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ORDENACIÓN PRESBITERAL

“El que quiera servirme, que me siga, dice el Señor; y donde yo esté,
allá también estará mi servidor”. (Jn 12, 26)

ORDENACIÓN PRESBITERAL DE
DIAC. ROBERTO MEJÍA ALTAMIRANO, CP.

Por Imposición de manos y oración consecratoria de


Mons. Jesús María Aristín Seco C.P
Obispo del Vicariato Apostólico de Yurimaguas

Lugar: Parroquia El Triunfo de la Santísima Cruz – Tarapoto (San Martín)

27 de agosto de 2022 – 10:00 am


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ORDENACIÓN PRESBITERAL

MONICIÓN DE ENTRADA
Un saludo cordial de bienvenida a todos los presentes, asimismo les saludamos a
todas las personas que se unen a través de Facebook a esta celebración de fe.
Nos hemos congregado en esta mañana para participar con fe y entusiasmo de la
Santa Eucaristía; también es motivo de gran alegría para todos nosotros porque
nuestro hermano Roberto Mejía Altamirano será consagrado Sacerdote para la
Iglesia, por la imposición de manos y oración consecratoria de Monseñor Jesús
María Aristín Seco, CP. – obispo del Vicariato Apostólico de Yurimaguas.
Así pues, motivados por estos signos de fe y reconociendo la presencia de Dios en
medio de nosotros, pueden ponerse en pie y comenzamos esta celebración
cantando.
ORDINARIO DE LA MISA

RITOS INICIALES
Obispo:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Asamblea:
Amén.
SALUDO
El obispo, extendiendo las manos, saluda al pueblo diciendo:

Obispo:
La paz, la caridad y la fe, de parte de Dios Padre,
y de Jesucristo, el Señor, estén con todos ustedes.
Asamblea:
Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
A continuación, se hace el Acto penitencial: El obispo invita a los fieles al arrepentimiento:

Obispo:
Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados misterios,
reconozcamos nuestros pecados.
Se hace una breve pausa en silencio.
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mí culpa, por mí culpa, por
mí gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los
santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. Dios
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve
a la vida eterna.
Asamblea:
Amén.
Siguen las invocaciones Señor, ten piedad. Estas invocaciones pueden ser cantadas.

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

V/. Señor, ten piedad R/. Señor, ten piedad


V/. Cristo, ten piedad R/. Cristo, ten piedad
V/. Señor, ten piedad R/. Señor, ten piedad
A continuación, se canta o se dice el himno del Gloria.

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el


Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del
Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú
que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás
sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú
eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo Jesucristo, con el Espíritu
Santo, en la Gloria de Dios Padre. Amén.
Acabado el himno, el obispo, con las manos juntas, dice:
ORACIÓN COLECTA
Señor, Dios nuestro, que para regir a tu pueblo has querido
servirte del ministerio de los sacerdotes, concede a este
diácono de tu Iglesia que ha sido elegido para el ministerio
presbiteral perseverar al servicio de tu voluntad para que, en
su ministerio y en su vida, pueda buscar tu gloria en Cristo.
Él que vive y reina.
Asamblea:
Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El profeta Jeremías reconoce que Dios es el autor y fundamento de la vocación
cristiana. A partir del siguiente texto bíblico, profundicemos el llamado al que Dios
nos hace a cada uno de nosotros.
Lectura del libro del profeta Jeremías (1, 4-9)
La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
“Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del
seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones”.
Yo respondí: “¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven”.
El Señor me dijo: “No digas: Soy demasiado joven, porque tú irás a donde yo te
envíe y dirás todo lo que yo te ordene”.
No temas delante de ellos, porque yo estoy contigo para librarte – oráculo del
Señor.
El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: Yo pongo mis palabras en tu
boca. Palabra de Dios.

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

SALMO RESPONSORIAL (Sal 109, 1-4)


R/. Tú eres sacerdote para siempre, según el rito de Melquisedec.
Oráculo del Señor a mi Señor: “Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos
estrado de tus pies. R/.
El Señor extenderá el poder, de tu cetro desde Sión; somete en la batalla a tus
enemigos. R/.
Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo
te engendré, como rocío, antes de la aurora”. R/.

SEGUNDA LECTURA
En la siguiente lectura veremos cómo Dios irrumpe en la vida del Apóstol Pablo y
cómo lo va preparando para ser un misionero para las gentes. Escuchemos con
atención.
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (22, 3-16)
En aquellos días, dijo Pablo al pueblo: “Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia,
pero me crié en esta ciudad; fui alumno de Gamaliel y aprendí hasta el último
detalle de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto fervor como
ustedes muestran ahora”.
Yo perseguí a muerte a este nuevo camino, metiendo en la cárcel, encadenados, a
hombres y mujeres; y son testigos de esto el mismo sumo sacerdote y todos los
ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y fui allí para
traerme presos a Jerusalén a los que encontrase, para que los castigaran.
Pero en el viaje, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del
cielo me envolvió con su resplandor, caí por tierra y oí una voz que me decía:
“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”
Yo le pregunté: “¿Quién eres, señor?”.
Me respondió: “Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues”.
Mis compañeros vieron el resplandor, pero no comprendieron lo que decía la voz.
Yo pregunté: “¿Qué debo hacer, Señor?”.
El me respondió: “Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que
hacer”.
Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me
llevaron de la mano a Damasco. Un cierto Ananías, devoto de la ley, recomendado
por todos los judíos de la ciudad, vino a verme, se puso a mi lado y me dijo:
“Saulo, hermano, recobra la vista”. Inmediatamente recobré la vista y lo vi. Él me
dijo: “El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, para
que vieras al justo y oyeras su voz, porque vas a ser su testigo ante todos los
hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, no pierdas tiempo; levántate, recibe el
bautismo que, por la invocación de su nombre, lavará tus pecados”. Palabra de
Dios.

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

SANTO EVANGELIO
La misión del Reino de Dios es una acción salvífica vigente en favor de todos los
hombres y mujeres de nuestros días en la que el mismo Dios nos llama a ser
partícipes. La mies es abundante, roguemos pues al dueño de la mies para que
suscita más obreros para su mies.
De pie, nos disponemos a escuchar el Santo Evangelio. Pero antes cantemos el
Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (16, 15-18)
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el
mundo y proclamen en Evangelio a toda la creación”.
“El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer se condenará”.
“A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre,
hablarán lenguas nuevas, tomarán serpientes en sus manos y, si beben un veneno
mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos”.
Palabra del Señor.
Asamblea:
Gloria a ti, Señor Jesús.

RITO DE ORDENACIÓN PRESBITERAL


Después del evangelio, se inicia la ordenación. El obispo, con la mitra puesta, se sienta en la sede
preparada, y se hace la presentación de los candidatos.

ELECCIÓN DEL CANDIDATO AL PRESBITERADO


A continuación, se hará el llamado y elección del candidato al presbiterado.
El diácono:
Acérquense el que van a ser ordenado presbítero: DIAC. ROBERTO MEJÍA
ALTAMIRANO, CP.
Diac. Roberto:
Presente.
Y se acerca al obispo, a quien hace una reverencia.

Delegado provincial:
Reverendísimo Padre, la Santa Madre Iglesia pide que ordenes presbítero a
este hermano nuestro.
El Obispo le pregunta:
¿Sabes si es digno?
Delegado provincial:
Según el parecer de quienes los presentan y después de consultar al pueblo
cristiano, doy testimonio de que ha sido considerado digno.

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

El Obispo:
Con el auxilio de Dios y de Jesucristo, nuestro Salvador, elegimos a este
hermano nuestro para el Orden de los presbíteros.
Todos manifiestan su aceptación, diciendo:

Asamblea:
Te damos gracias, Señor.
***
MONITOR:
Ahora pueden tomar asiento y nos disponemos a escuchar con mucha atención la
homilía.
HOMILÍA
MONITOR:
Dentro del Rito de la ordenación de los presbíteros, el ordenado es interrogado
sobre su compromiso de entrega al Pueblo de Dios, y en presencia del Obispo
Jesús María y de la comunidad cristiana, manifiesta su voluntad de cumplir su
ministerio, según el deseo de cristo y de la Iglesia. El elegido se pone de pie.
EXAMEN
PROMESA DEL ELEGIDO PRESBÍTERO
Solo se levanta el elegido presbítero y se pone de pie ante el obispo, quien lo interroga:

Obispo:
Querido hijo: antes de entrar en el Orden de los presbíteros, debes
manifestar, ante el pueblo, la voluntad de recibir este ministerio.
¿Estás dispuesto a desempeñar siempre el ministerio sacerdotal en el grado
de presbítero, como buen colaborador del Orden episcopal, apacentando el
rebaño del Señor y dejándose guiar por el Espíritu Santo?
El elegido responde:
Sí, estoy dispuesto.
El Obispo:
¿Realizarás el ministerio de la palabra, preparando la predicación del
Evangelio y la exposición de la fe católica con dedicación y sabiduría?
El elegido:
Sí, lo haré.
El Obispo:
¿Estás dispuesto a presidir con piedad y fielmente la celebración de los
misterios de Cristo, especialmente el sacrificio de la Eucaristía y el
sacramento de la reconciliación, para alabanza de Dios y santificación del
pueblo cristiano, según la tradición de la Iglesia?
El elegido:
Sí, estoy dispuesto.

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

El Obispo:
¿Estás dispuesto a invocar la misericordia divina con nosotros, a favor del
pueblo que te sea encomendado, perseverando en el mandato de orar sin
desfallecer?
El elegido:
Sí, estoy dispuesto.
El Obispo:
¿Quieres unirte cada día más a Cristo, sumo Sacerdote, que por nosotros se
ofreció al Padre como víctima santa, y con él consagrarte a Dios, para la
salvación de los hombres?
El elegido:
Sí, quiero hacerlo, con la gracia de Dios.

MONITOR: PROMESA DE OBEDIENCIA. El elegido se acerca al Obispo y, de


rodillas ante él, pone sus manos juntas entre las manos del Obispo para manifestar
su promesa de obediencia.

Si el elegido es un religioso, el obispo dice:


¿Prometes respeto y obediencia al Obispo diocesano y a tu Superior legítimo?
El elegido:
Prometo.
El Obispo concluye:
Dios, que comenzó en ti esta obra buena, él mismo la lleve a término.
Seguidamente, se levantan.

LETANÍA DE LOS SANTOS


El obispo sin mitra y con las manos juntas, exhorta al pueblo, diciendo:

MONITOR: Viene el momento de la postración, signo de humildad y pequeñez del


hombre ante Dios. Nos unimos en oración, cantando las letanías de los Santos,
pidiendo que Dios consagre, bendiga y santifique a este hermano nuestro para el
Orden del Presbiterado.

Obispo:
Oremos, hermanos, a Dios Padre Todopoderoso, para
que derrame generosamente sus dones sobre este elegido
para el ministerio de los presbíteros.
El elegido se postra en tierra, y se cantan las letanías, respondiendo todos.

Diácono:
Pongámonos de rodillas.

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.


Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

Santa María, Madre de Dios, Ruega por nosotros.


San Miguel, Ruega por nosotros.
San Juan Bautista Ruega por nosotros.
San José, Ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo, Rueguen por nosotros.
San Andrés, Ruega por nosotros.
San Juan, Ruega por nosotros.
Santo Tomás, Ruega por nosotros.
San Felipe, Ruega por nosotros.
San Bartolomé, Ruega por nosotros.
San Mateo, Ruega por nosotros.
Santa María Magdalena, Ruega por nosotros.
San Esteban, Ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía, Ruega por nosotros.
San Lorenzo, Ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felicidad, Rueguen por nosotros.
Santa Inés, Ruega por nosotros.
San Gregorio, Ruega por nosotros.
San Agustín, Ruega por nosotros.
San Atanasio, Ruega por nosotros.
San Basilio, Ruega por nosotros.
San Benito, Ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo, Rueguen por nosotros.
San Francisco Javier, Ruega por nosotros.
San Toribio de Mogrovejo, Ruega por nosotros.
San Juan María Vianney, Ruega por nosotros.
Santa Catalina de Siena, Ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús, Ruega por nosotros.
Santa Rosa de Lima, Ruega por nosotros.
San Martín de Porres, Ruega por nosotros.
San Juan Macías, Ruega por nosotros.
San Pablo de la Cruz, Ruega por nosotros.
San Vicente María Strambi, Ruega por nosotros.
San Gabriel de la V. Dolorosa, Ruega por nosotros.
Santa María Goretti, Ruega por nosotros.
Santa Gema Galgani, Ruega por nosotros.
San Óscar Romero, Ruega por nosotros.
Santos y santas de Dios, Rueguen por nosotros.

Muéstrate propicio, Líbranos, Señor.

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

De todo mal, Líbranos, Señor.


De todo pecado, Líbranos, Señor.
De la muerte eterna, Líbranos, Señor.
Por tu encarnación, Líbranos, Señor.
Por tu muerte y Resurrección, Líbranos, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo, Líbranos, Señor.

Nosotros que somos pecadores, Te rogamos, óyenos.


Para que gobiernes y conserves a tu santa
Iglesia. Te rogamos, óyenos.
Para que asistas al Papa N. y a todos los
miembros del clero en tu servicio santo, Te rogamos, óyenos.

Para que bendigas a estos elegidos, Te rogamos, óyenos.


Para que bendigas y santifiques
a estos elegidos, Te rogamos, óyenos.
Para que bendigas, santifiques, y consagres a
estos elegidos, Te rogamos, óyenos.
Para que concedas paz y concordia a todos los
pueblos de la tierra, Te rogamos, óyenos.
Para que tengas misericordia de todos los que
sufren, Te rogamos, óyenos.
Para que nos fortalezcas y asistas en tu
servicio santo, Te rogamos, óyenos.
Jesús, Hijo de Dios vivo, Te rogamos, óyenos.

Cristo, óyenos, Cristo, óyenos.


Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos.
Todos continúan de rodillas en oración, y el Obispo en pie con manos extendidas, dice:

Obispo:
Señor, Dios nuestro, escúchanos y derrama sobre este
siervo tuyo tu Espíritu Santo y la gracia sacerdotal;
concede la abundancia de tus bienes a quienes
consagramos en tu presencia. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Asamblea.
Amén.

El diácono, dice:
Pueden levantarse.

ORDENACIÓN DEL PRESBÍTERO

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

MONITOR: Imposición de manos y plegaria de ordenación presbiteral. En


este momento el Mons. Jesús María impondrá las manos sobre el elegido para el
presbiterado, luego lo harán los presbíteros.
El elegido se acerca al obispo, que está de pie delante de la sede y con mitra, y se arrodilla ante
él. El obispo impone en silencio las manos sobre la cabeza del elegido. Después, todos los
presbíteros presentes, revestidos de estola, imponen igualmente en silencio las manos sobre el
elegido.

MONITOR: A través de la oración consecratoria el elegido es configurado con


Cristo Sacerdote, gracias a la transformación que realiza el Espíritu Santo.
Estando el elegido de rodillas ante él, el obispo, sin mitra, con las manos extendidas, dice la
Plegaria de Ordenación:
Obispo:
Asístenos, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, Autor de la
dignidad humana y dispensador de todo don y gracia; por ti progresan tus
criaturas y por ti se consolidan todas las cosas. Para formar el pueblo
sacerdotal, tú dispones con la fuerza del Espíritu Santo en órdenes
diversos a los ministros de tu Hijo Jesucristo.
Ya en la primera Alianza aumentaron los oficios, instituidos con signos
sagrados. Cuando pusiste a Moisés y Aarón al frente de tu pueblo, para
gobernarlo y santificarlo, les elegiste colaboradores, subordinados en
orden y dignidad, que les acompañaran y secundaran.
Así, en el desierto, diste parte del espíritu de Moisés, comunicándolo a
los setenta varones prudentes con los cuales gobernó más fácilmente a tu
pueblo.
Así también hiciste partícipes a los hijos de Aarón de la abundante
plenitud otorgada a su padre, para que un número suficiente de
sacerdotes ofreciera, según la ley, los sacrificios, sombra de los bienes
futuros.
Finalmente, cuando llegó la plenitud de los tiempos, enviaste al mundo,
Padre santo, a tu Hijo, Jesús, Apóstol y Pontífice de la fe que
profesamos. Él, movido por el Espíritu Santo, se ofreció a ti como
sacrificio sin mancha, y habiendo consagrado a los apóstoles con la
verdad, los hizo partícipes de su misión; a ellos, a su vez, les diste
colaboradores para anunciar y realizar por el mundo entero la obra de
salvación.
También ahora, Señor te pedimos nos concedas, como ayuda a nuestra
limitación, estos colaboradores que necesitamos para ejercer el
sacerdocio apostólico.

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

TE PEDIMOS, PADRE TODOPODEROSO, QUE CONFIERAS A


ESTE SIERVO TUYO LA DIGNIDAD DEL PRESBITERADO;
RENUEVA EN SU CORAZON EL ESPÍRITU DE SANTIDAD;
RECIBA DE TI EL SEGUNDO GRADO DEL MINISTERIO
SACERDOTAL Y SEA, CON SU CONDUCTA, EJEMPLO DE
VIDA.
Sea honrado colaborador del orden de los obispos, para que por su
predicación, y con la gracia del Espíritu Santo, la palabra del Evangelio
dé fruto en el corazón de los hombres y llegue hasta los confines del
orbe.
Sea, con nosotros, fiel dispensadores de tus misterios, para que tu pueblo
se renueve con el baño del nuevo nacimiento, y se alimente de tu altar;
para que los pecadores sean reconciliados y sean confortados los
enfermos.
Que, en comunión con nosotros, Señor, implore tu misericordia por el
pueblo que se le confía y en favor del mundo entero. Así todas las
naciones, congregadas en Cristo, formarán un único pueblo tuyo que
alcanzará su plenitud en tu Reino.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Asamblea:
Amén.

REVESTIMIENTO CON LA ESTOLA Y LA CASULLA


El presbítero presente torna a su lugar; pero algunos de ellos colocan al ordenando la estola al estilo
presbiteral y le visten la casulla.

MONITOR: Si los cristianos estamos llamados a revestirnos de Jesucristo, los


presbíteros desde el día de su ordenación deben identificarse con él cabeza de la
iglesia y único pastor de su pueblo.
La estola representa el poder sacerdotal, mientras que la casulla es la vestidura
litúrgica propia de los presbíteros.

UNCIÓN DE LAS MANOS


Seguidamente, el obispo recibe el gremial y unge con el santo crisma las manos del ordenado, que
permanece arrodillado ente él, diciendo:

Monitor: Por la unción de las manos el nuevo presbítero se identifica a Jesucristo


el ungido de Dios Padre con la fuerza del Espíritu Santo para santificar al pueblo
de Dios.

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

Obispo:
Jesucristo, el Señor, a quien el Padre ungió
con la fuerza del Espíritu Santo,
te auxilie para santificar al pueblo cristiano
y para ofrecer a Dios el sacrificio.
El Obispo y el ordenado se lavan las manos.

ENTREGA DEL CÁLIZ Y LA PATENA


MONITOR: El sacerdote es el hombre de la Eucaristía con la cual debe alimentar
al pueblo de Dios. La entrega del cáliz y la paterna simboliza este compromiso que
asume Roberto, que es ahora nuevo presbítero.
Obispo:
Recibe la ofrenda del pueblo santo
para presentarla a Dios.
Advierte bien lo que vas a realizar,
imita lo que tendrás en tus manos
y configura toda tu vida
con el misterio de la cruz del Señor.

ABRAZO DE PAZ
MONITOR: Con el abrazo de la paz, el Obispo y los demás sacerdotes manifiestan
su alegría al recibir a este hermano nuestro en el Orden del Presbiterado.
Finalmente, el obispo besa las manos de cada ordenando, primero al presbítero y después al diácono,
diciendo:

Obispo:
La paz contigo.
El ordenado responde:
Y con tu espíritu.
Mientras tanto, puede cantarse una canción de acuerdo al momento

+++

LITURGIA EUCARÍSTICA
El sacerdote se acerca al altar, toma la patena con el pan y, manteniéndola un poco elevada sobre el altar,
dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del
trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te
presentamos; él será para nosotros pan de vida.
El diácono, o el sacerdote, echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:
El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina de
quien ha querido compartir nuestra condición humana.
Después el sacerdote toma el cáliz y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice en secreto:

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del
trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te
presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.
A continuación, el sacerdote, inclinado, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste
sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro.
Y, si se juzga oportuno, inciensa las ofrendas y el altar. A continuación, el diácono o un ministro inciensa
al sacerdote y al pueblo. Y en seguida el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo
en secreto:
Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
Después, de pie en el centro del altar y de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice una de
las siguientes fórmulas:
Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro,
sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo responde:
El Señor reciba de tus manos este sacrificio,
para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien
y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Oh, Dios, tú has querido que tus sacerdotes sean ministros del santo
altar y del pueblo, concede en tu bondad, por la eficacia de este
sacrificio, que el ministerio de tus siervos te sea siempre grato y dé,
en tu Iglesia, frutos que siempre permanezcan. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Asamblea
Amén.

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

PREFACIO II DE LAS ORDENACIONES

CRISTO, ORIGEN DE TODO MINISTERIO ECLESIAL


V/. El Señor esté con ustedes.
R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Que constituiste a tu único Hijo,
pontífice de la alianza nueva y eterna
por la unción del Espíritu Santo,
y determinaste, en tu designio salvífico,
perpetuar en la Iglesia su único sacerdocio.
Él no solo confiere el honor del sacerdocio real
a todo su pueblo santo, sino también, con amor
de hermano, elige a hombres de este pueblo,
para que, por la imposición de las manos,
participar de su sagrada misión.
Ellos preceden a tu pueblo santo en el amor,
lo alimentan con tu palabra
y lo fortalecen con los sacramentos.
Ellos, al entregar su vida por ti
y por la salvación de los hermanos,
van configurándose a Cristo,
y han de darte así
testimonio constante de fidelidad y amor.
Por eso, Señor, nosotros, llenos de alegría,
Te aclamamos con los ángeles y con todos los santos, diciendo:
Santo, Santo, Santo…
El ministerio de música canta: Santo, Santo, Santo...

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

PLEGARIA EUCARÍSTICA III


Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
El obispo, con las manos extendidas, dice:

CP Santo eres en verdad, Padre,


y con razón te alaban todas tus criaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
das vida y santificas todo,
y congregas a tu pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha
desde donde sale el sol hasta el ocaso.
Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:

CC Por eso, Padre, te suplicamos


que santifiques por el mismo Espíritu
estos dones que hemos separado para ti,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y sobre el cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que se conviertan
en el Cuerpo y  la Sangre de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro,
Junta las manos.
que nos mandó celebrar estos misterios.
En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse claramente y con precisión, como
lo requiere la naturaleza de las mismas palabras.
Porque él mismo,
la noche en que iba a ser entregado,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan,
y dando gracias te bendijo,
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.

TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,


PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora, haciendo genuflexión.

Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

tomó el cáliz,
dando gracias te bendijo,
y lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.

TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,


PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS
Y POR TODOS LOS HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.

HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.


Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora, haciendo genuflexión.
Luego dice una de las siguientes fórmulas:

CP Éste es el Misterio de la fe.


O bien:
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!

O bien:
CP Éste es el Misterio de la fe, Cristo nos redimió.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz,
anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:

CC Así, Padre,
al celebrar ahora el memorial
de la pasión salvadora de tu Hijo,
de su admirable resurrección y ascensión al cielo,
mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia
y reconoce en ella a la Víctima
por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad,
para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo
y llenos de su Espíritu Santo,
formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
C1 Que él nos transforme en ofrenda permanente,

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos:


con María, la Virgen Madre de Dios, con San José su esposo,
los apóstoles y los mártires,
(san N.: santo del día o patrono)
y todos los santos,
por cuya intercesión
confiamos obtener siempre tu ayuda.
C2 Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación
traiga la paz y la salvación al mundo entero.
Confirma en la fe y en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en la tierra:
a tu servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N.,
Pueden hacerse también mención de los Obispos coadjutores o auxiliares y; en las concelebraciones, del
obispo que preside la celebración.
__________________________________________________________________
El obispo, cuando celebra en su diócesis, dice:
A mí, indigno siervo tuyo,
Cuando celebra un obispo que no es el Ordinario, dice:
A mi hermano N., Obispo de esta Iglesia de N.,
A mí, indigno siervo tuyo,
__________________________________________________________________
al Orden episcopal,
y a estos hijos tuyos que han sido ordenados hoy,
diácono y presbítero de la Iglesia
a los demás presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y suplicas de esta familia
que has congregado en tu presencia.
Reúne en torno a ti, Padre misericordioso,
a todos tus hijos dispersos por el mundo.
† A nuestros hermanos difuntos
y a cuantos murieron en tu amistad
recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos
de la plenitud eterna de tu gloria,
Junta las manos.
por Cristo, Señor nuestro,
por quien concedes al mundo todos los bienes. †
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, y elevándolos, dice:

CP Por Cristo, con él y en él,


o a ti, Dios Padre omnipotente,
CC en la unidad del Espíritu Santo,

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

todo honor y toda gloria


por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.

RITO DE LA COMUNION
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación del Salvador
y siguiendo su divina enseñanza,
nos atrevemos a decir:
O bien:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios,
digamos confiadamente la oración que Cristo nos enseñó:
O bien:
El amor de Dios ha sido derramado
en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha
dado; digamos con fe y esperanza:
O bien:
Antes de participar en el banquete de la Eucaristía,
signo de reconciliación y vinculo de unión fraterna,
oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padrenuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy
nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal.
El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue él solo:
Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libre de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
Junta las manos.
El pueblo concluye la oración, aclamando:
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por
siempre, Señor.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo,
que dijiste a tus apóstoles:

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

"La paz os dejo, mi paz os doy",


no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
El pueblo responde:
Amén.
El sacerdote, extendiendo y juntando las manos, añade:
La paz del Señor esté siempre con vosotros.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:
Daos fraternalmente la paz.

O bien:
Como hijos de Dios, intercambiad ahora
un signo de comunión fraterna.
O bien:
En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz,
daos la paz como signo de reconciliación.
O bien:
En el Espíritu de Cristo resucitado,
daos fraternalmente la paz.
Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una parte del mismo en el cáliz,
diciendo en secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo,
unidos en este cáliz, sean para nosotros
alimento de vida eterna.
Mientras tanto se canta o se dice:
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
Si la fracción del pan se prolonga, el canto precedente puede repetirse varias veces. La última vez se dice:
danos la paz.
A continuación, el obispo, con las manos juntas, dice en secreto:
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo,

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ORDENACIÓN PRESBITERAL

que por voluntad del Padre,


cooperando el Espíritu Santo,
diste con tu muerte la vida al mundo,
líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre,
de todas mis culpas y de todo mal.
Concédeme cumplir siempre tus mandamientos
y jamás permitas que me separe de ti.
O bien:
El obispo hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena,
lo muestra al pueblo, diciendo:
Éste es el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Y, juntamente con el pueblo, añade:
Señor, no soy digno
de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya
bastará para sanarme.
El sacerdote dice en secreto:
El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.
Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo.
Después toma el cáliz y dice en secreto:
La Sangre de Cristo me guarde para la vida eterna.
Y bebe reverentemente la Sangre de Cristo.
Después toma la patena o la píxide, se acerca a los que quieren comulgar:
El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde:
Amén.
Y comulga.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Te pedimos, Señor, que el sacrificio santo que te hemos ofrecido y
recibido en comunión llene de vida a tus sacerdotes y a todos tus siervos,
para que, unidos a ti por un amor constante, puedan servir dignamente
a tu majestad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Asamblea
Amén.

BENDICIÓN FINAL
El diácono hace la invitación:
Inclínense para recibir la bendición

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ORDENACIÓN PRESBITERAL
Enseguida, el obispo extiende las manos sobre los ordenados y da la bendición.

Obispo:
Dios, que dirige y gobierna la Iglesia,
te proteja siempre con su gracia
para que cumplan fielmente su ministerio presbiteral.
Asamblea.
Amén.
Obispo:
Que él te haga servidor y testigo en el mundo
de la verdad y del amor divino,
y ministro fiel de la reconciliación.
Asamblea:
Amén.
Obispo:
Y que te haga pastor verdadero
que distribuya a los fieles la palabra de la vida y el pan vivo,
para que crezcan en la unidad del cuerpo de Cristo.
Asamblea:
Amén.
Obispo:
Y a todos Ustedes, que están aquí presentes,
Los bendiga Dios todopoderoso,
Padre, X Hijo, X y Espíritu X Santo.
Asamblea:
Amén.
Diacono: La alegría del Señor sea nuestra fuerza. Pueden ir en paz.
Asamblea: Demos gracias a Dios.

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