del faraón, este debe hacer uso de las fórmulas mágicas que
solo el posee para pasar al otro mundo, y someterse a la justicia divina, el tribunal de Ma’at. Aunque su
existencia era eterna, su funcionamiento era responsabilidad del faraón y, como tal, debe haber actuado como
freno al ejercicio arbitrario del poder (una moralidad natural en vez de controles institucionales-Trigger). Otro
atisbo de esta concepción mortal del faraón es que la tradición consideraba que todos los faraones a partir de
Menes eran hombres, previo a ellos se encontraba la realeza semi divina, y antes que estos los dioses,
incluso los mismos faraones se debían considerar como humanos, por la serie de precauciones que tomaron
para asegurarse la inmortalidad. (Listas de reyes, Padró).

La sociedad y el poder estatal. Política económica.


Características de la sociedad en relación poder político y religioso. La política económica estatal.

I. Administración: Es útil hacer una distinción entre la administración central y la provincial. Sobre la
primera, hay que tener en cuenta que era de tipo centralista: el aparato burocrático se conformaba con una
lógica en la que el poder irradia desde un centro y no desde las provincias en primera instancia. Son los
funcionarios del gobierno central quienes van a detentar el grueso de las funciones civiles. A la cabeza de
este aparato se hallaba el visir, jefe de gobierno y de la administración y juez supremo y a su vez este aparato
se hallaba organizado en especies de secretarías (hacienda, agua, cancillería, etc.) cuya finalidad era la
recaudación y localización de los recursos necesarios para mantener a la corte y sus proyectos. Al tiempo que
recaudaban los impuestos buscaban calcular las riquezas del país y en este sentido las riquezas eran todo
tipo, desde el censo bianual del ganado hasta el cálculo sobre la base de canales, pozos y arboles de una
propiedad (cualquier cosa que produzca recursos dentro de la propiedad, incluso en personas para
prestaciones laborales). De todos modos, es necesario saber que la documentación de que disponemos no
brinda casi información dado que la mayoría de los datos se refieren a títulos que pueden designar un status más
que una función.
La administración provincial estaba dirigida por los nomarcas. Padró menciona entre las funciones de los nomarcas
el control de las tareas de irrigación, la recaudación de impuestos, el rendimiento agrícola y la demarcación de sus
límites que son borrados cada año generando conflictos entre provincias. Según Trigger los nomarcas no tenían en
principio funciones civiles de importancia, la autonomía de los nomos estaría limitada por el gobierno central cuya
autoridad estaba fundamentada en la teología con elementos de distintas partes del país. Esto se materializa en la
arquitectura monumental y en las estatuas de los centros locales. Estos sirven como centros locales representativos
de una cultura y autoridad de corte además de ser centro de fundaciones piadosas (donaciones de propiedad para
el mantenimiento perpetuo del culto, repitiéndose esto en diferentes escalas de la sociedad: para los templos de las
pirámides, para los templos con culto a la estatua del faraón (más testimonios), para las divinidades locales (menos
testimonios) y para culto privado [antepasados familiares]. Centros económicos importantes). Es necesario tener en
cuenta la importancia de estas fundaciones para el desarrollo del poder provincial desde los templos como centros
de actividad económica y administrativa con una vinculación importante de familias e individuos de poder local. Las
fundaciones piadosas son llamadas por otros autores como “capillas” (no son templos, sino que actúan a un nivel
micro que de cualquier modo produce beneficios económicos teniendo en cuenta el flujo de ofrendas necesario para
cumplir los objetivos de culto. Estos objetivos de culto y la necesidad de recursos para ello complejizan las
relaciones sociales y las capillas se convierten en centros administrativos (elaboración de registros, documentos,
etc.) y económicos que pueden haber fomentado el poder de familias locales.)
La administración de la justicia según Trigger no debía verse como una actividad limitada a un cuerpo profesional,
sino que cualquier persona con autoridad podía administrarla, se realizaba incluso de forma colectiva. La solución
de los litigios con todo lo que esto implica en términos de favoritismo probablemente estaba en manos de los
gobernadores provinciales. No se sabe de la existencia de ningún código criminal, por lo que no se conocen
tampoco castigos cruentos como la pena de muerte. Padró menciona que en Egipto el proceso de justicia estaba
unificado; todos se hallaban sometidos a la misma justicia del monarca. Al Estado centralizado le convenía impartir
justicia a simples individuos más que a organizaciones supraindividuales.

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Es necesario tener en cuenta también que no debemos solo fijarnos en los títulos o una aparente jerarquía otorgada
por estos. El único título más allá de todos era el del visir. En realidad, era la cercanía al faraón, el posicionamiento
ante él lo que colocaba al individuo en su posición social. Debemos desprendernos de esa idea de una
administración jerarquizada como la regla y tener en cuenta lo característico del pensamiento egipcio.
Respecto al clero, por lo menos hasta la V dinastía, el Estado mantuvo un férreo control sobre él. Se organizaban
alrededor de los distintos templos dedicados a los dioses locales a los que adoraban. Las propiedades destinadas
para su mantención eran las fundaciones piadosas.
II. Economía y sociedad: Nos parece centrarnos en uno de los principales aspectos económicos del
Imperio Antiguo: las pirámides. Las pirámides son la imagen tangible de esta actividad económica, y son la principal
actividad del estado, el principal propietario y empresario. La construcción de estas pirámides implicaba la
movilización de recursos materiales y mano de obra especializada, pero más importante aún es la necesidad de
una administración que canalice todos estos recursos con un solo objetivo: el engrandecimiento del poder y la
fundamentación teológica de la cabeza del estado, el faraón. Por otro lado, la demanda constante de bienes
suntuarios y productos de artesanía mantiene la existencia de una maquinaria de producción (artesanos, obreros,
etc.). La construcción de las pirámides es además un acicate para la búsqueda del progreso tecnológico, la
innovación y el perfeccionamiento de las capacidades (buscar por ejemplo mejores formas de trabajar la piedra y
extracción). (Kemp y Trigger)
Otro aspecto a considerar de la economía es la propiedad. Si bien el faraón es el propietario teológico de todo lo
que hay en Egipto, hay una suerte de división entre tierras del faraón, fundaciones piadosas y propiedad privada.
Testimonios de la existencia de propiedad privada son los boletos de compraventa de tierra y los diferentes litigios.
Las fundaciones piadosas fueron fuentes de enriquecimiento para algunos personajes/familias locales que se
unieron al sacerdocio del que sacaron ventajas.
Las familias del común podían vivir tranquilamente con una parcela de tierra ya que incluso cuando había Nilo
pequeño participaban de la redistribución del estado. (Trigo, cebada, lino, habas, garbanzo, pepino. Vacas, toros,
perro, asno.)
El Estado también monopolizaba el comercio exterior. El objetivo era adquirir los productos necesarios para el
mercado interno, por ejemplo, del Sinaí y Palestina, se buscaban minerales como la galena.
En Buhen (Nubia) se han encontrado restos de una cultura material egipcia. El interés por la Baja Nubia radicaba en
eliminarla como intermediarios del comercio con la Alta Nubia que proporcionaba la madera y el marfil. Es posible
que no haya sido el único asentamiento, y si no existieron fortificaciones puede ser que se deba a que todavía eran
nómades. Se cree que durante el imperio Antiguo puede haberse dado algunos ataques contra fortalezas al sur de
Palestina. Claramente existe una diplomacia en este momento cuyo objetivo es forzar alianzas para que no sean un
inconveniente respecto a sus intereses en el Sinaí.

Comienzos de la decadencia de la autoridad real y sus causas.


Disgregación del poder. Primer Período Intermedio (2200 a. C. –
2050 a. C.).

Comienzos de la decadencia de la autoridad real y sus causas socio-económicas. Disgregación del


poder. Primer periodo Intermedio (+-2200 a.C. 2050 a.C.).
Acerca de los inicios de la dinastía V no se sabe mucho debido al misticismo del que está rodeada. Esto tiene
que ver con una profecía que se presentó a Quéope (tres niños hijos de Re que serían concebidos por una
esposa de un sacerdote del clero de Heliopolis reinarían después de su hijo y del hijo de este). A la vista de la
evolución política y religiosa, en lo único en que se está de acuerdo es que los faraones de esta dinastía
deben su trono al clero de Re, motivo por el cual debían garantizarles concesiones, entre ellas excenciones a
los templos. Padró dice que probablemente el clero heliopolitano aprovecho el descontento de finales de la
dinastía IV (que quizá se haya debido a la especulación del culto de Ptah) para proponer sus candidatos al
trono lo que fue posible porque a partir de este mismo momento puede verse un desplazamiento del poder de
los príncipes (hijos del faraón) y a partir de ello la posibilidad de controlar el poder y ordenar la sucesión (esto
último es un planteo de Trigger desde el análisis de las tumbas). A diferencia de este declinamiento de los
príncipes las mujeres adquieren gran preponderancia, pueden ser fuente de legitimación del poder, y pueden
actuar de regentes incluso.
De esta dinastía los faraones son poco más que nombres y una consecuencia perceptible de la decadencia
del poder real es que deja de ser identificado en vida con Re para pasar a ser literalmente su hijo, su criatura
y ya no una encarnación de esta divinidad. A partir de este momento debían construir un templo solar aparte

84
del funerario y de la tumba dividiendo la persona del faraón de la divinidad y dividiendo su culto. Esta des
divinización implica una pérdida importante de poder que estaba basado en la teología.
Trigger y Padró dan una explicación parecida acerca del empoderamiento de los templos (en el caso de
Padró) y por ende de las provincias. Padró menciona que los faraones no pudieron zafarse de sus
obligaciones con el clero de Re, por lo que los gastos de culto fueron engrosándose cada vez más. Los
templos recibían cada vez más donaciones y exenciones de impuestos, fueron adquiriendo autonomía
jurídica, podían administrar sus propiedades y bienes. Esta obtención de recursos fue provocando su
ennoblecimiento, de manera que recibieron y acumularon cargos honoríficos participando solo de sus
beneficios y esquilmando los recursos del estado. Sus cargos progresivamente fueron siendo hereditarios en
la práctica y adquirieron incluso un estatuto jurídico aparte con la creación de un tribunal para resolver sus
litigios, perdiéndose así la unificación del proceso judicial y restando al poder central la prerrogativa de la
justicia.
Trigger analiza esta situación a través del estudio de las fundaciones piadosas y explica que a través de una
serie de textos que se encontraron en una serie de tumbas privadas se muestra el estrecho vínculo que hay
entre los templos locales y las estatuas de estas tumbas. Lo que el deduce es que hay un control de estas
fundaciones por parte de las familias locales por los beneficios, puto el que lee, que podían obtener de ellas y
que en ese sentido todos aquellos funcionarios locales importantes estaban asociados a los templos (se
conjugan los cargos civiles, es decir el servicio al gobierno central con el cargo sacerdotal). Esencialmente
Trigger plantea que es posible ver el origen del empoderamiento del nomarca en el sacerdocio local (en las
tumbas se ven claramente cargos de sacerdotes asociados con el de nomarca en el Alto Egipto). Considera
que las fundaciones piadosas implicaban una gran ventaja material y convertían a los templos en centros de
actividad económica gracias a los recursos que recibia del estado. Es posible que las familias locales hayan
intentado buscar la heredabilidad de los sacerdocios desde los que con el tiempo adquirieron funciones de
tipo no sacerdotal. Desde la dinastía V y VI aquellos funcionarios de la corte con responsabilidad sobre el
gobierno provincial, comienzan a desaparecer a favor del empoderamiento de aquellos jefes de nomos cuyo
origen de poder Trigger lo ve en el sacerdocio o en posibles miembros del gobierno real que buscaron
asociarse a los templos. La aparición de cultos de estatuas privadas revela que las familias locales estaban
adquiriendo ciertas prerrogativas que antes eran exclusivas del poder real, lo que ilustra la disgregación que
se gestaba.[ En el primer período intermedio se apropian de concepciones religiosas de la realeza como un
breve antecedente del Imperio Medio, pero así como las pirámides funcionaban como una muestra del buen
gobierno terrenal, las tumbas de jefes locales servían como muestra de un buen servicio al faraón y resaltaba
siempre la importancia de la familia y el linaje y se trata de perpetuar su memoria. Además justo en un
momento de mayor debilidad trató de potenciarse este rasgo, junto a la apropiación de los pequeños espacios
que antes estaban completamente ocupados por la realeza.]
El Estado ante esto intento resistir de dos maneras: haciendo omnipresente la burocracia mediante la presión
fiscal sobre los sectores productivos, lo que causa la ruina de estos, y manteniendo aparte el cargo de visir
todavía al margen de la administración. Este intento de presión burocrática comenzó a entrar en conflicto de
funciones con las administraciones provinciales que cada vez habían adquirido más funciones de la
administración real. Resurge por lo tanto la autoridad de los nomos y se da una fuga de poder hacia ellos. Su
poder intentan legitimarlo mediante la reivindicación de sus dioses locales, quedando un total desprestigio
hacia el clero de Re y de la nobleza parasitaria
El último faraón de la dinastía V es Onos, quien inscribe los Textos de las pirámides en su tumba, lo cual
implica un deseo de mirar al pasado y reivindicar otros dioses.
La dinastía VI es considerada la última del imperio antiguo y es en la que terminan de consolidarse los
procesos que vienen dándose desde la dinastía anterior. Los reyes de la dinastía VI sin embargo permitieron
que esta no se extinga, ya que, si bien debían a la aristocracia su trono y tenían obligaciones con esta, eran
conscientes de que estas relaciones perjudicaban el estado centralizado. Sin embargo, aunque hicieron
intentos porque no se socave su poder (alianzas matrimoniales de sus hijas con nomarcas), este fue
desintegrándose gracias a ciertos factores como la heredabilidad de los cargos (de derecho) de los nomarcas,
y también de la corte parasitaria que se estaba conformando, lo que genero el desmantelamiento de un
aparato de estado que veía la importancia en el mérito individual, quedando acaparado la posesión de cargos
por una aristocracia cortesana. Ante esto siguen salvaguardando el cargo del visir, y crean el gobernador del
norte para contrarrestar el poder de los nomarcas del alto Egipto, el único monarca con poder constructivo fue
Fiope I y el más importante de estos monarcas, sin embargo prosiguió con la política de alianzas
matrimoniales, pero casándose ahora el con las dos hijas del nomarca de Tinis, generando una equiparación
definitiva con los jefes de los nomos (primus inter pares, según Padró el punto máximo de la des divinización,
los nomarcas empiezan a identificarse ellos mismos y a sus nomos como estados particulares, copiando los
modismo de la corte). Esta inmunidad de los nomos conlleva una dificultad para el rey en el reclutamiento de
recurso humano y recaudación de bienes, lo cual lo lleva a ejercer cada vez más presión fiscal sobre los
sectores más desfavorecidos que empiezan a buscar protección en los grandes señores, contribuyendo a

85
acelerar la descentralización del poder (por ello dice que hay feudalismo Padró). Uno de los últimos monarcas
de la dinastía V será Fiope II, quien reinara casi cien años y es el reflejo de agonía de la monarquía, y aunque
a partir de este se ve como determinante la perdida de la capacidad de la corte para construcción
monumental, no cae la figura faraónica.

Primer periodo perdido, hundido:


A partir de Miope II ya no se conoce nada de los monarcas que le siguieron, y Padró induce que esta
ausencia de información refleja una época de crisis, además de que él se encuentra en acuerdo con aquellas
teorías que hablan de una revolución social durante este periodo. No se le puede brindar total veracidad a las
listas de reyes a que suceden el reinado de este faraón, dado lo efímero de sus poderes y la ausencia de
material arqueológico que pueda apoyar o contribuir a una imagen de estos monarcas, es por ello que
tenemos que respaldar lo que poseemos con las lamentaciones Ipuur. Siguiendo la perspectiva de este autor
sobre la revolución, es posible suponer que su desencadenante fue la presencia asiática en el delta, pero sin
embargo no existe información sobre lo que sucedía en esta región, pero se puede inferir, te hurgan, que
debido a la casi inexistencia del ejercito real en este momento, la frontera estaba desprotegida (además estas
lamentaciones hacen mención sobre esta presencia), y puede verse ello como un simbolismo de la debilidad
del estado en este momento. En este sentido podemos ver como este autor orienta su análisis solo a las
lamentaciones, simplificando la situación, poniendo el énfasis en:
*los elementos anárquicos
*en los objetivos políticos de los revolucionarios
*en un orden social trastocado y sin autoridad
*en el desconcierto de los ricos
*en las crisis propias de las sociedades (hambre, epidemias, enfermedades)
Sin embargo, admite la tendenciosidad del relato, porque tiene en cuenta a que sector de la sociedad
pertenece el príncipe Ipuur, miembro de una oligarquía, víctima de una revolución. Lo que más se lamenta
este personaje es la divulgación de los secretos religiosos y se hace una crítica a la realeza incapaz de hacer
frente a lo que sucede y motivo por lo cual cae en descredito; es en este momento que empieza a aparecer la
añoranza por los viejos tiempo, característica que se volverá recurrente en el pensamiento egipcio.
A este respecto, Trigger matiza esta idea y critica la noción de revolución social en este periodo. Si bien
acepta ideas como la democratización de la vida de ultratumba (entendida como la difusión de los rituales y
conceptos originalmente pensados para realeza), considera que aceptar esta idea de revolución social implica
traducir literatura filosófica como un fiel relato histórico, ver la realidad histórica en forma dramática. Considera
en ese sentido que lo que expresa aquella literatura filosófica, es más bien una nueva conciencia por parte de
quienes las escriben, una nueva forma de ver el estado, que les preocupa dada su fragilidad, y buscan
plasmar en sus textos la importancia que este posee para satisfacer las necesidades del hombre. Cree que
considerar que esto solo puede ser expresable mediante una revolución, quita/niega a los egipcios la capacidad de
preguntarse racionalmente sobre la naturaleza de su sociedad.
Kemp hace un planteo parecido al referirse a la observación de las fuentes, diciendo que son elaboraciones de una
elite, en parte didácticas, que eran usadas para mostrar las consecuencias de una monarquía perniciosa; la
existencia de estos periodos de desórdenes acredita en el papel del rey como mantenedor del orden, y sirven de
algún modo como advertencias.
Según Padró las dinastías VII y pingo VIII son parte del periodo intermedio pero considerado como las dinastías de
decadencia de la monarquía menfita. Se basa en Maneton (70 monarcas en 70 días) para decir que la dinastía VI
fue reemplazada luego de una revolución por la dinastía VII, la cual probablemente haya estado conformada por los
jefes de la revolución que tras abolir la monarquía asumieron el poder de forma colegiada por un periodo efímero.
Lo cierto es que con la dinastía VIII la realeza fue restaurada, pero creemos que es la realeza que desacredita Ipuur
en su relato; también se cree que, por los decretos de coptos, que los normarcas de estos nomos fueron los que
entronizaron a la dinastía VIII por lo que los faraones de esta dinastía fueron títeres de los nomarcas coptitas. En
cuanto a la dinastía IX y X, desplaza a la monarquía menfita y se posiciona en Heracleopolis; se cree que el
fundador de esta tuvo una política violenta de represión contra los nomarcas, pero es mal conocida (ausencia de
nombres monarcas, dos dinastías con la misma cantidad de reyes en maneton, que se consideran que debe ser las
mismas, solo se puede hablar de ella tomando como hilo conductor las enseñanzas de merikare, las cuales de
todos modos hay que usarlas con prudencia). Luego del golpe llevado por el nomarca Actoes, probablemente no se
le reconoció como soberano efectivo, salvo en Menfis, hasta que emprendió la reorganización y defensa del Delta;
pudieron reorganizar un estado allí, pero su poder tuvo que coincidir con los nomarcas del Alto y Medio Egipto; la
política de esta monarquía será generar disensiones entre los nomarcas, de los cuales los más belicosos serán los
tebanos. Estos últimos, los Inyotef, empezarán a avanzar sobre los nomos, conquistando uno por uno,
conformándose como la dinastía XI, y culminando con una guerra civil en la que saldrán victoriosos. Padró plantea
que los Inyotef realizaron un reino de carácter feudal con una confederación de nomarcas que acata la autoridad de
la dinastía XI en calidad de vasallos. El nuevo rey tebano Mentuhotep II culminara con el conflicto derrotando a
Heracleopolis.

86
Trigger para poder realizar un seguimiento de los hechos y en una intención de descifrar la sucesión real que
continúa a la dinastía VI, toma a Maneton, la lista de Turín y la lista de Ábido. De ello concluye que es probable que
la dinastía VII sobre la que Maneton habla no haya existido, e infiere que no existe una línea continua de sucesión
entre dinastía VI y el ultimo monarca de la dinastía VIII; respecto a esta ultima dinastía, hace coincidir a sus
faraones con unos 18 mencionados en las listas, sobre ellos además menciona que ninguno posee una pirámide,
salvo por uno, y además nos habla al igual que Padró sobre los 14 decretos que se emitieron durante esta dinastía,
que otorgaba cargo civil y sacerdotal a diferentes familias locales (al respecto considera que esto pone de
manifiesto que aunque el aparto estatal posee menos influencia, sigue en algún punto teniendo autoridad sobre el
otorgamiento y aprobación de autoridad provincial); por ultimo nos dice que esta continua en Menfis. Sobre las
dinastías IX y X, acepta la idea de 18 faraones de origen Heracleopolitano, pero la matiza del mismo modo que
Padró. Considera que para el estudio de este periodo son de vital importancia las tumbas de los nomarcas, donde
se encuentran inscripciones biografías de los mismos, y en las cuales se pone de manifiesto sus ambiciones y
confrontaciones entre ellos, y es a partir de estas también que uno puede ver como estas hostilidades irán llevando
a Tebas a controlar toda la región, dado que los otros nomarcas iran perdiendo poder e independencia a favor de
esta, la cual terminara por llevar a cabo una guerra civil con las dinastías IX y X, de la cual saldrá triunfante y
reinante.
Otras observaciones que hará este autor sobre el periodo intermedio, será la idea de que el desequilibrio e
inestabilidad gobierno posee ínfima relación con la ruptura del equilibrio entre una corte poderosa y las aspiraciones
provinciales. En cuanto a la situación con el exterior, considera que las incursiones asiáticas sobre las que hablan
las fuentes, no presentaban seguramente una verdadera amenaza, y que muy probablemente hayan sido pueblos
nómadas que venían desplazándose desde palestina (donde también habrían incursionado) hacia el Sinaí, pero no
reflejan un real peligro como lo serán de hecho los hicsos del segundo periodo intermedio (que de hecho no son los
mismos pueblos, y además sobre los de este periodo no existen pruebas arqueológicas). En cuanto a la Baja Nubia,
desde la dinastía VI el abandono de la belicosidad, y la prueba en inscripciones de que se mantenía con ella solo
relaciones de tipo comercial, coincide con una época en la que esta región empezara a desarrollarse y concentrarse
políticamente.
Para concluir, es de gran importancia la literatura heracleopolitana de la época, ya que por ejemplo las enseñanzas
de Merikare se nos revela como el faraón ha perdido sus privilegios reales, considerándose como un mortal que
debe rendir cuenta por sus actos en el más allá. Los textos de los sarcófagos, son también de importancia ya que
no están reservados solo a los faraones, sino también al resto de los hombres, lo que implica el acceso a los
derechos religiosos y a la vida de ultratumba.
Acerca del Delta se sabe demasiado poco, pero se cree que no disfrutaban de una relación de mayor autonomía
con el poder central debido a su cercanía a Menfis, que podía ejercer un control directo sobre las ciudades del
delta. Este es uno de los motivos por los que en el sur las fundaciones piadosas logran desarrollarse, pero no se
sabe de ellas en el Norte de Egipto.

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Período Medio Tebano. 2050 a. C. – 1785 a. C. Transformación política, social
y económica. Crisis social. El culto osiriano. Nueva fundamentación del poder.

88
Segundo Período Intermedio.

89
La invasión de los Hicsos (1785 a. C. – 1580 a. C.).

La invasión de los hicsos (1785 a.C.- 1580 a.C.). Segundo periodo Intermedio.
Sobre el Segundo Período Intermedio podemos decir que es el menos conocido de toda la historia de Egipto.
Según Trigger en las fuentes posteriores se dan visiones con rasgos muy negativos acerca de la época, pero
sin embargo la información no es uniforme y hay matizaciones de esa negatividad. De todos modos, las
fuentes son tan escasas que no nos permiten formular prácticamente nada claro, la escasez de material nos
imposibilita corroborar todos los discursos que refieren a su gobierno, lo único que se sabe es que asimilaran
la cultura egipcia y que sí hay es pruebas en ciertas regiones de confrontaciones bélicas (Padro dice que en el
norte las ciudades-estado fragmentadas podrían haber ejercido cierta resistencia a los Hicsos). Es importante
la evidencia arqueológica, ya que cuando se hacen estudios en los cementerios por ejemplo en ciudades del
Bajo Egipto se pone de manifiesto que hay un enorme hiato cultural, a diferencia del Alto Egipto en donde
aparece evidencia cultural lo que no implica estabilidad política. (Página 199 a 201 * Es en la zona oriental del
Delta donde la arqueología realiza una contribución de importancia para el estudio de este periodo: en esta
zona se ve una fuerte influencia de la cultura de palestina, pero se limita a esta región, en los yacimientos más
occidentales del delta e incluso antes de la llegada de los hicsos.).
Trigger ve entre la dinastía XII y la XIII una continuidad en el nivel administrativo, los papiros administrativos
ilustran esta continuidad. Hay diferentes fuentes que ilustran sobre los reinados de este periodo, por un lado,
está la lista real de Turín y por otro lado está Manetón. Este último plantea una sucesión continua de dinastías
y excluye la posibilidad de varios reinados al mismo tiempo y por eso lo divide en cuatro dinastías
implementando un falso orden. La lista de Turín ya pone de manifiesto que hay una fragmentación en el norte
y hace mención de los reyes extranjeros. Trigger plantea cuatro categorías: una dinastía que representa la
continuidad del imperio medio en el Alto Egipto (gobernando desde Menfis) que conserva influencia sobre
algunas regiones del norte lo cual no implique que los gobierne (XIII); la segunda categoría es la dinastía XVII,
continuación de la XIII pero desde Tebas; el tercer grupo son los seis reyes extranjeros que son los hicsos
(dinastía XV) en el delta que sustituyen la influencia de la dinastía XIII en el norte y gobiernan al mismo tiempo
que la dinastía XVII y el cuarto grupo lo forman la dinastía XIV (Padró dice que esta dinastía es de Xois) y la
XVI, un número que no se conoce de reyes cliente de ciudades estado que son en su mayor parte en el norte
de Egipto y entre los que se encuentran algunos reyes extranjeros (pequeños hicsos). Estos últimos están
distribuidos de forma incierta desde el punto de vista cronológico respecto a los otros.
La invasión de los hicsos no sería la causa sino el resultado de un proceso interno de fragmentación que tiene
que ver con factores de sucesión que se dan en el Alto Egipto, al perderse la continuidad de sucesión y la
lógica de heredabilidad en la dinastía XIII, esta pierde su legitimidad y permite el surgimiento de dinastías
contemporáneas en el norte de Egipto.
Sobre los planteos del avance de los hicsos logrado como una asimilación previa antes de la invasión Trigger
hace una crítica: es muy posible que la invasión hicsa haya sido una conquista de los pueblos del sur de
Palestina y que su asentamiento puede haber sido por medio de confrontaciones bélicas para obtener el
poder o inmigraciones paulatinas para establecerse. Por eso último él dice que debe verse esto desde la
óptica palestina, que en este momento pasa por un período de gran prosperidad y es posible que haya
ejercido su influencia sobre el nordeste y que cada vez la migración haya sido más acelerada. Es posible que
la forma en la que se extendieron fue por medio del vasallaje, práctica muy común en su región.
Durante este período se pierde el control sobre la Nubia desde inicios de este periodo lo que permite el
desarrollo del país del Cush, que imitaron también los modos cortesanos de Egipto.
Padró al hablar de quienes son los hicsos explica que con hicsos se refieren a jefes de un país extranjero,
mientras que quienes venían con ellos eran llamados simplemente asiáticos. Explica que su infiltración fue
lenta, impulsada por los movimientos indoeuropeos de la Europa y que aprovecharon la debilidad de la
realeza para asentarse en Egipto. Se establecieron en Ávaris, localidad del delta, y fundaron un templo a Set
a quien probablemente asimilaban con una diosa de su panteón. Esta última característica planteó debates al
ser Set el dios del caos y la mierda y estar identificado con los extranjeros. Utilizaron el sistema egipcio en su
beneficio adoptando por ejemplo el protocolo faraónico. De los hicsos el rey más conocido fue Apofis I, en
cuyo reinado se da el conflicto con Tebas durante un tiempo hasta la expulsión de los mismos por Camose y
Amosis quien los expulsa y persigue hasta Palestina. En el canon de Turín, los extranjeros son contemplados,
pero se los llama reyes hicsos. (Carro combate).
Se cree que durante el dominio de los hicsos existieron etapas de coexistencia pacífica, lo que implicaría un
reconocimiento mutuo entre dinastías en la práctica. Los problemas que se originaron quizás tuvieron que ver
con el control de las rutas comerciales (que los hicsos controlaban hacia el Levante y que dejaba a la dinastía
tebana fuera del control de la ruta), es decir por una dificultad económica. Otra probabilidad es que al haber
en Asia otras potencias durante el período, cada dinastía necesitaba legitimarse ante el extranjero como el
gobierno legítimo. [Estas serían las últimas ideas según la profe en la consulta].

90
Administración de Egipto durante la época hicsa
La administración de esta época se conoce a través de cuatro documentos y se sabe que había una
doble administración, en el norte y en el sur, está última bajo los príncipes tebanos de la Dinastía
XVII, que no tuvo, de hecho, independencia efectiva hasta sus tres últimos soberanos.
En la baja Nubia se formó el reino independiente de Kush.
La vida intelectual durante la Dinastía XVII fue muy activa, escribiéndose temas como las Máximas de
Ptahhotep.

EGIPTO DESPUÉS DE LOS HICSOS


Se llevó a cabo una reunificación de Egipto con la que se inició el Reino Nuevo.

91
Imperio Nuevo Tebano. 1580 a. C. – 1070 a. C.

92
El imperialismo y las características de la nueva sociedad.

93
La nueva concepción política de la Dinastía XVIII. Cambios
económicos.

94
Los imperialismos religiosos atoniano y amoliano:

Los cambios sociales y económicos del periodo amarniano:

95
96
Dinastía XIX

97
Políticas internacionales de Ramses II

98
Los últimos Ramesidas. Invasión de los pueblos del mar:

99
Tercer periodo Intermedio (1070 a 712 a.C.)

Dominación Asiria:
Periodo
Saíta

(664 a

100
525 a.C). restauración del poder faraónico. Transformaciones socio- económicas. Las
relaciones internacionales. Decadencia de Egipto.

Periodo Tardío (525 a 332 a. C). dominación persa.


Este período comienza con la reunificación del país por Piye, que abre la dinastía XXV que estará marcada
por la pérdida de control del país después de la invasión asiria que va a dejar profundas heridas en el espíritu
de los egipcios: los asirios saquearon y quemaron sus templos y ciudades como por ejemplo Tebas. La mala
administración de la nación egipcia fomentará o promoverá la aparición de la dinastía Saita XXVI, de origen
libio
Cambises II (529-522 a.n.e.) sucedió a su padre Ciro. Cambises concentró su política exterior hacia Egipto, y
la conquista de dicho país fue sustentada por varias traiciones: de Samos, de un general mercenario griego y
del egipcio Udyahorresne, gran sacerdote de Neit de Sais y jefe de la flota. Cambises derrotó a Psamético III
en Pelusio (525 a.n.e., ciudad situada en el brazo más oriental del Nilo) y luego tomó Menfis.
Cambises regresó a Asia, dejando en Egipto como gobernador al persa Ariandes. Muerto Cambises y
derrotado a su vez Gaumata por Darío (miembro de una rama colateral de la dinastía persa), estallaron
rebeliones nacionalistas a lo largo y ancho del imperio. El Egipto recién conquistado se vio implicado en ellas,
aunque sin éxito; de hecho las demás rebeliones fueron reprimidas en unos dos años por Darío I, quien se
proclamó emperador (521-446 a. n.e.).

Expansión territorial
En términos de expansión territorial, durante su reinado se conquistó el oeste de la India y se invadió
fallidamente Grecia, en Egipto, el sátrapa Ariandes intervino en las colonias griegas de Libia. Bajo Darío está
claro que se protegió a la religión egipcia: se realizaron donaciones a los templos de Neit de Sais y Osiris de
Busiris, a su vez se protegió el culto a Amón.

Economía y comercio
Económicamente, las provincias de Egipto y de Babilonia funcionaban como abastecedoras de trigo -incluido
este en el tributo- y demás productos agrarios y derivados, así como papiro en el caso egipcio. Grandes
extensiones de tierra de las provincias conquistadas quedaron en manos de nobles persas. Darío reabrió el
canal que unía el mar Rojo con el delta del Nilo (abierto por primera vez durante el Imperio Medio),
promoviendo el comercio hacia Persia, Mesopotamia y probablemente la India, vía Océano Índico, dando gran
prosperidad a las ciudades del delta.

Arte
El arte de este Período Tardío revela una vuelta hacia la estética formal del Imperio Antiguo.

Intentos de autonomía
Luego de la crisis del 520 a.n.e., Egipto pasó unos 35 años de paz estable bajo la dominación persa. La
primera rebelión se desarrolló en los últimos años de Darío I, y fue reprimida bajo su hijo Jerjes I (485-425
a.n.e.). Desde entonces la política internacional persa hacia el frente occidental del Imperio se volcó hacia
lograr la conquista de Grecia e impedir rebeliones en Egipto

Las tres dinastías de este período tuvieron su capital en el delta del Nilo (la XXVIII en Sais, la XXIX en
Mendes y la XXX en Sebennitos), y todas ellas tuvieron que enfrentarse, no solo al Imperio Persa, sino a
conflictos internos.

Los reyes egipcios de este período buscaban exaltar el nacionalismo mediante la construcción y reparación
de templos (a la vez ganándose el favor del clero), los que se acercaban a los estilos de la dinastía saíta,
última antes de la primera conquista persa. De todos modos, los conflictos entre el clero y la monarquía
terminaron por manifestarse

Conquista de Egipto
La última tentativa autonómica egipcia contra el Imperio Persa fue dirigida por Nectanebo II, quien selló
alianzas con sátrapas persas rebeldes y con las ciudades fenicias, y reclutó mercenarios griegos, no obstante,

101
la gran rebelión fue finalmente sofocada por el emperador persa Artajerjes III. Los persas conquistaron Egipto
en 343 a.n.e.
La reconquista persa no duró mucho, ya que Egipto fue conquistado por Alejandro Magno en el 332 a.n.e.

Conquista de Alejandro.
Después de su espectacular victoria en la batalla de Issos y su complejo triunfo en el asedio de Tiro, Alejandro
Magno tenía al alcance de la mano el mayor premio que podría haber obtenido durante esta primera fase de
su década de conquistas en Asia: Egipto. Aislado en medio de una población hostil y sin esperanza alguna de
recibir ayuda de Darío III, el sátrapa Mazaces se rindió rápidamente. Así, el conquistador macedonio se hizo
con el poder del país del Nilo sin hacer ningún combate a finales del año 332 a.C.
A diferencia de los pueblos del Oriente Próximo, los egipcios nunca aceptaron la dominación persa, por lo que
sus dos periodos de invasión (525 – 404 a.C. y 343 – 332 a.C.) se caracterizaron por constantes
sublevaciones y una severa represión. Por tanto, no es extraño que los egipcios recibieran a Alejandro y los
suyos con grandes festejos. Prueba de ello es que, una vez que estuvo en Menfis, el soberano celebró su
victoria con unos juegos al estilo griego y un sacrificio a Zeus. Al mismo tiempo, Alejandro intentó ganarse al
pueblo y la casta sacerdotal egipcia honrando públicamente a las principales divinidades egipcias.
En los cerca de cuatro meses que estuvo Alejandro Magno en Egipto hubo tiempo de sobra para incorporar el
valioso país a sus posesiones sin necesidad de realizar grandes actos de armas. Los motivos por los que se
lanzó a la conquista de Egipto en vez de dirigirse a Mesopotamia para enfrentarse con el emperador persa
parecen estar claros: los recursos naturales, comerciales y geoestratégicos del país del Nilo eran muy
importantes. La explotación de estos recursos terminó de solucionar los problemas de financiación de las
campañas y proporcionó a Alejandro una magnífica base de operaciones para consolidar todas las conquistas
efectuadas hasta entonces.
Probablemente en Menfis, Alejandro Magno se hizo proclamar faraón, llevando sobre su cabeza la doble
corona que simbolizaba el Alto y el Bajo Egipto y adoptando la titulatura real tradicional de los faraones. El
faraón Alejandro fue considerado hijo de Ra y fue venerado por sus nuevos súbditos como un dios, siempre
con la colaboración de la poderosa casta sacerdotal.

Alejandro Magno en Egipto: la fundación de Alejandría:


Más allá de su acelerada aclimatación a las tradiciones locales, los dos hechos más importantes de la
estancia de Alejandro Magno en Egipto aún estaban por llegar: la fundación de la ciudad de Alejandría y la
visita al oráculo de Amón en Siwa. Alejandría fue fundada por Alejandro Magno a principios del año 331 a.C.
La leyenda dice que fue el propio Alejandro el que, acompañado de sus ingenieros y arquitectos, habría
trazado en el suelo con harina los ejes principales de la ciudad cruzados en ángulo recto, así como la
ubicación de los principales edificios.
Según los autores antiguos, la ciudad habría llegado a un tamaño de hasta diez o doce kilómetros cuadrados,
y en ella habrían llegado a vivir al menos 600.000 personas en su mejor momento. Concebida desde su
fundación como el mejor escaparate en Occidente de la riqueza y el esplendor cultural y económico de Egipto,
Alejandría pronto se convirtió en una de las ciudades más importantes no solo de Egipto, sino de todo el
mundo antiguo.

102
TRABAJO PRACTICO 6
 
Bermejo Barrera, José Carlos. El mundo Egeo en el segundo milenio. Ed. Akal. Madrid.
1988

1. Enunciar las teorías de Evans y explicar las críticas de Bermejo.


2. Caracterizar la cultura minoica. Analizar los cambios producidos en el período
palacial tardío.
3. Realizar un cuadro con las diferentes regiones de la Grecia Continental y su
evolución en los diferentes períodos.
4. Explicar los problemas para estudiar los diferentes períodos.
5. Analizar las teorías sobre el origen micénico, las posibles causas de su expansión y
de su caída.
6. El autor habla de tres niveles de organización: palacial, nobiliario, local o del damos.
Analizar brevemente a cada uno.
7. ¿Por qué el autor descarta hablar de feudalismo?

1- . Enunciar las teorías de Evans y explicar las críticas de Bermejo.

Se comenzó a considerar a la cultura minoica como la progenitora de la que vendría a ser posteriormente la
cultura griega clásica. Fue el excavador del palacio de Cnosos, Sir Arthur Evans, quien plasmaría esta teoría
a través de sus obras, por lo que paso a disfrutar de un gran predicamento y a ser aceptada posteriormente
como un hecho histórico incontrovertible; pero, desde hace algunos años la investigación arqueológica ha
obligado a poner claramente en duda sus fundamentos. En el campo del arte, de la arquitectura, la pintura y la
cerámica existe un gran influjo minoico sobre la cultura de Micenas. Es posible que algunos artistas minoicos
se hayan desplazado a trabajar al continente. También es verdad que en un fenómeno de capital importancia,
como lo es la escritura, el influjo de Creta sobre el mundo griego resulta evidente, ya que la escritura Lineal B
deriva claramente de la cretense conocida como Lineal A.
Pero debemos tener en cuenta que todos estos influjos fueron de tipo meramente cultural, mientras que, por
el contrario, el desarrollo de las fuerzas económicas y sociales siguió en los mundos minoico y micénico una
dinámica propia en cada uno de los casos.
En el continente griego se observa una gran continuidad en los asentamientos y en la cultura material, por lo
que podemos suponer que los elementos definitorios de la evolución histórica poseyeron una dinámica
pendiente de influjos exteriores. Y por otra parte puede comprobarse que no existen huellas indudables, sobre
todo asentamientos de gran importancia de cretenses en la Hélade, por lo cual deberemos dejar a un lado la
brillante hipótesis de Arthur Evans y estudiar la cultura minoica dentro de sus propios límites y
no como el lugar de origen de la cultura griega.
En otros campos de la cultura material nos encontramos con que, se mantiene el predominio de las
tradiciones autóctonas cretenses. Así ocurre, por ejemplo, en el caso de las tradiciones funerarias. Persiste en
ellas la construcción de sepulcros colectivos circulares: tholoi, así como la de las tumbas-templo, pero se
produce un incremento en la riqueza de las ofrendas y en la suntuosidad de la construcción: se añaden
habitaciones de planta cuadrada a los tholoi, para servir como osarios o para llevar a cabo en ellas
ceremonias de culto funerario. Paralelamente a los palacios comienzan a construirse, siguiendo igualmente la
tradición local, santuarios rurales y populares, en los que se hallan gran cantidad de ofrendas, como
estatuillas de orantes y sacerdotisas, cerámica, etc., que son de un gran interés para el conocimiento de la
religión y los cultos practicados en estos lugares. Estos santuarios, que se hallan situados principalmente en
las cuevas y en las cumbres de las montañas, poseen además un gran interés sociológico porque nos

103
muestran la existencia de una sociedad rural, que persiste en sus cultos y formas de cultura propias,
manteniéndose un poco al margen de los palacios.
Una de las fuentes arqueológicas más ricas para el estudio de cualquier cultura antigua la constituye la
cerámica pintada. Mediante su análisis podemos conocer la existencia de diferentes tipos de intercambios
comerciales, así como una cronología. En este caso podemos observar cómo la utilización del torno de
alfarero aparece documentada en primer lugar en la zona Este de la isla de Creta, en la que se elabora una
cerámica propia con decoración en blanco con rojo y naranja, ya antes de la aparición de los palacios, siendo
difundida posteriormente esta técnica por toda la isla y aplicada por los diferentes talleres
Hoy en día no es posible establecer claramente las relaciones cronológicas entre los distintos tipos de
cerámica, ya que recientes excavaciones han invalidado las conclusiones de A. Evans.
Un problema capital para la comprensión del desarrollo de la cultura minoica la constituye el desarrollo del
comercio, que debió estar gestionado directamente por los palacios. En relación con él tenemos por una parte
una serie de datos y por otra una teoría de tipo histórico conocida con el nombre de la teoría de la talasocracia
minoica. Esta hipótesis fue acuñada principalmente por Evans y otros arqueólogos británicos que reunieron
una serie de datos y los agruparon trasladando inconscientemente sobre ellos el modelo económico del
imperio colonial inglés, de carácter comercial y supuestamente pacifico, al igual que el minoico. Pero la
cerámica continúa siendo un documento de gran interés histórico porque nos muestra, a través, por ejemplo,
de las vasijas selladas encontradas en el palacio de Festos, el papel económico del palacio y el desarrollo de
sus sistemas administrativos.
En efecto, lo que sabemos del comercio minoico de un modo indiscutible en este primer período es lo
siguiente. En primer lugar, tenemos registrada la existencia de un comercio con las Cicladas, mediante la
presencia de cerámicas minoicas de exportación. Sin embargo, es posible observar que este intercambio no
tuvo que ir acompañado de la existencia de una hegemonía política. También se mantiene un comercio con el
Mediterráneo Oriental, atestiguado tanto por la presencia de la cerámica como por los posteriores
asentamientos y por los propios documentos escritos orientales. Pero se trata únicamente de un comercio de
tipo diplomático, de un intercambio de presentes entre diversos príncipes, al igual que ocurre en el caso de las
relaciones con Egipto.
En lo que respecta a la religión minoica durante esta fase histórica podemos distinguir en ella dos tipos de
cultos: los oficiales, centrados en torno al palacio, y los populares, organizados en torno a los santuarios
rurales. En ninguno de los dos casos se puede hablar de un culto tributado a una gran diosa-madre, que
correspondería a una cultura pacífica y de carácter matriarcal, según la teoría de Evans, sino por el contrario,
y como ha demostrado P. Faure en sus distintos trabajos, de la existencia de un panteón politeísta.
Conocemos determinados tipos de símbolos cultuales, como el árbol, el pilar de culto y los cuernos de
consagración, y poseemos, en la glíptica, representaciones de escenas de carácter religioso como
apariciones o epifanías de la divinidad, que tienen lugar en criptas o al aire libre, apareciendo la misma ya sea
en forma humana o como pájaro. Pero todos estos elementos seguirán siendo de muy difícil interpretación
mientras no se logre descifrar la escritura Lineal A. La religión minoica es para nosotros, como indicó uno de
sus mejores analistas, Ch. Picard: «un libro de imágenes sin texto y por ello nos resulta imposible llevar a
cabo su lectura».

2- Caracterizar la cultura minoica. Analizar los cambios producidos en el


período palacial tardío.

Nuestro punto de partida lo constituirá el comienzo del II milenio antes de nuestra Era. En estos momentos, en
efecto, se construirán en Creta los primeros palacios, lo que señalará la existencia de un cambio histórico de
fundamental importancia, puesto que este hecho trajo consigo el desarrollo del urbanismo y la aparición de
una economía centralizada y de una clara estratificación social.
Suele dividirse el desarrollo histórico de la cultura palacial en dos periodos: el palacial primitivo (2000 hasta el
1700 a. J. C). y el tardío (1700 hasta el 1400 a. J. C.)
Se inicia con la construcción de los palacios y la construcción de santuarios rurales y populares, en los que se
hallan gran cantidad de ofrendas.
Nos hallamos ante una civilización altamente desarrollada, en la que destaca, en primer lugar, su carácter
pacífico. No hay huellas claras de un sistema de fortificación, ni siquiera
en las construcciones próximas a la costa, lo que podría indicar que la flota minoica proporcionaba una
seguridad suficiente. Y por otra parte nos encontramos con que las repetidas destrucciones de los palacios se
deben a terremotos, y no a incursiones,
lo que parece indicar la existencia de una situación de estabilidad en el interior de la isla.

104
Debió existir una monarquía, o por lo menos un poder político centrado en el palacio. Coexisten a la vez
distintos palacios en zonas relativamente próximas sin que parezcan producirse rivalidades mutuas, puesto
que muchos de ellos están situados en el centro de la isla y no están fortificados.

El palacio o el templo, pues según la hipótesis de P. Faure (1973 y 1981) los edificios normalmente llamados
palacios serían templos que desempeñarían una importante función económica, a la par que religiosa, actúa
como un centro económico regional y está dotado de un sistema administrativo diversificado y complejo.
En su interior se almacenan cereales, vino y aceite, junto a una amplia serie de objetos de valor. Los antiguos
terratenientes debieron pasar a depender del palacio, constituyendo un grupo nobiliario en torno a él.
Un problema capital para la comprensión del desarrollo de la cultura minoica la constituye el desarrollo del
comercio, que debió estar gestionado directamente por los palacios. En relación con él tenemos por una p
arte una serie de datos y por otra una teoría de tipo histórico conocida con el nombre de la teoría de la
talasocracia minoica. Esta hipótesis fue acuñada principalmente por A. Evans y otros arqueólogos británicos
que reunieron una serie de datos y los agruparon trasladando inconscientemente sobre ellos el modelo
económico del imperio colonial inglés, de carácter comercial y supuestamente pacífico, al igual que el minoico.
La teoría posee, sin embargo, un origen mucho más antiguo, ya que se halla expuesta por el propio
Tucídides, quien, a su vez, partiendo igualmente del imperio comercial ateniense, concibe el desarrollo de la
primitiva historia griega como una sucesión de talasocracias. Sin embargo, en la actualidad, y tras la
publicación de un importante artículo de C. G. Starr (1953) y el análisis de los nuevos datos arqueológicos se
ha llegado a la conclusión de que esta hipótesis carece de sentido.
En efecto, lo que sabemos del comercio minoico de un modo indiscutible en este primer período es lo
siguiente. En primer lugar, tenemos registrada la existencia de un comercio con las Cicladas, mediante la
presencia de cerámicas minoicas de exportación. Sin embargo, es posible observar que este intercambio no
tuvo que ir acompañado de la existencia de una hegemonía política. También se mantiene un comercio con el
Mediterráneo Oriental, atestiguado tanto por la presencia de la cerámica como por los posteriores
asentamientos y por los propios documentos escritos orientales. Pero se trata únicamente de un comercio de
tipo diplomático, de un intercambio de presentes entre diversos príncipes, al igual que ocurre en el caso de las
relaciones con Egipto.
Por último, por lo que respecta a la religión minoica durante esta fase histórica podemos distinguir en ella dos
tipos de cultos: los oficiales, centrados en torno al palacio, y los populares, organizados en torno a los
santuarios rurales. En ninguno de los dos casos se puede hablar de un culto tributado a una gran diosa-
madre, que correspondería a una cultura pacífica y de carácter matriarcal, según la teoría de Evans, sino por
el contrario, y como ha demostrado P. Faure en sus distintos trabajos, de la existencia de un panteón
politeísta.

A lo largo de este período se sucederán nuevos terremotos y reconstrucciones de los palacios. Pero estas
reconstrucciones no implicarán la existencia de cambios históricos o culturales; el cambio histórico vendrá
marcado por el desarrollo de los contactos del mundo minoico con la Grecia Heladica.
A nivel arqueológico podemos observar cómo se producen una serie de cambios en la construcción de los
palacios, incrementándose, por ejemplo, el número de almacenes. La construcción se vuelve más compleja,
se perfeccionan los sistemas de drenaje del agua de lluvia, por ejemplo, y a nivel general se mejora en la
arquitectura la correlación entre el interior y el exterior de los edificios. Los palacios se rodean de una serie de
casas aristocráticas, que podemos conocer en Cnossos y Mallia, y que suelen imitar sus caracteres
arquitectónicos, aunque, naturalmente, a una escala mucho más modesta. Y por otra parte ahora conocemos
verdaderas ciudades, habitadas por artesanos, campesinos, marineros y pescadores, en el caso de las
ciudades costeras.
La nobleza poseía, por su parte, sus propios dominios rurales, en los que debió ejercer su poder, no sabemos
si de una forma independiente o por delegación real, aunque en algún caso, como el de la ciudad de Gurnia,
parece claro que el gobernante local es un delegado del rey. Los demás aspectos de la sociedad minoica nos
resultan muy mal conocidos. No sabemos nada acerca del status social o político de los habitantes de las
ciudades. Y aunque las mujeres aparecen profusamente representadas en la pintura de los palacios, de ello
no puede deducirse, como se hace a veces, que por ese motivo hubiesen debido tener un papel
preponderante en el seno de la sociedad minoica.

105
De todos modos, puede suponerse, sin riesgo de error, que el palacio recibía cereales, aceite y especias
como tributo y que, a su vez, los redistribuía entre sus artesanos, funcionarios y esclavos, tanto como
materias primas —aceite y especies vegetales para la fabricación de perfumes— como en concepto de
salario.
que poseen los mismos en estos momentos.
A nivel comercial se mantienen, como habíamos indicado para el período anterior, las relaciones con Egipto,
mientras va disminuyendo la intensidad de las relaciones con el mundo Mediterráneo Oriental, y
concretamente con Siria y Chipre, a la vez que se incrementa la densidad de los contactos con las costas
anatolias. En el terreno religioso, como es de suponer, dado el carácter estable de este tipo de fenómenos,' no
se introducen cambios fundamentales con respecto al período anterior. Por el contrario, se observan cambios
de esta naturaleza en el desarrollo de la armería ofensiva y defensiva, con la mejora del armamento y la
introducción del carro de guerra. Hechos éstos que poseerán un gran interés histórico, ya que indican la
existencia de un incremento de la inseguridad general y un deterioro de las condiciones sociales.
Hay un desarrollo de la armería ofensiva y defensiva, con la mejora del armamento y la introducción del carro
de guerra: indican la existencia de un incremento de la inseguridad general. En correlación con la existencia
de una serie de cambios políticos relacionados con la expansión micénica por el Mediterráneo.

3- . Realizar un cuadro con las diferentes regiones de la Grecia Continental y su


evolución en los diferentes períodos.

REGIONES Heládico Primitivo Heládico Medio Heládico Tardío


Macedonia Se halla esta región Encontramos aquí dos *Durante este
dividida en dos áreas: período la
áreas, la del Norte Macedonia central: donde Macedonia Central
donde perdura la continuaran su desarrollo y la Calcídica
tradición neolítica. la anterior cultura de los permanecieron
Y la del Sur, donde túmulos. aisladas de la
el asentamiento de Macedonia Occidental: Macedonia
un nuevo pueblo Occidental.
Con respecto a los
que formara la *Tendrá contacto
entierros en túmulos
cultura Bubanj- con la cultura
Hum, donde colectivos que acogen de micénica, en dos
domesticarán uno a veinte cadáveres. fases sucesivas
caballos y tendrán Hay una división entre (1350-1200 y
una cerámica gobernantes y el resto de 1200-1125), a
barnizada. la población. La clase partir de aquí se
guerrera es roca. convertirá en una
región marginal.

Beocia el Neolítico y la Edad


del Bronce se
suceden sin que se
produzcan sucesos
significativos.
Ática Se asientan grupos
de distinta
procedencia.
Peloponeso En la parte noreste, Mesenia: En este lugar Mesenia: el
el Neolítico y el se produce un notable aumento
Bronce también se incremento de la demográfico de la
sucederán sin población y se fundan población continua
sucesos violentos. muchas ciudades, desarrollándose,

106
La evidencia concentrándose los junto a los
arqueológica asentamientos en torno provenientes del
demuestra que a núcleos muy Heládico Medio.
el desarrollo concretos, como en el En el resto de
cultural fue gradual entorno de la ciudad de Grecia, en primer
y pacifico durante Pilos, que más tarde lugar, tenemos
la Edad de será la capital de un aquellas regiones
Bronce Primitivo, y conocido reino como la Argólida o
que este micénico. Beocia fueron el
periodo termino centro
violentamente de un poder
En el Norte y el micénico
centro del importante, que
Peloponeso, seguirán el modelo
estará Acaya y en de desarrollo
la Arcadia, mesenio. Y
Mesenia será una aquellas
región del poblaciones que no
Peloponeso dotada fueron
de un gran interés incorporadas al
ámbito de la
civilización
micénica, o que, si
lo fueron, fue de un
modo
muy débil, irán
quedando a partir
de este momento
en una situación
marginal.

4. Explicar los problemas para estudiar los diferentes períodos.

Estudiar el nacimiento y desarrollo de una cultura determinada supone resolver, un gran problema histórico.
Se trata de determinar qué agentes o qué fuerzas consiguieron llevar a cabo la transformación de una
realidad preexistente, para permitir el florecimiento de una sociedad y una cultura cualitativamente diferentes.
El problema es grave y por ello será preciso utilizar todo tipo de recursos con el fin de elaborar una hipótesis
satisfactoria. Y precisamente fue la gravedad del asunto la que ha llevado a muchos historiadores a poner en
juego materiales de dudosa fiabilidad histórica, como las leyendas, y aventurar una amplia gama de hipótesis,
por lo cual la prudencia nos impondrá el camino a seguir, si pretendemos evitar algunos de estos excesos.
Comenzaremos por analizar la evidencia arqueológica, que es la única que en estos momentos nos puede
proporcionar una base documental sólida para, a continuación, discutir las diferentes hipótesis que se han ido
elaborando para resolver los problemas históricos que plantea el nacimiento, expansión y fin de la cultura
micénica.

107
Comenzaremos por analizar la evidencia arqueológica, que es la única que en estos momentos nos puede
proporcionar una base documental sólida para, a continuación, discutir las diferentes hipótesis que se han ido
elaborando para resolver los problemas históricos que plantea el nacimiento, expansión y fin de la cultura
micénica.

5. Analizar las teorías sobre el origen micénico, las posibles causas de su


expansión y de su caída.

Origen:
La combinación de la arqueología con la lingüística y, en muchas ocasiones, con el análisis historizante de los
mitos, ha permitido a algunos investigadores formular una serie de hipótesis aventuradas que tienden a
explicar el nacimiento del mundo micénico a partir de uno o varios hechos de carácter más o menos súbito y
espectacular. Tomaremos en primer lugar la teoría elaborada por F. H. Stubbings (1970, 1973 y 1975).
Según este autor, las leyendas heroicas griegas pueden ser manejadas como fuentes históricas que hacen
referencia a la época micénica, y de ellas —como, por ejemplo, el mito de las Danaides, que llegan de Egipto
a Grecia huyendo de sus perseguidores— podría deducirse lo siguiente. Tropas mercenarias griegas lucharon
en Egipto contra los Hyksos, y durante estas campañas aprenderían el manejo del carro de combate.
Volvieron luego a Grecia y gracias a la superioridad militar —ficticia como hemos visto— que les
proporcionaba el uso del carro, consiguieron imponerse sobre el resto de sus conciudadanos, dando de este
modo origen a la cultura micénica. Esta teoría es inaceptable por varios motivos. En primer lugar, porque
contradice la evidencia arqueológica, que demuestra que los invasores conocendores del carro llegaron a
Grecia desde el Epiro. En segundo lugar, porque tampoco encuentra apoyo en las fuentes históricas egipcias.
Y, por último, porque carece de sentido histórico, ya que el carro de combate en Grecia no confiere una
superioridad militar aplastante, y sociológico, puesto que es imposible concebir que un grupo de mercenarios
cargados de botín y oro dieran lugar, simplemente con su llegada, a un fenómeno tan complejo como el
nacimiento de la cultura micénica.
Otro historiador, Michael Astour (1967), siguiendo las huellas de autores como J. Bérard y C. Gordon, ha
elaborado una teoría muy similar a la de Stubbings, pero dotada de un toque más exótico. Según él, los mitos,
la etimología de una serie de términos griegos y micénicos y el análisis de la toponimia nos permiten suponer
que la cultura micénica tuvo su origen en la penetración en el territorio helénico de un grupo de colonizadores
de origen semítico-occidental, procedentes del SE del Asia Menor. Ni que decir tiene que tampoco esta teoría
encuentra confirmación a nivel arqueológico, puesto que, aunque han aparecido objetos de procedencia
oriental, como los cilindro-sellos de la Cadmea tebana, de ello no se debe deducir la llegada de una invasión,
ya que pudieron ser traídos a través de contactos comerciales.
Sin embargo, la teoría de Astour no es del todo absurda. Es cierto, por ejemplo, que hay muchos paralelos
entre los mitos y las figuras de los dioses griegos y orientales; también lo es que muchos términos griegos y
micénicos son de origen oriental y hay numerosas semejanzas estilísticas entre Grecia y el Oriente en el arte
y la literatura, pero todo ello se explica por la existencia de una koiné cultural en todo el Mediterráneo Oriental.
Es decir, que los pueblos del Heládico Tardío, y más tarde los micénicos, poseían una cultura muy similar, en
sus artes, literatura, religión y pensamiento, e incluso a nivel de sus instituciones económicas y sociales, a la
de los pueblos del Próximo Oriente. La cultura griega no sería pues, ni el producto de un «milagro», ni una
aportación de algunos grupos de invasores provenientes del Centro-Europa, sino el fruto de un largo proceso
de desarrollo, en el que los elementos autóctonos se fundieron con las aportaciones fruto de los contactos con
las culturas circundantes.
No hay pues hipótesis global alguna que nos explique el nacimiento de la sociedad micénica. Y ello es así
porque para comprenderlo no debemos imaginarnos ningún misterio que haya de ser desvelado a través de
ninguna clave secreta. Lo que nos dicen los hechos es que se produce en Grecia un incremento demográfico,
acompañado de una expansión económica de base agrícola más que comercial. Ese proceso trae consigo el
desarrollo de una mayor diferenciación social y la concentración de la riqueza y el poder en manos de un
grupo que se aglutina en torno a los palacios, dando lugar de este modo a la aparición de nuevos sistemas
administrativos y al surgimiento de nuevos grupos sociales, como los escribas, funcionarios, sacerdotes, etc.
Esa élite impulsa el desarrollo de las relaciones internacionales y los contactos, ya preexistentes, con las
culturas del entorno político circundante, favoreciendo así la asimilación de elementos culturales de todo tipo.
Y como resultado de todo ese proceso y gracias a la fusión de esos nuevos elementos con los preexistentes
tiene origen la cultura micénica.

La expansión micénica Desde Sicilia y el Sur de Italia hasta Anatolia y desde el Bosforo a Egipto, todo el
Mediterráneo es testigo de la difusión de los productos micénicos —fundamentalmente la cerámica, y sobre

108
todo, el tipo de vasija conocido con el nombre de «jarra de estribo»— que pueden ir o no acompañados de
asentamientos de población. ¿Cuáles pueden haber sido los motivos de esa súbita expansión? ¿Se trató de la
masiva difusión de algún producto contenido en esos tipos de jarras? Diversas hipótesis se han ido
formulando en ese sentido, pero la mayor parte de ellas tienden a buscar una explicación a través del
comercio. Pero como las tablillas no nos demuestran que la economía palacial se orientase básicamente al
comercio de exportación, y como tampoco los restos arqueológicos confirman ese comercio masivo, podemos
concluir afirmando que la hipótesis de la expansión comercial carece de validez.
Si la expansión micénica no estuvo impulsada por mecanismos comerciales, cabrá suponer que sus causas
pudieron haber estado relacionadas con la existencia de una posible presión demográfica, ocasionada por el
incremento de la población. Los micénicos no habrían llegado pues a diferentes puntos del Mediterráneo
como pacíficos comerciantes —aunque en muchos casos se llevasen a cabo intercambios— , sino
probablemente como guerreros, asentándose por la fuerza en aquellas regiones en las que no existía un
poder político fuerte, o bien en la tierra de nadie que constituía toda la costa del Mediterráneo oriental en el
segundo milenio.

 EGIPTO: A partir del año 1400 los micénicos comienzan a intensificar sus relaciones con la zona,
continuándolas hasta el 1200. Para ello tomarán como puntos de partida las islas de Rodas y Chipre,
colonizadas por los micénicos, y que ahora asumirán el papel que antes había correspondido a Creta. Las
relaciones tendieron a intensificarse en aquellos períodos en los que Egipto controlaba la región palestina, y,
por ser Egipto un poderoso reino, estas relaciones fueron siempre pacíficas. Los micénicos, productores de
plata y obsidiana, intercambiarán estos productos, junto con plata, oro, lapislázuli y piedras preciosas con los
egipcios, a cambio de otra serie de productos que nos resultan desconocidos.
 ASIA MENOR: Los micénicos unicamente consiguieron hacerse fuertes en toda
la región del Asia Menor, en la isla de Rodas, en la que se había producido un vacío de poder político hitita. Y
en toda la costa únicamente poseyeron dos enclaves importantes:
Mileto y Halicarnaso.
 EL MEDITERRANEO OCCIDENTAL: Únicamente destacaremos algunos puntos en esta zona.
Comenzaremos por Italia. Sus relaciones con el Egeo comienzan a principios del segundo milenio, y culminan
en el período micénico, siendo mantenidas sobre todo con Rodas, Chipre y Jonia y en menor grado con la
Península Griega. Las relaciones poseyeron un carácter pacífico y como resultado de las mismas se fundaron
algunas colonias, probablemente de carácter agrícola.
 EL MEDITERRANEO ORIENTAL: La expansión micénica en el Mediterráneo Oriental fue hace años,
concretamente en 1973, objeto de un congreso, por lo que podemos afirmar que su conocimiento se basa en
evidencias documentales de considerable importancia. Conquistaron Rodas y Chipre atraída por los metales,
sobre todo cobre. Siria y Palestina también se vieron afectadas por la expansión micénica.

La Caída:
El súbito hundimiento de la cultura micénica no ha dejado de intrigar desde hace mucho tiempo a
historiadores y arqueólogos. Su carácter repentino ha tendido a rodearlo también de una cierta aureola de
misterio, por lo que nos encontraríamos, de seguir las opiniones de algunos de los autores citados, con una
cultura que nace y muere de dos modos igualmente extraños y repentinos.
Rhys Carpenter sostiene que la causa de esa catástrofe habría sido de tipo climático. En Grecia se produjo en
esos momentos un largo periodo de sequía, que traería como consecuencia una serie de desastrosas
cosechas, que impulsaron la dispersión del pueblo griego hacia las zonas periféricas. Si bien se apoya en
datos arqueológicos y climáticos tampoco da cuenta de todos
los datos que parecen configurar la realidad histórica de ese momento.
Otras teorías como la de Stubbings que habla de un proceso de masivo de deforestación, traería como
consecuencia la decadencia económica de los palacios.
Al igual que en el caso anterior nos encontramos con que esta hipótesis posee igualmente el defecto de la
unilateralidad. Hubo de hecho deforestación, también se produjo un período climático desfavorable, pero
estos factores no fueron los únicos que actuaron en la configuración del proceso histórico.
En efecto por una parte sabemos que se produce la infiltración de elementos humanos provenientes del norte
en el Heladico Tardío III C que se pudieron ir infiltrando progresivamente como mercenarios en el mundo
micénico, e incluso llegaron a ocupar puestos como escribas personas de origen dóricos. A esto le tenemos
que agregar la existencia de innegables tensiones internas.
El crecimiento y la presión demográfica parecen haber sido muy fuertes y la economía de los palacios se
había vuelto bastante opresiva con respecto a la población, y por otro lado se había especializado demasiado
y carecía de capacidad de reacción ante situaciones nuevas, como las producidas por una serie continua de
malas cosechas o agresiones externas.

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Pudieron, pues, haberse aunado en un período de tiempo más o menos amplios factores de diferentes tipos:
malas cosechas, agresión exterior y tensiones internas, que habrían originado enfrentamientos de unas
regiones con otras.
Todos estos factores pudieron dar origen al colapso económico y administrativo de los palacios y a que la
nobleza rural asumiese el papel dirigente en la sociedad.
La desaparición de los palacios arrastro consigo a la escritura y puso en funcionamiento las nuevas formas de
organización social que aparecerán reflejadas en los poemas homéricos.

6. El autor habla de tres niveles de organización: palacial, nobiliario, local o del


damos. Analizar brevemente a cada uno.

PALACIAL:
A la cabeza de la sociedad micénica aparece el rey, designado normalmente con el término wa-na-ka. Suele
ser una idea muy difundida que el rey micénico, al igual que los faraones egipcios o los ensi mesopotámicos,
era considerado como una persona sagrada, llegándose incluso a tributarle culto. En favor de esta hipótesis,
algunos autores como P. Walcot (1967) aducen los supuestos testimonios de mitos griegos posteriores, como
el de la concepción de Heracles por Zeus, muy semejante en su opinión a la de Hatshepsut por Amón, y las
innumerables leyendas en las que Zeus visita a numerosas princesas.
Sin embargo, si nos limitamos a considerar, lo que constituye el método correcto, los datos presentes en las
tablillas, veremos que en ellas la situación es muy diferente. Podemos apreciar en ellas cómo existe,
efectivamente, una relación entre el wa-na-ka y los santuarios y cultos de la Potnia y de Poseidón. El rey
recibe ciertas cantidades de aceite para su uso y el del palacio y para el culto de esos dos dioses, así como
para la celebración de la fiesta del to-no-e-ri-jo, de la que luego hablaremos. Pero además de ello el rey posee
también una función cultual, ya que lleva a cabo sacrificios en la ciudad sagrada de Pa-ki-ja-na, debiendo de
estar además su función concebida como perteneciente al dominio de lo sagrado.
El rey posee funciones económicas y religiosas. A ellas debemos añadir sus funciones meramente
administrativas, como el nombramiento de funcionarios y la supervisión de la administración, pero no
desempeña función militar alguna.
Del ra-wa-qe-ta dependen artesanos y personal cultual, y en cierto modo duplica las funciones del rey,
careciendo igualmente de función militar alguna.
Era un representante de la aristocracia militar frente a la monarquía. El único terreno en el que el monarca
aventajaba al ra-wa-qe-ta era en el campo de la religión.
Todo palacio micénico desempeñaba una serie de funciones de carácter económico, mediante la
centralización y redistribución de buena parte de la producción agrícola, a través del desarrollo del comercio
del aceite.
Altos funcionarios se encargaban de la supervision de la labor de los auténticos pilares de la administración
que eran los escribas.
Existe un amplio grupo de población que se aglutina en torno al palacio, que lo sustenta y que basa sus
recursos en las rentas e impuestos que detrae a las poblaciones rurales. Esos grupos, junto con la nobleza y
el damos, formaran un amplio sector social que quedara al margen del palacio.

LA NOBLEZA:
 Nobles independientes, grandes propietarios; comandantes y oficiales de los o-ka. Bajo ellos estarían los mo-
roqa, y sobre todos ellos el ra-wa-qe-ta. No viven en las capitales, sino en pequeños lugares, rodeados por
círculos personales de individuos y forman el ra-wo.
 Los nobles dependientes: rodean al rey y viven en las capitales, son funcionarios del tipo du-ma y da-mo-koro,
y forman círculos personales en torno al débil poder real, con el que se enfrentan los nobles del tipo 1.
El monarca y su palacio parecen, pues, disponer de poder militar y no de un modo limitado, sino hasta tal
punto que consiguen coordinar todas las iniciativas bélicas, ya que los nobles combaten como jefes y oficiales
en su ejército.
Es evidente que la nobleza existe como grupo y que parecen darse tensiones entre ella y la monarquía, pero
ese tipo de tensiones forman parte de un sistema económico y social más amplio, que es el que nos permite
comprender su sentido.

110
EL DAMOS: el damo no es una clase social, sino una entidad jurídica. En tanto que tal, es poseedora de
tierras, tanto los individuos que lo componen como tierras comunales. Estas tierras eran del tipo ko-to-na ke-
ke-me-na, y en ambos casos se hallaban distribuidas en o-na-ta, o parcelas trabajadas por una serie de
individuos, que en el caso de las tierras comunales serían, en opinión de Lejeune, esclavos del da-mo
También poseía otro tipo de tierras, las ka-ma, propiedad de personas particulares.
El da-mo, fue una entidad jurídica, que podríamos definir como una corporación que agrupaba campesinos
libres que controlaban una parte de las tierras y mantenía a nivel tanto individual como colectivo una serie de
relaciones con la administración del distrito, a la que debía pagar una serie de impuestos.
Estos impuestos serian devengados tanto por el da-mo como entidad jurídica colectiva como por cada uno de
sus miembros, como renta procedente de la explotación de las parcelas individuales y comunales.
En ocasiones los impuestos no eran percibidos por el palacio, sino por el templo.
Pero el da-mo no solo agrupaba a los campesinos, sino también a los pastores, los artesanos, e incluso a
algunos de los individuos pertenecientes al grupo de los te-re-ta. Todos ellos actuaban solidariamente en
casos de litigios y problemas relacionados con los repartos de tierras.

Tipos de tierras del Damos:


1° Mo-ra:
Solo las poseen los nobles y no están registradas.
2 ° ko-to-na:
1) Privadas, no registradas, algunas pueden ser propiedad, individual o colectiva, del da-mo.
2) ke-ke-me-na: Las posee el damo como entidad y personas particulares.
3) ki-ti-me-na, son del rey, pero el damo en sus dos niveles puede explotarlas mediante arriendo.

7. ¿Por qué el autor descarta hablar de feudalismo?


El autor descarta hablar de Feudalismo porque el sistema económico de los reinos micénicos, tanto en su
aspecto administrativo como fiscal, carece de las características de los sistemas de este tipo, la constituye el
fraccionamiento y la dispersión de los poderes políticos, que en este caso están fuertemente centralizados.
También menciona que se produzca un feudalismo pleno se requiere que el poder militar este casi
exclusivamente en manos de los nobles, de esos ≪barones≫ micénicos,
cómo les llama Palmer. Y en este sentido, nada más lejos de la realidad.
El monarca y su palacio parecen disponer de poder militar y no de un modo limitado, sino hasta tal punto que
consiguen coordinar todas las iniciativas bélicas, ya que los nobles
combaten como jefes y oficiales en su ejército. Resulta, pues, absurdo,
también en este sentido, hablar de una sociedad feudal. Si queremos comprender el papel de la nobleza
micénica deberemos, pues, recurrir a otros criterios. Es evidente que la nobleza existe como grupo y que
parecen darse tensiones entre ella y la monarquía, pero ese tipo de tensiones forman parte de un sistema
económico y social más amplio, que es el que nos permite comprender su sentido.

VI. Los Mundos Cretense y Micénico


Fuentes para su estudio. La realidad geográfica y etnográfica.

111
La civilización cretense 2600 a. C. – 1200 a. C.

Períodos históricos: Prepalacio

112
Primeros palacios,

113
Segundos palacios.

114
Invasión micénica en 1400 a. C.

Etapa Postpalaciega. Importancia del arte para la reconstrucción histórica de


esta civilización.
Patrones culturales, sociales y económicos.

115
116
La civilización micénica. 1900 a. C. – 1200 a-C.

117
La realidad social y las formas políticas y económicas. Nuevos patrones
culturales.

118
119
120
Génesis del concepto de ciudadano.

VII. El Mundo Griego


Fuentes para su estudio. La época homérica. S. XII a. C. Nacimiento de la Polis.

121
Su

formación y evolución desde el genos.

La cosmovisión griega y su proyección en la sociedad. Relación entre sociedad, economía y Estado


en la ciudad arcaica.

Conceptos de themis y diké

122
Trabajo practico 7

Gschnitzer, Fritz: Historia Social de Grecia. Cap. II. La época Homérica

CONSIGNAS DE TRABAJO

1. Analizar el concepto de Edad Oscura u Homérica.


2. Realizar un cuadro con los diferentes grupos sociales del período.
3. Analizar los diferentes tipos de esclavitud y "no libertad"
4. Explicar el funcionamiento de las instituciones y elaborar una definición de Estado Linaje.
5. Analizar la importancia de la propiedad en el desarrollo social y su jerarquía.
6. Caracterizar a la Nobleza.

1. Analizar el concepto de Edad Oscura u Homérica.

Al derrumbamiento del mundo micénico sucede, un largo y mudo período sin fuentes escritas. Con la llegada
del siglo VIII se comienza a recuperar fuentes. Nuestras fuentes más antiguas, y las únicas fecundas para el
siglo VIII, son más bien dos grandes epopeyas, que figuran bajo el nombre de «Homero»: la Ilíada y la
Odisea. En su forma actual proceden concretamente del siglo VIII (la Odisea es algo más reciente que la
Ilíada, y puede rebajarse aún al siglo VII. No obstante, ambos poemas se basan en una práctica artística
profesional muy remota, que alcanza a siglos atrás; versos enteros (singularmente muchos versos
formulares), hasta partes completas, están tomados sin ninguna duda de poemas más antiguos, y más que
nada muchos elementos internos de la obra.
Como fuente de acontecimientos históricos, cuyo problemático conocimiento preservan, los poemas
homéricos son pues enteramente inservibles; pero ganan en interés para nosotros en cuanto fuentes sobre
las situaciones de una época, acerca de la cual ninguna otra fuente escrita arroja testimonios. Ellos sabían
que los sucesos objeto de su relato habían ocurrido en un pasado lejano, y por eso eliminaban de su estampa
de aquel pasado muchos pormenores a los que tenían catalogados, en su fuero interno, como innovaciones
de tiempos más recientes.
Con los poemas homéricos entramos en un mundo poderosamente ligado a la tradición, en el que las
condiciones de vida mudaban muy despacio de una generación a otra, de manera que la épica de varias
generaciones despide una imagen histórico-cultural bastante homogénea.
En el siglo VIII aproximadamente, según parece, los bardos eran capaces de prestar a las situaciones
retratadas por ellos los tintes de la vida sólo a base de la contemplación que les brindaba su propio entorno.
Más de una singularidad histórico-cultural podría sin duda, como los versos en los cuales se había
conservado, ser considerablemente más antigua, y en el caso de ciertos detalles debemos además contar con
el consciente deseo de anticuar por parte del poeta: ellos sabían que los sucesos objeto de su relato habían
ocurrido en un pasado lejano, y por eso eliminaban de su estampa de aquel pasado muchos pormenores a los
que tenían catalogados, en su fuero interno, como innovaciones de tiempos más recientes.
Estos desenfoques cronológicos no significan demasiado, sin embargo, para nuestros propósitos. Con los
poemas homéricos entramos en un mundo poderosamente ligado a la tradición, en el que las condiciones de
vida mudaban muy despacio de una generación a otra, de manera que la épica de varias generaciones
despide una imagen histórico-cultural bastante homogénea. En vida de los últimos poetas capitalmente
interesados en la epopeya o, con mayor exactitud, de los bardos que dieron a extensos retazos coherentes de
ambos poemas épicos y, por contra, a los propios poemas en sí, la forma en que los tales quedaron fijados
por escrito contemporáneamente o muy poco después, en vida pues de estos poetas más recientes parecen
sin duda haber arreciado las contradicciones políticas y sociales; comenzó, ya en pleno siglo VIII, el proceso
que , condujo a la desposesión del poder real, luego a la suplantación de la realeza por la aristocracia, y casi
a continuación a agrias confrontaciones entre la nobleza gobernante y las capas sociales de nuevo víctimas
de opresión o de atropello: la época de las Luchas estamentales. Los bardos sólo muy raramente dejan
entrever algo de tal situación, puesto que estos fenómenos de crisis de su momento presente no convienen a
la escena del glorioso pasado que ellos deseaban diseñar.

123
2. Realizar un cuadro con los diferentes grupos sociales del período.

Grupos Sociales

Libres No libres

 Con tierras (Nativos, Extranjeros)  Esclavos:


*Nobles *De guerra
*Campesinos *Nacimiento

 Campesinos no libres (Autóctonos)


 Libres sin tierra: *Hilatos (Esparta)
*thetes *Periecos (Creta)
*demiugos *Penestas (Tesalia)
*therapontes

3. Analizar los diferentes tipos de esclavitud y "no libertad"


la esclavitud provenía de hombres libres que eran traspasados en grandes proporciones a la condición de
esclavos. Lo hacían a través de la cautividad por guerra. Los esclavos son en su mayor parte personas
antiguamente libres, que han caído en manos hostiles durante una guerra.
La compra voluntaria de prisioneros de guerra es perfectamente posible y habitual. Los navegantes,
nombradamente los fenicios, se comportan ya de paso como comerciantes de esclavos.
Hay también esclavos de nacimiento, esto es, los hijos de una esclava con un esclavo; los cuales era pocos y
no poseía, la menor transcendencia económica, pero si podían heredar bienes de sus padres, por ejemplo.
Hay esclavas mujeres, a menudo en régimen domestico la mayor parte. Hacen las veces temporalmente de
concubinas en las campañas militares. Y actividades donde también
participan mujeres y muchachas libres: por ejemplo, hilar y tejer; acarrear agua, lavar, preparar la lumbre,
limpiar, el trabajo singularmente penoso en el molino manual, servir la mesa. Podrían ser nodriza, esclava que
atiende a los niños y mayordoma que tiene en su poder las llaves, administra las provisiones, dirige todos los
trabajos de la casa.
Los esclavos varones prestan servicio sobre todo como pastores y como mano de obra
en la agricultura y horticultura, pero también en los menesteres domésticos. Un esclavo puede también estar
casado y tener hijos; no ocurre con demasiada frecuencia y requiere evidentemente la aprobación del dueño.
Hubo otro tipo de no libres: aquellos tuvieron que seguir cultivando el campo, pero ahora en beneficio de sus
señores, y además quedara sus órdenes para otros muchos servicios conservaban su familia y con ello la
posibilidad de procrear en proporciones normales. No son prisioneros de guerra, ni comprados estos no libres
sino un estrato autóctono.

4. Explicar el funcionamiento de las instituciones y elaborar una definición de Estado Linaje.


El derecho de esta época es un derecho consuetudinario, que sólo de forma muy inconcreta se hallaba vivo
en la conciencia del pueblo; sin embargo, los nobles disponían de extensos conocimientos y de sólidas
tradiciones en este campo, por lo que se convierten en una pieza esencial para aplicar el derecho como
árbitros, o como jueces en sentido estricto, y para seguir configurándolo con los fallos dictados.
La administración:
o Los asuntos más graves se decidían básicamente en la Asamblea popular (ágora), en
la que podían participar, como ya vimos, todos los hombres libres y naturales del país.
Se discuta libre y abiertamente. Al final hay que tomar una decisión; en este punto la
Asamblea se convierte de nuevo en una institución enteramente democrática. La
Asamblea del pueblo se reunía solo en contadas ocasiones.
o Un Consejo de los ancianos, solo tenían asiento los nobles y poderosos. se instala
dentro de cada Asamblea; con mucha mayor frecuencia celebra sus sesiones en

124
solitario, y tiene por norma hacerlo, naturalmente, bajo la presidencia del rey. la
reunión del Consejo suele estar acompañada de un buen yantar; pero no es el rey
quien corre con los gastos, antes bien se deja compensar por la comunidad.
o Los príncipes, un consejo más reducido. Es evidente que, en estos dos Consejos, el
más restringido y el más amplio, radica el centro de gravedad de la soberanía de la
nobleza.
o El rey tenia un lugar como de jefe. Las verdaderas decisiones no dependen de él, sino
del Consejo (o de los Consejos) y de la Asamblea popular. De todos modos, él es el
caudillo en la guerra realiza las ofrendas a los dioses en nombre de la comunidad y
goza de los honores y beneficios inherentes a tales actividades; con bastante
frecuencia desempeña la labor de juez, y tiene sin duda que llevar a término de forma
muy amplia los asuntos de la comunidad en el marco de los acuerdos decididos por
Consejo.

Estado linaje:

El llamado Estado-linaje, que incluye en su interior un elevado número de asentamientos, corrientemente muy
pequeños, que muchas veces son más bien caseríos y alquerías aisladas que aldeas. En cuanto a superficie
estos estados-linaje son por regla general mayores, e incluso considerablemente mayores, que las ciudades-
Estado, pero la mayoría quedan muy rezagados respecto a aquéllas en su unidad interna: consejo y asamblea
popular sólo en contados casos pueden aquí reunirse, y en consecuencia las decisiones políticas únicamente
pueden tomarse, por lo general, con cierta demora; los intereses contrapuestos y hasta los conflictos que se
abren entre comunidades por separado, a varias de las cuales suele abarcar regularmente cualquiera de tales
estados-linajes, ponen en peligro la unidad del grupo.
Para todo el territorio occidental y septentrional griego contamos ya durante la edad homérica, la existencia
del tipo de Estado más antiguo en el desarrollo histórico, el llamado Estado-linaje, que incluye en su interior
un elevado número de asentamientos, muy pequeños, que muchas veces son más bien caseríos y alquerías
aisladas que aldeas. En cuanto a superficie estos estados-linaje son por regla general mayores que las
ciudades-Estado, pero la mayoría quedan muy rezagados respecto a aquellas en su unidad interna: consejo y
asamblea popular
solo en contados casos pueden aquí reunirse, y en consecuencia las decisiones políticas únicamente pueden
tomarse con cierta demora; los intereses contrapuestos y hasta los conflictos que se abren entre comunidades
por separado, a varias de las cuales suele
abarcar regularmente cualquiera de tales estados-linajes, ponen en peligro la unidad del grupo.
El estado-linaje encuentra su justificación en que esos Estados extensos no son designados, como las
ciudades-Estado, a partir de un asentamiento único ni tampoco por el país en que habitan, pues su nombre es
más bien lo que se conoce por un étnico primario del que solo después se hace derivar el nombre regional. El
estado-linaje ha de poseer la condición de forma primitiva del Estado griego, y la ciudad-Estado la de forma
reciente. La ciudad-Estado las encontramos en las zonas del mundo griego de mayor progreso y al estado-
linaje en los territorios que comparativamente han quedado más rezagados.

5. Analizar la importancia de la propiedad en el desarrollo social y su jerarquía.


una considerable parte del patrimonio estaba por lo general invertida en tierras. Así ocurría aún, desde luego,
en todos los territorios predominantemente agrarios; pero así sucedía también en Atenas y positivamente en
otras ciudades marítimas. La propiedad inmueble únicamente constituía, por regla general, una parte del
patrimonio; se podría decir que en la mayoría de los casos los negocios comerciales y de dinero eran, junto a
las empresas industriales, las más señaladas fuentes de ingresos, pero la propiedad rural el más importante
núcleo de inversión del dinero (a causa de la estabilidad de su valor y en atención a su elevada acepción
social).
Los propietarios forman el auténtico pueblo. La expresión fija propietario, nos conduce a la organización
agraria, la cual es fundamental en todo momento histórico para el conjunto de la ordenación social.
Conviene distinguir entre la tierra cultivada (es decir, labrantíos y huertas) por un lado, y por otro el terreno
restante, explotado principalmente como dehesa (y al propio tiempo, es lógico, se herbajea en las campiñas
donde ya se ha recolectado o que descansan en barbecho). Tierras que pertenecen a la comunidad.
El ganado que allí pace no pertenece a todos en conjunto; antes bien, cada particular posee sus propias
reses, y al menos los más acomodados disfrutan de sus propios rebaños.
Pero sucede que un trozo de dehesa se rotura. Una labor muy costosa. Quien emprende por su cuenta esta
tarea tiene derecho a quedarse con la tierra noval; no es claro si la conservaba en plena propiedad, más en

125
cualquier caso este suelo es explotado a partir de entonces individualmente, y el derecho a hacerlo se
transmite a los descendientes.
La comunidad todavía posee amplios derechos sobre el suelo, no solo, como es natural en la situación griega,
en las eschatia, sino también en el antiguo terreno de cultivo;
Pero ello no altera en nada el que los distintos miembros gocen también de una serie de derechos
individuales sobre el suelo que son de enorme alcance económico: desde luego en las tierras novales,
roturadas en la eschatia, y ciertamente de forma que los particulares poseen grandes porciones hereditarias,
que acaban siendo muy diferentes por las incidencias habidas en los procesos sucesorios; de esta manera la
distinta dimensión de la posesión
rural llega en lo esencial a determinar la posición económica y social de las personas. De aquí a la plena
propiedad privada en las antiguas tierras de labranza, como encontramos en época clásica, no hace falta
seguir ningún otro camino.

6. Caracterizar a la Nobleza.
Por la diferenciación social dentro del grupo de los propietarios; se distinguía nobleza y pueblo.
La nobleza mantiene un perfil caballeresco. Sus miembros luchan en carros de guerra, o al menos se
desplazan en el carro hasta el escenario del combate, en donde echan pie a tierra con vistas al desafío
cuerpo a cuerpo; en el momento de la persecución suben otra vez al carro.
Es un especialista en las salidas de pillaje forma una parte substancial de sus rentas. Al modo de vida
caballeresco conviene también el que cultiven caza y juego, cantos y danzas y refinados hábitos palaciegos.
La agricultura es no solo el principal asiento de su vida, sino que incluso llegan a prestarle sus brazos. El
avenirse a manejar hoz y arado es tan natural y decoroso para el héroe homérico como el empuñar las armas.
Las mujeres de estos personajes colaboran en la casa; particularmente les incumbe (junto con las hijas y
esclavas) la confección y cuidados de vestidos y ropa; especial destreza en el tejer y coser constituye,
añadido a su porte y esclarecida alcurnia, el mayor título de lustre al que puede aspirar una mujer.
Almacenaban excedentes y ganancias extraordinarias en forma de tesoros. Ingresos eventuales desembocan
en sus manos gracias al botín de guerra, al comercio ocasional, a su eficiencia pública.
Se dedicaban ellos mismos al cultivo de las relaciones sociales y del género de vida cortesana más refinado.
Era más fácil que un noble pierda su título de linaje, que un campesino llegara a obtener el titulo de noble,
pues se creía que el noble era descendiente de los dioses.

126
La época arcaica. S VIII a. C. – S. VI a. C.

La

segunda colonización. Causas y consecuencias.

127
Transformaciones sociales y económicas.

128
La acción de los reformadores Dracón y Solón.

Concepto de nomos.

129
La Nomocracia. Atenas y Esparta.

La

ciudad democrática. S. V a.C. Las reformas de Clístenes y Pericles.

130
131
Condiciones y características del ciudadano.

132
La sociedad y el Estado: la democracia en acción. Las características económicas.

133
Las guerras médicas. Causas y consecuencias. El enfrentamiento entre las
concepciones del mundo de Oriente y Occidente.

134
Crisis de la polis griega del siglo IV a.C. Causas y consecuencias de la Guerra
del Peloponeso.

135
Aparición de nuevas tendencias y filosóficas, socio-políticas y económicas.

Florecimiento cultural. Fortalecimiento del individualismo frente al sistema de


derecho.

136
Decadencia y desaparición de la polis. El avance macedónico.

137
El Mundo Helenístico. El siglo IV a.C. antecedentes de la obra de
Alejandro en Macedonia y su proyección a Grecia.

138
139
140
Acción de Alejandro (336 a. C. – 323 a. C.) El ideal ecuménico.

141
142
143
VIII. El Mundo Romano.
Fuentes para su estudio.

144
Realidad geográfica y etnográfica de la Italia primitiva.

145
La cosmovisión romana y su proyección en la sociedad.

146
La Monarquía. S.VIII a. C. – 509 a. C. Orígenes de la civilización romana

147
Los Etruscos, su influencia religiosa, política y social en la formación del
Estado romano.

Los aportes indoeuropeos.

148
El mito y la historia en la fundación de Roma.

149
150
151
Fundamentación del poder real.

152
La configuración social y su relación con el Estado.

153
154
Organización política, religiosa, económica y jurídica de la época.

La República. 509 a. C. – 27 a. C.

La

República aristocrática 509 a.C. – s.III a.C.

155
Causas
y

consecuencias de las transformaciones sociales y políticas.

156
El proceso de unificación y la lucha patricio-plebeya.

157
158
Su influencia en la formación de la constitución del siglo III a.C.

159
160
La República oligárquica. S. II a. C - S. I a. C. Consecuencias de la
expansión romana.

161
La crisis del siglo II a. C. El desequilibrio socio-económico y los
enfrentamientos políticos.

162
Los cambios culturales.

163
Los intentos de solución de la crisis: Los Graco, Mario y Sila. Ruptura
del orden republicano y búsqueda de una nueva forma política.

164
165
El proyecto romano: Pompeyo y Cicerón.

166
167
El proyecto helenístico: Julio César.

168
169
El segundo triunvirato. Consecuencias de las guerras civiles.

El Imperio. 27 a. C. – 476 d .C.. El Principado (31 a. C. – S. III d. C.)

170
Advenimiento de Octavio al gobierno.

171
Fundamentos legales y características del poder de Augusto.

172
Organización del Estado.

173
Revalorización de la tradición y sociedad romanas.

174
El nuevo culto imperial.

La organización del imperio y la nueva realidad social,


económica y jurídica del siglo I.

175
La plenitud del régimen durante el gobierno de los
Antoninos.

176
Evolución y transformación del Imperio hasta el siglo III.

177
El cristianismo.

178
Su relación con la política imperial durante el Alto
Imperio.

El Dominado o bajo Imperio (S. III – S. V)


Antecedentes: la crisis del siglo III.

179
180
Las Nuevas formas sociales y económicas.

La cosmovisión del Dominado: nuevas ideas


religiosas, filosóficas y políticas.

181
La conformación del régimen durante el siglo IV. El
Dominado pagano con Dioclesiano.

182
Las nuevas formas sociales y culturales.

Los conceptos de dominus y de súbditos.

183
La etapa de transición con Constantino.

Influencias del cristianismo en los cambios socio-


económicos y políticos del imperio.

184
El Edicto de Milán.

185
186
El Dominado cristiano con Teodosio.

La cosmovisión cristiana y el concepto de fiel.

187
La estructura socio-económica y jurídica. Colonato y patronato.

188
División del Imperio.

Caída de Roma en poder de los bárbaros en 476.

189

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