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ORDEN DE LOS HERMANOS DE LA BIENAVENTURADA

VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO

ORDENACIÓN PRESBITERAL

Fray Daniel Ulises González Cabrera; O. Carm.

“No he venido a ser servido, sino a servir”


(Mt 20, 28)

Parroquia “Nuestra Señora de Lourdes”


Ciudad Delgado, San Salvador, El Salvador.
Sábado 17 de diciembre del 2022

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RITO DE ENTRADA

Comentador:
Queridos hermanos y hermanas sean todos bienvenidos a nuestra
Celebración Eucarística. Como Hermanos de la Bienaventurada Virgen María
del Monte Carmelo, hoy nos encontramos aquí llenos de gratitud y júbilo, porque
festejamos junto a Ella, a ustedes y a todos los santos y santas del Carmelo la
«Ordenación Presbiteral» de Fray Daniel Ulises González Cabrera que por la
Imposición de Manos y la Oración Consecratoria de Monseñor Walter Guillén
Soto, Obispo de la Diócesis de Gracias, Honduras y nosotros como testigos,
desea comprometerse más y vivir en obsequio de Jesucristo al estilo del Profeta
Elías, nuestro Padre Espiritual, así como a servir a la Iglesia sobre todo a los más
empobrecidos de nuestra sociedad. Empecemos nuestra celebración recibiendo a
nuestros hermanos en la fe cantando con entusiasmo.

RITOS INICIALES

Procesión de entrada (incensario, cirios, cruz alta, evangeliario, acólitos, el


ordenando, diácono (si lo hay), presbíteros y el obispo con sus asistentes).

Canto de entrada

Reunido el pueblo, el Obispo con los ministros va al altar, mientras se entona el


canto de entrada. Cuando llegan al altar, el Obispo con los ministros hacen la
debida reverencia, besa el altar y lo inciensa. Después se dirige con los
ministros a la sede. Terminado el canto de entrada, el Obispo y los fieles, de pie,
se santiguan, mientras el Obispo dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
El pueblo responde:
Amén.

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El Obispo, extendiendo las manos, saluda al pueblo con la fórmula siguiente:

El Dios de la esperanza y la misericordia, que por la acción del


Espíritu Santo nos colma con su alegría y con su paz,
permanezca siempre con todos ustedes.
El pueblo responde:
y con tu espíritu.

Acto Penitencial

Hermanos: reconocemos que somos infieles para celebrar dignamente


estos sagrados misterios, hagamos un examen de conciencia.

Yo confieso ante Dios todo poderoso y ante ustedes hermanos, que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por
mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a los ángeles y a los
santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

Canto penitencial

Canto del Gloria

† Oración Colecta †

Oh Dios, que enseñaste a los ministros de tu Iglesia no a ser


servidos, sino a servir a sus hermanos y hermanas, concédeles
diligencia y afabilidad en su acción ministerial y perseverancia
en la oración. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos.

Todos: Amén

3
LITURGIA DE LA PALABRA

Monición a la Primera Lectura


En la breve lectura tomada del Profeta Miqueas que escucharemos hoy, nos
recuerda que la Iglesia Doméstica es la encargada de sembrar la semilla del
temor a Dios que es nuestro Padre. Hermanos y hermanas, les invito a que, con
mucha atención, nos dispongamos a escuchar la Palabra de Dios.

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Miqueas 6, 8

Escuchad ahora lo que dice Yahveh tu Dios: «Se te ha

declarado, hombre, lo que es bueno, lo que Yahveh de ti reclama: tan

sólo practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente

con tu Dios.»

Palabra de Dios.

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MONICIÓN AL SALMO
En el salmo 64 que meditaremos hoy, encontramos el grito confiado ante
nuestro Dios que es misericordioso y que sabemos que camina junto a su
pueblo y que no dudamos que está también con nuestro hermano Daniel en este
nuevo ministerio a él confiado. Unámonos al salmista cantando.
SALMO RESPONSORIAL 64

R/. ¡OH, DIOS, TÚ MERECES UN HIMNO EN SIÓN


TÚ MERECES UN HIMNO EN SION

1. Tú que afianzas los montes


Con tu fuerza Ceñido de poder
Tú que reprimes el estruendo de las olas
Y el tumulto de los pueblos.

2. Tú cuidas la tierra, la riegas

y la enriqueces sin medida.

La acequia de Dios va llena de agua.

Preparas los maizales.

3. Rezuman los pastos del páramo

Y las colinas se orlan de alegría

Las praderas se visten de rebaños

Y los valles se cubren de mieses.

Que aclaman y cantan (x4)

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MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
La segunda lectura es uno de los pasajes más íntimos y personales del apóstol
Pedro, nos enseña en esta exhortación de aquellos que se vuelven pastores de
almas que es necesario estar atentos del rebaño a ellos confiados, siendo fieles en
su ministerio, o como lo expresa nuestra tradición carmelita, a que “vivan en
obsequio de Jesucristo”. Ahora hacemos nuestra esa experiencia y nos animamos
junto a nuestro hermano Daniel a reflejarlo en nuestras acciones. Escuchemos.

SEGUNDA LECTURA.
Lectura de la la primera carta del apóstol san Pedro 5, 1-4

Queridos hermanos:
Exhorto a los presbíteros que están entre ustedes, siendo yo
presbítero como ellos y testigo de los sufrimientos de Cristo y
copartícipe de la gloria que va a ser revelada. Apacienten el Rebaño
de Dios, que les ha sido confiado; velen por él, no forzada, sino
espontáneamente, como lo quiere Dios; no por un interés mezquino,
sino con abnegación; no pretendiendo dominar a los que les han sido
encomendados, sino siendo de corazón ejemplo para el Rebaño.
Y cuando llegue el Jefe de los pastores, recibirán la corona
imperecedera de gloria.

Palabra de Dios.

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MONICIÓN AL EVANGELIO
La Buena Nueva de san Lucas en palabras de Jesús nos enseña que con Él se
cumplen las profecías e indica el programa de su misión, dedicada a los pobres y
marginados, y no sólo de Israel, sino del mundo entero, tal como ya lo hicieron
Elías y su discípulo Eliseo que atendieron a los paganos. Escuchemos atentos
esta Buena Noticia.

Aclamación antes del Evangelio


Lc 4, 18bc

El Señor me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres,


a anunciar la liberación a los cautivos.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 16-21

En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado. Entró

en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó

para hacer la lectura.

Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el

pasaje en que estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me

ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la

liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los

oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.

Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de

todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a

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hablar, diciendo: "Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura

que ustedes acaban de oír".

Palabra del Señor


LITURGIA DE ORDENACIÓN

†ELECCIÓN DEL CANDIDATO†

Comienza después la Ordenación del presbítero. El Obispo se acerca, si es


necesario, a la sede preparada para la Ordenación, y se hace la presentación del
candidato.

Monitor:

Quien van a recibir el orden del presbiterado ha recorrido un largo proceso de


formación y de preparación en la Orden de los Hermanos de la Bienaventurada
Virgen María del Monte Carmelo. Ahora el Prior Provincial, en nombre de la
Orden, le llama y lo presenta a la Iglesia, atestiguando su idoneidad para el
ministerio que se le va a conferir.

Los ordenandos son llamados por el diácono o un sacerdote de la forma


siguiente:

Acérquense quien a ser ordenados presbítero:

Fray Daniel Ulises González Cabrera, O. Carm.

E inmediatamente el llamado dice:


Presente.

Y se acerca al Obispo, a quien hace una reverencia. Permaneciendo el ordenando


de pie ante el Obispo.

Reverendísimo Padre, la santa Madre Iglesia pide que ordenes presbítero a este
hermano nuestro.

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El Obispo le pregunta:
¿Sabes si es digno?

Y él responde:
Según el parecer de quienes lo presentan, después de consultar al pueblo
cristiano, doy testimonio de que ha sido considerado digno.

El Obispo:
Con el auxilio de Dios y de Jesucristo, nuestro Salvador, elegimos a este
hermano nuestro para el Orden de los presbíteros.

Todos dicen:
Te damos gracias, Señor.

Canto de acción de gracias

† HOMILÍA †

Bendición de los padres


(Terminada la homilía solo se levanta el elegido)

Comentador:
Fray Daniel ha salido del seno de un hogar cristiano. Sus padres son quienes
ahora les alientan en el compromiso definitivo impartiéndole su bendición.

(Se acercan a sus padres y ellos les bendicen, mientras tanto se dispone la sede
donde el obispo preside el rito de ordenación).

† PROMESAS DE LOS ELEGIDOS †

Después de la homilía, solamente se levantan los elegidos y se ponen de pie ante


el Obispo y los interroga.

Comentador:

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El señor Obispo interroga ante la asamblea a los elegidos sobre su disposición y
voluntad para asumir libre y responsablemente los compromisos de este
ministerio.

Obispo:
Querido hijo: Antes de entrar en el Orden de los presbíteros es necesario que
manifiestes ante el pueblo tu decisión de recibir este ministerio.

¿Quieres desempeñar siempre el ministerio sacerdotal en el grado de presbíteros,


como fiel colaborador del Orden episcopal, apacentando el rebaño del Señor bajo
la guía del Espíritu Santo?

El elegido:
Sí, quiero.

El Obispo:
¿Quieres desempeñar con dedicación y sabiduría el ministerio de la palabra en la
predicación del Evangelio y la exposición de la fe católica?

El elegido:
Sí, quiero.

El Obispo:
¿Quieres celebrar con piedad y fidelidad los misterios de Cristo, especialmente el
sacrificio de la Eucaristía y el sacramento de la Reconciliación, para alabanza de
Dios y santificación del pueblo cristiano, según la tradición de la Iglesia?

El elegido:
Sí, quiero.

El Obispo:
¿Quieres implorar, junto con nosotros, la misericordia divina a favor del pueblo
que les sea confiado, cumpliendo así el mandato de orar continuamente?

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El elegido:
Sí, quiero.

El Obispo:
¿Quieres unirte cada día más estrechamente a Cristo, sumo Sacerdote, que por
nosotros se entregó al Padre como víctima santa, y consagrarte a Dios junto con
él para la salvación de los hombres y mujeres?

El elegido:
Sí, quiero, con la gracia de Dios.

† PROMESA DE OBEDIENCIA †

En seguida, cada uno de los elegidos se acerca al Obispo y, de rodillas ante él,
pone sus manos juntas entre las manos del Obispo.

Comentador:
El elegido se acercan al Obispo y arrodillado ante él, pone las manos juntas entre
las manos del obispo como signo de disponibilidad y respeto. Por eso, en estos
momentos hace la promesa de obediencia.

(El obispo interroga a los elegidos según el orden de presentación).

Obispo:
¿Prometes obediencia y respeto a tu Obispo y a tus legítimos superiores?

El elegido:
Sí, prometo

Obispo concluye siempre:


Que Dios mismo lleve a término esta obra buena que en ti ha comenzado.

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† LETANÍAS DE LOS SANTOS †

(Se ponen las alfombras y el elegido se postra).

Comentador:
En este momento todos invocaremos la intercesión de los santos por este elegido,
quien, postrado en profunda oración, piden a Dios la fuerza para asumir su
compromiso.

El Obispo, dejando la mitra, de pie, con las manos juntas y de cara al pueblo,
hace la invitación:

Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para que derrame generosamente


sus dones sobre este hermano nuestro elegido para el ministerio de los
presbíteros.

Comentador:
Nos ponemos de rodillas.

LETANÍAS

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.


Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Santa María Madre de Dios, Ruega por nosotros.
Flor del Carmelo, ruega por nosotros.
Estrella del Mar, ruega por nosotros.
Nuestra Señora del Lugar, ruega por nosotros.
Hermosura y esplendor del Carmelo, ruega por nosotros.
San Miguel, ruega por nosotros
San Rafael, ruega por nosotros.
San Gabriel, ruega por nosotros.

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Santos ángeles de Dios, rueguen por nosotros.
San Elías profeta, ruega por nosotros.
San Eliseo profeta, ruega por nosotros.
San Juan Bautista, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo, rueguen por nosotros.
San Juan Evangelista, ruega por nosotros.
Santa María Magdalena, ruega por nosotros.
Santos Esteban y Lorenzo, rueguen por nosotros.
Santa Inés, ruega por nosotros.
San Basilio, ruega por nosotros.
San Agustín, ruega por nosotros
San Benito, ruega por nosotros.
San Bernardo, ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo, rueguen por nosotros.
San Ignacio de Loyola, ruega por nosotros.
San Vicente de Paúl, ruega por nosotros.
San Juan Bosco, ruega por nosotros.
Santa Catalina de Siena, ruega por nosotros.
Santa María Goretti, ruega por nosotros.
Santa Clara de Asís, ruega por nosotros.
Santa Rosa de Lima, ruega por nosotros.
San Maximiliano María Kolbe, ruega por nosotros.
San Francisco de Sales, ruega por nosotros.
San Alfonso María de Ligorio, ruega por nosotros.
San Antonio María Claret, ruega por nosotros.
San Alberto de Jerusalén, ruega por nosotros.
Beato Francisco Palau, ruega por nosotros.
Santa Teresita del Niño Jesús, ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros.
Beata Isabel de la Trinidad, ruega por nosotros.
Beata María de los Ángeles, ruega por nosotros.
Beata María Magdalena de Pazzi, ruega por nosotros.
San Simón Stock, ruega por nosotros.
San Juan de la Cruz, ruega por nosotros.
Beato Tito Brandsma, ruega por nosotros

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San Nuño Álvarez, ruega por nosotros.
San Oscar Arnulfo Romero, ruega por nosotros.
Todos los Santos y Santas de Dios, rueguen por nosotros.
Muéstrate propicio, líbranos, Señor.
De todo mal, líbranos, Señor
De todo pecado, líbranos, Señor
De la muerte eterna, líbranos, Señor
Por tu encarnación, líbranos, Señor
Por tu muerte y resurrección, líbranos, Señor
Por el envío del Espíritu Santo, líbranos, Señor
Nosotros que somos pecadores, te rogamos, óyenos

Para que hagas más fecunda


la vida de la Iglesia,
con la oblación
y el apostolado de tu hijo, te rogamos, óyenos

Para que de día en día


configures a este hijo tuyo
con Cristo, el primogénito
entre muchos hermanos, te rogamos, óyenos.
Para que bendigas,
santifiques y consagres
a este hijo tuyo
hermano nuestro, te rogamos, óyenos

Jesús Hijo de Dios vivo, te rogamos, óyenos


Cristo, óyenos, Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos.

Concluido el canto de las letanías, mientras el elegido sigue postrado, el Obispo


con las manos extendidas, dice:

Monitor:
Permanecemos de rodillas.

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Obispo:
Señor, Dios nuestro, escúchanos y derrama sobre este siervo tuyo tu
Espíritu Santo y la gracia sacerdotal; concede la abundancia de tus bienes a
quienes consagramos en tu presencia. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Todos:
Amén
(El elegido se levanta).

Comentador:
Nos podemos de pie.

† IMPOSICIÓN DE MANOS Y PLEGARIA DE ORDENACIÓN †

(El elegido se levanta, se acerca al Obispo y se arrodillan ante él. El Obispo le


impone las manos sobre la cabeza, sin decir nada. Después lo harán los
presbíteros. Estos permanecerán justo al obispo hasta que haya terminado la
plegaria de ordenación).

Comentador:
Mediante la imposición de las manos, el señor Obispo, confiere al elegido el
sacramento del Orden sagrado de los presbíteros. Permanezcamos en silencio y
actitud de oración.

Comentador:
Ahora los concelebrantes imponen sus manos sobre nuestro hermano, como signo
de fraternidad en el ministerio presbiteral. Seguimos en oración y silencio.

† ORACIÓN CONSECRATORIA †

(Estando de rodillas ante el obispo, este dice la plegaria de ordenación).

Comentador:
En estos momentos, el señor Obispo invoca la efusión del Espíritu Santo sobre
los nuestro hermano mediante la plegaria de ordenación.

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Obispo:
Asístenos, Señor, Padre Santo,
Dios todopoderoso y eterno,
autor de la dignidad humana
y dispensador de todo don y gracia;
por ti progresan tus criaturas y por ti se consolidan todas las cosas.
Para formar el pueblo sacerdotal,
tú dispones con la fuerza del Espíritu Santo
en órdenes diversos a los ministros de tu Hijo Jesucristo.
Ya en la primera Alianza aumentaron los oficios,
instituidos con signos sagrados.

Cuando pusiste a Moisés y Aarón al frente de tu pueblo,


para gobernarlo y santificarlo, les elegiste colaboradores,
subordinados en orden y dignidad,
que les acompañaran y secundaran.

Así, en el desierto,
diste parte del espíritu de Moisés,
comunicándolo a los setenta varones prudentes,
con los cuales gobernó más fácilmente a tu pueblo.
Así también hiciste partícipes a los hijos de Aarón
de la abundante plenitud otorgada a su padre
para que un número suficiente de sacerdotes
ofreciera, según la ley, los sacrificios,
sombra de los bienes futuros.

Finalmente, cuando llegó la plenitud de los tiempos,


enviaste al mundo, Padre santo, a tu Hijo, Jesús,
Apóstol y Pontífice de la fe que profesamos.
Él, movido por el Espíritu Santo,
se ofreció a ti como sacrificio sin mancha,
y habiendo consagrado a los apóstoles con la verdad,
los hizo partícipes de su misión;
a ellos, a su vez, les diste colaboradores
para anunciar y realizar por el mundo entero

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la obra de la salvación.

También ahora, Señor, te pedimos nos concedas,


como ayuda a nuestra limitación, estos colaboradores
que necesitamos para ejercer el sacerdocio apostólico.

TE PEDIMOS, PADRE TODOPODEROSO,


QUE CONFIERAS A ESTE SIERVO TUYO
LA DIGNIDAD DEL PRESBITERADO;
RENUEVA EN SU CORAZON EL ESPÍRITU DE SANTIDAD;
RECIBA DE TI EL SEGUNDO GRADO
DEL MINISTERIO SACERDOTAL
Y SEA, CON SU CONDUCTA, EJEMPLO DE VIDA.

Sea honrado colaborador del Orden de los Obispos,


para que, por su predicación,
y con la gracia del Espíritu Santo,
la palabra del Evangelio
dé fruto en el corazón de los hombres y mujeres,
y llegue hasta los confines del orbe.

Sea con nosotros fieles dispensadores de tus misterios,


para que tu pueblo se renueve
con el baño del nuevo nacimiento,
y se alimente de tu altar;
para que los pecadores sean reconciliados
y sean confortados los enfermos.

Que, en comunión con nosotros, Señor,


imploren tu misericordia
por el pueblo que se les confías
y en favor del mundo entero.

Así todas las naciones, congregadas en Cristo,


formarán un único pueblo tuyo
que alcanzará su plenitud en tu Reino.

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Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.

Todos: Amén.

† IMPOSICIÓN DE LA ESTOLA Y LA CASULLA †

(Concluida la Plegaria de Ordenación, se sientan todos. El Obispo recibe la


mitra y se sienta. El ordenando se pone de pie. Luego los presbíteros elegidos, le
ponen la estola a estilo presbiteral y la casulla).

Comentador:
Nuestro hermano es ahora revestido por los presbíteros con la estola y la casulla,
signos de su servicio al altar, de su solidaridad con los más necesitados y de la
misericordia de Dios que manifestará en el sacramento de la reconciliación.

Canto

† UNCIÓN DE LAS MANOS †

Seguidamente el Obispo unge con el crisma las palmas de las manos del
ordenado arrodillado ante él y coloca un purificador entre las manos de los
ordenados.

Monitor:
El Obispo unge con el crisma las palmas de las manos del neo-presbítero, manos
que han de bendecir al pueblo de Dios y ofrecer el sacrificio eucarístico.

Obispo:
Jesucristo, el Señor,
a quien el Padre ungió
con la fuerza del Espíritu Santo,
te auxilie para santificar al pueblo cristiano

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y para ofrecer a Dios el sacrificio.

Después de la unción, el Obispo se lava las manos y los ordenados se acercan a


sus madres.

Canto

†ENTREGA DE LA PATENA Y EL CÁLIZ†

A continuación, los fieles llevan el pan sobre la patena y el cáliz ya con el vino y
el agua, para la celebración de la Misa. El diácono u outro ministro lo recibe y se
lo entrega al Obispo, quien a su vez lo pone en las manos del ordenado,
arrodillado ante el.

Comentador:
Ahora el ordenado recibe de manos del Señor Obispo la patena y el cáliz, signos
de la ofrenda del Pueblo de Dios.

Obispo:
Recibe la ofrenda del pueblo santo para presentarla a Dios.
Advierte bien lo que vas a realizar, imita lo que tendrás en tus manos y configura
toda tu vida con el misterio de la cruz del Señor.

† ABRAZO DE PAZ †

El Obispo da a los ordenados el abrazo de paz. Lo mismo hacen todos los


presbíteros. Mientras tanto puede entonarse un canto.

Canto

Comentador:
El Señor Obispo y los presbíteros dan a los nuevos sacerdotes un signo de paz
para significar que ha sido agregado a ellos en el Orden. Los familiares lo harán
en el momento de la paz y las demás personas, terminada la celebración.

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Obispo:
La paz sea contigo.

Ordenado:
Y con tu espíritu

Puede entonarse un canto

LITURGIA EUCARÍSTICA

(Todos se sientan, se hace el canto de ofrendas, mientras, se prepara la mesa).

Canto de ofertorio

Obispo:
Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios,
Padre Todopoderoso.

Todos:
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien y el de toda su Santa Iglesia.

† ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS †

Oh Dios,
que quisiste que tus sacerdotes
sean ministros del altar y de tu pueblo,
concede propicio que,
por la eficacia de este sacrificio,
el servicio de tus siervos te sea siempre grato
y logre producir en tu Iglesia,
frutos que siempre permanezcan.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

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Todos:
Amén.

† PREFACIO †

El sacerdocio de Cristo y el ministerio de los sacerdotes.

V. El Señor esté con ustedes R. Y con tu espíritu


V. Levantemos el corazón R. Lo tenemos levantado hacia el
Señor
V. Demos gracias al Señor,
nuestro Dios R. Es justo y necesario

En verdad es justo y necesario,


es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Ya que, por la unción del Espíritu Santo,


constituiste a tu Hijo unigénito
Pontífice de la Alianza nueva y eterna,
y en tu designio salvífico,
has querido que haya en tu Iglesia
abundancia de ministerios.

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En efecto, Cristo no sólo confiere
la dignidad del sacerdocio real
a todo su pueblo santo,
sino que, con especial predilección
elige a algunos de entre los hermanos,
y mediante la imposición de las manos,
los hace partícipes de su ministerio de salvación,
a fin de que fomenten la caridad en tu pueblo santo,
lo alimenten con la palabra,
lo fortifiquen con los sacramentos,
y, consagrando su vida a ti y a la salvación de sus hermanos,
se esfuercen por reproducir en sí mismos la imagen de Cristo
y te den un constante testimonio de fidelidad y de su amor.

Por eso, Señor, con todos los ángeles y santos, te alabamos, cantando llenos
de alegría:

Himno del Santo

† PLEGARIA EUCARÍSTCA I†

Terminado el santo, solo el celebrante principal, con las manos extendidas, dice:

CP Padre misericordioso,
te pedimos humildemente
por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor,
Junta las manos y dice:
que aceptes y bendigas

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Traza, una sola vez, el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente,
diciendo:

estos ✠ dones,
este sacrificio santo y puro que te ofrecemos,

Con las manos extendidas, prosigue:

ante todo, por tu Iglesia santa y católica,


para que le concedas la paz, la protejas,
la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo entero,
con tu servidor el Papa N.,
con mi hermano N., Obispo de esta Iglesia de N.,
conmigo, indigno siervo tuyo,
y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad,
promueven la fe católica y apostólica.

Conmemoración de los vivos

C1 Acuérdate, Señor, de tus hijos Juan Manuel Antonio González Guevara y


Felipa del Socorro Cabrera Magaña (padres del neo-presbitero)
Después, con las manos extendidas, prosigue:
y de todos los aquí reunidos,
cuya fe y entrega bien conoces;
por ellos y todos los suyos,
por el perdón de sus pecados
y la salvación que esperan,
te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen,
este sacrificio de alabanza, a ti,
eterno Dios, vivo y verdadero.

Conmemoración de los santos


C2 Reunidos en comunión con toda la Iglesia,
veneramos la memoria,
ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María,
Madre de Jesucristo y esplendor del Carmelo,

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la de su esposo, San José; la de los santos apóstoles y mártires
Pedro y Pablo, Andrés,
[Santiago y Juan,
Tomás, Santiago y Felipe,
Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo;
Lino, Cleto, Clemente,
Sixto, Cornelio, Cipriano,
Lorenzo, Crisógono,
Juan y Pablo,
Cosme y Damián,]
y la de todos los santos;
por sus méritos y oraciones
concédenos en todo tu protección.
[Por Cristo nuestro Señor. Amén.]

Con las manos extendidas prosigue:


CP. Acepta, Señor, en tu bondad
esta ofrenda de tus siervos,
y de toda tu familia santa;
te la ofrecemos también por tu hijo
que ha sido llamado
al Orden de los presbíteros;
conserva en él tus dones
para que fructifique lo que ha recibido de tu bondad.
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

CC Bendice y santifica, oh Padre, esta ofrenda


haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti,
de manera que sea para nosotros
Cuerpo y Sangre de tu Hijo amado,
Jesucristo, nuestro Señor.
Junta las manos.

El cual, la víspera de su Pasión,


tomó pan en sus santas y venerables manos,
y elevando los ojos al cielo,

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hacia ti, Dios Padre suyo todopoderoso,
dando gracias te bendijo,
lo partió
y lo dio a sus discípulos diciendo:

TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,


PORQUE ÉSTO ES MI CUERPO
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.

Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
tomó este cáliz glorioso
en sus santas y venerables manos;
dando gracias te bendijo,
y lo dio a sus discípulos diciendo:

TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,


PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES
Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Luego dice una de las siguientes fórmulas:


CP Éste es el Misterio de la fe.
O bien:
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!

Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:


CC Por eso, Padre,
nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo,

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al celebrar este memorial de la muerte gloriosa
de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor;
de su santa resurrección del lugar de los muertos
y de su admirable ascensión a los cielos,
te ofrecemos, Dios de gloria y majestad,
de los mismos bienes que nos has dado,
el sacrificio puro, inmaculado y santo;
pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.

Mira con ojos de bondad esta ofrenda


y acéptala,
como aceptaste los dones del justo Abel,
el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe,
y la oblación pura
de tu sumo sacerdote Melquisedec.

Inclinado, con las manos juntas prosigue:


Te pedimos humildemente,
Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea llevada a tu presencia,
hasta el altar del cielo,
por manos tu ángel,
para que cuantos recibimos
el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
al participar aquí de este altar,
Se endereza y se signa diciendo:
seamos colmados de gracia y bendición.
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

Conmemoración de los difuntos.


Con las manos expendidas dice:

C3 Acuérdate también, Señor,


de tus hijos N. y N.,
que nos han precedido con el signo de la fe
y duermen ya el sueño de la paz.

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Junta las manos y ora unos momentos por los difuntos por quienes tiene
intención de orar. Después, con las manos extendidas, prosigue:

A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo,


concédeles el lugar del consuelo,
de la luz y de la paz.
Junta las manos.
[Por Cristo nuestro Señor. Amén.]

Con la mano derecha se golpea el pecho diciendo:

C4 Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos,


Con las manos extendidas prosigue:
que confiamos en tu infinita misericordia,
admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires
Juan el Bautista, Esteban,
Matías y Bernabé, [Ignacio, Alejandro,
Marcelino y Pedro,
Felicidad y Perpetua,
Águeda, Lucía,
Inés, Cecilia y Anastasia]
y de todos los santos;
y acéptanos en su compañía,
no por nuestros méritos,
sino conforme a tu bondad.

Junta las manos:

Por Cristo, Señor nuestro.

Y continúa:

CP Por quien sigues creando todos los bienes,


los santificas, los llenas de vida,
los bendices y los repartes entre nosotros.

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Toma la patena con el pan consagrado, y el cáliz y, sosteniéndolos elevados,
dice:

CP Por Cristo, con él y en él,


a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama:
Amén.

RITO DE COMUNIÓN

Obispo:
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo
que se nos ha dado; digamos con fe y esperanza: Padre Nuestro

Obispo:
Líbranos de todos los males, Señor y concédenos la paz en nuestros días, para
que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y
protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de
nuestro Salvador Jesucristo.

Todos: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor.

Obispo:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz les dejo, mi paz les doy”, no
tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu

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palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos. Amén.

Obispo:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.

Todos:
Y con tu espíritu

Dense fraternalmente la paz

Canto del cordero

Comentador:
Hermanos y hermanas, la mesa está servida, es el momento de participar del
banquete del Señor. En él encontramos el sustento de nuestro ser y la fortaleza de
nuestra fe.
Les invito a que se apliquen alcohol en gel en sus manos y que mantengamos el
distanciamiento al momento de acercarnos a recibir la comunión. Les pedimos
que, al recibir la comunión, consuman la forma consagrada a un lado del
ministro.
Para aquellos hermanos y hermanas que por alguna razón no pueden recibir la
comunión sacramentalmente, así como para los que nos siguen en esta
transmisión, en este momento haremos la comunión espiritual.

Comunión espiritual:

Creo, Jesús mío, que estás presente


en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte dentro de mi alma,
ya que no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,

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ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya te hubiese recibido,
te abrazo y me uno del todo a Ti.
No permitas Señor que vuelva a separarme de tu presencia. Amén

Canto de comunión

† Oración después de la comunión †

Que el divino sacrificio


que hemos ofrecido y recibido, Señor, vivifique a tus sacerdotes y a todos tus
fieles, para que unidos a Ti con caridad perpetua podamos servirte siempre
dignamente.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Todos:
Amén.

Comentador:
A continuación, el neopresbitero, se dirige a nosotros con palabras de
agradecimiento. Nos podemos sentar.

RITO DE CONCLUSIÓN

Los neo presbíteros, delante del obispo, reciben la bendición.

Obispo:
El Señor esté con ustedes.

Todos: Y con tu espíritu.

Obispo:
Dios, que dirige y gobierna la Iglesia, los proteja siempre con su gracia
para que desempeñen fielmente el ministerio presbiteral.

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Todos: Amén.

Obispo:
Que Él los haga servidores y testigos
de la verdad y del amor divino en el mundo y fieles ministros de la reconciliación.

Todos: Amén.

Obispo:
Que los haga pastores verdaderos,
que distribuyan el pan vivo y la palabra de vida, para que los fieles crezcan más
en la unidad del cuerpo de Cristo.

Todos: Amén.

Obispo:
Y a todos ustedes, aquí presentes, los bendiga Dios todopoderoso, Padre + Hijo + y
Espíritu + Santo.

Todos: Amén.

Obispo:
Hermanos y hermanas, pueden ir en paz.

Todos: Demos gracias a Dios

Canto de salida

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